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La felicidad
Para una gran parte de personas una gran parte la felicidad es un activo
material una vida segura.
“[muchos hombres no son capaces más que de una felicidad insignificante […]
Ojalá que todas las personas de buena fortuna encuentren la concepción de la
existencia que pueda realizar su más elevada concepción de la felicidad: incluso
así su vida puede seguir siendo lamentable y poco envidiable”.
Felicidad colectiva vs. Felicidad individual
“Muchos hombres no son capaces más que de una felicidad ... Ojalá que todas las
personas de buena fortuna encuentren la concepción de la existencia que pueda
realizar su más elevada concepción de la felicidad: incluso así su vida puede
seguir siendo lamentable y poco envidiable”.
Nos parece entonces que, Nietzsche critica la idea de felicidad que, más que a la
realidad, se obsesiona con apuntar al conocimiento de esa realidad, es decir, al
realismo, ese intento exagerado de representar fielmente la realidad (actitud
que tanto criticaba a Platón), que elimina las sugerencias que ésta —la realidad
en sí— muestra sin mostrar.
“si logra construir su vida de acuerdo con sus deseos, será feliz”.
Slavoj Zizek
¿cuándo, exactamente, puede una persona decir que es feliz? –. En un país como
Checoslovaquia, a finales de los setenta y en los ochenta, de algún modo la
gente efectivamente ERA feliz: tres condiciones para la felicidad se cumplían
entonces. Sus necesidades materiales estaban básicamente satisfechas – no
MUY satisfechas, debido a que el exceso en el consumo en sí mismo puede
generar infelicidad–. Es bueno experimentar un poco de escasez en el mercado
de vez en cuando (que no haya café un par de días, luego que falte la carne,
luego televisiones): estos breves periodos de escasez funcionaban como
excepciones que le recordaban a la gente que debían estar contentos de que los
bienes estuvieran generalmente disponibles –si todo está disponible todo el
tiempo, la gente toma esta disponibilidad como un evidente hecho de la vida y ya
no aprecia su buena suerte–. Así la vida iba por un camino regular y predecible,
sin grandes esfuerzos ni sorpresas, y uno tenía permitido retirarse a su nicho
privado. Una segunda característica extremadamente importante: tenían al Otro
(el Partido) a quien culpar por todo lo que salía mal, así que uno no se sentía
realmente responsable –si ocurría la escasez temporal de algunos bienes,
incluso si el clima tormentoso causaba un gran daño, era ‘su’ culpa–. Y, no
menos importante: existía Otro Lugar (el Occidente consumista) sobre el que uno
tenía permitido soñar, e incluso visitar en ocasiones –este lugar estaba a la
distancia correcta, no muy lejos, no muy cerca–. Este frágil balance se vio
perturbado, ¿por quién?, por el deseo, precisamente. El deseo fue la fuerza que
convenció a las personas de ir más allá –y acabó en un sistema en el que las
grandes mayorías son definitivamente menos felices…–.
“El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo,
ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz”. Platón (427 a.C. -
347 a. C.).
El pensamiento de Platón sugiere que el mejor camino para ser felices es lograr
que esa felicidad dependa enteramente de nosotros. Es con esta idea que
comienza el camino hacia el “decidir ser felices”. No, esto no es narcicismo. El
decidir ser felices y no depender de factores externos para serlo no es ser
egoístas. Puede ser considerado como parte del proceso de independización
básica. Es incluso algo inmaduro dejar que nuestros estados de ánimo o
cualidades, en este caso, dependan de lo que otros hagan o dejen de hacer. Pero,
antes de hablar de cómo podemos ser felices con nosotros mismos.
Si bien es cierto que no tenemos la capacidad inmediata de cambiar y modificar
nuestro entorno sí tenemos el poder de decidir qué personas nos rodean, a
excepción claro está de las personas con las que vivimos en caso de ser
menores de edad. En ese caso, si lo que buscamos es ser felices, debemos evitar
involucrarnos en relaciones sociales perjudiciales, como las muy conocidas
“relaciones tóxicas”, que son relaciones en las que generalmente una persona se
aprovecha de otra o intenta mantener un control total de la relación (no
necesariamente amorosa), estas relaciones existen porque existen personas que
las permiten, como los productos se venden porque hay quienes los compran.
Quienes permiten estas relaciones, según mis experiencias y encuestas a mi
comunidad, suelen ser personas de bajo autoestima, muy susceptibles a
opiniones ajenas u órdenes y sobre todo, dependientes de otras personas
(factores externos).
En lo personal, esta frase es tan cierta como que inhalo oxígeno y exhalo dióxido
de carbono. Pensemos por un momento: ¿necesito ser el o la mejor en todo para
ser feliz? ¿Necesito estar en el clímax de mi carrera profesional para ser feliz?
¿No podré ser feliz si no logro tener éxito con la publicación de este libro, el
lanzamiento de esta canción, el resultado de este examen, el resultado de las
elecciones presidenciales? a veces ponemos nuestras esperanzas y felicidad en
cosas que son inciertas, demasiado complicadas y que con facilidad se nos van
de las manos. El ser felices con las cosas más sencillas de la vida es muy
beneficioso para incrementar el porcentaje de felicidad que tenemos.
Conclusión
Si bien es cierto que la felicidad es toda una controversia, analizando cada punto
tratado en este ensayo queda a libre elección del lector que creer, ya que como
se puede observar, cada filosofo mantiene su perspectiva de una manera
distinta.
La “felicidad” es fuerza vital, espíritu de lucha contra todos los obstáculos que
limiten la libertad y la autoafirmación.