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Esta Revista comienza con un caso destacando un problema clínico común. Se presenta
entonces evidencia que apoya varias estrategias, seguida de una revisión de las guías formales,
cuando existan. El artículo concluye con recomendaciones clínicas de los autores.
Una mujer casada de 46 años de edad se presenta con insomnio, dolores de cabeza, tensión
muscular y dolor de espalda. Ella describe un patrón a largo plazo de preocupación sobre varias
situaciones de la vida, incluida la salud, las finanzas, y su trabajo, y ella nota un aumento de la
ansiedad asociada con que su hijo adolescente deje la casa para asistir a la universidad. Ella bebe
alcohol diariamente para reducir la tensión y ayudarla a dormir. Al revisar su historia, usted nota
que ella ha visitado su oficina muchas veces durante el año pasado debido a síntomas físicos.
¿Cuál es su consejo?
EL PROBLEMA CLÍNICO
Los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada han aumentado los riesgos de otros
problemas de salud mental y físicos (por ejemplo, síndromes de dolor crónico, asma o
enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedad inflamatoria intestinal).
Aproximadamente el 35% de las personas con trastorno de ansiedad generalizada se auto
medican con alcohol y drogas para reducir los síntomas de la ansiedad, y este patrón de uso se
cree que contribuye al aumento del riesgo de problemas con el alcohol y las drogas de uso entre
estas personas. Dadas las altas tasas de enfermedades concomitantes, el tratamiento del
PUNTOS CLÍNICOS
CLAVE
TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZA
El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la persistencia de ansiedad y preocupación incontrolable que ocurre en forma continua por al menos
6 meses.
Este trastorno está asociado comúnmente con depresión, abuso de alcohol y sustancias, problemas físicos de salud, o todos estos factores.
En la atención primaria, los pacientes con este trastorno a menudo presentan síntomas físicos como cefaleas, tensión muscular, síntomas gastrointestinales,
dolor de espalda, insomnio.
La detección temprana es posible con herramientas como la escala para el trastorno de ansiedad generalizada 7 (GAD-7) que debe ser usada para evaluar la
severidad de los síntomas y la respuesta al tratamiento.
El tratamiento de primera línea para el trastorno de ansiedad generalizada es la terapia cognitivo conductual, farmacoterapia con inhibidores selectivos de
la recaptación de serotonina (SSRI) o inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (SRNI), o terapia cognitivo conductual en conjunto con
SSRI o SNRI. Pregabalina y buspirona son consideradas de segunda línea o medicamentos adyuvantes.
Aunque existe controversia sobre el uso a largo plazo de benzodiacepinas debido al potencial uso inadecuado, y las preocupaciones sobre los efectos
adversos cognitivos a largo plazo, estos agentes pueden, ser usados con precaución y monitorización a largo plazo en pacientes seleccionados con resistencia
al tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada.
Factores de riesgo bien establecidos para el trastorno de ansiedad generalizada incluyen el sexo
femenino, el estado socioeconómico bajo, y la exposición a adversidad en la niñez (por ejemplo,
el abuso físico o sexual, negligencia, y los problemas de los padres con la violencia infligida por
la pareja, el alcoholismo y el consumo de drogas). La evidencia reciente sugiere que la exposición
al castigo físico en la infancia se asocia con un mayor riesgo de trastorno de ansiedad
generalizada en la edad adulta. Sin embargo, estos factores de riesgo no son específicos y
pueden también asociarse con riesgos de otros trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
Los estudios en gemelos han mostrado evidencia de un riesgo genético moderado de trastorno
de ansiedad generalizada, con una heredabilidad que se estima entre el 15 y el 20%. Estudios de
asociación genómica en personas con trastorno de ansiedad generalizada y otros trastornos de
ansiedad han sugerido algunas asociaciones genéticas, pero estos resultados aún no han sido
ampliamente replicados.
Los estudios de neuroimagen funcional que incluían pacientes con trastorno de ansiedad
generalizada han sugerido una mayor activación en las partes del sistema límbico (por ejemplo,
la amígdala) y reducción de la activación de la corteza prefrontal, con evidencia adicional de la
conectividad funcional disminuida entre estas regiones. Además, los datos preliminares sugieren
que los tratamientos eficaces para este trastorno pueden remediar estas anormalidades
funcionales en el cerebro. Por ejemplo, la resonancia magnética funcional en pacientes con
trastorno de ansiedad generalizada ha demostrado una mayor activación de la amígdala,
mientras los pacientes muestran caras que expresan emoción, y esta activación se atenúa con
la terapia cognitiva conductual.
ESTRATEGIAS Y EVIDENCIA
EVALUCIÓN
Los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada tienen una respuesta positiva a la
pregunta “¿se ha sentido excesivamente preocupado sobre cosas menores?”. Esta pregunta se
debe realizar a pacientes con insomnio, estado de ánimo deprimido, síntomas gastrointestinales
crónicos y otros síntomas de dolor, u otras preocupaciones de salud recurrentes inexplicables.
Los formularios como él cuestionario para el trastorno de ansiedad generalizada (GAD-7) (Fig.
1), pueden tomar solo minutos para que el paciente lo complete, y puede ser usado para
identificar el trastorno así como para una monitorización de los resultados. Sin embargo, la
conveniencia para el screening rutinario del trastorno de ansiedad generalizada continua siendo
controversial.
La tabla 1 enumera los criterios diagnósticos del DSM-5 para el trastorno de ansiedad
generalizada. Pacientes con sospecha de presentar trastorno de ansiedad generalizada deben
ser interrogados rutinariamente si usan alcohol o drogas para reducir la ansiedad o tensión, y
deben ser evaluados en busca de depresión o riesgo de suicido.
TRATAMIENTO
Los médicos de atención primaria que tratan pacientes con trastorno de ansiedad generalizada
pueden respaldarse por un enfoque complementario que incluye la participación de un equipo
multidisciplinario (enfermeras o trabajadoras sociales) quienes realizan psicoterapias basadas
en evidencia y facilitan el acceso a una consulta con psiquiatrías cuando es necesario. Este
enfoque ha mostrado ser más efectivo que el tratamiento habitual.
Antes de embarcar a los pacientes en farmacoterapia o psicoterapia, ellos deben ser orientados
e informados en forma imparcial sobre los trastornos de ansiedad (Asociación de depresión y
ansiedad de américa; www.adaa.org). Ensayos clínicos experimentales aleatorizados,
controlados proporcionan respaldo para la prescripción de ejercicios para la ansiedad, aunque
el tamaño de su efecto es modesto.
Farmacoterapia
La evidencia de base es creciente para el uso de SSRIs y SNRIs para el tratamiento de trastornos
de ansiedad, incluyendo el trastorno de ansiedad generalizada, en niños y adolescentes. Sin
embargo, estos medicamentos deben ser prescritos en niños y adolescentes solo cuando el
enfoque psicológico ha fallado, y únicamente por médicos pediatras con experiencia o
psiquiatrías.
Varios ensayos aleatorizados, controlados han mostrado un beneficio con los nuevos
antidepresivos comercializados, vilazodona, en pacientes con trastorno de ansiedad
generalizada, pero este agente no tiene ventajas conocidas sobre los genéricos disponibles de
SSRIs o SNRIs. Los ensayos incluyeron pacientes con trastorno de ansiedad generalizada que no
mostraban eficacia consistente con otros antidepresivos, incluyendo bupropion y el
recientemente lanzado vortioxetina, y estos agentes no son recomendados.
Tabla 2. Tratamiento con un enfoque paso a paso para el trastorno de ansiedad generalizada
Fase de evaluación
Obtener una historia detallada de los síntomas del trastorno de ansiedad generalizada y los efectos sobre el
funcionamiento.
Asegurar que el trastorno de ansiedad generalizada es el principal o uno de los principales diagnósticos.
Evaluar al paciente condiciones de salud mental que pueden ocurrir al mismo tiempo (depresión, otros problemas de
ansiedad y trastorno de abuso de sustancias).
Evaluar al paciente el riesgo de ideación suicida, planes o intentos.
Descartar condiciones físicas tratables como problemas cardiacos o tiroideos.
Usar el cuestionario GAD-7 u otra medida validada para medir la severidad y el progreso.
Informar al paciente y los miembros de la familia acerca del trastorno de ansiedad generalizada con el uso de sitios de
auto ayuda (Asociación de depresión y ansiedad de américa; www.adaa.org).
Educar al paciente sobre los cambios en los estilos de vida que pueden reducir los síntomas del trastorno de ansiedad
generalizada. Discutir estrategias para mejorar la calidad y cantidad de sueño y fomentar el ejercicio regular (como
ejercicios aeróbicos y yoga). Fomentar al paciente a minimizar el uso de cafeína y alcohol y evitar la nicotina y
drogas ilícitas.
Monitorizar el progreso del paciente con los cambios en el estilo de vida.
Se sugieren intervenciones psicológicas de baja intensidad como facilitar sitios de autoayuda (websites de alta
calidad), autoayuda individualizada, grupos de educación, terapia cognitivo conductual asistida por computadora.
Paso 3. Trastorno de ansiedad generalizada con una inadecuada respuesta a las intervenciones del paso 2
Proporcionar la elección de una intervención psicológica de alta intensidad o un tratamiento farmacológico de acuerdo
a las preferencias del paciente y luego referir al paciente para una terapia cognitivo conductual basada en grupos o
en forma individual (8 – 16 sesiones) o prescribir un tratamiento farmacológico de primera línea (SSRIs o SNRIs).
Referir al paciente para cuidados especializados por un profesional en salud mental que prescribiría tratamiento
farmacológico de primera línea o tratamientos adyuvantes con benzodiacepinas de acción prolongada (deben evitarse
en pacientes que están recibiendo opioides y en ancianos), buspirona, pregabalina o quetiapina, y en quienes se
considerara terapias cognitivo conductuales más intensas, otras formas de psicoterapia (como terapia psicodinámica
y terapia de aceptación) o ambas.
*Adaptado del Instituto Nacional de Salud del Reino Unido y de las guías de cuidado de excelencia:
(www.nice.org.uk/guía/cg13 (capítulo/1-recomendaciones).
La eficacia de antidepresivos tricíclicos como imipramina es similar a la de los SSRIs, pero los
antidepresivos tricíclicos tienen un perfil de seguridad menos favorable. Su papel en el
tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada es actualmente incierto, aunque podrían ser
de ayuda en personas que tienen una respuesta anterior a ellos y pueden considerarse en
pacientes que no responden a SSRIs o SNRIs.
La referencia a un psiquíatra está indicada para pacientes que no responden a SSRIs o SNRIs o
que tienen efectos adversos con estos fármacos que no pueden ser controlados, o cuando el
cuadro clínico es complicado por una condición médica coexistente (como el trastorno de abuso
de sustancias o la ideación suicida). En estas circunstancias, pueden prescribirse terapias
Tabla 3. Medicamentos prescritos en forma común para el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada*
Medicamento Dosis inicial Dosis objetivo † Efectos adversos comunes Comentarios
mg/día
SSRI Náusea, somnolencia, diarrea,
disfunción sexual
Sertralina 25 100-200
Paroxetina ‡ 10 20-60
Paroxetina CR 12.5 25-75
Citalopram 10 20-40 No se debe exceder la dosis de
40mg/día debido al riesgo de
prolongar el intervalo QT
Escitalopram ‡ 5 10-20
SNRI Náusea, somnolencia, insomnio,
disfunción sexual, hipertensión,
mareo
Venlafaxina XR‡ 37.5 75-225
Duloxetina ‡ 20 20-60
Benzodiacepina Somnolencia, mareo Usar con precaución en
pacientes ancianos y en
pacientes con antecedentes de
abuso de sustancias; pueden
ser usadas en monoterapia o
como adyuvante de SSRI o
SRNI.
Diazepam 2.5-5.0 10-40 Usualmente administrado
dividido en dos dosis
Clonazepam 0.25– 0.50 1.0-2.0 Puede ser administrado una
vez al día o dividido en 2 dosis
A pesar de los datos limitados que han sugerido alguna eficacia de los antihistaminicos como
hidroxicina para el trastorno de ansiedad generalizada, estos agentes no se recomiendan debido
a su tendencia a ser sedativos y la ausencia de datos a largo plazo que respalde su uso.
Psicoterapia
Ensayos aleatorizados controlados han evaluado un sin número de técnicas de psicoterapia para
el trastorno de ansiedad generalizada, incluyendo la terapia cognitivo conductual, terapias
psicodinámicas (que abordan los conflictos subyacentes que se cree que son la fuente de la
ansiedad), terapias basadas en la atención (incluyendo la terapia de aceptación, la cual fomenta
un enfoque en el presente y en los valores fundamentales que trascienden los síntomas y las
enfermedades), y terapia de relajación (la cual enfoca técnicas que inducen un estado de
relajación). Entre estas formas de terapia, la evidencia es más fuerte para el uso de terapia
cognitivo conductual en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada, por lo cual se
puede considerar el tratamiento de primera elección.
El marco de la terapia cognitivo conductual postula que los pacientes con trastorno de ansiedad
generalizada sobreestiman el nivel de peligro en su entorno, tienen dificultades con la
incertidumbre, y subestiman su capacidad para hacerles frente. La terapia cognitivo conductual
para el trastorno de ansiedad generalizada implica la restructuración cognitiva para ayudar a los
paciente a entender que su preocupación es contraproducente, la terapia de exposición permite
a los pacientes a aprender que sus comportamientos de preocupación y de evitación son
maleables, y también técnicas de relajación.
Los métodos para proporcionar terapia cognitivo conductual incluyen sesiones semanales
individuales (60 minutos por 12 a 16 sesiones), 8 a 12 sesiones semanales en grupos, terapia
asistida por computadora con la asistencia mínima al terapista en la atención primaria, y la
terapia realizada por teléfono en áreas rurales. Estos métodos han sido evaluados y han
mostrado ser eficaces, con un tamaño de moderado a grande cuando se compara con el método
control (el uso de una lista de espera).
La terapia cognitivo conductual, la cual enseña técnicas para manejar la ansiedad, se espera
mantenga sus efectos por más tiempo que los medicamentos (los cuales se detienen cuando el
paciente deja de tomarlos), faltan datos de ensayos que comparen cabeza a cabeza la terapia
cognitivo conductual con la farmacoterapia y que incluyan un seguimiento a largo plazo. Debe
evaluarse la preferencia del paciente en relación con el método de administración de la terapia
cognitiva conductual. La terapia cognitivo conductual que está totalmente aplicada a través de
Internet puede ser un punto de partida ideal para algunos pacientes, principalmente para
aquellos que no tienen acceso a un terapista.
ÁREAS DE INCERTIDUMBRE
Aunque la terapia cognitivo conductual y los SSRI y SNRI son efectivos en reducir los síntomas
en más del 50% de los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada, todavía no está claro
cuál es el mejor tratamiento para pacientes que no responden o solo tienen una respuesta
parcial a estas terapias. Además, aunque la mayoría de expertos sugiere que los pacientes con
trastorno de ansiedad generalizada que están en tratamiento con medicación deben continuarla
hasta completar al menos 1 año de tratamiento, la duración de tratamiento más adecuada no
se conoce.
Los datos de ensayos aleatorizados son escasos para evaluar los efectos de terapias combinadas
usadas actualmente y también para evaluar las terapias complementarias (como el yoga y los
masajes). Los datos sobre el tiempo de uso, efectividad y seguridad de la marihuana terapéutica
para el trastorno de ansiedad generalizada también son escasos.
GUÍAS
Varias organizaciones han publicado guías para el tratamiento de los trastornos de ansiedad,
incluyendo el trastorno de ansiedad generalizada; esto incluye a la federación mundial de
sociedades de biología psiquiátrica y el grupo de guías de ansiedad canadiense. Las
recomendaciones en este artículo son consistentes con las de esas guías.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES