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Práctica Profesional

Prof. responsable María Beatriz Sepúlveda


Comentario de la lectura. Elaborado por: María Isabel Gómez (PQF)

“PG14: Evaluación de los aprendizajes de los estudiantes (Pimienta, 2008).

El texto desde el principio establece la diferencia que existe entre medir, calificar y
evaluar; mencionando que el primero consiste en aplicar un instrumento de
evaluación, el segundo se refiere a una asignación (ya sea en una escala
cuantitativa como cualitativa), y el último se define como la forma de enjuiciar
mediante la recolección de datos y la comparación con criterios específicos que
permiten tomar decisiones. Luego, nos introduce los tipos de evaluación según
diversos usos, según funciones (sumativa o formativa), según normotipo
(nomotética e idiográfica), según la instancia (inicial, durante el desarrollo y final),
según los agentes evaluativos (autoevaluación, coevaluación, heteroevaluación).
Me gustaría detenerme en varios tipos de evaluaciones presentes en el texto,
primero en el tipo de evaluación según su función, el texto menciona que la
evaluación sumativa se ha abusado de este tipo de evaluación, esto es algo que
ocurre en las aulas (aunque he observado algunos cambios) todos los días, en mi
experiencia, de todas las notas que podemos encontrar en el libro de clases, yo
diría que por lo menos el 80% de las evaluaciones registradas en el libro de clases
son de tipo sumativa. Con respecto a las evaluaciones formativas, según Pimienta,
lo define como proceso de retroalimentación constante, es decir, la evaluación
como proceso, no solo decir si está bien o no (evaluación como producto). Sin
embargo, es utilizada de manera incoherente dentro de las aulas, debido a que se
utiliza muchas veces como diagnóstica, pero no se queda solamente en un
momento, sino, que se puede aplicar en más de una oportunidad.
En el tercer punto que voy a reflexionar a la evaluación según su normotipo, en el
caso de la nomotética, es algo que vemos a diario, porque es visto por docentes,
comparar las notas de sus estudiantes con el rendimiento general del curso,
diciendo: “le fue mejor que al promedio” o “le fue muy mal”. Otra situación en la
cual ocurre mucho, es en la comparación que existe constantemente en el
rendimiento SIMCE, ya sea por comuna, región y a nivel país. No es algo que esté
mal en la educación, sino que, muchas veces se les da mucho énfasis, lo cual
puede afectar las emociones de los estudiantes, no digo que debemos ser
psicólogos, pero a nadie le gusta que lo comparen con otras personas. En otro
caso, la evaluación idiográfica es algo que, en lo personal, nunca había visto, ésta
se concentra en compararse consigo mismo, es decir, ver el avance que has
tenido. Recuerdo solo haber visto este tipo de evaluaciones dos veces en mi vida,
la primera la hice en tercero medio en la asignatura de educación física, donde
teníamos que correr las 4 alamedas (en san Felipe) en un tiempo específico, lo
cual servía para diagnosticar, y al final de semestre venía la evaluación sumativa,
la que consistía en superar tu tiempo anterior. En la segunda ocasión que me
ocurrió fue en un deportivo en la universidad que fue muy similar a lo que me
hicieron en educación física, una evaluación inicial y una final, que consistía en
superar la condición inicial. Pero en sí, no son muy habituales este tipo de
actividades, ya que en el sistema actual sólo tienen importancia, las evaluaciones
que tengan asociada una nota, un puntaje, es decir evaluaciones que estén
asociadas a un producto.
Sinceramente, es difícil cambiar este sistema de evaluaciones, y no es algo que
cambie de un día para otro, pero podríamos ir implementando estas evaluaciones
que consistan en un proceso en el cual los estudiantes no se sientan como un
número más y puedan superar sus dificultades

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