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Causas
El TAG está probablemente causado por una combinación de factores biológicos y de
circunstancias vitales. Los genes pueden desempeñar un papel. Muchas de las personas que
la padecen también experimentan otros trastornos médicos, como depresión y/o pánico, que
al parecer implican cambios en los procesos químicos cerebrales, en particular anomalías en
los niveles de la serotonina. El estrés también puede contribuir en su aparición.
Podemos definir las respuestas de ansiedad como reacciones defensivas e instantáneas ante
el peligro. Estas respuestas, ante situaciones que comprometen la seguridad del sujeto, son
adaptativas para la especie humana. Significa esto que ejerce una función protectora de los
seres humanos.
El ser humano durante miles de años se ha tenido que enfrentar a infinidad de peligros;
cuando estos se presentaban, las respuestas más eficaces para preservar la integridad del
sujeto eran dos: huir o luchar. Los mecanismos, psicofisiológicos humanos, que preparan
para la huida o la lucha (respuestas de ansiedad) han cumplido un eficaz papel a lo largo de
los tiempos. El problema es que el ser humano ya no tiene que enfrentarse con animales que
corren detrás de él para convertirlo en su cena; en cambio otros muchos agentes estresantes
le rodean y le acompañan a lo largo de su existencia, haciendo que el fantasma del peligro le
aceche detrás de cualquier situación inofensiva.
E. Echeburúa lo ilustra con un ejemplo de cómo funciona el mecanismo de la ansiedad:
En el caso de los trastornos de ansiedad, la respuesta de miedo funciona como un dispositivo
antirrobo defectuoso, que se activa y previene de un peligro inexistente. Precisamente el ser
humano actual está abocado a abordar el fascinante problema de cómo controlar los aspectos
perjudiciales de las respuestas de miedo (que se pueden manifestar psicopatológicamente en
forma de trastornos fóbicos y de ansiedad) conservando, sin embargo sus beneficios
protectores.1
Incidencia
El trastorno de ansiedad generalizada es una afección común por lo que cualquier persona
puede sufrir este trastorno, incluso los niños. La mayoría de las personas que sufren este
trastorno dicen que han estado ansiosas desde que tienen memoria. El trastorno de ansiedad
generalizada es un poco más frecuente en las mujeres que en los hombres. Cabe señalar que
los trastornos de ansiedad son los problemas de salud mental más comunes. Pueden afectar
de igual manera a adultos, niños y adolescentes.
Situaciones que pueden aumentar el riesgo de padecer TAG:
Tiene un familiar cercano que sufre de un trastorno de ansiedad.
Consumo y/o abuso de drogas.
Problemas de aprendizaje o de memoria.
Condición prolongada, como diabetes, depresión, uso de drogas ilícitas, o alcoholismo.
Embarazada o recientemente tuvo un bebé.
Es mujer.
Tiene 25 años de edad o menor.2
Tratamiento
El tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada incluye la utilización
de antidepresivos (tricíclicos, ISRS), buspirona y (a corto plazo) benzodiacepinas, y formas
específicas de psicoterapia. El tratamiento más efectivo para el TAG suele combinar la
psicoterapia con la medicación.
Las investigaciones han demostrado que la psicoterapia cognitiva-conductual es efectiva
para el tratamiento del TAG. También son útiles las técnicas de reducción de estrés: técnicas
de relajación y respiración profunda (diafragmática o abdominal), meditación, mejor manejo
del tiempo, ejercicio físico, yoga, caminar, Tai chi y Bio-retroalimentación (Biofeedback)
para controlar la tensión psíquica y muscular. También suelen ser de utilidad cambios en la
alimentación: por ejemplo, la eliminación gradual del café, bebidas estimulantes, alcohol y
refrescos que contengan cafeína (bebidas cola).
Farmacológico
Los psicofármacos son muy efectivos para mitigar los síntomas de ansiedad.
Ansiolíticos
Se pueden utilizar medicamentos ansiolíticos o antidepresivos con efecto ansiolítico (no
todos los antidepresivos lo poseen). Los ansiolíticos benzodiazepínicos no deberían utilizarse
por períodos mayores a un mes ya que con el transcurso del tiempo pueden llegar a
producir efecto tolerancia y a una necesidad de incrementar la dosis.
ISRS
Para tratar un TAG de larga duración lo más recomendable para el manejo
psicofarmacológico de los síntomas de ansiedad es la utilización de antidepresivos con efecto
ansiolítico asociado (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina). Los siguientes
antidepresivos se encuentran aprobados por la FDA para el tratamiento del
TAG: escitalopram, venlafaxina XR/LP, duloxetina y paroxetina.
Los antidepresivos, a diferencia de los ansiolíticos benzodiazepínicos, no producen
tolerancia, por consiguiente no existe riesgo de generar una adicción farmacológica. Por esto
es preferible utilizarlos en el tratamiento a largo plazo de la ansiedad. No obstante, estos
fármacos tienen diversos efectos secundarios entre los que se encuentran los problemas
sexuales e insomnio.3
Antiepilépticos
La pregabalina (Lyrica) actúa sobre el canal de calcio voltaje-dependientes con el fin de
reducir la liberación de neurotransmisores tales como el glutamato, noradrenalina y la
sustancia P. Su efecto terapéutico aparece después de 1 semana de uso y es similar en eficacia
al lorazepam, alprazolam y venlafaxina. La pregabalina ha demostrado ser superior al
producir efectos terapéuticos más consistentes para los síntomas de ansiedad psíquica y
somática. Estudios a largo plazo han demostrado su eficacia continua sin el desarrollo de la
tolerancia y, además, a diferencia de las benzodiazepinas no interrumpe la arquitectura del
sueño y produce menor deterioro cognitivo y psicomotor; además tiene un bajo potencial de
abuso y dependencia, y es por ello que puede ser preferible a las benzodiazepinas. Los efectos
ansiolíticos de la pregabalina aparecen rápidamente después de la administración, similar a
las benzodiazepinas, lo que da a la pregabalina una ventaja sobre muchos de los
medicamentos ansiolíticos tales como los antidepresivos.
Algunas personas con TAG que sufren de ataques de pánico graves pueden beneficiarse con
el tratamiento de Lamotrigina (Lamictal) o Gabapentina(Neurontin), que fue desarrollado
inicialmente para el tratamiento de convulsiones.
Las personas con síntomas de insomnio invalidante pueden beneficiarse de un
medicamento no-benzodiacepínico perteneciente a la categoría de fármacos
Z llamado Zolpidem (solo a corto plazo ya que puede producir dependencia al igual que las
benzodiacepinas). En este sentido a largo plazo es preferible el uso de neurolépticos como
la quetiapina (Seroquel).
Trastornos facticios
El trastorno facticio, que engloba al antiguamente denominado síndrome de
Münchhausen, es un trastorno que se caracteriza por la aparición de síntomas producidos
deliberadamente por el mismo paciente con la intención de recibir atención médica y
asumir un rol de enfermo.
Descripción
El nombre lo toma porque, según la RAE, facticio significa «artificial»
Este trastorno implica síntomas físicos inexplicables que traen un malestar significativo y un
gran deterioro funcional. Un paciente que padece este trastorno crea deliberadamente los
síntomas de una enfermedad orgánica o exagera sus síntomas e impide la cura porque
necesita una atención permanente del personal médico y puede llegar a someterse a
operaciones y estudios innecesarios con tal de mantener su rol de enfermo. El riesgo es que
termine enfermándose realmente.3 Por ejemplo, un paciente que toma intencionadamente un
fármaco que le produce determinada sintomatología pero lo niega al momento de la consulta,
los médicos desconocen, así, el verdadero origen de su patología y el paciente puede terminar
enfermándose en serio.
La OMS los considera pacientes peregrinos ya que van de hospital en hospital. La OMS lo
distingue de la simulación (ficticio, fingido o falso) porque en el caso de la simulación, el
paciente tiene como objetivo un beneficio o una ganancia específica, por ejemplo, ser
declarado inimputable para no ir a prisión, o recibir una indemnización laboral. Otro ejemplo
sería el de un adolescente que finge un dolor de cabeza o de estómago para no concurrir a un
examen.
Una enfermedad fingida no es un trastorno facticio. En ese caso no existe ninguna patología
psiquiátrica real. En cambio, el trastorno facticio implica siempre un grado de psicopatología.
En el DSM IV aparece con la nomenclatura F68.1 Trastorno facticio.
Como estos pacientes se presentan con quejas orgánicas son primero tratados por médicos
generales. Son pocos los casos en los que se les ocurre derivarlos a un psiquiatra.
En muchos casos es complicado hacer el diagnóstico diferencial, sobre todo cuando
aparecen síntomas psiquiátricos y psicológicos superpuestos a los orgánicos.
El trastorno facticio es considerada una enfermedad mental. Sin embargo, no suelen
responder a los tratamientos psiquiátricos porque prefieren mantener su enfermedad.8
Criterios diagnósticos
Para poder diagnosticar este trastorno el paciente debe presentar una producción intencionada
de síntomas médicos, sean estos físicos o psicológicos, debe desear asumir el rol de enfermo
y no puede aparecer ningún incentivos externo que explique ese deseo de hacerse pasar por
enfermo, o sea que no se trata de una simulación consciente que le permitiría, por ejemplo,
salvarse de la cárcel o que le reportaría un beneficio económico.
Se trata siempre de pacientes difíciles porque los hallazgos médicos no son consistentes con
una enfermedad orgánica conocida y el personal de la salud no logra descubrir el origen de
la enfermedad. Eso incluye una amplia utilización de la atención médica y es llamativo el
hecho de que el tratamiento y los intentos de tranquilizar al paciente resulten
contraproducentes lo cual genera muchos sentimientos de frustración en el médico. 2
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial debe realizarse con la enfermedad orgánica y física verdadera y
con el trastorno mental verdadero. Es importante diferenciarlo del trastorno somatomorfo y
de la simulación.
Clasificación
Se pueden clasificar en distintos subtipos
El comienzo puede ser agudo, con trastornos graves del comportamiento conductal o
insidioso con un desarrollo gradual de ideas y de una conducta extraña. El curso también
presenta una gran variabilidad y no es inevitablemente crónico y deteriorante. Un porcentaje
de casos, que varía en las diferentes culturas y poblaciones, evoluciona hacia una
recuperación completa o casi completa. Ambos sexos se afectan aproximadamente por igual,
pero el comienzo tiende a ser más tardío en las mujeres.
Trastorno Esquizofreniforme
Trastorno Esquizoafectivo
Trastornos episódicos en los cuales tanto los síntomas afectivos como los
esquizofrénicos son destacados y se presentan durante el mismo episodio de la enfermedad,
preferiblemente de forma simultánea o al menos con pocos días de diferencia entre unos y
otros. No es clara aún su relación con los trastornos del humor (afectivos) ni con los trastornos
esquizofrénicos típicos. Los enfermos que sufren episodios esquizoafectivos recurrentes, en
particular aquellos cuyos síntomas son de tipo maníaco, más que de tipo depresivo,
generalmente se recuperan completamente y sólo rara vez desarrollan un estado defectual.
Trastorno Delirante
La principal característica del trastorno psicótico breve es una alteración que implica
el inicio súbito, de cómo mínimo, uno de los siguientes síntomas positivos: ideas delirantes,
alucinaciones, lenguaje desorganizado o comportamiento catatónico o gravemente
desorganizado. Esta alteración, dura, por lo menos, 1 día, pero debe durar menos de 1 mes,
para luego el sujeto acabar recuperando por completo el nivel de funcionamiento previo. Esta
alteración no puede ser atribuible a un trastorno del estado del ánimo con síntomas psicóticos,
a un trastorno esquizoafectivo o a una esquizofrenia, y no puede ser atribuido a los efectos
directos de ninguna sustancia o enfermedad médica.
La idea delirante no debe explicarse mejor por la presencia de otro trastorno psicótico
(como por ejemplo, esquizofrenia) ni de un trastorno del estado de ánimo con síntomas
psicóticos y no es debida a los efectos de ninguna sustancia o enfermedad médica. El
contenido de las creencias delirantes compartidas dependerá del diagnóstico del caso
primario. Normalmente, el caso primario es el dominante en la relación, y gradualmente va
imponiendo el trastorno a la otra persona. Si la relación con la persona inductora es
interrumpida, las creencias delirantes de la otra persona suelen disminuir e incluso pueden
llegar a cesar.
Aunque lo más común es que este trastorno aparezca entre dos personas, puede ocurrir
que este trastorno se presente en un número mayor de individuos. Es raro que los sujetos que
padecen este trastorno busquen ayuda profesional.