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Año 59 Nº 2.

369

EL LEGADO DE CARLOS MALBRÁN

AL GRAN PUEBLO
ARGENTINO, SALUD
S U M A R I O

S T A F F
10
6. Editorial. Las pestes. Por María Seoane.
7. Editorial. Malbrán, orgullo nacional. Por Felipe Pigna.
10. El tema. El científico político. Por Karina Ramacciotti
y Federico Rayez.
Director General Fotos 30. Entrevista. Florencia Cahn: “La ciencia argentina es
Felipe Pigna Agencia 123RF. Télam. Noticias
Argentinas. Archivo General de la muy valorada en el exterior”. Por Virginia Poblet.
Directora de Contenidos Editoriales Nación. Página/12. 34. Historia. Un relato de temores, esperanza e
María Seoane incertidumbre. Por Maximiliano Fiquepron.
Corrección 40. Sociedad. La ciencia contrarreloj.
Directora Periodística Adriana Muñoz
Cecilia Fumagalli Por Damián Fresolone.
Asesor de Relaciones Institucionales 50. Entrevista. Jorge Geffner: “Las primeras vacunas contra
Director de Arte, Diseño y Edición Eduardo Roust el coronavirus estarían disponibles en enero”.
Daniel Flores
Management, Dirección de Diseño Por Gimena Fuertes.
Editores y Coordinación General 54. Ciencia. La Argentina y sus nobeles. Por Pablo Souza.
Fernando Amato Teresa Pacitti, Daniel Flores y Laura 58. Entrevista. Laura Bover: “Los gobiernos dejaron un
y Sebastián Feijoo Marzoa (En Carrera S.A.) poco de lado a la ciencia”. Por Juan Pablo Urfeig.
Arte y Diseño Digitalización de imágenes 62. Efemérides. Aplausos, por favor.
Mariana Palazzani Alejandro Calderone Caviglia 64. Entrevista. Mariana Viegas: “Logramos identificar la
huella digital del virus”. Por Jeremías Batagelj.
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Historia. Protagonistas. El mundo. Tinta roja.
Presente, pasado Contra viento La urgencia de El médico que vio
y futuro. y marea. llegar primero. morir al general.
Por Celina Abud. Por Gustavo Sarmiento. Por Juan Piterman. Por Ricardo Ragendorfer.

4 | CARAS Y CARETAS, SEPTIEMBRE 2020


EL TEMA

EL CIENTÍFICO POLÍTICO
CA R L OS M A LBR Á N
Por Karina Ramacciotti y Federico Rayez

Referente de la cienci a en la A rgenti na,


el méd ico especi a l i z ado en bacter iolog í a
f ue u n ejemplo de comprom iso con la
sa lud públ ica. A 80 a ños de su muer te, sus
pr i ncipa les obsesiones, la lucha contr a las
epidem i as y la vacu nación como prevención de
enfer med ades, cobr a n u n renovado v igor en
el presente contex to de pa ndem i a.

I l u s t r a c i ó n : Fe d e r i c o P a r o l o
10 | CARAS Y CARETAS, SEPTIEMBRE 2020 SEPTIEMBRE 2020, CARAS Y CARETAS | 11
EL TEMA El científico político

na caricatura de Carlos
Malbrán, publicada por
Caras y Caretas en sep-
tiembre de 1900, ilustra
de manera sintética gran
parte del ideal higienis-
ta de la época. Para esta
corriente de médicos
reformistas, de la cual
Malbrán formó parte,
las principales accio-
nes para combatir las
enfermedades infecto-
contagiosas que azotaban en la época se basaban en el uso de
la tecnología compuesta, entre otros artefactos, por fumigadoras
para intentar eliminar los insectos considerados causales de mu-
chos de los contagios y la instalación de cordones sanitarios, que
eran las medidas de aislamiento de las poblaciones para evitar
la propagación de los virus y bacterias. En esta gesta, la inves-
tigación científica, en manos de las instituciones sanitarias, fue
marcando la línea a seguir en materia de políticas públicas de
salud que, con sus altibajos, se constituyó en una tradición para
la historia de la ciencia en la Argentina.

LOS CAMINOS RECORRIDOS


Vale preguntarse cuál fue la trayectoria de este mé-
dico nacido en Catamarca que culminó su carrera en
un sitial de privilegio y reconocimiento y de quien, a
pesar del paso del tiempo, el instituto bacteriológico
de mayor prestigio en la Argentina porta su nombre
como homenaje. Carlos Gregorio del Carmen Mal-
brán nació en 1862 y fue el segundo hijo del matri-
monio formado por Manuel Francisco Malbrán Re-
calde y su segunda esposa, Carlota Figueroa, de cuya
unión también nacieron Elmira (1860), Adela (1865)
y Manuel (1868). El apellido Malbrán es originario
de Flandes (Bélgica), castellanizado de Mallebran-
ne, y hacia el siglo XIX se encontraba extendido en algunas pro-
vincias como Córdoba y Catamarca. Nacido en Andalgalá, en
el oeste de esta última provincia, y a tono con el recorrido de
los jóvenes de las familias encumbradas de muchas provincias
argentinas, Carlos Malbrán se estableció en Buenos Aires hacia
Escenas de la epidemia de fiebre amarilla
la década de 1880 como estudiante en la Facultad de Ciencias que se registró en Buenos Aires en 1871.
Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Sin graduarse, co-
menzó como practicante en el hospital San Roque (hoy Ramos
Mejía) en 1883, en el que permaneció dos años hasta alcanzar el
cargo de “practicante mayor”. Caras y Caretas evoca, en su N° 100 (1 de septiembre de 1900), la lucha de Malbrán contra las epidemias.

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EL TEMA El científico político

Mientras el joven Malbrán completaba sus estudios de grado,


la Argentina atravesaba un período de transformaciones sociales,
económicas y políticas de gran escala en el que se combi-
naba un extraordinario crecimiento económico y
poblacional, la llegada masiva de inmigrantes
europeos, un desordenado proceso de ur-
banización y alarmantes brotes de enfer-
medades infectocontagiosas, entre las
que se destacaban como las más dra-
máticas el cólera y la fiebre amarilla.
Esta situación estuvo motivada por
la alta concentración de la pobla-
ción en las principales ciudades, las
malas condiciones de vivienda, de
trabajo y de salubridad, salarios ba-
jos y frecuentes crisis especulativas
(lo que ocasionaba rachas de desem-
pleo), marcadas desigualdades sociales
y un temible aumento de la conflictivi-
dad social y política. En pocas décadas,
desde la caída de Rosas en 1852, se
había configurado en ciudades
como Buenos Aires y Ro-
sario el cuadro frecuente
El laboratorio de la Asistencia Pública de la de las novelas naturalistas:
mayor urbanización, lujo-
Capital fue creado en 1886 para estudiar y sas arquitecturas, modernos
controlar los brotes epidémicos de cólera, sistemas de transporte y co-
fiebre amarilla y otras enfermedades. municaciones, grandes tien-
das, nuevos periódicos, pero
también mayor contamina-
ción, hacinamiento, elevada
mortalidad infantil y adulta y epidemias de enfermedades
infectocontagiosas, como el cólera, la fiebre amarilla, el tifus,
males que aparecían y reaparecían periódicamente.
Este era grosso modo el escenario cuando el joven Carlos Mal-
brán, a punto de alcanzar su título, se enroló en 1886 como asis-
tente y aprendiz en el laboratorio de la Asistencia Pública de la
Capital Federal, bajo la dirección de los médicos Telémaco Susini
(1856-1936) y Silverio Domínguez (1852-1922). Este laboratorio
se había creado ese mismo año y formaba parte de los primeros
e incipientes esfuerzos de las autoridades públicas para afrontar,
estudiar y controlar los brotes epidémicos de cólera, fiebre ama-
rilla y otras enfermedades, como la tuberculosis y la sífilis. Seis
años antes, en 1880, se crearía el Departamento Nacional de Hi-
giene (DNH) con la finalidad, al menos declarada, de intervenir
en las condiciones sanitarias de la población de Buenos Aires y
los territorios nacionales. También tendría, desde 1892, una sec-
ción bacteriológica. El nuevo paradigma, importado de Europa,
Ilustración: Hache

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alimentado por las investigaciones de Louis Pasteur y Robert


Koch, entre otros, postulaba una manera de explicar las enferme-
dades a partir de la acción de microscópicas bacterias, que serían
las causantes de las infecciones. Esta idea era sostenida por mu-
chos médicos partidarios de esa novedosa teoría y estaba acom-
pañada con una alta cuota de optimismo y confianza en el poder
de la investigación científica. En este sentido, la observación por
medio de microscopios, las estufas y fumigadoras se convirtieron
en el arsenal técnico de vanguardia de muchos de estos jóvenes
que intentaron luchar contra las bacterias y limitar el impacto de
la propagación de las enfermedades infectocontagiosas.

LOS TIEMPOS DEL CÓLERA


En este contexto, Carlos Malbrán, el aprendiz de bacteriología,
fue enviado a San Rafael, Mendoza, para combatir el brote de
cólera desatado en esa provincia, lo que le permitió un primer
acercamiento a la gestión pública y también completar su tesis,
titulada “La patogenia del có-
lera”, presentada en 1887 en la
Universidad de Buenos Aires.
Era un tema de amplia repercu-
sión y concitaba la preocupación
general de la comunidad médica
y del núcleo de bacteriólogos
del que Malbrán formaba parte,
ahora como doctor. Ese mismo
año se presentaron varios estu-
dios sobre el cólera: por un lado,
las tesis “Estudio sobre el cólera”,
de Patricio Fleming; “Profilaxis
y tratamiento del cólera”, de
Raúl Rojo, y “Consideraciones
Pacientes con cólera en una sala de un prácticas sobre el tratamiento
hospital de Mendoza, cuando la epidemia
afectó a esa provincia, en 1886. del cólera”, de Patricio Brenan; por otro, los estudios “El cólera y
su tratamiento”, de José Penna; “Misión sanitaria a Río Cuarto.
Consideraciones sobre el cólera y la higiene”, de Pedro Mallo, y
“Después del cólera”, de Samuel Gache.
En la carrera profesional de Malbrán, la curva ascendente de
la bacteriología como disciplina y la preocupación de las elites
políticas y culturales del país ante la recurrencia de enfermedades
contagiosas se anudarían cada vez más en los años posteriores.
Hacia 1892, con apoyo del Ministerio del Interior, Malbrán viajó
a Europa para continuar su especialización en la producción de
sueros antituberculosos y diftéricos, en los centros de investiga-
ción que estaban en la vanguardia de la bacteriología en aquellos
años. En Alemania visitó Múnich, donde pudo estudiar con Max
von Pettenkofer, médico de gran renombre e interés por una me-
dicina social y preventiva; en Berlín conoció a Robert Koch, y en
París, a Émile Roux. Estos viajes eran la manera más frecuente
Ilustración: Maximiliano Amici

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de alcanzar una especialización, no sólo para los médicos locales to, hacia enero de 1900 fue designado director del Departamento
sino para muchos de sus colegas iberoamericanos. El brasileño Nacional de Higiene (DNH) por el presidente Julio A. Roca. Este
Oswaldo Cruz, primer impulsor de la bacteriología en su país, sería uno de los cargos más importantes de su trayectoria como
viajó entre 1896 y 1899 a París para estudiar con Louis Pasteur, y
En el cambio de siglo médico. El DNH era un núcleo importante del poder médico, un
a su regreso fundó un laboratorio de producción de sueros anti- vemos a Malbrán antecedente de lo que luego sería la Secretaría de Salud Pública
maláricos que se convirtió en una referencia para la región. Estos consolidando su perfil desde 1946, aunque con menor presupuesto, atribuciones y per-
médicos traían de Europa los nuevos conocimientos, teorías y sonal. Tenía como meta intervenir en situaciones sanitarias en
técnicas, así como materiales biológicos, equipos y un modelo de
como experto, como todo el territorio nacional, aunque nunca logró superar la barrera
organización del laboratorio “moderno”. El mismo año de su via- bacteriólogo y como de las autonomías provinciales, siendo su ámbito de competencia
je, Malbrán se hizo cargo de la Sección Bacteriología del DNH. figura de consulta para la Capital Federal y los territorios nacionales. Cada provincia y
Desde este modesto laboratorio, el equipo dirigido por el joven también algunos municipios organizaron sus propios departamen-
bacteriólogo se encargaría del análisis de aguas de la Capital y
los poderes públicos. tos sanitarios e instituciones de control. Aunque sus directores
de algunas provincias, diseñaría aparatos de desinfección y rea- y asesores (Eduardo Wilde, Emilio Coni, José Penna y muchos
lizaría diagnósticos de difteria y tifus. Con el tiempo, Malbrán y otros) pretendieron que el
algunos de sus colaboradores, como Joaquín Zabala, orientarían DNH pudiera regular la prác-
una parte de sus esfuerzos también hacia enfermedades del ámbi- tica médica y centralizar la
to rural, especialmente aquellas que afectaban al ganado vacuno administración de la aten-
y porcino, fuente de la “riqueza ganadera del país”. Junto a Zabala El célebre bacteriólogo francés Louis Pasteur. ción médica, el Departamen-
desarrolló algunas investigaciones sobre tuberculosis porcina, có- to fue incapaz de doblegar el
lera de las gallinas, carbunclo, etcétera. poder de la corporación mé-
dica, defensora de una prácti-
EL COMPROMISO CON LA SALUD PÚBLICA ca liberal de la medicina, y se
Gradualmente, Malbrán fue incorporándose a la gestión pública, mostró ineficaz para contro-
a comisiones de higiene y ocupando cargos en los que aspiraba a lar bajo “unidad de coman-
convertirse en un referente de la higiene pública local. En 1889 do” el mosaico de servicios
ya había sido nombrado miembro de la Comisión para la Gestión médicos, públicos, privados
de Residuos, de la Capital; en 1892 ostenta el cargo de inspec- y mixtos que proliferaban en
tor técnico de Higiene de la Municipalidad de Buenos Aires. La la Argentina desde fines del
Inspección Técnica de Higiene recibía las declaraciones de enfer- siglo XIX. Así y todo no se
medades contagiosas, realizaba desinfecciones e inspeccionaba los trataba de un cargo menor, y
establecimientos de producción y comercialización de alimentos. hacia 1900, cuando Malbrán
El despliegue de Malbrán también incluyó una acumulación asumió su dirección, todavía
de mayor poder académico: en 1890 asumió como titular del Insti- suscitaba esperanzas de con-
tuto de Anatomía Patológica de la Universidad de Buenos Aires; vertirse en un lugar desde el
en 1897 fundaría la primera cátedra de Bacteriología (cuya titu- cual se podría impulsar re-
laridad mantuvo hasta 1920), siendo luego nombrado consejero formas, mejorar la salud de
de la Facultad y vicedecano en años posteriores. Un momento de la población, controlar epide-
consagración académica llegaría en 1909, al ser incorporado como mias, etcétera.
miembro de número de la Academia Nacional de Medicina.
En el cambio de siglo vemos a Malbrán consolidando su perfil LAS VACUNAS COMO
como experto, como bacteriólogo y como figura de consulta para ESPERANZA
los poderes públicos. En 1899 viajó a Paraguay, donde fue consul- En 1901, Malbrán, como
tado por un rebrote de peste bubónica. A esta altura de su carrera, Escenas de un conventillo en Buenos presidente del organismo,
El 27 de enero de 1900, Caras y
Malbrán acumulaba una serie muy variada de intereses: no sólo la Aires, hacia 1890.
Caretas ilustró con esta foto la nota en propone ampliar el Conser-
investigación del bacilo que causaba el cólera, sino también sífilis, la que daba cuenta del nombramiento vatorio Nacional de Vacunas con el objeto de incrementar la fa-
lepra, paludismo, tuberculosis, higiene alimentaria, difteria, sani- de Malbrán como presidente del bricación de sueros y afrontar la epidemia de viruela que afectaba
Departamento Nacional de Higiene.
dad marítima y portuaria, convenios sanitarios internacionales, al país. En esa oportunidad, el médico declaraba: “La epidemia de
legislación sanitaria, ejercicio de la medicina y un tema que sería viruela que actualmente en esta Capital, está alarmando justa-
central en su carrera en los próximos años: las vacunas. En efec- mente á la población y á las autoridades sanitarias, ha sido causa

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EL TEMA El científico político

de que las solicitudes de vacuna recibidas por este Departamento


se hayan centuplicado haciendo insuficiente el número de placas
de cow-pox producido para atender esa extraordinaria demanda”.
Y agregaba también: “La actual epidemia es debida á la falta de
vacunación y como la medida que se impone y ha empezado ya
á ponerse en vigencia es la vacunación oficialmente controlada,
resulta evidente que la exigencia de una gran producción, lejos de
ser transitoria, ha de mantenerse durante largo tiempo”. Como
conclusión, Malbrán pedía que se incrementara la producción de
vacunas hasta alcanzar a cubrir la necesidad de 700 mil al año.
Era necesario, según Malbrán, incrementar la cantidad de va-
cunas, pero también extender su obligatoriedad. Con esta idea en
mente, en 1903 el bacteriólogo impulsó la Ley 4.202 de “Vacuna-
ción y revacunación antivariólica
obligatoria”. Esta normativa sólo
tuvo aplicación en la Capital Fe-
deral y los territorios nacionales,
donde la autoridad del DNH esta-
ba garantizada por ley. Las autono-
mías provinciales y la pretensión
del DNH de intervenir en todo el
territorio argentino chocaron fre-
cuentemente a lo largo de diferen-
tes presidencias del organismo. En
1901, Malbrán propuso y logró la
sanción de una Ley de Defensa Sa-
nitaria para ampliar las atribucio-
nes del Poder Ejecutivo Nacional
(Ley 4.309) en caso de epidemias.
Esta ley suponía también la forma-
ción de un fondo para financiar la El edificio del Instituto de Bacteriología:
lucha contra enfermedades infectocontagiosas, pero recién fue re- en 1904 se puso la piedra fundamental,
aunque la construcción se prolongó
glamentada en 1908 y su aplicación fue parcial y limitada. hasta el 10 de julio de 1916, cuando fue
definitivamente inaugurado.
UNA OBRA QUE TRASCIENDE
Durante los diez años que duró su mandato, Malbrán no desa-

Ilustración: Andrés Alvez


provechó la oportunidad de participar en distintos encuentros
internacionales, en los cuales el funcionario mantenía y exten-
día sus redes de influencia trasnacionales. En 1902 intervino en
la Conferencia Nacional de Paludismo; en 1904 representó al
país en el Congreso Médico Latinoamericano, y en 1910 en el
Congreso Internacional de Medicina e Higiene.
Más allá de las trabas que limitaron el accionar de Malbrán y
de otros directores del DNH, algunas iniciativas del médico co-
menzaron a realizarse. En 1904 se colocó la piedra fundamental
del edificio del Instituto Bacteriológico Nacional, recién inau-
gurado en 1916; en 1907, Malbrán preparó un proyecto de ley
para establecer la obligatoriedad de la declaración de la lepra y
un registro nacional de pacientes y recursos comprometidos en

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EL TEMA

Durante sus mandatos como senador, Malbrán impulsó


varios proyectos sobre temas sanitarios y médicos.
El más recordado de este período fue la inauguración
definitiva, en 1916, del Instituto de Bacteriología
y Microbiología que hoy lleva su nombre.

el tratamiento de la enfermedad, pero esta propuesta recién se


convirtió en ley veinte años después. El interés de Malbrán por
mejorar métodos de diagnósticos, tratamientos, contención de
enfermedades, así como la información estadística con que se
contaba se volcó en muy variados proyectos mientras ocupó
la presidencia del Departamento. El último proyecto en
este sentido fue la creación de hospitales antipalúdicos en
Rosario, Salta y Jujuy.
La gestión de Malbrán se vio interrumpida cuando
fue electo senador por la provincia de Catamarca en
1910. Durante sus mandatos, que se extendieron hasta
el final de la década, logró impulsar varios proyectos
sobre temas sanitarios y médicos. El logro más re-
cordado de este período fue la inauguración defi-
nitiva, en 1916, del Instituto de Bacteriología y
Microbiología que hoy lleva su nombre.
Malbrán se retiró de su cátedra de Bacterio-
logía en 1920. En 1931 publicó el folleto Apuntes
sobre salud pública, única pieza escrita que se con-
serva del médico, además de su tesis doctoral. Allí
recordaba su incorporación como presidente del
DNH, sus preocupaciones por las epidemias
que parecían no tener fin en la Argentina y
detallaba las acciones llevadas adelante por
su gestión. Malbrán falleció en 1940 en Bue-
nos Aires. Una esquela de la Asociación Mé-
dica Americana, de los Estados Unidos, lo recor-
daba ese año por los que consideraba sus mayores
logros: discípulo de Pettenkofer, Koch y Roux,
fundador de la primera cátedra de Bacterio-
logía del país, presidente del Departamento
Nacional de Higiene, protagonista de la lu-
cha contra la peste bubónica en Paraguay en
1899, contra la lepra en su propio país y contra
la malaria. Un año después, el Instituto de Bacteriología,
por el que trabajó toda su vida, fue rebautizado como Instituto de
Microbiología “Dr. Malbrán”, denominación que conserva en su
Ilustración: Osvaldo Révora
memoria y homenaje hasta la fecha.

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