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Unidad 3

1 //Escenario
Escenario25
Lectura fundamental
Fundamental

Geopolítica
Etapas de undeplan
la modernidad
de comunicación
estratégica

Contenido

1 Introducción

2 La geopolítica de la modernidad en la crítica latinoamericana

Nuevos imperialismos: ilustración americana, historia natural y determinismo


3 ambiental

4 Conclusión

Palabras clave: colonialidad del poder, determinismo, colonialidad, sistema-mundo, ilustración.


1. Introducción

La modernidad es uno de los temas centrales de las ciencias sociales. Su origen y


características han ubicado a este fenómeno en Europa en el siglo XVIII. Anthony Giddens
(1994), uno de los principales teóricos que ha discutido el significado de este periodo
histórico, define la modernidad como los modos de vida y organización social que surgió
en Europa y que se expandió a lo largo del globo. Sin embargo, a esta perspectiva se le ha
tildado como eurocéntrica, al ubicar la experiencia de la modernidad como un fenómeno
principalmente europeo.

En esta Unidad, se abordará el debate de la geopolítica de la modernidad desde una


perspectiva latinoamericana. En el desarrollo histórico de las Américas, la época colonial
no representaba únicamente un periodo histórico en la evolución de las naciones, pues es
un elemento que se considera constitutivo de la modernidad, no es solo un periodo o un
momento de tránsito en el desarrollo de la historia: es constitutivo de la modernidad a nivel de
la construcción epistemológica, institucional y del poder.

El descubrimiento y la conquista en América, fueron fenómenos que no solo estuvieron


ligados a la época de las exploraciones marítimas propias del siglo XV y XVI, sino que, además,
se convirtieron en los espacios con los que Europa logró consolidar su poderío económico
y político a través del establecimiento de colonias de ultramar, las que brindaron varios de
los recursos con los que Europa pudo transitar hacia sociedades capitalistas, en un primer
momento pasando por el mercantilismo y posteriormente por el capitalismo industrial.

El desarrollo de los imperios europeos, como veremos, no solo se ubicó en los siglos XIX y XX,
donde establecieron como uno de sus principales soportes el colonialismo, determinante en
las luchas geopolíticas y en las teorías que abordamos anteriormente en las Unidades 1 y 2.
En el desarrollo de la geopolítica moderna veremos que la disputa colonial no solo se dio en el
siglo XIX. América Latina había vivido el colonialismo por tres siglos, entre el XV y XVIII, por
lo que en el siglo XIX se encontraba en el proceso de consolidar los Estados nacionales, de ahí
que, frente a la lucha de los países europeos por anexarse más territorios y el establecimiento
de nuevas potencias, llevó al desarrollo de un pensamiento crítico desde América Latina
que comenzó a cuestionar la construcción histórica de la región, su historia y la inserción al
sistema mundial.

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Los discursos de progreso y desarrollo que se comenzaron a potenciar desde 1948, habían
organizado jerárquicamente a los países del mundo en una escala de primer y tercer mundo,
o del desarrollado y subdesarrollo. En América Latina la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL) durante la década de los sesenta y setenta, cuestionó los modelos
desarrollistas en los que se señaló el intercambio desigual histórico entre América Latina y
Europa. De igual manera, el colonialismo interno representado en el pensamiento crítico
latinoamericano llamó la atención sobre la manera en la que se había establecido el desarrollo
de las naciones.

La geopolítica de la modernidad cuestiona precisamente el proceso histórico de construcción


de las Américas. Como se observó en la Unidad 1, el siglo XV representó un fuerte cambio en
la manera como había sido construido el espacio y los mapas de la orbis terrarum. El llamado
descubrimiento de América se convirtió en el punto de partida para el cuestionamiento de la
historia por etapas o el camino que deben recorrer las sociedades para alcanzar la modernidad.

En esta Unidad se establece una mirada a la geopolítica de la modernidad. Se parte de las


teorías y críticas desarrolladas por Enrique Dussel (1994) y Santiago Castro-Gómez (2005)
situando la modernidad como un fenómeno planetario que nace con el descubrimiento de
América, la negación de la otredad y del nuevo sujeto histórico que sería denominado como
indio americano. Finalmente, se aborda el proceso de ilustración americana como parte de
esta geopolítica de la modernidad del siglo XVIII en la expansión del imperialismo, las ciencias
útiles y el determinismo geográfico.

2. La geopolítica de la modernidad en la crítica latinoamericana

Como argumenta Castro-Gómez (2007), la relación entre modernidad y colonialidad es


uno de los temas más discutidos en la teoría social contemporánea latinoamericana. Este
debate ha sido alimentado por las teorías poscoloniales del mundo anglosajón (formuladas por
intelectuales provenientes de los países periféricos como Jamaica, India, Egipto, Palestina,
entre otros) que revelaron las complicidades del proyecto moderno con las relaciones de
poder coloniales establecidas a partir del siglo XVI a diferentes niveles: políticos, económicos,
sociales y culturales.

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Desde esta perspectiva, se critica la manera como se ha entendido la modernidad. Enrique
Dussel (1994) establece el origen de esta en el siglo XV con el descubrimiento de América. Para
este autor, las teorías que sitúan la modernidad en la Ilustración y las revoluciones burguesas
en el siglo XVIII omiten el encuentro ocurrido en América, en donde se da el encubrimiento
del otro y con ello la alteridad que constituyó la modernidad, o sea el papel de América en la
configuración de los procesos modernos a nivel jurídico, político, científico e imperial.

Para Dussel (1994), la colonialidad es el lado oculto de la modernidad y, al mismo tiempo,


es constitutiva de este proceso. De igual manera, Aníbal Quijano comparte la perspectiva
de Enrique Dussel al establecer en el siglo XV, el origen de la modernidad y de la
colonialidad del poder.

Para Aníbal Quijano, este concepto se refiere al establecimiento de un patrón de poder


mundial que fue estructurado bajo la idea de raza que clasificó en una jerarquía etno racial a la
población, operando en los ámbitos materiales y subjetivos, el cual fue mundializado a partir
del descubrimiento de América (Quijano, 2000).

Estas críticas latinoamericanas al entendimiento de la modernidad y la manera como se


estableció en la historia de América el descubrimiento y el encuentro de dos mundos
llevaron a un replanteamiento de estos procesos históricos y de una discusión amplia de la
modernidad y el colonialismo. En esta perspectiva al interior de la geopolítica moderna cobra
vital importancia replantear el lugar de América Latina en el sistema mundo moderno (Dussel,
1994; Castro-Gómez, 2005). Para ello se utilizó la perspectiva desarrollada por Immanuel
Wallerstein (2006): los sistemas-mundo.

2.1. El sistema mundo moderno y la invención de las Américas

Para Wallerstein (2006), el sistema mundo es una perspectiva de análisis que permite
estudiar la economía mundo, que se encuentra anclada al surgimiento del sistema capitalista.
En su obra, el moderno sistema mundial situó la agricultura capitalista como la principal
característica en la transformación de las sociedades señoriales del siglo XV. Para este autor,
es en este siglo donde las diferentes economías mundo comenzaron a conectarse.

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Esta perspectiva es una propuesta teórica que toma como punto de partida una mirada de
larga duración y los sistemas históricos. En su interpretación existen tres tipos: mini sistemas,
sistemas-mundo expresado como imperio mundo o economía mundo, los cuales se definen
por su modo de producción (Wallerstein, 2006). Para este autor, la economía mundo se basa
en el modo de producción capitalista en el cual no existe una estructura política que domina,
ya que es el mercado quien controla la competencia en las diferentes unidades de producción.

Por este motivo, para Wallerstein (2006) el sistema mundo es una economía mundo
capitalista, una extensa zona que no está limitada por estructuras políticas y donde se
encuentran diferentes formas de división del trabajo e intercambio de bienes, trabajo y flujo
de capital. Este sistema establece que el mundo se divide a partir de tres zonas que son
centro, periferia y semi periferia.

Sin embargo, la perspectiva de Wallerstein es criticada por reducir el papel de América Latina
en la formación del sistema mundo moderno. El problema de la conquista de las Américas y la
colonialidad ha sido un tema que su perspectiva pasó por alto.

Precisamente, Wallerstein y Aníbal Quijano discutieron estas objeciones a la teoría del


sistema mundo. En su estudio analizaron la manera como fue incorporada América a la
economía-mundo capitalista. En consecuencia, plantearon el nacimiento de este sistema
en el siglo XV y el nacimiento de América como entidad geosocial. Sin embargo, el papel de
América es analizado desde una perspectiva alternativa en donde América es el espacio en el
que se implementan las diferentes formas de control de trabajo (Wallerstein y Quijano, 1992).

La experiencia del Nuevo Mundo estableció el modelo de la totalidad del sistema-mundo


estableciéndose cuatro novedades: la colonialidad, etnicidad, racismo y lo nuevo o novedad
(Wallerstein y Quijano, 1992). Estas características llevaron al establecimiento de jerarquías
culturales entre lo europeo y no europeo, o sea, se configuró una otredad o un sujeto
diferentes por fuera de Europa.

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Esta perspectiva histórica de larga duración ha llevado a plantear la necesidad de establecer
un debate en torno a la manera cómo se ha interpretado la historia del continente americano
y sus habitantes. La historia tradicional latinoamericana estableció una narrativa que situó la
historia de esta región a partir del siglo XV con el descubrimiento de América, estableciendo
dos temporalidades, la prehistoria que ubicaba a las culturas y sociedades con anterioridad a la
conquista y la historia inaugurada con el descubrimiento de América.

A partir de 1492 se estableció entonces el inicio de la historia americana y sus habitantes, la


época colonial y la posterior época republicana con la independencia y la formación de los
Estados latinoamericanos. Los estudios poscoloniales y decoloniales han problematizado la
manera como fueron establecidas estas narrativas históricas, a partir de una crítica radical al
proyecto de la modernidad.

2.2. La conquista del otro y el origen de la modernidad

Para Enrique Dussel (1994) el “descubrimiento” significó para los europeos y los habitantes
del Nuevo Mundo una experiencia radical y trascendental al establecerse en el “encuentro
de dos mundos” la expansión territorial de Europa, ya que se estableció su dominio sobre
las Américas. Para este autor, no solo significó la expansión del capitalismo, sino, además,
del eurocentrismo como su andamiaje cultural, clasificando a las poblaciones a partir de
paramentos raciales. En esta perspectiva el cristianismo impuso formas de pensamiento y
creencias a través de la evangelización que son en sí, la reproducción del sistema colonial
capitalista y jerárquico que se estaba comenzando a llevar a cabo.

En la perspectiva de Dussel (1994), en 1492 el encubrimiento del otro, o sea de la otredad


americana, dio nacimiento al mito de la modernidad. Este autor distingue dos elementos
fundamentales en su constitución, la experiencia europea que constituye al otro como
dominado (la subjetividad moderna) y el eurocentrismo. La experiencia del encuentro de dos
mundos dio paso al yo conquisto europeo frente al otro americano. Dussel denomina este
período como la modernidad temprana del ego conquiro, que dio paso al ego cogito cartesiano,
un importante precedente para el desarrollo de la modernidad madura de finales del siglo XVIII.

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Contrastando la visión de Enrique Dussel, podemos ver que pensadores como Edmundo
O’Gorman afirman que en la experiencia del “encuentro cultural de dos mundos” no se realizó
un descubrimiento alguno, sino una “invención” de lo americano.
La idea de descubrimiento como algo físico o causal no puede aplicarse a América debido
a que este territorio y sus habitantes fueron resultado de la invención del pensamiento
occidental (O’Gorman, 1977).

Para este autor, los viajes de Colón se encontraban enmarcados en una idea asiática del
proyecto de la corona de Castilla y Aragón que buscaba conectarse con el comercio de China
y el Indostán, regiones que en aquella época tenían el predominio económico. El mal llamado
descubrimiento en un primer momento tuvo una perspectiva totalmente diferente, la cual se
encontraba articulada a la manera como era comprendido el mundo, la Orbis terrrarum donde
solo existían en el mundo tres grandes continentes: Europa, África y Asía.

En síntesis...
Como se observó en la Unidad 1, la concepción del mundo se encontraba
estructurada bajo la idea de una gran isla de la tierra. Desde los mapas de
Ptlomeo, Toscanelli hasta Heinrich Hammer, el mundo se encontraba
organizado por la construcción cristiana (al menos en su parte occidental)
del espacio habitado y por un dominio de oriente.

2.3. Una nueva perspectiva del orden del mundo

El contexto del descubrimiento de Colón se encontraba inmerso en el establecimiento de


una nueva ruta comercial a Oriente. Tras la llegada a lo que posteriormente será denominado
como América, Colón pensaba que a su arribo a tierra firme se encontraba en las islas de
Nipón. La Corona de Castilla y Aragón tras este descubrimiento se interesó por la obtención
legal de las tierras a las cuales había llegado Colón.

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A través de la bula inter caetera de 3 de mayo de 1493 son designados estos territorios como
islas y tierras firme ubicadas en las partes occidentales del Mar Océano en la ruta que llevaba
a las Indias. En un primer momento, este descubrimiento es establecido como el momento
asiático y su incorporación al ser denominadas como las Indias occidentales bajo el argumento
de encontrarse en la parte occidental del Atlántico. El papa Alejandro VI, otorgó a los reyes
católicos el dominio de las tierras descubiertas.

Sin embargo, en este primer momento la concepción del mundo no se apartaba de la idea de
la orbis terrarum o la isla de la tierra del pensamiento medieval. Como ha señalado Castro-
Gómez (2005), en este primer momento asiático, el ordenamiento se basaba en la división
tripartita del mundo de Heródoto.

La orbis terrarum era interpretada como una gran isla dividida en tres grandes regiones:
Europa, Asia y África. Esta división no era solo en términos de regiones, sino, además, había
establecido una división poblacional y jerárquica en la que Europa ocupaba una posición
privilegiada construida a partir del mito de los tres hijos de Noe y el repoblamiento de la tierra.

En esta perspectiva, los sujetos que encontraran fuera de la orbis no podrían ser calificados
como hombres al encontrarse los habitantes de la ciudad de Dios ubicados en las tres partes
del mundo. El horizonte del descubrimiento se da en esta manera de concebir el mundo.

Por este motivo, Américo Vespucio será consciente de la existencia de un espacio totalmente
nuevo. En sus expediciones establecerá la idea de un “Nuevo Mundo”, una masa continental
que no hacía parte del orbis terrarum o la isla de la tierra. En 1507 será representado por
primera vez el espacio que sería denominado como “América” por el cartógrafo Martín
Waldseemüller, en Universalis Cosmographia.

El establecimiento del Nuevo Mundo llevó a cuestionarse la legitimidad de la conquista y


el estatuto jurídico de sus habitantes que habían sido denominados como “indios”. El trato
que se le había dado a estas poblaciones y su estatuto jurídico en su denominación como
“humanos” es uno de los principales debates originados en el contexto americano.

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2.4. El gran debate de Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas

En 1550 Fray Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda realizaron un importante debate
acerca de la validez de la conquista de las poblaciones indígenas. El debate se centró en
el “justo título” de los Reyes católicos para someter a las poblaciones indígenas. En este
contexto la justificación de la conquista se encontraba atravesada por tres figuras: el derecho
romano en el que el descubrimiento y la ocupación era suficiente para la justificación de un
dominio; el derecho medieval en el que los “infieles” carecían de personalidad jurídica lo que
llevó a que no fueran sujetos de derecho; y la donación papal a través de las bulas (Maestre
Sánchez, 2004).

Las denuncias y relaciones de maltratos a las poblaciones de las Indias occidentales en la


conquista llevaron a que el rey Carlos I ordenara en 1550 la suspensión de las conquistas en
el Nuevo Mundo hasta que una junta estableciera la validez o legitimidad de este proceso.
Bartolomé de las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda y el pensamiento de Francisco de Vitoria
fueron sus principales protagonistas. El pensamiento de Vitoria y el desarrollo del derecho
natural fue de vital importancia en la definición carácter de los indios occidentales. A partir
del derecho natural, sostuvo que la donación papal carecía de valor político al igual que ciertos
títulos de conquista que eran ilegítimos, al tener todas las naciones derecho a su libertad
(Maestre Sánchez, 2004).

Precisamente Bartolomé de las Casas cuestionó la esclavitud y discutió la libertad natural de


estos pueblos. Sin embargo, para Ginés de Sepúlveda, el derecho de conquistar América era
legítimo bajo el principio de la racionalidad donde unos son más que otros, y al ser el deber de
estos el civilizar a los nativos como parte del mandato del apa.

El debate entre de las Casas y Sepúlveda se centró en la legitimidad de la “guerra justa” a


los indios naturales del Nuevo Mundo. La principal justificación de la conquista se había
estructurado bajo la bula papal y la conversión de los indios. En la disputa de Valladolid se
centró en establecer los parámetros para las nuevas conquistas de las Américas, y el carácter
bélico utilizado por la corona. En el debate la condición natural de servidumbre o de su
barbarie fue uno de los puntos en que mayor énfasis se realizó.

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En estas discusiones, el estatuto jurídico de los habitantes del Nuevo Mundo fue el centro
del debate. Su humanidad y el salvajismo de estos grupos hizo parte de la invención de sus
identidades y de la manera en la cual fueron incorporados al nuevo ordenamiento del mundo.

La geopolítica de la modernidad apunta entonces a observar el descubrimiento de América,


la discusión de la barbarie y la humanidad de sus habitantes. Precisamente el establecimiento
de la humanidad es una de las críticas fundamentales en la perspectiva latinoamericana en el
entendimiento de la modernidad.

Para Walter Mignolo (2000), este esquema fue fundamental en el desarrollo de una
taxonomía étnica que se desplegó al interior de las nuevas etnicidades americanas. Para
este autor, este esquema llevó a que se estableciera una importante discusión acerca de los
habitantes de las Indias occidentales. Desde la crítica latinoamericana se determinó así la
manera como se establecieron estas relaciones entre América y Europa.

Para este autor, aunque el imperialismo de las potencias europeas estuvo acompañado de la
secularización en los siglos XVIII y XIX, estuvo acompañado también de la evangelización y
la misión civilizatoria, en medio de la expansión de la razón moderna que estableció nuevas
formas de colonialidad (Mignolo, 2000).

3. Nuevos imperialismos: ilustración americana, historia natural y


determinismo ambiental

Entre los siglos XV y XVIII, en el continente americano se estableció un tipo de sociedad


que se ha denominado colonial, y que estuvo dividida en audiencias, capitanías generales y
virreinatos, y organizada bajo la figura de República de indios y blancos, pero que en la práctica
fue estableciendo un complejo sistema de castas y estamentos. Para el caso de la Audiencia
de Santa fe y el Virreinato de la Nueva Granada, se establecieron Colegios Mayores que
hicieron las veces de universidades para la élite criolla y metropolitana.

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En la historiografía tradicional, la colonia se estableció como un periodo oscuro en la historia
de América, lo que contrastaba con el auge del Renacimiento y la Ilustración. El desarrollo
de las ciencias y la razón modernas hacen parte de un proceso mucho más complejo y que
se encuentra inscrito en la geopolítica de la modernidad, y que involucra los procesos de la
colonia y al mismo tiempo la ilustración, el renacimiento y la reforma.

Lafuente y Valverde (2003), y Nieto Olarte (2000) han llamado la atención sobre la manera
en la que se ha establecido el auge de la ciencia moderna. El laboratorio y los principios de
racionalización son abordados desde una perspectiva objetiva, en la cual el científico está
dotado de un aura de objetividad. Sin embargo, en el siglo XVIII el segundo auge de las
exploraciones ultramarinas estuvo fuertemente relacionado con el interés de los imperios
europeos en el aprovechamiento de estos nuevos conocimientos. Por este motivo, la
ilustración no puede considerarse como un fenómeno exclusivamente europeo por existir una
fuerte relación entre política, ciencia, poder e imperialismo (Nieto Olarte, 2000).

3.1. La ilustración americana

Para las colonias americanas, la segunda mitad del siglo XVIII representó el despliegue de las
políticas imperiales de Carlos III para el desarrollo de la historia natural y la clasificación de las
plantas a través de la promoción de expendiciones botánicas. Lafuente y Valverde (2003)
denominan a este proceso de la ciencia como historia imperial, por ser un periodo en el que
las expediciones científicas jugaron un papel determinante en la política imperial.

Con el auge de la ciencia imperial, América toma una nueva imagen para el imperio. Sus
plantas y los usos comerciales llevaron a que la ciencia se convirtiera en uno de los soportes
para el imperio. Sin embargo, en este proceso los virreinatos y las audiencias no serían los
lugares receptores de las políticas imperiales. La Ilustración tanto en la periferia como en la
metrópoli se caracterizó por un propósito en común: la introducción de las “ciencias útiles”
(Lafuente y Valverde, 2003).

Para Castro-Gómez (2005), la modernidad y la ilustración son dos fenómenos que se dan de
manera conjunta en diferentes lugares del sistema mundo moderno-colonial, producto de la
interacción entre Europa y sus colonias.

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En la América colonial, el desarrollo de las Universidades (Virreinatos de Perú y Nueva
España) y Colegios Mayores (Virreinato de Nueva Granada) llevó a que se estructurara un
importante sistema educativo. Si bien estos espacios fueron controlados por las familias de
metropolitanos y criollos, las reformas educativas, como afirma Silva (2002) será un grupo de
criollos, el receptor y difusor de las practicas del absolutismo ilustrado.

Para el caso de la Nueva Granada, los Colegios Mayores fueron fundados en la segunda
mitad del siglo XVII, lugares que hacían las veces de Universidades y en donde predominaba el
estudio del derecho, filosofía y teología.

En la segunda mitad del siglo XVIII aumentó la presencia de seculares en el ámbito


universitario con un interés en particular: la historia natural. Sin embargo, como señala Silva
(2002), pese a que en este periodo ocurre una importante diversificación social en el espacio
granadino, el ingreso a la Universidad continuaría con la limpieza de sangre como requisito
para el ingreso a los Colegios Mayores.

¿Sabía que...?
El título de limpieza de sangre era un procedimiento que buscaba
establecer si la persona pertenecía a alguna de las castas inferiores de la
sociedad. Con ello se garantizaba mantener la jerarquía social y el lugar de
privilegio de las élites blancas mestizas, impidiendo que otros estamentos
de la sociedad pudiesen ingresar a espacios de poder.

Este proceso de ilustración americana no sería un fenómeno exclusivo de la capital del


Virreinato de la Nueva Granada. En la Real Audiencia de Quito los Colegios Mayores
cumplieron un importante papel en el desarrollo de las ideas ilustradas. De igual manera,
los proyectos científicos imperiales como la expedición geodésica de Charles Marie
Lacondamine, Pierre Bouguer y Louis Godin, y los geógrafos españoles Jorge Juan y Antonio
de Ulloa influenciaron el desarrollo de las ciencias locales.

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Es importante señalar que el desarrollo de las expediciones botánicas en Santa fe como en
Lima fueron lideradas por José Celestino Mutis, José Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón,
en donde la clasificación de las plantas se convirtió en el centro de disputas de los intereses
locales e imperiales. Este ambiente de expediciones imperiales y el desarrollo de las ciencias
útiles llevó a que un importante número de criollos se interesara en la ciencia y se apropiara y
desarrollara el discurso de la Ilustración.

3.2. Determinismo ambiental y política en los criollos americanos

En este proceso de ilustración, los discursos raciales y deterministas estuvieron presentes.


Tanto para los criollos y su origen americano como para las diferentes razas que habitaban el
territorio, las castas indígenas eran consideradas como inferiores. Sin embargo, el racismo
no sería exclusivo de los exploradores europeos. Con el desarrollo de las ciencias útiles y la
historia natural, los criollos tomaron estas teorías para justificar el dominio y superioridad de
quienes habitan en las zonas montañosas.

Francisco José de Caldas en 1808 inició la publicación del semanario de la Nueva Granada, un
espacio creado para la difusión de las ideas ilustradas y el progreso del reino. Para Nieto et al.
(2005), esta publicación no solo se centró en el desarrollo de estas ideas, sino por el interés
de conocer y controlar los recursos y la población.

Una de las principales preocupaciones de quienes integraban el semanario fue el clima y el


impacto en sus poblaciones. Para Nieto et al. (2005) este debate fue trascendental al interior
de Europa, al ser el clima considerado como una determinante en el desarrollo físico, moral
e intelectual, y en donde su naturaleza estaba definida tanto por su origen racial como por su
clima y la naturaleza de los lugares que habitan.

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Francisco José de Caldas utiliza autores europeos como Leclerc y Buffon para analizar
el carácter de los habitantes y las diferenciaciones entre quienes habitan las costas y los
Andes. En su descripción de las poblaciones afrodescendientes, Caldas establece que es
una población que por sus características (climas cálidos y cráneo pequeño) le resulta más
difícil superar las determinaciones geográficas. Este tipo de argumento llevó a establecer
la superioridad de la raza blanca y sus virtudes. En este punto se puede ver la génesis de los
pensamientos deterministas que aparecieron en la geografía europea del siglo XIX, o que
efectivamente estuvieron presentes desde la misma ilustración europea y americana.

4. Conclusiones

La geopolítica de la modernidad, desde una perspectiva latinoamericana, plantea un


análisis de larga duración, puesto que se parte de comprender las transformaciones en el
sistema mundial que ocasionaron la incorporación de América Latina después del siglo XV.
De esta manera se desvirtúa que los procesos de la configuración de la modernidad y la
transformación de las sociedades al capitalismo fueran fenómenos intra europeos.

Como se pudo ver, la geopolítica del mundo moderno está anclada a los procesos de
incorporación, descubrimiento, invención o encubrimiento de esta parte del mundo
llamada América, o lo que en su momento se denominó “las Indias occidentales”. En este
Escenario, se abordaron los diferentes momentos en esta perspectiva de la modernidad y su
relación con la colonialidad siendo América Latina un espacio en donde lo moderno estuvo
presente en el momento de la misma invención del continente y sus habitantes, lo que
permitió que también se diera un proceso de construcción de ciencia que respondía a las
demandas imperiales y que devino en una Ilustración, que coexistió e intercambió ideas con
la Ilustración europea. Ello se pudo ver claramente a través de las expediciones naturalistas
y geodésicas del siglo XVIII y XIX.

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Referencias

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Granada (1750-1816). Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
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Giddens, A. (1994). Consecuencias de la Modernidad. Alianza Editorial.
Lafuente, A. y Valverde, N. (2003). Los Mundos de la Ciencia en la Ilustración Española.
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Editores.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Geopolítica
Unidad 3: Geopolítica moderna y contemporánea
Escenario 5: Configuración de la modernidad y geopolítica

Autor: Iván Ernesto Roa

Asesor Pedagógico: Diana Carolina García


Diseñador Gráfico: Juan Sebastián Moreno

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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