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FOBA D
Trabajo final
Prof: Dra. Sandra Tolosa
Alumno: Federico Rayez
Parte 1
El contexto histórico
La cultura minoica existió desde el 2200 a.C. al 1650 a.C. y tuvo su núcleo
“gravitacional” en la isla de Creta, una de las más grandes del mar Mediterráneo. Se
trató de una civilización rica, con varios centros administrativos y palacios. El palacio
de Cnossos fue el más grande y por su diseño es asociado frecuentemente al laberinto
del mito de Teseo y Ariadna. Se trataba del centro de una región de granjas y aldeas que
enviaban sus tributos y producción a este emplazamiento lujoso en el que residía el
gobernante supremo y su séquito así como toda la administración. Se cree que el palacio
también albergaba talleres de trabajo con metales. La isla de Creta contaba con tierras
fértiles, de buena producción, lo que sentó las bases para el poder y la autonomía de las
élites, que se hicieron más poderosas e influyentes y fueron generando las condiciones
para la proliferación de actividades artísticas y artístico-religiosas, entre las que
encontramos la arquitectura, la alfarería, la pintura en frisos y frescos, la fabricación de
objetos de piedra y metal. La cultura minoica comenzó a decaer con la desaparición de
las ciudades-palacios, tras varios cataclismos naturales.
Hacia 1650 a. C., los pueblos micénicos van ocupando el lugar de Creta. Se trató de un
pueblo más belicoso y rústico que tomó la organización palaciega minoica pero le dio
otro contenido. En este sentido, la civilización micénica basó su arquitectura en la
minoica, a la que adaptó a un estilo más defensivo. Construyó fortalezas para afrontar
frecuentes guerras e invasiones, lo que dejó poco espacio para el desarrollo de las artes.
En general su desarrollo artístico fue más pobre que el minoico y más atravesado por la
violencia y la supervivencia. Según Gowing “La sociedad que representa el arte
micénico es autoritaria y belicosa, y probablemente carecía del refinamiento intelectual
de la antigua Creta”. (1985:112).
Aspectos iconográficos del período
¿Cómo representó la figura humana las culturas minoica y micénica? Las culturas
minoica y micénica representaron diferentes figuras principalmente a través de la
alfarería, los frescos palaciegos, los relieves en metal y pequeñas estatuillas en piedra,
mármol o terracota. Los cretenses, los micénicos y los habitantes de las islas Cícladas
(Kea, Melos, Tera) desarrollaron ampliamente estas técnicas artísticas. En Creta se
desarrolló una alfarería que apeló a motivos crecientemente complejos. Era una alfarería
policroma que comenzó con una superposición simple de colores y poco a poco fue
incorporando diferentes figuras, como plantas, hierbas, flores, hojas. Con el tiempo los
cretenses incorporaron representaciones de la vida marina; pulpos, erizos de mar,
nautilos, caracoles. El estilo era naturalista y rara vez incluyó a la figura humana. La
alfarería micénica sí la incluyó, en un estilo menos naturalista, propio del continente.
Las figuras que aparecieron tenían que ver con las actividades de la guerra: soldados
con sus armas, caballos, carros, una simbología belicosa y figuras rústicas, no muy
precisas.
El contexto histórico
La cultura moche, o mochica, o también conocida como “muchik” por el idioma que
hablaban sus miembros, se extiende desde el siglo I a.C. hasta el siglo VIII d.C.,
aproximadamente hacia el 750, cuando se produce su colapso. Fue una cultura
compartida por varias ciudades o estados asentados en diferentes territorios de los vales
fluviales ubicados al norte del actual Perú: principalmente el valle del río Moche y más
al norte, el valle del río Riura. Sus principales núcleos urbanos, en Sipán, Lambayeque,
Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú formaban un collar de estados autónomos que se
aliaban para emprender conquistas militares, para comerciar o para celebrar rituales
religiosos; poseían, por lo tanto una cultura compartida, expresada en una rica
iconografía común, y en la arquitectura monumental de las “Huacas”. Cada rey, o señor,
poseía la autoridad civil, militar y religiosa para mandar en su región. El origen divino
de la autoridad de éste era protegido por sacerdotes, quienes profesaban el culto a
diversos dioses como Aiapæc y Shi. Se trataba de una sociedad teocrática y militar, que
basaba su estabilidad política en conquistas, guerras y la esclavización.
El comercio fue una actividad importante, ya que conectaba a los pueblos moche entre
sí y con otros, lo que permitía contar con materiales como lapislázuli y conchas de
Spondylus, que en conjunto con otros (maderas, metales, aleaciones, cerámicas, etc.)
servían para la confección de herramientas, armas, adornos, ornamentos, atuendos.
El rostro del huaco-retrato, por otro lado, tiene dibujos con línea fina de color negra;
podrían ser tatuajes, un elemento común a otros huacos. Estos dibujos consisten en
líneas rectas y curvas, así como una franja central que le cubre la pera y la zona de
arriba del labio superior. Las líneas cortas ubicadas arriba de cada ojo pueden ser
tatuajes guerreros, pero los otros dibujos se asemejan a una construcción con laderas o
escalones, una Huaca, como la Huaca del Sol.
Parte 2
Observando las formas en que la figura humana ha sido representada por las culturas
paleolíticas, las civilizaciones pre-helénicas y helénicas y las culturas andinas pre-
colombinas, vemos una gran heterogeneidad de intenciones, de finalidades estéticas,
intelectuales, religiosas, políticas, así como una enorme variedad de técnicas y
materiales utilizados. En el documental Cave of Forgotten Dreams, de Werner Herzog
(2010) plantea una pregunta: si estas personas representaban de esta manera y no de
otra, ¿no tendrá que ver con su modo de vida? Es un buen punto de partida. La
organización política, económica, social; las creencias arraigadas; el contacto con
producciones y representaciones de otras regiones; las coyunturas de escasez o
abundancia, de paz o de guerra, son circunstancias y condiciones generales que
contribuyen a modelar el arte que una civilización, una cultura o un pueblo han podido
crear. Por ejemplo, la rigidez de los cuerpos representados en los frisos egipcios, la
diferencia de tamaños entre las figuras, la posesión o ausencia de ciertos objetos y
adornos, habrían tenido un correlato en sus formas de organización política, su sistema
de castas, sus actividades económicas y sus creencias sobre la vida, la muerte, lo
sagrado. Otro tanto para los pueblos pre-helénicos y helénicos, con formas artísticas
muy sensibles a los momentos de abundancia y riqueza e igualmente vulnerables a la
guerra y a la escasez, y ambos en conexión con la vida cotidiana y la “otra” vida de sus
pueblos, la mítica.
Es probable que las formas artísticas de representación de la figura humana nunca se
hayan apartado de aquello que para una determinada sociedad es importante para su
supervivencia y reproducción. En esa tónica podemos entender los pulpos en las ánforas
minoicas, pero también los guerreros en las cráteras micénicas: homenajes a la
desbordante abundancia del mar en el primer caso, y a la fuerza bélica como último
recurso en un escenario de precariedad, en el segundo caso. Las Venus paleolíticas
también se han interpretado en esa línea: las mismas subrayan la reproducción, la
fertilidad, al representar el torso, los pechos, el vientre y la vulva de la mujer, con mayor
atención a esas partes que a la cabeza o las extremidades. Sin embargo, estas Venus
disparan otra posible línea de análisis: la figura humana no siempre se ha representado
“de cuerpo entero”. Diferentes culturas, como las paleolíticas y las andinas americanas
han abrevado en estas representaciones parcializadas. La fertilidad, la vida, el alma,
representadas con partes del cuerpo: hay en este caso un esfuerzo estético e intelectual,
una apuesta analítica que busca simbolizar una idea abstracta.
Bibliografía
Gowing, Lawrence (Director). (1985). Historia Universal del Arte. Madrid: Sarpe.
Tomo 1.
Higgins, Reynold. (1981). Minoan and mycenaean Art. New York/Toronto: Oxford
University Press.
Wolozyn, Janusz Z. (2008). Los rostros silenciosos. Los huacos retratos de la cultura
moche. Lima: Fondo Editorial – Pontificia Universidad Católica del Perú
Material audiovisual
Zucker, Steven y Scherr, Sarahh. “Moche Portrait Head Bottle”. Disponible en:
https://smarthistory.org/moche-portrait-bottle/ . Última consulta: 26-06-2021.