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ALUMNA: IBETT YATACO SOLIS

DOCENTE: LUIS ZEVALLOS MANRIQUE


CURSO: PRODUCCION AUDIOVISUAL
TOMAS ALVA EDISON
El quinetoscopio, por otra parte, resultó mucho más redituable en su
comercialización. Este era, a grandes rasgos, una máquina en forma de caja
que contenía, en su interior, un mecanismo que movilizaba una cinta que
pasaba encima de una luz eléctrica. Popular en ferias y parques de
atracciones, pronto se volvería una atracción menor al competir con el invento
de los Lumière: el quinetoscopio, a diferencia del cinematógrafo, sólo daba la
posibilidad de ser visualizado por una persona.
 

 
Otra de las personas que aportó material para los filmes de Edison fue Georges
Eastman. La utilización de una banda de celuloide, así como el establecimiento
de ciertas normas que acompañarán al cine (como el formato de negativo de
35 mm.), son otras de las contribuciones de Edison a la industria
cinematográfica.
 
A Edison también se le acredita la construcción de uno de los primeros
estudios de cine: el Black María. Allí se grabaron muchos de los pequeños films
que el quinetoscopio reprodujo.
 
Después de que Dickson colaborara con competidores de Edison, este lo
despide. “El mago de Menlo Park”, ahora asociado con Thomas Armat y
Charles Francis Jenkins, puso en circulación el vitascopio, un proyector de
cine que podía exhibir imágenes de gran tamaño. El deseo por apropiarse del
monopolio del cine llevó a Edison a formar la Motion Picture Patents Co. hacia
1909, que controlaría la producción de cine en Norteamérica durante los
siguientes años. Edison se distanciaría definitivamente de la industria
cinematográfica en 1918.
 

 
A lo largo de su carrera en la industria incipiente del cine, los estudios de
Edison grabaron cerca de 1200 films. Entre los más famosos se encuentran El
beso (The Kiss); Asalto y robo de un tren (The Great Robbery); La tierra más
allá del atardecer (The Land Beyond the Sunset); What Happened to
Mary (¿Qué ocurrió con Mary?). Algunos de los directores más notables que
colaboran en la organización de Edison son Edwin S. Porter, Edward H. Griffith,
Alan Crosland, entre otros.
 
Después de una vida sumamente productiva y llena de éxito, Thomas Alva
Edison falleció el 18 de octubre de 1931, en Nueva Jersey, Estados Unidos.

 
LOUIS AIMÉ AUGUSTIN LE PRINCE

Muchos historiadores consideran a Louis Aimé Augustin Le Prince como el


verdadero inventor del séptimo arte, ya que realizó sus primeras imágenes en
movimiento en octubre de 1888 con una obra titulada La escena del jardín de
Roundhay. Eran apenas dos segundos de metraje y para ello utilizó una
cámara con una lente única, el mismo procedimiento que le sirvió para filmar
los carros a caballo o a los peatones en El puente de Leeds (Inglaterra). Estos
dos títulos prueban que el francés se adelantó varios años a otros nombres
ilustres como el estadounidense Thomas Edison, que patentó la primera
cámara cinematográfica en 1891, o a sus famosos compatriotas los hermanos
Lumière, que rodaron su primer película en 1895.
Su vida desapareció de forma misteriosa el 16 de septiembre de 1890 tras visitar a su hermano
en Dijon, tan solo unas semanas antes de presentar en público su invención. Subió a bordo del
tren de Dijon a París y nunca se volvió a saber de él.

Hablo de Louis Le Prince, tal vez quien comenzó el cine


Louis le Prince adquirió grandes conocimientos de fotografía cuando
trabajaba en el taller fotográfico de su padre, sobre todo el funcionamiento de
los daguerrotipos y la química para capturar imágenes. Comenzó a
experimentar con la idea de fotos móviles y planeó presentar su obra en
público por primera vez en Nueva York en 1890.

 Le Prince se adelantó varios años a otros nombres ilustres como Thomas


Edison, que realizó su primera película en 1891 o los hermanos Lumière, que
hicieron lo propio en 1892, pues en mayo de 1887, construyó y patentó una
lente de cámara, usada por primera vez el 14 de octubre de 1888 para filmar lo
que acabaría conociéndose como La escena del jardín de
Roundhay (Roundhay Garden Scene), la que probablemente sea la primera
secuencia de imágenes en movimiento filmada en toda la historia.

Por desgracia Le Prince nunca fue capaz de realizar una representación


pública en Estados Unidos, porque desapareció misteriosamente en un tren
que unía Dijon y París el 16 de septiembre de 1890, sin que su cuerpo o su
equipaje fueran encontrados.
William Friese-Greene (Reino Unido 1855 – 1921), fue un pionero en el
desarrollo de la captura y representación de imágenes en
movimiento. A mediados de la década de 1880 trabajó en un proyector de
imágenes que podía reproducir hasta 7 imágenes por segundo, basado primero
en fotogramas de papel tratado con aceites, y luego experimentando con
celuloide y llegando a una velocidad de 10 cuadros por segundo, luego de
concluir que las placas de vidrio nunca serían útiles para grandes velocidades
de proyección.
Desarrolló una cámara  cronofotográfica para capturar imágenes y un
proyector, el Biofantascopio, que no llamó demasiado lo atención del público
debido a su falta de confiabilidad. Poco tiempo después intentó adaptar el
sistema para proyecciones estereoscópicas.
WILLIAM FRIESE-GREENE

El espíritu pionero de Friese-Greene generó otras tantas ideas de


avanzada para la época, como el sombrero iluminado y la pantalla móvil,
ambos artefactos pensados para publicidad en espacios públicos. Tanto éstos,
como sus desarrollos de dispositivos para capturar y reproducir imágenes en
movimiento ( a color y estereoscópicos ) aunque muy originales e innovadores,
sufrían severos problemas técnicos.
HERMANOS LUMIER

En 1881, con apenas dieciséis años, Louis había hecho algunas pruebas


para detener el movimiento en las fotos: el humo de una lumbre de rastrojos
en el jardín, su hermano lanzando un cubo de agua, saltando sobre una silla o
arrojando un palo al perro de la casa. Acababa de inventar la instantánea que,
como habían hecho los pintores impresionistas una década antes, captaba el
instante y su luz fugaz. Este hallazgo fue divulgado en el Boletín de la Sociedad
Francesa de Fotografía y suscitó gran admiración entre los colegas de medio
mundo.

Cinematógrafo inventado por los hermanos Lumière, 1895. El aparato consistía


en una caja de madera con un objetivo y una película perforada de 35
milímetros. Ésta se hacía rodar mediante una manivela para tomar las
fotografías instantáneas que componían la secuencia (que no duraba más de
un minuto) y proyectar luego la filmación sobre una pantalla. Foto: Sspl / Getty
images

Poco después, el patriarca de la familia compró un terreno en el barrio de


Monplaisir, situado en las afueras, lo que permitía la manipulación de productos
químicos. En apenas una década, los Lumière construyeron la mayor
fábrica de fotografía de Europa y crearon una marca de placas
fotográficas con su nombre, que recibió el nombre de "Etiqueta Azul" por el
color de la caja. La venta masiva de sus productos les hizo rápidamente ricos y
permitió a los hermanos dedicarse a la investigación. En 1883, a la par que se
expandían sus negocios, los Lumière convocaron un concurso público a fin
de contratar investigadores para sus laboratorios; aunque se presentaron
universitarios laureados, los Lumière prefirieron emplear a técnicos instruidos
en el liceo de La Martinière.

La creación de la sociedad Antoine Lumière e Hijos acarreó cambios


sustanciales en sus vidas. Desde el viejo estudio a orillas del Ródano se
mudaron a una villa modernista que bautizaron como Château Lumière.
Gracias a su patrimonio, la familia fue haciéndose un hueco en la alta sociedad
local. Pero no todos los Lumière reaccionaron igual a su recién adquirida
riqueza: mientras que el padre padeció el "mal de piedra", esto es, se hizo
construir varias casas, los hijos, en cambio, heredaron los valores de la
filantropía y la fe en el progreso.

Con la proliferación de los artilugios ópticos, los espectáculos audiovisuales se


pusieron de moda y se registraron patentes de investigadores como Louis
Leprince y Thomas Edison, lo que aceleró la carrera hacia el cine. Y de
nuevo Louis Lumière dio con la solución: el "cinematógrafo". El aparato
consistía en una caja de madera con un objetivo y una película perforada
de 35 milímetros. Ésta se hacía rodar mediante una manivela para tomar las
fotografías instantáneas que componían la secuencia (que no duraba más de
un minuto) y proyectar luego la filmación sobre una pantalla.

Desde principios de 1894, los hermanos Lumière empezaron a ensayar


rodajes con su nueva cámara, que, plantada delante de la entrada principal
de su propia fábrica, trataba de retratar a golpe de manivela el fin de la jornada
laboral. De manera que de la película Salida de la fábrica Lumière realizaron
tres versiones antes de proyectarla en la primera sesión pública, que se celebró
el 28 de diciembre de 1895 en el conocido Salón Indio del Gran Café de París.

para saber más

EN BUSCA DEL CIEN EN COLOR

Tras el éxito de público, los Lumière encargaron al ingeniero Jules Carpentier


fabricar un gran número de cámaras, nombraron a agentes de la empresa en
las principales capitales de Europa y América, y formaron a jóvenes
operadores dispuestos a viajar por los cinco continentes para rodar
escenas de los pueblos locales. La selección de personal resultó fácil y
barata: entrevistaron a los recién licenciados de las facultades y escuelas
técnicas de Lyon más capaces para el oficio y les impartieron un curso
acelerado de filmación y proyección. Asimismo les proporcionaron un equipo
técnico y las credenciales necesarias para realizar su trabajo por todo el
mundo.
Así recalaron en la empresa un estudiante de farmacia como Gabriel Veyre,
que pronto zarpó hacia América Latina; el veterano soldado Félix Mesguich,
encargado de abrir una sucursal en Estados Unidos; el jefe mecánico Charles
Moisson, que cubrió en Rusia la coronación del zar, y un antiguo alumno de La
Martinière, Alexandre Promio, a quien la regente de España, doña María
Cristina, autorizó a filmar algunas escenas de la guardia y la armada reales.
Todo un equipo técnico que, en una diáspora planificada desde los
despachos de las fábricas Lumière, contribuyó a una globalización sin
precedentes de las imágenes del planeta.

Tras el éxito de su primera proyección en Lyon, los hermanos Lumière abrieron


un teatro para exhibir sus películas en París, en 1897. De la película Salida de
la fábrica Lumière realizaron tres versiones antes de proyectarla en la primera
sesión pública, que se celebró el 28 de diciembre de 1895 en el conocido Salón
Indio del Gran Café de París. Foto: Rue des archives / Album

Mientras tanto, los hermanos Lumière, además de administrar los asuntos


empresariales, proseguían con sus investigaciones para obtener una
fotografía en color en un solo cliché. Sus investigaciones incluían desde la
técnica de coloreado a mano empleada por los japoneses en sus estampas –
como las que coleccionaba Claude Monet– hasta las placas de vidrio traslúcido
que se podían proyectar en una pantalla. De hecho, consiguieron en sus
fábricas de Monplaisir un procedimiento bautizado como "tricromía", que los
camarógrafos de la empresa presentaron como pruebas fotográficas en color
tras las sesiones de cine. La pintura, la fotografía y el cine compartían un
mismo lenguaje, pues todos reflejaban los cambios de la Naturaleza,
encuadraban el tiempo detenido y atrapaban la luz fugaz del paisaje. Sólo
faltaba que compartiesen una mirada en colores.

La placa autocroma de los Lumière, patentada en 1903 y comercializada


en 1907, maravilló a los especialistas por su extrema sensibilidad y fue el
único procedimiento en color hasta 1935. Los autocromos entusiasmaron a los
críticos por las mismas razones que la instantánea y el celuloide cautivaron a
sus predecesores: reproducían la realidad y vencían a la muerte. De modo que
tanto políticos como millonarios se retrataron en colores para pasar a la
posteridad. La Gran Guerra devolvería la realidad al blanco y negro.

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