Está en la página 1de 6

ll. 5..

La Intervención de los Gobernadores en la Implementación de la Reforma en las


Entidades Federativas
La ley fundamental de la nación es la máxima expresión de la voluntad del pueblo
mexicano, que, plasmada en principios, postulados y conceptos básicos, deben regir y
servir de fundamento a las disposiciones de observancia general que emanan tanto de la
propia Ley suprema, como de las instituciones de todo orden de gobierno, su
organización, funcionamiento y facultades. La Carta Magna establece las cualidades
gnoseológicas del Estado Mexicano, determinando su forma de gobierno y la manera en
cómo se integra, que conforme al artículo 40, será en una "república representativa,
democrática, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a
su régimen interior, pero unidas en una federación”.

De ahí que corresponda a la ley fundamental establecer los principios y propósitos


rectores del pacto federal, y en consecuencia, de las relaciones entre los distintos órdenes
de gobierno que conforman la federación. Dichas relaciones entre los órganos de gobierno
federal, estatal y municipal, además de las circunstancias específicas en que se
manifiestan, han cobrado importancia en la medida en que se ha consolidado un
desarrollo sostenido en comunidades individualmente determinadas, en razón de las
exigencias de una dinámica social que reclama para los gobiernos locales una capacidad
de autogestión en los ámbitos político, administrativo, económico y social.

Durante el siglo pasado, la voluntad original del Constituyente consistió en fortalecer a las
entidades federativas y municipios; sin embargo, este objetivo no se concretizó porque no
se dieron bases sólidas. En este sentido, derivada de su evolución reciente, la coordinación
intergubernamental, su concepción jurídica y bases instrumentales, exigen una de las
grandes transiciones en su conjunto. En este contexto, México sigue siendo una República
Federal donde los poderes centrales concentran facultades en muchos rubros que inciden
directamente en la dinámica social y económica de las comunidades, incluso en el caso de
las materias concurrentes.
Un sistema como el actual, donde las entidades federativas siguen gozando de un
principio a partir del cual se hacen cargo de todas las materias que no estén reservadas al
gobierno federal y donde los municipios, por su parte, gozan de una base mínima de
autonomía tardíamente reconocida a nivel constitucional, no garantiza el desarrollo
sostenido de sus comunidades. Las más desafortunadas expresiones se deducen de un
sistema fiscal en el que el gobierno federal concentra el 80% de los ingresos tributarios;
mientras que los estados aproximadamente el 15%, y el restante, es decir, un 5%, lo que
reciben los municipios. Por ello, el propósito de esta iniciativa es establecer como
conceptos básicos, los principios que deben regir la coordinación y concurrencia de los
órdenes gubernamentales del Estado Mexicano.

para el ejercicio del poder público y las funciones de gobierno inherentes. El nuevo
balance en la estructura del Estado mexicano implica reconocer el concepto de relaciones
intergubernamentales a efecto de mejorar la calidad de vida de la población, a través de la
provisión más eficiente y eficaz de los servicios y funciones públicas. De manera que, para
proveer las bases inviolables e incontrovertibles sobre las cuales descanse la coordinación
y concurrencia de la federación, las entidades federativas y los municipios que la
conforman, así como de un sistema de distribución de atribuciones, responsabilidades,
competencias y recursos, resulta pertinente incluir los principios de subsidiariedad federal
y federalismo cooperativo.

Por su parte, la subsidiariedad supone un sentido teleológico como lo es la coordinación


entre los estados para atender las necesidades y funciones, en virtud de que no se
encuentra en posibilidad de resolverlo algún ente u orden de gobierno en un momento
dado. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCIN) ha señalado que el principio de
subsidiariedad (en el derecho internacional de los derechos humanos), consiste en que,
para la protección y defensa de los derechos humanos, los Estados son a quienes les
corresponde, en primera instancia, respetar y hacerlos respetar en el ámbito de sus
respectivas jurisdicciones;, y sólo en caso de que el derecho interno no haya brindado una
protección adecuada y efectiva, entonces la competencia pasa a ejercerla la jurisdicción
internacional.
Asimismo, la SCJN determina que si el derecho humano que se supone transgredido se
encuentra protegido efectivamente por la Constitución mexicana, y en tanto el orden
interno resulta suficiente para dar solución al problema planteado, entonces el Juez debe
aplicar directamente la norma interna; mientras que sólo en aquellos casos en que se
hayan agotado las instancias internas, se podrá acudir subsidiariamente a los
instrumentos internacionales.2 De estos criterios se desprende que el acceso a la justicia
en materia de derechos humanos, primeramente, es por los tribunales más cercanos a los
gobernados como son, en este caso, los tribunales de derecho interno.

De la misma manera, el concepto de subsidiariedad significa ayuda, remedio, reserva, que,


si se aplica al Estado, quiere decir que éste interviene en forma auxiliar y complementaria
para favorecer el desarrollo de las organizaciones sociales menores y de los individuos.3
Por lo anterior, el principio de subsidiariedad en un sistema de gobierno federal, puede
entenderse como aquel en que las autoridades inferiores o más cercanas a los
gobernados, pueden realizar una tarea que incide directamente en la vida de los
gobernados, procurándoles un bien común, en forma segura, sostenible y eficaz.

Así, los principios de subsidiariedad y de coordinación tienen que estar asegurados en la


Constitución como elementos informadores básicos, no solo para los jueces
constitucionales sino también, para los operadores legislativos y ejecutivos; máxime
cuando su incorporación en el texto federal constitucional será un elemento determinante
para que los jueces constitucionales puedan dirimir conflictos de competencias. De la
misma manera, serían la piedra angular para entender y orientar el federalismo
mexicano.4 De manera conjunta, la incorporación del principio de subsidiariedad al
sistema político mexicano vendría a complementar el de federalismo cooperativo, y
permitiría distinguir las diversas capacidades específicas de cada entidad federativa y de
cada municipio, para resolver cualquier cuestión relacionada con competencias y recursos.

Por lo anterior, la subsidiariedad permitiría una atención más eficaz de las problemáticas
nacionales, procurando su solución a nivel local, sin que esto signifique la atomización de
las políticas y de los recursos públicos, sino más bien su armonización en manos de
entidades cuyas capacidades se acrediten plenamente. Asimismo, el principio de
subsidiariedad provee una guía o parámetro determinante, en cuanto a la adecuada
distribución de las funciones del Estado, y consecuentemente del ingreso, en función de lo
siguiente:
a) Los gobiernos locales (estatales y municipales) tienen mayor conocimiento sobre las
necesidades de las comunidades que los conforman y sus ciudadanos.
b) La descentralización de la responsabilidad en la toma de decisiones permite que los
gobiernos más cercanos a las comunidades sean sensibles a los reclamos ciudadanos,
pudiendo contar con mecanismos de participación ciudadana más cercanos al poder
público.
c) Una pretensión inicial de potenciar los órdenes de gobierno inferiores (estados y
municipios), permite valorar con todo asertividad, la posibilidad de reubicar determinadas
funciones en algún orden superior, mediante la coordinación o concurrencia de las
autoridades para su ejercicio.

No obstante, cabe mencionar que existen funciones y competencias que son llevadas a
cabo por el poder central, y que su ejecución trasciende la competencia territorial de los
estados. Por ese motivo, no pueden ni deben entenderse como materia que pueden ser
llevadas a cabo por las entidades federativas y de los municipios. Como ejemplo tenemos
las materias en comunicaciones y transportes, comercio internacional, política exterior,
defensa, regulación en la explotación de hidrocarburos y otros recursos naturales,
etcétera. En materia hacendaria, queda claro de igual manera, que el principio de
subsidiariedad sugiere que cada orden de gobierno cuente con la debida solvencia
económica para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos.

Esto último, proveería en principio mayor certeza de una política fiscal equitativa, para
seguidamente deducirse de manera individualizada, los casos en que los estados o
municipios, pudieran requerir de la intervención o apoyo de un orden de gobierno
superior, para el ejercicio de funciones de manera coordinada o concurrente, o bien para
que sea éste quien asuma la función de gobierno que corresponda. Se tiene entonces
como propósito intrínsecamente implícito en el principio de subsidiariedad, a la
descentralización. El mecanismo típico mediante el cual se lleva a cabo el proceso
descentralizador es la transferencia de competencias que afecta tanto a la titularidad de la
potestad como a su ejercicio concreto.
Por su parte, el concepto de descentralización, como propósito de Estado, se entiende
intrínseco al concepto de subsidiariedad. Sugiere como premisa fundamental en el
ejercicio del poder público, la potenciación y fortalecimiento de los entes o unidades
político-administrativas más reducidas que participan de la estructura gubernamental de
una federación, y las cuales, para el caso del Estado Mexicano, son las Entidades y
Municipios que conforman la Unión. La descentralización. derivada del principio de
subsidiariedad, supondría entonces la transferencia o distribución de atribuciones,
responsabilidades, competencias, y consecuentemente recursos, por parte del poder
público federal hacia las Entidades.

El alcance que tendría la subsidiariedad sería el de imponer como obligación de permitir,


en principio, que los órdenes de gobierno más cercanos a las comunidades sean los
encargados de proveer las funciones y servicios públicos que incidan directamente en el
desarrollo sostenido de las mismas y en el bienestar colectivo de sus habitantes. Por su
parte, el concepto de federalismo, lo debemos entender en cuanto al sentido original del
propósito pretendido por quienes se han constituido en un estado Federal, a partir de la
existencia de unidades o entidades dispersas, separadas u originalmente independientes.
La cualidad ontológica que se le pretende atribuir como principio, estriba precisamente en
sus virtudes teleológicas.

El federalismo cooperativo5 parte de la premisa de que los poderes, las funciones y


responsabilidades de las entidades del gobierno central, regional y local son poderes,
funciones y responsabilidades compartidas. A su vez, mantiene que el poder central y el
estatal son partes mutuamente complementarias de un único mecanismo de gobierno,
todos los poderes intervienen simultáneamente por medio de funcionarios centrales,
regionales y locales con el fin de alcanzar objetivos reales de las consecuencias
beneficiosas en los diversos ámbitos de poder o para el conjunto de la sociedad.

Cada una de las unidades políticas que conforman una Federación cuenta con
jurisdicciones propias en las que se pueden tomar decisiones de acuerdo con las
demandas de los ciudadanos que las conforman. En un federalismo que funciona, si las
unidades son heterogéneas, las demandas y las respuestas públicas deberán ser tan
variadas como las condiciones de cada localidad. Los gobiernos locales tendrán que ser
fuertes y competentes para realizar efectivamente sus funciones. Pero un régimen
federal, implica también que las partes se encuentran unidas para realizar labores
comunes por medio de un gobierno federal, que debe ser lo suficientemente competente
como para llevar a cabo labores subsidiarias y compensatorias .
Los propósitos del pacto federal son precisamente la cooperación e interdependencia
entre los integrantes del estado federado, quienes a su vez deben establecer criterios y
parámetros uniformes e inquebrantables que rijan la unión. Los estados federales,
resguardan asimismo y de manera institucional para las entidades que lo conforman, la
certeza del ejercicio libre de sus atribuciones, orientadas a la realización de sus funciones
y a la prestación de los servicios públicos, manteniéndose a su vez dichas entidades, leales
al aparato federal, asumiendo los compromisos contraídos entre ellos con un ánimo y una
actitud constructiva de colaboración en sus relaciones federales.

El federalismo cooperativo, entonces como principio, incidiría como premisa fundamental


sine qua non, en toda iniciativa, pretensión o acción de cualquier orden de gobierno, para
atenderse como presupuesto inquebrantable de un ánimo de colaboración y asistencia
mutua y recíproca entre los entes públicos de los tres órdenes de gobierno (tanto en sus
relaciones horizontales como verticales) en el que el gobierno federal no puede ni debe
trastocar la esfera de atribuciones de las entidades federativas. Por todo lo que
anteriormente se expone, es pertinente la incorporación en la Constitución Mexicana de
premisas que conduzcan las acciones de quienes ejercen el poder público, sea cual fuere
el orden gubernativo al que pertenezcan.

Los conceptos apuntados merecen ser atendidos como principios fundamentales e


inviolables de aplicación obligatoria, al momento de emitir disposiciones y celebrar
acuerdos referidos a las relaciones de coordinación y concurrencia entre los tres órdenes
de gobierno. Es por ello que, a través de la adecuación del orden jurídico vigente,
encabezado por la Constitución mexicana, es necesario que se precisen explícitamente los
principios que garanticen una actualización institucional en torno a la necesidad de
proveer a los estados y municipios las herramientas idóneas que les permitan atender las
necesidades crecientes de las comunidades que los constituyen, al ser el primer orden
accesible para quienes los eligieron, siendo los principales destinatarios de los reclamos
sociales.

También podría gustarte