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a) Requisitos subjetivos, o referidos a los sujetos, que son la aptitud y la voluntad. Por lo
que atañe a las partes, el requisito de la aptitud nos remite a las nociones de capacidad,
legitimación y postulación. Por lo que respecta a la voluntad, debemos distinguir la voluntad
interna de la externa, declarada. Se otorga prevalencia casi absoluta a la voluntad externa.
2) Principio del FINALISMO en cuanto a la forma. Ver art. 64. El establecimiento a texto
expreso de esta norma supone el abandono del formalismo como principio o como regla.
Ver inciso final del art. 110, se reiterará en nulidades.
Volviendo a los requisitos, los actos procesales, establece el art. 63, además de los
requisitos que en cada caso se establezca, deberán ser lícitos, pertinentes y útiles. La
licitud del acto refiere a su compatibilidad con el orden jurídico. La pertinencia del acto se
relaciona con su pertenencia al proceso y a la etapa del proceso en que el acto se cumple o se
realiza. La utilidad es la aptitud específica del acto, su adecuación a la finalidad que con él se
persigue.
Y el art. 63 agrega que habrán de ser realizados con veracidad y buena fe y tener por
causa un interés legítimo. La veracidad y la buena fe como requisitos de los actos procesales
constituyen la aplicación, a c/caso concreto, del principio general de buena fe y lealtad procesal
(art 5). El interés legítimo refiere a un carácter esencial de la causa del acto procesal. El acto
cumplido por quien es ajeno al proceso, al carecer de este requisito, haría irrelevante al acto
mismo.
Y el art. 65 dispone que en todos los actos procesales se utilizará el idioma castellano y que,
en caso de que quien deba ser oído por el tribunal no conozca nuestro idioma, deberá
nombrársele un intérprete.
Por lo que refiere al cómputo de los plazos, el art. 93 dispone que los plazos asignados a
las partes comienzan a correr, el día hábil siguiente al de la respectiva notificación.
Ejemplo, si el demandado es emplazado un día viernes en su domicilio para comparecer a
contestar la demanda, el plazo de 30 días de que para ello dispone, comenzará a computarse a
partir del día lunes siguiente.
Establece también el art. 93, que si, por disposición de la ley o por la naturaleza de la actividad
a cumplirse, los plazos tienen el carácter de comunes en este caso, el plazo común comenzará
a computarse a partir del día hábil siguiente al de la última notificación. Estos son escasos si es
que los hay.
a) En los plazos que se cuentan por días, si tales plazos no superan los 15 días y en los
que se cuentan por horas, sólo se computan los días HÁBILES.
b) En los plazos que se cuentan por días, pero que exceden de 15 días, se computan
días continuos, esto es, HÁBILES e INHÁBILES, suspendiéndose únicamente durante
las 2 ferias judiciales (1º al 15 de julio de cada año y 25 de diciembre al 31 de enero
del año siguiente) y durante la semana de turismo.
c) En los plazos fijados en meses o en años, se computarán días continuos, esto es,
hábiles e inhábiles sin que se suspendan en ningún caso. Esto es una posición,
porque el art. 94 dice “los plazos que se cuentan por días”, otra posición sostiene
que para los plazos fijados en meses o en años también se cuenta la suspensión de
la semana de turismo y ferias judiciales.
En lo que atañe al vencimiento de los plazos, tal vencimiento está marcado por el último
momento hábil del horario en que la oficina del tribunal está abierta al público el día
respectivo y si el plazo venciera en día inhábil se entenderá prorrogado, siempre, hasta
el primer día hábil siguiente.