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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS


Derecho Comercial
Taller Costumbre Mercantil
María José Concha, Camila Garzón y Valentina Ortega

La sentencia que escogimos, en donde la costumbre mercantil tuvo relevancia, fue la


Sentencia del 25 de marzo de 1988 de la Corte Suprema de Justicia de la Sala de Casación
Civil, con Magistrado Ponente Pedro Lafont Pianetta (ver anexo).

1. Hechos:
La sentencia se trata de un contrato de arrendamiento de locales comerciales -ubicados en la
Carrera 53 # 48-32 y 48- 34, de la ciudad de Medellín-, realizado entre María Mercedes
Cárdenas de Hincapié (arrendadora) y la Sociedad Gutiérrez Gutiérrez Hermanos Limitada
(arrendatario), el cual tenía inicialmente un periodo de 6 meses. El inmueble fue,
posteriormente, vendido a la sociedad Gonzalo Mejía Jaramillo y CIA LTDA. A su vez, el
contrato de arrendamiento fue cedido a esta misma sociedad, convirtiéndose esta en el nuevo
arrendador.
Entonces, al convertirse en el nuevo arrendador, Gonzalo Mejía Jaramillo y CIA LTDA
iniciaron un proceso en contra de Gutiérrez Gutiérrez Hermanos LTDA por mora en el pago
y necesidad de ocupar el bien inmueble para su uso propio en negocios distintos. Este
proceso, salió favorable para el arrendador en primera instancia y, en segunda, la decisión
fue confirmada, haciendo que el 15 de octubre de 1982 Gutiérrez Gutiérrez LTDA entregara
los locales.
Posteriormente, en una inspección judicial extraprocesal, se descubrió que la sociedad
Gonzalo Mejía Jaramillo CIA LTDA no estaba utilizando los locales para uso propio, sino
que los tenía arrendados. Por esta razón, Gutiérrez Gutiérrez LTDA decide demandar a la
sociedad Gonzalo Mejía Jaramillo LTDA al entender que este solo lo había demandado para
obligarlo a desocupar el local. Conforme al art 522 del Código de Comercio si el propietario
no da a los locales el destino indicado deberá indemnizar los perjuicios causados al
arrendatario.
La sociedad Gutiérrez contestó la demanda y propuso una excepción en donde dijo que hubo
cosa juzgada e interpuso una demanda de reconvención en contra de la sociedad Gonzalo
Mejía Jaramillo y CIA LTDA causándole a esta sociedad la imposibilidad de crear el local
comercial que tenía pensado.
La sociedad Gonzalo Mejía Jaramillo contestó la demanda e interpuso demanda de
reconvención, pidiendo el pago de los perjuicios ocasionados por no haber podido crear los
locales comerciales que pretendía.
En primera instancia:
1. No se declararon probadas las excepciones de Gonzalo Mejía Jaramillo y CIA LTDA.
2. La declararon responsable de los perjuicios causados a Gutiérrez Gutiérrez Hermanos
LTDA.
3. La sociedad Gonzalo Mejía Jaramillo y CIA LTDA es condenada a indemnizar los
perjuicios que le causó entre ellos los perjuicios causados por concepto de prima
comercial que dejó de percibir la demandante debido a la desocupación de los locales.
Gonzalo Mejía Jaramillo y CIA LTDA decide apelar la decisión de primera instancia. En
segunda instancia, el Tribunal confirma la decisión, pero revocó algunos de los recursos
causados entre ellos la prima comercial.
La sociedad Gutiérrez Gutiérrez LTDA no estuvo de acuerdo con la decisión del tribunal y
decidió interponer el recurso de casación manifestando que el Tribunal no tuvo en cuenta los
perjuicios que la sociedad demandada debía indemnizar a la demandante por haberla
obligado a desocupar los locales (la prima). Negando así el derecho que tenía gracias a la
costumbre mercantil del pago de esta prima en Medellín.
La Corte decidió no casar la sentencia alegando que la sola mención de que el Tribunal no
tuvo en cuenta la costumbre no era suficiente, se debía probar la existencia de la costumbre
debidamente y solicitar el testimonio de lo 5 comerciantes inscritos en el registro mercantil.

2. Costumbre mercantil utilizada:


Según el casacionista, el Tribunal de segunda instancia no tuvo en cuenta la costumbre
mercantil utilizada, la cual es el pago de la prima. Esta es un derecho que se le otorga al
arrendatario por los perjuicios que el comerciante arrendador debía indemnizarle, tras haber
desocupado el local comercial (con la excepción de estar frente a alguna de las hipótesis del
artículo 518 del Código de Comercio). Este derecho se deriva, entre otras cosas, de los
derechos que tienen arrendatario-comerciante, consagrados en el artículo 522 del Código de
Comercio. Tanto así que, en la sentencia, el impugnante afirma que al no haber condenado
al pago de la prima se dejaron de aplicar los artículos 830 -que obliga a una indemnización
por los perjuicios que cause a quien abuse de sus derechos- y 831 –que refiere a que nadie
puede enriquecerse sin justa a expensas de otro- del Código de Comercio.

3. Tipo de costumbre que corresponde:


Local, porque se busca probar su existencia en la ciudad de Medellín, Antioquia.
4. Forma de prueba en el proceso:
El tribunal, basándose en el código de comercio, estipula que la costumbre puede probarse
por los siguientes medios:
a. La copia auténtica de dos decisiones judiciales definitivas que aseveren su existencia,
las cuales debieron ser proferidas en los cinco años anteriores al diferendo.
b. La certificación de la Cámara de Comercio correspondiente al lugar donde rija (en
este caso en Medellín).
c. El testimonio de 5 comerciantes idóneos inscritos en el registro mercantil que den
cuenta de los hechos y los requisitos exigidos.
En el caso en concreto, se intentó demostrar la existencia y el contenido de la costumbre
comercial en las dos primeras instancias, utilizando el testimonio de 5 comerciantes. Sin
embargo, en la etapa de casación, el casacionista solo mencionó como el Tribunal no había
tenido en cuenta la existencia de esta costumbre y no tuvo en cuenta que para esta nueva
etapa también debía utilizar los 5 testimonios de comerciantes inscritos en el registro
mercantil para probar la existencia de la misma. Esto generó que la Corte no se pudiera salir
de los límites señalados en el cargo con que se intentó impugnar el fallo del Tribunal y
decidiera no casar la sentencia.

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