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EL CINE SU HISTORIA Y RELACION CON LA LITERATURA

CINE LITERARIO

JOSE MANUEL BURGOS JAIMES

1098820404

ANTONIO ACEVEDO LINARES

UNIDADES TECNOLOGICAS DE SANTANDER

BUCARAMANGA/SANTANDER

2018
¿QUIEN INVENTO EL CINE?

Y aunque la fotografía fue determinante


en el desarrollo y progreso del
cinematógrafo, la fecha de nacimiento
de este arte no es anterior al 28 de
diciembre de 1895, en el Salón Indien
del Gran Café del Boulevard de los
Capuchinos de París. En esta fecha y
en este lugar es donde quién inventó el
cine: los hermanos Lumière, exhibieron
en público su invención con una breve
proyección de un tren llegando a una
estación. 

ORIGEN DEL CINE

La idea del cinematógrafo, que es el otro nombre que tiene el cine, es bastante
antigua. De hecho, el origen del cine lo encontramos en el año 1654. Cuando el
sacerdote alemán Atanasio Kircher experimentaba con imágenes en
movimiento gracias a su famosa linterna mágica. Más de un siglo después tenían
lugar las llamadas Fantasmagories del francés Gaspard Robert, llamado
“Robertson”. Un espectáculo muy llamativo basado en figuras pintadas sobre
placas de cristal, que en el año 1798 constituyen las primeras proyecciones
públicas de que se tiene noticia. Las posibilidades reales que podía tener el cine
fueron fueron adivinadas por el belga Joseph-Antoine Plateau, que en el 1828
mediante un artilugio de su invención mostraba imágenes en movimiento. Es el
antecedente más antiguo y más parecido al cine actual. Este físico belga se basó
en el principio de la persistencia de las imágenes luminosas en la retina del
ojo, y en el año 1832 inventó el fenakistiscopio, que permitió por primera vez
contemplar una imagen en movimiento. Un año después, en 1833, el matemático
austriaco Simon von Stampfer creaba un curioso artilugio que
llamó estroboscopio. Este invento permitía poder ver un objeto que estaba
girando sobre sí mismo como si estuviera quieto o dando giros muy despacio.

Se inicia el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste


Lumière realizaron la primera proyección pública de imágenes en movimiento. Los
Lumière habían inventado lo que muchos han calificado como la fábrica de los
sueños mientras que para muchos otros es una fábrica, sí, pero de hacer dinero.

La idea de capturar, crear y reproducir el movimiento por medios mecánicos es


muy antigua, existieron antecedentes tales como la cámara oscura, o el
taumatropo, la linterna mágica, el fusil fotográfico. La técnica para captar la
realidad por medios luminosos había sido ya desarrollada por los inventores del
daguerrotipo y la fotografía, a mediados del siglo XIX. Thomas Alva Edison,
inventor de la lámpara incandescente y el fonógrafo, estuvo muy cerca también de
inventar el cine, al patentar el kinetoscopio creado en su laboratorio por William
Dickson, el cual, sin embargo, solo permitía funciones muy limitadas. Inspirándose
en éste e integrándolo a diversos inventos y descubrimientos de la época, como el
rollo de fotos de Eastman. Los hermanos Lumière, hijos del fotógrafo Antoine
Lumière, crearon el cinematógrafo: este dispositivo que desarrollaron permitía la
toma, proyección y hasta el copiado de imágenes en movimiento; el espectáculo
público derivado de la exhibición del funcionamiento del aparato. La primera
presentación fue el 28 de diciembre de 1895, en París, y consistió en una serie de
imágenes documentales, de las cuales se recuerdan aquella en la que aparecen
los trabajadores de una fábrica (propiedad de los mismos Lumière), y la de un tren
(en la estación de La Ciotat) que parecía abalanzarse sobre los espectadores,
ante estas imágenes las personas reaccionaron con un instintivo pavor, creyendo
que el tren los atropellaría. La función de las primeras "películas" era mayormente
documental, con el agregado del movimiento. Tiempo después lograron el primer
film argumental de la historia, El regador regado

Por un tiempo, el cine fue considerado una atracción menor, incluso un número de
feria, pero el puntapié inicial para realizar historias y experimentar recursos
narrativos visuales fue cuando Alice Guy una ilusionista que en principio, usó el
cinematógrafo como un elemento más para sus espectáculos, pero luego los
desarrollaría en el cine, creando rudimentarios —pero eficaces— efectos
especiales. Los noveles realizadores captaron las grandes posibilidades que el
invento ofrecía y fue así como en la primera década del siglo XX surgieron
múltiples pequeños estudios fílmicos, tanto en Estados Unidos como en Europa.
En la época, los filmes eran de pocos minutos y metraje, trataban temas más o
menos simples, y tanto por decorados como por vestuario, eran de producción
relativamente barata. Además, la técnica no había resuelto el problema del sonido,
por lo que las funciones se acompañaban con un piano y un relator (ver cine
mudo). Pero en este tiempo surgieron la casi totalidad de los géneros
cinematográficos (ciencia ficción, históricas o de época); el género ausente fue,
por supuesto, la comedia musical, que debería esperar hasta la aparición del cine
sonoro. También en la época se produjeron los primeros juicios en torno a los
derechos de autor de las adaptaciones de novelas y obras teatrales al cine, lo que
llevaría con el tiempo a la creación de las franquicias cinematográficas basadas en
personajes o sagas.
EL CINEMATOGRAFO

El cinematógrafo, el invento de los Lumière, tenía como


antecedente el kinetoscopio de Thomas Edison. Ellos
consiguieron fabricar una cámara más portátil y funcional a
partir de aquel artefacto, que registraba imágenes en
movimiento, aunque no era capaz de reproducirlas. Aunque
los hermanos Lumière nunca tuvieron excesiva confianza en
las posibilidades técnicas y artísticas del nuevo invento, poco
a poco estas proyecciones van atrayendo a un número de
espectadores cada vez mayor. Las primeras películas
combinaban indistintamente dos tendencias cinematográficas que pronto se
escindirían: el cine documental y el cine de ficción. Por un lado exhibían escenas
de la vida cotidiana, filmadas en exteriores: trabajadores saliendo de las fábricas,
trenes, transeúntes… y, por otro, representaciones escenificadas grabadas en
interiores. Algunas de estas cintas a las que nos referimos son las famosas Salida
de la fábrica (1895) o La llegada del tren a la estación (1895).

Pronto, el particular invento fue distribuido por todo el mundo, bien a través de la
compra de la patente, o bien mediante la copia del artilugio. Diferentes inventores
alemanes, norteamericanos e ingleses copiaron y mejoraron el cinematógrafo, y
puede decirse que a finales del siglo XIX un amplio número de personas en
Europa y en Estados Unidos habían visto algún tipo de imágenes en movimiento.
Por ejemplo, en el caso de la India, el cinematógrafo llegó solamente un año
después de que lo inventaran los hermanos franceses.

Una vez comprobado su potencial económico, el cine se convirtió pronto en un


espectáculo de feria, barato y popular, despreciado por los intelectuales, muy
alejado de la categoría de Arte bajo la que hoy se le considera. Poco a poco el
cine comenzó a dejarse de ver como un espectáculo de feria y ciertos intelectuales
ya lo empezaban a reivindicar como un Arte. A partir de 1910 comienzan a
producirse en Europa películas de mayor duración y más calidad. En Francia se
adaptaron obras de Victor Hugo o Emile Zola, mientras que en Italia se
consolidaba una forma de hacer cine que influirá en todo el mundo. Mientras, en
Estados Unidos empiezan a fundarse los primeros estudios cinematográficos.

En la Exposición Universal de 1900 el aparato causó una gran sensación, lo que


supone el impulso definitivo para su expansión. En Estados Unidos se eliminó la
marca Lumière del cinematógrafo, tras un forzado conflicto legal, lo que marcó la
desligazón del cine europeo y anglosajón. Por su parte, sería la firma de Charles
Pathé la que extendería el cinematógrafo a Berlín, Londres, Roma, Moscú… Antes
de la Primera Guerra Mundial, el cine francés se había adueñado del mundo. En
1913 la firma Pathé equipaba el 95% de las salas de Bélgica, El 60% de Rusia y el
50% de Alemania. Incluso durante esta época, el cine americano, pese a su
producción autóctona continuaba importando filmes franceses. A partir de la
Primera Guerra Mundial, el testigo del mayor productor de cine pasaría a manos
anglosajonas.

Pronto se vio que la capacidad de conexión con el público que poseía el cine
implicaba excelentes expectativas económicas. Aunque hoy hablemos del cine
europeo como un cine de autor y de un cine norteamericano centrado en los
aspectos comerciales, lo cierto es que a ambos lados del Atlántico pronto se
enfocó el cine como un negocio. El cine nació con una pronta vocación industrial,
que se concretó rápidamente en la creación de diferentes empresas con la
intención de rentabilizarlo, es decir, las productoras. Esta visión del cine como un
producto rentable contribuyó a la realización de cada vez mejores películas,
haciendo avanzar el lenguaje cinematográfico, ya que el público demandaba
mejores historias. Todo ello animaba a las empresas a invertir en esta industria.

Algunas de las películas rodadas durante estas tres primeras décadas han pasado
a la historia del cine, convirtiéndose en clásicos y marcando inexorablemente la
evolución posterior del lenguaje cinematográfico. El nacimiento de una nación
(1915) o Intolerancia (1916), convierten a su autor, David W. Griffith (1915), en
uno de los padres del lenguaje cinematográfico, quién concreto en estas dos
películas todas las aportaciones hechas en el cine hasta entonces. De la misma
manera pasarían a la historia Frizt Lang, Sergei M. Eisenstein, Cecil B. DeMille,
Charles Chaplin, Friedrich W. Murnau, Vertov, Jean Epstein, etc.

Paulatinamente el cine se iba desarrollando a lo largo de todo el mundo pero no


homogéneamente, de manera universal, sino que el cine se impregnó de los
valores culturales de cada país. Desde un primer momento se detectaron aspectos
y formas de lenguaje en cada país que remitían a una manera de entender la
producción distinta, que constituyeron distintas identidades cinematográficas a lo
largo del mundo.

A un lado del Atlántico se sitúa la poderosa industria de Hollywood, que desde un


principio se conforma entorno a unas pocas sociedades que concentrarán la
producción, distribución y exhibición de las películas con el fin de conseguir
rentabilizar. Por su parte, las vanguardias europeas (francesa, alemana y
soviética, principalmente) se caracterizaron durante los años 20 por su
experimentación formal con el lenguaje cinematográfico y reivindicando para el
cine el estatus de arte. A pesar de que el cine caminaba con paso firme en todos
los países, ya durante los años 20 la producción de Estados unidos comienza a
destacar sobre la del resto de cinematografías mundiales, incluida la francesa. En
1920 Estados Unidos produjo 796 largometrajes, frente a los 646 producidos por
Alemania o a los 65 en Francia. En este año cerca del 80% de las películas
proyectadas en Europa fueron estadounidenses. Hollywood arrancaba como sede
mundial de la industria cinematográfica.

DEL CINE MUDO AL CINE SONORO

El final de la década de los veinte está marcado por la revolución que supuso la
llegada del cine sonoro. La primera película que se considera sonora es El Cantor
de Jazz, de Alan Crossland. Warner Bros. hizo esta película cuando estaba casi
en la ruina, en un desesperado intento de salir a flote, y gracias al éxito del filme
logró resurgir e impuso el sonido al resto de las productoras.

Aunque en un principio parecía que la incorporación del sonido restaba


expresividad a los planos, pronto se supo aprovechar la capacidad comunicativa
que aportaban los diálogos. Los espectadores podían entender mejor las historias
y muchos intelectuales vieron la posibilidad de escribir guiones interesantes. A
efectos del cine como sistema global, la incorporación del sonido trajo cambios en
la industria. Ya no bastaba con ser fotogénico, sino que la voz tenía que cumplir
unas expectativas. En el cine norteamericano muchos actores de origen extranjero
vieron reducidas sus posibilidades de triunfar en Hollywood, pues su acento no se
ajustaba a las exigencias de los personajes, por lo que se vieron relegados a
interpretar papeles muy concretos.

Los estudios, que por entonces aglutinaban en sí mismos todas las actividades
cinematográficas de forma vertical (producción, distribución y exhibición), se vieron
obligados a realizar grandes inversiones para adaptarse a la nueva tecnología del
registro del sonido. Las cámaras de cine, para asegurar una buena sintonización
entre la banda sonora y la de imagen, pasaron a rodar a 24 fotogramas por
segundo, lo cual implicó también la reforma de las salas de exhibición.

La aparición del sonoro también supuso la necesidad de cambiar la estructura


financiera de Hollywood. Con la aparición del sonoro el control de la industria se
pierde definitivamente para las empresas puramente cinematográficas, y se
concentra en manos de la gran banca y de la industria electrónica. La llegada del
sonido también potenció la importancia de los guionistas en la industria del cine,
quienes hasta entonces no habían tenido demasiada. Así llegaron a Hollywood
muchos periodistas, escritores y dramaturgos (los hermanos Mankiewicz, Charles
McArthur, Ben Hecht, etc) de la Costa Este de los EE.UU. y también de Europa,
atraídos por la enorme oferta de trabajo que representaba escribir para la industria
cinematográfica.
DEL BLANCO Y NEGRO A COLOR

Anteriormente se creía que el año


1909, en el teatro Palace-Varieté
de Londres, se proyectaron por
primera vez películas en color (el
principal problema era que la
técnica creada por George Smith
(cinemacolor), sólo utilizaba dos
colores: el verde y el rojo -los
cuales se mezclaban de manera
aditiva-). Pero en realidad, fue en 1901 cuando se creó la primera película en color
de la historia. Sin título, fue dirigida por el fotógrafo Edward Turner y su mecenas
Frederick Marshall Lee. La manera en que la realizaron fue, rodar las escenas en
blanco y negro, para después añadir filtros verdes, rojos y azules. Finalmente se
creaba uniendo el metraje original y los filtros en un proyector especial.

Posteriormente, en 1916, llegó el


technicolor (procedimiento tricromático
(verde, rojo, azul). Su uso exigía una
triple impresión fotográfica,
incorporación de filtros cromáticos y
unas cámaras de enormes
dimensiones). La primera pieza
audiovisual que se realizó
completamente con esta técnica fue el
corto de Walt Disney "Flowers and
Trees", dirigida por Burt Gillett 1932. Sin embargo, el primer largometraje que se
realizará con esta técnica será la por película "La feria de las vanidades" (1935),
de Rouben Mamoulian. Posteriormente, el technicolor se extendió sobre todo en el
ámbito musical como el "Mago de Oz" o "Cantando bajo la lluvia", en películas de
la época como "Las aventuras de Robin Hood" o en la animación, "Blancanieves y
los siete enanitos".

El primer cine era documental: escenas de obreros saliendo de las fábricas y


cosas así. Pero el cine documental en cuanto tal, recién vino a nacer en 1922, con
el filme Nanook el esquimal. Aunque nunca demasiado popular, de tarde en tarde
se rodarían algunos clásicos, como por ejemplo El mundo sumergido, de Jacques
Cousteau. El cine histórico y bíblico, por su parte, caminarían de la mano, en la
búsqueda de la espectacularidad. Desde antiguo se habían rodado películas sobre
la vida de Cristo (por ejemplo, Del pesebre a la cruz (1912). Sin embargo, el
cineasta que le dio verdadera carta de naturaleza al cine histórico o bíblico fue
Cecil B. DeMille, con hitos como Los diez mandamientos (la versión original de
1923 y el remake de 1956), Rey de reyes (1927) o Cleopatra (1934). Otro clásico
de época es Lo que el viento se llevó, estrenada tras varias peripecias en 1939.

En la década de 1930 surgen también, estrechamente hermanados, el cine de


gángsters y el cine negro. Hitos claves del cine gangsteril fueron el Scarface de
1932 o Hampa dorada, y un director clave fue Howard Hawks. Su éxito se explica
por la dosis de crítica social que dichos filmes envolvían, sobre la situación
posterior a la Gran Depresión de 1929. Además, fueron campo de experimentos
formales con la iluminación, con fuerte influencia de los cineastas europeos
herederos del Expresionismo, muchos de los cuales habían llegado a Hollywood
huyendo del Tercer Reich, por ese entonces ascendente. Quizás el actor más
asociado con el género es Humphrey Bogart, con clásicos como Casablanca, El
halcón maltés o El sueño eterno.

El cine fantástico y de ciencia ficción había también experimentado su propio


desarrollo, paralelo a un elemento que le era indispensable: el desarrollo de los
efectos especiales. Ya Georges Méliès había diseñado una curiosa fantasía
llamada De la Tierra a la Luna, vagamente basada en la novela de Julio Verne. La
gran película del cine mudo de ciencia ficción fue Metrópolis, de Fritz Lang (1927),
la cual marcó estéticamente a muchos cineastas posteriores, pero que en su
tiempo fue un fracaso de taquilla, costoso para los cánones de la época, y que por
lo tanto, relegó a la ciencia ficción fílmica al plano de mero entretenimiento, sin
mayor trascendencia intelectual, estigma que pesaría sobre el género hasta 2001:
Odisea del espacio (1968). En la década de 1930, coincidiendo con la Gran
Depresión y el Nazismo, se puso de moda el cine de terror, con clásicos como
Dracula (con Béla Lugosi, dirigida por Tod Browning, en 1931), o El doctor
Frankenstein de James Whale, con Boris Karloff (1931). Con éstos y otros filmes,
los Estudios Universal crearon la imagen moderna de los clásicos monstruos de la
literatura de terror.

La llegada del sonido permitió también el desarrollo de la comedia musical, género


harto más amable, incluso de evasión, en donde primaba el peso de los números
musicales y canciones por sobre la historia, y que fue el vehículo de lucimiento
para diversos bailarines. Los más importantes fueron la dupla conformada por
Ginger Rogers y Fred Astaire. El gran clásico del género es Cantando bajo la lluvia
(1952).

Un género típico de los Estados Unidos que se desarrolló en aquellos años fue el
Western, en particular gracias al trabajo de cineastas como John Ford. El gran
actor de westerns de la época fue John Wayne. El género fue muy exitoso en
Estados Unidos, por construir una mitología fílmica de carácter nacionalista.

En cuanto a la comedia, su edad de oro comenzó con los Keystone Cops, los
alocados cortos con policías de Mack Sennett, que inventaron el concepto de gag,
incluyendo uno clásico: lanzarle pasteles de crema a la cara de la gente. Pero el
primer gran personaje cómico fue el vagabundo sin nombre que Charles Chaplin
interpretara en numerosos cortos, y más tarde en largometrajes como The Kid
(1921) o en Luces de la ciudad (1927). Otro cómico importante fue Buster Keaton.
Más tarde llegaron El gordo y el flaco, Los Tres Chiflados y Jerry Lewis.

El cine de animación fue experimentado desde los comienzos del cine mismo.
Desde 1889 Émile Reynaud trabajó en este campo, y presentó en 1892 su serie
de cortos Pantomimes Lumineuses; Stuart Blackton creó en 1906 Humorous
Phases of Funny Faces, una animación realizada en un pizarrón; el Stop Motion
fue descubierto por Segundo de Chomón (La casa encantada, de 1906 o 1907) y
por Émile Cohl (La carrera de las calabazas, de 1908), quien además trabajaba
mezclando actores y dibujos.

Y, aunque el primer largometraje animado fue El apóstol (1917), producida en


Argentina por Quirino Cristiani, quien impulsó definitivamente la industria del cine
de animación fue Walt Disney, con los largometrajes Blancanieves y los siete
enanitos (1937) y Fantasía (1940).

Posiblemente la cúspide de las posibilidades del cine de la época, en términos de


lenguaje cinematográfico, haya sido alcanzada por el filme Ciudadano Kane, de
Orson Welles, en 1941. Película polémica en su época, ha sido reconocida en
retrospectiva como uno de los grandes hitos fílmicos de todos los tiempos, y sumó
todos los experimentos conceptuales de la época, cerró caminos y abrió otros,
razón por la cual figura regularmente como una de las mejores películas de todos
los tiempos, en listados y reseñas críticas.

EL CINE Y LA LITERATURA

El cine como espectáculo de las imágenes, desde su surgimiento, ha cautivado a


millones de personas en el mundo. Su marcada influencia social es uno de los
motivos por el que en muchas ocasiones las obras literarias se han llevado al cine.
Con mayor o menor suerte, los textos literarios recreados han quedado plasmados
en el mundo de las imágenes. El cine, como entretenimiento que se nutre de las
demás artes, debe entenderse necesariamente como texto, dado que:

La metamorfosis que implica llevar la literatura artística al cine, es un compromiso


de por si complejo. La adaptación del guión y luego la producción de la película
como pasos de un largo proceso entrañan difíciles responsabilidades para los
implicados. El resultado depende además de la intencionalidad tanto del guionista
como del director, de ser fiel a la obra o recrear su propia sensibilidad artística.
Cuando en 1895 se daba a conocer la existencia del cine y con este quedaba
reconocida universalmente la figura de los hermanos Louis y Auguste Lumiere, la
literatura ya tenía muchos siglos de vida.

Libros como Las mil y una noches y Gargantúa y Pantagruel habían apelado a la
esencia de los sentidos. Shakespeare y Cervantes habían escrito sus importantes
obras Romeo y Julieta y Don Quijote de la Mancha. Moría el simbolismo como
corriente literaria y en su lugar, se daba paso al realismo. Comenzaban así, a
avecinarse, los acelerados cambios que traería el fin de siglo. Mientras, el cine
surgido como arte y más tarde como industria, supo ponerse a tono en breve
tiempo con la literatura, nutriéndose en cierta medida para lograrlo, de esta.

Esta vinculación cine-literatura ha tenido y tiene distintas formas de expresarse.


En ocasiones, la literatura se ha convertido en cine a partir de la adaptación fílmica
de obras literarias, donde el argumento de éstas se ha transformado en un guión
cinematográfico, con mayor o menor fortuna. Y viceversa, el éxito de una película
a veces ha provocado la edición literaria de la historia en la que se basa o del
guión de la misma. En otras películas, la literatura se ha convertido en
protagonista al mostrar las vivencias de un escritor o escritora, real o ficticio. La
relación entre la literatura y el cine, puede entenderse como una clase de
intertextualidad, coincidiéndose con la opinión de Frank Padrón de que:...Las
relaciones entre el cine y la literatura como, en cierto sentido el teatro, significan
un intercambio intertextual. El destino de diversas obras literarias y de sus autores
ha sido para unos afortunados y para otros negativos. Por ejemplo en el siglo XX
el uso de medios masivos como forma comercial atrapó en Estados unidos a sus
escritores. Tal es el caso de John Dos Passos, Faulkner y Scotfitzgerald cuyas
obras o guiones fueron rotundos fracasos. La versión cinematográfica de Las
nieves del Kilimanjaro fue bautizado por Hemingway irónicamente Las nieves de
Zanuck por el productor del filme.

Existe pues el criterio, de que clásicos literarios, obras trascendentales de sus


autores, sean en ocasiones convertidas en obras cinematográficas, acreditándose
relaciones intertextuales entre sí. Son numerosas las versiones de obras literarias
llevadas al cine. Como diría Rufo Caballero : La imagen y la escritura, de una vez
digámoslo, se presuponen de forma orgánica e inseparable en la madeja de
crecimiento histórico de la cultura y los gestos civilizados del ser.

De ahí que se presenten entre un enorme listado, cinco obras literarias cuyos
autores están validados como clásicos. Las mismas respaldan esta proposición
que tienen como interés central el acercamiento desde lo intertextual a sus
respectivas versiones cinematográficas. Elemento teórico que fundamenta la
importancia y riqueza fílmica, a pesar de la existencia y teniendo en cuenta
también, las críticas negativas de las películas presentadas.

Considera además, que su relación se da por trasmutaciones de lenguajes, de uno


a otro, por profundas transfiguraciones de sentido y recursos, metamorfosis y
trasvases plenos de matices y sutilezas que para nada admiten la reducción que
implica la adaptación, y que requieren exámenes casuísticos que reparan en el
amplio repertorio de posibilidades que tiende a suponer la mutación de la literatura
al cine, o el vértigo del cine hacia la literatura. Esboza también que no siempre son
iguales los puntos de partida o las devociones y jerarquías culturales a tenor de
las cuales acontece el enlace.

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