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Fragmentos
1- “A causa de la disminución de la capacidad para importar, la Gran Depresión de la década del Treinta y la
Guerra Mundial de 1939 – 1945 obligan a las economías nacionales a producir in situ lo que no pueden
comprar. Este desarrollo muy vulnerable al restablecimiento del comercio internacional muy a menudo se
mantuvo y prosiguió gracias al apoyo del Estado”. Tomado de Roukuie, Alan, “Las etapas de desarrollo y los
procesos de Industrialización”, en Introducción al Extremo Oriente, Siglo XXI, 1987
2- “La Gran Depresión de la década del treinta y la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) aceleraron la caída del
“modelo de desarrollo hacia afuera”, cuyo debilitamiento se había iniciado a partir de la Primera Guerra
Mundial. En efecto, la crisis del Treinta condujo a que los países centrales redujeran drásticamente sus
importaciones de productos primarios, lo cual aceleró la caída de los precios. En diciembre de 1929 y
diciembre de 1930, el precio de importación del trigo y el caucho cayó algo más del 50%, los del algodón y yute
cerca del 40%, los de lana, cobre estaño, plomo se redujeron en más de un 30%, los de carne, maderas, azúcar,
cueros y muchos otros cayeron, como promedio un 23%; solo en marzo de 1933 se detuvo la tendencia
generalizada de la caída de los precios. En los Estados Latinoamericanos como los precios de los productos
primarios tendieron a disminuir más que el de los manufacturados que constituían el grueso de sus
importaciones, se produjo un deterioro en los términos de intercambio. Ante esta situación, estos países
disminuyeron la importación de productos manufactureros. De esta manera surgió un estímulo para la
producción de dichos productos en el país. Finalmente la Segunda guerra Mundial, implicó un nuevo impulso a
la Industria Manufacturera Nacional, en virtud que como la actividad Bélica absorbía la producción de
manufacturas en los países desarrollados y también gran parte de su capacidad de transporte marítimo, la
Guerra impuso a nuestros países una limitación en las importaciones”. Tomado de Sunkel, Paz, “La crisis del
Liberalismo”, en Interpretación del desarrollo latinoamericano, Siglo XXI, 1970.
3- “(…) ¿Qué significó concretamente la crisis de 1929 para las economías latinoamericanas? La respuesta a esta
pregunta nos la puede dar la evolución de los precios de los bienes exportados (…) La evolución negativa de los
precios y los volúmenes exportados provocaron una sustancial reducción del valor del comercio de exportación. (…)
Como consecuencia de la reducción del comercio exterior se puso en marcha en América Latina un proceso de
industrialización que tendió a sustituir con productos locales los bienes que las economías latinoamericanas no
estaban en condiciones de importar, es decir, a producir bienes de consumo que, además de reducir las
importaciones, dieran trabajo a una acrecentada cantidad de mano de obra y utilizaran materias primas producidas
en el país. (…)
Por otro lado, la crisis de 1929 provocó que, en la década del ´30, América Latina se convirtiera en tributaria de las
inversiones y de los préstamos estadounidenses, lo que a su vez significó un cambio en las importaciones
latinoamericanas, puesto que la economía estadounidense prefirió principalmente las exportaciones de bienes con
un alto contenido tecnológico, las cuales también interesaban a las economías latinoamericanas, puesto que
estaban empeñadas en desarrollar el sector industrial. (…)
Como consecuencia de estas modificaciones provocadas por la crisis económica de 1929, la producción industrial se
desarrolló en unas tasas notablemente altas. Este desarrollo se vio favorecido con el estallido de la Segunda Guerra
Mundial, la cual tuvo efectos positivos para los países latinoamericanos. La gravedad del conflicto impidió a las
economías dominantes (y principalmente a la economía estadounidense) mantener las tradicionales relaciones de
dominio con América Latina, lo cual se manifestó en primer lugar por una sustancial reducción de las inversiones.
El vacío provocado por tal situación fue llenado con capitales nacionales, en su mayor parte de procedencia estatal,
obtenidos gracias al aumento de los precios de los bienes exportados, aumento consiguiente al conflicto mundial.
En segundo lugar, la guerra determinó una reducción de las importaciones de bienes industriales debido a la
reconversión con fines bélicos de las industrias de las economías dominantes (…)”.Marcello Carmagnani.
“El Estado llevó adelante nacionalizaciones en el área productiva y en los servicios buscando dominar zonas
estratégicas que proporcionaran recursos financieros. En México, por ejemplo en 1936 se expropiaron las
compañías petroleras y surgió la empresa estatal Pemex. En Bolivia, en 1956, se nacionalizaron las minas de estaño.
La industrialización quedo en general limitada a las industrias de bienes de consumo. Una excepción fue Brasil,
donde se impulsó la industria siderúrgica con la construcción del complejo Volta Redonda. El Estado Brasileño
obtuvo, además, el monopolio de la explotación petrolera con Petrobras (1953) y de energía eléctrica (Electrobras).
La participación del Estado se dio también en el ámbito social. Fue mediador en los conflictos entre obreros y
patrones, llevando adelante una política benefactora, de protección a los sectores populares, urbanos y rurales.
Para ello invirtió en salud y educación pública, persiguiendo un objetivo claramente económico. Se aprobaron
legislaciones laborales de protección al trabajador.
El modelo económico necesito de la formación de un importante mercado interno, y para ello fue necesario
mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.
La migración de la ciudad se planteó como una necesidad para muchos campesinos. La ciudad brindaba
aparentemente mayores posibilidades de trabajo, educación y, por tanto, de ascenso social Pero estas aspiraciones
fueron alcanzadas solo en algunos casos. Muchos quedaron al margen de la posibilidad de trabajo, vivienda digna y
educación.
La fuerte urbanización en América Latina fue anterior al propio proceso de industrialización, consecuencia
fundamentalmente del latifundio. Esta se dio de manera desordenada. Los recién llegados sin trabajo pasaron a
vivir en asentamientos precarios, que la crisis económica hizo crecer. Se trata de las “favelas de Brasil, las “villas
miseria” de Argentina, o los cantegriles de Uruguay”. Tomado de AA.VV , “La Industrialización”, en Historia. El
mundo contemporáneo, Santillana, Montevideo, 2004.