Si en algo debemos estar todos de acuerdo es que, todo ser humano nace con una fragilidad evidente y, poco a poco, va creciendo y adquiriendo fuerza con una debida hidratación y alimentación, pero, no solo se debe alimentar a un ser humano para que adquiera fuerza física, también hay que alimentar a este ser con afecto, atención, estímulos, conocimientos, valores.
Los primeros valores personales, sociales y morales se aprenden en el hogar.
Entre la familia nos desarrollamos aprendiendo gracias a la imitación y enseñanzas de nuestros padres. La familia es la base de la sociedad, por lo tanto, un núcleo de verdadera importancia ya que de ella dependerán nuestras actuaciones durante nuestra infancia, adolescencia y edad adulta las decisiones que debamos tomar a lo largo de nuestra vida. En toda familia debe practicarse y haber respeto, sentido de pertenencia, perdón, ayuda, compromiso, gratitud, paciencia, cariño, atención, comunicación, humildad, educación, responsabilidad. Los valores son aquellas cualidades que pone en práctica cada individuo y le impulsan a actuar de una forma u otra porque forman parte de sus creencias, determinan sus conductas y expresan sus sentimientos e intereses.