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LA GRAN DEPRESIÓN DE AMÉRICA LATINA

El período de conocimiento histórico en el que se desarrolló la mayor decaída

económica fue en el siglo XX, donde la búsqueda de intentar tener un equilibrio era

imprescindible, con el fin de no descender aún más en el factor económico. De esta manera,

se habla de la gran depresión de América Latina, donde no solo fue afectada esta región,

sino que fue un declive mundial. Las consecuencias de esta época tan difícil para la

economía mundial fueron principalmente dadas por factores económicos durante este

período, donde se destacan los producidos durante la década de 1929, el estancamiento

agrícola y comercial, la despedida sin piedad de las industrias por su baja producción, la

quiebra de pequeños bancos, y entre otros factores que encaminaron a quebrar y fracasar

desmedidamente. Esto configura un hecho lleno de ventajas y desventajas, que, al

compararse con Europa, para ellos fue más lento el intentar salir de las consecuencias de

esa difícil temporada. Por lo tanto, la recuperación económica de América Latina se

conjugó en trabajar en la recuperación del sistema económico, como lo fue en el caso de la

“sustitución de las importaciones, que fue una respuesta espontánea a este deterioro radical

de los precios internacionales de los productos primarios, al fracaso del sistema comercio

internacional multilateral (y el colapso del comercio mundial) y al cambio abrupto de

dirección de las transferencias de recursos” (Ground, 1988) Muchos fueron los factores

sociales afectados de gran manera, que el tomar decisiones para solucionar los problemas

ocasionados fue casi inmediata, por lo que los estados y sectores políticos públicos se

responsabilizaron y trabajaron fuertemente por recuperar en un tiempo poco probable el

desarrollo social inestable que se provocó.


El decaimiento de los estados regionales en América, debido a la depresión

ocasionada desde 1929, fue un golpe fuerte para retomar desde un inicio la rehabilitación

económica. Esta dio inicios principalmente en los Estados Unidos, desde la caída de la

bolsa de valores, donde este episodio enmarcó un hito histórico, es allí donde se denota la

gran depresión económica, miseria, lo que trajo mucha pobreza, un desvío enorme en la

economía, la incertidumbre en la población debido a las personas que invirtieron en la bolsa

de valores, se aumentan las tasas de desempleo, y crecen los grandes problemas. Esto a

consecuencia de las decisiones y utopías económicas de una población por quererlo ganar

todo. De manera contextual y resumida, esta caída de la bolsa de valores dio inicios cuando

se instaura la ideología de “compre ahora, pague después” con lo que es de notar, las

personas se popularizaron por esa especulación de invertir arraigadamente en la bolsa de

valores. En esta época, todo asciende de manera inesperada, sin tener pausas de análisis

económicas de la situación, que hasta cuando se inician las campañas políticas y el apogeo

de esta, resaltan y recomiendan los negocios sin justificar las posibles consecuencias de

llegar al tope. Esto es causa de una Europa que después de la primera guerra mundial, es

cuando EE. UU presta el dinero para gastos en infraestructura y demás cosas que dejaron

los residuos de la guerra, con lo cual la bolsa baja. Debido a estas reparaciones económicas

que se impusieron, los acreedores solo cobraron una pequeña cantidad de la deuda, por

medio de que la economía internacional perdiera oportunidades y crecimiento. Es así que

esa crisis fue el abre bocas de la gran depresión de América Latina.

Este momento tan difícil, hizo que los primeros bancos del país y los corredores de

bolsa no sostuvieran las cotizaciones, los primeros indicios de recesión se dejaban sentir ya
en los países que producían materias primas. Esto hizo que con el tiempo estallara la

violencia, como las guerras.

“Entre 1929 y 1933 el Índice de Producto Interno Bruto del conjunto de los países

industrializados cayó 17%. En los Estados cayó el 29%, es así que la depresión fue

especialmente grave, y ya debido a esta involución de la actividad económica, que junto a

esto el aumento de desempleo llegó a los topes, lo que en claro ejemplo fue la potencia

mundial de los Estados Unidos con un 3% de aumento en el desempleo, para Canadá desde

el 2%; Alemania de cuadriplicó, ya que pasó del 3.8% a 17.2%, y en Gran Bretaña creció

alrededor del 7% al 15%” (Ground, 1988). De esta manera, el crecimiento del desempleo

fue muy grande, por lo que el establecimiento de una economía estable decayó

completamente, fue concretamente una paralela reducción de las actividades económicas.

“La disminución fue muy evidente también en aquellos países industrializados, y

por lo tanto el valor nominal del comercio mundial. Pues el número de exportaciones bajó

indiscutiblemente al 23.5% entre los años de 1929-1932. Esto conllevando a el bajo precio

de los productos a nivel internacional. Esto produjo contenciosamente la deflación de los

precios de los bienes manufacturados y los servicios. De esta manera, la relación de

precios del intercambio del conjunto de los países desarrollados mejoró en un 15% entre su

nivel máximo de actividad económica, registrado en 1929, y los niveles mínimos de ésta,

durante la Depresión en 1935” (Ground, 1988). Otros factores que cabe resaltar de los que

se vieron afectados fueron principalmente en el comercio mundial de mercancías, tuvo

también su base en el violento cambio de dirección de las transferencias de recursos. “la

transferencia total de recursos desde las naciones deudoras a las acreedoras durante este

período fue considerablemente más grande, especialmente durante los primeros años del
decenio de 1930, cuando un buen número de naciones deudoras continuó pagando al menos

parcialmente los intereses de sus deudas externas. Las remesas de utilidades se

mantuvieron, en una escala muy reducida, durante todo el período. De este modo, el ingreso

interno, y especialmente la absorción interna disminuyeron significativamente menos que el

producto en los países desarrollados” (Ground, 1988).

Debido a las gigantescas barreras comerciales y al otorgamiento de subsidios

masivos a la producción, la contracción del volumen y el valor de las importaciones de los

países industrializados excedió en mucho el alcance de la declinación de la actividad

económica de esos países. “Fue muy evidente en este período las perturbaciones

económicas que se transmitieron al resto del mundo aumentaron los trastornos externos, en

estos propios países industriales, como en el caso de los Estados Unidos” (Ground, 1988).

Es de esta manera, que la Gran Depresión fue muchas cosas como la crisis comercial, la de

producción, del modelo económico imperante, de tal manera que muchos fueron los que

perdieron la fe en el capitalismo, de esta forma fue que se priorizó el proteccionismo y la

mayor intervención estatal en la regulación de la economía y la sociedad.

“Es cuando surgieron o se fortalecieron esos modelos de gobernanza, los proyectos

políticos, claro ejemplo “el comunismo, el fascismo europeo, el comunismo, el militarismo

japonés, el nacionalismo en China y las colonias europeas en Asia y África, y los gobiernos

“populistas” en América Latina. Esta crisis creó condiciones favorables para el surgimiento

del APRA (y en menor medida del PCP)” (Miguel, 2014). Esta crisis contribuyó

efectivamente al colapso de los gobiernos, pero también creó y contribuyó al surgimiento

de los nuevos actores sociales- clases obreras, clases medias- lo que se convirtieron en un

activo político.
En un principio, la quiebra de EE. UU. no fue más que un desplome bursátil, la

repentina explosión y el derrumbe de un mito creado por los especuladores, pero las

consecuencias fueron profundas y duraderas. Los devastados por la caída de la bolsa

redujeron sus gastos, y los afortunados que tenían algunos fondos se asustaron y se negaron

a invertir de nuevo, y las fuentes de crédito se agotaron. Las consecuencias de todo esto

fueron totalmente fatales para Europa y especialmente para la economía alemana por los

préstamos estadounidenses a corto plazo.

Lo más notable de esta crisis fue que el Producto Interno Bruto no solo

correspondió a una fracción de los masivos efectos de la crisis externa que debió absorber,

sino que además fue inferior a la baja de la actividad económica en los países desarrollados,

en circunstancias que estos se auto infligieron. “Los países latinoamericanos en conjunto

cayeron en un 13% su Producto Interno Bruto. El descenso de la actividad en otras regiones

en desarrollo fue leve durante la Grand Depresión, ya que absorbieron efectos externos

mucho menos violentos que América Latina, como el claro ejemplo de las exportaciones de

Asia como de América Latina, que su volumen cayó menos de la mitad que el de ésta entre

1929 y 1933. Sin embargo, la recuperación de las economías latinoamericanas fue

considerablemente más vigorosa que la de los países desarrollados y la de Asia” (Ground,

1988).

La sustitución de importaciones generado por la Gran Depresión hizo que se

sobrepasara largamente en intensidad y alcance cualquier proceso previo de carácter

semejante.” Los críticos políticos y economistas, han relacionado que los precios de

intercambio de los países en desarrollo después de la Segunda Guerra Mundial al

experimentar un deterioro secular histórico, estos se habrían industrializado de manera


exponencial, lo que omitirían los aranceles” (Ground, 1988). Es decir, que las relaciones de

los precios de intercambio de estos países no se deterioraron con el tiempo, o bien que las

prácticas comerciales restrictivas han significado pérdidas innecesarias de bienestar sin

aportar, en relación con la industrialización, ningún avance que no se hubiera producido

mediante las fuerzas de mercado.

La recuperación de la crisis en América Latina comparada con la de Europa fue

relativamente rápida, detrás de esta, se destaca en gran medida la toma de decisiones

políticas ha pasado en gran medida a un segundo plano, como se mencionó anteriormente,

gracias a sus demandas de positividad política pública. Estas incluyen medidas cambiarias

(para incentivar las importaciones de artículos de primera necesidad) y medidas fiscales que

permitan el uso de recursos públicos para promover la actividad interna, políticas

anticíclicas.

La industrialización inmediata fue lo que se produjo en las etapas iniciales de la

diversificación de las economías latinoamericanas. Especialmente desde 1930, América

Latina tuvo ese carácter del proceso espontáneo, que se indujo gradualmente al principio

por un deterioro de la relación de los precios de intercambio. Además, cabe abordar dos

efectos o anomalías las cuales fueron: el enorme vacío en la argumentación crítica

neoclásica sobre el proceso de sustitución de importaciones en América Latina y la

acumulación progresiva de prácticas comerciales restrictivas en la región.

Esta crisis económica, como se relata en el libro “LA GRAN DEPRESIÓN” era

como un volcán que generaba erupciones políticas, las cuales contaminaban todo el entorno

mundial. Los conflictos políticos de Europa condujeron, prácticamente que todo esto

originara la llegada de los nazis al poder y, además, la segunda Guerra Mundial. En


América Latina, se desató y avivo los conflictos políticos desde Río Grande hasta Tierra de

fuego. En la mayoría de las regiones cayeron los países, principalmente sus gobiernos y la

falta de control sobre estos. Claro ejemplo los gobiernos de derecha e izquierda, y estos a su

misma vez fueron reemplazados.

Medidamente algunos países de la región, como de ejemplo la región de Chile,

fueron particularmente afectados, otros como Cuba, que, no obstante, recuperaron

rápidamente sus niveles del Producto Interno Bruto, pues como se ha venido recalcando

anteriormente, fueron diversos los sectores de la economía, que desempeñaron papeles muy

distintos para recuperar o rehabilitar a su país. América Latina, tuvo una acción rápida y

muy oportuna, supo enfrentar la Depresión mejor que los países de Europa. En Estados

Unidos, el desplome fue totalmente catastrófico, su disminución de empleo, el golpe

significativo que representó la caída de los precios de los productos básicos, y así como

Canadá lograron recuperar su Producto Interno Bruto.

En América Latina, como en Europa y los Estados Unidos, incluso África y Asia, la

Depresión puso en marcha o aceleró una serie de procesos que iban más alla del impacto

económico. Ya que también se vieron afectaos los procesos sociales, políticos e incluso

culturales. Como ejemplo en África, la Gran Depresión incidió en un debilitamiento o

fortalecimiento del sistema económico colonial en el continente (sobre todo en términos de

expansión de la producción de materias primas y productos de exportación a expensas del

sector agrícola, o bien sobre si, en consecuencia, a las autoridades coloniales para generar

mayores ingresos a través del aumento de la carga tributaria a sus súbditos en un momento

de crisis económica, esta recisión estimuló las protestas y aceleró el proceso de

descolonización, lo que ganó impulso después de la Segunda Guerra Mundial.


De igual manera, en el caso de Asia la crisis mundial pudo tener en el surgimiento

del nacionalismo en la India y gran parte del Sudeste asiático, donde la recesión afectó a la

economía colonial y, como en África, el cual agudizó las tensiones entre el gobierno

colonial y sus súbditos. En cuanto a Japón se aplicó un creciente nacionalismo militarista

disparado por la inminente bancarrota de las democracias liberales asociadas a la Gran

Depresión.

“En los Estados Unidos, el New Deal, provoco importantes cambios políticos e

institucionales. La Gran Depresión indujo la creación “Estado Regulador”, extendió los

alcances del gobierno federal y fortaleció el poder ejecutivo. Además, como Maldwyn

Jones señala, la Gran Depresión impulsó una importante estructuración política: “Al

establecerse una coalición que incluía al Sur, a la maquinaria política de las grandes

ciudades norteñas, el movimiento obrero organizado la intelectualidad y los sectores menos

favorecidos, se aseguró el remplazo de los republicanos por los demócratas como partido

mayoritario”. Es decir, que la Gran Depresión y el New Deal transformaron a la sociedad

estadounidense de manera profunda y perdurable.

Los impactos de la Gran Depresión en América Latina se inclinan a considerar a la

depresión mundial como un punto de inflexión tanto económico como político,

caracterizado por un cambio en el ámbito económico del modelo de crecimiento basado en

la exportación al modelo de industrialización por sustitución de importaciones, y en el

ámbito político, del gobierno oligárquico al gobierno populista.

La Gran Depresión tuvo sin duda un impacto decisivo en el pensamiento económico

de la región latinoamericana. No obstante, la recesión no influyó significativamente en el


cambio del modelo de crecimiento basado en las exportaciones al de industrialización por

sustitución de importaciones.

La crisis de la Gran Depresión en efecto generó un contexto político y social

propicio para el cambio, pero eso dependió de la ideología del país y en cómo se asumió.

De esta manera, las interpretaciones de la Gran Depresión, permiten discernir algunos

patrones generales, sobre todo en lo referente a las implicaciones en statu quo, lo que ayuda

a explicar los procesos políticos divergentes que conformaron a la región latinoamericana

en el periodo posterior a la Depresión.

Las perturbaciones sociales y la movilización de nuevas fuerzas políticas, en

particular de la izquierda, que surgieron en el contexto de la Gran Depresión en toda la

región latinoamericana, dieron como resultado tanto en el establecimiento de regímenes

autoritarios (como en Argentina, Brasil, Cuba y Perú) como el fortalecimiento de los

gobiernos militares (Como en la mayor parte de Centroamérica), y en ciertas partes el

desarrollo de la política reformistas dirigidas tanto a satisfacer las demandas sociales como

a debilitar las alternativas políticas más radicales.

En varias regiones varios gobiernos latinoamericanos posteriores a la Depresión,

adoptaron políticas económicas sociales que, sin importar cuán lento e inadecuado pudiera

ser el proceso, marcaron una nueva dirección no sólo en la economía política sino, en

términos más generales, en la construcción nacional y la formación del Estado. De igual

manera, como en los países con gobiernos de derecha y de izquierda surgió un nuevo

énfasis en la participación del Estado, con políticas desarrolladas.


En muchos sentidos, los países latinoamericanos reaccionaron y a la vez

contribuyeron a la ola de nuevas “políticas sociales” que se extendió por gran parte del

mundo en los años treinta. Sin embargo, estas consecuencias surgidas, se deben analizar la

dimensión transnacional del proceso como la reacción inmediata de las diferentes países y

su adopción de las nuevas políticas sociales propias del periodo posterior a la depresión.

“Los países en Latinoamérica y en el resto del mundo, las políticas sociales de los

años treinta respondieron a la manera en que las élites nacionales percibieron su efecto en

el empleo y, aun mas, en el bienestar de la población latinoamericana. La Depresión era

percibida como una que agudizaba los conflictos de clase y creaba las condiciones para un

cambio político revolucionario, pues hacía más atractivos los movimientos políticos

radicales” (Knight, s.f.). En muchos países, el impacto de la Gran Depresión, en los obreros

fue devastador, en particular para los que laboraban en las industrias de exportación que

colapsaron, como en el caso de los trabajadores del salitre en Chile o los del azúcar en

Cuba, sectores en los que se disparó la tasa de desempleo.

Los proyectos políticos radicales tanto de derecha como de izquierda, adquirieron

un arraigo considerable en la mayoría de los países latinoamericanos y representaron una

seria amenaza para el statu quo. “Estas políticas sociales de los años treinta, que

consistieron principalmente en legislación social y programas sociales dirigidos a

contrarrestar el impacto de la crisis en la población trabajadora, constituyeron, junto con la

represión directa, un elemento al que las élites recurrieron para frenar el descontento

popular y minar el atractivo que ejercían el comunismo y otros movimientos radiales

presentes en toda la región. No obstante, las políticas sociales de los años treinta no fueron

exclusivamente reactivas, sino también la expresión de cambios más amplios a nivel


trasnacional en la interpretación de las relaciones entre el Estado y la sociedad” (Knight,

s.f.).

La crisis generó las condiciones para e surgimiento de un antagonismo fundamental

entre el movimiento obrero urbano y las fuerzas conservadoras vinculadas con los

gobiernos autoritarios. La Gran Depresión provocó perturbaciones económicas y tensiones

sociales, generaron una mayor innovación e intervención del Estado. En el ámbito

económico los gobiernos que carecían de crédito internacional, elevaron los impuestos con

el fin de financiar programas de asistencia social, establecieron bancos de fomento para

ampliar crédito a los sectores agrícola, industrial y minero.

“En el ámbito social, se establecieron instituciones como comedores para obreros,

vivienda y entre otros, los beneficios de estas políticas fueron marginales y no impulsaron

una transformación radical ni de la economía ni de la sociedad regional. Como ejemplo, en

Colombia, la gran depresión fue de corta duración y las exportaciones fueron el medio

principal para alcanzar la recuperación económica. No obstante, la Gran Depresión no

provocó un cambio importante en las políticas económicas; de hecho, se continuó la

política de “proteccionismo de las exportaciones”, inducida en épocas anteriores que fue

fortalecida por los nuevos gobiernos liberales” (Knight, s.f.).

En el caso del sector cafetalero, hablando del sistema agroindustrial, el Estado

trabajó estrechamente con los dueños de las plantaciones nacionales que controlaban el

sector, quienes salieron beneficiados de los créditos y apoyo para la promoción de las

exportaciones.
De manera conclusa, es importante anotar que en la mayoría de los países los

políticos con conciencia histórica, han adoptado el desarrollo de las políticas proactivas que

han evitado caer en una crisis más profunda, o bien a hecho de que los elementos políticos

(e ideológicos) que impulsaron las perturbaciones sociales de los años treinta, se encuentran

presentes en el momento actual. La gran depresión se interpretó como un acontecimiento

critico capitalista, esta incrementó los retos para la democracia liberal, tanto desde la

izquierda como desde la derecha. América Latina ha enfrentado la crisis económica mejor

que otras regiones, pero, como en los años treinta, el destino de la región se encuentra

firmemente atado al del resto del mundo.

REFERENCIAS

Ground, R. L. (1988). La génesis de la sustitución de importaciones en América Latina .

REVISTA DE LA CEPAL N°36, 1-29.

Knight, A. (s.f.). La Gran Depresión en América Latina. En A. Knight, La Gran Depresión

en América Latina.

Miguel, J. (22 de 12 de 2014). EL COMERCIO. Obtenido de 'La Gran Depresión' de 1929 y

sus consecuencias en América Latina:

https://elcomercio.pe/blog/librosami/2014/12/la-gran-depresion-de-1930-y-sus-

consecuencias-en-america-latina/?ref=ecr

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