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¿hasta qué punto la búsqueda de la felicidad puede hacernos infelices?

Responder al dicho cuestionamiento disfraza tarea fácil, de tal suerte que la respuesta no
abarcaría más de un párrafo, siendo diligentes, sin embargo, detrás del interrogante
aparentemente trivial e inocente, se esconde una empresa ardua de abordar, dado la
complejidad conceptual que encierra el término felicidad. Ahora bien, podría yo nublar mi
pensamiento y con un breve “lavado de manos” desviar mi atención evadiendo el acto de
profundizar sobre la respuesta. Mas mi fuero interno reclama no desdeñar el trabajo. Por
tanto, antes de atender el interrogante principal, es preciso tratar de discernir qué es la
felicidad; para ello es indispensable deconstruir el concepto, diseccionar hasta logra un
resultado desprovisto de la mayor subjetividad posible, y así disponer de él de manera
general.

Recopilar las respuestas a la pregunta qué es la felicidad abarcaría volúmenes enteros, pues
no existe un compendio que unifique en pocas palabras el significado de felicidad para cada
uno de los humanos. Las respuestas pueden arrancar desde lo trivial, estúpido, estrambótico
e inverosímil y finalizar con lo aberrante y desconcertante. Para miles la felicidad está en la
salud, el dinero, el amor, el placer, la vida, la comodidad, los títulos, los logros, la familia
entre muchos más. Y quizá estos anhelos suenen familiares y cotidianos, pero no siempre
es así. Cierto día escuché por medio de la televisión, el testimonio de una fiscal, quien
narró una conversación que había sido interceptada entre una presunta delincuente y su
mamá “—qué quiere que haga mamá, si es que a mí matar me gusta mucho, eso me hace
feliz” con el ánimo de no extender en más ejemplos que rosarían con lo perverso y
escatológico, damos paso al inevitable cuestionamiento ¿es todo aquello que
individualmente nos satisface la felicidad? ¿Es felicidad para un pedófilo acceder a un
infante? ¿Podría haber sucedido que el concepto original de felicidad se tergiversó? Y, si es
así, ¿Quién lo desdibujó? No es oficio simple intentar responder, pero vale la pena echar
un vistazo.

Etimológicamente felicidad proviene del latín felicĭtas, -ātis. Cuyo significado puede
traducirse como que da fruto, fecundo, fértil, buena suerte, ventura, prosperidad. Por otra
parte, la RAE expone que felicidad es: 1) Estado de grata satisfacción espiritual y física.
2) Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. 3) Ausencia
de inconvenientes o tropiezos.

Desde mi perspectiva considero que estos resultados son escuetos e imprecisos, dejados a
libre interpretación. Y, qué con ello ¿Cuál es el problema de la interpretación complaciente
que cada uno le dé a la felicidad? Pues según mi opinión, cabe la posibilidad de que la
frenética búsqueda de la felicidad sea el motor que impulsa el caos en la humanidad. No
con esto quiero decir que todo intento de ser feliz repercute de manera negativa en la
sociedad. Quizá una interpretación errada de la felicidad nos condujo hacia panoramas
desoladores, sembrados de dolor, desigualdad, hambre y muerte. No es un secreto que los
deseos megalómanos de Hitler y Stalin por conquistar el mundo y su sed de poder llevó a lo
que Diana Uribe llama “el suicidio de la razón” hombres embriagados de poder que
condenaron a millones a morir de manera miserable. ¿A caso, dichos “logros” no se
acomodan perfectamente al concepto de hombre feliz? en otra arista ¿no es evidente que los
deseos desenfrenados por adquirir riquezas han llevado al hombre a desquiciarse,
esclavizando, matando, explotando inmisericordemente a sus congéneres, las bestias que lo
rodean y la misma tierra? ¿y el resultado de todo esto se traduce como éxito financiero y
felicidad plena?

Ciertamente en cuanto más se profundiza sobre la temática, más nos encontramos con la
devastadora voluntad humana y su concepción egoísta de felicidad, socavando por
completo el otrora pensamiento griego. Según Aristóteles “la felicidad ha sido llamada un
cierto «bien vivir» y «bien estar». Y parece que los factores que buscamos en la felicidad
se dan todos en el bien definido por nosotros” 1 el filósofo añade que “la virtud” es la clave
de la felicidad, es decir, que un hombre virtuoso es directamente feliz. Sin embargo,
Aristóteles no descarta el hecho de tener posesiones materiales y características físicas para
completar la felicidad. “Con todo, parece que también necesita adicionalmente de bienes
externos, pues es imposible o nada fácil que nos vaya bien si carecemos de recursos. En
efecto, no puede ser feliz del todo quien es muy feo o es de familia innoble o es un solitario
o carece de hijos.”2

1
Eth. Nic.1098b 26-27
2
Eth. Nic.1099b 30-31
El pensamiento aristotélico sobre la felicidad asienta el concepto, pero a mi parecer queda
difuso a la necesidad. Ahora examinemos superficialmente la apreciación de Nietzsche
sobre la felicidad. Según el filósofo, no se puede logar una felicidad plena, y mucho menos
con la carga moral que lo exterior exige, de tal suerte que solo nos vemos en la necesidad
de imitar algo que se parece a la felicidad, añade, además, que suele ser más probable
lograr cierto grado de felicidad cuando acudimos a la libertad interna, siguiendo nuestras
propias leyes, aunque esto nos pueda distanciar de los demás. “Muchos hombres no son
capaces más que de una felicidad mínima; no es un argumento contra su sabiduría el que
ésta no pueda suministrarles más felicidad, como tampoco constituye un argumento contra
la medicina la existencia de enfermos incurables y de enfermos crónicos”3

Kant por su parte propone: “la felicidad es la satisfacción de todas nuestras inclinaciones
(tanto extensive, atendiendo a su variedad, como intensive respecto a su grado, como
también protensive en relación con su duración” 4 Kant añade que la felicidad solo es
posible a través de dos leyes, una la empírica pragmática, la ley del hacer, y la otra la ley
moral, o ley ética, que nos recomienda cómo debemos actuar. Solo así podemos lograr la
felicidad. En somera apariencia parece pues, que, Kant y Nietzsche difieren uno del otro
referente al logro de la felicidad. Cotejando la opinión de Bertrand Russell en la conquista
de la felicidad nos encontramos con una postura sólida sobre el bienestar físico y mental,
dejando de lado el alma o aspectos metafísicos, pues es claro que este filosofo debido a su
concepción ateísta no diserta de este tema. Para Russell la felicidad está en buscar
comodidad con lo que se posee, añade, además, que un justo medio es lo recomendable, ya
que los excesos o carencias conllevan a la insatisfacción. “Una vida demasiado llena de
excitación es una vida agotadora, en la que se necesitan continuamente estímulos cada vez
más fuertes para obtener la excitación que se ha llegado a considerar como parte esencial
del placer”5 finaliza Russell señalando: “El secreto de la felicidad es que tus intereses
sean lo más amplios posible y que tus reacciones a las cosas y personas que te interesan
sean, en la medida de lo posible, amistosas y no hostiles.6

3
Aurora, sección 345.
4
Kant/critica de la razón pura/método trascendental/sección segunda/el ideal del bien supremo…
5
Bertrand Russell/la conquista de la felicidad/aburrimiento y excitación/pág. 46
6
Bertrand Russell/la conquista de la felicidad/aburrimiento y excitación/pág. 118
Ahora pues, deseo cerrar las citas con el pensamiento de Victoria Camps “La felicidad es
una búsqueda a lo largo de la vida de cada persona. La infelicidad es el abandono de la
búsqueda, del deseo de seguir viviendo.”7 Para Victoria Camps la felicidad es una búsqueda
constante del buen vivir. Las variadas interpretaciones de la felicidad que presentan los
pensadores antiguos, y contemporáneos distan un tanto unos de otros, pero comparado con
el concepto de felicidad descrito por la sociedad del cansancio de Byung-Chul Han,
discrepan enormemente. Este en su libro muestra el objetivo mayoritario de las masas por
logra el éxito a costa de perder su libertad, salud y descanso, entre otros. Eso me lleva a
pensar que hay una idea desenfocada en el colectivo, respecto a la tan anhelada felicidad.
por tanto, me concentraré en ofrecer mi opinión de lo que a mí respecta es la felicidad.

Hace un tiempo leí una publicidad que promocionaba alimentos para mascotas, y en su
enunciado decía algo como: “alimenta a tu mascota con este producto y tu mascota será
feliz” es entendible que la publicidad no haga énfasis en detalles gramaticales y demás,
pero tal anuncio tergiversó de manera inverosímil lo correspondiente a la felicidad. Con
base en este enunciado es necesario realizar el siguiente cuestionamiento: ¿es posible que
un perro sea feliz? Al dirigir este interrogante al público en general probablemente
responderán que sí, que el perro al mover la cola está manifestando felicidad. Desde mi
perspectiva esto totalmente errado, pues considero que el concepto felicidad es exclusivo de
los seres humanos, dado su complejidad filosófica, la cual se puede equiparar con el
concepto de libertad, justicia, paz entre otros. Un perro -creo yo- no busca logar una buena
vida, o una vida virtuosa como dice Aristóteles, sino una comodidad física satisfactoria que
calme sus necesidades biológicas, por tanto, un concepto tan elaborado como ser feliz no
puede ser interpretado por un animal doméstico. Aristóteles por su parte expresó algo
semejante, veamos: “Es, pues, razonable no llamar feliz a un buey, un caballo o ningún
otro animal, pues ninguno de ellos es capaz de participar en una actividad semejante. Por
esta razón tampoco un niño es feliz, pues todavía no es capaz de realizar tales acciones
debido a su edad.”8 En este caso el sabio griego hace referencia en la participación política.
Es pues así, que concluyo que hemos confundido la felicidad con la alegría, términos que
están lejos de ser sinónimos, es decir, que no todo el que se halle alegre está feliz y no todo

7
Victoria Camps/la búsqueda de la felicidad/prólogo
8
Eth. Nic.1100a 33-34
el que esta triste es infeliz, dicho en otras palabras, el perro no es feliz cuando mueve la
cola, solo está alegre, una emoción propia de muchos animales, entre esos el animal
humano. Al confundir una emoción, con un sentimiento desdibujamos de manera
significativa el concepto de felicidad. la gran mayoría respondería negativo al siguiente
interrogante ¿se puede ser feliz en el sepelio de un familiar? pues muchos consideran
incongruente estar acongojado, abatido, triste y a la vez feliz.

Las neurociencias por su parten discuten el tema de las emociones a través de la electro
química cerebral. La disminución o incremento de cierto tipo de neurotransmisores
(serotonina, dopamina, noradrenalina...) producirá emociones placenteras, o estados de
ánimo decadentes, es decir, alegría o tristeza. Esto explica que, a mayor número de
estímulos exteriores, mayor placer se producirá, pero la resistencia al estímulo inicial que
se evidencia en los medicamentos y drogas recreativas, opera de la misma manera en la
neuroquímica cerebral, es decir, que un exceso de alegría, perderá significado a través del
tiempo, dado a la enorme demanda de estímulo requerido para general placer. El uso de
drogas estimulantes como el alcohol, cocaína, heroína y otros lleva a estados de placer
significativos que van perdiendo efecto conforme se repite la acción, obligando al individuo
a aumentar la dosis y reducir el tiempo entre cada consumo, este fenómeno es más
conocido como la adición a cierta sustancia, en decir, una dependencia química. Vale
resaltar que no solo se llega a una dependencia química exógena, sino que también
podemos caer en la adicción a nuestros propios neurotransmisores del placer. Ir de
compras, estrenar un coche nuevo, tener una nueva relación sentimental o sexual, acceder a
un tirulo académico, reconocimiento, fama, entre otros. todo esto recompensa nuestro
cerebro con neurotransmisores de placer, generando resistencia al estímulo y obligando al
individuo a buscar cada vez más una incitación mayor. Este comportamiento biológico
explica en gran medida los excesos, la ambición, y el apego a situaciones o cosas.

Las emociones son la materia prima de los sentimientos, los sentimientos se tejen en una
compleja red neuronal que requiere de funciones ejecutivas superiores exclusivas de seres
humanos pensantes, capaces de discernir entre lo bueno y lo malo, adoptando posturas
interpretativas de la realidad más allá de lo ordinario, para esto requiere el juicio, la razón y
la lógica entre otros. Es por esto que desde mi perspectiva la felicidad no es una emoción,
no puede ser comparada con la alegría producida por la compra ociosa de un teléfono
móvil, pero si esa compra ha sido el producto de horas de trabajo y sacrificio, es posible
experimentar felicidad a través del pensamiento elaborado. Existe una línea muy delga que
separa la alegría de la felicidad, en cuanto no comprendamos dicha separación, será tarea
dispendiosa identificar cuando estamos alegres y cuando felices.

Es propio de las tradiciones orientales como el budismo establecer una relación acorde con
lo dicho, pues el budismo comprende que los estímulos vacíos no son la felicidad, y
recomiendan permanecer imperturbable frente a las vicisitudes de la vida. Un estado de
ataraxia, manifiesta por los estoicos. la aceptación de lo correspondiente a la realidad que
vivimos hace de la existencia aún más soportable.

Diversos estudios sobre la felicidad y la relación con la riqueza, han demostrado que la
escasez económica insuficiente para adquirir las comodidades básicas de los individuos,
conduce a un estado anímico perturbado, donde no es posible lograr la felicidad. A medida
que el individuo incrementa sus ganancias, aumenta su satisfacción y comodidad, dando
paso a sentimientos propios de la felicidad, pero un exceso de ganancias estanca el
desarrollo de la felicidad, cayendo en una sobre estimulación placentera que genera
perturbación, ya no en lo físico, sino en lo psíquico.

Con todo lo anterior me permito contradecir a Victoria Camps, ya que, para mí, no es la
felicidad una búsqueda, sino la interpretación correcta de lo que es. Es un estado, un
pensamiento superior que no se halla fuera de sí mismo, sino dentro de nuestra razón. Lo
citado creo yo, responde el interrogante inicial ¿hasta qué punto la búsqueda de la
felicidad puede hacernos infelices? Deseo cerrar con una narración que vislumbra de
manera metafórica la felicidad.

Sobre la felicidad

—Señor filósofo, he notado que con gran erudición habla usted sobre la felicidad, esto me
arremolina de dudas, impulsándome a preguntar.
—Sí, adelante, pregunta.
—¿Es usted un hombre feliz?

—No, aun no.

— Y entonces ¿de qué sirve saber sobre la felicidad, si esta no está presente?

Dubitativo y meditabundo el filósofo guardó silencio unos minutos, y con voz serena
replicó — para resolver tu duda te contaré una historia. Dos hombres parten hacia las
montañas a capturar un “cefalodonte” el cual será comprado  por el Rey  a un precio
exorbitante.
— Y… ¿eso que tiene que ver con la felicidad?
— Amigo mío, tú y yo somos los dos personajes que  van  a las montañas en búsqueda del
“cefalodonte” la diferencia es que yo conozco  los detalles del  “cefalodonte” conozco  su
tamaño, peso,  color y hasta sé donde permanece, pero tú mi amigo, solo sabes el nombre,
y quizá ni sabes si es animal,  planta o cosa.
— No soy feliz aún, pero al tener pistas sobre la  felicidad estoy más cerca de hallarla.

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