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Presentado a
Nota de autor
Diría que propiamente los fines son hacía donde se dirige la administración económica
de la Iglesia Universal, pero los medios para ello serían los siguientes, profundizados en
la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968), que
considero que siguen aún siendo las directrices o principios para llegar a estos fines de
la manera más equilibrada en coherencia con nuestros principios evangélicos, siendo así
que ha sido la única conferencia del episcopado que ha asignado un punto específico
para tratar este asunto que en su momento histórico era un punto demasiado importante,
puesto que era el intento de asumir la propuesta doctrinal y pastoral del Concilio
Vaticano II y hacerlo praxis en la Iglesia que peregrina en Latinoamérica.
Servicio: “No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna, sino que quiere ser humilde
servidora de todos los hombres”2. “Queremos que nuestra Iglesia latinoamericana esté
libre de ataduras temporales; de convivencias y de prestigio ambiguo, que libre de
espíritu respecto a los vínculos de la riqueza” 3, sea más transparente y fuerte su misión
de servicio.
1
Cf. GS 69
2
Pablo Vi, Discurso de clausura del CVII
3
Pablo VI. Discurso de apertura de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
5. Exprese en un breve ensayo (1 página) su opinión sobre la transparencia en el
manejo de los bienes en la Iglesia
Considero que es al ominoso, los múltiples actos faltos de ética por parte de algunos
miembros de la Iglesia, que se han olvidado de los fine comunes y han privilegiado su
bienestar a costa de los fieles. Y bien sabemos los escándalos suscitados en la Curia
Romana; el mal manejo por parte de algunos cardenales y todo lo que se ha manifestado
en relación al Instituto para las Obras de la Religión.
Todos los actos subrepticios que se han realizado ante la vida disoluta de algunos; por
ello es de antalogía lo hecho por el Papa Francisco; desde el inicio de su Pontificado se
ha manifestado este querer y necesidad. Por consiguiente considero, que este esfuerzo
de intentar mostrar una Iglesia más acuciante ante el mundo; y creería que esto va en
consonancia a su plan de pastoral “una Iglesia pobre para los pobres”, quien en su
primera exhortación apostólica, manifestaba el no a la nueva idolatría del dinero y el no
a un dinero que gobierna en vez de servir.
Sin embargo a mi juicio, por más esfuerzos que se hagan, mientras hayan personas con
la conciencia corrompida y viciada por el dinero; nada se puede hace, todos los males
radican en el corazón. Y lastimosamente los clérigos no son la excepción. Pero, no
desconozco que se ponen más trabas para el mal obrar, parafrasearía el evangelio,
diciendo que están actuando como los hijos de las tinieblas, están siendo astutos. Por
ello toda estructuración debe ir acompañado de una conversión.
Es muy importante lo que se ha hecho y propiamente no sé cómo sería antes; pero estos
seis órganos de administración económica propuestos en esta constitución apostólica,
son un símbolo de colegialidad, y un táctica interesante de interdependencia de las unas
con las otras, diría que entre más personas es más fácil el control, además no se
centraliza el poder en alguno o algunos, sino que se comparte en un todo.
En conclusión, espero que mejore tanto en la Curia Romana, como en las demás Curias
Diocesanas; que la una es un reflejo de la misma en menor escala. Que se pueda volver
a generar confianza en nuestra feligresía y se dé la conversión de corazón.