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Todo Un Mundo de Senciones
Todo Un Mundo de Senciones
Fodor
M.ª Carmen García-Castellón
Montserrat Morán
Agradecimientos
Presentación
Prólogo
Introducción
Introducción II
Cómo utilizar este libro
Lo que entendemos por inteligencia
Estímulo adecuado en el momento oportuno
1. Educar con abrazos de amor
1.1. Un largo camino lleno de experiencias en el proceso para contactar con las emociones
1.2. ¿Existe una educación ideal?
2. La observación del desarrollo de las inteligencias múltiples aplicadas a los primeros años de vida
2.1. El desarrollo del concepto de inteligencia
2.2. La teoría en el campo educativo
2.3. La práctica en el campo educativo. Un «juego estrella» para bebés de cero a seis meses
3. Las dos primeras horas de tu bebé
3.1. Comenzar muy al principio
3.2. ¿Qué necesitamos?
3.3. ¿Cómo hacerlo?
3.4. Cómo observar a tu hijo
3.5. Consejos útiles
4. Los primeros días de tu bebé
4.1. Ir conociéndose
4.2. ¿Por qué la necesidad de jugar?
4.3. ¿Qué necesitamos?
4.4. ¿Cómo hacerlo?
4.5. Cómo observar a tu hijo
4.6. Consejos útiles
5. Tu bebé de un mes
5.1. Cómo despertar la curiosidad de tu bebé
5.2. Qué vas a enseñar a tu bebé
5.3. ¿Qué necesitamos?
5.4. ¿Cómo hacerlo?
5.5. Cómo observar a tu hijo
5.6. Consejos útiles
6. Tu bebé de dos meses
6.1. Un proyecto ambicioso
6.2. ¿Qué necesitamos?
6.3. ¿Cómo hacerlo?
6.4. Cómo observar a tu hijo
6.5. Consejos útiles
7. Tu bebé de tres meses
7.1. Una sonrisa fresca
7.2. Aprender jugando
7.3. ¿Qué necesitamos?
7.4. ¿Cómo hacerlo?
7.5. Cómo observar a tu hijo
7.6. Consejos útiles
8. Tu bebé de cuatro meses
8.1. Un maravilloso mundo en colores
8.2. ¿Qué necesitamos?
8.3. ¿Cómo hacerlo?
8.4. Cómo observar a tu hijo
8.5. Consejos útiles
9. Tu bebé de 5 meses
9.1. Me gusta jugar todo el tiempo
9.2. ¿Qué necesitamos?
9.3. ¿Cómo hacerlo?
9.4. Cómo observar a tu hijo
9.5. Consejos útiles
10. Tu bebé de seis meses
10.1. Sus manos lo dicen todo
10.2. ¿Qué necesitamos?
10.3. ¿Cómo hacerlo?
10.4. Cómo observar a tu hijo
10.5. Consejos útiles
11. Tu bebé en el segundo semestre
11.1. Campeón de gateo
11.2. Qué significa el desagrado, la desconfianza en la vida del bebé frente a los extraños y cómo
afrontarlo
Pautas educativas
Bibliografía
Créditos
Dedicado a todos los padres que nos confiaron la educación de sus hijos, y
especialmente en recuerdo de Miranda.
Agradecimientos
Gracias a la ayuda de Rafael, Kurt, Rafa, Clara, Beatriz, Mayte y tantos otros cuya colaboración hizo
posible la realización de esta obra, y a la alegría y felicidad de los niños Pablo y Eduardo, que con sus
juegos, creatividad y amor nos enseñaron el maravilloso mundo de los bebés.
Estamos muy agradecidas a Francisco Javier Martínez de Velasco Feyjoo, dedicado al estudio
biomecánico del aparato locomotor, ortopedia y cirugía del pie, por los consejos profesionales que nos
brindó en nuestro empeño por querer superarnos cada día para mejorar la calidad de vida de los niños.
Presentación
Pocas cosas hay tan gratificantes y enriquecedoras como ir descubriendo la respuesta de los niños a
cualquiera de nuestros estímulos. Por eso creo que las autoras de este libro han puesto en manos de un
público que se dedica al cuidado de los niños unos medios con cuya aplicación todos van a salir
beneficiados.
Muchos de los fallos de nuestros hijos en el sistema educativo son el resultado de no haber sabido
dirigirlos, encauzarlos y estimularlos en las primeras etapas de la vida. En este libro tenemos las directrices
en que apoyarnos para que todo esto no suceda.
Otra de las cualidades de esta obra es que se hace inteligible para todo el público, aunque nada tenga que
ver con el cuidado de los niños, y es claro y conciso en sus aplicaciones.
A lo largo de sus capítulos da clara respuesta a todas esas preguntas que se hacen los padres durante la
crianza de sus hijos, y para las que ellos no tienen explicaciones. En este libro se encuentran las respuestas a
estas preguntas y leyéndolo se sacará el mayor provecho posible de la relación entre padres e hijos.
¿Por qué el niño reconoce a sus padres? Leyendo este libro sus autoras te darán la explicación.
La importancia del papel de la madre en todo lo que se relaciona con sus hijos ya se puso de manifiesto
hace tiempo en la célebre frase achacable al doctor Benavente: «Medicación sencilla y amor materno
devuelven la salud al niño enfermo».
Esta obra estimula a los padres para que mediante ese amor se favorezca un mejor desarrollo del niño y
su adaptación a esa nueva vida en la que todo lo que lo rodea es adverso.
Conocemos a Elizabeth Fodor desde hace muchos años y recordamos con agrado a los bebés que
componían aquellos grupos de aprendizaje temprano. En un clima alegre y cariñoso, madres, padres y bebés
participaban en unos juegos que enriquecían el diálogo tónico y afectivo con sus hijos, aprendían a
reconocer al bebé mediante la observación y comprensión de sus reacciones y estimulaban el desarrollo
potencial de su inteligencia sensoriomotora.
Aquellos bebés hoy son adolescentes y durante este tiempo, cuando comentábamos con los padres los
relatos descritos con agrado, eran siempre los mismos: se desarrollaban sanos y fuertes inmunológicamente,
la integración familiar y social era satisfactoria y obtenían buenos resultados escolares. Era evidente que a
los niños se les había ayudado a sentirse queridos y valorados, a estimular su curiosidad y deseos de
conocer, a centrarse con placer en el inicio, desarrollo y terminación de una tarea. Todas estas vivencias
enraizaban sus sentimientos de confianza y seguridad.
Tenemos que agradecer que salga a la luz esta guía que le ayudará a conocer el mundo del bebé. El
contenido recoge y sintetiza años de experiencia, investigaciones y conocimientos que, expuestos en
lenguaje ameno, directo y con cariño, le ayudarán, tanto si es usted madre, padre o profesional, a conocer,
comprender y estimular el crecimiento del que hoy es niño y mañana será padre de un adulto. El éxito de
esta guía consiste en deshacer algunos tópicos de nuestra cultura que sólo sirven para distanciarle del bebé.
Aprenderá a acompañar a este ser en su crecimiento y usted también crecerá en un encuentro satisfactorio y
placentero para ambos.
Queridos padres:
Cuando volví de Alemania —donde estuve cursando la especialización en Pedagogía Social para la
primera infancia— tuve la oportunidad de compartir experiencias con varias mamás y sus bebés. Fue una
vivencia placentera y enriquecedora para ambas partes que me hizo pensar en la necesidad de crear un
espacio donde los padres pudieran jugar con sus bebés, disfrutando alegremente, además de sentirse
apoyados y orientados por un profesional.
A raíz de esto, en los años ochenta fundé el primer Centro de Orientación Paterno Filial de Madrid,
donde compartí durante todos estos años, con mamás y papás, el dulce y difícil camino de descubrir la
fascinante personalidad individual de cada uno de sus bebés y asentar las primeras bases de su futura
existencia.
Jugando con los juegos adecuados para cada etapa evolutiva del bebé —según los estudios de Piaget— y
respetando las características personales de cada uno, los niños iban desarrollando, cada vez en mayor
medida, la natural curiosidad que poseen en un ambiente lleno de risas y juegos divertidos. De esta manera
mejorábamos, preveníamos y aumentábamos su salud general y su calidad de vida.
Durante los últimos veinte años hemos incorporado y mejorado muchos juegos y juguetes según nos lo
demandaban los bebés. En esta dinámica social y familiar el bebé se sentía valorado, reconocido y aceptado
y su inteligencia florecía. Su sistema nervioso central maduraba progresivamente con la adecuada
mielinización de sus células, por lo cual podían arrastrarse, gatear, sentarse, ponerse de pie y andar. Sin
dificultad manipulaban juguetes cada vez más complejos concentrándose en ellos. Los gorgoteos de sus
primeros meses se convertían pronto en unas verdaderas tertulias sociales entre bebés.
Durante estos años he tenido la oportunidad de ponerme en contacto con diversos profesionales
interesados en el tema y así nació la idea de compartir este proyecto con María del Carmen García-
Castellón, optometrista y directora del Centro de Entrenamiento Visual de Madrid. Ella estudió en la
Universidad Complutense de Madrid y lleva trece años dedicada a un área tan importante como es la visión
de los niños.
Juntas realizamos un examen exhaustivo de las etapas visuales que todos desarrollamos hasta alcanzar
una visión perfecta y, de este modo, surge la idea de que no nacemos viendo sino que aprendemos a ver.
Nacemos con todos los elementos necesarios para alcanzar una buena agudeza visual, pero determinados
fallos en el desarrollo global pueden acarrear problemas que se arrastrarán a lo largo de toda la vida.
Durante los primeros años de la vida del niño, es donde más cuidado hay que tener y donde más
necesario se hace el potenciar un entorno rico en estímulos adecuados; considerando el organismo como un
todo coherente en el que los sentidos se encuentran relacionados e influidos.
Más adelante, en la etapa escolar, nos encontraremos con un programa educativo basado en el sistema
visual. Con los ojos aprendemos a leer, estudiar, escribir... De cómo estén nuestros sentidos dependerá el
éxito escolar, ya que son las vías principales por las que llega la información al cerebro y de la forma en que
llegue va a depender la claridad y la facilidad de almacenamiento y su posterior recuperación. Uno de los
hallazgos más sorprendentes de nuestro trabajo ha sido comprobar su gran valor como método preventivo
contra la miopía, siendo ésta una de las causas principales por las que se prescriben gafas a los niños en
edades escolares. La investigación se ha realizado sobre una muestra de niños que de pequeños han
intervenido en nuestros «grupos de juego» y que ahora tienen entre 8 y 12 años.
Actualmente contamos con la colaboración de Montserrat Morán, diplomada en Magisterio por la
Universidad Complutense de Madrid, especialista en Educación Especial. Gracias a su ayuda y dedicación
hemos podido perfeccionar nuestro método y sacar a la luz este libro.
Consideramos muy valioso el hecho de que hayamos sido nosotras las que hayamos realizado la
investigación y a la vez trabajado con los bebés y sus padres, día tras día durante años, en los grupos de
juego. Esto nos facilitó notablemente la labor de observar a los bebés y llegar a la conclusión aquí expuesta.
Nuestro objetivo al escribir este libro es servir de apoyo a los padres para que sean ellos quienes puedan
ayudar a sus hijos en el desarrollo de los recursos internos innatos, fomentando su talento y conciencia, su
darse cuenta del ser y del estar diario en el mundo. El niño tendrá la posibilidad de adquirir nuevos valores a
una edad temprana y con una óptima calidad. Estas propiedades se convertirán en una poderosa fuerza
constructiva aplicable a distintas áreas de la vida; una de ellas, tal vez la más importante, la adquisición de
la autoestima. La autovaloración es adquirida e imprescindible para una futura vida plenamente exitosa. La
inteligencia en sí no necesariamente significa una vida triunfante; sin embargo, la autoestima proporciona la
posibilidad de escoger individualmente el camino adecuado hacia una vida plenamente satisfactoria para el
nuevo siglo que se avecina.
La filosofía de nuestro método pedagógico se basa en tres pilares: el «ser», el «estar» y el
«experimentar» del niño pequeño en el mundo.
Ser. Es el individuo como tal, con su propia personalidad, la cual siempre respetaremos.
Estar. Es la manifestación del ser a través de su comportamiento en la sociedad, mediante la
estructuración de su tiempo. Esto se adquiere a través de la enseñanza lúdica y en compañía de sus padres.
Experimentar. Es probar y ensayar las cualidades de las cosas. Al brindarle la posibilidad de explorar en
la práctica, viviendo día a día su propia experiencia, le facilitamos el aprendizaje del sentido común, tan
necesario en el desarrollo de la inteligencia práctica.
Los movimientos corporales, realizados por el bebé con la ayuda de sus padres, generan diversión y
alegría; esto favorece la producción de unas hormonas llamadas endorfinas (las mismas que se elaboran al
realizar deportes físicos). Estas hormonas fomentan el optimismo y causan un bienestar físico y psíquico,
aumentando la inmunología del niño y logrando así un estado de salud excelente.
En este libro te presentamos un programa ampliamente desarrollado y estructurado para que, mediante el
juego, puedas ayudar a tus hijos en el logro de un máximo rendimiento de sus potenciales y, de esta manera,
conseguir niños felices, plenamente incorporados a la sociedad. Como dice William Wordsworth: «... el
niño es el padre del hombre...»; así pues, tratemos de que su desarrollo sea lo más sano, armónico y feliz en
el entorno de su hogar.
«Aprender a ser una familia...», como está escrito en el magnífico libro El saber del bebé del prestigioso
doctor T. Berry Brazelton (profesor de pediatría de la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard),
quien da una importancia relevante a los sentimientos del bebé y a su comprensión por parte de los padres.
Los padres, artesanos de la pedagogía, vais formando día a día un futuro ser humano con vuestra
sabiduría y amor, ya que nadie sabe mejor que vosotros lo que necesita vuestro hijo en cada momento.
Nosotras simplemente intentamos aproximaros la información sobre sistemas y conceptos educativos
realizados según las últimas investigaciones. Nuestro deseo es servir de apoyo para que podáis disfrutar de
la educación de vuestro hijo a través de una pedagogía saludable y preventiva como la aquí expuesta. A este
método lo hemos denominado «Método Pedagógico a través del movimiento corporal y los sentidos
(aplicado al período inicial de la vida de 0 a 2 años)».
Introducción II
Querido lector:
En la lejanía que ofrecen los dieciséis años transcurridos desde la publicación de la primera edición de
este libro en el año 1997, queremos expresar nuestro agradecimiento a la fidelidad que estáis demostrando
día a día por nuestra metodología y por vuestro bien hacer al ponerlo en práctica.
Enhorabuena a todos los padres, educadores infantiles y a todas aquellas personas que están implicadas
en la educación de los más pequeños y que han colaborado con nosotras a lo largo de estos años. Con
vuestras cartas, correos electrónicos, tuits y otros nos habéis animado a continuar con el trabajo. Nos
acompañabais con comentarios tales como: «estos juegos funcionan con los peques», «parece que mi bebé a
escondidas lee vuestro libro, va haciendo todo lo que pone paso a paso».
Hace 32 años llevamos a cabo la metodología sobre la que están escritos los libros de la colección «Todo
un mundo…» en grupos de juego de padres y bebés desde el nacimiento hasta los tres años.
Los tiempos cambian, y también cambia nuestra manera de ver las cosas. Una de ellas, tal vez la más
importante, es la formación y educación de los más pequeños.
En base a esta inquietud nació hace cuatro años el taller de juegos Junior, que abarca desde los cuatro
hasta los seis años. Estos talleres se han convertido en un proceso clave para el desarrollo personal y el
progreso social de estos niños y por ello se pueden incluir en el campo de la educación positiva para la vida.
Por otro lado, los padres están permanentemente al día y disponen de información privilegiada sobre cómo
sus hijos enfocan su propia existencia frente a diversos acontecimientos —resolución de problemas, la ira,
el miedo, el compañerismo, el amor, la alegría…—, ya que sólo se puede lograr el éxito mediante la
colaboración total entre familia y educadores, que son los dos pilares más importantes que sostienen al niño
por ser quienes más lo conocen.
Nos acercamos a la educación de la primera infancia a través de juegos y actividades especialmente
diseñados para ayudarles a convertirse en seres humanos equilibrados y eficientes con una base sólida para
afrontar la vida.
En la ampliación del método pedagógico a través del movimiento y los sentidos para una educación
positiva hemos tenido en cuenta las últimas investigaciones de varios profesionales, quienes brindaron su
conocimiento —sobre el cual estuvimos trabajando en los últimos seis años— para poder incorporarlo a
nuestras enseñanzas en la educación de los más pequeños. En esta ampliación hemos contado con los
estudios de profesionales como:
— Isabel Pinillos. Psicóloga y directora del Centro de Servicios Psicológicos del mismo nombre (2008).
— Hovard Gardner. Profesor de la cátedra de Cognición y Educación en la Graduate School of Education
de Harvard (2008).
— Tomás Ortiz. Doctor en medicina y psicología médica. Investigador en neurociencia para la educación
(2009).
— Mario Alonso Puig. Médico, especialista en cirugía general y del aparato digestivo. Miembro de la
Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (2010).
— Daniel J. Siegel. Neuropsiquiatra y profesor en la Facultad de Medicina de la UCLA, Estados Unidos
(2012).
— David Eagleman. Doctor en neurociencia y director del laboratorio neurológico del Baylor College de
Medicina (2013).
En los tiempos actuales la palabra mágica es: transformación. El bebé es un sabio en esta materia, que
pone en práctica con naturalidad pasando de una etapa de desarrollo a otra sin apenas darse cuenta. Ahora
tenemos la oportunidad de aprender con la capacidad de transformación del pequeño y crecer junto a él.
Valernos de su sabiduría innata, a través de la cual nos enseña día a día con la alegría de sus juegos, que sin
duda están alimentados por el amor que sentimos por él. El niño llega a la vida lleno de promesas, y de
nosotros depende que pueda descubrirlas.
La sociedad va madurando, y la reforma educativa se hace indispensable. Actualmente se oye hablar, tal
vez demasiado, de los fracasos. Uno de ellos es el alarmante índice de fracaso escolar en nuestro país. ¿Por
qué no verlo de otra manera? ¿Por qué no vivir el fracaso como un aprendizaje? Convertir las debilidades
en fuerzas. Comprender y vivir «la transformación». Sentir, emocionarse y obtener las herramientas que se
necesitan para afrontar la vida con inteligencia práctica y complementarla con la inteligencia múltiple, que
integra todas las demás (H. Gardner).
Los niños aprenden los valores desde pequeñitos y conviven con ellos para toda la vida. En la colección
«Todo un mundo…» descubrirás cómo lograr que tus hijos estén preparados para afrontar los estudios y las
actividades deportivas, artísticas y literarias a la vez que desarrollan su inteligencia emocional. Que los
pequeños aprendan cómo convivir, compartir y encontrar placer y diversión en este camino se convierte en
algo fundamental para gestionar su vida con alegría y sentido común. Adquirir valores éticos y sociales y
sentirse satisfecho consigo mismo. Valorarse como persona y estar valorado por los demás para lograr la
felicidad interior: nuestro mayor objetivo en la educación de los pequeños.
Cuando los tiempos cambian, el ser humano necesita dar un nuevo sentido a su vida. Para adaptarse a
estos cambios se requiere: tener flexibilidad para facilitar las relaciones con sus semejantes y afrontar las
nuevas dificultades que aparecen en su día a día, crear proyectos que se puedan adecuar a las nuevas
necesidades y llevarlos a cabo y valerse de la inteligencia emocional (véase Todo un mundo de emociones,
el desarrollo emocional mes a mes. Ed. Pirámide).
Tenemos la suerte de vivir en una época en la que la ciencia evoluciona a pasos agigantados
facilitándonos la labor de conocer quiénes somos y cómo funcionamos. Con respecto a esto, necesitamos
estar preparados para dar una respuesta práctica a nuestros hijos ofreciéndoles las herramientas adecuadas
en el momento oportuno y así lograr la felicidad, que es el objetivo que todos los seres humanos
perseguimos.
Acompañándonos en este camino está el primer grupo de niños que se han
«graduado» con seis años en Andares-Madrid en el año 2013 con el método
pedagógico a través del movimiento y los sentidos para una educación positiva. Nos
ha proporcionado mucha alegría ver su evolución y la forma como ha calado la
enseñanza en el interior de los pequeños.
Gracias a nuestros pequeños maestros, que, con generosidad, nos regalaron
momentos de intensa felicidad.
Enrique, Eva, Helena, Hugo, Iria, Jaime, Lucía, Nicolás, Rubén, Teresa y Víctor.
Y a todos los padres y madres —fieles a nuestra metodología— que os sentís felices
con vuestros pequeños, contemplando cómo se van convirtiendo en niños sanos,
competentes y dichosos gracias al esfuerzo y dedicación educándolos en el amor.
Cómo utilizar este libro
Ten el libro siempre a mano. Tu bebé no va a dejarte mucho tiempo libre. Procura ir leyendo poco a
poco, no es necesario que lo hagas de un tirón. Sería muy interesante que las madres lo pudieran ir hojeando
durante el embarazo. A la vez que se prepara el canastito del bebé se pueden ir fabricando y comprando los
juguetes necesarios. Así cuando el bebé esté en casa todo será mucho más fácil.
Te recomendamos que vayas leyendo siempre un capítulo por delante de la edad del niño. Es decir, si tu
bebé tiene dos meses ahora, procura ir preparándote el capítulo correspondiente al tercer mes. Los niños
crecen muy deprisa.
Como no existen dos niños iguales, tampoco hay dos padres iguales. Aplica nuestras ideas según tus
necesidades. Organiza la rutina diaria y trata de incorporar en ella el programa de juego y los masajes. Si
tienes alguna dificultad, no dudes en escribirnos. También puedes ponerte en contacto con nosotros si tienes
alguna sugerencia o necesitas alguna aclaración específica. Nuestro deseo es ayudarte según tus necesidades
y las de tu hijo en particular.
En caso de que tu hijo esté siguiendo otro programa educativo procura adaptar nuestros juegos al método
que está realizando. Nuestros juegos te van a proporcionar excelentes resultados, además de no interferir en
otras metodologías.
Según avances en el libro sentirás la alegría y el entusiasmo de ir aprendiendo junto al bebé. El placer de
la tarea de ser padres es ayudar al niño a crecer y desarrollarse en todos los aspectos.
Los juegos están divididos por meses de forma que cuando tu pequeño cumpla un mes podrás comenzar
a jugar con el capítulo «Tu bebé de un mes», y así sucesivamente. De cualquier forma recuerda que cada
niño es diferente y tiene su desarrollo particular; por lo tanto, observa a tu pequeño, pues tal vez necesite
continuar durante un tiempo jugando con los juegos anteriores.
Cada uno de los capítulos incluye las siguientes secciones:
— Introducción. Un pequeño relato sobre lo más significativo del bebé en ese momento.
— ¿Qué necesitamos? Una lista detallada de los juguetes y materiales necesarios para la realización de los
juegos.
— ¿Cómo hacerlo? Explicación del programa de juegos, detallado uno por uno, con las variaciones
necesarias de cada uno según va progresando el bebé.
— Cómo observar a tu hijo. Pruebas sencillas y detalladas para que los padres comprueben paso a paso el
desarrollo de sus hijos.
— Consejos útiles. Recopilación de las dudas más habituales que nos plantean las madres y los padres en la
consulta.
— Hoja guía. Esquema de todos los juegos posibles para cada momento. Será muy útil para no tener que
hojear constantemente el libro.
Algunos padres comienzan a leer el libro cuando sus hijos tienen algunos meses. No existe ningún
problema; sólo tendréis que leer en los capítulos anteriores la explicación de aquellos juegos que se
redactaron con antelación. Es ésta la razón por la que en todos los juegos se hace referencia al capítulo y
página donde se pueden encontrar.
Cuando comenzamos a escribir tuvimos que decidir el género que íbamos a utilizar para referirnos al
bebé, niño o niña; para evitar escribir él o ella constantemente, elegimos los pronombres masculinos por ser
los que se utilizan como neutros en nuestro idioma, y hemos repetido varias veces algunos conceptos por su
importancia.
Todo listo para emprender una maravillosa aventura:
LA DE SER PADRES
Lo que entendemos por inteligencia
Hoy en día se oye hablar mucho de multiplicar la inteligencia del niño y del concepto de inteligencia sin
límites; pero en realidad, ¿nos hemos preguntado el significado de este concepto?
De todas formas no es posible hablar en singular de la inteligencia, ya que existen distintos tipos: lógica,
abstracta, práctica, social, artística, visual, auditiva, verbal, espacial, corporal-cinética... También tenemos
que diferenciar el concepto de «ser inteligente» del de «conducta inteligente», como la habilidad para
resolver problemas nuevos, la planificación, la facilidad de adquirir nuevos conocimientos y la capacidad de
adaptación. Tampoco debemos olvidar la influencia genética, ya que de ésta depende el mayor porcentaje,
además de una educación realizada en un estado emocional equilibrado. Todo eso no es posible aprenderlo
en los libros, sino tan sólo en la práctica y a través de los juegos correspondientes. Estos juegos serán
diferentes para cada niño según su temperamento. En fin, hay una infinita diversidad de opiniones
referentes a la definición de la inteligencia. El científico Christopher Evans la definió como «la capacidad
de reaccionar de forma rápida ante los cambios del medio, de valorar las posibles soluciones para cada
cuestión y de percibir nuevas relaciones entre los aspectos de un problema». Al existir distintos tipos de
inteligencia, nos hemos planteado la posible sintonización entre ellas para así alcanzar una coherencia
funcional en el ser humano. Obtenemos de este modo:
Con nuestro trabajo tratamos de sintonizar la unidad de los opuestos para obtener una inteligencia
integrada, enriquecida con la experiencia interior vivida en el proceso.
La inteligencia y el aprendizaje
Un niño puede tener una gran capacidad para aprender geometría, pero eso no significa que la aprenda o
no. En el proceso del aprendizaje influyen otros factores, como el interés y la concentración, la paciencia y
un estado emocional equilibrado. Existe un cociente emocional, además del cociente de la inteligencia. La
inteligencia es saber pensar, pero también tener ganas y decisión para hacerlo. Un niño que descubre el
autoestímulo siendo pequeño (los dos primeros años de vida) en el futuro sabrá él mismo hacer interesante
su actividad en las diferentes situaciones de la vida, obteniendo el máximo provecho, y será feliz. El
autoestímulo del niño se forma en un ambiente sensorial estimulante que despierta su curiosidad general y
la lingüística en especial si se le inculca el interés por aprender de una manera divertida y amena. Si los
padres toman conciencia de las necesidades intelectuales del niño pequeño en una relación paterno-filial
amorosa, éste sin duda será inteligente y sabrá actuar como tal.
La toma de conciencia en el período inicial de la vida es saber sembrar con amor, tolerancia y sabiduría
las semillas de una futura vida inteligente.
Nosotras hemos observado y corroborado por las opiniones de los padres que los niños que intervinieron
en los grupos de juegos, según el Método Pedagógico a través del movimiento corporal y los sentidos, son
hoy unos adolescentes sanos, felices, eficientes e integrados. En la práctica esto significa que cuando
sienten deseos de realizar alguna acción, los saben evaluar coherentemente llevándolos a la práctica, por lo
que hay un buen equilibrio entre la emoción, el pensamiento y la acción.
Cómo hacerlo Qué vamos a lograr con el niño
Han desarrollado al máximo sus cualidades innatas con una óptima calidad de:
— Saber pensar.
— Tener sentido del humor.
— Ser equilibrados.
— Tener ilusión.
— Actuar con flexibilidad y sentido común en cualquier circunstancia de la vida.
— Tener movimientos precisos, armónicos y ágiles, hombros y espalda rectos y los pies bien apoyados en
el suelo. Su organismo funciona con una buena oxigenación y una correcta circulación sanguínea. Su
espacio interior es amplio para un buen desarrollo de todos sus órganos.
Son sanos, deportistas y buenos estudiantes, ya que lo hacen por placer. Su enseñanza ha sido
individualizada, coherente y sencilla, con mensajes positivos y con un gran poder afectivo por parte de sus
padres y educadores. Con toda seguridad serán adultos y padres equilibrados, inteligentes y felices.
Estímulo adecuado en el momento
oportuno
El desarrollo del niño pequeño es global; por tanto, cuando estimulamos un sentido, estamos
estimulando todos los demás. El desarrollo intelectual dependerá de los circuitos formados por las neuronas
cerebrales. Una neurona puede formar parte de varios circuitos al recibir un:
Pero eso no significa que realicemos una estimulación excesiva. Teniendo en cuenta que toda la
información que se haya grabado a nivel cortical en el cerebro pasó antes por los sentidos, vamos a proveer
al bebé de estímulos adecuados a través de sus ojos, oídos y piel.
Cuando un niño es tan pequeñito, necesita realizar diversos juegos con su madre para aprender a
reconocer y almacenar en su memoria la información recibida.
Te facilitamos un gráfico para que puedas observar cuáles son las vías por las que recibe la información
el niño y de qué manera manifiesta la respuesta. La respuesta dependerá del estímulo que haya recibido.
Vías
Trabajamos con
entrantes
El tacto Estimulación cutánea, masajes, caricias. Contacto sobre la piel del otro. La piel
(siente) como límite del cuerpo. Manipulación de distintos objetos (texturas, formas,
tamaños) a través de las manos y la boca.
Durante el desarrollo de esta actividad se puso en práctica una de las bases de nuestra metodología:
en primer lugar se hablaba de lo que significaba para cada uno de ellos una a una cada emoción
buscando algún ejemplo; se producía una toma de contacto con la emoción a través de juegos
específicos. Después se pasaba a la vivencia a través de la acción con actividades manuales y con
dibujos para representarla y se finalizaba con la localización de las emociones propias vividas en el
proceso a través de juegos en los que los niños estaban completamente absortos.
Durante el juego, entre los estados emocionales experimentados está la calma, que es de los que
más les cuesta interiorizar. Por otro lado se pueden encontrar el enfado y la tristeza, que son los que
más les cuesta distinguir. Con el amor y la alegría los niños no tienen problema; es más, se podría
decir que disfrutan hablando de estas emociones.
— Alfred Binet. Desarrolló el concepto de coeficiente intelectual (CI). Se refiere a la capacidad lógico-
matemática y verbal (1900).
— Daniel Goleman y la teoría de la inteligencia emocional (1998). La capacidad de motivarnos a nosotros
mismos a pesar de las posibles frustraciones. Regular el propio estado de ánimo sin que interfiera con las
facultades racionales. Capacidad de empatizar.
— Ramón Gallegos y la teoría de la inteligencia espiritual (2006). La capacidad de ser feliz a pesar de las
circunstancias.
— Hovard Gardner y la teoría de las inteligencias múltiples. Investiga desde 1967 hasta la actualidad en la
Universidad de Harvard junto a T. Armstrong. Una visión plural de la inteligencia reconociendo diversas
facetas y estilos en las personas. Una combinación de lo emocional y lo racional.
Ahora ya puedes disfrutar de tu pequeño. Un bebé del siglo XXI que formará parte de una nueva
generación de niños que afrontarán el camino en el aprendizaje con nuevas metodologías, bañados con el
mismo amor, ternura y protección de las madres de antes.
Gracias por elegir este libro, y deseamos que disfrutes de tu maternidad/paternidad.
3
Las dos primeras horas de tu bebé
¿Alimentar al niño?
Sí, pero no solamente con leche.
Hay que tomarlo en brazos.
Hay que acariciarlo.
Hay que hablar a la piel del pequeño, hay que hablarle a su espalda, que tiene sed y
hambre, igual que su vientre.
F. LEBOYER
3.1. Comenzar muy al principio
¡HOLA!, ya estás aquí conmigo. Bienvenido. Te estuve esperando durante nueve meses. Sentí tus
pataditas y cómo poco a poco ibas creciendo. Sé que tú me reconoces, sabes cuál es mi olor, mi tono de voz.
Me oías todos los días, escuchaste cuando te hablaba y te cantaba. Entonces te encontrabas dentro de mí y
percibías los latidos de mi corazón junto con otros ruidos, como los intestinos y el torrente sanguíneo.
Quiero conocerte más a fondo y ayudarte a descubrir el mundo del que ya formas parte; conseguir que
llegues a sonreír a la vida. Me gustaría enseñarte a ser feliz y a disfrutar de las cosas que te rodean. Pero,
¿cómo puedo hacerlo?
Figura 3.2.
Figura 3.3.
De todos modos, si, por algún motivo, el niño no puede estar con la madre durante sus primeras dos
horas, no hay que preocuparse; si está en la incubadora, puede ocuparse otro familiar de dar la acogida al
recién nacido; habrá mucho tiempo por delante para emprender el contacto y recuperar el tiempo perdido.
Figura 3.4.
El bebé comienza a escuchar los latidos de tu corazón, rítmicos y acompasados, que le infunden
tranquilidad y sosiego. En el seno materno escuchaba perfectamente este sonido, pero le llegaba a través de
tus órganos internos. En este momento, entre su oído y tu corazón hay menos distancia, pero puede percibir
tus latidos perfectamente.
Comienza a hablarle. Recuerda: él reconoce tu voz; al principio importa más el tono y la melodía que el
contenido de las palabras. Llámale por su nombre igual que hacías durante el embarazo. Trátale con
dulzura, expresando verbalmente la alegría que te da poderlo abrazar, el tiempo que lo estuviste esperando,
lo bonito que es...
El olor de mamá le inspira seguridad y felicidad, ¡qué agradable encontrar cosas conocidas en un mundo
donde todo es nuevo! Según el investigador A. Confort el olor de la aureola materna podría ser nuestra
primera impresión en el mundo.
Para poder demostrar que los bebés reconocen a sus madres a través del olfato se llevó a cabo en Francia
un curioso experimento con bebés de dos días. Unas madres se colocaron un algodón en la base del cuello
durante un día entero para que se impregnara de su olor. Seguidamente se colocó el algodón en la cunita
correspondiente a cada uno de sus hijos. Comprobaron perfectamente cómo el algodón producía un efecto
sedante y los niños dejaban de llorar y se dormían. En cambio, si colocaban el algodón de otra madre, no se
observaba ningún efecto.
Mécele suavemente canturreándole una bonita canción, con movimientos muy lentos y a ritmo muy
pausado. Tu pequeño se sintió mecido en el líquido amniótico, materialmente flotaba en él y, a cada
movimiento tuyo, él experimentaba un balanceo reconfortante, nada brusco. Se encontraba amortiguado por
este líquido por un lado y por otro con la placenta de tejido suave y flexible. Además, en las últimas
investigaciones se ha podido comprobar que mecer a los niños aumenta la memoria (figura 3.5).
Figura 3.5.
Recuerda
1. La cabecita: pon la mano en forma de cuenco sobre su cabecita; casi la puedes abarcar entera.
Acarícialo, sin ejercer demasiada presión, comenzando desde la frente hasta la nuca (figura 3.6).
Se trata de una ligera caricia. Además puedes hablarle, cantarle, decir su nombre. Es importante
mantener un ritmo tranquilo y pausado pero siempre constante.
2. La espalda: sigue manteniendo al pequeño en la misma posición; ahora vas a acariciar su espalda.
El bebé se encuentra sobre ti encogido; has de permitir que mantenga esta posición natural.
Figura 3.6.
Comienza acariciando su cabeza con toda tu mano, sigue bajando por la espalda hasta recorrer todo el
cuerpo. Acaricia la cabeza, la espalda, las nalgas, las piernas y los pies. Cuando acabes, la mano continúa el
movimiento hacia abajo y, pausadamente, despega tu mano, que se vuelve a situar en la parte superior de la
cabecita. Retoma el movimiento acariciando todo el cuerpo junto con las extremidades inferiores. Al llegar
al final, continúa hacia abajo y, lentamente, levanta la mano, que se sitúa en la cabeza de nuevo (figura 3.7).
Siempre de arriba abajo; despega la mano y otra vez de arriba abajo.
Todo el masaje es rítmico, suave y continuado. Así durante el tiempo que te sea posible.
Figura 3.7.
3. El pecho: túmbalo boca arriba. Coloca tus dos manos juntas sobre su pecho: se van a mover en
armonía describiendo círculos sobre el bebé. El movimiento se inicia separando las manos, en direcciones
opuestas, girando hacia afuera y volviendo hacia el centro del pecho del pequeño.
Las manos no se paran, continúan girando desde el centro del cuerpo hacia arriba y hacia afuera y,
mientras tanto, se desplazan suavemente por todo el cuerpo, abarcando brazos y manos. Continúas por su
tripita y terminas con las piernas y los piececitos.
Otra vez comienzas en el pecho y, describiendo espirales sobre el niño, acaricias todo el cuerpecito
(figura 3.8).
Figura 3.8.
El examen de caderas. El pediatra sujeta las piernas del niño y las hace girar en torno a la articulación
para observar si se produce algún ruido extraño y prevenir las luxaciones. A la vez, se observan los pliegues
para comprobar su simetría.
Test de Apgar. Es un número con el que se puntúa al recién nacido. Oscila entre los valores 0 y 10,
siendo el 10 su máxima puntuación. Indica la vitalidad del recién nacido.
Se obtiene de la valoración por parte del médico de las siguientes funciones:
— Latidos cardíacos.
— Respiración.
— Tono muscular.
— Reflejos.
— Color.
A cada una de estas áreas se le da una puntuación que oscila entre 0 y 2. La suma de todas las
puntuaciones nos da el índice de Apgar. Los bebés normales obtienen valores de entre 7 y 10.
Se toma una primera medida en el momento del nacimiento y se repite a los 5 minutos. Las puntuaciones
suelen variar entre la primera recogida de datos y la segunda. Así, por ejemplo, los niños prematuros
obtienen un índice Apgar menor nada más nacer debido a que hicieron menos esfuerzo en el parto. En
cambio, en la segunda medida dan valores normales.
Es importante que los padres conozcan los resultados del test, porque ésta es la primera información
sobre el estado de salud de su hijo.
Test del metabolismo. También se conoce como «la prueba del talón». Consiste en extraer una gotita de
sangre del talón del bebé. Se analiza para descartar enfermedades metabólicas. Si no se detectan a tiempo
pueden provocar subnormalidad.
— Normotónico.
— Hipotónico.
— Hipertónico.
Hipotónicos. Suelen ser los niños prematuros o aquellos bebés que hayan estado largas temporadas en
incubadoras. Al tocarla, la masa muscular se siente fofa, el llanto es más débil y es más difícil obtener el
contacto visual. Pueden mostrar falta de curiosidad o tener problemas en la alimentación. Todo esto traerá
como consecuencia frustración y ansiedad en la madre, que disminuirá la interacción normal entre madre-
hijo.
Hipertónicos. Suelen ser bebés nacidos fuera de término, tardíos o de madres muy ansiosas, irritables,
fumadoras o medicadas. Son muy nerviosos y sus movimientos son excesivos y rígidos; tienen problemas
para mantener un contacto visual prolongado con la madre.
Sólo es prematuro, por tanto, aquel niño nacido antes de tiempo. A esto se le añade una referencia a su
peso, que puede ser adecuado, alto o bajo para la edad de gestación. Y esto lo dictamina el pediatra.
Por tanto tendremos las siguientes posibilidades, plasmadas en el cuadro de la página siguiente.
Los niños prematuros tienen el sistema nervioso inmaduro. Pueden tener problemas respiratorios y es
muy fácil que también padezcan afecciones visuales debido al oxígeno que se les suministra y a la
inmadurez de los medios ópticos.
RNPTPAEG Recién Nacido Pre Término, Peso Adecuado para la Edad de Gestación.
RNPTAPEG Recién Nacido Pre Término, Alto de Peso para la Edad de Gestación.
RNPTBPEG Recién Nacido Pre Término, Bajo de Peso para la Edad de Gestación.
RNPostTPAEG Recién Nacido Post Término, Peso Adecuado para la Edad de Gestación.
RNPostTAPEG Recién Nacido Post Término, Alto de Peso para la Edad de Gestación.
RNPostTBPEG Recién Nacido Post Término, Bajo de Peso para la Edad de Gestación.
Los niños nacidos con bajo peso tienen más riesgo de padecer enfermedades. En esto influye el estado
emocional de la madre durante el embarazo, el estrés, el tabaco, el alcohol y las drogas.
Existe una gran explosión de investigaciones, publicadas en revistas médicas, que sugieren que las
enfermedades del adulto tienen un origen fetal. Lo que ha ocurrido durante la vida fetal va a ser
determinante posteriormente en la madurez.
En una investigación llevada a cabo en Gran Bretaña entre niños nacidos de 1911 a 1930 y publicada en
1989 se asegura que, al tener dificultades para crecer en el vientre de la madre y nacer con bajo peso, se
tiene más riesgo de padecer enfermedades coronarias y bronquitis crónica.
La capacidad pulmonar depende en gran medida del peso que se tenga en el momento del nacimiento.
Un bebé prematuro pero de peso adecuado para la edad tendrá una buena capacidad pulmonar, pero muchas
veces podría tener síntomas de dificultades respiratorias de tipo asmático. Dicho de otra manera: el niño
prematuro tiene más probabilidades de padecer problemas respiratorios de tipo asmático que otros niños.
¿Qué podemos hacer para que los bebés crezcan mejor en el vientre de su madre?
La alimentación puede ser un factor importante. Se recomienda consumir tanto pescado como sea
posible, ya que es rico en ácidos grasos omega 3, esenciales para el desarrollo del cerebro, con lo que
preparamos así su inteligencia para el futuro. El doctor Michel Odent, cirujano ginecólogo director y
fundador del Instituto de Salud Primaria en Londres, recomienda reducir el consumo de ácidos grasos
fabricados por el hombre y específicos del siglo XX, como margarinas, hamburguesas, galletas y fritos, pues
todos ellos eran desconocidos en generaciones precedentes.
Existen otros factores:
Como has visto en el cuadro del apartado 3.5.7, a los neonatos se les clasifica según lo que duró su
gestación.
En el presente apartado nos referimos a los bebés prematuros y/o bajos de peso pero sanos y «normales»,
es decir, según el cuadro anterior serían RNTBPEG, recién nacido a término bajo de peso para la edad de
gestación, y RNPTBPEG recién nacido pretérmino bajo de peso para la edad de gestación. En caso de
patología recurrir a fisioterapia y estimulación precoz.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera prematuro a todo aquel niño que nace con menos
de 37 semanas de edad gestacional (259 días), diferenciando varios grupos según el peso del bebé:
Últimamente hemos notado un aumento considerable de nacimientos de este tipo de niños. Por tal
motivo, queremos ampliar la información sobre este tema. Los recién nacidos pretérmino y bajo peso se
caracterizan por una inmadurez física y neuromuscular que se manifiesta en:
— La textura de la piel.
— La forma de la oreja.
— Los pliegues plantares.
La armonía general del crecimiento será evaluada por el médico neonatólogo según los gráficos de peso,
talla y perímetro cefálico de la edad gestacional del niño. Antes de entrar en detalle sobre el Programa
JERNP (Programa de Juegos Específicos para el Recién Nacido Prematuro), veremos cuáles son los puntos
de mayor riesgo para tener en cuenta.
Características:
Teniendo en cuenta las características de estos bebés, vamos a evaluar los puntos de riesgo:
3.5.8.2. La respiración
El síndrome de dificultad respiratoria (SDR) en el lactante prematuro o bajo de peso aparece por ser sus
pulmones demasiado inmaduros, frágiles y poco desarrollados. No obstante, los avances en medicina y la
posibilidad de contar actualmente con tecnología compleja permiten prevenir en un tanto por ciento
bastante alto la mortalidad, la bronquitis crónica o la enfermedad broncopulmonar tan frecuente en estos
niños.
3.5.8.3. El dolor
Las diversas manipulaciones a las que es sometido el lactante en diversas terapias intensivas, un
promedio de 70 veces al día, entre las que se encuentran cambiar de posición o sitio, pincharle, colocarle el
estetoscopio, extracción de sangre rutinaria, colocación de sondas, intubaciones o poner y quitar de la
incubadora, pueden causarle incomodidades y dolor que dependerá de la intensidad y duración de éstas. Los
cambios fisiológicos se manifiestan en el incremento de la frecuencia cardíaca, presión arterial, sudoración
de las palmas de las manos y reducción de la presión parcial de oxígeno arterial.
El grado de dolor experimentado por el bebé lo podremos evaluar según la intensidad y duración del
estímulo doloroso al observar sus expresiones faciales, ya que son las que están asociadas con sus
sensaciones. Tenemos que diferenciar entre el llanto por necesidades fisiológicas y el llanto por dolor; el
primero es un sonido agudo, constante, que cesa al recibir la atención necesaria, mientras que el segundo es
un sonido fuerte, tipo chillido, con lágrimas y que no cesa al atender al niño, sólo al desaparecer el dolor.
3.5.8.4. La visión
Antes de proponer el «Programa de juegos funcionales para activar las características específicas del
recién nacido», apoyado por el Programa JERNP, es necesario conocer y familiarizarse también con el
concepto de estadio descrito por Precthl y modificado por Brazelton. Al nacer, el niño necesita organizarse
para lograr un nuevo equilibrio fisiológico y neurológico. En el caso de un bebé prematuro o de bajo peso,
esta organización es aún más compleja, y necesitamos saber cuál es el momento más oportuno de realizar
estas actividades con él.
El doctor Brazelton localizó seis estados principales en el comportamiento del neonato establecidos en
períodos alternos de vigilia y sueño, ya que debemos interactuar con el lactante de una forma totalmente
diferente según el estado en que se encuentre.
El niño no responde a estímulos exteriores es una protección para filtrar estímulos como ruidos o luces.
La respiración es regular y la frecuencia cardíaca es de 80 a 90 latidos por minuto.
Qué hacer
Dejar dormir al niño, ya que este estado de sueño favorece el descanso, pues la actividad cerebral
disminuye durante esta etapa. El neonato suele dormir 20 horas al día.
Qué hacer
El método canguro el mayor tiempo posible, ya que se trata de un método de autoayuda a seguir con los
niños prematuros y de bajo peso.
Qué es
La base de este método reside en el concepto de la «vinculación» expresado por Marshall Klaus y John
Kennell. Según estos investigadores hay un período crucial, las primeras 24 horas después del nacimiento
del lactante, para que el niño y su madre estén en contacto uno con el otro para así establecer un vínculo
primario entre ellos. No obstante, si no es posible en el caso de los prematuros, ya que estarán una
temporada en la incubadora, produce el mismo efecto si se sigue el método canguro al visitar al bebé en el
hospital y/o luego en casa durante un tiempo determinado.
Lo que determina el vínculo emocional en la calidad de la relación madre-lactante es el clima general de
ésta y no sólo la situación que ocurre en las primeras horas. En el caso de los bebés prematuros, bajo peso y
hospitalizados, es necesario establecer este clima general en la relación madre-lactante para brindarles
apoyo y protección y establecer este vínculo emocional para lograr un positivo comienzo en su futuro
desarrollo general.
Qué necesitas
Cómo hacerlo
Coloca al bebé sobre tu pecho dentro de la mochila respetando su posición fetal con la carita mirando
hacia tu cuerpo y la cabecita ladeada para que se oiga tu corazón.
Los objetivos de que coloques al bebé de esta forma son que:
• Huela el olor de tu piel.
• Sienta el ritmo de tu respiración.
• Esté arropado por el calor del contacto con tu cuerpo.
Nota: En caso de que no sea posible que lo haga la madre, puede realizarlo el padre u otro adulto.
Este método has de realizarlo hasta que el niño adquiera el peso adecuado de un bebé recién nacido a
término, llegando a pesar a los dos meses aproximadamente entre 3.200 y 3.500 g.
Nuestra experiencia
Demuestra que los niños que han realizados el Programa JERNP apoyado por el método canguro han
adquirido el peso normal de un recién nacido a término entre el mes y medio y los dos meses desde su
nacimiento. Gatean alrededor de los 10 meses y dan sus primeros pasos entre los 12 y los 14 meses. Su
desarrollo cognitivo y social se equipara al de los niños de su misma edad cronológica.
En este estado el lactante no está dormido, simplemente no se encuentra operativo. Los párpados se
mueven rápidamente, los ojos por ratos están abiertos y en otros momentos pueden estar cerrados; también
se podrán observar «estremecimientos» intermitentes. La respiración es rápida y superficial.
Puede ser que no haya buena respuesta a los estímulos, pero no obstante es conveniente jugar con él, ya
que poco a poco la calidad de estas respuestas irá mejorando.
Es el estado en el que se encuentran más tiempo los prematuros y especialmente los de menos de 32
semanas de gestación.
Qué hacer
Programa JERNP I
Durante el 50 por 100 del tiempo en el que el lactante se encuentra en este estado se realizará el método
canguro. El resto del tiempo irás incorporando, en la medida que sea posible, el Programa JERNP.
Cómo hacerlo
Coloca al niño sobre tu pecho en la posición «canguro», te sientas en una silla o mecedora y realizas dos
series de movimientos.
• Una serie abarca un movimiento hacia adelante, otro hacia la derecha, hacia la izquierda, circular hacia
un lado y circular hacia otro. Estos movimientos se realizan muy lentamente, muy suaves y muy
rítmicos, de forma que cada serie te debe llevar como mínimo treinta segundos. El ejercicio completo te
llevará un minuto.
• Para realizar este ejercicio has de estar relajada y tranquila; puedes hacerlo dos o tres veces al día pero no
más de un minuto cada vez. Observa la reacción del niño, será él el que te dará la pauta del ejercicio.
• Observa si el niño tiene los ojos abiertos; en tal caso aprovecha y muéstrale el movimiento de tus dedos
muy cerca de sus ojitos. Ponte un guante que tenga unos dedos blancos y otros negros.
• Abarca con la palma de tu mano desnuda la mejilla del bebé. Realiza una secuencia de suaves
movimientos presionando ligeramente la mejilla con la mano sujetando y soltando despacito, pudiendo
realizar cuatro movimientos durante 20 segundos aproximadamente. Recuerda realizarlo también con su
carita mirando hacia el otro lado.
• En el momento de colocar al bebé en la cuna realiza con tus manos movimientos circulares suaves y
lentos pero firmes sobre el pecho del niño en la dirección de las agujas del reloj durante un minuto.
• Al terminar los masajes déjale cerca un paño de algodón que hayas llevado en tu cuello durante unas
horas para que tenga tu olor. Procura que no tenga demasiada luz, lo aconsejable son bombillas de 40 W
azules.
• Coloca un CD con sonidos intrauterinos; en su defecto, alguna música clásica suave.
Recuerda
Tener siempre cubierta la cabeza del bebé con un gorrito de algodón y utilizar cunas de madera.
El recién nacido está despierto. Mueve el cuerpo. Gira y mueve los ojos al escuchar un ruido. Al ver u
oír algo interesante abre los ojos. Este estadio puede durar entre unos pocos minutos a media hora
aproximadamente; es el momento oportuno de jugar y hacer actividades con él.
Si la iluminación es poca y se le habla en voz baja y con caricias, permanecerá más tiempo en este
estado.
Qué hacer
Programa JERNP II
Cómo hacerlo
• Coloca al niño sobre tu pecho en la posición «canguro», te sientas en una silla o mecedora y realizas
cuatro series de movimientos. Una serie abarca un movimiento hacia adelante, otro hacia la derecha,
hacia la izquierda, circular hacia un lado y circular hacia otro. Esos movimientos se realizan muy
lentamente, muy suaves y muy rítmicos, de forma que cada serie te debe llevar como mínimo treinta
segundos. El ejercicio completo te llevará dos minutos. Para realizar este ejercicio has de estar relajada y
tranquila; puedes hacerlo dos o tres veces al día, pero no más de dos minutos consecutivos.
• Con una linterna pequeña, con la pila desgastada para que la luz sea tenue o, en cualquier caso, con un
pañuelo transparente y azul sobre la luz, encenderla y apagarla de la siguiente forma: a una distancia de
10 o 15 cm, observando si hay reacción en sus párpados. Si parpadea, aléjala ligeramente. Enciende la
luz y espera dos segundos, la apagas y esperas cuatro segundos para volverla a encender durante dos
segundos, así sucesivamente hasta que la hayas encendido cinco veces. El ejercicio completo durará 26
segundos.
• Haz un masaje en espiral en la mejilla del bebé comenzando desde el centro siguiendo la dirección de las
agujas del reloj. El movimiento ha de ser muy lento y suave. Aproximadamente veinte segundos.
Recuerda hacerlo también del otro lado.
• Coloca un dedal de goma esterilizada sobre tu dedo índice e introdúcelo ligeramente en la boca del niño
haciendo un pequeño masaje en la parte interior de los labios, en el inferior y superior, en la parte
interior de las mejillas, en la parte anterior del paladar cercana a las encías siguiendo el movimiento por
las mismas.
• Aplica unos masajes circulares en el dorso de las manos y los dedos del bebé sin insistir en que las abra,
respetando la posición de su puñito. Realízalo en ambas manos.
• Quítale los patucos y realiza el mismo masaje en el dorso del pie. En la planta utiliza los nudillos
comenzando por el talón y subiendo hacia los dedos haciendo círculos.
• Una vez terminado, te quedas cómodamente sentada y con la orejita derecha del bebé sobre tu corazón;
puedes cantarle o hablarle con voz melodiosa y rítmica y con mensajes positivos. También puedes
colocar el CD con sonidos intrauterinos o con música barroca. Coloca siempre un paño que huela a ti en
su cunita.
Recuerda
Está despierto completamente, con los ojos abiertos, se mueve activamente, la respiración es irregular.
Es capaz de fijar su atención en un estímulo, inclusive pasar rápidamente a otro nuevo que tenga interés
para él. Cuando se juega con el bebé, éste aumenta sus movimientos. El juego debe ser suave, ya que a los
movimientos bruscos puede responder con tendencia a estremecerse o con un ligero temblor de la barbilla.
Qué hacer
Cómo hacerlo
• Coloca al niño sobre una mesa con una manta suave y con la ropita amplia y liviana, respetando su
posición corporal. Cúbrele con tu mano abierta, cálida y firme y muévela como frotando todo el cuerpo
del bebé. Primero el pecho, la tripita, el brazo izquierdo, la pierna izquierda, brazo derecho, pierna
derecha y la espalda. Ve observando los ligeros movimientos musculares que realiza el bebé después de
haberlo frotado para poder valorar cómo van siendo más numerosos y fuertes con el paso del tiempo.
• Realiza los masajes recomendados en el epígrafe «El poder de la ternura» de este mismo capítulo.
• Ver el capítulo: «Los primeros días de tu bebé», ejercicio: «El poder de los masajes».
Recuerda
• Después de los masajes acaricia el dorso de la mano del bebé para que la abra e introduce tu dedo índice;
si no la abre puedes introducirlo suavemente por un lado. Una vez que tu dedo se encuentra en el interior
de su puñito, muévelo ligeramente de manera que le estés masajeando la palma de su mano. Observa los
pequeños movimientos musculares de la mano del bebé. Realízalo en ambas manos. Poco a poco, según
veas cómo te responde el bebé, aumentas la dificultad realizando la siguiente serie de ejercicios: acaricia
el dorso —coloca el dedo en su mano—, masajea la mano —quita el dedo— y vuelve a comenzar la
operación.
• Cuando está con los ojos abiertos realiza el juego siguiente: Ver capítulo «Tu bebé de un mes», ejercicio
«El juego de las luces».
• Para ayudar al bebé a estar más alerta le puedes soplar suavemente sobre sus mejillas. Háblale mucho
haciendo muecas y sacando la lengua, acerca la cara hasta tal punto que el bebé tenga la posibilidad de
verte e imitarte. Tus gestos han de ser amplios y el movimiento constante y sin interrupciones. Hay que
lograr que emita sonidos y gemidos, ya que con eso se beneficia el desarrollo pulmonar y el sistema
respiratorio.
• En el momento en que notes que se encuentra con los ojos muy abiertos y está alerta, acerca tu mano
hacia los ojos moviendo los dedos; ten siempre cerca la ficha del «ojo de buey» —(ver capítulo «Tu
bebé de un mes», apartado «Qué necesitamos», figura 5.2.b)— y muéstrasela por unos segundos.
• Observa si tu bebé succiona su pulgar en su boca. En el caso de que no lo haga, hazle un masaje
alrededor de los labios insistiendo en las comisuras, sobre los labios, en las mejillas y en los músculos de
las mandíbulas. Observa si realiza los movimientos de succión. En el caso de que no lo haga: coloca un
dedal de goma esterilizada sobre tu dedo índice e introdúcelo ligeramente en la boca del niño haciendo
un pequeño masaje en la parte interior de los labios, en el inferior y superior, en la parte interior de las
mejillas, en la parte anterior del paladar cercana a las encías siguiendo el movimiento por las mismas.
Recuerda
• Sobre los dientes de un tenedor de madera de cocina frota el palo de una cuchara de madera y acércalo a
un oído y luego al otro. Arruga cerca de cada uno de los oídos del bebé un papel de celofán, primero en
un oído y luego en el otro. Haz sonar unos cascabeles o campanilla muy suavemente al lado de sus
oídos, primero uno y luego el otro.
• Antes de dejarle sobre su cuna, cógele en brazos y baila un vals con él muy despacito y muy suavemente
balanceándote hacia ambos lados.
• Ya en su cunita puedes colocarle un CD con música barroca o con la voz de los padres. Las frases que
grabéis han de ser cortas y positivas, por ejemplo: «Hola (nombre del niño), soy mamá, te quiero, estoy
muy feliz de tenerte. Lo que más me gusta es jugar contigo. Eres fuerte, sano y feliz. Ahora te hablará tu
papá».
Recuerda
En la conversación con el bebé debéis hablar por turnos, primero uno y después el otro, nunca los
dos a la vez.
Es una de las formas de comunicación principal que tiene el lactante, es una señal y hay que responder
inmediatamente cuando eso ocurre. En este estado no responde con atención a ningún estímulo. La
respiración es superficial e irregular.
Qué hacer
Hay que calmarle. Cogerle, mecerle, colocarle sobre el cuerpo de los padres y que tenga posibilidad de
escuchar el ritmo cardíaco. También se puede colocar en posición vertical con la cabecita sobre el hombro.
Aquellos neonatos que muestran mayor capacidad de organización suelen autocalmarse succionando su
puño.
El niño nacido bajo de peso necesita un modelo psicopedagógico específico que le ayude en su
desarrollo para prevenir futuros inconvenientes.
Los hallazgos de investigaciones realizadas sobre sujetos con un peso inferior al nacimiento de 1.500
gramos demuestran que entre el 10 y el 20 por 100 de ellos tienen deficiencias visuales y auditivas, así
como déficits en el desarrollo cognitivo, perceptivo-motor y psicolingüístico cuyos impedimentos no se
perciben hasta que el niño entra en edad escolar. Estos problemas se manifiestan como falta de coordinación
ojo-mano, baja capacidad para memorizar tanto auditiva como visualmente y falta de atención, errores en la
expresión escrita, dificultad en la realización de puzles (matemáticas) y dificultad en la lectura y escritura
(errores en comprensión y al dictado), produciendo bajo rendimiento escolar a pesar de que su cociente
intelectual entra dentro de los márgenes de la normalidad.
Para llegar a amar a la madre y sentirse unido a ella, el recién nacido tiene
necesidad de «reconocerla», de poderla distinguir de los restantes seres humanos
que están a su alrededor.
SUSAN LUDINGTON-HOE. SUSAN K. GOLANT
4.1. Ir conociéndose
En este capítulo te sugerimos cómo puedes ir conociendo a tu bebé; necesitáis habituaros el uno al otro.
El objetivo primordial es que comencéis un reconocimiento mutuo y aprendáis a jugar juntos.
Queremos que, desde el principio, tengas muy presente que lo que más cuenta es la calidad del contacto,
no la cantidad. Saber qué es lo que el bebé necesita y cómo proporcionárselo es esencial para lograr
nuestros propósitos.
El niño recién nacido desea profundizar más en el conocimiento de su madre ya adquirido hace nueve
meses; ella es una fuente de estimulación para los sentidos: vista, oído, tacto y olfato. Procura estar con tu
hijo, hablándole, meciéndole y cantándole canciones bonitas. Aunque el bebé pasa la mayor parte del
tiempo durmiendo, trata de obtener entre 5 y 10 minutos todos los días en los que el niño esté despierto para
que os vayáis conociendo y empecéis a comunicaros. Un momento bueno puede ser después del cambio de
pañales o durante el baño.
Es necesario que crees una rutina en el mundo de tu hijo. Cuando llegó a casa todo era nuevo,
desconcertante, y tiene que descubrir todo su entorno, además de conocerse a sí mismo. Si procuras
mantener unos horarios, en la medida en que te sea posible, lograrás que el trabajo te sea más fácil y
obtendrás más tiempo para dedicarte a otras actividades.
La rutina permite que el bebé vaya conociendo su entorno (figura 4.1). Se va acostumbrando a que
después del biberón llega el cambio de pañales y después la cuna. Sentirá seguridad al ir conociendo toda la
secuencia de acontecimientos que le permiten prever el futuro y poner orden en esta nueva vida tan
diferente a su estado anterior. Conseguirás que tu hijo esté más calmado, menos ansioso, más relajado y
tranquilo. Todo esto repercute en ti misma y te hará ir recuperando, poco a poco, la tranquilidad ayudándote
a habituarte a tu nuevo papel de madre.
Figura 4.1.
— Lloro.
— Mamá viene y comprueba si necesito algo.
— Me toma en brazos y me pone sobre su cuerpo.
— Jugamos y oigo los latidos de su corazón, su voz cálida y su mirada llena de amor.
— Me calmo.
— Vuelvo a la cuna.
En el capítulo anterior insistimos mucho en la necesidad de acudir a sus lloros durante los primeros
meses de vida. El bebé notará que existe una cierta seguridad en el mundo, de forma que al llorar siempre
haya alguien que acuda a su lado. Esta rutina es muy necesaria. Dejarlo llorar no le enseña nada. Si llega a
dormirse será sólo por agotamiento.
Figura 4.2.
Los niños tratados con amor, bien estimulados y cuidados se desarrollan de forma fascinante.
El doctor Jaroslav Koch, después de 50 años investigando con bebés en el Instituto de Asistencia a la
Madre y al Niño de Praga, observó que los niños tienen un gran potencial oculto e inexplotado. Los padres,
por desconocimiento, pierden en muchas ocasiones la oportunidad de fomentar este gran potencial.
Los niños que han aprendido a jugar adecuadamente tienen grandes ventajas con respecto a los demás:
— Tienen buen apetito, se alimentan sin causar dificultades, ganan peso y su tono muscular es adecuado.
— Aprenden a estar activos en los períodos de vigilia y a dormirse tranquilos.
— Gozan de buen humor y lloran menos; los más pequeños sonríen con frecuencia y gorjean a menudo de
satisfacción.
— La capacidad para el lenguaje se desarrolla con mucha más rapidez.
— La estimulación física proporciona un mayor aporte de sangre al cerebro, con lo que el niño se hace más
receptivo.
Jugando con el niño, de esta manera, podemos desarrollar su inteligencia. En este momento la
plasticidad cerebral es muy marcada y podemos aumentar el número de conexiones neurológicas.
El peso del cerebro aumenta considerablemente en los primeros años:
El cerebro de un adulto sólo pesa 250 gramos más que el de un niño de dos años. Esto quiere decir que
durante los dos primeros años el cerebro se desarrolla rápidamente (figura 4.3).
Figura 4.3.
Así queda demostrada la necesidad de jugar adecuadamente con el bebé en la etapa de máxima
plasticidad. Fomentamos su inteligencia y potenciamos todas las capacidades con las que nace el niño.
Lo más curioso es que el ser humano nace ya con un número de células nerviosas (neuronas)
determinado; lo que vamos a desarrollar es un sinfín de interconexiones neuronales, denominadas sinapsis,
imprescindibles para recibir e intercambiar información.
Paralelamente a este proceso, se produce la mielinización de las neuronas. Éstas se van cubriendo de una
capa de grasas y proteínas que las aíslan de otras neuronas y favorecen una mayor velocidad de trasmisión.
Este proceso madurativo comienza hacia el cuarto mes de embarazo y finaliza hacia los 30 años. Siempre
empieza en el cerebro y va desarrollándose hacia las extremidades, del centro hacia la periferia. De manera
que el hecho de que un niño sea capaz de sujetar un lápiz indica que la mielinización ha llegado a la punta
de los dedos.
El profesor Arthur R. Jensen sostiene que «la velocidad de reacción de las neuronas podría ser una de las
claves de la inteligencia».
Por último, las neuronas, para comunicarse, necesitan de unas sustancias químicas denominadas
neurotransmisores. Su período de máximo desarrollo también se encuentra dentro de los dos primeros años
de vida.
Por tanto aprovecharemos sólo aquellos momentos del día en que el bebé esté despierto y receptivo y
respetaremos en todo momento sus horas de sueño.
Puedes aprovechar el cambio de pañales, el tiempo dedicado al baño o el momento de la alimentación.
Además está comprobado que si actúas adecuadamente favoreciendo su desarrollo visual, tu hijo podrá
concentrarse durante un período más largo de tiempo.
Pero aún más sorprendente es el hecho de que tu hijo es capaz de captar, a través de tus ojos, todo el
amor que le trasmites.
De igual modo, otra forma de estimular su fijación es colocando tu mano a la misma distancia que el
juego anterior, teniendo cuidado de que pueda observarla con los dos ojos por igual. Comienza a separar tus
dedos y muévelos lentamente. Con ello le ayudamos a concentrar la mirada (figura 4.6).
Figura 4.6.
Cuando el bebé se despierte por la noche o en aquellos momentos en que esté más inquieto, puedes
encenderle una lámpara que proyecte figuras en la pared y en el techo; al tener la cabeza preferentemente
ladeada, es conveniente que se la pongas del lado desde el cual pueda ver las luces (figura 4.7).
Figura 4.7.
Puedes encontrar este tipo de lámparas en el mercado; existen muchas marcas y modelos y cualquiera te
puede valer. En lugar de la lámpara se pueden proyectar sobre la pared figuras que realizarás con las manos.
Recuerda
La conducta atenta se ve favorecida por estos juegos, ya que de esta forma se potencia el
desarrollo de la memoria, fundamental en el aprendizaje futuro.
El bebé puede localizar la fuente de sonido y trata de girar su carita hacia ella. Su sentido auditivo está
muy desarrollado en el momento del nacimiento (figura 4.9).
Figura 4.9.
Lo más recomendable es que durante el primer mes de vida le hables cara a cara: esto le servirá de ayuda
para aprender a localizar el sonido y a controlar los movimientos de su cabeza. Además, mientras te está
mirando, puede observar tus expresiones faciales y comienza a comprender el lenguaje de los gestos que
acompañan al habla. Conforme pase el tiempo podrás ir retirándote más del pequeño e irás observando
cómo mueve sus bracitos cuando te diriges a él. Esto indica que ya sabe que quieres comunicarte y es su
manera de expresar todo el placer que experimenta con tu compañía.
Cuando estimulamos dos sentidos al mismo tiempo, en este caso audición y vista, realmente trabajamos
mucho más, ya que estamos favoreciendo su capacidad de concentración y aumentamos,
considerablemente, su curiosidad.
Cántale una bonita canción de cuna. La palabra se graba en el hemisferio izquierdo, que es el
responsable del lenguaje, la escritura y la lógica. En cambio la melodía lo hace en el hemisferio derecho,
donde se desarrolla la parte artística. Estamos favoreciendo el desarrollo de los dos hemisferios cerebrales
para conseguir un buen equilibrio entre ambos. Esto tiene como finalidad aumentar la interacción máxima
entre las dos mitades, clave importante para el desarrollo de su inteligencia (figura 4.10).
Figura 4.10.
Figura 4.11.
Los estudios realizados sobre este tema han demostrado que los niños reconocen aquellas melodías que
oyeron durante su vida intrauterina; si se las vuelves a poner cuando es la hora de dormir, le ayudarán a
relajarse y a conciliar el sueño.
Por la misma razón, los sonidos intrauterinos que tu bebé escuchó durante nueve meses producirán el
mismo efecto. Allí oía el sonido rítmico del corazón, la circulación del torrente sanguíneo y el paso del
alimento por los intestinos. Recuerda al ruido que hacían los trenes antiguos de carbón. Este tipo de sonido
tendrá un efecto relajante y tranquilizador sobre el bebé. Pide a tu ginecólogo que grabe tus propios sonidos
en un CD para poderlos utilizar.
Recuerda
Cuando el padre tiene que ausentarse por largo tiempo, conviene dejar un CD grabado con su voz para
que el bebé se vaya familiarizando también con su sonido. Ya hemos comentado que los niños que son
estimulados por los dos miembros de la pareja reaccionan mejor y alcanzan mejores niveles intelectuales
(figura 4.12).
Figura 4.12.
Cuando grabes el CD ten en cuenta que los sonidos que más le agradan a tu hijo son:
La música ejerce un gran poder de relajación en los bebés. Existen hospitales infantiles, como algunos de
Los Ángeles y el Gran Hospital de San Fernando Valley, que la utilizan para calmar a los pequeños.
No se trata de hacerles oír cualquier tipo de música; nos referimos a música clásica. Se han realizado
experimentos con música de Bach o Beethoven que demuestran que muchos niños al oír la melodía
comienzan a mover sus brazos y piernas siguiendo el ritmo. Al terminar la música detienen su movimiento.
Tú puedes comprobarlo fácilmente. Cuando el bebé escucha una música que le gusta se acurruca contra
tu pecho, se calma y se gira hacia la fuente del sonido.
4.4.4. EL OLFATO
Los niños recién nacidos reconocen a la madre por el olfato. Pueden diferenciar perfectamente el olor de
la leche materna. Saben perfectamente qué olores les gustan y cuáles les desagradan.
Coloca una gasa impregnada de tu leche en la cuna: esto le hace sentir tu presencia, le da seguridad y le
tranquiliza, además de ser una forma de fomentar su sensibilidad olfativa (figura 4.13). También puedes
usar tu agua de colonia floral habitual, pues el niño será capaz de reconocerla. Toma al niño en brazos y
coloca su naricita cerca de tu cuello para permitir que te huela directamente la piel; esta sensación le
produce mucho placer.
Figura 4.13.
Hay otros olores que le gustan, como los olores corporales de los padres, los de las flores, la vainilla, la
canela...
En cambio el olor del tabaco le irrita, además de ser una sustancia tóxica. Los productos de limpieza son
desagradables, al igual que el ácido cítrico contenido en el limón y la naranja y el olor a comida quemada.
4.4.5. EL GUSTO
El bebé tiene necesidad de succionar: es un reflejo innato. Cuando te hacen una ecografía durante el
embarazo puedes incluso observar cómo el feto se lleva el dedo a la boca y succiona. Esto le sirve para
entrenar los movimientos necesarios para la lactancia y asegurar así su supervivencia (figura 4.14).
Figura 4.14.
Pero no sólo succionan su pulgar, sino que incluso tragan líquido amniótico. Se han realizado
experimentos curiosos de este tipo. Se pudo comprobar que inyectando una solución de sacarosa en el seno
materno el neonato incrementaba de forma ostensible sus succiones, muestra evidente de que le gustaba el
sabor dulce.
La sensibilidad gustativa de los bebés está tan desarrollada como la de un adulto. Puede diferenciar lo
dulce de lo salado y lo agrio de lo amargo. El sabor dulce es el preferido frente al amargo, y esta
predisposición parece ser de carácter genético.
La alimentación es, por tanto, muy importante. Vas a crear un lazo muy íntimo con tu hijo, además de
ofrecerle gran variedad de estímulos. En ese momento estarás favoreciendo el gusto, el olfato, el contacto
visual y la comunicación no verbal a través de su piel.
4.4.6. EL TACTO
La sensibilidad cutánea es hasta ahora una gran desconocida. En nuestro trabajo con bebés enseñamos a
muchas madres a acariciar a sus hijos, a masajearlos suavemente. Advertimos enseguida que a los bebés les
gustaba. Pero profundizando más en el tema hicimos averiguaciones que hemos podido constatar en la
realidad.
Los contactos piel con piel son una necesidad imperiosa en el ser humano. De hecho todos los padres
abrazan y estrechan a sus hijos contra su cuerpo. Recientemente se ha averiguado que acariciar a los bebés
asegura:
— Un aumento de peso.
— Un óptimo desarrollo del aparato digestivo.
— El aumento de las defensas del organismo.
— Una buena calidad en la relación afectiva madre e hijo.
— Calor-frío.
— Suavidad-dureza.
— Rugosidad-lisura.
— Resbaladizo-antideslizante.
— Aire.
— Presión.
— Mojado-seco.
El contacto directo piel con piel es el mejor estímulo para desarrollar la sensibilidad táctil del bebé.
Tómalo en brazos y estréchalo contra tu cuerpo; así podrá percibir tu calor y tu olor. Acarícialo lentamente
a ritmo suave y constante. Primero la cabecita desde la frente hasta la nuca, unas 10 veces
aproximadamente; luego todo el cuerpo comenzando por la cabeza, recorriendo toda la espalda y
terminando en los pies (figura 4.15).
Figura 4.15.
Figura 4.16.
Éste es un juego bonito en el que también pueden participar otros miembros de la familia: el padre, los
hermanos, los abuelos...
Es una forma interesante de contactar con el bebé. Además, estamos reforzando su capacidad de agarrar
y soltar.
Recuerda
Los contactos piel con piel, las caricias, los masajes, son su principal alimento afectivo durante
los 6 primeros meses.
Reforzarás su inteligencia, ya que la mayor parte de la información durante esta etapa se recibe a
través de la piel, siendo ésta su principal receptor.
4.4.8. EL MOVIMIENTO
Es perfectamente natural que cuando oigas llorar al pequeño lo cojas en brazos y lo acunes. Se debe a tu
instinto maternal y nunca debes reprimirlo. En ningún caso lo vas a mimar; muy al contrario, los efectos son
beneficiosos en extremo. El niño se va a sentir protegido pero además estamos ayudando al buen desarrollo
del sistema vestibular. Éste se encuentra situado en el oído y se forma durante las primeras semanas de vida.
Más adelante será el responsable del equilibrio, el cual le informará de la posición corporal (figura 4.17).
Figura 4.17.
Puedes también colocarlo horizontalmente en los brazos y mecerlo hacia los lados. No olvides llevar un
ritmo pausado y nunca realices movimientos bruscos que puedan asustar al bebé. Tampoco son necesarios
movimientos de gran amplitud. Si además aprovechas para hablarle, cantarle e intentar contactar
visualmente, estarás ayudando a coordinar varios sentidos a la vez y favoreces un desarrollo global que es
siempre el objetivo final que estamos buscando.
Por último conviene que dejes desnudo al niño en una habitación a temperatura adecuada (27 ºC) y
siempre bajo la mirada de un adulto. Podrá moverse libremente y experimentar con todo su cuerpo. El
movimiento es una necesidad tanto física como psíquica.
Sitúalo boca arriba y luego boca abajo. Cuando notes que el niño se inquieta, es el mejor momento de
dejar este juego.
El bebé tumbado boca abajo es capaz de reptar y desplazarse varios metros hacia delante; por tanto,
nunca dejes a un bebé solo sobre una cama, cambiador o mesa aunque sea sólo por un segundo.
Recuerda
Para realizar los masajes provéete de dos gasas o dos pañuelos limpios y suaves al tacto.
Coloca a tu bebé boca arriba sobre una superficie plana o sobre tu cuerpo. Sujeta su bracito tomándolo
por la muñeca con una mano y con la otra pasa el pañuelo, presionando ligeramente, por la parte exterior
del bracito, desde la muñeca hasta el hombro; seguidamente, sitúa el pañuelo o gasa en la parte interna del
brazo, en la axila, y baja lentamente hasta el inicio de la mano (figura 4.19). Este movimiento de subida y
bajada se realiza tres veces en cada uno de los brazos.
Figura 4.19.
Procura llevar un ritmo constante, lento y regular; tus movimientos no deben ser bruscos: se trata de
caricias.
Aprovecha para sonreír al bebé, decir su nombre o cantarle una canción de cuna. Estaremos comenzando
una relación muy especial que durará toda la vida.
4.4.9.2. Las piernas
A continuación toma una de sus piernas por el talón; respeta la posición natural de ligera flexión que
adopta el bebé en sus primeros días.
Pasa suavemente la gasa por la parte exterior de la pierna desde su inicio en el muslo hasta llegar al
tobillo (figura 4.20). Ahí te paras y sitúas tu mano con la gasa en la parte interna del pie; el movimiento se
comienza desde el talón hasta la ingle.
Figura 4.20.
Tu mano con la gasa baja por su pierna y sube tres veces consecutivas. Seguidamente repites el mismo
proceso en la otra pierna.
4.4.9.3. El pecho
Sitúate enfrente del bebé: ahora nos toca acariciar su pecho. Necesitas usar las dos manos, que se
desplazan juntas y a la vez y con cada una de ellas sujetas un pañuelo o gasa.
El movimiento se inicia en la tripita del niño. Sube lentamente hacia sus costillas a la vez que vas
separando tus manos un poco; cuando llegues a la altura de los hombros, separa las manos del todo y vuelve
a juntarlas de nuevo en la tripita del bebé (figura 4.21). Desde aquí vuelve a subir por su cuerpecito
repitiendo estas caricias tres veces, como se indica en el dibujo.
Figura 4.21.
4.4.9.4. La espalda
Para terminar, da la vuelta al pequeño observando cuidadosamente cómo queda situada su cabecita.
Tenemos que utilizar también las dos manos, provistas del pañuelo o gasa correspondiente. En este caso
comenzamos desde los hombros, con tu mano derecha en su hombro derecho y la mano izquierda en el
hombro correspondiente del bebé. Presionando ligeramente bajas las manos por la espalda a ambos lados de
la columna (procurando no tocar sus vértebras). Cada mano pasa por un lado del niño; nunca se tocan o se
llegan a cruzar. Acaricias su culito y continúas por cada una de las piernas hasta llegar al talón. Levantas las
dos manos a la vez y las colocas de nuevo en los hombros; otra vez bajan, pausadamente, hasta los pies y
vuelven juntas a los hombros. Estas caricias también se llevan a cabo tres veces (figura 4.22).
Figura 4.22.
Está plenamente demostrado que si se realizan estos masajes desde el nacimiento ayudamos a fortalecer
las articulaciones, con lo que se previenen posibles problemas del desarrollo. También van a salir
beneficiados todos los órganos internos del bebé, especialmente el sistema respiratorio.
Los masajes han sido practicados de forma instintiva por los hombres desde la prehistoria. Cuando
alguien recibía un golpe o sentía un dolor, se le aplicaban sobre el tejido dañado. De forma sistematizada ya
se conocían en la época de Hipócrates, quien hizo un esbozo de clasificación de los distintos tipos.
Con la aplicación de los masajes vamos a actuar sobre diferentes sistemas:
— Sistema respiratorio.
— Sistema vascular. Favorece la circulación sanguínea.
— Sistema linfático.
— Sistema muscular. Ayuda a la relajación.
— Sistema nervioso. Actúa sobre el sistema nervioso periférico.
Pataleo. El bebé, al estar boca arriba, y si la ropa que tiene puesta se lo permite, patalea y mueve sus
brazos fuertemente. Dobla y estira alternativamente sus extremidades.
Puedes comprobar que:
Postura. Cuando duerme mantiene la cabeza ladeada indistintamente en uno u otro sentido.
Comprueba que su postura es homolateral, es decir, que un lado de su cuerpo tiene el brazo y la pierna
encogidos y el otro los mantiene estirados. Si estiramos su pie o brazo doblado, automáticamente el
miembro que estaba en flexión se estira (figura 4.23). Recuerda que no es conveniente que el bebé duerma
boca abajo, ya que produce un aumento de la abducción de las piernas y rotación externa de la cadera, al
mismo tiempo que predispone o produce un pie pronado o valgo.
Figura 4.23.
Las manos. Se encuentran cerradas. El dedo pulgar se mantiene dentro del puño. Al acariciarle
suavemente el dorso de la mano puede abrirla, pero el dedo pulgar se queda doblado contra la palma.
Seguidamente cambia al bebé de posición tumbándolo boca abajo.
Reptación. Al dejar a un bebé boca abajo sobre una superficie lisa, éste produce un movimiento de
reptación instintivo que le hace desplazarse hacia delante. Todas las madres han tenido la experiencia de
acostar a su bebé en la parte inferior de la cuna y al poco tiempo encontrarlo en la zona superior con la
cabeza apoyada contra el cabecero.
Posición. Las piernas se encuentran plegadas con las rodillas metidas debajo de la tripa. Todo el cuerpo
está en flexión, como cuando se encontraba en el útero. En cambio el tórax está en contacto con la
superficie de apoyo.
Cabeza. En todo momento está ladeada. Puede hacer un intento de levantarla y llevarla a la línea media,
pero sólo la mantiene un segundo y la deja caer de costado. Conviene cambiar de posición al bebé al
acostarlo en la cuna, porque los huesos del cráneo son todavía muy blandos y podríamos provocar
aplanamiento craneal en uno de sus lados.
Empuje. Puedes situar tu mano en la planta de sus pies. Al ejercer una ligera presión hacia su cuerpo, el
bebé nota una superficie de apoyo y empuja todo su cuerpo hacia delante.
Ojos. Sus ojos todavía no tienen un color definitivo. Éste se adquiere alrededor de los 12 meses. Observa
que puede dirigir sus ojos hacia un sonido y que además le llaman poderosamente la atención las luces. En
cambio, las luces muy fuertes le producen deslumbramiento y es capaz de cerrar fuertemente los párpados.
¿Qué prefiere mirar el bebé?:
Oídos. Agita un sonajero de sonido suave, produciendo el sonido cerca de uno de sus oídos; luego
pónselo cerca del otro y repite el sonido. Compruebas de esta forma su capacidad auditiva.
A los niños recién nacidos les gusta la música, las voces, los sonidos suaves; en cambio los ruidos
fuertes les asustan, provocando, en algunos casos, que rompan a llorar asustados.
Una pérdida de tan sólo 50 o 20 decibelios de audición puede repercutir más adelante en la adquisición
del lenguaje. Será recomendable una revisión periódica de sus oídos. De dos a tres veces durante el primer
año de vida.
Si tú estás nerviosa el niño lo siente y se pone nervioso también. Por eso, será necesario que antes de
tomarlo en brazos te relajes. En el siguiente capítulo encontrarás la mejor forma de hacerlo; se denomina
«Relajación en 8 minutos», en la sección de consejos útiles.
Cuando el bebé y la madre están tranquilos, el ambiente es favorable y el niño, por tanto, es menos
propenso a los cólicos del lactante. Por eso es muy recomendable que procures crear un ambiente propicio
para las necesidades del bebé. Ten presente que alimentar no sólo significa dar de comer, sino que quiere
decir amamantar y calmar.
No cambies de alimentación al producirse el cólico: el niño ya está acostumbrado a ese sabor y sólo
contribuirás a complicarlo todo más.
En última instancia, si no puedes hacerlo callar y sientes que cada vez te inquietas más, dáselo a otra
persona. En muchas ocasiones nos sorprende comprobar que el bebé se calma al momento. No te sientas
nunca culpable por ello.
En otros tiempos las cunitas de los recién nacidos se podían balancear. Las madres sabían
instintivamente que el bebé acostumbrado a moverse continuamente en el vientre de la madre se
tranquilizaba.
Hoy en día los especialistas también conocen los poderes beneficiosos que estamos comentando y se
aprovechan de ellos. En los países suramericanos cuando nace un bebé prematuro se les recomienda a los
padres que lleven el mayor tiempo posible al niño en contacto con su cuerpo introducido totalmente dentro
de sus camisas. El niño queda en posición fetal sujeto por el tejido de la blusa. De esta forma cuando la
madre se mueve él se mueve también y se favorece con ello. A esta técnica se la denomina «sistema
canguro». (Doctor Jorge César Martínez. Médico pediatra. Neonatólogo. Profesor de perinatología de la
Facultad de Medicina de El Salvador. Director fundador de la Fundación Neonatológica.)
Recomendamos cunas y camitas de madera mejor que las de metal.
Más recientemente se presentaron los resultados de una investigación sobre 766 bebés de bajo peso, de
los cuales el 85 por 100 eran prematuros. A la mitad del grupo se le crió en incubadora, mientras que la otra
mitad se adaptó al «sistema canguro». Los datos se presentaron en el Congreso Anual de la American
Society for Pediatric Research dando una valoración superior al sistema canguro por proporcionar las
siguientes ventajas:
— Favorece la lactancia.
— Mejora la relación madre-hijo.
— Facilita el desarrollo psicomotor del recién nacido.
Una clínica francesa está tratando de combinar los dos sistemas para obtener el máximo beneficio de
ambos. Para ello la madre queda ingresada en la clínica junto con el bebé. El niño pasa doce horas del día
en contacto directo con la madre y las otras doce horas en la incubadora.
Lo que sí está claro es que con el sistema canguro se obtiene la mejor calidad de contacto madre-hijo.
Figura 4.24.
— Que la pareja esté de acuerdo. Hablarlo entre los dos y decidir lo que más os convenga.
— Amor y afecto. Es más importante la calidad que la cantidad.
Con la llegada del pequeño la vida en pareja cambia radicalmente. El que sea diferente implica nuevos
hábitos. Ambos experimentaréis emociones y sensaciones desconocidas, a veces de profundo amor, otras de
agotamiento después de una mala noche.
La madre puede estar cansada, en algunas ocasiones deprimida o tal vez se olvide en cierta medida de su
pareja. Parece que sólo le quedan fuerzas para cuidar a su bebé. Es lo que vulgarmente se conoce como
depresión postparto.
También el padre tiene que saber adaptarse a la nueva situación, soportar momentos de exclusión,
desplazamiento y cambio de rol. Demostrar su madurez emocional. Procurar comprender y actuar. Deberá
dar amor y afecto. Proporcionar seguridad. La pareja lo percibe y es capaz de reflejarlo en el bebé, que tanto
lo necesita. En caso contrario pueden aparecer celos y rivalidades: él se siente relegado al perder el
protagonismo en la vida de su mujer y se vuelve exigente con ella. La mujer, al estar agotada y
sobreexigida, se siente irritable, tensa y malhumorada, y es el bebé el que sale perjudicado.
La madre tranquila y relajada proporciona calma, amor y ternura al pequeño. Pero para llegar a ese
estado de ánimo el padre se lo debe transmitir a su manera. Ésta sería su más valiosa aportación como padre
en los primeros meses.
Cuando las parejas están unidas, se dan cariño, comprensión, se ayudan en el cuidado del niño y cada
uno asume su papel, el más beneficiado siempre es el bebé.
En resumen: en los primeros días de vida del bebé el cariño del padre llega a través de la madre. Será a
partir del tercer mes cuando la pareja empiece a adquirir su papel más activo e importante en la vida del
bebé.
Tú, madre, eres la principal fuente de cariño, amor y paz para tu hijo. Tú eres,
durante los primeros meses, quien le proporciona los estímulos, la fuerza, su
seguridad y su tranquilidad.
5.1. Cómo despertar la curiosidad de tu bebé
Tu hijo llena rápidamente tu vida, inspira tu amor y tu alegría. Vas sintiendo cómo cambia rápidamente
en las primeras semanas: está más despierto, gana movimientos, peso..., se hace más fuerte y su curiosidad
se incrementa. Han pasado dos semanas y ya se ha integrado en el ambiente familiar.
El objetivo de este capítulo es ofreceros nuevas ideas para satisfacer la creciente curiosidad del recién
nacido.
Aprenderéis a proporcionar al niño estímulos sensoriales, táctiles, acústicos, ópticos y posicionales que
le ayudarán a establecer un excelente contacto con el mundo que lo rodea, un mundo lleno de sensaciones
que, día a día, le estimulan y sorprenden.
Figura 5.1.
a) Utilizar las fichas B/N que encontrarás como obsequio en el libro. O bien fabrica unas nuevas tú misma
siguiendo los pasos de los apartados b, c y d.
b) Una cartulina blanca de 20 × 20 cm. Dibuja un cuadrado grande y centrado de 10 × 10 cm. A
continuación divídelo en cuatro partes iguales, de tal manera que quede como un pequeño tablero de
ajedrez. Colorea con rotulador negro dos cuadrados opuestos de 5 × 5 cm. Será su damero (figura 5.2a).
Figura 5.2.
c) Una cartulina blanca de 20 × 20 cm. Con un rotulador negro dibuja en el centro un círculo de 8 cm de
diámetro, rodeado por una banda blanca de 5 cm de ancho y otra alrededor negra de 2 cm de ancho
(figura 5.2b). Obtendrás el ojo de buey.
d) Dos cartulinas blancas de 20 × 20 cm. Dibuja en una de ellas el croquis de la cara del padre y en la otra
el de la madre. Utiliza un rotulador negro; los rasgos han de ser redondeados, grandes, claros y sencillos
para evitar confusión (figura 5.3a). Te damos una idea de cómo dibujarlos pero será mejor que añadas
tus características personales (pelo rizado, bigote...). El diámetro aproximado de las caras será de 10 cm.
(descargar o imprimir las tarjetas de juegos visuales)
e) Una linterna muy pequeña de luz blanca. Asegúrate de que las pilas estén un poco gastadas para que la
luz no sea muy intensa y evitemos los deslumbramientos (figura 5.3b).
f) Graba en un CD la voz de la madre, susurrando frases bonitas, rítmicas y acompasadas, llamando al bebé
por su nombre, tarareando o cantando canciones infantiles dulcemente (figura 5.3c).
g) Compra CD de música barroca o clásica, autores como Vivaldi, Albinoni, Mozart... Es la preferida de los
bebés (figura 5.3d).
h) Una pelota hinchable de las que se usan en la playa de unos 25-30 cm de diámetro (figura 5.3e).
i) Un sonajero (figura 5.3f).
Figura 5.3.
Procura mantener la cartulina centrada con respecto a la cara del bebé; si notas que el niño no muestra
interés aléjala, y acércala muy despacio hasta que encuentres la distancia correcta para tu hijo. En caso de
parpadeo, aléjala hasta encontrar el punto de fijación.
Las luces llaman poderosamente la atención de los bebés. Se sabe que incluso en el seno materno son
capaces de percibir la claridad. Si tu niño cierra los ojos fuertemente cuando recibe la luz de la linterna será
debido a que las pilas son nuevas y le estamos deslumbrando. Sólo tendrás que mantenerla encendida un
tiempo hasta que la luz sea más tenue.
Figura 5.6.
Se sabe que los niños tienen preferencias visuales bien definidas y que son los rostros humanos sus
predilectos, pero de entre todos es la cara de mamá la que más les gusta.
Recuerda
Tu bebé en esta etapa distingue preferentemente los contrastes entre blanco y negro.
Si le das el biberón, cambia al bebé de brazo alternativamente en cada toma, sus ojos se
desarrollarán correctamente.
Coloca al bebé en posiciones distintas dentro de la cuna para que su cabeza no esté siempre en la
misma posición.
5.4.4. MI MÚSICA PREFERIDA
Tu hijo es capaz de oír y reconoce perfectamente la voz de su madre, como lo demuestran las
experiencias del profesor Van de Carr. Es uno de los sentidos más desarrollados en el momento del
nacimiento.
Cuando tu bebé se encuentre agitado o en los momentos en los que no puedes permanecer a su lado
colócale música (figura 5.7) cerca de la cuna a un volumen de unos 50 db (es el que utilizamos en una
conversación normal). Ponle música barroca o el CD donde grabaste tu voz susurrando y cantando a tu bebé
y los sonidos prenatales. Esto le hará sentirse seguro y relajado.
Figura 5.7.
Una madre en nuestra consulta comentó que le ponía siempre la misma composición musical a su niño a
la hora de dormir. Así, él asociaba esa música con los momentos en que se debía relajar y dormir y la madre
no tenía problemas para conseguir que el niño se quedara tranquilo.
Figura 5.8.
La información que llega al oído derecho es transmitida al hemisferio izquierdo y la del oído izquierdo al
derecho. Durante los tres primeros meses de vida el oído derecho es ligeramente más sensible que el
izquierdo.
Recuerda
Figura 5.9.
Cuando lleves un rato en esta posición cógele con el otro brazo para cambiar de lado su cabecita. Por
último sitúalo frente a ti mientras con una mano sujetas su espalda y con la otra su cabeza (figura 5.10).
Cuando le tienes sujeto con un brazo su cara queda frente a la tuya. Los dos oídos y los dos ojos tendrán
entonces las mismas oportunidades de ser estimulados.
Observarás que tu hijo te reconoce desde el momento de su nacimiento y con este juego lo que harás será
crear un lazo de unión maravilloso, un ambiente íntimo, un lugar donde los dos «os sentiréis felices». La
mejor manera de contactar con él será mediante la mirada, las palabras y las caricias.
Recuerda
Es más positivo contactar con tu hijo y disfrutar los dos juntos jugando que llevarlo en los brazos
sin prestarle atención.
Los bebés notan a través de tu piel tu estado de ánimo. Si estás tranquila, ellos se sentirán a gusto.
Coloca la pelota de playa sobre una toalla extendida en el suelo; tú te sitúas de rodillas y pones
suavemente al bebé boca abajo sobre el balón. Para que se encuentre más cómodo puedes desinflarlo un
poco. Observa cómo le gusta más al bebé; en sus primeros días se sentirá mejor con el balón blando, pero
cuando siga creciendo notarás que sus movimientos son más precisos y coordinados si la pelota está más
inflada.
Sujeta a tu hijo sobre la pelota, con las palmas de las manos a la altura de la cintura (figura 5.12a). Con
los dedos agarra el balón y empuja muy suavemente hacia delante y hacia atrás en un balanceo de corto
recorrido, lentamente, como si lo estuvieras acunando (figura 5.12b). A continuación empújalo hacia la
derecha y la izquierda al mismo ritmo y para terminar describe círculos de poca amplitud hacia los dos
lados (figura 5.12c). Los movimientos son armoniosos y se realizan tres veces hacia cada lado. No olvides
pasar siempre por el centro de giro del balón porque de esta forma nos aseguramos de que el bebé se
encuentra centrado con respecto a la pelota y no tuerce su cuerpecito.
En las últimas investigaciones se ha descubierto que el movimiento de mecer a los bebés ayuda al
desarrollo de su memoria, muy útil en la etapa escolar que afrontará en sus siguientes años.
Figura 5.12.
Ahora, ¡vamos a hacer gimnasia! Intenta levantar lentamente las piernas del suelo manteniéndolas
flexionadas y en la misma posición (figura 5.14). Notarás que los músculos de tu abdomen se tensan y
realizan casi todo el esfuerzo. Son los abdominales de los ejercicios postparto.
Figura 5.14.
Contacta con el pequeño a través de la mirada y del habla, sonríele siempre y dile dulcemente frases
cariñosas donde el nombre del bebé se repita constantemente. El bebé es un espejo de tus propias
emociones y si tú estás feliz él se sentirá igualmente feliz. Todo su aprendizaje es imitativo y te necesita
como patrón de sus propios sentimientos. (Véase Todo un mundo de sonrisas.)
Recuerda
Este juego te servirá para realizar los ejercicios abdominales del postparto.
Sonríe siempre a tu bebé; así le transmitirás mensajes positivos y estableceréis «el diálogo
corporal».
5.4.9. MI BEBÉ VA EN BARQUITA
La posición del cuerpecito de tu bebé cuando está tumbado es flexionada, con las piernas y brazos
recogidos y la cabecita girada en una dirección. Si siempre le colocas en la cuna en la misma posición, la
perspectiva que percibirá de la habitación será siempre la misma, la luz llegará por el mismo lado y los
muebles se observarán desde idéntico ángulo. Los bebés necesitan expandir sus conocimientos y observar
su entorno desde distintos ángulos. Los ojos se van acostumbrando a observar el movimiento y comienza el
cálculo de las distancias, habilidad visual que se adquiere por la experiencia y luego se utiliza sin necesidad
de ser conscientes de ello.
Para este juego sólo necesitas sentarte encima de la cama y sujetar al bebé con las dos manos. Con una
sujeta la cabecita por debajo y con la otra sujeta el culete (figura 5.15a). Flexiona los brazos acercando el
niño a tu cuerpo pero sin llegar a apoyarlo ya que tiene que quedar un poco suspendido en el aire.
Comienza a mecerle con movimientos amplios, como un barco que se bambolea con las olas del mar:
hacia un lado y hacia el otro (figura 5.15b). El recorrido es cada vez más amplio; supón que eres un
columpio que aumenta su aceleración suavemente. Cuando el movimiento se amplifica llega un momento
en que el bebé queda en posición vertical; entonces retenle así unos segundos (figura 5.15c). Su campo de
mirada es de 180º, como el de un adulto, y además ya no está tumbado, sino en posición erecta, que va a ser
la que utilice cuando se ponga de pie.
Figura 5.15.
El bebé disfruta enormemente con este juego. Ya sabes cómo le entusiasman los columpios, y tú eres
mucho más confortable; por eso jugar con mamá es lo más divertido.
Con este juego le infundes seguridad al niño, siempre y cuando lo realices muy segura de tus
movimientos. Éstos deben ser acompasados, suaves, susurrándole dulcemente e intentando mantener
contacto visual. Te recomendamos que ensayes antes con un muñeco o una almohada, de forma que al
sujetar a tu hijo tengas pleno dominio del juego. Es muy sencillo y divertido; te animamos a que lo pruebes.
5.4.10. VIVIR CON LOS DEMÁS
El contacto con el resto de los componentes de la familia también es importante. Sabrá apreciar que
existen otras personas que le demuestran amor. Muchos bebés han aprendido estos juegos en nuestro
Instituto y la experiencia de tantos años me ha demostrado que, si los niños comienzan desde tan pequeñitos
a relacionarse con otras personas de su entorno, cuando llegan a la edad adulta son más sociables y
establecen relaciones con los demás fácilmente. En realidad, todos los adultos somos el resultado de la
riqueza o pobreza de las experiencias intelectuales, emocionales y relacionales de nuestra infancia.
De igual manera, le vamos a ayudar a que descubra sus límites corporales: dónde termina él y dónde
comienzan los demás. Empezamos por sus manitas, que necesitará enseguida para tocar, asir, soltar y, por
supuesto, jugar.
Los miembros de la familia, hermanos, amigos, las personas más allegadas pueden contactar con el
pequeño a través de sus manitas.
Un bebé de 15 días mantiene sus puñitos cerrados, pero si se le acaricia suavemente por el dorso de la
mano abre los deditos en un movimiento reflejo de extensión. Cuando tiene las manitas abiertas se le puede
acariciar la palma y los deditos; entonces las cerrará, siguiendo el reflejo de prensión (figura 5.16).
Figura 5.16.
Los hermanos, los padres, los abuelos pueden jugar a este bonito juego rozando las manitas del niño y
ayudándole a practicar la extensión de los dedos y la aprehensión. También puedes dejar que los hermanitos
tomen en brazos al bebé, pero siempre bajo tu supervisión, ya que nunca debes dejarlos solos. Entonces
indícale al hermano mayor que hable con su hermanito, le cante alguna nana e incluso le cuente un bonito
cuento.
Figura 5.17.
Nunca lo dejes de mirar: has de estar muy pendiente pues tu niño ya es capaz de arrastrarse. Si tienes
muchas cosas que hacer u otros niños que puedan requerir tu atención, te recomiendo que lo dejes en el
suelo sobre una manta extendida.
Este juego no requiere tu participación pero sí tu observación, ya que en pocos días irás notando cómo tu
bebé se mueve más y mejor. Esto te llenará de satisfacción y alegría, siendo un placer mirarlo. El pequeño
disfruta de su propio cuerpo y siente una inmensa alegría cuando nota que va adquiriendo dominio sobre sus
miembros. Escúchale: te lo dice con ligeros gorjeos, y cuando esté cansado del juego también sabrá
decírtelo con sus protestas.
Colócalo boca arriba, sus brazos y piernas pueden moverse y le proporcionamos buen campo visual
(figura 5.18a). Luego dale la vuelta y sitúalo boca abajo (figura 5.18b); le ayudamos con la digestión,
respiración y circulación y además le proporcionamos espacio para desplazarse. Todas las madres han
tenido la experiencia de colocar al bebé en la cuna y al poco rato encontrarlo con la cabeza pegada a la
cabecera, comprobando que el niño se ha desplazado.
Seguidamente le dejas tumbado de un lado y, por último, del otro; así obtendrá el enriquecimiento del
medio ambiente que lo rodea (figura 5.19).
Figura 5.18.
Figura 5.19.
Recuerda
Tu bebé puede desplazarse. Si está sobre el cambiador, ponle siempre una mano encima cuando
no lo estés mirando.
Tú, relajada y tranquila, sin ruidos ni músicas exageradas ni otras personas que puedan distraeros, intenta
contactar con el pequeño sin hacer ningún ruido, sólo mirándole a los ojos.
Entonces saca la lengua con gesto exagerado (figura 5.21). Espera un poco y vuelve a repetirlo.
Sorprendentemente, observarás el intento del bebé por imitarte y notarás cómo saca ligeramente la punta de
su lengua.
Puedes igualmente abrir y cerrar mucho la boca con gesto amplio, a ritmo lento y pausado. Tu niño
también tratará de mover su boquita.
Figura 5.21.
Sonríele con exageración o intenta con otros gestos. ¡Experimentarás un gran placer cuando el bebé
imite tus movimientos!
Seguidamente realiza el mismo juego emitiendo voces y gorjeos, hablándole.
Vamos a aprovechar esta misma posición para realizar unos ejercicios visuales (figura 5.22):
Figura 5.22.
— La cabecita de tu bebé de 15 días está siempre ligeramente ladeada porque todavía no tiene control sobre
los músculos de su cuello.
— Cuando tu bebé está acostado (boca arriba o boca abajo), tiene los bracitos flexionados y doblados hacia
la cabeza, de manera que su manita queda a la altura de los ojos. Por tanto, son sus manos lo que el bebé
mira cuando está despierto. Más adelante se las llevará a la boca.
— Sentada en el suelo, con el bebé sujeto por tus piernas, puedes mantener su cabecita recta. Muéstrale una
de tus manos a 25-30 cm de distancia y mueve los dedos despacito; así tu hijo observa otras manos, que
le llamarán poderosamente la atención (figura 5.23).
Figura 5.23.
— También puedes mostrarle otros objetos; él no sabe cómo es el mundo y quién mejor que tú para
mostrárselo. Enséñale cosas que tengan fuertes contrastes, preferentemente en blanco y negro.
Aprovecha para hacer el juego núm. 1: «¡Ay, qué divertido: veo en blanco y negro!» (figura 5.24).
Figura 5.24.
Podrás observar que lo que el niño percibe primero es el sonido y que luego trata de llevar sus ojos hacia
el objeto del que procede. En el transcurso de nuestras investigaciones observamos este comportamiento y
llegamos a la conclusión de que como el sentido de la audición está más desarrollado en el momento del
nacimiento que el de la visión, son los oídos los que en un principio guían los movimientos visuales.
Pudimos constatar incluso que los sonidos rítmicos eran más llamativos para los más pequeños; esto se
debe, en nuestra opinión, a que los primeros sonidos que los niños perciben en el vientre de la madre son,
entre otros, los latidos del corazón de la misma. Estos sonidos son rítmicos y acompasados. Por tanto, si
quieres llamar la atención de tu pequeño con un sonajero golpea éste rítmicamente y él tratará de localizar
la fuente del sonido moviendo sus ojos e incluso girando su cabecita un poco.
Luego háblale mirándole a los ojos y gesticula de manera exagerada la boca y tus expresiones. Cambia el
tono de la voz, pero recuerda que sea melódica y suave. Sonríele mucho y repite su nombre. Puedes
canturrearle alguna canción infantil o hacerle gorgoritos. Mécele suavemente con tus piernas (figura 5.26).
Figura 5.26.
Si intenta emitir algún gorjeo, tú le debes contestar procurando imitar su mismo sonido. Él se sentirá
sorprendido y volverá a tratar de producir más ruiditos; tú sigue repitiendo los mismos y espera su
respuesta. Estáis empezando a conversar, pero no siguiendo nuestras pautas de lenguaje sino las suyas; por
esto, él se siente feliz y comprendido, expresando con su carita y sus ojitos todo lo que le agrada su nueva
relación con mamá.
Los bebés tienen preferencias visuales bien definidas. Los rostros humanos son los que más les agradan.
En las primeras investigaciones del doctor Bauer de la Universidad de Edimburgo sobre la psicología del
desarrollo de la vista del bebé se observó que el niño busca las zonas de máximo contraste: blanco-negro.
Por eso dirige su mirada hacia la zona donde se inicia el crecimiento del pelo, luego pasa su mirada hacia la
frente de la madre, volviendo al crecimiento del pelo. Posteriormente recorre la cara y encuentra los ojos,
donde poco a poco va concentrando toda su atención (figura 5.27).
Figura 5.27.
Es muy importante para el desarrollo del contacto social que aprenda a mirar a los ojos de los demás,
como se suele hacer en la edad adulta.
Recuerda
La explicación era sencilla: les estábamos masajeando la glándula del timo. Esta glándula se encuentra
situada detrás del esternón. En la primera infancia está bien desarrollada y luego, en torno a los ocho años,
comienza a atrofiarse, quedando finalmente del tamaño de una nuez alargada cuando llegamos a adultos.
En los niños pequeños el timo está encargado del desarrollo del sistema inmunológico y produce
linfocitos especialmente codificados para defender al organismo de cualquier ataque del exterior.
Cuando el bebé estaba en el vientre de la madre formaba parte de ella y estaban en total unión. Él es
parte de ella. Al nacer llega a un mundo muy diferente, pero todavía no tiene conciencia de ser un ser
humano individual aunque sí reconoce a su madre a través de la voz, del olor y del contacto con su piel. Por
tanto, cuando su madre le toca o le acaricia, él vuelve a sentirse en estrecho contacto con ella y recuerda la
placidez que experimentó antes de nacer; pero por otro lado está ganando independencia y quiere aprender a
moverse en libertad. Cuando se le masajea y se recorre todo su cuerpecito —brazos, piernas, cabeza—
empieza a descubrir sus propios límites y el sentimiento de separación que experimentó después del
nacimiento se atenúa considerablemente.
Merece la pena que aprendáis el poder de los masajes porque la técnica es sencilla. Vamos a necesitar
muy pocas cosas; sólo un bote de crema o aceite para niños (puede ser de almendras, avellanas, etc.). Los
masajes duran entre 15-20 minutos, preferentemente antes del baño. Dáselos en una habitación caldeada, ya
que el pequeño ha de estar totalmente desnudo. Busca la postura donde estéis más cómodos los dos: en el
suelo, encima de una mesa, sobre la cama. En la India colocan a los niños sobre las piernas de la madre para
que la superficie de contacto piel-piel entre madre e hijo sea mayor.
Tus manos son muy importantes. Deberán deslizarse suavemente sobre el cuerpo del bebé, rítmicamente,
en armonía. Son caricias que ejercen una leve presión; tus manos no deben pesar nunca más de 15-20 g
sobre el bebé. Deja fluir tu amor. Lo que el niño percibe a través de la piel es tu intencionalidad, lo que tú le
quieres transmitir. Si estás nerviosa o fatigada, él lo recibe, será mejor que lo dejes y busques un momento
más adecuado.
¡Vamos a empezar! Coloca a tu bebé desnudo boca arriba sobre una toalla, pues es normal que el niño al
sentirse relajado vacíe su vejiga. Cuando esto suceda, no hagas ningún comentario despectivo; él puede
percibir tu intencionalidad y sentirse menospreciado por algo que es perfectamente natural. Echa en tus
manos cálidas un poco de crema o aceite tibios, frótalas para que lo absorban y entonces empieza tranquila,
con dulzura, suave, cariñosamente.
5.4.14.1. El pecho
Apoya tus manos extendidas sobre el pecho del bebé; las dos se mueven a la vez, describiendo un gran
círculo sobre el pecho. Parten del centro y se dirigen hacia los extremos opuestos, trabajan a la vez, pero en
direcciones contrarias. Se juntan en el centro y vuelven a separarse lentamente (figura 5.29a). Repítelo tres
veces.
Seguidamente levanta las manos de su cuerpo y sitúalas sobre las caderas del bebé. Intenta mantener
siempre el mismo ritmo que al principio, lento y firme.
Sube deslizando una mano hacia el hombro opuesto (figura 5.29b), cruza el pecho del bebé y detén el
movimiento; seguidamente, levanta la mano para volver a la cadera. Mientras tanto, comienza el
movimiento de la otra mano hacia el hombro opuesto; una mano detrás de la otra como olas que van y
vienen. Repítelo tres veces.
Figura 5.29.
5.4.14.2. El vientre
El bebé sigue tumbado boca arriba. Si es necesario, vuelve a impregnarte las manos de aceite tibio.
Coloca una mano en el pecho, según el dibujo, y deslízala con suavidad cubriendo el pecho hasta llegar al
vientre, donde debes ejercer una ligera presión que dure un segundo. Levanta esta mano y comienza
entonces con la otra el mismo movimiento de arriba abajo. Una mano va detrás de la otra, es decir, cuando
una acaba en el vientre, la otra comienza en el pecho (figura 5.30). Sigue un ritmo cadencioso, lento y
constante. Repítelo tres veces.
Figura 5.30.
Toma suavemente un bracito del niño con las dos manos, lo más cerca posible del hombro. Tus manos
rodean su brazo; entonces, ejerce un ligero movimiento de torsión alrededor de él, con las dos manos a la
vez pero en sentidos contrarios —como si trataras de exprimir una delicada naranja—. Según giras tus
manos hacia un lado y otro, ve recorriendo poco a poco su brazo hasta llegar a la muñeca. Ahora levanta las
manos sin brusquedad y vuélvelas a situar en su hombro para volver a iniciar el movimiento. Es importante
al llegar a la muñeca insistir en el masaje por unos segundos (figura 5.31). Repítelo tres veces con cada
extremidad.
Figura 5.31.
5.4.14.4. Las manitas
Sujeta dulcemente una de sus manitas entre las tuyas. Comienza con los pulgares a masajear
delicadamente la palma de la manita desde la muñeca hacia los deditos, realizando pequeños círculos en
movimiento ascendente (figura 5.32a). Seguidamente, continúa con sus deditos, uno a uno, desde la base
hasta la punta (figura 5.32b). Por supuesto, cuando terminas con una mano debes empezar con la otra. No es
importante si se comienza con la derecha o la izquierda, pero sí que se masajeen las dos, una después de la
otra. Sigue conservando la misma lentitud con la que comenzaste. No debes jamás acelerar el ritmo. Repite
tres veces todo el proceso.
Figura 5.32.
El procedimiento es igual al utilizado para los bracitos. Con las dos manos sujeta suavemente los
muslitos de tu bebé. Haz ligeros giros de torsión con las manos, como si exprimieras una naranja, mientras
desplazas ambas manos hacia los tobillos; aquí insiste ligeramente unos segundos (figura 5.33), ya que se
trata de una zona importante. Vuelve a comenzar por el muslo y no te olvides de la otra pierna. Repítelo tres
veces con cada pierna.
Figura 5.33.
5.4.14.6. Los piececitos
Toma uno de sus pies en tus manos y aplica en la planta del pie la misma técnica que aprendiste para las
manitas. Masajea primero con una leve presión de los pulgares, resbalando desde el talón hacia los deditos;
seguidamente acaricia dedito por dedito estirándolos muy despacio con tus dedos índice y pulgar (figuras
5.34a y b). Recuerda: hazlo siempre con paciencia y tranquilidad, como si trataras de activar la circulación
de la sangre. Como es natural, realiza el mismo ejercicio con el otro pie. Repítelo tres veces.
Figura 5.34.
5.4.14.7. La espalda
Dale la vuelta al niño muy despacio y con ternura. Tus manos van a trabajar conjuntamente, una detrás
de la otra, de la siguiente manera: sitúa la palma de la mano suavemente sobre la espalda, a la altura de los
hombros. Comienza a deslizarla hacia el culete; tus manos no pesan más de 15 o 20 gramos. Cuando estés
llegando al final, comienza el mismo recorrido con la otra mano (figura 5.35a). Son como las olas del mar
que suben y bajan una tras otra. Repítelo tres veces.
A continuación coloca una mano al final del culete del niño como si trataras de sujetarlo con la palma.
Con la otra mano recorre la espalda desde el inicio de los hombros hasta que ambas manos se encuentren.
En este caso, una mano siempre está quieta y la otra en movimiento hacia abajo (figura 5.35b). Aplica el
masaje tres veces, como en otros ejercicios.
Figura 5.35.
Por último vamos a pasar por toda la espalda hasta los pies. El niño sigue tumbado boca abajo, y con una
mano sujetamos con delicadeza los tobillos; la otra mano se mueve sola desde el inicio de la espalda, pasa
por las nalgas haciendo presión sobre los muslos y las corvas y termina encontrándose en los talones con la
mano que permanece quieta (figura 5.35c). Vuelve a empezar sólo con una mano desde arriba hasta abajo.
Hazlo tres veces seguidas.
¡Ya hemos terminado! ¡Qué fácil y relajante! Cuánto amor, cuánta ternura. Mereció la pena intentarlo.
Estos masajes debes realizarlos con lentitud y en silencio, dejándote llevar por tus propios movimientos.
En la extremada lentitud de los movimientos es donde radica tu maestría. Si tu bebé llora, puede ser porque
no le apetezca en ese momento. No te desanimes, mañana lo intentas de nuevo.
Para dar un buen masaje no es necesario tener demasiada destreza, pero si al principio no te encuentras
segura, practica sobre un muñeco. Cuanto más lentos y armoniosos sean tus movimientos, más profundo y
misterioso será el efecto en tu hijo.
Cada bebé es diferente y algunos se encuentran más dispuestos para recibir el masaje en unos momentos
o en otros: después de comer, a media mañana, por la tarde o recién levantados. Encuentra el momento
adecuado para tu pequeño.
Si tu bebé acepta un baño después del masaje, conseguirás perfeccionar toda la obra, terminando de
proporcionarle bienestar y relajación. También se eliminan los restos de crema o aceite que no absorbió la
piel.
Debes dejar flotar al bebé en el agua tibia. Sujétale por debajo de las axilas y deja que apoye su nuca, no
su cabeza, sobre el hueco de tu muñeca. No tienes que sujetar el resto del cuerpo, el agua ayudará a que
flote.
No hemos incluido el masaje en la cabeza, ya que éste precisa un conocimiento más profundo. En caso
de tenerlo puedes intentarlo, pero si el bebé en lugar de relajarse se pone irritable —algo que suele ser
bastante frecuente— no insistas.
Recuerda
Trabaja en armonía. No olvides que el bebé es un reflejo de tus propias tensiones, de tu propia
tranquilidad.
El niño pequeño refleja tu estado de ánimo como si de un espejo se tratara.
Estos masajes los puede realizar también el padre.
La cabeza. El bebé es muy pequeño. Observa que su cabecita se encuentra ladeada preferentemente.
Todavía no hay control sobre los músculos del cuello. Cada niño tiene un lado de preferencia hacia donde
gira con más frecuencia y permanece más tiempo apoyado; puede ser el izquierdo o el derecho. ¿Sabes ya
cuál es el lado preferido de tu hijo?
Los ojos. Toma un sonajero y sitúalo a 25-30 cm de los ojos del niño; muévelo muy despacio y sin hacer
ruido hacia derecha e izquierda. Tu niño hará la intención de seguirlo. No hay control sobre los músculos de
los ojos; por ello sus movimientos son torpes y un poco bruscos.
Coloca el sonajero entre los dos ojos a la misma distancia del juego anterior. Míralo y notarás que
observa el objeto durante unos segundos; si no le llama la atención, hazlo sonar un poco y vuelve a mirarlo.
Aún no puede mantener su atención más de 2 o 3 segundos, pero en pocos días conseguirá aumentar hasta 5
o 10 segundos su capacidad de concentración (figura 5.36).
Figura 5.36.
Los oídos. Coge un sonajero de sonido suave y agítalo cerca de una de sus orejitas. Tienes que tener la
precaución de que el bebé no lo pueda ver, ya que sólo queremos observar su audición. El niño se quedará
quieto momentáneamente e intentará localizar la fuente del sonido moviendo sus ojos e incluso ladeando un
poco la cabeza hacia el lado de donde procede el ruido. Seguidamente coge el sonajero con la otra mano sin
que el niño lo pueda ver; para ello te aconsejo que lo hagas por debajo de tus piernas. Ahora agítalo cerca
del otro oído; tendrás que notar idéntica reacción en cada uno de ellos (figura 5.37).
Figura 5.37.
Manifestaciones sonoras. El niño, además del lloro, utiliza otros ruiditos para comunicarse con el
exterior. Observa cuáles son los que tu bebé prefiere. Es importante además que intentes imitarlo cuando
lleve a cabo sus gorjeos; luego espera a ver si es capaz de responderte. Compruebas de esta manera su
capacidad de audición y atención.
Reflejo de aprehensión. El niño tiene siempre sus puñitos cerrados, pero si le acaricias suavemente el
dorso, cerca del nacimiento de los deditos, abre ligeramente la manita. Entonces tú puedes introducir uno de
tus dedos en su mano. Esto hará que la cierre fuertemente y si intentas soltarte de su presión te agarrará
más.
Reflejo tónico postural o cervical. Tumba al niño en su cunita, boca arriba o boca abajo. Observa que la
pierna y el brazo de un mismo lado se encuentran en flexión. Por el contrario el brazo y la pierna del lado
contrario están en extensión.
Si le estiramos intencionadamente el brazo o la pierna que tiene encogido, enseguida flexionará el lado
opuesto. Se dice que tiene un patrón de comportamiento monolateral (figura 5.38).
Figura 5.38.
La reptación. A tan temprana edad ya se pueden desplazar, y de hecho si colocas al bebé a los pies de la
cuna, tumbado boca abajo, al poco rato lo encontrarás con la cabecita pegada al otro extremo. Sólo puede
deslizarse unos pocos centímetros, justo los que le permita la cuna. Si lo pudiéramos dejar tumbado boca
abajo en el suelo sería capaz de llegar a recorrer varios metros hacia delante.
Flexión de las piernas. Encontramos otro reflejo en las extremidades inferiores. Tumba a tu hijo sobre el
cambiador o una cama sujetándolo fuertemente con las dos manos por los hombros e intenta muy despacio
levantarle como si quisieras sentarle. Notarás que al iniciar el movimiento el pequeño encoge las piernas
hacia su cuerpecito y las eleva un poco (figura 5.39). En el caso de que no se produzca esta flexión y
pequeña elevación, se dice que existe hipotonía. Este término indica que el tono muscular está un poco
bajo.
Figura 5.39.
a) En caso de niños nerviosos o tensos, usaremos movimientos lentos, manos suaves y ritmo tranquilo. Con
la voz utilizaremos un tono suave.
b) En caso de niños excesivamente tranquilos y de tono muscular bajo, les hablaremos con voz más fuerte,
cara muy expresiva y sonriente; les daremos palmaditas sobre el cuerpo animándoles permanentemente.
Utilizaremos preferentemente los ejercicios más activos.
5.6.3. LOS LLOROS
Jugar con el bebé, cogerlo en brazos, acunarlo, acariciarlo es importante. De esta manera, para el final
del primer mes, se sentirá cómodo en su cuna.
En contra de las creencias populares debemos acudir a los llantos del bebé, comprobar si tiene frío,
hambre, dolor o si necesita que le cambies el pañal. Calmarlo permaneciendo a su lado, hacerle suaves
caricias, cogerle de las manitas, tomarle en brazos para luego tratar de volver a colocarlo en la cunita.
No podemos abandonarlo mientras llora, es su forma de comunicarse. Nos está indicando que tiene una
demanda, puede ser que se trate de necesidades físicas o psicológicas como temores o inseguridades.
Es fundamental acudir a sus llantos. Los niños a los que se atiende serán en un futuro más seguros y
tranquilos que aquellos a los que se deja solos. Estos últimos lo viven como un abandono a sus demandas.
Efectivamente se dice de ellos que a los dos o tres días ya se han acostumbrado; sin embargo la realidad es
que se han habituado a que nadie acudirá en su ayuda. Es probable que en el futuro sean más introvertidos y
ansiosos.
He aquí la necesidad de acudir a los lloros en los primeros meses. La educación déjala para un poco más
adelante. No te preocupes: el bebé no se va a acostumbrar a llorar eternamente.
Los niños lloran por diferentes motivos, lo más corriente es porque tienen hambre.
Cada bebé es particular y tiene diferentes formas de llorar. Podemos reconocer qué es lo que nos quiere
comunicar en cada momento.
El hambre. Son lloros fuertes y continuos, siempre iguales. No se calla hasta que recibe la alimentación.
Hay niños que después de comer continúan llorando, o puede ser que necesiten alimentarse de nuevo al
poco rato. Esto es debido a que se quedan con hambre. Será conveniente, en estos casos, consultarlo con el
pediatra.
El cansancio. Se expresa con lamentos, sonidos quejumbrosos que salen de la parte trasera de la laringe.
Frío-calor. Similar a los quejidos pero más fuertes. Para comprobar la temperatura del bebé lo más
conveniente es tocarle la nuca, ya que sus manos y pies están normalmente más frías que el resto del cuerpo
y no son muy fiables. Si al tocarle detrás del cuello notas que está caliente y sudoroso, quítale un poco de
ropa y colócalo en un lugar más fresco. En caso de notarlo frío, cúbrelo con una manta o ponle un jersey.
Dolor. El llanto desesperado que no se calma con nada puede deberse a una enfermedad. Tócale
suavemente detrás de las orejas, la tripita, las amígdalas... Si sube el tono del lloro en algún momento, nos
indicará el lugar del dolor.
— Coloca al bebé entre tus dos pechos desnudos con su oído derecho sobre tu piel, de manera que pueda
escuchar los latidos del corazón de mamá y percibir su olor. Al mismo tiempo, acaríciale con lentitud y
suavidad. Movimientos largos y rítmicos que comiencen en el cuello y pasan por la espalda, el culete y
las piernas.
— Con el bebé en brazos, boca abajo, coloca su tripita dentro del hueco de la palma de tu mano y con la
otra le colocas el chupete en su boca para que succione. Mécele rítmicamente hacia arriba y hacia abajo.
Lo que le calma son las dos acciones conjuntas de mecer y chupar.
— Coloca una bolsa de agua caliente debajo de su tripa.
— Realiza el juego «Mi primera pelota» (ejercicio 5.4.7).
— Ver la ficha de Consejos Útiles sobre digitopuntura.
Recuerda
Madre más tranquila y relajada, bebé más tranquilo y relajado. A pesar de que el niño por
naturaleza sea nervioso, influirá mucho más la personalidad de la madre y tendrá más éxito a la
hora de calmar al bebé una madre que esté serena.
Cuando a pesar de todos tus desvelos no consigues que el bebé se calme y éste sigue llorando encogido e
incluso durante el día observas unas sacudidas que recorren su cuerpecito, consulta al pediatra para estar
segura de que lo que realmente molesta al bebé son los cólicos.
5.6.5. DIGITOPUNTURA
La digitopuntura es una técnica de curación milenaria. Hace relativamente pocos años que llegó a
Occidente y su efectividad está ampliamente demostrada. Cuando tu bebé tenga algún problema, enseguida
le tienes que llevar al pediatra y él te indicará el remedio más eficaz. Para ayudar a su curación te vamos a
contar qué tipo de digitopuntura es posible en niños de un mes. Es muy fácil de hacer y de resultados casi
inmediatos. Merece la pena que lo aprendas, no existen contraindicaciones.
Lávate primero las manos con agua tibia, de manera que el bebé no las note frías, sino limpias y cálidas.
5.6.5.1. Dolores de tripita
Toma una de las manitas del bebé y déjala extendida sobre una superficie, que puede ser su cunita o el
cambiador. Con tu dedo corazón presiona suavemente el canto de la mano siguiendo una línea que vaya
desde la base del dedo meñique hasta la base de la muñeca. Masajea de arriba hacia abajo y de abajo hacia
arriba. Repite el masaje 15 veces seguidas; puedes hacerlo varias veces al día (figura 5.40).
Figura 5.40.
Si el bebé tiene propensión a atragantarse o a tener problemas de estómago por comer deprisa, el masaje
has de dárselo sobre el dedo gordo con tu dedo corazón. Esta vez sólo va en una dirección: desde el inicio
de su dedo pulgar hasta la unión con la palma de la mano. Dáselo 15 veces antes de las comidas o cuando se
manifiesten los síntomas (figura 5.41).
Figura 5.41.
5.6.5.3. Cólicos
Tumba al niño boca abajo: vas a masajearle la espalda con las yemas de tus dedos corazón y anular
situados a ambos lados de la columna vertebral. Nunca pasaremos por encima de ella. Recorre la espalda
presionando suavemente desde los hombros hasta su culete, donde acaba la espalda y se inician las caderas.
En este lugar se encuentran unos pequeños hoyitos. Levanta las manos y vuelve a empezar otra vez desde
los hombros. El movimiento se debe describir siempre desde arriba hacia abajo. Hazlo de 15 a 20 veces
seguidas. Puedes realizarlo en el momento en que se produzcan los cólicos o bien varias veces (3 o 4) a lo
largo del día (figura 5.42).
Figura 5.42.
A) Tacto. Es el sentido corporal con el que se percibe y distingue la aspereza o la suavidad, la dureza o
la blandura, el calor o el frío...
B) Contacto. Es la acción y efecto de tocarse o estar contiguas dos o más cosas.
Ambos se realizan a través de la piel: el transmisor más importante de las percepciones. En este caso la
piel de la mano o del cuerpo de la madre será el transmisor y la piel que cubre el cuerpecito del bebé el
receptor.
A) Tacto. La información de carácter físico que se recibe a través de la piel es el tacto y estos
conocimientos se van a ir almacenando a nivel cognitivo (esquemas mentales relacionados con la
inteligencia). Se obtienen a través de la manipulación y poco a poco llega a desarrollar gran destreza,
habilidad y acierto.
Es necesario proveerle de juguetes que tengan distintas formas y texturas, pero no para que adornen la
habitación, sino para que pueda tocarlos y manipularlos. Cuida mucho de que no tengan aristas ni adornos
pequeños que se puedan desprender. Mientras el niño manipula, utiliza un área del cerebro que se
corresponde con la misma zona del lenguaje.
Si le dejamos manipular y mover sus dedos, ¿le estamos fomentando el lenguaje? Sí, un enorme y
rotundo sí. Con esta afirmación se explica la necesidad de darle diferentes juguetes. Tu bebé tiene una gran
capacidad de aprendizaje y lo que es ahora novedoso en un minuto pasa a ser algo conocido y por tanto no
interesante. Guárdalo y a los pocos días lo vuelves a sacar, ya que entonces le resultará de nuevo atractivo.
B) Contacto. En cambio, el contacto se realiza piel con piel. Percibimos entonces la intencionalidad, lo
que la otra persona nos quiere trasmitir: amor, cariño, amistad. Es un acercamiento suave y general donde
en un primer momento sientes el calor del otro cuerpo y luego su acercamiento más profundo. En el bebé
esta sensación es vital. Debes acariciarlo suavemente, masajearlo y establecer una comunicación afectiva
profunda. Eso le hará sentirse amado y aceptado y le ayudará a adquirir la seguridad en sí mismo, tan
necesaria para la autoestima o autovaloración, a medida que va creciendo.
Un niño que crezca con aceptación y se sienta valorado por sus padres establecerá mayor cantidad de
relaciones afectivas estables y sabrá amar y aceptar, porque él fue amado y aceptado. Ver Todo un mundo
de emociones.
Para demostrar este hecho se llevó a cabo un experimento con chimpancés. Colocaron en una misma
jaula monitos bebés con dos monos grandes, uno de alambre que suministraba alimento y otro de peluche,
más cálido y de textura similar a la de los monos adultos. Este último no administraba ningún tipo de
comida. Se pudo observar cómo los pequeños chimpancés se acercaban invariablemente al mono de peluche
buscando abrigo y protección, a pesar de que no les proporcionaba alimento. Esto demuestra claramente que
en el primer mes de vida el contacto corporal es fundamental para los bebés. «... Los bebés tienen necesidad
de leche. Sí. Y de recibir caricias. Pero más todavía de ser amados...» Frédérick Leboyer.
Los ansiosos. Son niños que se excitan y lloran en el momento de amamantarlos. Pierden el pezón y se
mueven nerviosos intentando buscarlo de nuevo. Es conveniente calmarlos antes de continuar. Te
recomendamos que le des un masaje relajante antes de alimentarlo. Está descrito en el apartado «Díselo con
caricias». Nunca le metas prisa ni te pongas nerviosa, ya que, en caso contrario, será el típico niño «mal
comedor».
Los audaces. Se lanzan rápidamente succionando entre 15-20 minutos sin parar. Son rápidos, no dudan y
además tienen mucha fuerza. No es raro que hagan un poco de daño. No le regañes. Utiliza una crema para
darte un suave masaje.
Los juguetones. No empiezan hasta que no juguetean un poco con el pezón. Seguidamente se ponen a
mamar sin dificultades. Es conveniente permitirles ese entretenimiento natural.
Los cómodos. Esperan pacientemente hasta que la leche haya subido por completo. No parecen
demostrar mucho interés en un principio, pero luego se acostumbran a mamar y no presentan ninguna
dificultad. No conviene inquietarles ni meterles prisa.
Los excesivamente tranquilos. No tienen ninguna prisa y parece que quieren tomarse todo el tiempo del
mundo. Succionan y se paran a cada rato, manteniendo su ritmo personal. Ten paciencia y acostúmbrate, tu
bebé tardará un poco más que los otros niños. En este caso tampoco interesa forzarles ni meterles prisa.
Desde los primeros días el bebé ha de acomodarse a la alimentación y a lo que esto significa. En su vida
intrauterina le llegaba a través del cordón umbilical y la sensación de hambre le era totalmente desconocida.
Lo importante es dejar que tu hijo siga su propio ritmo, sin preocuparte si alguna semana no engorda.
Verás cómo en la próxima el niño ganará peso. En caso contrario, consulta con el pediatra, pues a veces hay
que complementar el pecho con el biberón pues los niños se quedan con hambre.
— Si el niño es tranquilo se le puede dejar estar en la misma habitación donde se le esté dando de mamar al
hermano y de esta manera tenemos la posibilidad de incorporarlo a la vida familiar haciéndole sentirse
valioso y colaborador. Si se aburre y quiere salir, se le deja marchar.
— Si el niño es inquieto y molesta explícale que «en este momento mamá está con el pequeño». Luego
habrá ratos en los que te dedicarás a él y entonces será muy divertido hacer planes juntos y disfrutar de
su compañía. Puedes entonces retirarte a solas con el bebé.
Conviene que estés presente durante las comidas del mayor y expreses verbalmente la satisfacción que
sientes con ello. Dedícale un día a la semana en el que estéis juntos y que escoja él las actividades que vais
a realizar. Hay que prometerlo y llevarlo a cabo. ¡No se pueden hacer promesas y luego no cumplirlas!
Manifiesta, tanto verbalmente como con gestos, lo encantada que estás a solas con el mayor. Pide a
alguien de confianza que cuide del bebé, de manera que no estés nerviosa cuando te encuentres fuera de
casa. Serán de dos a tres horas, el rato que te queda entre dos tomas.
Disfruta de tus otros hijos: todavía te necesitan y te llenan de satisfacciones. No se les puede arrinconar,
ellos se sentirán abandonados y fomentamos la aparición de los celos. Cuando estés con el mayor,
concéntrate en él y no saques el tema del bebé a no ser que él quiera hablar de su hermanito e inicie la
conversación.
5.6.9. EL CHUPETE
Si el niño llora y no sabes por qué, conviene que le des un chupete. Nosotros recomendamos su uso.
Primero se lo colocas en la boca y observas su reacción. Puede ser que lo agarre con facilidad y le calme,
esto indica la posibilidad de usarlo con normalidad.
En otros casos el bebé lo escupe y continúa llorando; entonces inténtalo de nuevo en otra ocasión,
cambia de modelo y de formas. Si definitivamente no lo quiere, no insistas. En estos casos deberás cogerlo
en brazos ya que se trata del remedio más eficaz y más rápido. Lo acunas, lo meces y le hablas en susurros.
Recuerda que hace poco que llegó a este mundo y no conoce la diferencia entre el día y la noche. Él
tiene otras necesidades diferentes a las nuestras. En principio, debe mamar cada tres horas y esto no le va a
ayudar a comprender que existen unas horas en las que debe permanecer dormido. Más adelante le
enseñaremos nuestras costumbres; por ahora lo mejor es acudir a sus lloros y si es necesario tomarlo en
brazos.
Como última recomendación ten siempre más de un chupete de la misma forma y modelo, pues se suelen
perder en el momento más inoportuno. Manténlos siempre limpios; lo mejor es lavarlos bajo el grifo o con
el agua que bebéis habitualmente en casa. Nunca limpies el chupete con tu boca.
Los niños que no consiguieron aprender a utilizar el chupete por regla general suelen chuparse el dedo.
Lo emplean como sustituto. Déjale que lo haga así. Más adelante puedes volver a intentar colocarle un
chupete; es un instrumento muy bueno para calmarlo y en el futuro será más fácil de abandonar que los
dedos.
5.6.10. LA MEMORIA
Comprobarás que el bebé, al término de su primer mes, todavía conserva gran parte de los reflejos
primitivos del nacimiento. Pero ya es capaz de hacer muchas cosas nuevas e incluso puede aprender los
juegos que le has enseñado.
En la Universidad de Edimburgo realizaron una investigación con bebés de un mes de vida. Al niño se le
ponía una cuerda en uno de sus pies y en el otro extremo se colocaba un móvil, de manera que al patalear
éste se desplazaba y generaba unas sombras en la pared de la habitación donde se encontraba el pequeño. El
bebé no veía directamente el móvil, sino que sólo podía asociar el movimiento de su pie con la aparición de
luces y sombras extrañas. Lo curioso de este experimento es que los bebés tan pequeños enseguida
aprendían el juego y se podía observar fácilmente que les gustaba, ya que en todos los casos la frecuencia
de sus pataleos aumentaba de forma drástica.
¿Quiere esto decir que el bebé relaciona el movimiento de sus piernas con el movimiento de la sombra?
¿Lo recordará al tercer mes? Sí, los bebés podrán recordar este juego más adelante. Todo ha sido grabado
en su memoria.
Hoja guía de tu bebé de 1 mes
(descargar o imprimir)
6
Tu bebé de dos meses
¿Por qué existen personas que nunca enferman? Siempre están sanos y de buen
humor. La salud se adquiere en edades muy tempranas y depende del buen estado
físico, mental y social.
MICHEL ODENT
Creador del Centro de Investigación sobre la Salud
Primaria en Londres
6.1. Un proyecto ambicioso
El bebé va progresando en su desarrollo. Acumula experiencias a través de su cuerpo gracias al
movimiento y a las relaciones afectivas y emocionales vividas en relación con su madre. Ambas
experiencias, motoras y emocionales, influyen de forma decisiva en su evolución.
Motricidad y psiquismo están íntimamente fusionados en el niño pequeño, por lo que el desarrollo de su
personalidad se obtendrá a través de su corporalidad. Estos momentos son cruciales para la formación del
futuro ser humano.
Necesita una persona de referencia para su desarrollo relacional-social. Ésta suele ser en primer lugar la
madre, con la que mantiene una estrecha relación iniciada durante la etapa de gestación. Es ella la que le irá
indicando cómo son las relaciones con el mundo exterior, quiénes son las personas conocidas y quiénes los
extraños, los peligros que pueden existir, cómo se manifiesta el amor... Se produce un reconocimiento muy
íntimo y una estrecha unión entre ambos, prolongación de la existente durante la gestación.
Esta fuerte dependencia se manifiesta de muchas formas. El bebé necesita a su madre para alimentarse,
calmarse y sobrevivir.
Un misterioso vínculo une al bebé con su madre; tal vez la ciencia sea algún día capaz de conocer
exactamente el alcance de esta relación.
La Universidad de Japón realizó un estudio en la sección pediátrica del Hospital del Niño. Se investigó
el cambio de temperatura de la piel del bebé en relación con la presencia o ausencia de la madre.
Se colocó a los bebés en una habitación y se tomaron medidas de la temperatura de la cara.
Principalmente en torno a la nariz. Los resultados mostraron que durante los tres primeros días de vida la
ausencia de la madre no provocaba ningún cambio en la temperatura, manteniéndose ésta constante en 34,5
ºC. En cambio, a los dos meses, si la madre salía del cuarto, se producía un cambio de 36 ºC a 35,1 ºC en
tan sólo 8 minutos de ausencia.
En estos primeros meses el bebé sólo debería recibir amor, ternura y paz de mamá o de la persona de
referencia, ya que todavía persiste la relación simbiótica.
Procesa la información de su medio ambiente a través del contacto corporal. Si este contacto es sereno,
tranquilo y relajado, se beneficiará también el desarrollo de la inteligencia.
Durante esta etapa somos artesanos de la enseñanza, creando día a día un futuro ser humano. No es
suficiente tener mucha ilusión, entusiasmo y buena voluntad —que con toda seguridad casi todos los padres
los tienen—, sino que se requiere también competencia para una tarea tan compleja.
Te ofrecemos unos sencillos y divertidos juegos para llegar a un buen resultado. Ambos, tu pequeño y tú,
os divertiréis.
Recuerda
A) Damero pequeño. Dibuja un rectángulo de 7,5 × 5 cm, divídelo en 6 cuadrados iguales de 2,5 × 2,5
cm. Colorea tres en negro de manera que te quede en forma de damero.
B) Los puntos. Realiza seis círculos negros de 2,5 cm de diámetro alineados en dos filas.
C) Las rayas. Sitúa cinco rayas de 5 × 3 cm de lado a lo largo de la cartulina. Seguidamente las coloreas
en negro.
D) Código de barras. Ve dibujando líneas horizontales. Primero más gruesas y luego van disminuyendo
progresivamente de espesor. Cubrirán todas ellas una superficie de 10 × 10 cm.
Figura 6.1.
El móvil. Es mejor que le fabriques su propio móvil. Sigue prefiriendo los grandes contrastes blanco y
negro, y no es fácil encontrarlos en el mercado. Ya empezamos con las figuras tridimensionales; sus
preferidas son el cubo, el cilindro y las esferas. Con ellas estimulamos la percepción de la profundidad o
visión en tres dimensiones.
Vas a necesitar los siguientes materiales: una cartulina blanca, un rotulador negro, una aguja, hilo y dos
palitos de unos 25 cm de largo.
— Prepara un cubo y dibuja en sus caras cuadrados negros o círculos de 2,5 cm de diámetro. También
puedes decorarlo con rayas. La medida del cubo no es especialmente importante, pero para que te sirva
de orientación procura que tenga unos 10 × 10 cm de lado (figura 6.2a).
— Recorta un círculo y dibuja dentro franjas concéntricas en negro, como su ojo de buey (figura 6.2b).
— En un tubo de cartón, de los que vienen en el papel higiénico, pega una cartulina blanca con rayas
horizontales (figura 6.2c).
— Sobre una pelota blanca de goma dibuja puntos negros (figura 6.2d).
— Construye una pirámide de cartulina e igualmente decórala a tu gusto, siempre en blanco y negro e
intentando evitar demasiadas líneas que creen confusión (figura 6.2e).
Figura 6.2.
Con todas estas figuras vamos a formar el móvil (figura 6.2f). Para tu bebé será el móvil más bonito de
todos. No te preocupes de su calidad ni del perfecto acabado. Lo que se persigue es que sea adecuado a su
edad y que sirva para el fin que nos proponemos: estimular su sistema visual.
— Con una aguja e hilo atraviesa cada figura y haz un nudo para que no se salga por el otro lado; ahora con
dos palitos de madera forma una cruz y sujeta en sus extremos los cuatro cordones con diferentes
longitudes. Al final de cada uno de ellos cuelga las distintas figuras que has fabricado.
Compra un móvil musical proyector de luces en el techo y las paredes. Existen muchos modelos en el
mercado, todos ellos interesantes (figura 6.3.f).
Una linterna de luz suave. Se consigue poniendo a una linterna pequeña pilas un poco gastadas (figura
6.3.g).
Sonajeros muy blandos, preferiblemente de tela, con diferentes sonidos y texturas (figura 6.3.h).
Provéete de cascabeles para prenderlos en sus patucos o en unas manoplas. Asegúrate de que es
imposible que se desprendan. También los puedes comprar; existen manoplas y calcetines con sonido para
bebés que son totalmente seguros, ya que llevan los cascabeles dentro del tejido (figura 6.3.i).
CD de música barroca con canciones de cuna o con cuentos infantiles (figura 6.3.n).
Figura 6.3.
— Moverse.
— Tocar.
— Mirar.
— Escuchar.
— Desplazarse.
Nunca forzaremos ni le obligaremos. En el caso de que tu hijo esté cansado o se adormezca, será mejor
dejarlo y realizar los juegos otro día.
Es interesante crear una rutina diaria en la que queden incorporados los juegos. Ya te comentamos que
hay horas de la tarde durante las cuales el niño se encuentra un poco más inquieto. Será entonces cuando
estos juegos le sirvan de alegría y le pondrán de buen humor.
— Como suele mantener su cabecita ladeada, recuerda cambiar de posición al bebé dentro de su cunita; así
nos aseguramos de que recibe idéntica estimulación por ambos ojos.
— La distancia será la que te permita su cunita, pero es interesante situarlo a unos 40 o 50 cm de sus ojos.
— Muévelo de vez en cuando para hacérselo más atractivo.
— Cuando no preste atención al móvil, cambia los dibujos en blanco y negro haciéndolos diferentes. El
bebé necesita estímulos nuevos, los antiguos le aburren (figura 6.4).
Recuerda
El móvil sólo se coloca en los momentos de actividad del bebé. Luego se retira.
Figura 6.4.
La única precaución será que no reciban la estimulación permanentemente por el mismo lado. Cambia de
posición al bebé dentro de la cuna y el problema estará resuelto.
Figura 6.6.
Procura que la carita de tu niño se mantenga centrada.
Acerca pausadamente la pelota a sus manitas y tócalas suavemente. Enseguida notarás que comienza a
moverlas y agitarlas y que incluso su carita se anima. Mueve la pelota hacia arriba lentamente como si el
niño la hubiera golpeado realmente. La pelota vuela muy lentamente para que sea capaz de seguirla con sus
ojos. A los 100 o 120 cm habrá perdido la fijación y sus ojos se dirigirán a otro lado. Entonces vuelve a
acercar la pelota, pero esta vez hacia sus piececitos; cuando toques uno de ellos, levanta la pelota con un
movimiento pausado. El niño intentará seguir de nuevo el vuelo de la pelota con sus ojos (figura 6.7).
Figura 6.7.
Tienes que acercarle la pelota tanto a una mano como a la otra y también a los dos pies. Al acercarle la
pelota a la mano, ésta no se abre; sin embargo, hará un amago hacia las cosas o personas que le atraen, por
ejemplo la cara de mamá. Festeja sus logros con tu cara sonriente, ya que de esta manera establecéis el
diálogo corporal y tu bebé se sentirá comprendido. Cuando se canse, no insistas más.
Figura 6.9.
Para su segundo mes de vida la caja tendrá los siguientes objetos (figura 6.10):
— Diferentes sonajeros.
— Cascabeles. Puedes comprar una cinta y atarle 6 o 7 cascabeles.
— Campanillas.
— Papeles que se puedan arrugar y produzcan diferentes sonidos, como papel de seda, de celofán, de
aluminio...
— Una pandereta.
— Muñecos de goma que al apretarlos emiten sonidos.
— Una cajita de música.
Puedes ir incorporando otras cosas que encuentres aunque no aparezcan en esta lista; todas aquellas que
hagan ruido. Tienen que ser sonidos suaves, no demasiado estridentes.
Figura 6.10.
A los bebés les gustan mucho los sonidos; haz sonar algún objeto de su «caja de música» cerca de uno de
sus oídos y enseguida girará sus ojos, su cabecita y todo su cuerpo en esa dirección. Es todo el cuerpo el que
se excita hacia ese lado, no sólo el oído. Seguidamente, repite el mismo sonido en el otro lado. Ve
cambiando de objeto sonoro. Primero lo agitas en un lado y luego en el otro. Con tres sonidos diferentes por
sesión es suficiente.
Figura 6.11.
Estos movimientos espontáneos y vivos favorecen, entre otras cosas, su circulación, la digestión, la
respiración y la comunicación positiva y feliz con mamá. Durante este juego hay que hablar mucho al bebé
diciéndole: «qué bien», «lo haces fenomenal», «eres todo un campeón», «qué niño tan feliz»...
Puedes realizarlo durante un minuto de tiempo.
Figura 6.12.
Algunos niños mantienen su cabecita centrada con respecto a la columna vertebral, pero si no es así,
colócasela tú adecuadamente. Toma un sonajero y hazlo sonar desde el centro de sus ojos hacia arriba a 30
cm de su cabeza. Tratará de seguir el movimiento despegando la carita del suelo. Realiza el ejercicio tres
veces o déjalo en el momento en que el bebé está cansado y no quiera colaborar.
6.3.10. DESPEGÁNDONOS
Toma al bebé y sujétalo fuertemente pegando su espalda contra tu pecho. Con una mano presiónale el
cuerpo y con la otra agárrale el culito para que se sirva de apoyo. Así queda sentado con la espalda pegada a
mamá (figura 6.15).
Ve desplazando hacia delante tu mano extendida sobre su cuerpecito. Para esto, afloja un poco la
presión, la retiras muy despacio hacia delante.
El bebé seguirá tu movimiento, intentando mantenerse erguido. Notarás cómo tensa los músculos de su
espalda; estamos trabajando precisamente esa musculatura.
El ángulo que se forma entre tu cuerpo y el del pequeño no será mayor de 25º-30º. Muy lentamente
vuélvelo a acercar a tu cuerpo y de nuevo aléjalo con un constante movimiento de vaivén para que los
músculos puedan trabajar en extensión y flexión, ya que este movimiento será el que fortalecerá el músculo.
Procura que el niño tenga algo interesante que mirar. Ponlo preferentemente de cara a un espejo o hacia
el centro de la habitación. Si mira hacia la pared o hacia una esquina, no encontrará nada que le resulte
interesante.
Recuerda
Durante la realización del ejercicio no debes pararte al despegar al bebé de tu cuerpo, sino que
enseguida debes volverlo a llevar hacia tu pecho.
Si lo mantenemos alejado, sus músculos se encuentran en extensión y no conviene que
permanezca en esa posición durante mucho tiempo. El buen desarrollo muscular se obtiene
trabajando la flexión y la extensión de forma continuada y seguida.
Puedes aprovechar para tararear una canción siguiendo el mismo compás. El bebé se desplaza contigo;
es un baile muy divertido.
Igual que en el juego anterior, será bueno que en el campo visual del pequeño existan cosas que le sean
amenas.
Con este juego estamos favoreciendo la maduración del sistema vestibular, responsable del sentido del
equilibrio. Además se sabe que el movimiento de mecer ayuda a tener mejor memoria.
6.3.12. SUBE-BAJA
El juego tiene como finalidad fortalecer los músculos laterales del tronco, preparándole para que al final
del tercer mes sea capaz de controlar los movimientos de la parte superior de su cuerpo.
Ponte sobre la cama o un sofá y coloca al niño tumbado boca arriba; vamos a levantarlo cogiéndolo con
las dos manos (figura 6.17a). Con tu mano derecha lo agarras fuertemente de una de sus axilas y con la
izquierda por los tobillos. Queda el bebé en posición horizontal, totalmente recto, con su cara mirando hacia
fuera. Vete elevándolo en el aire cerca de tu cuerpo pero sin apoyarlo en él. Cuando hayas subido 10 o 20
cm, sostenlo en volandas dos segundos y bájalo lentamente. Advertirás cómo tensa sus músculos y lleva su
cabecita a la posición horizontal siguiendo la línea del cuerpo.
Cambia ahora de mano: la izquierda coge la axila y la derecha agarra los tobillos. De esta forma hemos
girado al niño 180º (figura 6.17b).
Figura 6.17.
Ahora se encuentra ladeado del otro costado, en horizontal. El ejercicio, igual que antes, consiste en
levantarlo, esperar unos segundos y volverlo a bajar. Una vez de cada lado.
6.3.13. ¡A RODAR!
Tu hijo estará tumbado boca arriba; vamos a hacerle girar sobre sí mismo, pero sólo utilizando sus
piernas. Le estamos enseñando a cambiar de posición.
Mantén siempre sus dos piernas muy unidas; no las separes. Lo sujetas agarrándolo sólo por los tobillos.
Cada mano agarra uno de sus tobillos; comienza a bambolearlo ligeramente hacia un lado y hacia el otro;
entonces crúzale una pierna sobre la otra y tira suavemente hasta que el bebé ruede sobre el costado
quedando boca abajo. Las piernas siempre se mantienen rectas, no debes flexionarlas (figura 6.18a).
Una vez boca abajo, sus bracitos habrán quedado doblados bajo su cuerpo. Acomódaselos agarrándolo
desde los hombros y llevándoselos a su posición natural. Es decir, un poco flexionados y hacia delante. En
esta posición inicia unas caricias suaves por la espalda con toda la palma de la mano, desde el cuello hasta
el coxis (figura 6.18b).
Figura 6.18.
Háblale y dile: «muy bien, lo haces estupendamente» o cualquier cosa que se te ocurra para animarle a
conseguir sus pequeños logros.
Debes volverlo a colocar boca arriba de manera tradicional; es decir, tomándolo por la cabeza y el
cuerpo, ya que él solo no podrá hacerlo.
Entonces nos toca el giro hacia el otro lado. Es igual que antes pero la pierna que cruzas es la contraria.
Si haces el cruce de la pierna muy rápido y con mucha fuerza, tu hijo no hará casi ningún esfuerzo. Pero
si se realiza muy lentamente tendrá que colaborar en mayor medida. Según vaya aprendiendo a voltearse,
déjale que contribuya más. Al principio se lo pones un poco fácil, luego tendrá que ir consiguiéndolo por sí
mismo.
Recuerda
Figura 6.19.
Consigue globos normales e ínflalos sólo un poquito. Introduce uno de ellos en una de sus manitas y deja
que lo toque. Le estimula el reflejo de prensión.
Puedes colocarle sonajeros en una de sus manos para que los agite. Los movimientos son bruscos y
desorganizados, por lo que te recomiendo que utilices sonajeros blandos de tela, ligeros, de modo que no
pase nada si se golpea con ellos la cabecita. Primero se los pones en una manita y luego se los pasas a la
otra.
Otro juego divertido. Coloca al bebé tumbado boca arriba, tú te sitúas frente a él e intenta introducir los
dedos pulgares dentro de sus palmas para que él los agarre fuertemente. Si no lo consigues, será mejor que
lo sujetes por las muñecas con ambas manos. Estira sus bracitos un poco hacia arriba y suavemente gíralo
hacia la derecha hasta que su carita quede totalmente ladeada en esa dirección (figura 6.20). Vuelve a su
posición original y ladéale en la otra dirección. No hace falta que su cuerpo voltee totalmente, sólo es
necesario girar describiendo un arco de unos 90º.
Puedes hacerlo tres veces hacia cada lado.
Con este ejercicio trabajamos:
— Movimientos oculares.
— Sistema vestibular.
— Extensión de los brazos.
— Reflejo de prensión.
Figura 6.20.
Figura 6.21.
Ponle los cascabeles en las manos: le llamará la atención su sonido y esto por sí mismo es suficiente para
estimularle a que las mueva. Luego se los cambias y se los pones en los dos pies e igualmente procura que
patalee. Puedes dejárselos un rato hasta que notes que está cansado.
No le pongas cascabeles a la vez en manos y pies, lo único que conseguiríamos es provocar confusión.
6.3.17. POR UNOS PIES SANOS...
Otro ejercicio importante que no debes olvidar es el de masajearle la planta de los pies.
Puedes realizarlo en cualquier momento en que esté tumbado boca arriba. Necesitas una pelotita pequeña
de goma compacta, tenla siempre a mano y muy limpia. Sólo se debe utilizar para este masaje; luego se
guardará junto con las cosas del bebé.
Toma una de sus piernecitas con una mano y con la otra desliza la pelotita, ejerciendo una ligera presión,
por el centro de la planta de su piececito (figura 6.22). Inicia el recorrido desde el talón hasta llegar al inicio
de los deditos: se denomina a esta zona metatarso. Vuelve lentamente hacia el talón y así varias veces,
talón-metatarso, metatarso-talón. Cuando termines, no olvides hacer lo mismo en el pie contrario, siempre
muy despacito.
Figura 6.22.
Cuando la pelotita está en el talón, el niño extiende los dedos de una forma refleja; en cambio, cuando
llega al metatarso, los deditos se encogen. Con ello conseguimos que en el futuro tenga la parte del talón y
del metatarso firme y vigorosa y los dedos flexibles (figura 6.23). Ambas cosas son necesarias para un buen
apoyo plantar y una pisada segura. También estamos previniendo posibles incorrecciones en el eje de los
pies.
Figura 6.23.
Debes sonreírle y hablarle cariñosamente para que sepa que es mamá la que lo está tocando.
— Ojo de buey.
— Los puntos.
— Damero.
— Damero pequeño.
— Las rayas.
— Código de barras.
Seguidamente, se las muestras sujetándolas a una distancia aproximada de 40 o 50 cm. Están ya un poco
más retiradas que el primer mes. Tu hijo ha desarrollado su visión y puede percibir desde una distancia más
lejana. De todas formas, cada niño es especial y lleva su propio desarrollo. Busca la distancia a la que tu
bebé mantiene mejor su atención. Para ello sólo tienes que acercar o alejar ligeramente la cartulina hasta
que notes que sus ojos miran directamente la figura.
Enséñale el ojo de buey durante 5 s, así le ayudamos a que aumente su concentración. Seguidamente,
tenemos la ficha de los puntos; los debes colocar en posición horizontal para que pueda pasar los ojos:
primero por los que están alineados en la parte superior y luego por los que se encuentran situados en la
parte inferior. Sus ojos se acostumbran a recorrer una línea y a continuación pasar a la siguiente. El damero,
si se lo enseñaste el mes pasado, será capaz de reconocerlo. Desplázalo muy levemente en horizontal y
observarás cómo sus ojos y su cabeza se mueven hacia los lados siguiendo el desplazamiento. Estamos
fomentando el movimiento coordinado de los dos ojos. Ahora le enseñas el damero pequeño sólo en
posición vertical; siempre ha de estar en esta posición. Cada cuadrado negro tiene un área de 2,5 × 2,5 cm,
justamente la mitad que la del damero grande que le mostramos antes. Favorecemos así la estimulación de
áreas más centrales en la retina, que serán, más adelante, las responsables de una óptima calidad de visión.
Sitúa las rayas en línea media entre sus ojos y gíralas muy despacio sobre sí mismas hasta completar un
giro total de 180º; luego hacia el otro lado. Le estamos mostrando otro tipo de movimiento; además,
favorecemos su concentración.
Por último, viene el código de barras; muéstraselo en posición horizontal, las líneas mas gruesas deben
estar arriba. El pequeño recorre con sus ojos las líneas y va pasando de unas a otras intentando percibir sus
separaciones. Con esta cartulina mejoramos su agudeza visual, que es la capacidad de discriminación.
Cada uno de los dibujos puede ser presentado durante unos 5 s, pero notarás cómo poco a poco su
capacidad de observación aumenta y puedes incluso permanecer más tiempo con cada uno de ellos.
— Adelante-atrás.
— Izquierda-derecha.
— Describe ligeros círculos en rotaciones hacia un lado y luego hacia el otro.
Mientras tanto, con la otra mano toma un sonajero y hazlo sonar delante de su cabeza. Previamente,
colócale la cabeza en línea media. Trataremos de que eleve su carita ligeramente desplazando el sonajero
hacia arriba. Si a tu hijo le gusta, puedes realizarlo varias veces seguidas.
Los ojos. Al final del segundo mes, tendrá sus ojos perfectamente coordinados. Puede mirar llevándolos
hasta la comisura palpebral y gira la cabeza con ellos. Posee ya una buena coordinación entre ambos.
Si tiene la cabeza ladeada, colócasela con tus manos de manera que su carita quede centrada con la tuya.
Toma un objeto en blanco y negro y sitúaselo a unos 45 cm. Comienza a moverlo hacia un lado y el otro.
Observa:
Los oídos. Acércale un sonajero de sonido suave a una de sus orejitas, agítalo y notarás que ya ha
aprendido a relacionar lo que oye con lo que ve, de manera que al escuchar el sonido gira su carita e intenta
descubrir con los ojos la fuente de donde proviene el ruido. Sabe que cuando oye algo es posible que exista
un objeto interesante que emite el sonido.
Comprueba la misma reacción en el otro oído.
También al final del segundo mes es capaz de intentar localizar de dónde proceden los sonidos, usando
para ello sus ojos, la cabeza e incluso todo su cuerpecito, que se gira hacia la dirección correcta. Haz sonar
un sonajero fuera de su campo visual y podrás comprobar esta reacción.
White piensa que incluso problemas de oído tan pequeños que los padres no puedan percibir (pérdidas de
20 a 50 decibelios) pueden ser un obstáculo significativo para un niño que esté justo empezando a entender
el lenguaje. Asegúrate de que el médico examine sus oídos.
A partir del segundo mes el niño comprenderá mejor lo que la madre le dice aunque sigue guiándose más
por el tono y el gesto que por el verdadero significado de la palabra. El llanto y sus sonidos de balbuceos y
arrullos son el comienzo de la etapa «prelingüística». Emite sonidos guturales como e-je, ek-ej, er-je...
Las manos. Se van abriendo cada vez con más frecuencia. El mantener los puñitos cerrados se debe a
que los músculos flexores son más fuertes que los extensores. Poco a poco los flexores se irán relajando,
permitiendo también una mayor extensión del brazo.
Al coger un objeto abrirá una mano pero cerrará la otra. Es incapaz de asir con las dos manos a la vez.
Las últimas investigaciones han comprobado que el jugar con las manos y lograr el movimiento de los
dedos está relacionado beneficiosamente con el área del cerebro que está encargada del lenguaje.
La cabeza. Sigue permaneciendo preferentemente ladeada. Observa si se ladea más de un lado que del
otro. En principio todos los bebés tienen un lado de preferencia, pero si es muy exagerado anímale a que la
gire también hacia el lado contrario.
Si le coges por los hombros y le llevas hacia la posición de sentado, podrá mantener la cabeza erguida
durante unos 5 segundos.
Si lo tumbas boca abajo, mantendrá sus bracitos flexionados, pero será capaz de llevar su cabecita a la
línea media, logrando levantarla en un ángulo de 45º durante unos segundos.
Observa si repite una y otra vez algunos juegos. Esta constante repetición de sus acciones es necesaria
para la adquisición de la individualidad psicológica. La repetición siempre idéntica es un punto de
referencia, lo que permitirá al bebé comenzar a distinguir entre sí mismo y algo que está exterior a él,
denominadas reacciones circulares.
— Debes fomentar y permitir todos aquellos juegos que a tu bebé le resulten más agradables y divertidos.
Él trata de repetirlos una y otra vez. A estas acciones se las denomina «reacciones circulares» y son el
camino que le lleva hacia su inteligencia.
— Nunca serán suficientes las caricias, masajes, miradas, gestos, canturreos y risas que le puedas brindar.
Según Gesell, esto le ayudará a lograr un óptimo desarrollo social y también será beneficioso para su
desarrollo neurológico y afectivo. En la edad adulta, nuestra pobreza o riqueza emocional, intelectual y
social es simplemente el resultado de esta etapa en la infancia.
— Fomenta tu buen humor, realiza actividades que te hagan reír mucho y estar alegre; de esta manera, se lo
podrás transmitir a tu pequeño. ¿Sabías que al reír el organismo multiplica la producción de endorfinas?
Estas hormonas alivian el dolor y refuerzan las células encargadas de luchar contra los virus y las
bacterias.
La risa favorece:
— La digestión.
— Tonifica el sistema cardiovascular.
— Activa la respiración.
— Mejora el funcionamiento del hígado.
Todo esto le causará inseguridad y crearemos un niño nervioso, inseguro, con dificultades para
concentrarse. Sentirse seguro desde el principio es fundamental para el desarrollo de su futura personalidad.
Ver Todo un mundo de emociones.
Puedes dejar al pequeño al cuidado de una persona de plena confianza entre toma y toma. Procura estar
de vuelta al llegar la hora de su alimentación.
Incorpora al resto de la familia durante períodos cortos a su horario de vigilia.
Proporciónale juguetes u objetos pequeños que quepan en sus manitas. Deberán ser de diversos
materiales, formas y texturas. Asegúrate de que sean lavables y no tóxicos. De esta manera favorecemos el
comienzo de su manipulación. Déjale que se los lleve a la boca para chuparlos; así obtendrá la máxima
información sobre el objeto, fomentando su inteligencia sensoriomotora.
— Temperatura.
— Distancia al objeto.
— Tamaño.
— Forma.
— Textura.
— Peso...
Cuantos más objetos pueda chupar, más cualidades podrán reconocer sus ojos. Los ojos se enriquecen a
través de la boca y la manipulación. Hemos observado niños mayores a los que no se les proporcionaron en
el momento adecuado objetos para chupar y eternamente tienen que tocar todo para conocer mejor sus
cualidades. En cambio otros no necesitan de su manipulación, los ojos son altamente eficaces y
discriminatorios.
El desarrollo visomanual evoluciona de la siguiente manera:
Es conveniente favorecer el uso del chupete en el niño. Esta etapa tiene su momento y luego pasa. Si
dejas a tu hijo llevarse las cosas a la boca, le favoreces su desarrollo y maduración. En cuanto su cerebro
obtiene el conocimiento preciso y su personalidad haya avanzado en su desarrollo evolutivo, dejará este
comportamiento y dará paso a una etapa visual que durará ya para el resto de su vida.
La boca será ahora su tercer ojo, ya que su sistema visual no está aún lo suficientemente maduro para
obtener esta serie de conocimientos.
— Busca placer.
— Tiene hambre.
— Necesita jugar.
— Recibir caricias.
— Estructurar el tiempo.
— Confirmar la posición en la vida, lo que en el futuro influirá sobre su posición existencial frente a la vida
misma.
— Crear intimidad. Una característica de la intimidad es la libre expresión entre personas.
Los ejercicios que te proponemos para que realices con tu hijo realmente responden a la definición de
juego: tienen sus reglas, los jugadores realizan sus jugadas de un modo predeterminado y, al final, se
obtiene el beneficio. Es un juego que progresa hacia un resultado previsto, bien definido y placentero.
Los padres educan más por su personalidad que por la capacidad educativa que
poseen.
DENIS WALLON Y MICHEL DE WILDE
7.1. Una sonrisa fresca
Al llegar a su tercer mes, el bebé experimenta un cambio importante. Ahora, cada vez que te acercas, él
te regala su amplia y fresca sonrisa. Los constantes juegos realizados anteriormente sobre tu cuerpo
desnudo serán, a partir de este momento, menos frecuentes. Tu hijo deseará pasar algunos ratos en su cunita
a solas o jugando contigo, pero ya de otra manera.
Notarás que posee mayor conciencia de su entorno, demostrando gran curiosidad por todo lo que lo
rodea. Al final de estos primeros meses observamos un cambio fundamental en su desarrollo global. La
relación simbiótica con mamá ha disminuido y comienza rudimentariamente sus primeras experiencias
como un ser individual. Tú deberás afrontar este nuevo camino del aprendizaje con el mismo amor y
protección con que lo has hecho hasta ahora. Tu amor sigue siendo el mismo, pero la forma de manifestar lo
mucho que le amas será diferente.
Él necesita este cambio para poder crecer. En el caso contrario de intentar mantener una relación
absorbente con el pequeño, le perjudicaremos en su desarrollo. Pero, ¿cómo hacerlo? Para esto te
proponemos nuevos juegos o realizamos variaciones sobre los anteriores a este capítulo.
Recuerda
La calidad del tiempo que estás con tu hijo es más importante que la cantidad. Si se dispone de
tiempo, lo ideal es unir cantidad y calidad.
Figura 7.2.
«Palmas, palmitas,
que viene papá,
palmas, palmitas,
que pronto vendrá».
Cuando cantes esta canción muéstrale tus dedos y muévelos a unos 30 o 35 cm de su carita: le encantará
observarlos.
Figura 7.4.
Para el final del tercer mes habrá adquirido una cierta coordinación entre los movimientos de su cabeza,
ojos y oídos.
Recuerda
Para esto es importante saber encontrar con los ojos una fuente de sonido.
Figura 7.6.
Hay también campanitas o palos de metal ideados especialmente para el aire libre. Los encontrarás en
tiendas orientales.
En el baño puede percibir el sonido del agua. Empapa la esponja con el agua y escúrrela cerca de uno de
sus oídos. Repite el mismo proceso por el otro oído. El sonido del agua es siempre bonito y tranquilizador.
Utiliza cualquier ruido, como por ejemplo el tictac de un reloj.
Son cosas que el bebé se acostumbrará a oír y es necesario que los vaya reconociendo.
Figura 7.7.
Con este ejercicio tratamos de fortalecer sus músculos abdominales. Los bebés con tendencia a los
vómitos mejoran mucho cuando consiguen unos abdominales fuertes y firmes.
También se trabajan los músculos de los brazos. Si no colabora doblando un poco los codos es mejor
dejarlo, ya que de esta manera sus articulaciones pueden perjudicarse y esto no es recomendable.
Al elevar al niño de la superficie sus piernas se doblan y se levantan; permite esta posición natural de sus
extremidades y no intentes sujetarlas.
En vez de usar pulseras puedes realizar este juego introduciendo tus dedos índices en sus manitas. Tiras
de sus manos dejando que se agarre de ellas. Si le cuesta mucho trabajo o tiene tendencia a soltarse, sujétalo
por la muñeca (figura 7.9).
Figura 7.9.
«Aserrín, aserrán,
el bebito de papá,
ríe mucho, come pan
y él siempre cantará».
Figura 7.10.
7.4.9. MANUALIDADES
Provéete de una cestita o una caja para las manualidades. En ella mete objetos pequeños de diferentes
colores, texturas y formas que el bebé pueda sujetar en sus manitas. Cuando el niño esté mirando sus
manitas, introdúcele un juguete pequeño que pueda observar. Háblale seguidamente describiendo
verbalmente sus características: «qué sonajero más bonito», «es azul», «cómo me gusta»...
Una buena idea es tener unos guantes en los que cada dedo tenga distinta textura: uno de lana, otro de
fieltro, otro de plástico... (figura 7.11). Mueve los dedos para que le sean más atractivos y ofréceselos para
que los coja.
Figura 7.11.
Coloca cualquier juguete en una de sus manos. Comprueba que lo mira y se da cuenta de su existencia.
Acerca las manos del bebé a sus ojos para que pueda observar el juguete.
De esta manera aprenderá y enseguida se llevará los objetos cerca de sus ojos para ver lo que tiene en las
manos, seguidamente se lo llevará a la boca. Cuando esto ocurra, nos indica que está empezando la
habilidad de comprender. Tocando y chupando, el bebé obtiene información sobre los objetos. Nos
encontramos en la fase oral y se tiene que acercar todo a la boca y tener la posibilidad de chupar. No se lo
impidas.
El cestito con sus manualidades se guarda en un lugar aparte fuera del alcance de otros niños. Se utiliza
sólo para este juego. Según vaya creciendo tu bebé, puedes ir incorporando objetos más complejos.
Además de estos juegos, continúa practicando los siguientes de capítulos anteriores:
7.4.10.6. Despegándonos
7.4.10.7. Sube-baja
7.4.10.8. ¡A rodar!
A la menor deformidad de los pies o sospecha, aunque sea un vicio postural o mala posición fetal, hay
que consultarlo, ya que seguramente habrá que tratarlo (ver capítulo «Tu bebé de dos meses», ejercicio
6.3.17). Hay que tener presente que las malas posiciones fetales o vicios posturales no tratados de bebé —
antes de la deambulación— puede que se fijen y no puedan solucionarse más tarde.
Los ojos. Puede mantener contacto visual por unos segundos. Acerca tu cara y háblale mirándole a los
ojos. Observa cómo te mira y trata de imitar tus gestos. Mueve un sonajero hacia todos los lados, será capaz
de seguirlo con los ojos ayudándose de los movimientos de la cabeza.
Los dos ojos se encuentran centrados, si notas que uno de ellos se desvía o simplemente te parece que
hay una mirada «extraña», llévalo a un especialista. No te inquietes, lo mejor es un buen diagnóstico a
tiempo. Muchas veces se trata de pequeñas faltas de coordinación que se solucionan sin más, pero siempre
es conveniente que un especialista en el tema haga un seguimiento periódico para descartar patologías. La
realización de los ejercicios visuales que te proponemos en este libro está muy indicada para la prevención
de anomalías. En las investigaciones llevadas a cabo por nuestro equipo se realizó un seguimiento de la
visión de los niños durante 10 años, no habiendo desarrollado en ningún caso problemas visuales.
Los oídos. Puede localizar sonidos en el espacio. Agita un sonajero fuera de su campo visual y notarás
que trata de localizar la fuente de sonido. En el programa de Missouri para el Desarrollo del Bebé (EE.UU.)
se advierte que deben ser los padres los que controlen con frecuencia los oídos de sus hijos. Según Winter,
éste debe ser el motivo por el que los niños a los que se vigiló la audición puntuaban tan alto en el
desarrollo del lenguaje.
Los problemas transitorios de oído en los niños son, en la mayoría de los casos, causados por una
infección en el oído medio, a menudo provocada por resfriados o gripe que conducen a la formación de
líquido. Este líquido en los oídos amortigua el ruido del mundo exterior.
Lleva a tu hijo al otorrino infantil si:
La cabeza. Tumbado boca abajo, levanta la cabeza y es capaz de mantenerla durante un minuto. El
equilibrio de la cabeza depende del sistema vestibular, que se encuentra localizado en el oído interno. Éste
envía mensajes al cerebro para informar de la postura corporal y seguidamente el cerebro transmite
instrucciones a los músculos para que mantengan la postura.
Cuando llevemos al bebé a la posición de sentado sujetándolo por sus bracitos, comprobaremos que la
cabeza se mantiene durante medio minuto en línea media. Al dejarlo caer lentamente para colocarlo de
nuevo tumbado, la cabeza ya no caerá hacia atrás como en el segundo mes.
Boca abajo. En esta posición trata de levantar el tórax. Los brazos todavía no son lo suficientemente
fuertes y los apoya por el antebrazo en la superficie de sujeción. La pelvis está plana en la base.
La columna vertebral. No debemos nunca, bajo ningún pretexto, forzarlo para que se siente. Su columna
vertebral no está preparada para ello. En el seno materno, el niño se encuentra con la espalda curvada y las
piernas dobladas hacia su vientre (postura fetal). Éste es el motivo por el que el recién nacido tiene su
columna doblada hacia delante y no existe ningún tipo de lordosis. Enseguida esta postura fetal deja de ser
necesaria y disminuye al cabo de pocos meses. También disminuye el ángulo de curvatura que forma el
muslo con la cadera por encontrarse en flexión las piernas del recién nacido.
La columna vertebral se endereza gradualmente y se va formando la lordosis lumbar. Por el efecto de
levantar la cabeza cuando el bebé está boca abajo, se va formando lentamente la lordosis cervical. Hay que
variar la postura del bebé para evitar una exagerada lordosis cervical y lumbar. Mediante los estímulos que
proporciona el medio ambiente, se motiva el deseo de moverse y el bebé sigue desarrollándose. Se dan cada
vez mayores capacidades motrices que le ayudan a que pueda incorporarse y vencer la gravedad.
Especialmente durante el gateo se fortalecen los músculos dorsales que más adelante serán tan importantes
para sostener el tronco. Apenas el niño aprende a andar, será más notable la curvatura en «S» de la columna
vertebral.
Para el primer año habremos conseguido los siguientes objetivos:
— La cabeza seguirá la línea de la columna, sin existir ladeos debidos a vicios posturales.
— Su espalda se encontrará recta por disponer de una musculatura firme que ha logrado poco a poco con
los ejercicios adecuados durante todo el primer año, respetando siempre su desarrollo evolutivo.
— Utilizará correctamente el movimiento a través de su centro de gravedad.
— Los pies se apoyarán en el suelo en forma de trípode, repartiéndose el peso entre los dos. Los vicios
posturales estarán totalmente corregidos. Al comenzar a andar es normal que el niño tenga las piernas
ligeramente abiertas y se tambalee. De esta manera mantiene mejor el equilibrio. Según vaya ganando
seguridad, sus andares se harán más rítmicos.
Con la realización de todo nuestro programa de ejercicios, al finalizar el primer año de vida el niño
obtendrá una postura corporal correcta que beneficiará la salud de sus articulaciones, vértebras, columna y
pies para toda su vida adulta.
Es entonces cuando cosechamos el fruto del trabajo invertido en nuestros hijos durante su primer año de
vida.
Éste es el motivo por el que te rogamos que cambies la posición del bebé en su cuna boca arriba, boca
abajo y a ambos lados. Nunca le obligues a sentarse hasta que su musculatura esté lo suficientemente
desarrollada: protegeremos así su columna. En la posición de sentado el niño deberá utilizar sus músculos y
no sus vértebras.
Diferentes problemas de columna en los niños que podemos prevenir durante el primer año de vida:
Figura 7.12.
Los pies. Los pies del bebé son de suma importancia, porque de ellos va a depender el paso y el apoyo
plantar. En el niño pequeño observamos frecuentes anomalías que en un futuro pueden derivar en:
— Pie valgo. El eje que baja por la tibia, en relación al eje que va del talón al tobillo, se encuentra
internamente doblado. Los dos pies están girados hacia fuera (figura 7.13a).
— Pie varo. Tiene un comportamiento exactamente opuesto al anterior. Aquí los ejes que parten del talón al
tobillo, en relación con el eje de la tibia forman un ángulo abierto hacia fuera. Los pies giran hacia
dentro (figura 7.13b).
Un pie se encuentra girado hacia dentro y el otro hacia fuera. Puede ser en un sentido o en el otro.
Estas malas posturas pueden ser debidas a una posición fetal incorrecta. En principio se corrigen solas,
pero conviene tenerlo bajo observación.
Es normal en la evolución de los ejes de carga hasta los seis años, tener un valgo o un varo de retropié
dentro de unos límites.
Figura 7.13.
7.5.1. MASAJES DEL PIE
A todas las mamás les recomendamos la aplicación de un masaje a los pies de sus bebés. Si además
existe alguna anomalía, el masaje se hará de forma más específica. Por tanto, vamos a diferenciar dos
técnicas:
Es recomendable realizar este masaje a todos los niños. Se realiza primero en un pie y luego en el otro.
Antes de empezar asegúrate de que tus manos estén limpias. Procura lavártelas con agua tibia, así tu hijo no
las sentirá frías.
Como siempre que hablamos de un masaje, tienes que aplicarlo suavemente, sin prisas. Tus movimientos
serán pausados, rítmicos, ejerciendo una ligera presión sobre sus piececitos. Sitúate enfrente del bebé que se
encuentra tumbado boca arriba.
— Con una mano sujetas el tobillo y con la otra masajeas dedo por dedo, pasando bien por las
articulaciones y estirando un poquito cada una de ellas (figura 7.14a).
— Continúas agarrando su tobillo. Seguidamente coges su piececito con la otra mano y le das unas ligeras
sacudidas, como si se tratara de un sonajero y lo estuvieras agitando. Durante unos segundos aprieta
suavemente con uno de tus dedos en la planta del pie, justo en el centro del arco (figura 7.14b).
— Sujetamos su tobillo agarrándolo con una mano y con la otra iremos doblando suavemente los dedos
hacia arriba (figura 7.14c).
— Por último, seguimos agarrando el pie por el tobillo. Con la palma de la otra mano, masajea la planta del
pie con la pelotita del talón al metatarso y del metatarso al talón varias veces (figura 7.14d).
Figura 7.14.
En el caso de que hayas observado alguna anomalía en la posición de los pies de tu bebé puedes realizar
unos masajes más específicos.
Primero comprueba si la posición anómala de los pies se debe a que sus rodillas no están en la posición
correcta.
Pies hacia fuera. Comenzamos con un pie y luego el otro (figura 7.15).
Figura 7.15.
Pies hacia dentro. Comenzamos con un pie y luego el otro (figura 7.16).
Figura 7.16.
Un pie hacia fuera y otro hacia dentro. En esta ocasión se masajearán los pies según sea el caso; al pie
que está hacia dentro se le masajea como pie varo y al que queda hacia fuera como pie valgo. Realízalo
durante un corto espacio de tiempo, pero con frecuencia, por ejemplo cada vez que le cambias los pañales.
Recuerda
Si para el sexto mes no has podido corregir estos vicios posturales, recurre a un traumatólogo infantil.
Cuando existe un apoyo plantar correcto, la carga corporal se reparte en tres puntos de la planta del pie
formando un trípode. Con esto se consigue que el peso se encuentre equilibradamente dividido. Además
necesitamos un buen desarrollo de los músculos plantares para el final del primer año de vida. Una buena
postura corporal consiste en que el centro de gravedad de la pelvis, del tórax y de la cabeza se encuentren
perpendiculares al puente del pie y a una distancia determinada máxima el uno del otro.
Comprenderás la enorme importancia que tiene corregir los vicios posturales siendo el niño aún un bebé,
antes de que comience a andar. Es un concepto de prevención para que tenga sus huesos, ligamentos y
articulaciones sanos durante toda la vida.
Muy importante. Los ejes mecánicos de los miembros inferiores van a tener una evolución muy
concreta, que no podemos alterar o acelerar.
Esto es orientativo, y depende mucho de la evolución del niño en general. Lo que sí es importante en el
bebé es descartar ciertas patologías y, por tal motivo, es necesario consultar siempre con un especialista.
— No calzar al bebé hasta que empiece a gatear. Sólo ponerle calcetines y vigilar mucho que no queden
pequeños.
El pie del bebé puede crecer cuatro milímetros cada tres meses, hasta el año.
— Cuando empiece a gatear, ponerle unas botas que sean flexibles en dirección longitudinal, pero que
tengan un contrafuerte duro.
— Desde que empiece a andar, hasta los cinco años, deben ponerse botas que reúnan las siguientes
características:
1. Contrafuerte duro.
2. Flexibles en el eje longitudinal.
3. Que evite los movimientos de prono supinación.
4. Que sean de horma recta.
Cosas que NO se pueden hacer. El niño, desde que empieza la deambulación hasta que adquiere la
maduración del pie y de la marcha, que se produce sobre los seis años, no debe andar descalzo por terreno
duro, como es el hogar. Ni con calzado tipo zapatilla que no reúna las características citadas anteriormente,
ya que la estructura ósea es la que tenemos que proteger.
Esta técnica es muy sencilla, nada agresiva; a tu bebé le va a encantar y a ti te gustará notar su gran
eficacia. Primero lávate las manos con agua caliente, de esta manera tu hijo las sentirá templadas. Antes de
comenzar frótalas una contra la otra enérgicamente para que generen calor. Inmediatamente después se las
aplicas en las diferentes zonas de su cuerpecito.
Los hombros. Sitúa las dos manos a la vez en uno de sus hombros. Una la colocas por detrás y otra por
delante de forma que en medio quede contenido el hombro. Las manos no se mueven sólo intentan traspasar
su calor a tu bebé. Ejerce una ligerísima presión y mantenla durante unos segundos. A continuación pasa al
hombro contrario (figura 7.17).
Figura 7.17.
Los codos. Las dos manos sujetan entre sí el codo, sin apretar, tan sólo intentan llevarle su calor (figura
7.18a).
Rodillas. Traspasa tu calor desde las manos hasta sus articulaciones de igual manera que lo hiciste con
los codos. Mantente durante unos segundos y sentirás que las rodillas se van relajando (figura 7.18b).
Parte sacra. Una mano en la espalda debajo de las vértebras y la otra encima de la tripita. Ejerce una
ligerísima presión. Intentas con esta técnica que el niño se relaje al contacto con tus manos (figura 7.18c).
Figura 7.18.
Sujeta un bracito por la muñeca y lo mueves hacia su carita como si tratara de tocarse la mejilla. En caso
de no llegar, no le forzaremos, solamente le estamos preparando para que en su cuarto mes de vida consiga
tocar su carita (figura 7.19). Realízalo con los dos brazos por separado.
Figura 7.19.
Cuando tenga los puñitos muy cerrados, trataremos de que vaya abriendo su manita.
Acerca tu cara a sus manitas y acaríciale los puñitos con tus mejillas. El contacto suave y cálido le ayuda
a extender sus manos.
Masajéale los deditos uno por uno tratando de aflojar sus articulaciones con el calor y el contacto.
Masajea la palma de su mano desde el centro hacia los dedos.
Hazle cosquillitas en los puños desde la muñeca, siguiendo por su dorso hasta llegar a los dedos.
Cuando tenga la palma de la mano abierta, pásale objetos rugosos con distintas texturas (tul, esponja...).
El movimiento lo realizas de forma que parezca que quieres alisar su mano (figura 7.20).
Figura 7.20.
Figura 7.21.
Los ejes corporales son unas líneas imaginarias que pasan a través del cuerpo. Para tu información
(figura 7.22), describimos los principales:
Figura 7.22.
Eje vertical. Línea vertical que recorre desde la parte superior de su cabeza bajando por la columna
vertebral dividiendo el cuerpo en dos partes iguales.
Ejes horizontales. Cintura escapular. Línea horizontal que atraviesa los hombros.
Todo el cuerpo tiene que desempeñar un trabajo eficaz económico. Por ejemplo, al centro del cuerpo le
corresponde la fuerza y la estabilidad. La parte superior es responsable de la movilidad y la flexibilidad,
tanto de la cabeza como de las cervicales.
Cuando el cuerpo no está bien estructurado, se producen los siguientes síntomas:
— Deformación de la columna.
— Debilidad de la parte central del cuerpo.
— Dificultad en los desplazamientos.
— Bloqueos en la parte superior (hombros, cervicales y cuello).
— Obstaculización del reconocimiento y la unificación del propio cuerpo.
Recuerda
Los huesos, el esqueleto es para toda la vida. Cuida con esmero la salud de tu hijo.
A nivel evolutivo el bebé sigue un proceso lento de adquisición del conocimiento de su propio cuerpo.
Durante los tres primeros meses de vida no hay conciencia de su esquema corporal. A partir de esta edad se
va a producir una discriminación perceptiva de sus diferentes partes.
Piaget denomina período sensoriomotor precisamente a esta etapa en que el bebé, a partir de la
experiencia vivida y voluntaria del movimiento global corporal, comienza a diferenciar su cuerpo del resto
del mundo que lo rodea.
Una correcta integración de los ejes corporales a través del movimiento es esencial en el desarrollo
global del niño, porque influirá en:
7.5.4. LA SONRISA
Aparece la sonrisa social, que se convertirá en una constante de su comportamiento, especialmente si
encuentra reciprocidad de sonidos con la persona de referencia. Este logro indica que el bebé está pasando
de un estado de simbiosis con mamá a una etapa de relación social. Se trata de un nuevo paso en su
maduración. Ni los juguetes ni su propia imagen en el espejo le arrancan ninguna sonrisa. Para un buen
desarrollo social es beneficioso comenzar a relacionarse con otras personas. Es el mejor momento para que
busques grupos de bebés a los que tu hijo pueda incorporarse. Es necesario que el bebé vea a otros niños, se
ría y participe en los juegos (siempre en compañía de mamá) que se organizan especialmente para ellos.
7.6.1. DIGITOPUNTURA
Existen técnicas de digitopuntura para aliviar determinados problemas. Te exponemos a continuación los
más frecuentes en esta etapa. Este procedimiento no sustituye al tratamiento médico, simplemente lo
complementa.
7.6.1.1. Tos y catarros
Toma una de sus manitas y pasa tu dedo corazón por su dedo anular. Comienza desde la yema del dedo y
ve bajando por la palma de la mano hasta la muñeca. Siempre en este sentido. Repetir 20 veces (figura
7.23).
Figura 7.23.
7.6.1.2. Estreñimiento
Utiliza tu dedo corazón. Sitúalo en la parte superior de la yema del dedo meñique de su mano izquierda.
Baja por la parte exterior ejerciendo una suave presión hasta la muñeca. Repite, siempre siguiendo esta
misma dirección, durante 15 o 20 veces. Si es necesario, puedes realizarlo varias veces al día (figura 7.24).
Figura 7.24.
7.6.1.3. Cólicos
Si todavía persisten, puedes seguir haciendo digitopuntura para cólicos; los movimientos precisos están
descritos en el capítulo «Tu bebé de un mes», en el apartado «Consejos útiles» (figura 7.25).
Figura 7.25.
5. Sobre la cuarta vértebra, tocando desde la cabeza (corresponde a la sexta porque dos vértebras se
encuentran situadas dentro del cráneo).
6. Sobre los hoyitos del culo.
Trata de que el resto de tu mano no roce ninguna parte de su cuerpo. Sólo se utiliza el dedo medio de las
dos manos. Puedes realizarlo una vez al día. En caso de ser necesario, puedes realizarlo durante todo el
primer año hasta que el bebé se fortalezca. No tiene contraindicaciones.
Coloca durante 30 s dos dedos sobre la fontanela. Observa la calidad del pulso y el estado de la
membrana (figura 7.27). En un bebé sano, el pulso es regular pero no muy fuerte. La membrana forma una
superficie plana y tirante, ni se hunde ni se hincha. Si lo practicas varias veces te acostumbrarás a notar cuál
es el estado natural de tu bebé. Cualquier cambio puede significar que está incubando alguna enfermedad.
Figura 7.27.
Calienta tus manos frotándolas enérgicamente una contra otra durante 1 o 2 minutos. Sitúalas juntas
sobre su cabecita y seguidamente acaríciale frotando muy suavemente desde la coronilla hacia la barbilla.
Realízalo 4 o 5 veces (figura 7.28).
Figura 7.28.
1. Colocarlo en la cuna de manera que la luz le llegue del lado contrario al que gira la cabeza. La luz es un
estímulo lo suficientemente fuerte como para hacerle mover su cabecita hacia el lado que nos interesa.
También recomiendan los pediatras un móvil que le obligue al giro de cabeza en la dirección contraria.
2. Masajear suavemente la zona del cuello afectada.
3. Forzar la cabeza hacia el lado opuesto. Siguiendo las técnicas japonesas de Shiatsu, se realiza de la
siguiente manera:
Acuesta al bebé boca arriba. Coge su cabecita por detrás. Utiliza ambas manos: las palmas se colocan
por debajo y los pulgares exactamente en el sitio que muestra el dibujo, sin tocar la zona de las sienes.
Pide a otra persona que te ayude a sujetar a tu bebé por los hombros para que su cuerpo no se mueva,
sólo pretendemos girar su cuello (figura 7.29).
Figura 7.29.
Comienza a mover la cabecita hacia la derecha y luego girando totalmente hacia la izquierda.
Continúa derecha-izquierda e izquierda-derecha. Trata de obtener un giro completo de 180º. La meta es
llegar a tocar con la mejilla del bebé la superficie de apoyo en ambos lados (figura 7.30).
Cuando existe tortícolis congénita es evidente que el giro hacia uno de los lados se hará con más
dificultad. Ve insistiendo con este ejercicio y lograrás en poco tiempo que su cuello gire con igual
flexibilidad en las dos direcciones.
Estos movimientos ayudan a enderezar la columna vertebral y aseguran un buen desarrollo de cuello y
hombros.
Figura 7.30.
Sienta al bebé en tu regazo mirando hacia fuera. Con una de tus manos levantas un poco uno de sus
bracitos. Su manita se apoya en la tuya, pero no le agarres. Con la otra mano golpea rítmicamente su axila
por detrás (figura 7.31). De esta manera conseguirás que su brazo se agite como si se tratara de un sonajero.
Haz siempre los movimientos de golpeteo de forma rítmica y continuada. Sigue hasta que notes su bracito
relajado. Lo advertirás porque en ese momento cuelga como el de un muñeco de trapo. Repite el mismo
procedimiento en el brazo contrario.
Figura 7.31.
Seguidamente, acuéstale boca arriba y sitúate frente a él. Toma sus dos piernecitas a la vez. Para ello
introduce tus dedos por debajo de sus rodillas (las corvas). Levanta un poco tus manos para que las piernas
del bebé queden ligeramente separadas de la superficie de contacto. Comienza a sacudirlas golpeando
suavemente las dos corvas a la vez con ambas manos (figura 7.32). Igual que con los brazos, trata de llevar
un ritmo armonioso. Notarás que sus piernecitas se relajan cuando cuelguen libremente, entonces es cuando
se aflojaron las tensiones.
Figura 7.32.
Recuerda
Tiene una demanda imperiosa de sociabilidad. El ser humano no nace sociable, sino que se hace.
Una buena idea es grabar sus propios balbuceos y ponérselos para fomentar este acto voluntario.
Tu hijo no sólo necesita articular sonidos, sino que tendrá que coordinar los movimientos de la lengua y
los labios y modular el aire que sale por la boca y por sus cuerdas vocales. Una buena manera de comenzar
es hablarle a unos 20 o 25 cm de su cara gesticulando mucho al hacerlo, así imitará tus expresiones y le
servirá para comenzar a vocalizar antes y mejor, utilizando los músculos faciales y estimulando todo el
aparato fonador.
En esta etapa los sonidos que emite el bebé son cadenas en «rrr» o «ggg»: el llamado gorjeo, vocales
guturales. En realidad estos sonidos se producen de forma espontánea al respirar. Él los escucha y los repite
involuntariamente. Trata siempre de imitar sus ruiditos, tu hijo al encontrar un imitador se entusiasmará y
de esta manera fomentarás su habla. Al contestar sus sonidos se siente comprendido y esto influye en su
posterior comportamiento social.
Recuerda
Háblale al pequeño todo lo que puedas. Cualquier momento es bueno. Mientras le cambias los pañales,
en el baño, durante el masaje. Emite sonidos sencillos como ba-bi, gu-gu, y llámale por su nombre. Se ha
comprobado en numerosas investigaciones que los niños a los que se les habla aprenden más rápido y con
más corrección el uso del lenguaje.
Como ves, hemos cambiado la canción convencional. Esta nueva letra nos ha dado muy buenos
resultados. Te recomiendo que en el futuro todas las canciones (y especialmente cuando te dirijas al niño)
tengan mensajes positivos. Nunca deben ser mensajes peyorativos o negativos. Practicando, te volverás
muy creativa y te surgirán espontáneamente las letras.
Evita las frases convencionales descalificadoras, como por ejemplo «este niño parece tonto», «estoy
hasta la coronilla de sus lloros». El niño no entiende el lenguaje pero comprende perfectamente el mensaje
por el tono con que se le habla.
Dejémosle descansar cuando no se encuentre atento, puede ser por cansancio, aburrimiento o sueño.
Siempre respetaremos sus necesidades.
Nos daremos cuenta porque:
— Lloriquea.
— Su cuerpo está tenso.
— Agita brazos y piernas.
— Un nuevo juego le pone más nervioso.
— Frunce la frente.
— Bosteza.
Recuerda
Sentar al niño demasiado pronto no conduce a nada, incluso fomenta posturas incorrectas de la
columna vertebral.
Te recomendamos:
— Abrazarlo con actitud protectora, hacerle cariñitos mientras le hablas. Calmarlo quedándose un rato con
él (el tiempo que cada bebé demande) y con la persona encargada del niño, ya que será ella quien se
ocupe de él en el futuro. Procura que en este período no haya demasiados cambios de personas al
cuidado de tu hijo, tanto en casa como en la escuela infantil. De esta forma le será más fácil
acostumbrarse a otra persona que no sea su madre.
— Explícale la nueva situación, muéstrale el entorno donde va a pasar unas horas al día. Trata de que se
familiarice con el lugar y con los otros niños. Así no se sentirá abandonado sino integrado. De esta
manera se acostumbrará más rápidamente a su nueva escuela infantil. Con tus cuidados y tu protección
evolucionará saludablemente y adquirirá seguridad en sí mismo. Llevar un juguete o pañuelo de la madre
le dará seguridad.
Es necesario respetar el desarrollo evolutivo del niño dándole en cada etapa lo que él necesita con amor,
pero un amor bien entendido. El sentido de la posesión de los padres es un concepto erróneo y diferente a lo
que significa el «amor». Solemos decir: «mi hijo», «mi pequeñín», en lugar de «soy su madre» o «soy su
padre». El «amor» es cuando los padres desean entender positivamente la vida, disfrutando la trayectoria de
crecimiento del hijo. De esta forma se enriquece la relación familiar.
Intentaremos evitar:
Recuerda
Si respondes correctamente a sus demandas, no hay sitio para culpabilidades o disgustos. Piensa
que:
— Tu bebé está evolucionando adecuadamente.
— El bebé tendrá que compartir las circunstancias que le ha tocado vivir en su familia.
— Has escogido con esmero el mejor sitio para tu hijo.
Es importante que seas tú, su madre, la que lo lleve y lo recoja los primeros días. Le dará seguridad y se
convencerá de que siempre vuelves a aparecer.
De todos modos, lo ideal es que sea la madre la que se encargue del niño y no una escuela infantil. Puede
ser una buena solución dejarlo en casa con una persona cariñosa, tierna y amorosa; los abuelos pueden ser
también una buena solución, para que cuiden a tu hijo durante sus primeros 18 meses. Es fundamental para
el desarrollo psicológico de la personalidad del pequeño, ya que siempre encontrará alguien que acuda a sus
demandas y no se sentirá abandonado en ningún momento. La peor forma de resolver el problema es
cuando los padres dejan al bebé siempre a cargo de otros, por ejemplo en escuelas infantiles, con vecinos o
canguros, pensando que no tienen otra opción de resolverlo. De esta forma, los ratos en los que están con el
niño se sienten culpables y tratan constantemente de complacerle. Con esto no mejoramos su educación,
todo lo contrario, se volverá un niño consentido y caprichoso.
Las manos y los pies del bebé: dos puntos importantes para su desarrollo. De sus
manos saldrán verdaderas obras de arte y sus pies le llevarán a recorrer el mundo.
8.1. Un maravilloso mundo en colores
Lo más probable es que al llegar a este capítulo tengas entre tus brazos un hermoso y alegre bebé
deseoso de establecer una «tertulia social» con las personas que estén dispuestas a contactar con él.
En esta etapa se da paso a la socialización del niño pequeño. Durante los meses anteriores hemos
practicado el diálogo corporal y los mensajes no verbales; ahora incorporamos las tertulias.
Al hablar con el bebé, además de la entonación, prestaremos atención al contenido. Cuando te acerques a
tu hijo y le digas: «mamá está aquí», te debes señalar. Si le muestras sus pertenencias o juguetes, los
llamarás por su nombre. Cuando emita algún sonido, repítelo. Espera un poco, si vuelve a gorjear, tú
vuelves a imitarle; de esta forma estáis comenzando un diálogo. Es muy sencillo, pero muy eficaz. Estamos
enriqueciendo la capacidad de concentración, que se traducirá en una mejora del rendimiento intelectual.
Observarás que el bebé quiere comunicarse y hacerse comprender. A lo largo de sus primeros meses de
vida fue registrando muchos recuerdos. Todo aquello que tú le fuiste enseñando. De esta manera, se
enriqueció su mundo cognitivo emocional. Ahora puedes recoger el fruto de tu tarea: has logrado
desarrollar la inteligencia de tu pequeñín. Te lo demuestra agarrando objetos y sosteniéndolos en sus manos
durante unos segundos. Las manos están estrechamente relacionadas con la inteligencia, ya que es el
hombre el único ser capaz de utilizarlas con destreza, llegando a realizar y representar verdaderas
maravillas en el mundo del arte.
Figura 8.1.
Para llegar a obtener una buena inteligencia sensorial, es necesario contar con una percepción eficaz.
Alrededor de los cuatro meses los ojos del niño están lo suficientemente desarrollados como para percibir el
color. Por este motivo los niños demuestran gran interés por los objetos que tienen diferentes colores y son
brillantes. Se abre ante ellos un mundo nuevo donde es interesante investigar. Comienzan así los
movimientos exploratorios de los ojos, que se irán ampliando y flexibilizando según el niño crezca.
Otro factor que le ayudará a conocer su entorno será el campo visual, ahora prácticamente de 180º, y la
posibilidad de discriminar las formas. Según Bower (1966), la capacidad de integrar diferentes formas en el
espacio es imprescindible para lograr diferenciar a otra persona como ser individual.
Además se produce otro avance significativo en su visión: es la coordinación de los dos ojos y la
posibilidad de enfocar a diferentes distancias. Con estos logros podrá localizar objetos en el espacio. Lo
puedes comprobar cuando le ofrezcas algún objeto y sea capaz de dirigir su mano hacia él. Todavía no logra
una buena precisión; la coordinación entre el ojo y la mano va a depender, en gran medida, de la
maduración del sistema nervioso tanto central como periférico.
Los bebés disfrutan mucho jugando con sus manos. Son sus herramientas de trabajo. Mediante la
manipulación, podrá identificar los objetos que se le muestran. Tócale y acaríciale los deditos uno por uno:
eso le ayudará a «pensar» y obtendrá nuevas informaciones para registrar.
Figura 8.2.
Descuélgalas del móvil y guárdalas en un lugar donde el niño no las pueda ver.
Tumba al bebé boca arriba. Elige una de las figuras, da igual, cualquiera. A una distancia de
aproximadamente 60 cm, comienza a mostrársela desde la derecha desplazándola lentamente hasta la
izquierda. Completa un giro de 180º (figura 8.3); tratamos de agrandar su campo visual para que sea como
el de un adulto. Además estamos trabajando todos los receptores de la retina.
Figura 8.3.
La retina es la capa interna del ojo donde se encuentran ubicadas las células nerviosas responsables de la
transmisión de los impulsos visuales.
Los movimientos de la figura serán los siguientes:
Siempre pasaremos por delante de los ojos hasta que el bebé pierda de vista el objeto. Observarás que el
movimiento de los ojos se realiza con participación de la cabeza, es decir, para seguir la trayectoria,
necesita ayudarse girando la cabeza. Es normal, aún no tiene un dominio completo sobre la musculatura de
los ojos.
Muéstrale su imagen en el espejo a unos 20 o 25 cm. Espera unos segundos para que mire al bebé que se
refleja en la superficie del cristal. Él no se reconoce todavía, pero le encanta descubrir a otro bebé que se
mueve y le sonríe.
Comienza a alejarte muy despacito y verás cómo a cierta distancia el niño pierde interés por el espejo,
dirige sus ojos hacia otro lugar y busca nuevos objetos para mirar. Entonces, muy despacio, te vas
acercando de nuevo al espejo y el bebé volverá a encontrar interesante su figura. Sus ojos se agrandan y
comienza a mover sus brazos y pies. Continúa hasta llegar a unos 10 cm del espejo. Vuelve a alejarte hacia
atrás. Acércate y aléjate 2 o 3 veces. Puedes hacerlo una vez al día.
Figura 8.5.
Durante un ratito se entretendrá en golpearlos e intentar agarrarlos. Con este juego estimulamos sus ojos
y la coordinación ojo-mano necesaria para realizar cualquier manualidad y para aprender a escribir.
En otro momento, puedes situarlos cerca de los pies para que al moverlos golpee los globos. Estaremos
trabajando ahora la coordinación ojo-pie.
Cuando compruebes que el bebé se ha cansado de los globos déjale sentado un poco. Ten la precaución
de ponerlo mirando hacia el entorno donde pueda observar cosas interesantes o personas que entran y salen.
Tus propias idas y venidas le pueden interesar. Procura cambiar su campo de mirada, no queremos que
eternamente observe la misma habitación desde el mismo ángulo.
8.3.4. EL VALS
La importancia del sentido visual queda perfectamente demostrada por el hecho de que más del 80 por
100 de la información que llega al cerebro proviene de los ojos. La sociedad moderna exige mucho
rendimiento al sistema visual: necesitamos permanecer delante de un ordenador varias horas seguidas,
tenemos que estudiar, leer, conducir... Los ojos han de estar preparados para afrontar este hecho.
Démosle al bebé muchas oportunidades para experimentar con sus ojos. Cógelo en brazos, de manera
que su carita mire sobre tu hombro. El padre se sitúa detrás de ti y le muestra al niño diferentes pelotas de
colores o globos hinchados. Comienza a moverte lentamente al compás de un vals que puedes tararear
suavemente (figura 8.6).
Mientras bailas acompasadamente, el bebé cambia de perspectiva visual y los diferentes estímulos que se
le muestran sirven para mantener su atención.
Figura 8.6.
— Adelante-atrás.
— Derecha-izquierda.
— Giros hacia la derecha.
— Giros hacia la izquierda.
El padre puede ayudar mostrándole algún juguete o sonajero para que trate de cogerlo con las manos.
Primero se le ofrece en una mano y luego en la otra (figura 8.8).
Figura 8.8.
Figura 8.9.
Recuerda acomodar al bebé sobre el rulo. Su espalda y sus caderas rectas, la cabeza en línea media, no
conviene que esté inclinada hacia un lado. Los dos bracitos hacia delante. Procura que el bebé no se gire ni
se resbale golpeándose con la cabeza en el suelo.
Cuando lo hayamos acunado unas cinco veces, lo bajamos del rulo y lo tumbamos boca arriba en el
suelo.
Muéstrale delante de sus ojos, a una distancia de 40 cm, las bolitas que están dentro. Agítalo un poco
para llamar su atención. Si trata de estirar los bracitos y cogerlo, acércaselo y permite que lo agarre jugando
con ello.
Al ser un objeto grande pero liviano, utiliza sus brazos agitando el rollo en todas las direcciones.
8.3.8. PATALEOS
En este juego vamos a utilizar un tubo de goma de los que se emplean para el gas butano. Compra unos
50 cm de tubo, límpialo adecuadamente y lo guardas para realizar este juego.
Tumba a tu bebé boca arriba y descálzalo. Sujeta el tubo de goma por los extremos con ambas manos. Se
lo acercas a las plantas de los pies presionando ligeramente para que sienta su contacto. El bebé comenzará
a mover los pies. Estirará una de sus extremidades mientras que la otra se encoge. Sigue el ritmo del pataleo
del niño con la goma procurando que siempre se mantenga tocando la piel de la planta de los pies, pero sin
sujetar sus pies con las manos. Tiene que ser un movimiento libre, como un baile entre tus manos, la goma
y sus pies (figura 8.10).
Figura 8.10.
Este ejercicio es muy bueno para fortalecer sus extremidades inferiores. Puedes tararear una canción
mientras lo realizas. Sigue el ritmo del pataleo del bebé con tu canción y parecerá que está bailando. De esta
manera, al encoger y estirar las piernas, le damos la oportunidad de que trabaje también los hemisferios
cerebrales.
Recuerda
Sigue el ritmo del pataleo del bebé con tu canción y parecerá que está bailando.
Por tanto, al llegar a su cuarto mes, el bebé podrá localizar con sus ojos la fuente de un sonido. Y aún
más: tratará de llevar su mano hacia el objeto para asirlo o, por lo menos, para poder tocarlo.
Recuerda
Para lograr un desarrollo global equilibrado, intentamos que el bebé coordine entre sí con la
mayor precisión los distintos sentidos.
Permite que otros familiares allegados al bebé realicen este juego de tertulias. El padre, los abuelos...;
cada uno tiene distintos tonos de voz, hablan de modo diferente, utilizan palabras y acentos que el bebé
necesita aprender. Estas variaciones serán toda una fuente de estimulación para enriquecer su vida social en
el futuro.
Mientras se establece la tertulia, fomentaremos que el niño sepa entender lo que tratamos de
comunicarle. Lentamente iremos pasando de los mensajes no verbales a través del diálogo corporal al
lenguaje (etapa prelingüística). Para ello imitamos sus sonidos y realizamos gestos exagerados con nuestra
cara. Queremos que él nos imite; por tanto, haremos acciones sencillas, como por ejemplo abrir mucho la
boca, sacar la lengua, parpadeos exagerados, sonrisas amplias... (figura 8.13).
Figura 8.13.
Al cantarle una canción alegre, le sonreiremos mucho; sin embargo, una nana es mejor tararearla
suavemente acunándolo lentamente.
Cuando se le habla, si mantienes la cara lo suficientemente cerca, tratará de tocarte los labios como
intentando capturar las palabras que salen de la boca.
Figura 8.14.
Figura 8.15.
— Coger.
— Chupar.
— Tirar.
Acerca tu cara para que pueda explorar las facciones con sus deditos. Este juego le gusta siempre.
Por último, queremos insistir en el hecho de que la manipulación favorece el desarrollo de la percepción
visual. El bebé desconoce los objetos, sus ojos todavía no reconocen lo que miran. Son sus manos y la boca
los sentidos que le proporcionan los datos necesarios para posteriormente reconocer las cualidades físicas
de los objetos.
Recuerda
— Jugar.
— Asir.
— Dirigirse hacia diferentes direcciones.
— Manipular.
— Reconocer.
— Actuar.
— Aprender.
Recuerda
8.3.14.3. Despegándonos
8.3.14.5. Sube-baja
8.3.14.6. ¡A rodar!
8.3.14.11. Manualidades
La cabeza. Ya puede sujetar su cabecita. Cuando lo incorporas en los juegos en que se utilizan las
anillas, sostiene la cabeza y la mantiene en línea media. También domina el movimiento de giro para seguir
un objeto.
Los ojos. Percibe los colores, aunque no de forma totalmente nítida. En este momento le llaman
poderosamente la atención los colores vivos y brillantes.
Puede mover los ojos en todas las direcciones cuando sigue el desplazamiento de un sonajero o un
juguete llamativo.
Comienza a interesarse por los objetos y el ambiente que lo rodea inspeccionándolo visualmente. Al
encontrar algo de su interés mantendrá la concentración por un tiempo prolongado. Esta actitud será muy
beneficiosa en su desarrollo y concentración. Constituye un requisito esencial para la percepción.
Los oídos. Aún no es capaz de concentrarse mucho tiempo en un sonido. Tan sólo buscará la fuente del
mismo girando su cabecita y sus ojos en la dirección de procedencia. Le interesan más los objetos en sí
mismos que el sonido que producen.
En el caso de que no responda a la voz de mamá, no imite sus propios ruiditos o no adviertas ninguna
reacción ante estímulos sonoros, será mejor que lo hagas examinar por el especialista.
Las manos. Sus manitas se mantienen predominantemente entreabiertas y juega repetidamente con ellas.
Coge los objetos entre el meñique y la palma de la mano. Ésta es una capacidad propiamente humana.
Los animales no logran tanta movilidad con sus dedos. El mono es el animal que se encuentra más cercano
a nosotros en la escala evolutiva, puede mover sus dedos pero no despega el pulgar en oposición al resto. El
niño es capaz de acercar la mano a un objeto siguiendo una dirección determinada. Abre y cierra la manita a
su voluntad. La atención y el interés por lo que lo rodea son funciones mentales. Éstas, unidas a sus
funciones motrices y sensoriales, desempeñan un papel decisivo en esta etapa y en el desarrollo de su
inteligencia.
Los ojos y las manos están ahora muy conectados. Mira un objeto interesante y trata de cogerlo para
seguidamente llevárselo a la boca. Hablamos de una sinergia ojos-mano y ojos-mano-boca. Observa, toca y
chupa. A través de estas acciones se produce la percepción; permítele que se lleve los objetos inofensivos a
la boca, no se lo impidas.
Recuerda
Coloca a su alcance objetos de varios colores, tamaños y texturas. Siempre que pueda alcanzarlos
con sus manos, tocarlos, chuparlos y experimentar con ellos.
Si tu hijo utiliza preferentemente la mano izquierda, no significa que vaya a ser zurdo en el futuro. Hasta
los 6 años no se sabrá con certeza. La lateralidad no se define antes de esta edad.
Algunos bebés echan siempre la misma mano al coger un juguete, en cambio otros van probando una vez
una mano y luego la otra. De todos modos no debemos intervenir en esta tarea de investigación y dejar que
sea él quien descubra cuál será su mano preferente.
El habla. Incrementa su comunicación verbal. Utiliza sonidos fricativos soplantes como «r» y labiales
explosivos como «m» y «b». Grita de alegría cuando se encuentra contento. Imita constantemente sus voces
y gestos. Así fomentarás su sociabilidad y el uso del lenguaje como medio de comunicación. Ver Todo un
mundo de emociones.
Los juegos. Al bebé le gusta repetir todas las acciones que descubre jugando con un objeto exterior a él.
Repite una y otra vez con el mismo resultado. Se denomina reacción circular secundaria. Comienza a
asimilar la función de los objetos.
Cuando el adulto imita los gestos, acciones y vocalizaciones del bebé, él se divierte mucho y se siente
comprendido; esto fomentará que repita una y otra vez las mismas acciones estableciendo unas verdaderas
tertulias sociales.
Sonríe a todo el mundo sin discriminar a los extraños.
Puedes esconder un objeto debajo de su ropita mientras te mira y luego descubrirlo para que aprecie que
vuelve a aparecer el mismo objeto. Esta acción se llama permanencia del objeto y le ayuda a la
consolidación de su inteligencia.
Juega a la expectación pasiva y a la búsqueda activa a través del juego «cucú-tras». Escóndete detrás de
un pañuelo o cúbrete con las manos el rostro. Di «cucú-tras» y entonces muéstrale tu cara sonriéndole.
Su cuerpo. Intenta que el bebé esté el mayor tiempo posible en el suelo sobre una manta o una toalla
amplia. Podrá experimentar con todo su cuerpo enriqueciendo sus movimientos corporales. Todavía no es el
momento de que lo sientes apoyado en almohadones. Sus músculos no están preparados para ello.
Recuerda
Si con cuatro meses se acostumbra a estar en el suelo, tendrá asegurada la posibilidad de gatear.
Según el doctor Bartolomé Beltrán, los colores son sólo diferentes longitudes de onda de una misma
energía producida por la luz. Esta energía provoca una concentración de sangre significativa en la capa
externa de la piel. Como todos los órganos vitales y glándulas se relacionan a través de la sangre, es lógico
que distintas energías afecten a los órganos internos de forma diferente.
Así se sabe que el azul proporciona sosiego, y el verde, bienestar y salud.
Los colores ambientales pueden mejorar el estado de ánimo y aliviar las tensiones. Cuando pensemos en
decorar la habitación de los más pequeños, busquemos siempre colores pastel, suaves y muy luminosos,
como el salmón o el crema, que son relajantes.
Es notable la influencia de los colores para hacernos sentir más a gusto y cómodos.
El sol favorece la constitución del esqueleto y previene el raquitismo. Esto se debe a la formación de
vitamina D o antirraquítica. Ésta asegura la fijación de calcio en los huesos. El organismo la fabrica y esta
fabricación se activa con los rayos del sol.
En caso de que vivas en un sitio poco soleado o en una ciudad contaminada, consulta con tu pediatra por
si tu bebé necesita un aporte de vitamina D, ya que ha de ser siempre el médico el que determine la
cantidad.
Puedes abrigar bien al bebé y sacarlo de paseo. Siempre busca los ratos más templados, dependiendo de
la zona donde vivas y de tus horarios. Es conveniente tomar el aire puro a diario. El sol de invierno es
igualmente beneficioso, y aunque el niño esté totalmente tapado el que reciba en su carita será suficiente.
1. Mira a tu bebé sonriéndole, coloca tus dos manos en la espalda donde se encuentran los omóplatos; ve
rodeando muy despacio los hombros de manera que transmitas calor a las articulaciones y lleves
despacio los bracitos del bebé a línea media. Es muy probable que al primer intento no consigas juntar
sus manitas. Se trata de que todos los días, muy suavemente, realices el intento hasta lograrlo sin forzar
las articulaciones (figura 8.16).
Una vez que las dos manitas del bebé se junten, puedes frotar una con la otra realizando un ligero
masaje.
2. Seguidamente intentas otro movimiento. Consiste en que, sujetándolo por el brazo, logres que se toque
las mejillas con las manitas. Acércale tu cara y acaríciala muy suavemente valiéndote de sus manos
(figura 8.16).
3. Conforme el niño vaya adquiriendo flexibilidad en sus articulaciones, podrás cruzar sus brazos hasta que
cada mano consiga tocar el codo contrario (figura 8.16).
4. Incorporamos también las extremidades inferiores. Sujetamos con una mano su bracito y con la otra la
pierna del mismo lado. Sin brusquedades levantamos la piernecita y tomamos el brazo hasta lograr que
con la mano se toque la rodilla. A continuación se realiza el mismo ejercicio con el lado contrario. En el
momento en que este ejercicio se realice con soltura, será cuando intentaremos hacerlo cruzado. Es decir,
una mano toca la rodilla de la pierna contraria (figura 8.16).
5. Rodéale el hombro con una mano. Mete tu dedo pulgar en su manita y sujétale suavemente por su
muñeca con el resto de tus dedos. Rota el bracito lentamente hacia arriba por encima de su cabecita, sin
parar, gira su brazo como indica la flecha siempre y cuando el bebé responda a ese movimiento. El giro
del brazo, en conclusión, discurre del siguiente modo: comienza dirigiéndose hacia la cabeza, continúa
deslizándose hacia fuera para encaminarse hacia el cuerpo, donde vuelve a comenzar el movimiento
rotatorio. Realízalo varias veces con cada uno de sus bracitos (figura 8.16).
Figura 8.16.
Hoja guía de tu bebé de 4 meses
(descargar o imprimir)
9
Tu bebé de 5 meses
9.1. Me gusta jugar todo el tiempo
El niño alarga sus manitas hacia lo que ve. Comienza a utilizarlas con eficacia. Esto se debe, en gran
medida, al gran progreso de sus capacidades visuales. Se interesa por los objetos que ve. Al mostrarle dos
objetos, uno nuevo y otro que conoce, si coge el nuevo, demuestra que su cerebro ya procesó el antiguo;
esto es un paso en su inteligencia. Observa cómo estira sus manitas para alcanzar juguetes y poder
llevárselos a la boca. Los sonidos despiertan su curiosidad, trata de localizarlos y se queda escuchando con
expectación. Todas estas actitudes demuestran que existe asociación entre las informaciones recibidas por
los diferentes sentidos. El cerebro del niño procesa adecuadamente la información procedente de estímulos
diferentes. Reconoce estímulos nuevos. Hay una conducta inteligente, ya que la acomodación se diferencia
de la asimilación y aparece el interés por lo nuevo.
Tu pequeño pasa cada día más tiempo despierto y quiere jugar. Pide que jueguen con él, reclama un
compañero. Constantemente te invita a participar de sus actividades.
También va aprendiendo a quedarse solo en su cunita y entretenerse. Se lleva los deditos a la boca.
Localiza el chupete, lo coge con las manitas. Un día descubre los dedos de los pies y los trata de chupar.
Cuando está tranquilo, experimenta con sus sonidos, vocaliza y habla solo. Sus propios gorjeos son fuente
de inspiración, le sorprenden y le divierten. Juega con sus «ruiditos», es capaz de emitir consonantes como
ba, bi, pi, pa, ma... A veces suena como si realmente dijera mamá o papá. A ti te gustará oírlo y lo
fomentarás; con esta actitud le ayudarás a que pronto aprenda a llamarte.
Cuando imitas sus sonidos, él sabe responder, pudiendo llegar a entablar una conversación.
La figura del padre es fundamental en esta etapa. Aunque sigue ligado a mamá, establece buenas
relaciones sociales con el resto de la familia. El bebé conoce la existencia del padre y lo busca con la
mirada. Reconoce su voz y su cara. Cuando juega con él le sonríe abiertamente y goza en su compañía.
Tu hijo va afianzando su personalidad, es consciente de su existencia. En cambio los objetos sólo son
reales cuando los está viendo; en el momento que desaparecen, dejan de existir. Por esto te invitamos a que
juegues al cucú-tras, a enseñarle juguetes y luego esconderlos. Irá adquiriendo el conocimiento de la
permanencia de los objetos.
Figura 9.2.
Los ratos en que el bebé está alegre y descansado, juega con él mostrándole distintos juguetes.
Preferentemente de goma blandita para que los pueda manipular y note cómo cambian de forma cuando los
aprieta. Utiliza colores vivos para llamar su atención. Ahora se están formando en la retina las células
nerviosas responsables de la percepción del color.
Procura dejarle algún juguete en su cunita para que, en los momentos en los que está despierto, pueda
cogerlo y mirarlo. Le resultará entretenido observarlo desde distintos puntos de vista. Ahora comprueba que
las cosas tienen parte de delante y otra parte atrás, lo que le hace llegar al conocimiento del volumen, y esto
es, en definitiva, la percepción en tres dimensiones. No sólo ha de verlo, sino que necesita experimentarlo a
través del tacto, la boca y el movimiento. Proporciónale muchos juguetes, pero que los pueda asir en sus
manitas. Un oso de peluche muy grande le es imposible de manejar.
Diez reglas de oro para la selección de sus juguetes (figura 9.3):
Figura 9.3.
Recuerda
Se forma la visión tridimensional. Antes hemos de darle la oportunidad de manipular para que
experimente el volumen de los objetos.
Figura 9.4.
Si al niño no le llama la atención el dibujo, acércalo muy despacio a su carita. En el momento que
comience a mirarlo lo retiras lentamente a unos 50 cm.
Mientras el niño está en el aire, la madre le enseña diversos juguetes para llamar su atención. Pueden ser
sonajeros, una pelota, un muñeco... Preferentemente que emitan algún sonido.
Este juego tan divertido enseña al niño a:
Tendrás que tener cuidado para que no se la introduzca en la boca. Nunca le dejes solo con la goma en
las manos.
Al mismo tiempo que le vigilas, coge el tubo de goma del gas butano y comienzas el juego del mes
anterior denominado «Pataleos» (ejercicio 8.3.8).
¡Qué divertido! Sus manos y piernas se mueven y adoptan diferentes posiciones; se enriquece al mismo
tiempo el control de las extremidades superiores e inferiores.
Tu bebé estará bien preparado en el momento de iniciar el gateo, ya que dominará sus cuatro
extremidades a la vez y así controlará sus movimientos.
Ver Todo un mundo de sonrisas.
9.3.6.1. El columpio
Mueve tus piernas acercándolas y alejándolas de tu cara. El bebé nota que se aproxima a ti y luego se
retira. Procura no sujetarle el cuerpecito, así podrá percibir su equilibrio. Tiene que estar bien acomodado
sobre tus piernas (figura 9.9).
Figura 9.9.
Sigue en la misma posición de antes. Ahora vas a sentarle sobre tus rodillas. Necesitará que lo agarres
por la cintura con las dos manos para no caer. Mueve tus piernas hacia arriba y hacia abajo. Mira al niño a
los ojos y sonríele. Anímale a que se divierta y disfrute (figura 9.10).
Figura 9.10.
Deja las piernas flexionadas para que tu hijo apoye la espalda en ellas. Con sus piececitos toca tu tripa.
Agárralo por la cintura y elévalo ligeramente para que salte sobre tu tripa. Todavía es muy pequeño para
que pueda saltar. Por tanto, es necesario que sea el padre el que lleve el movimiento; el bebé sólo tiene que
flexionar las piernecitas (figura 9.11).
Figura 9.11.
9.3.6.4. La barca
Siéntalo apoyando la espalda sobre tus piernas flexionadas. Comienza a balancearte, sentándote y
echándote hacia atrás alternativamente con un movimiento acompasado y rítmico (figura 9.12).
Figura 9.12.
Como podrás comprobar, este juego es delicioso tanto para los padres como para los hijos, y es necesario
acompañarlo con muchas risas y carcajadas.
9.3.7. EL AVIÓN
Gracias a su desarrollo evolutivo, al final del 5.º mes tu hijo levanta los dos brazos a la vez cuando está
tumbado boca abajo. Al mismo tiempo, es capaz de elevar un poco las piernas mientras patalea. A estos
movimientos se les denomina «movimientos natatorios» (figura 9.13).
Figura 9.13.
Para apoyar esta iniciativa de su crecimiento, hemos creado un juego entretenido para promover la etapa
de pregateo.
Únicamente necesitas algún juguete para llamar su atención, preferiblemente con sonido.
Tumba al bebé sobre su vientre y comencemos el vuelo.
Sujeta un juguete a unos 15 cm sobre uno de sus brazos para obligarle a impulsarse y elevar una mano
para alcanzarlo. Déjale que lo coja. También hay que entrenar el brazo contrario y presentarle un objeto por
el otro lado. Alterna varias veces por cada lado.
De esta manera, al coger el objeto levantando el brazo, el peso de su cuerpo queda del lado contrario.
Este movimiento lo alternamos de un lado al otro, favoreciendo así la etapa del pregateo (figura 9.14).
Figura 9.14.
A continuación, queremos que aprenda a girar sobre sí mismo. Coloca un juguete a uno de sus lados
sobre la superficie de apoyo. Dale unas palmaditas en el culete para que intente cogerlo. Para ello tendrá
que girar sobre su tripita ayudándose de los movimientos de brazos y piernas. Cuando lo alcance, jugando
intentas que lo suelte y lo pones en el lado contrario.
El objetivo es conseguir un giro de 90º hacia cada lado, fortaleciendo la musculatura de la espalda y del
cuello (figura 9.15).
Figura 9.15.
9.3.7.3. Preparándose para el despegue
Deja un juguete delante de su cara a unos 20 cm. Agítalo, hazlo sonar, de manera que el niño sienta
curiosidad y quiera cogerlo. Esto bastará para que comience a balancearse sobre su vientre realizando los
«movimientos natatorios». Arqueará la espalda, extenderá las piernas y estirará los brazos. Seguramente se
agitará y moverá alegremente. Si no es capaz de alcanzar el juguete, acércaselo un poco. El juego es más
placentero cuando se consigue el objetivo (figura 9.16).
Figura 9.16.
9.3.7.4. En el aire
Al final, como recompensa por sus esfuerzos, qué mejor que alguno de sus padres lo tome en brazos y lo
eleve por los aires. Ahora sí que el niño ríe y experimenta una gran sensación de felicidad y alegría. Sujétale
por debajo de los brazos, súbele por encima de tu cabeza, mirándolo a la cara y sonriéndolo. Súbelo y bájalo
por los aires varias veces, pero sin soltarlo ni un momento; tampoco lo lances por los aires para volverlo a
recoger, ya que estas sacudidas fuertes pueden causarle daño. Te recompensará agitando sus extremidades y
emitiendo gorgoritos de placer (figura 9.17).
Figura 9.17.
Recuerda
9.3.8. ¡A VOLAR!
¿Quieres aprender otro juego para oír a tu bebé reír? Consiste en elevarlo por los aires. Pero adoptando
una postura diferente de la del juego anterior. Ampliaremos su campo visual y su experiencia sensorial y
motora.
Ponte de rodillas en el suelo o sobre la cama. El bebé tumbado boca arriba con la cabeza cerca de tus
piernas. Sujétalo con ambas manos agarrándolo por la cintura. Tus dedos se sitúan por la espalda y el pulgar
hacia su tripita; al hacerlo de esta manera tu hijo estará bien seguro (figura 9.18a).
Elévalo por los aires hasta subirlo a tu hombro derecho, donde lo dejas apoyado unos segundos. Su
tripita descansa sobre tu hombro y la cabecita erguida mira a su alrededor curioseándolo todo. Uno de los
padres puede, mientras tanto, mostrarle un sonajero o algún juguete a unos 40 cm de su carita para hacerle
el juego más entretenido (figura 9.18b).
Figura 9.18.
Bájalo muy despacito hasta quedar otra vez tumbado boca arriba con la cabecita cerca de tus rodillas.
Según le vas bajando, observa la posición de su cabecita para que siempre esté recta. Lo primero que
llega al suelo es la cabeza, trata de que vaya quedando apoyada sobre la superficie lentamente. A
continuación se deja la espalda y por último las piernas (figura 9.19).
Figura 9.19.
Ahora vamos a elevarlo de nuevo y a apoyarlo sobre el hombro contrario. El juego completo consiste en
subirlo a un hombro y al otro alternativamente de tres a cinco veces en cada uno. Se puede realizar delante
de un espejo para que el bebé se vea.
Recuerda
Observar siempre la posición de la cabeza del bebé para que se mantenga en línea media.
Los movimientos de subida y bajada del bebé son suaves y lentos.
9.3.9. ¡AÚPA!
Desmonta uno de los laterales de la cuna o utiliza la escalera pequeña de las literas. Coloca encima una
toalla limpia. Tu bebé se recuesta encima procurando que sus piececitos se apoyen sobre una de las barras
transversales (figura 9.20).
Figura 9.20.
Ayúdale para que abra las manitas y se agarre a otra de las barras superiores. Notarás que tu bebé estira
sus piernecitas y apoya la planta de los pies en el momento en que nota una superficie de apoyo bajo la
planta de los pies.
Nunca debes dejar que el niño permanezca en esta posición más de 3 o 5 s. Sus extremidades no están
preparadas para soportar el peso de su cuerpo; tan sólo queremos lograr el estiramiento de sus piernas
(figura 9.21).
Figura 9.21.
Comienzas siempre desde el suelo. Levantas muy despacito la escalera unos 25-30º del suelo. Poco a
poco el pequeño aprende a ir soportando el peso sobre sus piernecitas y además se puede sujetar con las
manos. Recuerda que con el juego de las anillas sus bracitos están ya muy fortalecidos.
Súbelo y bájalo unas 5 o 6 veces; este juego les suele gustar mucho. Nunca te pares, le elevas y lo bajas
despacito, pero de forma continuada. Cántale una canción mientras tanto; aquí te propongo la siguiente:
«Arriiiba el bebé,
que suube muy bien.
Abaaajo el bebé,
que baaja también».
Haremos más entretenido el juego si le mostramos por debajo de la escalera un sonajero o una
campanilla, ya que al comenzar a elevarlo mirará cómo se aleja el objeto de sus ojos. Les llama mucho la
atención observar el efecto de acercarse y alejarse de las cosas. Lo notarás en sus ojitos, que se agrandan y
permanecen fijos en el objeto.
Estamos entrenando el enfoque de la vista a diferentes distancias donde están incluidos los sistemas de
acomodación y vergencias.
Cuando sea un poco más mayor, tratará de pasar sus manitas por los barrotes para agarrar las cosas que
se le muestran.
El niño quedará en posición vertical. Las dos piernecitas colgarán por igual a ambos lados. Cuida de que
no esté torcido y una pierna toque el suelo y la otra no. Sitúalo de manera que sus pies estén en contacto con
la superficie de apoyo. Primero se quedará quieto tocando con la punta del pie, más adelante apoyará la
planta. Al cabo de unos días comenzará a saltar alternando las piernas. Finalmente utilizará sus dos piernas
a la vez.
Esta postura no es muy conocida por el pequeño. Principalmente pasa el día tumbado, ahora se ve libre y
observa su mundo desde otro punto de vista.
Enseguida aprenderá a golpear con los pies el suelo y experimentará cómo el columpio sube y baja
suavemente; aunque sus patadas sean suaves, el movimiento será más amplio. Puedes dejarlo saltar durante
5 o 10 minutos, una vez por la mañana y otra por la tarde. Este juego apasionará a tu bebé. Moverá sus
brazos y piernas, reirá y su carita se iluminará de felicidad. No caigas en la tentación de dejarlo más tiempo
del que te indicamos. La musculatura de su cuerpo no está aún preparada para permanecer durante mucho
tiempo en esta posición.
Una observación que nunca se te debe pasar por alto es comprobar la espalda de tu bebé. Ha de
permanecer recta y erguida. En caso contrario espera para colocarlo más adelante. No hay prisa.
Los saltos rítmicos y con poco esfuerzo van a proporcionar grandes ventajas:
— Fortalecen la musculatura de los muslos, pero con la posibilidad de mantener los abductores abiertos,
necesario para la correcta posición de sus caderas.
— Enseñan a hacer cuclillas.
— Mejoran la motricidad gruesa de las piernas.
— Favorecen la flexibilidad de las articulaciones.
— Adquieren ritmo y armonía a través del movimiento, fundamental para una correcta adquisición del
lenguaje.
— Enriquecen la percepción visual.
Solemos recomendar a los padres que durante el tiempo que el bebé esté suspendido del columpio
pongan una música suave y rítmica, siempre la misma melodía. Es importante para la adquisición del
lenguaje, ya que en ello va a influir: el ritmo, la armonía y la melodía.
Recuerda
Quita el apoyo de los pies. Lo consigues si elevas un poco el columpio del suelo. Los padres se colocan
uno delante y el otro detrás. Primero suavemente van pasándose el columpio de uno al otro con
movimientos de poca amplitud. A medida que el pequeño se acostumbra a este desplazamiento, ve
incrementando el recorrido del columpio alejándose más de los padres (figura 9.23). Con este sencillo
procedimiento, acompañado de grandes risas, tu hijo va experimentando cómo alejarse y acercarse de los
seres queridos.
Figura 9.23.
Si vas cantando una canción al compás del movimiento, harás más divertido el juego:
Al pasar de nuevo
me volvió a decir:
las niñas/os bonitas/os
no pagan aquí».
Figura 9.24.
Figura 9.25.
Procura tener a mano varios balones hinchables de diferentes tamaños. Nunca dejes al bebé solo con el
balón.
Este juego se hace mucho más interesante al ir cambiando el tamaño del balón. El bebé abre
completamente su manita para tratar de abarcarlo todo. Va interiorizando el conocimiento de los diversos
tamaños y la percepción del volumen.
Recuerda
Si el bebé tiene las piernas y muslos laxos (bajos de tono o blandos). insiste para que sujete el
balón entre sus pies.
Cada pequeño logro debes festejarlo con grandes aplausos, risas y frases como «bravo, campeón», «muy
bien»... Nunca utilices frases despectivas con tu hijo: aunque él no comprende las palabras, sabe interpretar
correctamente su significado.
Si quieres, además, alegrar aún más sus juegos puedes utilizar canciones:
Ay chúngala, calacachúngala,
ay chúngala, calacachón,
ay chúngala, cómo me río
con todo mi corazón».
Recuerda
Cantando a tu bebé te sentirás increíblemente cerca de él.
Recuerda
Con risas podemos hacer más agradable la infancia de nuestros hijos. Cuando sonreímos al bebé y
le miramos a la cara, le estamos diciendo todo. Si además le enseñamos a reírse, le estamos dando
un regalo para toda la vida. Le enseñamos a tener buen humor, a relajar las tensiones y a sonreír al
mundo. ¡Hagamos seres humanos felices!
1. Reírse favorece la producción de endorfinas, hormonas segregadas mediante los cambios químicos
resultantes del juego y las emociones positivas. Norman Cousins lo describe en su obra Anatomía de
una enfermedad (1979).
2. La risa le prepara para hablar, porque le hace mover la boca como tendrá que hacerlo al vocalizar.
3. Al reír su saliva segrega inmunoglobulina, sustancia que incrementa las defensas de su organismo ante
las enfermedades.
4. Al reír, en sus pulmones entre más aire y así la sangre que va al cerebro y a las demás células de su
cuerpo está más oxigenada.
Haz un huequecito todos los días para enseñar a reír a tu hijo. El buen humor es algo natural en los
niños; si lo fomentas, en el futuro se convertirán en lo que denominamos «personas con sentido del humor».
El sentido del humor es adquirido.
Coloca al niño en tu regazo. Balancéate acunándolo rítmicamente. A cada nuevo impulso, ríete a
carcajadas. Míralo a los ojos y sonríele (figura 9.26). Pronto el pequeño comenzará a reír contigo y esto
hará que terminéis los dos «partidos de la risa».
Figura 9.26.
En el caso de que seas una persona a la que le cuesta reír (si no eres de risa fácil), te ofrecemos un inicio
en forma de juego que no te fallará nunca: ver «Tu bebé de tres meses», ejercicio 7.4.8. «Cerquita y lejos».
Para provocar la risa del pequeño:
9.3.14.2. Despegándonos
9.3.14.3. Sube-baja
9.3.14.8. Manualidades
9.3.14.12. El vals
El habla. Los bebés pueden entender lo que dices mucho antes de que se puedan expresar con palabras.
Tú puedes ayudar al entendimiento del niño.
Te recomendamos:
Observa que cuando el bebé se encuentra solo se entretiene con sus propios sonidos. Ya puede
pronunciar cadenas rítmicas de sílabas.
Recuerda
Háblale mucho a tu bebé y cántale con ritmo, armonía y melodía, ya que eso influye en la
adquisición del lenguaje.
El cuerpo. Cuando está tumbado boca abajo levanta los dos brazos y las piernas, con las que hace
repetidos movimientos de extensión. En esta misma posición puede alcanzar objetos levantando una de sus
manos y apoyándose en la otra. Si lo dejas en el suelo durante algún tiempo, sus movimientos se
enriquecerán gracias a los cambios posturales.
Estando boca arriba puede llevarse los pies a la boca, éste es uno de sus juegos preferidos. Se consigue si
tienen el tono muscular adecuado y unas articulaciones con la flexión suficiente.
Observa que su cabecita se mueva en todas las direcciones.
Cuando realices los juegos de los abdominales procura que no cruce sus piernas ni que éstas se
encuentren demasiado rígidas. Comprueba que sigue llevándose las rodillas al vientre.
Contacto social. La piel no es la única protagonista. Ahora se interesa por su mundo exterior: los
sonidos, los objetos, las luces, las voces. Puede reconocer la imagen de la madre.
Necesita el contacto social con los demás miembros de la familia: el padre, los hermanos, los abuelos...
La calidad de este contacto provoca gran alegría en el bebé e influye en el desarrollo de su personalidad.
Ver Todo un mundo de emociones.
Recuerda
El tiempo que inviertes en las actividades de tu hijo durante los tres primeros años de su vida es la
primera piedra para su futuro desarrollo afectivo e intelectual y le reportará una gran felicidad ser
un adulto sociable e inteligente valorado e integrado como una persona en el mundo que le rodea.
La calidad y la cantidad del tiempo que inviertes en tu hijo son fundamentales. Si no dispones de mucho
tiempo, debes insistir en la calidad, aprovechar los momentos para que tanto él como tú saquéis el máximo
provecho estando juntos.
Recuerda
Algunas veces llorará al quedarse solo. Acude a su lado, cálmalo con unas caricias, háblale un poco y
vuélvete a marchar antes de que se quede dormido del todo. No le dejes que llore, puede que esté asustado o
que sólo quiera cerciorarse de que no has desaparecido.
¿Qué hacer?
Ante todo, acudir para comprobar que sus lloros no se deban a:
Recuerda
Recuerda
Se puede valorar la inteligencia del bebé por el modo en que maneja sus manos y sus juguetes.
Nombra los objetos y permite que los observe por un espacio de tiempo. De este modo aumenta la
concentración del niño y se acostumbra a mirar y explorar con sus ojos.
Más adelante incluye adjetivos calificativos como por ejemplo «este perro es grande» o «tu colcha de
color azul...».
Pasa las páginas al ritmo que te imponga el niño. Si quiere permanecer más tiempo observando un
objeto, debes permitírselo. En cambio, si no le interesa mucho pasa de hoja rápidamente. Procura no aburrir
al niño. Enseguida observarás cómo empieza a curiosear otros libros y a mirar los dibujos.
A los seis meses los bebés no son capaces de permanecer mucho tiempo desarrollando una misma
actividad. Cuando se canse, será mejor que lo dejes para otro momento.
Recuerda
«Palmas, palmitas
que viene papá.
Palmas, palmitas
que aquí está ya».
Cógele las manitas y da palmas siguiendo el compás. Es conveniente que las canciones sean con voz
suave y el tono infantil. Si tienes CD grabados son mejores aquellos que estén cantadas por niños (figura
10.5).
Figura 10.5.
Los giros. Túmbalo boca abajo sobre una superficie que le permita deslizarse fácilmente. Sitúa algún
juguete atractivo a unos 30 cm de distancia a su derecha (o izquierda), de manera que tenga que girar su
cuerpo unos 90º para atraparlo. Tendrá que mover en conjunto brazos y piernas, iniciando un mayor control
sobre sus extremidades (figura 10.6).
Figura 10.6.
Las vueltas. En el caso de que tu bebé no sepa todavía pasar de boca abajo a boca arriba y viceversa, te
recomendamos un juego divertido.
Dobla una toalla fina haciendo una banda de 5 o 6 cm de ancho. Tumba al niño sobre su espalda y le
colocas la toalla por debajo de su cuerpo. Sujeta ambos extremos con las manos. Levanta un poco la toalla
para que su cuerpo se despegue del suelo. Tira de uno de los extremos para que él se gire de costado hacia
un lado. Esto provoca que mueva simultáneamente la mano de un lado y la rodilla del otro. Repítelo 3 o 4
veces hacia cada lado (figura 10.7).
Figura 10.7.
Es fundamental que antes de empezar a gatear el niño aprenda el movimiento contralateral de manos y
pies.
Los brazos. Eleva ligeramente al niño hasta que permanezca apoyado sobre sus manitas y con los brazos
estirados y ve descargando poco a poco el peso de su cuerpo sobre ellos. Sitúa previamente, delante de su
cara, algún objeto interesante o anímale con tus conversaciones (figura 10.8).
Figura 10.8.
Recuerda
Acércale uno de los juguetes para que lo coja con una de sus manos, luego se lo das en la otra mano.
Alterna los diferentes lados para favorecer el control de las dos manos (figura 10.10a). Poco a poco
aprenderá a pasarse los objetos de una mano a otra.
Cuando el niño no muestre interés por el objeto, cámbiaselo; si notas que se cansa guarda el canastito.
Así siempre mantendrás su interés por manipular esos juguetes. Si se los dejas, enseguida perderá el interés.
Serán para él algo conocido.
Acomodación de la mano. Ofrécele un objeto alargado, como una cuchara. Dáselo en horizontal o en
vertical para que tenga que acomodar su mano a la posición del objeto. En su sexto mes es capaz de variar
la posición de la mano mientras la va acercando. Demuestra un buen reconocimiento de la forma y un
enfoque visual bastante preciso (figura 10.10b).
Asimiento simétrico. Proporciónale una taza para beber con dos asas. Dásela para que la sujete con
ambas manos a la vez. Es difícil que desde el primer momento sepa cómo asirla. Ayúdale en sus intentos
hasta que lo consiga (figura 10.10c).
La pinza. Hacia el sexto mes consigue despegar el dedo pulgar de la mano para comenzar a utilizarlo; de
esta manera aparece la formación de una pinza rudimentaria en la que utiliza el dedo índice (pinza inferior).
Siéntate cerca del borde de una mesa con el bebé sentado también sobre tu regazo. Acomódalo para que
le sea posible llegar a la superficie con sus manitas.
Primeramente coloca objetos fáciles de coger y, más adelante, busca cosas más pequeñas hasta que
llegues a objetos realmente difíciles, como pelotitas de goma, cascabeles, taquitos de madera, trocitos de
pan (figura 10.10d).
Figura 10.10.
Recuerda
Para desarrollar su inteligencia lo mejor es que juegue con sus manos y dedos cogiendo diferentes
objetos pequeños.
10.3.8. EL ESCONDITE
Enséñale algún juguete e inmediatamente después lo tapas con tu ropa, un pañuelo o una toalla.
Pregúntale «¿dónde está?» para que él trate de descubrirlo empleando sus manos. Aprenderá a realizar
acciones con un fin premeditado. También le ayuda al conocimiento de la permanencia de los objetos, es
decir, cuando deja de ver un objeto no significa que desaparezca, sigue existiendo con la misma forma y en
el mismo lugar (figura 10.12).
Figura 10.12.
Primeramente no ocultes del todo el juguete, le será más fácil localizarlo. Más adelante lo puedes cubrir
por completo.
Otra variante de este juego consiste en que tapes una pelota o un globo que se pueda mover debajo de la
toalla, le llamará la atención e intentará descubrirla.
Busca una radio pequeña, sintoniza una emisora con música clásica y tápala, al oírla querrá encontrar la
fuente de sonido.
10.3.9. VOLEIBOL
Cómprale una pelota de las que vienen envueltas en una redecilla, así le será más fácil agarrarla; además,
al sujetar la pelota por sí mismo la sentirá más pesada y eso le facilitará el aprendizaje de los movimientos
de los brazos hacia arriba, por encima de su cabeza, hacia los lados y hacia abajo (figura 10.13).
Figura 10.13.
Observarás que el bebé se anticipa a la actividad extendiendo los bracitos hacia la pelota que se le
acerca.
Éste es el resultado de tu dedicación por haber realizado con anterioridad los juegos «La pelota
voladora» (capítulo «Tu bebé de dos meses», ejercicio 6.3.3) y «Jugamos al fútbol» (capítulo «Tu bebé de
dos meses», ejercicio 6.3.6).
Si tu bebé empezó hace poco los juegos, dedícale un poco más de tiempo y practica todos los días la
secuencia de juegos comenzando por «La pelota voladora», «Jugamos al fútbol» y «La pelota viene... ¡ya!».
El resultado merece la pena.
10.3.12. BALANCEO
Los bebés disfrutan mucho si se les permite estar en el suelo, sobre una manta o sábana. Sentirán deseos
de experimentar nuevos movimientos, con lo cual se fortalecerá toda su musculatura. De esta manera es
probable que alrededor del sexto mes el niño se coloque a cuatro patas, doblando las piernas bajo el vientre,
estire los brazos y eleve su cabeza. Comienza un balanceo del cuerpo hacia delante y hacia atrás. El niño
estudia cómo puede pasar el movimiento a través de su centro de gravedad, desde los hombros hacia las
caderas y vuelta (figura 10.16).
Figura 10.16.
10.3.13. A CABALLITO
Siéntate cómodamente en una silla y cruza las piernas. Coloca al bebé sobre tu pie y sujétalo con las dos
manos. Sube y baja la pierna despacito, dejando que los pies del bebé rocen ligeramente el suelo en cada
movimiento de subida y bajada (figura 10.17).
Figura 10.17.
«Antón, Antón,
Antón pirulero,
hooola (nombre del bebé),
¿cómo estás?»
Figura 10.18.
Cuando el bebé comience la dieta de purés, fruta, cereales... puedes dejarle un poco en un plato para que
juegue con las manos. Así percibirá su textura, tacto y sabor sin ningún riesgo de que se lo lleve a la boca.
Recuerda
El bebé obtiene la información necesaria para su desarrollo cognitivo a través de sus manos y
boca mediante la manipulación.
A esta edad el bebé comienza a tirar sus juguetes de la mesa para observar la trayectoria del
objeto en la caída. Este juego es necesario para el comienzo del cálculo de distancias.
Cada objeto al caer produce un ruido diferente. Con esta actividad se fomenta la riqueza auditiva del
niño.
En la trona: tiempo limitado y solamente para aquellos niños que se sujeten solos. En caso contrario
recurre a la posición de la figura 8.5 del ejercicio 8.3.3 «Me gustan los globos». Los bebés por lo general se
sientan entre los 7 y los 9 meses.
10.3.15.2. Despegándonos
10.3.15.3. Sube-baja
10.3.15.5. Manualidades
10.3.15.9. El vals
10.3.15.14. ¡A volar!
10.3.15.15. ¡Aúpa!
Desarrollo motor. Estando boca abajo, se balancea sobre su vientre hacia delante y hacia atrás. Levanta
una mano para coger un juguete y se apoya con equilibrio sobre el otro lado de su cuerpo.
Sin ayuda pasa de estar boca arriba a boca abajo. Este giro se inicia desde la cintura escapular o la pelvis.
El niño sano que ha estado en el suelo con plena libertad de movimientos gira al llegar al sexto mes o hacia
el final del séptimo.
Los brazos se mueven con relativa precisión. Juega con los brazos y los pies. Lleva sus piececitos a la
boca y se chupa los deditos, demostrando de este modo la flexibilidad de sus caderas.
Desarrollo de la inteligencia a través de las manos. Mantiene sus manitas abiertas. Desarrolla la sinergia
entre ambas. Coge un cubo con las dos manos. Primero dirige una de sus manos hacia el objeto con los
dedos estirados y lo rodea para agarrarlo.
Al enseñarle dos cubos, mira, concentra su atención sólo en uno y lo coge; posiblemente se lo llevará a
la boca. Al ofrecerle el segundo, soltará el primero. No puede coger dos objetos a la vez, a pesar de que
entran en su campo visual.
Oído. Tiene un oído fino. El crujido de un papel de seda le hace volver la cabeza. No sólo interviene su
capacidad auditiva, sino que la atención interior desempeña un importante papel.
Para comprobar su audición procura que no esté distraído con ruidos ni que esté con juguetes en las
manos.
Si tras varios intentos compruebas que no vuelve la cabeza ni sus ojos hacia la fuente del sonido, será
conveniente que consultes con tu pediatra por si hubiera catarros, otitis...
Reacciona con lloros a las voces graves y con alegría ante las suaves y melódicas. Utiliza todas las
posibilidades de tu voz, canturréale y háblale con voz melódica cambiando la modulación.
El lenguaje. El bebé produce cadenas de sílabas enteras y rítmicas. Clasifica y repite los sonidos
aprendidos. Si el bebé oye hablar querrá hablar. Permítele siempre expresar sus sonidos, sin impedimentos
ni interrupciones.
La evolución del habla está relacionada con el contacto social. Por esto conviene que siempre la misma
persona (madre, padre, abuelos...) dedique varias horas al día a hablar al bebé. Cántale, sonríele, gesticula...
Los ojos. El niño observa con atención y memoriza las caras. Así va reconociendo a los familiares y
distingue a los extraños, demostrando reservas frente a los rostros no conocidos.
Mira con detenimiento los movimientos y el habla de los adultos, a los que trata de imitar.
— No muestra interés por el juego o por los juguetes que está manipulando.
— Se pone de mal humor, lloriquea, gimotea o protesta.
— Se chupa el dedo, se frota los ojos e incluso bosteza.
— Cambia de postura y modifica sus movimientos.
— Se vuelve agitado pero sin un propósito determinado.
— Mueve rítmicamente la cabeza, el cuerpo, los brazos o las piernas sin fijar la vista ni en el juguete ni en
tu rostro.
Juego con las piernas. Coloca al bebé sobre una colchoneta o la cama, sujétalo por los tobillos y lo
elevas un poco. Igual que cuando le cambias los pañales. Es importante que su culete se despegue de la
superficie de apoyo. Suavemente, sueltas sus piernecitas para que el culete «caiga» volviendo a la posición
de tumbado. Llévalo a cabo unas tres veces (figura 10.19).
Figura 10.19.
Ahora la espalda. Eleva muy despacito a tu hijo cogiéndolo por los tobillos con una sola mano. Sigue
subiéndolo hasta que permanezca apoyado en el suelo sobre el occipital (la cabeza) y los hombros. Con la
mano que te queda libre ve bajando, haciendo una leve presión con los dedos por ambos lados de la
columna vertebral, desde los hombros hasta la cadera (figura 10.20). Según vas recorriendo su espalda, su
cuerpo baja simultáneamente. Esta estimulación de los costados ayuda al sistema nervioso autónomo.
Figura 10.20.
Desenroscar al bebé. Tu bebé se encuentra tumbado boca arriba. Coge sus tobillos con seguridad.
Despegas el culete, la espalda y la cabecita, deslizándole suavemente. Levantas todo su cuerpo lentamente
con mucha firmeza, hasta que sólo sea la coronilla la que permanezca en contacto con el suelo. Mantenle en
esta posición durante un segundo. Aunque te parezca curioso, a los bebés les gusta esta postura.
Observa cómo se encuentran su cabecita y sus cervicales. Esto te indicará hacia qué lado tienes que girar
para volver a llevar el cuerpecito de tu hijo hasta el suelo. Gira despacito hacia la derecha, la izquierda o
hacia delante según su cuerpo te lo pida. Lentamente, bajas las manos y llevas el bebé hasta que esté
totalmente tumbado boca abajo. Para terminar, realiza unas ligeras caricias desde el cuello hasta sus pies,
acariciando toda la espalda y el culete con la palma de la mano (figura 10.21).
Figura 10.21.
Adiós al estrés. Ponte de rodillas en el suelo. Tu bebé se sitúa recostado con su espalda sobre tus muslos.
Acomódalo de forma que su cabecita y sus piernas permanezcan colgando por los lados. De este modo
puedes estirar su cuerpecito. Para ello sitúas ambas manos en el costado exterior del bebé. Suavemente pero
con firmeza mueves las manos por el costado, éstas se deslizan a la vez pero en sentido contrario. Mientras
una se dirige hacia la axila, la otra lo hace en dirección a la cadera.
Así conseguimos estirar:
— Las cervicales.
— La columna.
— Las articulaciones de la cadera.
Cuando hayas pasado las manos varias veces por su costado notarás al bebé más relajado. Seguidamente
cambia de lado al pequeño, situando su cabeza en sentido contrario. Masajea igualmente el costado
contrario (figura 10.22).
Figura 10.22.
Los movimientos corporales, realizados por el bebé con la ayuda de sus padres,
generan diversión y alegría.
11.1. Campeón de gateo
Al llegar al final de este libro tendrás entre tus brazos un bebé feliz y alegre con todos sus potenciales
globales en funcionamiento. Las primeras bases ya se encuentran asentadas. Cuando construimos una casa,
es fundamental que los cimientos sean firmes y resistentes para que la casa sea sólida. En el desarrollo del
niño pequeño ocurre lo mismo.
Nosotras te ofrecemos una perspectiva educativa de carácter preventivo que cubre los dos primeros años
de vida. En este libro quisimos profundizar en el período inicial de la vida por ser uno de los más
importantes y menos conocido. Para los siguientes meses puedes adquirir el segundo volumen titulado Todo
un mundo por descubrir. Método de autoayuda para padres y profesionales. El desarrollo del niño de 6 a
24 meses (Ed. Pirámide), donde hacemos un estudio sobre el cerebro y su funcionamiento y los sentidos,
además de todos aquellos prácticos juegos que enriquecerán vuestras vidas al compartirlos.
No obstante, te ofrecemos un resumen de los posteriores períodos evolutivos. Antes echamos una mirada
hacia atrás, haciendo hincapié en aquellos puntos que nos parecen interesantes para tu información.
11.1.2. LA VISTA
En el momento del nacimiento, el sentido de la vista es el que menos desarrollado se encuentra; no
obstante, este sentido será el más importante a la hora de adquirir información del medio exterior.
Principalmente percibirá luces y sombras. Es muy sensible a la luz y al movimiento. En nuestras
investigaciones hemos observado cómo los ojos se ayudan claramente del sentido auditivo para aprender a
localizar objetos en el espacio. Nuestra interpretación de este hecho es que los oídos están mucho más
desarrollados que los ojos. Por tanto, antes de ver un objeto lo oirán, y este estímulo es suficiente como para
hacer girar los ojos y toda la cabeza hacia la fuente del sonido. Esta actitud debe ser fomentada, ya que la
relación entre la vista y la audición hará que el pequeño, más adelante, se interese por todo lo que hay a su
alrededor, desarrollando su aptitud innata a la comunicación. A pesar de que la afectividad del niño todavía
se encuentre, en gran medida, orientada sobre sí mismo, las circunstancias exteriores poco a poco van
adquiriendo protagonismo en su vida. Desde el tercer mes y en adelante, cuando aparece la sonrisa social,
siente necesidad de obtener satisfacción de una causa externa a él; esto se debe a su evolución de tipo
perceptivo. El niño orientará su afectividad a un objeto exterior específico, aunque todavía no lo identifique.
La constante presencia materna le proporcionará esta habilidad. El niño presenta un gran interés por el
entorno y por las personas; de esta manera, el bebé podrá afirmarse en un medio que comienza a explorar.
La exploración se efectúa por diferentes vías:
Espacio bucal. Conexión ojo-boca y boca-mano. Obtiene la información sobre las características propias
de los objetos. Fuente primordial para el desarrollo de su inteligencia.
Espacio auditivo. Conexión ojo-oído. En el segundo semestre tiene una marcada preferencia por la voz
materna y los sonidos melódicos y rítmicos. Existe un notable progreso en el reconocimiento del sonido.
Espacio visual. Conexión oído-ojo, boca-ojo, mano-ojo. Las primeras percepciones visuales se realizan
de forma refleja y automática sin mediar las zonas corticales del cerebro. Poco a poco, van adquiriendo un
carácter intencional. Este avance depende notablemente de las experiencias psicoafectivas del niño.
Las reacciones del bebé hasta los dos meses son de tipo subcortical, pasando en el tercer mes a ser de
tipo neurocortical. Hay una reorganización en los diferentes campos perceptivos. Por ejemplo, el desarrollo
de la percepción del sistema límbico informará de las experiencias externas vividas a través de su
corporalidad. Estas sensaciones pueden ser de placer o displacer —depende del funcionamiento del
hipotálamo—; así la sensación de hambre organizará el comportamiento alimenticio del niño. La sensación
de estar satisfecho o no hará que los bebés sepan perfectamente cuándo necesitan alimentarse. Por tanto, es
recomendable respetar su propio ritmo, sin forzarlos a comer.
El neonato se encuentra en un período neuromotor, seguidamente pasa a otro período denominado
sensoriomotor que perdura hasta los dos años.
Para el sexto mes adquiere una notable inteligencia sensoriomotora, además de enfrentarse a un gran
cambio, tanto en el aspecto físico como en el neurológico. La mielinización de las vías nerviosas está lo
suficientemente avanzada como para permitir la función dirigida de los aparatos del sensorio. Por tal
motivo, la coordinación y los agentes de la postura y del equilibrio logran un gran desarrollo. La memoria
es notable, lo que le permitirá realizar operaciones cada vez más complejas. Disfrutará enormemente con
ello. También manifiesta diferentes emociones. Si no le permites llevar a cabo su juego, él demostrará su
desagrado. Una reorganización del funcionamiento del psiquismo por la maduración adquirida hace posible
la aparición del temperamento.
Comienza la identificación: el niño puede interiorizar las actividades del otro y sentirlas como suyas
manifestando alegría, desagrado, mal humor, miedo, cólera o frustración.
Los juegos recomendados para el segundo semestre son:
Coge, palpa, pasa de una mano a la otra, hay movimiento intencionado para alcanzar un objeto y asirlo.
Se consigue la presión voluntaria entre los dedos y la palma de la mano. Esto se denomina prensión
palmar. No hay lugar a duda de que esto contribuye al desarrollo intelectual del ser humano, ya que es la
única especie que se vale de sus manos realizando verdaderas obras de arte.
Se observa en el niño la tendencia a orientarse hacia una meta. Todavía no es una actitud intencionada,
sino casual. Por este motivo debemos permitirle que coja juguetes, los apriete y los tire todas las veces que
quiera. De esta manera le ayudamos en su desarrollo intelectual.
Incluso le podemos enseñar variaciones en el juego si le hablamos, reímos y gesticulamos. Fomentamos
así que el bebé imite la conducta del adulto siempre en un ambiente de amor y afecto. Así las experiencias
vividas en el juego se complementan con una carga afectiva que determinará la calidad de la experiencia en
sí.
Háblale siempre de forma muy sencilla y clara. No le hables con doble sentido ni de broma. No te va a
entender y perjudicarás su desarrollo intelectual y emocional.
El niño juega, experimenta, imita, se divierte... Recibe información que integra para más adelante poder
expresarse.
Imita lo que ve y lo que oye. Así que sólo tú y la familia podéis enseñarle lo divertida que es la vida. Ver
Todo un mundo de emociones.
Recuerda
Tu cometido es enseñarle a pensar con paciencia y amor, sin atosigarlo ni forzarlo.
El bebé es capaz de reír a carcajadas. Se da cuenta de que con su risa provoca reacciones en su entorno.
Aprovecha este momento mágico y vive junto a él el pensamiento mágico. Podrás hacerlo a través del juego
«La pelota voladora» (Ver capítulo «Tu bebé de dos meses», ejercicio 6.3.3). Cada vez que golpea la pelota
con sus pies o manos, tú la haces volar. El bebé creerá que es el resultado de sus movimientos.
Festeja sus movimientos y dile que, efectivamente, es él quien ha conseguido lanzar la pelota y que te
sientes muy feliz con este logro.
Con este juego obtendrás un niño feliz, seguro de sí mismo y sociable. En el futuro sabrá cómo alcanzar
la meta propuesta. Fomentarás su comportamiento positivo, que es la tónica de nuestro programa educativo
para los dos primeros años.
La base científica de nuestro trabajo se asienta en los estudios sobre desarrollo infantil realizados por
Piaget.
Piaget se refiere al período sensoriomotriz del nacimiento al año y medio o dos años.
Por tal motivo los juegos que hemos propuesto en este período fomentarán y desarrollarán la inteligencia
sensoriomotora del niño que en el futuro será la base del pensamiento preoperacional (de 2 a 7 años). Más
adelante podrías adquirir Todo un mundo de sorpresas (para niños de 2 a 5 años).
Éstos son, por tanto, los objetivos fundamentales que hay que tener en cuenta:
— La coordinación.
— La acomodación.
— La asimilación.
Estos estadios no se pueden definir con precisión según edad, pero intentaremos darte un gráfico
aproximado de lo que esto significa en la práctica. Recuerda que cada niño es diferente y su desarrollo
puede ser un poco antes o después.
DE 0 A 3 MESES
ESPACIO TIEMPO
DE 3 A 8 MESES
ESPACIO TIEMPO
Grupos subjetivos. Espacios creados por su propia Tiempo subjetivo. El tiempo dura mientras
acción; al manipular los objetos descubre las dura su actividad. No hay conciencia de
relaciones espaciales entre ellos. Ejemplo: mira su que existen tiempos en los cuales ellos no
mano cuando toma un objeto. están involucrados.
DE 8 A 12 MESES
ESPACIO TIEMPO
Grupo objetivo. Relaciones entre los objetos. Ejemplo: el Tiempo objetivo. Puede ordenar
biberón, aunque cambie de posición, no deja de ser su sus acciones en el tiempo.
biberón. Construye el revés de los objetos al manipularlos y Ejemplo: organiza los medios
volverlos a la posición en que se encontraban. conocidos para logar un
determinado fin.
PAUTAS EDUCATIVAS
Según vaya evolucionando el bebé, sus necesidades educativas irán cambiando y nos planteamos la
pregunta sobre qué es más conveniente hacer en cada momento. Te ofrecemos unas pautas para que las
tengas presentes y todo será mucho más sencillo.
DE 0 A 3 MESES
DE 4 A 6 MESES
• Acudir cuando llora para comprobar si existe algún problema específico. Calmarlo sin sacarlo
de la cuna.
• Sacarlo de la habitación de los padres si hasta ahora durmió con ellos.
• Dejar una luz tenue en su habitación.
• Jugar sobre la cama, el suelo y el cuerpo de los padres.
• A partir del cuarto mes dejarlo mucho tiempo en el suelo.
• No permitir que se siente. Ver epígrafe 7.6.8.
• No tenerlo en brazos sin razón.
• Establecer una disciplina en el horario.
• Hablarle mucho.
• Acudir a los grupos de bebés para fomentar su vida social en grupo. Ver página 394.
DE 7 A 9 MESES
DE 9 A 12 MESES
• Establecer un horario para las comidas, el baño, dormir, pasear... Crear un ritual que anticipe la
acción.
• Acudir a sus lloros y, sin sacarlo de la cuna, hablarle y calmarle, cogerlo de la mano, darle
palmaditas en el cuerpo suavemente.
• Darle la oportunidad de gatear el mayor tiempo posible, permitirle pasar debajo de las mesas,
sillas...
• En casa usar zapatos abotinados de cordones; en la arena de la playa, la hierba del jardín o
lugares con piedras redondeadas, descalzo.
• Establecer una rutina de juegos diaria y jugar sobre todo a esconder y buscar juguetes.
• Organizar el tiempo para acudir a grupos de bebés.
• Nombrar los objetos sin utilizar diminutivos ni apodos. Vocalizar correctamente.
• Recoger los juguetes juntos cantando. La letra de la canción ha de referirse a la acción de
«guardar».
• Aplaudir y aprobar sus logros.
• Ponerse de acuerdo toda la familia sobre las situaciones prohibidas. Intentaremos escoger sólo
las más importantes.
Recuerda
Compra el libro Todo un mundo de sonrisas. Podrás poner la foto de tu bebé y su nombre y
además tendrás la posibilidad de anotar los pequeños logros que alcanza cada día. Lo que ayer no
hacía hoy sorprendentemente lo consigue. Desde el primer momento te animamos a guardar
pequeños objetos que luego formarán parte de las anécdotas de su vida. Seguro que hay montones
de cosas que le gustan especialmente, como que le mezas, le cantes... Tu bebé es único y tiene sus
propias características y preferencias.
Escribe todo lo que te parezca nuevo e interesante. El poder echar un vistazo hacia atrás y ver el
progreso que tanto tú como tu hijo habéis realizado te va a resultar muy gratificante y a su vez te
recompensa del esfuerzo que supone ser madre.
Todas las dudas que te surjan sobre el bebé o cómo realizar los ejercicios que te proponemos
puedes consultárnoslas.
Andares Madrid
Elizabeth Fodor
Montserrat Morán
C/ Bruno Ayllón n.º 9, 1.º
28020 Madrid
91 572 22 76
www.efodor.com
montsemoran@yahoo.es
B.B.Centro
Araceli Álvarez
Belén Ruso
C/ Médico Rodríguez n.º 11, 1.º D
La Coruña
Tel. 981 27 47 27
www.bbcentro.es
Andares Sevilla
Isabel Gallardo
C/ Miguel Ángel Olalla, n.º 8
41010 Sevilla
Tel. 954 33 32 71
www.andares-sevilla.es
igallardope@hotmail.com
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Andrea Moleres
C/ 64, n.º 741
Mercedes. Argentina
Tel. +54 2324 - 434002
www.andares.net
dPKs
Marga Sureda
Teruca Jover
Pasage Sta. Catalina de Siena, 2 Ático d
07003 Palma de Mallorca
Tel. 627 469 449 / 661 403 343
www.dpks.net
dpks@dpks.net
Andares Oviedo
Aurora Fernández
C/Melquíades Álvarez, 5 Ático
33002 Oviedo
Tel. 678 42 41 81
auroraferdom@hotmail.com
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Edición en formato digital: 2013
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