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Nietzsche nos habla de los 3 estadios o fases por las que tiene que pasar todo individuo para

lograr
dejar atrás los valores impuestos y purificarse, logrando ir más allá de sí mismo y de lo que le
impone la propiedad sociedad, se trata de la transvaloración de todos los valores a la que según él
solo es capaz de llegar el superhombre. En esta alegoría hay 3 conceptos claves que son las 3
formas que adoptará el espíritu humano en su trabajo de desarrollo y emancipación serán el
camello el León y el niño.

Pero también hay que tener en cuenta que habrá un espacio de juego que será el desierto en el
que todo empieza y el desierto que hay que lograr abandonar para ser uno mismo comencemos
con la primera forma del espíritu.

CAMELLO

El camello es un animal de carga y de esta forma representa aquel individuo que es capaz de
cargar de forma sostenida con un mismo peso, que va formando su propio cuerpo para adaptarse
a él aceptando su carga el individuo representado por el camello renuncia a la posibilidad de un
andar libre, de un correr libre, de un bailar, de un danzar que sería propio de un ser de un ser que
no lleva nada que no le sea propio. El individuo representado por el camino yo llevo una carga de
la que se lamenta constantemente, pero que por otro lado busca porque considera que ese dolor
ese sufrimiento le dignifica y le hace mejor luego él mismo está causando su propia condena para
Nietzsche ese peso son los valores judeocristianos sobre todo la culpa la sumisión y la intención de
un más allá que acaba por deteriorar y rechazar un más acá, pero después de 140 años de la
publicación de esta obra podemos preguntarnos ¿cuáles son para nosotros esas cargas? ese peso
que hace que la figura del camello aún nos represente, ¿se trata de responsabilidades ajenas que
hacemos propias?, ¿se trata de eventos incontrolables que pretendemos controlar de alguna
forma?, ¿son ideas acerca de cómo deberíamos ser?, ¿lo que nos falta?, ¿lo que se supone que
deberíamos conseguir?, ¿es todo producto de nuestro pensamiento? la figura del camello nos
lanza la pregunta por todo aquello que haya en nuestra vida que nos impida un movimiento
descargado, fluido, libre, tanto el movimiento de nuestro pensamiento como cada uno de los
movimientos que hacemos en nuestra existencia. Nos dice Nietzsche semejante al camello que
corre al desierto con su carga así corre él, el hombre, el ser humano entenderíamos hoy a su
desierto, luego es el individuo el camello el que se aferra a sus cargas y de esta forma se encadena
en un desierto del que no se permite salir aquí surge la pregunta ¿cómo se libera el individuo de su
condición de camello? de ese ser animal de carga que se obliga a sí mismo a llevar su propia carga
muy sencillo transformándose en León

LEÓN

El León es el espíritu que se enfrenta a la moral tradicional que deja atrás su condición de camello
y se convierte en enemigo de esa moralidad que lo tenía oprimido. Nos dice Nietzsche que al
renunciar a esa carga el León tiene que luchar contra un dragón, el dragón del tú debes, ese
dragón representa todas las fuerzas de la moral social que se vuelca contra todo individuo que
pretende hacer las cosas de una forma diferente y salirse del camino establecido. Frente al tú
debes del dragón el León dice yo quiero frente a la tiranía de lo impuesto aparece la posibilidad de
una rebeldía la rebeldía del NO en la lucha del individuo que pretende afirmarse como tal e ir en
contra de todo aquello que le impida ser quien es, el León ruge tienen la fuerza que da la idea de
saber que 1 ha sido encadenado de forma ilegítima, es empoderamiento, euforia, es sentirse
dueño del propio destino sin embargo aunque el León es capaz de negar los antiguos valores los
rechaza, pero no es capaz de crear otros nuevos, porque la negación no es superación.

El León protagonizó un acto de libertad de liberación, pero no de creación porque no es capaz de


crear nada diferente más allá de eso que sabe que no es, el León no sabe quién es más allá de
aquello que rechaza, pretende ser señor de su desierto, pero no es capaz de cuestionarse por qué
debería de seguir en ese desierto. En ocasiones intentamos revelarlo intentamos dejar atrás
aquello que nos dañaba y justo lo que hacemos es irnos al otro lado, esta es la técnica del León,
pero el León si se descuida puede volver a convertirse en camello, ya que puede acabar
encadenado a aquello que rechaza.

Ahora os preguntaréis si con rechazar aquello que me oprimía no es suficiente para liberarme
¿qué puedo hacer? Nietzsche nos dirá que es en lo profundo de ese desierto donde aparecerá la
posibilidad de una nueva transformación que nos permita salir de este vaivén entre rechazo y
condena de ese rechazo, para Nietzsche la última transformación del espíritu es aquella que lo
convierte en niño.

NIÑO

Porque Nietzsche no nos está diciendo que tengamos que infantilizarnos o que él valore la falta de
conocimiento del niño, lo que él ve en el niño es su relación intuitiva con la vida su interacción
libre con lo que le rodea libre de normas, libre de impedimentos, que utiliza reglas que va creando
sobre la marcha según las necesita.

El niño juega con la vida juega con las reglas que necesitan sin imponerse a otras que les son
externas, el niño danza creando nuevas formas de movimiento, nuevas formas de expresarse de
correr, de andar, de bailar. De esta forma totalmente libre de prejuicios y de conceptos limitantes
el espíritu representado en el niño es capaz de crear nuevos valores, aquellos que necesita para la
vida para su crecimiento para eso lo encuentro con el otro para su propio desarrollo interno.

En el niño ya no hay rastro del camello ni del León, no hay carga ni a ningún tipo de necesidad de
descarga no hay rechazo, hay superación hay una relación íntima con la vida liberada el niño es el
espíritu del superhombre de Nietzsche el Santo decir sí a la vida al margen de sus circunstancias,
es superar nuestras limitaciones sin sentirnos apegados a ellas, sin definirnos a través de ellas al
convertirse en niño el espíritu abandona el desierto, un desierto al que ahora entiende que no
pertenece, pero que ha necesitado atravesar para comprender que esto era así que nunca tuvo
por qué estar allí vivir y pelear contra todos esos enemigos creados por su pensamiento.

Y esta es la alegoría con la que niche explica cómo el espíritu del ser humano se convierte en
camello por el mero hecho de nacer en esta sociedad en este desierto, se transforma en León si es
capaz de tomar conciencia de su atadura y pelear contra ella y si realmente logra trascender esa
lucha e ir más allá de ese combate podrá llegar a encarnar la libertad vital del niño.
CAMELLO

El camello es un animal de carga, representa al individuo que es capaz de cargar con un mismo
peso, el individuo representado por el camello renuncia a la posibilidad de un andar libre, lleva
una carga de la que se lamenta constantemente, pero que por otro lado busca, porque considera
que ese dolor le dignifica y le hace mejor. El individuo es el camello el que se aferra a sus cargas y
de esta forma se encadena en un desierto del que no se permite salir, el individuo se libera de su
condición de camello transformándose en León.

LEÓN

El León es el espíritu que se enfrenta a la moral tradicional que deja atrás su condición de camello
y se convierte en enemigo de esa moral que lo tenía oprimido. Al renunciar a esa carga el León
tiene que luchar contra todo individuo que pretende hacer las cosas de una forma diferente y
salirse del camino establecido. Aparece la posibilidad de una rebeldía, la del NO. Aunque el León
es capaz de negar los antiguos valores los rechaza, pero no es capaz de crear otros nuevos, porque
la negación no es superación. El León si se descuida puede volver a convertirse en camello, ya que
puede acabar encadenado a aquello que rechaza.

NIÑO

En el niño tiene una relación intuitiva con la vida, su interacción libre con lo que le rodea, libre de
normas y de impedimentos. El niño juega con la vida y con las reglas que necesitan sin imponerse
a otras que les son externas, el niño es libre. De esta forma totalmente libre de prejuicios y de
conceptos limitantes el espíritu es capaz de crear nuevos valores, aquellos que necesita para la
vida para su crecimiento y su desarrollo interno. En el niño ya no hay rastro del camello ni del
León, no hay carga ni a ningún tipo de necesidad de descarga no hay rechazo, hay superación. Es
superar nuestras limitaciones sin sentirnos apegados a ellas.

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