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Expectativas culturales para Santander en el nuevo gobierno (I), por Braulio

Mantilla
Si nos ponemos en contexto, como ya lo hemos observado en otras ocasiones, en
Bucaramanga, y su área metropolitana, la cultural (en cuanto a movimiento artístico)
tiene grandes vacíos. Al observar que ciudades mucho más pequeñas como
Manizales, Valledupar o Neiva, tienen un desarrollo mucho más sólido, compacto y
coherente, podemos entender que la problemática se fundamenta en sus
imaginarios.
Para todos, es claro, que se hace fundamental la Visión que se tenga sobre la
importancia de la cultura. Aspecto que nace de las políticas de reconocimiento
(fundadoras del multiculturalismo). Algunos analistas afirman que entre otros
factores, la geografía y la aridez (del cañón del Chicamocha…) es la causa...
Mmmm, hace falta ser algo más que crédulos. Si nos ubicamos, la geografía de
Santander es supremamente variada. El magdalena medio trae consigo no solo la
refinería de petróleo más importante del país (como para que nos excusemos en
aspectos económico), sino la del rio más importante del país (con toda la riqueza de
la expresividad rivereña).
La provincia de Soto, no solo acumula una de las reservas de agua más importantes
del país, sino una flora y una fauna muy rica, y nada menos que oro por toneladas
(explotado en la época precolombina, en la colonial, después de la colonia y en la
actualidad). En Santander se encuentran todos los pisos térmicos, desde el páramo,
trayendo consigo expresiones artísticas de todo tipo.
A diferencia de Santander, las ciudades anteriormente nombradas, no solo tienen
carreras profesionales en todas las manifestaciones artísticas, sino en universidades
públicas (prácticamente gratuitas). Pero, además de eso, en Valledupar existe nada
menos que el Festival Vallenato. En Manizales uno de los Festivales de Teatro más
antiguos del continente. Y en Neiva, la espectacularidad de las Fiestas de San Juan.
No vamos a nombrar a Cartagena que es del mismo tamaño que Bucaramanga,
porque es patrimonio de la humanidad, ni a Santa Marta por la riqueza étnica, la
monumentalidad natural entre el mar y la Sierra nevada. No vamos a compararnos
con la selva por su majestuosidad, ni los llanos y la contundencia definitiva de su
música… ni menos con Medellín, Cali o Bogotá (eso ya es otro nivel).
Lo cierto, es que en Santander hay una enorme variedad de manifestaciones
artísticas. El intimismo de la cuerdas y el teclado, el estruendo rítmico de la
tamboras rivereñas, la tradición pictórica, los variados logros literarios de diferentes
generaciones. La danza es muy rica tanto en expresiones étnicas, folclóricas y
tradicionales, como académicas (con diferentes momentos y secuencias pausadas).
Hay que decirlo, riqueza cultural hay suficiente, tanta como en cualquier otra parte
del país. Sin embargo, en Santander no hay una actividad destacada, un acto que la
haga suficientemente compacta, dinámica y coherente. El festival de Piano, con todo
y su importancia no basta, tal vez la falta de raigambre y la ilustración en demasía,
no deja de hacerlo ajeno. Que el festival de Tiple de los hermanos Martínez tiene lo
suyo… que el Festivalito Roqueño. Sí, valiosos, pero en algunos casos no dejan de
sonar elitista y distantes (del sentir masivo de la población).
Tal vez, todos estos esfuerzos aislados no cuentan con una tradición. No se
desprenden como resultado de la apropiación de una identidad propia. En
Barrancabermeja la mentalidad industrial absorbe y cosifica lo cultural, al punto que
no se recogen en un evento suficientemente significativo. Las cuerdas de otras
regiones, se ahogan en la altura de sus montañas. La danza académica se hace
sofisticada, no asume su región.
Los festivales y demás eventos no logran identificarse con su contexto. Son
esfuerzos atomizados que en muchos casos no solo suenan independientes, ajenos,
sino poco consecuentes, y hasta artificiosos. Los esfuerzos de academias, de
agrupaciones, de instituciones (UIS), o personalidades demasiado egocéntricas, se
quedan en la feria de Egos, en los encantos de manifestaciones, que en medio de su
importancia y en sus logros, no son los suficientemente contundentes, compactas, ni
coherentes. Y sobre todo, una de sus grandes problemáticas se fundamenta, en que
realmente, no logran ser consumidos por sus habitantes de manera masiva… tal vez
porque la población no se siente representada en ellos.

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