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Psiquiatría clásica

  Paradigmas (alienación mental, enfermedades mentales, grandes estructuras psicopatológicas y


actual).
  Fundamentos de la clínica (clínica sincrónica-sindrómica; clínica diacrónica- de las
enfermedades mentales anátomo-evolutivas).
  Escuela alemana y escuela francesa (diferencias; principales exponentes).
  Kraepelin (paranoia, parafrenia y demencia precoz; contrapunto con Bleuler; cambios en las
ediciones).
  De Clerambault (automatismo mental).
Psicosis (caso Schreber)
Perspectiva freudiana:
  4 momentos en Schreber (salud aparente; primera enfermedad-hipocondría grave; segunda
enfermedad-delirio de persecución; tercera enfermedad-delirio de grandeza). 
 Abuso de la proyección en la paranoia (luego lo descarta; 1er Freud).
  Aumento de la libido homosexual (conflicto con el yo; en Schreber: hacia el Fleshing; 2do Freud).
  Fijación narcisista (elección de objeto homosexual por identificación con el propio sexo; 2do
Freud).
  Represión propiamente dicha (en Schreber: primero parcialmente hacia Fleshing y  luego total
sepultando el mundo en su totalidad; 2do Freud).
  Retorno de lo reprimido (en Schreber: construcción del delirio, primero de persecución y luego
megalómano para reconciliar el yo con la metáfora delirante; delirio como parche; 2do Freud).
  Pérdida de la realidad (yo al servicio del ello; dada de antemano; desmentida e intento de sustituir
la realidad; 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
  Forclusión del significante del Nombre del Padre (antecedente teórico: lo cancelado en Freud;
mecanismo; no inscripción de un significante; fuera de la lógica edípica /metáfora paterna; eje sincrónico-
estructural).
  Fenómenos elementales (certeza; no son formaciones del inconsciente; retorno en lo real;
trastornos del lenguaje).
  Pre-psicosis (llegar al borde del agujero de la cadena; fenómenos de perplejidad/impasse;
fenómenos de franja; eje diacrónico-fenoménico).
  Desencadenamiento (imposibilidad de utilizar a nivel simbólico el significante NP; en Schreber:
presidente de la corte judicial; eje diacrónico-fenoménico).
  Estabilización (la metáfora delirante suple la forclusión del significante NP; eje diacrónico-
fenoménico).
  Caso Marrana (no entender tan rápido).
Histeria (caso Dora)
Perspectiva freudiana:
  Síntoma histérico (interpsíquico; conversivo, afecto en el cuerpo; 1er Freud).
 Trauma (escena pasiva, vivida con displacer; en Dora: escena de la escalera/escena del lago;
1er Freud).
  Defensa (represión; más eficaz que la neurosis obsesiva; 2do Freud).
  Síntoma como compuesto (sentido y aspecto pulsional/somático; fantasía como eslabón de
ensamblaje; en Dora: fantasía de sexo oral entre el padre y la Sra. K; realidad psíquica; 2do Freud).
  Síntoma como solución (se satisface la pulsión al mismo tiempo que permanece fuera de la
conciencia; en Dora: amor al padre, que luego se proyecta al Sr. K, reprimido; 2do Freud).
  Sentido sintomático (significado y multideterminación; en Dora: por ejemplo alejar al padre
de la Sra. K; 2do Freud).
  Pre-condición somática (activación de una zona erógena previo a la solicitación somática;
zona oral privilegiada; en Dora: tos y disnea; 2do Freud).
 Identificación (primaria, pre-edípica, ideal; secundaria, elección de objeto, puede ser al
objeto amado o al objeto odiado; en Dora: querría ser como la madre o la Sra. K y querría tener al
padre; 3er Freud).

Perspectiva lacaniana
  Está inscripto el significante del Nombre del Padre (si hay neurosis hay Edipo/metáfora paterna).
  Pregunta neurótica (por la feminidad; Otra completa; en Dora: la Sra. K, a la cual desea;
identificación viril; en Dora: al Sr. K porque la Sra. K lo desea).
  Deseo (insatisfecho; mantener vivo el deseo).
  Deseo del Otro (lo acoge).
  Falta (imputa la falta al Otro).
  Sueño bella carnicera (reinterpretación del caso; mantiene insatisfecho el deseo; identificación con
la amiga).
Neurosis obsesiva (caso Hombre de las ratas)
Perspectiva freudiana:
  Síntoma obsesivo (intrapsíquico; falso enlace, afecto de representación en representación;
duda; 1er Freud).
  Defensa (represión, formación reactiva y regresión; técnicas auxiliares: aislamiento y
anulación; menos eficaz que la histeria; 2do y 3er Freud).
  Trauma (escena activa, vivida con placer; en Hombres de las ratas: escena con la
gobernanta; 1er Freud).
  Ocasionamiento de la enfermedad (militar que contaba historias sádicas; deuda con un
teniente; misma historia con las 2 mujeres que el padre).
  Complejo paterno (padre como perturbador del goce sexual por escena en la niñez; se
relaciona el significante “rata” con “deuda”, la cual nunca había pagado su padre; lo amaba y lo
odiaba al mismo tiempo; 2do Freud).
  2 tiempos de las acciones obsesivas (el primero tiempo es cancelado por el segundo;
relacionado con la ambivalencia; 2do Freud).
  Regresión (etapa sádico-anal; desmezcla pulsional; 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
  Está inscripto el significante del Nombre del Padre (si hay neurosis hay Edipo/metáfora
paterna). 
  Pregunta neurótica (por la existencia y la muerte).
  Deseo (imposible; hace de la demanda del Otro la causa de su deseo).
  Deseo del Otro (lo rechaza; padre muerto y dama idealizada; reduce el deseo a demanda).
  Desencadenamiento (difiere de Freud; encontrar fallas del padre real al enterarse que su
padre fue infiel).
  Falta (asume la falta sobre sí; auto-reproche).
Fobia (caso Juanito)
Perspectiva freudiana:
 Angustia (diferencia con el miedo y el terror; señal y automática; es consustancial en las neurosis;
neurosis de angustia; angustia como consecuencia de la represión; reformulación: angustia como motor de
la represión; 2do y 3er Freud).
 Fase 0 (previa a la angustia; premisa universal del pene; situaciones eróticas con la madre; 2do
Freud).
 Fase 1 (nacimiento de la hermana; amenaza de castración por parte de la madre; aparición de la
angustia sin objeto; 2do Freud).
 Fase 2 (angustia frente al caballo que se constituye como objeto fóbico; 2do Freud).
 Fase 3 (parapetos fóbicos; evitación y huida de la angustia a través de medidas protectoras; 2do
Freud).
 Mecanismo: desplazamiento/sustitución (el caballo como sustituto del padre; mordedura de
caballo equivalente a la castración por parte del padre; permite evitar el conflicto ambivalente; inhibición:
evitar salir a la calle; 2do y 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
 Angustia (frente al deseo del Otro; en presencia de lo Real).
 Deseo (prevenido; se evita una perversión).
 Fase 0 (niño como falo imaginario de la madre; complitud materna; omnipotencia materna).
 Fase 1 (emergencia del pene real; ya no es el falo imaginario de la madre, pasa de serlo a tenerlo; el
nacimiento de la hermana lo desplaza de ese lugar; no hay castración porque hay una carencia paterna;
aparece la angustia).
 Fase 2 (miedo de ser devorado por la madre, metáfora del cocodrilo; fobia como solución para
sobrellevar la castración materna y suplir la carencia paterna).
 Fase 3 (parapetos fóbicos; no hay diferencia a lo planteado por Freud).
Perversión 
Perspectiva freudiana:
 Cambio de posición respecto a la época (se consideraba una degeneración; para Freud la
sexualidad es diversa; 2do y 3er Freud).
 Fetiche como rechazo de la castración materna (sustitución del pene materno por el fetiche;
3er Freud).
 Desmentida de la castración materna (se conserva la creencia del falo en la mujer; queda
fijado el último objeto anterior al descubrimiento de la castración materna; 3er Freud).
 Relación neurosis-perversión (la sexualidad en la neurosis es perversa polimorfa; en el
fetichismo el objeto es fijo; 3er Freud).
Perspectiva lacaniana:
 Contrapunto con la fobia (par articulado; ponen en juego un objeto; funcionan como un
significante que sustituye al encuentro con la castración en el campo del Otro).
 Función de velo (fetiche como sustituto de la castración materna; permite donde no se
puede ver nada construir un objeto; el perverso ubica donde no hay nada un objeto; niega la
castración materna).
 La falta (intenta completar al Otro; se ocupa de que el Otro recupere el goce;
exhibicionismo, masoquismo y sadismo).

2° CUATRIMESTRE DE ESPACIO DE PRÁCTICOS


DESGRABACIONES: 
SEMANA 1
CLC – SEMANA 1 – Martín Mogaburu

Síntoma, inconsciente y cuerpo


El eje estará puesto en el síntoma neurótico. Sin embargo, antes, se ubicaran algunas coordenadas
introductorias.
Terminamos el cuatrimestre pasado viendo el fenómeno psicótico y su mecanismo. Hablamos de la
desarticulación del sentido sin punto de capitón; por ejemplo, cuando trabajamos el caso Marrana y el
Esquema L, donde Lacan mencionaba que se generaba una suerte de ping-pong donde no podemos ubicar
el lugar de donde salió el primer saque. Tener en cuenta esto es fundamental, porque a partir de ahora
vamos a hablar de localización: la idea de dónde se localiza y cómo se constituye el síntoma es lo que nos
va a orientar en este primer tramo.
Un texto muy orientador es el de Fabián Naparstek (2014) “Los tres tiempos en Freud”. Allí explica los tres
momentos de la teoría freudiana respecto del concepto de inconsciente, el tratamiento posible y el trauma
(a partir del cual se leen las vivencias traumáticas, la cuestión de la tesis energética: cómo se tramita un
afecto y como ese afecto se desplaza). Es muy interesante que podamos remitirnos a este texto leyéndolo
desde otra perspectiva, y no dejarlos allí como algo concluido.
El cuatrimestre pasado, se abordaron las primeras elaboraciones de Freud, nos habla de lesión psíquica
para distinguirla de lesión orgánica. En este primer tiempo de Freud, donde todavía no está elaborado el
concepto de inconsciente, la idea de lesión psíquica implica ya una localización. Por ejemplo, respecto a
las parálisis histéricas las remite a “representaciones especiales” que forman un grupo psíquico separado
que no entra en conexión con el otro.
También se trabajó el “Manuscrito H” el concepto de defensa, donde ubicamos que tanto representación
como afecto son expulsados al exterior, por ser inconciliables con el yo. Allí hay un cuadro comparativo
donde Freud ubica lo que ocurre con la histeria: el afecto es tramitado por conversión y la representación
se encuentra ausente de la conciencia. Es decir, se encuentra localizada en este segundo grupo psíquico.
Este segundo grupo psíquico separado dará lugar al concepto de inconsciente y, a su vez, da la idea de
realidad psíquica y aparato psíquico. Esto nos permite deducir que la modalidad de retorno no será desde
el exterior (lo real, lo forcluido), sino desde lo reprimido; como retorno en el cuerpo y el pensamiento.
Como el retorno no es desde el exterior, nos permitimos hacer el pasaje desde la Psicosis a la Neurosis.
En un segundo tiempo, Freud ubica las leyes de condensación y desplazamiento, realidad psíquica, aparato
psíquico, como conceptos que dan marco a lo que, en un primer tiempo denominaba “lesión psíquica” y
“grupo psíquico separado”. Recordemos que sin contar aún con la denominación de icc, hablaba de
“representaciones especiales”; por las cuales advierte que la representación del cuerpo, que existía en las
parálisis histéricas, se sostenía en una concepción popular del cuerpo. Entonces, si el brazo estaba
paralizado se adormecía desde el hombro y no desde las otras partes anatómicas que lo componen.  Esto
se debe a que hay un cuerpo hecho de representaciones, hecho de palabras. La representación anatómica
del cuerpo no tiene mucho que ver para la histérica, porque ella se paraliza de acuerdo a la inscripción de
su representación del cuerpo. 

Perturbaciones psicógenas de la visión (1910)

Aquí Freud añade la cuestión pulsional y la cuestión libidinal. Hay una caracterización del inconsciente más
elaborada, y es posible encontrar: la idea del síntoma como formación sustitutiva, el mecanismo de
representación que lo produce en la histeria, entre otros. Aquí Freud menciona por primera vez las
pulsiones yoicas asimilándolas a la función de autoconservación y el papel fundamental que esto tiene en
la represión (la cual se produce como una defensa ante lo inconciliable). 
El texto inicia hablando de la sugestión, motivo por el cual se ubicaron las coordenadas el texto sobre las
parálisis; ya que Freud, va a retomar las investigaciones de Janet y Charcot sobre la histeria y la sugestión
que utilizaban sobre sus pacientes, en ese momento pre-psicoanalítico.
Inicia preguntándose cómo es posible influir sobre alguien hasta el punto de producir una ceguera (otra
vez, la importancia de las representaciones, las palabras, el cuerpo relacionado a la palabra). Afirma que en
la histeria ocurre algo análogo, que denomina autosugestión (no por vía de la hipnosis). En este sentido, se
pregunta cómo es posible que una representación pueda causar en alguien tal intensidad como para
producir, por ejemplo, una ceguera. Dice que no es posible responder a esto sin el concepto de
inconsciente. Menciona que “los ciegos histéricos lo son para la consciencia, pero para el inconsciente son
videntes”, y menciona la separación entre procesos anímicos conscientes e inconscientes.
En la página 210 dice “la ceguera histérica no es consecuencia de la representación autogestiva de que no
ve, sino por la disociación entre procesos icc y cc en el acto de ver. Su representación de no ver es la
expresión justificada del estado psíquico de cosas y no su causa”. ¿Qué quiere decir con esto? Quiere decir
que la ceguera histérica es el efecto de una tensión subyacente, la cual se conoce como “síntoma
neurótico” como resultado de un conflicto. Habla de fuerzas que se promueven y se inhiben unas a otras;
en donde la acción de la represión brinda la fuerza de desalojo, que aísla estas representaciones
otorgándoles la condición de inconscientes.
Freud mantiene la pregunta sobre qué es lo que promueve la represión y que es lo que produce. Aquí
incluye la acción de las pulsiones. Opone las pulsiones yoicas, cuya función es la autoconservación, a las
pulsiones sexuales que pujan por la ganancia de placer, “pulsiones parciales que se adhieren a
excitaciones corporales”. Esta cuestión es muy importante: Freud subraya que, estos órganos, afectados
por la pulsión, son aquellos sobre los cuales la represión y su fracaso van a producir el síntoma. Va a
hablar de la doble función de los órganos ya que:
♦ Son requeridos por las funciones del yo conscientes, para el uso de sus funciones de autoconservación.
♦ Son también requeridos por la satisfacción sexual reprimida.
Entonces, podemos ubicar que estas afecciones son producto del fracaso de la represión y de su retorno.
En la página 213 refiere esto a la condición neurótica y dice: “Las afecciones de los seres humanos
designadas «neurosis», han de reconducirse a los múltiples modos de fracasos de estos procesos de
replasmación emprendidos en las pulsiones sexuales parciales. El «yo» se siente amenazado por las
exigencias de las pulsiones sexuales y se defiende de ellas mediante unas represiones que, empero, no
siempre alcanzan el éxito deseado, sino que tienen por consecuencia amenazadoras formaciones
sustitutivas de lo reprimido y penosas formaciones reactivas del yo. Lo que llamamos «síntomas de las
neurosis» se componen de estas dos clases de fenómenos”.
Continúa hablando de esta doble función de los órganos: “puesto que no es sencillo servir a dos amos hay
un conflicto sostenido que, con el fracaso de la represión, implica que el yo ha perdido su imperio sobre el
órgano, que ahora se pone por entero a disposición de la pulsión sexual reprimida” (p. 214).
En relación con la perturbación psicógena de la visión, Freud menciona la cuestión del “placer de ver”
reprimido y una puja de resarcimiento de las pulsiones que han sido reprimidas. Estas se localizarían en el
órgano donde se halla esa satisfacción sobre la cual sobreviene el síntoma. Dice: “puesto que quieres
abusar de tu órgano para un maligno placer sensual, te está bien empleado que no veas nada más” (p.
214).
En este aspecto, es importante destacar que la pulsión parcial es la satisfacción de un órgano del cuerpo
que cumple una doble función. En la página 213 dice: “Son los mismos órganos y sistemas de órganos los
que están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de las yoicas. El placer sexual no se anuda
meramente a la función de los genitales; la boca sirve para besar tanto como para la acción de comer y la
de la comunicación lingüística, y los ojos no solo perciben las alteraciones del mundo exterior importantes
para las propiedades de los objetos por medio de las cuales estos son elevados a la condición de objetos de
la elección amorosa: sus «encantos»”. Los ojos no sirven solo para mirar, sino también está emparentado
con el placer sexual de ver.
En el último párrafo del texto, Freud dice: “Es posible plantearse esta pregunta: La sofocación de pulsiones
sexuales parciales, producida por obra de los influjos vitales, ¿Basta por si sola para provocar las
perturbaciones funcionales de los órganos?, ¿O bien deben preexistir constelaciones constitucionales?, ¿las
únicas que moverían a los órganos a exagerar su papel erógeno y de ese modo provocarían la represión de
las pulsiones? (...) Y en esas constelaciones veríamos la parte constitucional de la predisposición a
contraer perturbaciones psicógenas y neuróticas. Se trata de aquel factor que con relación a la histeria
he designado provisionalmente como «solicitación somática» de los órganos” (p. 216). Este párrafo hay
una nota al pie de página que nos remite al historial de Dora. 
Por los motivos previamente descriptos, debemos considerar este texto como bisagra que permite pasar
del análisis de la psicosis a la formación de síntomas neuróticos.
En la Conferencia 23º se verán los distintos componentes que hacen a la formación del síntoma (“síntoma
como compuesto”).

SEMANA 2
17/08/2020 – El síntoma en el caso Dora.
El caso Dora es un historial paradigmático en Freud, y lo que vamos a trabajar en esta ocasión es qué nos
enseña Freud sobre el síntoma en este caso.
Antes de comenzar, realizaremos una breve contextualización sobre el texto. Lo escribe en 1901 y lo
publica en 1905, siendo intermedio entre La interpretación de los sueños (1900) y Tres ensayos de teoría
sexual (1905). Se corresponde con el comienzo del 2º tiempo en Freud (1900-1920), donde ya está
conceptualizado el inconsciente y empieza a poner en práctica la técnica de la interpretación junto con su
complemento, del lado del paciente, de la asociación libre. La idea de Freud era que, haciendo consciente
lo inconsciente mediante la interpretación, se iban a eliminar los síntomas. Sin embargo, se encuentra en la
clínica con que los síntomas no ceden, y algo de ello va a ubicar en este caso.
El motivo por el que Freud publica este caso es para intentar demostrar la teoría de que mediante la
interpretación se puede acceder a eso reprimido inconsciente, y de esta forma, accederíamos al
determinismo de los síntomas, a saber, qué hay detrás de los síntomas. En este sentido, explica que los
síntomas quieren decir algo y los va a ir a descifrar tal como lo hace con los sueños. Por otro lado, va a
postular una hipótesis central en el epílogo, página 100: “La sexualidad (…) es la que presta la fuerza
impulsora para cada síntoma singular y para cada expresión singular del síntoma. Los fenómenos
patológicos son, dicho llanamente, la práctica sexual de los enfermos”. Se debe entender la sexualidad en
términos de trauma, es decir, en relación a lo energético, a lo excesivo para el aparato que no se puede
terminar de tramitar; esa energía que irrumpe en el aparato y no puede descargarse. Es interesante esta
referencia porque Freud dice que lo traumático va a ser la fuerza impulsora, aquello que va a impulsar a
la formación de síntomas. También hacemos hincapié en lo que conocemos como la psicopatología de lo
singular, ya que Freud en este texto menciona que el síntoma es lo más singular de cada quien.
Para comenzar a trabajar sobre lo que nos enseña el síntoma en este caso, es importante poder situar
cuatro ejes orientadores. El primer eje, el más importante, va a ser que toma al síntoma como un
compuesto de elementos heterogéneos, pero esto lo menciona como tal en 1917 en “Nuevos caminos de
la terapia analítica”, y en el presente historial de Dora es que sienta el precedente. Ahora bien, Freud se
pregunta si el síntoma histérico tiene un origen psíquico o somático, y, en la página 37 dice: “Todo síntoma
histérico requiere de la contribución de dos partes. No puede producirse sin cierta solicitación {transacción}
somática brindada por un proceso normal o patológico en el interior de un órgano del cuerpo”. Acá lo que
postula es que hay una parte del síntoma que se corresponde con una cuestión somática, del cuerpo, y
dice que esto sólo se produce una sola vez, porque es la parte más fija del síntoma. Por otro lado, plantea
que los sentidos, es decir, el valor psíquico de ese síntoma, no están de entrada: “El síntoma histérico no
trae consigo este sentido, sino que le es prestado, es soldado con él, por así decir, y en cada caso puede ser
diverso de acuerdo con la naturaleza de los pensamientos sofocados que pugnan por expresarse” (p. 37). En
resumen, el síntoma está compuesto por un elemento somático y por un sentido. El elemento somático
tiene que ver con una zona del cuerpo, con un órgano; refiere a esa zona erógena que va a ser la condición
para la salida a lo corporal. En cambio, los sentidos van a ser soldados por un elemento fundamental: la
fantasía. Es decir, hay dos elementos heterogéneos que se sueldan por medio de la fantasía.
El segundo eje se ubica en la página 39, y plantea al síntoma como solución. Explica que en el síntoma hay
una ganancia, pero esa ganancia, esa solución, no lo es para el yo. En un principio, el síntoma es un
huésped mal recibido, lo tiene todo en contra. Luego, en un segundo momento, puede verse si hay una
ganancia secundaria y el sujeto puede servirse de su propio síntoma para obtener un beneficio en el mejor
de los casos. Empero, en la nota al pie de esta página (la cual escribe años después, cuando ya tiene la
conceptualización de ganancia primaria y secundaria) Freud dice:
“El enfermarse ahorra, ante todo, una operación psíquica; se presenta como la solución económicamente
más cómoda en caso de conflicto psíquico (refugio de la enfermedad), por más que la mayoría de las veces
se revele después inequívocamente el carácter inadecuado de esa salida. Esta parte de la ganancia
primaria de la enfermedad puede llamarse interna, psicológica; es, por así decir, constante”.
Esta solución económicamente más cómoda no lo es para el sujeto, sino que lo que se soluciona con el
síntoma es el conflicto psíquico, y lo que se satisface y la ganancia que hay es para la pulsión. En el síntoma
hay una satisfacción sustitutiva de la pulsión, entonces, en este sentido, es una solución.
El tercer eje tiene que ver con los sentidos. En la página 42 Freud plantea que el síntoma tiene múltiples
sentidos, puede tener más de un significado, pero, por lo menos uno de esos sentidos es de carácter
sexual: “va a figurar una fantasía sexual”. Esto va a introducirlo con la metáfora de odres viejos y vinos
nuevos: la parte de los sentidos es lo más mudable del síntoma, en cambio, la parte somática es lo más fijo
(el odre viejo vendría a referencias lo somático por su fijeza, y el vino nuevo referencia los sentidos del
síntoma como aquello que va cambiando).
El cuarto eje es lo que Freud introduce a partir del síntoma de Dora: existe una precondición somática. ¿A
qué se refiere con esto? Explica que hay una intensa activación de la zona erógena que va a ser la
condición, lo previo, para la posterior solicitación somática, y es sobre esta precondición somática que se
va a montar luego la fantasía como elemento intermedio que une sentidos y lo somático. Con estos cuatro
ejes ya planteados nos interiorizaremos en el historial propuesto para descomponer los síntomas de la
paciente.
Dora es una muchacha de 18 años, que fue llevada por su padre a analizarse con Freud luego de haber
encontrado una carta de ella en donde expresa no soportar más la vida, y, prácticamente, se despide.
Freud plantea que ya desde niña presentaba síntomas neuróticos, principalmente, desde los 8 años que
sufre disnea. A los 12 años comienza con una tos nerviosa que va variando, y hasta pasa por momentos de
una afonía total. Esta tos nerviosa es el síntoma prínceps de Dora.
Con respecto a la familia de Dora y su situación: tenía un hermano, a su madre y su padre. Su padre había
sufrido de distintas enfermedades, por lo cual se ve incrementada la ternura hacia su padre. A causa de
una de estas enfermedades, se mudan a la ciudad B., donde conocen y contraen amistad con el
matrimonio del señor y la señora K, al punto de que Dora cuida de sus hijos. Lo que más le preocupa es la
relación de la señora K con su padre. Por otra parte, Freud interpreta y sostiene que hay un
enamoramiento de Dora por el señor K. Sin embargo, trataremos de abocarnos a los síntomas de Dora y no
a todas las interpretaciones del historial.
Naparstek, en el teórico propuesto para esta semana, se pregunta si estos diferentes síntomas que tiene
Dora se tratan, justamente, de distintos síntomas, o de múltiples sentidos de un mismo síntoma (distintos
disfraces psíquicos de un mismo síntoma). Retomamos esto para comenzar a descomponer el síntoma de
Dora.
Respecto de los sentidos, Freud ubica el determinismo de los síntomas y los distintos sentidos en los
síntomas de Dora, al mismo tiempo en que ubica las identificaciones en juego. Por otro lado –recordemos-,
dice que uno de esos sentidos tiene un significado sexual: es un sentido que refiere a una fantasía sexual y
que encuentra en el síntoma de la tos nerviosa. ¿Cómo lo encuentra? A partir de una palabra que suelta
Dora en la entrevista; cada vez que habla de su padre toce de una manera particular y, en un encuentro
dice que la señora K está con su padre porque es un hombre con recursos. En esta palabra -por un parecido
en la lengua alemana- Freud interpreta que dice que su padre es un hombre sin recursos. Dora toma esta
intervención y explica que ella sabía de la impotencia sexual de su padre. A ello, Freud le repregunta cómo
es que tiene relaciones con la señora K, por lo que Dora responde que hay otras formas de satisfacción
sexual, haciendo referencia a la zona oral. En este sentido, Freud toma este síntoma como aquel donde se
representa la escena sexual entre la señora K y su padre vía sexo oral. Empero, con esta tos espasmódica
Dora responde a un estímulo, que es un cosquilleo en la garganta: representa la escena fantaseada y
responde a un estímulo corporal. Con esto Freud quiere decir que, en todos los síntomas, en la base está
la solicitación somática (cosquilleo en la garganta). 
Para que exista una solicitación somática es necesario un condicionamiento previo, que sea la condición
para que la solicitación somática se de en un lugar determinado… ¿Cuál es la precondición somática en el
caso Dora? La paciente decía que ella había sido una chupeteadora de chica, y que había sido el padre
quien la obligo a dejar esta costumbre hacia el cuarto o quinto año de vida. Freud ubica en este chupeteo
esa zona intensamente activada, erogenizada, que fue la condición previa para la posterior solicitación
somática en esa zona: allí se aloja la fijación pulsional.
En la página 73, Freud dice:
“Debajo de todo en la estratificación cabe suponer un estímulo de tos real, orgánicamente condicionado,
vale decir, el grano de arena en torno del cual el molusco forma la perla. Este estímulo es susceptible de
fijación porque afecta a una región del cuerpo que conservo en alto grado en la muchacha la significación
de una zona erógena. Por lo tanto, es apto para dar expresión a la libido excitada”.
En este extracto, Freud explica que hubo una fijación en la zona oral por el chupeteo, por esa
autosatisfacción o satisfacción autoerótica, y que, a partir de ahí, esa es la condición para que esa zona, ese
cosquilleo en la garganta, se presente.
Recalculando: hay un primer tiempo lógico, que es la cuestión somática como lo pulsional. Como la pulsión
es muda, no tiene un sentido, y para que esto quiera decir algo se le tiene que agregar un sentido. A este
primer tiempo le sucede un segundo tiempo lógico, que va a ser lo que enmarca a la pulsión, lo que
empieza a agregarle un sentido y va a tener que ver con una escena en tanto ficción. Así como la pulsión es
muda, la escena de un sentido. Pensémoslo como el trauma: por un lado tenemos el trauma, y por otro
lado tenemos la escena traumática, la cual le agrega un sentido, el poder decir algo de…
Ahora bien, ¿cuál es la escena en el caso Dora que le va a dar un marco a lo traumático? La escena es una
que tiene con el hermano, donde ella se está chupando el pulgar al tiempo en que le da tironcitos de la
oreja del hermano. Hay una escena porque hay otro; hay una autosatisfacción por el chupeteo en esa zona
erógena intensamente activada, pero se le agrega otro, ya no es Dora sola, por lo que va a tomar el marco
de la fantasía. Esta escena con el hermano va a ser la matriz sobre la cual se van a montar luego los
sentidos, las distintas fantasías: va a ser lo primero que suelde lo pulsional mudo con los sentidos que van
a venir luego.
A modo de resumen, podríamos pensar el caso de la siguiente manera: habría un primer tiempo en el cual
tienen lugar las satisfacciones autoeróticas (Dora con el chupeteo activa la zona erógena) y un segundo
momento donde a eso pulsional puro, mudo, autoerótico, se le suma una escena, una fantasía que suelda
esto que se enmarca a lo pulsional, donde ya hay una elaboración psíquica sobre esa satisfacción pulsional
y luego va a devenir el síntoma. En Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad (1908) Freud va a
agrega que tiene que haber una renuncia a la satisfacción onanista; el sujeto tiene que estar en abstinencia
para que quede esta energía libre y pueda buscar una vía de descarga mediante el síntoma.
Es importante remarcar que la fantasía le da un marco a la pulsión, le va a poder dar un sentido; después
esa fantasía se va a reprimir, pero va a ser lo que sostiene los sentidos del síntoma.
SEMANA 3
SEMANA 3 – El síntoma en el hombre de las ratas
La clínica de Freud es la clínica del conflicto, entendiendo sencillamente al conflicto como dos instancias
que se encuentran en oposición por intereses opuestos. El neurótico es entendido como aquel individuo
que ha renunciado a la posibilidad de asumir ese conflicto, de resolverlo. Sin embargo, cabe preguntarnos
¿conflicto ante qué? El conflicto es ante una representación intolerable para el Yo. ¿Por qué es intolerable?
Porque esta representación se caracteriza por ser hiperintensa, por tener grandes sumas de excitaciones,
por tener montos de afecto. Freud dirá que este monto de afecto es lo que es intolerable para el Yo.
Cabe recordar que, desde el comienzo, Freud se ocupa de un aparato psíquico entendido como un aparato
de manejo de cargas. Los diversos sistemas consisten en mantener el estado energético de las cargas en el
nivel más bajo posible. Por lo tanto, el neurótico es aquel que prefiere enfermar antes de enfrentarse a
esa dificultad. Lo que sucede es que esa representación intolerable no desaparece, sino que deja una
marca y esa marca es imborrable.
Entonces, a partir de la hipótesis auxiliar de Freud, sabemos que el mismo aparato psíquico realiza este
movimiento intrapsíquico que consiste en separar el afecto de la representación: en esto consiste el
mecanismo de represión, mecanismo que debilita a una representación que será desalojada de la
conciencia {esfuerzo de desalojo}. Freud desde el inicio de su obra se preguntará cuál será el destino del
afecto.
Ahora bien, el síntoma es el retorno de lo reprimido. Un modo de retornar lo reprimido con síntoma es la
conversión, donde el afecto va al cuerpo. Otro modo, que ubicamos en el historial del Hombre de las Ratas,
es a través del pensamiento como falso enlace, de representación en representación. Por lo tanto, según
la forma en que retorne lo reprimido, tendremos coordenadas, indicadores, que nos ayuden a diferenciar
los tipos clínicos. 
La represión en el obsesivo es menos lograda que en la histeria, para lo cual se necesita constantemente
reforzarla, sostenerla, con defensas. En la presente clase, trataremos de dilucidar el hilo o pasos lógicos de
la construcción del síntoma para, finalmente, desembarcar en el historial que nos compete esta semana.
En un primer período, Freud ubica en el obsesivo que hay una vivencia sexual infantil activa y placentera.
Ante esto, aparecerán síntomas primarios de defensa en los cuales podemos encontrar los escrúpulos, la
vergüenza, la desconfianza, que van a constituir los rasgos del carácter del obsesivo. Estos escrúpulos,
vergüenza y desconfianza son ante las vivencias sexuales infantiles. Sin embargo, estos síntomas primarios
de defensa fallan, y en estas fallas encontramos el retorno de las vivencias sexuales infantiles ya
desfiguradas, transfiguradas, irreconocibles para el sujeto… ¿De qué manera nos encontramos ante el
retorno de los escrúpulos, la vergüenza y desconfianza? Como recuerdos que implican ciertos reproches
que el obsesivo se va a realizar a sí mismo.
El reproche es lo que, en un segundo período, permite la entrada de los síntomas secundarios de defensa,
los cuales sí son síntomas de represión propiamente dicho. Cabe subrayar en esta instancia las medidas
preventivas del obsesivo, donde, según Freud, es posible observa al síntoma como formación de
compromiso: el compromiso es entre estas dos instancias, ante el conflicto mencionado al comienzo.
La neurosis obsesiva se apoya a nivel del pensamiento, y allí podemos ubicar las acciones obsesivas, los
rituales, los ceremoniales, los mandatos, las prohibiciones, que dan cuenta que el conflicto avanza, que esa
moción pulsional implica una tensión. Esto se extiende a lo que Freud llama como la psicopatología de la
vida cotidiana del obsesivo. Es -casi- un modo de comportamiento, por eso el autor define al obsesivo
como la religión privada. Religión etimológicamente viene de re-ligar: religa una representación a otra, por
medio del cálculo, del control, del pensamiento.
Volviendo… Estos síntomas secundarios de defensa también fallan, y cuando fallan, las medidas
preventivas devienen compulsivas. Esta moción pulsional sigue impulsando, empujando, e implica una
fuerza constante que no es resuelta del trabajo de la representación. Ahora, decíamos que estas medidas
preventivas adquieren un carácter compulsivo, pero, ¿qué quiere decir? Esto significa que el pensamiento
patológico del obsesivo refiere a la compulsión al pensar. Es decir, el obsesivo no ha podido resolver por la
conciencia el conflicto, y al no llegar a la solución del conflicto, el conflicto no llegó a su disolución. En el
capítulo V de Más allá del principio de placer (1920), Freud dirá que la moción pulsional “acicatea,
indomeñado, siempre hacia adelante” (p.42), lo cual implica un constante trabajo, por lo que es un
pensamiento de curso psíquico forzoso.
Finalmente, retorna lo reprimido por falso enlace en esta compulsión del pensamiento que se impuso. El
pensamiento compulsivo nos muestra efectivamente el síntoma definido ahora como una satisfacción
sustitutiva, puesto que el quantum se termina imponiendo, retornando de lo reprimido, por medio del
síntoma obsesivo: pensar compulsivamente. Esto le da lugar al síntoma propiamente dicho, que se termina
imponiendo, y es recién en este punto que el obsesivo consulta por un tratamiento. Para el psicoanálisis, el
síntoma es una autoevaluación que realiza el paciente, desembarcando así ante el síntoma que nos dirige a
la pregunta terapéutica de cómo curarlo. 
Propuesto ya los hilos lógicos de formación del síntoma obsesivo, nos abocaremos a un caso de 1909
acerca de un hombre de 30 años, inteligente, con formación universitaria que Freud titula como el Hombre
de las Ratas.
Para comenzar, retomamos una definición para orientar la arborización del pensamiento, que es la
definición de síntoma del texto un Proyecto de psicología para neurólogos (1895), texto en donde se
plantea el síntoma como algo incongruente, incomprensible e insoluble mediante el trabajo de
pensamiento. 
El paciente se presenta con un padecimiento a través de su pensamiento. El contenido de su padecimiento
tiene que ver con representaciones obsesivas que se le imponen: “algo malo le puede pasar al padre o a
la amada”. Estos pensamientos que se le imponen, acompañados por temores supersticiosos (con la culpa
que le conlleva), son ideas que implican un raro sinsentido, pero que no puede impedírselas. Esto
demuestra el carácter compulsivo, que es ilimitado, irrefrenable e imposible de detener por la voluntad de
la conciencia (Yo); son representaciones que no puede detener por su carácter compulsivo. Esto le genera
un gran conflicto al paciente, porque luchó contra estas ideas durante mucho tiempo y le han hecho perder
años de su vida.
Es el gran temor obsesivo del paciente lo que lo lleva a consultar, y este temor ocurre estando en el
ejército. El paciente le narra a Freud que hay un relato de un capitán cruel, quien tortura a una víctima
introducirle ratas por el ano a través de una late. En ese entonces, el paciente pierde unos lentes, le
escribe a su óptico y este le manda unos nuevos. El capitán se le acerca diciéndole que el teniente A los
pagó. En este momento, al Hombre de las Ratas le asalta una primera idea: no los tiene que pagar porque
algo malo le va a pasar al padre o a la amada. Inmediatamente, ante esta sensación, se le impone el
juramento de que se lo tiene que pagar al teniente a sí o sí, de lo contrario, sobrevienen temores, culpas, la
creencia de que algo malo le va a pasar al padre o a la amada, etc. Cuando se acerca al teniente A para
pagarle la deuda, este le dice que quien verdaderamente pagó fue el teniente B, y, en este sentido, él no
puede cumplir con su juramento, lo cual conlleva nuevamente supersticiones, temores, culpas, algo malo
va a pasar, etc.
Frente a este dilema, se inventa lo siguiente: ir a la oficina donde le mandaron los ópticos con el teniente A
y el teniente B, para entregarle el dinero al teniente A, que este se lo de a la empleada de la oficina y ella le
acerque el dinero al teniente B (aun sabiendo que la disparatada idea). Freud no duda llamar esto como
ideas estrafalarias, disparatadas, sinsentido, delirantes. Todos estos pensamientos abrumadores de que él
ya pago pero que todavía sigue siendo deudor y, que, por ende, algo malo va a pasar, lo agotan y lo llevan
a un estado de aturdimiento, de confusión; termina siendo preso de la angustia, justamente del afecto
penoso que el obsesivo quiere evitar.
En análisis se despliega el síntoma en dos tiempos, la duda, la anulación, las hazañas del obsesivo, los
autocastigos que se imponen, las ideas que se imponen de cortarle el cuello a la abuela de la amada, etc.
Frente a esta desorientación, Freud se pregunta cómo orientar la cura, cuál es la dirección de la cura.
Sabemos que mediante la asociación libre hay un trabajo de historización: es para esclarecer.
En la historización separamos entonces dos cuestiones fundamentales: Estos dos puntos es donde Freud
nos va a dar la clave para esclarecer la engorrosa y tediosa pareja de pensamientos obsesivos de defensas,
a los que se le suman más y más defensas constantemente, a partir del faso enlace de representación en
representación {ilimitado y compulsivo}.
1. Las vivencias sexuales infantiles (material que aporta al síntoma)
 De pequeño padece erecciones, ante lo cual se queja con su madre. Hay un goce en el cuerpo y se
dirige al Otro buscando respuestas.
 Entre los 4 y 5 años, le pide permiso a la empleada para deslizarse por debajo de su falda para
verla.
 Luego de los 6 años se le impone la idea, el pensamiento, de ver mujeres desnudas, ante lo cual, se
le presenta una idea que va en contra: si seguís pensando eso algo malo le va a pasar a tu padre.

El complejo paterno. 
Freud, en este punto, empieza a delimitar el conflicto entre la sexualidad y el padre. Nos remitimos al
padre por algunas cuestiones que arman cierta matriz identificatoria simbólica del Edipo que nos permitirá
esclarecer un poco el síntoma, comprenderlo… El padre también estuvo en el ejército donde también tuvo
una deuda con el teniente A y B, deuda paga e impaga porque no cumple con su juramento. Por otro lado,
en la familia se bromeaba que el padre se casa con la madre del paciente, habiendo tenido que optar por la
mujer rica (madre) o por la amada y pobre. Él elige no desde una posición deseante, sino desde un cálculo;
por interés elige a la madre del hombre de las ratas, porque es rica.
En el relato del Hombre de las Ratas se vislumbra que tiene miedo de que algo malo le pase al padre, pero
éste estaba muerto hace nueve años y el paciente lo relata como un padre vivo. Nos dirigimos, entonces, a
una escena puntual de la infancia donde está el padre: en el onanismo, en la practica de la masturbación,
aparece el padre como agente de la prohibición de la satisfacción sexual, como agente que viene a
perturbar esa satisfacción, a reprimirlo. El Hombre de las Ratas lo insulta, y el padre le dice “seras un gran
hombre o un gran criminal”, ocupando el lugar de un padre que prohíbe y pone un límite al goce.
Llegamos al conflicto fundamental: moción sexual vs. figura paterna. Freud dirá que un amor que deniega
la satisfacción se muda en odio. Sin embargo, el odio no desaparece, sino que es desplazado al
inconsciente, teniendo, entonces, la ambivalencia hacía la misma persona: el amor -corriente tierna- en
términos conscientes, y el odio el término inconsciente. Así, se logra ver que el deseo inconsciente es el de
eliminar al agente perturbador de la satisfacción sexual. Esto es lo que genera la ambivalencia afectiva, la
cual aporta el material que constituye la base de la duda e indecisión, clásico del obsesivo que lo lleva a
postergar indefinidamente.
Una escena lateral que el paciente dice como al pasar, es que, muerto el padre, él supo que estaban
arreglándole un casamiento: esto fue lo que ocasionó la enfermedad actual, puesto que encendió una
escena de su prehistoria: el padre eligiendo a la rica por sobre la amada y pobre. Entonces, el conflicto es
casarse con una mujer rica (siguiendo las huellas de la voluntad padre), o casarse con la amada. Acá se
esclarece aún más su síntoma: si se casa con la amada puede ocurrirle algo malo a su padre en el más allá.
Este era su temor: que le pase algo al padre muerto si se casa con su amada.
Finalizando, Freud dice que enfermando es como el paciente se sustrae de la tarea de enfrentar el
conflicto. La clave es la incapacidad que presenta el obsesivo para afrontar y decidir asuntos que tengan
que ver con la vida, con el deseo, con el estar presente en la escena (por ejemplo: casarse). Sabemos que,
como consecuencia de la ambivalencia, está la contradicción, la indecisión, la duda, y la postergación del
acto {del acto como sujeto deseante}. En este sentido, Naparstek dice en su libro: “El deseo del obsesivo es
imposible, y el obsesivo le hace imposible la vida al deseo.”
SEMANA 4
LDC Tato, C Semana 4

El Síntoma y las identificaciones


“Psicología de las masas y análisis del Yo” (1921), Capítulo 7. 

Retomando algunas palabras preliminares del historial de Dora, Freud dice que:
“En vista del carácter incompleto de mis resultados analíticos, no me queda otra opción que seguir el
ejemplo de aquellos exploradores que, tras largas excavaciones, tienen la dicha de sacar a la luz los
inapreciables aunque mutilados restos de la antigüedad. He completado lo incompleto de acuerdo con los
mejores modelos que me eran familiares por otros análisis, pero, tal como haría un arqueólogo
concienzudo, en ningún caso he omitido señalar dónde mi construcción se yuxtapone a lo auténtico” (p. 11).
Este fragmento llevo a un intercambio de palabras sobre lo que Freud llama “auténtico” en este caso y
sobre las construcciones que conforman al síntoma como pieza testimonial del malestar de la paciente. La
“construcción” es todo aquello que colabora a la formación de síntomas (como la fantasía, la
identificación), y de lo que Freud llama el “edificio íntimo de las neurosis”. Nos acercamos a la construcción
subjetiva, que siempre será en términos de deducción lógica. En cuanto a las identificaciones, Freud nos
introduce sin más a lo que el psicoanálisis sabe de las mismas, pronunciado ya en Introducción del
narcisismo (1914).
1. Identificación originaria
☛Freud en la página 99 del texto dice: “El psicoanálisis conoce en la identificación la más temprana
exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. Desempeña un papel en la prehistoria del
complejo de Edipo (…) Se concilia muy bien con el complejo de Edipo, al que contribuye a preparar”. Esta es
la primera deducción lógica que encontramos.
¿Como prepara al Edipo? El varón toma al padre como modelo o ideal, “esta conducta nada tiene que ver
con lo pasivo o femenino, al contrario, es masculina (activa) por excelencia” (p. 99) La madre, en tanto,
será investida como objeto. 
Es decir, hubo acciones previas al Edipo en tanto “querer ser como” u “obtener algo” del objeto. Esto es
previo al Edipo porque no hay conflicto, ya que la conflictiva es resultado de la trama edípica.
Página 100: “Es fácil aclarar el distingo entre una identificación de este tipo con el padre y una elección de
objeto que recaiga sobre él.” En el primer caso el padre es “lo que uno querría ser”; en el segundo, “lo que
uno querría tener”. La diferencia depende de que la ligazón recaiga en el sujeto o en el objeto del yo. 
La primera ligazón (identificación originaria) ya es posible, por tanto, antes de toda elección sexual de
objeto”. Como conclusión, la identificación es una ligazón afectiva y aspira a configurar al Yo a semejanza
del otro tomado como modelo.
1. Identificaciones al rasgo
En el texto de las identificaciones encontramos un ejemplo clínico: el síntoma singular de la tos de Dora, en
los términos que indica el entretejido sintomático. Esos términos son, por ejemplo, el cambio de vía, los
nexos de sentido, las diferentes orientaciones de la identificación que enlazan a distintos momentos del
síntoma, etc. El historial de Dora es singular porque abre a la pluralidad y diversidad de las
identificaciones en la histeria. La tussis nervosa, el catarro, es el rasgo privilegiado que se recorta con el
cambio de vía. Expresa tanto al malestar materno como al malestar paterno: es una identificación al rasgo
de la persona objeto. Nos interesa la identificación al rasgo porque participa de la formación de síntoma.
Ejemplo: Supongamos que una niña reciba el mismo síntoma de sufrimiento que su madre, por ejemplo,
tos constante, ello puede ocurrir por distintas vías.
☛La identificación puede ser la misma que la del complejo de Edipo, que implica una voluntad hostil de
sustituir a la madre. Y el síntoma expresa el amor de objeto por el padre. Realiza la sustitución de la madre
bajo el influjo de la conciencia de culpa: ‘Has querido ser tu madre, ahora lo eres al menos en su
sufrimiento’”. 
☛O bien el síntoma es el mismo que el de la persona amada (Dora imitaba la tos del padre). En tal caso, la
identificación reemplaza a la elección de objeto; la elección de objeto ha regresado hasta la
identificación.  Dijimos que la identificación es la forma primera y más originaria del lazo afectivo. Bajo la
constelación de la formación de síntomas (mediante represión y mecanismos del inconsciente), sucede a
menudo que la elección de objeto vuelve a la identificación: o sea, que el yo tome sobre si las propiedades
del objeto. 
En estas identificaciones el yo copia en un caso a la persona no amada y en el otro a la persona amada.
En los dos, la identificación es parcial, limitada en un grado sumo, pues toma prestado un único rasgo de la
persona objeto.” (p. 100, 101).
1. Identificación masiva
☛Es frecuente un tercer caso donde la identificación prescinde por completo de la relación de objeto con
la persona copiada. Freud nos propone un ejemplo, donde notamos que el mecanismo colabora
activamente en la formación de una “infección psíquica”, en términos del malestar: “Una muchacha
recibió en el pensionado una carta de su amado secreto, la carta despertó sus celos y ella reaccionó con un
ataque histérico, algunas de sus amigas, que saben del asunto, pescarán este ataque, como suele decirse,
por la vía de la infección psíquica. El mecanismo es el de la identificación sobre la base de poder o querer
ponerse en la misma situación. Las otras querrían tener también una relación secreta, y bajo el influjo de
la culpa aceptan el sufrimiento aparejado” (p. 101).
El termino de “infección psíquica” forma parte de las diferentes definiciones que nos va ofreciendo Freud,
para ubicar la participación de la identificación en la formación de síntomas. En este caso, hay una
identificación del tipo histérico. En el material clínico que encontramos en la Interpretación de los sueños,
la función de la identificación histérica se establece, no por ser un razonamiento posible para conformar
una situación patógena, sino por ser una identificación o apropiación sobre la misma reivindicación
etiológica.
Freud quiere destacar aquí, el carácter de hacer propia una vivencia significativa, que constituye la
identificación de querer ponerse en la misma situación. Proponemos pensar esta identificación como una
creación cuyo motor es un mecanismo que identifica, no al objeto a incorporar, sino a un igual.: “Uno de
los «yo» ha percibido en el otro una importante analogía en un punto; crea así una identificación con punto
y es influida por esa situación patógena” (p. 101).
A Freud le sirve el ejemplo del pensionado para pensar la ligazón que se produce en la masa, la idea del
autor es que esta ligazón hace comunidad. Existe un ideal en la conformación de la masa y cada uno de
los «yo» no se identificaría sólo con el ideal, sino con la relación que cada yo tiene con ese ideal. Para la
conformación de esta ligazón hay algo que el sujeto resigna. Algo de lo singular de cada uno se resigna
para conformar la masa. Lo singular que queda callado ¿es la semilla de lo que va a elaborar después la
neurosis?
SEMANA 5
SEMANA 5 – CLC – Pérez Rean
Contrapunto el síntoma histérico y el síntoma obsesivo
❶ Primer eje: Síntoma y defensa (como mecanismo específico de la neurosis) 
☛En la histeria nos encontramos con el síntoma conversivo, alojado en el cuerpo (“salto a lo somático”). El
síntoma en la histeria funciona como amalgama: en una figuración se satisfacen las dos mociones
opuestas. Freud plantea que la defensa es “exitosa”, porque en un solo punto se satisfacen dos mociones
opuestas. Por otro lado, el síntoma es un compuesto de elementos heterogéneos: por un lado, lo pulsional
y por otro el sentido.
☛En la neurosis obsesiva pensamos el síntoma en relación con el falso enlace. Ubicamos el lugar
preponderante del “aislamiento”, en términos de la representación que ha quedado debilitada, a raíz del
falso enlace y la operación de la defensa. Sobre su mecanismo especifico, hemos trabajado la hipótesis de
Freud sobre su etiología en términos de la desmezcla pulsional: regresión a la fase sádico-anal. 
En términos de la defensa, por el mecanismo de desplazamiento, la neurosis obsesiva instala nuevas
defensas contra lo reprimido, el síntoma se aloja en el pensamiento. La representación debilitada (nimia,
insignificante) que queda en la consciencia recibe el monto de energía de la representación que fue
reprimida. Entonces a mayor desplazamiento, el Yo implementará nuevas defensas contra la pulsión que se
filtra en las representaciones sustitutivas. Vemos que la defensa fracasa, la satisfacción pulsional -o goce-
se filtra. Esta vertiente Freud la denomina “erotización del pensamiento”.
Así como la histeria desbarata la idea de “cuerpo armónico de la anatomía”, la neurosis obsesiva desbarata
el “campo de representaciones psíquicas”, apareciendo un pensamiento que queda invadido por la
satisfacción pulsional. 
❷ Segundo eje: El complejo paterno y las identificaciones en juego. 
☛En la histeria podemos ubicar la vertiente del amor al padre. En el historial de Dora, en el sueño del
alhajero (primer sueño), hay algo que queda situado en términos del retorno del amor al padre. Podemos
pensar en un interjuego entre el amor al padre y las identificaciones, que se articulan todo el tiempo. 
En cuanto a estas últimas, hemos trabajado el segundo tipo: la identificación al rasgo. Dora se identifica al
síntoma de su padre, al de su madre en tanto objeto rival en el Edipo, a la otra mujer, etc. 
☛En la neurosis obsesiva podemos retomar lo que trabaja Freud en el historial del Hombre de las Ratas,
donde ubica al padre como perturbador de la satisfacción sexual. Allí vemos todo el derrotero sobre el
papel del padre y también podemos pensarlo de la mano de las identificaciones. 
Encontramos la identificación al padre en dos puntos: la deuda de juego; que aparece en el conflicto y
desencadena la neurosis obsesiva del paciente. Y la deuda de amor; siendo que el padre también había
quedado bajo el conflicto de elegir entre la mujer amada y la mujer rica. Por último, podemos detenernos a
considerar la identificación en el síntoma al significante “rata”. En el historial surge el relato del paciente
de “ser pegado como un ser roñoso que en la ira muerde”.
❸Tercer eje: Puntos de fijación. 
☛En la histeria, según el historial de Dora, la fijación se da en torno a la satisfacción del objeto oral (Dora
la chupeteadora). 
☛En la neurosis obsesiva, en el Hombre de los Ratas el significante “rata” despierta la sensibilidad del
complejo anudado al erotismo anal. Lo articulamos en relación con la hipótesis de la desmezcla pulsional,
como punto de fijación en la fase sádico-anal de evolución libidinal, que da cuenta del mecanismo en juego
para la neurosis obsesiva.
Caso clínico actual: “Del pánico a la obsesión” de Alejandra Glaze
Cita de Lacan en el texto La Tercera “El sentido del síntoma no es aquel con que se lo nutre para su
proliferación o su extinción, el sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se pone en cruz para impedir
que las cosas anden”.
En el historial de Freud del Hombre de las Ratas, desde el inicio del tratamiento se expresa una neurosis
obsesiva completa, en la primera consulta el paciente ya se presenta el glosario de síntomas,
representaciones y actos obsesivos. Aquí, en cambio, encontramos una presentación en la que el síntoma
obsesivo parece construirse como punto de llegada. Se arma luego de atravesar ciertos avatares al interior
del tratamiento. Para situar el caso, hay que señalar la lógica que la analista le imprime al construirlo,
ubicando cuatro puntos centrales:
1 📌 De la angustia a la inhibición: Se trata de un joven de 19 años cuyo motivo de consulta tiene que ver
con un “ataque de pánico”: un monto de angustia que lo invade, que lo invade en el cuerpo, que no
aparece mediada ni ligada a ninguna representación, sino que remite a la emergencia de lo que es
nombrado como un trastorno actual, los trastornos de ataque de pánico.
Este primer momento se trata de hacer un pasaje desde ese síntoma en el cuerpo/ angustia a la inhibición,
que se presenta bajo lo que el paciente llama “me paralizo”: así es como siente el funcionamiento de su
vida que se ve perturbada en casi todas sus actividades. Entonces, pasa desde este trastorno de ataque de
pánico -que le viene nombrado desde afuera como “ataque de pánico”- hacia la inhibición (limitación
funcional del yo). Además, en este primer tiempo, la analista ubica y trabaja todas las perturbaciones y
embrollos del paciente en relación con la demanda. Ubica que el “paralizarse” queda ligado a la frase
“pedir de más”, que se le arma sobre todo en relación a las mujeres.
2 📌 Pasaje desde el punto de inhibición hacia lo un primer síntoma: “las mujeres”: Comienza el trabajo
de ligar la gran dificultad que se le presenta al paciente en cómo aborda el tema de la sexualidad y su
relación con las mujeres. Es un trabajo de ligar algo con su posición fantasmática en relación con deseo del
Otro. Parece localizarse algo en el sentido del quedar “fuera de lugar”. Esta es una cuestión que el paciente
trabaja sobre sus recuerdos, en el material que presenta al interior del tratamiento. Este quedar “fuera de
lugar” está ligado a la vertiente sintomática del “estar incómodo”. El “estar incomodo y el “sentirse afuera”
brindan la posibilidad de construir la neurosis infantil propiamente dicha.
3 📌 Pasaje desde el síntoma de la “incomodidad” hacia el “sentirse importante”: En tanto habla de su
posición fantasmática, ubica algo en relación al deseo, pero ya en otro punto: algo queda liberado de sus
embrollos con la demanda. Algo se separa de ese enganche al Otro, en términos de lo que el Otro espera
de él: “Cuando nadie esperaba nada de mí, me fue bien”. Allí queda situado un momento particular dentro
de su tratamiento.
4 📌 Pasaje desde la inhibición hacia el síntoma obsesivo: En un primer tiempo apareció una angustia
irrumpiendo en el cuerpo que lo llevó a consultar, luego emergió una inhibición que comenzó a trabajar en
el análisis y finalmente se logró llegar a la estructura subjetiva del paciente articulada en torno al síntoma
obsesivo. La analista describe cómo aparece esto dentro de la cura, el paciente comenzó a hablar de los
pensamientos lo invadían: “La cabeza que no puede parar, una máquina que tengo”. Nace la aparición de
la neurosis obsesiva como punto de llegada. No como una neurosis o síntoma obsesivo que se presenta al
inicio de la consulta (como en el Hombre de las Ratas) sino como punto de llegada, como un síntoma que
se construye al interior de análisis mismo. Es interesante ver como ésta puede ser una modalidad de
presentación actual, donde no vemos de entrada una neurosis obsesiva completa, sino que es algo que se
arma. Y se verá como sigue, según la singularidad del sujeto.
SEMANA 6
LDC Carpi, A Semana 6

Lecturas del sueño de la Bella carnicera

✒Freud. La interpretación de los sueños, capítulo 4


✒Lacan. Seminario 5, capítulo 20 parágrafo 2
✒Lacan. La dirección de la cura.

¿Para qué sirve el sueño de la Bella carnicera? La Histeria nos orienta sobre el deseo insatisfecho, como
estrategia para crearlo y mantenerlo vivo. La histérica muestra su estructura en la característica del sujeto
como sujeto deseante.
📌La lectura freudiana
Empecemos por la lectura que hace Freud en La interpretación de los sueños (1900). Se corresponde al
comienzo del segundo tiempo freudiano, donde ubicamos las nociones de: inconsciente, represión,
formaciones del inconsciente, interpretación para hacer consciente lo inconsciente. En este sueño, Freud
nos habla del deseo por primera vez y su particularidad como deseo insatisfecho, no realizado, no
colmado. Este sueño le sirve a Freud para presentar los síntomas histéricos sostenidos por la identificación
y nos permite apreciar la particularidad del deseo en la clínica.
Freud se confronta con una paciente “astuta”, que se presenta bajo la modalidad del desafío histérico. Así
como el Hombre de las Ratas había leído Psicopatología de la vida cotidiana, la Bella carnicera conocía los
trabajos de Freud acerca de los sueños como cumplimiento de deseo. Se acercó diciéndole que ha tenido
un sueño que no coincide con su teoría en tanto cumplimiento de deseo. Freud la invita a relatar el sueño y
ella relata: quiere dar una cena y en la heladera sólo tiene un trozo de salmón ahumado. Tras varias
dificultades, tiene que renunciar a la cena. “¿Dónde está el cumplimiento de deseo allí?” Le pregunta.
Freud responde que, en apariencia tiene razón, pero la invita a trabajar el sueño, asociando.
🐷🍕La paciente empieza a asociar, comenzando por su marido, quien es carnicero y está enamorado de
ella. Aparece algo de lo que ella se priva hace ya mucho tiempo: tiene deseos de comer todos los días un
sándwich de caviar, y está convencida que si lo pidiera, el marido se lo daría… pero no se lo pide para que
no se lo de. Freud dice que parece que la mujer se ve en la necesidad de mantener un deseo insatisfecho. 
👧👗Esto también aparece en el relato con su amiga “la flaca”, de quien el marido habla bien. Ella quien le
pregunta: “¿Cuándo vuelve usted a invitarnos? ¡Se come tan bien en su casa!” (p. 166). Si recordamos el
sentido en el sueño, que es no dar una comida, el deseo de la paciente sería decirle que no a la demanda
de la amiga, no engordar a la flaca y satisfacer a su marido (a quien le gustan las redondeces).
🐟🍣Por otra parte, Freud pregunta por el trozo del salmón ahumado. La paciente dice que es el plato
preferido de la amiga. Además, ubica que la amiga se priva del salmón como ella del caviar. 
Ambas, rechazando su deseo de caviar o salmón, consiguen mantener su deseo insatisfecho. Freud
explica que el deseo de salmón ocupa en la economía psíquica libidinal de la flaca, el mismo lugar que el
caviar para la Bella carnicera. Así, presenta la identificación histérica, la identificación por infección
psíquica vista en Dora y en Psicología de las masas y análisis del Yo. Sin embargo, recordemos que este
texto es previo a los mencionados. En 1900, en este sueño, ubica que la identificación histérica es la que
hace comunidad: en el inconsciente la Bella carnicera, ocupa el mismo lugar que la flaca en el deseo.

📌La lectura lacaniana


Pasemos a la lectura que hace Lacan del sueño, que trabajaremos desde Dirección de la cura y desde el
capitulo 20 del Seminario 5, ambos son del año 1958, un año muy importante para Lacan, ya que está
elaborando el concepto de falo (también es la época del escrito La significación del falo). En esta época, el
falo es equivalente al significante de la falta.
Lacan va a tomar el deseo insatisfecho como concepto freudiano para darle una vuelta más. Toma este
sueño como paradigma de la estructura histérica, pensada desde el deseo en tanto insatisfecho. La “Bella
carnicera” es el nombre que le da Lacan, remarcando en este sueño el deseo insatisfecho como la
modalidad del deseo que caracteriza a la histérica. Este sueño sería ejemplar para dar cuenta del deseo
en la Histeria.
Lacan señala que el deseo es deseo de deseo, no deseo de un objeto. La histérica pone en evidencia una de
las características del deseo que es la insatisfacción (otra característica es la imposibilidad del deseo del
obsesivo.) En la Histeria se habla de deseo como deseo insatisfecho. La histérica está siempre en relación
con un deseo, pero a condición de que este no se cumpla.
❄El salmón ocupa el mismo lugar en la economía psíquica de la flaca, que el caviar para la Bella carnicera.
Pero más allá de los objetos que se traten (salmón o caviar), hay que pensarlos como significantes
privilegiados en la cadena, ya que indican el lugar de la falta en el Otro. 
⤷ No se trata entonces de un objeto sino de significantes, lo que nos permite decir que el deseo es siempre
deseo de otra cosa. Hay “metonimia”: el deseo se desliza en la cadena significante. 
⤷ Lacan nos dice que este sueño también es una “metáfora” de deseo, en tanto es sustituto de un
significante por otro produciendo un efecto de sentido. Se trata entonces de un deseo que sustituye a
otro: el deseo de salmón de la amiga sustituye al deseo de caviar de la paciente. El salmón es la metáfora
del caviar, que representamos de la siguiente forma: Salmón  
        Caviar
Freud afirma que la identificación histérica se sostiene en esta sustitución, ya que el salmón para la flaca
desempeña el mismo papel y ocupa el mismo lugar que para la paciente. Entonces, el deseo de caviar es
un deseo de mujer colmada… que no quiere ser una mujer colmada… entonces necesita una falta, buscar
algo que la descomplete para sostener la insatisfacción y que el deseo siga vivo. 
¿Qué demanda la histérica? ¿Qué demanda la Bella carnicera? La demanda es siempre demanda de amor.
¿Qué quiere la Bella carnicera? Quiere caviar. ¿Qué desea la Bella carnicera? Que no se lo den. Lacan dice
que desea caviar, pero en tanto que le falta.
➰❓El deseo es el deseo del Otro.
La pregunta del neurótico es siempre por el deseo del Otro. Es al Otro al que le dirige la pregunta. Sabemos
que el sujeto se constituye en el campo del Otro y busca su reconocimiento. En la medida en que el Otro
lo reconoce, lo constituye como sujeto, pero el Otro no tiene todos los significantes. Entonces, desde el
grafo del deseo, ubicamos la Neurosis del lado de las respuestas.
La histérica se pregunta por lo femenino, el obsesivo se pregunta por la muerte y la existencia. Pero no hay
un significante en el campo del Otro para responder a esto. Lacan lo trabaja así: “El matema que ubica es el
matema del significante de la falta en el Otro, el significante del Otro barrado, el Otro tachado.” Esto
quiere decir que el Otro no está completo, le falta un significante. El matema del significante del Otro

barrado lo dibujamos así: 


La noción del deseo insatisfecho y la noción de pregunta van de la mano, enlazados entre sí, la Bella
carnicera da pruebas de esto. Ella le señala al marido su deseo, pero a la vez le indica que ese deseo no lo
quiere satisfacer. Entonces aquí tenemos que el deseo es el deseo del Otro. 
Vamos a leerlo con la dialéctica del deseo y la demanda. Lacan en La dirección de la cura dice que el deseo
está más allá de la demanda.
Necesidad 🙊, demanda 💬 y deseo 💫
Sabemos que la “necesidad” en el sujeto, en el ser hablante, está perdida por ser sujeto del lenguaje 🙊.
En el ser humano, la necesidad es puesta en palabras: para comer hay que hablar, pedirlo con palabras. La
supuesta necesidad del sujeto se transforma en “demanda” a partir de ponerlo en palabras💬. El bebé
nace, y el que pone la necesidad en palabras es el Otro: el bebé llora y el otro interpreta poniendo en
palabras, “tiene hambre”. 
Pero no toda necesidad se puede decir, es por ello que se constituye el “deseo”💫. Esta es la idea
socrática de “solo deseamos aquello que nos falta”, si lo tuviéramos no lo desearíamos. Cuando estamos
en el campo del deseo, siempre está la falta en juego: se desea porque hay falta 💲.
Así, la histérica misma se transforma en falta para un hombre, para que el hombre la desee. Ella lo seduce,
le llama la atención y cuando el hombre la busca, ella se corre, asegurándose que él desee. Es lo que se
llama la sustracción histérica. La histérica se sustrae para generar el deseo.
🌊💰👀Lacan habla de Agalma, que podría representarse en los griegos como un cofre en el fondo del mar,
que hace creer que adentro hay algo valioso. Podemos pensar a la histérica en este lugar agalmático que
hace que crea que hay algo valioso en tanto deseo. 
Sabemos que el deseo está articulado en los significantes de la cadena, pero no es articulable en el sentido
de que no puede ser puesto en palabras. Por eso, Lacan dice que el deseo es articulado, pero no
articulable.
¿Cómo se presenta la dialéctica de la demanda y el deseo en el obsesivo?, ¿Y en la histérica? 
☛El obsesivo se evade del deseo, poniendo las cosas en el campo de la demanda. La histérica intenta
romper la demanda para hacer aparecer algo del deseo. 
☛El obsesivo le hace la vida imposible al deseo. La histérica vivifica al deseo en tanto insatisfecho. 
El obsesivo es especialista en matar al deseo del Otro, reduciéndolo a la demanda. Él dice: “tus deseos son
órdenes”, transforma los deseos en órdenes, busca la completud del Otro para no confrontarse con la
falta, que es lo que lo angustia. El obsesivo intenta construir un Otro no tachado, completo; por ello es
especialista en matar el deseo del Otro.
En cambio, la histérica busca ubicar la falta en el Otro, está convencida de que la manera de ser un ser
deseante, es que ese deseo se mantenga insatisfecho. Por eso produce situaciones en que el deseo se
ponga en juego en relación con el Otro. Se dedica a provocar el deseo del Otro para mantenerlo
insatisfecho. Es una trabajadora por el bien del deseo, por mantener vivo el fuego del deseo. 
✒Voy a terminar con una frase de Lacan sobre el deseo, ubicado en el Seminario 5 (página 374): “Por
decirlo todo, cada cual tiene su pequeño deseo más allá, tan solo está más o menos intensificado. Pero, en
el caso especifico del histérico, el deseo como más allá de toda demanda, es decir, en tanto que ha de
ocupar su función en calidad de deseo rehusado, desempeña un papel de primerísimo orden. Nunca
comprenderán ustedes nada de una o un histérico si no parten de este primer elemento estructural.”
SEMANA 7
Semana 7 – Pablo Olivero

Lectura de casos. Actualidad clínica


En esta clase veremos dos casos clínicos: uno es el caso “Cristina”, de esta semana, y el otro es el caso de
“Más allá de la vitrina” de la semana 5. Veremos estos casos teniendo en el horizonte el síntoma.
El síntoma según Miller
Para introducirlos, retomamos una definición de Jaques Alan Miller del síntoma. La definición se ubica en
uno de sus textos donde compara al síntoma con el Dios Jano, el Dios de la mitología romana que tiene dos
caras. El síntoma tendría dos caras:
🙇💬 Síntoma-mensaje: Es una cara de verdad, que se presta al desciframiento, a la interpretación. Se
ubicaría en los registros lacanianos simbólico-imaginarios. Es un síntoma que habla, un mensaje que se
entiende al descifrarlo.
🤐🤷 Síntoma-goce: Cara real, fuera de sentido, no se presta a la interpretación. Hay un resto que la
interpretación no puede descifrar. Ese resto Freud lo va a llamar “resto sintomático”.
En esta lectura de casos, además de la dimensión clínica del síntoma vamos a introducir la dimensión
clínica de la fantasía. Lacan va a ubicar al fantasma como una extracción de la fantasía freudiana, pero con
una elaboración más compleja. Lo que nos interesa destacar en la lectura de los casos, es la implicancia de
la fantasía en el síntoma. Como decía Freud: los síntomas se encuentran determinados por la fantasía
❓ La clínica de la pregunta
Seguiremos dos vertientes: una es la clínica de la pregunta y la otra es la clínica de la respuesta, en tanto el
objeto está en el fantasma. Haremos más énfasis en la primera.
Lacan, en su primera época, si bien pone en juego el síntoma en la clínica de la pregunta, también trabaja
otros ejes como: el deseo, la identificación, el lugar del padre y la pregunta. Son ejes que hemos visto
anteriormente en relación con la estructura histérica y la obsesiva. 
Para comprender la clínica de la pregunta hay que recordar que las neurosis tienen inscripto el significante
del Nombre del Padre, por lo que es posible la metáfora paterna. 
Cuando un sujeto se dirige al Otro, al campo del Otro, en el horizonte tenemos una pregunta que Lacan
ubica como “¿qué me quiere?”. Lo hemos visto en el desarrollo de la metáfora paterna en relación con el
deseo de la madre: ¿qué quiere el deseo de la madre? El deseo de la madre es un antecedente de lo que
Lacan ubica más adelante como el deseo del Otro. Ese deseo que implica un vacío de sentido, un Otro en
falta, tachado. 
Esta pregunta sobre el deseo de la madre y sobre el ¿qué me quiere? tiene una respuesta: el Edipo (que no
es una respuesta completa sino fallida). Y esta pregunta va a tomar diferentes formas según se trate de
una neurosis histérica o de una neurosis obsesiva. En la histeria va a estar dirigida a la feminidad, y en la
neurosis obsesiva va a estar dirigida a la propia existencia en el mundo, relacionada a la muerte.
🤔 ¿Qué implica hacerse una pregunta? 
Lacan en el Seminario 3 ubica que en el neurótico la pregunta está amordazada y es secreta, está dormida.
Por más que el sujeto se haga esta pregunta, lo hace sin saber de ella. Es verdad que esta pregunta se
puede hacer desde el Yo. Pero recordemos que el Yo desconoce la división subjetiva, por lo que es posible
que esta pregunta -secreta y amordazada- se despliegue desde el síntoma. 
Podemos articular esa cara del síntoma que habla, que quiere decir algo, el síntoma como mensaje. Es a
partir del despliegue de esta pregunta que podemos ubicar a la cara del síntoma como mensaje. Este
despliegue de la pregunta en el síntoma, Lacan la va a desarrollar en términos de movimientos dialécticos:
Se parte del planteo de una pregunta, se posibilita una inversión dialéctica y se origina un nuevo desarrollo
de verdad.
Todo sujeto llega a análisis con una hipótesis o un saber sobre su padecimiento, y ese saber está, de algún
modo, al servicio de su satisfacción. Por eso, conmover alguno de estos saberes (por ejemplo,
produciendo una inversión dialéctica) tiene un impacto directo, en el tipo de satisfacción que tiene el
sujeto en el síntoma. Es decir, donde la pregunta se desencadena las cosas no vuelven a ser como antes,
ya que implican un nuevo desarrollo de verdad. Principalmente, porque el sujeto se involucra, haciéndose
responsable de una satisfacción que obtenía.
Cuando la pregunta en relación con lo femenino de la histeria se hace desde el Yo, nos encontramos con
una respuesta anticipada. En Dora esto se puede ver en el lugar que ocupa “la otra” mujer, en este caso la
señora K. Dora le da ese lugar: es la señora K “la que sabe” sobre la feminidad; para Dora ella es una
verdadera mujer. Es el lugar que tiene “la otra” mujer en la neurosis histérica.
Es por esto que se puede enlazar la pregunta con el deseo insatisfecho. En la histeria se mantiene el deseo
insatisfecho, suponiendo en el horizonte la satisfacción de otra mujer. Esto le sirve como estrategia, para
que sea la otra mujer la que responde por el enigma de la feminidad. Aquí nos encontramos con una
respuesta anticipada, que le otorga a otra mujer un saber, que responde al enigma sobre la feminidad.
Entonces cuando se despliega la pregunta en el síntoma estos se ponen a hablar, entonces es posible el
descifrado. Esta es la cara del sentido del síntoma, la cara de los desarrollos de verdad. Esto se puede ver
en la tos de Dora, que -además de ser una identificación- abre el terreno de la fantasía, implicada en ese
síntoma. 
El síntoma como compuesto. 
El síntoma para Freud tiene múltiples sentidos, pero al menos uno de ellos realiza la relación sexual.
Nuevamente aparece la importancia de la función de la fantasía en el síntoma, como aquel elemento que
permite soldar lo pulsional con un sentido. Mejor dicho, la fantasía es lo que permite darle un marco a eso
pulsional, una escena y, a su vez, agregarle un objeto a la pulsión (la cual carece de objeto
predeterminado).
👻 La clínica de la respuesta. 
El fantasma es una respuesta -como comportamiento- ante la pregunta que suscita el deseo del Otro. Lo
interesante es marcar que, a diferencia de la clínica de la pregunta, esta respuesta no es en términos
significantes, sino a partir de la prevalencia del objeto en el fantasma. 
En los casos de esta clase, vemos cómo se trabaja la dimensión clínica del síntoma, luego de que la
pregunta se despliega (en el síntoma). La pregunta se despierta y el síntoma se trabaja bajo transferencia,
lo que permite la interpretación y el descifrado, es decir: la vertiente del síntoma como mensaje. 
También, en los casos se trabaja la dimensión clínica de la fantasía, para que el sujeto logre percatarse de
qué es lo que cubre la fantasía, de qué lo protege. Una vez tocada la fantasía, puede surgir el
confrontamiento del sujeto con los restos sintomáticos, con ese goce que está presente en la cara real del
síntoma. La cara del síntoma como goce. 
Para llegar a esta cara real del síntoma, primero es necesario pasar el síntoma-mensaje y su articulación
con la fantasía.
💦 “Cristina”
Pasemos ahora a los casos, en los que vamos a ubicar algunas cuestiones muy puntuales sobre la clínica de
la pregunta. El caso que nos compete esta semana es un caso de histeria donde la paciente se presenta con
un síntoma que la hace padecer de cierta urgencia a orinar. En ausencia de su partenaire, aparece un
fantaseo con una otra mujer, donde esta otra tiene el lugar de la que responde el enigma. En esa otra
mujer aparecería la satisfacción. 
Este es, justamente, uno de los puntos que la paciente ubica en sus dificultades sexuales con su partenaire.
Su insatisfacción sexual y el fantaseo, le permite armar una “otra” que sí, sabe de satisfacción, esa otra se
satisface. Ese lugar donde aparece la función de la otra es uno de los puntos a destacar. 
La paciente localiza el síntoma: este aparece cada vez que se separa de alguien, o cuando alguien está
alejado de ella. En análisis, surge la pregunta: ¿Por qué aparece este síntoma cuando el otro se aleja? Se
despliega la pregunta en el síntoma dando lugar al síntoma transferencial, que va a hacer surgir un
descifrado de recuerdos y escenas. 
A partir del despliegue de este síntoma, se vuelve posible localizar el síntoma de la neurosis infantil, como
así tambien el lugar del padre; que estaba idealizado desde el amor, pero también se ve el punto de caída
de este padre y la elección amorosa -de objeto- de la paciente en relación con ese punto de caída.
Hay un acontecimiento importante en donde su partenaire está más cercano. Esto hace vacilar ese
fantasma que ella ponía en juego: el fantaseo en relación con la otra mujer, que lo ponía en juego en
ausencia. Esa fantasía tenía como condición el alejamiento del otro, por lo que ya no puede apelar a ella,
entonces se encuentra con el factor sexual, se plantea qué le ocurre a ella con la sexualidad. 
La sexualidad aparece como un factor discordante, porque se recrudecen los síntomas en este punto.
Veremos que hay un cambio en las condiciones del síntoma: antes, el síntoma se producía cuando el otro
se alejaba y ahora hay una cierta inversión. Hay que percatarse de esto: el síntoma aparece cuando el otro
llega, cuando ella llega o está por llegar. Esto permite una apertura de un nuevo enigma en relación con el
goce, comenzando a develarse el punto de satisfacción anudado al síntoma.
Este trabajo del síntoma transferencial permite arribar a una escena fundamental, donde se puede ubicar
la función de la fantasía en relación con enmarcar lo pulsional. Y, por otro lado, se presenta el agregado de
un objeto a esa pulsión. Una vez que se toca esa fantasía, esa escena infantil, es posible que surja lo que
Freud denomina “restos sintomáticos”. Estos resisten a la interpretación, es aquello que no es posible
descifrar. Aquí se ubica el sueño del “desborde acuático”, eso que insiste y no logra ser descifrado. 
Este trabajo en análisis -a partir del síntoma y la implicación de la fantasía en el síntoma- permite que la
paciente pueda soltarse en lo sexual y habitar lo femenino, sin necesidad de recurrir a este fantaseo con la
otra.
👀 “Más allá de la vitrina” 
Este caso tiene coordenadas diferente, no todos los elementos vistos en el caso anterior van a estar. En
este caso, hay una prevalencia de la mirada y de un significante (vitrina); que, por un lado, marca la
relación con el goce de la paciente y, por otro, condensa el mostrar y el esconder, que son sus
comportamientos en todo el caso. 
Aquí también hay un acontecimiento que hace vacilar la modalidad mostrar-esconder (la imagen de
belleza que le permite cubrirse): es un encuentro con una otra mujer que le permite un instante de ver. Un
instante presente en el fantasma, donde la paciente puede “ver” -más allá de la imagen de belleza y el
amor que recubría esto- una escena fundamental: Su infancia, justamente, está marcada por la mirada
materna. 
Después de este trabajo en el síntoma y luego de tocar la posición fantasmática de la paciente; fue posible
ver que el síntoma que había aparecido inicialmente, en relación al cuerpo, pudo ceder. También fue
posible producir un encuentro con un partenaire, de un modo donde no estuviera tan implicada la mirada.

SEMANA 8
LDC Liberman, D Semana 8
✒Naparstek F., La época actual y la psicopatología 
✒Bousoño, N., Una culpa gorda. 
✒Gasbarro C., Habilitar al sujeto: una orientación del psicoanálisis aplicado.
Lecturas de casos. Actualidad clínica
Vamos a leer la actualidad del síntoma. El texto de Fabián nos va a introducir en las nuevas modalidades en
que se presenta el síntoma, y las consecuencias que tiene la época en lo que respecta a las patologías y el
síntoma.
El texto de Naparstek nos invita a ir a un texto freudiano, Tótem y Tabú, en el cual Freud nos plantea el
origen de la cultura. Ahí, plantea el mito de la horda primitiva, la cual estaba dirigida por el protopadre,
quien gozaba de la satisfacción plena, de todas las mujeres. En función de esto, se organiza un pacto entre
hermanos (hermandad) en la cual se planifica el asesinato del padre y la comida totémica, la cual se basa
en ingerir, en incorporar al padre y, por ende, la ley. Entonces, la ley se instaura y todos pactan someterse
a ella: “Ninguno gozara de ese lugar de satisfacción plena que gozaba este protopadre”. 
Freud orienta a pensar que la cultura se basa en la renuncia a la satisfacción plena, en una prohibición;
para formar parte de la cultura, es necesaria una renuncia a la satisfacción plena. El beneficio de formar
parte de la cultura es que va a dar un orden de convivencia; va a instaurar distintos tiempos.
A la incorporación de la ley paterna y la renuncia, Freud le otorga un valor libidinal, que se va a sostener en
la economía de la satisfacción que dictará dos tiempos:
🚫 Un tiempo de prohibición, de postergaciones, de renuncia en pos de grandes ideales
🥳 Un tiempo de fiesta en el que está permitido lo prohibido, un tiempo de exceso -de tiempo acotado- en
el cual se pueden infringir las leyes, en el cual se da rienda suelta a la satisfacción.
Ejemplos: el carnaval se realiza en una determinada parte del año, hay que atravesar todo el año para
llegar a esta fiesta, que dura un tiempo determinado, donde se puede lo que no se podía, se juega a
disfrazarse y a ser otra cosa. 
En la semana, de lunes a viernes, se tiene un determinado horario para hacer las cosas, una rutina, y el fin
de semana es el tiempo del descanso, de la fiesta, de hacer otra cosa, de romper con lo estipulado que se
da durante los días hábiles. 
☛De este tiempo de fiesta (que es para todos, que implica un exceso y que está estipulado de inicio a fin)
queda un resto que propicia la próxima fiesta.
📌Entonces, la cultura regula, bajo la Ley del Padre, el tiempo de las prohibiciones que incluye el tiempo
de fiesta, que también está regulado.
La época actual supone una inversión de los tiempos: Hay una caída de la autoridad, de las creencias, hay
un fuerte cuestionamiento a las instituciones hegemónicas que regulaban la vida (matrimonio, patriarcado,
leyes, etc.). Lacan lo había advertido muy al inicio de su enseñanza, la decadencia de la figura paterna y de
la ley del Padre, que se fue acentuando en estos últimos años.
Hay una inversión de los tiempos con un predominio en el exceso, con la idea de que con este exceso se
puede lograr una satisfacción plena, total. Se empuja continuamente a este exceso. Se intenta que el
tiempo de fiesta que antes estaba regulado, empiece a desmarcarse de estos límites, proponiéndose como
ilimitado e interminable. Refiere a la fiesta que dura días, que no se concluye, con las consecuencias que
acompaña y con lo que a nosotros nos respecta: el síntoma.
🙇Presentaciones del síntoma en la clínica de la época de la decadencia del NP
El síntoma tiene un modo de presentarse diferente al tiempo freudiano. Son síntomas que, en principio, no
responden a un sentido. Son sujetos que al consultar están identificados a las patologías de la época, a
significantes de la época: toxicomanías, alcoholismo, anorexia, bulimia. Son nombres que la época brinda a
las patologías actuales. Los sujetos cuando consultan, muchas veces, vienen identificados con este nombre,
con este significante de la época.
Freud describe al padre como una “función” que pasa al niño a través de la versión materna: la versión del
padre es transmitida a través del discurso materno, a través de lo que la madre dice del padre, es la versión
que ella tiene del padre (por ejemplo, un padre impotente, idealizado, al que hay que temer, etc.). Muchas
veces estas versiones no coinciden con la versión de carne y hueso, lo cual se verifica en la clínica: hay un
determinado momento donde el sujeto se despierta y dice: “esto que siempre creí nunca fue, o no es tal
cual lo creía”. 
Lacan retoma esto y propone el tercer tiempo del Edipo, el “no” del padre. Es importante que el padre esté
encarnado en carne y hueso; no importa tanto quien es el padre biológico, sino que cumpla la función para
el niño (lo veremos con detenimiento cuando abordemos el caso Juanito y los tres tiempos del Edipo).
En la época actual nos encontramos con patologías que Freud denominó neurosis actuales, consideradas el
“grano de arena” sobre el cual se monta el síntoma. Si responden a la ausencia de deseo, las llamamos
“neurastenias”; si responden a la angustia las llamamos “neurosis de angustia”. Hoy en día, los manuales la
denominan “ataques de pánico”. Nosotros las leemos bajo esta rúbrica freudiana.
📌Retomando, los síntomas en principio no estarían articulados al Nombre del Padre y a la significación
fálica, sino que habrá que hacer un trabajo para que empiecen a cobrar un sentido y se anuden a ellos.
Son síntomas que no tienen un sentido para el sujeto, son “cosas que pasan”.
Entendiendo al síntoma como compuesto, verificamos que los actuales se ubican más del lado pulsional,
del lado somático; por lo que va a ser necesario ponerlos “en forma” para que puedan ser analizables, para
que dialecticen, que cobren alguna significación fálica y se anuden al Nombre del Padre. 
Esta puesta en forma va a requerir de la obra del analista, de un análisis: es necesario que el síntoma tome
la forma de un enigma, de una pregunta, “algo quiere decir”: ¿por qué me pasa esto? Se debe pasar lo
pulsional al campo del Otro, al campo de una pregunta, de un historizar. Se busca que cobren
significaciones para el sujeto, que este le pueda dar un sentido a eso que le pasa.
La maniobra del analista, entonces, es hacer pasar este síntoma originario y transformarlo en un síntoma
artificial bajo transferencia para que cobre otro sentido. Se debe pasar al síntoma autístico al campo del
Otro. Esto lo veremos con el contrapunto de los casos clínicos de esta clase.
🐷Casos clínicos
Son dos casos actuales de mujeres jóvenes que tienen entre 30 y 33 años. Consultan por obesidad,
identificadas al significante de la época: “ser gorda” o “ser obesa”, significante que las  nombra y atrapa. En
ambos casos, encontramos el “no poder parar”, dicho de diferentes formas en el discurso de cada una,
esto refiere al modo de nombrar lo ilimitado de la pulsión, que pide más y más, que cuanto más se le da
más pide (circuito pulsional).
☛ En un caso se tratará de atracones, en el otro de comer hasta que “no entra nada más”. Identificamos al
objeto alimento indiferenciado, no hay un tipo de alimento que se quiere, sino que es un comer vía
atracón o hasta que no entre nada más.
La compulsión (comer interminable) responde a la exigencia pulsional ilimitada. El límite no es subjetivo, no
está del lado del sujeto. No está del lado del sujeto el decir que “no”, “basta”, el freno; sino que está en
otro lado, en que “no entra más”. 
En ambos casos, la zona privilegiada es la zona oral; que pone al descubierto la cara muda del síntoma, lo
pulsional, lo somático. El síntoma actual deja ver la cara de la exigencia pulsional.
☛ La intervención del analista estará orientado a introducir, habilitar la palabra, hacer hablar esto
pulsional, historizarlo, enigmatizar, hacer una pregunta. Se trata de intentar poner en la cadena
significante esto fijo, esto que insiste, para que pueda ser dialectizado, posibilitando que las sujetos
pongan sus propias significaciones, sus sentidos, sus razones. Freud y Lacan ya lo advertían: las
significaciones siempre son fálicas, es decir, tienen un sentido fálico, refieren siempre a la constitución
edípica (refiere al padre, a la madre, a las identificaciones).
☛ En ambos casos, el padre aparece por la vía de los regalos: en un caso, habilita el regalo del padre por
vía del amor a servirse de este padre, a tomar este don, esto que da el padre, a elevarlo en un lugar para la
sujeto que va a pivotear su vida alrededor de esto y va a poder proyectar y construir una vida.  Al comienzo
del análisis se encontraba aplastada y gracias a este se produce un viraje hasta servirse del padre, ponerlo a
su servicio, hacer uso del don del padre. 
En el otro caso se encuentran los regalos desmedidos del padre a los que la paciente, vía análisis, puede
decir que “no”. Se habilita a limitar los regalos del padre, que ni quería ni pedía. Se trata de ubicar un
limite a lo ilimitado paterno, que le permitirá distanciarse de esta identificación al rasgo al padre en lo
ilimitado. (El regalo ilimitado, excesivo, sin fin del padre, en ella se manifiesta en el comer excesivo). A
partir de que puede limitar al padre -decirle “no”- puede servirse de él.
☛ En ambos casos, el análisis posibilitó tomar la palabra en las sujetos. En un caso, será verificar que
puede hablar sin la influencia del alcohol, sin esta muleta o ímpetu. En el otro caso, cuando la analista le
señala que con la gordura “apaña” la insatisfacción de la cual se queja (esta inversión dialéctica que
produce un tapón), le posibilita pronunciarse, empezar a hablar de su propia insatisfacción; entonces hay
algo del deseo que empieza a funcionar y deslizarse. En este segundo caso, también está la identificación a
la madre: una madre silenciosa, con plena gratitud, el “no decir nada” al padre. Se verifica que puede
separarse de esta identificación para posibilitar otra cosa. Pasa de “ser una vergüenza”, a “tener
vergüenza” de la mirada de un hombre.
☛En ambos casos, se pasa de “ser una nada” a “tener una culpa”, referida a la gordura. Se produce un
efecto terapéutico significativo: al comienzo, se percibe el goce pulsional, solitario, autístico, sin lazo al otro
y luego se produce el pasaje a sintomatizar la obesidad; lo que implica poder hablar de eso apuntando a la
propia subjetividad. Los kilos, la gordura, la obesidad: significan para cada una lo propio, lo singular, lo
referido a sus propias marcas. Cuando algo de esto se mueve el efecto terapéutico que acompaña, es la
pérdida significativa de kilos.
La época actual, entonces, requiere de la puesta en forma del síntoma: pasar del síntoma original al
síntoma bajo transferencia, que va a permitir dialectizarlo, sintomatizarlo, poder empezar a hablar de él y
ubicarlo en otro lugar.

SEMANA 11
Semana 11 – CLC 
✒Tarrab. Producir nuevos síntomas
✒Berger. Del ataque de pánico a la angustia como brújula.

Lecturas de casos: Actualidad clínica


Introducción
Las clases de esta semana inauguran el último trayecto de la materia. A partir de ahora, entraremos en la
última unidad temática, en la que vamos a abordar fobias y perversiones, junto con un articulador central:
la angustia.
En este espacio, hemos estudiado las estructuras neuróticas (histeria y neurosis obsesiva) siguiendo la pista
del síntoma. En este trayecto de la cursada daremos continuidad a ese trabajo.
Iniciaremos esta unidad temática trabajando sobre la actualidad clínica. Esto representa una novedad ya
que anteriormente partimos de casos clínicos clásicos de los historiales freudianos. Ahora, en cambio,
vamos a trabajar en torno a la pregunta de ¿Cómo leemos la clínica actual?, ¿Cómo se presentan los
nuevos síntomas?, ¿Cómo se abordan estos? Estas preguntas ya se habían enunciado alrededor de la
Semana 8, en el video del CET y el espacio de Teóricos. Allí se habían planteado cuestiones en torno a la
época actual y el síntoma-goce, que son líneas que están muy en continuidad con el planteo que hace
Tarrab en su texto. Retomaremos esas líneas, dando un paso más en la pregunta por los síntomas actuales.
Les propongo pensar lo actual en la clínica no sólo en relación con la época, sino también en torno a
aquello que Freud conceptualizó como “Neurosis actuales”. ¿Qué relación podemos establecer entre estas
dos vertientes?
Tarrab. Producir nuevos síntomas
El texto de Mauricio Tarrab surge de una conferencia que da en el año 2005, en el marco de unas Jornadas
que centraban su trabajo en el tema de las nuevas angustias y los nuevos síntomas. Allí, va a retomar el
trabajo sobre tres cuestiones centrales que pone en articulación: época, nuevos síntomas y la novedad
lacaniana.
☛ Época: En relación a la época, el autor advierte que se trata “de la época del rechazo del saber, de la
decadencia de las referencias ligadas al ideal, de la vacilación de los semblantes en la cultura”. Señala que
se trata de un “mundo escéptico, increyente respecto de la eficacia del saber y cada vez más cínico”.
Recuerden que Eric Laurent hablaba época actual en relación con la caída de los grandes relatos. Hay que
decir que esta caída, esta vacilación, la puesta en cuestión de las referencias simbólicas, tiene incidencia en
la configuración de los síntomas, así como también en la eficacia de los abordajes terapéuticos, los
tratamientos. Estas son las dos líneas que el texto propone a continuación.
La descripción que realiza de los nuevos síntomas está muy en sintonía con lo que veníamos trabajando en
la cátedra como síntoma-goce. Es decir, se trata del síntoma que no pide nada, que se basta a sí mismo,
que es fijación de goce y no se dirige a Otro. Se trata de un “puro goce”, “que no sirve para nada”, goce que
se presenta opaco, y que no va acompañado ni recubierto por ningún sentido. Se trata de la presentación
de ese duro núcleo pulsional sin ningún recubrimiento, sin envoltura. 
Recordarán la metáfora que Freud propone en el caso Dora, sobre el grano de arena en torno al cual el
molusco forma la perla. Aquí no encontramos perla. Son síntomas que van a contramano de la vertiente
simbólica (no invitan a pensarlos como un mensaje a descifrar).
☛ Nuevos Síntomas: Tarrab propone una serie de estos nuevos síntomas: toxicomanía, anorexia, bulimia y
ataques de pánico. Además, señala la proliferación de las variadas formas de manía y la inercia de la
depresión. Estos nuevos síntomas, que pertenecen a la época actual, no pueden ser leídos desde la
fórmula del síntoma como compuesto (donde la fantasía es el marco que permitía sostener juntos -
mediante una soldadura- aquellos componentes heterogéneos del síntoma: pulsión y sentidos).
Nos encontramos con síntomas que rechazan el inconsciente y prescinden del Otro. En este punto, nos
acercamos a lo que Freud planteaba como los síntomas de las “Neurosis Actuales”. Recordaran que, en
determinado momento, él distingue “Neurosis de Transferencia” de “Neurosis Actuales”. Estas últimas, son
neurosis que se caracterizan por presentar síntomas que no son producto de un procesamiento psíquico.
Allí no hay conflicto inconsciente, ni instancias en pugna, no hay represión, ni su fracaso. Nos encontramos
con los síntomas que son, más bien, efecto directo (no mediado por procesamiento psíquico) de un
quantum de tensión sexual somática, no derivada de la manera adecuada. Freud señala que estos síntomas
son inasequibles al tratamiento analítico (ya que no cuentan con tramitación psíquica ni hablan en el
inconsciente) 
☛La novedad lacaniana: Los síntomas de la época actual, también ponen límite a la eficacia del
psicoanálisis, evidenciando los límites de nuestra práctica. En este punto Tarrab introduce “la novedad
lacaniana”: la apuesta del psicoanálisis por hacer entrar esos síntomas al campo analítico, pese a su
resistencia. 
↳♆ La novedad lacaniana ha permitido construir una clínica posible de estos síntomas, una clínica que no
será la del desciframiento: “a mi juicio no hay desciframiento de la anorexia ni de la intoxicación, ni del
pánico, ni de la computadora, eso no se descifra”. Este es el punto de detención que él va a ubicar en la
operación freudiana; es decir, que si se intenta descifrar estas prácticas -que son “más prácticas que
sentidos”- vamos hacia el fracaso. 
Por el contrario, se trata de producir un corte en el funcionamiento de estos síntomas, de conmover algo de
esa fijación de goce, propiciando que estas se enlacen a un Otro y que algún sentido se pueda hacer oír allí.
El autor lo dice de esta manera: “Si la época, si los síntomas actuales resisten al discurso, la apuesta
analítica es hacer que se traduzca en términos de saber, lo que se realiza como goce. La apuesta es hacer
entrar algo de eso que no quiere saber, en el campo de una interrogación”.
Una joven que no era Otaku: Esta manera de leer la clínica y las maniobras que involucra, se evidencian
muy bien en las viñetas que forman parte del texto. En “Una joven que no era Otaku”, se ve muy bien
cómo hay una maniobra inaugural: aquella donde el analista enfatiza, casi al extremo, esas pocas palabras
que la muchacha joven enuncia. Ella dice que se considera “un caso perdido” y que cree estar “inutilizada”.
A partir de la maniobra de enfatizar esas pocas palabras, alguna interrogación puede empezar a
desplegarse.
Tres cuestiones más respecto de la novedad lacaniana. (Decíamos que consiste en haber construido una
clínica posible para abordar los nuevos síntomas) 
↳♆ Es una clínica que se caracteriza por no ser una clínica del consumo. Esto quiere decir que es una
clínica que no des-responsabiliza a los sujetos, ya que, de esa manera, los tornaría inanalizables. 
↳♆ No se sirve de categorizaciones y tratamientos predeterminados y estandarizados. Es una clínica que
preserva la heterogeneidad, que va contramano del empuje homogeneizante de la época, constituyendo
una clínica de lo singular. 
↳♆ Finalmente, se trata de una clínica que conviene ser leída a la luz de la última enseñanza de Lacan.
Porque es allí donde encontramos las herramientas conceptuales que nos permiten orientarnos respecto
de las maniobras que hay que producir, para que esos nuevos síntomas consientan ser abordados por un
tratamiento analítico.
Berger. Del ataque de pánico a la angustia como brújula.
Tenemos, por un lado, los nuevos síntomas y la novedad lacaniana por otro. El tercer eje surge de la
lectura del caso de Andrea Berger. Se trata de extraer del conjunto de los nuevos síntomas a la angustia,
cuando esta se hace presente bajo la forma del ataque de pánico.
😱 El ataque de pánico es un diagnóstico bien actual que nombra una de las formas bajo las que se
presenta aquello que Freud describió en 1894 como “Neurosis de Angustia”. Freud define las Neurosis de
Angustia como un complejo de síntomas que se agrupa en torno a ese síntoma central, la angustia, que da
el nombre al cuadro clínico. Dentro de este complejo de síntomas, se destacan: la irritabilidad general, la
expectativa angustiada, el ataque de angustia, el terror nocturno, el vértigo y el mareo.
En el inicio del caso clínico nos encontramos con muchos de estos índices, como parte de la descripción
inicial de su padecimiento. Se trata de episodios que le producen un sobresalto, taquicardia, sudoración,
falta de aire y mareo. Lo resume de esta manera: “un tsunami que me pasa por encima”. 
📌Se trata de la angustia en su cara de angustia fisiológica o automática, que irrumpe de manera
totalmente imprevista y deja al sujeto pasivizado, desvalido, frente a un exceso de excitación imposible
de tramitar por el aparato. Lo que se verifica en ese momento es la ausencia de palabras, de
representaciones, de significantes que puedan nombrar de alguna manera a esa angustia.
Hay un detalle del caso, de la presentación clínica, donde nos detenemos: la demanda de análisis no se
produce por los ataques de pánico, sino que es producto de la derivación del psiquiatra, quien inicialmente
atiende a esta chica. La demanda de análisis se produce en torno al malestar que a ella le genera la
intervención del psiquiatra que va en contramano de la primera intervención: la de su padre. Éste le da una
medicación para que ella se alivie, y el psiquiatra le contraindica su uso, ofreciéndole otra. Sobre estas
coordenadas, sobre “esta célula inicial”, el trabajo analítico se comienza a desplegar. Este le permite hacer
una lectura de esos episodios a la luz de su historia y se va enlazando esa vivencia disruptiva y paralizante
con algunos sentidos. Se verifica la insistencia de un mismo circuito: la puesta por complacer al Otro, por
colmar su deseo, haciéndose ella objeto; lo que la deja paralizada, mareada y encerrada.
Esta elaboración de saber se produce en análisis, y la habilita a ciertos cambios. 🚦❗Finalmente, los
ataques de pánico ceden, pero subsiste la angustia bajo la forma de una inquietante extrañeza, angustia
que ya no es esa angustia automática, sino que es la angustia en su cara de señal: señal, advertencia, de
un peligro que permite un uso instrumental. Es una angustia que orienta, por eso, es una angustia que
nombramos como “brújula de lo singular”. Orienta y permite hacer la extracción de esa causa singular a la
que hacía referencia Mauricio Tarrab.
Retomamos una frase del caso de Andrea: “la angustia, una función clave que nos orienta en la
construcción de un síntoma”. La orientación es, entonces, a producir nuevos síntomas en transferencia,
que sean abordables por el discurso analítico, que supongan la presencia de un enigma que habiliten a la
interrogación, a desplegar un sentido, y que sea posible entonces, ponerlos al trabajo en relación con un
Otro.
SEMANA 12
LDC Rago, S Semana 12

✒Freud S. (1909), Análisis de la Fobia de un niño de cinco años

El síntoma fóbico en el caso Juanito

El lugar de la Fobia en las nosografías freudianas. 


Freud habla de las Fobias en este segundo momento de su nosografía ubicándolas dentro de las Neurosis
de Transferencia, junto a la Histeria y la Obsesión. Esto ya nos dice algo en relación a la formación del
síntoma fóbico, ya que no se trata del síntoma sólo en su cara pulsional, como sucede con las Neurosis de
Angustia (pertenecientes a las Neurosis Actuales). 
El síntoma fóbico se trata de un síntoma-mensaje, un síntoma que llama al Otro, que quiere decir algo. En
realidad, tenemos que ubicar que Freud piensa a toda neurosis como mixta: siempre hay algo de “actual”
en toda neurosis, entendiendo por actual a esa energía no ligada que no puede ser tramitada por el
aparato. Es decir, que lo simbólico siempre va a tener una limitación, no toda la energía va a poder estar
ligada. 
Esto lo vemos en el caso Juanito en las “fantasías conclusivas” que se ubican como lo que dan cuenta de
cierta cura. Freud ubica que allí queda un resto no solucionado. Dice que todo saber es un fragmento y
que, en cada estadio, queda un resto no solucionado.
En el historial de Juanito (1909), Freud se refiere a la Fobia como “Histeria de angustia”, porque allí opera
el mismo mecanismo psíquico que en la Histeria, salvo en un punto. Se parece en que la represión, escinde
la representación inconciliable del monto de afecto. Pero, mientas que en la Histeria el afecto va al cuerpo,
en la 6Fobia, se libera como angustia. Acá se observa lo que Freud va a plantear en el texto Lo inconsciente
(1915), donde dice que primero ocurre el mecanismo de la represión y, luego, el monto de afecto se muda
en angustia. Más tarde, en Inhibición, síntoma y angustia (1925) lo revierte: plantea que primero está la
angustia y que luego opera la represión.
La Fobia en el historial de Juanito
Volviendo a Juanito, hay que ubicar a qué lugar viene la Fobia. Como primer punto, el surgimiento de la
angustia aparece en lo que sus padres refieren como “perturbación nerviosa”. 
Pero, previamente, tenemos que ubicar que hay un tiempo donde Juanito no presentaba ningún temor:
era el tiempo donde se corroboraba la premisa universal del falo (PUF: Como si dijéramos que “todo el
mundo goza de la misma manera”, una teoría delirante). Este tiempo es previo a la irrupción de la
angustia. Es un tiempo donde no hay diferencias, donde hay juegos con la madre, donde ella está todo el
tiempo, Juanito está tomado por la madre. Este tiempo se puede seguir en el Capítulo 1 del historial,
donde no hay miedo ni angustia. 
Entonces Freud se pregunta: ¿Por qué aparece la angustia? Él va a dar dos intentos de respuestas que
mucho no lo convencen:
✂🍆 Amenaza de castración: La madre le dice a Juanito que, si se sigue tocando, le van a cortar el hace-
pipí.
👶❌Nacimiento de la hermana de Juanito
Son dos situaciones que se complementan porque, para que la amenaza tenga efecto, se tiene que sumar
la visión de que alguien no responda a esa premisa universal del pene, es decir, que alguien no lo tenga. 
En estos dos intentos de respuestas, hay una cuestión cronológica porque esas situaciones habían
aparecido un año antes, de la irrupción de la angustia. Esto no le cierra a Freud, pero sigue avanzando.
Quedará un impasse freudiano (que luego retomará Lacan). 
📌Lo que tenemos que ubicar, es que la angustia aparece como energía libre que, en un momento
posterior que se va a ligar a algo. 
Tenemos una angustia inespecífica en Juanito, que luego se va a ligar al miedo a que un caballo lo muerda
(aquí el objeto del miedo es el caballo). En Juanito, la acrecentada ternura por la madre sucumbe a la
represión y este afecto liberado se vuelca súbitamente en angustia. Angustia que corresponde a una
añoranza erótica, reprimida, que al principio carece de objeto (y por eso es angustia y no miedo). 
Freud agrega que aunque la añoranza por la ternura de la madre, pudiera ser satisfecha, la angustia
persiste. Juanito sigue angustiado, a pesar de poder estar con su madre.
Freud agrega otro punto: los estados de angustia tampoco son provocados por la masturbación. No
aparece angustia por obtener una satisfacción; la masturbación no provoca angustia.
😱 ☛Angustia traumática: En un primer momento la angustia irrumpe en el aparato, sin estar ligada a
nada. Esto tiene que ver con lo que Freud denominó angustia traumática (no lo nombra así en este texto,
es una conceptualización posterior). 
🚦 ☛Angustia señal: En un segundo momento, el aparato va a tramitar algo de la angustia, que se va a
poder ligar. En el caso de Juanito, se liga a un objeto específico: el caballo. Así, lo que aparece cuando
Juanito dice: “el caballo me morderá”, tiene que ver con una angustia señal, se prenden las alarmas. 
Si bien sigue estando el impasse freudiano de por qué aparece la angustia, tenemos que resaltar que:
tenemos una energía liberada por el mecanismo de represión, que se muda en angustia. Y luego, con la
Fobia, se va a ligar a un objeto; es decir, entra al campo psíquico y se puede empezar a desplazar.
La Fobia como solución
La Fobia es un síntoma. Implica el pasaje de esa energía libre -mudada en angustia-, al armando de un
síntoma fóbico, que permite una localización. 
Con el síntoma fóbico (el miedo a los caballos), Juanito sabe por dónde ir y por dónde no: el armado del
síntoma fóbico permite una localización. Lacan va a decir que la Fobia arma una “geografía del espacio”.
Así como el síntoma histérico localiza algo en el cuerpo (“geografía corporal”) y la neurosis obsesiva arma
una localización en el pensamiento (“geografía del pensamiento”), el síntoma fóbico arma una “geografía
del espacio”.
Podemos establecer una diferencia más respecto a los otros tipos clínicos de neurosis (sobre todo con
respecto a la neurosis obsesiva). 
☛En la Fobia, el afecto liberado se liga a un sólo representante: el caballo. En la neurosis obsesiva, se va
desplazando de representante en representante. 
Aún así, Freud dice que en la Fobia hay un trabajo psíquico incesante para poder ligar la angustia liberada.
“Se bloquean cada una de las ocasiones posibles para el desarrollo de angustia, mediante unos parapetos”
(Freud, 1909, p. 95) ¿Qué son los parapetos? Construcciones protectoras que implican desplazamientos de
ese único representante. En efecto, Juanito pasa de temerle al caballo, al caballo blanco, al carro
enganchado, etc. En este punto Freud dice que la Fobia se puede aparecer a la neurosis obsesiva. 
☛Podemos agregar una diferencia más con la neurosis obsesiva. La Fobia ayuda a la buena relación con el
padre: el odio puesto en el caballo -que vuelve como miedo- permite amar al padre. No está presente la
ambivalencia afectiva, como en el armado del síntoma obsesivo.
Dijimos que la Fobia es una solución: La Fobia viene a ligar esa energía libre que se muda en angustia, con
un objeto. Toda la operación que hace Juanito es ponerle un nombre a la angustia. Este es el punto fuerte
a tener en cuenta: 
❶ El intento de ponerle nombre a eso que irrumpe, es la elaboración vía lo Simbólico de eso que viene
desde lo Real. 
Lacan no va a considerar a la Fobia como un tipo clínico más (junto con la Histeria y la Neurosis Obsesiva),
sino que le da todo su valor para pensar la estructura. La Fobia no debe pensarse como una entidad clínica,
sino como una “placa giratoria (…)  que vira muy frecuentemente hacia los dos grandes órdenes de la
neurosis: Histeria y Neurosis Obsesiva” (Lacan, 1968-69, p. 280). 
Esto también se lee en el historial de Juanito, donde Freud dice que, si uno va a tomar a un neurótico
adulto en tratamiento, averigua que su neurosis se anuda a la angustia infantil. Algo de lo que se pudo
armar en la infancia con la Fobia, continúa en el neurótico adulto.
❷Lacan dice también que la Fobia es una tentativa de solución del goce. En definitiva, va a ser una
solución sobre qué hacer con el goce del órgano. 
En este punto, Lacan retoma el impasse freudiano de ¿Por qué aparece la angustia?, permitiendo ubicar
que Juanito se angustia por la irrupción de ese pene Real, algo irrumpe en el cuerpo. En esa escena –al
final del Capítulo 1- en la que la madre baña a Juanito y señala a su hace pipí como una “porquería”, ubica
algo que es separable del cuerpo. Señalando, también, algo del tener: Juanito pasa de ser el Falo
Imaginario de su madre a tener un pene Real.
❸Podemos ubicar un tercer punto: la singularidad del síntoma fóbico. Vimos que el síntoma tiene algo
no generalizable, que no puede pensarse para todos igual. El síntoma fóbico no escapa a esta regla e
incluso la acentúa. Veamos por qué…
Miller va a decir que, en el caso Juanito, el padre tiene una responsabilidad mayor en el surgimiento del
fenómeno de la Fobia: el padre como agente terapéutico es un agente furiosamente patógeno.
En el mismo sentido, Lacan afirma que Juanito es abandonado a los 5 años por las carencias de su medio
simbólico. Juanito demanda al padre una asunción más dura, porque este padre es demasiado gentil. Pero
además este padre, también es carente para con la madre, una madre que parece hacer lo que se le da la
gana. Entonces, Lacan ubica a la Fobia como un llamamiento al Complejo de Edipo, a la sustitución del
deseo materno por la metáfora paterna. El padre tiene que operar allí para decir algo sobre este deseo de
la madre. 
En el historial, uno puede leer algo de todo esto en relación a las fantasías de las jirafas. Se puede observar
que hay algo del padre que no opera separando esta jirafa grande –padre- de la jirafa arrugada –madre-, y
donde el niño actúa ahí aplastando a la jirafa arrugada, sentándose encima. El padre no opera separando.
📌Se La verdadera función de la Fobia, dice Lacan, es sustituir el objeto de la angustia por un significante
que atemoriza. Al ubicar un objeto que atemoriza, se produce un efecto tranquilizador. Lacan hace del
caballo, del que se vale Juanito, un Nombre del Padre de recambio: el objeto fóbico es un sustituto del
Nombre del Padre. Hay allí una operación de sustitución que permite ubicar un Nombre del Padre propio;
una invención singular, para poder arreglárselas allí donde el padre no alcanza.
El síntoma fóbico nos enseña que no se trata sólo del síntoma como retorno de lo reprimido, sino que el
síntoma fóbico es también invención.
SEMANA 13
CLC – Semana 13
Lectura de casos. Actualidad clínica.
Comencemos repasando el recorrido que hicimos durante el año…. 
 Vimos autores de psiquiatría clásica,
 Vimos los comienzos de la psiquiatría,
 Vimos los tiempos de las grandes estructuras psicopatológicas,
 Vimos, a través de Freud, el trabajo que hizo sobre la psicosis, para luego ver el aporte desde
Lacan, 
 Vimos el trabajo sobre las neurosis tanto desde Freud como desde Lacan,
 Vimos la lógica del padre, la clínica de la pregunta, el tratamiento del deseo que hace Lacan,
 Vimos casos que no entraban en esta lógica clásica, que no siempre en encajaban (por ejemplo,
cuando vimos la psicosis ordinaria, vimos esa clínica de enganches y desenganches, también los casos de
neurosis actuales).
Llegamos a esta parte del año para ver fobia. Tomaremos solo algunos elementos de lo expuesto en la
semana pasada. Hoy vamos a ver presentaciones actuales en clínica con niños, no fobias en niños, porque
de lo que se trata será de ver qué pasa cuando no se arma una fobia en un niño.
Vamos a ver dos presentaciones de casos actuales de niños, donde lo que ocurre no es exactamente una
fobia, es decir, no es ni tan diferente de la fobia, ni tiene las características para ser fobia.
Retomamos el tiempo cero, donde lo que rige para el niño es la premisa universal del falo, premisa que no
refiere únicamente a que todos tienen pene, sino que todos gozan de la misma manera, que hay algo
universal en esto. En ese momento, el niño y la madre están en una relación imaginaria, el niño está
colmando a la madre en su falta {el niño queda en lugar del falo imaginario de la madre}. Lo que ocurre
allí, es que esto le genera un inconveniente al niño (Juanito), inconveniente que aparece cuando una parte
de su cuerpo empieza a moverse, Esto puede ser enmarcado en la frase: “es el momento de la emergencia
del pene real”, donde el niño empieza a tener inconvenientes. Este es el pasaje de ser el falo de la madre
a tener el falo. Como Fabián indicia en el teórico, el tener implica la posibilidad de perderlo. Es decir que,
en ese momento, el niño queda atrapado en la relación imaginaria con su madre, porque él nunca está a la
altura de poder satisfacerla por completo. Empieza a pescar que hay un más allá de lo que él puede darle.
El niño queda prisionero, como un elemento pasivizado, a merced de los significantes del Otro.
Luego del tiempo cero, aparece el tiempo 1 con la emergencia de la angustia deslocalizada, esa angustia
que siente Juanito incluso en presencia de la madre. Posteriormente, aparece el tiempo 2 donde la
angustia se engancha a un objeto y se empieza a dar otro tratamiento a la angustia, se le da una
localización y se arma una geografía del espacio. Después, está en el tiempo 3, los parapetos fóbicos donde
la cosa se especifica cada vez más.
Vayamos a los casos… Por un lado, tenemos una breve viñeta de Beatriz Sureño (incluida en el libro
Desarraigados, de Miller y otros). Por otro lado, tenemos el caso de Roxana Vogler. Ambos casos tienen
puntos en común. La presentación es de niños que ya vienen diagnosticados con cuestiones referidas a la
alimentación, específicamente, con un cuadro de anorexia. Ahí entra la mirada y la escucha del
psicoanálisis, el escuchar qué hay de particular en eso que, desde otros lados, pueden llamar anorexia. ¿A
qué viene a responder la anorexia? ¿Qué se hace con lo que trae el niño? ¿En qué lugar está posicionado el
niño?
Nos podemos hacer una pregunta: ¿por qué no es una fobia? Diremos que no es una fobia clásica, porque
no aparece un objeto con el que la angustia se anude y localice. Lo que aparece es el arreglo particular que
tiene que hacer cada niño para poder continuar. Pensemos en que el análisis apunta a la constitución del
inconsciente, y tratemos de rastrear cuál es el arreglo posible en estos casos…
El caso de Vogler es sobre una niña de 11 años que no solamente sufre de anorexia, sino que también
siente que un cuerpo no reconoce, aparece una extrañeza, un cuerpo vivido con extrañeza. Esto nos lleva a
la fobia como elucubración de saber: ¿cuál será el saber en juego en esto? La niña está transitando algo
referido al saber sobre su pubertad, sobre la sexualidad, sobre la feminidad, etc., y debemos interrogar en
qué posición queda ella en relación a esto.
En esta presentación inicial, donde la niña tiene un cuerpo que no reconoce, donde llora, donde no quiere
comer, aparecen otros datos: duerme con la madre y, para ello, desplaza al padre, quien duerme en su
habitación, Sobre el padre se sabe poco, solo se sabe lo que dice la madre. Un padre que se lo presenta
como depresivo, que no aporta mucho en la casa, no se entera de las cosas que pasan, etc. La niña
presencia peleas entre los padres. 
Vogler retoma un significante que presenta la niña en las entrevistas, que es el significante “separada”,
significante que utiliza para marcarle a la niña que ella no está separada de su madre, lo cual comienza a
generar un movimiento en análisis.
Este primer momento tal vez lo podemos enmarcar en algún título: Quedar engullida en el goce materno,
donde quedaba reducida al objeto nada, donde quedaba en un estado de indeterminación (como en el
caso Juanito), donde queda pegada a su madre.
A medida que se van haciendo estos movimientos, con el significante “separada”, empiezan a disminuir los
síntomas en el cuerpo, y empiezan a aparecer sueños, es decir, hay un inconsciente que está respondiendo
al análisis. En esos sueños, ella comienza a soñar con otra familia que le da cosas dulces. Ahí, la analista le
marca que cambió a sus padres por unos más dulces. Esto de algo dulce empieza a generar algo, y se
comienza a armar un recorrido que podemos marcar como segundo momento, un recorrido en torno al
objeto oral.
En el primer momento, la madre mencionaba que su hija era muy fantasiosa, y este término es algo
despectivo, porque no tiene la misma connotación que decir “es algo imaginativa”. Sobre esto, la niña
puede definirse a sí misma, ya no como lo hacía su madre, sino que se define como “imagiloca”. De esta
forma particular en la que se nombra, surgen algunos movimientos. Se hace youtuber, arma un blog donde
empieza a contar su camino, su tránsito de la “imagiloca” a la “imagicura”. Aparece el rasgo de invención,
la producción: el síntoma como invención.
A partir de estos movimientos, ella y su cuerpo empiezan a cambiar. Empezó a comer y su cuerpo
reaccionó a ello. En medio de todo esto, sus padres se separan. La niña comienza a hacer preguntas sobre
su cuerpo; un cuerpo que -en su momento- era vivido con extrañeza, ahora le genera preguntas. Esto es un
cambio, porque no responde a un cuerpo que se descontrola, sino que empieza a darle un lugar.
Preguntarse es darle un lugar a eso.
La niña empieza a armar una nueva ficción, empieza a duelar ese cuerpo de niña que empieza a
abandonar. Ahí, Roxana toma el significante “boca cerrada”, respecto de que la niña no le contaba al padre
las cosas que le pasaban. Hay un pasaje del “boca cerrada” al empezar a contar: esa boca que estaba
cerrada para el alimento y para el decir, era una boca en la que no entraba ni salía nada. No sólo entró el
alimento, sino que empezaron a salir cosas, empezó a hablar con su padre, a contarle lo que le pasaba con
su cuerpo. Se sorprendió por la respuesta de su padre, que había un Otro que también escuchaba, no era
solo ese “otro depresivo que no estaba al tanto de nada”, sino que hay un Otro que también podía
escuchar y opinar. Se le armó una imagen de un padre, de un Otro, más vivificado. Había algo de deseo que
tal vez ella no estaba enterada, era un padre que también deseaba cosas. Esto cambia la relación entre
ellos, empiezan a salir los fines de semanas, empieza a cambiar el vínculo con su padre, y esto permite que
la niña pase de estar pegada a la madre a moverse hacia otro lado…
A partir de esto vuelven a aparecer nuevos sueños donde sueña con Alicia en el país de las maravillas: ella
está comiendo con los personajes, y estos se transforman en sus compañeros de clases (ella había
mencionado que los compañeros de clases se besaban). Ahí, la analista marca el quedarse comiendo para
no besarse con los compañeros; a ella le da vergüenza y dice: “no se besar, tengo que aprender”.
Claramente, una referencia al momento que transita, una referencia de la pubertad.
Había un saber, o un no querer saber, dando vueltas. No querer saber sobre la pubertad, no querer
aprender a besar, no querer saber sobre aquello que se venía, y la posición inicial de un poco más
amarrada a la madre la dejaba en el cuerpo de niña que empezaba a cambiar. El no comer podía ser un
rechazo a ese no saber sobre lo que venía.
Este caso sirve para ilustrar bien cómo esta niña tuvo que hacerse un arreglo particular, que no fue vía
fobia, pero no dejo de ser un arreglo. Tuvo que reubicar –inconscientemente- algunas cosas vía trabajo de
análisis.
Algunos breves comentarios sobre la viñeta de Beatriz Sudeño. También se trata de una niña de 8 años que
viene diagnosticada con una anorexia complicada, y que en las breves entrevistas que tuvo con Beatriz
(estaban por mudarse a otra provincia), ella siempre interponía algún objeto. Primero fue un pequeño
pony, pero no tan pequeño. La analista le marca lo gigante que es el muñeco y la niña narra que la abuela
siempre le regala juguetes y que ya no tenía lugar donde ponerlos, que estaba un poco tapado de juguetes.
Luego fue con un sándwich, que la analista le pide al padre que se guarde para después. Ahí, ella habla de
que todo el tiempo sentía ruido en la casa, tanto por sus hermanitos como en general, sentía todo el
tiempo ruido, y ella no podía encontrar un lugar propio que no esté tapado de juguetes ni ruido. Comienza
a poder manifestar lo que le estaba pasando, el querer encontrar un lugar propio, se sentía
asfixiada/tapada de tanto ruido y juguetes. Esto que decimos, de quedar en esta posición sin que haya una
función de corte que la saque de ese lugar.
SEMANA 14
SEM 14 – CLC – Megdy Zawady
Lecturas de casos. Actualidad clínica.
Victoria Paz – Elogio de la subjetividad
Introduce la temática de la depresión, que es un acuciante clínico de la época cada vez con más extensión.
La autora parte de la felicidad como un signficante amo impuesto al amo moderno, y que enlaza una
promesa para todos en el siglo XXI. La idea es que la imposición de este significante amo por el cuerpo
médico y psiquiátrico, tiene como contracara la multiplicación de la etiqueta depresión que, a su vez
nombra múltiples fenómenos que va a haber que desmenuzar. Pero, entendemos a la depresión como
uno de los nuevos nombres del malestar en la cultura.
Quiero decirles que no es novedoso el propósito de la depresión como fin teleológico de lo humano. Ya
Aristóteles en su ética planteaba una teleología dirigida al fin de la felicidad. Esto, como ustedes saben, fue
retomado por las éticas de tipo militarista y, frente a esto, pero hoy tiene una posición bastante particular.
En El malestar en la cultura (1930), Freud se preguntaba lo siguiente: 
“¿Qué es lo que los seres humanos mismos dejan discernir, por su conducta, como fin y propósito de su
vida? ¿Qué es lo que exigen de ella, lo que en ella quieren alcanzar? No es difícil acertar con la respuesta:
quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla. Esta aspiración tiene dos costados, una meta
positiva y una negativa: por una parte, quieren la ausencia de dolor y de displacer; por la otra, vivenciar
intensos sentimientos de placer. En su estricto sentido literal, «dicha» se refiere sólo a lo segundo. En
armonía con esta bipartición de las metas, la actividad de los seres humanos se despliega siguiendo dos
direcciones, según que busque realizar, de manera predominante o aun exclusiva, una u otra de aquellas.”
(p. 76)
La idea de Freud, entonces es que no hay nada en el hombre preparado para la consecución de la felicidad.
Leo un poco más: 
“Es absolutamente irrealizable, las disposiciones del Todo —sin excepción— lo contrarían; se diría que el
propósito de que el hombre sea «dichoso» no está contenido en el plan de la «Creación». Lo que en
sentido estricto se llama «felicidad» corresponde a la satisfacción más bien repentina de necesidades
retenidas, con alto grado de estasis, y por su propia naturaleza sólo es posible como un fenómeno
episódico. Si una situación anhelada por el principio de placer perdura, en ningún caso se obtiene más que
un sentimiento de ligero bienestar; estamos organizados de tal modo que sólo podemos gozar con
intensidad el contraste, y muy poco el estado” (p. 76)
Fíjense, entonces, que la felicidad es situada por Freud como una experiencia que se subjetiva por el
contraste con el displacer, que es momentánea y que es disruptiva. En este sentido entonces decimos
que no hay nada en el hombre -por lo menos en el hombre neurótico- preparado para la consecución de
la felicidad. Esto sería como el acceso a la repetición de la primera experiencia de satisfacción que,
sabemos, una vez que entró en el circuito del lenguaje, no produce más de una satisfacción menguada.
Pero, al ser la felicidad una experiencia de carácter evanescente (solamente percibida por el contraste con
momentos no satisfactorios), desde el psicoanálisis no podemos menos que decir que el ideal de felicidad
viene al lugar de desmentir la naturaleza misma de lo humano, es decir, el desamparo al que somos
arrojados por nuestra condición de vivientes. 
Por otro lado, la experiencia psicoanalítica muestra –además- que el neurótico no está preparado tampoco
para la consecución de sus deseos, para el cumplimiento del deseo. Esto es lo que Freud trabaja en un
texto que se llama Algunos tipos de carácter elucidados por el trabajo psicoanalítico (1916), dentro del cual
hay un capítulo que se llama “Los que fracasan con el triunfo”. Ahí, Freud dice:
“Tanto más sorprendidos y aun confundidos quedamos, entonces, cuando, como médicos, hacemos la
experiencia de que en ocasiones ciertos hombres se enferman precisamente cuando se les cumple un
deseo hondamente arraigado y por mucho tiempo perseguido. Parece como si no pudieran soportar su
dicha, pues el vínculo causal entre la contracción de la enfermedad y el éxito no puede ponerse en duda”
(p. 323)
Esta es la idea freudiana: cuando un accidente externo o determinada contingencia en la vida acude al
lugar de que el deseo de alguien pospuesto, imposibilitado, inhibido, insatisfecho, por determinadas
condiciones de su neurosis, llega a la instancia de cumplimiento, lejos de experimentar felicidad o dicha, el
sujeto manifiesta más bien angustia, o empieza a desarrollar síntomas o enfermedades psíquicas graves.
Lacan reduplica este interrogante y, en el Seminario 7 “La Ética del psicoanálisis”, reflexiona sobre la
demanda de felicidad que, efectivamente, es algo que es suele demandar un sujeto al iniciar la consultar
con el analista o al realizar la consulta psicoterapéutica. Lacan se interroga por el estatuto de esta
demanda de felicidad del paciente y, a su vez, crítica al psicoanálisis freudiano porque responde a esta
demanda con una promesa analítica de felicidad establecida bajo el modo de el logro de la armonía genital
con el otro cuerpo. En la 357 de la Ed. Paidós dice: 
“Esto es lo que conviene recordar en el momento en que el analista se encuentra en posición de responder
a quien le demanda la felicidad. La cuestión del Soberano Bien se plantea ancestralmente para el hombre,
pero él, el analista, sabe que esta cuestión es una cuestión cerrada. No solamente lo que se le demanda, el
Soberano Bien, él no lo tiene, sin duda, sino que además sabe que no existe. Haber llevado a su término un
análisis no es más que haber encontrado ese límite en el que se plantea toda la problemática del deseo.”
(Lacan, 1959-1960, p. 357)
“Lo que el analista tiene para dar, contrariamente a la pareja del amor, es lo que la novia más bella del
mundo no puede superar, a saber lo que tiene. Y lo que tiene no es más que su deseo, al igual que el
analizado, haciendo la salvedad de que es un deseo advertido.
¿Qué puede ser un deseo tal, el deseo del analista principalmente? A partir de ahora, podemos de todos
modos decir lo que no puede ser. No puede desear lo imposible.” (Lacan, 1959-1960, p. 358)
Justamente, es a partir del concepto de deseo del analista, es decir, eso que apunta a obtener del sujeto la
diferencia absoluta, la singularidad de su deseo, es que Lacan propone una ética del psicoanálisis que se
reduce a la puesta en forma de una pregunta, una pregunta sobre la conformidad del propio acto con el
deseo que lo habitan. En la página 373 del Seminario 7 dice lo siguiente:
“Aquí yace la experiencia de la acción humana y, porque sabemos reconocer mejor que quienes nos
predijeron la naturaleza del deseo que está en el núcleo de esta experiencia, una revisión ética es posible,
un juicio ético es posible, que representa esta pregunta con su valor del Juicio Final - ¿Ha usted actuado en
conformidad con el deseo que lo habita? Esta es una pregunta que no es fácil sostener. Pretendo que
nunca fue formulada en otra parte con esta pureza y que solo puede serlo en el contexto analítico” (Lacan,
1959-60, p. 373)
Lacan propone una ética que apunta a lo singular, que apunta al deseo de cada cual y, por ende, no
puede ser reducida a la generalización de una respuesta para todos.
Esta es un poco en la disgregación que quería proponerles para abordar el artículo de Victoria Paz. Ella
agrega otra idea, y es que en la generalización del término depresión, en el que empecemos a llamar
depresión a todo tipo de fenómenos que involucran a las pasiones tristes, se excluye la pregunta por la
causalidad psíquica, se excluye la pregunta por la etiología y, por ende, se excluye la pregunta por el
inconsciente. Más bien, el término depresión empuja al sujeto a identificaciones masivas en donde se
pierde de perspectiva lo singular.
Hay que decir tal como Lacan lo desarrolla en el seminario 10: En la clínica de los afectos, cuando
analizamos cuestiones de carácter emocional, afectivo, el psicoanálisis lo que busca es situar la lógica en la
que se sostienen cada uno de estos afectos. Sabemos que, a excepción de la angustia (que es el único
efecto que no engaña), todos los afectos se fundan en una articulación significante, en un s1-s2 y, por lo
mismo, son engañosos, porque están sometidos a las leyes de combinatoria del significante. Pero, así como
les dije que la angustia es el único efecto que no engaño, dentro de los afectos hay otros afectos a
mencionar que tienen una función particular. Uno de ellos es la culpa: este hay que destacarlo, porque
Lacan afirma que sólo se puede ser culpable de haber cedido en el deseo, es decir, indica la posición del
sujeto frente a un deseo resignado. Entramos acá en una cuestión compleja porque, como en otros
momentos de la cursada hemos afirmado, el deseo es el deseo del Otro. Cuando se resigna un deseo,
cuando se ha cedido en el deseo, ¿a qué deseo se ha cedido? ¿qué es lo propio en esta dinámica en el que
el deseo es el deseo del otro bueno? Esa es la pregunta de un psicoanálisis, es la pregunta a poner en
forma en un psicoanálisis.
Ahora bien, en cuanto al tema que nos concierne (depresión), Lacan tiene un texto que se llama Televisión,
que está en un libro que se llama Otros escritos (1973). En la pagina 551 de este texto, Lacan afirma lo
siguiente:
“La tristeza, por ejemplo, la califican de depresión y le dan el alma como soporte o la atención psicológica
(del filósofo Pierre Janet), pero no es un estado de ánimo, es simplemente una falta moral, como se
expresaba Dante o Espinoza, un pecado. Lo que quiere decir, una cobardía moral, que sólo se sitúa en
última instancia a partir del pensamiento, es decir, a partir del deber de bien decir o de orientarse en el
inconsciente en la estructura” (p. 551)
Esta es la referencia que retoma Xavier Esqué en uno de los textos que tuvieron en el primer cuatrimestre,
que se llamaba La depresión vista desde la perspectiva psicoanalítica, donde él hace un desarrollo de esta
referencia. Pero, la idea básica, es que la cobardía moral es el afecto depresivo resultante de la sesión del
deseo, de la renuncia al deseo. Cada vez que renunciamos al deseo (y con esto diferenciamos el deseo del
anhelo), nos estamos refiriendo fundamentalmente a la causa del deseo, aparece el afecto depresión. Lo
que hay en juego en la depresión es una pasión por la ignorancia, es decir, fundamentalmente, un no
querer saber o no querer reconocerse en una posición subjetiva en el inconsciente. Más aún, con la
identificación a esa etiqueta, el sujeto se permite cesar en el propósito del bien decir, el bien decir, para
Lacan, es un decir pleno de verdad, algo que dice sobre la singularidad del deseo para el sujeto. 
Dicho esto, voy a entrar en la viñeta a la cual Victoria Paz denominó La mujer sin deseo. Les resumo un
poco la cuestión: Se trata de una mujer alienada al significante ‘depresión’. Lo obtuvo de parte de un
médico hacía 30 años, a raíz de una separación amorosa (su marido la abandonó con hijos pequeños). Y, la
paciente ya identificada hace 30 años con este significante, describe al analista todos los síntomas y signos
de los que padece por los cuales se valida su diagnóstico depresivo. Es decir, ella porta un sufrimiento, que
tiene un nombre y ese nombre la une al sufrimiento de todas las mujeres que pasaron por lo mismo, sin
que ella se interrogue o quiera saber sobre la lógica de su propio sufrimiento. La cuestión es que, en la
primera entrevista, la paciente afirma que su depresión se ha tornado insoportable, y hace un recuento de
todo su recorrido en la búsqueda de un amo que certifique ese nombre propio eso que se ha convertido en
un nombre propio, depresión. Por supuesto todos los amos que la atendieron realmente en la
anterioridad, es decir, psiquiatras y psicoterapeutas de todas las orientaciones posibles, lo que hicieron fue
reforzar ese significante reduplicando la alienación que ella tenía a la depresión. Ella pedía entonces a este
analista que la legitime en su posición depresiva.
El movimiento que la analista hace en esta primera entrevista es, un poco, desconocer el diagnóstico
depresión y, más bien, recortar el significante ‘insoportable’. Es interesante que la analista no la toma en
análisis como depresiva, sino que la toma en análisis en relación a que a ella le pasa, algo nombrado por
ella misma como insoportable. Al no validar esa demanda de la paciente en que ella se reconozca en el
término “depresión”, se produce un primer efecto terapéutico, y la paciente sale de allí con un efecto de
sorpresa y de alivio. Este alivio va a hacer que en las entrevistas posteriores ella despliegue la asociación
libre y empiece a rememorar esa separación ocurrida treinta años atrás que hizo que se sumiera en la
tristeza. Eso la va a conducir a hablar de su propia madre. Efectivamente, la mujer en su novela familiar
relata una madre a la que nombra “cobarde”, porque se abandonó a la melancolía cuando el padre de la
paciente la abandonó con sus hijos pequeños. Es decir, la madre durante muchos años funcionó para la
paciente como el modelo de mujer imposible de soportar. Pero, una vez que la paciente es madre y se
encuentra con esta encrucijada vital que es el abandono por parte del marido, la cuestión de la maternidad
la reencuentra con esa identificación madre a la que nunca se quiso parecer.
Se dirige, entonces, de vuelta a un Otro que la nombra depresiva y que hace consistir la identificación
madre, entrando por muchísimos años en el circuito psiquiátrico, es decir, tratando su padecimiento vía
psicofármacos, no haciendo más que reforzar ese diagnóstico que le impedía hacerse una pregunta por ella
misma, que la eternidad detenida en la inercia de la pulsión de muerte. 
Es interesante, porque, al ubicar en la madre ese modelo de mujer que nombraba lo insoportable, ella
empieza a historizar, y pasa de pensar su depresión como una determinación hereditaria (algo que viene
por la línea de mujeres, un padecimiento que comparte con las mujeres de su familia) a dar curso a los
pensamientos del inconsciente, es decir, a interrogarse por su posición subjetiva. Es así como la paciente
llega a nombrar un affaire con el abandono, es decir, un romance con la posición de abandono. Fíjense que
acá ya aparece la veta de la responsabilidad subjetiva, aparece el goce en juego. El affaire con el abandono
que la paciente nombra es la subjetivación que ella hace de ese destino inexorable de las mujeres, que es
sumirse en la melancolía ante el abandono de un hombre. Al menos es así como ella lo manifestaba en su
escena fantasmática.
Una vez nombrado esto, la posición de gozo de la paciente (es decir, ese affaire) con el abandono que la
empuja a ella la repetición de algo durante décadas, una vez nombrado esto, apareció un sueño. Es un
sueño bastante común en clínica de las neurosis, pero, como sabemos, los sueños no se interpretan en
clave universal, sino que apuntan a situar lo singular de cada uno. Es un sueño en donde ella ubica el lugar
vacío de un diente que se le cae; ese el lugar vacío, esa falla, esa falta (sancionada por el analista) la hace
ubicar una cuestión en relación a cómo se posiciona frente al deseo. Se posiciona al modo de la histeria,
ella padece de insatisfacción en el deseo; cada vez que el deseo aflora, ella ejecuta acciones para que esto
no se cumpla o se mantenga en una posición de insatisfacción. Sabemos por momentos posteriores de la
enseñanza de Lacan -particularmente en el seminario 17-, que la consecuencia, a nivel del goce, del deseo
insatisfecho, es un goce de la privación. El deseo insatisfecho es el énfasis en la dimensión de la falta, pero
esa falta, el regodeo en esa falta, se paga con un goce: es el goce de la privación, el goce de privarse de lo
que podría hacer.
Entonces, en esta en esta pequeña viñeta aparece un recorrido que va del ubicar la falla moral, a que la
paciente pueda reconocerse en el inconsciente como alguien que tiene un affaire con el abandono. Eso nos
lo dice la analista brevemente al final, la lleva a hacer existir su modo singular de ser mujer más allá de esa
identificación mortífera con la madre y, eventualmente, la conducirá a preguntarse por un amor posible
más allá del estrago materno. Efectivamente, con esto cierra el texto.
Este es un caso donde lo nuevo no está tanto por la fenomenología que presenta la paciente. Es un caso
clásico que Freud hubiese podido citar en la Conferencia 33: La feminidad, en donde ubicaba que para la
mujer hay una ligazón madre prehistórica hiperintensa,que, desde el comienzo, está teñida de
ambivalencia, de hostilidad, y que, en este caso, se puede leer muy bien. Pero, lo nuevo en este caso es la
alienación del sujeto a un significante tomado del cuerpo médico que la empuja a una identificación a la
masa de los depresivos y que elude la pregunta por su singularidad. El situar el problema de la feminidad
frente a el deseo insatisfecho lleva a situar esta analogía del psicoanálisis.
Este es un caso que podemos nombrar de estrago materno. El estrago materno es un fenómeno
nombrado por Lacan en el Seminario 17 con la metáfora del cocodrilo. Cuando Lacan está exponiendo la
función del padre y la metáfora paterna, equipara el deseo de la madre a un cocodrilo y al padre a un palo
que impide que las fauces del cocodrilo se cierren. La cuestión es que Lacan dice que, por más que ese palo
esté, hay un capricho en las fauces del cocodrilo, que nunca se sabe cuándo esa boca puede llegar a
cerrarse y que, en todo caso, la función del padre siempre es insuficiente respecto del rol simbólico que
está llamado a encarnar. Por ende, el deseo de la madre siempre produce estragos (esto vamos a
ampliarlo un poco más).
El estrago es algo estructural y tiene que ver con ese resto del goce de la madre que la metáfora del padre
no consigue procesar. Recordemos que la metáfora del padre lo que hace es ponerle un nombre, a través
del significante fálico, al enigma del deseo de la madre. Pero, hay un resto de goce que no es subsumible a
lo simbólico y eso es lo que llamamos estrago materno.
Particularmente, en esta mujer lo que se puede ver es cómo ella persiste avalada en una identificación
materna, en buscar la sustancia de su goce como mujer, la sustancia de su ser femenino en la relación con
la madre, en esa identificación insoportable con la madre. Por supuesto, el recorrido de entrevistas lleva a
la constitución de un síntoma: el deseo insatisfecho es nombrado por la paciente como su síntoma (ella
misma lo dice así), síntoma mantenido en secreto durante 30 años. Un secreto metido bajo la alfombra,
bajo el diagnóstico depresión.
Por supuesto, lo que se hizo en este recorrido de análisis fue justamente poner en forma la pregunta que
Lacan plantea sobre la ética: ¿Ha usted actuado en conformidad con el deseo que la habita? Eso produce la
apertura del inconsciente, produce un encuentro del sujeto con su posición en el inconsciente, y desata
una pregunta que hace a su goce singular. Ese es el propósito de una dirección de la cura lacaniana, y esta
es un poco la puntuación que quería compartir con ustedes hoy.

SEMANA 15
CLC – SEM 15 – Lujan.
FREUD DESDE LACAN.
 Entrevista a Lacan (1974): Entrevista en la revista Panorama. En Revista Lacaniana. Publicación de la
EOL (pp.9-17). Año XII. Número 22. Abril de 2017.
Este texto se trata de una entrevista publicada en 1974, en la revista italiana Panorama y está destinada a
lectores no especializados. Es una entrevista realizada a Lacan, llevada a cabo por Emilio Gran Soto. La
revista panorama le ha solicitado a Lacan hablar de psicoanálisis, hablar acerca de su método de la palabra
como tratamiento de la neurosis, de los miedos, las angustias y cuestiones muy ligadas a la época. Por otro
lado, tome algunas “palabras claves”, que me permiten guiar el desarrollo de esta presentación. Hice una
lectura con una mirada más bien integral de este material que se ajusta a preguntas y respuestas. No nos
detendremos en cada una de las preguntas, pero si focalizaremos en algunos conceptos más relevantes
que están en relación a la sexualidad, síntoma, inconsciente y la clínica por la singularidad, que han sido los
temas centrales que han trazado como el mapa de nuestro programa.
Ya de entrada, vamos a ver cómo Lacan pone todo el acento en su reconocimiento a la importancia de ese
gran descubrimiento freudiano que es acerca de la sexualidad infantil, como así también del inconsciente.
Estos conceptos, estas ideas ya desarrolladas en la obra freudiana es (un poco) lo que nos permite pensar
la doctrina y la clínica psicoanalítica como una práctica que se distingue de otras. Al respecto, Lacan hará
referencia y dirá que, el psicoanálisis es una práctica que se ocupa de lo que no anda. En relación a esto,
lo que no anda es este gran hastío; y con este gran hastío vamos a ver cómo se liga al concepto de
sexualidad como también al de la civilización, al malestar en la cultura, ya presentes en sus formulaciones 
Esto es importante para que podemos pensarlo en relación a las cuestiones de la época, a esta época
actual y capitalista, a la época globalizada, que promueve y ofrece una serie de objetos garantizando esa
falsa promesa de satisfacer toda la demanda, sobre todo con los objetos tecnológicos que, cada vez se
escuchan más los efectos sintomáticos que éstos producen. Esta relación del sujeto con el objeto, es
bastante frecuente escuchar en nuestro consultorio las angustia que provoca el estar enredados entre las
redes sociales, que se ponen esas entrecrucijadas.
Podemos pensar que la época, de algún modo, acompaña los movimientos, la época se modifica según su
singularidad y, en relación a esto, es importante cómo leer el inconsciente a la subjetividad de la época.
Esto un poco lo hemos hablado cuando hemos transmitido y hemos trabajado los historiales clínicos, había
que pensarlo según la época en la cual Freud estaba allí formulando sus conceptos psicoanalíticos.
Además, Lacan dirá que este gran hastío viene a denunciar cierto malestar propio de la civilización
moderna, lo que se podría ubicar allí como esa gran fatiga de vivir. Entonces, podemos decir que esto se
enlaza a una época marcada por la caída de los ideales, ideales poco potentes, que conlleva la dificultad
en la transmisión del deseo. Vemos que, cada vez más es posible ubicar el aislamiento de lo individual al
ser social, en esto donde los lazos sociales son bastante lábiles.
Entonces, las cuestiones que acabo de mencionar son: la sexualidad (donde no hay complementariedad
entre los cuerpos ni con el propio cuerpo), el malestar en la cultura, en la civilización (este gran hastío
inherente a la cultura y a la civilización). Estas son las cuestiones por las cuales un
individuo/persona/sujeto se ve motivado a consultar. En principio, se solicita una entrevista con un
terapeuta para poder hablar de esto que le está sucediendo. Pensando en este contexto de pandemia, esto
está muy a flor de piel, así que es algo que nos toca muy de cerca. En ese primer pedido de consulta,
vamos a ver qué le está sucediendo, qué no comprende, qué lo angustia, sus miedos, miedos de sus
pensamientos, la pregunta por la muerte… ¿Por qué? Porque este contexto, este fenómeno disruptivo para
el psiquismo, está enlazado a la muerte, y recordemos que, en el inconsciente, no contamos con esos
significantes que puedan dar cuenta de la sexualidad y la muerte. Además, de acuerdo a la posición
subjetiva de cada quien, vamos a poder escuchar un síntoma insatisfecho, la queja histérica, los
pensamientos y el temor obsesivo, todas estas cuestiones por las cuales se consulta pero que, además, en
esa primera consulta donde se conoce al terapeuta, tiene que haber un encuentro muy particular, especial,
de estrecha confianza, en la que permita poder construir un armado y una demanda de análisis. Es decir,
esa primera consulta es un poco llevar al campo del Otro, a un Otro al que se le supone un saber, este Otro
social, el poder hablar de esto que le sucede, de esto de no comprender aquello que le sucede. 
Aquí, Lacan va a poner énfasis en el valor en la palabra del paciente, en la palabra del sujeto en relación a
la cura por la palabra. El autor dirá: “El neurótico es un enfermo que se cura con la palabra, y sobre todo
con la suya (…) La palabra es la gran fuerza del psicoanálisis” (p. 10).
En relación a esto, la palabra no es hablar por hablar, no es sólo por hablar que uno se cura, sino que es en
el decir en análisis, es en el valor que toma ahí la palabra, esa palabra enlazada a la transferencia. Es decir,
el discurso psicoanalítico está sostenido por los distintos significantes, en esa articulación sí de la cadena
de los significantes. Allí, el sujeto puede poner en juego sus S1, sus significantes amo. En otras palabras,
para que el discurso psicoanalítico se ponga en juego, es necesario que el síntoma se ponga en
transferencia, en ese lazo transferencial de características amorosas, de lo amoroso con ese Otro. El
analista ofrece su escucha y ese espacio donde el sujeto se encuentra a solas con sus voces, con su falta y
con aquello que le sucede. Allí, se trata de una relación de estrecha confianza -dirá Lacan-, sobre todo, de
un intercambio en el sentido de que uno habla y el otro escucha, pero también hay silencios. Además, ese
que escucha no tiene ideas, no pone sentidos allí; está dispuesto a dar respuestas a aquellas preguntas que
provoca con sus intervenciones sutiles, intervenciones que son parte de la estrategia. De este modo, en
ese decir del paciente, del sujeto, es lo que le va a permitir interrogarse por su posición subjetiva y poder
desplegar cierta pregunta en relación a su propio deseo.
Una cita de la pagina 11: “(…) en ese inconsciente, el que habla es un sujeto en el sujeto, aquel que hace el
verdadero trabajo en análisis es aquel que habla, el sujeto analizante”. Bien, Lacan va a señalar también
que “El descubrimiento del psicoanálisis es el del hombre como animal hablante” (p. 13), no está inmerso
en el discurso, en la estructura del lenguaje, es decir, es un sujeto dividido efecto del significante en el
cuerpo y mortifica.
Retomo una cita de Conferencias en Ginebra sobre el síntoma, de Intervenciones y texto 2, página 126:
“(…) la manera en la que la lengua fue hablada y también escuchada por tal o cual en sus particularidades.
Es, si me permiten emplearlo por vez primera, en ese materialismo (materialismo de la palabra) dónde
reside el asidero del inconsciente –quiero decir que es lo que hace que cada cual no haya encontrado otra
manera de sustentar lo que recién llame el síntoma”.
En relación a la sexualidad, esta sexualidad infantil perversa polimorfa, va a decir que los síntomas
neuróticos (en las distintas modalidades de presentación subjetiva y de satisfacción sustitutiva) vienen
como respuesta, como una defensa a ese goce de carácter sexual. En el mismo texto y misma página,
Lacan señala que Freud enfatiza que “el niño descubre primero esa realidad sexual en su propio cuerpo (…)
sus primeras erecciones. Ese gozar primero (…) El inconsciente fue un invento de Freud. Un invento en el
sentido en que es un descubrimiento vinculado al encuentro que tienen ciertos seres con su propia erección
(…) El encuentro con su propia erección es lo más hetero que hay (…) Su síntoma es la expresión, la
significación de ese rechazo” (p. 126-8).
Aquí me parece que es interesante que podamos volver a evocar el caso Juanito para poder describir y
recrear esto con su historial. Juanito, conmocionado con su propio goce, con ese pene que se mena,
irrumpe su angustia. Ahí, Juanito, está a solas con su goce. Posteriormente al surgimiento de la angustia,
Juanito elabora una fobia como síntoma, en relación a que esto le permite que la angustia pueda acotarse;
esto le permitirá arreglárselas un poco mejor y andar en la vida un poco menos angustiado. También, en
relación a la sexualidad, al inconsciente, a este malestar inherente, en relación a la posibilidad de curar la
neurosis, esa no complementariedad sería lo que invalida -desde el punto de vista psicoanalítico- esa
promesa de curación total y vertiginosa de un tratamiento.
Esto puede pensarse en relación a la época actual, ya que no existe la receta de la píldora mágica, sino que
se trata de otra cosa. Es por el valor y la fuerza de (y en) la palabra del paciente que se permite hacer algo,
ciertos arreglos siempre singulares, con aquello que le pasa y, de algún modo, encontrar en su decir en
análisis algo en relación a ese nudo de la verdad, ese rasgo singular para ese sujeto. Aquí, en las vueltas de
un análisis en el que el sujeto se interroga por su propia posición subjetiva y en relación también al deseo y
al inconsciente, se trata de poder encontrar allí una invención, el saber hacer con aquello que le sucede y
padece. Son creaciones singulares, sostenidas y soportadas, por el entusiasmo; es el poder hacer con ese
“gran hastío”.
De este modo, el poder hacer la vida más amigable, está en relación a cómo el análisis empuja al imposible,
al poder comprender y aceptar que ese ideal de felicidad no es posible, que siempre hay un punto de
imposibilidad, que aquello que queremos y deseamos no siempre es permitido.
Para concluir, este saber hacer nos ha tocado muy de cerca en este contexto pandémico que se presentó
de una manera muy disruptiva; ese fenómeno incalculable que abre toda esta cuestión de la
incertidumbre, donde al discurso de la ciencia como discurso amo nos ha dejado sin respuestas, al punto
de que todavía no puede encontrar una solución, y todas las problemáticas son del orden afectivo y
emocional (enfrentarse a las pérdidas de seres amados, dificultad de no acompañar). En este punto, hemos
hecho lo que hemos podido con eso que se presenta de manera compleja. Todas estas situaciones han
cobrado valor de trauma, ¿por qué? Porque sabemos que, en el inconsciente, los significantes que den
cuenta de la muerte y la sexualidad, no están. No hay allí representación para estos significantes, con lo
cual, esto nos confronta con esto tan disruptivo; pero, hemos podido hacer.

2° CUATRIMESTRE DE ESPACIO DE SEMINARIOS


DESGRABACIONES: 
SEMANA 1
CET Doti, G Semana 1
Fabián Naparstek- La libertad del loco (2017)
En esta conferencia Fabián toca los temas de la locura, la libertad, lo femenino y el amor. Toma como
punto de partida el texto “Elogio de la locura” (1509/1511) de Erasmo de Rotterdam, quien fuera filósofo,
filólogo, humanista y teólogo irlandés. Erasmo escribió ese texto como crítica al saber instituido de su
época, en especial al poder eclesiástico. Se refiere a este saber manera irónica y dice: “pobres locos que se
toman en serio a sí mismos y pretenden saber algo”, en términos coloquiales podemos decir: “pobres locos
aquellos que se la creen, que se creen saber algo”. 
El personaje principal del texto es la locura quien, al final del texto, dice: “No hay mortal que pueda ser
feliz si no está iniciado en mis misterios” (en los misterios de la locura). La primera conclusión que
podemos sacar, es que para vivir y ser felices necesitamos estar un poco locos. 
Lacan, en el Seminario 3, toma la referencia y le da todo su valor porque puede extraer del texto que la
locura es el comportamiento normal del ser humano. Toma } a Pascal, otro filósofo, que sigue la misma
lógica de Erasmo y formula que “hay una locura necesaria y que sería una locura de otro estilo no tener la
locura de todos.”
De modo que la segunda conclusión que podemos extraer, es que para Lacan la locura no es igual a
psicosis. Es una noción más amplia, más abarcativa, es trans-estructural: nos toca a todos
independientemente de la estructura que se trate; en todo caso la psicosis es la locura de otro estilo. Acá
ya tenemos un antecedente de lo que más adelante a formular como “todo el mundo es loco, todo el
mundo delira”. 
A medida que Lacan va avanzando en su enseñanza se da cuenta que no todo goce puede negativizarse,
hay un goce irreductible al sentido. Es un goce que se escapa del dominio del Nombre del Padre. La
significación fálica es un modo (entre otros) de localizar el goce y tener una defensa contra lo real. Una de
sus funciones es que nos permite armar una realidad compartida con otros; nos permite armar “un delirio
compartido”. En cambio, el sujeto psicótico no cuenta con el Nombre del Padre ni la significación fálica,
entonces, se ve obligado a inventar una realidad propia. Para lograrlo necesita de la ayuda de algo que
vaya al lugar del Nombre del Padre. En el caso de Schreber, lo que va a ese lugar es la metáfora delirante y
en Joyce es la escritura. Ambas son defensas singulares contra lo real.
En su conferencia Fabián enlaza la locura con la libertad. Para esto toma un texto de 1967 de Lacan que se
llama “Pequeño discurso de Lacan a los psiquiatras”, donde habla a los psiquiatras clásicos. Pare ellos, el
loco era el alienado mental, Lacan refuta esto y dice: “El loco es el hombre libre”. El loco es libre a los
ideales, es libre en relación al otro. Y prescindir del otro, del Nombre del Padre, produce sufrimiento. Si
bien la libertad puede ser un bien muy preciado, también tiene algo insoportable. 
El loco tiene el “objeto a” en el bolsillo, esto implica la presencia de las voces, de la alucinación verbal, es la
mirada del otro metiéndose por todas partes; por lo que la presencia del “objeto a”, angustia. 
Lacan hace referencia a este discurso y relaciona la locura con la época actual. Fabián toma un párrafo de
este texto (página 158) y dice: “cuanto más se somete a las transformaciones de la ciencia, más domina
toda nuestra vida cotidiana hasta la incidencia de nuestros objetos a”. Acá Lacan hace una referencia del
“objeto a” en plural, apuntando a los aparatos tecnológicos. 
“No puedo [quedarme en eso] aquí, pero sí es uno de los frutos más tangibles que pueden ahora recoger
todos los días, en lo que respecta a los progresos de la ciencia, es que los objetos a cabalgan por todos
lados, aislados, solos y siempre dispuestos a atraparlos a ustedes en cualquier momento. No aludo a nada
más que a la existencia de lo que se llaman los mass-media, a saber esas miradas errantes y esas voces
locas de las que ustedes están naturalmente destinados a estar cada vez más rodeados – sin que haya para
soportarlos otra cosa que [lo que está interesado] por el sujeto de la ciencia, quien se los vierte en los ojos y
en las orejas”. Esta es una referencia a la época actual y la relaciona con la locura, con tener el “objeto a”
en el bolsillo. Lo dice en 1967, hace más de 50 años, dos años antes de que el hombre llegara a la luna, el
mundo era otro. Pero él ya anticipaba que los aparatos tecnológicos nos iban a invadir, que se nos iban a
meter por todas partes.
La tercera conclusión que podemos extraer, es que cuanto más se prescinda del Nombre del Padre, más
presencia habrá del “objeto a”. Vamos a tener otros modos de sufrimiento.
Esto no significa que la época del Nombre del Padre sea mejor, sino que cada época crea su propia locura.
Cada época crea sus modos de sufrimiento y sus modos de abordarlos; de tratarlos o “mal-tratarlos”:
Porque cuando el único tratamiento posible es el “uno para todos”, el “para todos igual”, “para todos lo
mismo”, es un maltrato, porque se desconoce lo más singular del sujeto, eso inclasificable. Se desconoce,
no solo el modo en que cada sujeto se inventa una defensa contra lo real, sino también el modo en logra
enlazarse al otro.
Fabián también toma a Foucault quien, en “Historia de la locura” dice que, como la presencia del loco
angustia, el modo de tratarlo ha sido encerrarlo. Si el encierro es el único modo de tratarlo, es un
maltrato. Fabián agrega que la época del Nombre del Padre no sólo se encargó de encerrar loco, también
lo hizo con las mujeres, reservándoles como único lugar posible el lugar de ama de casas. Ese también es
un modo de maltrato. 
Lacan en este texto nos da una indicación precisa que es: “No retrocedamos frente a la locura, a pesar de
la angustia que nos pueda ocasionar.” Freud no retrocedió frente a lo femenino. Él comenzó su recorrido
con la paciente de Breuer, Ana O. Ella en el transcurso del tratamiento hizo un síntoma histérico, el
síntoma de embarazo. Breuer se asustó y se fue de vacaciones, dejándolo cargo del tratamiento. Y Freud
no retrocedió, de la mano de sus pacientes histéricas, hizo la entrada a la feminidad, con una pregunta en
el horizonte: “¿Qué quieren las mujeres?”. 
Freud hace posible otro tratamiento: las escucha, las aloja, se deja enseñar por ellas y produce saber. Así
surge el psicoanálisis: porque hubo un hombre que se animó a hacer algo distinto de lo que hacían con las
pacientes histéricas en esa época (encerrarlas en hospicios). Freud permite descubrir lo que caracteriza al
síntoma histérico: un cuerpo que hace a su antojo, un cuerpo vuelto loco. En la conversión histérica es
donde mejor se verifica la puesta en juego de un cuerpo pulsional, marcado por el significante, que no
responde al saber médico, que rechaza las imposiciones del Significante Amo.
Llegado este punto podemos preguntarnos ¿Qué angustia de lo femenino? Freud responde que, lo que
angustia, es el horror de la castración y, por esto, el sujeto femenino es el primer sujeto segregado.
Lacan va más allá y responde que lo que angustia es que la mujer es “no-toda”. Esto significa que lo
femenino no queda completamente metido en la lógica fálica. En este punto, podemos decir que el sujeto
femenino, al igual que el loco es libre. Podemos hacer una analogía: así como Erasmo con su Elogio de la
locura hace una crítica al saber instituido de su época; la histérica, con sus síntomas, pone en jaque al
saber médico hegemónico de su época, de la época del Nombre del Padre. 
Por último tenemos el amor, que Freud señala como otra forma de locura, una locura que permite hacer
algo diferente respecto al otro sexo. El amor puede cumplir una función de anudamiento; puede
funcionar de antídoto frente al estrago porque permite darle envoltura al goce. 
A su vez, el amor de transferencia dentro del dispositivo analítico, es lo que da la posibilidad de otro tipo
de tratamiento que no sea el encierro, ni la medicación (Que es el modo de tratar la locura de esta época,
vía la pastilla). A partir del amor de transferencia, tenemos la posibilidad de que el sujeto que viene a
consultar, pueda hacer con su propia locura al modo Joyce. Es decir, que pueda hacer un uso de su
síntoma diferente. Un uso original, singular, que le haga la vida más vivible, menos sufriente. Esto con el
telón de fondo de la dimensión ética, haciendo una psicopatología de lo singular
SEMANA 2
CET Lejbowicz, J Semana 2 

Freud S. (1908), Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad


Contexto del texto
Nos ubicamos en el segundo tiempo de Freud, que va desde el 1900 a 1920. Aquí es donde inicia una
producción enorme de conceptos. Ya escribió la “Interpretación de los sueños”, entonces su proceder con
las fantasías está planteado desde esa perspectiva, que implica eliminar el síntoma haciendo consciente lo
inconsciente. 
☛ Su concepción de cura, en ese momento, tiene que ver con encontrar la verdad reprimida para producir
el alivio del síntoma. 
☛ La técnica es la “asociación libre”, usando la atención flotante. 
Está ya formalizada la conceptualización de “inconsciente” (con sus leyes de condensación y
desplazamiento) y la “represión” (como mecanismo específico de la neurosis). También está presente la
puesta en juego de la “transferencia”, para poder acceder a un tratamiento posible.
☛ Su nosología está planteada en términos de “psiconeurosis narcisistas” y “psiconeurosis de
transferencia” (aquellas capaces de establecer transferencia, son las más aptas para el influjo del
psicoanálisis). 
☛ Es el tiempo de su producción de historiales: Dora, el Hombre de los Lobos, el Hombre de las Ratas.
Freud se está planteando que formaciones del inconsciente son vías para saber de la verdad reprimida del
sujeto, identifica: actos fallidos, sueños, olvidos; todas son expresiones donde emerge el retorno de lo
reprimido.
Pero fíjense que los actos fallidos, los olvidos y los sueños son fugaces, en cambio el síntoma como
formación del inconsciente tiene fijeza. Es algo que se repite y tiene una permanencia que causa
padecimiento. En este punto nos planteamos trabajar el texto “Fantasías histéricas y su relación con la
bisexualidad”.
 
Síntoma y fantasía: 
✴ Pregunta de parcial: Papel de la fantasía en la formación de síntomas.
Vamos a buscar el estatuto de las fantasías en las diferentes psiconeurosis para centrarnos en la histeria.
Freud parte de decir: conocemos las fantasías de los paranoicos (los delirios de grandeza), sabemos que las
fantasías de los perversos se escenifican y que bajo esa escenificación obtienen satisfacción (dirá que los
perversos llevan adelante las prácticas con las que los neuróticos fantasean). En las neurosis, las fantasías
son formaciones psíquicas que tienen un papel regular; en ellas se disciernen importantes nexos para la
causación de los síntomas. Freud destaca el papel de las fantasías en la histeria. 
En su primer tiempo, describió el mecanismo de las neuropiscosis de defensa: este implica separar el
afecto de la representación. Por obra de la represión, el afecto pasa, en el caso de la histeria, a una
conversión somática tomando alguna parte del cuerpo (ejemplos: perturbación psicógena de la visión,
parálisis histéricas, conversiones en lo somático). En la neurosis obsesiva, ese pasaje es de una
representación a otra representación, permanece con el falso enlace, en el campo de las representaciones
y lo mental.
Comparando sueños diurnos y fantasías, Freud nos dice que los hay de naturaleza erótica o ambiciosa. En
las mujeres las fantasías tienen tienden a tener naturaleza erótica y en los varones naturaleza ambiciosa
(aunque esa naturaleza ambiciosa donde se ponen  en juego hazañas, tienen en el fondo un valor erótico).
Las fantasías son “cumplimientos de deseos, engendrados por privación y añoranza”. Los sueños diurnos
nos dan la clave para entender los sueños nocturnos, ya que el núcleo de formación de estos últimos está
en las fantasías diurnas, deformadas, trabajadas por las leyes del sueño. Ahí encontramos algo de lo más
íntimo del patrimonio de la personalidad. 
O hay ataque histérico o hay fantasía, el ataque histérico puede ser un sueño diurno de involuntaria
emergencia. Volvemos ahora por un momento a la fantasía y a su papel en la formación de síntomas, luego
retomaremos los ataques histéricos. 
Hay fantasías conscientes, otras siempre inconscientes y otras que eran conscientes pero que al devenir
inconscientes, pueden volverse patógenas. Las que devienen inconscientes lo hacen por un esfuerzo
voluntario de olvido, hay un “querer olvidar”. Por vía de la represión, luego se producirá el papel de la
fantasía en su conexión con el síntoma. 
Vemos que la fantasía inconsciente tiene un importante nexo con la vida sexual. Aunque la fantasía reúna
otro tipo de elementos, siempre tendrá en juego alguna cuestión relativa a la vida sexual y los deseos del
sujeto. La fantasía que deviene inconsciente es idéntica a la que sirvió para satisfacerse durante el periodo
de masturbación infantil. 
La fantasía pone en juego una “composición”. En el acto masturbatorio se produce una “soldadura o
composición” entre dos elementos heterogéneos: la representación psíquica y la zona erógena, lo
somático. Por ejemplo, en la masturbación hay soldadura de dos elementos heterogéneos: el acto
concreto de autosatisfacción (que pone en juego lo pulsional/somático) y la convocación de la fantasía
como representación. Un elemento es del orden psíquico, el otro del orden somático, lo que conduce
primero hacia el acto masturbatorio pero luego, sobre todo, al síntoma. 
Cuando una persona -debido a la represión- renuncia a la satisfacción masturbatoria y fantaseada, la
fantasía deviene inconsciente. Pero la carga sexual continúa, entonces debe haber algún tipo de descarga.
Si hubiera alguna (por ejemplo la sublimación) no habría síntomas; pero cuando la fantasía inconsciente
no encuentra otras descargas se produce el síntoma histérico. Estamos situando la soldadura o
composición entre elementos heterogéneos: lo psíquico y lo somático. La conversión a lo somático es
propia de la histeria. 
La condición de formación de síntomas pone en juego lo siguiente:
☛ el abandono de la masturbación 
☛ la fantasía deviene inconsciente por efecto de la represión 
☛ la necesidad de que haya descarga sexual; si no hay, la descarga va a ser el síntoma.
Fabián, en el libro de teóricos, va a hablar de síntomas somáticos ligados a lo “zonático”, ligados a la zona
erógena. Con lo cual estamos diciendo que el síntoma es un modo de satisfacción sexual, que cuando no
hubo descarga por la vía de la masturbación está se producirá por la vía sintomática. 
Fabián, asimismo, se refiere a la fantasía como lo que articula, lo que mezcla dos elementos heterogéneos.
La fantasía como lo que intenta mezclar el agua y el aceite, podemos tratar de que vayan juntos pero que
nunca se terminan de fusionar; nunca hay una solución que permanezca. La fantasía está trabajando,
mezclando todo el tiempo lo psíquico y lo somático para componer ahí el síntoma.
Desde esa perspectiva podríamos hacer el camino de la cura en la vía regrediente del síntoma, para curar a
un paciente tenemos que descubrir cuál es la fantasía inconsciente que está operando en ese síntoma. 
Mediante la asociación libre del paciente debemos situar cuáles son las fantasías inconscientes en juego,
para poder hacer consciente lo inconsciente. 
La fantasía histérica pone en juego, pero fantaseadamente, lo que las personas perversas llevan adelante
en actos para satisfacerse. La fantasía histérica, como neurosis, tiene que ver con el fantaseo, no con el
poner en acto esas prácticas. 
Por otro lado, un síntoma corresponde a distintas fantasías inconscientes y esa composición está sujeta a
leyes. 
Sobre el final del texto Freud nos va a decir: 
☛ El síntoma histérico es el símbolo mnémico de impresiones y vivencias traumáticas infantiles. 
☛ El síntoma histérico es el sustituto por conversión (Ahí está en juego el pasaje a lo somático) del retorno
asociativo de esas vivencias traumáticas.
☛ El síntoma histérico es la expresión de un cumplimiento de deseo (igual que otras formaciones del
inconsciente). 
☛ Entonces, el síntoma sirve a la satisfacción sexual, figura una parte de la vida sexual del sujeto. Por
ejemplo, lo oral en Dora, como zona erógena comprometida, pone en juego una parte fuerte de su vida
sexual.
☛ El síntoma es el retorno de una modalidad de satisfacción reprimida. Para que haya síntoma tiene que
haber habido represión. Mientras no había represión simplemente había masturbación con una fantasía,
que luego le brinda fijeza al síntoma. 
☛ El síntoma pone en juego el compromiso entre dos mociones pulsionales opuestas: una para expresar,
otra para sofocar; represión mediante. Una busca expresar las pulsiones sexuales parciales y, a la vez, el
síntoma mismo sirve al patrón de reprimir. 
☛ El síntoma puede responder a distintas mociones inconscientes, pero no puede carecer de sentido
sexual. El síntoma histérico responde a las mociones sexuales sí o sí. 
Puede responder a una fantasía sexual de carácter femenino y a una fantasía sexual de carácter masculino,
siempre están en juego las dos, por ello Freud habla de la bisexualidad constitutiva del sujeto.  Entonces el
síntoma histérico es el compromiso entre moción libidinosa represora y reprimida. Es, a la vez, lo que
reúne fantasías sexuales masculinas y femeninas.

Cuando no emerge un síntoma puede haber irrupciones de ataques histéricos repentinos. Donde también
se pone en juego muchas de estas últimas leyes que nombramos. Por ejemplo la idea de que la persona
reúne en su ataque histérico ambos papeles: femenino y masculino. Por otro lado, dijimos: “o
masturbación o síntoma”, cuando hay abandono de la masturbación hay defensa operando, lo que
conduce al síntoma neurótico.
SEMANA 3
CET Bousoño, N Semana 3 

La defensa en la Neurosis Obsesiva


✒ Freud S. (1907), Acciones obsesivas y prácticas religiosas
✒Freud S (1926), Inhibición síntoma y angustia. Caps.5 y 6. 

Para trabajar sobre un texto escrito en 1907 y otro en 1926 es importante ubicar sus diferentes contextos
teóricos, son 20 años de diferencia. Freud fue enriqueciendo la elaboración de su clínica. Fabián presentó
las coordenadas de ese pasaje en el Teórico 4 de 2014: “Los tres tiempos en Freud”. Es importante que
tengan esa clase como referencia, así como también el Teórico 15.
Antes que nada, hay una continuidad: la del trabajo clínico que produce esa elaboración, desde 1894
cuando Freud recorta el cuadro de Neurosis Obsesiva. Cada vez que Freud aborda el tema, señala la
enorme diversidad de fenómenos que ofrece su manifestación. En “Inhibición, síntoma y angustia” señala
la gran variedad de síntomas en las que puede expresarse.
¿Cuáles son esos fenómenos? 
(ver página 10 de Acciones obsesivas y prácticas religiosas)
La práctica de acciones ceremoniales junto con un representar afectos o impulsos obsesivos
☛ Son fenómenos que se sitúan en el plano del pensamiento o la acción, que se imponen a la voluntad del
sujeto, que no obedecen a una lógica consciente y que le implican un esfuerzo y una atención
permanentes.
¿Cómo define Freud a los ceremoniales neuróticos de las acciones obsesivas?
☛ Los define como pequeñas prácticas con agregados, restricciones, ordenamientos; que para ciertas
acciones cotidianas se cumplen de una manera idéntica o con variaciones que responden a leyes.
“Impresionan como meras formalidades carentes de significado. Así también se presentan al enfermo
como algo que éste sabe sin sentido, pese a lo cual no los puede abandonar. Cualquier desvío se castiga
con una angustia insoportable, que lo fuerza a reparar lo omitido” 
Por ejemplo, lavarse los dientes, una práctica pequeña cotidiana, puede volverse un ceremonial neurótico
si es que no puede dejar de hacerse con un orden particular: tengo que destapar el pomo de cierta
manera, poner cierta cantidad de pasta en cierto orden estricto. Si no se hace así, produce angustia. 
Las acciones obsesivas provienen de los ceremoniales, son sus componentes. Implican acciones que
impiden al enfermo ciertas cosas y le permiten otras, sólo obedeciendo ciertas condiciones. Hay muchos
ejemplos de esto en el caso del Hombre de las Ratas. En el texto que estamos trabajando hay otros: Una
mujer cada mañana, se disponía de cierta manera, siempre igual, ante un mantel manchado sobre la mesa
del comedor y luego llamaba a su mucama con cualquier excusa para que lo viera. Es un ejemplo que él
retoma varias veces y trabaja con más detalle en la Conferencia 17 “El sentido de los síntomas”. 
Ejemplo más actual: Un muchacho de unos 25 años, cada mañana, al salir de su casa se tomaba una foto
con el teléfono justo en el momento que giraba las llaves cerrando la puerta de calle. Durante el día,
cuando lo asaltaba la duda de si había cerrado o no miraba la foto. Un día en el colectivo se angustió
enormemente, porque se dio cuenta que se había olvidado de sacar la foto. 
Freud dice que cualquier actividad puede convertirse en una acción obsesiva, si es adornada con pequeños
agregados, ritmada con pausas, repeticiones: dejar las llaves de la casa siempre en el mismo lugar, ordenar
el escritorio de la misma manera, lavarse las manos, etcétera. Cualquier actividad insignificante puede
volverse expresión del conflicto que anida en la Neurosis Obsesiva. ¿Qué diferencia ordenar un escritorio,
de hacerlo como una acción obsesiva?: La rigidez de la acción y la angustia, si ese accionar se detiene.
Como dije, son fenómenos que se sitúan en el plano del pensamiento o la acción, que se imponen a la
voluntad del sujeto, sin obedecer a una lógica consciente y que implican un esfuerzo y atención
permanentes.
A diferencia de la Psicosis y de Histeria, los síntomas de la Neurosis Obsesiva conservan sus formas de
expresión desde la época de Freud, su carácter más bien intrapsíquico antes que intersubjetivo, los pone
un poco más a reparo de los cambios de la época. 
El tema de hoy es la defensa de la Neurosis Obsesiva. Para abordarlo, tenemos que ir más allá de la
descripción y explicitar las construcciones teóricas de Freud sobre su clínica. En su primer tiempo Freud
tiene la idea de que el aparato psíquico ante una vivencia sexual que le resulta inconciliable (o conflictiva,
inaceptable, traumática), intenta defenderse separando el afecto ligado al recuerdo de la vivencia, de su
huella mnémica, su representación inconciliable. Esto genera dos efectos: el aparato psíquico se separa en
dos grupos de representaciones. Y el afecto debe buscar alguna vía de tramitación. 
☛ En la Histeria, el destino del afecto es la “investidura” de una representación corporal. Se inviste una
zona del cuerpo, en donde se produce la descarga sintomática del afecto. Esto hace que Freud piense que
la defensa histérica es eficaz, porque produce la descarga. 
☛ En la Neurosis Obsesiva el afecto, en cambio, se desplaza hacia otra representación y queda en el
terreno del pensamiento. Freud llama a este desplazamiento “falso enlace”. Afirma que resulta menos
eficaz como defensa, porque ese afecto no consigue ser descargado y tiende a desplazarse entre huellas
mnémicas, exigiendo del aparato psíquico un esfuerzo permanente. 
Freud destaca, entre los síntomas de la Neurosis Obsesiva a las “ideas obsesivas”: ideas absurdas que se
imponen a la conciencia como síntoma primordial, del que se desprenden los otros. Va a definir a los
síntomas obsesivos como “reproches” transformados por la defensa. Son reproches debido a una acción
sexual infantil llevada a cabo con placer y luego inconciliable para el aparato psíquico. Mediante falso
enlace, esos reproches retornan como ideas obsesivas.  Es esa relación entre una satisfacción en más,
vivida como placentera, y una instancia moral que la objeta, el punto de desarrollo y progreso de la
conceptualización posterior de Freud sobre la Neurosis Obsesiva, que culmina con su texto “Inhibición
síntoma y angustia”.
☛ “Acciones obsesivas y prácticas religiosas” es un texto que se ubica en el segundo tiempo de Freud, lo
escribe un tiempo antes del tratamiento del Hombre de las ratas. En este segundo tiempo: El concepto de
pulsión ha tomado el lugar del concepto de trauma. Las fantasías son el compuesto entre pulsión y
representaciones, que se expresan en los síntomas. La represión ha devenido el mecanismo de defensa que
caracteriza a las Neurosis. El grupo psíquico separado se ha transformado en lo inconsciente, una instancia
con leyes propias de funcionamiento. 
Acciones obsesivas y prácticas religiosas, es un texto que responde a las preocupaciones freudianas de ese
momento, más tópicas y dinámicas que económicas. Para entender los síntomas obsesivos pone el acento
en el sentido inconsciente. Retoma la idea del conflicto entre la satisfacción y la instancia moral,
introduciendo la idea de un sentimiento inconsciente de culpa, bajo cuya influencia se producen las
acciones y ceremoniales obsesivos. 
Partiendo de la culpa compara los ceremoniales con las prácticas religiosas, distinguiéndolos por el sentido:
para los ceremoniales obsesivos el sentido es inconsciente y para las ceremonias religiosas es
consciente. 
El “sentimiento inconsciente de culpa” (que luego llamará Superyó) tiene su fuente en procesos anímicos
tempranos. Estos son refrescados por tentaciones sexuales actuales y causan angustia debido a una
expectativa de castigo, ligada a la percepción interna de la tentación. 
Página 107: “El influjo de la pulsión reprimida es sentido como tentación y por el propio proceso represivo
se genera la angustia” (Tener en cuenta que a esa altura Freud piensa la angustia como efecto de la
represión y no como su causa, cómo la pensará posteriormente) 
“La angustia se apodera del futuro, como angustia de expectativa”. La fantasía figura en el futuro una
situación del pasado, a partir de una frustración del presente. En el caso de la obsesión, la autoridad del
padre se presenta como perturbador del goce que se había obtenido en la masturbación infantil. 
“El proceso de la represión, que lleva a la Neurosis Obsesiva, debe calificarse como imperfectamente
logrado, por el énfasis en el desplazamiento como mecanismo. Cabe compararlo con un conflicto que no se
resuelve. Se requieren siempre nuevos empeños psíquicos para contrabalancear el constante esfuerzo de
asalto de la pulsión” Freud ubica los síntomas de la obsesión en el marco de este esfuerzo incesante, como
formaciones de compromiso donde se desplaza la protección de la tentación hacia la prohibición, el
castigo, para situar allí el lugar en el que la satisfacción sería posible. 
Entre 1907 y 1926 Freud produjo muchos cambios teóricos: introdujo la segunda tópica, las nociones de
más allá del principio del placer, la pulsión de muerte. También retomó la idea de “las defensas” (en plural)
incluyendo la represión como una de sus variantes. En ese tercer momento, modificó sus ideas sobre la
defensa en la Neurosis Obsesiva. Las complejizó, poniendo el acento en el aspecto “económico” de la
metapsicología. 
☛ En “Inhibición síntoma y angustia”, mantiene la idea de que los síntomas obsesivos son de dos clases y
de tendencias opuestas. Los hay negativos: prohibiciones, precauciones, penitencias, que son más
antiguos. Y también hay satisfacciones sustitutivas, que burlan la defensa por vía simbólica; lo que lleva a
una lucha continua del yo contra lo reprimido. La tendencia general es que la satisfacción gane terreno
sobre las prohibiciones. La actividad del pensamiento aparece erotizada y en un permanente apronte de
lucha, generando limitaciones cada vez mayores del yo.  Las inhibiciones e impulsiones llevarán a la
parálisis de la voluntad. 
A la hora de explicar este cuadro él retoma otra idea. En la Neurosis Obsesiva siempre hay una base de
síntomas histéricos. Va a proponer que la situación inicial de la Neurosis Obsesiva es igual que la
Histeria: la defensa contra las exigencias libidinosas del Edipo. Aunque en la Neurosis Obsesiva se hace
más evidente que el motor de la defensa es el complejo de castración. (Si bien está la base histérica, la
configuración de la Neurosis Obsesiva es alterada por el curso posterior de la vida anímica. O sea, que no
alcanza con distinguir conversión de falso enlace, condensación de desplazamiento, hay algo más que es
necesario agregar para distinguir un cuadro del otro.)
☛ Ante la amenaza de castración, el primer éxito defensivo del yo es rechazar la organización libidinal
genital fálica hacia el estadio anterior: el sádico anal. Esta regresión, implica la desmezcla funcional: los
componentes eróticos, amorosos, que se habían sumado en la fase genital vuelven a separarse. Esto le da
el tono al curso posterior de la Neurosis. (Debemos recordar que con el sepultamiento del complejo de
Edipo -resultado del complejo de castración- surge como como saldo la consolidación del Superyó y la
producción de barreras éticas y estéticas.) Como el Superyó tiene raíces pulsionales en el Ello, esa
regresión lo vuelve particularmente despiadado, desamorado. El yo desarrolla, en obediencia ese
Superyó cruel, defensas muy severas y por eso mismo no siempre exitosas. Ya que Freud advierte que
toda desmesura lleva en sí el germen de su auto-cancelación. 
Freud diferenciará “defensas” de “represión”. 
☛ “Defensa”: va a ser el nombre general, llama así a todas las técnicas de las que se vale el yo en sus
conflictos. 
☛ “Represión”: es una defensa particular, que opera sobre las representaciones. La va a situar más
predominantemente en la Histeria, donde prevalece el olvido y la condensación. 
En el caso de las Neurosis Obsesivas, el desplazamiento hace que las representaciones se conserven
accesibles a la conciencia. Lo que sea he perdido, es el afecto que las acompañaba, que se presenta
asociado a otra representación. Sin embargo, el Superyó se comporta como si esa operación no se hubiera
producido y trata al yo en consecuencia (en función de esos deseos que la represión busca hacer olvidar).
El Yo, por otra parte, se sabe inocente; pero aun así registra un sentimiento de culpa y debe asumir una
responsabilidad que no puede explicar.  Este es el tono subjetivo de la Neurosis Obsesiva: El Yo se revuelve
contra invitaciones crueles del Ello. Y el Superyó hipersevero se afirma en la sofocación de una
sexualidad que ha adoptado formas repelentes, rechazables por la moral. Lo que plantea Freud es que la
instancia defensora se ha vuelto más intolerante y aquello de lo cual está se defiende es más insoportable.
Ambos movimientos suceden debido a la regresión libidinal. 
Entonces, en la Neurosis Obsesiva los procesos patógenos no son olvidados, permanecen conscientes pero
aislados; lo que implica que se pongan en juego otros mecanismos de protección frente a las exigencias
pulsionales. Por eso Freud plantea la importancia de las defensas en la Neurosis Obsesiva y agrega al
“desplazamiento” y a la “regresión” las “formaciones reactivas”. 
☛ “Formaciones Reactivas”: Son una tercera forma de defensa que describe como exageraciones en la
formación normal del carácter. Resuelven la ambivalencia afectiva cancelando uno de los dos polos del
afecto. Es decir, si uno tiene cierto conflicto con alguien, la manifestación a nivel del yo va a ser que lo ama
enormemente o que lo odia enormemente, cuando lo que haya allí sea probablemente un conflicto. Se
manifiestan de forma exagerada un amor o un odio en lugar de del conflicto mismo.
☛ Haremos mención también al “aislamiento” y la “anulación de lo acontecido”, dos defensas que Freud
pone en el origen de la compulsión a la repetición, como como un intento de anular una vivencia
traumática. 
Freud cierra el Capítulo 6 de Inhibición síntoma y angustia con una serie de preguntas en relación a la
angustia, un tema central en la clínica, que en breve abordaremos.

SEMANA 4
CET Racki, G Semana 4 

Dialécticas en la histeria
Lacan J. (1951), Seminario 5: Cap. 20, parágrafo 3 y Cap. 22, parágrafo 3. 
El término “dialéctica” es un término preciso y precioso para que recorramos distintas formulaciones sobre
la histeria. Piensen que, desde el primer Freud que enfatiza la intersubjetividad de la histeria en oposición
al solipsismo de la obsesión, pasando por distintos momentos de Lacan -incluso hasta el último Lacan que
tipifica la histeria en relación con el amor del otro- podemos reconocer siempre, la experiencia clínica de la
histeria, a partir del rasgo de la dialéctica. Así que la primera gran definición de hoy es “la histeria hace
dialéctica”. 
El invento del psicoanálisis viene de ahí: del encuentro entre aquellas primeras histéricas que se
presentaban con sus conversiones y del otro lado el deseo de Freud de hacer, con ese padecimiento en el
cuerpo, palabras que hablen, que digan. Hay un entusiasmo mutuo de las histéricas y del deseo freudiano
por producir un decir, un saber más allá de la conciencia: sueños, fantasías, deseos inconscientes. De esa
dialéctica entre aquellas primeras histerias conversivas y el deseo de Freud, es que se produjo el invento de
la clínica psicoanalítica. Esta es la primera gran consecuencia de la dialéctica histérica. 
En el programa partimos de las elaboraciones freudianas sobre la histeria y la obsesión (que dos grandes
estilos defensivos respecto a la representación sexual inconciliable). Ahora haremos un pasaje a lo que
Fabián ha definido como “el primer Lacan”, cuyas coordenadas son la relación del sujeto con el Otro
barrado. En este momento, se esfuerza por traducir toda la técnica freudiana a la estructura del lenguaje.
Lo que en Freud es “representación reprimida”, en términos “lenguajeros” es que falta un significante en el
Otro. 
¿Qué significante falta? Aquél que condense, represente el ser y el deseo del sujeto. Ese agujero es
modalizado de dos maneras distintas por la histeria y la obsesión. 
☛♀La histeria lo hace como pregunta amplia por la sexualidad y la procreación (esta es la forma en que lo
plantea Lacan en el Seminario 3). El primer ejemplo que da es de histeria masculina: el tranviario con su
fantasma de embarazo. 
El énfasis está puesto en esta modalidad de pregunta, que viene de la línea Freudiana planteada en
“Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, donde enfatiza la relación entre histeria y fantasías
con temática de sexualidad. 
☛♂Del lado de la obsesión, hace de ese agujero en el Otro una pregunta por si estoy vivo o estoy
muerto. Eso también viene de un hilo freudiano del mecanismo auxiliar del yo: Isolierung o aislamiento.
Lacan lo traduce en términos de “la pregunta aislada”, por si estoy vivo o estoy muerto. 
Una de las fórmulas que resume todo lo que vienen aprendiendo de la clínica freudiana es que la histeria
hace del acontecimiento del cuerpo una pregunta, un enigma a descifrar. Lo digo así, porque es una
manera de seguir esta pista, de que la histeria modaliza el agujero como una pregunta por la sexualidad en
la procreación. Hace del acontecimiento de la tos o la afonía un enigma a descifrar. Esto es un aporte que
ha hecho la histeria a la clínica psicoanalítica: con algo que sucede en el cuerpo hacer una pregunta. Esto
no es una obviedad, es un invento del síntoma histérico. 
Un caso, específico, de hacer con el síntoma del cuerpo una pregunta o un enigma, es el de Dora. Lacan, en
“Intervención sobre la transferencia”, trabaja ese enigma como un enigma por la feminidad. Pero quiero
aclarar: este es un caso dentro del amplio espectro de la pregunta por la sexualidad y la procreación; es un
caso, una variante posible. Entonces, quiero que tomen ese escrito, como una modalidad para trabajar la
amplia pregunta por la sexualidad y la procreación: la modalidad de hacer una pregunta por lo femenino. 
“Intervención sobre la transferencia” es un escrito que no tienen como obligatorio, es bibliografía sugerida,
solamente lo pongo como un ejemplo que trabaja Lacan con el motorcito de la dialéctica hegeliana. Es un
buen ejemplo para que se ubiquen bien en esto de lo que Lacan ubica como “clínica de la pregunta”.
Porque ahí, con el motorcito de la dialéctica hegeliana (y dejando de lado las cuestiones de la novela), él va
explicando las transformaciones de Dora como un pasaje de un estado de queja -por ser objeto de
intercambio-, a ponerse a trabajar sus síntomas. Esta es una posición de implicación con el síntoma, eso
es la “rectificación subjetiva” que también la histeria enseña. 
Luego, dentro del trabajo del síntoma tenemos todo el motorcito de hacer del síntoma del cuerpo un
enigma a descifrar. Entonces comienza a descifrarse tanto la identificación a la impotencia del padre, como
fantasías sobre “la otra”; que también tienen todo su peso en cierto aspecto de la clínica de la histeria: ya
sea “la otra” del lado de identificación a la mirada del hombre o versión de “la otra” -que es la más potente
clínicamente- qué tiene que ver con “la otra como el enigma”, encarnando el misterio de lo femenino. 
Hay otro pasaje de “las verdades de Dora” que tiene que ver con una gran matriz -el recuerdo infantil de
Dora chupeteándose y agarrada de la oreja del hermano- que concentra identificación viril, fragmentación
corporal, prevalencia del objeto oral, etc. Toda esa travesía -dicha en términos del motorcito hegeliano
dialéctico-tiene una lógica: a partir del síntoma en el cuerpo, va descifrando el saber inconsciente sobre
eso y finalmente -Lacan lo enfatiza- Dora puede despojarse de las respuestas neuróticas en las que está
embrollada, a la pregunta por lo femenino. Está enrollada en ciertas respuestas neuróticas que son:
identificación viril, fantasías sobre la otra, fragmentación corporal. Puede despojarse un poco de eso y
tener cierto acceso a lo femenino, más allá de esas respuestas neuróticas. Lacan lo llama: “un acceso a
cierto Maná”. Entonces, podemos leer el historial de Dora, como una travesía de hacer del acontecimiento
de cuerpo un enigma descifrar; despojándose de ciertas respuestas neuróticas, hasta tener cierto acceso a
lo femenino.

Seminario 5-Capítulo 20 y Capítulo 22


☛Cuestiones previas a tener en cuenta
Lo que dije recién, expone como la histérica, con su cuerpo y su síntoma conversivo hace dialéctica. Ahora
pasamos a meternos en los embrollos entre demanda y deseo de esta dialéctica. 
✒Quiero que quede claro que en este Seminario el pathos del sujeto, su sufrimiento, está muy enfatizado
con relación a su vida de deseo. Lacan dice que parte del sufrimiento del sujeto es que no pueda
apalabrar su deseo, que no lo pueda significantizar. Esto viene de Freud: el objeto del deseo está perdido.
Lacan -que está llevando todo al lenguaje- dice que el deseo es articulado pero no articulable, no puede
consistir en ninguna formulación. Eso implica un sufrimiento, no poder dar al deseo ese lugar de palabra y
consistencia. Se sufre la vida del deseo, porque estructuralmente no se lo puede apalabrar (la histeria
muestra especialmente eso). Además porque hay siempre un embrollo entre deseo y demanda. Esto sería
el fondo para explicar los capítulos del Seminario 5. 

✒Relación entre demanda y deseo: toda demanda tiene una doble dimensión que es estructural. Una
dimensión es pura demanda de satisfacción y otra dimensión es una demanda de amor. Son dos
frecuencias que siempre tiene la demanda, que es no solamente la satisfacción de la necesidad, sino que el
otro esté ahí presente o ausente ante mi pedido (ese sería el registro amoroso de la demanda). Por otro
lado, el deseo, vive en el intervalo entre esos dos planos de la demanda. 

☛Puntuaciones de los capítulos


❶ La histeria intensifica la divergencia o splatug (escisión) entre deseo y demanda. Siempre está
amplificando la diferencia entre una y otra. La obsesión la colapsa, hace de su vida de deseo una demanda
del otro: el “pedime”. 
En cambio, la histeria intensifica la separación. Ahí tienen, desde los historiales de la Bella Carnicera y Dora,
hasta los desencuentros cotidianos de las parejas, en las cuales un partener siempre está tratando de
responder la angustia del otro, en términos de satisfacción de la demanda, de objetos que colmen su
angustia. El otro, si es histérica o histérico, dirá “No” a toda respuesta que venga en la frecuencia de la
demanda. Eso es una intensificación permanente, entre la frecuencia de la demanda y estar haciendo vivir
intensamente la frecuencia del deseo. Con el “No” a la demanda, intensifica la frecuencia del deseo. Eso
tiene su lado de vitalización de la vida de deseo, pero por otro lado, no deja de producir un deseo
insatisfecho. En algún momento eso será elaborado, no sólo desde el punto de vista del deseo, sino como
goce, el goce de la insatisfacción.
❷ Recuerden que Lacan está esforzándose en llevar la clínica freudiana al lenguaje, a la lógica significante,
a la lógica de la palabra. Entonces, Lacan enfatiza que la demanda de la histeria tiene una prevalencia
oral, a diferencia de la demanda obsesiva que gravita sobre lo anal. Lo específica -en términos de lógica
significante- diciendo que en la demanda de la histeria está enfatizado el “rasgo de extracción”: es
extraer algo del otro, el pedido al otro, la pasión de estar esperando algo del otro. A eso, Lacan, en
términos de lógica significante lo llama “gravitación sobre el objeto oral”. Aquí está despojando a los
objetos de materialidad y los piensa como una lógica de demanda. Una demanda que gravita sobre pedirle
al otro, extraer algo del otro. 
La modalidad obsesiva gravita en el registro de la demanda de retener, de intensificar la demanda del otro,
lo verán con el objeto anal. Mientras la obsesión tiene que ver con intensificar la demanda del otro, la
histeria tiene que ver con intensificar la demanda hacia el otro. 
❸ El tercer punto lo van a encontrar el Capítulo 20. La histeria arma su posición, su identificación, su
lugar en el mundo, en relación a los signos del deseo del otro. Es lo que estudiaron en los historiales de
Dora y la Bella Carnicera. Es esa pasión de la histeria de armarse en torno a los índices del deseo del otro;
es entrar a un lugar y tener como un lector permanente de por donde circula el deseo. 
Lacan lo explica como algo que sucede en el plano del inconsciente: “esos son los hilos de los cuales el
sujeto es una marioneta”. “El sujeto es menos consciente de que su posición está determinada por los hilos
de lo que quieren/desean/demandan los otros, que del funcionamiento de sus entrañas”. Incluso resume
la experiencia de la Bella Carnicera, diciendo que su posición es el conjunto de las preguntas por el deseo
del otro.
❹ El cuarto punto Lacan lo trabaja en el final del apartado 3 del capítulo 20. Enfatiza esto respecto a Dora
cuando fracasa toda su vida en relación a los signos del deseo del otro (recuerden la historia del lago y la
cachetada); cuando fracasa algo de su vida, en relación con los signos del deseo del otro, aterriza a su
demanda primitiva, que es la demanda de amor (ahí dice demanda de amor “al padre” pero vayan más
allá del padre). 
Esta es la definición de lo más típico de la histeria, hasta la última enseñanza de Lacan: la histeria se arma
en torno a la demanda de amor. Tiene mucha potencia clínica porque hasta podemos pensarlo con en la
actualidad. La histeria hoy ya no está tan interesada en “otros”, en dialectizar con otros para producir
saber: no le interesa el saber del otro, ni barrar el saber del otro. Clínicamente es más potente la
dimensión de armarse o desarmarse e incluso angustiarse, armar su cuerpo y desarmarlo en torno al
encuentro amoroso, la demanda de amor. Esto es más visible clínicamente, que aquellos síntomas
conversivos del fin del siglo XIX. 
❺ El último rasgo lo encuentran en el capítulo 22. Lacan dice que “en la línea de retorno se encuentra una
fragilización del imaginario de la histeria”. La histérica, por estar tan atenta a los signos del deseo del
otro, subjetivamente, posee un imaginario más permeable y, por lo tanto, más fragilizado. Debido a ello,
son más recurrentes los signos de angustia, distintos signos en el cuerpo; traducción subjetiva de un
cuerpo más abierto, más permeable a los signos del deseo del otro. Por el contrario, el imaginario del
obsesivo, es como “una burbuja irreventable”, según Lacan. 
👋 Cierre 
Hemos recorrido la dialéctica de la histeria en distintos aspectos: como dialectiza desde su cuerpo, desde el
punto de vista del deseo, respecto a la demanda, respecto al amor. Cuerpo, deseo, demanda y amor son
las distintas dimensiones de la dialéctica de la histeria. 
Lacan en el Seminario 8 ubicó cierta función de la histeria en la polis, en la ciudad, con el ejemplo de
Sócrates, que se la pasaba interpelando a los amos de la polis, haciéndoles producir saber. Era el modo
dialéctico de Sócrates, al cual Lacan designa como “un gran histérico de la humanidad”, por este aspecto
de la dialéctica que es interpelar a los amos, interrogarlos y con eso producir cierto saber. Podríamos decir
que ese aspecto de la histeria también tiene toda su actualidad: la histeria con su pasión dialéctica, sin
duda, sigue abriendo las orejas del otro y, fundamentalmente, sigue abriendo sus corazones 

SEMANA 5
CET Karpel, P Semana 5  
El encierro del obsesivo 
Lacan J. (1951), Seminario 5: cap 23 parágrafo 3.
Lacan J. (1953), Función y campo de la palabra y del lenguaje en psa. Escritos 1. 
Lacan J. (1953), Variantes de la cura-tipo. Escritos 1.
Introducción: “El obsesivo y su fortificación”, su laberinto: Son términos que utiliza Lacan para referirse al
obsesivo. El solipsismo de este hace referencia a su encierro: “El solipsismo es la doctrina filosófica que
defiende que el sujeto pensante no puede afirmar ninguna existencia salvo la suya propia”. Esto se opone a
la dinámica histérica, donde se sitúa una dialéctica con el Otro, la comunidad de deseo, enlazarse al deseo.
En el obsesivo vamos a acentuar su dimensión de encierro, para lo cual se construye como una fortaleza,
un laberinto donde hay callejones sin salida.
 Así llega el Hombre de las Ratas a la consulta: detenido y encerrado en el martirio de sus pensamientos,
donde se encierra. El obsesivo se encierra en su yo: un yo que amasa narcisísticamente, un yo que hace
crecer, un yo que infla. El yo es un lugar de desconocimiento, tal como lo estudiamos desde el Estadio del
Espejo. Es un yo impermeable, entonces va enjaulado en la relación consigo mismo; es un gran
conversador consigo mismo. Mientras que en la Histeria hablamos de “intersubjetividad”, en el obsesivo
hay una dimensión “intra-psíquica”.  El narcisismo le hace creer que maneja algo. 
En el caso de esta semana se puede ubicar como el obsesivo dice: “el problema es que estoy mucho
conmigo mismo”. En las primeras entrevistas de análisis de algún obsesivo aíslo esta frase: “pensé que iba
a poder yo solo”. Es un yo que puede. Hay una ilusión de unidad del yo; el obsesivo no quiere saber de la
división, no quiere saber de lo que escapa al dominio yoico. 
Pero, más fortifica el yo, más fuerza toman los pensamientos que se le imponen y de los cuales se va a
querer defender (esto lo vimos en Inhibición, síntoma y angustia).
Desencadenamiento y delirio en la Neurosis 
Los textos que tenemos para hoy son del primer Lacan, allí habla del síntoma como mensaje, dando una
supremacía y sobredeterminación al registro simbólico. El sujeto es efecto de lo que ocurre en el campo
del Otro, está determinado por el Otro. El síntoma tiene un sentido y encierra un mensaje a descifrar, un
desciframiento que produce efectos de verdad. 
Hablando del tratamiento del Hombre de las Ratas, Lacan va a situar la interpretación de Freud como
“inexacta pero verdadera”. Se refiere a cuando Freud acierta y toca la verdad del sujeto, cuando interviene
en relación con el ocasionamiento de la enfermedad que sitúa cuando la madre le expone al sujeto el plan
marital. Él sitúa que es el padre quien le prohíbe casarse con la dama de sus pensamientos, porque en el
plan estaba que se case con una mujer rica. Ahí hay una prohibición del padre. ¿Cómo puede ser? Porque,
cuando la madre comunica el plan marital, el padre estaba muerto. El prohibidor para el Hombre de las
Ratas es el perturbador del goce, el que no le permite, el que le prohíbe el acceso a la mujer de sus
sueños. El padre del Hombre de las Ratas habiendo estado enamorado de una mujer pobre, eligió casarse
con la madre del Hombre de las Ratas, que era una mujer rica y él se encuentra en la misma situación.
Entonces, es un plan formulado por la madre pero que viene del padre. Ese es el momento del
desencadenamiento de la neurosis. 
Estamos diciendo que en la neurosis, así como en la psicosis, también hay desencadenamiento; pero con
unas cuantas diferencias, porque no se desintegra la cadena, funciona. La interpretación de Freud hace
caer la trama imaginaria del delirio. Por ejemplo, el delirio de que le iban a entrar ratas por el ano a su
padre muerto, el delirio de tener que pagar las 380 coronas, en la psicosis con una interpretación no se
hace caer la trama delirante. La interpretación de Freud toca la verdad el sujeto, comprometida en sus
síntomas.
Lacan, siguiendo a Freud -quien habló de “deliria”- va a decir que el Hombre de las Ratas está delirando. El
delirio, tomando la definición del diccionario, es una confusión mental caracterizada por alucinaciones,
reiteración de pensamientos absurdos, incoherencias. Entonces podríamos decir que el Hombre de las
Ratas está delirando. ✒Lacan en “Función y campo de la palabra”, va a decir que “en el Hombre de las
Ratas hay “una subjetivación forzada de la deuda obsesiva, cuya presión es actuada por el sujeto hasta el
delirio” (pg 291). 
✒En “Variantes de la cura tipo” va a decir: “hay un simulacro de redención, que el sujeto fomenta hasta el
delirio, en el gran trance obsesivo, que lo ha empujada a llamar en su ayuda a Freud” (pg 341). Quiere ir a
ver a Freud para seguir delirando, porque pretende que le extienda un certificado de que tiene que
devolver las 380 coronas. 
Con esto situamos, que tanto en la neurosis como en la psicosis hay delirios. Es esta idea de “todos locos,
todos delirantes”.
❶☛En el delirio de la Neurosis hay una cadena, no hay ruptura de la cadena, como sucede en la psicosis.
Hay ilación del del pensamiento, el tejido, no está desgarrado. Hay retroactividad, hay un s1 y s2. Por
ejemplo, en el delirio de las ratas, el fonema “rat”, está múltiplemente determinado y adquiere muchos
sentidos en la vía significante: casamiento, deuda de juego. Nada de esto encontramos en la psicosis,
donde hay: una ruptura de la cadena, un significante sólo en lo real y el delirio no está encadenado con
otros significantes; por lo que una interpretación no disuelve la trama delirante. 
❷☛En el delirio Neurótico no hay certeza, hay duda. En el delirio del psicótico el Otro toma la iniciativa y
el sujeto queda inerme, a expensas de las voces, en la pasividad de soportarlas. El obsesivo, por el
contrario, va a luchar incansablemente contra eso, opone una lucha; entonces el delirio no tiene la misma
dimensión. 
Entonces, así como dijimos antes que el obsesivo está encerrado su yo, vamos a agregar que el obsesivo
está encerrado en su delirio. En este caso tiene que ver con que al padre no le quede una deuda impaga,
poder salvar su deuda.
❸☛Para el Neurótico se trata de mantener al Otro completo, sin barraduras. Cuando Lacan habla del A
barrado, del Gran Otro barrado; el Otro no puede decir todo, hay una barradura. El padre del Neurótico es
un Otro castrado, es fallido por estructura, porque está atravesado por la barra, está atravesado por la
castración. Los padres son fallidos. 
¿Qué pasa con los padres castrados de la neurosis? Por estructura -no sólo sucede en el caso del Hombre
de las Ratas- hay una deuda impaga del padre: hay algo que el padre hizo mal o que no pudo. Así como la
Histeria pondrá el acento en la impotencia del padre (lo que no pudo) y la demanda que no satisfizo; la
neurosis obsesiva ubicará lo fallido del padre como una deuda impaga y se sacrifica para pagarla. Tanto el
Neurótico Obsesivo como la Histérica creen en el padre y sostienen un Otro completo un A sin
barradura, no quieren saber de la castración.
¿Pero cómo, si Dora sabía que el padre era impotente? Sí pero bajo el modo de suponer que eso pasaba
con “su” padre, pero que el Otro “podría” estar completo: “si no hubiera tenido esa impotencia, podría ser
completo”. ¿Cómo sucede esto con el Hombre de las Ratas? Él decía: “Mi padre tiene una deuda, pero si se
paga, queda completo”. Estos son dos modos neuróticos de creer en el padre, de sostener un Otro
completo. Entonces, ¿Qué hace el Neurótico con el agujero en el Otro?, ¿Qué hace con la castración, con la
incompletud del Otro? No quiere saber. No quiere saber de la incompletud del Otro. Y afirma: “mi padre
no pudo, pero se puede”, “no pagó la deuda, pero se podría saldar”. La castración localiza la incompletud
del Otro que el Neurótico se dedica a no saber qué sabe (hay un saber no sabido en el Neurótico.) 
¿Qué hace el Neurótico con esta falta en el Otro?: Una pregunta. Es una pregunta que en la Histeria está
modalizada por la pregunta por la sexualidad, por la diferencia entre los sexos y la procreación. Y en el
Obsesivo por la vida y la muerte. Justamente, estos son puntos donde el Otro no alcanza a decir todo. El
Neurótico hace coyuntural o contingente la estructura: A él le faltó, su padre falló, pero podría haber un
padre completo. El Neurótico Obsesivo se ubica frente a esto tratando de restituir ese imposible, que el
Otro no sea castrado, que haya un padre completo que a la vez lo ampare. Pero es una misión imposible. 
El Neurótico queda encerrado en esta creencia en el padre, en robustecerlo, en enaltecerlo. Es un delirio
singular para no saber de la castración: pagar una deuda que es imposible pagar. Ofrenda su sacrificio para
completar al Otro, en la creencia de que puede darle al Otro lo que le falta. El delirio es salvar al padre
de sus inconsistencias. El Hombre de las Ratas asume la deuda del padre como una deuda propia. (Destaco
lo imposible de la misión, porque van a ver en teóricos que en el obsesivo se trata del deseo imposible.) 
La modalización obsesiva es no querer saber del impagable. Podríamos decir que ya se entra al mundo en
una deuda: la deuda de vida es impagable, no tenemos cómo pagar la vida que nos dieron. Pero el
obsesivo se instala ahí, él se empeña en pagar la deuda, salvar lo insalvable. También ahí hay un encierro. 
❹☛Relación entre deseo y demanda: En el obsesivo hay un colapso entre ambas, quiere hacer que
coincidan. El obsesivo no quiere saber del deseo porque conecta con la falta y él prefiere no saber nada de
eso; por ello transforma el deseo en demanda. El deseo, eso no articulable, que queda evocado en la
demanda como un más allá, eso que no es posible de ser dicho, informulable, lo degrada en la demanda.
“Bueno, ¿¨Pero qué querés?”, sería la pregunta del obsesivo. Transforma el deseo en demanda al hacerlo
formulable. Fuerza el deseo al campo de la demanda buscando que se pueda decir lo imposible. Si el Otro
le diría lo que quiere, lo que le falta, él le podría dárselo y restituir esa falta. Si lee el deseo en términos de
demanda se puede colmar, podría no faltarle al Otro. 
En esta estrategia obsesiva Lacan va a ubicar un término: oblatividad. Tiene que ver con la ofrenda y
sacrificio que se hace a Dios. El querer “darle al Otro lo que necesita”, fue celebrado por los post-
freudianos porque lo tomaron como un punto de llegada en el análisis, como madurez genital del obsesivo,
quien se preocuparía por el Otro. Pero Lacan va a decir: “No es por ahí, esto es hacerlo el caldo gordo al
obsesivo”. Porque el obsesivo, complaciendo al Otro, con lo que no se conecta es con su propia falta, de
la cual nada quiere saber. 
El obsesivo hace cosas para obtener una “pequeña corona”: Realiza hazañas y proezas para el que lo mira
desde el palco; pero no corre riesgos, porque él no está ahí. Él se observa desde el lugar del Otro,
quedando esclavizado por esa mirada. Erige un amo con el que quiere cumplir para mostrar qué bien hace
las cosas. Intenta mostrar una imagen narcisista: puede ser de buena persona, de trabajador esforzado,
pero queda esclavizado en una mirada que “lo mira desde el palco”. Él se mira desde el palco. 
Tuve un paciente que desplegaba todo un trabajo de seducción con mujeres, que no le interesaban, para
lucir con sus amigos anécdotas de conquista. Cada vez decía: “¡Ay!, ¡Qué van a pensar mis amigos, cuando
me vean o les cuente de esta mujer!”. Quería sumar conquistas, pero estaba muy lejos de su deseo. En el
análisis fue saliendo de ese lugar, de trabajador esforzado para la mirada de sus amigos. Entonces se
encontró con su propio deseo, por una mujer en particular que eligió.
Lacan va a agregar a lo anal del obsesivo algo más: lo escópico. Hay una conjugación de lo anal con lo
escópico, en rellenar, lo que se da a ver con la imagen narcisista. Lo anal es el término de la demanda: la
demanda del Otro y darle al Otro. Entonces el obsesivo quiero ofrendarle al Otro, quiere darle, una imagen
narcisista de buena persona, de trabajador esforzado. 
Si bien Freud marco en el Hombre de las Ratas una cuestión en la línea de la mirada (interés en ver mujeres
desnudas, perder los anteojos), Lacan va a tomar lo escópico en relación a como el obsesivo se da a ver y
como el objeto anal se reviste fálicamente. Se ubica como un falo imaginario para colmar al Otro con una
imagen idealizada, porque considera que aman esa imagen suya: sea la del conquistador, del buen
muchacho, de “que buenas intenciones tiene”, de como ayuda al otro. Cree que el Otro depende de eso,
entonces se muestra así y quiere hacer persistir esa imagen, en la que queda distante de él mismo y de su
deseo. 
❺☛Lacan habla de “el padre” y “la dama”, las pone a la par como dos figuras narcisísticas. “La dama de
los pensamientos” y “el padre” del Hombre de las Ratas son dos figuras mortíferas del ideal, son
imágenes ideales narcisísticas a las que se les atribuye perfección. Noten la perfección al padre
saldándole la deuda. También a la dama se le atribuye una perfección que sólo puede sostenerse
pensándola: Si uno tiene trato con alguien, tarde o temprano el otro muestra su imperfección, pero en los
pensamientos se le puede atribuir perfección. Es una figura idealizada, completa, sin ningún agujero,
imposible, inaccesible y por todo ello, inabordable. 
Ambas figuras son mortíferas porque cuanto más ideal hay, más limpio se está del goce de la vida. El
goce de la vida ensucia, deja que se vean las imperfecciones, en cambio, las figuras ideales son
inalcanzables. Fabián dio el ejemplo de que cuanto más alto está un estante, menos se puede hacer uso de
lo que hay en él, está fuera de mi alcance. Así son estas figuras para el Hombre de las Ratas y, en ese
sentido, son casi intercambiables, ambas son: intachables, impecables, completas, limpias del goce la vida
y, por lo tanto, mortíferas. Son ídolos a los que trata de mantener impecables, libres toda mancha. 
Esto implica, para el Hombre de las Ratas, montarse en una “agresividad que la perpetúa” y un “culto
mortificante que convierte en ídolo”, según Lacan. Esta idealización del padre y de la dama trae
pensamientos agresivos. Que le entren ratas por el culo a ambos, aunque está expresado como temor, es
el correlato de la idolatría. Por momentos insulta a ambos, luego se arrepiente. Mantiene así una
distancia, ya que al obsesivo se le hace difícil acercarse a su deseo. Lacan va a introducir el término
“columpio”: va de un lado para el otro en un hamacarse donde se acerca y se aleja de su deseo o va entre
un lado y el otro, entre la dama y el padre: “Si me acerco a la dama, le pasa algo a mi padre”. En ese
columpiarse no termina nunca de acercarse. 
Un paciente me decía, en relación a una mujer que le gustaba mucho: “¿Le hablo no le hablo?, porque el
otro día tenía re-ganas y cuando me acerqué, se me fueron”. Otro: “Cuanto más me gusta esta mujer, más
la odio”. Más la odia porque lo conecta con su falta, con que ella le hace falta. Esto en términos
imaginarios, no de una agresividad contra ella. Pensamientos como estos son lo que tienen en común con
el Hombre de las Ratas que blasfema contra ambos. 
Mantener la agresividad mantiene vivo al Otro. Lacan habla la de la agresividad que se perpetúa porque
se eterniza, se desplaza en el tiempo. La prohibición del padre -que Freud interpreta con el plan marital-
habla de que el Hombre de las Ratas ubica a su padre como prohibiéndole el goce, prohibiéndole la vida
(porque el goce tiene que ver con la vida; entonces, el obsesivo está esperando que el Otro se muera para
empezar a vivir.) Este es un padre del “No”, no es el padre que en un tercer tiempo del Edipo posibilita lo
que “Sí”. Perpetúa el padre del “No” y, justamente, su propia agresividad lo mantiene más vivo. Desde su
posición, en relación con satisfacer la demanda, se ubica teniendo que obtener el permiso del Otro -del
padre- para empezar a vivir. Con un Otro que le prohíbe logra mantenerse a distancia de su deseo: Es el
padre quien le prohíbe, es el Otro quien no le da permiso. No se enfrenta con su deseo, porque el Otro no
le da permiso. Esta es una estrategia que lo mantiene a salvo de conectar con su deseo. Trabaja en pos
del permiso el Otro, se hace su esclavo, le hace sostener la prohibición y queda encerrado en su esclavitud
(y sus pensamientos). 
Hay un sueño transferencial que Lacan va a tomar: El Hombre las Ratas sueña con una chica que había
visto en la puerta de Freud, suponiendo que era la hija de este. Freud transcribe: “Ve ante sí a mi hija, pero
tiene dos emplastos de excrementos en lugar de ojos”. Lo que traduce cómo: “Se casa con mi hija, no por
sus lindos ojos, sino por su dinero”. Es decir, le da transferencialmente una hija imaginaria a Freud para
recibir de él la alianza.
Lacan reinterpreta este sueño, diciendo que lo que tiene esta chica en los ojos es betún: “Es la muerte que
lo mira con ojos de betún”. Para Lacan esa mirada no se trata del dinero, la resignifica como “la mirada de
la muerte”: queda mirado por ojos de la muerte. En el tema planteado -de si Freud lo ve como un buen
muchacho, como para casarlo con su hija-, está lo mortífero, en una vuelta transferencial que no se
termina de disolver en el tratamiento. Porque el tratamiento disuelve la trama de la de las ratas, el tema
de pagar las 380 coronas; pero, en un punto, el paciente queda casado con la muerte, encerrado en la
perpetuación, en esta eternización. 
Un profesor hablaba, en relación con la estrategia analítica con el obsesivo, de “atacar la dama”, como una
jugada ajedrecística. Implica tocar esa perfección que se le atribuye y la hace inabordable, tocar también
la perfección del padre. Lacan, en la última parte de su enseñanza, nos va a hablar de un padre desde otra
perspectiva, un padre donde el estante no está tan alto, no es inalcanzable. Un padre que brinda
herramientas, que nos da una versión de cómo arreglarse con la castración. Se trata de poder hacer uso de
ese padre; prescindir del padre pero haciendo uso, para ir más allá del padre.  
SEMANA 6
CET Vargas, R Semana 6

Miller, J.A., Cap 2 del Seminario Del síntoma al fantasma y retorno

La clase gravita alrededor de la noción de “fantasma”. Esta noción no puede ser evaluada sin el concepto
de “síntoma”, porque hay una implicación del fantasma en el síntoma (hemos visto con Freud que la
fantasía engendra síntomas). Entonces tengamos presente que en cada una de las definiciones de
fantasma, va a haber una referencia al síntoma. 
Mientras el síntoma, en tanto “hay algo que no funciona”, es algo evidente para el sujeto; el fantasma es
algo más oculto, más secreto, íntimo, guardado. Además tiene la particularidad de comandar la vida
cotidiana del sujeto, recubre su vida. Al mismo tiempo, y a pesar de lo basto que puede ser, a la vez es un
resumen, algo comprimido. No es un discurso sino una frase, al estilo de lo que han visto en Freud en
“pegan a un niño”. Hay una paradoja en su definición, porque por un lado es un resumen, pero por el
otro recubre toda la vida de comportamiento. 
“Variaciones sobre Diana y Acteón” trata las variaciones clínicas que podemos encontrar alrededor de la
neurosis obsesiva, la histeria y la fobia. Diana es una diosa, Acteón es un mortal, ambos son cazadores.
Diana es sorprendida por Acteón que la mira mientras está bañándose con sus ninfas. Por esa osadía de
haberla mirado desnuda, es convertido en ciervo y despedazado por sus perros. El tema de la caza y del
objeto que se caza, de la presa, están presentes en este mito.
El fantasma transmitido con este mito tiene su interés por varias razones: Por el tema de la mirada, por el
tema del objeto (que en el mito es la presa) y por la división que causa en el sujeto (o una furia que
despierta en Diana, esa mirada ante la cual no quería estar expuesta). Esta es la entrada que da Miller para
trabajar las variaciones de las estructuras clínicas. Cada variación clínica puede ser remitida a la respuesta
que da a la pregunta de “¿qué quiere el otro?” o “¿qué me quiere?”, como más clásicamente se la conoce.
Esta pregunta la hemos trabajado en “Cuestión preliminar” a partir de la metáfora paterna, cuando hemos
visto el x y el d/m. 
☛El fantasma es un axioma. Un axioma es una proposición de la cual se deducen otras proposiciones o
razonamientos, se usa para demostrar otras proposiciones. Vamos a usar al fantasma para tratar de
demostrar algo en relación con los síntomas. La importancia del fantasma es que está implicado en el
síntoma.
☛ El fantasma es una matriz del comportamiento. Una matriz es un molde, siempre el mismo, lo que se
ponga allí va a tener la misma forma. Sin embargo, los materiales a introducir pueden ser múltiples. Cada
matriz tiene elementos distintos para cada persona. Esta es otra paradoja: A pesar de que hay una cuestión
fija, invariante, también está la singularidad de cómo es ese material que se deposita allí. 
☛ El fantasma posee una dimensión temporal. Esta se reduce a un instante, a un momento específico. Lo
cual también introduce la paradoja de que recubre el comportamiento en la vida del sujeto pero a la vez
está remitido un instante. 
El fantasma como matriz del comportamiento lo hemos visto con en el Estadio del espejo por ejemplo. El
yo mismo (su matriz) se forma a partir de una precipitación de identificaciones. Por lo tanto, hay algunos
conceptos que pueden ser enlazados para poder captar mejor este tema el fantasma.
Hay otras definiciones de fantasma que Lacan va dando a lo largo del texto, pero vamos a quedarnos con
dos para poder entrar al texto: axioma y matriz. 
El fantasma pone de relieve al sujeto en su relación con los objetos (aquí no se lo toma en relación con los
significantes de la cadena). En el texto se define que es un objeto. Y se advierte que el significante nunca es
exitoso en la mediación entre el sujeto y el Otro, siempre encuentra fallas en esa articulación. Esta falla no
es muy bien soportada, y el fantasma viene a dar una respuesta, una solución. 
✒Página 25, dice: “El fantasma, por una parte, responde a las fallas que se manifiestan en el campo del
significante (u “orden” significante, porque se trata de una articulación) y por otra parte, responde a lo que
se manifiesta del Deseo del Otro.” El deseo del Otro como tal, causa un enigma, un afecto de angustia.
Hemos visto que la angustia halla una gran dificultad para su representación en un significante y que
además tiene un objeto. 
✒Página 26, aquí hay una definición que también va a ser importante, porque por un lado decimos que las
variaciones de Diana y Acteón van a dar las variaciones de las estructuras clínicas, sin embargo hay otra
definición un poco enigmática: “Freud nos señala ese carácter de desembocadura para la interpretación en
´Pegan a un niño´, en estas dos frases que lei la última vez y justamente, en la forma negativa de su frase
que solo se puede hacer reconociendo que el fantasma es ajeno a la estructura de la neurosis. La forma
misma en la que esta frase está formulada nos marca que, para Freud, el fantasma ocupa lo que en
nuestro lenguaje lacaniano es el lugar de lo real como imposible”. Esto quiere decir que para Lacan hay una
vertiente del fantasma que localiza la cuestión en torno de lo real. Lo real estaba definido como lo que no
es simbólico ni imaginario, lo que no puede ser captado con los sentidos, lo que no puede ser recubierto
totalmente por el símbolo y acá lo define como: “lo imposible”, lo imposible de la representación. 
El fantasma tiene una monotonía, siempre lo mismo, siempre la misma frase. Esa frase tiene una gran
potencia a pesar de que sea siempre la misma. Es un resumen, no un discurso, es algo comprimido,
compacto, que el sujeto guarda como un tesoro. Estamos acostumbrados hablar del Otro como tesoro de
significantes, pero acá encontramos otro tesoro, el fantasma no atesora significantes en el Otro sino los
objetos. La forma de ese tesoro hace que sea lo más íntimo, lo más singular de él y lo más difícil de
transmitir; a tal punto que el fantasma tiene un índice de vergüenza, no es sencillo confesarlo. 
✒Página 28, dice: “En este sentido, el síntoma es una estructura temporal compleja, mientras que el
fantasma tiene una estructura temporal estrictamente puntual, absolutamente elemental. El tiempo propio
del fantasma es el instante. Por supuesto que puede estar preparado con una pequeña historia, pero
fundamentalmente el corazón del fantasma es un instante, podemos decir incluso ´un instante de ver´
(alude al mito de Diana y Acteón), para respetar lo que el fantasma le debe a la dimensión imaginaria. 
Mientras que el síntoma es más bien del tipo ´momento de concluir´, en la temporalidad elaborada por
Lacan se percibe muy bien y es por lo que podemos llamar ese fantasma un fantasma que fue trabajado
por la literatura, porque se comparte. Por supuesto hay un carácter hierático (sin expresión) del fantasma,
pero no está desprovisto de flexibilidad, incluso es así como Lacan lo hace valer, como una cadena flexible.” 
Vemos que tiene ciertas paradojas porque por un lado vemos lo invariante, lo fijo y por el otro lado vemos
el tema de la flexibilidad. El fantasma es una cadena, pero no de significantes, Lacan dice que es una
cadena flexible.
✒Página 30. En el texto hay referencias múltiples al arte, menciona a Duchamp, padre del arte moderno y
su obra que se llama: “La novia desnudada por sus solteros, incluso” o “El gran vidrio”. Tiene cierto interés
entrar en la historia de como Duchamp concibe esa obra de arte.
✒Página 39. Tomaremos el concepto de enganche, por el tema de la cadena flexible. En la página 39 luego
de haber recorrido las cuestiones del sujeto histérico y del obsesivo y de haber definido el objeto como “el
significante en la vanguardia” (qué también tiene que ver con el arte que toma los objetos, no con el arte
retiniano), entramos a la cuestión del significante y las variaciones respecto de su concepto: 
“Allí está sin embargo como equivalente lo que es el objeto, el significante en la vanguardia”. Si reducimos
esta frase quedaría: “el objeto es el significante en la vanguardia”, es el significante que falla en su
mediación entre el campo del sujeto y el campo del Otro. Sabemos que el tema de engancharse y
desengancharse no sucede solo en la psicosis, sino que también en la neurosis obsesiva y la histeria. Miller
llega a decir que “el fantasma puede ser el grano de locura de cada uno”. La dirección que estamos al
programa sostiene que el delirio no es solamente para el “loco”, el psicótico, sino que la locura es algo más
generalizado. Lo que se confirma en esta frase es que el fantasma sería el grano de locura de cada uno. Esa
frase evoca lo que Freud decía sobre la “perla psiconeurótica”
Lacan habla del tema de enganche en la histeria y en el obsesivo: “La Histeria no tendría un enganche con
un significante en el cual creer a rajatabla como el obsesivo, sino por el contrario se engancha con el Otro
por el significante como semblante. Evidentemente es algo frágil y extremadamente resistente (otra vez el
tema de las paradojas). Ahí no hay siete velos, hay multitud de velos, aunque el sujeto duda de ser algo
bajo esos velos, de allí viene la queja de ser un puro ser de parecer, de ser un mentiroso”. Es decir que la
queja le da el valor de ese enganche con el Otro, de no creer a rajatabla en un significante, de no ser
enteramente representada por él.  “La histeria, cambió sus manifestaciones, lo que no impide que aún hoy
podamos encontrar sin modificaciones lo que Freud percibió. La mentira originaria de la histeria. Como el
Otro cambió, esta mentira originaria no tiene todo el campo que le daban los amos para desplegarse, amos
más consistentes de lo que somos nosotros.”
El obsesivo procede de una manera completamente diferente, no tiene la menor idea de algunas
cuestiones que la histérica sí, quien trata todo el tiempo de barrar al Otro, mantener vivo el Deseo a partir
de barrar al Otro, incluso a veces sostiene esta barra para hacerlo. El obsesivo, más bien: “No quiere tener
ninguna idea la barra sobre el Otro. Por el contrario para él es capital que no haya barras sobre el Otro, es
la condición para que no la haya sobre él mismo”. La histérica mientras barra al Otro también tiene una
barra sobre sí. En cambio, la estrategia del obsesivo es anular esa barra, ese Deseo, aplastarlo y anularlo.
Por lo tanto, el tratamiento que cada una de las estructuras psíquicas le da al deseo posee todo su valor,
porque tiene relación con sus síntomas y estos, tienen una implicación con la matriz de su fantasma.
Habría una frase paradigmática (como “pegan a un niño”), pero que tiene tantas variaciones como sujetos
hay.
📌Quería recordar el tema del dominio. Mientras que el síntoma es algo que la persona no domina, el
fantasma, en cambio, tiene una función de dominio de los objetos en el mundo. Esto tiene una
fundamentación en Freud, lo trata en el juego del Fort-Da, en “Más allá del principio del placer”, donde el
niño domina un objeto, el carretel que lleva y trae, junto con las sílabas “ooo”-“aaa”. Esta es una manera
de defenderse de la falta de dominio por la inermidad defensiva que tiene todo infance. Sin embargo,
como dice Freud, “en la vida psíquica todo se conserva”. Por más esfuerzos que haga el obsesivo por
anular, hay algo de la conservación en la estructura psíquica, el fantasma parece ser este reducto en dónde
el ser humano puede alojar una función de dominio de algo que escapa permanentemente a él.
SEMANA 7
CET Marchesini, A Semana 7

Miller, J.A., Cap 2 del Seminario Del síntoma al fantasma y retorno

¿Qué es el fantasma para Lacan?


Veníamos hablando en relación con el síntoma en la Histeria y la Obsesión. Hay una relación entre el
síntoma y el fantasma. Lacan llama fantasma a la relación del sujeto, con el objeto en el deseo
inconsciente. Esta es una de las definiciones de fantasma, hay otras. 
El fantasma emerge cuando el sujeto intenta reencontrar su posición en el Otro. Siempre tiene su
referencia al Otro, tiene “un pie en el Otro”. El sujeto acomoda su posición en el Otro por medio del
fantasma. 
En cuanto al síntoma, es algo que el sujeto conoce y de lo que se queja. En cambio, el fantasma, es algo
que no conoce. Se consuela con el fantasma, es eso de lo que no habla, a diferencia del síntoma. Uno
siente una relación de extrañeza en relación con su fantasma; tiene una referencia al Otro, a diferencia del
síntoma que se basta a sí mismo.  
☛Lazo entre el sujeto y el Otro
Lacan, en su Seminario 14 “La lógica del fantasma”, va a hacer referencia al lazo del sujeto con el deseo
del Otro. El fantasma es ese lazo, esa relación al Otro del deseo. El neurótico se protege del deseo del Otro
con el fantasma como refugio y soporte.  Es defensa contra la pulsión. En una de sus vertientes, el
fantasma puede ser pensado como defensa.
☛El fantasma es una “relación de desconocimiento”
El neurótico desconoce el verdadero sostén del deseo, que es la pulsión. Siempre detrás del deseo esta la
pulsión. Por eso se habla de una relación de desconocimiento. El fantasma no es solo una relación de
deseo, también está incluida en la cuestión de la pulsión. Van juntos, es una conjunción de deseo y
pulsión. 
☛El fantasma tiene una lógica, un funcionamiento
Es la manera en que funciona el comportamiento de cada uno, funciona de acuerdo con una lógica, esta
reglado. El fantasma regla la posición de cada sujeto. 
c Esta lógica lleva a la revelación de que el deseo, finalmente, esta causado por la pulsión.

➰❓ Hasta aquí nos hemos referido al deseo en términos generales: como deseo del Otro, deseo
insatisfecho y deseo. Ahora, ¿Qué es el deseo inconsciente al que Lacan hace referencia? 
Cuando hablamos de deseo se trata de un objeto, no de un sujeto. No es una persona, no es un anhelo,
no es una ambición. Es un objeto que implica la fijación. Este sujeto del significante se va a detener, el
deslizamiento infinito de la cadena se va a detener, por esta fijación que va a dar el objeto. El objeto dado
como la huella del sujeto. Dice Miller en la página 34: “El deseo solo causa el deseo por intermedio de un
objeto”. El concepto de objeto es fundamental. Objeto con relación al cual el sujeto queda fijado. Sino
habría un deslizamiento infinito metonímico. 
El neurótico produce esta introducción del objeto en el campo del Otro. Esto explica su dependencia, su
apego transferencial al Otro; cosa que no ocurre con el sujeto psicótico. Habíamos hablado de que la
neurosis o la psicosis, depende de lo que tiene lugar en el Otro y este Otro es una función universal, es un
lugar en el Otro, “Tesoro de los Significantes”, que es un poco una abstracción. 
Al introducir el tema del fantasma vamos a incluir aquello en el Otro que es también, objeto: el Otro no es
solo significante, también en el Otro está el objeto. En Freud lo encontramos bajo el concepto de “objeto
perdido”. El neurótico tiene una pasión de ir hacia el Otro en busca de lo que le falta; sufre la falta en ser,
entonces va hacia el Otro en busca de aquello que le falta. Y, en cada Otro, cree encontrar ilusoriamente,
lo que va a complementar su falta en ser. Esta idea implica que el objeto está en el Otro, entonces voy
hacia el Otro en busca de ese objeto.
Este objeto no es algo que se pueda representar. Es un objeto que no se articula al sujeto, sino a su propia
división. Es algo que hay, pero que no pude definirse bien que es y el sujeto tiene con eso una relación de
desconocimiento (el fantasma, a diferencia del síntoma, implica una relación de desconocimiento). 
📌 Entonces, el fundamente de mi relación al Otro va a estar marcado por el deseo, pero más atrás del
deseo estará la pulsión, el goce y el objeto. En eso radica el verdadero lazo al Otro.

El objeto “a” en Lacan y la fórmula del fantasma: ($<>a)


El objeto “a” de Lacan viene del objeto perdido freudiano. Lacan lo va a conceptualizar en el Seminario
10, sobre la Angustia. A esta altura de la enseñanza va a privilegiar la anatomía, el organismo, más
precisamente las particularidades anatómicas del organismo. Lo que se pone en juego es una parte del
propio cuerpo. 
Piensa el objeto en términos de sustancia, que es una parte del cuerpo, una separación anatómica que
aparece como primaria en el sujeto, anterior a la incidencia del gran Otro, anterior a la constitución
subjetiva. 
En el Seminario sobre la Angustia va a dar el ejemplo del seno, que se puede remplazar por el biberón. El
seno es un objeto natural que el bebe va a remplazar por el biberón e, incluso este objeto, más tarde
puede ser remplazado por cualquier otro. La idea es que eso natural puede ser remplazado por algo
cultural. Lacan va a acentuar las raíces biológicas o corporales del objeto “a”. Y la función de este objeto
es ser algo cesible, algo que se cede al campo del Otro. 
Lacan se ve llevado a describir y detallar distintas separaciones anatómicas del objeto y va a pensar al
objeto a en términos anatómicos (primer Lacan), más adelante más que pensar en la sustancia va a pensar
en el funcionamiento. Entonces hay dos vertientes: la sustancia (oral, anal, mirada, voz) y la función del
objeto. Finalmente va a pensar que este objeto es un funcionamiento.
Va a poner como ejemplo el objeto anal. El objeto es algo que se produce, se constituye. ¿Cómo se
constituye el objeto anal? Con dos modos de funcionamiento: la separación y la retención. Las formas del
objeto anal no son las heces, sino esa forma de relacionarse con el Otro. Esto es la matriz del obsesivo con
el Otro, el obsesivo es retentivo o repulsivo: o suelta todo o lo retiene para él. 
📌 El objeto pensado desde la perspectiva del fantasma es un funcionamiento, es un lugar vacío que a va
a ser llenado por cualquier a de estas sustancias episódicas.
En la primera parte del año hablamos de la psicosis, el psicótico más allá del tipo clínico no tiene esta
dependencia al Otro, es un tema fantasmático, el objeto tiene que ser perdido. Eso es lo que Freud llamaba
la castración. El psicótico no ha perdido ningún objeto, por eso no tiene que hacer ese camino al Otro,
ese trayecto pulsional hacia el Otro. Es una estructura clínica en el que objeto no está perdido, por lo que
no se consagra a encontrarlo pidiéndolo al Otro, o haciéndoselo pedir. 
No está el tema de deseo y demanda, que es toda la problemática neurótica. “Los locos son los verdaderos
hombres libres”, porque no hay demanda del pequeño a. Un objeto “a” lo tiene a disposición, son las
voces. En la psicosis el objeto está positivizado, aparece a cielo abierto. En la neurosis este objeto está
velado, oculto, desconocido. 
Histeria y Obsesión. Particularidades en la problemática fantasmática 
El fantasma nos permite hablar de una posición subjetiva histérica y una posición subjetiva obsesiva, ya
que son diferentes modalidades del deseo (insatisfecho- imposible). Esto responde a cuál es la posición en
el deseo para cada uno. El fantasma es una función diferenciada y cada uno responde diferente al Otro
barrado (pág.36)
☛💎❤ La histérica frente al deseo del Otro: Se queja porque no tiene lugar en el Otro, ella es puro objeto
barrado (pág.38). Se queja del significante que la engancha en el Otro, de un “defecto del significante”. Se
presenta siempre como desalojada, sin tener lugar. ¿Qué es lo que da lugar en el Otro? estar alienado a
algún significante, estar identificado a algún significante, apropiarse del “rasgo unario del Otro” (Freud). La
histérica no tiene lugar, podría tenerlo sometiéndose a un significante que la enganche en el Otro y ella es
reticente a eso. Entonces no está alojada en un significante que la enganche en el Otro. Dice Miller que no
tiene un enganche con un significante en el cual “creer a rajatabla”, como el obsesivo. Por el contrario, se
engancha con el Otro por el significante como semblante. 
Tiene el deseo de tener una barra sobre el Otro, porque está persuadida que el Otro es de “cemento
armado”, alguien muy consistente (pág.40). Por más que el Otro sea un gruyere para la histérica es Otro
todo poderoso. 
☛⚔✖ El obsesivo frente al deseo del Otro: Para el obsesivo el Otro esta completo, es amo de su deseo.
Por ello el obsesivo es alguien sin deseo. Tiene un fantasma que va a negar los signos del deseo del Otro.
Los va a anular, a maniatar. Como el deseo es el deseo del Otro, al anularlo anula su propio deseo. Esta es la
jugarreta en que se encuentra encerrado siempre. Cuando hablamos de que es un deseo imposible -como
el deseo se sostiene a condición de estar en el Otro- lo que aparece como imposibilidad es la manifestación
de su propio deseo. 
📌 Ambas formas de fantasma en su modalidad de deseo están asimiladas a un axioma. Para Lacan el
fantasma es un axioma, define los términos en que se juega el deseo para cada uno de los sujetos y
siempre es constante; hay una condición fija, siempre se reenvía al axioma de la misma manera. El
fantasma es esa mecánica infernal del Otro que siempre se pone en marcha de la misma forma, voy a
interpretar la realidad de la misma manera. El sujeto le pone condiciones al Otro para que se ajuste al
libreto de su fantasma, el Otro es una ficción que uno lo hace ajustar a las condiciones propias del goce. 
El deseo insatisfecho en la histérica y el deseo imposible en el obsesivo, se instalan como defensas frente
al goce. La matriz de esos deseos es fantasmática. Son dos modos de respuesta en que está implicada la
modalidad de goce pulsional de cada sujeto. Son dos tipos clínicos que permiten ordenar distintas
estrategias o pantomimas neuróticas inconscientes respecto al Otro y a su deseo.
SEMANA 8
CET Kwint, E Semana 8

✒Aramburu J., La histeria en los síntomas modernos 


✒Laurent E., Los nuevos síntomas y los otros

Los nuevos síntomas 


La clase se organiza en función de cuatro puntos, el primero será una suerte de “punto cero”. Lo van a
trabajar específicamente en lectura de casos. 
⓿ Lauren menciona el texto “Complejos familiares” (1938). Lacan lo escribe previo al comienzo de su
enseñanza, unos años después de haber presentado su tesis. Allí retoma una crítica que realiza Malinowski
respecto el Edipo freudiano. Malinowski presenta el caso de una tribu donde las personas se encontraban
exentas de neurosis. Lacan señala que la disociación de la función paterna -el Nombre del Padre- con
respecto al padre de carne y hueso, lejos de favorecer que el sujeto quede exento de neurosis, conduce a
una respuesta estereotipada. No da lugar a una respuesta singular y creativa del sujeto, sino que está
condenado a la estereotipia. 
Cuando trabajamos el Hombre de las Ratas, hubo algo de esto. Lacan lo trabajó en el artículo “Función y
campo” y en “Variante de la cura tipo”, donde el Hombre de las Ratas repetía algo del orden del padre.
Lacan rescata la intervención freudiana, “inexacta pero eficaz”: a través del doloroso camino de la
transferencia, pudo asir como nuevo el plan familiar, el peso que tuvo para el paciente. Lo hizo traer a la
conciencia esta falta de fe, la indelicadeza del padre.  Veremos que Lacan plantea en el Seminario 23: “Se
puede prescindir del padre a condición de haberse servido de él”.
❶ Vamos a hacer una lectura de la época actual. Me voy a servir de tres coordenadas que se encuentran
en el artículo de Laurent.
☛La caída del Nombre del Padre
La caída del Nombre del Padre tiene como consecuencia la caída de los ideales, la caída de los grandes
relatos; sea bajo la forma de las religiones, la filosofía, la ilustración o la caída de Marx, de Freud. Es una
caída de “significantes amos”. 
Esto da lugar a una sociedad de hermanos, hermanados en relación a la increencia respecto a estos
grandes relatos. La caída del Nombre del Padre, produce una sociedad de hermanos incrédulos respecto de
los ideales. Esto produce la segunda coordenada: La pluralización de los goces.
☛La pluralización de los goces
Laurent ubica que la caída Nombre del Padre junto con la caída de la significación fálica genera una
“feminización de los goces”, una pluralización de los goces: Con la caída de esta medida fálica, los sujetos
se van a ligar en función de un mismo estilo de vida, de una misma modalidad de gozo. 
Podríamos retomar en ese punto el texto de “Psicología de las masas”, donde Freud trabaja cómo se
constituye el grupo humano. Se sirve de los ejemplos de la Iglesia y el ejército, ubicando allí esta doble
identificación. La primer identificación, en la medida que cada sujeto, ubicaba el mismo objeto -el mismo
líder- en el lugar del ideal. Esto favorecía la identificación entre los “yoes” integrantes de la masa. Lo que
posibilitaba la cohesión, la unión de la masa. También nos advertía sobre la “angustia pánica”, cuando se
produce la caída del líder. 
Esto de “angustia pánica” es interesante en relación con la actualidad. Hoy en día ante la caída de los
significantes amos, aquello que posibilita un lazo con los otros, es el objeto de consumo; ya sea bajo la
forma del tóxico o bien vía los objetos que oferta el mercado capitalista.
☛El ascenso al cenit del objeto a
A falta de grandes ideales en el horizonte, aparecen los objetos tecnológicos –“gadgets”-, en una rueda sin
fin que empuja al consumo. El sujeto, lejos de ser un “sujeto consumidor”, termina “siendo consumido
por” el mercado. Se produjo la caída de la significación fálica, pero el goce fálico -en relación con la
acumulación de objetos- no cayó. El discurso capitalista empuja a “descartar y comprar lo nuevo”. 
A la altura del Seminario 17, también se puede investigar algo de esto: En “Hacia el reverso del
psicoanálisis” Lacan plantea los cuatro discursos. En primer lugar, mediante el discurso uno establece un
lazo al otro; en segundo lugar, aquello que decanta de un discurso es la modalidad de goce del sujeto. 
Los cuatro discursos que Lacan plantea tienen gran resonancia en relación con tres grandes imposibles que
Freud menciona: “es imposible educar”, “es imposible gobernar”, “es imposible analizar”. 
Lacan se sirve de cuatro matemas, que en cada discurso van rotando (siempre en cierto orden, es una red
de rotación de un cuarto de hora). Se maneja con cuatro términos: 

» El S1, que es el significante amo. 


» El S2, que es el saber a producir. 
» El $ (sujeto barrado). 
» El objeto a. 
Siempre aparecen en este orden, es una suerte de dos duplas: S1/S2 y $/a. En relación a S1 y S2, nos
resuena la cadena significante. Y $ y objeto (a), son los matemas del fantasma ($<>a).
El “discurso amo” nos permite leer la época patriarcal de Freud. Lacan sitúa que de no haber existido la
Reina Victoria, no hubiese surgido el psicoanálisis. (Esto lo reencuentran en el texto de Aramburu). El
sujeto de la época victoriana está sometido por los S1, por los ideales; está bajo el peso de los ideales, “bajo
la barra” (—). Dependerá del sujeto, tomar estos ideales y seguir con ese peso o hacer algo, deconstruirse,
dejar caer estos significantes amos y buscar otra cuestión.
La doble barradura (//), que encontramos en el piso inferior la leemos como una disyunción entre el sujeto
y el objeto ($//a). Lo propio de la época victoriana de Freud, era que la única forma en que el sujeto podía
encontrase con el objeto y gozar en relación a él, era vía la fantasía. 
Retomando, Lacan había planteado cuatro discursos, a partir de la rotación de los cuatro matemas en un
cuarto de hora. Unos años después, plantea un quinto discurso: 💵El discurso capitalista. 
Lacan va a decir que este es un “falso discurso” o “pseudo discurso”, debido a que el cuarto de hora de los
cuatro matemas no se produce. Hay una perturbación anómala de esta rotación, los cuatro matemas no
rotan, solamente se produce una inversión de los dos primeros términos del discurso del amo. 
El sujeto aparece arriba, ya no es el sujeto sometido a los ideales. Se da un sujeto que tiene que
autoformarse sus propios ideales. Tampoco está la ligadura que había en S1/S2 y $/a. Se quebró esa
relación de dos duplas, colapsa.

De esto se desprenden tres consecuencias: 


» Colapsa la cadena significante, hay un efecto de “cadena rota”; que nos recuerda a como pensamos la
psicosis. 
» Colapsa la dupla de ligazón entre $ y objeto a, con lo cual estalla el fantasma. Hallamos un goce
deslocalizado del fantasma, un goce que prescinde del otro, prescinde del sentido (pensamos el fantasma
como ventana a lo real). 
» Además, se retira la doble barradura del piso inferior, que viene a indicar un punto de detención (cada
discurso tenía un punto de detención, de límite). Lo propio del discurso capitalista es que no hay punto de
detención, hay “Verwerfung”; el mecanismo específico de la psicosis. 
Esto quiere decir que hay un rechazo de la castración. Lo propio del discurso capitalista es una suerte de
ruedas sin fin, un empuje a “gozar de más”. Aquello que queda estragado es el goce particular del sujeto,
en función de un empuje a un “gozar de más”.
Los sujetos contemporáneos cabalgan en relación al discurso de la ciencia que avanza, este es un saber que
se impone, que prescinde del otro. Es el saber que podemos encontrar en los celulares, en Google, en
Wikipedia. El saber está allí, “a la altura del bolsillo”. 
🙇😫Efectos de la caída del discurso amo en la clínica actual 
Los sujetos no llegan al análisis posicionados en relación a la falta en ser, sino que llegan posicionados más
del lado de una falta de goce: aplanados, aplastados, deprimidos, con algo del orden de la abulia porque no
encuentran la felicidad. 
Esto nos lleva a reconsiderar el estatuto del sujeto dividido, que tiene que ver con la pregunta en relación a
qué lugar tiene en relación al deseo del otro. Aquí nos encontramos con que el sujeto se encuentra en las
antípodas, no hay una pregunta en relación al deseo, sino en relación a esta falta de goce. Es un sujeto
falsamente dividido; se va a encontrar taponado, llenado, a partir de los objetos que le oferta el mercado
en pos de una supuesta felicidad. 
❷¿Qué lugar le queda al psicoanálisis hoy?
¿Cómo se posiciona en este punto?, ¿Se trata de ir a contramano del discurso capitalista? o ¿Podemos
servirnos del discurso capitalista para proponer otra cosa? Hay una posición crítica de ambos autores, en
primer lugar ubican si el psicoanalista está a la altura de la época, de la subjetividad de la época (quien no
esté a la altura mejor que renuncie). 
También se preguntan si los psicoanalistas nos encontramos disponibles para ser destinatarios de las
demandas actuales. Hay algo allí del poder recepcionar y pensar en función de estas demandas y síntomas
actuales, que llegan a la consulta.
Entonces, ¿Qué lugar hay para el psicoanálisis? Hay una frase que Lacan emplea en “Hablo a las paredes”:
“Lo que distingue al discurso capitalista es la Verwerfung, el rechazo hacia fuera de todos los campos lo
simbólico, con las consecuencias que ya les dije, ¿de qué? de la castración. Todo orden, todo discurso, que
se emparenta en el capitalismo, deja de lado las cosas del amor. La castración hizo su entrada impetuosa
bajo la forma del discurso analítico.” 
Esta frase nos permite ubicar que, de lo que se trata en un psicoanálisis, es de dar entrada a algo del orden
de la castración. Ante esta rueda sin fin que empuja el mercado hacia un gozar de más, poder producir una
detención, un corte en esa dificultad que presentan los sujetos contemporáneos en estar en desacuerdo,
en un decir que te empuja un gozar de más.
En estos síntomas actuales, aparece algo del orden del goce, pero es un goce deslocalizado del fantasma
que prescinde del otro, que prescinde del sentido. Ante la caída del padre, ante la caída de la significación
fálica y ante esta propuesta de la pluralización de los goces, los sujetos se ven confrontados -se trata, casi,
de un empuje forzoso- contra la castración y esto trae como consecuencia un no querer saber respecto del
inconsciente. 
Respecto del texto de Aramburu voy a retomar una cuestión que no aparece en el fragmento que ustedes
tienen, pero está en el libro. La pregunta que ubicamos en la histeria: “¿Qué ser una mujer?”, en la
actualidad, no va a aparecer bajo esta forma. Aramburu se sirve del ejemplo respecto a la maternidad.
Gracias al avance de la ciencia, hay todo un menú de opciones para alcanzar esta demanda. Incluso, hoy se
podrían agregar otras opciones, además de las que menciona. 
Ante este menú, se trata de ubicar lo real de la causa. Bajo esta demanda actual que presenta el paciente,
se trata de ubicar el deseo. Un sujeto transcurrió un análisis, en la medida en que se lleve cierto saldo de
saber, un “saber hacer” a partir de su deseo; el deseo comanda la cuestión. Se trata de ir a buscar lo real de
la causa de ese deseo, ¿Dónde se les juega realmente ese deseo?, más allá de las demandas y síntomas
actuales. 
❸ Prescindir y usarlo 
Laurent se pregunta, ¿Qué tendría que hacer el psicoanálisis frente a esta caída del padre? Opción uno: ¿Se
trata de restituir al padre? No. Segundo, ¿Se trata de avenirnos a esta pluralización de los goces, con la
complicación trae aparejada? (un vale todo en pos del “derecho a gozar” de cada sujeto). Tercero, ¿Se
trata de prescindir del padre a condición de haberlo usado? Sí. 
“La solución que propone Lacan más allá del padre guardián, del sentido sexual y del sentido fálico, es un
padre que hay que usar y podemos prescindir de él como garante de sentido, a condición de encontrar algo
que tenga el mismo poder de decir no”. El psicoanálisis hará su entrada y podrá seguir siendo vigente, en la
medida que pueda introducir esto del “no”, cuando algo en la vida de un sujeto se le ha vuelto
insoportable. Pensemos en el discurso capitalista, esa dificultad en estar en desacuerdo, en detenerse, en
parar la rueda que nos empuja a un gozar de más
Juanito, en una entrevista de adulto menciona la alta estima e idealización que tiene respecto de su padre,
que fue discípulo de Freud. Su padre era crítico de la ópera. Muchas veces, con escuchar un solo acto ya
podía hacer la crítica; entonces le dejaba su asiento a Juanito, que se sentaba y disfrutaba. Allí hay algo de
lo invocante -lo convocaba- y de lo escópico -él está capturado en relación a esto-. 
Durante la primera guerra mundial, su padre lo envía a Berlín y le hace una tarjeta de presentación que le
permita pasar a ver una ópera. Juanito quedó extasiado y fue a una temporada completa. Como ya no
tenía más tarjetas de presentación, empieza a copiar la letra de su padre. Finalizada la temporada se
acerca el director de uno de estos teatros y le dice que no era necesario copiar la letra del padre, lo mismo
lo hubiese dejado pasar. Fue sensible en ese punto, habrá notado esta captura que tenía Juanito respecto
de la ópera. Juanito dice que ese fue el punto de decisivo de su vida y creo esta carrera, de director de
escena. Se podría haber quedado cómodamente en el asiento del padre -estereotipia- y sin embargo, a
partir de ese “no” se propuso hacer otra cosa, su misión en la vida.
SEMANA 11
CET Doti, G Semana 11

 Freud S. (1895), Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en


calidad de neurosis de angustia

 Berger, A., Karpel, P., Lejbowicz, J., Racki, G. Efectos del Pánico en la Época Actual

Miedo, angustia y terror o sobresalto


Esta diferenciación la hace Freud en Más allá del principio del placer y la retoma Fabián en su teórico sobre
la angustia (libro de teóricos 2014). 
😱Miedo: Cuando hablamos de “miedo”, hablamos de miedo a un objeto, miedo a algo. Cuando
trabajemos el historial de Juanito vamos a ubicar “miedo al caballo”. 
😪 Angustia: Cuando hablamos de angustia es sin objeto. Es más bien un “apronte angustioso”, el sujeto
tiene la sensación de que algo va a pasar, pero no sabe qué, como, ni cuándo. 
😲Terror/Sobresalto: El terror o sobresalto es de otro orden, porque no se presenta con cierta señal, no
avisa; como sí sucede en el miedo o la angustia. En el terror, lo que prima es el efecto sorpresa. La energía
irrumpe en el aparato, dejando al sujeto sin posibilidades de defensa. Está más ligado a lo que entendemos
como “trauma”.

Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de


angustia

Podemos ubicar este texto dentro del primer tiempo freudiano. Freud, en épocas muy tempranas de su
enseñanza, dentro de lo que llama las “Neurosis de angustia”, caracteriza una forma sintomática como
“Ataque de angustia”. Su semiología corresponde a la descripción de lo que hoy se conoce como “Ataque
de pánico”. Aporta una explicación epistémica, que articula a los desarrollos sobre la angustia. Por aquel
tiempo, divide a las neurosis en dos grandes grupos: por un lado tenemos a la “Neurosis de defensa”, cuyos
cuadros son: la histeria, las representaciones obsesivas y fobias, las psicosis alucinatorias y las paranoias.
Tienen mecanismo de defensa y su etiología es sexual-infantil. Por el otro lado, están las “Neurosis
actuales” y dentro de ellas: las neurosis de angustia y la neurastenia. No cuentan con mecanismo de
defensa y su etiología es sexual-actual. 
Es importante tener en cuenta que Freud va a hacer diferentes desarrollos y teorías acerca de la angustia. 
☛En el primer tiempo, piensa que la angustia es efecto de la represión. La represión es lo que causa la
angustia. Esto lo han estudiado cuando vieron, en la primera parte del año, el “Manuscrito H”. 
☛En el tercer tiempo Freudiano, con “Inhibición síntoma y angustia”, invierte la lógica. Va a decir que la
angustia es lo que causa la represión. Ahí todo el tema está focalizado en la “angustia de castración”,
evaluando si es esta la que genera la represión.
😫 “Neurastenia”: Es un cuadro que tiene un proceso psíquico insuficiente; ya que, si bien la energía (o
excitación somática) se descarga a través del onanismo, es un modo de satisfacción autoerótico, autístico;
donde hay una ruptura con el otro. Esto está en sintonía a la época actual y el “síntoma goce”
(conceptualización que Lacan hace del síntoma en su última enseñanza/tercer Lacan). 
😫 “Neurosis de angustia”: Se caracteriza por una acumulación de excitación somática, que no puede ser
descargada; ya sea por abstinencia voluntaria o por incapacidad de procesamiento psíquico. Esta
acumulación de excitación se descargará a modo de ataque. En la NA se pueden manifestar una serie de
fenómenos muy diversos, apareciendo combinados o solos, pero todos giran alrededor de un síntoma
principal: la angustia.
Entonces, si tomamos la vertiente del síntoma pensándolo como síntoma-goce, podemos decir que las
neurosis actuales están en sintonía con esta conceptualización y con lo que hoy se conoce como
“síntomas actuales” o “patologías del acto”. El síntoma-goce, además de prescindir del otro, se basta a sí
mismo. Tampoco hay una localización del goce, aparece de manera deslocalizada, en trastornos vagos y
difusos.
Página 103: “La última de las condiciones etiológicas que debo señalar, no parece a primera vista de
naturaleza sexual, y es que también la neurosis de angustia se genera -ciertamente para ambos sexos-, por
el factor del trabajo excesivo, del empeño agotador”. De este párrafo se destaca el significante “excesivo”. 
En el Capítulo 5 de “Psicología de las masas y análisis del yo”, Freud también hace referencia al pánico. Lo
utiliza como un índice de miedo, tanto colectivo como individual, que se presenta bajo la forma del
“exceso”. Acá tenemos otra vez, esta característica propia del pánico. 
Allí, también va a hacer referencia a la “angustia pánica”, que se genera en el grupo, frente a la caída del
líder. Esto ya lo había mencionado Enriqueta en el video de la semana 8. 
Efectos del Pánico en la Época Actual
Es un trabajo de investigación que se ha llevado adelante en nuestra cátedra. Se parte de la hipótesis de
que hay una relación causal entre la omnividencia, propia de la época, y los efectos de pánico, que
perturban la intimidad corporal y proliferan en la sintomatología actual. Enriqueta, ha hecho referencia la
semana pasada, a un texto de Miller: “El otro que no existe y sus comités de ética”; donde Miller señala
que, al lugar de la declinación del Nombre del padre va el imperio de los objetos. Los objetos tecnológicos
ocupan el lugar del Nombre del padre. 
Si hay algo que caracteriza a nuestra época, es la multitud de redes sociales (twitter, Facebook, youtube,
Instagram). Todos, en mayor o en menor medida, hacemos uso de estas redes. Lo cual tiene, por un lado,
la bondad de este mantenernos hiperconectados; pero también conllevan una cuestión paradojal, ya que
nos mantienen hiper aislados, encerrados nuestra jaula virtual; manteniendo la ilusión de que todo puede
ser dicho, visto, contado o calificado. Esta invitación de “ver y ser visto”, provoca la aniquilación del
territorio de lo íntimo y oculto, del secreto; y provoca del lado del sujeto una angustia generalizada. Una
angustia que desborda el cuerpo, que se presenta sin dar señal, conocida en esta época como “ataque de
pánico”.
☛ Diferencia entre el ataque de pánico y la ansiedad
Si tomamos los manuales diagnósticos, encontramos que el “ataque de pánico” figura en el DSM dentro de
los “trastornos de ansiedad”. Sin embargo, psiquiatras contemporáneos que estudian la temática señalan -
a través de testimonios de personas que han experimentado ataque de pánico- una diferencia entre el
ataque de pánico y la ansiedad. Esta es la intensidad de los síntomas y, sobre todo, la percepción de la
pérdida de control, tanto de las sensaciones físicas como en las sensaciones emocionales. Es muy común
escuchar a sujetos que han padecido ataques de pánico, decir que en ese momento sienten que pierden el
control, se vuelven locos o aparece una sensación inminente de muerte. El cuerpo, eso familiar, se vuelve
ajeno. La ajenidad de lo íntimo deviene terrorífico. Lo “ominoso”, en términos freudianos, se produce frente
a la intromisión de lo que no debería aparecer. Lo siniestro aparece frente a la presentificación de lo que
debería permanecer oculto. 
📌 Esto es lo que Lacan trabaja en el Seminario 10. Él afirma que la angustia no es sin objeto (a diferencia
de Freud, que pensaba a la angustia sin objeto). Según Lacan la angustia surge cuando el “objeto a”- que
debería permanecer oculto en tanto causa de deseo- se presentifica. Se presenta de frente y el sujeto se
ve confrontado con la propia causa. Así ubicamos la angustia más ligada con el encuentro con lo real. 
🙌 ¿Qué aporta el psicoanálisis lacaniano como novedad?
El psicoanálisis lacaniano -con el tercer Lacan y sus últimos desarrollos en relación al síntoma-goce-
permite la entrada al dispositivo analítico, de las patologías del acto o síntomas actuales. Recordemos que,
para Freud, las neurosis actuales eran refractarias al psicoanálisis, porque no tenían mecanismo de
defensa. Eran refractarias al inconsciente por lo que el psicoanálisis no tenía herramientas para
abordarlas. 
🙌 ¿Cuál es el lugar del analista?
El analista viene al lugar del guardián de lo íntimo. La intervención analítica de estos casos apunta a
reestablecer la función de velo. Esto permite sostener lo íntimo, permite volver a localizar al objeto a y
hacer que comience a funcionar como causa de deseo, que quede oculto.
SEMANA 12
CET Lejbowicz, J Semana 12

✒Freud S. (1915), Lo inconsciente, en Obras Completas


✒Freud S (1926), Inhibición síntoma y angustia.

Construcción Freudiana de la Fobia


Nos toca meternos con temas que están en íntima conexión: Angustia, Fobia y Perversión. Siempre que
tocamos uno, vamos hacia el otro. Vamos a abordar la construcción freudiana de la Fobia, en la vía de que
pudo inventar cada uno, qué síntoma, qué modalidad de anudamiento, para andar por la vida. 
Página 25 del historial de Juanito: El papá de Juanito, empezó a hablarle a Freud de las ocurrencias de su
hijo para plantearse las teorías sexuales infantiles. Todo iba muy bien, hasta que de repente emergió un
sueño de angustia. De repente nos encontramos con un niño con un sueño de angustia, en relación a
perder a la madre. 
Freud se pregunta ¿Qué significa que Hans, al anochecer, exteriorice el miedo de que el caballo entre en la
pieza?, ¿Es una tonta idea angustiada de un niño pequeño? Sin embargo, la Neurosis no dice nada tonto,
como tampoco lo dice el sueño. “Insultamos siempre que no comprendemos algo, es un modo de facilitarse
la tarea”. Freud nos está diciendo que cuando no comprendemos algo, decimos que “es una tontería”. 
Dos párrafos más abajo Freud dice: “Convine con el padre en que dijera al muchacho que lo del caballo era
una tontería y nada más”. Freud le plantea al papá de Juanito, que le diga que lo que le pasaba, tenía que
ver con que él pretendía ser recibido por la mamá en la cama y que el miedo a los caballos, tenía que ver
con un enorme interés por los hace pipí de los caballos. Además, le propuso que se internara en la vía del
esclarecimiento sexual del niño.
¿Por qué me interesa la cuestión de la tontería? Porque Freud nos está diciendo que “donde no
comprendemos algo, decimos que es una tontería”, insultamos. Sin embargo, recomienda al padre que le
diga a Juanito, que esto del caballo es una tontería. 
🦄 Pero una tontería ya es algo, arma algo; es un pequeño invento que hace Juanito, para poder
organizar su mundo, para poder darle un objeto a la angustia.
Las Fobias son un problema clínico, porque uno podría preguntarse: ¿Son síntomas y pertenecen a una
entidad clínica? o ¿Son un síndrome y se presentan en diferentes entidades clínicas?. Esta pregunta queda
abierta.
Recuerden como trabajamos las Neurosis de defensa y sus mecanismos psíquicos. Tratemos, ahora, de
situar qué pasa con la Fobia. Por un lado, Freud plantea que hay Fobias universales y ocasionales. 
☛Por un lado, habría un estatuto universal de las Fobias, como una función constituyente de: miedo a la
muerte, a la oscuridad, etc. Son comunes a todos, en determinado momento de la constitución subjetiva. 
☛En Juanito podemos situar que su Fobia, cumple un papel; estaríamos hablando de una Fobia como
síntoma, donde se ponen en juego medidas especiales (de huida, de organización del espacio, por
ejemplo). 
Si bien hay una dificultad para ubicar a la Fobia en una posición determinada (como síntoma o síndrome);
Freud va a decir que la Fobia de Juanito, está ligada a la Histeria de Angustia, no posee un mecanismo
particular, está ligado a lo que sucede en las Neurosis Actuales (pg 94). 
Se separan afecto y representación (como sucede en las Neuropsicosis de Defensa), pero el afecto no se
liga a lo somático. 
Freud va a decir que las Histerias de Angustia son las Neurosis más comunes en la infancia y las que más
tempranamente aparecen (pg 1144). A veces esos niños se vuelven neuróticos, otras veces son niños
sanos. He ahí la función constituyente de las Fobias.
Por otro lado, es importante diferenciar la “Neurosis en la infancia” de la “Neurosis infantil”. Trabajamos
con el Hombre de las Ratas, Dora y muchísimos casos actuales, con lo que retroactivamente situábamos
como Neurosis infantil. En cambio, ahora estamos hablando de Neurosis en la infancia, referida al
momento en que acontece, el momento donde irrumpe la angustia, donde algo ya no es lo que era y donde
hay un pasaje a la Histeria de Angustia. 
Lo inconsciente (1915)
Este texto se ubica en el segundo tiempo freudiano. Veremos cómo se plantea la cuestión de la Fobia,
cuando Freud está construyendo la tópica y dinámica de la represión. 
Freud va a decir que la represión actúa sobre representaciones. Esto sucede entre dos sistemas:
inconsciente y preconsciente. El preconsciente es un lugar donde hay un reservorio de recuerdos, de
representaciones, que están disponibles. Cuando opera la represión, hay un empuje para que ciertas
representaciones no accedan a la conciencia. Se trata de que la representación inconciliable permanezca
inconsciente.
¿Qué pasa con la Fobia y la Histeria de Angustia? Habrá un punto de pasaje de la primera a la segunda. La
Histeria de Angustia podría pensarse como una primera fase y la Fobia como una segunda. En Juanito,
podríamos identificar cuatro fases: 
⓿Primera fase, tiempo previo. Sólo sabemos del relato del papá de Juanito a Freud. El primero le cuenta
al segundo, sobre las teorías sexuales infantiles de su niño, sobre cómo anda comprobando por ahí toda la
cuestión de la premisa universal del pene. Todo parecía andar muy bien.
❶ Irrupción de la angustia. En determinado momento emerge lo de la tontería del caballo, irrumpe
fuertemente la angustia. Sin que el niño sepa por qué y de repente, su mundo se complica. Algo ha pasado,
hay un antes y un después. 
❷ Fobia. A la angustia se le otorga un objeto: el miedo al caballo
❸ Parapetos fóbicos.
Para pasar de una fase a la otra algo tiene que haber acontecido. Primero: ¿Por qué irrumpe la angustia, si
hasta ese momento no estaba?. Segundo: ¿Por qué surge la Fobia? Surge como respuesta a la angustia.
¿Qué le ofrece la Fobia a la angustia?, ¿Para qué le sirve el caballo a Juanito?, ¿Para qué le sirve su
síntoma?
En ese primer punto, donde emerge la angustia, Freud va a plantear que hay un excedente de la represión,
una energía no ligada, que produce angustia (En ISA cambia esta idea). 
¿Cuál va a ser la función de la Fobia al caballo? El ofrecerle un objeto, una representación sustitutiva, una
contrainvestidura que mantenga a raya y retorne la cuestión a la represión. Le da un ordenamiento a esa
angustia. La zoofobia es una respuesta a la angustia. 
¿Cuándo emerge la angustia? Cuando se intensifica la pulsión erótica y cuando se percibe el animal
productor de angustia (caballo). La intensidad de su terror al caballo, delata su origen inconsciente. 
Inhibición síntoma y angustia (Capítulos 4 y 7) 
Freud va a plantear que la zoofobia es una Histeria infantil, donde lo que se pone en juego es la moción
reprimida sustituida -el síntoma-. El caballo reemplaza al padre y el síntoma es la angustia frente al
caballo. La inhibición será la incapacidad para andar por la calle (en la época de Juanito era un mundo de
caballos y carruajes). 
Así, se va armando una geografía, un por dónde circular; ya no se trata de una angustia indeterminada,
inespecífica y desbordada, sin objeto. Ahora se trata de una Fobia, de un objeto que se le da la angustia. 
☛La Fobia está al servicio de solucionar un conflicto: el conflicto de ambivalencia. “El caballo me morder”
está al servicio de reprimir el impulso hostil hacia el padre. 
☛Lo que vuelve Neurosis a esta angustia es la sustitución. Hay Neurosis porque hay síntomas y hay
síntomas porque hay sustitución. Entonces ya no es la angustia masiva, que no se puede localizar, que no
tiene objeto; es la Fobia ofreciéndole un objeto a la angustia. 
☛Hay un intento de solucionar. Este es el invento de Juanito: el caballo cumpliendo la función de acotar el
desborde de la angustia inicial. ¿Qué localiza? Localiza goce y así produce un ordenamiento (por ejemplo,
por donde andar). 
☛Además, estamos diciendo que lo que vuelve Neurosis a esta angustia, es la sustitución: hay un elemento
por otro, el caballo sustituye al padre. La Fobia le otorga un objeto a la angustia y la Fobia hace función. El
caballo funciona para Juanito como un invento que le permite situar algo. 
☛Un síntoma es un paso adelante respecto de una angustia masiva y un goce deslocalizado. El síntoma
ofrece una tramitación, una tramitación simbólica, un intento de poder ir nombrando lo innombrable. Es
un modo de ir acotando algo que siempre rebasa: la pulsión. Hay algo que nunca va a poder ser del todo
tramitable simbólicamente, algo excede. El síntoma es el intento de ir ligando lo pulsional, aunque algo
siempre desborde. Esas satisfacciones con las que Juanito se va encontrando -su pene erecto, por ejemplo-
van a ir pudiendo ser articuladas al síntoma fóbico, es “ser mordido por el caballo”. 
En Inhibición síntoma y angustia Freud hizo una comparación entre el Hombre de los Lobos y Juanito. En el
historial del Hombre de los Lobos, trabaja bastante el temor a ser devorado por los lobos. En el caso de
Juanito, se trata de ser mordido por el caballo. Se trata de detener la castración del padre.
Freud va a ir situando diferentes represiones, donde se ponen en juego diferentes pulsiones.
☛Por un lado, Freud plantea la cuestión de lo retaliativo (represalia, venganza). La fantasía de Juanito -
después de haber visto caer al caballo, armar jaleo con las patas y lastimar a un compañerito- será: “a mi
padre le podría pasar lo mismo”, impulso asesino del Complejo de Edipo, impulso hostil contra el padre. 
☛ Por otro lado, la cuestión de reprimir la pulsión libidinal hacia la madre. 
Y además, cierta regresión a lo oral, porque lo que está en juego es el “ser mordido”. 
“Ser mordido por el caballo” está en sustitución de “ser castrado por el padre”. ¿Cuál es la ventaja que
ofrece este síntoma fóbico a Juanito? 
✋Se esquiva el conflicto de ambivalencia: Se evita la cuestión amor-odio hacia el padre. Juanito puede
seguir con la corriente tierna hacia el padre y la pulsión hostil se la manda el caballo.
✋Se permite al yo suspender el desarrollo de angustia: Ya no es la angustia masiva, desbordada, sino que
-al tener un objeto- la angustia se vuelve facultativa: si se percibe al caballo, hay peligro; mientras el
caballo no está a la vista, hay cierto control.
✔Resumiendo
Estamos diciendo hay síntomas porque hay sustitución y satisfacción sustitutiva. La angustia motoriza la
defensa. En relación con la defensa, Freud no habla sólo de la represión sino, también, de la regresión a lo
oral y de lo sádico (en relación al “ser mordido”). 
Por otro lado, nos estamos planteando que no todo lo pulsional se liga, siempre hay un excedente, una
energía no ligada. En ese punto Juanito inventa su Fobia, esta tontería con la que logra armar un
funcionamiento, para darle un objeto a la angustia y organizar su mundo. El caballo hace una función de
anudamiento para Juanito. Este es su pequeño invento, cada cual tiene el suyo. 

SEMANA 13
CET Bousoño, N Semana 13
✒Lacan J, Seminario Libro 4 Cap XIII: parágrafo 2-3 y 4; cap XIV: parágrafo 2 y 3; cap XXI: parágrafo 3.  
La relación de objeto 
Este es un seminario donde Lacan aborda la clínica, interrogando la relación de la madre con su deseo y su
feminidad, más allá de los hijos. Y cómo el niño, Juanito, se inscribe en esa relación de la madre con su
propia falta. Articulado con esto, continúa en juego la elaboración sobre la función paterna. Las
conclusiones que Lacan obtenga del curso van a ser de largo alcance en su enseñanza.
En el primer capítulo, Lacan distingue Edipo de castración. Agrega que Freud nunca llegó a articular
plenamente la incidencia psíquica precisa de esta última. En el intento de hacerlo, Lacan va a abordar la
Fobia. Se va a preguntar en qué consiste y su función.
A partir de la página 225, Lacan desarrolla la relación del niño con la madre que existe como alteridad
radical, como “Otro” con mayúsculas. Hay una serie de momentos donde la Fobia toma su función. 
❶Lacan destaca que hay un primer momento lógico, en el que el par presencia-ausencia de la madre, no
solo constituye la distinción significante, la dimensión simbólica y subjetiva; sino que también en ese
movimiento, ella (o el otro primordial) toma distintos valores: la madre omnipotente ofrece su presencia
como un don, como un signo de amor. La satisfacción esencial para el ser humano se vuelve objeto de
amor, pero la madre puede negar ese signo y entonces, frustrar.
❷En un segundo momento lógico, el niño intenta ubicarse como objeto que aporta satisfacción a la
madre; intenta ser amado. Entonces acciona: busca, responde, llora, balbucea, come o no, se hace encima
o va al baño, etc. Explora con su accionar las respuestas del otro. ¿Cómo obtener una sonrisa, una caricia,
esa presencia del otro que es signo de amor?, ¿Qué es lo que hace que el otro no responda?. Para el niño,
es una experiencia fundamental, saber si sus intentos gobiernan algo de esa presencia que necesita, que
ama, que desea. Es una cuestión central, como el niño capta lo que es para su madre. 
Si bien Lacan va a hablar de la lógica del fantasma mucho más adelante, recuerden lo que estudiamos
cuando hablamos del fantasma: respuesta a los vaivenes y caprichos del deseo del Otro; el fantasma como
“montaje irrisorio” -según lo define Miller- que permite cierto dominio. El sujeto dirige la escena, dirige al
Otro, y vela el hecho de que sino sería una marioneta de ese Otro. El fantasma es una respuesta con la que
la Neurosis articula la realidad; y cuando vacila, produce Angustia. 
❸En un tercer momento, el niño percibe que no está solo: La mujer que hay en la madre, quiere algo
distinto que el niño. Lo que técnicamente llamamos el “falo”, un valor enigmático que puede presentarse
como un brillo que se desplaza en distintos objetos, que es el centro de su deseo (recordar que estamos en
el terreno de la Neurosis). A partir de esa percepción de que no está solo, el niño se presenta a la madre
como si él mismo se lo ofreciera. Desde posiciones y en grados diversos, puede identificarse con la madre,
identificarse con el falo, identificarse con la madre como portadora de falo, presentarse como portador del
falo (página 226). Cada niño, a su manera, intenta poder colmar a su madre o a su otro primordial. El niño
intenta seducir a la madre aparentando ciertas cualidades imaginarias, intenta ser el falo de la madre. 
❹Este es el punto de inicio de la observación de Juanito, previo a la Angustia (lo que Fabián llama tiempo
cero). En ese contexto, las sensaciones corporales toman relevancia, los efectos de la irrupción del cuerpo
ubican el cuarto momento. Lacan dice: cuando el pene de Juanito empieza a moverse, empieza a
masturbarse (página 227). Hagamos la salvedad, de que esas sensaciones corporales no son exclusivas de
los niños, las niñas también las tienen y se masturban. La presencia de esas sensaciones de irrupción de la
satisfacción, abre una brecha enorme para el niño porque no sabe qué hacer con eso. Son sensaciones que
le permiten saber que hay una dimensión de la satisfacción materna, que no va a poder colmar. 
Entonces Lacan acentúa que, no es tanto que la madre intervenga prohibiendo -eso es circunstancial- sino
que el pene toma una dimensión real y eso produce Angustia. ¿Qué es esa Angustia? Página 228. “Es el
afecto correlativo del momento de suspensión del sujeto, en un tiempo en el que ya no sabe dónde está
hacia un tiempo en el que va a ser algo en lo que ya nunca podrá reconocerse”. Es el afecto que surge en el
momento en el que el sujeto se encuentra suspendido, sin saber qué lugar tiene para el Otro y sin que
pueda saber que va a hacer, porque desde dónde está no lo puede reconocer. 
Así como cuando hablamos del Estadio del Espejo, y decíamos que no era solo la descripción de un
momento del desarrollo, sino que implicaba la lógica de la relación del sujeto con su imagen; eso mismo
vale para esta definición de la Angustia: No sólo es válida para un momento del desarrollo, sino que señala
el afecto que se presenta cuando se produce una separación de la idea que cada uno se hace de su lugar
en el mundo. Y se manifiesta una dimensión más real de la existencia. 
Juanito, en el momento de la Angustia, puede medir la diferencia que hay entre cumplir con una imagen y
tener algo real que ofrecer para satisfacción de la madre. Lo que puede ofrecer se lo imagina como algo
miserable. En este punto todo depende de lo que el niño es verdaderamente para la madre. Página 243:
“La dimensión original de cada sujeto, es siempre correlativa de la realidad de la perspectiva intersubjetiva,
tal como está arraigada en cada sujeto”. O sea, la dimensión original -lo que el niño “es” verdaderamente-
está en sintonía con su lugar en el Deseo del Otro, con cómo se inscribe con relación a la falta
fundamental, a la castración materna, a ese falo que es objeto del deseo de la madre esto. Tiene que ver
con como se inscribe en relación con el Deseo del Otro, que es su Otro. 
Página 244. Lacan aplica las leyes del lenguaje y va a decir que el lugar del niño puede ser una de estas
opciones: 
El de la metáfora del amor parental: recordemos la metáfora como operación de sustitución significante,
productora de una significación nueva y un lugar nuevo para el sujeto.
El de la metonimia del deseo de falo: desplazamiento que lo condena a un sin sentido, en ese caso es todo
el cuerpo del niño el que se ve amenazado, despegado del lugar del amor y amenazado de verse tomado
como objeto de Goce del Otro, de satisfacción sin amor.
❺A partir de aquí se abren dos caminos. El quinto momento entonces podemos subdividirlo en a y b. 
☛ Camino A: Página 367. En términos de función, “padre”, es quien se ocupa sexualmente de la madre, es
quien asume esa función concreta. (Lacan aquí anticipa la noción de perversión que planteará después.) Se
ofrece una versión vivible del goce, le ofrece al niño una versión de un gozo humanizado. Es desde ese
ejercicio concreto que el orden simbólico es introducido. La ley con sus defensas traslada lo imaginario,
que estaba en juego en la relación madre niño con el falo y le permite al niño, una presencia que se
soporte en el mundo real, tal como está organizado con su trama simbólica. Le permite no anularse, lo que
es la Fobia no ocurre. No es tanto que el padre dice que “no”, sino que con su hacer, con su ocuparse de la
satisfacción de la madre, está diciendo “tu madre no es asunto tuyo”. A partir de allí se recorta “lo que no”
y “lo que sí”. Es una articulación que tiene que ver con los hechos. Así se establece un orden, que le
permite al niño esperar su tiempo para acceder a su pareja. 
En la página 366 Lacan agrega que, si el padre cumple esa función, opera la castración paterna. Aquí viene
la definición de castración de Lacan: Se produce la anulación del pene real del niño, en una operación de
simbolización, de negativización del goce, que transforma al pene real en significante: el falo. Esto implica
que el niño pueda acceder a su virilidad legítimamente. El falo entra en una dialéctica, en una articulación,
en un orden, que permite que el niño acceda a este. Esa operación permite un desarrollo dialéctico de la
subjetividad (recordar la función del Nombre del Padre en la psicosis, con esos elementos indialectizados). 
El camino A le da al niño un lugar y lo pone a esperar el acceso a su sexualidad, “legítimamente”. 
☛Camino B: Es el de la Fobia. El padre de Juanito, si bien era muy amoroso con su mujer, no se ocupaba
sexualmente en ella. “Se obstina en no querer castrar”, dice Lacan. Esta interpretación se distancia de la de
Freud: Debido a esta carencia paterna (carencia de “encarnación simbólica”, según Miller) la castración -
como operación de simbolización- no se produce. El pene real no queda anulado, entonces Juanito queda
atrapado en el punto de encuentro entre la pulsión real -el cuerpo- y el juego imaginario -tramposo- con la
madre. 
Entonces se produce una regresión: “El término regresión es aplicable a lo que ocurre, cuando el objeto
real junto con la actividad dirigida a hacerse con él, sustituye a la exigencia simbólica”. (Pg 191) Podemos
formularlo míticamente así: Cada vez que Juanito no encontraba el signo de amor de la madre, se aferraba
al pecho, buscando satisfacción en una oralidad erotizada. A eso le llaman Lacan “regresión”. Por lo que
estando en la encrucijada, sintiéndose insuficiente para brindar satisfacción a su madre, teme ser devorado
por ella. 
El punto clave de la Fobia es el momento en el que esa mordida, esa devoración, llega a ser simbolizada. Se
sustituye la mordida por la mordida del caballo. Y entra en la dialéctica. Los caballos surgen de la Angustia,
pero traen el miedo. El miedo es algo articulable, lo que permite estructurar el mundo, definir un adentro y
un afuera, darle una organización, armar un mapa que resguarde un lugar para el sujeto. 
La Fobia, entonces, es el resultado de la operación mediante la cual un objeto es elevado a la función de
significante. Esto es lo a Juanito le permite soportar los efectos de su pene real. Su dispositivo fóbico hace
suplencia del padre real, lo reemplaza en su función.  
La interrogación de Lacan por la función paterna continúa, y esta conclusión -que un síntoma haga de
Nombre del Padre- lo lleva a interrogar si la función paterna es efectivamente algo más que un síntoma. Se
lo cuestiona. 
La cura de la Fobia (que el miedo se vuelva soportable) se produce cuando Juanito puede articular la
castración como relato significante. Esto le permite un desarrollo dialéctico, cuando lo real -el pene, la
presencia de la hermana- se resitúan en lo simbólico vía lo imaginario, en un movimiento que le permite
una simbolización progresiva. Lacan va a utilizar el esquema Lambda, dando cuenta de como Juanito le
“hace hacer” a su hermana -su doble imaginario-: la hace montar a caballo. Y esto le permite dominar la
situación.
SEMANA 14
CET Karpel, P Semana 14 

✒Freud S. (1927), Fetichismo 


✒Lacan J, Seminario Libro 4, Cap IX: parágrafo 1 y 2.   

Freud-Fetichismo

❶Las teorías sexuales


En la época de Freud, se entendía que la sexualidad implicaba el coito y que este se realizaba con fines
reproductivos. La relación era con un individuo de la misma especie y sexo opuesto. Ante esto, Freud va a
decir: “esta es la sexualidad que propone la Iglesia. Responde exactamente al modelo animal, pero no
responde a lo humano. La sexualidad humana es muchísimo más rica, más amplia, más variada, más
compleja” Va a calificar a la sexualidad humana con dos palabras: es polimorfa y perversa. Perversa no lo
tenemos que entender como una degeneración. No hay sexualidad “normal” en lo humano. Más bien hay
un enigma, una x, algo que no se sabe. La sexualidad humana plantea una pregunta que cada uno tendrá
que arreglarse para responder, porque no hay una misma respuesta para todos. No estamos programados
por el instinto en relación con el objeto sexual, entonces hay una falla en la adecuación en la sexualidad
humana. No hay complementariedad. El objeto que complementa es mítico, está para siempre perdido. No
hay objeto para la pulsión. 
❷La castración materna
Otra forma de nombrar ese objeto perdido para siempre es la castración materna, la falta de pene en la
madre. Esto ubica que a que este gran primer Otro, algo le falta. Ese es un modo de nombrar la falta, la
incompletud a nivel de los seres hablantes. Hay un agujero en el saber sobre la sexualidad en tanto no hay
programación ¿Qué sucede frente a ese enigma? El niño investiga sobre el enigma de su presencia en la
vida, la diferencia sexual y sobre todo eso que le sucede en el cuerpo, esa excitación, ese pene que a
Juanito empieza a movérsele solo. Nombrar esa irrupción, localizarla, darle un nombre es el empeñó en las
teorías sexuales. Busca darle algún sentido a eso que pasa en el cuerpo. Así, se produce un saber sobre el
goce. Esas teorías van al lugar de un vacío, el vacío de lo sexual, esa X. 
Hay una posición de Juanito que podría calificarse como “delirante”: que todos tienen pene, hasta los
objetos inanimados. (Esto está en línea con el “todos locos, todos delirantes”). Lacan dice en esta clase que
“hay una dudosa relación del niño con la realidad”. El delirio es Juanito es un modo de responder a esto
que le pasa en el cuerpo. La realidad se arma para cada uno. También según Freud, hay pérdida de la
realidad no sólo en el psicótico sino también en el neurótico. La realidad se arma con premisas para
atrapar lo real, para darle un nombre y un sentido. El falo va a venir a capturar y simbolizar a un órgano de
goce, rico en sensaciones, con una excitación difícil de integrar y que se pone en relación con el deseo del
otro. 
Pero ese pene no es el falo. El falo se puede proyectar en el pene, puede representarlo, pero no lo es. El
falo como significante nombra el goce, le da una significación, un sentido sexual. El falo atrapa esa
excitación en el pene y lo nombra El falo, en tanto falo simbólico, nombra la alternancia, la falta, la
ausencia. Es una “moneda de intercambio”, una herramienta, un instrumento que da una medida. Es el
significante del deseo y de la falta.
El falo en su dimensión imaginaria se proyecta sobre el pene o sobre distintos objetos que pueden venir a
ocupar ilusoriamente la falta. Sabemos que no es el pene, pero se puede proyectar ahí. 
¿Dónde se ubica la falta? Por ejemplo, por un lado, imaginariamente, se ve un órgano y del otro lado, no se
ve nada; en la pregnancia que tiene el pene que se hace representar por el falo. El pene, con su
tumescencia y detumescencia, aparición y desaparición, encaja con la alternancia presencia-ausencia del
falo. (El falo vale más por su ausencia que por su presencia.) Entonces, imaginariamente, se pueden trazar
cuestiones como es chiquito, es grande, está, no esta. Y cada uno se puede como siendo o teniendo y
pudiendo perderlo. 
La posición masculina no está en ventaja en relación al falo, porque el varón se puede ubicar desde una
posición de “impostor”, en el sentido de ser un falso amo: de tenerlo, pero tener que protegerlo porque lo
puede perder. La mujer, la mayoría de las veces, está en la posición de jugar a ser el falo. Lo que podemos
ubicar, es que son posiciones imaginarias en relación con el tener o no tener o arreglarse con lo que no
hay. Porque nadie está completo, nadie tiene el objeto que lo colma. Y en lo real, no falta nada. la mujer no
está privada de nada y desde una premisa simbólica del todos tienen donde se pondrá en juego la
oposición la alternancia y la significación dar significación a la diferencia sexual entonces es en relación a
una premisa simbólica y que tener y no tener son modos de hacer y de nombrarse en relación a lo que no
hay porque justamente lo que no hay es un complemento sexual y no está dado de antemano para el
humano como posicionarse sexualmente como asumir una posición sexual no cost cuestión que se irá
construyendo con identificaciones inconscientes pero no está dado de antemano y es una construcción
singular 
❷La función del velo 
Freud habla de la falta del pene en la madre, como una manera de nombrar la falta. Lacan no lo va a llamar
así. Va a decir que el gran Otro (cuya encarnación es la madre) está barrado. Entonces ese agujero del que
salimos, causa la pregunta de: ¿qué soy?, ¿quién soy?, ¿qué soy para el Otro? (ese Otro que está habitado
por una falta). Ya trabajamos la angustia: No se quiere saber de la falta en el Otro, porque produce
angustia. Si a la madre le falta, entonces también se va a estar amenazado por la falta. Para el neurótico se
trata de no saber de la castración, no saber de la inexistencia. Él se empeña en creer en la consistencia del
Otro, en una realidad donde todos tenemos, a nadie le falta. Y si a uno le faltara, eso es contingente,
porque “podría tener”. El obsesivo lo hará bajo el modo de saldar una deuda para completar al Otro. La
histeria tiene una dimensión de ubicar a una otra que sí está completa. El neurótico reprime, no sabe que
sabe del agujero. 
Se irá al campo del otro a encontrar ese objeto faltante, pero en la sexualidad humana hay un desarreglo
fundamental: no hay armonía y hay que arreglárselas con eso. Hay una dimensión de desencuentro: algo
tropieza, algo fracasa. Entonces hay un saber y no saber de la inexistencia. Es aquello que el primer Freud
llamó “inconciliable”, hay un defenderse frente a eso. 
Juanito, en primer lugar quiere colmar a su madre de esa falta, después teme ser devorado. La Fobia es un
dispositivo que sostiene una interdicción, que le permite no ser devorado por la madre. En Juanito se ven
las teorías sexuales que Freud ya venía trabajando, esas teorías van al lugar de un saber que vela la falta, se
investiga para no saber. La neurosis no quiere saber lo que sabe, no quiere saber de la falta de objeto. 
En la psicosis, hay un abismo, una perplejidad, no se entiende nada. No hay significación fálica ni modo de
nombrarse en el Otro y armar un posicionamiento sexuado para asumir un lugar. En el psicótico no hay un
velo sino que hay un “parche delirante” en el lugar donde viene el encuentro directo ese agujero. 
¿Cuál es la función del velo? (en la psicosis no opera pero en la neurosis sí). Lacan habla del velo de Maya,
este ubica que todos estamos atrapados en una ilusión. Schopenhauer, el filósofo, toma esto y dice que
estamos atrapados en los sueños, en una realidad que creemos única, el velo viene a velar la incompletud
humana. El velo es preciso para que los cuerpos puedan jugar al juego del señuelo, ser lo que le falta el
Otro, venir al lugar de la falta del Otro. Por ejemplo, un bebé viene al lugar de la falta materna. El pudor
puede, en la neurosis, ser un velo: recubre la inexistencia. Lacan ligó el pudor al deseo y ubico que ahí hay
un guardián del vacío, que custodia y hace borde entre el saber y el horror a saber en la neurosis.
❸ El objeto fetiche 
Freud, en Tres ensayos dice que “la perversión es el negativo de la neurosis”. Para él, la perversión en la
sexualidad tiene un sentido amplio: todos los humanos somos perversos polimorfos. Ahora bien, en el
artículo de 1927 va a postular para el Fetichismo, un mecanismo que convive con la represión: la
renegación. Va a decir que el Fetichismo perverso está ligado a la sexualidad masculina. Y allí hay una
relación particular con el no querer saber de la castración, porque la acepta y a la vez la desmiente (o
reniega). 
Desmiente el Otro no está completo, que está barrado, que el Otro es inconsistente. O, en término
freudianos, que la madre no tiene pene (es una manera de decir “falta algo” como premisa simbólica). El
fetichista desmiente la falta, sabe de ella pero reniega de ese saber. Se preserva del sepultamiento del falo
materno, no se quiere desprender de eso porque si el trono peligra, peligra él también. Si hay una falta en
el Otro, eso implica un peligro.
Se produce una detención del recuerdo, tal como sucede en la amnesia traumática. Frente a la diferencia
sexual, justo en el momento anterior de ver lo traumático, hay una suspensión, una inmovilización, una
filmación que se detiene. Hay una detención en el momento de darse por enterado de la castración, del
“no hay”. 
Esto no crea sentido, no es una metáfora de algo. El fetiche no está en el lugar del Nombre del Padre (no es
“un nombre de recambio” como la Fobia), sino que está en el lugar de la falta materna. La renegación es
un modo de no querer saber distinto del modo típico de la neurosis. Tiene otro estatuto. Así como el
neurótico no quiere saber nada de la falta, el perverso tampoco va a querer saber, pero tiene su manera
particular de hacerlo. 
En el texto, van a ver el ejemplo de un “brillo en la nariz” que tiene una dimensión significante y una
dimensión contingente. Es una escena fijada que muestra que, para el ser humano, cualquier objeto se
puede transformar en objeto sexual. Como el objeto sexual no está dado, un brillo en la nariz puede causar
goce sexual. La sexualidad está capturada en palabras. Cuando se fija esto en la sexualidad, ya queda
inscripto como condición de goce singular de ese sujeto. Hay una contingencia que hace fijarlo y cuando se
fija es lo más fijo que hay. 
Freud va a decir que el Fetichismo no es un síntoma, no provoca padecimiento. Al contrario, el fetichista no
sufre la falta de objeto porque el fetiche se independiza, está satisfecho con el objeto  (con las medidas,
por ejemplo). Allí no hay un sí o un no, no hay desencuentro, es un objeto inanimado que da una certeza
de goce. El fetiche da un modo de arreglárselas con la sexualidad. Freud dice que sus pacientes no
consultan por el fetiche, más bien alaban la facilidad que les provee en su vida amorosa. El neurótico, en
cambio, tiene más dificultades con el objeto: entra en laberintos, obstáculos, insatisfacciones, no tiene esa
certeza de goce. El perverso encontró el objeto y su certidumbre en el modo de obtener una gratificación
sexual.  
El deseo para el perverso tiene escasa presencia, lo que prima son sus condiciones de goce. El fetichista
hace de eso signo del triunfo, es un monumento recordatorio. Es muy particular esto, porque en el punto
donde se va a encontrar con la falta, el perverso hace un monumento, un trofeo, hace un escudo de armas
como salvaguarda. Si bien el perverso sabe de la castración, cree que puede restituir al otro el goce
perdido. Entonces, sobre el velo, se inscribe “un objeto fascinante” -dice Lacan- que orbita en la vida
erótica. Pero, a su vez, ese velo que tapa, que hace de cortina, el perverso lo positiviza, lo instituye como
un monumento. Esto tiene una contraparte, porque ese telón se puede derrumbar.
El Fetichismo sería el punto por donde la neurosis hace frontera con la perversión. En el fetiche el goce
está muy localizado, hay un carácter simbólico del fantasma. Aquí hay una localización, a diferencia de la
deslocalización psicótica (donde el goce viene por cualquier lado). El fetichista se aferra a su fetiche con
devolución, queda tan localizado y fijado que no admite sustituciones. 
Veamos el estatuto que le da Lacan: dice que “el velo es más precioso que la realidad”. La relación humana
con el mundo precisa del velo. El velo neurótico es un velo que opera, que guarda un vacío, un medio decir,
para vérselas con lo no simbolizable de la sexualidad; evoca una falta, un goce escondido, es un velar la
nada. En el fetichista, en cambio, no es un velo que resguarda el agujero, sino que lo positiviza. La cortina y
la positivación del goce son escenciales; no es la ausentificación de un goce. Es otro modo de hacer con el
malestar, es una falta taponada por algo fijo y gozoso, otro modo de hacer con el saber -que no es lo
reprimido y su retorno- sino la producción de una certeza de goce. Sobre un vacío, el perverso fetichista
nombra algo, el objeto no se equivoca, da certeza de goce. De ese velo se hace un monumento, se erige en
recuerdo de algo memorable, un triunfo. En el neurótico lo que retorna es algo del fracaso de la
sexualidad, el tropiezo. El fetichista dice “no” a la castración de otro modo, proyectando sobre el velo una
imagen fascinante. 
Así burla la angustia, la elude. No se encuentra con el deseo porque para eso tendría que estar la
dimensión de la falta y aquí queda positivizada, se conserva el objeto que dice “no” a la castración. El
fetiche ocupará ese lugar.
❹ Dimensión fetichista de la sexualidad masculina 
Hay un rasgo fetichista en la sexualidad masculina, hay desmentida de la castración también para el
neurótico, en cierta parte y muy parcialmente y como rasgo ópera algo de la desmentida, en tanto rasgo
perverso en la sexualidad neurótica. No toma absolutamente la vida erótica pero tiene una presencia.
Freud va a hablar de la presencia del fetiche en la sexualidad masculina, dice que es algo preferentemente
de los varones. Es excesivamente raro encontrar a una mujer fetichista. 
Desde la perversión polimorfa de la sexualidad, se sexualiza cierta parte del cuerpo de la mujer. No encaja
en las condiciones de goce si no hay cierta parte del cuerpo de tal manera. Freud dice que el Fetichismo
puede ser un dato más de la sexualidad o puede independizarse y hacerse exclusivo. En este caso, no es el
Fetichismo que se hace exclusivo. En la sexualidad neurótica no se independiza el objeto, en el objeto hay
una condición fetichista. El encuentro del hombre con la mujer es posible si esa mujer porta el fetiche. Es
un invento para orientarse en el campo de lo femenino, lo que debe tener el objeto para hacerse deseable.
La linterna del falo ilumina el oscuro continente de la sexualidad femenina. 
Fabián toma la cenicienta y el príncipe para nombrar algo de esto. El príncipe va con su zapatito y ve quién
encaja en esa horma. Esa sería la condición fetiche, quien encaja en eso, en una horma. Es una manera del
hombre de vincularse y acceder a la sexualidad con una mujer. Es una manera de encontrarse y desear lo
que sino podría ser angustiante. 
Lacan abrirá un punto más articulando el amor, el deseo y el goce. Hay un más allá, hay una cortina, hay un
velo en lo que se ama. 

SEMANA 15
CET Vargas, R Semana 15
 
✒Miller J.A., La Soledad del Goce (2005) 

Este un título que nos invita a pensar tanto el concepto de goce como el de soledad. ¿De qué soledad se
trata? Hemos visto el primer día de clases otro texto de Miller, “Microplasma Laboratorium”, donde ya
encontrábamos el concepto de singularidad. Siempre estuvo la tensión entre los términos de clasificación y
singularidad.
Miller da una definición de goce y habla de esa soledad. Hace un recorrido que inicia con Freud, leído
desde Lacan, sobre la inexistencia de la complementariedad sexual. Freud descubre que no hay
complementariedad y que la sexualidad no está destinada a los fines de la reproducción. La forma de
transmitir eso la encuentra con el concepto de pulsión, que es el que toma Miller. La ciencia ha
demostrado que para la reproducción no se trata ni de hombres no de mujeres, todo se reduce al
espermatozoide y la gameta. La ciencia pudo separar la reproducción de la sexualidad. Freud también
descubrió una forma de entender la sexualidad que no se adecua a la necesidad, que encuentra una
satisfacción que no tiene que ver con la satisfacción de la necesidad, que tiene una finalidad que no se
expresa como el instinto. Este concepto es el de pulsión. 
Este descubrimiento freudiano de la sexualidad no implica una sexualidad por doquier, no se trata de una
concepción del mundo en donde se ve la sexualidad como un todo, no es un pansexualismo. 
Freud aborda el concepto de “cosmovisión” surgido en 1914. Este es una forma de ver el mundo en
conjuntos, que tiene principios importantes, que aplican a una sociedad determinada. Este concepto
también influyó a algunos personajes de la historia del psicoanálisis, como Jung, Jaspers. 
Freud en esta última conferencia sobre la cosmovisión, dice claramente que el psicoanálisis no podría ser
una cosmovisión particular, porque está llena de grietas, de dificultades, es incompleta. No habría un
interés de formar un sistema. También preserva la noción de singularidad. A pesar de que vemos
clasificaciones freudianas, en los historiales clínicos que hemos dado el tema de la singularidad ha estado
presente. 
El tema que está puesto en cuestión es el de la complementariedad. La proposición lacaniana de que no
hay complementariedad sexual, se apoyaría sobre el descubrimiento inicial Freudiana en lo que atañe a la
sexualidad. 
Promediando el texto van a encontrar la definición de goce. Freud descubrió que hay en el cuerpo del ser
humano una sustancia entre comillas. Una entidad, un ser, un funcionamiento raro, que está alojado en el
cuerpo del hombre como también en el cuerpo de la mujer y que eso no sirve para la reproducción de la
especie ni para establecer la relación sexual con otro cuerpo. Sino al contario, tiene que ver con establecer
una relación especial con el propio cuerpo. Es lo que llamamos con Lacan el goce. Es un concepto que él
articula no en relación con los otros -aunque eso esté presente en el recorrido de la pulsión- sino que se
enlaza con el cuerpo propio. Ya hemos visto las dificultades que han presentado los diferentes casos con
relación a este lazo con el cuerpo propio. 
Por lo tanto, esta forma de ver las cosas es una forma de materialista, es el materialismo del goce. ¿Cuál es
su finalidad?, ¿Para qué sirve? La finalidad está en relación a una satisfacción que le atañe a él, es un goce
absoluto. Encontramos que no está de ningún lado, no está del lado de nada más que él mismo, obtiene su
finalidad en él mismo, es el reinado del goce para el goce. Para que se entienda lo que es el goce muestra
como, por ejemplo, alguien puede aceptar un chupete en lugar de un alimento, allí está ese punto que
Freud marca donde la boca se besa a sí misma. Por lo tanto, el hambre tampoco se corresponde con el
objeto en cuestión. 
Por otro lado, está el tema de la soledad del goce. ¿Por qué decimos que hay una soledad allí? Si bien hay
un circuito que puede hacer necesario el pasaje por el otro, también hay algo que enlaza con la sexualidad:
la muerte. Se trata de un tipo de soledad que se puede experimentar respecto de ese goce. El párrafo dice:
“Se puede morir en lugar del otro, pero cada uno está solo frente a la perspectiva de la muerte”. Cada uno
está solo con su goce. Equipara sexualidad y muerte en tanto ambas tienen su dificultad para ser
representadas.
Uno se pregunta cuál es la función de un analista respecto de esta soledad del goce. Si el sujeto se aviene a
bucear en sus propias palabras, dirigiéndose hacia su propia singularidad, la función del analista podría
consistir en que este sujeto no se asuste tanto cuando los velos se caigan. Hemos estudiado las funciones
del velo, una de ellas es hacer que esta soledad no sea tan descarnada. Cuando caen los velos, que pueden
ser los ideales, el altruismo, el amor. ¿Qué se descubre? que estamos encerrados en una prisión de
fantasmas, de síntomas, de deseos, de recuerdos, de grandes ideas, de pequeñas cosas, encerrados en
nuestra prisión de amor y odio, de aburrimiento, de alegría, de sufrimientos. Que todo esto está para
gozarse y que gozarse en el fondo está para nada. 
El final del texto habla de que este goce necesita instrumentos, pero que a veces estos instrumentos y
medios no se adecúan muy bien; por lo que darán al sujeto más trabajo, es algo complicado la vida. 
Cuando terminaba de hacer el recorrido del programa pensaba qué mantener hasta el final este tema de la
singularidad nos llevaba a algo que no era tan auspiciante. Sin embargo, tiene una buena noticia el tema
del goce y esa soledad: resistir a hacer ingresar a alguien que demanda un tratamiento a ser clasificado
dentro de un conjunto, sin contemplar su singularidad. Hacerlo tiene algunas dificultades, pero también
tiene esta elección que hace el psicoanálisis a partir de Freud. 
Por eso quería leerles, esa última conferencia que les mencioné sobre la cosmovisión; donde Freud dice
que el psicoanálisis no contempla todo, no presenta absolutismo. La soledad del goce también es la
soledad de encontrar una práctica y de abordar un problema que se presenta en alguien y considerar
siempre este punto singular, el cuño singular del síntoma.

2° CUATRIMESTRE DE ESPACIO DE TEÓRICOS

DESGRABACIONES: 
SEMANA 1
Vamos a trabajar tres momentos en la enseñanza de Lacan, así como lo hicimos al comienzo del año
respecto de Freud, esto permite ubicarnos, armarnos una especie de gps respecto de lo que estamos
trabajando en cada momento y qué está pensando Lacan en cada momento de su enseñanza.
El eje central va a ser siempre el síntoma aunque hay momentos en la enseñanza de Lacan que el
síntoma no es lo prevalente. El síntoma va a ser lo prevalente en la última enseñanza de Lacan pero
siempre vamos a tenerlo en el horizonte.
Para trabajar estos 3 momentos, vamos a tomar 3 parejas que nos muestra Miller respecto de la
enseñanza de Lacan que ordenan cada uno de los momentos a los cuales nos vamos a referir:
La primer pareja es la relación del sujeto con el Otro, que es algo que ya venimos trabajando:

Alli todavia el Otro está sin barrar, ahora voy a tratar de justificar por qué pero es una pareja que ordena
este momento de la enseñanza de Lacan, es la relación del sujeto con el gran Otro donde encontramos
todas las herramientas para dar cuenta de la psicopatología en esta época de Lacan.
Lo primero que hay que tener en cuenta respecto del Otro, puede ser obvio pero es que el Otro es otro,
es lo diferente, es heteros, por eso Lacan le pone el nombre de otro, es decir que si hay allí una pareja
entre el sujeto y el Otro, es una pareja disimétrica, es decir que el sujeto es diferente del Otro.
Hemos tomado otras definiciones que da Lacan del Otro, por ejemplo, es el tesoro del significante, es el
Otro del lenguaje, etc. Lo que si tenemos presente es que el sujeto es determinado por el Otro, a tal
punto que Lacan en un escrito “La cuestión preliminar…” dice que todo lo que es del sujeto depende de
lo que acontece en el campo del otro, neurosis o psicosis. Es decir que eso tiene una fuerza muy
presente para Lacan, porque ese sujeto es un sujeto determinado en los significantes. Hay una definición
de Lacan que dice que un significante representa al sujeto para otro significante y allí lo que se ve es que
es en el juego de los significantes que está determinado el sujeto.
También hemos visto una definición de estructura que se encuentra en el seminario 3, que es que la
estructura es un conjunto de elementos covariantes, esos elementos son los significantes que covarían
entre si y que depende del cómo, la determinación del sujeto en ese campo del otro.
Hay un paso más que da Lacan a partir del seminario 4, qué es preguntarse por el deseo del otro, esto es
un intento de vivificar a ese otro, de darle vida, de encarnarlo, que no sea un otro abstracto, porque si el
otro es el lugar de la determinación del sujeto podríamos tener ya un determinismo como cualquier
determinismo en la vida, es decir, porque yo me enganché con los significantes de tal manera entonces
me va a pasar tal cosa en la vida, eso sería un determinismo lineal. Lo que le agrega Lacan allí es la
cuestión del deseo y es un lugar que no tiene significante, que no tiene manera de representarse y que
eso hace que haya un espacio para la decisión del sujeto (esto es central) sino hay espacio para la
determinación todo estaría ya dado de antemano y lo único que habría que hacer es esperar, esperar
que sucedan las cosas por determinada fijación que ha tenido el sujeto en su momento.

Por ejemplo si de niño fui abusado entonces tal cosa y no habría nada para hacer, en cambio en el psa
Freud ya lo planteaba, supone una elección forzada, es interesante porque es una elección en ese lugar
específico del deseo, hay una elección que no es de cualquier cosa, es dentro de cierto marco, dentro de
cierto determinismo.

La otra cuestión que plantea Lacan es que el sujeto por excelencia, vive, tiene su morada, anida en ese
lugar, justo en el deseo del otro, justamente ese lugar donde en el otro no hay significante. Por eso es
interesante la definición que daba antes, que un significante representa al sujeto para otro significante
porque no hay un sólo significante que represente al sujeto sino que al menos hacen falta dos y para que
haya dos, entre uno y dos, tiene que haber una hiancia, tiene que haber un vacío, para distinguir dos
significantes tiene que haber un espacio entre ellos dos. En ese espacio, vive el sujeto.

Noción crucial respecto del deseo del otro, por que en ese espacio entre los significantes donde se
encuentra el sujeto, es que el otro no puede decir todo, no representa todo, no tiene significante para
todo y en ese punto es donde Lacan entonces escribe al Otro barrado.

Que es el segundo esquema, donde tenemos al sujeto barrado y al Otro barrado, en principio podemos
decir que la barradura del otro supone el deseo del otro y el deseo del otro es justo el punto donde no
hay significantes y ese punto se transforma para el sujeto en una pregunta ¿qué quiere el otro de mi?
porque no hay algo totalmente representable del deseo del otro, siempre supone cierta pregunta. Y esta
pregunta va a tener un lugar crucial en la enseñanza de Lacan, casi diría que la relación que establece el
sujeto con el otro es una relación de pregunta sobre el deseo del otro. Lacan arma toda una clínica de la
neurosis en base a la pregunta, uno debería decir que cada vez que habla de alguna manera está haciendo
una pregunta.
Lo vimos al comienzo del año, el mensaje me vuelve en forma invertida… si yo hablo quién sanciona lo que
yo digo viene del otro, es decir que cada vez que hablo estoy esperando de alguna manera la sanción del
otro, es decir viene una pregunta de qué quiere el otro de mi. En ese campo se arma una clínica, una clínica
de la pregunta, una clínica del deseo y una clínica de las identificaciones sobre las cuales vamos a ir
hablando a lo largo del recorrido en esta parte del año, especialmente dentro de las neurosis y en la
distinción que empieza a hacer Lacan entre una neurosis y la otra respecto de estas cuestiones, el deseo, la
pregunta y las identificaciones.

Hay un segundo Lacan que tiene que ver con la relación del sujeto y el objeto a:
Al objeto a, lo introduce como un resto, sino todo se puede decir toda operación tiene un resto y lo pone
también como el resto que hay en las divisiones que no dan exactas.

[esto también lo podemos ver en Freud cuando habla del resto diurno, con los sueños, tiene la idea de
que toda operación diaria, es decir toda operación simbólica de representación tiene un resto que se
intenta elaborar en los sueños y los sueños no alcanzan y al otro dia se intenta interpretar y así
sucesivamente] Uno podría decir que toda elaboración simbólica tiene un resto y que Lacan a ese resto
en principio lo llama objeto a.
Vale decir que ese resto tiene al menos dos perspectivas, un resto puede ser un desperdicio, como por
ejemplo la basura que es el resto que uno tiene que tirar afuera, es decir lo que queda y se desecha, que
eso también es propiamente humano, los restos como desecho es un problema para lo humano no para el
mundo animal. Por otro lado hay un resto que no funciona como desperdicio, sino como una causa, es
decir que a mi me quede algo pendiente hace que yo me ponga a tratar de reducir ese resto, en trabajar en
pos de reducir ese resto, como se dice habitualmente “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”
que si uno se queda con ese resto entonces no podría dormir tranquilo, etc.
Da el ejemplo de nosotros como estudiantes en época de examen como nos quedan dando vueltas las
cosas hasta que rendimos no se termina.
Ese resto Lacan lo llama la causa del deseo, es cuando el resto funciona como causa y yo lo podemos ver
en la filosofía antigua, Sócrates decía que uno sólo desea aquello de lo que está falto, es decir que tiene
que haber una falta para uno poder desear, uno no desearía si tuviese “todo”, es decir que para que haya
deseo tiene que haber una falta.
En Freud hay una noción muy parecida, que es la primera experiencia de satisfacción que está perdida y
gracias a esto es que deseamos. Hay algo perdido que empuja al deseo.
Ese objeto a, en tanto perdido, funciona como una causa.
Ahora bien, Freud ubica que en algunos momentos el neurótico en vez de estar en el lugar del sujeto
dividido (que tiene fallidos, sueños, síntomas interpretables, etc) más bien se ubica como un objeto, y
especialmente como un objeto para el otro, porque de hecho ese objeto que el neurótico supone sería el
objeto que el otro desearía. Como dijimos en la primera clínica de Lacan, todo se centra en el campo de
una pregunta, este objeto sería en el campo de la neurosis lo que vendría a responder a aquella pregunta.
Por ejemplo el hombre de las ratas tenía la idea de que un capitán con el cual él tenía trato quería
maltratarlo, es decir usarlo a él como un objeto de maltrato y todo el asunto que se da alrededor de
quedar como un objeto de maltrato de ese capitán que además eso se instalaba en la relación con el
analista, en este caso con Freud, suponiendo que Freud también podría querer maltratarlo. Ese suponer
que el otro lo quiere maltratar ya es una respuesta a ¿qué me quiere el otro? de la que hablábamos antes.
En el caso Dora ella a veces se queja de ser un intercambio dentro de cierta situación pero nuevamente
ubicada como un objeto, esto es algo bastante presente en la neurosis, cuando el neurótico viene en una
posición de objeto respecto del otro que supone una respuesta, estar en ese lugar del objeto le da la
posibilidad de responder a qué quiere el otro.
Lacan dice ante la falta en ser el neurótico se inventa un falso ser, porque estar en el lugar del objeto le
da un ser, que Lacan termina llamando las desgracias del ser es decir que le sirve como una respuesta
pero es una respuesta que trae sufrimiento, en algunos casos, esos casos serían los que recurren a un
analista, ya que es un sufrimiento que no pueden abandonar, y esta es la cuestión, porque si pudiesen
cambiar esa forma de responder al deseo del otro no habría problema. Lo que trae el neurótico
habitualmente es  que no puede parar de repetir de ubicarse respecto del otro siempre en el mismo lugar,
siempre se tropieza de la misma manera y con la misma piedra.
Hay un tercer Lacan que arma una pareja diferente, hasta ahora siempre en las parejas estaba el sujeto,
pero la instancia del sujeto en un sentido es totalmente abstracta, es decir que depende de la relación que
tiene el sujeto con el significante, de hecho podría haber un sujeto independientemente de que exista un
individuo, por ejemplo en una novela uno podría encontrar al sujeto de esa novela, por ejemplo el
protagonista y podría ubicar al sujeto representado por esos significantes de la novela y eso nunca fue
encarnado en tanto tal, ya hemos dado ejemplos de esto haciendo referencia al teatro.
Lacan empieza a hablar de lo que él llama el parletre, el ser parlante, y él lo liga a la relación que hay
entre el significante y el cuerpo. La idea de Lacan es que el goce (referencia directa a lo que Freud llamó
pulsión, y especialmente pulsión de muerte) es una consecuencia del encuentro del significante con un
cuerpo, a tal punto que hace una distinción entre el parletre con la máquina y con los animales, cuando
dice máquina es una referencia directa a las computadoras (que no eran como las de ahora, personales) y
allí hay un simbólico pero no hay un cuerpo… entonces uno como ser parlante podría preguntarse por el
goce de las computadoras, incluso uno suele hablar con estas máquinas, como con siri donde se puede
entablar un diálogo con un programa, entonces si hay un goce, es el que yo le puedo suponer a esa
computadora.

En el caso de los animales tenemos justamente lo contrario, porque tenemos un cuerpo y no tenemos lo
simbólico, en este caso también podríamos suponerle un goce a los animales pero hemos visto con Freud
la diferencia entre la pulsión y el instinto animal. También podríamos suponerle un goce a los animales,
pero siempre sería una suposición de goce de parte nuestra, porque nosotros estamos en el campo del
goce.
El campo del goce se define a partir del impacto del significante en el cuerpo, es a partir de ese
acontecimiento de que tenemos un cuerpo que es tocado por el significante, que hay goce, eso supone
para Lacan el parletre que no es lo mismo que el sujeto porque incluye algo del cuerpo, algo de lo vivo,
con las caracteristicas que eso tiene de lo pulsional que no incluía el sujeto.
Es un Lacan que le mete cuerpo a la enseñanza, que le mete cuerpo a la clínica y que le mete cuerpo a la
psicopatología, diríamos nosotros. En el caso nuestro no vamos a poder hacer un diagnóstico sin poner en
el centro la cuestión corporal, que es algo que hemos dicho en algún sentido cuando hablamos de Joyce,
cuando ya no sólo hablamos en la psicosis de los trastornos del lenguaje sino que incluimos ciertos
trastornos corporales, porque esta clínica de Lacan supone fuertemente al cuerpo. Ya no tratamos con esta
instancia sujeto abstracta, sino que tratamos con esta instancia que está encarnada en cada uno de los
individuos.
¿Desaparece el sujeto? No, no es una instancia que desaparece, pero no es lo que nos permite dar cuenta
totalmente en la clínica y en el diagnóstico de lo que queremos dar cuenta, es decir que necesitamos de
una instancia más, que Lacan llama parletre, que incluye algo del cuerpo.
Lacan da un paso más y es que a partir de que incluye al cuerpo, las cosas se ponen en términos de qué
hacer con ese cuerpo. Volviendo un poco atrás, define al goce como hacer algo con un cuerpo, sea el
propio o sea el del otro, esto es muy interesante porque es parte del debate actual … ¿qué se hace con los
cuerpos? ¿quién tiene derecho a hacer con el cuerpo propio y con el cuerpo de los otros? ¿qué se puede
hacer y qué no se puede hacer con el cuerpo propio y con el de los otros? Por ejemplo el debate que se da
con el tema del Aborto, ¿quién tiene derecho sobre el propio cuerpo, es el Estado o es uno mismo? y lo
mismo respecto de qué se puede hacer y qué no con el cuerpo del otro. Todo eso que Lacan define en ese
momento es una cuestión central en la actualidad, en el debate social y el psa tiene algo que aportar en
ese punto.
Lo último que quiero resaltar respecto de este último Lacan es que la clínica se pone en términos del
hacer, ya no tanto del saber, los problemas son qué hace uno con esto que es ineliminable, que es que uno
tiene un cuerpo, que lo tiene que cuidar de determinada manera, y que ese cuerpo es un cuerpo en
términos que está tomado por un síntoma, cada quién tendrá su propio síntoma en forma singular, este
síntoma es la consecuencia del impacto del significante en un cuerpo.

SEMANA 2
SEM 2 - TEO Mazzoni
El concepto de síntoma

Teniendo como referencias las conferencias de Freud 17 y 23 (1916) que pertenecen al segundo tiempo de
Freud (Fabian nos propuso pensar a F en 3 tiempos).
Este segundo período y por su escucha clínica pasa de pensar el síntoma como una modalidad de descarga
a pensarlo como un compuesto. Ya lo podemos ver presente en Dora, que lo van a ver en prácticos y en
fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad en el CET. También les recomiendo la lectura del
teórico 15 de Fabian “síntoma y fantasía que entrama de una excelente manera la lectura de toda esta
bibliografía que estoy citando.

¿Qué quiere decir que el síntoma es un compuesto? 


En principio, quiere decir que está constituído por dos elementos, la idea es que son heterogéneos.
Entonces vamos a tomar la conferencia 17 para explicar uno de estos aspectos de estos compuestos que
sería el sentido del síntoma, y de la conferencia 23 nos vamos a valer para dar cuenta de la otra parte del
compuesto que es el aspecto pulsional del síntoma. 
Sabemos que el primer Freud intenta hacer consciente lo inconsciente y de esta manera resolver el
síntoma. En la clínica se encuentra con la resistencia, el síntoma vuelve a aparecer, entonces, empieza a
pensar el síntoma ya no como una descarga de aquello que no fue descargado en el momento del trauma,
como lo pensaba en el primer tiempo, sino como un compuesto.
La conferencia 17 nos permite pensar el sentido del síntoma como un compuesto.
Freud dice, el síntoma es rico y se entrama en el vivenciar del enfermo. En esta conferencia toma dos
viñetas clínicas que son de la neurosis obsesiva, porque dice que ésta es menos conocida que la histeria,
pero ya nos va indicando distintas cuestiones sobre la tipicidad de la histeria y de la neurosis obsesiva. 
Con tipicidad nos referimos a lo típico, de la histeria dice que se da un salto de lo anímico a lo corporal y va
a decir que en la neurosis obsesiva no se encuentra este salto, que es más propio de la histeria, y que lo
que se encuentra en la neurosis obsesiva queda más bien en el ámbito del alma y que los síntomas se
soportan como un asunto privado (en el sentido de que tiene menos relación al otro) es decir aparece más
en el ámbito de su pensamiento, entonces produce este salto a lo corporal muy típico de la época de Freud
pero hoy lo que podríamos decir es que no se muestra al otro. La neurosis obsesiva es más bien algo que
queda en el ámbito de la cabeza. 
Lo interesante de estas dos viñetas es que si bien siempre se piensa a la neurosis obsesiva más del lado de
los varones y la histeria del lado de las mujeres, Freud nos sorprende con dos casos que pertenecen a dos
señoras, con lo cual también nos quiere transmitir que no nos quedemos pegados a ese dato. Entonces,
nos va a dar lo típico de la neurosis obsesivas, empieza a hablar de los impulsos, el enfermo empieza a
sentir algo absolutamente extraño, hay pensamientos que no le interesan en lo más mínimo pero que no
puede dejar de pensarlos, lo mismo con los impulsos, no puede dejar de hacerlos, el enfermo queda
como preocupado por lo que él mismo pueda llegar a pensar entonces aparecen una serie de
prohibiciones para que esos pensamientos o impulsos no sucedan. 
¿Cuál es la consecuencia directa de todo esto? es que cada vez más se limita la libertad del sujeto.
Estos dos ejemplos intentan dar cuenta de cómo el psa logra eliminar duraderamente estos extraños
síntomas. Hace una discusión con la psiquiatría de la época que dice que estos son enfermos degenerados,
plantea que el psa no piensa de esta manera en absoluto y ubica que si se puede lograr eliminar
duraderamente los síntomas. El sentido de los síntomas lo podemos esclarecer en relación al vivenciar de
los neuróticos y su sentido último va a decir va a tener que ver con lo sexual (esto lo vamos a retomar con
Dora).
Recomienda leer las viñetas que da, porque da los distintos tipos de síntomas, impulsos, las prohibiciones,
se ve muy bien la restricción en su libertad por todos estos pensamientos que no puede parar de tener. 
Sugiere comparar estos pensamientos con los de la psicosis pues es interesante pensar que cuando nos
metemos en el campo de la clínica las diferencias no son tan evidentes y que es necesaria la escucha
abierta para poder dar cuenta de qué se trata.
Por un lado están los sentidos, los tipos de síntoma, tenemos un pequeño detalle que dicen de la histeria
que es este pasaje de lo anímico a lo corporal, tenemos que esto no se da tanto en la neurosis obsesiva ya
que aquí queda todo más en el ámbito de lo psíquico, de lo privado, datos interesantes para pensar la
tipicidad de estas categorías.
Entonces, ¿Dónde se puede leer la singularidad del síntoma? Ahí es donde les propongo hacer una lectura
orientada por la conferencia 23, los caminos de la formación del síntoma, aquí toma más el aspecto
somático del síntoma, es decir, no tanto el del sentido… ¿este es el otro aspecto del síntoma? si, lo
somático es lo que hace que el síntoma se repita, puede tener muchos sentidos, puede variar de
sentidos, pero lo que se repite, lo que hace que un síntoma se repita y vuelva a suceder es esta
característica del aspecto somático del síntoma. Esto lo vamos a ver en Dora, donde se pregunta si el
síntoma es psíquico o corporal, hace toda una lectura de eso muy interesante.
Lo somático para Freud es una referencia a la pulsión y a la fijación de la pulsión a una determinada zona
erógena, a una determinada zona del cuerpo. Por esto Fabian propone en su teórico 15 llamar a esto “lo
zonático del síntoma” haciendo un juego de palabras entre lo somático y la zona erógena, para tener en
cuenta que lo somático tiene que ver con las zonas erógenas, con la fijación de la pulsión en una
determinada parte del cuerpo, que hace que determinada zonas erógenas sean más propensas a que se
constituya el síntoma.
Uno podría creer que lo propiamente humano son los sentidos del síntoma, que el síntoma tenga un
sentido y que lo somático tiene que ver con el cuerpo, tiene que ver con algo dado, peeeero como yo les di
la definición de somático para Freud que nada tienen que ver con lo instintivo, o con lo dado, sino que
tiene que ver con la pulsión y con el modo de fijación a un determinado lugar del cuerpo, de la pulsión, es
interesante pensar que como dice en la conferencia 23 pone el énfasis en que esta satisfacción pulsional se
fija a una determinada zona erógena y que eso es lo más propio de lo humano, es decir no hay un objeto
para la pulsión, pero una vez que esta se fija a un determinado objeto es de lo más fijo que hay, no hay
un objeto predeterminado, pero esa fijeza es de lo más fijo que hay. Entonces, el síntoma tiene su fuente
o energía en la pulsión… pero la pulsión no aparece así a secas, la pulsión aparece enmarcada en lo que se
llama fantasía, tenemos por un lado que el síntoma es un compuesto que toma un aspecto que es del
sentido y un aspecto que es pulsional, estos son dos elementos heterogéneos, entonces necesitamos de
algo que venga a enlazar estos dos elementos, que va a ser la fantasía por lo tanto la pulsión no se va a
mostrar a secas sino que va a estar enmarcada por lo que llamamos la fantasía y que va a venir a constituir
en Freud lo que va a llamar realidad psíquica, es la realidad que cuenta para el neurótico. También en el
texto de Dora se ve la intención de dejar la teoría del acontecimiento verdaderamente acaecido y tomar
como importante el campo de la fantasía. En la conferencia 23 claramente para él, la realidad que cuenta
para el neurótico es la realidad psíquica, no importa si sucedió o no, sino lo que importa es la marca que
eso ha dejado en su realidad psíquica.

Lo nuevo de Freud no es que el síntoma tenga un sentido sino que el síntoma es un destino de la pulsión.
En la conferencia 23 afirma que la eliminación de los síntomas no es todavía la cura.. dato importante! si
nosotros dijimos que se puede resolver los sentidos en la conferencia 17… dijimos que la capacidad de
repetición del síntoma la tiene el componente pulsional, que pasa si nosotros no tocamos esa modalidad
de satisfacción que se juega en el síntoma? el síntoma se repite, y esto es lo que se encuentra clínicamente
Freud, que por más que analice o interprete los síntomas, el síntoma sigue apareciendo, porque la
capacidad de reproducción del síntoma con muchos sentidos diferentes la tiene el factor pulsional y este
no parece ser susceptible a la interpretación.
Al comienzo de la conferencia 23 dice “tras eliminarlos, a los síntomas, lo único aprehensible que resta de
la enfermedad es su capacidad de formar nuevos síntomas”.
¿Que podemos leer en un síntoma? Podemos leer sentidos, pero también podemos leer una modalidad de
satisfacción absolutamente paradojal, en el sentido de que uno se satisface en algo que le produce
malestar, la satisfacción que se produce en el síntoma es una satisfacción que produce sufrimiento y no
puede dejar de repetirse, entonces encontramos síntomas, lo típico en la neurosis obsesiva y en la histeria,
y también encontramos singularidades, que las encontramos del lado de lo pulsional del síntoma.
Ahora vamos a seguir pensando en el síntoma como un compuesto, entonces vamos a pensar esta forma
de satisfacción paradojal que se juega en el síntoma, en su componente pulsional… Freud en una
conferencia que se llama nuevos caminos de la terapia psicoanalítica nos dice que la palabra psicoanálisis
viene de analizar y analizar en química significa descomponer, separar elementos y dice “los síntomas y las
exteriorizaciones patológicas del paciente son como todas actividades anímicas de naturaleza en extremo
compuestas, en su fundamento último los elementos de esta composición están constituidos por motivos,
mociones pulsionales”, es decir el síntoma tiene la característica de un compuesto y más bien uno en gral.
se encuentra con la cara más superficial, sería como la punta del iceberg, que sería más la cara del sentido
después podemos discutir cómo se presentan los síntomas actuales, pero es importante que tengamos en
cuenta como está este planteo para poder entender cómo pensar los síntomas actuales ahora. Esta cara, la
del sentido, que se expresa como sufrimiento muestra que este sufrimiento con el que el paciente llega es
la manifestación misma de una satisfacción. Entonces se trata de pensar al síntoma que habla, el sentido
del síntoma, es un aspecto del asunto pero además el síntoma goza, se satisface en ese sufrimiento, es
un compuesto entre los sentidos y la pulsión. 
Lo que dice Freud es que el analista es un buscador de ese elemento último indivisible, casi un artesano
de la búsqueda de ese elemento que tiene que ver con la satisfacción, que no es el que se muestra, que se
da a conocer, no es el que habla, es un elemento mudo, que es la pulsión, pero que en ese síntoma lo que
Freud ubica que aparece en su cara de sufrimiento es que hay ahí una satisfacción en juego y que si no se
toca esa modalidad de satisfacción, el síntoma vuelve a aparecer.
Menciona el ejemplo que da Fabian de la operación del cinturón gástrico, en donde dice que en muchos
casos esa operación que se realiza sobre el cuerpo, en muchos casos esa operación falla, no porque esté
mal hecha sino porque justamente si no se toca el aspecto pulsional del síntoma, en este caso de comer,
probablemente esos bypass estallen porque la capacidad del síntoma de repetirse está dada en la pulsión y
no en los sentidos.
Por eso retoma algo que le gustó mucho, esto de que el analista es un buscador de este elemento
indivisible último y que en este sentido daría cuenta de lo más singular del síntoma. Esta parte irreductible
del síntoma que ya está presente como vemos en Freud en un momento bastante avanzado de su
enseñanza, ya podemos encontrar antecedentes como lo tóxico del síntoma en perturbaciones de la visión,
lo vemos en Dora, lo vemos en fantasías histéricas, lo vemos en la conferencia 23… comienza a introducir
la idea de un síntoma que no desaparece, es decir que si no se toca esa capacidad de reproducción el
síntoma no desaparece, es decir, un sentido sustituye a otro sentido y a otro sentido.
La pulsión a la vez es sorda, muda, no se hace escuchar como el sentido. Hasta qué punto el sentido, el
desciframiento es susceptible de modificar este punto irreductible. Freud descubre a partir del sueño, el
síntoma, que los fenómenos son interpretables, su idea de un principio de hacer consciente lo
inconsciente, el segundo Freud también tiene esa idea pero es su tope con la clínica, también trata de
descubrir cuál es el secreto del síntoma, pero es sorprendido por su clínica, escucha la clínica y ubica el
núcleo duro del síntoma, que es este aspecto pulsional. Esta noción de Freud de que el síntoma dice algo
sobre la base de algo que no dice nada, que es la pulsión, muda, sin sentido y que da al síntoma la
capacidad de repetición.
  
SEMANA 3
SEM 3 - Teo Berger
El síntoma ineliminable
Nuestra bibliografía es “inhibición, síntoma y angustia” (1925)
Lo primero que quisiera ubicar es hablar del síntoma ineliminable no es una fórmula que vayamos a
encontrar en el texto de Freud, es decir que lo que vamos a hacer es una operación de lectura sobre el
texto y vamos a proponerles sintetizar en el término ineliminable, un esfuerzo y un trabajo de Freud
alrededor del síntoma a la altura de ese texto de 1925.
La primera cuestión que quiero subrayar es que es una operación de lectura nuestra leer en el texto de
Freud al síntoma y al trabajo que él hace sobre el síntoma con el término ineliminable.
Estamos hablando del tercer momento de Freud que comienza en 1920 con más allá del principio del
placer, la particularidad de momento es que empalma o dialoga con el tercer Lacan (hace referencia al
video de Fabian con los tres tiempos de Freud y el otro donde plantea los tres tiempos de Lacan) en el
sentido de que tanto Freud como Lacan van a trabajar en ese momento alrededor de preguntarse por el
síntoma, se preguntan por qué encierra el síntoma más allá de los sentidos a descifrar, esto es lo que
moviliza el trabajo de ambos, lo que es más allá del sentido a descifrar. 
Los dos terminan encontrando que el verdadero secreto del síntoma no son sólo sentidos a descifrar sino
que es una satisfacción, que llamamos paradójica (por que está más allá del principio del placer) y esa
satisfacción paradójica en términos lacanianos es lo que llamamos goce.
Pero podemos decir algo más, la particularidad de esa satisfacción paradójica o de ese goce no se reduce,
no se subsume a los sentidos, es decir los sentidos no lo absorben totalmente.... ese goce es irreductible
a los sentidos, es decir a lo simbólico, al campo de representaciones, ese síntoma en tanto satisfacción es
ineliminable.

Primer Freud, el reino de la sustitución, cree ahí que el síntoma está en el reino de la sustitución, que es
una representación por otra.
El segundo Freud nos va a hablar de un compuesto, entre sentidos y esa satisfacción pulsional.
El tercer Freud ya se mete directo a tratar de estudiar y elucidar el síntoma en relación a la exigencia de
una satisfacción pulsional.
Podríamos decir que todo el texto de “inhibición, síntoma y angustia” es una pregunta alrededor de qué es
una neurosis, y lo interesante es que se responde con: inhibición, síntoma y angustia.
¿Qué es la neurosis? ¿Es un problema o una solución? y se responde con: inhibición, síntoma y angustia,
tres pistas clínicas.
No son los primeros tres de Freud, ya conocíamos cc, icc y precc, los segundos tres de Freud, yo, ello y
superyó, y el tercer trío de Freud es inhibición, síntoma y angustia.
Tres pistas clínicas para responder qué es la neurosis y al responder con inhibición, síntoma y angustia,
Freud está respondiendo que la neurosis es una solución pero problemática.
A tal punto que va a decirnos que es un refugio no del todo seguro, que mantiene esa tensión, esa
dimensión del conflicto.
La neurosis es una solución problemática a una exigencia de satisfacción de la pulsión y eso da lugar a lo
que llamamos, por estar enganchada más allá del principio del placer, a esa satisfacción paradójica que
no cesa de exigir pero no drena libremente. Esto arma el estatuto del conflicto, el nudo del conflicto, y la
neurosis es la resolución a ese conflicto.  A ese conflicto entre la pulsión y la defensa. El síntoma es lo que
drena esa exigencia de satisfacción que no cesa pero que tiene que encontrar un curso de funcionamiento.
En la página 108 - 109 (muy importante) ¿Cuál es el punto de arranque de las neurosis?
Es el sepultamiento del complejo de edipo, va a decir dos fórmulas en esas páginas, el punto de arranque
es el sepultamiento del complejo de edipo y el motor es la angustia de castración. ¿Cómo unimos estas dos
fórmulas? 
El punto de arranque es el sepultamiento de edipo, y este es el complejo de relaciones nucleares que
hacen a cada uno de nosotros, es el complejo mínimo de relaciones vitales y nucleares de cada uno que
se inscriben en una novela, una trama simbólica que arma un modo de relación entre esos vínculos
nucleares primarios.
Lo interesante que dice Freud en inhibición, síntoma y angustia, es que el punto de arranque no es el
complejo de edipo sino su sepultamiento, su destrucción. 
Esto es una manera de decir que esa trama incluye una falla, es una manera de decir que esa trama no
puede absorber esa exigencia, eso que no cesa… que la trama, lo simbólico no logra absorber totalmente
esa exigencia, no logra dominar totalmente esa exigencia, sea la novela que sea tiene una falla, tiene un
punto de sepultamiento, tiene un agujero que Freud llama castración, entonces puede decirnos en
inhibición, síntoma y angustia, la neurosis está entramada en la castración no en el edipo. 
La castración es la falla en la trama, la falla de lo simbólico, con respecto de domesticar totalmente esa
exigencia de satisfacción pulsional.
El punto de arranque es el sepultamiento del complejo de edipo y el motor es la angustia de castración, es
decir, ese afecto que se despierta en el cuerpo, que tiene su sede en el yo y que esa angustia pone en
marcha una operación del aparato para defenderse de esa exigencia que no cesa pero no drena
libremente y dará como resultado, como efecto, el síntoma.
Da un detalle más, muy interesante, Freud nos dice que el peligro es siempre exterior, porque es exterior
al yo, porque el peligro, esa satisfacción, esa exigencia aunque venga del interior siempre rompe la
unidad del yo, amedrenta su unidad. En este texto, pulsión y yo entran permanentemente en conflicto.
Estamos diciendo en este texto que el síntoma entra en la serie con la inhibición y la angustia.
La angustia la veremos en las clases siguientes.
Ahora veamos algo sobre inhibición, la introduce como una limitación funcional del yo, ni fisiológica, ni
orgánica, el yo está limitado en alguna de sus funciones por una traba libidinal, una perturbación
libidinal por exceso o por defecto, es decir porque se ha empobrecido o se ha excedido en su quantum
libidinal. Entonces, la inhibición es un trastorno libidinal, es decir que inhibición, síntoma y angustia ya no
están tan en la serie de los efectos semánticos, de los efectos de los sentidos, de las representaciones
intolerables sino en la vía de la perturbación libidinal. Freud trata de ubicar cuál es el borde entre la
inhibición y el síntoma, y encuentra que no hay un borde preciso y que una inhibición puede terminar
siendo síntoma.
¿Qué define a la inhibición? Que el yo no se ve perturbado por esa limitación funcional, dice que es como
si la viera desde afuera. Lacan va a tomar estas formulaciones, y va a decir es como si se viera el síntoma
en una vidriera, es decir afuera de uno mismo, la ven otros o la ve uno mismo pero fuera de uno mismo, es
decir no la ve como perturbación. El síntoma a diferencia de la inhibición se vive como una perturbación en
la unidad del yo y eso es lo que le permite a Freud empezar a tejer relaciones entre el síntoma y el yo.
Vamos a ubicar algunas relaciones entre el síntoma y el yo, pero para eso vamos a tener que definir, Cap 3
Pág 94, “¿qué es el yo?” y Pág 99 “¿Qué es el síntoma?” y a partir de definirlos, las relaciones posibles
entre el yo y el síntoma. 
El yo es una parte diferenciada del ello (ya estamos en la segunda tópica), el yo es la parte organizada de
ello, si bien no queda claro que sería “organizada”, pero nosotros a partir de la lectura de Lacan
podemos leer que decir eso es como decir que sus elementos se pueden relacionar entre sí, que sus
elementos tienen una relación entre sí, mientras que los elementos del ello están disueltos y dispersos
entre sí. Entonces, qué es esta organización del yo, ahí hay un anticipo de entender que el yo es la parte
organizada del ello, que el yo es un lenguaje articulado y este lenguaje articulado trata de responder al
principio del placer. 
La particularidad que encuentra Freud es que esta función del yo con este lenguaje articulado, con esta
organización falla en su función de tratar de organizarse en relación al ello y al superyó, y lo dice de una
manera muy linda “el yo es un intermediario entre sus distintos vasallajes” entres sus distintos amos, el
superyó y el ello. 
El yo es una organización, un conjunto de elementos articulados que logran relacionarse y ese lenguaje
articulado de la mano del principio del placer trata de servirle al aparato para intentar la paz y la síntesis,
pero que esa función falla, que el lenguaje falla, respecto de la exigencia de satisfacción. Falla en su función
de armonizar la paz entre las instancias, porque el ello, porque la exigencia de la pulsión no se doblega al
lenguaje articulado a la organización del yo. 
Podemos decir entonces que el yo es una instancia que falla en su función de intentar la paz en el
aparato, porque la pulsión no deja de exigirle satisfacción. Entonces el síntoma es un sustituto de la
satisfacción pulsional, un sustituto de esa satisfacción que no cesa pero no drena libremente, el yo no
logra cercenarla y entonces como resultado el síntoma como una sustitución de esa satisfacción
pulsional.

Las relaciones entre el yo y el síntoma:


1. El yo es la sede de la angustia, la angustia es la señal que avisa del peligro de la satisfacción
pulsional y entonces se desencadena en el aparato un proceso de defensa del cual sale como efecto el
síntoma, como sustitución de esa satisfacción pulsional.
2. Pág 94, El síntoma es en el yo un cuerpo extraño que nos incomoda, que nos molesta. Por eso
habla del síntoma con ese carácter extraterritorial, al territorio del yo. ¿Cómo lo nombramos en Dora? un
huésped mal recibido al que secundariamente se le suman los sentidos y voy a agregar una referencia que
está en el texto “neurosis y psicosis” en donde llama al síntoma ese intruso que amedrenta y amenaza la
unicidad del yo. Es un intruso que no tiene pensado irse, entonces, cómo el yo se las arregla con este
intruso?
3. ¿Qué hace el yo con el síntoma? Freud nos dice dos procesos contradictorios, no para de reprimirlo,
no para de defenderse de ese síntoma, que es exigencia de satisfacción pulsional pero al mismo tiempo se
avivó de que tiene que incorporarlo porque esto es ineliminable por la trama, por la novela, por lo
simbólico… con esto ineliminable tengo que hacer algo, tengo que darle un uso, tengo que incorporarlo a
la organización. Entonces dice Freud dos procedimientos contradictorios del yo con el síntoma, no para de
defenderse del síntoma pero al mismo tiempo lo tiene que incorporar, le tiene que hacer ahí un lugar en
su organización. Cuando lo incorpora, le saca un beneficio secundario y este beneficio secundario fija al
síntoma y lo transforma en resistencia.
4. Esa resistencia no deja de hacer ruido, ese carácter contradictorio de tener incorporado a un
cuerpo extraño produce, y especialmente en las neurosis obsesivas, una lucha que continúa contra el
síntoma. Freud nos dice, es la neurosis obsesiva la que nos muestra de manera más precisa esta lucha
continuada contra el síntoma por eso Freud la llama defensa secundaria, es una defensa secundaria
contra el síntoma. Es ir poniendo distintos empeños psíquicos para tratar de aplacar esa exigencia de
satisfacción que no cesa pero no drena libremente. Eso nos muestra la trayectoria típica de las neurosis
obsesivas, ese trabajo infructuoso. Con este recorrido tratamos de dar cuenta porque a través del texto
inhibición, síntoma y angustia los invitamos a nombrar al síntoma como ineliminable entrando en una
empatía con el tercer Lacan, el que nos habla del síntoma ya no sólo en el sentido de lo descifrable, sino de
ese uso, de ese funcionamiento de la satisfacción en juego.

SEMANA 4
Teóricos Mazzoni, Y Semana 4

Conferencia de Fabián Naparstek – “Inconscientes”

Fabián cuenta porqué se le ocurre el término “inconscientes”. Una de las perspectivas que propone es que
si bien no hay un inconsciente universal -sino uno singular que se muestra en el encuentro con un analista-
una perspectiva posible es la de decir “¡Qué inconscientes!”. Lo plantea en relación con el discurso
jurídico o médico, donde eso tiene que ver con la no responsabilidad.
Cuando decimos creer en el inconsciente, hacer existir el inconsciente en relación con un analista, es todo
lo contrario al no hacerse responsable. Justamente, es hacerse responsable de la singularidad de cada
uno. Es decir, que la idea de inconsciente para el psa es diferente de la que está presente en el discurso
jurídico o médico. 
La otra perspectiva es que para Lacan hay dos inconscientes. Voy a hacer un pequeño recorrido antes de
llegar a eso, pero lo que intento destacar es que a la noción de síntoma corresponde una noción de
inconsciente.
El síntoma en Freud
1er tiempo☛ Hasta ahora hicimos un recorrido Freudiano de cómo se va constituyendo la lógica del
síntoma a lo largo de su obra. Primero lo ubicamos, en tanto sustitución de una representación por otra.
La idea de este primer tiempo es la de un grupo psíquico separado, aún no se habla de inconsciente. 
2do tiempo ☛En un segundo tiempo, Freud crea el inconsciente con todas las letras, con leyes propias:
condensación y desplazamiento. Esto es acompañado por lo que Freud descubre en la clínica;
particularmente, con el encuentro con la resistencia que opone el síntoma para hacerse consciente. 
Esta resistencia hace que la finalidad que él tenía en relación con la cura (hacer consciente lo inconsciente),
se replantee. Entonces dice que no es sólo hacer consciente lo inconsciente, sino que se evite su capacidad
de repetición. Esa capacidad de repetición brinda la nueva idea de síntoma como compuesto: por un
lado el sentido y por el otro la pulsión, que es lo que hace que se repita una y otra vez. Esos dos
compuestos, absolutamente heterogéneos, van a estar enlazados a partir de la fantasía. 
Freud seguirá trabajando con la idea de hacer consciente lo inconsciente y lograr que esta capacidad de
repetición del síntoma sea eliminada.
3er tiempo ☛El tercer paso que da Freud que ubicamos en Inhibición, síntoma y angustia, es la idea del
síntoma como ineliminable. Esto lo hace pensar que no alcanza con la interpretación (En este momento
también aparece el “Más allá del principio del placer”). Un síntoma ineliminable no se traduce del todo en
representaciones. Implica un síntoma con una modalidad de satisfacción paradojal. 
Entonces pasamos de un síntoma como compuesto a uno ineliminable. Desde Laca, la lectura que
podemos hacer, es pensar un síntoma como “elemento”.
Si bien Freud avanza en la versión de síntoma, el invento freudiano del inconsciente se basa en la
transferencia en la relación al otro. Creyó en el inconsciente, en los sueños, en cada lapsus, en cada
síntoma, creía que había un saber en reserva y que el analista podría llegar a despertar ese saber. Creer
esto, es creer que el misterio del inconsciente podría ser resuelto.
El inconsciente freudiano es un inconsciente tomado por el Nombre del Padre. Lacan da un paso más sobre
el inconsciente transferencial, el inconsciente que cree, el de la novela, el del Edipo. El tercer Lacan, va más
allá del padre y más allá de la creencia. Implica pensar un inconsciente que suelta el sentido, que no es
memorioso, que no pasa por la representación, ni por la articulación simbólica, ni por la catarsis. Ya no es
un inconsciente transferencial, no es el inconsciente de la creencia del Nombre del Padre que propone
Freud. Es un inconsciente que propone Lacan, absolutamente novedoso; que toma la perlita del tercer
Freud del síntoma como ineliminable.
Este tercer Lacan se pregunta por qué la gente comienza a hablar de su infancia, de sus parentescos, por
qué la gente se vuelve memoriosa.  Este Lacan, no cree en el inconsciente de Freud pero sí cree en el
síntoma como goce.
En Lacan, hay dos inconscientes: no es que deja de lado el inconsciente transferencial, pero introduce la
idea de un inconsciente diferente que cree en el síntoma como goce. Se toma del síntoma ineliminable,
que no entra en el campo de la representación, para pensar este nuevo inconsciente. Tampoco apuesta a
un psa sin inconsciente, sino más bien a una disyunción con el inconsciente transferencial del Edipo, el que
depende del Nombre del Padre, para proponernos la novedad de otra experiencia que comienza a
esbozarse como inconsciente real.
“Inconsciente real” está en relación con un goce, con una fijación a lo real. Ya no es un síntoma como
formación del inconsciente, sino síntoma como goce. 
Lo que sabemos es que este inconsciente real:
✖no tiene que ver con la amenaza de castración
✖no tiene que ver con la vivencia de sexuación del Edipo 
✖no tiene que ver con la observación del coito

✔tiene que ver con el núcleo traumático, vacío de sentido, que apuesta a los singular de cada quien.

No es el inconsciente de la época de Freud (porque el inconsciente responde a una época.) 


☛El inconsciente real que propone Lacan deja de lado todas estas cuestiones novelescas y memoriosas,
para pensar el inconsciente más del lado del núcleo traumático, de aquello que deja marca en el cuerpo.
Es un pasaje del síntoma como metáfora, al síntoma como goce: aquel que no puede tramitarse vía la
representación.
Leer un goce que traumatiza el cuerpo (sin relación al Nombre del Padre como cuestión de lo edípico) se
plantea como una nueva perspectiva para la práctica clínica, más allá de los límites del inconsciente
transferencial. Con lo único que contamos es con las marcas singulares de goce, con el choque del goce en
el cuerpo. Por ello, Lacan va a hablar del parlêtre (“cuerpo hablante”) porque no sólo le da importancia a
la cuestión del significante, sino a la cuestión del cuerpo. El inconsciente real, también va a estar en
relación con ese efecto, con ese goce que choca sobre el cuerpo, lo traumatiza. 
Como dijo Fabián, con Joyce vamos “hacia el inconsciente real”, que nos abre una perspectiva en relación
al cuerpo, a la interpretación, a la clínica. Y que nos sirve para pensar la actualidad, que no cree en el
inconsciente.

SEMANA 5
SEM 5 - TEO Berger
✒Lacan J, Seminario libro 3, capitulo 12, parágrafo 3, capitulo 13, parágrafo 1 y 2
✒ Naparstek F, La pregunta neurótica. En Teóricos 2014

La clínica de la pregunta
Hablaremos de la clínica de la pregunta del sujeto al Otro. A partir de esa pregunta se va a producir un
efecto: el Deseo. Los intentos de respuesta serán las identificaciones (como el fantasma, el síntoma y el
yo).
Lacan ubica a la Neurosis como una pregunta del sujeto al Otro alrededor de su ser, alrededor de ¿qué es?,
¿qué desea?, ¿quién soy?, ¿qué deseo?. En la clínica esa pregunta se modula en la posición histérica de
una manera y en la posición obsesiva de otra. Son dos modulaciones a la misma pregunta.
En la posición histérica, la pregunta neurótica gravita bajo la forma de ¿Qué es una mujer? ¿Qué es un
hombre? ¿Qué es la procreación? ¿Qué es la sexualidad? ¿Qué es el amor?, ¿Qué es el Deseo?. En la
posición obsesiva la pregunta se centra en relación con la vida, la muerte y la existencia.

Freud lee la Neurosis con la clave Edipo-castración, subrayando la castración. Lacan en el Seminario 3, en
cambio, quiere leer las Neurosis bajo el ordenamiento de lo simbólico, en la relación del sujeto con el
lenguaje, en la dialéctica del sujeto al Otro. Encuentra que el sujeto se dirige al Otro para hacerse
nombrar, para hacerse reconocer. En esa direccionalidad le otorga al Otro un poder determinante. Hay un
poder determinante del Otro en relación a los nombres del ser del sujeto. 
Lacan explica esto tomando dos caminos. 
☛ “El sujeto recibe su mensaje en forma invertida del campo del Otro”
 Lacan  toma la teoría de la comunicación, donde hay un emisor, un receptor y un mensaje que se emite.
Este mensaje va desde el emisor al receptor. La objetividad está planteada en términos de la
correspondencia entre ese mensaje emitido y el recibido. Lacan toma este circuito reelaborando algunas
cuestiones. Piensa al sujeto en el lugar del emisor y al Otro en el lugar del receptor y dice que el emisor
recibe su mensaje en forma invertida. Su mensaje se constituye como tal a partir de la respuesta que
recibe del Otro, a partir del pasaje por el campo del Otro, de lo que escuchó el Otro, lo que sea que
interpretó del mensaje. 
Si pensamos esto en lo cotidiano por ejemplo cuando enviamos un mensaje a las redes, ese mensaje se
constituye como tal, a partir de los like o no like, de la respuesta que recibe del Otro. Es importante o no a
partir de la respuesta que recibimos del Otro. Entonces, el mensaje no es “lo que quiero decir”, sino que lo
que quiero decir se constituye a partir de “lo que me devuelve el Otro”. Este es el poder discrecional del
oyente que sanciona mi mensaje de una determinada manera.
Otro camino que toma Lacan para hacernos pensar en este poder determinante del ☛ “El deseo es el
deseo del Otro”
Otro camino que Lacan toma para explicar esta intención del sujeto al Otro y el poder determinante del
Otro, es a través de la fórmula de la necesidad y la demanda, que tiene como resultado un resto llamado
Deseo.
Imaginemos un bebito que llora y grita en función de alguna necesidad. Ese llanto, ese grito, sólo se
constituye en llamada a partir de que haya un Otro que lo interprete como demanda. Entonces va, lo
alza, le da la mamadera, le cambia el pañal. Le va a dar una versión posible a ese llanto, lo va a interpretar
de alguna manera, pero esa interpretación nunca es absoluta o exacta, es una versión. Hay un resto entre
ese llanto y lo que se interpreta de eso, y como esa interpretación nunca es exacta, deja un resto que
llamamos Deseo.
Importancia del lenguaje (página 256). Tenemos la intención de hacernos nombrar, de usar el lenguaje
para nombrarnos y nombrar las cosas. El lenguaje le da un marco al ser, le da un marco entre significantes
que lo nombran. Pero al nombrarlo a veces lo mortifican, incluso lo eternizan. Porque, más allá de la vida
de nuestro cuerpo, la sepultura nos eterniza a través de nuestro nombre.
Entonces el lenguaje da un marco, localiza, da un lugar al ser entre significantes. Por ejemplo, “Andrea
Berger, profesora”, pero también podríamos decir otras cosas… lo interesante es que, si bien el lenguaje
nos nombra no lo hace totalmente. Esta es otra manera de decir que son versiones, son interpretaciones
y ninguna es exacta ni absoluta. Nos nombramos a través del lenguaje, pero Lacan tiene en cuenta que el
lenguaje tiene un agujero, una falta, un vacío. Ese agujero deja como resto lo que llamamos Deseo.
🧔🚊El caso del tranviario
Entonces el lenguaje nos da un marco que nos ubica y localiza entre significantes, pero ninguno nos
nombra totalmente. Ninguno nombra totalmente quien es o que desea Andrea. Justamente porque el
Deseo es eso que resta de toda interpretación que venga del Otro del lenguaje. Esto lo explica a través de
estos dos caminos. Y lo ejemplifica con el caso Dora y el caso del tranviario. 
A finales de la primera guerra mundial un guarda de tranvía un día tiene un accidente. Se cae del tranvía y
se lastima. Se produce una herida, lo llevan al hospital, lo suturan pero a partir de ese momento comienza
con un dolor difuso en el cuerpo a la altura de las costillas. Le hacen exámenes radiológicos, pero no tiene
nada, lo mandan a casa pero vuelve al hospital porque el dolor persiste. Lo vuelven a revisar y los médicos
terminan diciéndole “señor tranviario vaya a un psicoanalista” y este consulta a Hasler.
Este caso se conoce como el caso del tranviario o como histeria traumática. 
Para Hasler el trauma fue la caída, el accidente; pero Lacan va a ubicar que en psicoanálisis no estamos tras
el trauma general sino tras el efecto singular que produce un accidente, una anécdota o un hecho en la
vida de cada uno. Es muy interesante tomar la arista de la interrogación por el trauma en psicoanálisis: de
un accidente general nosotros vamos a lo que despierta en lo singular. Entonces el trauma no es el
accidente y la caída en sí, sino que estas despiertan algo en el tranviario, allí se ubica lo traumático. El
accidente despierta un recuerdo encubridor de restos vistos y oídos alrededor de lo que él piensa que fue
el nacimiento de un niño, en donde le queda el movimiento de una habitación a la otra, sangre. A partir de
lo cual él va construyendo el fantasma del niño en pedazos, despedazado, el fantasma del cuerpo
fragmentado.
Hay otra cuestión muy interesante: Lacan se refiere a este caso como “histeria traumática” pero también la
nombra “histeria masculina”, quiere hacer un corte con el hecho de pensar a la histeria relacionada a las
mujeres, quiere separar la histeria de lo femenino.
Esta historia comienza con los griegos. para ellos la histeria era una enfermedad de las mujeres (“Histeria”
viene de útero). Era un trastorno hormonal de las mujeres y se lo llamaba el globus histéricos. Sydenham
en 1680 (aprox) afirma que la histeria es solo de mujeres y además las acusa de ser simuladoras: “quieren
manipular y engañar a los médicos”.
En respuesta a esto, varios años después, en 1880 y pico, viene Charcot a decir que no son simuladoras,
sino que “son enfermas de los nervios”. Contemporáneo a Charcot viene Freud a contestarle y dice que
“no son enfermas de los de los nervios, sino sujetos que denuncian una verdad reprimida”. Si bien fue un
cambio de perspectiva radical, Freud no terminó de desembrollar el nudo que había entre histeria,
femineidad, mujeres y maternidad (una de las salidas femeninas del Edipo). 
😲❗El falo no es el pene, tiene estatuto significante
En el Seminario 3, Lacan aprovecha el caso del tranviario para hablar de una histeria masculina; que para él
no está relacionada patognomónicamente a las mujeres. Tratará de desembrollar ese nudo que Freud no
terminó de arreglar, a través de su herramienta que -en ese momento- es lo simbólico: Armará un
ordenamiento utilizando el significante falo. El falo no es el pene. Es un significante que alude a la
diferencia, que inscribe la diferencia. Es una inscripción psíquica de una presencia respecto de una
ausencia. Es un ordenador de la posición del sujeto en relación a la dialéctica del ser y el tener. 
Pero Lacan propone pensar que hay una dialéctica entre lo simbólico y lo imaginario, por lo cual lo
imaginario le presta una gestalt, una forma, un imaginario o imagen al significante falo. Lo imaginario
brinda a lo simbólico una prestancia imaginaria. Por eso muchas veces ahí se produce una confusión entre
pene y falo, lo que origina los derroteros de la Neurosis.
Por ejemplo, la histérica va a buscar en quien supone que lo tiene aquello que le falta (falta a nivel del ser).
¿Quién supone que lo tiene? Otra u otro. Si es Otro, está confundiendo allí lo imaginario con lo simbólico,
está confundiendo la prestancia imaginaria, confundiendo a quien tiene el pene como si eso representará
al falo. En el caso de la histeria masculina, puede buscarlo en quien supone que lo tiene o, a veces, en él
mismo; suponiendo que lo tiene (porque tiene un pene) pero creyendo, erróneamente, que eso que tiene
está a nivel del falo. Ese es el derrotero de la Neurosis, en eso se pierde: confunde al falo, que es un
significante, con el pene. Y busca lo que le falta a nivel del ser en quien supone que lo tiene. (Página 254) 
¿Cómo salir del atolladero del deambular de la Neurosis? 😵
Hasler propone reforzar al yo, hacerlo más seguro de sí mismo, agrandarlo y hacerlo más consistente.
Lacan, en cambio, afirma: reforzar al yo es reforzar la Neurosis. El yo no es más que una manera de
responder a la pregunta desconociéndola. El yo no quiere saber nada de esa pregunta, ni quiere saber que
esa pregunta de estructura es incontestable, porque la pregunta ¿Qué es?, ¿Qué desea?, no tiene
respuesta a nivel del lenguaje. Pero el yo no quiere saber nada sobre eso, quiere nombrar todo.
Entonces Lacan advierte: dejen hablar al yo, porque él es el medio. Uno toca la puerta del psicoanalista
diciendo: “yo quiero venir a analizarme”, “yo quiero….”. Lacan dice: “Déjen hablar al yo, que va a tropezar
y cuando tropiece, vamos a tener la oportunidad de dejar entrar al síntoma.” 😉 Entonces el yo es una
forma de amordazar la pregunta, de no dejar que se desarrolle, para no encontrar la verdad de la
estructura: La verdad es que esa pregunta no tiene respuesta a nivel del lenguaje.
El síntoma, en cambio, es una manera distinta de abordar la pregunta. El síntoma hace de esa pregunta un
enigma que nos abre al trabajo. Mientras el yo amordaza, el síntoma hace enigma.
🧔🚊 El síntoma del tranviario, ese dolor en el cuerpo, persiste más allá de que los médicos le dicen que no
tiene nada. Hay un síntoma, una molestia, un dolor difuso que se irradia a nivel de las costillas que le
resulta enigmático. Por lo que decide trabajarlo y va a ver al psicoanalista. Lacan lee que ese síntoma se
apoya en un fantasma de embarazo y procreación.
Este caso, en el Seminario 3, le sirve a Lacan para puntear las diferencias entre Histeria, Neurosis y Psicosis.
El tranviario tiene un fantasma de embarazo y procreación como Schreber, tienen eso en común. Pero en
Schreber el fantasma es delirante, literal, cargado de certeza sobre ese embarazo y procreación de los
schreberitos que iban a poblar el mundo. En cambio, el fantasma del tranviario es un enigma, hay que
interpretarlo, está reprimido. 
Lacan propone interpretar este fantasma a partir del desencadenamiento del síntoma neurótico (el dolor).
A diferencia de Hasler no lee el desencadenamiento en términos del accidente y la caída, sino de lo que
despierta el accidente y la caída, que es estar sometido a misteriosos instrumentos en el hospital. Estos
reavivan un recuerdo encubridor, un recuerdo de eso visto y oído, de ese fantasma del cuerpo
despedazado. ¿Qué encubre ese recuerdo? lo inasible de la pregunta por el ser. Encubre lo inasimilable
por el lenguaje de la pregunta del sujeto por su ser y su Deseo.
SEMANA 6
SEM 6 - TEO Mazzoni 

✒Lacan. Seminario 5, cap20: parágrafo 2 y 3; cap22: parág. 2; cap26: parág. 3


✒Naparstek. El deseo (cap 19- teórico 17). En  Teóricos 2014

Las formas neuróticas del deseo

Seminario 5, Capítulo 20. Lacan toma el sueño de la Bella carnicera, una paciente de Freud. El caso va a
servir para pensar la diferencia entre deseo y demanda. Algo que introduce Lacan, no presente en Freud en
el análisis que hace.
De acuerdo con lo que propone Fabián estamos en el segundo tiempo de Lacan. Tenemos la Neurosis
pensada como la clínica de la pregunta y una dialéctica entre un sujeto que está barrado (un sujeto
deseante) y un Otro que también está barrado.
Lacan toma sueño de la Bella carnicera y ubica el desarrollo que hace Freud, que es en términos de
sustitución de un significante por otro. Esto permite dar cuenta de la “identificación histérica”, no como
imitación, sino con un mecanismo psíquico en juego. Se puede leer de esta manera: ella tiene deseo de
caviar, al que le dice que no. La amiga tiene un deseo de salmón al que también le dice que no. Lo que el
ICC hace es jugar a la sustitución, que le permite estar en el lugar de la amiga; es decir, el lugar que ocupa
en el sueño, vía la aparición en el sueño del salmón. Allí hay una metáfora, un nuevo sentido, ella está
representada en el sueño a través de un significante de la otra; el salmón representa a la amiga y
representa algo de un deseo no cumplido de esta amiga, que es caviar. El caviar ha sido eliminado de la
cadena, nadie podría saber cuál es su deseo.
La operación que hace Lacan no es solamente mostrar cómo el ICC opera por sustitución metafórica sino
que en este sueño hace una diferencia entre la demanda y el deseo. Esto es crucial y no está en Freud.
Freud no hace diferencia entre demanda y deseo.
¿Qué es el deseo? 🤔
No es deseo de una cosa, sino que el deseo está jugado en el terreno de la falta. Hay un pasaje por el
campo del Otro, a partir de la demanda, por ser sujeto de la necesidad. Pero el Otro es un Otro barrado,
que no tiene todos los significantes, no puede interpretar toda la demanda. Lo que resta de esa operación
es la dimensión del deseo. Se produce en el sujeto la dimensión de una falta porque el Otro está barrado,
no puede responder con significantes a esa demanda en forma absoluta. Y queda este resto, que es el
deseo. Deseo como pura diferencia.
Para que haya deseo tiene que haber una falta, un vacío, porque si no hay falta no se mueve el deseo. No
hay que confundir deseo con demanda, porque el deseo se aplastaría si se confunde con la demanda. Pero
para que haya hueco tiene que haber falta en el Otro, esta es la dialéctica entre el sujeto y el Otro. La falta
en el Otro implica un Otro también deseante, el deseo está mediado por el deseo del Otro. Donde en el
Otro falta algo, es donde uno puede localizarse como deseante. Si encontramos un Otro absoluto, que
tiene todos los significantes no se va a producir ese lugar para que el sujeto pase y se instale.
Si somos neuróticos, cuando entramos en lo simbólico quedamos alienados en estos significantes del
Otro. Esta entrada implica la falta en ser: un sujeto dividido, que queda representado por un significante
que deja un resto que no puede ser dicho. El efecto fundamental de esto es el deseo. El deseo es la
metonimia de la falta en ser, es lo que desliza entre la cadena de significantes. Esta es la trampa del
neurótico.

❓❔La Neurosis desde la clínica de la pregunta 


En el Seminario 5 Lacan piensa la Neurosis con el grafo del deseo, que tiene forma de pregunta. A esta
altura dice que la Neurosis es una pregunta en relación a ¿quién soy?, ¿qué deseo?, dirigida a un Otro. Este
Otro está barrado, por ende no tiene todos los significantes para responder. Por lo cual ubicamos en el
grafo que el sujeto se plantea una pregunta que llega hasta el encuentro con el significante del Otro, que

es un modo de nombrar, el deseo del Otro.

Cuando llega allí y se despliega la pregunta, no es sin consecuencias. Esto al neurótico le produce angustia,
con lo cual desarrolla estrategias para evitar ese punto, taponando la falta en el Otro.

👋Por ejemplo, puede desviarse en el camino, y terminar yendo al yo: m., mediante la pregunta
cortocircuitada por el yo, como el caso del tranviario. Aquí el encuentro con los instrumentos médicos
despertaron la pregunta amordazada.
👋También puede elegir el camino que lo lleva al síntoma: S(A). 
👋Asimismo, tenemos el desvío fantasmático, fantasma: ($<>a). En este momento esa “a” tiene que ver
con la cuestión imaginaria, con una matriz simbólico-imaginaria. Podemos identificar el fantasma en Dora,
en el recuerdo de ella tirándole de la oreja al hermano mientras se chupaba el dedo. En el fantasma el
Neurótico vierte sus modos de relación al Otro. El fantasma articula al sujeto con un objeto, una escena, un
texto imaginario simbólico que de alguna manera responde a esas preguntas de quién soy y qué deseo. 
La escena que se arma en el fantasma pone en juego la dimensión del sujeto dividido entre significantes. La
trampa del neurótico es que hace desear, porque al pasar por el campo de Otro, le pide lo reconozca y lo
nombre. Pero el campo del Otro lo único que tiene para devolver es significantes; por eso el sujeto queda
dividido, definido entre significantes, no hay un significante que define al sujeto, se escapa la esencia
misma de su ser, la “falta en ser”: eso que tiene que ver con la dimensión del deseo y no con la dimensión
significante.
☛El fantasma, el síntoma, el yo, implicarían respuestas anticipadas a esa pregunta, para que no se
despliegue del todo y no produzca este punto de angustia, que tiene que ver con el encuentro con el Otro
que no tiene todas las respuestas.
Lacan introduce el grafo del deseo para dar cuenta de que la Neurosis es la clínica de la pregunta. Por un
lado está el recorrido de la línea de la pregunta que finaliza en el encuentro con el significante del Otro
barrado o deseo del otro. Se ve como la Neurosis trata de esquivar esto con los desvíos para evitar la
angustia del encuentro con el Otro mediante el yo, el síntoma y el fantasma.
Formas del deseo neurótico
El deseo neurótico como imposible o como insatisfecho, plantea dos estrategias diferentes con un mismo
fin: no saber nada acerca de la falta del Otro. Vamos a justificar por qué, viendo como se juega el deseo en
la Histeria y en la Neurosis Obsesiva.
☛💎❤El deseo en la Histeria: La posición histérica se encarga de sostener el deseo, pero también lo
padece: padece ser la que sostiene el deseo como deseo del Otro. En su síntoma no hace más que mostrar
que el deseo va más allá de la demanda. Este es el esfuerzo del sujeto histérico: demostrar que el deseo es
lo que resta a la demanda. 
Tenemos el ejemplo la Bella carnicera, quien se ubica sosteniendo el deseo, incluso al costo de hacerse
privar de lo que quiere. Entonces, deseo denegado que Lacan lee como deseo insatisfecho: “quiero, te
demando caviar para que no me lo des, para seguir deseándolo y para que vos desees darme lo que yo
deseo como quiero, pero te pido que no me lo des”. Esto es sostener el deseo más allá de la demanda, es
sostener el deseo como deseo del Otro.
☛⚔✖El deseo en la Neurosis Obsesiva: Ubicamos el deseo como imposible, al hacerse esclavo de un Otro,
al que lo eleva al lugar de amo para no saber nada de su deseo. El Otro, para el obsesivo, es un Otro
completo, sin barrar, absoluto. Degrada el deseo del Otro y lo transforma en demanda, para poder darle al
Otro y no angustiarse frente a la dimensión de la falta (el deseo no se trata de objetos/cosas que se dan).
La dimensión de la falta es la que hace que el sujeto y el Otro sean deseantes. Es lo que hace que haya
lugar en el campo del Otro para el sujeto y en el campo del sujeto para abrir la dimensión deseante. 
El obsesivo padece el deseo como imposible porque padece este Otro, este amo que lo maneja y todo se le
vuelve imposible, el mundo se le vuelve imposible. Ese Otro puede estar encarnado en el jefe, un amigo, la
esposa, etc. “No puedo salir a jugar porque no me deja mi marido”. El deseo obsesivo tiene una modalidad
que evita el encuentro con el Otro y 
📌Tanto el deseo histérico como el deseo en el campo de la Neurosis obsesiva son dos formas de
padecimiento y estrategias para no saber nada de la falta en el Otro. Ambos evitan la pregunta la
pregunta acerca de ¿quién soy?, ¿qué deseo?. Hay que evitar descartar la dimensión de sufrimiento que
implica tanto la insatisfacción como la imposibilidad. Se padece el deseo como deseo insatisfecho, se
padece el deseo como deseo imposible. Hay que buscar este deseo en los casos clínicos, esto es
fundamental en la lectura de los casos.

SEMANA 7
SEM 7 - TEO Berger

El tema de esta semana es Síntoma Mensaje, pero vamos a dialogar con el tema de la semana que viene
que es Síntoma Goce, esto se debe a que ni Freud ni Lacan avanzan superando o descartando lo anterior,
sino que son vueltas alrededor de lo real de la clínica.

Síntoma Mensaje

Si entendemos al síntoma como un sufrimiento, malestar o dolencia, cuando hablamos de síntoma


mensaje estamos pensando en la dimensión de que este sufrimiento interroga al sujeto, qué tengo, por
qué me pasa esto. Es decir, se transforma ese sufrimiento en un enigma. 
Lacan nos invita a pensar que el enigma es el colmo del sentido, el enigma en tanto tal quiere decir algo, a
descifrar, a descubrir un mensaje que encierra en las redes de la comunicación y el malentendido entre el
sujeto y el otro.
Por el contrario, el síntoma goce, no es un querer decir, es un querer gozar, satisfacerse.

La bibliografía en la nos apoyamos para ver esto es:


👉Función y campo de la palabra y el lenguaje (1953)
👉Instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud (1957)
👉Para síntoma goce, nos vamos a situar en el seminario 10, seminario de la angustia (1962-1963).
Función y Campo de la palabra y el lenguaje

Podríamos decir que es la primer conferencia que da Lacan en Roma, en tiempos de cierta turbulencia en
el movimiento psa y toma esta conferencia como el comienzo de su enseñanza y es paralelo al seminario 1,
y nombra lo anterior como sus antecedentes, a partir de aquí Lacan ubica el acento de la clínica a partir de
la palabra y el lenguaje.
La función de la palabra tiene una función subjetivante y esta intenta reconocer a un sujeto en el sentido
de su verdad, la verdad de su historia (no es el pasado, no es la realidad acontecida, es algo a advenir en la
comunicación del sujeto en relación a la dirección de ese analista, es decir, es lo que se construye en el
análisis).
Lacan está diciendo que el medio de la experiencia psa es la palabra que, a su vez, implica una respuesta,
incluso el silencio. 
En este contexto Lacan nos dice que el síntoma es el significante de un significado reprimido en la
conciencia del sujeto.
¿Qué es el sujeto? Es un signficado 
¿Qué es un significado? Es un sentido reprimido.
La interpretación es liberar ese sentido, esa palabra reprimida.

👉Página 246 hay un párrafo que alude a la verdad en juego y no a la realidad


👉Página 258 hay otro párrafo que dice que es el síntoma, cómo está sobredeterminado por distintos
sentidos, cómo es un símbolo.
👉Página 270 vamos a encontrar esta dirección del análisis que va hacia liberar la palabra y ahí
encontramos algo en relación a la histeria, los jeroglíficos de la histeria, escritos en el cuerpo a ser
descifrados, escudos de la fobia con los que se defiende y va a incluir los laberintos de la obsesión, en
donde se pierde el hombre de las ratas.

Instancia de la letra…

Años después el síntoma sufre variaciones, complejidades… Es el resultado de una conferencia que Lacan
le da a unos estudiantes de letras, lo que nos indica la cercanía que para él tenía el psa y la lingüística, pero
aquí podemos decir que nos propone que el ICC está estructurado como un lenguaje. Esto quiere decir,
que el este ICC es cadena de significantes, mientras que en función y campo el acento estaba en la función
de la palabra.
La palabra le cedió lugar a la cadena y entonces la letra es la localización del significante en la cadena. 
Entonces, la letra es la materialidad del discurso concreto en el campo de las cadenas del  lenguaje que nos
habitan.
Aquí también cambia la definición de síntoma, ahora es un significante de otro significante, es el
significante de un significante enigmático, en una cadena, del trauma sexual.
Entre ese significante enigmático y el término que lo sustituye en la cadena se produce la chispa de la
metáfora, del sentido, que fija al síntoma en una determinada significación.
El sujeto es el efecto de los significantes, de la metáfora.
La interpretación ahora es puntuación en la cadena para producir distintos sentidos, entonces el sentido ya
no es un sentido reprimido, el sentido es producido como efecto de los significantes.

👀 Acá pudimos ver algunas variaciones entre estos dos escritos.

Estos son años donde a Lacan se le empieza a criticar que su clínica es de palabras, sentidos, metáforas… es
una clínica de equívocos lenguajeros pero que no toca lo que afecta al cuerpo, los afectos.

Seminario 10, la angustia.


Este seminario viene a responder a estas críticas, y nos va a hablar de otro cuerpo, introduce la dimensión
del afecto mayor, la angustia.
Aquí introduce una dimensión del sujeto producida por el choque entre el sujeto y el lenguaje, este
encuentro es mítico. No hay ningún lenguaje si no es hablado por un sujeto, y no hay ningún sujeto si no es
nombrado por alguno de los elementos del lenguaje.
De ese choque, decanta una pérdida, algo se pierde, se extrae del cuerpo y del campo del otro y del campo
del sujeto. El sujeto ya está desvitalizado por el lenguaje que no goza míticamente, no goza absolutamente.
El lenguaje también está atravesado por una falta, intenta nombrar al sujeto pero no lo hace totalmente,
no tiene todos los elementos. 
Esa pérdida que menciono es lo que Lacan va a llamar como objeto a, es una manera de nombrar eso que
se pierde del campo del otro, del campo del sujeto y del cuerpo del sujeto.
Objeto porque no es del orden significante, no es del orden de lo simbólico, pero trata de transmitirlo
aclarando que es un espacio de localizar, nombrar ese resto que escapa al sujeto y al otro, y que funciona
como causa, causando el deseo del sujeto, en tanto localiza esa pérdida como tal.
El fantasma es una manera de hacer algo con esa pérdida, hace una ficción, pone en juego ese objeto a en
la comunicación entre el sujeto y el otro. 
👀 Lo más interesante del seminario 10 es que nos introduce una definición nueva del síntoma, que ya no
es sólo verdad, sentidos, sino que empieza a decir que el síntoma tiene que ver con ese resto, que es un
resto de goce que habita en el sujeto.
Por ejemplo el caso Cristina lo ejemplifica muy bien, un síntoma, un malestar que se reparte entre un
sufrimiento, una presión en el bajo vientre y una necesidad urgente de ir a orinar, los embrollos con el
padre, el marido, el temor a que la abandonen, todo en la dialéctica del sujeto y el otro, y también con las
otras. Todos los sentidos alrededor del embrollo con el otro y con la otra, pero hay un plus, que va en lo
corporal, en el retener y soltar la orina.

SEMANA 8
SEM 8 - Teo Naparstek

Vamos a trabajar alrededor de la noción de síntoma en la última enseñanza de Lacan, la relación del
síntoma con el goce.
Cuando decimos síntoma y goce nos estamos refiriendo a lo que en Freud trabajamos desde el aspecto
pulsional.
Una primera referencia en Freud que la encontramos en Nuevos caminos de la terapia analítica, es un
texto corto y en la primer parte da cuenta de porque llama psa al psicoanálisis. Él plantea que el término
analizar, el cual toma de la química, es separar elementos. Freud plantea que en el psa hacemos una tarea
semejante, y el compuesto al que se refiere es el síntoma, y los elementos heterogéneos que lo componen
son lo pulsional y las tramas de representaciones.
Propone como primer movimiento del análisis separar el goce del significante, esto implica una operación
propia del psa. Una vez que se separan estos elementos, lo que viene es algo natural, es una tendencia
propia del aparato hacia la síntesis y se conforma nuevamente ese compuesto, que lo llama síntoma
artificial o neurosis artificial, que es lo que conocemos como neurosis de transferencia, a las cuales
considera como neurosis de laboratorio.
El síntoma al natural sería el síntoma que tiene la gente por fuera del dispositivo analítico, el agregado que
propone Freud, es que por la transferencia se incorpora al analista, y pasa a ser parte de ese síntoma.
En este caso el analista es como un caballo de troya pues tiene que meterse adentro del síntoma para
poder combatirlo.
Lo que llamamos elemento es lo que antes llamábamos átomo, como último elemento indivisible. Hoy
sabemos que no es así, pero a lo que hacemos referencia como indivisible, en este caso sería lo pulsional.
En inhibición, síntoma y angustia Freud plantea que hay algo irreductible del síntoma e ineliminable.

Ubicado esto pasamos a una formulación que da Lacan en el seminario 10, que si bien no es el último
Lacan, anticipa esta concepción del síntoma.
Aquí plantea que el síntoma es goce (pág 139) “Como ustedes saben, el síntoma no puede ser interpretado
directamente se necesita para ello la transferencia, o sea, la introducción del otro”.
Lo que está diciendo es a contrapelo de lo que él mismo venía planteando siguiendo a freud, de que el
síntoma es una metáfora, o sea, que es interpretable y que tiene sentido como todas las formaciones del
inconsciente, en este caso está diciendo algo bien diferente ya que propone que el síntoma es goce y no
puede ser interpretado y que no tiene nada que ver con el otro, luego lo aclara aún más y agrega lo
siguiente: “quizás todavía no lo captan ustedes bien y me dicen, bien, si, esto es lo que está diciendo usted
del acting out no forma parte esencial de la naturaleza del síntoma que deba ser interpretado (...)  hay que
decir por otra parte, que el acting out llama a la interpretación pero la cuestión es ciertamente saber si esta
es posible, demostraré que sí (...) tratándose del síntoma, está claro que la interpretación es posible pero
con una determinada condición añadida, a saber, que la transferencia esté establecida, en su naturaleza, el
síntoma no es como el acting out que llama a la interpretación, puesto que demasiado a menudo se lo
olvida. Lo que el análisis descubre en el síntoma es que el síntoma no es llamada al otro, no es lo que
muestra al otro, el síntoma en su naturaleza es goce, no lo olviden, goce revestido sin duda, no lo necesita
a ustedes como el acting out, se basta a sí mismo.
Esto marca el aspecto autoerótico del goce, está poniendo de un lado al síntoma como goce autoerótico
que no tiene nada que ver con el otro, y del otro lado pone al otro, con los sentidos, con lo posible de
interpretar, etc.
Es decir, que el síntoma, en tanto tal, no tiene nada que ver con el otro.
¿Porqué alguien llevaría una satisfacción autoerótica al campo del otro?
Una respuesta posible es que suponemos que ese síntoma que es un goce que se autosatisface, algo pasó
con ese síntoma que dejó de ser tan satisfactorio como lo era antes. Uno debería inferir que si el síntoma
funciona bien no debería ir a ver a un psa, porque se autosatisface y le alcanza, por lo tanto cuando uno
recibe a un paciente debería preguntar ¿Cuál era su síntoma?
Por otro lado, lo que está planteando Lacan es que para que ese síntoma sea interpretable hace falta sobre
agregarle la transferencia (síntoma/natural + artificial). Ese artificio es hacer creer a alguien que ese
síntoma tiene un sentido, cuando eso se logra ya hay implicado algo del otro, y es a partir de esa creencia
que puede empezar a analizarlo e interpretarlo.
Esa creencia que no está en la naturaleza del síntoma, permite el análisis del mismo. Al final del
tratamiento algo de ese sentido se termina vaciando para llegar nuevamente al núcleo del síntoma.
Que el síntoma tenga sentido está ligado a la idea del Edipo, del NP, es decir, que Lacan en este seminario
pueda arribar que hay algo en la naturaleza del síntoma que es vacío de sentido, es que se trata de un
síntoma por fuera del campo del NP.
Cuando pluraliza los NP pone en cuestión al Padre Universal, como si fuese el Dios único y para todos por
igual, que es la idea por excelencia judeo cristiana.
Entonces, hay un aspecto del síntoma que no tiene ningún sentido y que lo único que trae para el sujeto es
un goce que no sirve para nada, que no tiene ningún beneficio, al menos para el sujeto, se satisface a sí
mismo (las pulsiones se satisfacen a sí mismas de manera anárquica, el edipo hace creer que eso tendría
algún sentido en el marco de la novela familiar). Lo que plantea Lacan es que en un punto, en su núcleo no
tiene ningún sentido y que hay algo de ese síntoma que es irreductible, al estilo de esas satisfacciones que
son muy habituales hoy en dia, como alguien que no puede parar de consumir drogas y sabe
perfectamente que eso lo lleva a la muerte, que es una satisfacción que no tiene ningún beneficio, sin
embargo no lo puede dejar de hacer, también lo podemos ver en los trastornos alimenticios.
Lo que aporta es una concepción que está muy ajustada a la época, no es un Lacan que discute consigo
mismo, va cambiando de acuerdo a la subjetividad de la época. 

SEMANA 11

TEO 11 - Mazzoni

✒Freud (1926), Inhibición síntoma y angustia, Cap 7, 8, 9, 10


✒Freud (1032), Conferencia 32: La angustia y la vida pulsional. 
✒Naparstek, Angustia (Cap 21-teorico 19). En Teóricos 2014

Afecto angustia desde la perspectiva freudiana


La angustia es un afecto privilegiado entre otros, por eso es interesante pensarla clínica y
conceptualmente.  Clínicamente el afecto, a diferencia del decir, se muestra. Poder hacer pasar el afecto al
dicho, no tiene tanto que ver con preguntarle al paciente: “¿Qué quiere decir?”, sino más bien con tratar
de desplegar eso insoportable. 
Clínicamente, el afecto es un efecto sobre el cuerpo, que afecta a un saber. Freud no toma el afecto como
una expresión natural, sino que la ubica con cierta equivocidad en las expresiones afectivas (por ejemplo,
reírse en un velatorio, llorar de emoción). No hay una expresión “natural” en los afectos. Esto es así,
porque cuando una representación se reprime va al ICC, y el afecto se une a otra representación, distinta.
Se piensa a los afectos como algo engañoso, porque se unen a otra representación y no a la original.
Entonces el afecto y la representación son de distinta naturaleza, son dos elementos heterogéneos; están
unidos, pero no son lo mismo. El afecto está por fuera del decir, por fuera del lenguaje. Pero hay un afecto
que no engaña: La angustia.
¿Por qué la angustia es un afecto que no engaña?
Para responder nos introducimos en Inhibición síntoma y angustia. Hay quienes afirman que en Freud
podemos ubicar dos teorías de la angustia. Una se ubicaría al inicio de su obra, con las Neurosis Actuales
(donde dice que la libido que no es descargada se transforma en angustia) y la otra se reconocería en
Inhibición, síntoma y angustia (donde distingue angustia señal y angustia automática).
Nosotros no hacemos esta distinción, ya que en Freud se ven antecedentes de como nombra la angustia en
ISA, aunque utilice otros nombres. Un ejemplo es la Conferencia 25. Y antes, incluso, hablaba de
“desarrollos de angustia” en oposición al “sobresalto”. Lo que sucede es que en 1923, en ISA, las nombra
definitivamente como “angustia señal” y “angustia automática”. 
Freud ubica la angustia como un afecto y desarrolla a su alrededor la “teoría general de los afectos”;
inscribiéndolos en una serie, que va del placer al displacer. El define los afectos como “actos de descarga”.
Son tanto motores como glandulares, son “una síntesis fisiológica”. 
📌  Los afectos, tienen otra dimensión además de la “fisiológica”. En ISA habla de su “dimensión
histórica”, pues son una repetición de una experiencia significativa del pasado. 
¿Cuál es el origen de la angustia?
En primer lugar, hallamos la repetición del trauma del nacimiento, en la medida que este implica una
experiencia masiva de los estímulos y las descargas. Veremos que en “Más allá del principio del placer”,
cuando retoma el tema, ya no habla del peligro del trauma del nacimiento, sino del trauma en general. Va
a hablar de la “situación traumática”, en la que el aparato psíquico es invadido por un incremento masivo
de estímulos, en una cantidad que no está en condiciones de poder regular.
En el nacimiento hay un peligro objetivo, pero el sujeto no tiene la representación de ese peligro. Es un
peligro sin contenido psíquico, el peligro no es registrado como tal. Lo que sí se registra son las grandes
magnitudes de excitación, que son respuestas adecuadas a ese momento. Si bien no hay representación
del peligro, quedará una impresión, una huella: la dimensión histórica que permite la repetición de esa
experiencia vivida. El sujeto podrá reproducir esa vivencia, pero ahora de modo activo (no como en el
trauma del nacimiento, donde es vivida pasiva y automáticamente). En la Conferencia 32, a esta invasión
fisiológica la llama “infección tóxica”. 
Entonces una vez ubicado el origen de la angustia, se pregunta:
¿Qué función tiene la angustia? 
Freud distingue dos dimensiones. 
☛Dimensión automática: es fisiológica, compuesta de actos de descarga, tanto motores como glandulares,
hay alteración del ritmo cardíaco, respiratorio. Es vivida por el yo pasivamente; hay una destrucción de la
organización yoica, invasión de estímulos, sin la percepción ni la preparación para el peligro.
☛Dimensión histórica: posee el mismo tipo de reacción física, pero aquí la angustia es un “afecto”, lo que
implica la repetición de una experiencia del pasado, definida como “trauma”. El trauma es una situación en
la que el aparato psíquico se ve invadido por un incremento de excitación. Dicha excitación, ahora es vivida
activamente y tiene la función de señalar el peligro. 
En lugar de que se desarrolle esa “angustia automática”, masiva; ahora el yo puede reproducir activamente
el afecto angustia. Pero cuando lo reproduce, no lo hace totalmente, sino de forma moderada, en
pequeñas dosis. Ya no implicará una desorganización del yo, por el contrario: es una señal de peligro, así
este se puede preparar para enfrentar la situación. 
📌 Entonces, la dimensión “automática” de la angustia, tiene la característica del sobresalto, la invasión,
la no preparación, la masividad. Y la dimensión de “señal”, es más mitigada, es una alarma,
reproducción activa del trauma. Es algo que el yo de puede manejar.
Ahora bien, las dos se pueden combinar: se puede comenzar con una angustia señal y luego masivizarse. O
bien, lo que empieza como una angustia masiva, puede dosificarse.  Puede “subjetivizarse” (Esto se ve bien
en el caso de Andrea).
☛Lo nuevo de ISA no son estas dos dimensiones (presentes desde antes en la obra freudiana). Lo nuevo, es
la articulación al peligro de castración. La angustia queda ligada a la castración y explica a la misma, en
términos de pérdida. Toda la serie de nombres de lo traumático, queda reordenada en relación a la
pérdida. La angustia afecta al cuerpo como pérdida y, por ello, este afecto es diferente a los otros. Con la
angustia no hay engaño, no hay doble sentido, no hay confusión.
Además, Freud nunca habla de “representación” de angustia, habla de “señal”. (De otros afectos sí habla
de representación, pero no en este caso). Las señales son algo certero, directo. Si surge el afecto de
angustia, es “señal certera” de que el sujeto está comprometido con una pérdida. Si podemos hacer que
un paciente angustiado, comience a decir sobre su afecto, sus palabras nos llevarán a alguna dimensión de
la pérdida.

👨 Neurosis obsesiva y angustia 


El peligro ante el cual el obsesivo responde con la señal de angustia, es el castigo del Superyó. (Lo vimos
con el Hombre de las Ratas y los casos actuales). La castración o pérdida, es subjetivizada como sumisión al
Superyó. 
Esto se ve en la clínica cuando, por ejemplo, los encontramos dudando, sin saber si es su deseo o lo hace
por el deseo del Otro. También cuando posterga y no se decide. En estos casos, vemos la angustia ante la
pérdida, articulada a -lo que para el sujeto obsesivo es- la demanda imperativa del otro. El otro “me
demanda”, sea en el trabajo, en la pareja. Cuando hablamos de “pérdida” no es algo que se perdió,
solamente; en la neurosis obsesiva la dimensión de la pérdida se juega en la demanda imperativa, con
respecto a la cual el sujeto se siente en sumisión.
👧 Histeria y angustia 
En la histeria, la condición de angustia es ante la pérdida de amor del objeto. El peligro frente al cual
responde con señal de angustia, es el dejar de ser amado/a. La castración es subjetizada en términos de
perder el amor del otro.
En la clínica se puede ver, por ejemplo, la modalización del padecimiento a través de la demanda amorosa
del otro: “El otro no me escucha”, “Yo hago un montón de sacrificios y el otro no lo ve”; son demandas
amorosas a las que nunca les alcanza la respuesta brindada.
🛑❕ Angustia y síntoma en las psiconeurosis
Los síntomas “no” están construidos para eludir la angustia, sino que están para sustraer al yo de la
situación de peligro. El síntoma puede hacer desaparecer la angustia, solo en tanto evita la situación de
peligro,.
Podemos describir la siguiente serie freudiana en ISA (es diferente a la serie que podemos encontrar en
Juanito):

angustia→ represión→ fracaso de la represión→ síntoma

Vemos que la angustia tiene que ver con el síntoma, se relaciona con este, pero no es su causa. Como
causa tendríamos que ubicar al peligro de castración o la represión. 
La angustia está al inicio, desencadena el mecanismo de la represión. Solo, en la medida en que la
construcción del síntoma puede eludir fantasmaticamente la situación de peligro, puede hacer desaparecer
la angustia. 
La angustia -en tanto reacción frente al peligro y en tanto el yo puede reproducirla como señal del peligro-
tiene el papel de desencadenante de los mecanismos de defensa, en general, y de la represión, en
particular. Ocupa el lugar de desencadenamiento de la represión y en esta medida ocupa un lugar en la
formación del síntoma, en tanto el síntoma es retorno de lo reprimido.

SEMANA 12
TEO 12 - Berger

La angustia y el deseo del Otro

Bibliografía:
Teórico de Fabián Naparstek
Algunos parágrafos del seminario 10 “La angustia” de Lacan.

La angustia no es patognomónica de un diagnóstico, o de una estructura subjetiva, sino que es


transestructural. En otras palabras, la angustia es inherente al hombre, al ser humano. En ese sentido no la
pensamos como un trastorno contingente coyuntural sino más bien, en constitutivo y funcional al hombre.
A tal punto que en muchos campos se han dedicado a ella. La psiquiatría, la psicología, el psicoanálisis, la
psicopatología, pero también la filosofía o la literatura. Obviamente, la clínica, que ha tomado la angustia
como un índice privilegiado para la dirección de la cura. Muchas veces la angustia es el motor del comienzo
de un análisis, emerge en el transcurso de un análisis, se abrocha a la transferencia y a las operaciones
análiticas que se produzcan en un tratamiento.
Cabe interrogar ¿Qué es de la angustia en la conclusión de una cura? 
Su etimología proviene de ahogo, opresión, estrechamiento, es interesante que todos esos campos que
han trabajado sobre este tema, coinciden en algunos puntos.
Subrayan que en relación a la angustia estamos hablando de un sufrimiento que tiene su primacía en lo
corporal, con signos patognomónicos de opresión, ahogos y vértigo. Algunas veces está acompañada de un
correlato subjetivo de la posibilidad de la locura, la muerte o la enfermedad. A veces, está acompañada
con el pensamiento de que puedo llegar a estar enfermo, es una posibilidad, loco, o cerca de la muerte. 
Algunas cuestiones en el campo de la psiquiatría, la angustia aparece alrededor de 1850, con el nombre de
agorafobia, el temor a estar en las plazas, que era el lugar donde la gente se juntaba. Aparece la angustia
en sus primeros trazos.
En 1913, Jaspers, la angustia empieza a tener cierta relevancia para el campo de la psiquiatría. Podemos
ubicar dos miradas que se contraponen: Jaspers y Henry Ey.
Jaspers, se dedica a estudiarla y la nombra como un sentimiento atópico, sin objeto. Diferenciándose del
miedo, el cual es referido a un objeto. Dice que es un sentimiento frecuente y torturante. Para él hay dos
tipos de angustia:
 Hambre de aire, tormentosa, frecuente, patológica y fenoménica. Jaspers entiende que hay que
reducirla y acotarla, pero no del todo. 
 Angustia existencial, imposible de reducir totalmente, y la llama Condición básica del existir. Esta
angustia es inherente al hombre.
A diferencia de Jaspers, tenemos a Henry Ey, que más o menos en 1950 también estudia la angustia y la
propone dentro del campo de los afectos depresivos. Según Ey, es un trastorno cognitivo ético que atañe a
un déficit en la decisión, hay incertidumbre que detiene al sujeto. Se trata entonces, de resolver ese déficit,
la angustia.
Jaspers, trata de acotar la angustia patológica, pero sobre el fondo de que hay una angustia existencial
imposible de reducir totalmente.
Ey, cuya orientación clínica apunta a su disolución.
En el campo de la filosofía, podemos ubicar al danés Kierkegaard, que se va a ocupar a tal punto de la
angustia, que va a escribir un libro que se llama “El concepto de la angustia”. Y la refiere al pecado original,
pero no es lo que deviene del acto, sino que la angustia es lo que antecede al pecado original, por la
libertad frente al acto. Es la nada de determinación que nos hace encontrar en relación a la libertad del
acto, por ende a la libertad, al vértigo a la libertad.
Heidegger, siguiendo la pista que dió Kierkegaard va a entender que esa nada de la que nos habló, impacta
en el ser humano como desarreglo de él en el mundo. La angustia va a estar referida a ese desarreglo del
hombre en el mundo.
Piensa a la angustia como refractaria a las palabras, no hay palabras para la angustia, porque no hay
palabras para desarmar ese desarreglo del hombre en el mundo. Nos angustiamos por nada, por esa nada
que nos desarregla en el mundo.
Sartre, nos habla de ese desarreglo como la falta en ser, falta que nos habita, y en relación a ésta nos
angustiamos. No estamos en el mundo como pez en el agua, y eso nos angustia.
En el campo de la literatura, tenemos una obra de Sartre, que es “La náusea”, la novela “Thomas el oscuro”
de Blanchot, “El hombre de la arena” de Hoffmann, “El extranjero” de Camus, por decir algunas de las
obras donde vamos a encontrar a la literatura hablando de la angustia.

En el psa, en el video anterior pudimos ver como Freud ubica a la angustia como EL afecto, displacentero
que se vive en el cuerpo y que tiene su sede en el yo. Esa angustia para Freud, está articulada a la amenaza
de castración en el marco del complejo de Edipo. 
Lacan, seminario 10, es el lugar donde más sistematiza el tema de la angustia. Va por las pistas de la
psiquiatría, la filosofía, la literatura, recorre esas pistas. También lo sigue a Freud, pero para separarse de
él.
Entiende a la angustia, ya no en términos de la amenaza de castración alrededor de la organización fálico
genital, en el marco del Edipo, con el agente del padre como amenaza de castración, sino que se separa de
Freud y dice la castración no es una amenaza, está producida y debemos entenderla en la relación del
sujeto y el lenguaje. El choque entre el sujeto y el lenguaje es castración y le hace perder algo al lenguaje
y algo al sujeto. De ese choque algo en el campo del otro se pierde, algo en el campo del sujeto también.
Lo empieza a nombrar como objeto, como pequeño objeto a, que no es ningún objeto consistente de la
realidad, del conocimiento.... sino que es un lugar topológico alrededor del cual se localiza esa pérdida que
se produce entre el choque del sujeto con el lenguaje. Entonces la angustia va a estar referida a la
castración, pero ya no a la amenaza de castración sino que está referida a la relación del sujeto con el
otro. 
La relación del sujeto con el otro, atravesado por una falta, por una pérdida, ese resto en cada uno de esos
campos. La castración que entendemos en el marco del lenguaje, y la llamamos deseo del Otro. 
La angustia tiene que ver con el deseo del Otro, y lo entendemos como el campo del Otro atravesado por
una falta.

El sujeto se angustia en relación al deseo del Otro, en tanto está concernido por ese deseo. Se pregunta
¿Qué soy para el otro? Para ese otro que está habitado por una falta. Esa pregunta es la que inquieta y
angustia al sujeto.
Angustia frente a la falta en el campo del otro.

Freud en ISA, nombre dos tipos de angustia, la fisiológica y la histórica. Lacan cortando con esto, dice hay
dos tipos de angustia: 
 La falta produce angustia, el deseo del Otro produce angustia.
 Pero si hay una amenaza de que esa falta falte, también hay angustia.
Por eso decimos que la angustia es inherente a nuestra existencia, porque si esta amenaza de que ese
deseo del otro pueda faltar y completarse con algún objeto, y yo ser ese objeto, entonces también la
angustia. Esto lo propone como angustia ante la falta de la falta, que pueda faltar la falta, a que pueda
completarse el deseo del otro, que pueda el otro gozar con un objeto y que ese objeto pueda ser yo.

En ese camino Lacan ubica que la fobia muestra cómo la angustia marca una señal en relación a la
posibilidad de ser el objeto del goce del otro.
La fobia es una manera de frenar la posibilidad de ser ese objeto de goce. 
Otra manera que tiene Lacan en el seminario 10 de hablar de esto, son los fantasmas de vampiros, en
donde hay una pareja que se besa, y en un momento uno de los dos saca los colmillos, y en ese momento
en donde se transforma en ser el objeto de goce del otro. Ser esa pura sangre a ser chupada por el
vampiro.
Lacan juega con un apologo de la mantis religiosa, es un insecto bastante solitario salvo en el momento de
la reproducción, gira su cabeza 180° y se devora al macho. 
Lacan juega con esa imagen para graficar que la angustia está en ese momento, en esa tensión entre que
gira la cabeza y el macho se ve reflejado en los ojos de la hembra a punto de ser devorado. La angustia está
ahí, en ese margen.
En el seminario 10, Lacan señala la temporalidad de la angustia. Es la posibilidad, los puntos suspensivos, la
amenaza, la tensión temporal de lo que puede pasar, esa inquietante extrañeza en términos de Freud que
no es más que la tensión temporal de cada análisis.

Para terminar lee un parágrafo de La Nausea de Sartre:


“Las casas me miraban huir con sus ojos melancólicos, me repetía angustiado ¿a donde ir?, ¿a donde ir?
Todo puede suceder. De vez en cuando con el corazón palpitante, daba una brusca media vuelta, ¿qué
ocurriría a mis espaldas? quizás eso comenzara detras de mi, y cuando me volviera de pronto sería
demasiado tarde.

SEMANA 13
SEM 13 - Teo Mazzoni

Fobias

✔ Teórico Nro. 20 - Fabian Naparstek (2016)

Vamos a hacer una lectura de las fobias teniendo como referencia ISA y el seminario 4.

Voy a partir de Freud, en ISA, que propone articular la noción de angustia a las distintas formas
psicopatológicas.

En el video anterior desarrollé la angustia con la histeria y la NO, entonces voy a retomar esto en este
video. 
Voy a hacer un recorrido super corto en relación a lo que habíamos ubicado:
angustia - represión - el fracaso de lo reprimido - síntoma
Donde podíamos pensar que el síntoma si bien estaba en relación a la angustia, no es el desencadenante
del síntoma, sino que la angustia desencadena la represión.
Pero el síntoma en tanto puede evitar fantasmáticamente la situación de peligro que es la que genera la
angustia, entonces el síntoma puede hacer desaparecer la angustia.

Ahora vamos a ver lo que ocurre con la fobia, la angustia se liga a un objeto. Lo que surge a partir de esto
es que se produce (en este caso en Juanito)  el miedo al caballo.
Se pregunta Freud cuál es el síntoma en el caso de las fobias, no es la angustia, sino que es la sustitución, y
es el desplazamiento del objeto de donde proviene el peligro. 
Se desplaza el objeto, en el caso Juanito, del padre al caballo. Entonces ya no se le teme al padre, se
resuelve el conflicto de ambivalencia de amor - odio al padre y eso se desplaza hacia el caballo.
Freud adjudica al síntoma la función de resolver la ambivalencia respecto del padre, y ubica la
característica en esta forma de neurosis, define al síntoma como el desplazamiento del objeto.

En las fobias en tanto la angustia permanece ligada al objeto al cual se desplaza esa fuente de angustia,
también podemos encontrar los mecanismos auxiliares. Muchas veces se piensa que eso es la fobia, todo
el parapeto fóbico, no poder salir a la calle, en el caso de Juanito que los caballos se tumben, todo esto que
son mecanismos auxiliares para mantener más a raya el objeto al cual se desplaza la fuente de peligro. Eso
ya se considera parte de la fobia.

Para Freud, la fobia se constituye como síntoma a partir de este desplazamiento y después están todos
los mecanismos auxiliares que son los parapetos fóbicos, que son los que ayudan a resguardarse de que
se produzca ese encuentro con el objeto al cual fue desplazado la situación de peligro (angustia de
castración).

Recorrido por el seminario 4

Lacan habla por primera vez de suplencia del padre en la neurosis, ya sabemos que madre, padre, niños,
son lugares. 
Nos propone que lo que sucede en la fobia es que el NO del padre, del segundo tiempo del Edipo, puede
ser sustituido en el campo de la neurosis, por ejemplo por un caballo.
Ubica en este seminario lo que llama la carencia del padre, es decir la falta. Tengan en cuenta que no se
trata del padre de la realidad, como ubicamos en el seminario 3, lo importante es que esté a la altura de la
función. 
No se trata de una carencia del padre en la realidad, sino de su posición simbólica.
Lacan en uno de los escritos dice que a los 5 años, Hans fue abandonado por las carencias de su medio
simbólico. En ningún momento vemos que su padre lo abandona, o la madre, ambos estaban muy
presentes, sino que fue abandonado simbólicamente. 
En el seminario 4, el dejado en banda de Juanito se refiere a la función simbólica del padre, la fobia no es
un problema, es un intento de solución, pero ésta no es aceptable, lo que impide pasear. Lo confirma la
familia de Juanito, porque él no quería salir a la calle, entonces es una solución que va acompañada de un
gran sufrimiento.
Si la fobia, es una tentativa de solución, Lacan se pregunta ¿Cuál es el problema? nos dice que el
problema es lo simbólico, la carencia simbólica del padre. Ese padre que tiene que venir a decir que NO,
no termina de poder dar las herramientas para producir eso. Pero a pesar de esto, estamos en la
metáfora paterna, estamos dentro del campo de la neurosis, son todas las travesías que suceden en la
neurosis. 
Lo simbólico que rodea a Juanito es endeble, pero no es sólo esto, sino que el problema es del goce.
Juanito moviliza los medios de solución simbólica que tiene a su cargo pero algo no puede ser tomado por
esa solución que él encuentra y tiene que buscar una solución improvisada. 
La cuestión planteada a Juanito aparece por las sensaciones que recibe y experimenta de su órgano. Las
fobias en este sentido, trabajan en una zona fronteriza donde se condensa el hallazgo significante (el
caballo), las pulsiones parciales de amor y odio en relación al objeto y el cuerpo tomado por ese goce. Ese
órgano que produce movimientos y que son de los más hetero, que hay para ese sujeto. Juanito moviliza
toda esa simbolización, todos esos medios simbólicos que tiene para encontrar una solución y no la
termina de encontrar, entonces tiene que inventarse una improvisada. Y esto, Lacan dice, está la carencia
del padre y también están estas sensaciones que experimenta en su órgano.
El sueño de Hans que precede a la invasión del significante fóbico testimonia este proceso que está en
obra. Han llora y le dice a la mamá, que había soñado que ella estaba lejos y que no tenía ninguna mamá
para hacerle cumplidos. Este sueño sobre la experiencia actual, donde se encuentra el, es un sueño sobre
su experiencia, sobre su momento en el que es sacudido por ese goce, de esas primeras erecciones que
siente como heteros, no autos, como algo externo… y la mami se le fue, el caballo vendrá a su socorro para
encontrar esta solución improvisada.
Es así que se abre para Hans un nuevo modo de ensanchar el mundo y de explorar los enigmas del deseo
del Otro.
Lacan hace del caballo un nombre del padre de recambio, si bien no habla de la pluralización del NP, nos
está advirtiendo de algo.
El caballo, un reemplazo del nombre del padre. Esto es lo que va a llevar más tarde a preguntarse a Lacan
mismo si de hecho no es acaso todo nombre del padre, un nombre del padre de recambio. No en el
seminario 4 pero si más adelante.
El modo en el que piensa Lacan el caso Juanito puede arrojar una sospecha de lo que al fin y al cabo, que el
nombre del padre no es más que un nombre de padre entre otros.
Son significantes entre otros, acá se reemplaza por el caballo. El caballo es al que le tiene miedo, Juanito no
logra tenerle miedo al padre, el padre no logra simbólicamente representar ese NO del segundo tiempo del
Edipo. Entonces Juanito se inventa una solución, algo a que temer.
Lo que cae cuando pensamos al nombre del padre en plural, es la idea de solución típica y abrimos así la
dimensión a la singularidad.

SEMANA 14
SEM 14 -  Teo Berger
Perversiones

Bibliografía:

 Teórico de Fabián Naparstek


 Parágrafo del Seminario 16 de Lacan

El término perversiones surge a mitad del siglo XIX, distintos personajes estudian comportamientos
sexuales que estaban considerados como degeneraciones, ellos los trasladan al campo de la medicina, los
piensan como enfermedades.
Lo interesante era ver el movimiento que esto implicó, y los movimientos que produjo luego en nuestra
historia, de la psicopatología, del psa y de la psiquiatría.
Siguiendo los lineamientos que nos propone Foucault en la historia de la sexualidad podríamos arrancar a
grandes rasgos, proponiendo como en la edad antigua ciertos comportamientos sexuales eran totalmente
permitidos, adultos con efebos. Tenemos a Socrates en Grecia enamorado, y una gran amplitud aceptada
de comportamientos sexuales. Un poco más restringido era en Roma, en donde no todo estaba habilitado,
sin embargo, se consideraba como signo de dominación un amo podía tener relaciones sexuales con un
esclavo.
Vemos un panorama que empieza a cambiar con la expansión del Cristianismo y un discurso moral y
religioso, que se empieza a entramar alrededor de una norma establecida por un discurso, compuesta por
dos coordenadas. Estas atañen, por un lado al objeto, un partener del sexo opuesto al servicio de una
meta, la reproducción. 
Entonces, objeto y meta entran en una determinada norma, al servicio de un discurso moral y religioso.
Toda conducta o comportamiento sexual que se desviara de esa norma, de ese ideal, era nombrado como
degenerativo. Allí fueron a parar ciertos comportamientos sexuales que se desviaban de esa norma
tomada por el discurso de la Edad Media.

Modernidad, discurso de la ciencia, apertura en relación al ideal religioso. Empiezan a aparecer personajes
que intentan domar esas supuestas desviaciones en el campo de la medicina, entonces las trasladan al
campo de la enfermedad. Richard Von Krafft-Ebing, como personaje paradigmático en ese momento,
estudia las psicopatías sexuales, como un modo de cortar con la consideración de que esos movimientos
eran degenerativos y sacarlos de la cárcel y la proscripción, llevarlos al asilo y al campo de la medicina. Es
un movimiento muy interesante y fuerte para la época, en ese contexto se introduce Freud y les discute
incluso este movimiento y llevando la cuestión a un punto más radical. Para Freud, no sólo no eran
degenerados, sino que tampoco eran enfermos. En 1905 “Tres ensayos” afirma con mucha potencia esto
y que la sexualidad humana en su carácter constitutivo es perversa y polimorfa. Esto es lo que llamamos
la revolución freudiana respecto de la sexualidad. 
Llega a esta afirmación por 3 vías:
 Los síntomas de las psiconeurosis, cuando estudia el síntoma histerico, el síntoma obsesivo
encuentra que hay algo de la sexualidad, hay una fijación de la pulsión oral o de la fijación de la pulsión
anal. Estamos lejos del objeto del sexo opuesto y de la meta genital. Estos síntomas son sustitutos de una
satisfacción sexual con el rasgos de una fijación oral o anal. Entendemos como perverso y polimorfo, a lo
que sale de la norma respecto del objeto y de la meta.
 La sexualidad infantil también muestra que estamos por fuera del objeto y de la meta
 Agrega que las conductas llamadas perversas también nos muestran que la sexualidad es perversa
y polimorfa. 
Muestran la transgresión del objeto y de la meta, del objeto del sexo opuesto y de la meta de la
resproducción… le muestran la sexualidad en términos de que constitutivamente es perversa y polimorfa.

Freud dice si esto es así, debemos preguntarnos ¿cómo llegamos a una sexualidad normal?
Al decir que la sexualidad es perversa y polimorfa, estamos afirmando que la pulsión no tiene ni objeto ni
meta determinado a priori, no los tiene programados.
La perversión entonces, por estructura, no es más que una modalidad de satisfacción que tiene los rasgos
de la ampliación y la descomposición, tiene los dos rasgos de la fijación y la exclusividad. 

En este contexto, 1905, Freud nos invita a pensar que mientras la perversión es el actuar directo, el
positivo, la neurosis, es el negativo, es la represión de esa sexualidad perversa y polimorfa. A lo largo del
camino, y a partir de 1920, no podemos decir que la neurosis reprime lo que la perversión actúa, sino que
son dos modalidades de defensa. Son dos maneras de defenderse de lo que para Freud es la castración
materna.

Lacan siguiendo esa pista de Freud, nos dice que perversión y neurosis son dos maneras de posicionarse
frente a la castración del campo del Otro. Eso le permite a Lacan decirnos que la perversión es una posición
subjetiva, es un modo de respuesta, distinto de la neurosis pero que tienen en común la castración en el
campo del Otro.
Hay dos tiempos en donde trata de abordar el tema de la perversión, Seminario 4 y 6, donde lo aborda
desde el paradigma del fetichismo.

Trata de entender las perversiones desde ese paradigma, alrededor del deseo del Otro, de la identificación
del sujeto al falo imaginario, pensar que hay un objeto imaginario que podría completar ese deseo del
Otro, entonces el niño identificado a ese falo imaginario, tratando de hacer funcionar el velo. La función de
velo del fetiche, de cortina, de pantalla, querer hacer creer que hay algo donde puede haber nada. Esa es
la lógica que aborda Lacan desde la perspectiva del fetichismo entendiendo que los ordenadores
conceptuales son deseo del Otro (madre insaciable), falo imaginario (función del velo), y el sujeto
identificado a ese falo imaginario, tratando a partir de esa identificación velar ese agujero, esa falta. 

Esto no queda ahí, por eso se suma el parágrafo del Seminario 16.
Lacan agrega que el fetichismo es muy interesante, incluso el contrapunto entre fobia y fetichismo. Ahí
donde el fetiche desconoce, la fobia se padece y en esa tensión que hay entre el objeto fetiche y objeto
fóbico.
Esto nos deja en un borde difícil de diferenciar, desde el Seminario 10 y en el 16 lo retoma, propone pensar
a la perversión ya no con el paradigma del fetichismo sino con el paradigma del masoquismo. La perversión
la entendemos bien si entendemos el masoquismo, el sadismo, el exhibicionismo, voyeurismo, no como
contrapuestos. Tanto el masoquista como el sádico están ubicados en el mismo lugar. 
El masoquismo pone al sujeto en el lugar del objeto. 
El choque entre el sujeto y el lenguaje, algo se perdía, algo del orden del goce, el lenguaje negativiza el
goce, el goce absoluto es mítico, anterior al encuentro entre el sujeto y el otro. Una vez que se produce el
encuentro, una vez que el lenguaje nos atraviesa, algo del goce absoluto se pierde. Ahí es donde empieza
la construcción del objeto a, eso que pierde queda lógicamente localizado en lo que Lacan propone escribir
como objeto a. Que no es ningún objeto de la realidad, sino que es una escritura, una manera topológica
de localizar eso perdido a nivel del goce.

Del seminario 10 al 16, Lacan ya se empieza a meter con el goce, y entonces el horizonte de la perversión
es restituir el goce perdido al campo del Otro. Si en el encuentro algo se pierde a nivel del goce, es
interesante que la posición perversa, es una posición subjetiva y por eso la llama estructura subjetiva, que
se identifica con ese objeto para restaurar eso perdido en el campo del Otro.

En el seminario 16 dice el perverso no se equivoquen, no es el que desprecia a otro, no es el que maltrata a


otro, el que tiene la intención de maltratar a otro para hacerle doler. Sino que es aquel que condiciona su
vida, dispone su vida a tratar de restaurar lo perdido al campo del Otro en términos del goce. Por eso en
este seminario nos invita a pensar a la perversión como los cruzados, movimiento religioso que salieron
con la bandera de la cruz a recuperar lo perdido de Dios, para las santas sepulturas. Propone al perverso
como un cruzado, jugando con los términos cruz, creer, creyente, es decir, el perverso es un creyente, cree
que puede restituir al otro lo perdido, el goce perdido. 
“Darle al César lo que es del César, darle a Dios lo que es de Dios, darle al Otro elevado al estatuto de Dios,
cree en el otro cual si fuera un Dios y tiene la misión, la voluntad de goce de restituir lo perdido al otro.

En este contexto es que podemos empezar a pensar esa diferencia de posición del perverso respecto del
neurótico.
Lacan toma algo pendiente de Freud, la fórmula donde la neurosis era el negativo de la perversión. El
mismo Freud después de 1920 ya no sabe bien cómo argumentar esa misma fórmula y es aquí que Lacan
propone una nueva: Si el fantasma en la neurosis es ese sujeto barrado por la falta y que sale a buscar al
campo del Otro eso que le falta, en la perversión el fantasma está invertido, y es el sujeto identificado a
ese objeto que se dirige al Otro creyendo que puede restituirle lo perdido. 

Nos regala una frase de Kafka en la orilla de Murakami

Y tu en verdad la atravesarás claro está la violenta tormenta de arena, la tormenta de arena metafísica y
simbólica, pero por más metafísica y simbólica que sea te rasgará cruelmente la carne como si de mil
cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú asimismo derramas allí la tuya,
sangre caliente y roja, y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y también la sangre de los demás. Y
cuando la tormenta de arena está casi pasando tu no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida,
no, ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa quedara clara, y es
que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. y ahí estriba el
significado, el verdadero significado de la tormenta de arena.

SEMANA 15
SEM 15 - Teo Naparstek

Síntoma y goce

Síntoma es un sufrimiento, abordamos el síntoma porque es el sufrimiento que trae la gente para curarse.
Según Freud, el síntoma es un cuerpo extraño, extraterritorial, pero también lo dice así Lacan.
Con este cuerpo extraño hay que mantener un equilibrio, ya que es ineliminable. 
Miller lo nombra como una garrapata, está agarrado a uno, con el cual hay que convivir.

El síntoma también hemos dicho que habla, tiene un sentido, pero también tiene un aspecto mudo que es
el aspecto pulsional. Esa pulsión que se satisface de manera muda y que hace que el síntoma sea algo de lo
cual uno no se pueda desprender.

Lo mejor es hacerse amigo del síntoma, apropiarse y no dejar que el síntoma se apropie de uno.
Otra cosa que hemos destacado es que el síntoma es lo más singular de cada quien, es una paradoja, es
molesto pero es lo más singular de cada uno, si lo eliminamos vale la pena?
Vuelve a mencionar el ejemplo de la película del discurso del Rey.

El psa frente a esto propone una salida singular de relacionarse con eso, en psicopatología no nos
dedicamos a esto, lo veremos en clínica de adultos.

En Freud hay una manera de rescatar al síntoma, que Lacan en su última enseñanza nombra como el
derecho al síntoma de cada quien. Apropiarse de lo más singular que cada uno tiene para poder hacer algo
novedoso con eso.

Este recorrido que hemos hecho es porque nuestra mirada apunta a diagnósticos singulares.

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