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INTRODUCCIÓN

A LA LEY 39/2015

(Ley 39/2015)

Antes de iniciarnos en la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del procedimiento administrativo común de las Administraciones Públicas,
necesitamos recuperar sus antecedentes. Y es que, tras más de dos décadas de vigencia de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de régimen jurídico de las Administraciones Públicas y del procedimiento administrativo común, el poder legislativo vio
la necesidad de reformar el ordenamiento jurídico público, articulado en dos ejes fundamentales:

Las relaciones ad extra: relaciones entre las Administraciones


y los ciudadanos.

Las relaciones ad intra: el vínculo interno existente entre las


propias Administraciones Públicas.

En esta ocasión, nos vamos a centrar en esas relaciones ad extra que se encuentran
reguladas en la Ley 39/2015, una normativa que está compuesta por 133 artículos, repartidos
en un título preliminar, seis títulos, seis disposiciones adicionales, cinco disposiciones
transitorias, una disposición derogatoria y siete disposiciones finales.

Los objetivos de la Ley 39/2015

Adentrándonos en el título preliminar, recogemos cuáles son sus objetivos:


La regulación de los requisitos de validez y eficacia de los actos administrativos.

El procedimiento administrativo común a todas las Administraciones Públicas,


en el que se incluye el sancionador y el de reclamación de responsabilidad de
las Administraciones Públicas.

Los principios a los que se debe ajustar el ejercicio de la iniciativa legislativa y la


potestad reglamentaria.

Esta normativa, tal y como establece el artículo 2, se aplica al sector público, que
comprende:

La Administración General del Estado.

Las Administraciones de las comunidades autónomas.

Las entidades que integran la Administración local.

El sector público institucional, que, a su vez, está integrado por:

Cualquiera de los organismos públicos y entidades de derecho


público que estén vinculados o dependan de las Administraciones
Públicas.

Las entidades de derecho privado que, de alguna manera, estén


vinculadas o dependan de las Administraciones Públicas. Estas
entidades estarán sujetas a las normas específicas de esta ley que
hagan referencia a las mismas y, en todo caso, cuando ejerzan
potestades administrativas.

Las universidades públicas, reguladas por su normativa


específica y, supletoriamente, por las previsiones de esta ley.

La capacidad de obrar y el concepto de interesado

Continuamos ahora con el título I, capítulo I de la ley, que define, en sus artículos del 3 al 8,
quiénes tienen la capacidad de obrar ante las Administraciones Públicas y cuál es el concepto
de interesado. ESTA LEY

Así, el artículo 3 enumera a quienes tienen dicha capacidad de obrar y que son los siguientes:

Las personas físicas o jurídicas que tengan esa capacidad de obrar con
arreglo a las normas civiles.
NORMAS CIVILES
Los menores de edad para ejercer y defender sus derechos e intereses y
cuya actuación se permite, por el ordenamiento jurídico, sin que asista la
persona que ejerce la patria potestad, tutela o curatela. No obstante, hay
excepciones en el caso de los menores incapacitados cuando dicha
incapacitación afecte tanto al ejercicio como a la defensa de sus
derechos e intereses.

Cuando así lo declare la ley, los grupos de afectados, las uniones y


entidades sin personalidad jurídica y los patrimonios independientes o
autónomos.

Nos trasladamos al artículo 4, que, en esta ocasión, enumera a aquellos interesados en el


procedimiento administrativo:

Quienes lo promuevan como titulares de derechos o intereses legítimos


individuales o colectivos.

Quienes, sin haber iniciado el procedimiento, tengan derechos que puedan


resultar afectados por la decisión que en el mismo se adopte.

Aquellos cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos, puedan resultar


afectados por la resolución y se personen en el procedimiento en tanto no
haya recaído resolución definitiva.

Cuando la condición de interesado derivase de alguna relación jurídica transmisible,


el derecho-habiente (es decir, aquel que tiene un derecho derivado de otra
persona, en especial por motivos hereditarios) sucederá en tal condición
cualquiera que sea el estado del procedimiento.

En este punto hay que destacar, conforme al artículo 5, que los interesados con
esa capacidad de obrar podrán actuar por medio de un representante, salvo que haya
una manifestación expresa en contra del interesado. Por su parte, las personas físicas
que tengan esa capacidad de obrar, así como las personas jurídicas, siempre que lo
tengan previsto en sus estatutos, podrán actuar en representación de otras
ante las Administraciones Públicas.

Lo cierto es que siempre será necesario acreditar una representación para formular solicitudes,
presentar declaraciones responsables o comunicaciones, interponer recursos, desistir de acciones
y renunciar a derechos en nombre de otra persona. Sin embargo, para aquellos actos y gestiones
que supongan un mero trámite, se dará por hecho dicha representación, que se acreditará a través
de cualquier medio que sea válido en derecho y que deje constancia fidedigna de su existencia.

En este sentido, se considerará acreditada cuando se realice mediante apoderamiento apud acta,
bien por comparecencia personal o electrónica en la correspondiente sede electrónica o
acreditando la inscripción en el registro de apoderamientos de la Administración Pública
competente.

Por su parte, el órgano encargado de la tramitación del procedimiento incorporará al expediente


administrativo la acreditación de la condición de representante y de los poderes que se le han
reconocido en dicho momento.

Hay que añadir que, si falta algo o es insuficiente la acreditación de la representación, esto no
impide que se considere realizado el acto, siempre que se aporte aquello que falte o se subsane
el defecto dentro del plazo de 10 días que concederá el órgano administrativo o de un plazo
superior cuando las circunstancias lo requieran.

Por su parte, las Administraciones Públicas podrán habilitar con carácter general o específico
a personas físicas o jurídicas autorizadas para realizar determinadas transacciones electrónicas
en representación de los interesados. Dicha habilitación deberá especificar las condiciones y
obligaciones a las quese comprometen los que así adquieran la condición de representantes, y
determinará la presunción de validez de la representación, salvo que la normativa de
aplicación prevea otra cosa. Las Administraciones Públicas podrán requerir, en cualquier
momento, la acreditación de dicha representación. No obstante, siempre podrá comparecer
el interesado por sí mismo en el procedimiento.

En esta línea, recoge el artículo 6 que la Administración General del Estado, las comunidades
autónomas y las entidades locales contarán con un registro electrónico general de
apoderamientos, en el que deberán inscribirse, al menos, los de carácter general otorgados
apud acta, presencial o electrónicamente, por quien ostente la condición de interesado en un
procedimiento administrativo a favor de representante, para actuar en su nombre ante las
Administraciones Públicas. También deberá constar el bastanteo realizado del poder. En el ámbito
estatal, este registro será el registro electrónico de apoderamientos de la Administración General
del Estado.

Los registros generales de apoderamientos no impiden que existan registros particulares en cada
organismo donde se inscriban los poderes otorgados para la realización de trámites específicos
en el mismo, ya que cada organismo podrá disponer de su propio registro electrónico de
apoderamientos.

Los registros electrónicos generales y particulares de apoderamientos pertenecientes a todas y cada


una de las Administraciones:

Deberán ser plenamente interoperables entre sí, de modo que se garantice su interconexión,
compatibilidad informática, así como la transmisión telemática de las solicitudes, escritos y
comunicaciones que se incorporen a los mismos.

Permitirán comprobar si es válida la representación de quienes actúen ante las Administraciones


Públicas en nombre de un tercero, mediante la consulta a otros registros administrativos
similares, al Registro Mercantil, de la Propiedad y a los protocolos notariales, los cuales serán
interoperables con los registros electrónicos generales y particulares de apoderamientos.

Los asientos que se realicen en los registros electrónicos generales y particulares de


apoderamientos deberán contener, al menos, la siguiente información:

Nombre y apellidos o la denominación o razón social, DNI, número de identificación fiscal o


documento equivalente del poderdante, es decir, la persona que da el poder.

Nombre y apellidos o la denominación o razón social, DNI, número de identificación fiscal o


documento equivalente del apoderado.

Fecha de inscripción.

Período de tiempo por el cual se otorga el poder.

Tipo de poder según las facultades que otorgue.

Los poderes que se inscriban en los registros electrónicos generales y particulares de apoderamientos
deberán corresponder a alguna de las siguientes tipologías:

Un poder general para que el apoderado pueda actuar en nombre del poderdante en cualquier
actuación administrativa y ante cualquier Administración.

Un poder para que el apoderado pueda actuar en nombre del poderdante en cualquier
actuación administrativa ante unaAdministración u organismo concreto.

Un poder para que el apoderado pueda actuar en nombre del poderdante únicamente para la
realización de determinados trámites especificados en el poder.

Cada comunidad autónoma aprobará los modelos de poderes inscribibles en el registro cuando se ciña
a actuaciones ante su respectiva Administración.

El apoderamiento apud acta se otorgará mediante comparecencia electrónica en la correspondiente SOLICITUDES


sede electrónica haciendo uso de los sistemas de firma electrónica o bien mediante comparecencia
personal en las oficinas de asistencia en materia de registros.

Los poderes inscritos en el registro tendrán una validez máxima de cinco años a contar desde la fecha
de inscripción. No obstante, en cualquier momento antes de que finalice el plazo, el poderdante podrá
o revocar o prorrogar el poder; las prórrogas tendrán una validez máxima de otros cinco años a contar
desde la fecha de inscripción.

Tanto las solicitudes de inscripción del poder, de revocación, de prórroga como de denuncia
del mismo podrán dirigirse a cualquier registro, debiendo quedar inscrita esta circunstancia en el
registro de la Administración u organismo ante la que tenga efectos el poder y surtiendo efectos
desde la fecha en la que se produzca dicha inscripción.

En cuanto a la pluralidad de los interesados, señala el artículo 7 que, cuando en una solicitud,
escrito o comunicación, figuren varios interesados, las actuaciones se realizarán con el
representante o el interesado que hayan señalado expresamente y, en su defecto, con el que
figure en primer término.

Por último, el artículo 8 recoge que, si durante la instrucción de un procedimiento que no haya
tenido publicidad, se advierte la existencia de personas que sean titulares de derechos o
intereses legítimos y directos, que se identifiquen a través del expediente y que puedan resultar
afectados por la resolución que se vaya a dictar, se les comunicará a estas personas la
tramitación del procedimiento.

© Gurú Oposiciones

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