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Capítulo 1

Orígenes históricos del análisis de sistemas-mundo: de las disciplinas de las


ciencias sociales a las ciencias sociales históricas

El texto nos introduce a la creación del concepto “sistema-mundo” de donde nace


y sus raíces en europa, asia y latinoamerica.

La economía-mundo nacio en el siglo XVI con el descubrimiento de nuevas tierras


(america) y nuevas rutas comerciales (Asia).

La economía-mundo capitalista había existido ya por espacio de dos siglos. El


imperativo de la incesante acumulación de capital había generado una necesidad
de cambio tecnológico constante, y una constante expansión de las fronteras
(geográficas, psicológicas, intelectuales, científicas).

Luego de mencionar su origen conceptual, da sustento en las dos ideas fuertes de


la rev. Francesa.

La Revolución francesa propagó dos ideas bastante revolucionarias. La


primera que el cambio político no era excepcional ni extraordinario sino algo
normal y, por ende, constante. La segunda fue que la "soberanía" —el derecho de
un estado a tomar decisiones autónomas dentro de su territorio— no radicaba en
(pertenecía a) un monarca o legislatura sino al "pueblo" quien, por sí mismo, podía
legitimar un régimen.

Siglo XIX (Rev Industrial) ¿que es la modernidad?

la ideología liberal dominante en el siglo XIX sostenía que la modernidad se


encontraba definida por la diferenciación de tres esferas sociales: el
mercado, el estado y la sociedad civil. Las tres esferas operaban, se decía, de
acuerdo con lógicas diferentes, y por ende era lo mejor mantenerlas separadas
unas de otras, en la vida social y por tanto en la vida intelectual. Requerían ser
estudiadas de modos diversos, apropiarlos a cada esfera: el mercado por
economistas, el estado por politólogos y la sociedad civil por sociólogos.

Post 1945 (Post segunda guerra mundial)

En principio, Estados Unidos se convirtió en la potencia hegemónica


indiscutida del sistema-mundo, y por ende su sistema universitario pasó a ser el
más influyente. En segundo lugar, los países del entonces denominado Tercer
Mundo se habían convertido en escenario de conflictos políticos y auto-afirmación
geopolítica. Finalmente, la combinación de una economía-mundo en expansión
con un fuerte incremento de las tendencias democratizantes llevaron a una
expansión increíble del sistema universitario mundial (en términos de profesores,
alumnos y número de universidades).

Expansión del sistema universitario y creación de muchos departamentos de


investigación “temática por área”

Había una solución: entrenar a los historiadores, economistas, sociólogos y


politólogos para estudiar lo que estaba ocurriendo en otras partes del mundo. Éste
fue el origen de un invento estadounidense —los "estudios de área"— que tuvo un
enorme impacto en su sistema universitario (y posteriormente en el del resto del
mundo).

La creación del Concepto del desarrollo y su efecto en las disciplinas.

Implicaba que el estado "más desarrollado" podía ofrecerse como modelo


para los estados "menos desarrollados", exhortando a estos últimos a
embarcarse en cierta suerte de acción mimética que les prometía hallar una mejor
calidad de vida y una estructura de gobierno más liberal ("desarrollo político") al
final del arco iris.

En cierto sentido, los antropólogos "volvieron a casa" y comenzaron a estudiar sus


propios países de origen. En cuanto a las cuatro disciplinas restantes, tenían
ahora por primera vez miembros especializándose en regiones del mundo de
las que sus programas de estudio no se habían ocupado hasta entonces. La
distinción entre zonas modernas y no modernas se desintegró.

En el periodo que va de 1945 a 1970, cuatro debates prepararon la escena para la


emergencia del análisis de sistemas-mundo: el concepto de centro-periferia
desarrollado por la Comisión Económica Para América Latina de las Naciones
Unidas (CEPAL) y la elaboración subsiguiente de la "teoría de la dependencia";
la utilidad del concepto marxista de "modo asiático de producción", debate que
tuvo lugar entre los académicos comunistas; la discusión entre los historiadores de
Europa occidental acerca de "la transición del feudalismo al capitalismo"; el debate
acerca de "la historia total" y el triunfo de la escuela historiografía de los Anales
en Francia y en distintas partes del mundo después.

El subdesarrollo no era visto como un estado originario, cuya responsabilidad


recaía en los países que eran subdesarrollados, sino como la consecuencia del
capitalismo histórico.

La era braudeliana representaba tanto un ataque intelectual como institucional


contra el aislamiento tradicional de las disciplinas de las ciencias sociales entre sí.
En medio de estos dos extremos, insistió en otros dos tiempos sociales que las
dos culturas habían olvidado: el tiempo estructural (o de larga duración, pero no
eterno, las estructuras básicas que subyacen a los sistemas históricos), y los
procesos cíclicos dentro de las estructuras (o tendencias de mediano plazo, tales
como las expansiones y contracciones de la economía mundial).

El Cambio

En lugar de los estados nacionales como objetos de estudio, los sustituyeron por
"sistemas históricos" que, se argüía, habían existido hasta ese momento en sólo
tres variantes; minisistemas, y "sistema-mundo" de dos tipos (economías-mundo e
imperios-mundo).

El Concepto se materializa.

Afirma que en "sistema-mundo" estamos frente a una zona espaciotemporal


que atraviesa múltiples unidades políticas y culturales, una que representa
una zona integrada de actividad e instituciones que obedecen a ciertas
reglas sistémicas.

La influencia de Braudel fue crucial en dos aspectos. Primero, en su trabajo más


tardío sobre capitalismo y civilización, Braudel volvería a insistir en una marcada
distinción entre la esfera del libre mercado y la esfera de los monopolios. El
denominó sólo a esta última capitalismo y, lejos de ser la misma cosa que el libre
mercado, afirmaba que el capitalismo era el "antimercado". Este concepto
constituyó un asalto directo, tanto sustantivo como terminológicamente, en la
conjunción de economistas clásicos (incluyendo a Marx) de mercado y
capitalismo. Y, en segundo lugar, la insistencia de Braudel en la multiplicidad de
tiempos sociales y su énfasis en el tiempo estructural —lo que él denominó longue
durée— fueron centrales para el análisis de sistema-mundo. Para los analistas de
sistema-mundo, la longue durée era la duración de un sistema histórico particular.
Las generalizaciones sobre el funcionamiento de tal sistema debían evitar la
trampa de parecer afirmaciones atemporales, verdades eternas. Si tales sistemas
no eran eternos, entonces se seguía que tenían principios, vidas durante las
cuales se "desarrollaban" y transiciones terminales.

Los analistas de sistema-mundo comenzaron a mostrarse escépticos frente a la


inevitabilidad del progreso. Veían al progreso como una posibilidad más que como
una certeza. Se preguntaban si uno podía incluso describir la construcción de una
economía-mundo capitalista como progreso. Esta mirada escéptica les permitió
incorporar dentro de una narrativa de la historia humana las realidades de aquellos
sistemas que habían sido agrupados bajo el título de "modelo asiático de
producción".
4 Criticas al concepto

La crítica de los autonomistas estatales es un poco el reverso de la crítica marxista


ortodoxa. Mientras que los marxistas ortodoxos argüían que los análisis de
sistema-mundo ignoran la centralidad determinante de los modos de producción,
los autonomistas estatales arguyen que los análisis de sistema-mundo tornan la
esfera política en una zona cuyas realidades derivan de, y son determinadas por,
la base económica.

Para el positivismo nomotético, el actor es el individuo, homo rationalis. Para el


marxismo ortodoxo, el actor es el proletariado industrial. Para los autonomistas
estatales, es el hombre político. Para los particularistas culturales, cada uno de
nosotros (diferente de todos los demás) es un actor comprometido con un discurso
autónomo con el resto. Para el análisis de sistema-mundo, estos actores, al igual
que la larga lista de estructuras que uno puede enumerar, son los productos de un
proceso. No son elementos atómicos primordiales, sino que forman parte de una
mezcla sistémica de la cual emergieron y sobre la cual actúan. Actúan libremente,
pero su libertad está limitada por sus biografías y por las prisiones sociales de las
que forman parte

Capítulo 2

El sistema-mundo moderno como economía-mundo capitalista: producción,


plusvalía y polarización

El mundo en el que vivimos, el sistema-mundo moderno, tuvo sus orígenes en el


siglo xvi. Este sistema-mundo estaba entonces localizado en sólo una parte del
globo, principalmente en partes de Europa y de América. Con el tiempo, se
expandió hasta abarcar todo el mundo. Es y ha sido siempre una economía-
mundo

Lo que queremos significar con economía-mundo (la économie-monde de Brandel)


es una gran zona geográfica dentro de la cual existe una división del trabajo y por
lo tanto un intercambio significativo de bienes básicos o esenciales así como un
flujo de capital y trabajo. Una característica definitoria de una economía-mundo es
que no está limitada por una estructura política unitaria.

El trabajo remunerado ha sido conocido por miles de años. Nos encontramos en


un sistema capitalista sólo cuando el sistema da prioridad a la incesante
acumulación de capital. Frente al uso de la definición, sólo el sistema-mundo
moderno ha sido un sistema capitalista. La acumulación incesante es un concepto
relativamente simple: significa que las personas y las compañías acumulan capital
a fin de acumular más capital, un proceso continuo e incesante.

En consecuencia, hay un flujo constante de plusvalía de los productores de


productos periféricos hacia los productores de productos centrales. Esto es lo que
se ha denominado intercambio desigual.

Los procesos centrales tienden a agruparse en unos pocos estados y a


constituir la mayor parte de la actividad productiva en dichos estados- Los
procesos periféricos tienden a estar desparramados a lo largo de un gran
número de estados y constituyen la mayor parte de la actividad productiva
en dichos estados. Por lo tanto, para abreviar, podemos hablar de estados
centrales y estados periféricos, siempre y cuando recordemos que en verdad
estamos hablando de una relación entre procesos productivos.

tendemos a ver el anverso de la curva cíclica de la economía-mundo. Hablamos


entonces de estancamiento o recesión en la economía-inundo. Las tasas de
desempleo globales aumentan. Los productores buscan reducir costos a fin de
mantener su porcentaje del mercado mundial. Uno de los mecanismos utilizados
es la reubicación de los procesos de producción hacia zonas que han contado,
históricamente, con salarios más bajos, esto es, en países semiperiféricos.

puede dibujarse como una curva sinusoidal en donde observaremos fases A


(expansión) y B (estancamiento). Un ciclo considerado una fase A seguido de una
fase B es denominado, a veces, un ciclo Kondratieff, en honor al economista que
describiera este fenómeno con claridad a comienzos del siglo xx.

Si sostenemos que las unidades domésticas se ubican dentro de una clase y


que todos sus miembros comparten dicha locación, ¿es esto igualmente cierto en
el caso de los grupos de estatus o identidades? Existe una enorme presión dentro
de las unidades domésticas para mantener una identidad común, para ser parte
del mismo grupo de estatus o identidad. Esta presión es sentida en primera
instancia por todas las personas que contraen matrimonio y a quienes se les
requiere, o al menos se las presiona para que busque su pareja dentro del grupo
de estatus o identidad.

Las complejas relaciones de la economía-mundo, las compañías, los estados, las


unidades domésticas y las instituciones a través de las unidades domésticas
vinculadas a los miembros de clase y grupos de estatus se encuentran
amenazadas por dos temas ideológicos opuestos pero simbióticos: el
universalismo par un lado y el racismo y sexismo por el otro.
El universalismo es una norma positiva, lo que significa que la mayoría de las
personas afirma su creencia en él, y casi todos sostienen que es una virtud. El
racismo y el sexismo son su exacto opuesto.

Existen dos razones diferentes para ello. Por un lado, se cree que el universalismo
garantiza una tarea relativamente competente y vuelve por ello, más eficiente a la
economía-mundo, lo cual a su vez mejora la capacidad de acumular capital. Por lo
tanto, quienes suelen estar a cargo de los procesos de control de producción
tienden a apoyar los criterios universalistas.

En última instancia, el sistema-mundo moderno ha asumido una característica


central en su estructura de existencia, propagación y práctica simultánea del
universalismo y el antiuniversalismo. Este dúo antinómico es tan fundamental al
sistema como lo es la división de trabajo sobre el eje centro-periferia.

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