Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
Entre tanto, el paramilitarismo construyó una relación orgánica con el
narcotráfico y lo convirtió en una bisagra entre el crimen y el poder, con el
fin de defender sus intereses y cooptar las etapas más rentables del negocio.
Las redes de protección política y económica del narcotráfico
contribuyeron a estructurar los entramados de la guerra. Por ejemplo, para
obtener legitimidad, los narcotraficantes buscaron convertirse en parte
fundamental de la contrainsurgencia. Sin embargo, la conformación de
estas estructuras no fue progresiva ni estable, sino que condujo
permanentemente a alianzas frágiles, inestabilidad y enfrentamientos entre
antiguos aliados.
La política antidrogas se ha entendido como una guerra en la que los enemigos son
la
«narcoguerrilla» y el campesino cocalero, señalado de ser un
«narcocultivador». Mientras tanto, los narcotraficantes, a pesar de que
algunos han ido siendo capturados y algunas organizaciones descabezadas,
han actuado en conjunto con una parte de la clase política y con sectores
económicos importantes, y se han constituido de facto como miembros de
algunas élites, lo que ha conducido a una recomposición de estas en el
ámbito local, regional y nacional.
Por otra parte, las medidas represivas para el control de las drogas
ilegalizadas que atacan a los cultivadores y a los elementos más bajos de la
cadena de producción, y, más ampliamente, las políticas para controlar el
mercado ilegal y el consumo mundial500 han sido un fracaso a pesar de los
enormes esfuerzos que, además, han dejado centenares/miles de víctimas
en el país. A pesar de la captura sucesiva de narcotraficantes, esto no ha
llevado a desmontar el negocio sino a otras formas de reciclaje del mismo
en nuevas estructuras organizativas.
11
Frente a estas denuncias, el Estado colombiano no ha establecido una
estrategia de control contundente de capitales en las campañas políticas.
Por el contrario, en la década del noventa, el despliegue del narcotráfico y
el paramilitarismo detonó en dos procesos fundamentales que terminaron
de quebrar la legitimidad del régimen político e inauguraron una nueva
etapa donde el clientelismo y la corrupción aumentaron. El primero fue el
proceso 8000: en él, la Comisión de Acusaciones de la Cámara de
Representantes, aduciendo falta de pruebas, sobre la responsabilidad del
presidente Samper en la infiltración, ciertamente comprobada de dineros
del Cartel de Cali en su campaña551, ordenó el archivo del proceso que se
adelantaba contra el presidente Samper por infiltración de dineros del
narcotráfico en su campaña. El proceso deterioró las relaciones de
Colombia con Estados Unidos, situación que puso en juego la estabilidad
institucional del país. En este periodo, a pesar de que el Cartel de Cali se
desmanteló, floreció con fuerza el Cartel del Norte del Valle552.
Una forma usada por el narcotráfico para crear alianzas con la política
ha sido mediante la influencia en el nombramiento de cargos públicos de
especial relevancia. Hay varios ejemplos al respecto. José Miguel
Narváez, exsubdirector del extinto DAS (2001-2005), mantuvo relaciones
estrechas con el jefe paramilitar Carlos Castaño, a quien indujo a asesinar
al humorista Jaime Garzón el 13 de agosto de 1999563. Un exgobernador del
Cauca, elegido para el periodo 2004-2008, se vio involucrado en relaciones
con los narcoparamilitares del Bloque Calima, quienes incidieron en su
elección como gobernador del departamento y en las elecciones a
Congreso, también patrocinadas por el paramilitarismo. Jorge Noguera,
exdirector del DAS (2002-2005), condenado a 25 años de prisión, tuvo
relaciones cercanas con jefes paramilitares de la Costa Caribe como Hernán
Giraldo y alias Jorge 40, a quienes pasaba información confidencial si
había alguna operación en su contra o en contra de los intereses del
narcotráfico (le alertó a Giraldo sobre una investigación que se estaba
llevando en su contra por lavado de activos564).
«[...] por abajo hay un grupo de tal batallón que está apoyando a tal
grupo, el de batallón de acá apoyando este grupo y no sé si los coroneles lo
sabrán o no, pero eso es lo que sigue en los territorios, se tiran diez, quince
hombres, veinte hombres del Ejército junto con los grupos a darse plomo
con los de allá y de allá también vienen los mismos quince, diez, veinte a
darse plomo entre ellos mismos»588.
24