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Perspectiva lacaniana
Está inscripto el significante del Nombre del Padre (si hay neurosis hay Edipo/metáfora paterna).
Pregunta neurótica (por la feminidad; Otra completa; en Dora: la Sra. K, a la cual desea;
identificación viril; en Dora: al Sr. K porque la Sra. K lo desea).
Deseo (insatisfecho; mantener vivo el deseo).
Deseo del Otro (lo acoge).
Falta (imputa la falta al Otro).
Sueño bella carnicera (reinterpretación del caso; mantiene insatisfecho el deseo; identificación con
la amiga).
Neurosis obsesiva (caso Hombre de las ratas)
Perspectiva freudiana:
Síntoma obsesivo (intrapsíquico; falso enlace, afecto de representación en representación;
duda; 1er Freud).
Defensa (represión, formación reactiva y regresión; técnicas auxiliares: aislamiento y
anulación; menos eficaz que la histeria; 2do y 3er Freud).
Trauma (escena activa, vivida con placer; en Hombres de las ratas: escena con la
gobernanta; 1er Freud).
Ocasionamiento de la enfermedad (militar que contaba historias sádicas; deuda con un
teniente; misma historia con las 2 mujeres que el padre).
Complejo paterno (padre como perturbador del goce sexual por escena en la niñez; se
relaciona el significante “rata” con “deuda”, la cual nunca había pagado su padre; lo amaba y lo
odiaba al mismo tiempo; 2do Freud).
2 tiempos de las acciones obsesivas (el primero tiempo es cancelado por el segundo;
relacionado con la ambivalencia; 2do Freud).
Regresión (etapa sádico-anal; desmezcla pulsional; 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
Está inscripto el significante del Nombre del Padre (si hay neurosis hay Edipo/metáfora
paterna).
Pregunta neurótica (por la existencia y la muerte).
Deseo (imposible; hace de la demanda del Otro la causa de su deseo).
Deseo del Otro (lo rechaza; padre muerto y dama idealizada; reduce el deseo a demanda).
Desencadenamiento (difiere de Freud; encontrar fallas del padre real al enterarse que su
padre fue infiel).
Falta (asume la falta sobre sí; auto-reproche).
Fobia (caso Juanito)
Perspectiva freudiana:
Angustia (diferencia con el miedo y el terror; señal y automática; es consustancial en las neurosis;
neurosis de angustia; angustia como consecuencia de la represión; reformulación: angustia como motor de
la represión; 2do y 3er Freud).
Fase 0 (previa a la angustia; premisa universal del pene; situaciones eróticas con la madre; 2do
Freud).
Fase 1 (nacimiento de la hermana; amenaza de castración por parte de la madre; aparición de la
angustia sin objeto; 2do Freud).
Fase 2 (angustia frente al caballo que se constituye como objeto fóbico; 2do Freud).
Fase 3 (parapetos fóbicos; evitación y huida de la angustia a través de medidas protectoras; 2do
Freud).
Mecanismo: desplazamiento/sustitución (el caballo como sustituto del padre; mordedura de
caballo equivalente a la castración por parte del padre; permite evitar el conflicto ambivalente; inhibición:
evitar salir a la calle; 2do y 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
Angustia (frente al deseo del Otro; en presencia de lo Real).
Deseo (prevenido; se evita una perversión).
Fase 0 (niño como falo imaginario de la madre; complitud materna; omnipotencia materna).
Fase 1 (emergencia del pene real; ya no es el falo imaginario de la madre, pasa de serlo a tenerlo; el
nacimiento de la hermana lo desplaza de ese lugar; no hay castración porque hay una carencia paterna;
aparece la angustia).
Fase 2 (miedo de ser devorado por la madre, metáfora del cocodrilo; fobia como solución para
sobrellevar la castración materna y suplir la carencia paterna).
Fase 3 (parapetos fóbicos; no hay diferencia a lo planteado por Freud).
Perversión
Perspectiva freudiana:
Cambio de posición respecto a la época (se consideraba una degeneración; para Freud la
sexualidad es diversa; 2do y 3er Freud).
Fetiche como rechazo de la castración materna (sustitución del pene materno por el fetiche;
3er Freud).
Desmentida de la castración materna (se conserva la creencia del falo en la mujer; queda
fijado el último objeto anterior al descubrimiento de la castración materna; 3er Freud).
Relación neurosis-perversión (la sexualidad en la neurosis es perversa polimorfa; en el
fetichismo el objeto es fijo; 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
Contrapunto con la fobia (par articulado; ponen en juego un objeto; funcionan como un
significante que sustituye al encuentro con la castración en el campo del Otro).
Función de velo (fetiche como sustituto de la castración materna; permite donde no se
puede ver nada construir un objeto; el perverso ubica donde no hay nada un objeto; niega la
castración materna).
La falta (intenta completar al Otro; se ocupa de que el Otro recupere el goce;
exhibicionismo, masoquismo y sadismo).
Aquí Freud añade la cuestión pulsional y la cuestión libidinal. Hay una caracterización del inconsciente más
elaborada, y es posible encontrar: la idea del síntoma como formación sustitutiva, el mecanismo de
representación que lo produce en la histeria, entre otros. Aquí Freud menciona por primera vez las
pulsiones yoicas asimilándolas a la función de autoconservación y el papel fundamental que esto tiene en
la represión (la cual se produce como una defensa ante lo inconciliable).
El texto inicia hablando de la sugestión, motivo por el cual se ubicaron las coordenadas el texto sobre las
parálisis; ya que Freud, va a retomar las investigaciones de Janet y Charcot sobre la histeria y la sugestión
que utilizaban sobre sus pacientes, en ese momento pre-psicoanalítico.
Inicia preguntándose cómo es posible influir sobre alguien hasta el punto de producir una ceguera (otra
vez, la importancia de las representaciones, las palabras, el cuerpo relacionado a la palabra). Afirma que en
la histeria ocurre algo análogo, que denomina autosugestión (no por vía de la hipnosis). En este sentido, se
pregunta cómo es posible que una representación pueda causar en alguien tal intensidad como para
producir, por ejemplo, una ceguera. Dice que no es posible responder a esto sin el concepto de
inconsciente. Menciona que “los ciegos histéricos lo son para la consciencia, pero para el inconsciente son
videntes”, y menciona la separación entre procesos anímicos conscientes e inconscientes.
En la página 210 dice “la ceguera histérica no es consecuencia de la representación autogestiva de que no
ve, sino por la disociación entre procesos icc y cc en el acto de ver. Su representación de no ver es la
expresión justificada del estado psíquico de cosas y no su causa”. ¿Qué quiere decir con esto? Quiere decir
que la ceguera histérica es el efecto de una tensión subyacente, la cual se conoce como “síntoma
neurótico” como resultado de un conflicto. Habla de fuerzas que se promueven y se inhiben unas a otras;
en donde la acción de la represión brinda la fuerza de desalojo, que aísla estas representaciones
otorgándoles la condición de inconscientes.
Freud mantiene la pregunta sobre qué es lo que promueve la represión y que es lo que produce. Aquí
incluye la acción de las pulsiones. Opone las pulsiones yoicas, cuya función es la autoconservación, a las
pulsiones sexuales que pujan por la ganancia de placer, “pulsiones parciales que se adhieren a
excitaciones corporales”. Esta cuestión es muy importante: Freud subraya que, estos órganos, afectados
por la pulsión, son aquellos sobre los cuales la represión y su fracaso van a producir el síntoma. Va a
hablar de la doble función de los órganos ya que:
♦ Son requeridos por las funciones del yo conscientes, para el uso de sus funciones de autoconservación.
♦ Son también requeridos por la satisfacción sexual reprimida.
Entonces, podemos ubicar que estas afecciones son producto del fracaso de la represión y de su retorno.
En la página 213 refiere esto a la condición neurótica y dice: “Las afecciones de los seres humanos
designadas «neurosis», han de reconducirse a los múltiples modos de fracasos de estos procesos de
replasmación emprendidos en las pulsiones sexuales parciales. El «yo» se siente amenazado por las
exigencias de las pulsiones sexuales y se defiende de ellas mediante unas represiones que, empero, no
siempre alcanzan el éxito deseado, sino que tienen por consecuencia amenazadoras formaciones
sustitutivas de lo reprimido y penosas formaciones reactivas del yo. Lo que llamamos «síntomas de las
neurosis» se componen de estas dos clases de fenómenos”.
Continúa hablando de esta doble función de los órganos: “puesto que no es sencillo servir a dos amos hay
un conflicto sostenido que, con el fracaso de la represión, implica que el yo ha perdido su imperio sobre el
órgano, que ahora se pone por entero a disposición de la pulsión sexual reprimida” (p. 214).
En relación con la perturbación psicógena de la visión, Freud menciona la cuestión del “placer de ver”
reprimido y una puja de resarcimiento de las pulsiones que han sido reprimidas. Estas se localizarían en el
órgano donde se halla esa satisfacción sobre la cual sobreviene el síntoma. Dice: “puesto que quieres
abusar de tu órgano para un maligno placer sensual, te está bien empleado que no veas nada más” (p.
214).
En este aspecto, es importante destacar que la pulsión parcial es la satisfacción de un órgano del cuerpo
que cumple una doble función. En la página 213 dice: “Son los mismos órganos y sistemas de órganos los
que están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de las yoicas. El placer sexual no se anuda
meramente a la función de los genitales; la boca sirve para besar tanto como para la acción de comer y la
de la comunicación lingüística, y los ojos no solo perciben las alteraciones del mundo exterior importantes
para las propiedades de los objetos por medio de las cuales estos son elevados a la condición de objetos de
la elección amorosa: sus «encantos»”. Los ojos no sirven solo para mirar, sino también está emparentado
con el placer sexual de ver.
En el último párrafo del texto, Freud dice: “Es posible plantearse esta pregunta: La sofocación de pulsiones
sexuales parciales, producida por obra de los influjos vitales, ¿Basta por si sola para provocar las
perturbaciones funcionales de los órganos?, ¿O bien deben preexistir constelaciones constitucionales?, ¿las
únicas que moverían a los órganos a exagerar su papel erógeno y de ese modo provocarían la represión de
las pulsiones? (...) Y en esas constelaciones veríamos la parte constitucional de la predisposición a
contraer perturbaciones psicógenas y neuróticas. Se trata de aquel factor que con relación a la histeria
he designado provisionalmente como «solicitación somática» de los órganos” (p. 216). Este párrafo hay
una nota al pie de página que nos remite al historial de Dora.
Por los motivos previamente descriptos, debemos considerar este texto como bisagra que permite pasar
del análisis de la psicosis a la formación de síntomas neuróticos.
En la Conferencia 23º se verán los distintos componentes que hacen a la formación del síntoma (“síntoma
como compuesto”).
SEMANA 2
17/08/2020 – El síntoma en el caso Dora.
El caso Dora es un historial paradigmático en Freud, y lo que vamos a trabajar en esta ocasión es qué nos
enseña Freud sobre el síntoma en este caso.
Antes de comenzar, realizaremos una breve contextualización sobre el texto. Lo escribe en 1901 y lo
publica en 1905, siendo intermedio entre La interpretación de los sueños (1900) y Tres ensayos de teoría
sexual (1905). Se corresponde con el comienzo del 2º tiempo en Freud (1900-1920), donde ya está
conceptualizado el inconsciente y empieza a poner en práctica la técnica de la interpretación junto con su
complemento, del lado del paciente, de la asociación libre. La idea de Freud era que, haciendo consciente
lo inconsciente mediante la interpretación, se iban a eliminar los síntomas. Sin embargo, se encuentra en la
clínica con que los síntomas no ceden, y algo de ello va a ubicar en este caso.
El motivo por el que Freud publica este caso es para intentar demostrar la teoría de que mediante la
interpretación se puede acceder a eso reprimido inconsciente, y de esta forma, accederíamos al
determinismo de los síntomas, a saber, qué hay detrás de los síntomas. En este sentido, explica que los
síntomas quieren decir algo y los va a ir a descifrar tal como lo hace con los sueños. Por otro lado, va a
postular una hipótesis central en el epílogo, página 100: “La sexualidad (…) es la que presta la fuerza
impulsora para cada síntoma singular y para cada expresión singular del síntoma. Los fenómenos
patológicos son, dicho llanamente, la práctica sexual de los enfermos”. Se debe entender la sexualidad en
términos de trauma, es decir, en relación a lo energético, a lo excesivo para el aparato que no se puede
terminar de tramitar; esa energía que irrumpe en el aparato y no puede descargarse. Es interesante esta
referencia porque Freud dice que lo traumático va a ser la fuerza impulsora, aquello que va a impulsar a
la formación de síntomas. También hacemos hincapié en lo que conocemos como la psicopatología de lo
singular, ya que Freud en este texto menciona que el síntoma es lo más singular de cada quien.
Para comenzar a trabajar sobre lo que nos enseña el síntoma en este caso, es importante poder situar
cuatro ejes orientadores. El primer eje, el más importante, va a ser que toma al síntoma como un
compuesto de elementos heterogéneos, pero esto lo menciona como tal en 1917 en “Nuevos caminos de
la terapia analítica”, y en el presente historial de Dora es que sienta el precedente. Ahora bien, Freud se
pregunta si el síntoma histérico tiene un origen psíquico o somático, y, en la página 37 dice: “Todo síntoma
histérico requiere de la contribución de dos partes. No puede producirse sin cierta solicitación {transacción}
somática brindada por un proceso normal o patológico en el interior de un órgano del cuerpo”. Acá lo que
postula es que hay una parte del síntoma que se corresponde con una cuestión somática, del cuerpo, y
dice que esto sólo se produce una sola vez, porque es la parte más fija del síntoma. Por otro lado, plantea
que los sentidos, es decir, el valor psíquico de ese síntoma, no están de entrada: “El síntoma histérico no
trae consigo este sentido, sino que le es prestado, es soldado con él, por así decir, y en cada caso puede ser
diverso de acuerdo con la naturaleza de los pensamientos sofocados que pugnan por expresarse” (p. 37). En
resumen, el síntoma está compuesto por un elemento somático y por un sentido. El elemento somático
tiene que ver con una zona del cuerpo, con un órgano; refiere a esa zona erógena que va a ser la condición
para la salida a lo corporal. En cambio, los sentidos van a ser soldados por un elemento fundamental: la
fantasía. Es decir, hay dos elementos heterogéneos que se sueldan por medio de la fantasía.
El segundo eje se ubica en la página 39, y plantea al síntoma como solución. Explica que en el síntoma hay
una ganancia, pero esa ganancia, esa solución, no lo es para el yo. En un principio, el síntoma es un
huésped mal recibido, lo tiene todo en contra. Luego, en un segundo momento, puede verse si hay una
ganancia secundaria y el sujeto puede servirse de su propio síntoma para obtener un beneficio en el mejor
de los casos. Empero, en la nota al pie de esta página (la cual escribe años después, cuando ya tiene la
conceptualización de ganancia primaria y secundaria) Freud dice:
“El enfermarse ahorra, ante todo, una operación psíquica; se presenta como la solución económicamente
más cómoda en caso de conflicto psíquico (refugio de la enfermedad), por más que la mayoría de las veces
se revele después inequívocamente el carácter inadecuado de esa salida. Esta parte de la ganancia
primaria de la enfermedad puede llamarse interna, psicológica; es, por así decir, constante”.
Esta solución económicamente más cómoda no lo es para el sujeto, sino que lo que se soluciona con el
síntoma es el conflicto psíquico, y lo que se satisface y la ganancia que hay es para la pulsión. En el síntoma
hay una satisfacción sustitutiva de la pulsión, entonces, en este sentido, es una solución.
El tercer eje tiene que ver con los sentidos. En la página 42 Freud plantea que el síntoma tiene múltiples
sentidos, puede tener más de un significado, pero, por lo menos uno de esos sentidos es de carácter
sexual: “va a figurar una fantasía sexual”. Esto va a introducirlo con la metáfora de odres viejos y vinos
nuevos: la parte de los sentidos es lo más mudable del síntoma, en cambio, la parte somática es lo más fijo
(el odre viejo vendría a referencias lo somático por su fijeza, y el vino nuevo referencia los sentidos del
síntoma como aquello que va cambiando).
El cuarto eje es lo que Freud introduce a partir del síntoma de Dora: existe una precondición somática. ¿A
qué se refiere con esto? Explica que hay una intensa activación de la zona erógena que va a ser la
condición, lo previo, para la posterior solicitación somática, y es sobre esta precondición somática que se
va a montar luego la fantasía como elemento intermedio que une sentidos y lo somático. Con estos cuatro
ejes ya planteados nos interiorizaremos en el historial propuesto para descomponer los síntomas de la
paciente.
Dora es una muchacha de 18 años, que fue llevada por su padre a analizarse con Freud luego de haber
encontrado una carta de ella en donde expresa no soportar más la vida, y, prácticamente, se despide.
Freud plantea que ya desde niña presentaba síntomas neuróticos, principalmente, desde los 8 años que
sufre disnea. A los 12 años comienza con una tos nerviosa que va variando, y hasta pasa por momentos de
una afonía total. Esta tos nerviosa es el síntoma prínceps de Dora.
Con respecto a la familia de Dora y su situación: tenía un hermano, a su madre y su padre. Su padre había
sufrido de distintas enfermedades, por lo cual se ve incrementada la ternura hacia su padre. A causa de
una de estas enfermedades, se mudan a la ciudad B., donde conocen y contraen amistad con el
matrimonio del señor y la señora K, al punto de que Dora cuida de sus hijos. Lo que más le preocupa es la
relación de la señora K con su padre. Por otra parte, Freud interpreta y sostiene que hay un
enamoramiento de Dora por el señor K. Sin embargo, trataremos de abocarnos a los síntomas de Dora y no
a todas las interpretaciones del historial.
Naparstek, en el teórico propuesto para esta semana, se pregunta si estos diferentes síntomas que tiene
Dora se tratan, justamente, de distintos síntomas, o de múltiples sentidos de un mismo síntoma (distintos
disfraces psíquicos de un mismo síntoma). Retomamos esto para comenzar a descomponer el síntoma de
Dora.
Respecto de los sentidos, Freud ubica el determinismo de los síntomas y los distintos sentidos en los
síntomas de Dora, al mismo tiempo en que ubica las identificaciones en juego. Por otro lado –recordemos-,
dice que uno de esos sentidos tiene un significado sexual: es un sentido que refiere a una fantasía sexual y
que encuentra en el síntoma de la tos nerviosa. ¿Cómo lo encuentra? A partir de una palabra que suelta
Dora en la entrevista; cada vez que habla de su padre toce de una manera particular y, en un encuentro
dice que la señora K está con su padre porque es un hombre con recursos. En esta palabra -por un parecido
en la lengua alemana- Freud interpreta que dice que su padre es un hombre sin recursos. Dora toma esta
intervención y explica que ella sabía de la impotencia sexual de su padre. A ello, Freud le repregunta cómo
es que tiene relaciones con la señora K, por lo que Dora responde que hay otras formas de satisfacción
sexual, haciendo referencia a la zona oral. En este sentido, Freud toma este síntoma como aquel donde se
representa la escena sexual entre la señora K y su padre vía sexo oral. Empero, con esta tos espasmódica
Dora responde a un estímulo, que es un cosquilleo en la garganta: representa la escena fantaseada y
responde a un estímulo corporal. Con esto Freud quiere decir que, en todos los síntomas, en la base está
la solicitación somática (cosquilleo en la garganta).
Para que exista una solicitación somática es necesario un condicionamiento previo, que sea la condición
para que la solicitación somática se de en un lugar determinado… ¿Cuál es la precondición somática en el
caso Dora? La paciente decía que ella había sido una chupeteadora de chica, y que había sido el padre
quien la obligo a dejar esta costumbre hacia el cuarto o quinto año de vida. Freud ubica en este chupeteo
esa zona intensamente activada, erogenizada, que fue la condición previa para la posterior solicitación
somática en esa zona: allí se aloja la fijación pulsional.
En la página 73, Freud dice:
“Debajo de todo en la estratificación cabe suponer un estímulo de tos real, orgánicamente condicionado,
vale decir, el grano de arena en torno del cual el molusco forma la perla. Este estímulo es susceptible de
fijación porque afecta a una región del cuerpo que conservo en alto grado en la muchacha la significación
de una zona erógena. Por lo tanto, es apto para dar expresión a la libido excitada”.
En este extracto, Freud explica que hubo una fijación en la zona oral por el chupeteo, por esa
autosatisfacción o satisfacción autoerótica, y que, a partir de ahí, esa es la condición para que esa zona, ese
cosquilleo en la garganta, se presente.
Recalculando: hay un primer tiempo lógico, que es la cuestión somática como lo pulsional. Como la pulsión
es muda, no tiene un sentido, y para que esto quiera decir algo se le tiene que agregar un sentido. A este
primer tiempo le sucede un segundo tiempo lógico, que va a ser lo que enmarca a la pulsión, lo que
empieza a agregarle un sentido y va a tener que ver con una escena en tanto ficción. Así como la pulsión es
muda, la escena de un sentido. Pensémoslo como el trauma: por un lado tenemos el trauma, y por otro
lado tenemos la escena traumática, la cual le agrega un sentido, el poder decir algo de…
Ahora bien, ¿cuál es la escena en el caso Dora que le va a dar un marco a lo traumático? La escena es una
que tiene con el hermano, donde ella se está chupando el pulgar al tiempo en que le da tironcitos de la
oreja del hermano. Hay una escena porque hay otro; hay una autosatisfacción por el chupeteo en esa zona
erógena intensamente activada, pero se le agrega otro, ya no es Dora sola, por lo que va a tomar el marco
de la fantasía. Esta escena con el hermano va a ser la matriz sobre la cual se van a montar luego los
sentidos, las distintas fantasías: va a ser lo primero que suelde lo pulsional mudo con los sentidos que van
a venir luego.
A modo de resumen, podríamos pensar el caso de la siguiente manera: habría un primer tiempo en el cual
tienen lugar las satisfacciones autoeróticas (Dora con el chupeteo activa la zona erógena) y un segundo
momento donde a eso pulsional puro, mudo, autoerótico, se le suma una escena, una fantasía que suelda
esto que se enmarca a lo pulsional, donde ya hay una elaboración psíquica sobre esa satisfacción pulsional
y luego va a devenir el síntoma. En Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad (1908) Freud va a
agrega que tiene que haber una renuncia a la satisfacción onanista; el sujeto tiene que estar en abstinencia
para que quede esta energía libre y pueda buscar una vía de descarga mediante el síntoma.
Es importante remarcar que la fantasía le da un marco a la pulsión, le va a poder dar un sentido; después
esa fantasía se va a reprimir, pero va a ser lo que sostiene los sentidos del síntoma.
SEMANA 3
SEMANA 3 – El síntoma en el hombre de las ratas
La clínica de Freud es la clínica del conflicto, entendiendo sencillamente al conflicto como dos instancias
que se encuentran en oposición por intereses opuestos. El neurótico es entendido como aquel individuo
que ha renunciado a la posibilidad de asumir ese conflicto, de resolverlo. Sin embargo, cabe preguntarnos
¿conflicto ante qué? El conflicto es ante una representación intolerable para el Yo. ¿Por qué es intolerable?
Porque esta representación se caracteriza por ser hiperintensa, por tener grandes sumas de excitaciones,
por tener montos de afecto. Freud dirá que este monto de afecto es lo que es intolerable para el Yo.
Cabe recordar que, desde el comienzo, Freud se ocupa de un aparato psíquico entendido como un aparato
de manejo de cargas. Los diversos sistemas consisten en mantener el estado energético de las cargas en el
nivel más bajo posible. Por lo tanto, el neurótico es aquel que prefiere enfermar antes de enfrentarse a
esa dificultad. Lo que sucede es que esa representación intolerable no desaparece, sino que deja una
marca y esa marca es imborrable.
Entonces, a partir de la hipótesis auxiliar de Freud, sabemos que el mismo aparato psíquico realiza este
movimiento intrapsíquico que consiste en separar el afecto de la representación: en esto consiste el
mecanismo de represión, mecanismo que debilita a una representación que será desalojada de la
conciencia {esfuerzo de desalojo}. Freud desde el inicio de su obra se preguntará cuál será el destino del
afecto.
Ahora bien, el síntoma es el retorno de lo reprimido. Un modo de retornar lo reprimido con síntoma es la
conversión, donde el afecto va al cuerpo. Otro modo, que ubicamos en el historial del Hombre de las Ratas,
es a través del pensamiento como falso enlace, de representación en representación. Por lo tanto, según
la forma en que retorne lo reprimido, tendremos coordenadas, indicadores, que nos ayuden a diferenciar
los tipos clínicos.
La represión en el obsesivo es menos lograda que en la histeria, para lo cual se necesita constantemente
reforzarla, sostenerla, con defensas. En la presente clase, trataremos de dilucidar el hilo o pasos lógicos de
la construcción del síntoma para, finalmente, desembarcar en el historial que nos compete esta semana.
En un primer período, Freud ubica en el obsesivo que hay una vivencia sexual infantil activa y placentera.
Ante esto, aparecerán síntomas primarios de defensa en los cuales podemos encontrar los escrúpulos, la
vergüenza, la desconfianza, que van a constituir los rasgos del carácter del obsesivo. Estos escrúpulos,
vergüenza y desconfianza son ante las vivencias sexuales infantiles. Sin embargo, estos síntomas primarios
de defensa fallan, y en estas fallas encontramos el retorno de las vivencias sexuales infantiles ya
desfiguradas, transfiguradas, irreconocibles para el sujeto… ¿De qué manera nos encontramos ante el
retorno de los escrúpulos, la vergüenza y desconfianza? Como recuerdos que implican ciertos reproches
que el obsesivo se va a realizar a sí mismo.
El reproche es lo que, en un segundo período, permite la entrada de los síntomas secundarios de defensa,
los cuales sí son síntomas de represión propiamente dicho. Cabe subrayar en esta instancia las medidas
preventivas del obsesivo, donde, según Freud, es posible observa al síntoma como formación de
compromiso: el compromiso es entre estas dos instancias, ante el conflicto mencionado al comienzo.
La neurosis obsesiva se apoya a nivel del pensamiento, y allí podemos ubicar las acciones obsesivas, los
rituales, los ceremoniales, los mandatos, las prohibiciones, que dan cuenta que el conflicto avanza, que esa
moción pulsional implica una tensión. Esto se extiende a lo que Freud llama como la psicopatología de la
vida cotidiana del obsesivo. Es -casi- un modo de comportamiento, por eso el autor define al obsesivo
como la religión privada. Religión etimológicamente viene de re-ligar: religa una representación a otra, por
medio del cálculo, del control, del pensamiento.
Volviendo… Estos síntomas secundarios de defensa también fallan, y cuando fallan, las medidas
preventivas devienen compulsivas. Esta moción pulsional sigue impulsando, empujando, e implica una
fuerza constante que no es resuelta del trabajo de la representación. Ahora, decíamos que estas medidas
preventivas adquieren un carácter compulsivo, pero, ¿qué quiere decir? Esto significa que el pensamiento
patológico del obsesivo refiere a la compulsión al pensar. Es decir, el obsesivo no ha podido resolver por la
conciencia el conflicto, y al no llegar a la solución del conflicto, el conflicto no llegó a su disolución. En el
capítulo V de Más allá del principio de placer (1920), Freud dirá que la moción pulsional “acicatea,
indomeñado, siempre hacia adelante” (p.42), lo cual implica un constante trabajo, por lo que es un
pensamiento de curso psíquico forzoso.
Finalmente, retorna lo reprimido por falso enlace en esta compulsión del pensamiento que se impuso. El
pensamiento compulsivo nos muestra efectivamente el síntoma definido ahora como una satisfacción
sustitutiva, puesto que el quantum se termina imponiendo, retornando de lo reprimido, por medio del
síntoma obsesivo: pensar compulsivamente. Esto le da lugar al síntoma propiamente dicho, que se termina
imponiendo, y es recién en este punto que el obsesivo consulta por un tratamiento. Para el psicoanálisis, el
síntoma es una autoevaluación que realiza el paciente, desembarcando así ante el síntoma que nos dirige a
la pregunta terapéutica de cómo curarlo.
Propuesto ya los hilos lógicos de formación del síntoma obsesivo, nos abocaremos a un caso de 1909
acerca de un hombre de 30 años, inteligente, con formación universitaria que Freud titula como el Hombre
de las Ratas.
Para comenzar, retomamos una definición para orientar la arborización del pensamiento, que es la
definición de síntoma del texto un Proyecto de psicología para neurólogos (1895), texto en donde se
plantea el síntoma como algo incongruente, incomprensible e insoluble mediante el trabajo de
pensamiento.
El paciente se presenta con un padecimiento a través de su pensamiento. El contenido de su padecimiento
tiene que ver con representaciones obsesivas que se le imponen: “algo malo le puede pasar al padre o a
la amada”. Estos pensamientos que se le imponen, acompañados por temores supersticiosos (con la culpa
que le conlleva), son ideas que implican un raro sinsentido, pero que no puede impedírselas. Esto
demuestra el carácter compulsivo, que es ilimitado, irrefrenable e imposible de detener por la voluntad de
la conciencia (Yo); son representaciones que no puede detener por su carácter compulsivo. Esto le genera
un gran conflicto al paciente, porque luchó contra estas ideas durante mucho tiempo y le han hecho perder
años de su vida.
Es el gran temor obsesivo del paciente lo que lo lleva a consultar, y este temor ocurre estando en el
ejército. El paciente le narra a Freud que hay un relato de un capitán cruel, quien tortura a una víctima
introducirle ratas por el ano a través de una late. En ese entonces, el paciente pierde unos lentes, le
escribe a su óptico y este le manda unos nuevos. El capitán se le acerca diciéndole que el teniente A los
pagó. En este momento, al Hombre de las Ratas le asalta una primera idea: no los tiene que pagar porque
algo malo le va a pasar al padre o a la amada. Inmediatamente, ante esta sensación, se le impone el
juramento de que se lo tiene que pagar al teniente a sí o sí, de lo contrario, sobrevienen temores, culpas, la
creencia de que algo malo le va a pasar al padre o a la amada, etc. Cuando se acerca al teniente A para
pagarle la deuda, este le dice que quien verdaderamente pagó fue el teniente B, y, en este sentido, él no
puede cumplir con su juramento, lo cual conlleva nuevamente supersticiones, temores, culpas, algo malo
va a pasar, etc.
Frente a este dilema, se inventa lo siguiente: ir a la oficina donde le mandaron los ópticos con el teniente A
y el teniente B, para entregarle el dinero al teniente A, que este se lo de a la empleada de la oficina y ella le
acerque el dinero al teniente B (aun sabiendo que la disparatada idea). Freud no duda llamar esto como
ideas estrafalarias, disparatadas, sinsentido, delirantes. Todos estos pensamientos abrumadores de que él
ya pago pero que todavía sigue siendo deudor y, que, por ende, algo malo va a pasar, lo agotan y lo llevan
a un estado de aturdimiento, de confusión; termina siendo preso de la angustia, justamente del afecto
penoso que el obsesivo quiere evitar.
En análisis se despliega el síntoma en dos tiempos, la duda, la anulación, las hazañas del obsesivo, los
autocastigos que se imponen, las ideas que se imponen de cortarle el cuello a la abuela de la amada, etc.
Frente a esta desorientación, Freud se pregunta cómo orientar la cura, cuál es la dirección de la cura.
Sabemos que mediante la asociación libre hay un trabajo de historización: es para esclarecer.
En la historización separamos entonces dos cuestiones fundamentales: Estos dos puntos es donde Freud
nos va a dar la clave para esclarecer la engorrosa y tediosa pareja de pensamientos obsesivos de defensas,
a los que se le suman más y más defensas constantemente, a partir del faso enlace de representación en
representación {ilimitado y compulsivo}.
1. Las vivencias sexuales infantiles (material que aporta al síntoma)
De pequeño padece erecciones, ante lo cual se queja con su madre. Hay un goce en el cuerpo y se
dirige al Otro buscando respuestas.
Entre los 4 y 5 años, le pide permiso a la empleada para deslizarse por debajo de su falda para
verla.
Luego de los 6 años se le impone la idea, el pensamiento, de ver mujeres desnudas, ante lo cual, se
le presenta una idea que va en contra: si seguís pensando eso algo malo le va a pasar a tu padre.
El complejo paterno.
Freud, en este punto, empieza a delimitar el conflicto entre la sexualidad y el padre. Nos remitimos al
padre por algunas cuestiones que arman cierta matriz identificatoria simbólica del Edipo que nos permitirá
esclarecer un poco el síntoma, comprenderlo… El padre también estuvo en el ejército donde también tuvo
una deuda con el teniente A y B, deuda paga e impaga porque no cumple con su juramento. Por otro lado,
en la familia se bromeaba que el padre se casa con la madre del paciente, habiendo tenido que optar por la
mujer rica (madre) o por la amada y pobre. Él elige no desde una posición deseante, sino desde un cálculo;
por interés elige a la madre del hombre de las ratas, porque es rica.
En el relato del Hombre de las Ratas se vislumbra que tiene miedo de que algo malo le pase al padre, pero
éste estaba muerto hace nueve años y el paciente lo relata como un padre vivo. Nos dirigimos, entonces, a
una escena puntual de la infancia donde está el padre: en el onanismo, en la practica de la masturbación,
aparece el padre como agente de la prohibición de la satisfacción sexual, como agente que viene a
perturbar esa satisfacción, a reprimirlo. El Hombre de las Ratas lo insulta, y el padre le dice “seras un gran
hombre o un gran criminal”, ocupando el lugar de un padre que prohíbe y pone un límite al goce.
Llegamos al conflicto fundamental: moción sexual vs. figura paterna. Freud dirá que un amor que deniega
la satisfacción se muda en odio. Sin embargo, el odio no desaparece, sino que es desplazado al
inconsciente, teniendo, entonces, la ambivalencia hacía la misma persona: el amor -corriente tierna- en
términos conscientes, y el odio el término inconsciente. Así, se logra ver que el deseo inconsciente es el de
eliminar al agente perturbador de la satisfacción sexual. Esto es lo que genera la ambivalencia afectiva, la
cual aporta el material que constituye la base de la duda e indecisión, clásico del obsesivo que lo lleva a
postergar indefinidamente.
Una escena lateral que el paciente dice como al pasar, es que, muerto el padre, él supo que estaban
arreglándole un casamiento: esto fue lo que ocasionó la enfermedad actual, puesto que encendió una
escena de su prehistoria: el padre eligiendo a la rica por sobre la amada y pobre. Entonces, el conflicto es
casarse con una mujer rica (siguiendo las huellas de la voluntad padre), o casarse con la amada. Acá se
esclarece aún más su síntoma: si se casa con la amada puede ocurrirle algo malo a su padre en el más allá.
Este era su temor: que le pase algo al padre muerto si se casa con su amada.
Finalizando, Freud dice que enfermando es como el paciente se sustrae de la tarea de enfrentar el
conflicto. La clave es la incapacidad que presenta el obsesivo para afrontar y decidir asuntos que tengan
que ver con la vida, con el deseo, con el estar presente en la escena (por ejemplo: casarse). Sabemos que,
como consecuencia de la ambivalencia, está la contradicción, la indecisión, la duda, y la postergación del
acto {del acto como sujeto deseante}. En este sentido, Naparstek dice en su libro: “El deseo del obsesivo es
imposible, y el obsesivo le hace imposible la vida al deseo.”
SEMANA 4
LDC Tato, C Semana 4
Retomando algunas palabras preliminares del historial de Dora, Freud dice que:
“En vista del carácter incompleto de mis resultados analíticos, no me queda otra opción que seguir el
ejemplo de aquellos exploradores que, tras largas excavaciones, tienen la dicha de sacar a la luz los
inapreciables aunque mutilados restos de la antigüedad. He completado lo incompleto de acuerdo con los
mejores modelos que me eran familiares por otros análisis, pero, tal como haría un arqueólogo
concienzudo, en ningún caso he omitido señalar dónde mi construcción se yuxtapone a lo auténtico” (p. 11).
Este fragmento llevo a un intercambio de palabras sobre lo que Freud llama “auténtico” en este caso y
sobre las construcciones que conforman al síntoma como pieza testimonial del malestar de la paciente. La
“construcción” es todo aquello que colabora a la formación de síntomas (como la fantasía, la
identificación), y de lo que Freud llama el “edificio íntimo de las neurosis”. Nos acercamos a la construcción
subjetiva, que siempre será en términos de deducción lógica. En cuanto a las identificaciones, Freud nos
introduce sin más a lo que el psicoanálisis sabe de las mismas, pronunciado ya en Introducción del
narcisismo (1914).
1. Identificación originaria
☛Freud en la página 99 del texto dice: “El psicoanálisis conoce en la identificación la más temprana
exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. Desempeña un papel en la prehistoria del
complejo de Edipo (…) Se concilia muy bien con el complejo de Edipo, al que contribuye a preparar”. Esta es
la primera deducción lógica que encontramos.
¿Como prepara al Edipo? El varón toma al padre como modelo o ideal, “esta conducta nada tiene que ver
con lo pasivo o femenino, al contrario, es masculina (activa) por excelencia” (p. 99) La madre, en tanto,
será investida como objeto.
Es decir, hubo acciones previas al Edipo en tanto “querer ser como” u “obtener algo” del objeto. Esto es
previo al Edipo porque no hay conflicto, ya que la conflictiva es resultado de la trama edípica.
Página 100: “Es fácil aclarar el distingo entre una identificación de este tipo con el padre y una elección de
objeto que recaiga sobre él.” En el primer caso el padre es “lo que uno querría ser”; en el segundo, “lo que
uno querría tener”. La diferencia depende de que la ligazón recaiga en el sujeto o en el objeto del yo.
La primera ligazón (identificación originaria) ya es posible, por tanto, antes de toda elección sexual de
objeto”. Como conclusión, la identificación es una ligazón afectiva y aspira a configurar al Yo a semejanza
del otro tomado como modelo.
1. Identificaciones al rasgo
En el texto de las identificaciones encontramos un ejemplo clínico: el síntoma singular de la tos de Dora, en
los términos que indica el entretejido sintomático. Esos términos son, por ejemplo, el cambio de vía, los
nexos de sentido, las diferentes orientaciones de la identificación que enlazan a distintos momentos del
síntoma, etc. El historial de Dora es singular porque abre a la pluralidad y diversidad de las
identificaciones en la histeria. La tussis nervosa, el catarro, es el rasgo privilegiado que se recorta con el
cambio de vía. Expresa tanto al malestar materno como al malestar paterno: es una identificación al rasgo
de la persona objeto. Nos interesa la identificación al rasgo porque participa de la formación de síntoma.
Ejemplo: Supongamos que una niña reciba el mismo síntoma de sufrimiento que su madre, por ejemplo,
tos constante, ello puede ocurrir por distintas vías.
☛La identificación puede ser la misma que la del complejo de Edipo, que implica una voluntad hostil de
sustituir a la madre. Y el síntoma expresa el amor de objeto por el padre. Realiza la sustitución de la madre
bajo el influjo de la conciencia de culpa: ‘Has querido ser tu madre, ahora lo eres al menos en su
sufrimiento’”.
☛O bien el síntoma es el mismo que el de la persona amada (Dora imitaba la tos del padre). En tal caso, la
identificación reemplaza a la elección de objeto; la elección de objeto ha regresado hasta la
identificación. Dijimos que la identificación es la forma primera y más originaria del lazo afectivo. Bajo la
constelación de la formación de síntomas (mediante represión y mecanismos del inconsciente), sucede a
menudo que la elección de objeto vuelve a la identificación: o sea, que el yo tome sobre si las propiedades
del objeto.
En estas identificaciones el yo copia en un caso a la persona no amada y en el otro a la persona amada.
En los dos, la identificación es parcial, limitada en un grado sumo, pues toma prestado un único rasgo de la
persona objeto.” (p. 100, 101).
1. Identificación masiva
☛Es frecuente un tercer caso donde la identificación prescinde por completo de la relación de objeto con
la persona copiada. Freud nos propone un ejemplo, donde notamos que el mecanismo colabora
activamente en la formación de una “infección psíquica”, en términos del malestar: “Una muchacha
recibió en el pensionado una carta de su amado secreto, la carta despertó sus celos y ella reaccionó con un
ataque histérico, algunas de sus amigas, que saben del asunto, pescarán este ataque, como suele decirse,
por la vía de la infección psíquica. El mecanismo es el de la identificación sobre la base de poder o querer
ponerse en la misma situación. Las otras querrían tener también una relación secreta, y bajo el influjo de
la culpa aceptan el sufrimiento aparejado” (p. 101).
El termino de “infección psíquica” forma parte de las diferentes definiciones que nos va ofreciendo Freud,
para ubicar la participación de la identificación en la formación de síntomas. En este caso, hay una
identificación del tipo histérico. En el material clínico que encontramos en la Interpretación de los sueños,
la función de la identificación histérica se establece, no por ser un razonamiento posible para conformar
una situación patógena, sino por ser una identificación o apropiación sobre la misma reivindicación
etiológica.
Freud quiere destacar aquí, el carácter de hacer propia una vivencia significativa, que constituye la
identificación de querer ponerse en la misma situación. Proponemos pensar esta identificación como una
creación cuyo motor es un mecanismo que identifica, no al objeto a incorporar, sino a un igual.: “Uno de
los «yo» ha percibido en el otro una importante analogía en un punto; crea así una identificación con punto
y es influida por esa situación patógena” (p. 101).
A Freud le sirve el ejemplo del pensionado para pensar la ligazón que se produce en la masa, la idea del
autor es que esta ligazón hace comunidad. Existe un ideal en la conformación de la masa y cada uno de
los «yo» no se identificaría sólo con el ideal, sino con la relación que cada yo tiene con ese ideal. Para la
conformación de esta ligazón hay algo que el sujeto resigna. Algo de lo singular de cada uno se resigna
para conformar la masa. Lo singular que queda callado ¿es la semilla de lo que va a elaborar después la
neurosis?
SEMANA 5
SEMANA 5 – CLC – Pérez Rean
Contrapunto el síntoma histérico y el síntoma obsesivo
❶ Primer eje: Síntoma y defensa (como mecanismo específico de la neurosis)
☛En la histeria nos encontramos con el síntoma conversivo, alojado en el cuerpo (“salto a lo somático”). El
síntoma en la histeria funciona como amalgama: en una figuración se satisfacen las dos mociones
opuestas. Freud plantea que la defensa es “exitosa”, porque en un solo punto se satisfacen dos mociones
opuestas. Por otro lado, el síntoma es un compuesto de elementos heterogéneos: por un lado, lo pulsional
y por otro el sentido.
☛En la neurosis obsesiva pensamos el síntoma en relación con el falso enlace. Ubicamos el lugar
preponderante del “aislamiento”, en términos de la representación que ha quedado debilitada, a raíz del
falso enlace y la operación de la defensa. Sobre su mecanismo especifico, hemos trabajado la hipótesis de
Freud sobre su etiología en términos de la desmezcla pulsional: regresión a la fase sádico-anal.
En términos de la defensa, por el mecanismo de desplazamiento, la neurosis obsesiva instala nuevas
defensas contra lo reprimido, el síntoma se aloja en el pensamiento. La representación debilitada (nimia,
insignificante) que queda en la consciencia recibe el monto de energía de la representación que fue
reprimida. Entonces a mayor desplazamiento, el Yo implementará nuevas defensas contra la pulsión que se
filtra en las representaciones sustitutivas. Vemos que la defensa fracasa, la satisfacción pulsional -o goce-
se filtra. Esta vertiente Freud la denomina “erotización del pensamiento”.
Así como la histeria desbarata la idea de “cuerpo armónico de la anatomía”, la neurosis obsesiva desbarata
el “campo de representaciones psíquicas”, apareciendo un pensamiento que queda invadido por la
satisfacción pulsional.
❷ Segundo eje: El complejo paterno y las identificaciones en juego.
☛En la histeria podemos ubicar la vertiente del amor al padre. En el historial de Dora, en el sueño del
alhajero (primer sueño), hay algo que queda situado en términos del retorno del amor al padre. Podemos
pensar en un interjuego entre el amor al padre y las identificaciones, que se articulan todo el tiempo.
En cuanto a estas últimas, hemos trabajado el segundo tipo: la identificación al rasgo. Dora se identifica al
síntoma de su padre, al de su madre en tanto objeto rival en el Edipo, a la otra mujer, etc.
☛En la neurosis obsesiva podemos retomar lo que trabaja Freud en el historial del Hombre de las Ratas,
donde ubica al padre como perturbador de la satisfacción sexual. Allí vemos todo el derrotero sobre el
papel del padre y también podemos pensarlo de la mano de las identificaciones.
Encontramos la identificación al padre en dos puntos: la deuda de juego; que aparece en el conflicto y
desencadena la neurosis obsesiva del paciente. Y la deuda de amor; siendo que el padre también había
quedado bajo el conflicto de elegir entre la mujer amada y la mujer rica. Por último, podemos detenernos a
considerar la identificación en el síntoma al significante “rata”. En el historial surge el relato del paciente
de “ser pegado como un ser roñoso que en la ira muerde”.
❸Tercer eje: Puntos de fijación.
☛En la histeria, según el historial de Dora, la fijación se da en torno a la satisfacción del objeto oral (Dora
la chupeteadora).
☛En la neurosis obsesiva, en el Hombre de los Ratas el significante “rata” despierta la sensibilidad del
complejo anudado al erotismo anal. Lo articulamos en relación con la hipótesis de la desmezcla pulsional,
como punto de fijación en la fase sádico-anal de evolución libidinal, que da cuenta del mecanismo en juego
para la neurosis obsesiva.
Caso clínico actual: “Del pánico a la obsesión” de Alejandra Glaze
Cita de Lacan en el texto La Tercera “El sentido del síntoma no es aquel con que se lo nutre para su
proliferación o su extinción, el sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se pone en cruz para impedir
que las cosas anden”.
En el historial de Freud del Hombre de las Ratas, desde el inicio del tratamiento se expresa una neurosis
obsesiva completa, en la primera consulta el paciente ya se presenta el glosario de síntomas,
representaciones y actos obsesivos. Aquí, en cambio, encontramos una presentación en la que el síntoma
obsesivo parece construirse como punto de llegada. Se arma luego de atravesar ciertos avatares al interior
del tratamiento. Para situar el caso, hay que señalar la lógica que la analista le imprime al construirlo,
ubicando cuatro puntos centrales:
1 📌 De la angustia a la inhibición: Se trata de un joven de 19 años cuyo motivo de consulta tiene que ver
con un “ataque de pánico”: un monto de angustia que lo invade, que lo invade en el cuerpo, que no
aparece mediada ni ligada a ninguna representación, sino que remite a la emergencia de lo que es
nombrado como un trastorno actual, los trastornos de ataque de pánico.
Este primer momento se trata de hacer un pasaje desde ese síntoma en el cuerpo/ angustia a la inhibición,
que se presenta bajo lo que el paciente llama “me paralizo”: así es como siente el funcionamiento de su
vida que se ve perturbada en casi todas sus actividades. Entonces, pasa desde este trastorno de ataque de
pánico -que le viene nombrado desde afuera como “ataque de pánico”- hacia la inhibición (limitación
funcional del yo). Además, en este primer tiempo, la analista ubica y trabaja todas las perturbaciones y
embrollos del paciente en relación con la demanda. Ubica que el “paralizarse” queda ligado a la frase
“pedir de más”, que se le arma sobre todo en relación a las mujeres.
2 📌 Pasaje desde el punto de inhibición hacia lo un primer síntoma: “las mujeres”: Comienza el trabajo
de ligar la gran dificultad que se le presenta al paciente en cómo aborda el tema de la sexualidad y su
relación con las mujeres. Es un trabajo de ligar algo con su posición fantasmática en relación con deseo del
Otro. Parece localizarse algo en el sentido del quedar “fuera de lugar”. Esta es una cuestión que el paciente
trabaja sobre sus recuerdos, en el material que presenta al interior del tratamiento. Este quedar “fuera de
lugar” está ligado a la vertiente sintomática del “estar incómodo”. El “estar incomodo y el “sentirse afuera”
brindan la posibilidad de construir la neurosis infantil propiamente dicha.
3 📌 Pasaje desde el síntoma de la “incomodidad” hacia el “sentirse importante”: En tanto habla de su
posición fantasmática, ubica algo en relación al deseo, pero ya en otro punto: algo queda liberado de sus
embrollos con la demanda. Algo se separa de ese enganche al Otro, en términos de lo que el Otro espera
de él: “Cuando nadie esperaba nada de mí, me fue bien”. Allí queda situado un momento particular dentro
de su tratamiento.
4 📌 Pasaje desde la inhibición hacia el síntoma obsesivo: En un primer tiempo apareció una angustia
irrumpiendo en el cuerpo que lo llevó a consultar, luego emergió una inhibición que comenzó a trabajar en
el análisis y finalmente se logró llegar a la estructura subjetiva del paciente articulada en torno al síntoma
obsesivo. La analista describe cómo aparece esto dentro de la cura, el paciente comenzó a hablar de los
pensamientos lo invadían: “La cabeza que no puede parar, una máquina que tengo”. Nace la aparición de
la neurosis obsesiva como punto de llegada. No como una neurosis o síntoma obsesivo que se presenta al
inicio de la consulta (como en el Hombre de las Ratas) sino como punto de llegada, como un síntoma que
se construye al interior de análisis mismo. Es interesante ver como ésta puede ser una modalidad de
presentación actual, donde no vemos de entrada una neurosis obsesiva completa, sino que es algo que se
arma. Y se verá como sigue, según la singularidad del sujeto.
SEMANA 6
LDC Carpi, A Semana 6
¿Para qué sirve el sueño de la Bella carnicera? La Histeria nos orienta sobre el deseo insatisfecho, como
estrategia para crearlo y mantenerlo vivo. La histérica muestra su estructura en la característica del sujeto
como sujeto deseante.
📌La lectura freudiana
Empecemos por la lectura que hace Freud en La interpretación de los sueños (1900). Se corresponde al
comienzo del segundo tiempo freudiano, donde ubicamos las nociones de: inconsciente, represión,
formaciones del inconsciente, interpretación para hacer consciente lo inconsciente. En este sueño, Freud
nos habla del deseo por primera vez y su particularidad como deseo insatisfecho, no realizado, no
colmado. Este sueño le sirve a Freud para presentar los síntomas histéricos sostenidos por la identificación
y nos permite apreciar la particularidad del deseo en la clínica.
Freud se confronta con una paciente “astuta”, que se presenta bajo la modalidad del desafío histérico. Así
como el Hombre de las Ratas había leído Psicopatología de la vida cotidiana, la Bella carnicera conocía los
trabajos de Freud acerca de los sueños como cumplimiento de deseo. Se acercó diciéndole que ha tenido
un sueño que no coincide con su teoría en tanto cumplimiento de deseo. Freud la invita a relatar el sueño y
ella relata: quiere dar una cena y en la heladera sólo tiene un trozo de salmón ahumado. Tras varias
dificultades, tiene que renunciar a la cena. “¿Dónde está el cumplimiento de deseo allí?” Le pregunta.
Freud responde que, en apariencia tiene razón, pero la invita a trabajar el sueño, asociando.
🐷🍕La paciente empieza a asociar, comenzando por su marido, quien es carnicero y está enamorado de
ella. Aparece algo de lo que ella se priva hace ya mucho tiempo: tiene deseos de comer todos los días un
sándwich de caviar, y está convencida que si lo pidiera, el marido se lo daría… pero no se lo pide para que
no se lo de. Freud dice que parece que la mujer se ve en la necesidad de mantener un deseo insatisfecho.
👧👗Esto también aparece en el relato con su amiga “la flaca”, de quien el marido habla bien. Ella quien le
pregunta: “¿Cuándo vuelve usted a invitarnos? ¡Se come tan bien en su casa!” (p. 166). Si recordamos el
sentido en el sueño, que es no dar una comida, el deseo de la paciente sería decirle que no a la demanda
de la amiga, no engordar a la flaca y satisfacer a su marido (a quien le gustan las redondeces).
🐟🍣Por otra parte, Freud pregunta por el trozo del salmón ahumado. La paciente dice que es el plato
preferido de la amiga. Además, ubica que la amiga se priva del salmón como ella del caviar.
Ambas, rechazando su deseo de caviar o salmón, consiguen mantener su deseo insatisfecho. Freud
explica que el deseo de salmón ocupa en la economía psíquica libidinal de la flaca, el mismo lugar que el
caviar para la Bella carnicera. Así, presenta la identificación histérica, la identificación por infección
psíquica vista en Dora y en Psicología de las masas y análisis del Yo. Sin embargo, recordemos que este
texto es previo a los mencionados. En 1900, en este sueño, ubica que la identificación histérica es la que
hace comunidad: en el inconsciente la Bella carnicera, ocupa el mismo lugar que la flaca en el deseo.
SEMANA 8
LDC Liberman, D Semana 8
✒Naparstek F., La época actual y la psicopatología
✒Bousoño, N., Una culpa gorda.
✒Gasbarro C., Habilitar al sujeto: una orientación del psicoanálisis aplicado.
Lecturas de casos. Actualidad clínica
Vamos a leer la actualidad del síntoma. El texto de Fabián nos va a introducir en las nuevas modalidades en
que se presenta el síntoma, y las consecuencias que tiene la época en lo que respecta a las patologías y el
síntoma.
El texto de Naparstek nos invita a ir a un texto freudiano, Tótem y Tabú, en el cual Freud nos plantea el
origen de la cultura. Ahí, plantea el mito de la horda primitiva, la cual estaba dirigida por el protopadre,
quien gozaba de la satisfacción plena, de todas las mujeres. En función de esto, se organiza un pacto entre
hermanos (hermandad) en la cual se planifica el asesinato del padre y la comida totémica, la cual se basa
en ingerir, en incorporar al padre y, por ende, la ley. Entonces, la ley se instaura y todos pactan someterse
a ella: “Ninguno gozara de ese lugar de satisfacción plena que gozaba este protopadre”.
Freud orienta a pensar que la cultura se basa en la renuncia a la satisfacción plena, en una prohibición;
para formar parte de la cultura, es necesaria una renuncia a la satisfacción plena. El beneficio de formar
parte de la cultura es que va a dar un orden de convivencia; va a instaurar distintos tiempos.
A la incorporación de la ley paterna y la renuncia, Freud le otorga un valor libidinal, que se va a sostener en
la economía de la satisfacción que dictará dos tiempos:
🚫 Un tiempo de prohibición, de postergaciones, de renuncia en pos de grandes ideales
🥳 Un tiempo de fiesta en el que está permitido lo prohibido, un tiempo de exceso -de tiempo acotado- en
el cual se pueden infringir las leyes, en el cual se da rienda suelta a la satisfacción.
Ejemplos: el carnaval se realiza en una determinada parte del año, hay que atravesar todo el año para
llegar a esta fiesta, que dura un tiempo determinado, donde se puede lo que no se podía, se juega a
disfrazarse y a ser otra cosa.
En la semana, de lunes a viernes, se tiene un determinado horario para hacer las cosas, una rutina, y el fin
de semana es el tiempo del descanso, de la fiesta, de hacer otra cosa, de romper con lo estipulado que se
da durante los días hábiles.
☛De este tiempo de fiesta (que es para todos, que implica un exceso y que está estipulado de inicio a fin)
queda un resto que propicia la próxima fiesta.
📌Entonces, la cultura regula, bajo la Ley del Padre, el tiempo de las prohibiciones que incluye el tiempo
de fiesta, que también está regulado.
La época actual supone una inversión de los tiempos: Hay una caída de la autoridad, de las creencias, hay
un fuerte cuestionamiento a las instituciones hegemónicas que regulaban la vida (matrimonio, patriarcado,
leyes, etc.). Lacan lo había advertido muy al inicio de su enseñanza, la decadencia de la figura paterna y de
la ley del Padre, que se fue acentuando en estos últimos años.
Hay una inversión de los tiempos con un predominio en el exceso, con la idea de que con este exceso se
puede lograr una satisfacción plena, total. Se empuja continuamente a este exceso. Se intenta que el
tiempo de fiesta que antes estaba regulado, empiece a desmarcarse de estos límites, proponiéndose como
ilimitado e interminable. Refiere a la fiesta que dura días, que no se concluye, con las consecuencias que
acompaña y con lo que a nosotros nos respecta: el síntoma.
🙇Presentaciones del síntoma en la clínica de la época de la decadencia del NP
El síntoma tiene un modo de presentarse diferente al tiempo freudiano. Son síntomas que, en principio, no
responden a un sentido. Son sujetos que al consultar están identificados a las patologías de la época, a
significantes de la época: toxicomanías, alcoholismo, anorexia, bulimia. Son nombres que la época brinda a
las patologías actuales. Los sujetos cuando consultan, muchas veces, vienen identificados con este nombre,
con este significante de la época.
Freud describe al padre como una “función” que pasa al niño a través de la versión materna: la versión del
padre es transmitida a través del discurso materno, a través de lo que la madre dice del padre, es la versión
que ella tiene del padre (por ejemplo, un padre impotente, idealizado, al que hay que temer, etc.). Muchas
veces estas versiones no coinciden con la versión de carne y hueso, lo cual se verifica en la clínica: hay un
determinado momento donde el sujeto se despierta y dice: “esto que siempre creí nunca fue, o no es tal
cual lo creía”.
Lacan retoma esto y propone el tercer tiempo del Edipo, el “no” del padre. Es importante que el padre esté
encarnado en carne y hueso; no importa tanto quien es el padre biológico, sino que cumpla la función para
el niño (lo veremos con detenimiento cuando abordemos el caso Juanito y los tres tiempos del Edipo).
En la época actual nos encontramos con patologías que Freud denominó neurosis actuales, consideradas el
“grano de arena” sobre el cual se monta el síntoma. Si responden a la ausencia de deseo, las llamamos
“neurastenias”; si responden a la angustia las llamamos “neurosis de angustia”. Hoy en día, los manuales la
denominan “ataques de pánico”. Nosotros las leemos bajo esta rúbrica freudiana.
📌Retomando, los síntomas en principio no estarían articulados al Nombre del Padre y a la significación
fálica, sino que habrá que hacer un trabajo para que empiecen a cobrar un sentido y se anuden a ellos.
Son síntomas que no tienen un sentido para el sujeto, son “cosas que pasan”.
Entendiendo al síntoma como compuesto, verificamos que los actuales se ubican más del lado pulsional,
del lado somático; por lo que va a ser necesario ponerlos “en forma” para que puedan ser analizables, para
que dialecticen, que cobren alguna significación fálica y se anuden al Nombre del Padre.
Esta puesta en forma va a requerir de la obra del analista, de un análisis: es necesario que el síntoma tome
la forma de un enigma, de una pregunta, “algo quiere decir”: ¿por qué me pasa esto? Se debe pasar lo
pulsional al campo del Otro, al campo de una pregunta, de un historizar. Se busca que cobren
significaciones para el sujeto, que este le pueda dar un sentido a eso que le pasa.
La maniobra del analista, entonces, es hacer pasar este síntoma originario y transformarlo en un síntoma
artificial bajo transferencia para que cobre otro sentido. Se debe pasar al síntoma autístico al campo del
Otro. Esto lo veremos con el contrapunto de los casos clínicos de esta clase.
🐷Casos clínicos
Son dos casos actuales de mujeres jóvenes que tienen entre 30 y 33 años. Consultan por obesidad,
identificadas al significante de la época: “ser gorda” o “ser obesa”, significante que las nombra y atrapa. En
ambos casos, encontramos el “no poder parar”, dicho de diferentes formas en el discurso de cada una,
esto refiere al modo de nombrar lo ilimitado de la pulsión, que pide más y más, que cuanto más se le da
más pide (circuito pulsional).
☛ En un caso se tratará de atracones, en el otro de comer hasta que “no entra nada más”. Identificamos al
objeto alimento indiferenciado, no hay un tipo de alimento que se quiere, sino que es un comer vía
atracón o hasta que no entre nada más.
La compulsión (comer interminable) responde a la exigencia pulsional ilimitada. El límite no es subjetivo, no
está del lado del sujeto. No está del lado del sujeto el decir que “no”, “basta”, el freno; sino que está en
otro lado, en que “no entra más”.
En ambos casos, la zona privilegiada es la zona oral; que pone al descubierto la cara muda del síntoma, lo
pulsional, lo somático. El síntoma actual deja ver la cara de la exigencia pulsional.
☛ La intervención del analista estará orientado a introducir, habilitar la palabra, hacer hablar esto
pulsional, historizarlo, enigmatizar, hacer una pregunta. Se trata de intentar poner en la cadena
significante esto fijo, esto que insiste, para que pueda ser dialectizado, posibilitando que las sujetos
pongan sus propias significaciones, sus sentidos, sus razones. Freud y Lacan ya lo advertían: las
significaciones siempre son fálicas, es decir, tienen un sentido fálico, refieren siempre a la constitución
edípica (refiere al padre, a la madre, a las identificaciones).
☛ En ambos casos, el padre aparece por la vía de los regalos: en un caso, habilita el regalo del padre por
vía del amor a servirse de este padre, a tomar este don, esto que da el padre, a elevarlo en un lugar para la
sujeto que va a pivotear su vida alrededor de esto y va a poder proyectar y construir una vida. Al comienzo
del análisis se encontraba aplastada y gracias a este se produce un viraje hasta servirse del padre, ponerlo a
su servicio, hacer uso del don del padre.
En el otro caso se encuentran los regalos desmedidos del padre a los que la paciente, vía análisis, puede
decir que “no”. Se habilita a limitar los regalos del padre, que ni quería ni pedía. Se trata de ubicar un
limite a lo ilimitado paterno, que le permitirá distanciarse de esta identificación al rasgo al padre en lo
ilimitado. (El regalo ilimitado, excesivo, sin fin del padre, en ella se manifiesta en el comer excesivo). A
partir de que puede limitar al padre -decirle “no”- puede servirse de él.
☛ En ambos casos, el análisis posibilitó tomar la palabra en las sujetos. En un caso, será verificar que
puede hablar sin la influencia del alcohol, sin esta muleta o ímpetu. En el otro caso, cuando la analista le
señala que con la gordura “apaña” la insatisfacción de la cual se queja (esta inversión dialéctica que
produce un tapón), le posibilita pronunciarse, empezar a hablar de su propia insatisfacción; entonces hay
algo del deseo que empieza a funcionar y deslizarse. En este segundo caso, también está la identificación a
la madre: una madre silenciosa, con plena gratitud, el “no decir nada” al padre. Se verifica que puede
separarse de esta identificación para posibilitar otra cosa. Pasa de “ser una vergüenza”, a “tener
vergüenza” de la mirada de un hombre.
☛En ambos casos, se pasa de “ser una nada” a “tener una culpa”, referida a la gordura. Se produce un
efecto terapéutico significativo: al comienzo, se percibe el goce pulsional, solitario, autístico, sin lazo al otro
y luego se produce el pasaje a sintomatizar la obesidad; lo que implica poder hablar de eso apuntando a la
propia subjetividad. Los kilos, la gordura, la obesidad: significan para cada una lo propio, lo singular, lo
referido a sus propias marcas. Cuando algo de esto se mueve el efecto terapéutico que acompaña, es la
pérdida significativa de kilos.
La época actual, entonces, requiere de la puesta en forma del síntoma: pasar del síntoma original al
síntoma bajo transferencia, que va a permitir dialectizarlo, sintomatizarlo, poder empezar a hablar de él y
ubicarlo en otro lugar.
SEMANA 11
Semana 11 – CLC
✒Tarrab. Producir nuevos síntomas
✒Berger. Del ataque de pánico a la angustia como brújula.
SEMANA 15
CLC – SEM 15 – Lujan.
FREUD DESDE LACAN.
Entrevista a Lacan (1974): Entrevista en la revista Panorama. En Revista Lacaniana. Publicación de la
EOL (pp.9-17). Año XII. Número 22. Abril de 2017.
Este texto se trata de una entrevista publicada en 1974, en la revista italiana Panorama y está destinada a
lectores no especializados. Es una entrevista realizada a Lacan, llevada a cabo por Emilio Gran Soto. La
revista panorama le ha solicitado a Lacan hablar de psicoanálisis, hablar acerca de su método de la palabra
como tratamiento de la neurosis, de los miedos, las angustias y cuestiones muy ligadas a la época. Por otro
lado, tome algunas “palabras claves”, que me permiten guiar el desarrollo de esta presentación. Hice una
lectura con una mirada más bien integral de este material que se ajusta a preguntas y respuestas. No nos
detendremos en cada una de las preguntas, pero si focalizaremos en algunos conceptos más relevantes
que están en relación a la sexualidad, síntoma, inconsciente y la clínica por la singularidad, que han sido los
temas centrales que han trazado como el mapa de nuestro programa.
Ya de entrada, vamos a ver cómo Lacan pone todo el acento en su reconocimiento a la importancia de ese
gran descubrimiento freudiano que es acerca de la sexualidad infantil, como así también del inconsciente.
Estos conceptos, estas ideas ya desarrolladas en la obra freudiana es (un poco) lo que nos permite pensar
la doctrina y la clínica psicoanalítica como una práctica que se distingue de otras. Al respecto, Lacan hará
referencia y dirá que, el psicoanálisis es una práctica que se ocupa de lo que no anda. En relación a esto,
lo que no anda es este gran hastío; y con este gran hastío vamos a ver cómo se liga al concepto de
sexualidad como también al de la civilización, al malestar en la cultura, ya presentes en sus formulaciones
Esto es importante para que podemos pensarlo en relación a las cuestiones de la época, a esta época
actual y capitalista, a la época globalizada, que promueve y ofrece una serie de objetos garantizando esa
falsa promesa de satisfacer toda la demanda, sobre todo con los objetos tecnológicos que, cada vez se
escuchan más los efectos sintomáticos que éstos producen. Esta relación del sujeto con el objeto, es
bastante frecuente escuchar en nuestro consultorio las angustia que provoca el estar enredados entre las
redes sociales, que se ponen esas entrecrucijadas.
Podemos pensar que la época, de algún modo, acompaña los movimientos, la época se modifica según su
singularidad y, en relación a esto, es importante cómo leer el inconsciente a la subjetividad de la época.
Esto un poco lo hemos hablado cuando hemos transmitido y hemos trabajado los historiales clínicos, había
que pensarlo según la época en la cual Freud estaba allí formulando sus conceptos psicoanalíticos.
Además, Lacan dirá que este gran hastío viene a denunciar cierto malestar propio de la civilización
moderna, lo que se podría ubicar allí como esa gran fatiga de vivir. Entonces, podemos decir que esto se
enlaza a una época marcada por la caída de los ideales, ideales poco potentes, que conlleva la dificultad
en la transmisión del deseo. Vemos que, cada vez más es posible ubicar el aislamiento de lo individual al
ser social, en esto donde los lazos sociales son bastante lábiles.
Entonces, las cuestiones que acabo de mencionar son: la sexualidad (donde no hay complementariedad
entre los cuerpos ni con el propio cuerpo), el malestar en la cultura, en la civilización (este gran hastío
inherente a la cultura y a la civilización). Estas son las cuestiones por las cuales un
individuo/persona/sujeto se ve motivado a consultar. En principio, se solicita una entrevista con un
terapeuta para poder hablar de esto que le está sucediendo. Pensando en este contexto de pandemia, esto
está muy a flor de piel, así que es algo que nos toca muy de cerca. En ese primer pedido de consulta,
vamos a ver qué le está sucediendo, qué no comprende, qué lo angustia, sus miedos, miedos de sus
pensamientos, la pregunta por la muerte… ¿Por qué? Porque este contexto, este fenómeno disruptivo para
el psiquismo, está enlazado a la muerte, y recordemos que, en el inconsciente, no contamos con esos
significantes que puedan dar cuenta de la sexualidad y la muerte. Además, de acuerdo a la posición
subjetiva de cada quien, vamos a poder escuchar un síntoma insatisfecho, la queja histérica, los
pensamientos y el temor obsesivo, todas estas cuestiones por las cuales se consulta pero que, además, en
esa primera consulta donde se conoce al terapeuta, tiene que haber un encuentro muy particular, especial,
de estrecha confianza, en la que permita poder construir un armado y una demanda de análisis. Es decir,
esa primera consulta es un poco llevar al campo del Otro, a un Otro al que se le supone un saber, este Otro
social, el poder hablar de esto que le sucede, de esto de no comprender aquello que le sucede.
Aquí, Lacan va a poner énfasis en el valor en la palabra del paciente, en la palabra del sujeto en relación a
la cura por la palabra. El autor dirá: “El neurótico es un enfermo que se cura con la palabra, y sobre todo
con la suya (…) La palabra es la gran fuerza del psicoanálisis” (p. 10).
En relación a esto, la palabra no es hablar por hablar, no es sólo por hablar que uno se cura, sino que es en
el decir en análisis, es en el valor que toma ahí la palabra, esa palabra enlazada a la transferencia. Es decir,
el discurso psicoanalítico está sostenido por los distintos significantes, en esa articulación sí de la cadena
de los significantes. Allí, el sujeto puede poner en juego sus S1, sus significantes amo. En otras palabras,
para que el discurso psicoanalítico se ponga en juego, es necesario que el síntoma se ponga en
transferencia, en ese lazo transferencial de características amorosas, de lo amoroso con ese Otro. El
analista ofrece su escucha y ese espacio donde el sujeto se encuentra a solas con sus voces, con su falta y
con aquello que le sucede. Allí, se trata de una relación de estrecha confianza -dirá Lacan-, sobre todo, de
un intercambio en el sentido de que uno habla y el otro escucha, pero también hay silencios. Además, ese
que escucha no tiene ideas, no pone sentidos allí; está dispuesto a dar respuestas a aquellas preguntas que
provoca con sus intervenciones sutiles, intervenciones que son parte de la estrategia. De este modo, en
ese decir del paciente, del sujeto, es lo que le va a permitir interrogarse por su posición subjetiva y poder
desplegar cierta pregunta en relación a su propio deseo.
Una cita de la pagina 11: “(…) en ese inconsciente, el que habla es un sujeto en el sujeto, aquel que hace el
verdadero trabajo en análisis es aquel que habla, el sujeto analizante”. Bien, Lacan va a señalar también
que “El descubrimiento del psicoanálisis es el del hombre como animal hablante” (p. 13), no está inmerso
en el discurso, en la estructura del lenguaje, es decir, es un sujeto dividido efecto del significante en el
cuerpo y mortifica.
Retomo una cita de Conferencias en Ginebra sobre el síntoma, de Intervenciones y texto 2, página 126:
“(…) la manera en la que la lengua fue hablada y también escuchada por tal o cual en sus particularidades.
Es, si me permiten emplearlo por vez primera, en ese materialismo (materialismo de la palabra) dónde
reside el asidero del inconsciente –quiero decir que es lo que hace que cada cual no haya encontrado otra
manera de sustentar lo que recién llame el síntoma”.
En relación a la sexualidad, esta sexualidad infantil perversa polimorfa, va a decir que los síntomas
neuróticos (en las distintas modalidades de presentación subjetiva y de satisfacción sustitutiva) vienen
como respuesta, como una defensa a ese goce de carácter sexual. En el mismo texto y misma página,
Lacan señala que Freud enfatiza que “el niño descubre primero esa realidad sexual en su propio cuerpo (…)
sus primeras erecciones. Ese gozar primero (…) El inconsciente fue un invento de Freud. Un invento en el
sentido en que es un descubrimiento vinculado al encuentro que tienen ciertos seres con su propia erección
(…) El encuentro con su propia erección es lo más hetero que hay (…) Su síntoma es la expresión, la
significación de ese rechazo” (p. 126-8).
Aquí me parece que es interesante que podamos volver a evocar el caso Juanito para poder describir y
recrear esto con su historial. Juanito, conmocionado con su propio goce, con ese pene que se mena,
irrumpe su angustia. Ahí, Juanito, está a solas con su goce. Posteriormente al surgimiento de la angustia,
Juanito elabora una fobia como síntoma, en relación a que esto le permite que la angustia pueda acotarse;
esto le permitirá arreglárselas un poco mejor y andar en la vida un poco menos angustiado. También, en
relación a la sexualidad, al inconsciente, a este malestar inherente, en relación a la posibilidad de curar la
neurosis, esa no complementariedad sería lo que invalida -desde el punto de vista psicoanalítico- esa
promesa de curación total y vertiginosa de un tratamiento.
Esto puede pensarse en relación a la época actual, ya que no existe la receta de la píldora mágica, sino que
se trata de otra cosa. Es por el valor y la fuerza de (y en) la palabra del paciente que se permite hacer algo,
ciertos arreglos siempre singulares, con aquello que le pasa y, de algún modo, encontrar en su decir en
análisis algo en relación a ese nudo de la verdad, ese rasgo singular para ese sujeto. Aquí, en las vueltas de
un análisis en el que el sujeto se interroga por su propia posición subjetiva y en relación también al deseo y
al inconsciente, se trata de poder encontrar allí una invención, el saber hacer con aquello que le sucede y
padece. Son creaciones singulares, sostenidas y soportadas, por el entusiasmo; es el poder hacer con ese
“gran hastío”.
De este modo, el poder hacer la vida más amigable, está en relación a cómo el análisis empuja al imposible,
al poder comprender y aceptar que ese ideal de felicidad no es posible, que siempre hay un punto de
imposibilidad, que aquello que queremos y deseamos no siempre es permitido.
Para concluir, este saber hacer nos ha tocado muy de cerca en este contexto pandémico que se presentó
de una manera muy disruptiva; ese fenómeno incalculable que abre toda esta cuestión de la
incertidumbre, donde al discurso de la ciencia como discurso amo nos ha dejado sin respuestas, al punto
de que todavía no puede encontrar una solución, y todas las problemáticas son del orden afectivo y
emocional (enfrentarse a las pérdidas de seres amados, dificultad de no acompañar). En este punto, hemos
hecho lo que hemos podido con eso que se presenta de manera compleja. Todas estas situaciones han
cobrado valor de trauma, ¿por qué? Porque sabemos que, en el inconsciente, los significantes que den
cuenta de la muerte y la sexualidad, no están. No hay allí representación para estos significantes, con lo
cual, esto nos confronta con esto tan disruptivo; pero, hemos podido hacer.
Cuando no emerge un síntoma puede haber irrupciones de ataques histéricos repentinos. Donde también
se pone en juego muchas de estas últimas leyes que nombramos. Por ejemplo la idea de que la persona
reúne en su ataque histérico ambos papeles: femenino y masculino. Por otro lado, dijimos: “o
masturbación o síntoma”, cuando hay abandono de la masturbación hay defensa operando, lo que
conduce al síntoma neurótico.
SEMANA 3
CET Bousoño, N Semana 3
Para trabajar sobre un texto escrito en 1907 y otro en 1926 es importante ubicar sus diferentes contextos
teóricos, son 20 años de diferencia. Freud fue enriqueciendo la elaboración de su clínica. Fabián presentó
las coordenadas de ese pasaje en el Teórico 4 de 2014: “Los tres tiempos en Freud”. Es importante que
tengan esa clase como referencia, así como también el Teórico 15.
Antes que nada, hay una continuidad: la del trabajo clínico que produce esa elaboración, desde 1894
cuando Freud recorta el cuadro de Neurosis Obsesiva. Cada vez que Freud aborda el tema, señala la
enorme diversidad de fenómenos que ofrece su manifestación. En “Inhibición, síntoma y angustia” señala
la gran variedad de síntomas en las que puede expresarse.
¿Cuáles son esos fenómenos?
(ver página 10 de Acciones obsesivas y prácticas religiosas)
La práctica de acciones ceremoniales junto con un representar afectos o impulsos obsesivos
☛ Son fenómenos que se sitúan en el plano del pensamiento o la acción, que se imponen a la voluntad del
sujeto, que no obedecen a una lógica consciente y que le implican un esfuerzo y una atención
permanentes.
¿Cómo define Freud a los ceremoniales neuróticos de las acciones obsesivas?
☛ Los define como pequeñas prácticas con agregados, restricciones, ordenamientos; que para ciertas
acciones cotidianas se cumplen de una manera idéntica o con variaciones que responden a leyes.
“Impresionan como meras formalidades carentes de significado. Así también se presentan al enfermo
como algo que éste sabe sin sentido, pese a lo cual no los puede abandonar. Cualquier desvío se castiga
con una angustia insoportable, que lo fuerza a reparar lo omitido”
Por ejemplo, lavarse los dientes, una práctica pequeña cotidiana, puede volverse un ceremonial neurótico
si es que no puede dejar de hacerse con un orden particular: tengo que destapar el pomo de cierta
manera, poner cierta cantidad de pasta en cierto orden estricto. Si no se hace así, produce angustia.
Las acciones obsesivas provienen de los ceremoniales, son sus componentes. Implican acciones que
impiden al enfermo ciertas cosas y le permiten otras, sólo obedeciendo ciertas condiciones. Hay muchos
ejemplos de esto en el caso del Hombre de las Ratas. En el texto que estamos trabajando hay otros: Una
mujer cada mañana, se disponía de cierta manera, siempre igual, ante un mantel manchado sobre la mesa
del comedor y luego llamaba a su mucama con cualquier excusa para que lo viera. Es un ejemplo que él
retoma varias veces y trabaja con más detalle en la Conferencia 17 “El sentido de los síntomas”.
Ejemplo más actual: Un muchacho de unos 25 años, cada mañana, al salir de su casa se tomaba una foto
con el teléfono justo en el momento que giraba las llaves cerrando la puerta de calle. Durante el día,
cuando lo asaltaba la duda de si había cerrado o no miraba la foto. Un día en el colectivo se angustió
enormemente, porque se dio cuenta que se había olvidado de sacar la foto.
Freud dice que cualquier actividad puede convertirse en una acción obsesiva, si es adornada con pequeños
agregados, ritmada con pausas, repeticiones: dejar las llaves de la casa siempre en el mismo lugar, ordenar
el escritorio de la misma manera, lavarse las manos, etcétera. Cualquier actividad insignificante puede
volverse expresión del conflicto que anida en la Neurosis Obsesiva. ¿Qué diferencia ordenar un escritorio,
de hacerlo como una acción obsesiva?: La rigidez de la acción y la angustia, si ese accionar se detiene.
Como dije, son fenómenos que se sitúan en el plano del pensamiento o la acción, que se imponen a la
voluntad del sujeto, sin obedecer a una lógica consciente y que implican un esfuerzo y atención
permanentes.
A diferencia de la Psicosis y de Histeria, los síntomas de la Neurosis Obsesiva conservan sus formas de
expresión desde la época de Freud, su carácter más bien intrapsíquico antes que intersubjetivo, los pone
un poco más a reparo de los cambios de la época.
El tema de hoy es la defensa de la Neurosis Obsesiva. Para abordarlo, tenemos que ir más allá de la
descripción y explicitar las construcciones teóricas de Freud sobre su clínica. En su primer tiempo Freud
tiene la idea de que el aparato psíquico ante una vivencia sexual que le resulta inconciliable (o conflictiva,
inaceptable, traumática), intenta defenderse separando el afecto ligado al recuerdo de la vivencia, de su
huella mnémica, su representación inconciliable. Esto genera dos efectos: el aparato psíquico se separa en
dos grupos de representaciones. Y el afecto debe buscar alguna vía de tramitación.
☛ En la Histeria, el destino del afecto es la “investidura” de una representación corporal. Se inviste una
zona del cuerpo, en donde se produce la descarga sintomática del afecto. Esto hace que Freud piense que
la defensa histérica es eficaz, porque produce la descarga.
☛ En la Neurosis Obsesiva el afecto, en cambio, se desplaza hacia otra representación y queda en el
terreno del pensamiento. Freud llama a este desplazamiento “falso enlace”. Afirma que resulta menos
eficaz como defensa, porque ese afecto no consigue ser descargado y tiende a desplazarse entre huellas
mnémicas, exigiendo del aparato psíquico un esfuerzo permanente.
Freud destaca, entre los síntomas de la Neurosis Obsesiva a las “ideas obsesivas”: ideas absurdas que se
imponen a la conciencia como síntoma primordial, del que se desprenden los otros. Va a definir a los
síntomas obsesivos como “reproches” transformados por la defensa. Son reproches debido a una acción
sexual infantil llevada a cabo con placer y luego inconciliable para el aparato psíquico. Mediante falso
enlace, esos reproches retornan como ideas obsesivas. Es esa relación entre una satisfacción en más,
vivida como placentera, y una instancia moral que la objeta, el punto de desarrollo y progreso de la
conceptualización posterior de Freud sobre la Neurosis Obsesiva, que culmina con su texto “Inhibición
síntoma y angustia”.
☛ “Acciones obsesivas y prácticas religiosas” es un texto que se ubica en el segundo tiempo de Freud, lo
escribe un tiempo antes del tratamiento del Hombre de las ratas. En este segundo tiempo: El concepto de
pulsión ha tomado el lugar del concepto de trauma. Las fantasías son el compuesto entre pulsión y
representaciones, que se expresan en los síntomas. La represión ha devenido el mecanismo de defensa que
caracteriza a las Neurosis. El grupo psíquico separado se ha transformado en lo inconsciente, una instancia
con leyes propias de funcionamiento.
Acciones obsesivas y prácticas religiosas, es un texto que responde a las preocupaciones freudianas de ese
momento, más tópicas y dinámicas que económicas. Para entender los síntomas obsesivos pone el acento
en el sentido inconsciente. Retoma la idea del conflicto entre la satisfacción y la instancia moral,
introduciendo la idea de un sentimiento inconsciente de culpa, bajo cuya influencia se producen las
acciones y ceremoniales obsesivos.
Partiendo de la culpa compara los ceremoniales con las prácticas religiosas, distinguiéndolos por el sentido:
para los ceremoniales obsesivos el sentido es inconsciente y para las ceremonias religiosas es
consciente.
El “sentimiento inconsciente de culpa” (que luego llamará Superyó) tiene su fuente en procesos anímicos
tempranos. Estos son refrescados por tentaciones sexuales actuales y causan angustia debido a una
expectativa de castigo, ligada a la percepción interna de la tentación.
Página 107: “El influjo de la pulsión reprimida es sentido como tentación y por el propio proceso represivo
se genera la angustia” (Tener en cuenta que a esa altura Freud piensa la angustia como efecto de la
represión y no como su causa, cómo la pensará posteriormente)
“La angustia se apodera del futuro, como angustia de expectativa”. La fantasía figura en el futuro una
situación del pasado, a partir de una frustración del presente. En el caso de la obsesión, la autoridad del
padre se presenta como perturbador del goce que se había obtenido en la masturbación infantil.
“El proceso de la represión, que lleva a la Neurosis Obsesiva, debe calificarse como imperfectamente
logrado, por el énfasis en el desplazamiento como mecanismo. Cabe compararlo con un conflicto que no se
resuelve. Se requieren siempre nuevos empeños psíquicos para contrabalancear el constante esfuerzo de
asalto de la pulsión” Freud ubica los síntomas de la obsesión en el marco de este esfuerzo incesante, como
formaciones de compromiso donde se desplaza la protección de la tentación hacia la prohibición, el
castigo, para situar allí el lugar en el que la satisfacción sería posible.
Entre 1907 y 1926 Freud produjo muchos cambios teóricos: introdujo la segunda tópica, las nociones de
más allá del principio del placer, la pulsión de muerte. También retomó la idea de “las defensas” (en plural)
incluyendo la represión como una de sus variantes. En ese tercer momento, modificó sus ideas sobre la
defensa en la Neurosis Obsesiva. Las complejizó, poniendo el acento en el aspecto “económico” de la
metapsicología.
☛ En “Inhibición síntoma y angustia”, mantiene la idea de que los síntomas obsesivos son de dos clases y
de tendencias opuestas. Los hay negativos: prohibiciones, precauciones, penitencias, que son más
antiguos. Y también hay satisfacciones sustitutivas, que burlan la defensa por vía simbólica; lo que lleva a
una lucha continua del yo contra lo reprimido. La tendencia general es que la satisfacción gane terreno
sobre las prohibiciones. La actividad del pensamiento aparece erotizada y en un permanente apronte de
lucha, generando limitaciones cada vez mayores del yo. Las inhibiciones e impulsiones llevarán a la
parálisis de la voluntad.
A la hora de explicar este cuadro él retoma otra idea. En la Neurosis Obsesiva siempre hay una base de
síntomas histéricos. Va a proponer que la situación inicial de la Neurosis Obsesiva es igual que la
Histeria: la defensa contra las exigencias libidinosas del Edipo. Aunque en la Neurosis Obsesiva se hace
más evidente que el motor de la defensa es el complejo de castración. (Si bien está la base histérica, la
configuración de la Neurosis Obsesiva es alterada por el curso posterior de la vida anímica. O sea, que no
alcanza con distinguir conversión de falso enlace, condensación de desplazamiento, hay algo más que es
necesario agregar para distinguir un cuadro del otro.)
☛ Ante la amenaza de castración, el primer éxito defensivo del yo es rechazar la organización libidinal
genital fálica hacia el estadio anterior: el sádico anal. Esta regresión, implica la desmezcla funcional: los
componentes eróticos, amorosos, que se habían sumado en la fase genital vuelven a separarse. Esto le da
el tono al curso posterior de la Neurosis. (Debemos recordar que con el sepultamiento del complejo de
Edipo -resultado del complejo de castración- surge como como saldo la consolidación del Superyó y la
producción de barreras éticas y estéticas.) Como el Superyó tiene raíces pulsionales en el Ello, esa
regresión lo vuelve particularmente despiadado, desamorado. El yo desarrolla, en obediencia ese
Superyó cruel, defensas muy severas y por eso mismo no siempre exitosas. Ya que Freud advierte que
toda desmesura lleva en sí el germen de su auto-cancelación.
Freud diferenciará “defensas” de “represión”.
☛ “Defensa”: va a ser el nombre general, llama así a todas las técnicas de las que se vale el yo en sus
conflictos.
☛ “Represión”: es una defensa particular, que opera sobre las representaciones. La va a situar más
predominantemente en la Histeria, donde prevalece el olvido y la condensación.
En el caso de las Neurosis Obsesivas, el desplazamiento hace que las representaciones se conserven
accesibles a la conciencia. Lo que sea he perdido, es el afecto que las acompañaba, que se presenta
asociado a otra representación. Sin embargo, el Superyó se comporta como si esa operación no se hubiera
producido y trata al yo en consecuencia (en función de esos deseos que la represión busca hacer olvidar).
El Yo, por otra parte, se sabe inocente; pero aun así registra un sentimiento de culpa y debe asumir una
responsabilidad que no puede explicar. Este es el tono subjetivo de la Neurosis Obsesiva: El Yo se revuelve
contra invitaciones crueles del Ello. Y el Superyó hipersevero se afirma en la sofocación de una
sexualidad que ha adoptado formas repelentes, rechazables por la moral. Lo que plantea Freud es que la
instancia defensora se ha vuelto más intolerante y aquello de lo cual está se defiende es más insoportable.
Ambos movimientos suceden debido a la regresión libidinal.
Entonces, en la Neurosis Obsesiva los procesos patógenos no son olvidados, permanecen conscientes pero
aislados; lo que implica que se pongan en juego otros mecanismos de protección frente a las exigencias
pulsionales. Por eso Freud plantea la importancia de las defensas en la Neurosis Obsesiva y agrega al
“desplazamiento” y a la “regresión” las “formaciones reactivas”.
☛ “Formaciones Reactivas”: Son una tercera forma de defensa que describe como exageraciones en la
formación normal del carácter. Resuelven la ambivalencia afectiva cancelando uno de los dos polos del
afecto. Es decir, si uno tiene cierto conflicto con alguien, la manifestación a nivel del yo va a ser que lo ama
enormemente o que lo odia enormemente, cuando lo que haya allí sea probablemente un conflicto. Se
manifiestan de forma exagerada un amor o un odio en lugar de del conflicto mismo.
☛ Haremos mención también al “aislamiento” y la “anulación de lo acontecido”, dos defensas que Freud
pone en el origen de la compulsión a la repetición, como como un intento de anular una vivencia
traumática.
Freud cierra el Capítulo 6 de Inhibición síntoma y angustia con una serie de preguntas en relación a la
angustia, un tema central en la clínica, que en breve abordaremos.
SEMANA 4
CET Racki, G Semana 4
Dialécticas en la histeria
Lacan J. (1951), Seminario 5: Cap. 20, parágrafo 3 y Cap. 22, parágrafo 3.
El término “dialéctica” es un término preciso y precioso para que recorramos distintas formulaciones sobre
la histeria. Piensen que, desde el primer Freud que enfatiza la intersubjetividad de la histeria en oposición
al solipsismo de la obsesión, pasando por distintos momentos de Lacan -incluso hasta el último Lacan que
tipifica la histeria en relación con el amor del otro- podemos reconocer siempre, la experiencia clínica de la
histeria, a partir del rasgo de la dialéctica. Así que la primera gran definición de hoy es “la histeria hace
dialéctica”.
El invento del psicoanálisis viene de ahí: del encuentro entre aquellas primeras histéricas que se
presentaban con sus conversiones y del otro lado el deseo de Freud de hacer, con ese padecimiento en el
cuerpo, palabras que hablen, que digan. Hay un entusiasmo mutuo de las histéricas y del deseo freudiano
por producir un decir, un saber más allá de la conciencia: sueños, fantasías, deseos inconscientes. De esa
dialéctica entre aquellas primeras histerias conversivas y el deseo de Freud, es que se produjo el invento de
la clínica psicoanalítica. Esta es la primera gran consecuencia de la dialéctica histérica.
En el programa partimos de las elaboraciones freudianas sobre la histeria y la obsesión (que dos grandes
estilos defensivos respecto a la representación sexual inconciliable). Ahora haremos un pasaje a lo que
Fabián ha definido como “el primer Lacan”, cuyas coordenadas son la relación del sujeto con el Otro
barrado. En este momento, se esfuerza por traducir toda la técnica freudiana a la estructura del lenguaje.
Lo que en Freud es “representación reprimida”, en términos “lenguajeros” es que falta un significante en el
Otro.
¿Qué significante falta? Aquél que condense, represente el ser y el deseo del sujeto. Ese agujero es
modalizado de dos maneras distintas por la histeria y la obsesión.
☛♀La histeria lo hace como pregunta amplia por la sexualidad y la procreación (esta es la forma en que lo
plantea Lacan en el Seminario 3). El primer ejemplo que da es de histeria masculina: el tranviario con su
fantasma de embarazo.
El énfasis está puesto en esta modalidad de pregunta, que viene de la línea Freudiana planteada en
“Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, donde enfatiza la relación entre histeria y fantasías
con temática de sexualidad.
☛♂Del lado de la obsesión, hace de ese agujero en el Otro una pregunta por si estoy vivo o estoy
muerto. Eso también viene de un hilo freudiano del mecanismo auxiliar del yo: Isolierung o aislamiento.
Lacan lo traduce en términos de “la pregunta aislada”, por si estoy vivo o estoy muerto.
Una de las fórmulas que resume todo lo que vienen aprendiendo de la clínica freudiana es que la histeria
hace del acontecimiento del cuerpo una pregunta, un enigma a descifrar. Lo digo así, porque es una
manera de seguir esta pista, de que la histeria modaliza el agujero como una pregunta por la sexualidad en
la procreación. Hace del acontecimiento de la tos o la afonía un enigma a descifrar. Esto es un aporte que
ha hecho la histeria a la clínica psicoanalítica: con algo que sucede en el cuerpo hacer una pregunta. Esto
no es una obviedad, es un invento del síntoma histérico.
Un caso, específico, de hacer con el síntoma del cuerpo una pregunta o un enigma, es el de Dora. Lacan, en
“Intervención sobre la transferencia”, trabaja ese enigma como un enigma por la feminidad. Pero quiero
aclarar: este es un caso dentro del amplio espectro de la pregunta por la sexualidad y la procreación; es un
caso, una variante posible. Entonces, quiero que tomen ese escrito, como una modalidad para trabajar la
amplia pregunta por la sexualidad y la procreación: la modalidad de hacer una pregunta por lo femenino.
“Intervención sobre la transferencia” es un escrito que no tienen como obligatorio, es bibliografía sugerida,
solamente lo pongo como un ejemplo que trabaja Lacan con el motorcito de la dialéctica hegeliana. Es un
buen ejemplo para que se ubiquen bien en esto de lo que Lacan ubica como “clínica de la pregunta”.
Porque ahí, con el motorcito de la dialéctica hegeliana (y dejando de lado las cuestiones de la novela), él va
explicando las transformaciones de Dora como un pasaje de un estado de queja -por ser objeto de
intercambio-, a ponerse a trabajar sus síntomas. Esta es una posición de implicación con el síntoma, eso
es la “rectificación subjetiva” que también la histeria enseña.
Luego, dentro del trabajo del síntoma tenemos todo el motorcito de hacer del síntoma del cuerpo un
enigma a descifrar. Entonces comienza a descifrarse tanto la identificación a la impotencia del padre, como
fantasías sobre “la otra”; que también tienen todo su peso en cierto aspecto de la clínica de la histeria: ya
sea “la otra” del lado de identificación a la mirada del hombre o versión de “la otra” -que es la más potente
clínicamente- qué tiene que ver con “la otra como el enigma”, encarnando el misterio de lo femenino.
Hay otro pasaje de “las verdades de Dora” que tiene que ver con una gran matriz -el recuerdo infantil de
Dora chupeteándose y agarrada de la oreja del hermano- que concentra identificación viril, fragmentación
corporal, prevalencia del objeto oral, etc. Toda esa travesía -dicha en términos del motorcito hegeliano
dialéctico-tiene una lógica: a partir del síntoma en el cuerpo, va descifrando el saber inconsciente sobre
eso y finalmente -Lacan lo enfatiza- Dora puede despojarse de las respuestas neuróticas en las que está
embrollada, a la pregunta por lo femenino. Está enrollada en ciertas respuestas neuróticas que son:
identificación viril, fantasías sobre la otra, fragmentación corporal. Puede despojarse un poco de eso y
tener cierto acceso a lo femenino, más allá de esas respuestas neuróticas. Lacan lo llama: “un acceso a
cierto Maná”. Entonces, podemos leer el historial de Dora, como una travesía de hacer del acontecimiento
de cuerpo un enigma descifrar; despojándose de ciertas respuestas neuróticas, hasta tener cierto acceso a
lo femenino.
✒Relación entre demanda y deseo: toda demanda tiene una doble dimensión que es estructural. Una
dimensión es pura demanda de satisfacción y otra dimensión es una demanda de amor. Son dos
frecuencias que siempre tiene la demanda, que es no solamente la satisfacción de la necesidad, sino que el
otro esté ahí presente o ausente ante mi pedido (ese sería el registro amoroso de la demanda). Por otro
lado, el deseo, vive en el intervalo entre esos dos planos de la demanda.
SEMANA 5
CET Karpel, P Semana 5
El encierro del obsesivo
Lacan J. (1951), Seminario 5: cap 23 parágrafo 3.
Lacan J. (1953), Función y campo de la palabra y del lenguaje en psa. Escritos 1.
Lacan J. (1953), Variantes de la cura-tipo. Escritos 1.
Introducción: “El obsesivo y su fortificación”, su laberinto: Son términos que utiliza Lacan para referirse al
obsesivo. El solipsismo de este hace referencia a su encierro: “El solipsismo es la doctrina filosófica que
defiende que el sujeto pensante no puede afirmar ninguna existencia salvo la suya propia”. Esto se opone a
la dinámica histérica, donde se sitúa una dialéctica con el Otro, la comunidad de deseo, enlazarse al deseo.
En el obsesivo vamos a acentuar su dimensión de encierro, para lo cual se construye como una fortaleza,
un laberinto donde hay callejones sin salida.
Así llega el Hombre de las Ratas a la consulta: detenido y encerrado en el martirio de sus pensamientos,
donde se encierra. El obsesivo se encierra en su yo: un yo que amasa narcisísticamente, un yo que hace
crecer, un yo que infla. El yo es un lugar de desconocimiento, tal como lo estudiamos desde el Estadio del
Espejo. Es un yo impermeable, entonces va enjaulado en la relación consigo mismo; es un gran
conversador consigo mismo. Mientras que en la Histeria hablamos de “intersubjetividad”, en el obsesivo
hay una dimensión “intra-psíquica”. El narcisismo le hace creer que maneja algo.
En el caso de esta semana se puede ubicar como el obsesivo dice: “el problema es que estoy mucho
conmigo mismo”. En las primeras entrevistas de análisis de algún obsesivo aíslo esta frase: “pensé que iba
a poder yo solo”. Es un yo que puede. Hay una ilusión de unidad del yo; el obsesivo no quiere saber de la
división, no quiere saber de lo que escapa al dominio yoico.
Pero, más fortifica el yo, más fuerza toman los pensamientos que se le imponen y de los cuales se va a
querer defender (esto lo vimos en Inhibición, síntoma y angustia).
Desencadenamiento y delirio en la Neurosis
Los textos que tenemos para hoy son del primer Lacan, allí habla del síntoma como mensaje, dando una
supremacía y sobredeterminación al registro simbólico. El sujeto es efecto de lo que ocurre en el campo
del Otro, está determinado por el Otro. El síntoma tiene un sentido y encierra un mensaje a descifrar, un
desciframiento que produce efectos de verdad.
Hablando del tratamiento del Hombre de las Ratas, Lacan va a situar la interpretación de Freud como
“inexacta pero verdadera”. Se refiere a cuando Freud acierta y toca la verdad del sujeto, cuando interviene
en relación con el ocasionamiento de la enfermedad que sitúa cuando la madre le expone al sujeto el plan
marital. Él sitúa que es el padre quien le prohíbe casarse con la dama de sus pensamientos, porque en el
plan estaba que se case con una mujer rica. Ahí hay una prohibición del padre. ¿Cómo puede ser? Porque,
cuando la madre comunica el plan marital, el padre estaba muerto. El prohibidor para el Hombre de las
Ratas es el perturbador del goce, el que no le permite, el que le prohíbe el acceso a la mujer de sus
sueños. El padre del Hombre de las Ratas habiendo estado enamorado de una mujer pobre, eligió casarse
con la madre del Hombre de las Ratas, que era una mujer rica y él se encuentra en la misma situación.
Entonces, es un plan formulado por la madre pero que viene del padre. Ese es el momento del
desencadenamiento de la neurosis.
Estamos diciendo que en la neurosis, así como en la psicosis, también hay desencadenamiento; pero con
unas cuantas diferencias, porque no se desintegra la cadena, funciona. La interpretación de Freud hace
caer la trama imaginaria del delirio. Por ejemplo, el delirio de que le iban a entrar ratas por el ano a su
padre muerto, el delirio de tener que pagar las 380 coronas, en la psicosis con una interpretación no se
hace caer la trama delirante. La interpretación de Freud toca la verdad el sujeto, comprometida en sus
síntomas.
Lacan, siguiendo a Freud -quien habló de “deliria”- va a decir que el Hombre de las Ratas está delirando. El
delirio, tomando la definición del diccionario, es una confusión mental caracterizada por alucinaciones,
reiteración de pensamientos absurdos, incoherencias. Entonces podríamos decir que el Hombre de las
Ratas está delirando. ✒Lacan en “Función y campo de la palabra”, va a decir que “en el Hombre de las
Ratas hay “una subjetivación forzada de la deuda obsesiva, cuya presión es actuada por el sujeto hasta el
delirio” (pg 291).
✒En “Variantes de la cura tipo” va a decir: “hay un simulacro de redención, que el sujeto fomenta hasta el
delirio, en el gran trance obsesivo, que lo ha empujada a llamar en su ayuda a Freud” (pg 341). Quiere ir a
ver a Freud para seguir delirando, porque pretende que le extienda un certificado de que tiene que
devolver las 380 coronas.
Con esto situamos, que tanto en la neurosis como en la psicosis hay delirios. Es esta idea de “todos locos,
todos delirantes”.
❶☛En el delirio de la Neurosis hay una cadena, no hay ruptura de la cadena, como sucede en la psicosis.
Hay ilación del del pensamiento, el tejido, no está desgarrado. Hay retroactividad, hay un s1 y s2. Por
ejemplo, en el delirio de las ratas, el fonema “rat”, está múltiplemente determinado y adquiere muchos
sentidos en la vía significante: casamiento, deuda de juego. Nada de esto encontramos en la psicosis,
donde hay: una ruptura de la cadena, un significante sólo en lo real y el delirio no está encadenado con
otros significantes; por lo que una interpretación no disuelve la trama delirante.
❷☛En el delirio Neurótico no hay certeza, hay duda. En el delirio del psicótico el Otro toma la iniciativa y
el sujeto queda inerme, a expensas de las voces, en la pasividad de soportarlas. El obsesivo, por el
contrario, va a luchar incansablemente contra eso, opone una lucha; entonces el delirio no tiene la misma
dimensión.
Entonces, así como dijimos antes que el obsesivo está encerrado su yo, vamos a agregar que el obsesivo
está encerrado en su delirio. En este caso tiene que ver con que al padre no le quede una deuda impaga,
poder salvar su deuda.
❸☛Para el Neurótico se trata de mantener al Otro completo, sin barraduras. Cuando Lacan habla del A
barrado, del Gran Otro barrado; el Otro no puede decir todo, hay una barradura. El padre del Neurótico es
un Otro castrado, es fallido por estructura, porque está atravesado por la barra, está atravesado por la
castración. Los padres son fallidos.
¿Qué pasa con los padres castrados de la neurosis? Por estructura -no sólo sucede en el caso del Hombre
de las Ratas- hay una deuda impaga del padre: hay algo que el padre hizo mal o que no pudo. Así como la
Histeria pondrá el acento en la impotencia del padre (lo que no pudo) y la demanda que no satisfizo; la
neurosis obsesiva ubicará lo fallido del padre como una deuda impaga y se sacrifica para pagarla. Tanto el
Neurótico Obsesivo como la Histérica creen en el padre y sostienen un Otro completo un A sin
barradura, no quieren saber de la castración.
¿Pero cómo, si Dora sabía que el padre era impotente? Sí pero bajo el modo de suponer que eso pasaba
con “su” padre, pero que el Otro “podría” estar completo: “si no hubiera tenido esa impotencia, podría ser
completo”. ¿Cómo sucede esto con el Hombre de las Ratas? Él decía: “Mi padre tiene una deuda, pero si se
paga, queda completo”. Estos son dos modos neuróticos de creer en el padre, de sostener un Otro
completo. Entonces, ¿Qué hace el Neurótico con el agujero en el Otro?, ¿Qué hace con la castración, con la
incompletud del Otro? No quiere saber. No quiere saber de la incompletud del Otro. Y afirma: “mi padre
no pudo, pero se puede”, “no pagó la deuda, pero se podría saldar”. La castración localiza la incompletud
del Otro que el Neurótico se dedica a no saber qué sabe (hay un saber no sabido en el Neurótico.)
¿Qué hace el Neurótico con esta falta en el Otro?: Una pregunta. Es una pregunta que en la Histeria está
modalizada por la pregunta por la sexualidad, por la diferencia entre los sexos y la procreación. Y en el
Obsesivo por la vida y la muerte. Justamente, estos son puntos donde el Otro no alcanza a decir todo. El
Neurótico hace coyuntural o contingente la estructura: A él le faltó, su padre falló, pero podría haber un
padre completo. El Neurótico Obsesivo se ubica frente a esto tratando de restituir ese imposible, que el
Otro no sea castrado, que haya un padre completo que a la vez lo ampare. Pero es una misión imposible.
El Neurótico queda encerrado en esta creencia en el padre, en robustecerlo, en enaltecerlo. Es un delirio
singular para no saber de la castración: pagar una deuda que es imposible pagar. Ofrenda su sacrificio para
completar al Otro, en la creencia de que puede darle al Otro lo que le falta. El delirio es salvar al padre
de sus inconsistencias. El Hombre de las Ratas asume la deuda del padre como una deuda propia. (Destaco
lo imposible de la misión, porque van a ver en teóricos que en el obsesivo se trata del deseo imposible.)
La modalización obsesiva es no querer saber del impagable. Podríamos decir que ya se entra al mundo en
una deuda: la deuda de vida es impagable, no tenemos cómo pagar la vida que nos dieron. Pero el
obsesivo se instala ahí, él se empeña en pagar la deuda, salvar lo insalvable. También ahí hay un encierro.
❹☛Relación entre deseo y demanda: En el obsesivo hay un colapso entre ambas, quiere hacer que
coincidan. El obsesivo no quiere saber del deseo porque conecta con la falta y él prefiere no saber nada de
eso; por ello transforma el deseo en demanda. El deseo, eso no articulable, que queda evocado en la
demanda como un más allá, eso que no es posible de ser dicho, informulable, lo degrada en la demanda.
“Bueno, ¿¨Pero qué querés?”, sería la pregunta del obsesivo. Transforma el deseo en demanda al hacerlo
formulable. Fuerza el deseo al campo de la demanda buscando que se pueda decir lo imposible. Si el Otro
le diría lo que quiere, lo que le falta, él le podría dárselo y restituir esa falta. Si lee el deseo en términos de
demanda se puede colmar, podría no faltarle al Otro.
En esta estrategia obsesiva Lacan va a ubicar un término: oblatividad. Tiene que ver con la ofrenda y
sacrificio que se hace a Dios. El querer “darle al Otro lo que necesita”, fue celebrado por los post-
freudianos porque lo tomaron como un punto de llegada en el análisis, como madurez genital del obsesivo,
quien se preocuparía por el Otro. Pero Lacan va a decir: “No es por ahí, esto es hacerlo el caldo gordo al
obsesivo”. Porque el obsesivo, complaciendo al Otro, con lo que no se conecta es con su propia falta, de
la cual nada quiere saber.
El obsesivo hace cosas para obtener una “pequeña corona”: Realiza hazañas y proezas para el que lo mira
desde el palco; pero no corre riesgos, porque él no está ahí. Él se observa desde el lugar del Otro,
quedando esclavizado por esa mirada. Erige un amo con el que quiere cumplir para mostrar qué bien hace
las cosas. Intenta mostrar una imagen narcisista: puede ser de buena persona, de trabajador esforzado,
pero queda esclavizado en una mirada que “lo mira desde el palco”. Él se mira desde el palco.
Tuve un paciente que desplegaba todo un trabajo de seducción con mujeres, que no le interesaban, para
lucir con sus amigos anécdotas de conquista. Cada vez decía: “¡Ay!, ¡Qué van a pensar mis amigos, cuando
me vean o les cuente de esta mujer!”. Quería sumar conquistas, pero estaba muy lejos de su deseo. En el
análisis fue saliendo de ese lugar, de trabajador esforzado para la mirada de sus amigos. Entonces se
encontró con su propio deseo, por una mujer en particular que eligió.
Lacan va a agregar a lo anal del obsesivo algo más: lo escópico. Hay una conjugación de lo anal con lo
escópico, en rellenar, lo que se da a ver con la imagen narcisista. Lo anal es el término de la demanda: la
demanda del Otro y darle al Otro. Entonces el obsesivo quiero ofrendarle al Otro, quiere darle, una imagen
narcisista de buena persona, de trabajador esforzado.
Si bien Freud marco en el Hombre de las Ratas una cuestión en la línea de la mirada (interés en ver mujeres
desnudas, perder los anteojos), Lacan va a tomar lo escópico en relación a como el obsesivo se da a ver y
como el objeto anal se reviste fálicamente. Se ubica como un falo imaginario para colmar al Otro con una
imagen idealizada, porque considera que aman esa imagen suya: sea la del conquistador, del buen
muchacho, de “que buenas intenciones tiene”, de como ayuda al otro. Cree que el Otro depende de eso,
entonces se muestra así y quiere hacer persistir esa imagen, en la que queda distante de él mismo y de su
deseo.
❺☛Lacan habla de “el padre” y “la dama”, las pone a la par como dos figuras narcisísticas. “La dama de
los pensamientos” y “el padre” del Hombre de las Ratas son dos figuras mortíferas del ideal, son
imágenes ideales narcisísticas a las que se les atribuye perfección. Noten la perfección al padre
saldándole la deuda. También a la dama se le atribuye una perfección que sólo puede sostenerse
pensándola: Si uno tiene trato con alguien, tarde o temprano el otro muestra su imperfección, pero en los
pensamientos se le puede atribuir perfección. Es una figura idealizada, completa, sin ningún agujero,
imposible, inaccesible y por todo ello, inabordable.
Ambas figuras son mortíferas porque cuanto más ideal hay, más limpio se está del goce de la vida. El
goce de la vida ensucia, deja que se vean las imperfecciones, en cambio, las figuras ideales son
inalcanzables. Fabián dio el ejemplo de que cuanto más alto está un estante, menos se puede hacer uso de
lo que hay en él, está fuera de mi alcance. Así son estas figuras para el Hombre de las Ratas y, en ese
sentido, son casi intercambiables, ambas son: intachables, impecables, completas, limpias del goce la vida
y, por lo tanto, mortíferas. Son ídolos a los que trata de mantener impecables, libres toda mancha.
Esto implica, para el Hombre de las Ratas, montarse en una “agresividad que la perpetúa” y un “culto
mortificante que convierte en ídolo”, según Lacan. Esta idealización del padre y de la dama trae
pensamientos agresivos. Que le entren ratas por el culo a ambos, aunque está expresado como temor, es
el correlato de la idolatría. Por momentos insulta a ambos, luego se arrepiente. Mantiene así una
distancia, ya que al obsesivo se le hace difícil acercarse a su deseo. Lacan va a introducir el término
“columpio”: va de un lado para el otro en un hamacarse donde se acerca y se aleja de su deseo o va entre
un lado y el otro, entre la dama y el padre: “Si me acerco a la dama, le pasa algo a mi padre”. En ese
columpiarse no termina nunca de acercarse.
Un paciente me decía, en relación a una mujer que le gustaba mucho: “¿Le hablo no le hablo?, porque el
otro día tenía re-ganas y cuando me acerqué, se me fueron”. Otro: “Cuanto más me gusta esta mujer, más
la odio”. Más la odia porque lo conecta con su falta, con que ella le hace falta. Esto en términos
imaginarios, no de una agresividad contra ella. Pensamientos como estos son lo que tienen en común con
el Hombre de las Ratas que blasfema contra ambos.
Mantener la agresividad mantiene vivo al Otro. Lacan habla la de la agresividad que se perpetúa porque
se eterniza, se desplaza en el tiempo. La prohibición del padre -que Freud interpreta con el plan marital-
habla de que el Hombre de las Ratas ubica a su padre como prohibiéndole el goce, prohibiéndole la vida
(porque el goce tiene que ver con la vida; entonces, el obsesivo está esperando que el Otro se muera para
empezar a vivir.) Este es un padre del “No”, no es el padre que en un tercer tiempo del Edipo posibilita lo
que “Sí”. Perpetúa el padre del “No” y, justamente, su propia agresividad lo mantiene más vivo. Desde su
posición, en relación con satisfacer la demanda, se ubica teniendo que obtener el permiso del Otro -del
padre- para empezar a vivir. Con un Otro que le prohíbe logra mantenerse a distancia de su deseo: Es el
padre quien le prohíbe, es el Otro quien no le da permiso. No se enfrenta con su deseo, porque el Otro no
le da permiso. Esta es una estrategia que lo mantiene a salvo de conectar con su deseo. Trabaja en pos
del permiso el Otro, se hace su esclavo, le hace sostener la prohibición y queda encerrado en su esclavitud
(y sus pensamientos).
Hay un sueño transferencial que Lacan va a tomar: El Hombre las Ratas sueña con una chica que había
visto en la puerta de Freud, suponiendo que era la hija de este. Freud transcribe: “Ve ante sí a mi hija, pero
tiene dos emplastos de excrementos en lugar de ojos”. Lo que traduce cómo: “Se casa con mi hija, no por
sus lindos ojos, sino por su dinero”. Es decir, le da transferencialmente una hija imaginaria a Freud para
recibir de él la alianza.
Lacan reinterpreta este sueño, diciendo que lo que tiene esta chica en los ojos es betún: “Es la muerte que
lo mira con ojos de betún”. Para Lacan esa mirada no se trata del dinero, la resignifica como “la mirada de
la muerte”: queda mirado por ojos de la muerte. En el tema planteado -de si Freud lo ve como un buen
muchacho, como para casarlo con su hija-, está lo mortífero, en una vuelta transferencial que no se
termina de disolver en el tratamiento. Porque el tratamiento disuelve la trama de la de las ratas, el tema
de pagar las 380 coronas; pero, en un punto, el paciente queda casado con la muerte, encerrado en la
perpetuación, en esta eternización.
Un profesor hablaba, en relación con la estrategia analítica con el obsesivo, de “atacar la dama”, como una
jugada ajedrecística. Implica tocar esa perfección que se le atribuye y la hace inabordable, tocar también
la perfección del padre. Lacan, en la última parte de su enseñanza, nos va a hablar de un padre desde otra
perspectiva, un padre donde el estante no está tan alto, no es inalcanzable. Un padre que brinda
herramientas, que nos da una versión de cómo arreglarse con la castración. Se trata de poder hacer uso de
ese padre; prescindir del padre pero haciendo uso, para ir más allá del padre.
SEMANA 6
CET Vargas, R Semana 6
La clase gravita alrededor de la noción de “fantasma”. Esta noción no puede ser evaluada sin el concepto
de “síntoma”, porque hay una implicación del fantasma en el síntoma (hemos visto con Freud que la
fantasía engendra síntomas). Entonces tengamos presente que en cada una de las definiciones de
fantasma, va a haber una referencia al síntoma.
Mientras el síntoma, en tanto “hay algo que no funciona”, es algo evidente para el sujeto; el fantasma es
algo más oculto, más secreto, íntimo, guardado. Además tiene la particularidad de comandar la vida
cotidiana del sujeto, recubre su vida. Al mismo tiempo, y a pesar de lo basto que puede ser, a la vez es un
resumen, algo comprimido. No es un discurso sino una frase, al estilo de lo que han visto en Freud en
“pegan a un niño”. Hay una paradoja en su definición, porque por un lado es un resumen, pero por el
otro recubre toda la vida de comportamiento.
“Variaciones sobre Diana y Acteón” trata las variaciones clínicas que podemos encontrar alrededor de la
neurosis obsesiva, la histeria y la fobia. Diana es una diosa, Acteón es un mortal, ambos son cazadores.
Diana es sorprendida por Acteón que la mira mientras está bañándose con sus ninfas. Por esa osadía de
haberla mirado desnuda, es convertido en ciervo y despedazado por sus perros. El tema de la caza y del
objeto que se caza, de la presa, están presentes en este mito.
El fantasma transmitido con este mito tiene su interés por varias razones: Por el tema de la mirada, por el
tema del objeto (que en el mito es la presa) y por la división que causa en el sujeto (o una furia que
despierta en Diana, esa mirada ante la cual no quería estar expuesta). Esta es la entrada que da Miller para
trabajar las variaciones de las estructuras clínicas. Cada variación clínica puede ser remitida a la respuesta
que da a la pregunta de “¿qué quiere el otro?” o “¿qué me quiere?”, como más clásicamente se la conoce.
Esta pregunta la hemos trabajado en “Cuestión preliminar” a partir de la metáfora paterna, cuando hemos
visto el x y el d/m.
☛El fantasma es un axioma. Un axioma es una proposición de la cual se deducen otras proposiciones o
razonamientos, se usa para demostrar otras proposiciones. Vamos a usar al fantasma para tratar de
demostrar algo en relación con los síntomas. La importancia del fantasma es que está implicado en el
síntoma.
☛ El fantasma es una matriz del comportamiento. Una matriz es un molde, siempre el mismo, lo que se
ponga allí va a tener la misma forma. Sin embargo, los materiales a introducir pueden ser múltiples. Cada
matriz tiene elementos distintos para cada persona. Esta es otra paradoja: A pesar de que hay una cuestión
fija, invariante, también está la singularidad de cómo es ese material que se deposita allí.
☛ El fantasma posee una dimensión temporal. Esta se reduce a un instante, a un momento específico. Lo
cual también introduce la paradoja de que recubre el comportamiento en la vida del sujeto pero a la vez
está remitido un instante.
El fantasma como matriz del comportamiento lo hemos visto con en el Estadio del espejo por ejemplo. El
yo mismo (su matriz) se forma a partir de una precipitación de identificaciones. Por lo tanto, hay algunos
conceptos que pueden ser enlazados para poder captar mejor este tema el fantasma.
Hay otras definiciones de fantasma que Lacan va dando a lo largo del texto, pero vamos a quedarnos con
dos para poder entrar al texto: axioma y matriz.
El fantasma pone de relieve al sujeto en su relación con los objetos (aquí no se lo toma en relación con los
significantes de la cadena). En el texto se define que es un objeto. Y se advierte que el significante nunca es
exitoso en la mediación entre el sujeto y el Otro, siempre encuentra fallas en esa articulación. Esta falla no
es muy bien soportada, y el fantasma viene a dar una respuesta, una solución.
✒Página 25, dice: “El fantasma, por una parte, responde a las fallas que se manifiestan en el campo del
significante (u “orden” significante, porque se trata de una articulación) y por otra parte, responde a lo que
se manifiesta del Deseo del Otro.” El deseo del Otro como tal, causa un enigma, un afecto de angustia.
Hemos visto que la angustia halla una gran dificultad para su representación en un significante y que
además tiene un objeto.
✒Página 26, aquí hay una definición que también va a ser importante, porque por un lado decimos que las
variaciones de Diana y Acteón van a dar las variaciones de las estructuras clínicas, sin embargo hay otra
definición un poco enigmática: “Freud nos señala ese carácter de desembocadura para la interpretación en
´Pegan a un niño´, en estas dos frases que lei la última vez y justamente, en la forma negativa de su frase
que solo se puede hacer reconociendo que el fantasma es ajeno a la estructura de la neurosis. La forma
misma en la que esta frase está formulada nos marca que, para Freud, el fantasma ocupa lo que en
nuestro lenguaje lacaniano es el lugar de lo real como imposible”. Esto quiere decir que para Lacan hay una
vertiente del fantasma que localiza la cuestión en torno de lo real. Lo real estaba definido como lo que no
es simbólico ni imaginario, lo que no puede ser captado con los sentidos, lo que no puede ser recubierto
totalmente por el símbolo y acá lo define como: “lo imposible”, lo imposible de la representación.
El fantasma tiene una monotonía, siempre lo mismo, siempre la misma frase. Esa frase tiene una gran
potencia a pesar de que sea siempre la misma. Es un resumen, no un discurso, es algo comprimido,
compacto, que el sujeto guarda como un tesoro. Estamos acostumbrados hablar del Otro como tesoro de
significantes, pero acá encontramos otro tesoro, el fantasma no atesora significantes en el Otro sino los
objetos. La forma de ese tesoro hace que sea lo más íntimo, lo más singular de él y lo más difícil de
transmitir; a tal punto que el fantasma tiene un índice de vergüenza, no es sencillo confesarlo.
✒Página 28, dice: “En este sentido, el síntoma es una estructura temporal compleja, mientras que el
fantasma tiene una estructura temporal estrictamente puntual, absolutamente elemental. El tiempo propio
del fantasma es el instante. Por supuesto que puede estar preparado con una pequeña historia, pero
fundamentalmente el corazón del fantasma es un instante, podemos decir incluso ´un instante de ver´
(alude al mito de Diana y Acteón), para respetar lo que el fantasma le debe a la dimensión imaginaria.
Mientras que el síntoma es más bien del tipo ´momento de concluir´, en la temporalidad elaborada por
Lacan se percibe muy bien y es por lo que podemos llamar ese fantasma un fantasma que fue trabajado
por la literatura, porque se comparte. Por supuesto hay un carácter hierático (sin expresión) del fantasma,
pero no está desprovisto de flexibilidad, incluso es así como Lacan lo hace valer, como una cadena flexible.”
Vemos que tiene ciertas paradojas porque por un lado vemos lo invariante, lo fijo y por el otro lado vemos
el tema de la flexibilidad. El fantasma es una cadena, pero no de significantes, Lacan dice que es una
cadena flexible.
✒Página 30. En el texto hay referencias múltiples al arte, menciona a Duchamp, padre del arte moderno y
su obra que se llama: “La novia desnudada por sus solteros, incluso” o “El gran vidrio”. Tiene cierto interés
entrar en la historia de como Duchamp concibe esa obra de arte.
✒Página 39. Tomaremos el concepto de enganche, por el tema de la cadena flexible. En la página 39 luego
de haber recorrido las cuestiones del sujeto histérico y del obsesivo y de haber definido el objeto como “el
significante en la vanguardia” (qué también tiene que ver con el arte que toma los objetos, no con el arte
retiniano), entramos a la cuestión del significante y las variaciones respecto de su concepto:
“Allí está sin embargo como equivalente lo que es el objeto, el significante en la vanguardia”. Si reducimos
esta frase quedaría: “el objeto es el significante en la vanguardia”, es el significante que falla en su
mediación entre el campo del sujeto y el campo del Otro. Sabemos que el tema de engancharse y
desengancharse no sucede solo en la psicosis, sino que también en la neurosis obsesiva y la histeria. Miller
llega a decir que “el fantasma puede ser el grano de locura de cada uno”. La dirección que estamos al
programa sostiene que el delirio no es solamente para el “loco”, el psicótico, sino que la locura es algo más
generalizado. Lo que se confirma en esta frase es que el fantasma sería el grano de locura de cada uno. Esa
frase evoca lo que Freud decía sobre la “perla psiconeurótica”
Lacan habla del tema de enganche en la histeria y en el obsesivo: “La Histeria no tendría un enganche con
un significante en el cual creer a rajatabla como el obsesivo, sino por el contrario se engancha con el Otro
por el significante como semblante. Evidentemente es algo frágil y extremadamente resistente (otra vez el
tema de las paradojas). Ahí no hay siete velos, hay multitud de velos, aunque el sujeto duda de ser algo
bajo esos velos, de allí viene la queja de ser un puro ser de parecer, de ser un mentiroso”. Es decir que la
queja le da el valor de ese enganche con el Otro, de no creer a rajatabla en un significante, de no ser
enteramente representada por él. “La histeria, cambió sus manifestaciones, lo que no impide que aún hoy
podamos encontrar sin modificaciones lo que Freud percibió. La mentira originaria de la histeria. Como el
Otro cambió, esta mentira originaria no tiene todo el campo que le daban los amos para desplegarse, amos
más consistentes de lo que somos nosotros.”
El obsesivo procede de una manera completamente diferente, no tiene la menor idea de algunas
cuestiones que la histérica sí, quien trata todo el tiempo de barrar al Otro, mantener vivo el Deseo a partir
de barrar al Otro, incluso a veces sostiene esta barra para hacerlo. El obsesivo, más bien: “No quiere tener
ninguna idea la barra sobre el Otro. Por el contrario para él es capital que no haya barras sobre el Otro, es
la condición para que no la haya sobre él mismo”. La histérica mientras barra al Otro también tiene una
barra sobre sí. En cambio, la estrategia del obsesivo es anular esa barra, ese Deseo, aplastarlo y anularlo.
Por lo tanto, el tratamiento que cada una de las estructuras psíquicas le da al deseo posee todo su valor,
porque tiene relación con sus síntomas y estos, tienen una implicación con la matriz de su fantasma.
Habría una frase paradigmática (como “pegan a un niño”), pero que tiene tantas variaciones como sujetos
hay.
📌Quería recordar el tema del dominio. Mientras que el síntoma es algo que la persona no domina, el
fantasma, en cambio, tiene una función de dominio de los objetos en el mundo. Esto tiene una
fundamentación en Freud, lo trata en el juego del Fort-Da, en “Más allá del principio del placer”, donde el
niño domina un objeto, el carretel que lleva y trae, junto con las sílabas “ooo”-“aaa”. Esta es una manera
de defenderse de la falta de dominio por la inermidad defensiva que tiene todo infance. Sin embargo,
como dice Freud, “en la vida psíquica todo se conserva”. Por más esfuerzos que haga el obsesivo por
anular, hay algo de la conservación en la estructura psíquica, el fantasma parece ser este reducto en dónde
el ser humano puede alojar una función de dominio de algo que escapa permanentemente a él.
SEMANA 7
CET Marchesini, A Semana 7
➰❓ Hasta aquí nos hemos referido al deseo en términos generales: como deseo del Otro, deseo
insatisfecho y deseo. Ahora, ¿Qué es el deseo inconsciente al que Lacan hace referencia?
Cuando hablamos de deseo se trata de un objeto, no de un sujeto. No es una persona, no es un anhelo,
no es una ambición. Es un objeto que implica la fijación. Este sujeto del significante se va a detener, el
deslizamiento infinito de la cadena se va a detener, por esta fijación que va a dar el objeto. El objeto dado
como la huella del sujeto. Dice Miller en la página 34: “El deseo solo causa el deseo por intermedio de un
objeto”. El concepto de objeto es fundamental. Objeto con relación al cual el sujeto queda fijado. Sino
habría un deslizamiento infinito metonímico.
El neurótico produce esta introducción del objeto en el campo del Otro. Esto explica su dependencia, su
apego transferencial al Otro; cosa que no ocurre con el sujeto psicótico. Habíamos hablado de que la
neurosis o la psicosis, depende de lo que tiene lugar en el Otro y este Otro es una función universal, es un
lugar en el Otro, “Tesoro de los Significantes”, que es un poco una abstracción.
Al introducir el tema del fantasma vamos a incluir aquello en el Otro que es también, objeto: el Otro no es
solo significante, también en el Otro está el objeto. En Freud lo encontramos bajo el concepto de “objeto
perdido”. El neurótico tiene una pasión de ir hacia el Otro en busca de lo que le falta; sufre la falta en ser,
entonces va hacia el Otro en busca de aquello que le falta. Y, en cada Otro, cree encontrar ilusoriamente,
lo que va a complementar su falta en ser. Esta idea implica que el objeto está en el Otro, entonces voy
hacia el Otro en busca de ese objeto.
Este objeto no es algo que se pueda representar. Es un objeto que no se articula al sujeto, sino a su propia
división. Es algo que hay, pero que no pude definirse bien que es y el sujeto tiene con eso una relación de
desconocimiento (el fantasma, a diferencia del síntoma, implica una relación de desconocimiento).
📌 Entonces, el fundamente de mi relación al Otro va a estar marcado por el deseo, pero más atrás del
deseo estará la pulsión, el goce y el objeto. En eso radica el verdadero lazo al Otro.
Berger, A., Karpel, P., Lejbowicz, J., Racki, G. Efectos del Pánico en la Época Actual
Podemos ubicar este texto dentro del primer tiempo freudiano. Freud, en épocas muy tempranas de su
enseñanza, dentro de lo que llama las “Neurosis de angustia”, caracteriza una forma sintomática como
“Ataque de angustia”. Su semiología corresponde a la descripción de lo que hoy se conoce como “Ataque
de pánico”. Aporta una explicación epistémica, que articula a los desarrollos sobre la angustia. Por aquel
tiempo, divide a las neurosis en dos grandes grupos: por un lado tenemos a la “Neurosis de defensa”, cuyos
cuadros son: la histeria, las representaciones obsesivas y fobias, las psicosis alucinatorias y las paranoias.
Tienen mecanismo de defensa y su etiología es sexual-infantil. Por el otro lado, están las “Neurosis
actuales” y dentro de ellas: las neurosis de angustia y la neurastenia. No cuentan con mecanismo de
defensa y su etiología es sexual-actual.
Es importante tener en cuenta que Freud va a hacer diferentes desarrollos y teorías acerca de la angustia.
☛En el primer tiempo, piensa que la angustia es efecto de la represión. La represión es lo que causa la
angustia. Esto lo han estudiado cuando vieron, en la primera parte del año, el “Manuscrito H”.
☛En el tercer tiempo Freudiano, con “Inhibición síntoma y angustia”, invierte la lógica. Va a decir que la
angustia es lo que causa la represión. Ahí todo el tema está focalizado en la “angustia de castración”,
evaluando si es esta la que genera la represión.
😫 “Neurastenia”: Es un cuadro que tiene un proceso psíquico insuficiente; ya que, si bien la energía (o
excitación somática) se descarga a través del onanismo, es un modo de satisfacción autoerótico, autístico;
donde hay una ruptura con el otro. Esto está en sintonía a la época actual y el “síntoma goce”
(conceptualización que Lacan hace del síntoma en su última enseñanza/tercer Lacan).
😫 “Neurosis de angustia”: Se caracteriza por una acumulación de excitación somática, que no puede ser
descargada; ya sea por abstinencia voluntaria o por incapacidad de procesamiento psíquico. Esta
acumulación de excitación se descargará a modo de ataque. En la NA se pueden manifestar una serie de
fenómenos muy diversos, apareciendo combinados o solos, pero todos giran alrededor de un síntoma
principal: la angustia.
Entonces, si tomamos la vertiente del síntoma pensándolo como síntoma-goce, podemos decir que las
neurosis actuales están en sintonía con esta conceptualización y con lo que hoy se conoce como
“síntomas actuales” o “patologías del acto”. El síntoma-goce, además de prescindir del otro, se basta a sí
mismo. Tampoco hay una localización del goce, aparece de manera deslocalizada, en trastornos vagos y
difusos.
Página 103: “La última de las condiciones etiológicas que debo señalar, no parece a primera vista de
naturaleza sexual, y es que también la neurosis de angustia se genera -ciertamente para ambos sexos-, por
el factor del trabajo excesivo, del empeño agotador”. De este párrafo se destaca el significante “excesivo”.
En el Capítulo 5 de “Psicología de las masas y análisis del yo”, Freud también hace referencia al pánico. Lo
utiliza como un índice de miedo, tanto colectivo como individual, que se presenta bajo la forma del
“exceso”. Acá tenemos otra vez, esta característica propia del pánico.
Allí, también va a hacer referencia a la “angustia pánica”, que se genera en el grupo, frente a la caída del
líder. Esto ya lo había mencionado Enriqueta en el video de la semana 8.
Efectos del Pánico en la Época Actual
Es un trabajo de investigación que se ha llevado adelante en nuestra cátedra. Se parte de la hipótesis de
que hay una relación causal entre la omnividencia, propia de la época, y los efectos de pánico, que
perturban la intimidad corporal y proliferan en la sintomatología actual. Enriqueta, ha hecho referencia la
semana pasada, a un texto de Miller: “El otro que no existe y sus comités de ética”; donde Miller señala
que, al lugar de la declinación del Nombre del padre va el imperio de los objetos. Los objetos tecnológicos
ocupan el lugar del Nombre del padre.
Si hay algo que caracteriza a nuestra época, es la multitud de redes sociales (twitter, Facebook, youtube,
Instagram). Todos, en mayor o en menor medida, hacemos uso de estas redes. Lo cual tiene, por un lado,
la bondad de este mantenernos hiperconectados; pero también conllevan una cuestión paradojal, ya que
nos mantienen hiper aislados, encerrados nuestra jaula virtual; manteniendo la ilusión de que todo puede
ser dicho, visto, contado o calificado. Esta invitación de “ver y ser visto”, provoca la aniquilación del
territorio de lo íntimo y oculto, del secreto; y provoca del lado del sujeto una angustia generalizada. Una
angustia que desborda el cuerpo, que se presenta sin dar señal, conocida en esta época como “ataque de
pánico”.
☛ Diferencia entre el ataque de pánico y la ansiedad
Si tomamos los manuales diagnósticos, encontramos que el “ataque de pánico” figura en el DSM dentro de
los “trastornos de ansiedad”. Sin embargo, psiquiatras contemporáneos que estudian la temática señalan -
a través de testimonios de personas que han experimentado ataque de pánico- una diferencia entre el
ataque de pánico y la ansiedad. Esta es la intensidad de los síntomas y, sobre todo, la percepción de la
pérdida de control, tanto de las sensaciones físicas como en las sensaciones emocionales. Es muy común
escuchar a sujetos que han padecido ataques de pánico, decir que en ese momento sienten que pierden el
control, se vuelven locos o aparece una sensación inminente de muerte. El cuerpo, eso familiar, se vuelve
ajeno. La ajenidad de lo íntimo deviene terrorífico. Lo “ominoso”, en términos freudianos, se produce frente
a la intromisión de lo que no debería aparecer. Lo siniestro aparece frente a la presentificación de lo que
debería permanecer oculto.
📌 Esto es lo que Lacan trabaja en el Seminario 10. Él afirma que la angustia no es sin objeto (a diferencia
de Freud, que pensaba a la angustia sin objeto). Según Lacan la angustia surge cuando el “objeto a”- que
debería permanecer oculto en tanto causa de deseo- se presentifica. Se presenta de frente y el sujeto se
ve confrontado con la propia causa. Así ubicamos la angustia más ligada con el encuentro con lo real.
🙌 ¿Qué aporta el psicoanálisis lacaniano como novedad?
El psicoanálisis lacaniano -con el tercer Lacan y sus últimos desarrollos en relación al síntoma-goce-
permite la entrada al dispositivo analítico, de las patologías del acto o síntomas actuales. Recordemos que,
para Freud, las neurosis actuales eran refractarias al psicoanálisis, porque no tenían mecanismo de
defensa. Eran refractarias al inconsciente por lo que el psicoanálisis no tenía herramientas para
abordarlas.
🙌 ¿Cuál es el lugar del analista?
El analista viene al lugar del guardián de lo íntimo. La intervención analítica de estos casos apunta a
reestablecer la función de velo. Esto permite sostener lo íntimo, permite volver a localizar al objeto a y
hacer que comience a funcionar como causa de deseo, que quede oculto.
SEMANA 12
CET Lejbowicz, J Semana 12
SEMANA 13
CET Bousoño, N Semana 13
✒Lacan J, Seminario Libro 4 Cap XIII: parágrafo 2-3 y 4; cap XIV: parágrafo 2 y 3; cap XXI: parágrafo 3.
La relación de objeto
Este es un seminario donde Lacan aborda la clínica, interrogando la relación de la madre con su deseo y su
feminidad, más allá de los hijos. Y cómo el niño, Juanito, se inscribe en esa relación de la madre con su
propia falta. Articulado con esto, continúa en juego la elaboración sobre la función paterna. Las
conclusiones que Lacan obtenga del curso van a ser de largo alcance en su enseñanza.
En el primer capítulo, Lacan distingue Edipo de castración. Agrega que Freud nunca llegó a articular
plenamente la incidencia psíquica precisa de esta última. En el intento de hacerlo, Lacan va a abordar la
Fobia. Se va a preguntar en qué consiste y su función.
A partir de la página 225, Lacan desarrolla la relación del niño con la madre que existe como alteridad
radical, como “Otro” con mayúsculas. Hay una serie de momentos donde la Fobia toma su función.
❶Lacan destaca que hay un primer momento lógico, en el que el par presencia-ausencia de la madre, no
solo constituye la distinción significante, la dimensión simbólica y subjetiva; sino que también en ese
movimiento, ella (o el otro primordial) toma distintos valores: la madre omnipotente ofrece su presencia
como un don, como un signo de amor. La satisfacción esencial para el ser humano se vuelve objeto de
amor, pero la madre puede negar ese signo y entonces, frustrar.
❷En un segundo momento lógico, el niño intenta ubicarse como objeto que aporta satisfacción a la
madre; intenta ser amado. Entonces acciona: busca, responde, llora, balbucea, come o no, se hace encima
o va al baño, etc. Explora con su accionar las respuestas del otro. ¿Cómo obtener una sonrisa, una caricia,
esa presencia del otro que es signo de amor?, ¿Qué es lo que hace que el otro no responda?. Para el niño,
es una experiencia fundamental, saber si sus intentos gobiernan algo de esa presencia que necesita, que
ama, que desea. Es una cuestión central, como el niño capta lo que es para su madre.
Si bien Lacan va a hablar de la lógica del fantasma mucho más adelante, recuerden lo que estudiamos
cuando hablamos del fantasma: respuesta a los vaivenes y caprichos del deseo del Otro; el fantasma como
“montaje irrisorio” -según lo define Miller- que permite cierto dominio. El sujeto dirige la escena, dirige al
Otro, y vela el hecho de que sino sería una marioneta de ese Otro. El fantasma es una respuesta con la que
la Neurosis articula la realidad; y cuando vacila, produce Angustia.
❸En un tercer momento, el niño percibe que no está solo: La mujer que hay en la madre, quiere algo
distinto que el niño. Lo que técnicamente llamamos el “falo”, un valor enigmático que puede presentarse
como un brillo que se desplaza en distintos objetos, que es el centro de su deseo (recordar que estamos en
el terreno de la Neurosis). A partir de esa percepción de que no está solo, el niño se presenta a la madre
como si él mismo se lo ofreciera. Desde posiciones y en grados diversos, puede identificarse con la madre,
identificarse con el falo, identificarse con la madre como portadora de falo, presentarse como portador del
falo (página 226). Cada niño, a su manera, intenta poder colmar a su madre o a su otro primordial. El niño
intenta seducir a la madre aparentando ciertas cualidades imaginarias, intenta ser el falo de la madre.
❹Este es el punto de inicio de la observación de Juanito, previo a la Angustia (lo que Fabián llama tiempo
cero). En ese contexto, las sensaciones corporales toman relevancia, los efectos de la irrupción del cuerpo
ubican el cuarto momento. Lacan dice: cuando el pene de Juanito empieza a moverse, empieza a
masturbarse (página 227). Hagamos la salvedad, de que esas sensaciones corporales no son exclusivas de
los niños, las niñas también las tienen y se masturban. La presencia de esas sensaciones de irrupción de la
satisfacción, abre una brecha enorme para el niño porque no sabe qué hacer con eso. Son sensaciones que
le permiten saber que hay una dimensión de la satisfacción materna, que no va a poder colmar.
Entonces Lacan acentúa que, no es tanto que la madre intervenga prohibiendo -eso es circunstancial- sino
que el pene toma una dimensión real y eso produce Angustia. ¿Qué es esa Angustia? Página 228. “Es el
afecto correlativo del momento de suspensión del sujeto, en un tiempo en el que ya no sabe dónde está
hacia un tiempo en el que va a ser algo en lo que ya nunca podrá reconocerse”. Es el afecto que surge en el
momento en el que el sujeto se encuentra suspendido, sin saber qué lugar tiene para el Otro y sin que
pueda saber que va a hacer, porque desde dónde está no lo puede reconocer.
Así como cuando hablamos del Estadio del Espejo, y decíamos que no era solo la descripción de un
momento del desarrollo, sino que implicaba la lógica de la relación del sujeto con su imagen; eso mismo
vale para esta definición de la Angustia: No sólo es válida para un momento del desarrollo, sino que señala
el afecto que se presenta cuando se produce una separación de la idea que cada uno se hace de su lugar
en el mundo. Y se manifiesta una dimensión más real de la existencia.
Juanito, en el momento de la Angustia, puede medir la diferencia que hay entre cumplir con una imagen y
tener algo real que ofrecer para satisfacción de la madre. Lo que puede ofrecer se lo imagina como algo
miserable. En este punto todo depende de lo que el niño es verdaderamente para la madre. Página 243:
“La dimensión original de cada sujeto, es siempre correlativa de la realidad de la perspectiva intersubjetiva,
tal como está arraigada en cada sujeto”. O sea, la dimensión original -lo que el niño “es” verdaderamente-
está en sintonía con su lugar en el Deseo del Otro, con cómo se inscribe con relación a la falta
fundamental, a la castración materna, a ese falo que es objeto del deseo de la madre esto. Tiene que ver
con como se inscribe en relación con el Deseo del Otro, que es su Otro.
Página 244. Lacan aplica las leyes del lenguaje y va a decir que el lugar del niño puede ser una de estas
opciones:
El de la metáfora del amor parental: recordemos la metáfora como operación de sustitución significante,
productora de una significación nueva y un lugar nuevo para el sujeto.
El de la metonimia del deseo de falo: desplazamiento que lo condena a un sin sentido, en ese caso es todo
el cuerpo del niño el que se ve amenazado, despegado del lugar del amor y amenazado de verse tomado
como objeto de Goce del Otro, de satisfacción sin amor.
❺A partir de aquí se abren dos caminos. El quinto momento entonces podemos subdividirlo en a y b.
☛ Camino A: Página 367. En términos de función, “padre”, es quien se ocupa sexualmente de la madre, es
quien asume esa función concreta. (Lacan aquí anticipa la noción de perversión que planteará después.) Se
ofrece una versión vivible del goce, le ofrece al niño una versión de un gozo humanizado. Es desde ese
ejercicio concreto que el orden simbólico es introducido. La ley con sus defensas traslada lo imaginario,
que estaba en juego en la relación madre niño con el falo y le permite al niño, una presencia que se
soporte en el mundo real, tal como está organizado con su trama simbólica. Le permite no anularse, lo que
es la Fobia no ocurre. No es tanto que el padre dice que “no”, sino que con su hacer, con su ocuparse de la
satisfacción de la madre, está diciendo “tu madre no es asunto tuyo”. A partir de allí se recorta “lo que no”
y “lo que sí”. Es una articulación que tiene que ver con los hechos. Así se establece un orden, que le
permite al niño esperar su tiempo para acceder a su pareja.
En la página 366 Lacan agrega que, si el padre cumple esa función, opera la castración paterna. Aquí viene
la definición de castración de Lacan: Se produce la anulación del pene real del niño, en una operación de
simbolización, de negativización del goce, que transforma al pene real en significante: el falo. Esto implica
que el niño pueda acceder a su virilidad legítimamente. El falo entra en una dialéctica, en una articulación,
en un orden, que permite que el niño acceda a este. Esa operación permite un desarrollo dialéctico de la
subjetividad (recordar la función del Nombre del Padre en la psicosis, con esos elementos indialectizados).
El camino A le da al niño un lugar y lo pone a esperar el acceso a su sexualidad, “legítimamente”.
☛Camino B: Es el de la Fobia. El padre de Juanito, si bien era muy amoroso con su mujer, no se ocupaba
sexualmente en ella. “Se obstina en no querer castrar”, dice Lacan. Esta interpretación se distancia de la de
Freud: Debido a esta carencia paterna (carencia de “encarnación simbólica”, según Miller) la castración -
como operación de simbolización- no se produce. El pene real no queda anulado, entonces Juanito queda
atrapado en el punto de encuentro entre la pulsión real -el cuerpo- y el juego imaginario -tramposo- con la
madre.
Entonces se produce una regresión: “El término regresión es aplicable a lo que ocurre, cuando el objeto
real junto con la actividad dirigida a hacerse con él, sustituye a la exigencia simbólica”. (Pg 191) Podemos
formularlo míticamente así: Cada vez que Juanito no encontraba el signo de amor de la madre, se aferraba
al pecho, buscando satisfacción en una oralidad erotizada. A eso le llaman Lacan “regresión”. Por lo que
estando en la encrucijada, sintiéndose insuficiente para brindar satisfacción a su madre, teme ser devorado
por ella.
El punto clave de la Fobia es el momento en el que esa mordida, esa devoración, llega a ser simbolizada. Se
sustituye la mordida por la mordida del caballo. Y entra en la dialéctica. Los caballos surgen de la Angustia,
pero traen el miedo. El miedo es algo articulable, lo que permite estructurar el mundo, definir un adentro y
un afuera, darle una organización, armar un mapa que resguarde un lugar para el sujeto.
La Fobia, entonces, es el resultado de la operación mediante la cual un objeto es elevado a la función de
significante. Esto es lo a Juanito le permite soportar los efectos de su pene real. Su dispositivo fóbico hace
suplencia del padre real, lo reemplaza en su función.
La interrogación de Lacan por la función paterna continúa, y esta conclusión -que un síntoma haga de
Nombre del Padre- lo lleva a interrogar si la función paterna es efectivamente algo más que un síntoma. Se
lo cuestiona.
La cura de la Fobia (que el miedo se vuelva soportable) se produce cuando Juanito puede articular la
castración como relato significante. Esto le permite un desarrollo dialéctico, cuando lo real -el pene, la
presencia de la hermana- se resitúan en lo simbólico vía lo imaginario, en un movimiento que le permite
una simbolización progresiva. Lacan va a utilizar el esquema Lambda, dando cuenta de como Juanito le
“hace hacer” a su hermana -su doble imaginario-: la hace montar a caballo. Y esto le permite dominar la
situación.
SEMANA 14
CET Karpel, P Semana 14
Freud-Fetichismo
SEMANA 15
CET Vargas, R Semana 15
✒Miller J.A., La Soledad del Goce (2005)
Este un título que nos invita a pensar tanto el concepto de goce como el de soledad. ¿De qué soledad se
trata? Hemos visto el primer día de clases otro texto de Miller, “Microplasma Laboratorium”, donde ya
encontrábamos el concepto de singularidad. Siempre estuvo la tensión entre los términos de clasificación y
singularidad.
Miller da una definición de goce y habla de esa soledad. Hace un recorrido que inicia con Freud, leído
desde Lacan, sobre la inexistencia de la complementariedad sexual. Freud descubre que no hay
complementariedad y que la sexualidad no está destinada a los fines de la reproducción. La forma de
transmitir eso la encuentra con el concepto de pulsión, que es el que toma Miller. La ciencia ha
demostrado que para la reproducción no se trata ni de hombres no de mujeres, todo se reduce al
espermatozoide y la gameta. La ciencia pudo separar la reproducción de la sexualidad. Freud también
descubrió una forma de entender la sexualidad que no se adecua a la necesidad, que encuentra una
satisfacción que no tiene que ver con la satisfacción de la necesidad, que tiene una finalidad que no se
expresa como el instinto. Este concepto es el de pulsión.
Este descubrimiento freudiano de la sexualidad no implica una sexualidad por doquier, no se trata de una
concepción del mundo en donde se ve la sexualidad como un todo, no es un pansexualismo.
Freud aborda el concepto de “cosmovisión” surgido en 1914. Este es una forma de ver el mundo en
conjuntos, que tiene principios importantes, que aplican a una sociedad determinada. Este concepto
también influyó a algunos personajes de la historia del psicoanálisis, como Jung, Jaspers.
Freud en esta última conferencia sobre la cosmovisión, dice claramente que el psicoanálisis no podría ser
una cosmovisión particular, porque está llena de grietas, de dificultades, es incompleta. No habría un
interés de formar un sistema. También preserva la noción de singularidad. A pesar de que vemos
clasificaciones freudianas, en los historiales clínicos que hemos dado el tema de la singularidad ha estado
presente.
El tema que está puesto en cuestión es el de la complementariedad. La proposición lacaniana de que no
hay complementariedad sexual, se apoyaría sobre el descubrimiento inicial Freudiana en lo que atañe a la
sexualidad.
Promediando el texto van a encontrar la definición de goce. Freud descubrió que hay en el cuerpo del ser
humano una sustancia entre comillas. Una entidad, un ser, un funcionamiento raro, que está alojado en el
cuerpo del hombre como también en el cuerpo de la mujer y que eso no sirve para la reproducción de la
especie ni para establecer la relación sexual con otro cuerpo. Sino al contario, tiene que ver con establecer
una relación especial con el propio cuerpo. Es lo que llamamos con Lacan el goce. Es un concepto que él
articula no en relación con los otros -aunque eso esté presente en el recorrido de la pulsión- sino que se
enlaza con el cuerpo propio. Ya hemos visto las dificultades que han presentado los diferentes casos con
relación a este lazo con el cuerpo propio.
Por lo tanto, esta forma de ver las cosas es una forma de materialista, es el materialismo del goce. ¿Cuál es
su finalidad?, ¿Para qué sirve? La finalidad está en relación a una satisfacción que le atañe a él, es un goce
absoluto. Encontramos que no está de ningún lado, no está del lado de nada más que él mismo, obtiene su
finalidad en él mismo, es el reinado del goce para el goce. Para que se entienda lo que es el goce muestra
como, por ejemplo, alguien puede aceptar un chupete en lugar de un alimento, allí está ese punto que
Freud marca donde la boca se besa a sí misma. Por lo tanto, el hambre tampoco se corresponde con el
objeto en cuestión.
Por otro lado, está el tema de la soledad del goce. ¿Por qué decimos que hay una soledad allí? Si bien hay
un circuito que puede hacer necesario el pasaje por el otro, también hay algo que enlaza con la sexualidad:
la muerte. Se trata de un tipo de soledad que se puede experimentar respecto de ese goce. El párrafo dice:
“Se puede morir en lugar del otro, pero cada uno está solo frente a la perspectiva de la muerte”. Cada uno
está solo con su goce. Equipara sexualidad y muerte en tanto ambas tienen su dificultad para ser
representadas.
Uno se pregunta cuál es la función de un analista respecto de esta soledad del goce. Si el sujeto se aviene a
bucear en sus propias palabras, dirigiéndose hacia su propia singularidad, la función del analista podría
consistir en que este sujeto no se asuste tanto cuando los velos se caigan. Hemos estudiado las funciones
del velo, una de ellas es hacer que esta soledad no sea tan descarnada. Cuando caen los velos, que pueden
ser los ideales, el altruismo, el amor. ¿Qué se descubre? que estamos encerrados en una prisión de
fantasmas, de síntomas, de deseos, de recuerdos, de grandes ideas, de pequeñas cosas, encerrados en
nuestra prisión de amor y odio, de aburrimiento, de alegría, de sufrimientos. Que todo esto está para
gozarse y que gozarse en el fondo está para nada.
El final del texto habla de que este goce necesita instrumentos, pero que a veces estos instrumentos y
medios no se adecúan muy bien; por lo que darán al sujeto más trabajo, es algo complicado la vida.
Cuando terminaba de hacer el recorrido del programa pensaba qué mantener hasta el final este tema de la
singularidad nos llevaba a algo que no era tan auspiciante. Sin embargo, tiene una buena noticia el tema
del goce y esa soledad: resistir a hacer ingresar a alguien que demanda un tratamiento a ser clasificado
dentro de un conjunto, sin contemplar su singularidad. Hacerlo tiene algunas dificultades, pero también
tiene esta elección que hace el psicoanálisis a partir de Freud.
Por eso quería leerles, esa última conferencia que les mencioné sobre la cosmovisión; donde Freud dice
que el psicoanálisis no contempla todo, no presenta absolutismo. La soledad del goce también es la
soledad de encontrar una práctica y de abordar un problema que se presenta en alguien y considerar
siempre este punto singular, el cuño singular del síntoma.
DESGRABACIONES:
SEMANA 1
Vamos a trabajar tres momentos en la enseñanza de Lacan, así como lo hicimos al comienzo del año
respecto de Freud, esto permite ubicarnos, armarnos una especie de gps respecto de lo que estamos
trabajando en cada momento y qué está pensando Lacan en cada momento de su enseñanza.
El eje central va a ser siempre el síntoma aunque hay momentos en la enseñanza de Lacan que el
síntoma no es lo prevalente. El síntoma va a ser lo prevalente en la última enseñanza de Lacan pero
siempre vamos a tenerlo en el horizonte.
Para trabajar estos 3 momentos, vamos a tomar 3 parejas que nos muestra Miller respecto de la
enseñanza de Lacan que ordenan cada uno de los momentos a los cuales nos vamos a referir:
La primer pareja es la relación del sujeto con el Otro, que es algo que ya venimos trabajando:
Alli todavia el Otro está sin barrar, ahora voy a tratar de justificar por qué pero es una pareja que ordena
este momento de la enseñanza de Lacan, es la relación del sujeto con el gran Otro donde encontramos
todas las herramientas para dar cuenta de la psicopatología en esta época de Lacan.
Lo primero que hay que tener en cuenta respecto del Otro, puede ser obvio pero es que el Otro es otro,
es lo diferente, es heteros, por eso Lacan le pone el nombre de otro, es decir que si hay allí una pareja
entre el sujeto y el Otro, es una pareja disimétrica, es decir que el sujeto es diferente del Otro.
Hemos tomado otras definiciones que da Lacan del Otro, por ejemplo, es el tesoro del significante, es el
Otro del lenguaje, etc. Lo que si tenemos presente es que el sujeto es determinado por el Otro, a tal
punto que Lacan en un escrito “La cuestión preliminar…” dice que todo lo que es del sujeto depende de
lo que acontece en el campo del otro, neurosis o psicosis. Es decir que eso tiene una fuerza muy
presente para Lacan, porque ese sujeto es un sujeto determinado en los significantes. Hay una definición
de Lacan que dice que un significante representa al sujeto para otro significante y allí lo que se ve es que
es en el juego de los significantes que está determinado el sujeto.
También hemos visto una definición de estructura que se encuentra en el seminario 3, que es que la
estructura es un conjunto de elementos covariantes, esos elementos son los significantes que covarían
entre si y que depende del cómo, la determinación del sujeto en ese campo del otro.
Hay un paso más que da Lacan a partir del seminario 4, qué es preguntarse por el deseo del otro, esto es
un intento de vivificar a ese otro, de darle vida, de encarnarlo, que no sea un otro abstracto, porque si el
otro es el lugar de la determinación del sujeto podríamos tener ya un determinismo como cualquier
determinismo en la vida, es decir, porque yo me enganché con los significantes de tal manera entonces
me va a pasar tal cosa en la vida, eso sería un determinismo lineal. Lo que le agrega Lacan allí es la
cuestión del deseo y es un lugar que no tiene significante, que no tiene manera de representarse y que
eso hace que haya un espacio para la decisión del sujeto (esto es central) sino hay espacio para la
determinación todo estaría ya dado de antemano y lo único que habría que hacer es esperar, esperar
que sucedan las cosas por determinada fijación que ha tenido el sujeto en su momento.
Por ejemplo si de niño fui abusado entonces tal cosa y no habría nada para hacer, en cambio en el psa
Freud ya lo planteaba, supone una elección forzada, es interesante porque es una elección en ese lugar
específico del deseo, hay una elección que no es de cualquier cosa, es dentro de cierto marco, dentro de
cierto determinismo.
La otra cuestión que plantea Lacan es que el sujeto por excelencia, vive, tiene su morada, anida en ese
lugar, justo en el deseo del otro, justamente ese lugar donde en el otro no hay significante. Por eso es
interesante la definición que daba antes, que un significante representa al sujeto para otro significante
porque no hay un sólo significante que represente al sujeto sino que al menos hacen falta dos y para que
haya dos, entre uno y dos, tiene que haber una hiancia, tiene que haber un vacío, para distinguir dos
significantes tiene que haber un espacio entre ellos dos. En ese espacio, vive el sujeto.
Noción crucial respecto del deseo del otro, por que en ese espacio entre los significantes donde se
encuentra el sujeto, es que el otro no puede decir todo, no representa todo, no tiene significante para
todo y en ese punto es donde Lacan entonces escribe al Otro barrado.
Que es el segundo esquema, donde tenemos al sujeto barrado y al Otro barrado, en principio podemos
decir que la barradura del otro supone el deseo del otro y el deseo del otro es justo el punto donde no
hay significantes y ese punto se transforma para el sujeto en una pregunta ¿qué quiere el otro de mi?
porque no hay algo totalmente representable del deseo del otro, siempre supone cierta pregunta. Y esta
pregunta va a tener un lugar crucial en la enseñanza de Lacan, casi diría que la relación que establece el
sujeto con el otro es una relación de pregunta sobre el deseo del otro. Lacan arma toda una clínica de la
neurosis en base a la pregunta, uno debería decir que cada vez que habla de alguna manera está haciendo
una pregunta.
Lo vimos al comienzo del año, el mensaje me vuelve en forma invertida… si yo hablo quién sanciona lo que
yo digo viene del otro, es decir que cada vez que hablo estoy esperando de alguna manera la sanción del
otro, es decir viene una pregunta de qué quiere el otro de mi. En ese campo se arma una clínica, una clínica
de la pregunta, una clínica del deseo y una clínica de las identificaciones sobre las cuales vamos a ir
hablando a lo largo del recorrido en esta parte del año, especialmente dentro de las neurosis y en la
distinción que empieza a hacer Lacan entre una neurosis y la otra respecto de estas cuestiones, el deseo, la
pregunta y las identificaciones.
Hay un segundo Lacan que tiene que ver con la relación del sujeto y el objeto a:
Al objeto a, lo introduce como un resto, sino todo se puede decir toda operación tiene un resto y lo pone
también como el resto que hay en las divisiones que no dan exactas.
[esto también lo podemos ver en Freud cuando habla del resto diurno, con los sueños, tiene la idea de
que toda operación diaria, es decir toda operación simbólica de representación tiene un resto que se
intenta elaborar en los sueños y los sueños no alcanzan y al otro dia se intenta interpretar y así
sucesivamente] Uno podría decir que toda elaboración simbólica tiene un resto y que Lacan a ese resto
en principio lo llama objeto a.
Vale decir que ese resto tiene al menos dos perspectivas, un resto puede ser un desperdicio, como por
ejemplo la basura que es el resto que uno tiene que tirar afuera, es decir lo que queda y se desecha, que
eso también es propiamente humano, los restos como desecho es un problema para lo humano no para el
mundo animal. Por otro lado hay un resto que no funciona como desperdicio, sino como una causa, es
decir que a mi me quede algo pendiente hace que yo me ponga a tratar de reducir ese resto, en trabajar en
pos de reducir ese resto, como se dice habitualmente “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”
que si uno se queda con ese resto entonces no podría dormir tranquilo, etc.
Da el ejemplo de nosotros como estudiantes en época de examen como nos quedan dando vueltas las
cosas hasta que rendimos no se termina.
Ese resto Lacan lo llama la causa del deseo, es cuando el resto funciona como causa y yo lo podemos ver
en la filosofía antigua, Sócrates decía que uno sólo desea aquello de lo que está falto, es decir que tiene
que haber una falta para uno poder desear, uno no desearía si tuviese “todo”, es decir que para que haya
deseo tiene que haber una falta.
En Freud hay una noción muy parecida, que es la primera experiencia de satisfacción que está perdida y
gracias a esto es que deseamos. Hay algo perdido que empuja al deseo.
Ese objeto a, en tanto perdido, funciona como una causa.
Ahora bien, Freud ubica que en algunos momentos el neurótico en vez de estar en el lugar del sujeto
dividido (que tiene fallidos, sueños, síntomas interpretables, etc) más bien se ubica como un objeto, y
especialmente como un objeto para el otro, porque de hecho ese objeto que el neurótico supone sería el
objeto que el otro desearía. Como dijimos en la primera clínica de Lacan, todo se centra en el campo de
una pregunta, este objeto sería en el campo de la neurosis lo que vendría a responder a aquella pregunta.
Por ejemplo el hombre de las ratas tenía la idea de que un capitán con el cual él tenía trato quería
maltratarlo, es decir usarlo a él como un objeto de maltrato y todo el asunto que se da alrededor de
quedar como un objeto de maltrato de ese capitán que además eso se instalaba en la relación con el
analista, en este caso con Freud, suponiendo que Freud también podría querer maltratarlo. Ese suponer
que el otro lo quiere maltratar ya es una respuesta a ¿qué me quiere el otro? de la que hablábamos antes.
En el caso Dora ella a veces se queja de ser un intercambio dentro de cierta situación pero nuevamente
ubicada como un objeto, esto es algo bastante presente en la neurosis, cuando el neurótico viene en una
posición de objeto respecto del otro que supone una respuesta, estar en ese lugar del objeto le da la
posibilidad de responder a qué quiere el otro.
Lacan dice ante la falta en ser el neurótico se inventa un falso ser, porque estar en el lugar del objeto le
da un ser, que Lacan termina llamando las desgracias del ser es decir que le sirve como una respuesta
pero es una respuesta que trae sufrimiento, en algunos casos, esos casos serían los que recurren a un
analista, ya que es un sufrimiento que no pueden abandonar, y esta es la cuestión, porque si pudiesen
cambiar esa forma de responder al deseo del otro no habría problema. Lo que trae el neurótico
habitualmente es que no puede parar de repetir de ubicarse respecto del otro siempre en el mismo lugar,
siempre se tropieza de la misma manera y con la misma piedra.
Hay un tercer Lacan que arma una pareja diferente, hasta ahora siempre en las parejas estaba el sujeto,
pero la instancia del sujeto en un sentido es totalmente abstracta, es decir que depende de la relación que
tiene el sujeto con el significante, de hecho podría haber un sujeto independientemente de que exista un
individuo, por ejemplo en una novela uno podría encontrar al sujeto de esa novela, por ejemplo el
protagonista y podría ubicar al sujeto representado por esos significantes de la novela y eso nunca fue
encarnado en tanto tal, ya hemos dado ejemplos de esto haciendo referencia al teatro.
Lacan empieza a hablar de lo que él llama el parletre, el ser parlante, y él lo liga a la relación que hay
entre el significante y el cuerpo. La idea de Lacan es que el goce (referencia directa a lo que Freud llamó
pulsión, y especialmente pulsión de muerte) es una consecuencia del encuentro del significante con un
cuerpo, a tal punto que hace una distinción entre el parletre con la máquina y con los animales, cuando
dice máquina es una referencia directa a las computadoras (que no eran como las de ahora, personales) y
allí hay un simbólico pero no hay un cuerpo… entonces uno como ser parlante podría preguntarse por el
goce de las computadoras, incluso uno suele hablar con estas máquinas, como con siri donde se puede
entablar un diálogo con un programa, entonces si hay un goce, es el que yo le puedo suponer a esa
computadora.
En el caso de los animales tenemos justamente lo contrario, porque tenemos un cuerpo y no tenemos lo
simbólico, en este caso también podríamos suponerle un goce a los animales pero hemos visto con Freud
la diferencia entre la pulsión y el instinto animal. También podríamos suponerle un goce a los animales,
pero siempre sería una suposición de goce de parte nuestra, porque nosotros estamos en el campo del
goce.
El campo del goce se define a partir del impacto del significante en el cuerpo, es a partir de ese
acontecimiento de que tenemos un cuerpo que es tocado por el significante, que hay goce, eso supone
para Lacan el parletre que no es lo mismo que el sujeto porque incluye algo del cuerpo, algo de lo vivo,
con las caracteristicas que eso tiene de lo pulsional que no incluía el sujeto.
Es un Lacan que le mete cuerpo a la enseñanza, que le mete cuerpo a la clínica y que le mete cuerpo a la
psicopatología, diríamos nosotros. En el caso nuestro no vamos a poder hacer un diagnóstico sin poner en
el centro la cuestión corporal, que es algo que hemos dicho en algún sentido cuando hablamos de Joyce,
cuando ya no sólo hablamos en la psicosis de los trastornos del lenguaje sino que incluimos ciertos
trastornos corporales, porque esta clínica de Lacan supone fuertemente al cuerpo. Ya no tratamos con esta
instancia sujeto abstracta, sino que tratamos con esta instancia que está encarnada en cada uno de los
individuos.
¿Desaparece el sujeto? No, no es una instancia que desaparece, pero no es lo que nos permite dar cuenta
totalmente en la clínica y en el diagnóstico de lo que queremos dar cuenta, es decir que necesitamos de
una instancia más, que Lacan llama parletre, que incluye algo del cuerpo.
Lacan da un paso más y es que a partir de que incluye al cuerpo, las cosas se ponen en términos de qué
hacer con ese cuerpo. Volviendo un poco atrás, define al goce como hacer algo con un cuerpo, sea el
propio o sea el del otro, esto es muy interesante porque es parte del debate actual … ¿qué se hace con los
cuerpos? ¿quién tiene derecho a hacer con el cuerpo propio y con el cuerpo de los otros? ¿qué se puede
hacer y qué no se puede hacer con el cuerpo propio y con el de los otros? Por ejemplo el debate que se da
con el tema del Aborto, ¿quién tiene derecho sobre el propio cuerpo, es el Estado o es uno mismo? y lo
mismo respecto de qué se puede hacer y qué no con el cuerpo del otro. Todo eso que Lacan define en ese
momento es una cuestión central en la actualidad, en el debate social y el psa tiene algo que aportar en
ese punto.
Lo último que quiero resaltar respecto de este último Lacan es que la clínica se pone en términos del
hacer, ya no tanto del saber, los problemas son qué hace uno con esto que es ineliminable, que es que uno
tiene un cuerpo, que lo tiene que cuidar de determinada manera, y que ese cuerpo es un cuerpo en
términos que está tomado por un síntoma, cada quién tendrá su propio síntoma en forma singular, este
síntoma es la consecuencia del impacto del significante en un cuerpo.
SEMANA 2
SEM 2 - TEO Mazzoni
El concepto de síntoma
Teniendo como referencias las conferencias de Freud 17 y 23 (1916) que pertenecen al segundo tiempo de
Freud (Fabian nos propuso pensar a F en 3 tiempos).
Este segundo período y por su escucha clínica pasa de pensar el síntoma como una modalidad de descarga
a pensarlo como un compuesto. Ya lo podemos ver presente en Dora, que lo van a ver en prácticos y en
fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad en el CET. También les recomiendo la lectura del
teórico 15 de Fabian “síntoma y fantasía que entrama de una excelente manera la lectura de toda esta
bibliografía que estoy citando.
Lo nuevo de Freud no es que el síntoma tenga un sentido sino que el síntoma es un destino de la pulsión.
En la conferencia 23 afirma que la eliminación de los síntomas no es todavía la cura.. dato importante! si
nosotros dijimos que se puede resolver los sentidos en la conferencia 17… dijimos que la capacidad de
repetición del síntoma la tiene el componente pulsional, que pasa si nosotros no tocamos esa modalidad
de satisfacción que se juega en el síntoma? el síntoma se repite, y esto es lo que se encuentra clínicamente
Freud, que por más que analice o interprete los síntomas, el síntoma sigue apareciendo, porque la
capacidad de reproducción del síntoma con muchos sentidos diferentes la tiene el factor pulsional y este
no parece ser susceptible a la interpretación.
Al comienzo de la conferencia 23 dice “tras eliminarlos, a los síntomas, lo único aprehensible que resta de
la enfermedad es su capacidad de formar nuevos síntomas”.
¿Que podemos leer en un síntoma? Podemos leer sentidos, pero también podemos leer una modalidad de
satisfacción absolutamente paradojal, en el sentido de que uno se satisface en algo que le produce
malestar, la satisfacción que se produce en el síntoma es una satisfacción que produce sufrimiento y no
puede dejar de repetirse, entonces encontramos síntomas, lo típico en la neurosis obsesiva y en la histeria,
y también encontramos singularidades, que las encontramos del lado de lo pulsional del síntoma.
Ahora vamos a seguir pensando en el síntoma como un compuesto, entonces vamos a pensar esta forma
de satisfacción paradojal que se juega en el síntoma, en su componente pulsional… Freud en una
conferencia que se llama nuevos caminos de la terapia psicoanalítica nos dice que la palabra psicoanálisis
viene de analizar y analizar en química significa descomponer, separar elementos y dice “los síntomas y las
exteriorizaciones patológicas del paciente son como todas actividades anímicas de naturaleza en extremo
compuestas, en su fundamento último los elementos de esta composición están constituidos por motivos,
mociones pulsionales”, es decir el síntoma tiene la característica de un compuesto y más bien uno en gral.
se encuentra con la cara más superficial, sería como la punta del iceberg, que sería más la cara del sentido
después podemos discutir cómo se presentan los síntomas actuales, pero es importante que tengamos en
cuenta como está este planteo para poder entender cómo pensar los síntomas actuales ahora. Esta cara, la
del sentido, que se expresa como sufrimiento muestra que este sufrimiento con el que el paciente llega es
la manifestación misma de una satisfacción. Entonces se trata de pensar al síntoma que habla, el sentido
del síntoma, es un aspecto del asunto pero además el síntoma goza, se satisface en ese sufrimiento, es
un compuesto entre los sentidos y la pulsión.
Lo que dice Freud es que el analista es un buscador de ese elemento último indivisible, casi un artesano
de la búsqueda de ese elemento que tiene que ver con la satisfacción, que no es el que se muestra, que se
da a conocer, no es el que habla, es un elemento mudo, que es la pulsión, pero que en ese síntoma lo que
Freud ubica que aparece en su cara de sufrimiento es que hay ahí una satisfacción en juego y que si no se
toca esa modalidad de satisfacción, el síntoma vuelve a aparecer.
Menciona el ejemplo que da Fabian de la operación del cinturón gástrico, en donde dice que en muchos
casos esa operación que se realiza sobre el cuerpo, en muchos casos esa operación falla, no porque esté
mal hecha sino porque justamente si no se toca el aspecto pulsional del síntoma, en este caso de comer,
probablemente esos bypass estallen porque la capacidad del síntoma de repetirse está dada en la pulsión y
no en los sentidos.
Por eso retoma algo que le gustó mucho, esto de que el analista es un buscador de este elemento
indivisible último y que en este sentido daría cuenta de lo más singular del síntoma. Esta parte irreductible
del síntoma que ya está presente como vemos en Freud en un momento bastante avanzado de su
enseñanza, ya podemos encontrar antecedentes como lo tóxico del síntoma en perturbaciones de la visión,
lo vemos en Dora, lo vemos en fantasías histéricas, lo vemos en la conferencia 23… comienza a introducir
la idea de un síntoma que no desaparece, es decir que si no se toca esa capacidad de reproducción el
síntoma no desaparece, es decir, un sentido sustituye a otro sentido y a otro sentido.
La pulsión a la vez es sorda, muda, no se hace escuchar como el sentido. Hasta qué punto el sentido, el
desciframiento es susceptible de modificar este punto irreductible. Freud descubre a partir del sueño, el
síntoma, que los fenómenos son interpretables, su idea de un principio de hacer consciente lo
inconsciente, el segundo Freud también tiene esa idea pero es su tope con la clínica, también trata de
descubrir cuál es el secreto del síntoma, pero es sorprendido por su clínica, escucha la clínica y ubica el
núcleo duro del síntoma, que es este aspecto pulsional. Esta noción de Freud de que el síntoma dice algo
sobre la base de algo que no dice nada, que es la pulsión, muda, sin sentido y que da al síntoma la
capacidad de repetición.
SEMANA 3
SEM 3 - Teo Berger
El síntoma ineliminable
Nuestra bibliografía es “inhibición, síntoma y angustia” (1925)
Lo primero que quisiera ubicar es hablar del síntoma ineliminable no es una fórmula que vayamos a
encontrar en el texto de Freud, es decir que lo que vamos a hacer es una operación de lectura sobre el
texto y vamos a proponerles sintetizar en el término ineliminable, un esfuerzo y un trabajo de Freud
alrededor del síntoma a la altura de ese texto de 1925.
La primera cuestión que quiero subrayar es que es una operación de lectura nuestra leer en el texto de
Freud al síntoma y al trabajo que él hace sobre el síntoma con el término ineliminable.
Estamos hablando del tercer momento de Freud que comienza en 1920 con más allá del principio del
placer, la particularidad de momento es que empalma o dialoga con el tercer Lacan (hace referencia al
video de Fabian con los tres tiempos de Freud y el otro donde plantea los tres tiempos de Lacan) en el
sentido de que tanto Freud como Lacan van a trabajar en ese momento alrededor de preguntarse por el
síntoma, se preguntan por qué encierra el síntoma más allá de los sentidos a descifrar, esto es lo que
moviliza el trabajo de ambos, lo que es más allá del sentido a descifrar.
Los dos terminan encontrando que el verdadero secreto del síntoma no son sólo sentidos a descifrar sino
que es una satisfacción, que llamamos paradójica (por que está más allá del principio del placer) y esa
satisfacción paradójica en términos lacanianos es lo que llamamos goce.
Pero podemos decir algo más, la particularidad de esa satisfacción paradójica o de ese goce no se reduce,
no se subsume a los sentidos, es decir los sentidos no lo absorben totalmente.... ese goce es irreductible
a los sentidos, es decir a lo simbólico, al campo de representaciones, ese síntoma en tanto satisfacción es
ineliminable.
Primer Freud, el reino de la sustitución, cree ahí que el síntoma está en el reino de la sustitución, que es
una representación por otra.
El segundo Freud nos va a hablar de un compuesto, entre sentidos y esa satisfacción pulsional.
El tercer Freud ya se mete directo a tratar de estudiar y elucidar el síntoma en relación a la exigencia de
una satisfacción pulsional.
Podríamos decir que todo el texto de “inhibición, síntoma y angustia” es una pregunta alrededor de qué es
una neurosis, y lo interesante es que se responde con: inhibición, síntoma y angustia.
¿Qué es la neurosis? ¿Es un problema o una solución? y se responde con: inhibición, síntoma y angustia,
tres pistas clínicas.
No son los primeros tres de Freud, ya conocíamos cc, icc y precc, los segundos tres de Freud, yo, ello y
superyó, y el tercer trío de Freud es inhibición, síntoma y angustia.
Tres pistas clínicas para responder qué es la neurosis y al responder con inhibición, síntoma y angustia,
Freud está respondiendo que la neurosis es una solución pero problemática.
A tal punto que va a decirnos que es un refugio no del todo seguro, que mantiene esa tensión, esa
dimensión del conflicto.
La neurosis es una solución problemática a una exigencia de satisfacción de la pulsión y eso da lugar a lo
que llamamos, por estar enganchada más allá del principio del placer, a esa satisfacción paradójica que
no cesa de exigir pero no drena libremente. Esto arma el estatuto del conflicto, el nudo del conflicto, y la
neurosis es la resolución a ese conflicto. A ese conflicto entre la pulsión y la defensa. El síntoma es lo que
drena esa exigencia de satisfacción que no cesa pero que tiene que encontrar un curso de funcionamiento.
En la página 108 - 109 (muy importante) ¿Cuál es el punto de arranque de las neurosis?
Es el sepultamiento del complejo de edipo, va a decir dos fórmulas en esas páginas, el punto de arranque
es el sepultamiento del complejo de edipo y el motor es la angustia de castración. ¿Cómo unimos estas dos
fórmulas?
El punto de arranque es el sepultamiento de edipo, y este es el complejo de relaciones nucleares que
hacen a cada uno de nosotros, es el complejo mínimo de relaciones vitales y nucleares de cada uno que
se inscriben en una novela, una trama simbólica que arma un modo de relación entre esos vínculos
nucleares primarios.
Lo interesante que dice Freud en inhibición, síntoma y angustia, es que el punto de arranque no es el
complejo de edipo sino su sepultamiento, su destrucción.
Esto es una manera de decir que esa trama incluye una falla, es una manera de decir que esa trama no
puede absorber esa exigencia, eso que no cesa… que la trama, lo simbólico no logra absorber totalmente
esa exigencia, no logra dominar totalmente esa exigencia, sea la novela que sea tiene una falla, tiene un
punto de sepultamiento, tiene un agujero que Freud llama castración, entonces puede decirnos en
inhibición, síntoma y angustia, la neurosis está entramada en la castración no en el edipo.
La castración es la falla en la trama, la falla de lo simbólico, con respecto de domesticar totalmente esa
exigencia de satisfacción pulsional.
El punto de arranque es el sepultamiento del complejo de edipo y el motor es la angustia de castración, es
decir, ese afecto que se despierta en el cuerpo, que tiene su sede en el yo y que esa angustia pone en
marcha una operación del aparato para defenderse de esa exigencia que no cesa pero no drena
libremente y dará como resultado, como efecto, el síntoma.
Da un detalle más, muy interesante, Freud nos dice que el peligro es siempre exterior, porque es exterior
al yo, porque el peligro, esa satisfacción, esa exigencia aunque venga del interior siempre rompe la
unidad del yo, amedrenta su unidad. En este texto, pulsión y yo entran permanentemente en conflicto.
Estamos diciendo en este texto que el síntoma entra en la serie con la inhibición y la angustia.
La angustia la veremos en las clases siguientes.
Ahora veamos algo sobre inhibición, la introduce como una limitación funcional del yo, ni fisiológica, ni
orgánica, el yo está limitado en alguna de sus funciones por una traba libidinal, una perturbación
libidinal por exceso o por defecto, es decir porque se ha empobrecido o se ha excedido en su quantum
libidinal. Entonces, la inhibición es un trastorno libidinal, es decir que inhibición, síntoma y angustia ya no
están tan en la serie de los efectos semánticos, de los efectos de los sentidos, de las representaciones
intolerables sino en la vía de la perturbación libidinal. Freud trata de ubicar cuál es el borde entre la
inhibición y el síntoma, y encuentra que no hay un borde preciso y que una inhibición puede terminar
siendo síntoma.
¿Qué define a la inhibición? Que el yo no se ve perturbado por esa limitación funcional, dice que es como
si la viera desde afuera. Lacan va a tomar estas formulaciones, y va a decir es como si se viera el síntoma
en una vidriera, es decir afuera de uno mismo, la ven otros o la ve uno mismo pero fuera de uno mismo, es
decir no la ve como perturbación. El síntoma a diferencia de la inhibición se vive como una perturbación en
la unidad del yo y eso es lo que le permite a Freud empezar a tejer relaciones entre el síntoma y el yo.
Vamos a ubicar algunas relaciones entre el síntoma y el yo, pero para eso vamos a tener que definir, Cap 3
Pág 94, “¿qué es el yo?” y Pág 99 “¿Qué es el síntoma?” y a partir de definirlos, las relaciones posibles
entre el yo y el síntoma.
El yo es una parte diferenciada del ello (ya estamos en la segunda tópica), el yo es la parte organizada de
ello, si bien no queda claro que sería “organizada”, pero nosotros a partir de la lectura de Lacan
podemos leer que decir eso es como decir que sus elementos se pueden relacionar entre sí, que sus
elementos tienen una relación entre sí, mientras que los elementos del ello están disueltos y dispersos
entre sí. Entonces, qué es esta organización del yo, ahí hay un anticipo de entender que el yo es la parte
organizada del ello, que el yo es un lenguaje articulado y este lenguaje articulado trata de responder al
principio del placer.
La particularidad que encuentra Freud es que esta función del yo con este lenguaje articulado, con esta
organización falla en su función de tratar de organizarse en relación al ello y al superyó, y lo dice de una
manera muy linda “el yo es un intermediario entre sus distintos vasallajes” entres sus distintos amos, el
superyó y el ello.
El yo es una organización, un conjunto de elementos articulados que logran relacionarse y ese lenguaje
articulado de la mano del principio del placer trata de servirle al aparato para intentar la paz y la síntesis,
pero que esa función falla, que el lenguaje falla, respecto de la exigencia de satisfacción. Falla en su función
de armonizar la paz entre las instancias, porque el ello, porque la exigencia de la pulsión no se doblega al
lenguaje articulado a la organización del yo.
Podemos decir entonces que el yo es una instancia que falla en su función de intentar la paz en el
aparato, porque la pulsión no deja de exigirle satisfacción. Entonces el síntoma es un sustituto de la
satisfacción pulsional, un sustituto de esa satisfacción que no cesa pero no drena libremente, el yo no
logra cercenarla y entonces como resultado el síntoma como una sustitución de esa satisfacción
pulsional.
SEMANA 4
Teóricos Mazzoni, Y Semana 4
Fabián cuenta porqué se le ocurre el término “inconscientes”. Una de las perspectivas que propone es que
si bien no hay un inconsciente universal -sino uno singular que se muestra en el encuentro con un analista-
una perspectiva posible es la de decir “¡Qué inconscientes!”. Lo plantea en relación con el discurso
jurídico o médico, donde eso tiene que ver con la no responsabilidad.
Cuando decimos creer en el inconsciente, hacer existir el inconsciente en relación con un analista, es todo
lo contrario al no hacerse responsable. Justamente, es hacerse responsable de la singularidad de cada
uno. Es decir, que la idea de inconsciente para el psa es diferente de la que está presente en el discurso
jurídico o médico.
La otra perspectiva es que para Lacan hay dos inconscientes. Voy a hacer un pequeño recorrido antes de
llegar a eso, pero lo que intento destacar es que a la noción de síntoma corresponde una noción de
inconsciente.
El síntoma en Freud
1er tiempo☛ Hasta ahora hicimos un recorrido Freudiano de cómo se va constituyendo la lógica del
síntoma a lo largo de su obra. Primero lo ubicamos, en tanto sustitución de una representación por otra.
La idea de este primer tiempo es la de un grupo psíquico separado, aún no se habla de inconsciente.
2do tiempo ☛En un segundo tiempo, Freud crea el inconsciente con todas las letras, con leyes propias:
condensación y desplazamiento. Esto es acompañado por lo que Freud descubre en la clínica;
particularmente, con el encuentro con la resistencia que opone el síntoma para hacerse consciente.
Esta resistencia hace que la finalidad que él tenía en relación con la cura (hacer consciente lo inconsciente),
se replantee. Entonces dice que no es sólo hacer consciente lo inconsciente, sino que se evite su capacidad
de repetición. Esa capacidad de repetición brinda la nueva idea de síntoma como compuesto: por un
lado el sentido y por el otro la pulsión, que es lo que hace que se repita una y otra vez. Esos dos
compuestos, absolutamente heterogéneos, van a estar enlazados a partir de la fantasía.
Freud seguirá trabajando con la idea de hacer consciente lo inconsciente y lograr que esta capacidad de
repetición del síntoma sea eliminada.
3er tiempo ☛El tercer paso que da Freud que ubicamos en Inhibición, síntoma y angustia, es la idea del
síntoma como ineliminable. Esto lo hace pensar que no alcanza con la interpretación (En este momento
también aparece el “Más allá del principio del placer”). Un síntoma ineliminable no se traduce del todo en
representaciones. Implica un síntoma con una modalidad de satisfacción paradojal.
Entonces pasamos de un síntoma como compuesto a uno ineliminable. Desde Laca, la lectura que
podemos hacer, es pensar un síntoma como “elemento”.
Si bien Freud avanza en la versión de síntoma, el invento freudiano del inconsciente se basa en la
transferencia en la relación al otro. Creyó en el inconsciente, en los sueños, en cada lapsus, en cada
síntoma, creía que había un saber en reserva y que el analista podría llegar a despertar ese saber. Creer
esto, es creer que el misterio del inconsciente podría ser resuelto.
El inconsciente freudiano es un inconsciente tomado por el Nombre del Padre. Lacan da un paso más sobre
el inconsciente transferencial, el inconsciente que cree, el de la novela, el del Edipo. El tercer Lacan, va más
allá del padre y más allá de la creencia. Implica pensar un inconsciente que suelta el sentido, que no es
memorioso, que no pasa por la representación, ni por la articulación simbólica, ni por la catarsis. Ya no es
un inconsciente transferencial, no es el inconsciente de la creencia del Nombre del Padre que propone
Freud. Es un inconsciente que propone Lacan, absolutamente novedoso; que toma la perlita del tercer
Freud del síntoma como ineliminable.
Este tercer Lacan se pregunta por qué la gente comienza a hablar de su infancia, de sus parentescos, por
qué la gente se vuelve memoriosa. Este Lacan, no cree en el inconsciente de Freud pero sí cree en el
síntoma como goce.
En Lacan, hay dos inconscientes: no es que deja de lado el inconsciente transferencial, pero introduce la
idea de un inconsciente diferente que cree en el síntoma como goce. Se toma del síntoma ineliminable,
que no entra en el campo de la representación, para pensar este nuevo inconsciente. Tampoco apuesta a
un psa sin inconsciente, sino más bien a una disyunción con el inconsciente transferencial del Edipo, el que
depende del Nombre del Padre, para proponernos la novedad de otra experiencia que comienza a
esbozarse como inconsciente real.
“Inconsciente real” está en relación con un goce, con una fijación a lo real. Ya no es un síntoma como
formación del inconsciente, sino síntoma como goce.
Lo que sabemos es que este inconsciente real:
✖no tiene que ver con la amenaza de castración
✖no tiene que ver con la vivencia de sexuación del Edipo
✖no tiene que ver con la observación del coito
✔tiene que ver con el núcleo traumático, vacío de sentido, que apuesta a los singular de cada quien.
SEMANA 5
SEM 5 - TEO Berger
✒Lacan J, Seminario libro 3, capitulo 12, parágrafo 3, capitulo 13, parágrafo 1 y 2
✒ Naparstek F, La pregunta neurótica. En Teóricos 2014
La clínica de la pregunta
Hablaremos de la clínica de la pregunta del sujeto al Otro. A partir de esa pregunta se va a producir un
efecto: el Deseo. Los intentos de respuesta serán las identificaciones (como el fantasma, el síntoma y el
yo).
Lacan ubica a la Neurosis como una pregunta del sujeto al Otro alrededor de su ser, alrededor de ¿qué es?,
¿qué desea?, ¿quién soy?, ¿qué deseo?. En la clínica esa pregunta se modula en la posición histérica de
una manera y en la posición obsesiva de otra. Son dos modulaciones a la misma pregunta.
En la posición histérica, la pregunta neurótica gravita bajo la forma de ¿Qué es una mujer? ¿Qué es un
hombre? ¿Qué es la procreación? ¿Qué es la sexualidad? ¿Qué es el amor?, ¿Qué es el Deseo?. En la
posición obsesiva la pregunta se centra en relación con la vida, la muerte y la existencia.
Freud lee la Neurosis con la clave Edipo-castración, subrayando la castración. Lacan en el Seminario 3, en
cambio, quiere leer las Neurosis bajo el ordenamiento de lo simbólico, en la relación del sujeto con el
lenguaje, en la dialéctica del sujeto al Otro. Encuentra que el sujeto se dirige al Otro para hacerse
nombrar, para hacerse reconocer. En esa direccionalidad le otorga al Otro un poder determinante. Hay un
poder determinante del Otro en relación a los nombres del ser del sujeto.
Lacan explica esto tomando dos caminos.
☛ “El sujeto recibe su mensaje en forma invertida del campo del Otro”
Lacan toma la teoría de la comunicación, donde hay un emisor, un receptor y un mensaje que se emite.
Este mensaje va desde el emisor al receptor. La objetividad está planteada en términos de la
correspondencia entre ese mensaje emitido y el recibido. Lacan toma este circuito reelaborando algunas
cuestiones. Piensa al sujeto en el lugar del emisor y al Otro en el lugar del receptor y dice que el emisor
recibe su mensaje en forma invertida. Su mensaje se constituye como tal a partir de la respuesta que
recibe del Otro, a partir del pasaje por el campo del Otro, de lo que escuchó el Otro, lo que sea que
interpretó del mensaje.
Si pensamos esto en lo cotidiano por ejemplo cuando enviamos un mensaje a las redes, ese mensaje se
constituye como tal, a partir de los like o no like, de la respuesta que recibe del Otro. Es importante o no a
partir de la respuesta que recibimos del Otro. Entonces, el mensaje no es “lo que quiero decir”, sino que lo
que quiero decir se constituye a partir de “lo que me devuelve el Otro”. Este es el poder discrecional del
oyente que sanciona mi mensaje de una determinada manera.
Otro camino que toma Lacan para hacernos pensar en este poder determinante del ☛ “El deseo es el
deseo del Otro”
Otro camino que Lacan toma para explicar esta intención del sujeto al Otro y el poder determinante del
Otro, es a través de la fórmula de la necesidad y la demanda, que tiene como resultado un resto llamado
Deseo.
Imaginemos un bebito que llora y grita en función de alguna necesidad. Ese llanto, ese grito, sólo se
constituye en llamada a partir de que haya un Otro que lo interprete como demanda. Entonces va, lo
alza, le da la mamadera, le cambia el pañal. Le va a dar una versión posible a ese llanto, lo va a interpretar
de alguna manera, pero esa interpretación nunca es absoluta o exacta, es una versión. Hay un resto entre
ese llanto y lo que se interpreta de eso, y como esa interpretación nunca es exacta, deja un resto que
llamamos Deseo.
Importancia del lenguaje (página 256). Tenemos la intención de hacernos nombrar, de usar el lenguaje
para nombrarnos y nombrar las cosas. El lenguaje le da un marco al ser, le da un marco entre significantes
que lo nombran. Pero al nombrarlo a veces lo mortifican, incluso lo eternizan. Porque, más allá de la vida
de nuestro cuerpo, la sepultura nos eterniza a través de nuestro nombre.
Entonces el lenguaje da un marco, localiza, da un lugar al ser entre significantes. Por ejemplo, “Andrea
Berger, profesora”, pero también podríamos decir otras cosas… lo interesante es que, si bien el lenguaje
nos nombra no lo hace totalmente. Esta es otra manera de decir que son versiones, son interpretaciones
y ninguna es exacta ni absoluta. Nos nombramos a través del lenguaje, pero Lacan tiene en cuenta que el
lenguaje tiene un agujero, una falta, un vacío. Ese agujero deja como resto lo que llamamos Deseo.
🧔🚊El caso del tranviario
Entonces el lenguaje nos da un marco que nos ubica y localiza entre significantes, pero ninguno nos
nombra totalmente. Ninguno nombra totalmente quien es o que desea Andrea. Justamente porque el
Deseo es eso que resta de toda interpretación que venga del Otro del lenguaje. Esto lo explica a través de
estos dos caminos. Y lo ejemplifica con el caso Dora y el caso del tranviario.
A finales de la primera guerra mundial un guarda de tranvía un día tiene un accidente. Se cae del tranvía y
se lastima. Se produce una herida, lo llevan al hospital, lo suturan pero a partir de ese momento comienza
con un dolor difuso en el cuerpo a la altura de las costillas. Le hacen exámenes radiológicos, pero no tiene
nada, lo mandan a casa pero vuelve al hospital porque el dolor persiste. Lo vuelven a revisar y los médicos
terminan diciéndole “señor tranviario vaya a un psicoanalista” y este consulta a Hasler.
Este caso se conoce como el caso del tranviario o como histeria traumática.
Para Hasler el trauma fue la caída, el accidente; pero Lacan va a ubicar que en psicoanálisis no estamos tras
el trauma general sino tras el efecto singular que produce un accidente, una anécdota o un hecho en la
vida de cada uno. Es muy interesante tomar la arista de la interrogación por el trauma en psicoanálisis: de
un accidente general nosotros vamos a lo que despierta en lo singular. Entonces el trauma no es el
accidente y la caída en sí, sino que estas despiertan algo en el tranviario, allí se ubica lo traumático. El
accidente despierta un recuerdo encubridor de restos vistos y oídos alrededor de lo que él piensa que fue
el nacimiento de un niño, en donde le queda el movimiento de una habitación a la otra, sangre. A partir de
lo cual él va construyendo el fantasma del niño en pedazos, despedazado, el fantasma del cuerpo
fragmentado.
Hay otra cuestión muy interesante: Lacan se refiere a este caso como “histeria traumática” pero también la
nombra “histeria masculina”, quiere hacer un corte con el hecho de pensar a la histeria relacionada a las
mujeres, quiere separar la histeria de lo femenino.
Esta historia comienza con los griegos. para ellos la histeria era una enfermedad de las mujeres (“Histeria”
viene de útero). Era un trastorno hormonal de las mujeres y se lo llamaba el globus histéricos. Sydenham
en 1680 (aprox) afirma que la histeria es solo de mujeres y además las acusa de ser simuladoras: “quieren
manipular y engañar a los médicos”.
En respuesta a esto, varios años después, en 1880 y pico, viene Charcot a decir que no son simuladoras,
sino que “son enfermas de los nervios”. Contemporáneo a Charcot viene Freud a contestarle y dice que
“no son enfermas de los de los nervios, sino sujetos que denuncian una verdad reprimida”. Si bien fue un
cambio de perspectiva radical, Freud no terminó de desembrollar el nudo que había entre histeria,
femineidad, mujeres y maternidad (una de las salidas femeninas del Edipo).
😲❗El falo no es el pene, tiene estatuto significante
En el Seminario 3, Lacan aprovecha el caso del tranviario para hablar de una histeria masculina; que para él
no está relacionada patognomónicamente a las mujeres. Tratará de desembrollar ese nudo que Freud no
terminó de arreglar, a través de su herramienta que -en ese momento- es lo simbólico: Armará un
ordenamiento utilizando el significante falo. El falo no es el pene. Es un significante que alude a la
diferencia, que inscribe la diferencia. Es una inscripción psíquica de una presencia respecto de una
ausencia. Es un ordenador de la posición del sujeto en relación a la dialéctica del ser y el tener.
Pero Lacan propone pensar que hay una dialéctica entre lo simbólico y lo imaginario, por lo cual lo
imaginario le presta una gestalt, una forma, un imaginario o imagen al significante falo. Lo imaginario
brinda a lo simbólico una prestancia imaginaria. Por eso muchas veces ahí se produce una confusión entre
pene y falo, lo que origina los derroteros de la Neurosis.
Por ejemplo, la histérica va a buscar en quien supone que lo tiene aquello que le falta (falta a nivel del ser).
¿Quién supone que lo tiene? Otra u otro. Si es Otro, está confundiendo allí lo imaginario con lo simbólico,
está confundiendo la prestancia imaginaria, confundiendo a quien tiene el pene como si eso representará
al falo. En el caso de la histeria masculina, puede buscarlo en quien supone que lo tiene o, a veces, en él
mismo; suponiendo que lo tiene (porque tiene un pene) pero creyendo, erróneamente, que eso que tiene
está a nivel del falo. Ese es el derrotero de la Neurosis, en eso se pierde: confunde al falo, que es un
significante, con el pene. Y busca lo que le falta a nivel del ser en quien supone que lo tiene. (Página 254)
¿Cómo salir del atolladero del deambular de la Neurosis? 😵
Hasler propone reforzar al yo, hacerlo más seguro de sí mismo, agrandarlo y hacerlo más consistente.
Lacan, en cambio, afirma: reforzar al yo es reforzar la Neurosis. El yo no es más que una manera de
responder a la pregunta desconociéndola. El yo no quiere saber nada de esa pregunta, ni quiere saber que
esa pregunta de estructura es incontestable, porque la pregunta ¿Qué es?, ¿Qué desea?, no tiene
respuesta a nivel del lenguaje. Pero el yo no quiere saber nada sobre eso, quiere nombrar todo.
Entonces Lacan advierte: dejen hablar al yo, porque él es el medio. Uno toca la puerta del psicoanalista
diciendo: “yo quiero venir a analizarme”, “yo quiero….”. Lacan dice: “Déjen hablar al yo, que va a tropezar
y cuando tropiece, vamos a tener la oportunidad de dejar entrar al síntoma.” 😉 Entonces el yo es una
forma de amordazar la pregunta, de no dejar que se desarrolle, para no encontrar la verdad de la
estructura: La verdad es que esa pregunta no tiene respuesta a nivel del lenguaje.
El síntoma, en cambio, es una manera distinta de abordar la pregunta. El síntoma hace de esa pregunta un
enigma que nos abre al trabajo. Mientras el yo amordaza, el síntoma hace enigma.
🧔🚊 El síntoma del tranviario, ese dolor en el cuerpo, persiste más allá de que los médicos le dicen que no
tiene nada. Hay un síntoma, una molestia, un dolor difuso que se irradia a nivel de las costillas que le
resulta enigmático. Por lo que decide trabajarlo y va a ver al psicoanalista. Lacan lee que ese síntoma se
apoya en un fantasma de embarazo y procreación.
Este caso, en el Seminario 3, le sirve a Lacan para puntear las diferencias entre Histeria, Neurosis y Psicosis.
El tranviario tiene un fantasma de embarazo y procreación como Schreber, tienen eso en común. Pero en
Schreber el fantasma es delirante, literal, cargado de certeza sobre ese embarazo y procreación de los
schreberitos que iban a poblar el mundo. En cambio, el fantasma del tranviario es un enigma, hay que
interpretarlo, está reprimido.
Lacan propone interpretar este fantasma a partir del desencadenamiento del síntoma neurótico (el dolor).
A diferencia de Hasler no lee el desencadenamiento en términos del accidente y la caída, sino de lo que
despierta el accidente y la caída, que es estar sometido a misteriosos instrumentos en el hospital. Estos
reavivan un recuerdo encubridor, un recuerdo de eso visto y oído, de ese fantasma del cuerpo
despedazado. ¿Qué encubre ese recuerdo? lo inasible de la pregunta por el ser. Encubre lo inasimilable
por el lenguaje de la pregunta del sujeto por su ser y su Deseo.
SEMANA 6
SEM 6 - TEO Mazzoni
Seminario 5, Capítulo 20. Lacan toma el sueño de la Bella carnicera, una paciente de Freud. El caso va a
servir para pensar la diferencia entre deseo y demanda. Algo que introduce Lacan, no presente en Freud en
el análisis que hace.
De acuerdo con lo que propone Fabián estamos en el segundo tiempo de Lacan. Tenemos la Neurosis
pensada como la clínica de la pregunta y una dialéctica entre un sujeto que está barrado (un sujeto
deseante) y un Otro que también está barrado.
Lacan toma sueño de la Bella carnicera y ubica el desarrollo que hace Freud, que es en términos de
sustitución de un significante por otro. Esto permite dar cuenta de la “identificación histérica”, no como
imitación, sino con un mecanismo psíquico en juego. Se puede leer de esta manera: ella tiene deseo de
caviar, al que le dice que no. La amiga tiene un deseo de salmón al que también le dice que no. Lo que el
ICC hace es jugar a la sustitución, que le permite estar en el lugar de la amiga; es decir, el lugar que ocupa
en el sueño, vía la aparición en el sueño del salmón. Allí hay una metáfora, un nuevo sentido, ella está
representada en el sueño a través de un significante de la otra; el salmón representa a la amiga y
representa algo de un deseo no cumplido de esta amiga, que es caviar. El caviar ha sido eliminado de la
cadena, nadie podría saber cuál es su deseo.
La operación que hace Lacan no es solamente mostrar cómo el ICC opera por sustitución metafórica sino
que en este sueño hace una diferencia entre la demanda y el deseo. Esto es crucial y no está en Freud.
Freud no hace diferencia entre demanda y deseo.
¿Qué es el deseo? 🤔
No es deseo de una cosa, sino que el deseo está jugado en el terreno de la falta. Hay un pasaje por el
campo del Otro, a partir de la demanda, por ser sujeto de la necesidad. Pero el Otro es un Otro barrado,
que no tiene todos los significantes, no puede interpretar toda la demanda. Lo que resta de esa operación
es la dimensión del deseo. Se produce en el sujeto la dimensión de una falta porque el Otro está barrado,
no puede responder con significantes a esa demanda en forma absoluta. Y queda este resto, que es el
deseo. Deseo como pura diferencia.
Para que haya deseo tiene que haber una falta, un vacío, porque si no hay falta no se mueve el deseo. No
hay que confundir deseo con demanda, porque el deseo se aplastaría si se confunde con la demanda. Pero
para que haya hueco tiene que haber falta en el Otro, esta es la dialéctica entre el sujeto y el Otro. La falta
en el Otro implica un Otro también deseante, el deseo está mediado por el deseo del Otro. Donde en el
Otro falta algo, es donde uno puede localizarse como deseante. Si encontramos un Otro absoluto, que
tiene todos los significantes no se va a producir ese lugar para que el sujeto pase y se instale.
Si somos neuróticos, cuando entramos en lo simbólico quedamos alienados en estos significantes del
Otro. Esta entrada implica la falta en ser: un sujeto dividido, que queda representado por un significante
que deja un resto que no puede ser dicho. El efecto fundamental de esto es el deseo. El deseo es la
metonimia de la falta en ser, es lo que desliza entre la cadena de significantes. Esta es la trampa del
neurótico.
Cuando llega allí y se despliega la pregunta, no es sin consecuencias. Esto al neurótico le produce angustia,
con lo cual desarrolla estrategias para evitar ese punto, taponando la falta en el Otro.
👋Por ejemplo, puede desviarse en el camino, y terminar yendo al yo: m., mediante la pregunta
cortocircuitada por el yo, como el caso del tranviario. Aquí el encuentro con los instrumentos médicos
despertaron la pregunta amordazada.
👋También puede elegir el camino que lo lleva al síntoma: S(A).
👋Asimismo, tenemos el desvío fantasmático, fantasma: ($<>a). En este momento esa “a” tiene que ver
con la cuestión imaginaria, con una matriz simbólico-imaginaria. Podemos identificar el fantasma en Dora,
en el recuerdo de ella tirándole de la oreja al hermano mientras se chupaba el dedo. En el fantasma el
Neurótico vierte sus modos de relación al Otro. El fantasma articula al sujeto con un objeto, una escena, un
texto imaginario simbólico que de alguna manera responde a esas preguntas de quién soy y qué deseo.
La escena que se arma en el fantasma pone en juego la dimensión del sujeto dividido entre significantes. La
trampa del neurótico es que hace desear, porque al pasar por el campo de Otro, le pide lo reconozca y lo
nombre. Pero el campo del Otro lo único que tiene para devolver es significantes; por eso el sujeto queda
dividido, definido entre significantes, no hay un significante que define al sujeto, se escapa la esencia
misma de su ser, la “falta en ser”: eso que tiene que ver con la dimensión del deseo y no con la dimensión
significante.
☛El fantasma, el síntoma, el yo, implicarían respuestas anticipadas a esa pregunta, para que no se
despliegue del todo y no produzca este punto de angustia, que tiene que ver con el encuentro con el Otro
que no tiene todas las respuestas.
Lacan introduce el grafo del deseo para dar cuenta de que la Neurosis es la clínica de la pregunta. Por un
lado está el recorrido de la línea de la pregunta que finaliza en el encuentro con el significante del Otro
barrado o deseo del otro. Se ve como la Neurosis trata de esquivar esto con los desvíos para evitar la
angustia del encuentro con el Otro mediante el yo, el síntoma y el fantasma.
Formas del deseo neurótico
El deseo neurótico como imposible o como insatisfecho, plantea dos estrategias diferentes con un mismo
fin: no saber nada acerca de la falta del Otro. Vamos a justificar por qué, viendo como se juega el deseo en
la Histeria y en la Neurosis Obsesiva.
☛💎❤El deseo en la Histeria: La posición histérica se encarga de sostener el deseo, pero también lo
padece: padece ser la que sostiene el deseo como deseo del Otro. En su síntoma no hace más que mostrar
que el deseo va más allá de la demanda. Este es el esfuerzo del sujeto histérico: demostrar que el deseo es
lo que resta a la demanda.
Tenemos el ejemplo la Bella carnicera, quien se ubica sosteniendo el deseo, incluso al costo de hacerse
privar de lo que quiere. Entonces, deseo denegado que Lacan lee como deseo insatisfecho: “quiero, te
demando caviar para que no me lo des, para seguir deseándolo y para que vos desees darme lo que yo
deseo como quiero, pero te pido que no me lo des”. Esto es sostener el deseo más allá de la demanda, es
sostener el deseo como deseo del Otro.
☛⚔✖El deseo en la Neurosis Obsesiva: Ubicamos el deseo como imposible, al hacerse esclavo de un Otro,
al que lo eleva al lugar de amo para no saber nada de su deseo. El Otro, para el obsesivo, es un Otro
completo, sin barrar, absoluto. Degrada el deseo del Otro y lo transforma en demanda, para poder darle al
Otro y no angustiarse frente a la dimensión de la falta (el deseo no se trata de objetos/cosas que se dan).
La dimensión de la falta es la que hace que el sujeto y el Otro sean deseantes. Es lo que hace que haya
lugar en el campo del Otro para el sujeto y en el campo del sujeto para abrir la dimensión deseante.
El obsesivo padece el deseo como imposible porque padece este Otro, este amo que lo maneja y todo se le
vuelve imposible, el mundo se le vuelve imposible. Ese Otro puede estar encarnado en el jefe, un amigo, la
esposa, etc. “No puedo salir a jugar porque no me deja mi marido”. El deseo obsesivo tiene una modalidad
que evita el encuentro con el Otro y
📌Tanto el deseo histérico como el deseo en el campo de la Neurosis obsesiva son dos formas de
padecimiento y estrategias para no saber nada de la falta en el Otro. Ambos evitan la pregunta la
pregunta acerca de ¿quién soy?, ¿qué deseo?. Hay que evitar descartar la dimensión de sufrimiento que
implica tanto la insatisfacción como la imposibilidad. Se padece el deseo como deseo insatisfecho, se
padece el deseo como deseo imposible. Hay que buscar este deseo en los casos clínicos, esto es
fundamental en la lectura de los casos.
SEMANA 7
SEM 7 - TEO Berger
El tema de esta semana es Síntoma Mensaje, pero vamos a dialogar con el tema de la semana que viene
que es Síntoma Goce, esto se debe a que ni Freud ni Lacan avanzan superando o descartando lo anterior,
sino que son vueltas alrededor de lo real de la clínica.
Síntoma Mensaje
Podríamos decir que es la primer conferencia que da Lacan en Roma, en tiempos de cierta turbulencia en
el movimiento psa y toma esta conferencia como el comienzo de su enseñanza y es paralelo al seminario 1,
y nombra lo anterior como sus antecedentes, a partir de aquí Lacan ubica el acento de la clínica a partir de
la palabra y el lenguaje.
La función de la palabra tiene una función subjetivante y esta intenta reconocer a un sujeto en el sentido
de su verdad, la verdad de su historia (no es el pasado, no es la realidad acontecida, es algo a advenir en la
comunicación del sujeto en relación a la dirección de ese analista, es decir, es lo que se construye en el
análisis).
Lacan está diciendo que el medio de la experiencia psa es la palabra que, a su vez, implica una respuesta,
incluso el silencio.
En este contexto Lacan nos dice que el síntoma es el significante de un significado reprimido en la
conciencia del sujeto.
¿Qué es el sujeto? Es un signficado
¿Qué es un significado? Es un sentido reprimido.
La interpretación es liberar ese sentido, esa palabra reprimida.
Instancia de la letra…
Años después el síntoma sufre variaciones, complejidades… Es el resultado de una conferencia que Lacan
le da a unos estudiantes de letras, lo que nos indica la cercanía que para él tenía el psa y la lingüística, pero
aquí podemos decir que nos propone que el ICC está estructurado como un lenguaje. Esto quiere decir,
que el este ICC es cadena de significantes, mientras que en función y campo el acento estaba en la función
de la palabra.
La palabra le cedió lugar a la cadena y entonces la letra es la localización del significante en la cadena.
Entonces, la letra es la materialidad del discurso concreto en el campo de las cadenas del lenguaje que nos
habitan.
Aquí también cambia la definición de síntoma, ahora es un significante de otro significante, es el
significante de un significante enigmático, en una cadena, del trauma sexual.
Entre ese significante enigmático y el término que lo sustituye en la cadena se produce la chispa de la
metáfora, del sentido, que fija al síntoma en una determinada significación.
El sujeto es el efecto de los significantes, de la metáfora.
La interpretación ahora es puntuación en la cadena para producir distintos sentidos, entonces el sentido ya
no es un sentido reprimido, el sentido es producido como efecto de los significantes.
Estos son años donde a Lacan se le empieza a criticar que su clínica es de palabras, sentidos, metáforas… es
una clínica de equívocos lenguajeros pero que no toca lo que afecta al cuerpo, los afectos.
SEMANA 8
SEM 8 - Teo Naparstek
Vamos a trabajar alrededor de la noción de síntoma en la última enseñanza de Lacan, la relación del
síntoma con el goce.
Cuando decimos síntoma y goce nos estamos refiriendo a lo que en Freud trabajamos desde el aspecto
pulsional.
Una primera referencia en Freud que la encontramos en Nuevos caminos de la terapia analítica, es un
texto corto y en la primer parte da cuenta de porque llama psa al psicoanálisis. Él plantea que el término
analizar, el cual toma de la química, es separar elementos. Freud plantea que en el psa hacemos una tarea
semejante, y el compuesto al que se refiere es el síntoma, y los elementos heterogéneos que lo componen
son lo pulsional y las tramas de representaciones.
Propone como primer movimiento del análisis separar el goce del significante, esto implica una operación
propia del psa. Una vez que se separan estos elementos, lo que viene es algo natural, es una tendencia
propia del aparato hacia la síntesis y se conforma nuevamente ese compuesto, que lo llama síntoma
artificial o neurosis artificial, que es lo que conocemos como neurosis de transferencia, a las cuales
considera como neurosis de laboratorio.
El síntoma al natural sería el síntoma que tiene la gente por fuera del dispositivo analítico, el agregado que
propone Freud, es que por la transferencia se incorpora al analista, y pasa a ser parte de ese síntoma.
En este caso el analista es como un caballo de troya pues tiene que meterse adentro del síntoma para
poder combatirlo.
Lo que llamamos elemento es lo que antes llamábamos átomo, como último elemento indivisible. Hoy
sabemos que no es así, pero a lo que hacemos referencia como indivisible, en este caso sería lo pulsional.
En inhibición, síntoma y angustia Freud plantea que hay algo irreductible del síntoma e ineliminable.
Ubicado esto pasamos a una formulación que da Lacan en el seminario 10, que si bien no es el último
Lacan, anticipa esta concepción del síntoma.
Aquí plantea que el síntoma es goce (pág 139) “Como ustedes saben, el síntoma no puede ser interpretado
directamente se necesita para ello la transferencia, o sea, la introducción del otro”.
Lo que está diciendo es a contrapelo de lo que él mismo venía planteando siguiendo a freud, de que el
síntoma es una metáfora, o sea, que es interpretable y que tiene sentido como todas las formaciones del
inconsciente, en este caso está diciendo algo bien diferente ya que propone que el síntoma es goce y no
puede ser interpretado y que no tiene nada que ver con el otro, luego lo aclara aún más y agrega lo
siguiente: “quizás todavía no lo captan ustedes bien y me dicen, bien, si, esto es lo que está diciendo usted
del acting out no forma parte esencial de la naturaleza del síntoma que deba ser interpretado (...) hay que
decir por otra parte, que el acting out llama a la interpretación pero la cuestión es ciertamente saber si esta
es posible, demostraré que sí (...) tratándose del síntoma, está claro que la interpretación es posible pero
con una determinada condición añadida, a saber, que la transferencia esté establecida, en su naturaleza, el
síntoma no es como el acting out que llama a la interpretación, puesto que demasiado a menudo se lo
olvida. Lo que el análisis descubre en el síntoma es que el síntoma no es llamada al otro, no es lo que
muestra al otro, el síntoma en su naturaleza es goce, no lo olviden, goce revestido sin duda, no lo necesita
a ustedes como el acting out, se basta a sí mismo.
Esto marca el aspecto autoerótico del goce, está poniendo de un lado al síntoma como goce autoerótico
que no tiene nada que ver con el otro, y del otro lado pone al otro, con los sentidos, con lo posible de
interpretar, etc.
Es decir, que el síntoma, en tanto tal, no tiene nada que ver con el otro.
¿Porqué alguien llevaría una satisfacción autoerótica al campo del otro?
Una respuesta posible es que suponemos que ese síntoma que es un goce que se autosatisface, algo pasó
con ese síntoma que dejó de ser tan satisfactorio como lo era antes. Uno debería inferir que si el síntoma
funciona bien no debería ir a ver a un psa, porque se autosatisface y le alcanza, por lo tanto cuando uno
recibe a un paciente debería preguntar ¿Cuál era su síntoma?
Por otro lado, lo que está planteando Lacan es que para que ese síntoma sea interpretable hace falta sobre
agregarle la transferencia (síntoma/natural + artificial). Ese artificio es hacer creer a alguien que ese
síntoma tiene un sentido, cuando eso se logra ya hay implicado algo del otro, y es a partir de esa creencia
que puede empezar a analizarlo e interpretarlo.
Esa creencia que no está en la naturaleza del síntoma, permite el análisis del mismo. Al final del
tratamiento algo de ese sentido se termina vaciando para llegar nuevamente al núcleo del síntoma.
Que el síntoma tenga sentido está ligado a la idea del Edipo, del NP, es decir, que Lacan en este seminario
pueda arribar que hay algo en la naturaleza del síntoma que es vacío de sentido, es que se trata de un
síntoma por fuera del campo del NP.
Cuando pluraliza los NP pone en cuestión al Padre Universal, como si fuese el Dios único y para todos por
igual, que es la idea por excelencia judeo cristiana.
Entonces, hay un aspecto del síntoma que no tiene ningún sentido y que lo único que trae para el sujeto es
un goce que no sirve para nada, que no tiene ningún beneficio, al menos para el sujeto, se satisface a sí
mismo (las pulsiones se satisfacen a sí mismas de manera anárquica, el edipo hace creer que eso tendría
algún sentido en el marco de la novela familiar). Lo que plantea Lacan es que en un punto, en su núcleo no
tiene ningún sentido y que hay algo de ese síntoma que es irreductible, al estilo de esas satisfacciones que
son muy habituales hoy en dia, como alguien que no puede parar de consumir drogas y sabe
perfectamente que eso lo lleva a la muerte, que es una satisfacción que no tiene ningún beneficio, sin
embargo no lo puede dejar de hacer, también lo podemos ver en los trastornos alimenticios.
Lo que aporta es una concepción que está muy ajustada a la época, no es un Lacan que discute consigo
mismo, va cambiando de acuerdo a la subjetividad de la época.
SEMANA 11
TEO 11 - Mazzoni
Vemos que la angustia tiene que ver con el síntoma, se relaciona con este, pero no es su causa. Como
causa tendríamos que ubicar al peligro de castración o la represión.
La angustia está al inicio, desencadena el mecanismo de la represión. Solo, en la medida en que la
construcción del síntoma puede eludir fantasmaticamente la situación de peligro, puede hacer desaparecer
la angustia.
La angustia -en tanto reacción frente al peligro y en tanto el yo puede reproducirla como señal del peligro-
tiene el papel de desencadenante de los mecanismos de defensa, en general, y de la represión, en
particular. Ocupa el lugar de desencadenamiento de la represión y en esta medida ocupa un lugar en la
formación del síntoma, en tanto el síntoma es retorno de lo reprimido.
SEMANA 12
TEO 12 - Berger
Bibliografía:
Teórico de Fabián Naparstek
Algunos parágrafos del seminario 10 “La angustia” de Lacan.
En el psa, en el video anterior pudimos ver como Freud ubica a la angustia como EL afecto, displacentero
que se vive en el cuerpo y que tiene su sede en el yo. Esa angustia para Freud, está articulada a la amenaza
de castración en el marco del complejo de Edipo.
Lacan, seminario 10, es el lugar donde más sistematiza el tema de la angustia. Va por las pistas de la
psiquiatría, la filosofía, la literatura, recorre esas pistas. También lo sigue a Freud, pero para separarse de
él.
Entiende a la angustia, ya no en términos de la amenaza de castración alrededor de la organización fálico
genital, en el marco del Edipo, con el agente del padre como amenaza de castración, sino que se separa de
Freud y dice la castración no es una amenaza, está producida y debemos entenderla en la relación del
sujeto y el lenguaje. El choque entre el sujeto y el lenguaje es castración y le hace perder algo al lenguaje
y algo al sujeto. De ese choque algo en el campo del otro se pierde, algo en el campo del sujeto también.
Lo empieza a nombrar como objeto, como pequeño objeto a, que no es ningún objeto consistente de la
realidad, del conocimiento.... sino que es un lugar topológico alrededor del cual se localiza esa pérdida que
se produce entre el choque del sujeto con el lenguaje. Entonces la angustia va a estar referida a la
castración, pero ya no a la amenaza de castración sino que está referida a la relación del sujeto con el
otro.
La relación del sujeto con el otro, atravesado por una falta, por una pérdida, ese resto en cada uno de esos
campos. La castración que entendemos en el marco del lenguaje, y la llamamos deseo del Otro.
La angustia tiene que ver con el deseo del Otro, y lo entendemos como el campo del Otro atravesado por
una falta.
El sujeto se angustia en relación al deseo del Otro, en tanto está concernido por ese deseo. Se pregunta
¿Qué soy para el otro? Para ese otro que está habitado por una falta. Esa pregunta es la que inquieta y
angustia al sujeto.
Angustia frente a la falta en el campo del otro.
Freud en ISA, nombre dos tipos de angustia, la fisiológica y la histórica. Lacan cortando con esto, dice hay
dos tipos de angustia:
La falta produce angustia, el deseo del Otro produce angustia.
Pero si hay una amenaza de que esa falta falte, también hay angustia.
Por eso decimos que la angustia es inherente a nuestra existencia, porque si esta amenaza de que ese
deseo del otro pueda faltar y completarse con algún objeto, y yo ser ese objeto, entonces también la
angustia. Esto lo propone como angustia ante la falta de la falta, que pueda faltar la falta, a que pueda
completarse el deseo del otro, que pueda el otro gozar con un objeto y que ese objeto pueda ser yo.
En ese camino Lacan ubica que la fobia muestra cómo la angustia marca una señal en relación a la
posibilidad de ser el objeto del goce del otro.
La fobia es una manera de frenar la posibilidad de ser ese objeto de goce.
Otra manera que tiene Lacan en el seminario 10 de hablar de esto, son los fantasmas de vampiros, en
donde hay una pareja que se besa, y en un momento uno de los dos saca los colmillos, y en ese momento
en donde se transforma en ser el objeto de goce del otro. Ser esa pura sangre a ser chupada por el
vampiro.
Lacan juega con un apologo de la mantis religiosa, es un insecto bastante solitario salvo en el momento de
la reproducción, gira su cabeza 180° y se devora al macho.
Lacan juega con esa imagen para graficar que la angustia está en ese momento, en esa tensión entre que
gira la cabeza y el macho se ve reflejado en los ojos de la hembra a punto de ser devorado. La angustia está
ahí, en ese margen.
En el seminario 10, Lacan señala la temporalidad de la angustia. Es la posibilidad, los puntos suspensivos, la
amenaza, la tensión temporal de lo que puede pasar, esa inquietante extrañeza en términos de Freud que
no es más que la tensión temporal de cada análisis.
SEMANA 13
SEM 13 - Teo Mazzoni
Fobias
Vamos a hacer una lectura de las fobias teniendo como referencia ISA y el seminario 4.
Voy a partir de Freud, en ISA, que propone articular la noción de angustia a las distintas formas
psicopatológicas.
En el video anterior desarrollé la angustia con la histeria y la NO, entonces voy a retomar esto en este
video.
Voy a hacer un recorrido super corto en relación a lo que habíamos ubicado:
angustia - represión - el fracaso de lo reprimido - síntoma
Donde podíamos pensar que el síntoma si bien estaba en relación a la angustia, no es el desencadenante
del síntoma, sino que la angustia desencadena la represión.
Pero el síntoma en tanto puede evitar fantasmáticamente la situación de peligro que es la que genera la
angustia, entonces el síntoma puede hacer desaparecer la angustia.
Ahora vamos a ver lo que ocurre con la fobia, la angustia se liga a un objeto. Lo que surge a partir de esto
es que se produce (en este caso en Juanito) el miedo al caballo.
Se pregunta Freud cuál es el síntoma en el caso de las fobias, no es la angustia, sino que es la sustitución, y
es el desplazamiento del objeto de donde proviene el peligro.
Se desplaza el objeto, en el caso Juanito, del padre al caballo. Entonces ya no se le teme al padre, se
resuelve el conflicto de ambivalencia de amor - odio al padre y eso se desplaza hacia el caballo.
Freud adjudica al síntoma la función de resolver la ambivalencia respecto del padre, y ubica la
característica en esta forma de neurosis, define al síntoma como el desplazamiento del objeto.
En las fobias en tanto la angustia permanece ligada al objeto al cual se desplaza esa fuente de angustia,
también podemos encontrar los mecanismos auxiliares. Muchas veces se piensa que eso es la fobia, todo
el parapeto fóbico, no poder salir a la calle, en el caso de Juanito que los caballos se tumben, todo esto que
son mecanismos auxiliares para mantener más a raya el objeto al cual se desplaza la fuente de peligro. Eso
ya se considera parte de la fobia.
Para Freud, la fobia se constituye como síntoma a partir de este desplazamiento y después están todos
los mecanismos auxiliares que son los parapetos fóbicos, que son los que ayudan a resguardarse de que
se produzca ese encuentro con el objeto al cual fue desplazado la situación de peligro (angustia de
castración).
Lacan habla por primera vez de suplencia del padre en la neurosis, ya sabemos que madre, padre, niños,
son lugares.
Nos propone que lo que sucede en la fobia es que el NO del padre, del segundo tiempo del Edipo, puede
ser sustituido en el campo de la neurosis, por ejemplo por un caballo.
Ubica en este seminario lo que llama la carencia del padre, es decir la falta. Tengan en cuenta que no se
trata del padre de la realidad, como ubicamos en el seminario 3, lo importante es que esté a la altura de la
función.
No se trata de una carencia del padre en la realidad, sino de su posición simbólica.
Lacan en uno de los escritos dice que a los 5 años, Hans fue abandonado por las carencias de su medio
simbólico. En ningún momento vemos que su padre lo abandona, o la madre, ambos estaban muy
presentes, sino que fue abandonado simbólicamente.
En el seminario 4, el dejado en banda de Juanito se refiere a la función simbólica del padre, la fobia no es
un problema, es un intento de solución, pero ésta no es aceptable, lo que impide pasear. Lo confirma la
familia de Juanito, porque él no quería salir a la calle, entonces es una solución que va acompañada de un
gran sufrimiento.
Si la fobia, es una tentativa de solución, Lacan se pregunta ¿Cuál es el problema? nos dice que el
problema es lo simbólico, la carencia simbólica del padre. Ese padre que tiene que venir a decir que NO,
no termina de poder dar las herramientas para producir eso. Pero a pesar de esto, estamos en la
metáfora paterna, estamos dentro del campo de la neurosis, son todas las travesías que suceden en la
neurosis.
Lo simbólico que rodea a Juanito es endeble, pero no es sólo esto, sino que el problema es del goce.
Juanito moviliza los medios de solución simbólica que tiene a su cargo pero algo no puede ser tomado por
esa solución que él encuentra y tiene que buscar una solución improvisada.
La cuestión planteada a Juanito aparece por las sensaciones que recibe y experimenta de su órgano. Las
fobias en este sentido, trabajan en una zona fronteriza donde se condensa el hallazgo significante (el
caballo), las pulsiones parciales de amor y odio en relación al objeto y el cuerpo tomado por ese goce. Ese
órgano que produce movimientos y que son de los más hetero, que hay para ese sujeto. Juanito moviliza
toda esa simbolización, todos esos medios simbólicos que tiene para encontrar una solución y no la
termina de encontrar, entonces tiene que inventarse una improvisada. Y esto, Lacan dice, está la carencia
del padre y también están estas sensaciones que experimenta en su órgano.
El sueño de Hans que precede a la invasión del significante fóbico testimonia este proceso que está en
obra. Han llora y le dice a la mamá, que había soñado que ella estaba lejos y que no tenía ninguna mamá
para hacerle cumplidos. Este sueño sobre la experiencia actual, donde se encuentra el, es un sueño sobre
su experiencia, sobre su momento en el que es sacudido por ese goce, de esas primeras erecciones que
siente como heteros, no autos, como algo externo… y la mami se le fue, el caballo vendrá a su socorro para
encontrar esta solución improvisada.
Es así que se abre para Hans un nuevo modo de ensanchar el mundo y de explorar los enigmas del deseo
del Otro.
Lacan hace del caballo un nombre del padre de recambio, si bien no habla de la pluralización del NP, nos
está advirtiendo de algo.
El caballo, un reemplazo del nombre del padre. Esto es lo que va a llevar más tarde a preguntarse a Lacan
mismo si de hecho no es acaso todo nombre del padre, un nombre del padre de recambio. No en el
seminario 4 pero si más adelante.
El modo en el que piensa Lacan el caso Juanito puede arrojar una sospecha de lo que al fin y al cabo, que el
nombre del padre no es más que un nombre de padre entre otros.
Son significantes entre otros, acá se reemplaza por el caballo. El caballo es al que le tiene miedo, Juanito no
logra tenerle miedo al padre, el padre no logra simbólicamente representar ese NO del segundo tiempo del
Edipo. Entonces Juanito se inventa una solución, algo a que temer.
Lo que cae cuando pensamos al nombre del padre en plural, es la idea de solución típica y abrimos así la
dimensión a la singularidad.
SEMANA 14
SEM 14 - Teo Berger
Perversiones
Bibliografía:
El término perversiones surge a mitad del siglo XIX, distintos personajes estudian comportamientos
sexuales que estaban considerados como degeneraciones, ellos los trasladan al campo de la medicina, los
piensan como enfermedades.
Lo interesante era ver el movimiento que esto implicó, y los movimientos que produjo luego en nuestra
historia, de la psicopatología, del psa y de la psiquiatría.
Siguiendo los lineamientos que nos propone Foucault en la historia de la sexualidad podríamos arrancar a
grandes rasgos, proponiendo como en la edad antigua ciertos comportamientos sexuales eran totalmente
permitidos, adultos con efebos. Tenemos a Socrates en Grecia enamorado, y una gran amplitud aceptada
de comportamientos sexuales. Un poco más restringido era en Roma, en donde no todo estaba habilitado,
sin embargo, se consideraba como signo de dominación un amo podía tener relaciones sexuales con un
esclavo.
Vemos un panorama que empieza a cambiar con la expansión del Cristianismo y un discurso moral y
religioso, que se empieza a entramar alrededor de una norma establecida por un discurso, compuesta por
dos coordenadas. Estas atañen, por un lado al objeto, un partener del sexo opuesto al servicio de una
meta, la reproducción.
Entonces, objeto y meta entran en una determinada norma, al servicio de un discurso moral y religioso.
Toda conducta o comportamiento sexual que se desviara de esa norma, de ese ideal, era nombrado como
degenerativo. Allí fueron a parar ciertos comportamientos sexuales que se desviaban de esa norma
tomada por el discurso de la Edad Media.
Modernidad, discurso de la ciencia, apertura en relación al ideal religioso. Empiezan a aparecer personajes
que intentan domar esas supuestas desviaciones en el campo de la medicina, entonces las trasladan al
campo de la enfermedad. Richard Von Krafft-Ebing, como personaje paradigmático en ese momento,
estudia las psicopatías sexuales, como un modo de cortar con la consideración de que esos movimientos
eran degenerativos y sacarlos de la cárcel y la proscripción, llevarlos al asilo y al campo de la medicina. Es
un movimiento muy interesante y fuerte para la época, en ese contexto se introduce Freud y les discute
incluso este movimiento y llevando la cuestión a un punto más radical. Para Freud, no sólo no eran
degenerados, sino que tampoco eran enfermos. En 1905 “Tres ensayos” afirma con mucha potencia esto
y que la sexualidad humana en su carácter constitutivo es perversa y polimorfa. Esto es lo que llamamos
la revolución freudiana respecto de la sexualidad.
Llega a esta afirmación por 3 vías:
Los síntomas de las psiconeurosis, cuando estudia el síntoma histerico, el síntoma obsesivo
encuentra que hay algo de la sexualidad, hay una fijación de la pulsión oral o de la fijación de la pulsión
anal. Estamos lejos del objeto del sexo opuesto y de la meta genital. Estos síntomas son sustitutos de una
satisfacción sexual con el rasgos de una fijación oral o anal. Entendemos como perverso y polimorfo, a lo
que sale de la norma respecto del objeto y de la meta.
La sexualidad infantil también muestra que estamos por fuera del objeto y de la meta
Agrega que las conductas llamadas perversas también nos muestran que la sexualidad es perversa
y polimorfa.
Muestran la transgresión del objeto y de la meta, del objeto del sexo opuesto y de la meta de la
resproducción… le muestran la sexualidad en términos de que constitutivamente es perversa y polimorfa.
Freud dice si esto es así, debemos preguntarnos ¿cómo llegamos a una sexualidad normal?
Al decir que la sexualidad es perversa y polimorfa, estamos afirmando que la pulsión no tiene ni objeto ni
meta determinado a priori, no los tiene programados.
La perversión entonces, por estructura, no es más que una modalidad de satisfacción que tiene los rasgos
de la ampliación y la descomposición, tiene los dos rasgos de la fijación y la exclusividad.
En este contexto, 1905, Freud nos invita a pensar que mientras la perversión es el actuar directo, el
positivo, la neurosis, es el negativo, es la represión de esa sexualidad perversa y polimorfa. A lo largo del
camino, y a partir de 1920, no podemos decir que la neurosis reprime lo que la perversión actúa, sino que
son dos modalidades de defensa. Son dos maneras de defenderse de lo que para Freud es la castración
materna.
Lacan siguiendo esa pista de Freud, nos dice que perversión y neurosis son dos maneras de posicionarse
frente a la castración del campo del Otro. Eso le permite a Lacan decirnos que la perversión es una posición
subjetiva, es un modo de respuesta, distinto de la neurosis pero que tienen en común la castración en el
campo del Otro.
Hay dos tiempos en donde trata de abordar el tema de la perversión, Seminario 4 y 6, donde lo aborda
desde el paradigma del fetichismo.
Trata de entender las perversiones desde ese paradigma, alrededor del deseo del Otro, de la identificación
del sujeto al falo imaginario, pensar que hay un objeto imaginario que podría completar ese deseo del
Otro, entonces el niño identificado a ese falo imaginario, tratando de hacer funcionar el velo. La función de
velo del fetiche, de cortina, de pantalla, querer hacer creer que hay algo donde puede haber nada. Esa es
la lógica que aborda Lacan desde la perspectiva del fetichismo entendiendo que los ordenadores
conceptuales son deseo del Otro (madre insaciable), falo imaginario (función del velo), y el sujeto
identificado a ese falo imaginario, tratando a partir de esa identificación velar ese agujero, esa falta.
Esto no queda ahí, por eso se suma el parágrafo del Seminario 16.
Lacan agrega que el fetichismo es muy interesante, incluso el contrapunto entre fobia y fetichismo. Ahí
donde el fetiche desconoce, la fobia se padece y en esa tensión que hay entre el objeto fetiche y objeto
fóbico.
Esto nos deja en un borde difícil de diferenciar, desde el Seminario 10 y en el 16 lo retoma, propone pensar
a la perversión ya no con el paradigma del fetichismo sino con el paradigma del masoquismo. La perversión
la entendemos bien si entendemos el masoquismo, el sadismo, el exhibicionismo, voyeurismo, no como
contrapuestos. Tanto el masoquista como el sádico están ubicados en el mismo lugar.
El masoquismo pone al sujeto en el lugar del objeto.
El choque entre el sujeto y el lenguaje, algo se perdía, algo del orden del goce, el lenguaje negativiza el
goce, el goce absoluto es mítico, anterior al encuentro entre el sujeto y el otro. Una vez que se produce el
encuentro, una vez que el lenguaje nos atraviesa, algo del goce absoluto se pierde. Ahí es donde empieza
la construcción del objeto a, eso que pierde queda lógicamente localizado en lo que Lacan propone escribir
como objeto a. Que no es ningún objeto de la realidad, sino que es una escritura, una manera topológica
de localizar eso perdido a nivel del goce.
Del seminario 10 al 16, Lacan ya se empieza a meter con el goce, y entonces el horizonte de la perversión
es restituir el goce perdido al campo del Otro. Si en el encuentro algo se pierde a nivel del goce, es
interesante que la posición perversa, es una posición subjetiva y por eso la llama estructura subjetiva, que
se identifica con ese objeto para restaurar eso perdido en el campo del Otro.
En este contexto es que podemos empezar a pensar esa diferencia de posición del perverso respecto del
neurótico.
Lacan toma algo pendiente de Freud, la fórmula donde la neurosis era el negativo de la perversión. El
mismo Freud después de 1920 ya no sabe bien cómo argumentar esa misma fórmula y es aquí que Lacan
propone una nueva: Si el fantasma en la neurosis es ese sujeto barrado por la falta y que sale a buscar al
campo del Otro eso que le falta, en la perversión el fantasma está invertido, y es el sujeto identificado a
ese objeto que se dirige al Otro creyendo que puede restituirle lo perdido.
Y tu en verdad la atravesarás claro está la violenta tormenta de arena, la tormenta de arena metafísica y
simbólica, pero por más metafísica y simbólica que sea te rasgará cruelmente la carne como si de mil
cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú asimismo derramas allí la tuya,
sangre caliente y roja, y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y también la sangre de los demás. Y
cuando la tormenta de arena está casi pasando tu no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida,
no, ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa quedara clara, y es
que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. y ahí estriba el
significado, el verdadero significado de la tormenta de arena.
SEMANA 15
SEM 15 - Teo Naparstek
Síntoma y goce
Síntoma es un sufrimiento, abordamos el síntoma porque es el sufrimiento que trae la gente para curarse.
Según Freud, el síntoma es un cuerpo extraño, extraterritorial, pero también lo dice así Lacan.
Con este cuerpo extraño hay que mantener un equilibrio, ya que es ineliminable.
Miller lo nombra como una garrapata, está agarrado a uno, con el cual hay que convivir.
El síntoma también hemos dicho que habla, tiene un sentido, pero también tiene un aspecto mudo que es
el aspecto pulsional. Esa pulsión que se satisface de manera muda y que hace que el síntoma sea algo de lo
cual uno no se pueda desprender.
Lo mejor es hacerse amigo del síntoma, apropiarse y no dejar que el síntoma se apropie de uno.
Otra cosa que hemos destacado es que el síntoma es lo más singular de cada quien, es una paradoja, es
molesto pero es lo más singular de cada uno, si lo eliminamos vale la pena?
Vuelve a mencionar el ejemplo de la película del discurso del Rey.
El psa frente a esto propone una salida singular de relacionarse con eso, en psicopatología no nos
dedicamos a esto, lo veremos en clínica de adultos.
En Freud hay una manera de rescatar al síntoma, que Lacan en su última enseñanza nombra como el
derecho al síntoma de cada quien. Apropiarse de lo más singular que cada uno tiene para poder hacer algo
novedoso con eso.
Este recorrido que hemos hecho es porque nuestra mirada apunta a diagnósticos singulares.