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CENTRO POLIVALENTE DE ARTE. Departamento: Danza. 6º Año.

Espacio Curricular: Historia de la Danza Folklórica y Popular

ESCUELA: CENTRO POLIVALENTE DE ARTE

Nivel: Secundario Especializado en Arte

Ciclo Lectivo: 2020

Docente/s responsable/s: Maria Ugalde ( ugaldeherreram@gmail.com -

2644578720)

Departamento: Danza

Ciclo: Orientado

Especialización: Danza de Origen Folklórico y Popular

Curso: 6°

Grupo: 1º

Turno: Vespertino

Espacio curricular: Historia de la Danza Folklórica y Popular

Título de la propuesta: Diversas fuentes documentales para el estudio del


folklore.

Docente/s: Maria Ugalde Página 1


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Espacio Curricular: Historia de la Danza Folklórica y Popular

GUÍA PEDAGOGICA Nº 7
Semana del 07 Septiembre al 18 de Septiembre del 2020

1. Objetivos:
 Analizar las teorías de los orígenes de las Danzas folklóricas y populares.
 Interpretación de texto sobre Vías de ingreso de la Cultura europea en Argentina y
las generaciones coreográficas y Características principales de los Centros de
Radiación.
 Incorporación de nuevas palabras al léxico.
 Confeccionar léxico técnico teniendo en cuenta términos necesarios para la
práctica cotidiana y social de la danza.

2. Contenidos:

a) En relación con la contextualización socio-cultural de la danza


 Diversas fuentes documentales para el estudio del folklore.
 Características principales de los Centros de Radiación.
 Vías de ingreso de la cultura europea en Argentina y las generaciones
coreográficas.

b) En relación con la funcionalidad de la contextualización socio-cultural de la


danza
 Diversos hechos, procesos y sucesos históricos que determinan la danza folklórica
y popular.

3. Actividades:

3.1 Lee el siguiente fragmento del Libro “Folklore Argentino” de Bruno C. Jacovella
Varios más, Capitulo Nº I Las Regiones Folklóricas Argentinas Introducción Histórica y
Antropogeográfica por Bruno c. Jacovella.
3.2 Realice un cuadro sinóptico sobre las influencias de las regiones o provincias y los
rasgos folklóricos de las mismas.
3.3 Explique ¿cómo era el circo de fines del siglo XIX?
3.4 Extrae las palabras que no conozcas e intégrala al léxico que comenzaste al
comienzo de año.

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LAS REGIONES FOLKLÓRICAS ARGENTINAS
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Y ANTROPOGEOGRÁFICA por BRUNO C. JACOVELLA
La formación histórica de la sociedad argentina…… explicando así se la singular paradoja de que
pequeñas naciones europeas, como Italia, Francia, Alemania, la misma España, posean una vida regional
mucho más marcada que la extensa, despoblada y poco urbanizada Argentina…. En el Viejo Mundo, el
campo y las aldeas antecedieron a las ciudades, o al menos a las grandes ciudades, que son las que llevan a
cabo proceso de nacionalización. En América, continente que recibió la civilización en bloque, las
ciudades antecedieron a las aldeas, y como casi todas las ciudades se fundaron y poblaron similarmente, a
la vera de rutas orientadas hacia un solo centro principal -Perú y Alto Perú en este caso-, la unidad que
descubre el Folklore explicase perfectamente desde el punto de vista histórico.
La fundación desde arriba, a base de ciudades previas a las aldeas y los “puestos” rurales, y las
influencias entre ciudades, con campos incomunicados, explican rasgos señoriales, inclusive cortesanos, en
el modo de ser, las costumbres, los bailes y los cantares del campesino criollo. En la observación de los
hechos folklóricos en su ambiente social propio resulta, justamente, paradójico ese contraste entre la
pobreza, si no miseria, material -propia de comarcas marginales o avitualladoras-y el esplendor, si cabe el
término, o finura de su patrimonio espiritual: esplendor y finura que, claro es, así desvinculados del resto
de la existencia individual y social, estaban expuestos a terminar en mera retórica.
Desde el punto de vista geográfico, el suelo argentino no ofrece más que un obstáculo: la distancia.
Resuelto el problema de las comunicaciones, y establecida una región poderosa y rica como centro de
atracción e irradiación -antes Perú, luego Buenos Aires-, la unidad política y cultural sobreviene por si
sola….
En cuanto a la influencia cultural de las poblaciones indígenas, hubieran podido robustecer los distintos
géneros de vida correspondientes a las distintas regiones naturales, apenas pudo hacerse sentir en virtud del
carácter señorial y misional de la colonización. Los españoles desarraigaron sistemáticamente todo lo que
hubiera podido entrar en colisión con su propia cultura e hiciera recordar a los indios su antigua condición
pagana y autónoma; sólo conservaron técnicas cuya utilidad y “neutralidad” cultural eran evidentes,
además de algunas lenguas, para que sirvieran de mejores vehículos de adoctrinamiento, y algunas
costumbres que la experiencia demostró ser innocuas e inextirpables…. Por lo demás, los únicos
cultivadores sedentarios que hubieran podido ejercer alguna influencia, la nación diaguita, fue en parte
exterminada y en parte absorbida; las demás poblaciones de cultivadores primitivos, cazadores y
recolectores apenas podían dejar uno que otro elemento aislado (p. ej., la mandioca en Corrientes, el tejido
araucano en la pampa)…….
Finalmente, el Virreinato del Río de la Plata, la corriente cultural comenzó a invertirse, y en lugar de ser
de norte a sur, fue de sur a norte…. Durante dos siglos, los patrones culturales habían pasado de Europa a
Lima a través de Madrid, y desde allí al resto del Virreinato; desde fines del siglo XVIII pasaron de Madrid
a Buenos Aires, y de ésta también al resto del Virreinato. Pero este proceso no alcanzó a durar 50 años,
pues la Revolución de Mayo abolió el intermedio de Madrid, y Buenos Aires no alcanzó así a desalojar con
la cultura del salón borbónico la cultura del salón habsburgués. Los modelos limeños siguieron, pues,
predominando en el interior del país, robustecidos por el mantenimiento del tráfico de mulas y vituallas de
las provincias del norte a las minas de Potosí, mientras las ciudades andinas seguían orientadas hacia Chile,
que mantuvo sus vínculos con Lima hasta la llegada de San Martín.
De más estaría decir que el proceso de nacionalización iniciado desde Buenos Aires en 1810 y, tras
varias alternativas, ya virtualmente terminado hoy día, vino a ser al fin un proceso de urbanización y
uniformización cultural, por la endeblez de la estructura regional….. En pocas palabras, el proceso se
compendia en expansión política, económica y cultural de la gran urbe capital y anulamiento político,
cultural y económico de las regiones. Esto quiere decir que el folklore en cuanto cultura regional,
provinciana, aldeana, rural, opuesta a cultura nacional y urbana- encuéntrase ya virtualmente extinguido, y
que los lugares en que aún sobrevive mezquinamente son mirados como objetivos próximos de una
“rehabilitación económica”, o sea, de una irradiación urbana que significará la pérdida a corto plazo de su
magra autonomía cultural y económica.
Al tratar, pues, de las regiones en particular, nos situaremos en una época pasada que comprende desde
mediados del siglo XIX hasta principios del XX. Lo que después de 1920 se ha recopilado como folklore
no es, probablemente, más que un venerable residuo del patrimonio cultural de las distintas regiones,
conservado, parte, en la memoria de los ancianos y, parte, en las localidades más alejadas de las vías de
comunicación. Verdaderas supervivencias, en suma, de un patrimonio que abarcó toda la región, inclusive
las ciudades provincianas, que luego se mostró claramente como folklore al contemplárselo desde el
mirador letrado y crítico de la gran ciudad cosmopolita y nacionalizante, y que al fin se desintegró con la
consumación del proceso uniformador y urbanizador irradiado por la urbe que es el centro del prestigio, de
la política y de la economía del país: Buenos Aires.
Para discernir las regiones folklóricas del país, por debajo de la perceptible unidad mencionada -en que

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resaltan, como elementos comunes, bienes tan dispares como la alimentación a base de carne y maíz, el
mate, la ganadería, la equitación, la copla octosilábica, la guitarra, el poncho, etc.- débase primero echar
una ojeada al mapa del territorio que puede considerarse virtualmente civilizado durante la época de la
dominación española y la posterior hasta fines del siglo XIX, cuando comienza a cesar la vida rural,
aldeana y regional con la expansión de Buenos Aires, y se incorporan a la civilización criolla los vastos
territorios del Chaco, de la pampa bonaerense y de la Patagonia, dominios hasta entonces del desierto y de
sus poblaciones indígenas. Tales épocas, que incluyen los siglos XVII, XVIII y XIX, desarrollaron la
cultura cuyos restos, orgánicos o inorgánicos, se han observado luego como folklore….
Esto explica que no se incluyan como regiones folklóricas el Chaco y la Patagonia, si bien buena parte del
primero fue poblado al compás de la colonización, en los últimos 50 años, por correntinos y, sobre todo,
santiagueños, que llevaron consigo sus tradiciones; mas éstas no pudieron prosperar orgánicamente por
haberse iniciado ya el proceso de nacionalización y urbanización del país, acentuado allí por el carácter
industrial de sus cultivos y faenas recolectoras (Caña de azúcar, algodón, girasol, madera, tanino). En
cuanto a la Patagonia, es aún un mosaico de culturas y núcleos étnicos: junto a los restos de los tehuelches
están los araucanos, y junto a éstos, hay funcionarios porteños, criollos de provincia, italianos, alemanes,
españoles, ingleses, chilenos, etc. La Patagonia no tiene folklore ni lo tendrá si la civilización argentina
sigue su marcha uniformizadora a base de un solo centro difusor de costumbres y modas y un tupido
sistema de comunicación casi instantánea de las mismas.
Cabe advertir, finalmente, que este prospecto de las regiones folklóricas argentinas está condicionado por
la unilateralidad, escasez o ausencia de las fuentes documentales. Sólo de la poesía y la música -por la obra
benemérita de Juan Alfonso Carrizo y sus continuadores y de Carlos Vega- podemos tener una visión más
o menos integral. Los otros órdenes y géneros culturales no cuentan sino con investigaciones parciales e
inclusive, a veces, con ninguna. Por desgracia, al organizarse la encuesta del magisterio nacional de 1921,
se dejó de lado todo el material ergológico.
…..La región más sometida a la influencia peruana colonial fue la de las Sierras Pampeanas, antiguo
asiento de las naciones diaguita y comechingona-sanavirona,…. Comprende, dentro de los límites dichos,
las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Córdoba
(especialmente la zona serrana y del monte) e inclusive parte de San Juan.…. denominada …..Noroeste y
Centro Argentinos ….Todas estas regiones están caracterizadas por la vegetación……, por diversos
elementos culturales: los dialectalismos léxicos…. , provenientes del quechua (lengua que aún subsiste en
Santiago del Estero……); los topónimos quechuas; el consumo de la algarroba y de bebidas fermentadas a
base de ella y otros frutos silvestres; el pastoreo casi doméstico de cabras y ovejas; el sistema musical
llamado por Carlos Vega "ternario colonial", las especies líricas y coreográficas “vidala, baguala, zamba y
cueca” (no la cuyana, sino la norteña, más breve) ; el uso del violín, el arpa, la caja, el bombo y quizás,
antes, el erque (hoy sólo observable en Jujuy y, débilmente, en Santiago del Estero); diversas costumbres,
como el topamiento de las comadres y las comparsas de indios en carnaval, la adoración del Niño Dios en
el pesebre por niños y grandes en Navidad, los misachicos, etc.; comidas como el tamal y productos de la
dulcería casera (rosquetes, alfajores, tortas de turrón, etc.); la industria intensiva de prendas criollas de lana
y algodón, teñidas con colorantes naturales y en telares españoles y andinos; la industria del cuero curtido;
las composiciones poéticas con artificio (“glosas”), que se difundieron casi por todo el país y que tuvieron
un centro secundario -de origen chileno-en Cuyo, etcétera…….. Buenos Aires, cuando al invertirse el
sentido de la corriente cultural, venía ésta del sur. Sólo cabe observar que Buenos Aires no tenía el
prestigio de los antiguos centros del norte y que su influencia, comenzada con la fundación del Virreinato
del Río de la Plata en 1776, no pudo prolongarse mucho más allá del año I820. No llegó, pues, a
preponderar dos generaciones, cuando las provincias se volvieron contra ella. El gobierno de Rosas, quince
años más tarde, y hasta mediados del siglo, acentuó más esa paralización cultural al cerrar el puerto a las
influencias europeas y cultivar más bien una especie de existencia provinciana y de industria rural
(Restauración) en la orgullosa ciudad mercantil del virreinato y la independencia. Puede decirse, en suma,
que, desde 1780 hasta 1880, el norte argentino vivió en las márgenes, tanto de Lima y Potosí como de
Buenos Aires……
La región del centro y noroeste (La Rioja, Catamarca y Córdoba) mantuvo un comercio permanente con
la cuyana, tanto por el tráfico de vinos y aguardientes como por el de mulas, que encontraba los mejores
alfalfares y pasos a Chile en la provincia de Mendoza. Además, Córdoba, era punto obligado de paso en las
rutas Cuyo-Buenos Aires y Cuyo-Asunción. Una observación detenida de las líneas fronterizas de los
topónimos quechuas y araucanos, y de las respectivas manifestaciones metamórficas en uno y otro campo,
pueden arrojar luces sobre este intercambio, demostrado, por otra parte, con el término “chilena” aplicado
a la zamba tipo cueca en Tucumán y Salta, pero no en Santiago, como que, antes de bajar al llano, del
primer camino del Perú se apartaba, en un punto problemático -tal vez Amaicha, en Tucumán-, la rama a

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Chile, que enderezaba por los valles de Catamarca y La Rioja (más o menos, el camino del Inca, descripto por
Matienzo)…Los carreteros y las familias norteñas traían las modas y costumbres del lejano Perú, filtradas a
través del tamiz norteño; los mismos se encargaban luego de llevar las de Buenos Aires al norte; finalmente y
ya como fenómeno artístico “popular”, el circo criollo llevó a principios del siglo al norte bailes rioplatenses
ya extinguidos y que luego aparecieron entre los elementos folklóricos del norte en las primeras recopilaciones
de esta zona.
La Única región que poco o nada experimentó la influencia refinada del norte fue la ínsula del Litoral,
separada de aquél por la formidable barrera geográfica y humana del Chaco. Sin embargo, hubo un copioso
tráfico de mulas de Entre Ríos a Santa Fe, y de ésta al Alto Perú, a veces por Santiago, otras por Córdoba.
Actualmente, en la provincia del Chaco, puede advertirse una neta separación entre una zona de cultura
quechua (santiagueños) y otra de cultura guaraní (correntinos) Ambas regiones se entienden aun difícilmente.
….Mendoza, cuya producción muestra dos nombres predominantes: la vid, ligada a la industria, y los
alfalfares, ligados a la ganadería. Así como el noroeste vivía casi como proveedor de acémilas para las minas
altoperuanas, Cuyo vivía en forma semejante respecto a las minas chilenas.…… Mendoza, San Juan y San
Luis pertenecen geográficamente a las zonas del Monte y las Sierras Pampeanas, que, salvo el relieve, son
regiones naturales y culturales muy semejantes. Por San Juan y Mendoza pasaba un camino que llevaba por un
extremo a Chile y por el otro al Alto Perú, atravesando La Rioja y Catamarca. Esta ruta está jalonada de
dialectalismos léxicos y topónimos de origen araucano y por la cueca, que en Mendoza se parece más a la
chilena y en Catamarca más a la boliviana. Caracterizan además esta región la “tonada”, especie lírica similar
al “estilo”, pero más libre y artísticamente elaborada, y el predominio de la “cueca” larga y de movimiento
vivo, al modo chileno, mientras que en San Juan se han encontrado las sugestivas “vidalitas andinas” del
llamado "cancionero riojano" por Carlos Vega.
Naturalmente, San Juan, perteneciente en mayor parte al sistema de la Sierras Pampeanas, comparte más
elementos culturales con La Rioja y Catamarca.
La región pampeana era hasta hace menos de un siglo una estrecha faja a los costados del camino al Perú,
protegida a oriente por el río y a occidente por una línea de fortines. Su situación periférica hasta mediados del
siglo XVIII, su escasa población, la amenaza de los indios araucanos y… guaicurúes…, la abundancia de
ganado mayor suelto, la falta de madera, ramas espinosas o piedra para levantar cercos,….. impidieron en ella
la vida aldeana, fundada en la agricultura…. Vivía la cultura del cuero. . . crudo. La falta de una vida aldeana
entre la urbana y la rural explica que poco pueda mencionarse como rasgo folklórico característico de ella.
Influencias directamente europeas y brasileñas, llegadas a través de la Banda Oriental, pasaron al suburbio y a
la rala campaña, donde se superpusieron a los vestigios de la cultura peruana llegada del norte. La milonga, la
cifra, los bailes derivados de la contradanza y el minué (documentados por los ilustradores en Buenos Aires,
pero recopilados como folklore en Santiago del Estero, adonde los llevó tal vez el circo, después de
restaurarlos convenientemente al fin de siglo), a los cuales pueden agregarse otros como el prado y la huella,
constituyen quizás parte de lo poco que puede atribuirse al folklore bonaerense.
La profusa literatura surgida modernamente acerca de la intensidad de la vida del gaucho en la pampa no
tiene justificación documental anterior a fin de siglo sino en las vecindades de la gran ciudad. Por cierto que
esa vida “gaucha” bonaerense es poca cosa comparada con los formidables arreos de mulas a Chile y Alto
Perú, que tuvieron por escenario la región del Monte…... Los censos de fin de siglo muestran en qué medida
las estancias y las vacas son cosas más bien de este siglo.
En cuanto al famoso gaucho, existió indudablemente, con su vida un tanto azarosa, huyendo a la vez de la
ciudad, los fortines y los indios, sin más comida que la carne y el mate amargo, y con las pocas prendas de
vestir, fuera de la bota de potro, que pudiera comprar en Buenos Aires o algún boliche. La literatura de los
viajeros confirma juntamente las cualidades señoriales de su carácter (comparado sobre todo a sus congéneres
de los países vecinos) y la miseria material en que vivía. El gaucho de estancia al modo de "Don Segundo
Sombra" es un producto más bien de este siglo, que ha podido durar algo más de lo previsible por el natural
aislamiento y lejanía de las explotaciones ganaderas respecto a los centros urbanos. Desde hace algunos años
la urbanización han reducido ese tipo bizarro de hombre a una figura culturalmente desteñida, que se viste con
la ropa con que lo gusta ver vestido el romanticismo porteño,…. Este tipo sólo conserva la apostura, el
carácter, que no puede menos de darle la recia faena a que se dedica.
…La penúltima región por considerar es la ínsula del Litoral o Mesopotamia, con prescindencia de Santa Fe,
cuya pequeña zona civilizada continúa la pampa, y excluyendo a Misiones, que tanto del punto de vista
geológico y geográfico, como histórico y cultural, distínguese de Corrientes y Entre Ríos, provincias que,….
muestran poca afinidad entre sí en casi todos los aspectos......
... A principios del siglo XIX se sacaban mulas de Entre Ríos para llevar a Bolivia. Casi todas las pequeñas
ciudades eran costeras. Esa conjunción de indios irreductibles, de monte espinoso y de situación marginal
explica que su colonización haya comenzado tardíamente, en el siglo XVIII. Santa Fe y la Banda Oriental, con
sus características rioplatenses -amalgama, de elementos europeos, peruanos y lusitanos- influyeron en la
formación de su patrimonio. En Entre Ríos terminan completamente el guaraní y la mandioca, y aparecen los

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cantares con artificio, “glosas”, y los tristes peruanos y estilos, que están difundidos tanto en el norte como en
peruanos y estilos, que están difundidos tanto en el norte como en la pampa y -estos últimos- en Cuyo....Como
última región diferencial de poblamiento antiguo, el macizo de la Puna, despoblado inhóspito, pero con ruta
directa al Altiplano y el Pacífico, como que por allí venía el Camino del Inca que bajaba por los Valles
Calchaquíes a La Rioja, camino seguido también por los conquistadores españoles de la Entrada y los que los
siguieron, hasta la sujeción de los indios humahuacas. Culturalmente, la caracteriza el uso del quechua (mucho
más decaído que en Santiago del Estero), de la llama como animal de carga y otros rasgos que la apartan del
concierto cultural criollo: los ganchos de madera con función de argolla en los aparejos de carga, el
sepultamiento del muerto con su ajuar móvil, el uso de la honda, el siriviniaco, o unión prenupcial, la
separación de patrimonios del esposo y la esposa, el “rutuchico" el culto de la Pachamama, la creencia en
Coquena, etc., elementos de los cuales algunos desbordan a sus accesos naturales: los valles Calchaquíes y Ja
quebrada de Humahuaca. En fin, la misma población puneña, como la del valle de Humahuaca y la de Iruya y
Santa Victoria, es la más puramente aborigen del país.

Área aproximada de la cultura criolla en el actual territorio argentino hacia 1810 y, con algunas fluctuaciones,
hasta la guerra contra el indio en el Sur y en el Chaco (1880). Los límites meridional y oriental corresponden a
las líneas de fortines.

DIRECTORA: Prof. Imelda Recabarren

VICE- DIRECTORA FORMACIÓN ESPECÍFICA: Prof. Natalia Steiner


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