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Guatemala (SETEGUA)
Catedrática: Claudia Marroquín
Teología del Antiguo Testamento
Año 2022
Primer trimestre
LA JUSTICIA DE DIOS.
La justicia está estrechamente relacionada con la santidad. La raíz hebrea se ha
perdido; pero su uso denota conducta correcta o una disposición apropiada. Este
calificativo, aplicado a Dios se usa, primeramente, en el canto de Moisés, en Deuteronomio
32;4; “es justo y recto,” En Jueces se llama “actos de justicia (Jueces 5:11), las liberaciones
de su pueblo por Dios. Para esas citas es básica la idea de, que las obras de Dios expresan
su soberanía en el reino moral. La justicia es santidad en acción, el hacer que suceda,
creándola a partir de la nada. No hay ninguna norma abstracta de justicia a la que Dios deba
someterse. En lugar de ello, su voluntad y su carácter son morales en sí mismos y sus
actividades expresan con seguridad su naturaleza moral. Este atributo se encuentra en la
base de la metáfora del alfarero y el barro (Isaías 45:9-12 y Jeremías 18: 1-12).
Quien moldea la historia y los destinos de la humanidad, sobre todo de su pueblo es
Dios. Además, podemos añadir que, puesto que Dios es justo, lo será en todos sus actos. El
juicio de Dios eta digno de confianza, justo y poderoso (salmos 119: 137) mientras que los
otros dioses eran caprichosos. Todo lo que hizo Dios se convirtió necesariamente en una
manifestación de su justicia (Salmo 50:6 y Isaías 5:16).
A comienzos del Antiguo Testamento se muestra la justicia de Dios de un modo
especial, en su intervención a favor de su pueblo y en el mantenimiento de los derechos del
pueblo (Exodo32:10 y Números 14:12). La única relación entre Dios y su pueblo es el
contexto para la revelación de justicia de Dios. Los actos de la liberación de Dios, reciben
ellos mismos en nombre de justicia (1 Samuel12:7 y Miqueas 6:5). Esto quiere decir que la
justicia es un concepto de relación, que implica responsabilidades derivadas de las
reivindicaciones de esa relación. El factor de control es el carácter de Dios; pero la lealtad y
la justicia se deben manifestar en los intercambios concretos de la comunidad. Es una
justicia del hogar y el mercado. Conduce por el camino de la rectitud, haciendo obras de
justicia en lugar de limitarse solo a ser justos. La tarea de la justicia consiste en mostrar las
cualidades que exige cada relación en particular, sin embargo, la norma de todo ello es el
carácter justo de Dios, sobre todo tal y como se revelo en la ley y se entendió en el
movimiento de la sabiduría- el fundamento de todo es el acto de justicia de Dios al situar al
pueblo dentro del pacto.
Para la época de los profetas clásicos, la idea de la justicia de Dios queda ligada de
modo más explícito, a un reino visible de justicia que, según Isaías 9:7, se deberá establecer
“con justicia para siempre”. Este objetivo lo vio Juan en Patmos, donde el lienzo que bestia
a la esposa de Cristo para la cena de matrimonio del cordero, son los actos de justicia de los
santos (apocalipsis 19:8). La justicia de Dios, tal y como se revela progresivamente busca
encarnación y reflejo en el pueblo de Dios, para que sean como él (Isaías 51:6), en este caso
“liberación” es la palabra hebrea que significa justicia). La justicia de Dios en el curso del
Antiguo Testamento se ha extendido, desde su contexto angosto en el pacto, para expresar
la voluntad de Dios para todo el orden de lo creado. En la visión de Isaías, Dios derrama
justicia (Isaías 45:8), que llega en la forma de condenación (Isaías 54:17).
Una vez más, la revelación que hace Dios de si mismo es redentora en su finalidad y
conduce a una encarnación final y universal de su gloria.
El juicio de Dios en el Antiguo Testamento es mucho más amplio que nuestra idea
actual de un veredicto. El juez no solo dicta sentencia, sino que, además, reúne pruebas y
obra de modo creativo para aplicar sus juicios, como regidor, Dios es también juez que hará
con seguridad lo correcto y cuya voluntad es la base de todo juicio. Según normas mínimas
de justicia, el pueblo de Dios era culpable (Jeremías 2 y Oseas 6): pero Dios no podía
olvidarse de su pueblo. Por consiguiente, sus juicios se hicieron redentores; el juicio tenía
una parte de misericordia y gracia (Isaías 30:18).
Otro concepto es la ira de Dios, la ira de Dios no es un proceso inevitable ni un sentimiento
espontaneo, sino la respuesta personal al mal que es apropiada por su naturaleza santa.
Hasta la ira de Dios esta suavizada con misericordia, lo que es otro buen ejemplo de lo
inseparables que son los atributos de Dios (Oseas 11:8,9 y Jeremías 18:20). Una y otra vez,
en las escrituras, Dios toma el rechazo mismo de los hombres y las mujeres y lo utiliza en
su plan de redención. La gente se aparta del Señor y Dios una esa misma separación para
ánimos y salvación, y todo ello sin violar su libertad. La crueldad de los hermanos de José
se utiliza como medio para sacar de la hambrun al pueblo de Dios y preservarlo (Génesis
45:5); la dureza del corazón del faraón se convirtió en un medio para la manifestación de la
salvación de Dos en el Éxodo (Éxodo 6:1). Israel quería, por razones incorrectas, que se
instituyen a la monarquía (1 Samuel 8:5-7); sin embargo, el Señor lo utilizo como señal y
medio para su propio reino futuro (2 Samuel 7:12). Finalmente, en el Nuevo Testamento se
encuentra el rechazo mismo de Cristo que provoco su muerte y que Dios utilizo para llevar
a cabo nuestra salvación.
LA MISERICORDIA Y EL AMOR DE DIOS
Ya observamos que las ideas del poder y de la santidad de Dios apuntaban hacia la
misericordia. Israel experimento a Dios no solo como altísimo y excelso, sino también
terrible en santidad y como quien se vuelve hacia ellos con bondad y amor. La idea
fundamental de la palabra “misericordia” es la fuerza (preservada en el Salmo 144:2, donde
“mi misericordia” se une a “mi fortaleza”, o bien, en otras versiones “mi roca y mi
fortaleza”). Esta premisa resulta especialmente pertinente, en vista de la tendencia moderna
a asociar la misericordia con la debilidad. Cuando se usa con relación a Dios, implica
gracia, favor sin tomar en cuenta los méritos. Cuando se aplica a los hombres o las mujeres,
significa piedad o devoción.
En realidad, la misericordia es lo anterior al pacto, el hecho de que Dios y su pueblo
estén juntos, unidos. O sea que fue debido a que Dios escogió a Israel para que le
perteneciera, por lo que estableció un pacto con ellos. En el contexto del pacto, la
misericordia se convirtió en “la responsabilidad mutua de los que son familiares, amigos,
amo y esclavo, e que están unidos por cualesquiera otros lazos, como solidaridad o la
responsabilidad conjunta”. Por extensión, esa palabra implica a menudo lealtad o fidelidad,
una unión firme e indisoluble para Israel son también expresiones claras de su misericordia
(lamentaciones 3:22-23).
El amor que demuestra Dios al escoger a Israel, es un sentido deliberado de la
voluntad y la disposición por actuar. En el antiguo Testamento se relaciona estrechamente
con la idea de la elección: la elección que hizo Dios de su pueblo. Al principio, la causa de
la elección del Señor no está clara: pero ya en tiempos de Moisés se expresaba como amor
de Dios (Deuteronomio 4:37; 7:7). Una vez más, la revelación del carácter de Dios se
encuentra en la base del pacto que estableció con Israel. Por ende, el pacto no se ve
limitado por ninguna de sus instituciones, sino, a fin de cuentas, solo por la voluntad y la
naturaleza de Dios mismo. El punto hasta el que la relación así producida fue sobria y
distinta se pone de manifiesto con toda claridad en el marcado contraste de la religión de
Israel con el erotismo flagrante de las religiones cananeas.
En los profetas, sobre todo en Oseas, la expresión del amor alcanza su punto
culminante. Allí se muestra que es la elección suprarracional la que está en la base y
sostiene el pacto de Israel con Dios (Oseas 11:1- 4). En Isaías 49:15, se le compara al amor
de una madre; en Isaías 43:3 y 49:26, al de un redentor. El amor de Dios es eterno
(Jeremías 31:3 y resulta siempre educativo (Jeremías 12:7-13 y Oseas 11:7-9)
La revelación de la generosidad redentora de Dios en el Antiguo Testamento (Salmo
86:5), constituye mucho a hacer que se vislumbre el concepto neo testamentario asombroso
del amor (ágape) que se revela plenamente en Jesucristo (1 Juan 4: 9-10).
COMENTARIO PERSONAL
En el Antiguo Testamento encontramos, que desde el inicio Dios siempre a
mostrado su amor en la debilidad del ser humano. A pesar de las fallas de este, Dios
muestra su amor y su misericordia. Encontramos en los atributos y carácter de Dios, la
bondad que a pesar que odia el pecado y la desobediencia trata de buscar siempre medios
para mostrar generosidad para con el ser viviente. Como vemos en el Antiguo Testamento
su pueblo peco y era culpable, pero Dios no se olvida de su pacto que hizo con su pueblo. Y
muestra su amor en su justicia, es justo y todo lo hace perfecto, y siempre tiene un
propósito y él es justo en todos sus propósitos. Y él se revela en distintas formas y distintos
lugares a los cuales se les llamo santos, pero no eran los lugares sino el, ´por qué él es santo
y reclama santidad y obediencia para su pueblo. Es una bendición para nosotros los
cristianos conocer el amor de Dios y que él nos haya dejado su palabra donde nos muestra
su amor desde el principio y que no cuestionamos sus propósitos sino le glorificamos por
sus grandes maravillas y su infinito amor que nos muestra en su Palabra gloria a Dios por
ello.