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El yo y el ello. Habitus.

Para repasar, recordemos que en la primera tópica teníamos un aparato


psíquico, escindido en inconsciente por un lado; pre conciente, conciente por
otro y ahora a partir de la segunda tópica lo entendemos bajo el ello, el yo y el
superyó. Comprendamos que entre las tres guardan íntima relación y están
interconectadas e interrelacionadas. El concepto principal que le permite a
Freud introducir esta tópica, es el concepto de “Más allá del principio de placer”
y esta pulsión, es la pulsión de muerte, la cual tiende a que el sujeto se muera.

En el ello nos encontraremos con lo que encontrábamos en el inconsciente de


la primera tópica (aquellas fantasias reprimidas) pero además con algo que
tiene que ver con la no represión, que tiene que ver con la pulsión de muerte.

El yo tiene que ver con el si mismo, como uno se recibe, como uno cree que
es, la relación que uno guarda con el mundo exterior pero no solo con el mundo
exterior.

El superyó, Freud dice que dentro del yo, hay un grado superior, un grado que
se coloca por encima que es eso que él llama superyó. El superyó tiene un
doble origen.

El primer origen tiene que ver con la identificación primara, que lo explica de
la siguiente forma: La identificación primaria es una ligazón afectiva que se da
de forma temprana, directa, inmediata no mediada hacia un objeto de amor que
por regla general suele ser el padre, el padre de la prehistoria del complejo de
Edipo, esto es porque se da antes del complejo de Edipo Uno se identifica de
forma no mediada, es decir sin argumentos, con el padre y no hay motivos para
entender esta identificación. Esta identificación primaria los mete en el
complejo de Edipo y vale aclarar que esto cabe para ambos sexos.

El segundo origen del superyó tiene que ver con una identificación
secundaria, el segundo origen define al superyó como el “heredero del
complejo de Edipo” La ley paterna se impone cuando quieren conquistar, los
niños, a la madre y aparece así entonces el complejo de castración, amenaza
de castración, etc.

Aparece así la inscripción de dos leyes fundamentales que son: LA


PROHIBICIÓN DE MATAR AL PADRE y LA PROHIBICIÓN DE ACOSTARSE
CON UN PROGENITOR (incesto) hay acá una identificación secundaria
reforzada por la identificación primaria en donde los niños van a introyectar a
las figuras parentales, por eso dice que el superyó en este origen es el
heredero del complejo de Edipo Uno se identifica con los padres, la
severidad, la rigurosidad, todos los valores que ellos tenían y nos transmitieron
y se introyectan al yo (yo me identifico con ellos y todos los valores que ellos
tienen los incorporo al mí mismo). Tiene que ver esto, con la agencia
representante del vínculo parental, esto quiere decir que uno en la infancia,
antes de tener estas leyes, los que actuaban como la ley eran los padres (que
era correcto/incorrecto). Finalizado el complejo de Edipo, entonces estas
figuras y valores se introyectan al yo vía identificación secundaria reforzada
por la identificación primaria; entonces, toda esta severidad y esa rigurosidad
que antes tenían tus padres, la pasas a poseer vos en el superyó. Entonces,
básicamente el superyó vendría a ser la incorporación de esos valores que tus
padres tenían y que te transmitieron cuando vos todavía no tenías ninguna ley
dentro de ti.

Entonces nos tiene que quedar bien claro lo siguiente:

En este doble origen ya se observa lo que será la paradoja del superyó, ya que
en el primer origen del superyó estamos viendo como hay un empuje, un
ingreso al complejo de Edipo, esa identificación primaria hace que uno
comience a desear a la madre y que comience a generar una serie de prácticas
para poseerla, para conquistarla. Entonces hay una tendencia al disfrute.
Finalmente, en el segundo origen del superyó, tenemos todo lo contrario, ya no
hay una transgresión, sino que tiene que ver con la inscripción de la ley, de una
valoración donde el niño tiene que darse cuenta que hay algunas cosas que no
puede ser, en este caso poseer a la madre y matar al padre.

Entonces tenemos esta doble vía del superyó que va por caminos opuestos.
Por un lado, a la transgresión y por otro la prohibición, esto nos puede llevar a
explicar la paradoja del superyó. No hay que entender al superyó como algo
moral, ético, sino como algo híper moral, híper ético ya que si el superyó fuese
simplemente algo que tiende a la inscripción de leyes y al proteger y resguardar
la integridad del sujeto, cuando uno cumpliese con esas leyes, el superyó se
pondría contento. Sin embargo, cuando uno responde a las exigencias del
superyó, el superyó se vuelve más tormentoso, pretende que uno sea más
riguroso, que la satisfacción sea aún mayor. El superyó nunca deja tranquila a
la persona, es muy exigente, le demanda mucho a la persona siendo algo
agobiante y tormentoso.

Lo fundamental entonces, es que el superyó responde a los intereses del ello.


El superyó representa y vela los intereses del ello. Se atormenta a la persona,
se la somete, se la pone a disposición del ello, principalmente, de la pulsión de
muerte que es una parte del ello. El superyó cuando atormenta a alguien, se lo
atormenta de forma desmedida, súper exigente, súper ética, súper moralista,
vuelve loca a la persona y EN CASOS PATOLOGICOS puede pasar que por
ejemplo, la persona llegue la suicido.

Entonces: Superyó y ello tienen su parte entramada en donde se conectan y


son primo hermanos, podríamos pensar esos casos más patológicos en donde
la muerte del yo, es una muerte que se lleva acabo porque no se aguantan
más las exigencias del superyó que pretende que se cumpla lo que el ello
demanda, que es la tendencia a morirse Esto es la paradoja del superyó,
esta doble dimensión que va por caminos opuestos que tiene que ver con el
cuidado del aparato, pero a su vez con la destrucción.

Relaciones que Freud establece entre estas tres partes del aparato.

No hay que entenderlas como divisiones tajantes, sino que hay una relación
directa entre cada uno de ellos. El yo, no está desde el inicio (esto ya lo vimos
en introducción al narcisismo). El yo es una parte del ello puesta en la
superficie que se relaciona con la realidad, con el exterior, recordemos que los
entendíamos como sistemas opuestos, pero ahora lo plantea cómo que son lo
mismo, solo que el yo es una parte puesta sobre la superficie que se relaciona
con el exterior. Hay una relación directa entre ellos, donde todo lo que está en
el ello busca salir a la consciencia, busca llegar al yo. Desde el yo, esto no
sucede ya que hay una serie de resistencias que impiden que lo del ello llegue
a la consciencia.

Freud dice que el ello es la sede de las pulsiones, entre ellas la pulsión de
muerte que es algo que no ha sido reprimido. El superyó tiene una íntima
relación con el ello “El superyó es la pulsión de muerte, dirigida contra el yo” El
ello es amoral (no hay ninguna ley en el ello, simplemente se buscan desde
esos deseos inconscientes poder lograr la satisfacción y el placer), por otro
lado el yo si es moral y el superyó es híper moral.

Por ultimo habla del yo como vasallo (es decir, como un siervo, como un
esclavo) ya que a veces uno puede entender, o se entiende mucho al yo como
una parte, en mí mismo, en la conciencia, como una porción donde uno puede
ejercer cierto dominio sobre la realidad, en donde uno tiene el control por sobre
el resto, pero FREUD DICE QUE ESTO ES TODO LO CONTRARIO El yo es
ciervo y es esclavo de tres elementos, el yo no domina, es dominado, es
controlado por los demás. Se refiere a que el yo recibe los tormentos del
superyó, de esta híper moralidad, recibe las exigencias pulsionales que parten
desde el ello y recibe los principios culturales que le llegan de la realidad.
Entonces es por eso que el yo es un vasallo que responde a tres dueños: Al
ello, al superyó y a la realidad.

Freud pone como ejemplo la REACCIÓN TERAPEUTICA NEGATIVA: Dice


que hay una serie de pacientes que se comportan de una forma extraña en
donde si hay una solución parcial en la terapia o el analista le dice que va
yendo por buen camino, etc. El paciente inmediatamente vuelve para atrás, hay
un retroceso. Hay una reacción negativa en la terapia cuando no debería ser
así, Freud lo pone a modo de ejemplo como una influencia del superyó y del
ello, en donde hay una necesidad de castigo, la persona se siente
extremadamente culpable, cree que tiene que ser merecedora de castigo y por
lo tanto, no quiere salir de ese lugar. Solo lo que le importa al paciente es la
necesidad de castigo, no quiere salir de ese lugar de padecimiento.

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