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La Identificación. Cap. VII de Psic. de las masas y análisis del yo


Tomo XVIII Amorrortu

1. Identificación: forma más temprana de ligazón afectiva. Ej. varoncito: toma al padre como ideal, ser como
él, su modelo.

Diferenciar: investidura sexual de objeto de la madre, de identificación con el padre.

De la confluencia de ambos lazos nace el complejo de Edipo. La identificación al padre se torna ambivalente:
tierna y hostil (lo quiere sustituir junto a la madre).

Remite a primera fase oral: incorpora al padre por devoración y así lo aniquila.

Si el Edipo se invierte y el niño toma a su padre como objeto (lo que uno querría tener: el objeto del yo), en
actitud femenina, la identificación (lo que uno querría ser: el sujeto del yo) es la precursora de la ligazón de
objeto.

2. Identificación parcial a un rasgo: sólo se toma un rasgo de la persona con la que se identifica a través de
un síntoma.

Ej. la niña toma la tos de la madre, como síntoma, lo que manifiesta la voluntad hostil de sustituirla en su
amor al padre (Edipo)

O imita la tos de su padre amado. En este caso la elección de objeto “regresa” a la identificación que es la
forma primera de lazo afectivo.

3. Identificación que se manifiesta en el síntoma y prescinde de la elección de objeto sexual con la persona
copiada. Un yo percibe en el otro una importante analogía, un querer ponerse en la misma situación, y crea
una identificación en este punto y desde ahí produce el mismo síntoma que el primer yo.

Freud dice que la identificación permite entender procesos psíquicos como los dos siguientes:
Gran serie de casos de homosexualidad masculina. El niño fijado intensamente a su madre, en la pubertad al
tener que sustituirla, no abandona a su madre, sino que se identifica con ella. Y busca objetos que
sustituyen al yo de él, a quienes amará como fue amado por su madre.

En la melancolía, en que se sufre la pérdida del objeto amado. Un rasgo característico es el autorreproche y
autocrítica del yo. En lo que Freud descubre que se ha introyectado al objeto perdido. Y el reproche
entonces está dirigido al objeto (ahora interno). También le permite ver la división del yo en 2 fragmentos.
El que descarga su furia es la conciencia moral, y el que recibe el autorreproche el objeto perdido
introyectado (por identificación).

Se puede pensar que en psicoanálisis no se concibe un ser natural, por lo que el concepto de identificación
es fundamental ya que tiene que ver con la constitución del sujeto.

Fijación y regresión. Conferencia N° 22


Tomo XVI Amorrortu

En el desarrollo la función libidinal recorre diversas etapas hasta llegar a ponerse al servicio de la
reproducción (habíamos visto pulsión sexual oral, anal y fálica, antes de alcanzar la genital en la pubertad).

Freud usa la analogía de un pueblo que se muda de su lugar de residencia a uno nuevo. En el camino
pueden quedar pequeños grupos rezagados y establecer una estación. Este ejemplo sirve para entender que
cuando partes de las aspiraciones sexuales quedan retrasadas en estadios anteriores del desarrollo,
mientras otras alcanzan la meta última (reproducción); a esa demora en etapas anteriores Freud la llama
fijación de la pulsión (por ej. en la organización sádico anal).

Volviendo a la analogía, si un pueblo en su búsqueda de un nuevo lugar, es derrotado en el camino, buscará


refugiarse en las estaciones en las que ya previamente se han fijado algunos de sus grupos. Las partes de la
libido que han avanzado pueden encontrarse con fuertes obstáculos externos para su satisfacción. Esta
“frustración” puede producir un retroceso a alguna de las estaciones previamente fijadas. A este retroceso a
etapas anteriores Freud lo llama regresión.

Hay dos clases de regresión: retroceso a los primeros objetos incestuosos investidos por la libido. Y
retroceso de toda la organización sexual a estadios anteriores.

La comprensión del nexo –dice Freud- entre estos dos conceptos: fijación y regresión, permitirá entender
mejor la etiología de los síntomas.

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