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Ar tículo especial
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F. Torralba Roselló Constructos éticos del cuidar1
1 Conferencia pronunciada en el XXVI Congreso Nacional de la SEEIUC. Barcelona, 24-27 de junio de 2000.
verdad es que los seres humanos se c uidan unos a Sin embargo, la compasión es virtud, pues es un 1 37
otros porque sienten compasión ajena. hábito c uyo ejerc ic io perfec c iona moralmente a la
La compasión es una virtud moral que no es ex- persona que lo cultiva, le aproxima al otro y esta pro-
clusividad de ninguna religión y de ninguna filosofía ximidad al sufrimiento ajeno es requisito indispensa-
moral, aunque está omnipresente en el pensamiento ble para la c onduc ta étic a. Sin embargo, hay varias
moral de todos los tiempos, sea en el Occidente grie- formas de compasión. La compasión estática es una
go, romano y cristiano, sea en el Oriente budista o falsa compasión, pues en este caso quien se compa-
confucionista. La compasión, como tal, consiste fun- dece se recrea en el sufrimiento ajeno, se lamenta de
damentalmente, en perc ibir c omo propio el sufri- su situación, pero no interioriza su dolor y por ello
miento ajeno, es decir, en la capacidad de interiori- esta c ompasión no se traduc e en ac c ión solidaria.
zar el padecimiento de otro ser humano y de vivirlo Mientras que la compasión dinámica, que es la autén-
como si se tratara de una experiencia propia. Com- tica compasión, se traduce en un movimiento solida-
padecerse de alguien es un hábito del corazón que rio hacia el otro, precisamente porque en este caso se
exige un movimiento extático, una salida de sí, para integra plenamente el padecimiento ajeno.
c omprender al otro en su c ontex to y asumir en el Quien se c ompadec e del sufrimiento ajeno no
propio pecho su pena. puede quedarse quieto e impertérrito frente a la si-
La compasión no es la empatía, pues la empatía es tuación del otro, sino que trata de hacer todo lo que
espontánea, una especie de comunión anímica que se está a su alcance para mejorar dicha situación. Cuan-
establec e por c asualidad entre dos seres humanos do hay movimiento solidario, entonces la compasión
que c omparten un mismo talante ( 3 ) . La empatía, es real, entonces hay verdadera interiorización del su-
como tal, facilita extraordinariamente la relación en- frimiento ajeno. La garantía de autentic idad de la
tre profesional y paciente, pero no puede considerar- compasión no son las lágrimas, precisamente, sino la
se, con propiedad, virtud, pues la virtud es un hábito acción solidaria. Las lágrimas, como dice A. Schopen-
que requiere esfuerzo, trabajo del espíritu y del cuer- hauer, son el lenguaje universal del sufrimiento, pero
po (4). No resulta nada fácil ser paciente, ser tenaz, ser la acción transformadora constituye la prueba de oro
humilde o tener esperanza c uando todas las c erti- de la auténtica compasión.
dumbres se resquebrajan. La virtud de la c ompasión se relac iona direc ta-
mente con la virtud medieval de la misericordia. No
puede definirse, propiamente, como un mero senti-
(3) G. Brykczynska distingue entre empatía y compasión miento, pues la compasión es más que sentimiento,
en estos términos: «Empathy as a construct of compassion pero tampoc o puede definirse c omo un deber de
is seen to be freely given and possessing generative powers. tipo racional, pues la experiencia de la compasión no
It is not imposed from outside and does not play older sis- puede parangonarse con un deber de tipo personal,
ter to pity or even self-contempt, denial or least of all pro- profesional, cívico o religioso. Uno siente la compa-
jected protection or paternalism. One of the central cha- sión frente a alguien, pero la siente por unas deter-
racteristics of compassion is that it empowers and promo- minadas razones objetivas que puede analizar, explo-
tes freedom and the joy of solidarity with the stranger. This rar y tratar de explicar. Por lo tanto, no es un sentir
is in contrast to pity, which is a feeling of non-productive
gratuito y arbitrario, sino un sentir que se relaciona
sorrow, a wasted grief, for compassion» (Op. cit. pp. 10-11).
con un pensar.
(4) Sobre la cuestión de la empatía, ver: Gadow SA, Nur-
se a nd pa tient: The ca ring Rela tio nship , Bishop AH, Scud- En la compasión hay, pues, muchos elementos de
der JR, Ca ring nurse curing physicia n co ping pa tient, Uni- emotividad, hay algo que toc a el c orazón, si puede
versity of Alabama, Alabama: 1985. pp. 31-44; Swaby-Ellis expresarse de este modo, pero la razón práctica es
ED, The Ca ring Physicia n: Ba la ncing the Three Es: Effecti- básica para dilucidar las razones de dicha compasión
veness, Efficiency, a nd Em pa thy, 83-94, en Phillips SS, Ben- y las prioridades que deben tenerse respec to a las
ner P, eds. The crisis o f ca re , Georgetown University, Was- miserias ajenas. La compasión se relaciona con la ex-
hington, DC, 1994. periencia de la alteridad y con la experiencia de su
1 38 vulnerabilidad. El requisito indispensable para la La tarea de cuidar requiere como constructo bási-
compasión es la percepción de la vulnerabilidad aje- co la experiencia de la compasión, pero también la
na, consiste en da rse cuenta de la situación de sufri- competencia profesional, pues sólo es posible cuidar
miento en que viven otros seres humanos. Prec isa- adecuadamente a un ser humano desde la competen-
mente por ello, la compasión no sólo tiene sentido cia, desde el conocimiento de dicho ser humano des-
en el ámbito de la salud, sino en cualquier ámbito so- de una perspectiva global. La competencia profesio-
c ial, donde las c ondic iones de vida y de desarrollo nal exige, por parte del asistente o terapeuta, un hon-
humano sean deficientes (pobreza, paro, ignorancia, do conocimiento de su feudo disciplinar y le obliga a
impotencia, abusos...). formarse continuamente, pues en la sociedad del co-
En el ámbito de la salud, la experiencia de la com- noc imiento, las téc nic as y proc edimientos se trans-
pasión se relaciona directamente con la percepción forman aceleradamente y es un deber dominarlos y
de la enfermedad ajena. El profesional sanitario cuida usarlos adecuadamente para atender al enfermo de un
a un ser que padece una alteración global de su ser y modo óptimo.
ello le c onlleva sufrimiento. Cuando interioriza ese Constituye un reto sec ular formar profesionales
mal ajeno, esa enfermedad, entonces practica la vir- c ompetentes en el ejerc ic io del c uidar y es funda-
tud de la compasión. La masificación, la especializa- mental analizar, a fondo, los procesos formativos de di-
ción, la atención virtual y la burocratización fomentan chos profesionales, pues el deterioro del c uidar, lo
la distancia entre profesional y enfermo y esta distan- que en el c ontexto norteameric ano se denomina la
cia también se produce en la experiencia de la com- crisis del ca ring, no sólo se debe relacionar con la ló-
pasión, pues la compasión requiere el rostro a rostro, gica de las instituciones y las presiones de orden eco-
el encuentro interpersonal. W. T. Reich considera que nómico, sino también con una deficitaria formación
en la étic a médic a, la virtud de la c ompasión debe del profesional sanitario, particularmente en el ámbito
ocupar un lugar central y debe ser el verdadero mo- de las ciencias humanas, de la psicología, de la ética y
tor de la acción terapéutica. de prácticas comunicativas. Según G. Bryckzynska, la
También en la ética del cuidar, la compasión debe tarea de cuidar requiere conocimientos de orden espi-
ser el vector fundamental de la acción. La práctica de ritual y psicológico, y ello resulta mucho más arduo y
la c ompasión no debe c ontraponerse, de ningún difícil de integrar en la actividad profesional que las
modo, a la autonomía del paciente, ni a su capacidad habilidades y procedimientos de orden técnico (5).
para decidir responsablemente sobre su futuro perso-
nal. La virtud de la compasión no debe limitar la li-
bertad ajena, sino que, prec isamente debe desarro- 3. Con fiden cialidad
llarla en su grado óptimo. Compadecerse de alguien
no significa sustituirle o decidir por él. Significa po- El tercer constructo ético del arte de cuidar es la
nerse en su piel, pero sin robarle su identidad, sin in- c onfidenc ialidad. El enfermo, en determinadas c ir-
vadir su mismidad. La auténtica compasión busca el
desarrollo de la autonomía ajena y no su dependencia
y servidumbre. (5) Así lo expresa G. Bryczynska en Op cit, p. 19: «Un-
doubtedly, it is more difficult to care spiritually and psycho-
logically for patients than to develop expertise in a technical
area of care. Moments of truly integrated, holistic caring are
2. Competen cia like precious jewels, difficult to attain but beautiful when
they are found. Nonetheless, it is part of the power of pro-
La competencia profesional constituye una virtud fessional insight and empathy to understand when technical
básica de la deontología. Ser competente en un de- expertise is needed in addition to psycho-social skills. Often
terminado ámbito profesional significa estar capacita- it is expertise in both domains that is required, and caring is
do para desarrollar la propia profesión de un modo most likely to occur when the balance of psycho-social, spi-
óptimo. ritual and technical expertise is felt to be just right».
(6) G. Brykczynska relaciona la confidencialidad con la (8) G. Brykczynska lo expresa así: «Perfect confidence can
responsabilidad: «Confidence, however, should also never only come as a result of deep self-awareness and self-accep-
be associated with boisterousness or a notion of being opi- tance, warts and all, and a deliberate attempt at continual
nionated. Neither should assertiveness be confused with ag- self-growth. Nursing, as an interpersonal art requires many
gressiveness and anger. To possess and to exude confiden- skills that call for tempered self-disclosure, which in turns re-
ce can only be manifested if the nurse is in authority and quires much self-awareness; to be comfortable with oneself
responsibility to nurse to the best of her ability» (Op cit. is not easy, and it is this personal comfortableness that is per-
p. 20). ceived by «the other» as confidence» (Op cit. p. 21).
(7) G. Brykczynska lo expresa en estos términos: «Con- (9) G. Brykc zynskc a lo ex presa en Op c it. p. 37, así:
fidence is rarely thougth of as a sub-construct of caring. In- «Commitment can be said to be a form of engagement, an
deed, there is at least one image of the caring nurse where undertaking or even obligation to be with a patient, not to
she appears, superficially to be quiet, gentle and almost ti- abandon a patient Bliterally or figuratively. This c ommit-
morous. It is possible that this particular portrait of the ca- ment, however, like interpersonal c ommitments among
ring nurse owes its origin to the mistaken notion that quiet- friends or family members, does not come automatically. It
ness and tgentleness (which may a lm o st verge on timidity) is not an added, superfluous attribute of a qualified nurse.
are present in caring nurses. So often nurses that care are Unfortunately, there are only too many examples of nurses
indeed gentle and quiet, and appear to approach the pa- who have broken their pledge and therefore abandoned
tient or client with an air of apology for intruding into the their commitment to patients by overtly or indirectly abu-
patient’s private world» (Op. cit., p. 20). sing and neglecting them».
1 40 En el seno del acto terapéutico hay mucho de con- En el arte de cuidar, es básico dar motivos y razo-
fianza, de beneficencia, como diría P. Laín Entralgo, nes, aunque no sean verbalizadas, para que el pacien-
pero también en el acto educativo es fundamental la te tenga confianza. En un clima de confianza perso-
confianza, pues si el educando no confía en el educa- nal, profesional o institucional, el proceso de curar y
dor, en la institución donde se forma y en la materia de cuidar es mucho más eficaz que en un contexto de
que recibe diariamente, difícilmente puede desarro- desconfianza básica. La desconfianza se relaciona di-
llarse la acción educativa. rectamente con la pérdida de la fe en alguien y esta
La confianza, es decir, la fe en otra persona, es cla- pérdida puede ser motivada por el engaño, la extor-
ve en el arte del cuidar. Para ello, es fundamental que sión o el abandono. El arte de cuidar requiere el cons-
el profesional sepa dar pruebas y garantías de c on- tructo ético de la confianza, pero también el arte de
fianza, no sólo por sus palabras, por su gestualidad, ser cuidado, pues quien desconfía de todo y de todos
sino por la eficiencia y eficacia de la acción que de- no se deja cuidar y quien no se deja cuidar, imposibi-
sarrolla. La profesionalidad ejercida de un modo ex- lita la intervención (11).
celente es motivo de confianza para el usuario, por En las últimas déc adas se ha produc ido una ero-
ello la confianza no sólo es virtud personal, sino vir- sión en la confianza que el paciente depositaba en el
tud profesional (10) . Cuando el paciente sabe que el médic o y se ha generado una nec esidad de busc ar
profesional no le va a abandonar, no le va a dejar en protección frente a los abusos que afectan al correc-
la estac ada, asume c on tranquilidad su situac ión y to desempeño del quehacer profesional. Entre los fac-
acepta los riesgos y problemas que conlleve la inter- tores causantes de esta fractura de la confianza E. D.
venc ión. La c onfianza sólo puede c ultivarse en el Pellegrino propone los siguientes: «En las últimas dos
tiempo y requiere un espacio determinado. o tres décadas, estas causas de desconfianza se han re-
La confianza, sin embargo, no es la fe absoluta en forzado y multiplicado debido al influjo de diversos
el profesional y en su capacidad de sanar o de cuidar, factores internos y externos a la Medicina: las malas
pues la confianza, como cualquier otra virtud, debe conductas, la comercialización de la Medicina por la
partir del carácter vulnerable y limítrofe de la condi- publicidad y los afanes empresariales, los ingresos ex-
ción humana. También el profesional y el arte que de- cesivos y la forma de vida lujosa de ciertos médicos,
sempeña es finito y debe contarse con ello. Recono- la política de ‘pague antes de recibir tratamiento’ de
cer esta limitación no niega autoridad moral, sino pre-
cisamente lo contrario. Esto significa que confiar en (11) G. Bryckzynska sintetiza este constructo así: «This
alguien no signific a proyec tar en él todas las c erti- particular construct of caring comes closest to examining
dumbres, pues también el otro puede fallar. Confiar the notion of fidelity, professional and interpersonal, within
en alguien es saber que el otro hará lo posible por sal- the context of caring.
varme. To promise engage oneself on behalf of the patient, to
be c onc erned with the inner world of the patient suffi-
ciently and consistently enough to reassure the patient or
(10) Así lo expresa G. Brykczynska en op cit. pp. 34-35: client that their c onc erns are important and their needs
«There is a form of caring, indeed some would argue a ba- will be addressed for as long as is necessary; this pledge is
sic component of caring, that assumes a certain degree of at the heart of nursing. Inherent somewhere in the idea of
commitment by the care-giver to the care-receiver (Roach, commitment is the notion of long-lasting faithfulness. Com-
1985), The commitment that the care-giver needs in order mitment is not a passing phenomena of emotion or mani-
to demonstrate optimally her ability and desire to care, is festation of a moral virtue which we only have while the
commitment above all to the patient, that she, the nurse, patient is present and «in our care». Commitment primarily
will ca re , and that she will undertake to look out for the addresses that aspect of caring which accepts timelessness
best interests of her patients. The caring commitment in- as an integral element, indeed a vital part of the moral obli-
volves a form of promise or pledge; a professional assuran- gation. Thus, once a commitment is made to care for anot-
ce that the nurse will engage herself in the interests of the her, time and to some ex tent effort bec ome immaterial»
patient». (Op cit. p. 35).
algunos hospitales y médicos, el trato tantas veces im- ejercicio del cuidar y ser consciente de las dificulta- 1 41
personal, la creciente tendencia de los médicos a tra- des que implica cuidar bien a un ser humano es una
bajar de nueve a cinco y a pedir horas libres, el rece- de las garantías fundamentales de la buena pra xis
so de la Medicina general frente a las especialidades, profesional. Quien no es consciente de estas dificul-
las jubilaciones anticipadas... tades puede llegar a pensar que su modo de obrar es
Estas tendenc ias destruc toras que se enc uentran excelente y puede inclusive llegar a banalizar la ardua
en la Medicina actual han sido reforzadas por las fuer- tarea de c uidar c omo si se tratara de una ac tividad
zas internas de la estructura social contemporánea. El mecánica (13).
poder de participación que da la democracia, la en-
señanza públic a, el interés por los ‘mass media’, la
desconfianza en la autoridad y en los expertos en ge-
neral... todos estos factores han debilitado las relacio-
nes de confianza, aunque tienen un lado positivo: in-
citan a una mayor independencia en las decisiones de
los pacientes y, por tanto, ayudan a neutralizar el tra-
dicional paternalismo de las profesiones. Este es un
paso positivo hacia la consecución de relaciones más
maduras, abiertas y honestas» (12).