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CONTEMPORÁNEA 1/11111
DE ESPANA
DESDE 1923
Dictadura y democracia
Juan Avilés Farré
Ángeles Egida León
Abdón Mateas López
ISBN-13: 978-84-9961-037-5
Depósito legal: M-42721-2011
ÍNDICE 7
TEMA 3. LA II REPÚBLICA: INVOLUCIÓN Y REVOLUCIÓN.
EL BIENIO RADICAL-CEDISTA Y EL FRENTE
POPULAR.......................................................................... 57
l. Las elecciones de 1933 ........... .. ......... ..... .......... ...... .. .. ...... ........ 58
2. Los gobiernos radical-cedistas. .. ..... ................................... ... .. .. 60
3. La revolución de Asturias ....... ..... .. .... .. ........ ...................... ...... . 64
4. La caída de Lerroux .................................................................. 66
5. Las elecciones de febrero de 1936 ............................ .... ......... ... 67
6. El Frente Popular ... .. ... ..... .. .... .. ... ............. .. .... .... ...... .... .......... ... 70
7. Conspiración revolucionaria y violencia política...................... 73
8. Los últimos días de la República en paz................................... 77
ÍNDICE 9
Tema 1
LA DICTADURA
DE PRIMO DE RIVERA
Ángeles Egida León
l. El golpe de Estado
3. La consolidación de la Dictadura:
el intento de institucionalización del régimen
Bibliografía
ÁLVAREZ Rey, L., Bajo el fuero militar. La dictadura de Primo de Rivera en sus
documentos (1923-1930), Universidad de Sevilla, 2006.
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BoYD, C. P., La política pretoriana en el reinado de Alfonso XJJJ, Madrid,
Alianza, 1990.
CARR, R., España, 1808-2008. Edición revisada y actualizada por Juan Pablo
Fusi, Madrid, Ariel, 2009.
3. El Gobierno provisional
5. La Constitución de 1931
Uno de los argumentos más esgrimidos para explicar lo que durante mu-
cho tiempo se ha considerado el fracaso de la República es el desorden pú-
blico, la violencia como arma política. Es obvio que en las tres etapas del
periodo republicano las masas se desbordaron en varias ocasiones, como lo es
que hubo dos momentos especialmente flagrantes y de signo bien contrario en
lo relativo a la alteración del orden constitucional: la sublevación de Sanjurjo
en 1932 y la revolución de octubre en 1934 y un desencadenante en julio de
1936: el asesinato de Calvo Sotelo, que actuó como es sabido como detonante
para la Guerra Civil. Sin embargo, el orden público fue, sin duda, una de las
prioridades de la República. Prueba irrefutable del deseo y la voluntad del
nuevo régimen de mantenerlo y de su conciencia de que era probable que
sufriera alteraciones visibles es el crecimiento que experimentaron las fuer-
zas destinadas a lograrlo: mientras en 1930 había 43. 785 ~entes contabiliza-
dos (entre guardias civiles y carabineros), en 1932 la cifra ascendía a 55.162
(guardias civiles, carabineros y guardias de asalto), es decir, se habían sumado
11.3 77 individuos, o sea casi un ~º más.
La política de orden público de la República se apoyó en tres pilares fun-
damentales: l~dia de Asalto, la Ley de Defensa de la República y la Ley
de Orden Público. La Guardia de Asalto se concibió como una nueva fuerza
urbana de seguridad, cuyos miembros serían seleccionados por su destreza
física y considerados como leales a la República, en la medida en que venían
a sustituir en sus funciones a la Guardia Civil, ligada en el subconsciente
colectivo a la Monarquía y a los terratenientes como fuerza represora de los
movimientos populares habidos en los periodos históricos inmediatamente
anteriores, sobre todo en el medio rural, pero también en las ciudades, fren-
te al insurreccionalismo anarquista que había sido muy activo en los años
anteriores, especialmente durante la dictadura del general Primo de Rivera.
Pero los guardias de asalto, que iban armados con porra y revólver, pronto
se convirtieron, pese a lo previsto, en un cuerpo fuertemente militarizado al
mando del teniente coronel Agustí.n._M:uño~Gra!ldes. No obstante, los secto-
res conservadores siempre se mostraron recelosos hacia el nuevo cuerpo al
que acusaban de ser una fuerza políticamente leal a la República.
Desde el punto de vista institucional, se trataba, sobre todo, de asegurar la
estabilidad del sistema democrático y para ello, el jefe del gobierno, Manuel
Azaña aceleró la votación en las Cortes de la nueva Ley de Defensa de la Re-
pública que se aprobó sin apenas discusión el 20 de octubre de 1_211. La nue-
valey prohibía, entre otras cosas, toda acción o expresión que redundase en
menosprecio de las instituciones u organismos del Estado, la apología del ré-
gimen monárquico, la comisión de actos de violencia contra personas, propie-
dades o cosas, por motivos religiosos, políticos o sociales, la tenencia ilícita
de armas o explosivos y las huelgas no anunciadas con una semana de antici-
pación, pero también facultaba al ministro de la Gobernación para suspender
50
-
carmiento general. En total murieron 22 campesinos (entre ellos dos mujeres
Bibliografía
-- ---
parte, no hay que olvidar que el sistema electoral favorecía a las coaliciones
3. La revolución de Asturias
4. La caída de Lerroux
--
los uniformes y las consignas de sus Juventudes, no era un artido fascista.
Los sectores más radicales del tradicionalismo y la Falange se acercaban más
al modelo mussoliniano, pero no lograron consolidar un partido de maS"as:-
l. El contexto internacional
2. El golpe militar
4. El caudillaje de Franco
Intervención y no intervención
6. La represión
Largo Caballero no pudo imponer una efectiva cohesión a las fuerzas re-
presentadas en su gobierno, entre las que la rivalidad era intensa, y se hallaba
cada vez más aislado. En el territorio leal a República subsistían además nú-
cleos de o_der autónomos, sobre los que la influencia del gobierno central,
instalado desde noviembre en Valencia, era muy escasa. Ello ocurría con los
órganos de gobierno de Asturias y Santander, en los que predominaban los
socialistas, con el gobierno vasco, en el que la hegemonía correspondía a los
nacionalistas, con el consejo de Aragón, dominado por los anarcosindicalis-
tas, y con el gobierno catalán. A su vez la tensión dentro de la propia Cataluña
era particularmente intensa y fue allí donde, en mayo de 193 7, estalló con
violencia el conflicto latente en todo el territorio republicano, que enfrentaba
a los defensores de la revolución obrera inicial con quienes consideraban ne-
cesario restablecer la autoridad del Estado.
E.n..Cataluña tenía cierta fuerza el POUM, un partido comunista disidente
al que sus rivales del PSUC denunciaban como trotskista, algo que de acuerdo
con las consignas de Moscú equivalía a una traición, por lo que en diciembre
de 1936 fue excluido del gobierno de coalición de la Generalitat. La CNT se-
guía teniendo una gran influencia, pero se veía amenazada por el crecimiento
del PSUC y su brazo sindical, la UGT. Por otra parte, el jefe del gobierno
catalán, Josep Tarradellas, de Esquerra Republicana, trataba de recuperar para
el Estado el control del orden público, con el apoyo del PSUC y la oposición
de la CNT, la FAI y el POUM.
Ese fue el trasfondo de los sucesos de mayo en Barcelona. El incidente
que los desencadenó se produjo el día 3, cuando el gobierno de la Generalitat
envió fuerzas para imponer su control en la sed~f.elone~a de la Telefónica,
que hasta entonces había estado en P-Oder de la CNT. Dicho intento onginó un
tiroteo y pronto se extendieron por las calles de la ciudad los enfrentamientos
armados, entre anarquistas y militantes del POUM por un lado y fuerzas ea les
a la Generalitat por el otro, que se prolongaron durante cinco días y causaron
varios centenares de muertos. Esta insurrección barcelonesa fue protagoni-
zada sobre todo por militantes anarcosindicalistas, en su mayoría jóvenes,
pero los dirigentes nacionales de la CNT, ministros incluidos, lanzaron un
llamamiento al cese de los combates. Esto último contribuyó a evitar que las
columnas anarcosindicalistas abandonaran el frente para marchar sobre Bar-
celona y facilitó el cese el fuego, que se impuso tras haber llegado a la ciudad
refuerzos gubernamentales. En el nuevo gobierno catalán que entonces se for-
mó, la CNT mantuvo una representación mínima. El periodo de su hegemonía
en Cataluña había terminado.
El final de la guerra
--
fuerza a la sublevación de Casado, lo que dio lugar a combates, sobre todo en
Madrid, en los que fueron vencidos.
Casado y sus colaboradores iniciaron negociaciones con ranco, pero
pronto comprobaron que éste se mantenía inflexible. No restó a los dirigentes
republicanos más salida que la rápida_m-ªnili acia lo§_Quertos de Levante, en
los que algunos de ellos lograron embarcarse, mientras que Franco lanzaba su
.,
termmo. ---
última ofensiva, que no encontró resistencia. El 1 d~ abril de 1939 la guerra
Bibliografía
AVILÉS FARRÉ, J., Pasión y farsa. Franceses y británicos ante la guerra civil
española, Madrid, Eudema, 1994.
BAHAMONDE MAGRO, Á. y CERVERA GIL, J., Así terminó la guerra de España,
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lona, Crítica, 2010.
GRAHAM, H., La República española en guerra, Barcelona, Debate, 2006.
Bibliografía
3. La "institucionalización" y la Sucesión
La designación de un sucesor
La crisis de 1969
La ofensiva europea
.....___
El amigo americano
Desde comienzos de los años cincuenta pero, sobre todo, tras el Plan de
Liberalización y Estabilización económicos de 1959, se produjo una trans-
formación radical de la sociedad española. España era cada vez menos un
país agrario no sólo por el descenso de los activos sino por la reducción del
porcentaje de la población que vivía en núcleos rurales. La emigración de
jornaleros meridionales, primero, y de pequeños campesinos con tierra, más
tarde, había puesto fin a la "cuestión agraria". España se había convertido en
un país in_dustrial y de servicios, apareciendo nuevas clases medias urbanas
que suponían casi la mitad de la población.
Hacia 1970 cerca de tres millones y medio de españoles se encontraban
fuera de España, sustituyendo la tradicional emigración hacia América por
la salida hacia Europa, mientras que otros muchos más habían cambiado de
lugar de residencia dentro del país.
El analfabetismo se había reducido sustancialmente y la educación secun-
daria tendía a generalizarse gracias a la Ley_General de Educació_n-ºe 1970.
Hubo, también, avances en la vivienda y en la sanidad, sentándose las bases
de la Seguridad Social (Le de Bas~ de 1967). Los trabajadores industriales
y las clases medias tuvieron acceso a la vivienda, a menudo de protección
ofi_gial, mediante sistemas de crédito hi o~cario. Las desigualdades sociales
persistieron pero Ja construcci 'n de barrios periféricos en las ciudades erradi-
có parcialmente el chabolismo y supuso el acceso a unas mínimas condiciones
de habitabilidad a pesar del déficit existente en equipamientos colectivos y la
mala calidad de las viviendas, que fueron denunciados durante los años seten-
ta por el movimiento vecinal.
A partir de los años sesenta se produjo una mejora de las condiciones de
vida de los españoles. La generalización de la sociedad de consumo, con el
acceso a algunos de sus símbolos (vacaciones pagadas, electrodomésticos y
vehículo utilitario), no supuso el fin de las abismales desigualdades de renta
pero puso fin a la abierta segmentación social española de la época de la au-
tarquía y del racionamiento de posguerra.
Otras decisivas transformaciones de la sociedad española fueron los cam-
bios culturales. La pro esiva secularización de la sociedad puso fin al tradi-
cional conflicto de la España contemporánea entre clericalismo y anticlerica-
lismo. Los españoles, influidos por el turismo, la emigración y los medio~ de
comunicación, s~ ~~!ron de los estrechos y autoritarios marcos de la mora-
lidad nacional-católica.
Durante los años cincuenta y sesenta, un tiempo de apogeo de la dictadura
de Franco, la repercusión de las actividades antigranquistas sobre la estabi-
lidad del franquismo fue mucho más reducida que durante la década de los
1964 484 - -
1965 236 - -
l. Reforma o ruptura
Desde 1962 el franquismo coexistió con una fuerte protesta social. La re-
construcción del movimiento obrero, con la fundación de nuevos grupos sin-
dicales ilegales, en especial el movimiento de Comisiones Obreras, y la rees-
tructuración de los sindicatos históricos, se vio alimentada por la una creciente
confli~tivid_ad huelguística asociada a la generalización de la negociación de
convenios colectivos según la ley de 1958. Esta conflictividad salió de los
2. La ruptura negociada
La amenaza golpista
Bibliografía
El referéndum de la OTAN
Desde un punto de vista formal nada tenía que ver la entrada en la Comu-
nidad Europea con la permanencia de España en la OTAN, pero en la prác-
tica no resultaba fácil acceder a las ventajas de la integración económica al
tiempo que se renunciaba a participar en la defensa común. El PSOE se había
o uesto frontalmente a la entrada en la OTAN, decidida por la UCD, y se ha-
bía comprometido a someter a referéndum la permanencia, pero una retirada
española habría significado un golpe al prestigio de la OTAN que habría sido
mal recibido en las capitales europeas, así es que González optó por posponer
la cuestión.
Tras el éxito que supuso la entrada en la Comunidad Europea, Gonzá-
lez decidió que podía convocar el prometido referéndum y, en contra de la
posición mantenida años atrás, pedir el voto a favor de la permanencia en la
OTAN, con ciertas condiciones que limitaban la participación española. No
fue sin embargo fácil convencer a los electores socialistas para que asumieran
este cambio radical en la política internacional del PSOE. El propio ministro
La re/orma militar
España en el mundo
La política antiterrorista
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Fuente: lNE
La crisis de 1992
El crecimiento de la oposición
Durante los años ochenta, los socialistas gozaron de una cómoda mayoría
parlamentaria. Aunque nunca tuvieron un respaldo tan masivo como en las
elecciones de 1982, su pérdida de votos fue acompañada de un incremento
de la abstención más que de un reforzamiento de los partidos de la oposición,
de manera que sus triunfos electorales de 1986 y 1989 fueron rotundos y el
Partido Popular sólo se convirtió en una oposición fuerte en las elecciones de
1993 (gráfico 4).
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20
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o
PSOE AP/ PP PCE/IU Otros Abstención
1• PPIJ PSJED IU I
Desde el punto de vista de un factor ideológico tan importante como la
reli.gigsidad, el contraste se manifestaba en cambio entre el PP, que tenía más
apoyo eñ los sectores más religiosos, e IU, a la que apoyaban sobre todo los
menos religiosos, mientras que el apoyo al PSOE tenía escasa relación con
este factor (gráfico 6).
I• PPC PSJED IU 1
Escándalos y crispación
I• pp CI PffiE D IU D cu 1
6 5
3,9 4,5 4,7 4
3,6 2,7 3, 1 3,3 3,6 3,6
4
2
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96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07 08 • • 10
-2 -0,2
-4
-3,7
-6
Fuente: INE
7.000.000 ~-----------------------~
6.000.000 + -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ;
5.000.000 + -- - - - - - - - - - - - - - - - - - -
4.000.000 + -- - - - - - - - - - - - - - - -
3.000.000 +--- - - - - - - - - - - - -
2.000.000 +--- - - - - - - - -
o
1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
La política interior
Las elecciones generales del año 2000 representaron un gran triunfo para
José María Azoar, que consiguió la mayoría absoluta de escaños en el Con-
greso. Contribuyeron a ese resultado la prosperidad económica y también la
nueva imagen centrista del PP, que ya no despertaba las suspicacias de antaño,
pero lo decisivo no fue el aumento de los votos populares, sino el retroceso de
los votos socialistas. El candidato del PSOE era Joaquín Almunia, un político
competente, que había sido nueve años ministro con González, pero que no
suscitaba gran entusiasmo. Consciente de que el triunfo electoral dependía de
la movilización del electorado de izquierda, Almunia promovió un pacto de
gobierno con Izquierda Unida, que no se tradujo sin embargo en candidaturas
conjuntas al Congreso y que no benefició ni al PSOE ni a IU. El fracaso de
este acercamiento entre las dos fuerzas de la izquierda española contribuyó a
que en adelante se mantuvieran los recelos que tradicionalmente las habían
separado.
En el nuevo gobierno Rodrigo Rato se mantuvo como vicepresidente se-
gundo, responsable de los asuntoseconómicos, pero la vicepresidencia segun-
dapasó de Francisco Alvarez-Cascos a Mariano Rajoy, un político de perfil
más centrista, procedente también de la antigua Alianza Popular. La política
económica y social siguió una línea de continuidad respecto a la legislatura
anterior. La bonanza económica se mantuvo, aunque el papel de motor impul-
sor que jugaba la construcción empezó a ser causa de preocupación. El precio
de las viviendas creció muy rápidamente, por encima de lo que correspondía a
la rentabilidad que daban los pisos alquilados, lo que era síntoma de que se ha-
bía formado una burbuja especulativa, es decir que el precio de las viviendas
crecía sobre todo porque los compradores creían que iba a seguir creciendo,
por lo que la compra parecía una buena inversión. La llegada de inmigrantes y
el deseo de adquirir una segunda vivienda, sobre todo en la costa y a veces por
José María Aznar prestó una gran atención a los temas de política exterior.
Le guiaba el propósito de consolidar la creciente influencia internacional de
España, basada en el prestigio de su transición pacífica a la democracia, en
su incorporación a la OTAN y la Unión Europea, en la creciente expansión
exterior de sus empresas y en el brillo de su cultura. España había salido de
su largo aislamiento y Aznar pretendía darle un papel relevante en la política
internacional, que contribuiría también a reforzar el sentimiento nacional es-
pañol. No compartía el escepticismo hacia la integración europea que se había
manifestado a veces en su partido durante los años en la oposición y, como
hemos visto, se esforzó en que España cumpliera los criterios de Maastricht
y se incorporara a la unión monetaria, pero tampoco hizo del europeísmo el
eje de su política exterior. Buscó en cambio un entendimiento estrecho con
los Estados Unidos, que en su opinión era el mejor camino para dar relieve
internacional a España.
En el seno de la Unión Europea, Aznar se convirtió en un socio incómodo,
que defendía con tenacidad los intereses económicos a corto plazo de España
y no mostraba interés en definir su actitud ante el proyecto europeo a largo
plazo. Las relaciones fueron especialmente t~nsas con el gobierno alemán del
socialdemócrata G_erhard Schroeder, lo que no es sorprendente, porque la in-
transigencia de España, que era receptora neta de fondos europeos, irritaba a
los alemanes, que eran los principales contribuyentes a esos fondos. El líder
europeo con quien mejor sintonizó Aznar fue el laborista británico Tony Blair,
líder de un país poco favorable a una mayor integración en Europa y estrecho
aliado de Estados Unidos.
Durante la segunda legislatura de Aznar se produjo un marcado deterioro
en las relaciones entre España y Marruecos, que eran muy importantes para
ambos países y afectaban a diversos-focos potenciales de conflicto, desde la
pesca y la inmigración hasta el futuro de Ceuta y Melilla, con el agravante de-
rivado de la extrema sensibilidad marroquí hacia cualquier actitud que pueda
parecer arrogante. La crisis más aguda se produjo en julio de 200_7, cuando
soldados marroquíes ocuparon un insignificante islote de soberanía española
situado frente a sus costas, E.ere.iiL El gobierno español, deseoso de afirmar
con rotundidad la defensa de sus intereses en una cuestión de escasa relevan-
cia material, pero de gran importancia simbólica, recuperó el islote mediante
una intervención militar. Dadas las buenas relaciones de Estados Unidos con
15,6
13,9
% 10,6 11 ,5 11,31 1 - 11,3
Bibliografía
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Málaga
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rn (Portuguesa 1415.
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Española 1640)
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C/J
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(Española 1497)
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PSOE Según datos de TusELL (1982),
Esquerra Republicana de Catalunya pp. 161-196.
• Diversos partidos republicanos
PNV
• Derechas
• Resultados anulados
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