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El narcoestado colombiano: paraíso para la criminalidad

Resumen

Colombia es un entorno generoso para el crimen y esto no es casualidad, ya que se puede

demostrar que hay un número de causales que contribuyen a afirmar este hecho. El país tiene

una extensa trayectoria en la impunidad de delitos y el archivamiento de casos, esto es un

factor que favorece altamente la criminalidad sin embargo no es el único. La estrecha relación

que tiene el país colombiano con el narcotráfico y la dualidad de muchos de convertir a

aquellos que lideran este tráfico ilegal en héroes ha hecho que el país se suma en un constante

campo de guerra en las últimas décadas, a causa de este prolongado conflicto han surgido

trabajos criminales bastante exitosos y rentables especialmente entre las clases sociales

menos favorecidas puesto que ha sido este grupo poblacional el más abandonado por el

estado, entre estos oficios está el sicariato y el entrenamiento militar a civiles para hacer

operativos de secuestro entre otros, a partir de todo este auge y debido al buen recibimiento

la empresa del narcotráfico se ha valido de estas personas para desarrollar estrategias a partir

del aprendizaje de los métodos militares para instruir a su gente y a una parte de la población

logrando reducir el riesgo y mejorando su sistema, pero generando más violencia. Otro

aspecto importante es la corrupción por parte de las ramas políticas y judiciales que se han

dejado comprar o que directamente llegaron a sus puestos por fraudes y métodos ilícitos

generando una mayor desigualdad y creando oportunidades para los malhechores.


Abstract.

Colombia is a generous environment for crime and this is no coincidence, as it can be

demonstrated that there are a number of factors that contribute to this fact. The country has

a long history of impunity for crimes and the archiving of cases, which is a factor that highly

favors criminality, but it is not the only one. The close relationship that the Colombian

country has with drug trafficking and the duality of many to turn those who lead this illegal

trafficking into heroes has made the country a constant war field in the last decades, because

of this prolonged conflict have emerged quite successful and profitable criminal jobs

especially among the less favored social classes since this population group has been the

most abandoned by the state, Among these jobs is the hired assassination and military training

to civilians to carry out kidnapping operations among others, from all this boom and due to

the good reception the drug trafficking company has used these people to develop strategies

from learning military methods to instruct their people and a part of the population managing

to reduce the risk and improving their system, but generating more violence. Another

important aspect is the corruption on the part of the political and judicial branches that have

allowed themselves to be bought or that directly reached their positions through fraud and

illicit methods, generating greater inequality and creating opportunities for evildoers.

Palabras clave: Impunidad, Narcotráfico, Entorno generoso, Guerra, Aprendizaje criminal


Poder encontrar los factores que llevaron a Colombia a ser un país con una de las tasas de

homicidios más altas en el mundo no es una tarea fácil, especialmente porque el país ha

vivido constantemente azotado por la violencia, de manera que encontrar los eslabones que

componen esta gruesa cadena de perpetraciones hacia la vida van mucho más allá de las

justificaciones que se le han proporcionado a la sociedad a través de los medios de

comunicación que brindan en muchas ocasiones información superficial, restringida,

tergiversada y cargada de eufemismos, pero que ha estado en función de los intereses de

gobierno de turno. Añadido a esto, y como si el entorno no pudiera llegar a ser lo

suficientemente hostil para los años venideros desde el Bogotazo, prosperan no solamente

las guerrillas y los paramilitares, sino que también surge de forma casi indetenible la industria

de las drogas ilegales, que nació, se incubó, creció y no murió, sino que se fue haciendo más

fuerte desde los 80’s con grandes éxitos en sus operaciones. Si, son los logros de este hijo de

la patria al que conocemos como narcotráfico. En este sentido se conforma otro reto, saber

cómo podía prosperar cada vez más una industria cargada de violencia, que vilipendiaba los

derechos humanos con ahínco y que operaba en gran parte desde la ilegalidad, una industria

ausente de ética y de moral, pero ansiosa de lucro. Lo que lleva a cuestionar sobre qué tan

amplia es la participación de ese hijo en tales tasas de homicidio. Para estos efectos el autor

(Beltrán, 2014) expresa a través de su libro “Aprendizaje criminal en Colombia. Un análisis

de las organizaciones narcotraficantes.”, el cual se propone en sus dos capítulos iniciales,

reunir razones de causa-efecto que pudieron conllevar a la proliferación de estos y otros

males en Colombia como consecuencia del narcotráfico (ver ilustración 1), bajo un periodo

específico de 15 años, comprendidos desde 1980 hasta 1995, segmento de tiempo tomado
bajo el hecho de que para ese entonces el país se convirtió en el distribuidor número uno de

cocaína para Estados Unidos y ciertos países de Europa como . El autor desarrolla en estas

dos secciones de su libro la respuesta a estas y otras situaciones que fueron panorama

nacional para la época mencionada bajo dos ejes fundamentales: el primero, sobre el

concepto de aprendizaje criminal y el segundo desde la generosidad del entorno.

Ahora bien, el trabajo realizado por (Beltrán, 2014) toma como unidad de análisis las

organizaciones criminales narcotraficantes, realizando un análisis de estas como se haría para

operaciones efectuadas por empresas legales con ánimo de lucro, puesto que sus propósitos

son similares, por ejemplo, maximizar ganancias e identificar costos para la toma de

decisiones, de modo que aumentar dichas ganancias promueven la diversificación de su

portafolio de bienes y servicios, esto es el tráfico de armas, contrabando, despojo de tierras,

entre otros. En cuanto a los costos deberán pagar para tener a su servicio personal capacitado

en diferentes áreas (ver ilustración 1), adquirir materias primas por ejemplo para laboratorios

donde se procese droga y los dineros para sobornos, fianzas, enmendamientos que puedan

surgir en caso de ser capturados. Para este último dichos dineros serán presupuestados

teniendo en cuenta la capacidad de acción por parte del estado en cuanto a reunión de pruebas,

investigaciones en su contra, etcétera. Así que para conocer su lucro basta con tener la

sustracción de los ingresos percibidos menos los costos (claramente dentro de la

criminalidad). Finalmente, el autor menciona los gastos morales que pueden surgir a partir

del posible estigma por las actividades hechas en el marco de la ilegalidad, no obstante, en

Colombia algunos líderes del narcotráfico son respetado y admirados, no tanto por el terror

que infunden, sino porque algunos de ellos han tomado acciones sobre necesidades básicas

de la población y esta era realmente una obligación del estado que generalmente está ausente.
La generosidad del entorno ha sido vital para la existencia y duración del crimen en

Colombia, por lo que este concepto resulta explicar ampliamente el éxito de la industria de

las drogas ilegales. Véase que los narcotraficantes en este país han transportado miles de

toneladas de cocaína a diversas partes del mundo, generando grandes cantidades de recursos

financieros y con ello el desarrollo de poder político a nivel territorial y nacional, lo que le

ha permitido permear las tres ramas del poder público. Así, el concepto de generosidad del

entorno se entiende como la abundancia o carencia de recursos críticos, entendiendo estos

como aquellos recursos imprescindibles para la supervivencia de la organización, en el

ámbito en que en que operan estas.

Obsérvese que el posicionamiento de la industria del narcotráfico en el país se ha visto

enmarcado por muchas características que propician los entornos generosos, dentro de las

cuales (Beltrán, 2014) propone tres de ellas, de las cuales asegura que se encuentran

conectadas, ubicándolas en la economía neo institucional y en su labor para el fortalecimiento

del narcotráfico:

i. Mano de obra entrenada para usar la violencia.

ii. Altos niveles de corrupción pública.

iii. Ineficiencia en la administración de justicia.

La primera característica tiene un alto contenido histórico que deja ver la conformación de

grupos armados al margen de la ley. Importante recordar cómo el surgimiento de las

guerrillas y sus abusos hacendados, terratenientes, pequeños agricultores, narcotraficantes,

entre otros, llevaron al surgimiento de paramilitares, que al tomar acción sobre estos abusos

lograron expulsar de varias a zonas los guerrilleros, observando aumento del trabajo en

dichas regiones y mejora en la calidad de vida, lo que llevó a la multiplicación de “paras” en


diferentes partes del país y con ello el aval y apoyo para los mismos por parte de personas de

todo tipo, incluyendo políticos y fuerzas militares de la nación. Los paramilitares crecieron

y se financiaron desde varios frentes, especialmente en el narcotráfico, lo que representaba

un 70% de sus ingresos, el otro 30% correspondía a actividades como el secuestro, la

extorsión y cobro de vacunas a multinacionales que operaban en zonas donde ellos tenían el

control territorial. Lo anteriormente descrito llevó a que no se pudiera diferenciar muy bien

entre paramilitares y narcotraficantes, sin desconocer que, aunque otros grupos subversivos

también se han visto envueltos en situaciones de narcotráfico, no se han dedicado a producir

y exportar en masa drogas ilícitas al nivel de los paramilitares y delincuentes comunes

especializados en el tema, estos más bien han estado involucrados con la protección de la

producción de estupefacientes, sin negar laboratorios para tal fin y de su propiedad (Ortíz,

2000).

En concordancia con lo anterior, estas situaciones han dejado personas entrenadas y

capacitadas para obrar con violencia y planificar agresiones de todo tipo, desde guerrilleros,

paramilitares, militares, policías, delincuentes comunes, donde muchos de estos formaron

escuelas dirigidas por mercenarios profesionales, incluso algunos de estos extranjeros, para

lograr la transmisión de sus conocimientos, pues ellos también solicitan de relevos

generacionales que aseguren extender la duración y éxito de sus operaciones, entiéndase que

estos trabajos no solamente en su momento tuvieron alta demanda, sino que también las

labores llevan a los sujetos a circunstancias que ponen sus vidas en riesgo, y la industria en

cuestión no puede darse el lujo de contar con menos trabajadores de los esperados, así que el

entrenar nuevas personas se convierte en una necesidad primordial para la supervivencia del

negocio. Una situación en la historia que parece crítica y que se relaciona con lo expresado,
fue la que llevó a cabo los grupos guerrilleros en barrios pobres de Medellín, donde impartían

ideologías y entrenamiento tipo militar. Finalmente, a los jóvenes no les importó la teoría

sobre sus posiciones políticas, pero les quedó el entrenamiento, por lo que muchos de ellos

fueron contratados por narcotraficantes y otros impusieron sus propias organizaciones

criminales.

Para la segunda característica el autor muestra cómo Colombia desde aquel entonces venía

siendo un país corrupto y altamente corruptible, mostrando su puesto a nivel internacional en

temas de transparencia. Esto lleva a la sociedad a enfrentar varias situaciones, iniciando con

aquellas personas que optaban por la construcción y generación de empresas legales, pero

que lastimosamente se veían enfrentadas a ambientes corruptos, que les ofrecían altos

impuestos, largos trámites, que se podían ver minimizados y acelerados si se hacían pagos

de por medio. Además de esto, los entornos para sus empresas eran hostiles y liderados por

la ilegalidad. Esto llevaba a que la probabilidad de supervivencia de emprendimientos legales

fuese muy baja, y no solo esto, el solo análisis de alguien que deseara emprender dejaba ver

la proximidad de su fracaso. Lo anterior llevó a que se tuviera un ambiente perfecto para el

narcotráfico, pues estos si tendrían la solvencia y los medios para conseguir lo que desearan.

Es así como los niveles de corrupción y de incidencia del narcotráfico fueron lo

suficientemente grandes que financiaron elecciones presidenciales, había penetrado de igual

forma desde antaño las fuerzas armadas y la fuerza pública desde oficiales hasta directores

de la policía, y todo esto termina generando aceptación social.

En cuanto a la ineficiencia de la administración de justicia, se asocian situaciones como la

vista en la ilustración 1 en cuanto a la baja aplicación de la ley, y sumado a esto, la baja

probabilidad de que un criminal sea capturado en este narcoestado, por ende, la impunidad y
la ausencia de efectividad incentiva la ilegalidad. Son mínimos los casos en que se logra

judicializar asesinos profesionales, por lo que las tasas de homicidio crecen ante un estado

incapaz de actuar con efectividad.

De otro modo, se afirma que la justicia penal está congestionada en exceso, y el estado

encuentra “estratégico” expedir decretos que llevaran a archivar múltiples procesos donde no

se tenían culpables específicos, conduciendo esta decisión a una inminente descongestión del

sistema, pero también a la impunidad absoluta y a la disminución de la calidad e intensidad

de las investigaciones del aparato en mención.

Bajo todos los argumentos ya dichos se puede ver parte del éxito de esta industria ilegal, pero

es fundamental que se tenga presente las medidas que los narcotraficantes han llevado a cabo

para alcanzar las exportaciones deseadas, a los lugares deseados y en los tiempos requeridos,

adicionalmente la capacidad de expansión del negocio a travesando mares y fronteras. Todo

esto se ha efectuado gracias a la búsqueda de otros paraísos como Colombia, que brindan

comodidades para la criminalidad, lo que hace que tengan características similares a todas

las que ya se han mencionado, como Guatemala, Nicaragua y Honduras. Estos profesionales

del narcotráfico crearon subsidiarias, que básicamente son empresas controladas por otras

compañías a la que se le denomina “matriz” e hicieron inversiones extranjeras, todo para

reducir costos transaccionales lo que los llevó a tener varias de este alrededor del mundo y

facilitar, por ejemplo, temas de transporte de la cocaína, ya fuera por que este sería el destino

de la mercancía o porque dicho país serviría como escala para llevarla a otro sitio. Es decir,

se emprendió un camino hacia la internacionalización del narcotráfico.

Han sido tales las condiciones de comodidad para el establecimiento del narcotráfico en

Colombia, lo que traduce a un Estado ausente y mediocre, que puede verse de manera
aproximada y en números en las tablas 1 y 2, los dineros percibidos por la exportación de

drogas ilegales desde este país para el mundo y la producción de materia prima para tal fin,

lo que muestra a su vez, una tranquilidad para el desarrollo de estas labores, observando su

éxito en venta, pero no solamente para los periodos establecidos por Isaac Beltrán, sino

también para años anteriores. El tema de la producción resulta exitoso, aunque no se observe

claramente en la tabla 1, donde se muestra mayor cosecha de hoja de coca y de cocaína por

parte de Bolivia y Perú, más que en Colombia, sin embargo, estos datos no muestran como

tal el lugar de procesamiento pero se sabe que para la época Colombia tenía monopolizado

el negocio, por lo que con ello se puede confirmar que estos países sirvieron de proveedores

y también de sedes, tal como se vio en la internacionalización del narcotráfico.


Con lo anterior, queda claro que Colombia era un paraíso para el narcotráfico, pero ahora es

preciso mirar las consecuencias que dejó el establecimiento de esta industria ilegal. Se puede

observar en la ilustración 2, que efectivamente el aumento de la tasa de homicidios estuvo

entre 1980 y 1995 estrechamente relacionado con el posicionamiento del país como primer

exportador de cocaína a Estados Unidos y parte de Europa, situación que ya se mencionó en

el escrito, por lo que estos índices muestran el narcoestado en que hemos estado viviendo

los colombianos, uno que no da garantías sobre el derecho a la vida al tener un aparato judicial

insuficiente y donde las fuerzas armadas y públicas, están involucradas con el mismo autor

que le ha arrebatado el derecho a vivir e incluso al libre desarrollo de la personalidad de

tantos jóvenes en el país. Eso nos ha llevado a un escenario donde espectamos el gozo con el

que vive el narcotráfico y sus secuaces, mientras el ciudadano de a pie a duras penas

sobrevive y para colmo de males lo ha aceptado y vanagloriado.


En la tabla 3, se muestra el índice de percepción de la corrupción IPC desde

1995 a 2018. Datos que se pueden observar gráficamente en la ilustración 3, al

igual que el % de IPC promedio para esos años en la ilustración 4. Con esto lo

que se desea mostrar es que la percepción de la corrupción en Colombia

realmente no ha cambiado mucho, independientemente de que no tengamos los

datos comprendidos antes de 1995. Obsérvese que para un lapso de 24 años el

IPC promedio es del 34%, lo cual no es un porcentaje bajo, es decir, seguimos

cumpliendo con características aptas para el narcotráfico y otras industrias

ilegales. Un ejemplo que confirma lo expuesto se pudo ver en noticieros

nacionales e internacionales donde el embajador de Colombia en Uruguay,

Fernando Sanclemente Alzate, tenía en propiedad familiar un laboratorio de

Cocaína. Sin duda alguna seguimos siendo un narcoestado y un paraíso para la

criminalidad.
Referencias

Banco de la República de Colombia. (2009). Demografía, juventud y homicidios en

Colombia, 1979 - 2006. Cartagena: Banco de la República .

Beltrán, I. (2014). Aprendizaje criminal en Colombia. Un análisis de las

organizaciones narcotraficantes. En I. Beltrán, Aprendizaje criminal en

Colombia. Un análisis de las organizaciones narcotraficantes. (págs. 1-44).

Bogotá: Ediciones de la U.

Ortíz, R. (2000). Guerrilla y narcotráfico en Colombia. Revista de Seguridad Pública.,

1-15.

Steiner, R. (1996). Los ingresos de Colombia producto de la exportación de drogas

ilícitas. En R. Steiner, Los ingresos de Colombia producto de la exportación de

drogas ilícitas (págs. 78-79).

Transparency Internacional. (2018). Índice de percepción de la corrupción.

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