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LEOPOLDO ZEA Y LOS CIMIENTOS DE NUESTRO FILOSOFAR AMERICANO

1. Semblanza biográfica1

Leopoldo Zea Aguilar nació en la ciudad de México, el 30 de junio de 1912. En 1929


participó apoyando la candidatura de José Vasconcelos. En 1933 estudió en la Escuela
Nacional Preparatoria y en 1936 en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras. En
1939 conoce a José Gaos, quien lo recomendó para que la Casa de España en México, le
concediera una beca con el fin de dedicarse de tiempo completo a la academia. Para obtener
la maestría, Zea pretendía realizar un estudio sobre los sofistas griegos, sin embargo, Gaos
le convence para que estudie la historia de la filosofía en México. Fruto de ello fue su
investigación sobre El positivismo en México y, seguidamente, para obtener el doctorado,
Apogeo y decadencia del positivismo en México. Sustituyó a Antonio Caso en la cátedra de
filosofía de la historia, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, de la cual fue
titular por muchos años; también impartió las materias de introducción a la filosofía y
antropología filosófica. En 1947 fundó en dicha facultad el Seminario sobre historia de las
ideas en América. Fue investigador del Centro de Estudios Filosóficos de la UNAM.
También fungió como director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM de 1966 a
1970. Fue investigador de El Colegio de México. En 1980 recibió el Premio Nacional de
Ciencias y Artes. Recibió gran cantidad de distinciones tanto nacionales como
internacionales. Murió en la ciudad de México el 8 de junio de 2004.
De su vasta obra se pueden destacar las siguientes: En torno a una filosofía
americana; La filosofía como compromiso y otros ensayos; Conciencia y posibilidad del
mexicano; El Occidente y la conciencia de México; La filosofía en México; América en la
historia; La cultura y el hombre de nuestros días; Introducción a la filosofía; El
positivismo en México, nacimiento, apogeo y decadencia; La filosofía americana como
filosofía sin más; América como conciencia; Filosofía de la historia americana; Filosofía
de lo americano y Fin de milenio: emergencia de los marginados.
1
Para los datos biográficos de Zea, se han consultado las siguientes fuentes: Mauricio Beuchot, Filosofía
mexicana del siglo XX, Editorial Torres Asociados, México, 2008, pp. 191-196; Francisco Lazcano
Fernández, Leopoldo Zea: Una filosofía de la historia, Universidad Autónoma del Estado de México –
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2004; David Sánchez Rubio, El pensamiento humanista
de Leopoldo Zea. Conciencia histórica y derechos humanos, Comisión Estatal de Derechos Humanos de San
Luis Potosí – Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México, 2008.

1
Por su gran trayectoria y pensamiento, Zea es considerado “uno de los grandes
promotores de la filosofía auténtica mexicana, lo mismo que americana. Por ello es uno de
los pilares de la filosofía mexicana misma”. 2 En términos generales, Zea ha sido uno de los
principales baluartes en la promoción y desarrollo de todo lo relacionado con la historia de
las ideas, la filosofía de la historia y filosofía de la cultura del continente americano.3
Frente a todo ello, es importante preguntarnos: ¿cuál es el núcleo del filosofar de
Zea?, es decir, ¿cómo entender su filosofía y a partir de qué? A continuación exponemos
una breve respuesta de estos cuestionamientos.

2. Filosofía desde la circunstancia

Para Zea la filosofía “es aquella actividad del hombre destinada a comprender la realidad
que le rodea, enfrentarse a los problemas que ésta le presenta y darles solución. Mediante
ella, el ser humano encara su propia circunstancia”. 4 Esto significa que la filosofía es
teórica y práctica a la vez, no se trata sólo de especular sino de transformar la realidad. Por
tanto, si la teoría sirve para comprender el entorno, la praxis es la acción trasformadora de
ese entorno. En todo esto, la teoría es el fundamento de la práctica.
Para Zea la filosofía es fundamentalmente vital y circunstancial, por tanto, los
objetos que trata son concretos, situados –contextualizados- en la historia. No hay entes
etéreos, sino entes situados en su propio contexto histórico. Por eso, “en cada filosofía se
pretende responder, dar respuesta, a todo problema, a toda posible situación humana”.5

3. Filosofía como compromiso

La filosofía de Zea, por tanto, es una filosofía de la praxis comprometida con, en y desde su
propia circunstancia histórica. Esto para Zea tiene un sustento antropológico pues sostiene
que “todo hombre, cualquier hombre, cualquiera de nosotros, desde el mismo momento en

2
Mauricio Beuchot, Filosofía mexicana del siglo XX, p. 212.
3
David Sánchez Rubio, El pensamiento humanista de Leopoldo Zea. Conciencia histórica y derechos
humanos, p. 15.
4
Ibidem., pp. 30-31.
5
Leopoldo Zea, “La filosofía como compromiso (fragmentos)”, en Guillermo Hurtado (introducción y
selección), El Hiperión, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2015, p. 158.

2
que tomamos conciencia de nuestra existencia, tomamos también conciencia de nuestro ser
comprometidos”.6 Por eso, la filosofía tiene que ser responsable; tiene que ser una filosofía
consciente de su propia situación histórica.7
El no haber querido tomar conciencia de nuestra situación, dice Zea, explica en
parte por qué no hemos podido tener una filosofía propia, tal como la han tenido los
grandes pueblos del mundo.8 Por tanto, “¿Cuál es nuestra situación desde el punto de vista
de lo que somos?, ¿cuál es nuestro ser? He aquí una tarea para nuestro filosofar. De la
respuesta que demos habrá de surgir nuestra buscada filosofía”.9

4. Filosofía de la historia

La filosofía de Zea es, fundamentalmente, una filosofía de la historia. 10 ¿Qué significa esto?
Si algo define al hombre, dirá Zea, es precisamente “su historia. La historia que da sentido
a lo hecho. Esto es, al pasado, presente y futuro. El hombre es lo que ha sido, lo que es y lo
que puede llegar a ser. Por ello es dentro de esta triple dimensión de lo histórico que se
hace patente el ser del hombre”.11
A partir de este presupuesto hay que tomar conciencia de nuestro lugar en la
historia. Y tomar conciencia es saber que formamos parte de una historia propia, la
mexicana, en particular, y la latinoamericana, en general. Esta historia ha sido para Zea,
una historia de dominación, desde el llamado “descubrimiento”. Por eso ahora, se trata de
pensar nuestra historia como historia de liberación. Para ello hay que construir nuestra
propia historia y ser actores dentro de ella, comenzando por realizar un proceso de
concientización de nuestra propia historia que nos lleve a asumir un compromiso histórico
concreto.

6
Ibidem., p. 156.
7
Ibidem., p. 161.
8
Ibidem., p. 162.
9
Ibidem., p. 167.
10
Cfr. Francisco Lazcano Fernández, Leopoldo Zea: Una filosofía de la historia, p. 33.
11
Leopoldo Zea, Latinoamérica y el mundo, p. 132. Citado en David Sánchez Rubio, El pensamiento
humanista de Leopoldo Zea. Conciencia histórica y derechos humanos, pp. 134-135.

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