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Daniel Ruiz Miralles

Derecho Administrativo – Gr. PA

Comentario Decreto – Ley

Tras la lectura de la sentencia del 26 de octubre de 2021 del Tribunal Constitucional


donde declara la inconstitucionalidad y nulidad de varios artículos de la Ley de Haciendas
Locales referidos al sistema de determinación de la base del Impuesto sobre el Incremento
de Valor de los Terrenos de Naturaleza Humana y la lectura del nuevo Real Decreto-ley
aprobado por el Gobierno en Consejo de Ministros con el que se adapta el impuesto
anteriormente nombrado, he estado buscando sentencias del Tribunal Constitucional de
hace varios años relativa a esta cuestión concreta con el fin de comparar situaciones.

Las sentencias que he encontrado son las sentencias 182/1997, de 18 de octubre de 1997,
donde se presenta un recurso de inconstitucionalidad contra los artículos 2 y 6.1 del Real
Decreto-Ley 5/1992, de 21 de julio, de Medidas Presupuestarias que modificaron las
escalas del IRPF para 1992 y la prestación por incapacidad laboral transitoria y la
sentencia 6/1983, de 4 de febrero de 1983, donde finalmente se desestima la cuestión
inconstitucionalidad planteada por la Audiencia Territorial de Albacete. Además, las
sentencias 137/2003 y 111/1983 también me han sido muy relevantes.

Ahora, pasaré a explicar lo ocurrido con la sentencia del 26 de octubre de 2021 del
Tribunal Constitucional. En esta sentencia se declara la inconstitucionalidad y nulidad de
los arts. 107.1, segundo párrafo, 107.2.a) y. 107.4 del texto refundido de la Ley reguladora
de las haciendas locales, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo,
por posible vulneración del art. 31.1 CE. Aunque, esto no comenzó aquí.

Ya en 2017, el TC declaró nulos varios arts de la Ley reguladora de las haciendas locales,
determinando que si la transmisión del bien no había ocasionada ganancias para el
contribuyente, este impuesto (IIVTNU) no debía cobrarse. Más tarde, en el 2019, se
declaro inconstitucional el impuesto cuando este impuesto fuese superior a la ganancia
obtenida por el contribuyente, ya que como dice el art. 31. 1 CE : “ Todos contribuirán al
sostenimiento de los gatos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un
sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad, que, en
ningún momento, tendrá alcance confiscatorio”.

El 26 de octubre del 2021, hace menos de un mes, el TC ha declarado nula la fórmula


con la que se calculaba la plusvalía y ha eliminado la posibilidad por parte de los
ayuntamientos de que puedan seguir cobrando este impuesto después de que se planteara
esta cuestión de inconstitucionalidad. Sin embargo, esta declaración no tendrá efectos
retroactivos, por lo que impide a las personas que sí pagaron por este impuesto por una
transmisión, no tengan opción a reclamar este dinero, aunque se haya declarado nula la
fórmula de este impuesto. Algo que me parece lamentable.

Bien, pues el 9 de noviembre, se publicó en el BOE el Real Decreto-ley 26/2021, a través


del cual se regula una nuevo fórmula para calcular este impuesto, aunque muy similar al
anterior. Pero, según he estado informándome, lo más probable es que esta nueva
normativa sea expulsada del ordenamiento jurídico por vulnerar el principio de capacidad
económica o tener alcance confiscatorio. Y ahora vamos con la pregunta que se me
plantea: ¿es constitucional o inconstitucional utilizar un Decreto-ley para regular
cuestiones relaciones con el deber de los ciudadanos de contribuir a los gastos públicos?

En primer lugar, como dice el articulo 133.1 CE: “La potestad originaria para establecer
tributos corresponde exclusivamente al Estado, mediante ley”. Es decir, que solo se
puede establecer tributos mediante ley, y no mediante un Decreto-ley.

En segundo lugar, el artículo 86 CE nos dice lo siguiente: “En caso de extraordinaria y


urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que
tomarán la forma de Decretos-leyes”. Como he dicho anteriormente, el TC lleva
advirtiendo sobre varias irregularidades en este impuesto desde 2017 y 2019, por lo que
dudo bastante que sea un caso ‘extraordinario y de urgente necesidad’, aunque como bien
sabemos, el Gobierno no puede permitirse un agujero en la financiación municipal que
generaba la plusvalía, por lo que el Gobierno alega en el BOE 9/11: “por razones difíciles
de prever requiere una acción normativa inmediata en un plazo más breve que el
requerido por la vía normal”.

En tercer lugar, podemos leer en la web del Congreso lo siguiente: “La STC 182/1993 y
la STC 182/1997, incluye entre los deberes cuya afectación está vedada al decreto.¡-ley
el de contribuir al sostenimiento de las cargas públicas enunciado por el artículo 31.1
CE, pero con una interpretación “equilibrada”, según la cual el decreto-ley no puede
establecer, crear o implantar un nuevo tributo ni determinar los elementos esenciales el
mismo, no identificándose la “afectación” con el régimen general del deber de
contribuir. No obstante, no coincide el ámbito de la “afectación” del deber de contribuir
con el de la reserva de la ley fijada por los artículos 31.3 y 133.1 y 3 CE. Vulneraría el
artículo 86 CE cualquier intervención o innovación normativa que, por su entidad
cualitativa o cuantitativa altere sensiblemente la posición del obligado a contribuir según
su capacidad económica en el conjunto del sistema tributario. Para examinar si existido
afectación por el decreto-ley de un derecho, deber o libertad regulado en el título I CE
no debe atenderse al modo como se manifiesta el principio de reserva de ley en una
determinada materia, sino a la configuración constitucional del derecho o deber afectado
en cada caso y a la naturaleza y alcance de la concreta regulación de que se trate. (SSTC
182/1997, 137/2003).
La sentencia 111/1983, de 2 de diciembre, Que desestimó el recurso de
inconstitucionalidad contra la expropiación por decreto-ley del grupo Rumasa,
contempla la afectación del derecho de propiedad, aunque concluyendo que, en tal caso,
el decreto-ley había sido sustituido por la Ley 7/1983, la cual, no impugnada,
proporcionaba cobertura inatacable a la expropiación”

Por último, como hemos visto, la posición del TC no es absoluta. Este establece que lo
que no puede alterar el Decreto-ley es el régimen general ni los elementos esenciales de
los tributos que afectan a la carga tributaria, ya que esto afectaría al deber general de los
ciudadanos de contribuir al sostenimiento de los gatos públicos, o sea, que lo que no puede
alterar un Decreto-ley es un impuesto relevante que pueda alterar el deber general de
contribuir o a un elemento esencial del tributo. Por lo que queda en manos del TC, decidir
si el tributo a cuestionar, se trata de un impuesto relevante o si la base imponible de la
plusvalía municipal es un elemento esencial del impuesto.
En conclusión, pienso que finalmente se declarará inconstitucional, ya que, regular los
tributos mediante Decreto-ley tiene más contras que pros. También, pienso que el
Gobierno abusa de la utilización de los Decreto-ley porque esta opción es la opción más
rápida que pueden contemplar contemplar para así no dejar un vació en la financiación
municipal u de otro tipo, y como todos sabemos, hasta que estos Decretos-ley se declaren
inconstitucional pasaran varios años, por lo que hasta el momento el problema ha sido
‘resuelto’, aunque no como se debería.

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