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Para que pueda tutelarse la usucapión, el usucapiente debe poseer la cosa en forma estable, pacifica y con ánimo de

dueño. Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/
Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15) Rev. Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

La parte recurrente ha alegado que la actora ha poseído el inmueble reconociendo en el demandado su título de propietario
y la misma madre de la usucapiente ya había ingresado con el mismo reconocimiento, siendo así, su posesión precaria.
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/
Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15) Rev. Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

Si la posesión era derivada, la misma parte demandada lo tuvo que haber probado y la misma ley civil permite unir la
posesión del usucapiente al de su autor, aunque este sea de mala fe, conforme así lo determina el Art. 1991 del Código
Civil Paraguayo. Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez Palacios C/ Víctor
Palacios Gil S/ Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15) Rev. Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

La posesión en el Derecho siempre es un hecho, aunque se trate de la posesión de buena fe o legitima. Por tanto, no debe
olvidarse que la posesión solo puede ser probada por hechos de su ejercicio y nunca por un derecho. Por principio general,
la posesión siempre es precaria porque trata básicamente de un hecho, incluso para el propietario de la cosa, conforme así
lo dicta el Art. 1940 del Código Civil Paraguayo. En todo los casos, la posesión debe probarse por hechos, tal y como, en
este caso se encuentra acreditada por parte de la actora. Lo cual indubitable su posesión estable, pacífica, pública y con
animus domini, reuniendo así, los presupuestos para prescripción adquisitiva de la res litis. Tribunal de Apelación en lo Civil
y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/ Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15) Rev.
Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

La usucapión, también llamada prescripción adquisitiva, es un modo de adquirir la propiedad de bienes inmuebles mediante
la posesión interrumpida durante el tiempo fijado en la ley para el efecto. De este concepto surgen los dos elementos
principales para establecer el dominio por prescripción; la posesión y la duración. No obstante, dependiendo del caso estos
elementos encuentran condiciones diferentes, también indispensables para la procedencia de la acción. Tribunal de
Apelación en lo Civil y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/ Usucapión. (Ac. y
Sent. Nº 15) Rev. Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

La demanda de usucapión debe ser rechazada porque carecen de la entidad posesoria eficiente aquellos que han
ingresado a la cosa por razones de cortesía o generosidad de los titulares dominiales, quienes a falta de intervención
suficiente han de considerarse siempre sujetos u obligados a restitución al propietario. Tribunal de Apelación en lo Civil y
Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/ Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15) Rev.
Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

La demanda de usucapión debe ser rechazada porque tratándose de tenencias originadas en razón de relaciones
familiares, como en este caso la sobrina del demandado, a quienes se permite el uso y goce de la cosa en atención de
dicho parentesco, la situación de mera tenedora del beneficiario le colocaría en una posición que no es apta para la
adecuación del dominio. En efecto, la actora dice ser poseedora. La relación parentesco permite hacer verosímil el modo
ingreso de la accionante a la cosa y es esta calidad la que prevalece y continua a lo largo de la relación del sujeto con la
cosa, lo que no puede variar por simple dichos. Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa
Núñez Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/ Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15) Rev. Jurisprudencia Pya. Mayo, 2011. Pag.431.

Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala 3.Juicio: María Teresa Núñez


Palacios C/ Víctor Palacios Gil S/ Usucapión. (Ac. y Sent. Nº 15)

TEXTO COMPLETO:

Asunción, 10 de Marzo de 2011.-

Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y votar las
siguientes.

Cuestiones:
¿Es nula la Sentencia Apelada?

En su caso, ¿se dicto conforme a Derecho?

Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: Villalba Fernández,


Buongermini Palumbo y Martínez Prieto.

A la primera cuestión planteada el Dr. Neri E. Villalba Fernández, Dijo: La recurrente al no


haber fundado este recurso interpuesto, y siendo, los agravios vertidos por los mismos en
sustento de éste recurso pudiendo ser resuelto por vía de la apelación también ejercitada,
debiendo por ende ser declarado desierto al no haberse constatado en la resolución
examinada vicios u omisiones procesales de naturaleza solemne o normal que autoricen
este Tribunal a una declaración de nulidad de oficio, conforme lo establecen los Arts. 15
inc b), 113 y 404 del Código Civil.

Opinión de la Dra. Buongermini Palumbo, dijo; de la Nulidad: La recurrente no


fundamentó el recurso de nulidad interpuesto; y dado que no se advierten en la sentencia
recurrida, vicios o defectos que autoricen a declarar de oficio su nulidad, el recurso debe ser
declarado desierto.

A su turno el Dr. Martínez Prieto, Manifiesta: Que se adhiere al voto precedente.

A la segunda cuestión planteada, el Dr. Villalba Fernández prosiguió diciendo: Por la


sentencia apelada Nº 128 de fecha 05 de marzo de 2.010, la instancia anterior resolvió: 1.
Hacer Lugar, a la presente demanda que por usucapión promueve la señora María Teresa
Núñez Palacios, en causa propia, contra el señor Víctor Ceferino Gill, sobre el inmueble
individualizado como Finca Nº 4233 del Distrito de Encarnación, con Cta. Cte. Ctral. Nº
10-147-20, y consecuencia, Ordenar la cancelación de la inscripción del citado inmueble a
nombre del demandado Víctor Ceferino Palacios Gill y la reinscripción del mencionado
inmueble a favor de la señora María Teresa Núñez Palacios librando oficio a la Dirección
General de los Registros Públicos para su toma de razón e inscripción, una vez ejecutoriada
la presente resolución. II.- Imponer las costas al demandado. III.- Anotese…” (FS.
220/222).

De dicha sentencia recurre la parte demandada y presenta su escrito de expresión de


agravios, que obra a fs. 228/231. manifestando su desacuerdo con la sentencia pronunciada
por la a quo. Contra ella argumenta, que la instancia inferior al momento de dictar su
sentencia no ha considerado todos los elementos arrimados por su parte al juicio. Es así que
el juzgado no ha tomado en consideración los presupuestos para la usucapión, la posesión y
el animus domini, ya que entre las partes existe un vinculo d parentesco. Dice, que los
testigos declarante no reúnen las condiciones de idoneidad, estando comprendidos en las
generales de la ley. Además, la actora ha tramitado los impuestos a nombre del demandado,
reconociendo en otro la titularidad del inmueble. La actora ha ingresado al inmueble con
consentimiento de su dueño, teniendo el mismo carácter precario que su madre que ha
ingresado al inmueble con consentimiento de su propietario. Términa su exposición con la
formulación del petitorio de rigor.
La contraparte, contesta el traslado de los agravios de la parte recurrente fundando la
defensa de la sentencia recurrida en los siguientes argumentos. Rechaza los agravios de la
apelante, por cuanto considera, que la instancia inferior ha dictado su resolución conforme
a Derecho. Así es que sostiene, que la parte contraria ha consentido todo lo actuado en la
instancia inferior. Así, se ha probado la posesión con animus domini, pública, pacífica y
estable por más de 20 años y ha venido pagando los impuestos referente al inmueble. Dice,
que ha probado que su posesión se encuentra unida a la de su madre y los testigos ha
manifestado en juicio su conocimiento de la posesión por parte. Concluye su contestación,
formulando el petitorio correspondiente.

De las constancias de autos, y a los efectos del reexámen de la sentencia de la prescripción


adquisitiva. Es así, que el Art. 1989 del Código Civil Paraguayo dispone que: El que
poseyere ininterrumpidamente un inmueble durante veinte años sin oposición y sin
distinción entre presentes y ausentes, adquiere el dominio de él sin necesidad de título ni de
buena fe, la que en este caso se presume. Podrá pedir el Juez que así lo declare por
sentencia, la servirá de título de propiedad para su inscripción en el Registro de Inmueble.”.
Es decir, para que pueda tutelarse la usucapión, el usucapiente debe poseer la cosa en forma
estable, pacifica y con ánimo de dueño.

En este caso, conforme se acredita con las constancias de autos, la actora ha venido
poseyendo el inmueble en cuestión por más de veinte años, conforme así lo acrediten las
instrumentales agregadas al expediente y las testifícales producidas.

Al respecto, la parte recurrente ha alegado que la actora ha poseído el inmueble


reconociendo en el demandado su título de propietario y la misma madre de la usucapiente
ya había ingresado con el mismo reconocimiento, siendo así, su posesión precaria.

En ese sentido, cabe aclarar ciertos puntos al respecto. Primero, si la posesión era derivada,
la misma parte demandada lo tuvo que haber probado y la misma ley civil permite unir la
posesión del usucapiente al de su autor, aunque este sea de mala fe, conforme así lo
determina el Art. 1991 del Código Civil Paraguayo. Por otro lado, la posesión en el
Derecho siempre es un hecho, aunque se trate de la posesión de buena fe o legitima. Por
tanto, no debe olvidarse que la posesión solo puede ser probada por hechos de su ejercicio y
nunca por un derecho. Por principio general, la posesión siempre es precaria porque trata
básicamente de un hecho, incluso para el propietario de la cosa, conforme así lo dicta el
Art. 1940 del Código Civil Paraguayo. En todo los casos, la posesión debe probarse por
hechos, tal y como, en este caso se encuentra acreditada por parte de la actora. Lo cual
indubitable su posesión estable, pacífica, pública y con animus domini, reuniendo así, los
presupuestos para prescripción adquisitiva de la res litis.

En conclusión, de todos el criterio expuesto precedentemente por este Miembro


corresponde sea confirmada íntegramente la sentencia apelada.

En cuanto a las costas ellas deberán ser impuestas a la parte perdidosa de conformidad a lo
dispuesto en el Art. 203 del Código Civil.
Opinión de la Dra. Buongermini Palumbo, dijo; de la Apelación: se trata de establecer la
procedencia de un juicio de usucapión. En primer lugar, conviene recordar que la
usucapión, también llamada prescripción adquisitiva, es un modo de adquirir la propiedad
de bienes inmuebles mediante la posesión interrumpida durante el tiempo fijado en la ley
para el efecto. De este concepto surgen los dos elementos principales para establecer el
dominio por prescripción; la posesión y la duración. No obstante, dependiendo del caso
estos elementos encuentran condiciones diferentes, también indispensables para la
procedencia de la acción.

Nuestra legislación civil distingue dos tipos de usucapión, a saber: la usucapión larga y la
usucapión corta. La primera exige como requisitos la posesión interrumpida, sin oposición,
durante veinte años, sin distinción de ausentes y presentes (art. 1989). La segunda requiere
la posesión continua durante diez años, pero con buena fe y justo título (art. 1990). El
elemento común de ambas es que la posesión debe ser a título de dueño, pública y además
excluyente de toda la pretensión posesoria o dominial.

En el caso de autos, la recurrente promueve la demanda de usucapión afirmando que viene


ocupando el inmueble pretendido con animus domini por más de veinte años. Agrega
además que prosigue la posesión interrumpida de su madre María Zulmira Palacios Gill.
Así pues, de los relatos de la demandante vemos que la posesión interrumpida surgiría de la
continuación de la posesión de la madre. Esta circunstancia, aunque no es mencionada por
la accionante, desprende dos hipótesis fácticas. En primer lugar, dado que la señora María
Zulmira Palacios Gill madre de la demandante ha fallecido, conforme consta en el
certificado de defunción de fs. 56, podría existir el caso de una sucesión de posesiones. En
efecto, ello ocurre cuando la posesión animus domini fuera iniciada por un sujeto, quien
tras su deceso, transmite a sus sucesores universales-judicialmente declarados por herencia
los derechos posesorios sobre el inmueble, con similares caracteres. Así, a quien sucede al
causante en los derechos sobre el inmueble, se le transmite también el plazo prescripcional
ya cumplido por el fallecido.

La segunda hipótesis supone el caso de accesión de posesiones. Si bien ésta es una


institución análoga a la primera mencionada, en razón de que también se continúa el plazo
del anterior poseedor, la accesión de posesiones se configura entre el poseedor y su sucesor
a título particular.

De lo hasta aquí expuesto tenemos que el caso planteado se encuadraría, bien como
sucesión de posesiones, correspondiente a los sucesores universales, o bien como accesión
de posesiones, de sucesores particulares. La diferencia esencial radica en la calidad de la
sucesión, no obstante, se identifican asimismo otras distinciones. En efecto, ya se trate de la
adquisición mediante la usucapión corta o larga, la sucesión o accesión de posesiones exige
requisitos distintos para tener efecto. Como lo señalamos, para la usucapión de diez años, la
posesión continúa debe estar acompañada de un justo título y de buena fe del poseedor.
Este último requisito origina la diferenciación existente entre ambos institutos, pues, ante
una sucesión de posesiones, los caracteres de la posesión del causante se transmiten,
idénticamente, a los herederos (art. 1913). Al respecto sostiene salvar: Todo depende, pues,
del carácter de la posesión del causante, con presidencia del carácter de la posesión del
sucesor…., luego agrega No son dos posesiones diferentes que se unen, es una sola y
misma posesión, la posesión del difunto, que continúa por el sucesor……Se trata de la
continuación por el sucesor de la prescripción iniciada por el causante, hasta completar el
término legal necesario”. (SALVAT, Raymundo M…, Tratado de Derecho Civil
Argentino-Derechos Reales II, Quinta Edición, Tipográfica Editora Argentina S.A:, Buenos
Aires 1962, Pág. 259) Por otro lado, ante una accesión de posesiones, lo que supone
sucesores particulares, se prescinde de la buena o mala fe del causante, adquiriendo mayor
relevancia aquí la buena fe del sucesor. El mismo autor señala que la Ley, al considerar con
toda independencia la posesión del sucesor a título singular y la del autor, tiene en cuenta
que aquél no es el continuador de la persona de éste; el sucesor, tiene sin duda, un derecho
que emana del autor, pero es un derecho propio! Añade así que “no se le podría oponer la
mala fe del autor para combatir su buena fe…” (SALVAT, Raymundo M., Tratado M.,
Tratado de Derecho Civil Argentino-derechos reales II, Quinta Edición, Tipográfica Editora
Argentina S.A., Buenos Aires 1962, Pág. 160).

La usucapión de veinte años prevista en nuestra legislación, que es la que reclama el autor,
no exige el requisito de la buena fe; entonces, las diferencias señaladas supra entre ambas
calidades de posesiones son irrelevantes para este caso. Ante estas circunstancias, aquí la
distinción entre la sucesión y accesión sería meramente nominales, pues, ya sean herederos
universales o singulares, la única exigencia es la posesión ininterrumpida por el plazo legal.

La actora aduce una posesión por más de veinte años, además de mencionar la posesión de
su madre por cuarenta años. Así las cosas es dable concluir que la pretensión se basa en la
usucapión larga. En tal sentido, solo es menester demostrar la posesión continua e
ininterrupida, prescindiendo de la buena fe.

Ahora bien, la demandante alega proseguir la posesión de su madre. Para dar curso a la
continuación de las posesiones alegadas, debe haber, necesariamente, un vínculo entre la
causante y la sucesora. Para la hipótesis de una sucesión de posesiones, de sucesores
universales, es suficiente la declaración de herederos, la cual acredita judicialmente el haber
sido nombrado como sucesor del causante, con los derechos inherentes. En el caso de
accesión de posesiones, es necesario justificar el vínculo existente con el sucesor singular,
por un acto jurídico reconocido y amparado por el derecho, vgr. Cesión de derechos
posesorios sobre el inmueble. “a los efectos de que esa unión de posesiones pueda tener
lugar, es indispensable que entre ellas exista un vínculo de derechos si esta condición falta,
la accesión o unión de las posesiones no puede tener lugar, porque el simple usurpador no
puede invocar para prescribir sino su propia posesión……” (SAVAT; Raymundo M.,
Tratado de Derecho Civil Argentino-Derechos Reales II, Quinta Edición, Tipográfica
Editora Argentina S.A., Buenos Aires 1962, Pág. 268).

De las constancias de autos, sin embargo, se desprende la falta de material probatorio que
justifique la existencia de un vínculo de derecho entre la señora María Teresa Nunes
Palacios y el señor Víctor Severino Palacios Gill, para poder relacionar ambas posesiones y
adquirir la propiedad del inmueble por usucapión. En efecto, ni se ha acompañado una
declaración de herederos, ni tampoco otro acto o negocio jurídico que justifique la
transmisión inter vivos.
Es importante agregar que el demandado, quien recurrió la sentencia en debate, sostiene en
la expresión de agravios presentada que existe una relación de parentesco entre él y la
demandada. Alega que son parientes, tío y sobrina, y que la madre de la demandada era su
hermana, razón por la cual las dejó habitar en su inmueble.

La actora nada dijo de estas alegaciones limitándose a guardar silencio, en especial frente a
las instrumentales de fs. 06, 33 y 56. De modo que ante esta conjunción de factores las
instrumentales y el silencio de la demandante debemos tener como existente la relación de
parentesco alegada.

Ya se tiene dicho en anterior jurisprudencia que, tratándose de tenencias originadas en


razón de relaciones familiares, como en este caso la sobrina del demandado, a quienes se
permite el uso y goce de la cosa en atención de dicho parentesco, la situación de mera
tenedora del beneficiario le colocaría en una posición que no es apta para la adecuación del
dominio. En efecto, la actora dice ser poseedora. La relación parentesco permite hacer
verosímil el modo ingreso de la accionante a la cosa y es esta calidad la que prevalece y
continua a lo largo de la relación del sujeto con la cosa, lo que no puede variar por simple
dichos. Para darse una verdadera posesión en estas condiciones, debería producirse una
intervención del título que excluyera en forma eficaz, completa y pública al propietario, sin
que pueda tenerla más mínima duda respecto del desplazamiento de la posesión. Este
Tribunal ya ha sostenido en fallos anteriores la misma postura, apuntando que carecen de la
entidad posesoria eficiente aquellos que han ingresado a la cosa por razones de cortesía o
generosidad de los titulares dominiales, quienes a falta de intervención suficiente han de
considerarse siempre sujetos u obligados a restitución al propietario.

En conclusión, no se ha demostrado el vínculo legal que demuestre la unión de posesiones,


así como tampoco se han reunido los requisitos necesarios para usucapir, en especial el
referido a la calidad de poseedora con ánimo de dueña. La demanda debe ser rechazada, la
sentencia revocada en consecuencia.

Las costas deben imponerse a la parte perdidosa, de conformidad con el art. 203 del Cód.
Proc. Civil.

A su turno el Dr. Martínez Prieto, dijo: Que se adhiere al voto de la magistrada que le
antecede con sus mismos fundamentos.

Con lo que terminó el acto, firmado los Sres. Miembros de conformidad y quedando
acordad la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de lo que certifico.

Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el Tribunal de Apelación
en lo Civil y Comercial, Tercera Sala. Resuelve: 1)-Declarar el recurso de nulidad. 2)-
Revocar La sentencia recurrida. 3)-Imponer Las costas a la perdidosa. 4)-Anótese,
regístrese y remítase copia a la Exma. Corte Suprema de Justicia. Magistrados: Villalba
Fernández, Buongermini Palumbo y Martínez Prieto.

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