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Capítulo 6: El extraordinario incidente del doctor Lanyon

Resumen:
Al comienzo de este capítulo nos enteramos de que "pasó el tiempo" y nadie ha
podido capturar a Hyde. Jekyll, sin embargo, libre de la mala influencia de Hyde,
se ha convertido en un hombre nuevo. Se entretiene, se dedica a la caridad y es
muy sociable. A principios de enero, Utterson asiste a una cena en su casa, en la
que el doctor Lanyon también está presente. Todos se muestran amigables y
joviales, y la pasan de maravilla. Solo algunos días después, Utterson visita a
Jekyll y se entera por Poole de que el médico se ha aislado y no verá a nadie.
Después de una semana de esta reclusión, Utterson visita al doctor Lanyon para
ver si él tiene alguna idea de por qué Jekyll se ha recluido del mundo tan
repentinamente. El doctor Lanyon lo saluda, y Utterson describe a su amigo
diciendo que "llevaba escrito en su rostro de manera legible que estaba
condenado a muerte". Lanyon le explica que ha sufrido una terrible conmoción de
la que nunca se recobrará. Cuando Utterson menciona que Jekyll también está
enfermo, Lanyon responde categóricamente que no desea volver a hablar de
Jekyll. Confundido y agitado, Utterson regresa a su casa y le escribe una carta a
Jekyll, pidiéndole una explicación sobre su misterioso comportamiento. La
respuesta de Jekyll, que llega al día siguiente, dice: "He atraído sobre mí un
castigo y un peligro que no puedo nombrar". Una semana después, el doctor
Lanyon muere y le deja a Utterson una carta con instrucciones, para que la lea
tras la muerte o desaparición del doctor Jekyll. Como hombre honorable que es,
respetuoso de los deseos de sus amigos y clientes, Utterson no abre la carta.

Capítulo 7: El incidente de la ventana


Resumen:
Una vez más, el señor Enfield y el señor Utterson están caminando por la puerta
misteriosa. Utterson ve al doctor Jekyll, a quien no ha visto durante semanas, a
través de una ventana. Utterson llama a Jekyll y le dice que debería salir más.
Jekyll le responde que desearía poder hacerlo, pero que no se atreve. Cuando
termina la frase, su sonrisa desaparece de su rostro y una expresión de terror
absoluto se apodera de él. Parece como si sufriera algún tipo de ataque. Enfield y
Utterson solo ven el dolor en la cara de Jekyll por unos instantes antes de que la
ventana se cierre rápidamente, pero ambos se horrorizan. Siguen caminando sin
hablar del incidente.

Capítulo 8: La última noche


Resumen:
Tiempo después, Utterson está sentado en su casa junto a la chimenea cuando
Poole, el mayordomo de Jekyll, lo visita. Poole parece bastante perturbado, y
Utterson le ofrece una copa de vino para calmar sus nervios. Poole acepta,
aunque deja el vino intacto. Revela que ha ido a buscarlo porque está
desesperado. Está muy preocupado por el bienestar del doctor Jekyll, ya que el
hombre ha estado encerrado en su gabinete durante semanas, y no permite que
nadie lo vea. Poole admite que cree que ha habido "juego sucio", pero se niega a
entrar en detalles. Utterson siempre ha sospechado del comportamiento de Jekyll
y se ha preocupado por su amigo. Por lo tanto, al enterarse de las preocupaciones
de Poole, rápidamente acepta ayudar. Los dos hombres abandonan la casa de
Utterson y se dirigen a lo de Jekyll.

Dentro de la casa de Jekyll, Utterson ve que toda la servidumbre "seguía apiñada


a su alrededor como un rebaño de ovejas". Claramente, Poole no está solo en su
preocupación, y una criada se deshace en sollozos. Este asunto es mucho más
serio de lo que Utterson jamás imaginó. Poole lleva a Utterson por el jardín trasero
y le dice que no entre en la habitación de Jekyll, incluso si es invitado a hacerlo.
Utterson se asombra del nivel de miedo y terror que habita el hogar, y comienza a
asustarse un poco por lo que puede encontrar en el gabinete de Jekyll.

Utterson y Poole se acercan a la puerta del gabinete de Jekyll en el laboratorio, y


Poole anuncia que Utterson está pidiendo ver al doctor Jekyll. Una voz que no
suena como la de Jekyll emite un grito, diciento que no verá a nadie. Poole
regresa a donde Utterson se estaba escondiendo y le pregunta si, para él, la voz
sonaba como la de Jekyll. Utterson está de acuerdo en que "parece muy
cambiada". Utterson comienza a tener miedo a medida que Poole le explica que,
durante los veinte años que trabajó para Jekyll, ha llegado a conocer su voz. En su
corazón, Poole sabe que no es la voz de Jekyll, y le dice a Utterson que hace ocho
días escuchó a Jekyll gritar de dolor. Poole cree que el doctor fue asesinado, y
que el culpable, "solo Dios sabe con qué propósito", se ha estado escondiendo en
el gabinete de Jekyll desde entonces, fingiendo ser el dueño de la casa.

Como siempre, Utterson trabaja para racionalizar estos recientes eventos. Deduce
que si alguien asesinara a Jekyll, no estaría todavía en la casa. Poole le explica
que el hombre, o "lo que sea", ha estado rogando por un tipo específico de
medicina "noche y día". Antes de su aparente desaparición, Jekyll también había
estado buscando un medicamento específico: anotaba sus órdenes y se las
pasaba a Poole por debajo de la puerta. Siguiendo las órdenes de su amo, Poole
buscaba el medicamento en todas partes, pero todo lo que llevaba era
considerado inútil o impuro. Utterson pide ver una de las solicitudes escritas, y
Poole saca una de su bolsillo. La nota parece bastante profesional, expresa un
sentido de urgencia y luego cae en la desesperación: "Por el amor de Dios,
encuéntreme un poco de la antigua remesa".

Utterson está de acuerdo en que algo debe andar mal. Poole entonces revela que
ha visto a la persona escondida en la habitación de Jekyll. Se lo encontró un día
mientras el hombre estaba revisando cajas en el laboratorio. Poole explica que
"aquella cosa", que aparentemente llevaba una máscara, gritó al notar la
presencia del mayordomo, y subió las escaleras inmediatamente. Utterson
propone que tal vez Jekyll "es presa de una de esas enfermedades que al mismo
tiempo torturan y desfiguran al que las padece", y que aún podría recuperarse. Sin
embargo, Poole está convencido de que hay juego sucio, y de que Jekyll ha sido
asesinado.
Utterson se da cuenta de que no tiene más remedio que resolver este misterio de
una vez por todas. Él y Poole toman un hacha de la sala de cirugía para romper la
puerta del gabinete. Antes de hacerlo, ambos asumen creer que Hyde está en la
habitación de Jekyll y que ha matado al médico. Los dos hombres le piden a
Bradshaw, uno de los sirvientes de Jekyll, que haga guardia en la entrada del
laboratorio que da a la calle. En pos de darle suficiente tiempo para llegar a su
puesto, se ponen de acuerdo para romper la puerta en diez minutos.

A medida que pasan los minutos, escuchan las extrañas pisadas que emanan del
gabinete de Jekyll. Finalmente ha llegado el momento. Utterson grita: "Jekyll,
insisto en verte". Una voz suplica:"¡Ten piedad, por el amor de Dios!". Utterson
sabe que es la voz de Hyde. Poole destruye la puerta del gabinete con el hacha.
Finalmente, la cerradura se rompe y los hombres pueden entrar en la habitación.
Dentro, todo parece estar en orden, excepto que el cuerpo de un hombre retorcido
yace boca abajo en el suelo, con una mano agarrando un frasco. El cuerpo es
descrito como el de un enano vestido con prendas demasiado grandes, de la talla
de Jekyll. Utterson cree que Hyde se ha suicidado en lugar de enfrentar el castigo
por sus malas acciones. Luego, él y Poole comienzan a buscar el cuerpo de Jekyll,
pero no encuentran nada.

En la sala de disección encuentran la llave de Hyde que abre la puerta de la calle,


rota y oxidada. De vuelta en el gabinete de Jekyll, Poole señala la gran cantidad
de "cierta sal blanca" que Jekyll había pedido. Utterson toma uno de los libros de
Jekyll y se sorprende por el terrible lenguaje y por las declaraciones escritas en los
márgenes. Y, al mirar el espejo de cuerpo entero en la habitación, los hombres
están de acuerdo en que este ha sido testigo de muchas cosas extrañas. En la
mesa de Jekyll, Utterson encuentra un sobre grande con su nombre. Lo abre y
encuentra varios recintos. Primero encuentra un testamento que deja todas las
posesiones materiales de Jekyll a Utterson y no a Hyde, como se había designado
previamente. Examina el siguiente papel, que parece haber sido escrito ese
mismo día, y reconoce la letra de Jekyll. Utterson se pregunta si el hombre sigue
todavía vivo. El breve mensaje indica que Jekyll ha desaparecido y teme que su
muerte sea inminente. Jekyll solicita que Utterson lea primero la carta sellada del
doctor Lanyon y que, si aún le quedan preguntas sin responder, lea el sobre más
grande que contiene la "confesión" de Jekyll.

Utterson le pide a Poole que no diga nada sobre estos documentos, ya que quizás
aún puedan salvar la reputación del buen doctor. Son las diez de la noche y
Utterson decide irse a casa a leer los documentos en cuestión. Jura regresar antes
de la medianoche y llamar luego a la policía.

Capítulo 9: El relato del doctor Lanyon


Resumen:
El noveno capítulo consiste en el texto de la carta de Lanyon dirigida a Utterson,
quien recibió instrucciones de no abrirla hasta que Lanyon y Jekyll hubieran
muerto (o Jekyll hubiera desaparecido). El relato de Lanyon comienza la noche
posterior a la última cena en lo de Jekyll. Aparentemente, Lanyon recibe una carta
muy urgente de Jekyll que le suplica seguir instrucciones muy específicas: ir a la
casa de Jekyll y llevarse un cajón específico de su gabinete. Poole tendría que
ayudarlo a entrar en la habitación superior. Lanyon va a buscar el cajón junto a
todo su contenido y vuelve inmediatamente a su casa. Un mensajero de Jekyll iría
a reclamar los ingredientes a la medianoche. No hay ninguna explicación de por
qué Jekyll necesita que Lanyon complete estas tareas, pero hay una sensación de
urgencia tan severa que Lanyon siente que debe cumplir con el pedido.

Lanyon sigue las instrucciones de Jekyll y regresa a casa con el cajón. En el


interior encuentra varios frascos, uno de los cuales parece contener una especie
de sal, mientras que otro contiene una extraña mezcla de líquido rojo. Lanyon
también encuentra un cuaderno que parece documentar años de experimentos y
notas sobre sus resultados, pero no hay ninguna sugerencia sobre la naturaleza
de los experimentos. Lanyon, curioso, espera a su visitante y comienza a concluir
que Jekyll debe de haber perdido la razón. A la medianoche, un hombre enano
aparece en la casa de Lanyon con ropa demasiado grande para él. El
lector reconoce esta descripción y sabe que este mensajero es Hyde, pero Lanyon
nunca ha conocido a Hyde y, por lo tanto, no sabe de quién se trata. Hyde actúa
de forma extraña, está nervioso y excitado, y en lugar de intercambiar saludos
cordialmente con Lanyon, pregunta inmediatamente dónde está el cajón. Lanyon
lo señala y Hyde solicita un vaso graduado, en el que mezcla los ingredientes del
cajón. Su mezcla primero se vuelve púrpura y luego verde. En este punto, Hyde se
detiene y se dirige a Lanyon, preguntándole si le gustaría ver el resultado de su
ayuda, "capaz de hacer tambalear la incredulidad de Satanás" o si debería irse
simplemente con la mezcla. En este punto, Lanyon está molesto por el
comportamiento de su huésped, y también interesado en lo que podría justificar tal
extrañeza. Decide que quiere verlo todo hasta el final.
Hyde bebe el vaso y Lanyon observa cómo su cuerpo cambia de forma. Momentos
después, Hyde ha desaparecido y el doctor Jekyll está parado frente a Lanyon. En
este punto, Lanyon concluye su carta a Utterson, afirmando que la explicación de
Jekyll sobre la transformación y la naturaleza de sus años de experimentos son
demasiado inquietantes como para ser repetidos. Lanyon sabe que el impacto de
este suceso sobre él es tan grave que seguramente morirá.

Capítulo 10: Declaración completa de Henry Jekyll sobre el caso


Resumen:
El último capítulo presenta una transcripción de la carta de confesión que Jekyll
escribe para Utterson. Jekyll comienza afirmando que, al nacer, tuvo la fortuna de
tener una gran herencia, salud y una naturaleza trabajadora. Gran idealista,
mantuvo siempre el respeto social, ocultando con éxito sus vicios más
cuestionables. Cuando llegó a la edad adulta, Jekyll descubrió que vivía dos vidas,
una social y respetable y otra llena de ocultos placeres oscuros. Como científico,
Jekyll decidió examinar la naturaleza dual del hombre a través de aquel estudio
místico que Lanyon había encontrado particularmente ofensivo. A partir del mismo,
Jekyll insiste en que "el hombre no es realmente uno, sino dos", y explica que a
través de su investigación esperaba separar una y otra parte.

Después de años de trabajo, Jekyll finalmente crea una solución química que le
permitiría completar su trabajo. Compra una gran cantidad de sal para su
ingrediente final, y decide beber el líquido, sabiendo muy bien que está poniendo
su vida en peligro. La bebida le causa dolor y náuseas, pero a medida que estas
sensaciones pasan, Jekyll comienza a examinar los resultados de su trabajo. De
hecho, se siente fuerte, sensual y salvaje, y nota que su cuerpo ha cambiado. Sus
manos son más pequeñas y de aspecto retorcido, y la ropa le queda de repente
demasiado grande, lo que lo lleva a concluir que su alter ego, que más tarde
llama Edward Hyde, es un hombre pequeño, un enano. Jekyll razona que esta
identidad es más pequeña físicamente porque representa su lado malvado,
previamente reprimido y controlado cuidadosamente.
Jekyll se mira en el espejo para examinar su nueva identidad y, en lugar de sentir
la repulsión que experimentan todos los demás personajes del libro, Jekyll siente
"un impulso de bienvenida". En verdad, a Jekyll le gusta vivir como Hyde. Es libre
de comportarse menos honorablemente y participar del lado más oscuro de
Londres. A través de Hyde, Jekyll puede vivir una vida dual, en la que puede
mantener la respetabilidad y satisfacer, al mismo tiempo, sus deseos más
bajos. Jekyll establece una residencia para Hyde, en el gabinete ubicado encima
de su laboratorio, que tiene su propio acceso a la calle. Además, después del
incidente con la niña, del que Enfield es testigo, Jekyll abre una cuenta bancaria
para Edward Hyde, de modo de evitar sospechas. Con toda esta libertad y poder,
Hyde comienza a ganar fuerza. Jekyll no siente remordimientos por el
comportamiento de su alter ego, pero trata de corregir los errores que Hyde
causa. La doble vida de Jekyll se desarrolla perfectamente según lo planeado
hasta unos dos meses antes del asesinato de Sir Danvers Carew. Una noche,
Jekyll se transforma en Hyde involuntariamente, mientras duerme. De repente,
reconoce que corre peligro de quedar atrapado en el cuerpo de Hyde de forma
permanente, y se da cuenta de que algún aspecto del experimento pudo haberse
salido de control. Durante dos complejos meses, Jekyll vive solo como él mismo.
Sin embargo, pronto siente la necesidad de liberar su lado malvado, y en un
momento de extrema debilidad toma la poción. Hyde emerge, y después de meses
de represión, sale a buscar sangre. En esa fatídica noche Hyde asesina a Sir
Danvers Carew, dándole una paliza con uno de los bastones de Jekyll. Por
supuesto, Hyde no siente culpa, pero incluso antes de volver completamente en sí
mismo, Jekyll le pedía perdón a Dios. Una vez más, resuelve no hacer otra
transformación nunca más. Durante los meses que siguen Utterson había notado
de hecho el comportamiento mejorado y más sociable de Jekyll. Parecía que se
había liberado de un gran peso. Tal como había ha sucedido antes, Jekyll se
aburre de su vida pura y virtuosa, y cede a sus impulsos más bajos, aunque bajo
su propia identidad. Sin embargo, aunque no se transforma en Hyde, su
participación en actividades malvadas fortalece al Hyde escondido dentro de él.
Así, Jekyll sufre otra transformación espontánea, esta vez en un parque fuera de
su hogar. Temiendo ser capturado por la policía, e incapaz de regresar a su casa,
ya que los sirvientes lo verían y lo denunciarían, Hyde le pide ayuda a Lanyon. A
partir de esa noche, Jekyll tiene que tomar dosis dobles de la poción cada seis
horas para evitar despertarse involuntariamente como Hyde. Si el efecto de la
droga se disipa, Hyde aparece, y se da la transformación cuyo comienzo Enfield y
Utterson presencian en la ventana del gabinete. En sus últimos días y horas, Jekyll
explica que Hyde se ha hecho cada vez más fuerte, mientras que Jekyll ha
comenzado a desvanecerse. Para empeorar las cosas, el suministro de la poción
de Jekyll se está agotando. Ordena más, solo para descubrir que la nueva sal no
es efectiva. Después de ordenar la sal más pura posible, Jekyll finalmente se da
cuenta de que la sal original debía contener una impureza desconocida, que era
en realidad el ingrediente clave de la poción. Ya sin provisión alguna de la sal
original, Jekyll no tiene forma de descubrir cuál es ese ingrediente secreto. Jekyll
se da cuenta de que no tiene más remedio que transformarse permanentemente
en Hyde. Después de tomar la última dosis de poción, Jekyll, como él mismo, se
sienta a redactar un nuevo testamento, además de cartas dirigidas a Utterson para
explicarle la situación. Mientras escribe, Jekyll afirma que no puede estar seguro
de cómo reaccionará Hyde cuando el resto del mundo lo descubra. Sin embargo,
afirma que, cuando Utterson lea la carta, y sin lugar a dudas, Henry Jekyll habrá
dejado de existir.

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