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Bases científicas y filosóficas de la homeopatía i

LECCIÓN I
EL ENFERMO

Para la practica homeopática la palabra enfermedad y el nombre con el que la terapéutica alopática lo
presenta son totalmente obsoletos para la curación de un enfermo, en esta se establecen como
principalidades no las tan nombradas “enfermedades” si no partes esenciales de un individuo en su
totalidad personal.
Esto se refiere a que una persona no puede ser catalogada simplemente por la suma de sus partes
organicas, de sus tejidos o sus órganos y aparatos, puesto que ellos son solo estructuras que funcionan
para el hombre y sin embargo parte y solo parte de el, y en cambio realmente el hombre siente, ve,
gusta, oye, piensa y vive, y esas son las manifestaciones de el mismo, lo que sería su voluntad y
entendimiento, esto constituye lo que para un cuerpo es mutable (ya sea para bien o para mal) puesto
que estas son en realidad las causas de acción y reacción del cuerpo.
“la alta y única misión del médico es la de restablecer la salud al enfermo, que es lo mismo que se
llama curar”.
El único deber del médico es curar al enfermo, su deber no es sino curar los resultados de la
enfermedad, sino la propia enfermedad y cuando el hombre haya sido devuelto a la salud, la armonía
se habrá restablecido en los tejidos y en sus funciones, el único deber del médico es poner en orden el
interior de su economía Voluntad y Entendimiento. Hahnemann dijo “NO HAY
ENFERMEDADES SINO ENFERMOS”
Para lograr este fin es necesario tomar conciencia de los hechos primarios en una persona no los
efectos de tales hechos; por ejemplo de un jovencito nervioso, con pesadillas espantosas, espasmos,
agitación, manifestaciones histéricas; y sin embargo revisando sus órganos todos se encontraran en
perfecta salud, si esta primicia se mantuviera por algún tiempo determinado todos sus órganos estarían
lesionados, dañados.
Enfermo en la homeopatía es aquel hombre al que hay que restituirle la salud, se percibe la
enfermedad como algo que antecede a ese resultado, tenemos un desequilibrio en la energía vital,
debemos considerar en primer lugar sus causas.
Voluntad y Entendimiento son dos principios o facultades que constituyen al hombre y hacen o
producen vida y acción, poner en orden estas facultades es la misión del médico, si las dos grandes
partes del hombre voluntad y entendimiento se encuentran desunidas esto significa desalineación,
desorden, muerte.
El deber del médico será el de recoger los síntomas de las enfermedades, hasta que por ellos encuentre
el remedio que cubra el desorden, el remedio que habrá producido los síntomas similares en el
hombre sano, es el remedio adecuado y estará por encima de la enfermedad, hará entrar en orden la
voluntad y el entendimiento del hombre hasta llegar a la curación del paciente.
Todo medicamento obra primero sobre la voluntad o el entendimiento o a veces en las dos, afectando
al hombre en su facultad de querer de pensar y al último en sus tejidos, funciones y sensaciones.
La idea de enfermedad en el hombre debe formarse de la idea que nos dé de enfermedad las
patogenesias de la materia médica, y asi como percibimos y nos damos cuenta de la naturaleza de una
enfermedad en una imagen medicamentosa, hemos también de percibir la naturaleza de la enfermedad
del ser humano que estamos llamados a curar.

LECCIÓN II
EL MÁS ALTO IDEAL DE UNA CURACIÓN
“El más alto ideal de una curación es el restablecimiento pronto, suave, y permanente de la salud, es la
eliminación y aniquilación de la enfermedad en toda su extensión, por el camino más corto, más
seguro y el menos dañino posible, apoyándose sobre principios claros y fácilmente comprensibles”.

RESTABLEER LA SALUD NO ELIMINAR LOS SÍNTOMAS:


Restablecer la salud tiene como punto de vista poner en orden al ser humano, quitar los síntomas no
significa consideración alguna para el ser humano, solo si presentara mejoría interna en la curación de
cada síntoma externo y no como las supresiones violentas que aumentan el sufrimiento interior del
enfermo.

CURACIÓN PRONTA, SUAVE Y PERMANENTE:


La perfección de la curación consiste en el restablecimiento de la salud, debe realizarse prontamente,
tranquilamente y permanentemente, debe operarse sin violencia alguna, solo puede ser suave la
manera de curar que siga la corriente natural restableciendo el orden y eliminando asi la enfermedad,
el medicamento no actúa violentamente sobre la economía humana.

LOS PRINCIPIOS HAN DE SER CLAROS Y FÁCILMENTE COMPRENSIBLES:


Esto significa Ley, significa principios fijos, nada de conjeturas, nuestros principio no han cambiado
jamás cuando se han aprendido estos principios y somos persistentes en la práctica de los mismos se
hacen más claros y seguros a medida que se les conoce más.
El empleo adecuado de estos principios lleva la desaparición de la enfermedad, el restablecimiento de
la salud de un modo suave, pronto y permanente.

LA CURACIÓN DEBE PROCEDER DEL CENTRO HACIA LA PERIFERIA, ARRIBA


HACIA ABAJO, DE ADENTRO HACIA AFUERA, DE ÓRGANOS MÁS IMPORTANTES A
LOS MENOS IMPORTANTES, DE LA CABEZA HACIA LAS MANOS O A LOS PIES.

Tal es el deber del médico, que es el primer en darse cuenta ante todo del desorden del hombre para
restablecerlo a la salud, y para restablecer esta salud logrando una perfecta curación, debe cumplir
empleando medios que sean suaves, que sean ordenados, que fluyan notablemente de la propia fuerza
vital, que devuelvan el orden al hombre y que vayan guiados siempre por principios fijos y por la
administración del remedio homeopático.

LECCIÓN III
Percepción de lo que hay que curar en las enfermedades, de lo que hay de curativo en las
medicinas y la aplicación de éstas a aquellas

Si el médico percibe claramente lo que hay que curar en las enfermedades, es decir en cada caso
individual de enfermedad, si percibe (hacia dentro) claramente lo que hay de curativo en las
medicinas y si sabe adaptar de acuerdo a los principios lo que es curativo en las medicinas, y sabe
adaptarlo según su modo de actuar para el caso que tiene ante sí, así como el modo exacto de
preparación, cantidad requerida y el tiempo para repetir la dosis, y conoce los obstáculos que se
presentan en cada caso para la curación y sabe cómo evitarlos permanentemente, entonces el
comprenderá como tratar cada caso juiciosamente y racionalmente y es un verdadero práctico en el
arte de curar.

INDICACIÓN CURATIVA:
El médico debería tener una idea bien fundada de gobierno y ley en las cuales no hay excepciones,
debiera ver la causa de la acción de enfermar, viene desde el centro a la periferia, desde los más
interior del hombre a lo más externo, en el hombre el centro del gobierno está el cerebro y desde allí
gobierna a cada nervio y a cada célula, desde ahí comienza el proceso de curación, el hombre se pone
enfermo no por cosas externas, sino por causas que existen dentro de sí mismo, si no vemos esto, no
podremos tener una percepción verdadera de la enfermedad, el desorden de la energía vital es el estado
primario de la enfermedad y este desorden se manifiesta por signos y síntomas.

Los síntomas que atacan a todos, son síntomas patognomónicos, aquellos que son raros son las
peculiaridades de las diferentes personas. Esta totalidad representa para la mente humana, la
naturaleza de la enfermedad que es la que debe tener en su mente el terapeuta.

Cuando el médico haya estudiado los remedios, puede repasar la materia medica y fijar en su memoria
casos individuales de modo que los pueda emplear con éxito, de este modo procede de lo general a lo
particular y no hay otra manera de proceder en homeopatía.

El homeópata debe acostumbrarse a estudiar los matices más ligeros que diferencian a los pacientes,
las pequeñeces que indican un remedio, cada remedio individual debe estudiarse, en cuanto a los
cambios que efectúa en la raza humana.

Cuando el médico ve la naturaleza de la enfermedad, a la que estamos expuestos y cuando ve la


naturaleza de los remedios de uso corriente, tan claramente cómo percibe la enfermedad, al escuchar
los síntomas del enfermo sabe inmediatamente los remedios que han producido en el hombre sano
síntomas semejantes.

CUANDO EL MÉDICO COMPRENDA LA NATURALEZA DE LA ENFERMEDAD Y DE


LOS REMEDIOS, ENTONCES SERÁ VERDADERAMENTE UN MÉDICO HÁBIL.

LECCIÓN Iv
“PRINCIPIOS FIJOS”
LEY Y GOBIERNO DESDE EL CENTRO

Si prevaleciera en el entendimiento humano una verdadera concepción de lay y doctrina, orden y


gobierno, no se estarían buscando eternamente teorías, pues no serían necesarias, además el hombre
sabría lo bastante para reconocer lo que es verdad y locura.

El hombre posee como un don divino, un centro de gobierno que está en la sustancia gris del cerebro,
todo lo que en el hombre existe, así como todo lo que tiene lugar en él, está presidido por este centro, y
desde allí hasta la periferia, si el hombre está lesionado desde el exterior, pronto se arreglará pues el
orden que existe en la economía hasta la periferia, reparará todo mal que se haya infringido en la
superficie, la orden de reparar es la misma si la violencia procede desde el interior como desde el
exterior, la lesión será externa, pero las enfermedades son desordenes internos que causan violencias,
todas las enfermedades verdaderas de la economía preceden del centro de la periferia. Todos los
miasmas son enfermedades verdaderas.

En el gobierno del hombre considerándolo desde un punto de vista interno, tenemos la voluntad y el
entendimiento, que forman una unidad en el interior del hombre, asi como todo lo que tiene lugar en
él, la fuerza vital vice-regente del alma que es inmaterial y luego el cuerpo que es material. De esta
manera tenemos que la voluntad es la que dirige desde lo más intimo a lo mas exterior. Cada célula en
el hombre tiene su representación en el centro, en el medio y en lo más exterior, no hay célula en el
hombre que tenga su propia voluntad y su entendimiento, su sustancia del alma y su sustancia
material.

La enfermedad debe dirigirse de acuerdo con este orden, para que no corra hacia dentro, toda
enfermedad sales desde lo más interior hacia lo más externo, hay miasmas agudos y crónicos. Los
crónicos son los que no tienen tendencia a curarse son tres: LA PSORA, LA SÍFILIS Y LA SICOSIS.
Los miasmas son contagiosos, salen desde el interior al exterior, existen en los órganos, son
imperceptibles, pues no pueden existir en el hombre a menos que sea en una forma bastante sutil para
que puedan obrar sobre el interior de la naturaleza física del ahombre.
La enfermedad solo puede percibirse por sus resultados, y sale desde el interior, desde el centro a la
periferia, desde el sitio del gobierno hasta lo más exterior, por esto la curación debe proceder hacia
fuera.

Lo que debe entenderse por orden y dirección es que hay direcciones, nada hay que pueda influir
desde el exterior y afectar el interior, si se quemara un dedo no pertubarará mucho al gobierno central
del hombre, pero el gobierno lo reparará, esto no constituye una enfermedad, solo afecta la economía y
solo perturbará al gobierno aquello que es enfermedad.

Todas las causas son de carácter sutil en su naturaleza, lo mas grosero no puede penetrar en el piel,
pero contra las sustancias inmateriales solo está protegido cuando está en buen estado de salud, en un
momento de descuido sufre y está en la naturaleza la cualidad de la causa de su enfermedad, los
cambios son el resultado del desorden y acaban en la pérdida de salud.
LECCIÓN v
Criterios a sostener en las causas externas y en los casos quirúrgicos

El médico homeópata falla si no sabe discernir. Quien esté enfermo en su fuerza vital, necesita un
médico; el que tiene una herida lacerada o algún hueso roto o una deformidad cualquiera, necesita un
cirujano. El médico debe discernir entre el hombre y su causa.

El médico debe conocer las causas que alteran la salud y evitarlas. Costumbres viciosas, mala vida,
vivir en casas húmedas con causas externas que deben evitarse. Debe decidirse en el diagnóstico entre
las causas externa y las causas internas.

La afecciones agudas se dividen en dos partes:

MIASMATICAS: Que son verdaderas enfermedades


MÍMICAS: que no tienen causa definida y que son producidas por causas externas y que en cuanto se
eliminan estas causas, el paciente recobra la salud.

En las primeras debidas a un miasma agudo, recorren un curso diferente:


Tienen un periodo prodrómico, un periodo de ascenso y un periodo de declinación, si por su gravedad
no llegan a causar la muerte. (El sarampión, la viruela, la escarlatina, la tosferina, etc.) son ejemplos
de miasmas agudos.

El médico debe conocer también los miasmas crónicos: La psora, la sífilis y la sicosis. Estos tienen
igual que los agudos, un periodo prodrómico, un periodo de ascenso, pero no tienen como los agudos
un periodo de declinación.

Si el tiempo y las circunstancias son favorables, el miasma crónico está quieto; pero los tiempos
adversos lo excitan en su actividad y cada vez que se excita, su condición es peor que en la última
exacerbación.
En la propia naturaleza de los miasmas crónicos está la predisposición del hombre para las
enfermedades agudas. No conocemos el sarampión ni la escarlatina a no ser en los enfermos. Su
influencia podría existir en la atmósfera, pero no la podemos ver.
La psora es el más antiguo de los miasmas crónicos; si el hombre no hubiera tenido psora, no habría
tenidos los otros dos. La psora corresponde a aquel estado en que el hombre ha desordenado toda su
economía a tal grado, que ha llegado a ser susceptible a toda influencia nociva que lo rodee.

Las causas de una enfermedad existen en una forma tan sutil que no pueden verse con los ojos. Son tan
inmateriales que corresponden y obran sobre la naturaleza íntima del hombre y se resuelven en el
cuerpo en forma de cambios en los tejidos. Estos cambios deben interpretarse únicamente como los
resultados de la enfermedad, pues el médico nunca podrá percibir lo que es la causa de la enfermedad
o cuál es la enfermedad.

LECCIÓN vI
El observador imparcial solo anota el cambio según viene demostrado por los síntomas

Los síntomas representan para el médico inteligente todo lo que es conocido de la naturaleza de una
enfermedad; que estos síntomas representan el estado de desorden; que la enfermedad es solo un
cambio de estado y que todo lo que tiene el médico que hacer es corregir el estado de desorden.

El hombre no puede deshacerse de sus prejuicios hasta que establezca una autoridad y la reconozca.
En homeopatía, la ley y sus principios deben ser aceptados como autoridad.
Ningún órgano puede hacer enfermar al hombre, pues es anterior a sus órganos.
El observador imparcial libre de prejuicios, puede ver que la patología no representa la naturaleza de
la enfermedad, porque numerosas enfermedades pueden presentar la misma patología y los mismos
fenómenos. El observador imparcial es el verdadero hombre de ciencia, pues él percibe en cada
afección individual nada más que un cambio de estado.

Los pacientes observan sus cambios de estado y así los expresan al médico. Después de que los haya
expresado, puede el médico obtener información de las personas que rodean al paciente. También nota
lo que ve, percibe olores, ruidos en el pecho, la intensidad de la fiebre con la mano o con el
termómetro y cuando haya pasado por todo este cuadro, incluso todo lo que puede representar la
enfermedad, entonces habrá logrado tener todo lo que pueda ser de verdadera utilidad para él.

Por medio del diagnóstico físico puede el médico averiguar los cambios en los órganos, lo que ha
progresado la enfermedad y determinar si en paciente es curable.

Ahora estamos preparados para ver si un paciente es curado yendo de la causa hasta el efecto; si el
verdadero orden interior y causa final de las funciones del cuerpo ha vuelto a ser ordenado.

Si la enfermedad se localiza en las extremidades, curad primero al paciente, pero no digáis que el
paciente está enfermo porque tiene un tumor, sino que tiene precisamente ese tumor porque el paciente
está enfermo.

El conjunto de signos y síntomas representan para el médico inteligente la naturaleza del estado
morboso y es tan claro como el remedio a emplear. Los cambios en los tejidos no indican el remedio y
por esto como médicos debemos aprender a exam inar los síntomas anteriores a la naturaleza morbosa,
debemos remontarnos hasta el comienzo de la enfermedad. Si no sabemos lo que es el principio de la
enfermedad, no podemos tratar inteligentemente los resultados de la misma.

El médico debe aprender a distinguir entre los indicadores de cambio de estado y los síntomas que
retratan el estado del paciente.

LECCIÓN vII
Las indisposiciones y la eliminación de su causa.
No es necesario decir que todo médico inteligente tratará de eliminar primeramente la causa que excita
o sostiene la enfermedad cuando ella exista, la indisposición, generalmente, cesa con esto
espontáneamente.
Según me parece, ustedes han sido inducidos a creer que hay enfermedades aparentes que no son
enfermedades sino estados perturbados, que podrían llamarse indisposiciones.
Un individuo psórico tiene sus periodos de indisposición por causas externas, podría desarreglar su
estómago por abusar de él. Las indisposiciones por causas externas imitan a los miasmas, pero la
eliminación de las causas externas, muy probablemente restablezca la salud del paciente. Fracasos en
negocios, penas desalentadoras, etc. son causas aparentes de enfermedades, pero en realidad no son
causas excitantes de indisponsiciones. La causa activa es interna, las causas aparentes de la
enfermedad son exteriores, si el hombre no tuviera psora no profundizaría la influencia miasmática en
su economía. Es preciso que el médico discierna entre las causas verdaderas que van desde el centro a
la periferia.

Hay que quitar la causa ocasional, la causa aparente que agrava el sufrimiento. El Organón condena el
principio de quitar las manifestaciones externas de una enfermedad por medios externos de cualquier
clase que sean.

En una enfermedad en la cual no ha de eliminar ninguna causa excitante, no se pueden percibir nada
más que síntomas morbosos, deben ser los síntomas solos por los cuales la enfermedad demanda e
indica el remedio adecuado para aliviarla.

La homeopatía se divide en dos partes: La Ciencia de la homeopatía y el Arte de la homeopatía. La


Ciencia trata de los conocimientos referentes a las doctrinas de la curación, el conocimiento de
principio y orden que se podría decir que es la fisiología; el conocimiento del desorden en la economía
humana que es la patología (la ciencia de la enfermedad) y el conocimiento de la curación.

El verdadero conocimiento consiste en llegar a conocer y comprender la naturaleza y cualidad de un


remedio, su apariencia, su imagen y su relación al hombre en su enfermedad; entonces estudiando la
naturaleza de la enfermedad en la familia humana, comparar aquella enfermedad con los síntomas en
la Materia Médica. Por estos medios llegaremos a conocer la ley de la curación y todo lo que a ella
conduce y formular doctrinas en las cuales la ley puede aplicarse y hacerla útil, arreglando la verdad
de una forma tal que pueda ser percibida por la mente humana.

El Arte de curar es aplicar todos los conocimientos a la normalización de los desarreglos de la energía
vital, haciéndolo en toda su extensión y hermosura. A medida que aprendamos a amarlo y nos
compenetremos con él, comprenderemos que es un Arte y podremos aplicarlo en el más alto grado de
perfección.
LECCIÓN vIII
SUSTANCIAS SIMPLES

En el estado de salud del hombre la Fuerza Vital que anima dinámicamente la parte material
del cuerpo, ejerce un poder ilimitado y mantiene todas las partes del organismo en una
admirable energía vital al mismo tiempo, da a entender que la armonía puede ser una fuerza
también. No podemos considerar a la fuerza vital como armonía, ni a la armonía como
principio; el principio es algo que es anterior a la armonía. La armonía es el resultado del
principio o ley.

El cuarto estado de la materia es sustancia inmaterial o energía radiante. Cuando se piensa


que algo tiene esencia, tiene algo anterior a ella que es su causa y tendrá como finalidad un
efecto o una serie de efectos. Si no fuese así, no se aceptaría la idea de influjo y
continuación, de que hay principio, intermedio y terminación; de no ser así, no existiría nada.

Influjo es la continuidad de un hecho o acción, pasando como en una cadena, de eslabón en


eslabón, del principio al fin. Por un examen de la cuestión de materia simple, por lo tanto la
materia no existe por si misma, sino que es una sustancia dotada de una inteligencia.

Podremos decir así que la sustancia simple está dotada de inteligencia formativa y que
forma la economía de todos los reinos: Animal, vegetal y mineral.

Esta sustancia está sujeta a cambios: Puede actuar en orden o en desorden. Cualquier
sustancia simple puede penetrar la sustancia material entera sin estorbar ni remplazarla.
Cuando la sustancia simple es activa, domina y controla el cuerpo que ocupa. La energía
derivada de ella mantiene todas las cosas en orden.

Toda materia está sujeta a reducción y puede serlo hasta llegar a la forma de la materia
simple, pero no está sujeta a restitución. Lo que no va desde su principio con una finalidad,
no es nada. Cuando se establece el primer eslabón de la cadena, se tiene en mira el fin del
próximo eslabón.

Las sustancias simples pueden existir como simples, compuestas o complejas. Todas estas
entran en el cuerpo humano y cada elemento conserva siempre su identidad. Esto
representa un estado compuesto, pero cuando estas sustancias simples y compuestas
están dominadas por algo, puede decirse que entran en una verdadera forma compleja.
Sustancias simples dinámicas a menudo dominan una a la otra en proporción a su
propósito, cuando una tiene una función más elevada que la otra.

No se puede atribuir cantidad a la sustancia simple, sino solamente cualidad en grados de


finura o de sutilidad. También tiene adaptación, pues se adapta al lugar que ocupa, de
dentro a fuera. El cuerpo humano tiene grados de sustancia vital. Los grados más interiores
son adecuados para la voluntad y el entendimiento. Los grados más exteriores lo son para
los tejidos más ordinarios.

El mundo en general se clasifica en positivo y negativo. Esto tiene una causa fundamental,
las sustancias son excesivamente poderosas cuando se encuentran con otra que sea en
cierto modo antagónica. Se clasifica también en mundo de la causa y mundo de los fines. Lo
que vemos alrededor es el de los fines, el de la causa es invisible.
Es importante que veamos las cosas desde el interior para poder explicarnos el motivo de la
ley y penetrar en la razón de la ley.

La homeopatía existe como ley; sus causas están en el mundo de las causas. Si no existiera
en el mundo de las causas, no podría existir en el mundo de los fines. Es en el mundo de las
causas donde debemos buscar lo primario en su estudio.

Esto establece un nuevo sistema de patología: Todas las causas de la enfermedad están en
las sustancias simples. Estudiaremos estas para poder llegar a la naturaleza de las
sustancias simples que hacen las enfermedades y potencializaremos nuestros
medicamentos para llegar a su sustancia simple. Para ser remedio homeopático debe ser
similar en cualidad y en acción a la causa de la enfermedad.

Bases científicas y filosóficas de la homeopatía i


LECCIÓN IX
El desorden está primero en la fuerza vital

El desarreglo del principio vital inmaterial es el principio del desorden que produce cambios
de sensaciones por los cuales el hombre conoce este principio, que ocurre mucho antes de
que haya cambios visibles en la sustancia material del cuerpo. La vida en su principio más
amplio, es la libertad. Tan pronto como la economía interior del cuerpo la pierde, sobreviene
la muerte.

Esto sucede cuando hay la influencia de una sustancia simple que tiene la forma o la
esencia de una enfermedad. Los cambios y actividades que produce son los resultados de
la enfermedad; el principio que los produce no puede ser visible de ninguna manera. Así, los
virus son extremadamente pequeños, pero pueden ser visibles, sin embargo, la sustancia
simple que es la que le da la forma a los virus y que es el principio de la enfermedad, no se
puede ver, solo se detecta por los síntomas que produce.

Cuando un individuo dice “yo siento”, es que no está en libertad, pues las acciones o
funciones del cuerpo pasan inadvertidas cuando actúan en libertad. La aspiración del
médico deber ser la de establecer la libertad. Con alejar los síntomas de una manera
ordenada, con convertir el desorden en orden, para que los síntomas ya no tengan causa
(pues ya hemos visto que cuando la economía se pone en orden, deja de manifestar
síntomas), ponemos a los pacientes en libertad, tanto física como mentalmente.

Las perturbaciones morbosas pueden percibirse solamente por medio de la expresión de la


enfermedad en las sensaciones y acciones. Con ellas podremos conocer el problema y
resolverlo para poner al paciente en libertad. Hay que conocer los síntomas que existieron y
que han desaparecido y los síntomas que existen en este momento, para poder conocer las
causas del desorden en la fuerza vital.

El médico debe confiar en un estudio cuidadoso de los síntomas y no en un diagnóstico de


enfermedad. Al estar familiarizado con ellos, notará los cambios en el progreso de una
enfermedad. El verdadero estudio del hombre enfermo es la meditación sobre sus síntomas,
pues así llegará a ser un hábil prescriptor.

Se puede estudiar el diagnóstico tanto como se quiera, pero hay que pensar
cuidadosamente en lo que se descubre y compararlo con los síntomas, a fin de averiguar lo
que significan los diferentes síntomas. No se pueden estudiar los síntomas del hombre sin
llegar a conocer extremadamente bien el sistema nervioso. La anatomía del cerebro y de los
nervios debería conocerse completamente, no solo para poder nombrar el nervio siempre;
sino para saber en dónde está y cuáles son sus funciones.

Estudiando los síntomas en el archivo de patogenesias, puede aprender mucho de la


verdadera patología. Esto es de gran utilidad para ayudar a que se forme en la mente la
imagen de la enfermedad.

El médico experto puede entender a los signos y síntomas antes que haya tenido lugar los
cambios morbosos, si la imagen que se presenta clara ha sido perturbada con drogas,
violencia, vicios, el paciente hablará con claridad y el médico inteligente puede aprender a
interpretarlo.

Bases científicas y filosóficas de la homeopatía i


LECCIÓN X
Materialismo en medicina

La noción del materialista a que se refiere era aquella en que existía en tiempo de
Hahnemann, el materialismo todavía aumenta, para el materialismo solo tiene validez
científica aquello que concuerde con las leyes de espacio y tiempo. Debe poder medirlo,
pesarlo, sino no existe. Todo lo que va más allá es para él poesía, ensueño, misterio. Así,
pues, busca en vano la causa en el mundo material.

Las causas, o sean, las sustancias simples en su estado natural, están en movimiento y
confieren el mismo a los cuerpos que ocupan; el estado natural de la sustancia simple es el
de fuerza, de movilidad, de actividad. El estado natural de la materia es de inmovilidad,
quietud, silencio; no tiene fuerza para moverse a menos que este influido. La sustancia
simple domina la materia y la anima (le confiere alma).

El reino del pensamiento y el reino de la materia son el reino de la causa y el reino del
efecto. Las causas son invisibles, los resultados son visibles. Tenemos la más grande
confirmación de esto en la acción maravillosa de nuestras potencias en los diversos grados
en que operan en el hombre, desde lo más bajo hasta lo más alto.

Toda enfermedad curable se manifiesta por signos y síntomas y por su ausencia se conoce
a menudo que es una enfermedad incurable. La utilidad de estos, para el médico experto, es
la de conocer la condición desordenada de la fuerza vital en el interior del hombre.

Hahnemann no fue, en estricto sentido de la palabra, descubridor de la ley, pues Hipócrates


dijo que se podía curar la enfermedad por lo opuesto o por lo similar; pero Hahnemann
descubrió esto por la experimentación pura y siguiendo un orden estricto.

Encontró en la experimentación la corroboración de los principios que el descubrió,


haciéndose más sabio y más fuerte hasta que formuló un código tan sencillo y sin embargo,
tan completo: El Organón. Su estudio continuo lleva a una comprensión más profunda de lo
que es la verdad.
Hay tres diferente asuntos que forman un conjunto de estudio: El estudio del hombre en su
estado natural, el estudio del hombre en estado enfermo por desorden natural y el estudio
del hombre enfermo por desorden artificial. Cada remedio debe ser estudiado como una
unidad y luego estas unidades pueden compararse.

Cuando haya sido completamente dominado un remedio o completamente dominada una


enfermedad, entonces pueden compararse. Cuando se trate de una enfermedad crónica,
hay que averiguar todo lo que ha sido observado en la sífilis, todo lo que ha sido observado
en la sicosis y todo lo que ha sido observado en la psora, entonces estaremos preparados
para el estudio de la Materia Médica.

Podremos ver las relaciones de algunos remedios con los miasmas agudos y la relación de
otros remedios con los miasmas crónicos. Entonces estaremos preparados para proceder
con lo que se llama la individualización, porque estas son las más generales y de estas
entraremos a las particulares y luego a las comparaciones.

Esta es la manera de proceder clásica y si se sigue este camino, el médico llega a ser sabio
e inteligente y puede aplicar la Materia Médica con maravillosa precisión. Tal era el método
de Hahnemann.

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