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El documento resume el versículo Josué 24:15c del libro de Josué. Explica que este versículo se encuentra al final del libro, donde Josué da dos discursos de despedida al pueblo de Israel antes de morir. En el segundo discurso, Josué invita al pueblo a servir fielmente al Señor, tal como él y su familia lo harán.
El documento resume el versículo Josué 24:15c del libro de Josué. Explica que este versículo se encuentra al final del libro, donde Josué da dos discursos de despedida al pueblo de Israel antes de morir. En el segundo discurso, Josué invita al pueblo a servir fielmente al Señor, tal como él y su familia lo harán.
El documento resume el versículo Josué 24:15c del libro de Josué. Explica que este versículo se encuentra al final del libro, donde Josué da dos discursos de despedida al pueblo de Israel antes de morir. En el segundo discurso, Josué invita al pueblo a servir fielmente al Señor, tal como él y su familia lo harán.
El libro de Josué se puede dividir en tres grandes partes: a) Jos 1,1-12,24: Ingreso del pueblo de Israel a la tierra prometida. b) Jos 13,1-22,34: Distribución de la tierra a cada una de las tribus. c) Jos 23,1-24,33: Presenta dos discursos de despedida de Josué, juntamente a la información acerca de su muerte y sepultura. Por tanto, la expresión: “Mi Casa y yo serviremos al Señor”, se encuentra en esta última parte del libro. En el primer discurso de despedida (23,1-16), Josué exhorta al pueblo a mantenerse fiel al Señor y le advierte de no mezclarse con los pueblos que habían quedado y que daban culto a otras divinidades. El segundo discurso de despedida (24,2-24) se da en Siquem. Josué pone delante de los ojos de los israelitas la historia de la salvación y los invita a seguir su propio ejemplo de servir al Señor (24,1-15). El pueblo se muestra dispuesto también a hacerlo (Cfr. vv. 16- 24). 2. Lectura detallada del texto El término bíblico de Casa es Báyit, en hebreo y Oîkos–Oikía, en griego. Originariamente ambas palabras designan un edificio fijo (la casa, el palacio o el templo). Sin embargo, el término Casa en la biblia también es utilizado para sustituir el concepto de familia, ya que ni en griego, ni en hebreo se tiene un término que corresponda estrictamente a esta idea; es decir, que en muchas ocasiones además de significar una estructura física, es posible que haga referencia a una estructura humana que puede ser una comunidad doméstica, la familia o el clan. Partiendo de esta precisión terminológica es que se puede entender porque algunas ediciones de la biblia optan por traducir el V. 24,15c así: “Yo y mi familia serviremos al Señor”. Serviremos al Señor. Esta parte del versículo se hace necesario leerla e interpretarla teniendo presente el contexto inmediato de los vv. 14-15 donde Josué hace una exhortación al pueblo de permanecer fiel en el seguimiento al Señor. En el v. 14 aparecen los términos temer y servir. Ambos verbos son muy frecuentes. El temer es típico en la literatura deuteronómica (en el libro del Deuteronomio), y en la literatura deuteronomista (en los libros que van desde Josué hasta Reyes). El temer al Señor hace referencia sobre todo a la veneración que se debe tener a Dios como el Dios de la alianza. Ya el verbo servir en el Antiguo Testamento, más que significar un servicio en sentido literal, hace más bien referencia a un reconocimiento de Dios como Señor, un reconocimiento que debe hacerse con toda la existencia. Es interesante notar como en los vv. 14-15 aparece el verbo 7 veces para hacer notar lo importante que es este reconocimiento, ya que en el ambiente cultual en el que se movía el pueblo se daba la posibilidad de que algunos pudieran servir a otros dioses extranjeros, y por eso Josué, con su exhortación, quiere poner en guardia al pueblo frente a la idolatría o evitar el sincretismo. 3. Mensaje Teológico 1. a) Servir al Señor en familia Cuando se habla de Casa, como ya se ha hecho referencia, se puede entender como estructura física o como estructura humana. Sea la primera o la segunda concepción nos hace pensar en la idea de construcción, donde se reúnen varios elementos dispersos con la finalidad de formar algo representativo y bello. El objetivo es poder ensamblar todos los componentes sin que cada uno de ellos pierda las características propias que lo identifican, pero que unidos a otros logran una identidad en común. Es lo que sucede en el libro de Josué, una vez conquistada la tierra prometida, el pueblo se distribuye por tribus, pero cada una de ellas con una identidad propia y a la vez una identidad común: aquella de ser servidores del Señor. En la labor evangelizadora sucede lo mismo, formamos comunidad con varias personas (familia), cada una de ellas diversa en muchos aspectos, pero con un mismo ideal: Servir al Señor. 1. b) Servir al Señor es una decisión libre En el v. 15c, Josué se muestra desafiante delante del pueblo, para darles a entender que ellos tienen la libertad de servir al Señor o a otros dioses. Siempre va a existir la posibilidad de servir a otras realidades que pueden alejar al hombre de Dios. No se elige servir al Señor porque sea la única opción, sino que se elige porque dentro de todas las demás posibilidades servir al Señor siempre será la mejor elección. 1. c) Servir al Señor requiere responsabilidad El seguimiento al Señor no se basa en una actitud pasiva, sino que requiere de nosotros una disposición activa para acoger sus mandatos y llevarlos a la práctica. Josué motiva al pueblo para que sirva al Señor, pero como se había visto, se trata de un servicio que compromete toda la existencia, lo que somos y tenemos. En la dinámica evangelizadora, podríamos decir que es poner a disposición del Señor todos los dones y carismas, para que sean muchas más comunidades que se dediquen a servirlo. Este servicio se convierte en una responsabilidad propia de todas las comunidades que tienen una identidad cristiana.