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La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y el antiguo convento de

Santa María Magdalena de la Cruz forman parte del único conjunto que constituyó el
convento fundado por la Orden de Santo Domingo en la localidad de La Guardia de
Jaén en la provincia de Jaén (Andalucía, España). Sus obras se iniciaron en la
actual ubicación hacia 1539. De estilo inicialmente gótico, la traza seguiría un
primer proyecto redactado por Domingo de Tolosa, pasando posteriormente a ser
profundamente revisado por Andrés de Vandelvira, que imprimiría su personal sello
de corte renacentista al templo y logia del claustro.

Aunque el contrato firmado por Vandelvira fijaba un plazo de ejecución de dos años
y medio, la actuación del arquitecto se prolongaría un total de veintiséis
anualidades, lo cual derivaría en un nuevo encargo a Francisco del Castillo "El
Mozo", que ejecutaría la bóveda que cubre el coro, el cerramiento de la fachada,
daría fin a la galería del claustro y adornaría este con una fuente dedicada a
María Magdalena, advocación principal del convento. En 1577 se fecha esta fuente,
año que es considerado cierre de este último periodo constructivo, y final de las
obras del convento.

Tras la Guerra Civil, la iglesia pasa a ser templo parroquial, recuperándose así
tras un largo periodo de abandono motivado por la desamortización. El resto de
dependencias conventuales, o bien fueron seccionadas o sufrirían con posterioridad
una fuerte transformación, lo que deriva en el estado actual que presenta el
conjunto, cuyo claustro y gran parte de sus dependencias anexas estuvieron ocupadas
hasta finales de 2007 por la almazara de la "Cooperativa Oleícola San Sebastián".

El antiguo convento de Santa María Magdalena es uno de los principales patrimonios


monumentales de La Guardia de Jaén y uno los máximos exponentes de la arquitectura
del maestro Andrés de Vandelvira, que lega a la iglesia un programa iconográfico de
gran valor, y el único ejemplo que conocemos en su producción de una cabecera
ochavada. Arquitectura religiosa y a la vez panteón funerario para sus mecenas, los
señores de La Guardia, se trata de un edificio que autores como Chueca Goitia han
calificado como una de las obras más importantes del arquitecto alcaraceño: «[...]
donde Vandelvira renovó la iglesia, creando un presbiterio de gran belleza clásica
y con ciertos toques tradicionales en la manera de disponer las bóvedas. El patio o
claustro de este convento es de andaluza elegancia».3

La iglesia parroquial y el convento están declarados Bien de Interés Cultural,


categoría Monumento, mediante Decreto 507/1975, de 20 de febrero (BOE núm. 69, de
21 de marzo de 1975, pág. 5831).4

Índice
1 Descripción artística
2 Datos históricos
2.1 Introducción. La familia Messía, mecenas del proyecto
2.2 Fundación por Fray Domingo de Valtanás
2.3 Traslado e inicio de los trabajos
2.4 El proyecto de Andrés de Vandelvira
2.5 El proyecto de Francisco del Castillo «El Mozo»
2.6 Transformación y abandono
3 Agenda cronológica
4 Agenda iconográfica
5 Notas y referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
7.1 Enlaces bibliográficos
7.2 Información adicional
8 Véase también
Descripción artística
La iglesia es el edificio mejor conservado del antiguo convento de Santo Domingo de
La Guardia, estando el resto en avanzado estado de ruina u oculto por las reformas
del siglo pasado, cuando es ocupado por una almazara. Tras la desamortización y
abandono de la iglesia de Santa María en el recinto del castillo, la iglesia del
convento fue convertida en Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción

Decorativamente, el templo es de un estilo clasicista puro, propio del Vandelvira


de la segunda mitad del XVI. Con planta de cruz latina de una sola nave, respetando
los patrones de la orden dominica, destaca su cabecera, en la que está grabada la
fecha de 1556.

Detalle de la linterna que corona la bóveda del crucero de la iglesia


La bóveda nervada del crucero, decorada en la parte superior por casetones donde se
enmarcan escenas de la pasión y abierta al exterior a través de una esbelta
linterna, es soportada en sus ángulos por cuatro semipilares típicamente
vandelvirianos, destacando en ellos el detalle del esquinazo de tres aristas como
elegante tránsito a los nervios. La linterna soporta su cúpula sobre seis columnas
exentas de basa y coronadas con capiteles toscanos. Para elevar la altura, sobre
los mismos se presentan zapatas decoradas con diversos motivos: espejos, el escudo
de la Orden de Santo Domingo y las armas de Messía y Fonseca.

La capilla mayor posee dos trompas aveneradas en los ángulos, en las que se
inscriben nuevamente los escudos de los patronos Rodrigo Messía y su esposa Mayor
de Fonseca, los cuales son flanqueados por ángeles tenantes. Sobre estos, dos
parejas de Virtudes: la Fortaleza y la Justicia sobre el escudo de Messía y la Fe y
la Caridad sobre Fonseca. Cubriendo el presbiterio, una bóveda de horno en la que
se representa un amplio programa iconográfico desarrollado en casetones
individuales: Santas Vírgenes, Mártires de la Antigüedad, personajes del Antiguo
Testamento (profetas en su mayoría), los Padres de la Iglesia Latina y los Santos
de la Orden, entre otros (Gila y Ruiz, 1984). Presidiendo el altar, una bella
pintura al fresco con el escudo de la Orden de los Hermanos Predicadores flanqueado
por dos galgos que portan antorchas en sus fauces, los cuales responden a los
emblemas del santo fundador.

A los pies de la iglesia se presenta un alto coro que es cubierto con bóveda de
tres anillos, en cuyo centro se enmarca un relieve de la Virgen del Rosario,
símbolo por excelencia de la Orden. Arquitectónicamente es evidente que esta bóveda
es posterior a Vandelvira, algo de lo que dan constancia los textos, poseyendo
además los pies del templo un grosor de muro menor. Por otro lado, en la esquina
exterior contraria a la torre-campanario se conservan unos arranques que podrían
haber quedado como testigos de una estructura anterior —posiblemente restos de un
compás o una ejecución inacabada— quedando además al aire los arcos que soportan la
bóveda anteriormente mencionada. Todas estas ejecuciones derivan en la inconclusa
fachada del templo, que es cerrada bruscamente mediante tapial encofrado.

Cabe mencionar por último el artesonado, conservado en la sacristía y expoliado en


el resto de las crujías conventuales, donde han desaparecido sus canes y placas
cerámicas del XVI (estas últimas reintegradas en el zócalo del altar mayor). Una
inscripción en uno de los canes conservados en la sacristía muestra la fecha de
1547.

Datos históricos

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