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las relaciones

interadministrativas entre las Administraciones

Ley 40/2015
título III

El tercer y último título de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público está
dedicado a las relaciones entre las distintas Administraciones, que la ley denomina «relaciones
interadministrativas». Se divide en cuatro capítulos, que comprenden los artículos del 140 al 158.

Capítulo I. Principios generales de las relaciones


interadministrativas

Nos adentramos en el capítulo I, de un solo artículo, el 140, que fija los principios de las relaciones
interadministrativas. En concreto, se enumeran los principios que las Administraciones deben cumplir
en su relación con otras Administraciones y con entidades u organismos, que son:

Lealtad institucional. constitución


española
1978

Adecuación al orden de distribución de competencias establecido en la Constitución, en los


estatutos de autonomía y en las normas de régimen local.

Colaboración: el deber de actuar con el resto de las Administraciones para alcanzar un fin


común.

Cooperación: dos o más Administraciones, de manera voluntaria y dentro de sus competencias,


asumen compromisos específicos en favor de una acción común.

Coordinación: una Administración, y particularmente la AGE, está obligada a garantizar la


coherencia de las actuaciones de las diferentes Administraciones afectadas por una misma
materia para lograr un resultado común, cuando así lo prevean la Constitución y el resto del
ordenamiento jurídico.

Eficiencia en la gestión de los recursos públicos, compartiendo su uso, salvo que no sea posible
o se justifique en términos de su mejor aprovechamiento. DERECHOS

Responsabilidad de cada Administración para cumplir con sus obligaciones y compromisos.

Garantía e igualdad en el ejercicio de los derechos de todos los ciudadanos en sus relaciones
con las diferentes Administraciones.

Por último, solidaridad interterritorial, de acuerdo con la Constitución.

Se recoge también la cláusula de supletoriedad: en lo no regulado en el título III, las relaciones entre la
AGE o las Administraciones de las CC.AA. con las entidades de la Administración local se regirán por la
legislación básica en materia de régimen local.

Capítulo II. Deber de colaboración

El segundo capítulo del título III está dedicado al deber de colaboración y recoge dos artículos: el 141 y
el 142. De acuerdo con el artículo 141, las Administraciones tienen que:

Respetar el ejercicio legítimo por las otras Administraciones de sus


competencias.

Ponderar todos los intereses públicos implicados y, en concreto, los


encomendados a otras Administraciones.

Facilitar a las otras Administraciones la información que precisen sobre la


actividad que desarrollen o que sea necesaria para que los ciudadanos
puedan acceder de forma integral a la información relativa a una materia.

Prestar la asistencia que otras Administraciones soliciten.

Cumplir con las obligaciones derivadas del deber de colaboración y las


restantes que se establezcan en las normas.

Se señala además que la asistencia y la colaboración requeridas


solo pueden negarse en determinados casos: cuando el
organismo público o la entidad de la que se soliciten no esté
facultada para prestarlas, cuando no disponga de medios
suficientes para ello, o cuando, de hacerlo, cause un perjuicio
grave a los intereses que tutele o al cumplimiento de sus
propias funciones, o, por último, cuando la información
solicitada sea confidencial o reservada. Además, la negativa a
prestar la asistencia debe comunicarse de forma motivada a la
Administración solicitante.

Finalmente, se afirma que la AGE y las Administraciones de las


CC.AA. y de las entidades locales deben colaborar y auxiliarse para
ejecutar los actos que deban realizarse o tengan efectos fuera de
sus respectivos ámbitos territoriales. Los costes que esto genere
podrán repercutirse, cuando así se acuerde.

Ahora bien, ¿cómo pueden hacerse efectivas las obligaciones que se deriven del deber de
colaboración? La respuesta está en el artículo 142, que enumera las técnicas mediante las cuales las
obligaciones de este deber se harán efectivas, que se dividen en cuatro:

Suministro de información, datos, documentos o medios


probatorios que estén a disposición del organismo público
o entidad a la que se dirige la solicitud y que la
Administración solicitante necesite para ejercer sus
competencias.

Creación y mantenimiento de sistemas integrados de


información para tener datos actualizados, completos y
permanentes de los diferentes ámbitos de actividad
administrativa en todo el territorio nacional.

Deber de asistencia y auxilio, para atender las solicitudes


formuladas por otras Administraciones para el mejor
ejercicio de sus competencias, en especial cuando los
efectos de su actividad administrativa se extiendan fuera
de su ámbito territorial.

Cualquier otra prevista en una ley.

Capítulo III. Relaciones de cooperación

Vamos con el tercer capítulo del título III, en el que veremos las relaciones de cooperación. Es el más
extenso de los cuatro: tiene dos secciones, y comprende los artículos del 143 al 154. La sección primera
abarca los artículos 143 y 144, y regula las técnicas de cooperación.

Como sabrás, la Administración debe velar por el interés general. Por ello,
hará lo posible para ofrecer al ciudadano un servicio de calidad y salvaguardar
el interés público. Según el artículo 143, las Administraciones deben cooperar
al servicio del interés general y podrán acordar, de manera voluntaria, la forma
de ejercer sus competencias que mejor sirva a este principio. También se
establece la necesidad de que exista una aceptación expresa de las partes,
formulada en acuerdos de órganos de cooperación o convenios, para la
formalizar las relaciones de cooperación.

Para conocer las técnicas de cooperación, acudimos al artículo 144. En él se señala que
podrá darse cumplimiento al principio de cooperación empleando las técnicas que las
Administraciones interesadas consideren más adecuadas, como pueden ser:

Participación en órganos de cooperación, para deliberar


o acordar medidas en materias en las que las
Administraciones tengan competencias.

Participación en órganos consultivos de otras


Administraciones.

Participación de una Administración en organismos o


entidades que sean dependientes o estén vinculados a
otra Administración diferente.

Prestación de medios materiales, económicos o


personales a otras Administraciones.

Cooperación interadministrativa para la aplicación coordinada de la normativa


reguladora de una determinada materia.

Emisión de informes no preceptivos para que las diferentes Administraciones


expresen su criterio sobre propuestas o actuaciones que incidan en sus
competencias.

Actuaciones de cooperación en materia patrimonial, incluidos los cambios de


titularidad y la cesión de bienes.

Cualquier otra prevista en la ley.

Además, se dice que las condiciones y los compromisos


que asuman las partes se preverán en los convenios y
acuerdos que formalicen la cooperación.

actualizado
Por último, se establece que cada Administración debe
mantener actualizado un registro electrónico de los
órganos de cooperación en los que participe y de los
convenios que haya suscrito.

Hablamos ahora de la sección segunda del capítulo III, que recoge los artículos del 145 al 154,
dedicada a las técnicas orgánicas de cooperación.

El artículo 145 regula los órganos de cooperación. Estos pueden ser de


composición multilateral o bilateral, y de ámbito general o especial. Estarán
constituidos por representantes de la AGE, de las CC.AA., Ceuta y Melilla o de las
entidades locales para acordar, de manera voluntaria, actuaciones que mejoren
el ejercicio de las competencias de cada Administración. Y su régimen jurídico
será el dispuesto en esta ley y en las disposiciones específicas aplicables.

Para que resulte válida la sesión constitutiva de los


órganos de cooperación entre distintas
Administraciones en los que participe la AGE tendrán
que inscribirse en el Registro Estatal de Órganos e
Instrumentos de Cooperación. Estos órganos, excepto
si alguna parte se opone, pueden adoptar acuerdos
mediante un procedimiento simplificado y por
suscripción sucesiva de las partes, en las formas
admitidas en derecho y en los términos que se
establezcan de común acuerdo.

Pasamos ahora a la regulación de los siguientes órganos de cooperación: la Conferencia de


Presidentes, las conferencias sectoriales, las comisiones sectoriales y los grupos de trabajo, las
comisiones bilaterales de cooperación y las comisiones territoriales de coordinación.

El artículo 146 define la Conferencia de Presidentes como un


órgano de cooperación multilateral entre el Gobierno y los
Gobiernos de las CC.AA. Formada por el presidente del
Gobierno, que la preside, y por los presidentes de las CC.AA. y de
Gobiernos
Ceuta y Melilla, su objetivo es deliberar sobre asuntos y adoptar
acuerdos de interés para el Estado y las CC.AA. Para la
preparación de sus reuniones, estará asistida por un comité,
formado por un ministro, que lo preside, y un consejero de cada
comunidad autónoma.

Pasamos ahora a las conferencias sectoriales, que se regulan


en los artículos del 147 al 151.

El artículo 147 las define como órganos de cooperación, de


composición multilateral y ámbito sectorial determinado, que
reúnen, como presidente, al miembro del Gobierno que, en
representación de la AGE, resulte competente por razón de la
materia, y a los correspondientes miembros de los Consejos
de Gobierno, en representación de las CC.AA. y de Ceuta y
Melilla.

Por otro lado, las conferencias sectoriales, o los órganos sometidos a su régimen jurídico con otra
denominación, deben inscribirse, para su válida constitución, en el Registro Electrónico Estatal de Órganos
e Instrumentos de Cooperación. Cada conferencia dispondrá de un reglamento de organización y
funcionamiento interno, aprobado por sus miembros.

¿Cuáles son las funciones de estos órganos de cooperación? En el artículo


148, se establece que las conferencias sectoriales pueden ejercer
funciones consultivas, decisorias o de coordinación para alcanzar
acuerdos sobre materias comunes. En particular, las conferencias deben:

Ser informadas de los anteproyectos de leyes y los proyectos de


reglamentos del Gobierno o de los Consejos de Gobierno de las
CC.AA., cuando afecten de manera directa al ámbito
competencial de las otras Administraciones o cuando esté
previsto en la normativa sectorial, a través de su pleno, de la
comisión o del grupo de trabajo.

Establecer planes específicos de cooperación entre CC.AA. en la


materia sectorial, procurando suprimir duplicidades y obtener
una mayor eficiencia de los servicios.

Intercambiar información sobre las actuaciones programadas


por las distintas Administraciones, en ejercicio de sus
competencias, y que puedan afectar a otras Administraciones.

Establecer mecanismos de intercambio de información,


especialmente de contenido estadístico.

Acordar la organización interna de la conferencia y de su


método de trabajo.

Fijar los criterios objetivos que sirvan de base para la


distribución territorial de los créditos presupuestarios, así como
su reparto al comienzo del ejercicio económico, según la Ley
47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria.

En lo que respecta a la convocatoria de las reuniones de las conferencias


sectoriales, el artículo 149 atribuye al ministro que la presida, la una vez
competencia para convocar las reuniones por iniciativa propia, como al año
mínimo, una vez al año, o cuando lo soliciten, al menos, la tercera parte
de sus miembros. En este último caso, la solicitud debe incluir la
propuesta de orden del día.

Dicha convocatoria deberá acompañarse de los


documentos necesarios con la suficiente antelación y
contener el orden del día, sin que puedan examinarse
asuntos que no figuren, salvo que todos los miembros
estén conformes. El orden del día será propuesto por el
presidente y deberá especificar el carácter consultivo,
decisorio o de coordinación de cada uno de los asuntos a
tratar.

Por otro lado, cuando la conferencia sectorial deba reunirse exclusivamente


para informar de un proyecto normativo, la convocatoria, la constitución y la
adopción de acuerdos podrán efectuarse por medios que garanticen la
intercomunicación y la unidad de acto. Los acuerdos se entenderán
adoptados en el lugar donde esté la presidencia, según el procedimiento
establecido en el reglamento de la conferencia. Asimismo, la elaboración y la
remisión de las actas pueden realizarse por medios electrónicos.

Según el artículo 150, cada conferencia sectorial tendrá un secretario, que será designado
por el presidente. Al secretario le corresponden, al menos, las siguientes funciones:

Preparar y asistir a las reuniones, con voz pero sin voto.

Efectuar la convocatoria de las sesiones por orden del


presidente.

Recibir los actos de comunicación de los miembros y, por


tanto, las notificaciones, las peticiones de datos, las
rectificaciones y cualquier otra clase de escritos.

Redactar y autorizar las actas de las sesiones.

Expedir certificaciones de consultas, recomendaciones y


acuerdos, y custodiar la documentación generada por la
celebración de las reuniones.

Por último, el ejercicio de otras funciones inherentes a su


condición.

Hablamos ahora del artículo 151, que regula las clases de decisiones de las conferencias sectoriales.
Para adoptar decisiones se exige la previa votación de los miembros, una votación que se producirá
por la representación de cada Administración, y no por los distintos miembros de esta. Las decisiones
pueden tener las siguientes formas:

a) Por un lado, pueden ser acuerdos, que suponen un compromiso de actuación en


el ejercicio de las respectivas competencias. Son de obligado cumplimiento y
directamente exigibles, de acuerdo con lo previsto en la Ley 29/1998, de 13 de julio,
reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, salvo para quienes hayan
votado en contra, mientras no decidan suscribirlos con posterioridad. El acuerdo
será certificado en acta.

Cuando la AGE ejerza funciones de coordinación, el acuerdo adoptado, en el que se incluirán los
votos particulares, será obligatorio para todas las Administraciones, con independencia del sentido
de su voto, y será exigible conforme a la Ley 29/1998, de 13 de julio. Este acuerdo también se
certificará en acta.

Además, las conferencias sectoriales pueden adoptar planes conjuntos, de


carácter multilateral, entre la AGE y las CC.AA. para comprometer actuaciones
conjuntas y lograr objetivos comunes. Tendrán la naturaleza de acuerdos de la
conferencia sectorial y se publicarán en el BOE.

El acuerdo de los planes deberá especificar, según su naturaleza los objetivos de interés común,
actuaciones a desarrollar por cada Administración, aportaciones de medios personales y
materiales, compromisos de aportación de recursos financieros, duración y mecanismos de
seguimiento, evaluación y modificación.

b) Por otro lado, las decisiones pueden tomar forma de recomendaciones,


cuya finalidad es expresar la opinión de la conferencia sobre un asunto
que se someta a su consulta. Los miembros se comprometen a orientar su
actuación en la materia según la recomendación, salvo quienes hayan
votado en contra, mientras no decidan suscribirla con posterioridad. Si
algún miembro se aparta de la recomendación, debe motivarlo e
incorporar la justificación en el expediente.

Pasamos a las comisiones sectoriales y a los grupos de trabajo. El artículo 152 define la comisión
sectorial como el órgano de trabajo y apoyo de carácter general de la conferencia sectorial. Está
constituida por el secretario de Estado, o el órgano superior de la AGE designado por el ministro
correspondiente, que la presidirá, así como por un representante de cada comunidad autónoma y un
representante de Ceuta y de Melilla. El ejercicio de las funciones propias de la secretaría de la comisión
sectorial corresponderá a un funcionario del ministerio que corresponda.

Si así se prevé en el reglamento de la conferencia sectorial, las


comisiones sectoriales y los grupos de trabajo podrán funcionar
de forma electrónica, o por medios que garanticen la
intercomunicación y la unidad de acto. Los acuerdos se
entenderán adoptados en el lugar donde esté la presidencia,
según el procedimiento que se establezca en el reglamento de la
conferencia sectorial. La comisión ejercerá las siguientes
funciones:

Preparación de las reuniones de la conferencia sectorial,


para lo que tratará los asuntos incluidos en el orden del
día de la convocatoria.

Seguimiento de los acuerdos adoptados por la


conferencia.

Seguimiento y evaluación de los grupos de trabajo


constituidos.

Cualquier otra función que le encomiende la conferencia


sectorial.

Por su parte, las conferencias sectoriales pueden crear grupos de trabajo, de carácter permanente o
temporal, formados por directores generales, subdirectores generales o equivalentes de las diferentes
Administraciones que formen parte de dicha conferencia, para llevar a cabo las tareas técnicas que les
asigne la conferencia o la comisión sectorial. A estos grupos de trabajo podrán ser invitados expertos
de reconocido prestigio.

El director del grupo de trabajo, que será un representante de la AGE, podrá solicitar, con el voto
favorable de la mayoría de sus miembros, la participación de las organizaciones representativas de
intereses de afectados para recabar propuestas o formular consultas.

En cuanto a las comisiones bilaterales de cooperación estas


están reguladas en el artículo 153. Son órganos de cooperación
de composición bilateral que reúnen, con igual número de
representantes, a miembros del Gobierno, en representación de
la AGE, y miembros del Consejo de Gobierno de la comunidad
autónoma o representantes de Ceuta o Melilla.

Estas comisiones ejercen funciones de consulta y adoptan acuerdos para


ceuta

mejorar la coordinación entre las Administraciones en asuntos que


melilla

afecten a la comunidad autónoma, a Ceuta o a Melilla. Para el desarrollo


africa de su actividad, las comisiones pueden crear grupos de trabajo y
convocarse y adoptar acuerdos por medios electrónicos.

En cuanto a las decisiones de estas Comisiones, tendrán forma de


acuerdos y serán de obligado cumplimiento, cuando así se prevea, para
las dos Administraciones que los suscriban, y, en ese caso, serán exigibles
conforme a lo establecido en la Ley 29/1998, de 13 de julio. Además, los
acuerdos serán certificados en acta.

Lo previsto en este artículo debe aplicarse sin perjuicio de las


peculiaridades que se establezcan en los estatutos de
autonomía en materia de organización y funciones de las
comisiones bilaterales.

Por último, el artículo 154 regula las comisiones territoriales de


coordinación. Cuando la proximidad territorial o la concurrencia de
funciones administrativas así lo requieran, podrán crearse comisiones
territoriales de coordinación, de composición multilateral, entre
Administraciones cuyos territorios sean coincidentes o limítrofes, para
mejorar la coordinación de la prestación de servicios, prevenir duplicidades
y aumentar la eficiencia y la calidad de los servicios. En función de las
Administraciones afectadas, estas comisiones podrán estar formadas por
representantes de la AGE y de las entidades locales, representantes de las
CC.AA. y de las entidades locales, o por representantes de la AGE, de las
CC.AA. y de las entidades locales.

Las decisiones que adopten tendrán la forma de acuerdos, serán


certificados en acta y serán obligatorias para las Administraciones que
los suscriban. Además, serán exigibles según la Ley 29/1998, de 13 de
julio. Por otra parte, el régimen de las convocatorias y la secretaría será
el mismo que el establecido para las conferencias sectoriales en los
artículos 149 y 150, excepto la regla sobre el ejercicio de las funciones
de secretario, que se designará según su reglamento.

Capítulo IV. Relaciones electrónicas entre las


Administraciones

Llegamos al capítulo IV, el último del título III, que regula las relaciones electrónicas entre las
Administraciones y que comprende los artículos del 155 al 158.

El artículo 155 establece la regulación de las


transmisiones de datos entre Administraciones. Según
el Reglamento Europeo de Protección de Datos y la Ley
Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de protección de
datos personales y garantía de los derechos digitales y
su normativa de desarrollo, cada Administración debe
facilitar el acceso de las restantes Administraciones a
los datos relativos a los interesados que obren en su
poder, especificando las condiciones, protocolos y
criterios necesarios para acceder a dichos datos con las
garantías de seguridad, integridad y disponibilidad.

En ningún caso se podrá llevar a cabo un tratamiento


posterior de los datos para fines incompatibles con aquel
para el cual se recogieron. Según el artículo 5.1.b) del
Reglamento Europeo de Protección de Datos, no se
considera incompatible el tratamiento posterior de los
datos con fines de archivo en interés público,
investigación científica e histórica o estadísticos.

Por otro lado, siempre que las leyes especiales no


prohíban el tratamiento posterior de los datos para una
finalidad distinta, cuando la Administración cesionaria
pretenda el tratamiento posterior para una finalidad que
estime compatible con el fin inicial, deberá comunicarlo
previamente a la Administración cedente para que pueda
comprobar la compatibilidad. La Administración cedente
podrá oponerse en un plazo de 10 días.

Cuando la Administración cedente sea la AGE, podrá, de forma excepcional y


motivada, suspender de manera cautelar la transmisión de datos por razones
de seguridad nacional por tiempo indispensable. Hasta que la Administración
cedente no comunique su decisión a la cesionaria, esta no podrá emplear los
datos para la nueva finalidad. Se exceptúan los supuestos en que el
tratamiento que tenga un fin distinto de aquel para el que se recogieron los
datos esté previsto en una norma con rango de ley.

El artículo 156 regula el Esquema Nacional de Interoperabilidad y el Esquema


Nacional de Seguridad. El primero comprende el conjunto de criterios y
recomendaciones en materia de seguridad, conservación y normalización de la
información, de los formatos y de las aplicaciones que deben tenerse en cuenta
por las Administraciones para tomar decisiones tecnológicas que garanticen la
interoperabilidad. El segundo establece la política de seguridad en la utilización
de medios electrónicos, y está constituido por los principios básicos y los
requisitos mínimos que garanticen la seguridad de la información tratada.

Seguimos con el capítulo IV y llegamos al artículo 157, que trata de la reutilización de sistemas
y aplicaciones que sean propiedad de la Administración.

Las Administraciones deben poner a disposición las aplicaciones


desarrolladas por sus servicios o que hayan sido objeto de contratación y
de cuyos derechos de propiedad intelectual sean titulares, salvo que la
información a la que estén asociadas se proteja por una norma. Además,
las Administraciones cedentes y las cesionarias podrán acordar la
repercusión del coste de adquisición o fabricación de las aplicaciones
cedidas.

Por otro lado, las aplicaciones podrán ser declaradas fuentes abiertas
cuando de ello se derive una mayor transparencia en el funcionamiento o
se fomente la incorporación de los ciudadanos a la sociedad de la
información.

Las Administraciones, con carácter previo a la adquisición, el desarrollo o el mantenimiento,


a lo largo del ciclo de vida de una aplicación, deben consultar en el directorio general de
aplicaciones, dependiente de la AGE, si existen soluciones para su reutilización que puedan
satisfacer las necesidades, mejoras o actualizaciones que se pretendan cubrir, siempre que
lo permitan los requisitos de interoperabilidad y seguridad.

En este directorio, constarán tanto las aplicaciones disponibles


de la AGE como las disponibles en los directorios del resto de
las Administraciones.

En el caso de existir una solución disponible para su reutilización, las Administraciones estarán
obligadas a su uso, salvo que la decisión se justifique según el artículo 7 de la Ley Orgánica
2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera.

Para terminar, el artículo 158 establece la obligación de las Administraciones de mantener


directorios actualizados de aplicaciones para su libre reutilización, según el Esquema Nacional de
Interoperabilidad. Estos directorios deben ser plenamente interoperables con el directorio general
de la AGE. Por su parte, la AGE debe mantener un directorio general de aplicaciones para su
reutilización, así como prestar apoyo para la libre reutilización de aplicaciones e impulsar el
desarrollo de aplicaciones, formatos y estándares comunes.

© Gurú Oposiciones

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