Está en la página 1de 55

LAS CIVILIZACIONES PALACIALES

Al hablar de las sociedades palaciales nos referimos a las civilizaciones que se


organizaban en torno a un palacio, concretamente la civilización minoica y
micénica. Sus palacios se ubicaron en la isla de Creta y la civilización micénica
también ocupó espacios de la Grecia continental. Las civilizaciones palaciales se
desarrollaron en torno al -2800 y -1200 a.C.

LA CVILIZACION CRETENSE O MINOICA

La civilización minoica está estrechamente ligada al mito del minotauro destaca


la construcción del palacio de Cnosos entre otros en la isla de Creta. Los
arqueólogos datan las estructuras palaciales en dos periodos, un periodo
palacial primitivo (2000 a.C - 1700 a.C) y un periodo palacial tardío (1700 a.C -
1400 a.C) estos cambios permiten diferenciar los cambios técnicos en pintura,
cerámica etc.
El origen de la civilización minoica es un misterio desde el punto de vista
etnológico, se plantean tres hipótesis de su origen:
● Es posible pensar en el parentesco con algunos pueblos del oriente
cercano.
● Los cretenses eran herederos directos de habitantes del neolítico de la
isla.
● El desarrollo autóctono se fue conformando con los aportes culturales de

diferentes pueblos que llegaron a la isla.

La organización cretense, tiene como eje central el palacio, el cual ordena los
distintos aspectos de la vida social, en torno al palacio, también aparece como
un centro político, económico y religioso. La gran cantidad de habitaciones del
palacio dan cuenta de la incorporación de almacenamientos de distintos tipos
de productos y mercaderías, estos eran registrados a través de un sistema de
escritura realizado para esos fines.

En el interior del palacio también se encontraban lugares dedicados a


ceremonias religiosas, y también aquellos que tenían un objetivo de establecer
jerarquías de poder (la sala del trono).
Las pinturas encontradas en Cnosos nos dan una idea del profundo
conocimiento de los habitantes de la isla que tenían con el mar, y sus técnicas
de navegación. Es importante destacar la relación entre religión y las fuerzas de
la naturaleza con abundantes lugares de culto al aire libre y representaciones
zoomorfas en las que el toro tiene el lugar central.
Los palacios cretenses carecen de fortificaciones militares dando cuenta de que
no han tenido que enfrentar algún peligro exterior.
La destrucción de los palacios fue alrededor del 1700 a.C (Volcán Santorini) y la
destrucción final hacia el 1400 a.C la cual no está clara y no hay evidencia de
invasores.
La civilización minoica alcanzó su periodo de esplendor en el periodo palacial
tardío, durante el cual gracias a sus contactos fue posible llevar su presencia
cultural a todo el mar Egeo

LA CIVILIZACION MICENICA

Su origen data alrededor del 2000 a.C, aunque los primeros habitantes de la
península darían origen a la civilización micénica a partir del 1600.
La ciudad junto a su Rey Agamenón tuvo un papel protagónico por Homero en
su relato la Guerra de Troya, aunque no hay evidencias de que Micenas
encabezará una confederación de ciudades, ni ejerciera un poder hegemónico
en el mar Egeo en esos tiempos.
Micenas fue un centro de riquezas y poder, pero no el único de su zona.
Micenas fue una civilización guerrera, se ve reflejado en la presencia de
importantes murallas, construidas con un propósito de defensa.
Destacan distintas formas de enterramiento, que dan testimonio de la
existencia de una nobleza militar. Los micénicos tienen la intención de construir
espacios sagrados para los muertos y en ellos colocar diferentes objetos de
bronce y oro dependiendo del estatus de jerarquía del difunto. En estos
enterramientos existen estelas funerarias que tienen como objetivo indicar las
tumbas por medio de representaciones militares, animales o de cacería. Esto
nos da cuenta de que se trataba de una sociedad estratificada y que la nobleza
guerrera concentraba el poder político y militar.
La sociedad micénica estaba organizada en torno al palacio en el cual giraban los
diferentes aspectos de la vida social, religiosa, política, militar, administrativa y
económica a la vez.
En este sistema de economía que se denomina palatina, el rey concentra y
reúne todos los elementos de poder, todos los aspectos de la soberanía. El rey
por intermedio de sus escribas, dignatarios del palacio e inspectores reales
controlaban y reglamentaban todos los sectores de la vida económica.
El palacio recibe, controla y custodia los bienes producidos por la comunidad
(cereales, ganado, metales, lana etc.) y los reasigna en función de las
necesidades del poder y las jerarquías sociales.
Estos movimientos del palacio son documentados en tablillas, las cuales algunas
han sobrevivido hasta la actualidad de un supuesto incendio de los palacios. Es
desconocida la causa del hundimiento de Micenas.

LA EDAD DE HIERRO

El periodo de la edad oscura coincide con el uso de la metalurgia de hierro que pone fin a la
edad de bronce, cuyos principales exponentes fueron los aqueos.

La caída de Micenas tiene diferentes hipótesis, la más sonada es la que tiene que ver con
causas climáticas que dan como resultado pérdida de las bases económicas por la
deforestación produciendo un desplazamiento hacia Asia menor.

La otra hipótesis tiene que ver con causas humanas se divide en exogenas y endógenas:
Exógenas - Una invasión proveniente del Noroeste, destrucción de su ocupación y reclamo de
los heraclidas descendientes de Heracles. “micénicos de mayor estirpe” que regresan a
reclamar sus tierras.

Endógenas - Rivalidad entre la monarquía y nobles locales (fractura del poder social) colapso
por gastos excesivos de una sociedad compleja y escasez de recursos, sobreexplotación del
territorio. La edad oscura puede dividirse en dos periodos uno de retroceso (-1200 a 1000) y
un periodo de recuperación ( -900 a 750)

Retroceso -1200 al 1000 Recuperación -900 al -750

● Descenso demográfico. ● Política: sistema de organización estatal


● Inestabilidad política. se atomiza (no desaparece)
● Despoblación. ● Social: Comunidades estables con un
● Dispersión. jefe “Basileus”- linaje más importante y

● Empobrecimiento. dos estratos sociales marcados (ricos y

● Desaparición de la escritura, las tumbas pobres) ● Ruralización de la vida.


monumentales, los palacios, las ● Elementos de progreso, introducción del
murallas, templos, vías de comunicación
y ciudades importantes. hierro desde -1050, nuevo estilo de
cerámica el
“proto geométrico ateniense”
● Recuperación comercial y la
conformación del espacio Egeo como
griego con la colonización de los jonios,
los eolios y los dorios. (Evolución de los
diferentes migradores
(Aqueos, Dorios y Jonios)

LA EPOCA ARCAICA – EL DESARROLLO DE LA POLIS

En la época arcaica se caracteriza por la novedad del desarrollo de la poli, este


será el marco esencial del desarrollo de la civilización griega hasta la época
helenística.
La polis conoce varias formas y etapas, se puede situar sus comienzos entre los
siglos VIII(8) y VII(7), significó un cambio en la vida social y las relaciones entre
hombres, llegando a ser la herramienta política por excelencia, la llave de toda
autoridad en el estado, el medio de mando y de dominación sobre los demás.
Las ciudades estado griegas no solían contar con más de diez mil habitantes.
Aristóteles creía que el límite adecuado era la máxima cantidad de personas que
podían oír simultáneamente la voz de un orador. La ciudad estado o polis como
ellos la llamaban, era para los helenos sinónimo de civilización. El reducido
tamaño de esta unidad política permite a todo ciudadano participar
directamente en el gobierno, y le brindaba la posibilidad de adquirir experiencia
en el manejo de la cosa pública, como desventaja se creaba un obstáculo
insuperable entre los estados griegos. Estos poseían un idioma común, una
misma religión y compartían las celebraciones de los juegos olímpicos.
La época arcaica es probablemente el período más importante de la historia de
Grecia. Aunque la Grecia de la época clásica es la más atrayente, no puede
concebirse sin el período que la precedió. En el plano de las instituciones, la
mayor novedad es el desarrollo de las polis, que será durante varios siglos el
marco esencial para el desarrollo de la civilización griega hasta la época
helenística. La polis representa un tipo ideal, y no se desarrolla en todos los
ámbitos del mundo griego, ni siguió el mismo ritmo en todos sus asentamientos.
La mayor evidencia de los comienzos de la polis la proporciona la colonización,
iniciada a mediados del siglo VIII. Las colonias implantadas, excepto por ciertos
episodios, son todas desde un principio polis, que imitan las instituciones de sus
metrópolis, lo que prueba la existencia de la polis desde los comienzos de la
colonización. No se conocen muy bien las causas del desarrollo de la polis. Por
lo general se explica a través del factor geográfico: el fraccionamiento físico de
Grecia habría tenido como resultado su fraccionamiento político. Pero este
argumento es insuficiente: por un lado, la polis hace una aparición
relativamente tardía en la historia de Grecia, y el factor geográfico hubiera
debido intervenir antes; por el otro, la repartición de las polis no concuerda
siempre con el fraccionamiento físico. La polis se constituyó primero en Asia
Menor, en la Grecia de la costa oriental y en la Grecia central, en las islas del
Egeo y en Creta. Algunas de estas primeras ciudades se formaron alrededor de
antiguas ciudadelas micénicas, que sirvieron de refugio. En realidad, se escapa
totalmente el proceso de cristalización de la polis. Únicamente se pueden
esbozar los principales avances de la época arcaica hacia la polis:
● Codificación de las leyes (a partir del siglo VII), con frecuencia por obra
del legislador. Se definen las normas que rigen a la ciudad; así, al ser
sustraídas a la arbitrariedad de los poderosos, la justicia se convierte en
un asunto público y pasa de un estado de proderecho a un estado de
derecho En general, mejora la situación económica y social de los
ciudadanos.
● Reforma de los hoplitas (a lo largo del siglo VII). Es un rasgo fundamental
en el desarrollo del sentimiento comunitario: el soldado ciudadano que
combate en grupo se convierte en el reflejo militar de la ciudad.
● Desarrollo de la noción de ciudadano y de no ciudadano, así como la de
extranjero dentro de la comunidad política y, sobre todo, la del esclavo
(extranjero total, privado de libertad y que en teoría carece de todo
derecho). Aunque el trabajo servil no era ninguna novedad, la institución
de la esclavitud-mercancía y su difusión constituyen una novedad de la
época arcaica, que resulta inseparable del desarrollo de la ciudad.

LOS DISTURBIOS DE LA EPOCA ARCAICA

La época arcaica conoció un desarrollo considerable del comercio y de la artesanía, proceso


favorecido por la colonización. Alrededor del siglo VII el comercio marítimo se convierte en una
actividad propia, en el sentido de que aparecen comerciantes marítimos; en cuanto a las
artesanías, los talleres de cerámica florecen en los siglos VII y VI, y nace un demos urbano
basado en la actividad artesanal. En general existen numerosos datos para pensar en una
creciente prosperidad del mundo griego. Ya era posible vivir de otra cosa que no fuese la
tierra. De todas formas, por lo que se sabe, las aristocracias de época arcaica son
esencialmente aristocracias terratenientes y no aristocracias de dinero, y los conflictos
económicos se relacionaban con la tierra.
Origen de la moneda: El papel de la moneda habría sido menos económico y más ético al
principio. En las ciudades griegas la moneda prevaleció siempre como un emblema cívico:
acuñar moneda con las armas de la ciudad constituye una orgullosa proclamación de su
independencia política El desarrollo de la acuñación a lo largo del siglo VI se debe poner en
conjunción con el fenómeno social que significa el desarrollo de las ciudades y de los
sentimientos cívicos.

Aspectos agrarios de la crisis: Las causas de la crisis de la época arcaica se vinculan directa o
indirectamente con la tierra, que constituye el eco principal de las reivindicaciones económicas
de ese momento.

A partir del siglo VIII, numerosas regiones del mundo griego han sufrido una superpoblación
(más relativa que absoluta), que señala una disminución en la tasa de mortalidad. Esto se
agrava por una explotación insuficiente del suelo, una repartición desigual de las tierras y la
práctica de la división del patrimonio entre los herederos, lo cual desfavorece a los pequeños
propietarios (que no podían dividir indefinidamente sus tierras sin verse reducidos a la
miseria), mientras que los ricos y poderosos terratenientes detentaban todos los poderes y
anhelaban redondear sus terrenos y aumentar su mano de obra dependiente.

Las distintas soluciones a la crisis: colonización: Una de las características fundamentales de la


época arcaica es la colonización, iniciada hacia mediados del siglo VIII para prolongarse hasta
finales del VI, vinculada a los problemas que padecía en aquella época el mundo griego.

Es necesaria una distinción entre:


● La colonia típica (apoikia), fundada con el objetivo de convertirse en una ciudad
independiente, aunque suele mantener estrechos vínculos con la metrópoli.
● el asentamiento estrictamente comercial (emporion), mucho menos numeroso.

Las apoikias son asentamientos básicamente agrarios. El objetivo fundamental de la empresa


de colonización era la búsqueda de nuevas tierras en el extranjero (como respuesta a la crisis
de superpoblación que había afectado a gran parte del mundo griego). Los emplazamientos de
numerosas colonias fueron elegidos en función de la calidad del territorio circundante. Se
ignora hasta qué punto se consideraban igualitarios los repartos de tierras y en qué medida se
consideraban inalienables las tierras repartidas, pero, sin importar cuál haya sido la situación
de partida, pronto empezaron a producirse numerosas desigualdades. Las apoikias eran
comunidades agrarias autónomas, fundadas bajo la égida de una metrópoli que nombraba al
oikistes (fundador), y que probablemente también era la que procuraba las naves, técnicos,
etc., necesarios para fundar la nueva colonia. Entre estas colonias típicas hay que distinguir las
que eran estrictamente autárquicas (cuya existencia sólo dependía de la explotación de su
territorio por los propios colonos), y las que recurrían total o parcialmente a la mano de obra
bárbara (de las poblaciones indígenas sometidas por los griegos tras su llegada a esos lugares).

Pero la búsqueda de nuevas tierras no fue el único objetivo en la fundación de colonias; la


búsqueda de ciertas materias primas indispensables (fundamentalmente metales) condujo a
los griegos a establecerse en el extranjero para comerciar con las poblaciones bárbaras. Es
probable que los asentamientos comerciales, en ciertas ocasiones, hayan precedido a la
colonización propiamente dicha. De hecho, no todos los asentamientos económicos eran
asentamientos cívicos: Naucratis (en el delta del Nilo) constituye el caso mejor conocido de
esta época de lo que Polanyi llamó ‘port of trade’ (puerto de comercio), asentamiento
puramente económico, en el que se organizan y controlan los intercambios entre dos
sociedades de diferente tipo económico.

Reparto de tierra y mejora en las condiciones de los campesinos: La situación de los que se
quedaban en sus patrias o no podían marcharse variaba según los lugares, pero la tendencia
general de la época era clara: con el desarrollo de la polis entró en juego todo el sentimiento
comunitario. La noción de ciudadano implicaba el desarrollo de nuevas aspiraciones y
reivindicaciones, y en este contexto entraron en escena los legisladores y los tiranos. Éstos
últimos entraron en escena durante el siglo VII, y aunque la causa de su llegada varía de un
lugar a otro lo más frecuente es que tenga cierto carácter anti-aristocrático: se trataba de
eliminar las peleas de las facciones aristocráticas, de reprimir la rapacidad y la ostentación de
la aristocracia y de favorecer el acceso a la polis de las clases inferiores en las que se apoya al
tirano. Es precisamente en el siglo VII cuando aparece el eslogan característico de la historia de
Grecia: el del reparto de tierras. El éxito de los tiranos pasaba por el desarrollo de los intereses
comunitarios: construcción de templos y edificios cívicos, promoción de fiestas religiosas
nacionales y cultos populares (el de Dionisio), creación de una moneda, etc.

Por su parte, las reformas de Solón se basaban en el progreso de la idea comunitaria


ateniense: ya no era aceptable la existencia de la esclavitud por deudas. En estas reformas se
proclamaba que ningún ateniense volvería a ser esclavo en Atenas.

Atenas fue en época clásica la ciudad en la que el ciudadano vio un mayor desarrollo de sus
derechos y de su poder, por encima de cualquier otra ciudad-griega; la noción del ciudadano
libre encuadra con el desarrollo de otro tipo de servidumbre, el de la esclavitud-mercancía
importada del extranjero. Máximo desarrollo de los derechos del ciudadano y de la esclavitud-
mercancía.

TIPOLOGIA DE LOS ESTADOS GIREGOS

Los Estados griegos pueden clasificarse según el grado de desarrollo que alcanzaron
(lo cual se establece no sólo según la evolución de sus formas constitucionales, sino también
en función de toda su vida social y económica).

1. Hay que hacer una primera distinción entre:

- Estado sin centro urbano (Estado- ethnos): la población vive diseminada por numerosas
aldeas, unida por vínculos políticos bastante laxos; en general la existencia del Estado está
bastante desdibujada. Suele ser la extensión geográfica lo que determina la falta de
centralización, ya que hace difícil la transformación de estos ethnos en auténticas polis con
un centro urbano. El Estado-ethnos representa un estadio mucho más atrasado respecto a la
polis y es cronológicamente anterior a ella: el ethnos se encuentra en aquellas regiones
donde la polis tuvo un desarrollo insignificante (es decir, en regiones que no conocían la
civilización micénica). En ocasiones se fue superando el estadio primitivo: podía darse el caso
de que en el interior del ethnos se desarrollaran poleis, que en mayor o menor medida
podían independizarse y proseguir una vida política autónoma. Será en el siglo IV cuando
algunos de estos Estados Ethnos comenzarán a tener tanta importancia como las principales
polis, que se hallaban exhaustas; y en el siglo siguiente llegarán a tener el papel principal.

- Estado con centro urbano (Estado- polis).


2. Puede hacerse una segunda distinción (según el grado de claridad con el que se definen las
nociones de ciudadano y hombre libre por oposición al esclavo) entre:

- Estados ‘modernos’/clásicos: el Estado moderno es siempre una polis; su prototipo


evidente es la Atenas clásica, donde las nociones son bien claras y no hay categorías
intermedias: por un lado, están los ciudadanos (que, salvo algunas excepciones, tienen
todos la misma condición), y por el otro los extranjeros, divididos en hombres libres
(metecos) y esclavos, sin que ni unos ni otros participen en la comunidad política.

- Estados ‘arcaicos’: pueden ser una polis o un ethnos. Estos Estados no conocieron
una evolución tan adelantada en los campos fundamentales. En los Estados arcaicos las
nociones de ciudadano y de hombre libre quedan desdibujadas, y la existencia de grados
intermedios entre ellos hace aún más imprecisos los límites. El típico ejemplo es Esparta.
Austin y Vidal-Naquet describen la Esparta clásica, tal como se la conocía a finales del siglo VI
y durante todo el siglo V.

LAS PRINCIPALES CATEGORÍAS DE POBLACIÓN EN ESPARTA

La población de todo el territorio que pertenecía o dependía de Esparta se dividía principalmente


en tres categorías:
1. los Homoioi o Iguales: ciudadanos espartanos de pleno derecho; 2. los

periecos: comunidades de hombres libres sometidos a Esparta;

3. los ilotas: población libre que pertenecía al Estado espartano.

LOS HOMOIOI
● Son los espartanos propiamente dichos, ciudadanos de pleno derecho que fueron
siempre una minoría privilegiada frente al resto de la población, que los sobrepasaba
por mucho en cantidad.
● Tienen prohibida toda actividad económica: su subsistencia económica depende de los
periecos y, sobre todo, de los ilotas (los espartanos representan el tipo más extremo
de contra actividad económica de todo el mundo griego).
● Son dueños de la tierra: se reservaron las mejores, pero no son cultivadas por ellos.
Para ello recurren a los ilotas, vinculados a la tierra y obligados a pagar una parte del
producto a sus dueños. Asimismo, la actividad artesanal estaba en manos de los ilotas
y, sobre todo, de los periecos.
● Se consagran exclusivamente a la actividad militar: son una casta de guerreros
profesionales.
● El sistema espartano representa una reacción contra la tradición del oikos : la vida
familiar se reduce al mínimo, y los valores familiares son aplastados. A los 7 años el
joven espartano es alejado de la familia, y el Estado se encarga de su educación
(agoge). A los 20 años termina su educación y se convierte en hombre; en este
momento está obligado a casarse (aunque hasta los 30 seguirá viviendo con sus
compañeros). La vida de familia queda desvalorizada por completo, y su única finalidad
es la de producir ciudadanos vigorosos que se conviertan en buenos soldados (de
modo que la monogamia no era tan respetada como en los restantes estados, en tanto
en determinadas circunstancias se podía ‘prestar’ la propia mujer a otro).
● Existía un ideal de igualdad: se ejercitaban y combatían juntos, compartían la misma
vida y mesa (en las syssitiai). De todas formas, entre el ideal y la realidad hubo siempre
cierta distancia, que no dejó de ensancharse hasta ser una de las causas primordiales
de la decadencia de Esparta. Un primer golpe al ideal igualitario era la existencia de la
doble realeza, que implicaba la existencia de dos personas privilegiadas, y que encima
eran elegidas por su nacimiento y no por sus méritos personales. Por otro lado, había
una aristocracia dentro del grupo de los Iguales, que sobrepasaba en riqueza e
influencia al resto. Es más, la evolución general tendía a reforzar estas diferencias
sociales y a favorecer la concentración de riqueza, ya que la pertenencia al grupo de
los Iguales dependía 12 de la posibilidad de aportar regularmente a las syssitiai; si no
se cumplía con esta obligación, se descendía a una clase más baja, la de los
Hypomeiones o Inferiores, lo que significaba la pérdida de los plenos derechos de
ciudadanía. Además, el espíritu competitivo que animaba a los Iguales propiciaba la
formación de élites; entre los Iguales existían grupos privilegiados, como el cuerpo de
los 300 Koroi o Hippeis, que eran elegidos entre los guerreros más jóvenes y formaban
una guardia de honor de los reyes. Existían también los criptos, grupo selecto de
jóvenes que los éforos mandaban al campo (en solitario y con tan sólo un puñal) a
matar ilotas. Queda claro que la igualdad de los espartanos nunca fue más que un
ideal imposible, y la realidad iría alejándose cada vez más de él.

Los periecos

● Formaban pequeñas comunidades independientes, principalmente en Laconia, pero


también en Mesenia. Aunque tenían cierta autonomía local, estaban completamente
subordinados a Esparta en relación con la guerra y a la política exterior.
● Aunque carecían de derechos políticos, formaban igualmente parte del estado
espartano Eran algo más que aliados o súbditos de Esparta (esto muestra una
profunda diferencia entre el Estado arcaico y el tipo ateniense). Los periecos, en cierta
medida, eran ciudadanos de segunda (mientras que los metecos atenienses no tenían
participación alguna en el Estado ateniense). Además, los periecos eran ciudadanos en
su propia comunidad.
● Las comunidades de periecos poseían sus propias tierras (otra diferencia fundamental
respecto de los metecos atenienses, que tenían prohibido poseer tierras).
● No pagaban rentas regulares a los ciudadanos espartanos (a diferencia de los ilotas y
de los metecos atenienses), aunque cada uno de los reyes de Esparta detentaba el
derecho a un tamentos (terreno especial) tomado de entre las tierras cultivadas por
los periecos.
● Los periecos eran reclutados regularmente para el ejército espartano, aunque no
estaban obligados a la ética aristocrática y guerrera de los espartanos.
● Se dedicaban a todas las actividades económicas a las que los ciudadanos se negaban:
cultivaban sus tierras, se dedicaban a la artesanía, fabricaban armas, etc.
● Los periecos gozaban de una situación relativamente envidiable: el sistema espartano
les garantizaba una seguridad de la que gozaron durante tanto tiempo pocos Estados
griegos. Muy raramente se encontrará entre ellos desafectos a los espartanos. En
general fueron uno de los elementos básicos para la estabilidad de Esparta.
LOS ILOTAS

● Existen diferencias fundamentales entre los esclavos atenienses (esclavos mercancía


importados del extranjero y comprados en el mercado) y los ilotas. La esclavitud de
tipo ateniense fue una institución más moderna, mientras que el ilotismo representa
otra de tipo más arcaico.
● Los ilotas se caracterizan (a diferencia de los esclavos atenienses) por su
homogeneidad: todos son pueblos indígenas (griegos o no griegos) que hablan la
misma lengua (los esclavos atenienses tienen un origen variado y carecen de identidad
común).
● Como poblaciones homogéneas, estos grupos se reprodujeron en su propio seno, y no
se compraban en el mercado de esclavos como una mercancía.
● Mientras que en Atenas raramente se reclutaban esclavos para el servicio militar (y, si
se hacía, se comenzaba por liberarlos), en Esparta era normal servirse de los ilotas
para la guerra, y cuando se decidía liberarlos solía ser después del período de servicio.
● Por otro lado, la homogeneidad de los ilotas les daba cierta posibilidad de acción
común totalmente vetada a los esclavos atenienses. Así, aunque en teoría los ilotas no
forman parte del Estado, los ilotas liberados por el Estado (no podían ser liberados por
individuos, como en Atenas) se convertían en ‘nuevos miembros del damos’, lo que en
cierto modo les hacía ciudadanos de Esparta, aunque no al mismo nivel de los Iguales
(en Atenas, por el contrario, el esclavo liberados devienen en meteco: su situación
personal mejora, pero no le acerca al Estado ateniense). Gracias a su homogeneidad
también fueron frecuentes las rebeliones (escasas en Atenas). Había dos grandes
grupos de ilotas: los de Laconia (conquistados menos recientemente) y los de Mesenia
(conquistados más recientemente, hacia finales del siglo VIII) Los ilotas de Mesenia
mantenían una clara conciencia de su identidad de origen (a diferencia de los de
Laconia), y fueron los que encabezaron las mayores rebeliones.
● Podían contraer lazos matrimoniales con miembros de otras categorías: mientras que
en Atenas los únicos matrimonios reconocidos legalmente eran los que se realizaban
entre atenienses (de modo que sólo podía ser ateniense el hijo de madre y padre
ateniense), en Esparta los hijos de un Igual con un ilota podían reclamar algún tipo de
ciudadanía.
LA ORIGINALIDAD DE ESPARTA – PERICLES

Existen algunas particularidades de Esparta que hacen de ella un Estado único en la historia
de Grecia:

● Posee un territorio bastante superior en extensión y calidad al de los demás Estados


griegos, lo cual maximiza sus posibilidades de autarquía y minimizaba los contactos
con el exterior.
● Presenta una doble realeza sin paralelo en el mundo griego.
● Aunque era considerada una polis, no tenía un verdadero centro urbano, carecía de
una acrópolis fortificada, y los espartanos vivían diseminados en 5 aldeas.
● El Estado organizaba la educación de los Iguales para inculcarles su propio ideal de
virtud guerrera y obediencia. Es el único ejemplo de un Estado griego que se atribuye
deliberadamente el papel de educador de sus miembros, por considerar que sin
subordinarse a un único fin no sería posible su supervivencia.
La tiranía en Atenas – EPOCA PISISTRATIDAS
Contexto siglo -VI
● Las reformas de Solón no produjeron los efectos esperados y por el contrario
provocaron el descontento de la ciudadanía:
● Los eupátridas vieron lesionados sus intereses económicos y políticos por la
ampliación de la participación política.
● Los sectores bajos, aunque mejoraron su situación, reclamaban el reparto de tierra
proclamado por Solón en sus discursos.
● Se inició en la polis un periodo de inestabilidad y conflicto conocido como Stasis.
● En el año 579 se restableció nuevamente la paz con la elección de un colegio de
arcontado representativo de todos los sectores (a excepción probablemente de los
thetes).
● Durante 20 años se mantuvo la estabilidad y algunos atenienses atribuyeron este
hecho al efecto de las leyes solonianas.
● 10 años más tarde se produjo una nueva situación de Stasis (crisis) aún más violenta
durante la que los líderes de clanes aristocráticos buscaron el apoyo de otros sectores
con la promesa de defender sus intereses.

Los grupos políticos

Se conformaron entonces 2 grupos:


● El primero liderado por Licurgo, defendía a los hombres de la llanura y a los hombres
de la nobleza.
● Otro grupo liderado por Megacles que representaba a los ciudadanos de la costa y a
los artesanos y/o comerciantes de Atenas.
● Un 3° grupo se sumó a la contienda. Su líder era Pisístrato, que defendía los intereses
de los habitantes de las colinas (el interior), y no contaba con el apoyo de la nobleza
ateniense.
La Instauración de la Tiranía

● En -561, Pisístrato logró ocupar la Acrópolis, su intención era implantar una tiranía en
Atenas, pero fue obligado a desistir y abandonar la ciudad.
● Fue llamado nuevamente a Atenas para saldar la disputa entre Licurgo y
Megacles, pero en -556 nuevamente debió exiliarse, esta vez fuera del Ática. Se
refugió con su familia en Erétrica.
● En la costa Tracia reunió un ejército de mercenarios. En -546 desembarca en las costas
de Ática y con el apoyo militar de su partido y de los campesinos del interior consigue
hacerse con el poder.

Síntesis de las medidas económicas


● Afianzó la tendencia al mono cultivo (vid u olivo)
● Proporcionó prestamos de bajo interés a los agricultores
● Favoreció el desarrollo de la artesanía y la industria local (estos sectores alcanzaron el
nivel de ciudadanos en estos años)
● Explotación de minas de plata de Tracia y de Laurión (sur del Ática).

Síntesis de las medidas políticas

● Emprendió un programa de obras públicas para reforzar la base ideológica de su

poder (construcción de centros religiosos, revitalización de cultos tendientes a superar


el particularismo local, etc.)
● Concentración del poder al interior de la polis y buenas relaciones con las polis vecinas
(neutralidad).

Hiparco e Hipias
● En -527 tras la muerte de Pisístrato sus hijos los sucedieron alternando sus mandatos
con otros Arcontes miembros de familias aristocráticas.
● La oposición interna creció y las relaciones con las polis vecinas se deterioraron.
● En -514 Hiparco fue asesinado por dos miembros de la aristocracia (reconocidos luego
como los liberadores de Atenas).

Fin de la Tiranía
En -510, Hipias fue expulsado de la ciudad por los propios atenienses apoyados directamente
por fuerzas extranjeras (Tesalia y ESPARTA). Se refugió en Asia Menor y luego pasó a estar bajo
la protección de los persas.

TIRANOS Y LEGISLADORES
La primera «edad de la revolución» del mundo comenzó en Grecia, en Corinto concretamente,
y se extendió a las comunidades vecinas. Los aristócratas podían ser considerados monarcas,
pero a partir de 650 aproximadamente serían sustituidos en ocasiones por un solo gobernante,
por un verdadero monarca en el sentido que hoy le damos a ese término. Los griegos de la
época llamaban a ese nuevo monarca turannos, «tirano» y durante más de un siglo florecieron
tiranías en muchas comunidades griegas. ¿Pero por qué se fue abajo el monopolio de la
aristocracia? El hecho de que, a comienzos del siglo VIl, y con toda seguridad en 670 a.C.,
tengamos constancia de que se había producido un famoso cambio en la táctica militar que dio
paso al conocido movimiento hoplita, estos militares usaban escudo de grandes proporciones
el cual encastraban con otro escudo de otro soldado formando una falange. También
utilizaban un casco y una coraza de metal que permitía a la formación permanecer firme frente
a los dardos y proyectiles del enemigo. Las líneas de caballería griegas pasaron a tener una
importancia secundaria y en adelante su mayor utilidad consistiría en perseguir al adversario
cuando los hoplitas rompieran las líneas de la infantería. Los nuevos soldados eran los
ciudadanos que se congregaban cuando eran llamados a tomar las armas, los pequeños
terratenientes podían asociarse empuñando las armas y colocándose en formación para
defender sus bienes o asolar los de otros. Sus integrantes, los ciudadanos, se ejercitaban en los
gimnasios públicos y en las pistas de lucha, pero, excepto en Esparta, su adiestramiento bélico
en campos militares sería muy limitado.

Estas nuevas tácticas tuvieron consecuencia para la estructura de fuerzas y de poder del propio
estado. No podemos asegurar que «allí donde hubiera hoplitas habría tiranos y se produciría
una quiebra del gobierno aristocrático» Pero podemos asegurar es que sin este cambio militar
no habría habido tiranos ya que nadie se habría atrevido a liquidar a la nobleza, la principal
fuerza de combate de la comunidad. Una causa de este cambio de división es por el desorden
entre los propios aristócratas y la lucha de facciones entre ellos mismos, familias nobles rivales
que con el desarrollo de la vida urbana y las grandes fiestas fueron incrementando sus
rencores. Esta división de facciones entre los mismos nobles tuvo otras consecuencias todavía
más graves. Los ciudadanos de clase inferior seguían recurriendo a los nobles para obtener
sentencias justas y decisiones prudentes, pero las luchas de facciones y las enemistades
personales acabarían por distorsionar la administración de los oficios públicos y los veredictos
pronunciados por los nobles. Se produjo una ligera difusión de la riqueza los aristócratas no
podían seguir monopolizando las ganancias del comercio exterior así que aparecieron nuevos
rivales que pusieron en entredicho su preeminencia. No sólo fue que las personas no nobles se
volcaron en la actividad comercial, sino que la demanda de los nobles enriqueció a los
propietarios de artesanos cualificados de condición servil y a los proveedores de los nuevos y
costosos «artículos de lujo”. Es decir, empezaron a aparecer familias ricas que no eran nobles
el comienzo de una clase media comercial.

Como consecuencia de una determinada ofensa, un aristócrata, acaso un comandante en


tiempos de guerra podía incitar a los ciudadanos adoptar el nuevo estilo de armamento de los
«hoplitas», expulsar a los aristócratas más pendencieros, y erigirse él mismo en gobernante de
la ciudad, acabando así esta lucha de facciones. Los tiranos son, por tanto, los primeros
gobernantes conocidos que aprobaron leyes destinadas a limitar la rivalidad en la ostentación
del lujo que existía entre los nobles del pasado. El lujo era motivo de división entre la clase alta
y una amenaza además para la preeminencia del tirano.

Los tiranos abrieron las altas magistraturas de la comunidad a estos nuevos sectores y familias
que antes eran excluidos pero que ahora pertenecían a una clase media. En resumen, los
tiranos contribuyeron a frenar las ambiciones y las banderías en constante aumento mediante
un último acto de ambiciosa bandería: su propio golpe de estado. Los tiranos consideraban su
poder propiedad hereditaria de su familia, su dominio solía pasar a la segunda generación, la
tiranía se caracterizaba por ser básicamente ilegítima, y los ciudadanos más observantes de la
legalidad eran perfectamente conscientes de sus deficiencias, algunas comunidades griegas
habían empezado ya a buscar maneras alternativas de resolver las tensiones. Su opción
preferida sería recurrir a las leyes dictadas por los legisladores de la época. La primera
legislación griega conservada en una inscripción que poseemos procede de Dreros, en Creta,
limitaba el desempeño prolongado indebidamente de la principal magistratura civil,
precisamente el tipo de «desorden» que podría dar lugar a la tiranía.

En Atenas en el 620 hubo un golpe de estado a causa de un fracaso de una tiranía en la cual un
noble llamado Dacrón dicta una serie de leyes para restaurar el orden social a estas se las
conoce como leyes draconianas. En el 594 a.C en Atenas otro aristócrata, Solón, tuvo al
alcance la tiranía, pero este prefirió reunir a pueblo en su calidad de magistrado electo de
aquel año, Solón redactó leyes de gran alcance que regulan todo tipo de cuestiones, desde las
disputas por las lindes de las propiedades hasta la excesiva ostentación de riqueza con motivo
de bodas y funerales, Solón es el legislador mejor conocido y más admirable de la Grecia
arcaica. Fue además poeta y defendió sus reformas en sus vigorosos versos. Solón afirma que
el conflicto que desemboca en tiranía es «esclavitud»: la libertad, por tanto, era un valor que
los ciudadanos debían estimar y por el que valía la pena luchar, para evitar caer en ella, Solón
creó un segundo consejo junto al

monopolio del consejo del Areópago que ejercían los nobles, y puso las magistraturas al
alcance de los ricos de toda el Ática. Solón hizo que no fuera posible que los deudores pagaran
con su esclavitud, era común que el acreedor exigiera a la propia persona del presta río como
garantía de sus deudas. Amplió además la actuación de la justicia concediendo a terceros el
derecho a acusar a un delincuente, aunque no tuvieran nada que ver con el delito. Promovió
asimismo la «ciudadanía activa» al creer en una justicia abstracta, impersonal, sustentada por
la ley escrita, no por su propia tiranía. Solón reconoció y mantuvo las diferencias de clase
social. Sin embargo, declaró libres a todos los atenienses y en adelante los únicos esclavos
legítimos del Ática serían extranjeros. Los legisladores restablecieron el orden y la justicia, pero
al igual que los tiranos estos no fueron promotores de la clase humilde unificada. La cultura
dominante en la que habitaban estos legisladores seguía siendo la de la aristocracia. Los
mismos tiranos que legislaron contra el lujo pernicioso podían permitirse construir grandes
templos en los estilos recién inventados de la arquitectura en piedra, copiada de Egipto, son
los templos construidos por los tiranos los cuales nos siguen impresionando en la actualidad.

ATENAS CLASICA CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DEL TIPO ATENIENSE

- Eliminación completa de la población interna sometida (después de Solón desaparecen en


Atenas los esclavos de origen ateniense), y logro de una situación de igualdad jurídica y
política de todos los ciudadanos. Exceptuando el hecho de que ciertas magistraturas quedan
reservadas para la primera clase del censo, no hay diferentes grados de participación en el
Estado como ocurre en Esparta: en Atenas se es ciudadano y se participa ecuánimemente en
el Estado o no se es y por consiguiente se es extraño a la comunidad política, lo mismo si se
es libre (extranjero o meteco) que si se es esclavo.
-Separación entre las distintas categorías legales. Las distinciones entre hombre
libre/esclavo, ciudadano/no ciudadano, son bien nítidas y no hay categorías intermedias.
Mientras que la condición de los atenienses se igualaba y continuaban los avances hacia la
democracia, el grupo de los ciudadanos se volvía totalmente exclusivo y cerrado para los
extranjeros (hasta la ley de Pericles de 451-450, para ser ciudadano bastaba con descender de
padre ateniense, mientras que después de la misma ambos padres debían ser atenienses). La
concesión del derecho de ciudadanía a extranjeros constituyó siempre un privilegio, a veces
otorgado a individuos y muy raramente a grupos.

- Existencia de tres categorías legales:


1. Ciudadanos: la única distinción económica entre ciudadanos y no ciudadanos es que el
derecho a adquirir, poseer y enajenar una finca es privilegio exclusivo de los ciudadanos (a
menos que algún no ciudadano obtenga este derecho como privilegio especial). Esto no tiene
nada de excepcional, ya que las comunidades griegas son comunidades de propietarios
agrícolas (donde los ciudadanos tienen la exclusiva potestad sobre la tierra), y de hecho la élite
intelectual y social de Atenas estará compuesta mayoritariamente por terratenientes. Pero
Atenas sí se diferencia de otros Estados griegos en que los ciudadanos sin propiedad
inmobiliaria fueron admitidos a la plena participación (o casi) en los derechos políticos.

2. Metecos: eran hombres libres, griegos y no griegos, domiciliados en Atenas o en el


Ática (de manera más o menos permanente o durante un período limitado). Pasado un
determinado plazo de permanencia, el extranjero de paso por Atenas debía inscribirse
obligatoriamente como meteco (si no, se le podía vender como esclavo). Obligaciones: tenían
que pagar un impuesto, el metoikion, no muy elevado pero que simbolizaba su condición de
inferioridad respecto de los ciudadanos (quienes no pagaban impuesto sobre las personas sino
sobre los bienes, sin demasiada regularidad); la falta de pago implicaba la venta del meteco
como esclavo. Probablemente también debían pagar ciertos impuestos sobre los extranjeros.
Podía concederse a un meteco la isotelia (igualdad de impuestos), con lo cual se situaba al
mismo nivel que los ciudadanos en todas las obligaciones financieras (y no tenía que pagar el
metoikion). Cada meteco tenía que procurarse un ciudadano ateniense como patrono, que se
encargará de representarlo ante la justicia (si no, sería vendido como esclavo). También debían
inscribirse y domiciliarse en alguno de los demos del Ática, aunque no formaban parte de ellos
con el mismo título que los ciudadanos. También estaban obligados, según su riqueza, a los
mismos impuestos que los ciudadanos (liturgias, impuestos de guerra). En el ejército servían
en contingentes separados, y en la flota como remeros. Restricciones: el meteco no tenía
ningún derecho político: no podía participar en la asamblea ni en el consejo, ni ejercer
magistraturas. No podía acceder a la condición de ciudadano (salvo por privilegio especial).
Aunque estaba protegido por la ley, su personalidad jurídica era inferior a la del ciudadano. No
podía adquirir tierras ni casas en el Ática (excepto por privilegio especial), de modo que no
podía contratar un préstamo con la garantía de las tierras y debían volcarse hacia actividades
económicas distintas de la agricultura (artesanía, comercio, actividad bancaria, etc.). La
presencia de los metecos no sólo es tolerada, sino incluso incentivada por el Estado, ya que
proporcionan servicios económicos que la ciudad necesita (manufactura, comercio), reportan
ingresos al Estado sin costarle nada, y son útiles en la marina y en el ejército.

3. Esclavos: carecen en teoría de cualquier derecho: son una propiedad de su dueño de la


que éste puede disponer a su antojo. Sin embargo, en la práctica gozaban de algunas
protecciones legales (por ejemplo, no se podía maltratar ni matar a un esclavo impunemente).
De todas formas, carecían de personalidad jurídica (excepto algunos grupos privilegiados), con
lo que en general no podían presentarse a los tribunales por cuenta propia. Dependían
enteramente de su amo. Funciones: no había ninguna actividad específicamente servil: los
esclavos hacían lo mismo que cualquier hombre libre de Atenas (agricultura, comercio,
artesanía, trabajos domésticos, incluso algunos cumplían funciones para el Estado como
escribanos, secretarios, empleados de prisiones), aunque con ciertas restricciones: no tenían
ningún derecho político, sólo excepcionalmente podían enrolarse en la marina, normalmente
no podían tomar parte en la guerra (≠ ilota espartano). Sólo el trabajo en las minas era
considerado una actividad propia de esclavos, debido a las duras condiciones en que se
realizaba (aunque pueden encontrarse hombres libres trabajando en ellas). La diferencia
fundamental es que el hombre libre trabajaba por cuenta propia, y el esclavo, por cuenta
ajena.

- Las categorías legales no se corresponden con las categorías sociales.


Aunque las categorías están completamente claras desde el punto de vista legal, no hay que
imaginarlas como tres clases sociales bien definidas. Si bien de las tres categorías legales el
grupo de los ciudadanos es el más homogéneo (la gran mayoría son indígenas), socialmente los
atenienses no forman una única clase (hay en la cúspide una pequeña minoría muy rica, y en la
base una mayoría pobre que no posee ninguna tierra o muy escasa cantidad de ella, sin que
sea posible trazar una línea más nítida entre ricos y pobres). No existe una homogeneidad
comparable en las otras dos categorías: los metecos poseen una increíble variedad étnica (y
entre ellos hubo siempre importantes diferencias de fortuna), y los esclavos tampoco tienen
ninguna unidad de origen y dentro de ellos existían grandes diferencias (algunos gozaban de
una situación casi privilegiada y podían alcanzar la libertad, mientras que otros vivían en
condiciones miserables y sin esperanza de ello). Dadas estas diferencias de situación y de
origen, resulta comprensible por qué a pesar del número no hubo grandes rebeliones
organizadas de metecos o de esclavos (≠ con Esparta), pues ninguno de los grupos tuvo
conciencia/programa de clase, y las reivindicaciones tenían lugar siempre a título individual.
Ninguno de los grupos fue considerado por los ciudadanos como potenciales competidores en
la actividad económica; los metecos cumplían funciones necesarias para la ciudad, y los
esclavos simplemente estaban para complementar (o reemplazar) el trabajo de los hombres
libres.

EFICACIA ECONÓMICA DEL TIPO ATENIENSE

En Atenas encontramos un Estado muy diferente al espartano en lo concerniente a la


actividad económica:

- se combatieron eficazmente varios juicios aristocráticos en contra del trabajo.


- el ciudadano ya no estaba obligado a ser un propietario de tierras (aunque la mayoría lo era).
Durante el siglo V (y también durante el VI) Atenas es la ciudad griega económicamente más
desarrollada, y el verdadero centro comercial de toda la costa oriental del Mediterráneo. Esto
se vincula especialmente con su supremacía política, pero también la atmósfera más libre de
Atenas contribuyó a ello. De todas formas, la aportación de Atenas en el terreno económico
fue más limitada de lo que se piensa: combatió algunas actitudes hostiles hacia la actividad
económica, pero no intentó crear un nuevo sistema de valores relativos al trabajo con el que
sustituir los aristocráticos; los verdaderos valores de Atenas se dieron más bien en el terreno
político.

Funker Peter: Capitulo 1 TIEMPO DE CAMBIO Y FIN DE UNA ÉPOCA: LOS INICIOS DE LA
DEMOCRACIA
En este apartado el autor aborda como, a partir de un tortuoso camino, se va introduciendo en
la antigua Atenas un sistema democrático, es decir, la democracia, teniendo como máximo
exponente de dicho cambio la figura de Clístenes.

Ahora bien, antes de pasar a ese gran cambio que va a experimentar Atenas, el autor (a
manera de contextualizar dicho cambio y tener un significado real de porque hay un fin de una
época con la introducción de la democracia ateniense) hace lo que podríamos llamar una
historia en retrospección, es decir, que el autor lo que hace es retroceder en el tiempo y
centrarse en que es lo que pasaba en el siglo VI. a.C, donde remarca como vivía Atenas en ese
momento, sumida en la tiranía y en las decisiones arbitrarias de una nobleza que solo veía y
velaba por sus intereses, a costra de una mayoría, que pedía a gritos reformas políticas y
sociales, pero, sobre todo, el poder tener derechos también a decidir.

En este sentido, el autor destaca la figura de Solón, considerado unos de los padres de la
democracia ateniense. Señala que Solón tuvo que gobernar en un contexto marcado por la
profunda concentración de poder de los nobles. Pero, lo que buscaba Solón era un orden que
tuviera en cuenta el cambio social y económico en Atenas y lograse una nueva distribución de
los derechos políticos y obligaciones dentro de la ciudadanía. La norma para participar en los
procesos de decisión públicos pasó a ser el patrimonio de cada ciudadano y no su origen.

En lo sucesivo, los derechos políticos del individuo ya no se basarían en las raíces familiares,
sino en su adscripción a una de las cuatro clases patrimoniales, escalonadas según el capital,
en las que Solón dividió a la ciudadanía ateniense.

Aunque el autor recalca que todo esto tenía aún poco que ver con la democracia, aunque dos
siglos más tarde Solón fuera considerado su fundador a los ojos de los atenienses. Lo que a
Solón realmente le interesaba era desmontar los privilegios heredados de las antiguas familias
nobles y pasar a un derecho de cooperación más amplio, pero escalonado, de la ciudadanía
ateniense.

Solón respondió a la opresiva situación de necesidad económica y social de Atenas cancelando


todas las deudas hipotecarias y prohibiendo vender como esclavos a los deudores incapaces de
pagar. Al mismo tiempo, estas intervenciones sirvieron como medidas de apoyo para una
amplia labor de carácter legislativo que repercutió en casi todos los ámbitos vitales privados y
públicos de los atenienses. La publicación de las bases jurídicas de las polis se convirtió en la
expresión visible de un nuevo orden estatal que pretendía desvincularse de la poderosa
vinculación a la política de las familias nobles dirigentes y fomentar la participación directa de
cada ciudadano en la polis.

Así, como bien los remarca el autor la reglamentación de Solón había logrado, sobre todo, era
despertar la autoconciencia ciudadana de los atenienses. La paulatina disolución del viejo
entramado de relaciones y vinculaciones debilitó la posición de la nobleza, forzándola a nuevas
formas de compromiso político. Sin embargo, esta situación y experiencia “democrática” no
duro mucho (entre otras cosas porque Solón no encontró mayor apoyo para afianzar su labor
legislativa), de manera tal que Atenas se sumió en una lucha encarnizada por el poder y por
influir en la polis, cosa que terminó llevando a que en el 546 a. C, el ateniense Pisístrato
consiguiera establecerse en Atenas como tirano. Tras décadas de encarnizadas luchas
partidistas, se desembocó entonces en una tiranía, precisamente la forma de dominio que
Solón había intentado erradicar con sus reformas. Pero acá, el autor señala que
paradójicamente, fue la tiranía de Pisístrato y de su familia la que contribuiría en última
instancia a fortalecer el orden de Solón, afirmando su poder frente al resto de la nobleza
(pues, aunque no ofreciera una mayor participación política, no obstante, sostuvo las reformas
de Solón).

Tras la muerte de Pisístrato en el 528-527 antes de C., el poder pasó a sus hijos, al principio sin
fricciones. Pero el año 514 a. C. la situación dio un giro radical cuando dos atenienses,
Harmodio y Aristogitón, en un acto de venganza por cuestiones personales, asesinaron al
pisistrátida Hiparco. Su hermano Hipias, que sobrevivió al atentado, endureció el régimen
tiránico, aumentando con ello la oposición de los atenienses. Ahora ya no eran solamente los
nobles opuestos a los Pisistrátidas, sino también amplios sectores de las clases acomodadas no
nobles quienes deseaban el final de la tiranía. Sin embargo, los atenienses no podían derrocar
la tiranía con sus propias fuerzas. La liberación vino de fuera, en el 510 a. C, cuando soldados
espartanos al mando del rey Cleomenes I entraron en Atenas, obligando a Hipias a abandonar
la ciudad.

Ahora bien, después de este recorrido por la situación anterior, el autor enfatiza en el periodo
de gobierno de Clístenes, periodo que lo considera como el de un nuevo comienzo político.
Clístenes llego al poder, luego de tener por rival a Iságoras (quien incluso había solicitado la
intervención y la ayuda extranjera de Esparta), que también tenía pretensiones de llegar al
poder, pero con la idea de deshacer todo lo conseguido mediante las reformas de Solón, es
decir, quería retroceder a Atenas al periodo Aristocrático. De esta manera, con la victoria
sobre Iságoras y sus seguidores en el 508 a. C, los atenienses se habían defendido con éxito de
todos los intentos de restauración aristocrática y proporcionaron un impulso decisivo a su
demanda de mayor participación en la política. Empezaba a fructificar lo que las reformas de
Solón habían pretendido y que había madurado bajo la tiranía de los Pisistrátidas. La
autoconciencia política de amplias capas de la población se abrió camino por primera vez y se
convirtió en un factor decisivo para la posterior génesis del orden estatal ateniense en la época
clásica.

Así, comenzaba una nueva época para Atenas, a partir de la figura de Clístenes, quien encontró
un apoyo tan amplio en los ciudadanos atenienses que le permitió realizar sus objetivos por la
vía de decisiones mayoritarias ordinarias, contra las que nada pudieron hacer sus enemigos.
Para privar definitivamente a la aristocracia de las bases de su poder, Clístenes apostó por una
amplia reorganización de toda la ciudadanía. Hasta entonces, los atenienses se organizaban
según asociaciones de personas basadas en relaciones gentilicias, es decir, en relaciones de
parentesco más o menos ficticias y dominadas por casas nobles concretas. La participación de
los ciudadanos en las decisiones políticas dependía de su inclusión en este entramado de
relaciones marcado por los vínculos personales.

Por eso, Clístenes emprendió ahora una vía más radical y proporcionó a la organización política
de la unión de ciudadanos atenienses una hechura completamente nueva, a partir de la cual se
creó un sistema de “filés” o tribus completamente nuevo, que se convirtió en el tejido
fundamental de la organización política del conjunto de la ciudadanía.

Pero la verdadera base de la reorganización de Clístenes la constituían los «demos», cuya


posición se fortaleció. Al igual que las “filés”, también ellos poseían instituciones específicas
para regular las tareas que les habían sido encomendadas. Los «demos», a cuya cabeza había
unos funcionarios («demarcas»), al principio elegidos anualmente y más tarde sorteados,
disponían de cultos, propiedades y consejos propios dotados de importantes competencias;
porque en los «demos» se verificaba que todas las demandas estuvieran acordes con el
derecho de los ciudadanos atenienses y se confeccionaban las listas de ciudadanos. En ellos se
nombraban también los candidatos a ocupar las supremas magistraturas de la polis y multitud
de otros cargos y, más tarde, determinarían también los jueces para los juzgados centrales. Los
«demos» constituían asimismo la unidad inferior de reclutamiento para la milicia, que se había
reorganizado de acuerdo con las 10 «filés», y en la que tenían que participar los “demos” en
proporción a su tamaño.

La pertenencia de cada ateniense a un “demos” se convirtió en condición imprescindible para


asumir plenamente sus derechos y obligaciones políticas. Externamente esto se manifestó en
que, a partir de entonces, los atenienses unían a su nombre propio, además del nombre del
padre, el nombre de su «demos», manifestando así su calidad de ciudadano de pleno derecho.

La unión entre los «demos» y el conjunto de la polis se hizo especialmente evidente en la


composición y función de la “Bulé”, el nuevo Consejo creado por Clístenes, que sería el
auténtico motor de las reformas. En este “Consejo de los Quinientos” estaba representada
cada una de las diez nuevas “filés” con cincuenta miembros. Dentro de las «filés» cada
«demos» aportaba un número de consejeros que respondía al tamaño de su ciudadanía. Estos
se sorteaban todos los años en las comunidades entre los solicitantes (había que tener una
edad mínima de treinta años). Asimismo. Esta composición del Consejo no solo aseguraba una
representación representativa, proporcional y equilibrada de todos los ciudadanos en la Bulé,
sino también un compromiso duradero entre los deseos y demandas a menudo muy diferentes
en el seno de la ciudadanía global.
Aunque durante el transcurso del siglo V la Bulé fue asumiendo múltiples tareas, tales como el
control financiero y la supervisión de las actividades de los funcionarios, ya en la época de
Clístenes se le confirieron competencias centrales. Por ejemplo, estaba en sus manos el
establecimiento del orden del día de la asamblea popular que se reunía con regularidad; pero
aún más importante era que todas las propuestas que se presentaran a la asamblea popular
para que decidiera necesitaban una deliberación previa y una toma de postura del Consejo. Sin
una decisión previa del Consejo no se podía votar propuesta alguna en la Asamblea Popular.

Lo que Clístenes inició en el 507 a. C. no podía concluirse de la noche a la mañana. El nuevo


orden debía ser ensayado, ejercitado y, en caso necesario, adaptado mediante modificaciones
a las exigencias reales. De esta manera, los atenienses debieron sortear todo tipo de presiones
provenientes de potencias extranjeras, principalmente de Esparta (quienes hacían una errónea
evaluación de las fuerzas de la gran Acrópolis), para poder consolidar su nuevo sistema. Así
que, luego de sus importantes éxitos militares en el orden exterior, Atenas pudo consolidarse
internamente.

Funker Peter Capitulo 2 AUTOAFIRMACIÓN Y FORTALECIMIENTO: LA ÉPOCA DE LAS


GUERRAS MÉDICAS
(Las guerras médicas fueron una serie de conflictos entre el Imperio
aqueménida de Persia y las polis del mundo helénico que comenzaron en el 490 a. C. y se
extendieron hasta el año 449 a. C. La colisión entre el fragmentado mundo político de la
antigua Grecia y el enorme imperio persa comenzó cuando Ciro II el
Grande conquistó Jonia en el 547 a. C. y tuvo dos momentos críticos en las dos
expediciones fallidas de los persas contra Grecia, en el 490 a. C. y desde el 481 a. C.
hasta el 479 a. C., conocidas respectivamente como primera y segunda guerra médica. El
enfrentamiento entre griegos y persas, del que las guerras médicas fueron solo una fase,
duró en total más de dos siglos y culminó con la conquista y disolución del Imperio
aqueménida por Alejandro Magno en el siguiente siglo.
Los propios griegos se refirieron a estas guerras como el «asunto medo»
(Μηδικά, Mĕdiká), pues aunque eran perfectamente conscientes de que el Imperio
aqueménida, su enemigo, estaba gobernado por una dinastía persa, conservaron para
este el nombre con que fue conocido antes, Media, una región contigua a Persia sometida
a su imperio. )

En este capítulo, el autor refiere a como el sistema político creado en Atenas se afirma y se
fortalece en medio de un contexto exterior muy duro que le toco enfrentar la Acrópolis, es
decir, el contexto estuvo mediado por las guerras médicas, aquel conflicto militar que enfrento
justamente a Atenas con Persia.

Pero antes, hace un breve recorrido por las consecuencias de lo que significó la Guerra de
Maratón (entre Persia y Atenas), enfrentamiento que determinó el desenlace de la primera
guerra Médica entre Persia y el mundo griego. En este sentido, el autor agrega que, pese a que
los atenienses sabían que la victoria de Maratón no significaba ni mucho menos haber
superado definitivamente el enfrentamiento con los persas; no obstante, tal éxito no solo
fortaleció la conciencia de su propia valía y la confianza en sus propias fuerzas, sino que les
procuró un gran prestigio en el mundo griego.

En cuanto al significado de la batalla de Maratón para los persas, el autor señala que los persas
no debieron de valorar en tanto su derrota, puesto que no solo mantenían su esfera de
influencia en Tracia y Macedonia, sino que también habían extendido su poder al mundo
insular del Egeo. En realidad, era solo una mera cuestión de tiempo que volvieran a intentar
someter la tierra firme griega.

Ahora bien, en cuanto al orden interno ateniense, el autor señala que la década de los ochenta
se convirtió en la prueba de fuego de la organización Isónoma de Atenas creada por Clístenes.
En el ambiente acalorado de las pugnas políticas, el procedimiento del ostracismo se convirtió
en el principal instrumento regulador. Fue en esta época cuando este procedimiento pasó del
consejo de los quinientos a manos del conjunto de la ciudadanía, que consiguió con ello una
importante baza de intervención política.

Hubo otras innovaciones políticas que fortalecieron el potencial democrático del orden trazado
por Clístenes: desde el 487 a. C. los nueve arcontes ya no fueron elegidos, sino sorteados entre
los cien candidatos que proponía cada “demos”. Al mismo tiempo, el arconte polemarca
perdió el poder del mando militar, que pasó a manos de los diez estrategas, mientras que a él
mismo solo le quedaron competencias para organizar las celebraciones conmemorativas en
honor de los caídos de guerra y para desempeñar funciones judiciales en el ámbito del derecho
de extranjería.

Estos cambios institucionales, cuyo alcance no llegaron a vislumbrar los atenienses en ese
momento, constituyeron importantes hitos para el posterior desarrollo del régimen ateniense
y fortalecieron el peso del conjunto de la ciudadanía en el proceso de decisión política. Todo
hace suponer que uno de los protagonistas de esta evolución fue Temístocles. Aunque las
fuentes no señalan relación directa alguna entre su persona y las modificaciones legales de los
años ochenta.

Ahora bien, el conflicto con Persia subsistía, es decir, este poderoso imperio se había
reorganizado luego de Maratón, y ahora asechaba las costas griegas, bajo las directrices de su
nuevo soberano, Jerjes. (23, apartado), un nuevo asedio se daba inicio, el cual avanzaba desde
Asia Menor hacia el mundo griego. Como contrapartida, se formó una Liga Helénica (aunque
como bien señala el autor, había muchos estados griegos que tomaron una actitud benévolo o
por lo menos neutral frente al enemigo, en un primer momento), que, luego de una dura y
encarnizada guerra con los persas, logró la victoria total, victoria, encabezada por Atenas,
bajos las órdenes de Temístocles. Aunque hay algo que hay que advertir y es que, luego de la
victoria griega sobre los persas, vinieron los primeros signos del incipiente antagonismo entre
Atenas y Esparta. Los éxitos en las guerras persas fortalecieron la autoestima de los atenienses,
y su intervención desinteresada a favor de la causa común griega les granjeó un enorme
prestigio entre los demás helenos. Los atenienses supieron aprovechar este estado de ánimo
para emanciparse de Esparta y extender su campo de acción político. Esto se puso de
manifiesto ya en 479-478 a. C.

Sin embargo, el autor señala que la propia Atenas buscó la hegemonía, al formar otra alianza
mucho más poderosa y con una estructura organizativa más poderosa que la de la Liga
Helénica, puesto que conformo un fuerte sistema de alianza con los griegos jónicos, sobre todo
los poderosos estados insulares de Quíos y Samos. Esta alianza le confirió a Atenas el mando
de los ejércitos por mar y por tierra. La columna vertebral de la alianza la constituían las cuotas
de los miembros que afluían a una caja de la liga, y que, administradas por diez tesoreros
atenienses, se destinaban a la construcción y mantenimiento de la flota aliada.

El auténtico impulso de la política de la liga naval ateniense iba dirigido sobre todo contra
Persia. Pero ya las primeras empresas pusieron claramente de manifiesto una estrecha
imbricación con marcados intereses particulares de Atenas. El establecimiento de colonias
atenienses en Eion (476 a. C.) y después, sobre todo, la conquista de la isla de Skyros (475 a. C.)
situada al este de Eubea, y la incorporación forzosa a la liga naval de la ciudad de Caristos,
situada al sur de Eubea (470 a. C.), sirvieron claramente para ampliar la esfera de influencia
ateniense. Entonces, Atenas tenía intereses fijos, pues en la Liga naval, veía un instrumento
decisivo para imponer sus ambiciones de poder.

Peter Funker Capitulo 3 PODER Y DEMOCRACIA: ATENAS EN LA ÉPOCA DE PERICLES


En el apartado 3 el autor analiza la Atenas en la época de Pericles. Siguiendo al autor, esta es
una importante época en toda la Historia de Atenas, pues, con Pericles, podemos hablar ya de
una democracia como tal, de hecho, es en esta época cuando surgió por primera vez la palabra
demokratía (“gobierno del pueblo”, “poder popular”), que en el futuro se convirtió en la
descripción tipológica del sistema que logró su forma fundamental y definitiva en Atenas con
los sucesos del 462-461 a. C. Durante casi siglo y medio, todo el poder político estuvo en
manos de toda la ciudadanía ateniense sin limitación alguna, sobre todo después de que
Pericles, gracias a la introducción del pago de dietas, permitiera a cualquier ciudadano
participar en el consejo y en los tribunales, y de que en el 457-456 a. C. abriera el acceso a los
cargos de arconte a la tercera clase del censo y, poco después, también a los “thetes”.

Ahora bien, en un primer momento del capítulo, el autor refiere a la política exterior de
Atenas, donde muestra como la Acropolis ira manteniendo una posición hegemónica, a partir
de su decidida rivalidad y hostilidad para con su vecina Esparta. En este sentido, sostiene que
los éxitos militares en la primera mitad de los años cincuenta habían procurado a los
atenienses una hegemonía en tierra firme griega que nunca habían alcanzado antes y que
jamás volverían a alcanzar después. Su área de influencia abarcaba ahora desde las Termopilas
hasta el golfo de Corinto y comprendía, junto con Acaya, Argos y Trecena, incluso zonas del
Peloponeso. Al mismo tiempo, los atenienses se afanaban para seguir extendiendo el poder de
la liga naval en el Egeo a costa de Persia.

La consolidación de Atenas como nuevo centro de poder y como centro cultural de toda Grecia
fortaleció la posición de Pericles (al fin y al cabo, este era el hombre fuerte del momento).
Política de poder y democracia habían contraído una unión indisoluble y apenas quedaban
flecos sueltos.

En lo que refiere a la sociedad y a la economía, también se experimentaron importantes


cambios que van a prevalecer en el tiempo. La radicalización de las formas constitucionales a
partir del 462-461 a. C. condujo a restringir más la ciudadanía ateniense. Esta tendencia a
restringir el derecho de ciudadanía se aceleró debido a la creciente afluencia de extranjeros
que intentaban aprovecharse del aumento de poder de Atenas.

En el 451 a. C. una ley de ciudadanía introducida por Pericles, y según la cual solo podían
convertirse en ciudadanos atenienses aquellas personas cuyos dos progenitores también lo
fueran, clarificó definitivamente las cosas. Solo en casos excepcionales, como homenaje a
especiales méritos y partiendo de una resolución especial de la Asamblea Popular, podía
concederse la ciudadanía de Atenas a los no atenienses. El requisito para la adquisición de los
derechos cívicos tras alcanzar la mayoría de edad a los dieciocho años era la inscripción en una
lista de ciudadanos que se llevaba en el “demos” natal.

Los privilegios de los ciudadanos atenienses no se limitaban al ámbito político. En efecto:


únicamente los atenienses tenían derecho a la propiedad de casas y tierras; a los no atenienses
este derecho solo se les concedía en raras ocasiones y por acuerdo popular. Los delitos
criminales contra ciudadanos atenienses solían ser valorados jurídicamente de forma distinta
que los mismos delitos cometidos contra extranjeros o esclavos.
Los atenienses (al igual que los ciudadanos de otras muchas polis) también estaban
exonerados de pagos regulares de tributos. Solo en casos imperiosos de necesidad y con los
correspondientes acuerdos populares se les podía solicitar el pago de un impuesto patrimonial
extraordinario, que más tarde, en el siglo IV, fue sustituido por el denominado sistema de
“symmorías” basado en el valor del patrimonio. Los ciudadanos tenían que prestar “leiturgías”
en lugar de pagar impuestos.

La exclusión de las mujeres de todas las decisiones políticas corría pareja con su clara posición
de inferioridad legal frente a los hombres, en Atenas incluso mucho más marcada que en otras
ciudades griegas. La ateniense dependía durante toda su vida de un tutor. Este era primero su
padre y, tras su muerte, el hermano mayor u otro miembro masculino de la familia; eran estos
quienes decidían la elección del marido. Con la boda, los derechos de tutela pasaban al
marido. Aunque el autor señala que, sin embargo, sería una conclusión errónea deducir
forzosamente de esta situación legal la correspondiente posición de inferioridad de las
atenienses en la vida pública y cotidiana. Aunque las mujeres estaban sometidas a todas esas
limitaciones, disponían de una libertad de movimientos mucho mayor de lo que se suele
suponer.

En la época clásica, el grupo de población más numeroso con diferencia de los no atenienses lo
constituían, como ya dijimos, los esclavos, sin los cuales sería imposible concebir la vida
cotidiana de Atenas. El auge económico de la ciudad y la creciente riqueza permitieron a
numerosos ciudadanos y metecos comprar esclavos. La adquisición de un esclavo era muy cara
(oscilaba entre seis y veinticuatro veces el salario mensual medio); pero además había que
correr con su manutención, por lo que no todo el mundo podía comprar los esclavos que se
antojara.

La mayoría de los esclavos trabajaban en cuestiones relacionadas con la economía, en todos


los sectores profesionales, desde los puertos hasta la banca. De la clase de los esclavos
procedían técnicos muy especializados, así como peones y obreros no especializados. A veces
también se encomendaban a esclavos actividades empresariales libres (por ejemplo, la
dirección independiente de comercios). Aunque acá, el autor advierte que, a pesar de lo dicho,
no cabe hablar en Atenas de esclavitud masiva.

La situación jurídica de los esclavos era tan homogénea como diferente era su situación social
y sus condiciones de vida concretas. Al igual que en todo el mundo antiguo, los esclavos
carecían en principio de libertad personal, sin embargo, el esclavo estaba protegido de la total
arbitrariedad de su señor, aunque no fuera más que porque su compra era siempre una
inversión cara, por lo que a su señor le interesaba conservar el mayor tiempo posible su fuerza
de trabajo.

Como en todas las economías de la Antigüedad, la agricultura era la columna vertebral de


Atenas. Pese a la diversidad de sus actividades, la sociedad ateniense siguió teniendo un
marcado carácter campesino. Todo el Ática estaba recorrida por una densa red de pequeñas
ciudades, asentamientos rurales e innumerables granjas aisladas. De acuerdo con las
costumbres alimenticias de la época, en la agricultura predominaba la tríada de cereal, olivos y
vino. Donde el suelo lo permitía, se prefería el trigo, en caso contrario se sembraba cebada.
Como el cultivo de cereal resultaba muy laborioso, era desplazado por el cultivo del olivo y de
la vid, toda vez que este era mucho más rentable. Esto agudizó todavía más la notoria escasez
de cereales en el Ática. Desde las postrimerías del siglo VI como muy tarde, y acaso antes, los
atenienses dependieron de regulares y cuantiosas importaciones de grano procedentes de
Sicilia y de Egipto, y también de la zona del mar Negro.

Ahora bien, era tal el protagonismo que había alcanzado Atenas, que el propio Pericles calificó
a la Atenas de entonces de “escuela de Grecia”. Según él, los atenienses eran un modelo digo
de imitación para los demás griegos no solo por su poder y su sistema democrático, sino
también en los ámbitos del arte y la literatura, de la filosofía y de las ciencias. Esto no era
exagerado de ninguna manera, de hecho, como lo señala el autor, Atenas se había convertido
en la nueva potencia hegemónica y en el centro cultural del mundo antiguo. El poder y la
riqueza de la ciudad formaban tal simbiosis con la cultura que empequeñecía con creces todo
lo anterior. De hecho, en esta época comienza un gran apogeo en lo que refiere a la
construcción y crecimiento edilicio, lo que le va a dar otra fisonomía distinta a la ciudad. Hay
una gran construcción artística, plagadas de obras monumentales, incluidos los famosos
monumentos.

Si en las artes plásticas fueron siempre estímulos externos los que influenciaron y fomentaron
en Atenas la creación artística, la tragedia y la comedia constituyen creaciones atenienses
completamente autóctonas, cuya intemporalidad se pone de manifiesto hasta nuestros días.
Sus inicios se remontan hasta muy atrás, en el periodo arcaico, estrechamente ligados desde el
principio a las celebraciones religiosas en honor del dios Dioniso.

El desarrollo de nuevas formas en la música, en las artes plásticas y en la creación literaria se


correspondía de forma muy fructífera con el desarrollo de nuevas ideas en el pensamiento y la
filosofía. También aquí se aunaban muchas cosas en Atenas, cuya época clásica sentó las bases
de su fama como centro intelectual de la filosofía y de la retórica, una fama que sobreviviría al
ocaso político de la ciudad en la época helenística y de cuyo esplendor aún acertaron a
beneficiarse los atenienses de la época romana.

Ante un gran público de oyentes y de lectores, Heródoto difundió en Atenas a lo largo de los
años cuarenta sus investigaciones sobre las causas de las guerras médicas, sentando con ello
las bases de una historiografía científica, cuya “paternidad” le atribuiría más tarde Cicerón. El
ateniense Tucídides se convirtió en el segundo precursor de la historiografía con su exposición
monográfica de la Guerra del Peloponeso. Su rigor metodológico y su capacidad analítica se
convirtieron en modelo paradigmático para todos los historiadores posteriores.

También en las artes preservó Atenas en el siglo IV su carácter ejemplar y su influencia.


Ciertamente se recurrió con plena deliberación al arte del siglo V, que ya se apreciaba
entonces como “clásico”, y como tal idealizado. Pero esto no condujo a una parálisis o a la
mera imitación, sino al desarrollo de un estilo muy personal, cuyas tendencias arcaizantes a
finales del siglo IV (respondiendo al ambiente político de la época) se inspiraron en un periodo
incluso anterior.

Durante las primeras décadas del siglo IV, la actividad constructora se centró primero en la
reconstrucción de las murallas y fortificaciones de la ciudad, arrasadas tras la Guerra del
Peloponeso. Después, a mediados del siglo, se inició una vasta planificación para reestructurar
la ciudad, que se concluyó en los años treinta con un formidable programa de obras que había
sido iniciado por el político Licurgo

Funker Peter capítulo 4 UNA GUERRA MUNDIAL EN LA ANTIGÜEDAD: LA GUERRA


DEL PELOPONESO
En este capítulo, el autor aborda uno de los mayores conflictos que tuvo el mundo griego
antiguo, es decir, estamos hablando de la Guerra del Peleponeso, aquel conflicto bélico que
enfrento a Atenas contra Esparta.

Esta rivalidad histórica entre atenienses y espartanos llegara a su momento álgido durante la
Guerra del Peleponeso, pero antes, el autor hace un recorrido por los antecedentes, y es que,
a pesar de que en el año 446-445 a. C. se había firmado un tratado de paz de treinta años, no
obstante, este no logró eliminar de raíz las auténticas causas de la rivalidad entre Atenas y
Esparta. Además, acá recalca el autor de que la reanudación de las hostilidades era inminente,
sobre todo por el crecimiento, el poderío y las ambiciones creciente de Antenas por expandir
sus áreas de dominio e influencias. El creciente foco de descontento con su vecina Esparta fue
conducido por Pericles, quien tomo una actitud completamente belicosa con respecto a
Esparta.

Ahora bien, el autor hace una aclaración en relación con este conflicto, y es que para él se
trató de una auténtica guerra mundial en la antigüedad, puesto que muchas veces se suele
creer que en modo alguno este conflicto quedó limitado a Grecia y al Peloponeso, sin
embargo, esto no es así, ya que el mismo conflicto se extendió a casi todos los ámbitos del
mundo mediterráneo de entonces. De esta manera todas las potencias dirigentes de la época
se vieron arrastradas a esa “guerra mundial” de la Antigüedad que solo encontró un final
provisional con la total derrota de Atenas en el año 404 a, C. y que tendría un epílogo de casi
dos décadas de duración.

Por otra parte, concretamente lo que hace a los acontecimientos de la guerra, como dijimos
antes, La Guerra del Peleponeso es la guerra que enfrentó a Atenas y las ciudades que
formaban la Liga de Delos contra Esparta y las ciudades de la Liga del Peloponeso entre los
años 431 y 404 a.C.

Fase 1 : guerra arquidamica sparta poseía superioridad terrestre y Atenas superioridad


marítima 🞂 El ejército de la Liga del Peloponeso, dirigido por el rey espartano Arquidamo,
invadía y devastaba el Ática y sus campos 🞂 La estrategia de Pericles fue evacuar la población
de Ática hacia la ciudad, que estaba comunicada con el Pireo, su puerto, y resguardarse tras los
Muros Largos 🞂 En -429 se produjo la peste que afectó a gran parte de la población y al mismo
Pericles.

Muerto Pericles, Cleón, demócrata, toma el poder en Atenas. El general Demóstenes ocupa
Pilos y acosa de cerca a Esparta. 🞂 Cleón se dirige en su ayuda y vence en la batalla de
ESFACTERIA 🞂 Los espartanos, dirigidos por Brásidas, toman Anfípolis (-424) 🞂 En -423 Cleón
intenta liberar Anfípolis y acaba muriendo con Brásidas. Ambos eran partidarios de continuar
con las hostilidades. 🞂 En -421 se firma la PAZ DE NICIAS (421) y se restituyen las posesiones
anteriores a la guerra.

Paz de NICIAS

Fase 2 batallas en occidente y reanuacion de hostilidades

e reúne el congreso de Gela y aboga por la unidad siciliana. Atenas envía ayuda a sus aliados
para frenar influencia de los pro espartanos en la isla. 🞂 En 416 conflicto entre Segesta y Selino,
la 1º pide ayuda a Atenas. Nicias, pacifista, no logra frenar la intervención. Alcibíades, popular
por haber reprimido una revuelta en Melos (strategos en -420) promueve la expedición y logra
el apoyo de Nicias. 🞂 La Asamblea con nuevas ansias de expansión territorial autoriza la
expedición. Jefes: Nicias, Alcibíades y Lámaco. 🞂 Antes de partir Alcibíades acusado de actos
sacrílegos y aunque lo intenta no consigue ser juzgado antes de la expedición. 🞂 La expedición
(de grandes proporciones) desembarca en Sicilia. Hay disensiones entre los 3 jefes. Finalmente
se impone la estrategia de Alcibíades: la confrontación directa

Fase final Atenas entre la democracia/oligarquia

Ahora, ¿Cuáles serían las causas desencadenantes de tal conflicto?

La causa principal fue la rivalidad entre ambas ciudades. Hasta el siglo V la ciudad más
poderosa de Grecia había sido Esparta, gracias a su ejército, con el que controlaba la mayor
parte del Peloponeso. Pero tras las Guerras Médicas Atenas adquirió mucho prestigio, por sus
victorias en Maratón y Salamina, y una gran influencia y poder sobre muchas ciudades del mar
Egeo.

Atenas era superior en fuerza naval, con una gran flota de guerra formada por trirremes; en
previsión de un nuevo ataque de los persas, fundó la Liga de Delos a la que se sumaron las
ciudades costeras e islas del mar Egeo. La pertenencia a esta liga al principio era voluntaria,
pero pronto Atenas obligó a mantenerse en ella a las ciudades, con lo que convirtió esa alianza
en una forma de dominación de Atenas sobre todo el mar Egeo. Esparta, por su parte,
mantenía su control del Peloponeso y del mar Jónico, a través del que comerciaba con Italia y
el Mediterráneo Occidental. El desencadenante de la guerra fue que la isla de Córcira, que
hasta entonces era aliada de los espartanos, se sumó a la Liga de Delos. De esta forma todas
las islas jónicas pasaron a ser aliadas de Atenas, y amenazaron el comercio de los peloponesios
con Italia. Sintiéndose amenazada, el año 431 a.C. Esparta entró en guerra contra Atenas.

En los primeros años la guerra se desarrolló de la misma forma. Los espartanos, como su
ejército eran superior por tierra, invadían cada primavera el Ática, devastaban los pueblos y los
cultivos y sitiaban Atenas para provocar un enfrentamiento por tierra. Los atenienses, como
eran superiores en el mar, evitaban el enfrentamiento por tierra, se refugiaban en Atenas, y
entraban y salían de la ciudad por el puerto de El Pireo. Pero en una ocasión se declaró en
Atenas una epidemia de peste que acabó con muchas vidas, entre otras la del general Pericles.

Después el escenario de la guerra se trasladó a Sicilia, cuando los atenienses atacaron Siracusa,
la ciudad principal de la isla, que era aliada de Esparta. Esperaban someter toda Sicilia y
aumentar gracias a eso su poder, pero una serie de errores condujeron a la derrota total del
ejército ateniense.
En la última fase de la guerra se rebelaron las ciudades jonias con el apoyo de Esparta, y
obligaron a Atenas a rendirse sin condiciones. En el año 404 a. C. los atenienses tuvieron que
demoler las largas murallas del Pireo, entregar su flota, disolver la Liga de Delos y aceptar el
dominio de Esparta.

Así terminó el esplendor de Atenas, la ciudad que había sido hegemónica durante el s. V a. C.,
la ciudad de Pericles, la ciudad de la democracia, del poderío naval y de la riqueza cultural. Su
política imperialista condujo a la unidad política de Grecia frente a otros pueblos, y su derrota
mantuvo la independencia de las polis, pero hizo que Grecia en su conjunto, por estar dividida,
fuera débil frente al exterior. De hecho, durante el siglo IV a.C. siguieron los enfrentamientos
entre las ciudades, sobre todo entre Esparta, Atenas y Tebas, lo que favoreció que Macedonia,
unida y poderosa bajo el mando del rey Filipo, sometiera Grecia.

A la hora de estudiar la Guerra del Peloponeso (431 – 404 a.C.), los historiadores
solemos dividirla en cuatro fases distintas: la Guerra arquidámica (431 – 421
a.C.), la Paz de Nicias (421 a.C.), la Gran expedición a Sicilia (415 – 413 a.C.), y
la Guerra Decélica (413 – 404 a.C.).

La primera de las fases de la Guerra del Peloponeso se llama Guerra


arquidámica porque fue el rey espartano Arquidamo II quien realizó la primera
invasión del Ática. También recibe el nombre de la Guerra de los Diez
Años porque fue justamente eso lo que duró: desde abril del 431 a.C. a marzo
del 421 a.C. A su vez, esta primera etapa se subdivide en dos periodos: el
periodo de mandato de Pericles (431 – 429 a.C.) y el periodo de la peste
ateniense y los sucesores de Pericles (429 – 421 a.C.).

La segunda de las fases de la Guerra del Peloponeso recibe el nombre


de la Paz de Nicias porque fue el aristócrata ateniense del mismo
nombre quien firmó el acuerdo temporal de paz con el
rey Pleistoanacte de Esparta en la primavera del 421 a.C. Esta paz
temporal, que no dejó satisfechos a ninguno de los dos bandos, se
firmó por el agotamiento demográfico y económico de ambas polis
después de una década de luchas.
La tercera de las fases de la Guerra del Peloponeso se conoce como la Gran
expedición a Sicilia (415 – 413 a.C.). Afortunadamente, tenemos una gran
cantidad de datos históricos acerca de esta fase, probablemente motivada por
el hecho de que Tucídides participara directamente en ella, y por ello pudiera
describirla con todo lujo de detalles. Siempre según este historiador, en esta
expedición participó un gran ejército de la Liga de Delos formado por más de
6000 soldados, entre hoplitas e infantería ligera, y más de 250 naves.
La cuarta de las fases de la Guerra del Peloponeso es la llamada Guerra
decélica o Jónica (413 – 404 a.C.) debido a los dos principales frentes donde se
libró: Decelia, una localidad cercana a Atenas desde donde la ciudad fue
incesantemente atacada; y la costa oeste de la península de Anatolia, donde
se sucedían las revueltas y rebeliones contra Atenas.
Finalmente, a comienzos del año 404 a.C., al verse sitiada por mar y por
tierra, a Atenas no le quedó más remedio que rendirse, poniendo fin
a veintisiete años de la guerra más terrible que había conocido el
mundo griego. Como consecuencia de la rendición, el imperio
ateniense desapareció, y Atenas quedó reducida a un simple miembro
más integrado dentro de la Liga del Peloponeso. Sin embargo, la
victoria fue muy amarga para el bando espartano, pues las
consecuencias sociales, económicas, culturales y demográficas fueron
enormemente sufridas no solo por los atenienses, sino por todos los
griegos.

El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma- Lane Fox, Robin Capítulo 16: La
lucha por la libertad y la justicia.
Los cuarenta años más o menos que siguieron a la inesperada victoria de los espartanos sobre
los atenienses son un calidoscopio de guerras, alianzas en continuo cambio y breves periodos
de hegemonía de las distintas grandes potencias de Grecia. Los ideales de justicia y libertad
siguieron interpretados de formas muy variadas. Fuera de Esparta y Atenas, los ciudadanos de
las demás comunicades griegas volvieron a tener el protagonismo.

Desde el punto de vista cultural, la concentración del pensamiento, el teatro y las artes en una
sola gran ciudad. Atenas, se vio disminuida cuando el poder y las finanzas de esta dejaron de
ser excepcionales a partir de 404 a.C, pero el legado cultural de Atenas no murió. Dicho legado
siguió difundiéndose fuera del ática, nunca dejó de ser la educación de Grecia como lo había
llamado Pericles. Los escultores que habían trabajado en el grandioso programa de
construcción de la Acrópolis de Atenas emigraron a las cortes de algunos mecenas dinásticos y
se llevaron consigo los secretos de su oficio. Los teatros, invención ateniense, empezaron a
aparecer por todo el mundo griego y en ellos se estrenarían las últimas obras maestras de la
dramaturgia ateniense. Los nuevos dinastas de la época, los tiranos de Sicilia y los reyes de
Macedonia, compartían su admiración por los grandes actores.

En el norte de Grecia, en la península Calcídica, empezó a prosperar una poderosa liga de


ciudades encabezada por Olinto, el rey Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno
arrasó la ciudad en 348 a.C conservándola así para los arqueólogos y convirtiéndola en una
especie de precursora griega de Pompeya. Como muchas otras ciudades del mundo griego, fue
trazada siguiendo un esquema perfectamente planificado desde el punto de vista formal.

Durante las décadas de 440 y 430 había sido remodelada la zona situada detrás del puerto de
la ciudad, el Pireo: especialmente el ágora de la localidad había sido diseñada por el excéntrico
Hipodamo, un extranjero ordinario de Mileto. Hipodamo era un teórico, un soñador desde el
punto de vista social y un planificador, que creía en la utilidad de las zonas y divisiones en el
trazado de una ciudad; en 443 a.C fue invitado a trabajar en el plan urbanístico de la colonia
enviada por los atenienses a Turios.

El fin del imperio ateniense disminuyo también el atractivo de Atenas como meta de los viajes
de los intelectuales. En Atenas las opciones mas populares eran la retórica, el arte de hablar y
de escribir, y la filosofía. Durante mucho años, llegarían a Atenas discípulos de todos los
rincones del mundo griego deseosos de estudiar con el gran maestro literario, Isócrates.
Isócrates ataco a los que eran intelectualmente superior a él, a los filósofos que estudiaban
con Platón. Se desencadeno una verdadera guerra en el ámbito de la educación superior, pero
Platón y luego Aristóteles serian, los vencedores.

Desde el punto de vista político, el principal acontecimiento de las primeras décadas del siglo
IV fue la reanudación de la brutal hegemonía de los espartanos. A finales del siglo V, Lisandro
ya había planteado graves cuestiones en torno al problema de hasta donde debía llegar la
preeminencia de un individuo en el grupo de los llamados iguales de Esparta. Había desafiado
la oposición del sistema de lujo y a las importaciones de riquezas del extranjero.

Gracias a los saqueos y las victorias de finales del siglo V, llegaron cientos de talentos de plata
a Esparta. Otros tesoros fueron retenidos o controlados por el propio Lisandro. Desde 406 a.C
diseño sus peculiares versiones de libertad y de justicia para las demás comunidades griegas.
Sus planes comportaban el sometimiento de ciudades enteras a decarquias o camarillas de
diez hombres descaradamente pro-espartanos y antidemocráticos. Consecuencia de todo ello
fue una incontable matanza de demócratas populistas de las ciudades. Se dice que propuso la
esclavización de toda la población de la ciudad, mientras que un tebano, el odioso Erianto,
llego a exigir incluso que Atenas fuera arrasada y que el Ática fuera convertida en el terreno de
pasto para las ovejas. Tebas y Corinto insistían en la necesidad de destruir Atenas.

Durante los últimos años de la gran guerra. Esparta había contado con la ayuda desde 407 de
un joven príncipe persa, Ciro. Y cuando acabo la guerra tuvo que ayudar a este Ciro en un
auténtico intento de fratricidio, la campaña que organizo para asesinar a su hermano
Artajerjes, el legitimo heredero del trono de Persia. Ciro fracaso y murió en Mesopotamia en el
otoño de 401, mientras combatía en el campo de batalla a lomos de su indómito caballo
Pasacas.

El soberano persa había logrado sobrevivir paso a considerar a Esparta su principal enemigo en
Grecia. Los espartanos no tardaron en tener problemas también en Grecia. En 403 pactaron
con los demócratas atenienses que habían logrado sobrevivir, pero su hegemonía
incontestables les alieno rápidamente el apoyo de Corintios y Tebanos. Y así estos últimos
iniciaron una guerra contra Esparta aliándose precisamente con los atenienses (a los que antes
habían querido aniquilar), los aliados contaron con la asistencia en barcos y dinero del rey de
Persia (anti espartano). Esta guerra supuso por lo menos el fin de Lisandro, que murió en el
campo de batalla a finales del verano de 395 en la Grecia Central.

En el curso de esta nueva guerra, los atenienses dependieron básicamente de la ayuda del rey
de Persia, pero cuando su fortuna comenzó a renacer se lanzaron a hostigar los territorios de
los persas en Asia menor.

390 los atenienses empezaron a jugar fuerte: no dudaron en presentar ayuda a los rebeldes de
Chipre y de Egipto. Para recuperar el favor de los persas, los espartanos acordaron devolverle
Chipre y las ciudades griegas de Asia menor: resultado de todo ello fue la firma de un tratado
espartano-persa “paz del rey” de 386 a.C. Después de esta grave tradición a la libertad de los
griegos, los espartanos empezaron a abusar brutalmente del principio de autonomía que
habían ofrecido a Grecia según los términos de la paz del rey. La autonomía era una especie de
libertad, pero como siempre, una liberta con restricciones. Arrasaron la ciudad vecina de
Mantinea, en Arcadia, que consideraban poco de fiar, afirmando que la autonomía exigía su
división en pequeñas aldeas.

A pesar de la paz del rey de 386, los espartanos efectuaron incursiones de saqueos gratuitas
contra Tebas y Atenas. Se trasladaron también al norte, respondiendo a la petición de ayuda
del rey de 379Macedonia, con el fin de restablecerlo en el trono. En 379 los tebanos
expulsaron a la guarnición impuesta por los espartanos y se volvieron favorables a la
democracia y decididamente antiespertanos. Empezaron a reclamar justicia ya invitar a sus
aliados griegos a unirse en una nueva confederación anti espartana que evitaría incurrir en los
supuestos motivos de quejas de los tiempos del imperio de Atenas. La confederación fue un
gran éxito y al cabo de dos años se habían integrado en ella mas de atenta aliados. El rey de
macedonia fue restaurado en el trono gracias a Esparta, pero cuarenta años mas tarde, Filipo I
y luego Alejandro Magno mostraría una actitud claramente antiespertana, su diplomacia y sus
campañas militares contribuirán a aislar todavía más a Esparta dentro de Grecia.

En 371 se produjo el punto de inflexión. Tras intentar detener una vez más la expansión
regional de Tebas, los espartanos perdieron en Leuctra una batalla trascendental por tierra
frente a la compacta formación en línea de los tebanos. Uno de sus reyes quedo atrapado
junto con su caballería delante de la infantería, condenando a los espartanos a la peor derrota
jamás sufrida.

Las consecuencias fueron aprovechadas de inmediato por los ciudadanos de las comunidades
griegas del sur a las que Esparta había aterrorizado durante siglo. En el verano de 370 el
general de Tebano Epaminondas fue invitado a cruzar el Istmo y pudo realizar así el sueño que
durante años habían abrigado los enemigos de Esparta de invadir el propio territorio de
Laconia. La derrota de Esparta produjo dos grandes bienes. Los mesenios, sus vecinos lograron
reagruparse por fin y formar una comunidad griega libre. Los tiempos de su esclavitud fueron
convertidos en ilotas, habían acabado y para subrayar el hecho construyeron unas
impresionantes murallas, los Arcaicos decidieron construir una nueva cuidad grande
(megápolis), formada por la fusión forzosa de las aldeas de la región. La ciudad grande se
convirtió en el centro de otro sueño que había sido acariciado durante mucho tiempo. La liga
arcaica. Se integrarían en ella las distintas ciudades de Arcadia. La liga debería celebrar una
gran asamblea, pero los oligarcas arcadios, que durante mucho tiempo habían contado con el
apoyo de Esparta, supuso un gran disgusto. Durante seis años la liga constituyo una fuerza
democrática al frente de un gran ejercito los Escogido.

Después de 370 el poder de Esparta se vio seriamente perjudicado por la liga en beneficio de
una mayor justicia y libertad para casi todos sus vecinos griegos. Epamanondas fue honrado en
Arcadia.

Estas primeras décadas del siglo IV quizá den la impresión de haber sido un fracaso tenido de
melancolía, en el que los griegos no fueron capaces de unirse a pesar de saber que tenían los
mismos dioses, la misma lengua y eran étnicamente homogéneos. Una y otra vez se intento
llegar a un arreglo de la situación en Grecia, en un primer momento con el apoyo del rey de
Persia. Artajerjes II, tenia sus propios motivos para querer la paz: que los griegos estuvieran
disponibles y ayudar a reconquistar Egipto. Cuando se vio que las propuestas del soberano
persa eran demasiado interesadas, los griegos intentando llegar a una paz común por su
cuenta.
Sin embargo, a menudo lo que estaba en un juego en aquellos conflictos eran territorios muy
valiosos, así como la mayor libertad. Pues la democracia repartía de modo mas equitativo
entre los ciudadanos las cargas financieras: ello significaba que todos los ciudadanos varones
fueran consultados antes de verse envueltos en una guerra. En al oligarquía, podía decirse que
las leyes eran iguales para todos los ciudadanos, pero en la democracia era mas probable que
su aplicación fuera igualitaria. En el siglo IV la democracia no corría el riesgo de verse
desacreditada o en retroceso.

La verdadera democracia seguía suscitando fortísimas pasiones políticas entre los ciudadanos.
Durante la década de 370, los demócratas de Argos llevaron a cabo unos actos terribles de
apaleamiento, durante los cuales atacaron a los ricos de su ciudad y causaron la muerte de
1.200 ciudadanos. Casi ciento cincuenta años después de que Clístenes propusiera la
instauración de la democracia para impedir la reanudación de las luchas de facciones, la
democracia era promovida a través de la lucha abierta entre las clases.

Para un espectador foráneo, el mayor cambio producido a partir de 370 fue la desaparición de
una sola polis o comunidad como centro de la vida política. A partir de 377, los atenienses
encabezaron su propia nueva gran confederación y aliados contra Esparta.

Capítulo 21 – Lane Fox: Alejandro Magno


La ascensión de Macedonia marco el final de la época clásica al recortar la libertad griega y
colocar a los reyes y sus países en el centro del poder y de los asuntos públicos de las ciudades-
estados. Debido a las conquistas, caracterizaba ahora a la nueva clase dirigente y el grandioso
estilo espectacular de buena parte de su arte “Helenístico” postclásico.

La alianza helénica de Filipo proclamaba la libertad y la autonomía de sus integrantes. La


administración de la justicia: las disputas entre ciudades-estados debían ser resueltas a través
de un arbitraje, el rey tenia la facultad de aconsejar el trato judicial que merecían los traidores.
Filipo y sus hombres no luchaban en realidad por la libertad de los griegos: la proclamaron
como un medio para llegar a un objetivo, a saber, el aumento de su propio poder.

La ascensión de Filipo se explica de sus innovaciones militares, como monarca absoluto y los
dos grandes agentes de crecimiento económico en la antigüedad: las conquistas y el acceso a
nuevas fuentes de metales preciosos.

Los macedonios estaban establecidos en fértiles tierras que habían arrebatado a las ciudades
libres griegas situadas en su frontera oriental; así ludieron dedicarse a criar caballos y a
organizar una nueva caballería.
Un rey Macedonio era educado en la admiración de la gloria ganada en los campos de batalla.
En aquel mundo post-homerico quedaba fuera de lugar gobernar siendo pacifico. Cuantas más
tierras conquistara un rey, mas segura estaba su monarquía personal y mas numerosas eran
los recursos que podían permitirle emprender nuevas conquistas.

Alejandro Magno, que llevo la dinámica de la gloria, el triunfo y la conquista hasta extremos sin
presentes. Nació en julio de 356. Alejando Magno sucedió a su padre cuando este fue
asesinado en 336, a los veinticinco, ya había derrotado a los grandes ejércitos del rey de Persia
en Asia y se había apoderado de los palacios y tesoros del Imperio Persa que tenían una
antigüedad de mas de doscientos años. Con una riqueza considerable, se adentro en Oriente
hacia la India, rumbo al océano Exterior, que según el rodeaba el mundo.

Como los conquistadores españoles, sus soldados penetraron en los reinos de un mundo indio
desconocido. Encontraron elefantes y brahmanes, y solo oyeron hablar de pueblos que Vivian
en las altas montañas. Pensaban que esas gentes no podían sobrevivir a la baja altura y que,
por lo tanto, no podían ser conducidos a su campamento.

Aristóteles, preceptor de Alejandro, pensaba que el extremo del mundo se encontraba


precisamente al otro lado de las montañas del hindú Kush, los hombres de Alejandro se
negaron a seguir adentrándose en la india y a continuar la exploración, sobre todo porque
comenzaron a llegarles noticias de un enorme reino indio desconocido situado más allá, a
orillas de Grandes.

En la desembocadura del rio Indo, en los que hoy día es Pakistán, consiguió hacer un sacrificio
al océano Exterior. Emprendió el regreso a Babilonia, donde murió menos de dos años
después, a los treinta y dos años y diez meses de edad. No fue envenenado, pero tal vez se
infectará de malarias pocas semanas antes.

Alejandro seguiría siendo famosos en todo el mundo, aunque sus conquistas fueron obra
principalmente del ejército creado por Filipo.

A diferencia de Filipo, Alejandro entendía que Asia era el supuesto extremo oriental del
mundo, y no simplemente una parte o la totalidad de imperio persa. En su camino hacia
Oriente, a diferencia de Filipo también, cosecho éxitos extraordinarios por medio del asedio.
Alejando era imparable en la cima de una montaña de la india o solo en un bosque del Líbano.

El joven rey era también extraordinariamente astuto. Era capaz de engañar a sus adversarios
con una serie de estratagemas. Tenia la suficiente sangre fría para asumir grandísimo riesgos,
pero era a la vez lo bastante inteligente para adaptarlos a los puntos débiles de sus sucesivo
enemigo. Filipo había presentado astutamente su invasión de Asia como una campaña de
venganza; Alejandro hizo publico un dossier de cartas intercambiadas con el rey de Persia,
Darío en las que justificaba su agresión apelando alas anteriores agresiones e injerencias de los
persas.

En la sociedad macedonia, esa rivalidad persona con un héroe homérico no estaba del todo
fuera de lugar. El mundo heroico de la época de homero no estaba tan lejos de los valores
macedonios. Como si fuera un héroe muy especial, Alejandro también llegaría a creer que
había sido engendrado por un dios.

Alejandro hizo pública esta pretensión personal tras su visita a un oráculo en el oasis de Siwah,
en la frontera entre Libia y Egipto. Se contaba que la madre de Alejandro, Olimpiade, ya había
dado a entender que el padre de su hijo era mas que un simple mortal, idea que
probablemente reforzaran en ella las diferencias que al final enfrentaron con su esposo, Filipo.

El papel-modelo de héroe y el parentesco divino fueron los pilares de la energía innata de


Alejandro y su ambición sin límites. Las celebraciones y los ideales de la monarquía persa
fueron sustituidos por l estilo personal de los reyes macedonios. Al menos dieciséis ciudades
nuevas fueron fundadas por Alejandro en prometedores emplazamientos situados a lo largo y
ancho de Asia.

Todas esas ciudades, pobladas con colonos griegos, fueron centros de lengua griega en los que
se daban los típicos entretenimientos griegos, entre ellos los certámenes de atletismo y el
inevitable teatro. Pero en algunas de ellas también se estableció una población local no griega.

El almirante Nearco, amigo intimo de Alejandro, contaba que el monarca fundo aldeas en Irán
para que los nómadas se convirtieran en agricultores, y como así tendrían algo por lo que
preocuparse, dejarían de hacerse daño unos a otros.

Alejandro también había heredado de Filipo el objetivo de liberar a los griegos de Asia. En
menos de un año prácticamente lo consiguió, y fomento las democracias como alternativa a las
oligarquías apoyadas por peses. La liberta, se convirtió en sinónimo de democracia en las
ciudades-estados griegas. En Asia menor no griega, en Babilonia, Egipto, Chipre o Sidón,
Alejandro pudo capitalizar los recientes motivos de queja contra la dominación persa y ofrecer
como alternativa la libertad en el sentido de autogobierno.

Alejandro quedo planamente convencido de que, como poco, había concedido la autonomía
incluso a los no griegos. En Grecia, mientras tanto seguiría vigente la paz armada establecida
por Filipo entre los aliados griegos.
Para solucionar las disputas entre las ciudades griegas, la liga helénica también estaba
facultada para imponer un arbitraje. La justicia, por lo tanto, dispuso de un nuevo marco en
Grecia, aunque la libertad de las ligas locales y las cuidades-estado se vieran restringida por él.

Alejandro no había integrado las ciudades griegas orientales en la alianza helénica de su padre.
Les había concedido personalmente la libertad.

Cuando Alejandro contrajo matrimonio con otras dos princesas de las casas reales de Persia
casi al final de su vida, la ocasión se conmemoro con lujoso regalos, y la tienda de las
audiencias reales fue ampliada y convertida en un magnifico entoldado. Alejandro estaba
aplaneado nuevas conquista en Arabia y es posible que también pensara marchar contra
Cartago y el note de África, en occidente.

Capítulo 22 – Los primeros sucesores de Alejandro (fox)

El 10 de junio de 323 Alejandro murió en Babilonia. El no dejo designado ningún heredero,


pero su esposa bactriana, Roxana, estaba embarazada de seis meses. El hijo que estaba por
nacer iba a ser medio bárbaro y, como el deficiente Arrideo, necesitaría tutores que ejercieran
el poder real en su nombre.

Los más jóvenes y los amigos más íntimo, así como los miembros de su caballería, capaces de
acoger a cualquier individuo que como ellos, amara los caballos: estaban dispuestos a esperar
que nacieran el hijo de Roxana. Los macedonios de mas edad y los veteranos de infantería,
unidos por su cerrado dialecto griego del norte, conspiraban a favor de un heredero
macedonio, hijo del difunto rey Filipo, aunque mentalmente estuviera discapacitado. Se
desencadenaron motines, tras los cuales se llegó a una solución de compromiso: el hijo de
Roxana compartiría el trono con el deficiente mental, Filipo Arrideo. El defensor más
destacado del acuerdo fue perdicas. El era el hombre al que Alejandro había destinado como
próximo o segundo en el mando, al frente de la unidad de caballería.

A los cinco días de la muerte de Alejandro, la antigua reina madre de Persia de dejo morir de
inanición. Entre los macedonios surgió una complicación. Alejandro había ordenado a su
general Cratero el cual era muy conservador que se hiciera cargo de Macedonia. Debía
sustituir asimismo al anciano Antipatro, que había sido en general al mando de Grecia en
ausencia de Alejandro.

En babilonia, perdicas afirmo haber encontrado los últimos planes de Alejandro. Se los expuso
a los soldados, sin dudad con la intención de que fueran anulado. El objetivo era sin duda que
los soldados los escucharan respetuosamente, pero que los rechazaban. Los generales como
Crátero no podrían entonces apelar a unos planes distintos y pretendener que estaban
autorizados por ellos a actuar como quisieran.

Roxana tuvo un niño Alejandro IV, que nació en el mes de septiembre. Perdicas asumió el
mando en Asia en junto con Antipatro, ya septuagenario. En veintidós años, el reino de
Alejandro se fragmento todavía más y quedaría repartido entre otros generales: Pltomeo,
obtendría Egipto, Seleuco Asia, su guardia de Corps, Lisimaco, Tracia y el noroeste de Asia
Menos, y el impetuoso hijo de Antiprato, Casandro, Macedonia.

El primero de los que a la larga habrían de salir vencedores en mostrar sus cartas fue
Ptolomeo. En Babilonia, obtuvo el titulo de gobernador de las ricas tierras de Egipto, una vez
allí, no hubo quien lo moviera del país tras las conquista realizadas en su zona occidental y las
posterior invasión de Chipre. Su frontera más débil era la oriental, lo que lo llevo a invadir Siria
en varias ocasiones. Ptolomeo fundaría la dinastía de su nombre, que reino en Egipto durante
trescientos años.

Durante diecisiete años, los Diadocos o sucesores rivales evitaron adoptar el titulo de rey, pero
entonces murió el joven hijo de Alejandro y poco después cleopatra, la peligrosa hermana del
gran conquistador. Antígono era el único de los diadocos que tenia lo primero que debe tener
un monarca, Antígono adoptó por primera vez el titulo de rey consciente de que tenía un
heredero digno.

Ptolomeo tuvo que pelear denodadamente para sobrevivir, primero contra Perdicas, y luego
contra Antígono y su hijo.

Cuando tuvieron noticias de la muerte de Alejandro, se sublevaron, invitando a sus


compatriotas a liberarse de los barbaros macedonios de un modo que suponía la inversión de
la vertiginosa invasión de Asia por parte de Alejandro. Los atenienses se vieron acorralados
tras la derrotas sufridas por mar, lo que provoco su capitulación. En 322 a.C tras mas de ciento
ochenta años de existencia, la democracia ateniense llegó su fin por obra de un conquistador,
Antipatro. Los derechos políticos quedaron confinados a los atenienses que poseyeran una
cantidad moderada de bienes o mas los de las clases humildes serian deportados a las estepas
de Tracia.

Historia social de Roma- Géza Alfóldy La sociedad Romana primitiva- Capitulo


1
La historia más temprana del estado romano corresponde a la época de los reyes y al
comienzo de la Republica.

La “formación de Roma”, un proceso en el que esta comunidad devino una ciudad-estado, se


efectuó como muy tarde a comienzos del siglo VI ac. La ciudad se vio ampliada con la inclusión
de los lugares habitados al sur, al este y al norte del Palatino, y quedó separada del campo a su
alrededor por una linde fija; adquirió instituciones estables, magistrados incluidos, cuyo
ámbito de competencias cubría precisamente el territorio delimitado de la ciudad;
paralelamente fue instituido un sistema estable de gobierno, la realeza (en la forma de
monarquía electiva).

La comunidad urbana de Roma se modeló bajo el dominio etrusco y a imagen etrusca. Las
instituciones y la forma de gobierno fueron establecidas siguen el modelo etrusco, y el poder
fue ejercido por reyes etruscos. Roma tomo de ese pueblo no solo muchas de sus tradiciones
religiosas y culturales, sino también su estructura social en gran parte. Reminiscencias de
tiempos anteriores a la dominación etrusca, que pudieran haber correspondido a las
estructuras más antiguas de los latinos indoeuropeos, se mantuvieron enraizadas, sobre todo
en el culto religioso, hasta las épocas más tardías. Un tercer factor en la historia temprana de
Italia fue el importante influjo de los griegos, particularmente en el plano cultural, que desde
mediados del siglo VIII ac habían puesto pie en el sur de Italia y poco después también en
Sicilia. Pero la conversión de Roma en una ciudad-estado fue algo que ésta debió a los
etruscos.

La historia de los etruscos nos es conocida a partir del siglo VII ac, momento en que, sobre la
base de la explotación minera y de la manufactura y el comercio ligados a ella, se inició el auge
de sus ciudades y, con él, la fijación de las características políticas y culturales de este pueblo.
Nunca llegaron a formar un estado unificado: a formula de la que se valieron para organizar su
vida política en común fue una liga de doce ciudades, cada una de las cuales estaba regida por
un rey. La sociedad se descomponía en dos grandes grupos: nobleza y una capa inferior
privada prácticamente de libertad. Los nobles, de cuyas filas salía también el rey, poseían las
tierras más fértiles y las minas; al mismo tiempo dominaban por completo la vida política,
puesto que integraban el consejo de ancianos en las ciudades y cubrían las magistraturas. Los
estratos bajos estaban compuestos por los grupos dependientes de la nobleza, es decir, por el
personal de la aristocracia., por los artesanos y los mineros, los campesinos.
Este modelo de sociedad fue en gran medida adoptado por Roma, donde el primitivo sistema
social con la nobleza patricia dominándolo todo, en un lado, y sus clientes y esclavos, en el
otro, se ajustaba enormemente al prototipo etrusco.

el orden social arcaico de Roma, que había cristalizado durante el siglo VI ac bajo el gobierno
de los reyes etruscos, no fue exclusivo de la época monárquica. El orden social establecido en
su día siguió vigente en gran medida tras la abolición de la realeza, solo que las funciones del
monarca, que había sido jefe supremo del ejército, primer juez y sacerdote, fueron repartidas
entre la aristocracia.

Los rasgos definitorios del orden social arcaico, patentes en su estructura y en las mutuas
relaciones entre sus estratos, serían las siguientes: la estructura de la sociedad estaba
fuertemente marcada por la división horizontal, que nacía del papel central de la familia en la
vida social y que llevaba al agrupamiento de las familias sobre la base del parentesco de sangre
en un sistema de clanes, curias y tribus. Frente a ello, la división vertical de la sociedad
resultaba relativamente simple, ya que solo conocía la existencia de una nobleza y de un
pueblo dependiente de ella.

El frente de tensiones en el sistema social arcaico presentaba una relativa simplicidad: sus
conflictos podían solo producirse cuando los sectores dependientes, o al menos los grupos de
éstos que estaban en mejores condiciones para liberarse de las relaciones de dependencia,
declaraban la guerra a la aristocracia, luchando por la equiparación política y la mejora de su
situación económica.

La constitución de la sociedad romana arcaica

La familia romana primitiva constituía una unidad económica, social y de culto. El jefe de
familia, por razón de su autoridad, gozaba de poder ilimitado sobre la mujer, los hijos, los
esclavos y el peculio familiar. A él incumbía la administración de los bienes familiares y la
dirección de la actividad económica de la familia, en especial la explotación de sus campos de
cultivo. Tras escuchar a los varones adultos, era quien tenía la decisión en distintos asuntos.
Además, se ocupaba como sacerdote del culto de los antepasados. Su posición de poder casi
ilimitada queda mejor reflejada en el derecho que le reconocía la Ley de las Doce Tablas de
poder vender a sus propios hijos como esclavos.

Por la ascendencia común y por la vecindad de residencia, las familias quedaron agrupadas
formando el clan, que como unión sagrada cuidaba el culto gentilicio.
Originalmente, la creación de estas parentelas constituía un privilegio de la nobleza patricia,
mientras que las gentes plebeyas fueron instituidas al principio a imitación de los clanes
patricios. Claro es que las gentes de la nobleza, tanto en unidades de guerra, eran capaces de
poner en juego un número considerablemente mayor de hombres armados que los clanes
plebeyos, pues también acostumbraban a movilizar para ello a sus clientes.

Estas parentelas estaban agrupadas en curiae. Mientras que los clanes carecían de jefe, había
a la cabeza de cada curia un curio. Estas agrupaciones de clanes, que estaban subordinadas a
las gentes, adquirían en la vida pública una gran importancia. Junto a sus funciones sagradas,
constituían la base organizativa de la asamblea popular y del ejército.

En la época monárquica las curias estaban reunidas en las tres tribus gentilicias. Cada tribu
comprendía diez curias. Las tres tribus comprendían la totalidad del pueblo romano.

El estrato superior de la sociedad romana en época de los reyes y durante el primer siglo de la
República estaba compuesto por los patricios, una nobleza de sangre y de la tierra con
privilegios estamentales claramente delimitados. El nacimiento del patriciado difícilmente
puede explicarse como no sea postulando la formación de una nobleza ecuestre bajo los reyes
etruscos de Roma, como consecuencia a su vez de la preeminencia de la caballería en el
modelo arcaico de hacer la guerra; los miembros de esta nobleza componían el sequito
montado del rey. La elite de la antigua masa movilizable para la guerra en Roma, los
“caballeros”, son a todas luces identificables con los patricios. El “dominio de la caballería”
responde a las condiciones de un orden social arcaico.

En base al origen, así como a sus funciones y privilegios en la vida económica, social, política y
religiosa, la nobleza patricia constituía en la Roma primitiva un estamento cerrado. En
consonancia con la ética de las sociedades organizadas aristocráticamente, empezaron a
sentirse como los “buenos” de la sociedad y pusieron todo su empeño en distinguirse de la
masa del pueblo también en su modo de vida. Su conciencia de identidad tuvo su mejor
expresión en los signos exteriores de su estamento; como el anillo de oro, la banda de purpura
sobre la túnica, la capa corta ecuestre, el zapato algo en forma de bota con correas, así como
los discos de adorno en metal noble, del equipamiento de la caballería primitiva.

En el terreno económico, los patricios debían su preeminencia a su propiedad de la tierra y a


los grandes rebaños. Un rasgo típico del poder económico de los patricios en la Roma
primitiva viene señalado por el hecho de que los gastos de mantenimiento de sus monturas
eran cubiertos por la comunidad, o más exactamente, por las viudas y huérfanos (quienes por
lo demás estaban libres de impuestos). En la guerra los patricios desempeñaron el papel
militarmente más destacado hasta el advenimiento de la falange hoplítica. También la vida
política estaba totalmente dominada por ellos. La asamblea popular en su antigua forma de
organización por curias, que les permitía comparecer en ella acompañado de sus masas de
clientes, se encontraban sometida a su influencia. En el consejo de los más ancianos, sus
miembros patricios tomaban el acuerdo del que dependían para ser válidas las resoluciones de
la asamblea popular. Los senadores plebeyos que se fueron incorporando no estaban
facultados durante la primitiva República para votar. Además, eran solamente los patricios
quienes proporcionaban los magistrados de la comunidad, y entre éstos los funcionarios
superiores de duración anual, de sus filas salían el dictador, dotado de situaciones militares de
emergencia de poderes ilimitados, y los sacerdotes.

El otro estamento en la sociedad tempranorromana era la plebs (“muchedumbre”), el pueblo


llano compuesto por los libres, parte asimismo del conjunto del pueblo-nación (populus). Los
plebeyos disponían como los patricios del derecho de ciudadanía, pero no poseían los
privilegios de aquéllos. Los comienzos de la plebe remontan ciertamente al tiempo de los
reyes, si bien ésta sólo tomo una forma consistente a partir del inicio de su lucha organizada
contra la nobleza patricia poco después del 500 ac, una vez que se hubo consolidado como una
comunidad aparte con instituciones propias. Por tanto, la plebe como orden aparte no era una
institución etrusca, sino específicamente romana, tanto mas cuanto que el ordenamiento
social etrusco solo conocía en un polo de la sociedad a los señores y en el otro a los clientes,
servidores y esclavos.

En una parte de la tradición antigua tardía la plebe tempranorromana se nos aparece como un
estrato básicamente campesino. Campesinos que pudieron preservar su independencia
económica frente a los patricios los hubo siempre en la Roma primitiva, y la unión en el marco
de la plebe fue para ellos la única posibilidad de afirmarse frente a la poderosa nobleza de la
tierra. Pero los que sobre todo no dejaron de aumentar generación tras generación, fueron los
grupos más pobres del campesinado, los que quedaron desposeídos de tierras. En el
nacimiento de la plebe como estamento cerrado estuvo presente también un estrato bajo de
tipo urbano integrado por artesanos y gentes de comercio, quienes gozaban de muy baja
reputación en la Roma primitiva, en correspondencia con el orden aristocrático de la sociedad,
basado predominantemente en la agricultura.

Los clientes constituían, en contraposición a una parte de la plebe, un estrato inferior


prioritariamente campesino. Las fronteras entre estos dos grupos sociales estaban poco
marcadas, tanto más cuanto que también los clientes podían verse libres de su sujeción a los
nobles y entrar así a formar parte de la plebe; como también era posible que algunos
miembros de la plebe llegasen a encontrar una posición estable en la sociedad romana merced
a su vinculación personal a una familia patricia. Pero, si los plebeyos consiguieron aglutinarse
en un estamento cerrado, éste no fue el caso de los clientes, hecho que se debió sobre todo a
su fuerte dependencia personal de la nobleza. Esta forma de sujeción sobrevivió al antiguo
ordenamiento gentilicio de la sociedad romana. El cliente entraba en relación de fidelidad con
el noble rico y poderoso, relación que lo obligaba a la prestación de una serie de servicios de
índole económica y moral. En contraprestación el noble asumía una tutela “paternal”,
ofreciendo a su cliente protección personal y poniendo a su disposición una parcela de tierra,
que éste había de cultivar junto con su familia. Una relación parecida prevalecía asimismo
entre el amo y su esclavo manumitido, que tras la liberación seguía atado a su patrón, bien
como campesino, bien como artesano o bien como comerciante.

El esclavo era considerado como propiedad del amo carente de derechos personales; era un
objeto para comprar y vender. Estaba, asimismo menos reputado que el hombre libre. En la
posición del esclavo en la familia, se hallaba integrado, compartía con ellos su vida diaria y
siempre podía mantener un contacto personal estrecho en el pater familias, a la autoridad del
padre de familia estaba tan sometido como la mujer o los hijos de éste, personas a las que
podía castigas y hasta vender como esclavos. También la función económica que
desempeñaba apenas se diferenciaba de la ejercida por los restantes miembros del grupo
familiar.

El sentido de la institución de la esclavitud bajo esta forma residía en le acrecentamiento de la


fuerza de trabajo del grupo familiar en los quehaceres domésticos y en la agricultura,
especialmente tras los éxitos de la expansión romana desde finales del siglo V ac, que trajeron
consigo el nacimiento de grandes fundos. A esto se añadió el hecho de que las familias ricas
deseaban elevar su prestigio y su posición de poder mediante cuadrillas de clientes lo más
grandes posibles, que se reclutaban muy fácilmente entre esclavos manumitidos.

La lucha de órdenes en la Roma primitiva

La contradicción fundamental en el ordenamiento social tempranorromano, que se expresó en


fuertes conflictos sociales y políticos y que puso en marcha un proceso de transformación en la
estructura de la sociedad y del estado, fue la lucha entre campesinos libres: frente a frente
estaban, de un lado, los integrantes de la nobleza de sangre y de la tierra, y del otro, los
ciudadanos corrientes, cuyos derechos políticos estaban limitados y de los cuales muchos se
encontraban en una situación económica apurada. Este enfrentamiento entre patricios y
plebeyos duraría más de dos siglos.

La primera fase de esta lucha estuvo caracterizada por la formación de frentes muy vivos,
perfilándose como estamento aparte en oposición consciente al patriciado e imponiendo la
constitución de un estado de dos órdenes. En la segunda fase, entre los años sesenta, del siglo
IV y el comienzo del siglo III ac, se llegó a un compromiso entre el grupo rector de los plebeyos
y los patricios, y esto produjo a su vez el nacimiento de una nueva élite. El orden social arcaico
de Roma, que ya se había visto socavado por los logros de la plebe durante el siglo V, se
descompuso en esta segunda fase del enfrentamiento, que coincidió cronológicamente con la
extensión del dominio de Roma a toda la península italiana. En su lugar se impuso una nueva
estructura de sociedad.

Las causas de conflicto entre patricios y plebeyos hay que buscarlas en el desarrollo
económico, social y también militar de la Roma arcaica. Por una parte, fueron determinantes la
explotación económica y la opresión política de amplias masas de la población por la nobleza
patricia. Por otra parte, ya desde el siglo VI se había operado un proceso de diferenciación en
el seno del pueblo, en virtud del cual las tensiones entre los patricios y los ciudadanos
corrientes se agudizaron, y el pueblo puedo declarar la guerra a la nobleza. Algunos artesanos
y comerciantes, desde un principio fueron poco dependientes de las familias patricias,
pudieron aprovecharse del auge económico de la joven ciudad en época de la actividad
constructora de los reyes y hacerse de grandes ganancias, consistente, sobre todo, en el
valioso armamento y en los artículos de uso corriente. Otros grupos de población entraron
paralelamente en una situación económica y socialmente catastrófica, debido a la perdida de
sus tierras y a su endeudamiento, particularmente gran número de pequeños campesinos, que
habían de repartir, generación tras generación el pequeño patrimonio familia entre cada vez
más heredero.

Los objetivos de esos dos grupos plebeyos eran muy diferentes: los plebeyos acomodados
aspiraban a la equiparación política, esto es, admisión a las magistraturas y a la igualdad de
derechos con los patricios en el senado, además, a la integración social mediante la
autorización de los enlaces matrimoniales entre nobles y no nobles. Al miembro pobre de la
plebe le interesaba mejorar su situación económica y su posición social, que pasaba por una
solución de las deudas y por una adecuada participación en el disfrute de la tierra estatal. El
enemigo para ambos grupos era la nobleza patricia, ya que las posibilidades de éxito que ellos
tenían consistían en aliarse contra ésta, en desarrollar instituciones comunes como
organizaciones de lucha y en arrancar las reformas apetecidas por ambos.

Los plebeyos pudieron sacar partido por primera vez a estas oportunidades tras la caída de la
monarquización en la situación política exterior de la comunidad y también hubo cambios en la
táctica de guerra romana ofrecieron las condiciones favorables para la asunción de una lucha
política resolutiva contra el dominio de la nobleza. Después de que Roma hubo perdido el
protectorado de las poderosas ciudades etruscas con la expulsión del último rey, quedó
expuesta durante un siglo a la amenaza exterior. Ello hizo necesario acrecer su táctica
desarrollando la táctica hoplítica de la ciudadanía, esto hizo que con la fuerza militar del
pueblo se elevase también su propia confianza y seguridad, y que aumentase su actividad
política.

El primer paso decidido, y al mismo tiempo el primer triunfo de los plebeyos fue la puesta en
funcionamiento de instituciones propias: ello significaba la creación de una organización para
su autodefensa y para la lucha política. Como alternativa a la asamblea popular, los plebeyos
celebraron asambleas propias en el marco de esta comunidad de culto y en ellas adoptaron
algunas resoluciones.

El segundo triunfo de los plebeyos consistió en forzar una repartición del conjunto del pueblo
en tribus según un principio de división favorable para ellos y también una nueva ordenación
de la asamblea popular en consonancia con sus intereses. La división de tribus servía, sobre
todo, como base para la asamblea popular, su importancia política era considerable,
especialmente en la preparación y celebración de las elecciones de magistrados. En la
asamblea popular organizada según el principio de división regional de las tribus, los patricios
no podían comparecer ya a la cabeza de unos clanes cerrados y sometidos a ellos, y dominar
de antemano estos comicios con la movilización de sus clientes, como sucedía con la vieja
forma de asamblea popular. El nuevo marco ofrecía buenas posibilidades para la agitación
plebeya, que ya no podía ser acallada.

Los plebeyos pudieron anotarse una tercera victoria con la codificación del derecho en la
llamada Ley de las Doce Tablas. El hecho de poner por escrito el derecho vigente, comportaba
en si una reforma política de gran trascendencia: a partir de entonces el ciudadano corriente
estaba en condiciones de apelar contra la injusticia y la violencia de los poderosos.

El camino de la futura evolución social se vio allanado por el hecho de que la Ley de las Doce
Tablas dejaba de contemplar a la nobleza y al pueblo como a los grupos sociales únicos:
también se tenía en cuenta la riqueza como criterio de estratificación social, concretamente al
establecerse la diferencia entre los poseedores y desposeídos, que no disponían más que de
sus hijos.

La consideración de las relaciones de propiedad como criterio de cualificación social


redundaba en especial provecho de los plebeyos ricos, que ya no podían contarse en adelante
como simple parte de la gran masa del pueblo; su riqueza les aseguraba prestigio e influencia.
Lo mucho que le importaba al grupo rector de los plebeyos una nueva ordenación de la
estructura social en base a la riqueza, es algo que se pondría de manifiesto en el cuarto gran
triunfo de la plebe en su lucha contra el patriciado. En efecto, ésta logro finalmente imponer
una nueva división de la ciudadanía en clases propietarias.

Las escalas de propiedad de los miembros de cada una de las clases posesoras venían
calculadas por el tipo de armamento que podían permitirse en la guerra. Se evidenciaba así
con toda claridad que esta constitución tenía su origen en la nueva ordenación de las fuerzas
armadas. Por encima de las clases figuraban los integrantes de la nobleza ecuestre patricia. La
primera clase correspondía a la infantería pesada (plebeyos ricos), la segunda, tercer y cuarta
clase pertenecían a los restantes propietarios en grados decrecientes de fortuna; a la quinta
clase pertenecían los que contaban con una honda como armamento. Los desposeídos fueron
agrupados por debajo del ordenamiento de clases.

Este nuevo ordenamiento sirvió también de base para la organización de la asamblea popular.

El relegamiento político y la opresión económica de amplias masas populares no fueron


eliminados por este nuevo ordenamiento de la estructura social, como tampoco lo habían sido
por la Ley de las Doce Tablas. Las diferencias sociales se vieron fortalecidas, si bien trajo
consigo un desequilibrio para el orden social arcaico, abrió el camino para la formación de un
nuevo modelo de sociedad. Los nobles para mantener su posición, no fue únicamente con su
ascendencia como determinante, sino su situación económica. Todavía más importante fue
que a los plebeyos más pudientes se les aseguraba institucionalmente un lugar distinguido en
la sociedad, que tenía en cuenta su relevancia económica y militar, así como sus ambiciones
políticas.

La primera guerra púnica


 (264-241 a. C.) fue la primera de tres guerras libradas entre Cartago y Roma, las dos principales
potencias del Mediterráneo occidental a principios del siglo III a. C. La guerra duró 23 años, por lo que se
convirtió en el conflicto continuo más largo y la mayor guerra naval de la antigüedad disputada por las
dos potencias que lucharon por la supremacía. Las guerras se libraron principalmente en la
isla mediterránea de Sicilia y sus aguas circundantes, y también en el norte de África. Después de
inmensas pérdidas materiales y humanas en ambos bandos, los cartagineses perdieron la guerra.
La guerra comenzó en el 264 a. C. cuando los romanos se apoderaron de Mesina, en Sicilia. Entonces los
romanos presionaron a Siracusa, la única potencia independiente significativa de la isla, para que se aliara
con ellos y sitiaron la base principal de Cartago, Agrigento. Un gran ejército cartaginés intentó levantar el
sitio en el 262 a. C., pero sufrió una grave derrota en la batalla homónima. Los romanos luego
construyeron una armada para desafiar a los cartagineses, y gracias a tácticas novedosas, les infligieron
varios reveses. Tomaron una base cartaginesa en Córcega, pero los cartagineses rechazaron el posterior
ataque a Cerdeña, en el cual los romanos perdieron también la base corsa.
Aprovechando sus victorias navales, los romanos despacharon una flota a invadir el norte de África, que
los cartagineses trataron de interceptar. Sin embargo, sufrieron un nuevo descalabro en la batalla del cabo
Ecnomo, en la que fue posiblemente la batalla naval más grande de la historia por el número de
combatientes. La invasión romana fue bien al comienzo y en el 255 a. C. los cartagineses pidieron la paz,
pero las condiciones exigidas por el enemigo fueron tan duras que optaron por continuar luchando
y vencieron a los invasores. Los romanos enviaron una flota para evacuar a sus supervivientes y los
cartagineses se opusieron a ella en la batalla del cabo Hermeo, en la que sufrieron una nueva y dura
derrota. Una tormenta destruyó la flota romana mientras regresaba a Italia; la escuadra perdió la mayoría
de sus barcos y más de cien mil hombres.
La guerra continuó, sin que ningún bando pudiera obtener una ventaja decisiva. Los cartagineses atacaron
y recuperaron Agrigento en el 255 a. C., pero creyeron que no podrían controlar la ciudad, por lo que la
arrasaron y abandonaron. Los romanos reconstruyeron rápidamente su flota, añadieron doscientos veinte
nuevos barcos y conquistaron Panormo —actual Palermo— en el 254 a. C., pero al año siguiente,
perdieron ciento cincuenta barcos por una tormenta. Los cartagineses intentaron recuperar Panormo en el
251 a. C., pero perdieron la batalla que se libró junto a las murallas. Lentamente, en el 249 a. C., los
romanos ocuparon la mayor parte de Sicilia y sitiaron las dos últimas fortalezas cartaginesas, en el
extremo occidental de la isla. También acometieron por sorpresa a la flota enemiga, pero fueron vencidos
en la batalla de Drépano. A esta victoria cartaginesa le siguió la de la Phintias, combate en el que los
romanos perdieron la mayoría de los buques de guerra que les quedaban. Después de varios años de
estancamiento, los romanos reconstruyeron su flota nuevamente en el 243 a. C.
y bloquearon efectivamente las guarniciones cartaginesas. Cartago reunió una flota con la que socorrerlas,
que acabó empero destruida en la batalla de las islas Egadas en 241 a. C., lo que obligó a las tropas
cartaginesas aisladas en Sicilia a negociar la paz.
Finalmente se acordó un tratado por el cual Cartago pagó grandes indemnizaciones y Roma anexó
Sicilia como provincia. A partir de entonces, la República romana fue la principal potencia militar
del Mediterráneo occidental y, cada vez más, de la región mediterránea en su conjunto. El inmenso
esfuerzo de construir mil galeras durante la guerra sentó las bases para el dominio marítimo de Roma
durante seiscientos años. El final de la guerra desató una revuelta importante pero infructuosa dentro de
Cartago. La competencia estratégica no resuelta entre Roma y Cartago llevó al estallido de la segunda
guerra púnica en 218 a. C.

La sociedad romana desde el inicio de la expansión hasta la segunda guerra


púnica. Capítulo 2
En el momento de producirse, el paso del siglo V al IV a.C, Roma era todavía una ciudad-estado
arcaica: su ordenamiento social, con la nobleza dominante a un lado y el pueblo muy
desfavorecido político y económicamente al otro. Empero, las alteraciones operadas en la
estructura de la sociedad romana desde la caída de la monarquía y el comienzo de la lucha de
los órdenes colocaron a Roma ante el umbral de una nueva época de su evolución social. El
pueblo había dejado de ser una masa muda: se había preciarse de una serie de logros políticos
considerables.
Tras la expulsión de los reyes etruscos se vio obligada s mantenerse a la defensiva durante
largo tiempo, pero a partir de la mitad del siglo V pudo pasar a la ofensiva y, con la conquista
de Fidenas y, el sometimiento de Veyes, consiguió aumentar sustancialmente el territorio de
su soberbia. Con ello estaba sellado su futuro, y se abría el camino para la disolución del orden
arcaico en el enfrentamiento social y político, la meta tanto de la nobleza como de otros
sectores dirigentes del pueblo solo podía ser la prosecución de las conquistas, a fin de resolver
a costa de terceros la apurada situación económica de los pobres y asegurar al propio tiempo
mayor riqueza a los ya acaudalados , posterior a los años centrales del siglo V a.C, en lo que las
estructuras arcaicas desgastadas estaban ya maduras para su sustitución por un nuevo modelo
de sociedad.

Los primeros decenios del siglo IV a a.C, con el resultado de que la estructura social del estado
romano experimento una alternación fundamental en el curso de los cien años siguientes.
Debido al crecimiento natural de la población el número de desposeídos de tierras se elevo
cuantiosamente, mientras que la ampliación del territorio nacional romano, tras la conquista
de Fidenas y Veyas no aplacó en absoluto el descontento de los pobres, sino que precisamente
lo que hizo fue agudizarlo aun más: la tierra anexionada por Roma como botín de guerra no
fue repartida entre los indigentes, sino que se vio ocupada por los hacendados ricos,
simultáneamente, las condiciones políticas del momento avivaron el descontento de la plebe.

La situación se tornó aún más difícil después de que en el 387 a.C una tropa en busca de botín,
integrada por galos asentados en la Italia superior, batió al ejército romano, tomo
temporalmente Roma hasta el Capitolio, al propio tiempo, también el ordenamiento estatal
patricio sufrió a resultas de todo ello una conmoción. El camino de salida solo podía estar o en
una revolución o en una reforma fundamental.

La reforma decisiva tuvo lugar en el 367 a.C, en virtud de las llamadas “leges Liciniae Sextiae”.
Mediante esta legislación se logro de un solo golpe mejorar considerablemente la situación
económica de los plebeyos pobres y alcanzar la equiparación política de la plebe con el acceso
de los lideres del pueblo a las mas altas magistraturas. A partir del triunfo de esta reforma la
mayor parte de las reformas necesarias pendientes fueron también acometidas por vía
legislativa, las leyes habían de ser votados por la asamblea popular, y puesto que habían de
contar con la autorización del senado, su aprobación significaba al mismo tiempo también el
sanciona miento de la obra reformadora por aquella instancia estatal superior en la que los
intereses de la nobleza estaban mejor representados, fue una corriente imparable de reformas
sociales y políticas en favor de la plebe.
En congruencia con la apertura de esta política reformadora por las leyes Licinio-sextias,
también las disposiciones ulteriores se orientaron en las dos direcciones ya conocidas: por un
lado, procurando remediar la acuciante situación económico de los plebeyos pobres; y, por
otro, efectuando la equiparación política del pueblo con los patricios, lo que no significaba otra
cosa que la fusión de los sectores plebeyos dirigentes con los descendientes del viejo
patriciado.

Paralelamente, se acordó que nadie podría ocupar en suelo del estado una superficie de
explotación superior a las 500 yugadas. La política de aprovisionamiento de tierras a los pobres
pudo entrar en vigor solo a partir del 340, gracias al rápido aumento del ager publicus como
consecuencia de la expansión. En conexión con esto pudo ser también abolida la servidumbre
por deudas, sancionada en su día por ley de las doce tablas.

Durante su censura del 312 a.C, el filoplebeyo y reformista Apio Claudio Ceco impuso todavía
otra medida que iba en la misma dirección que la reforma agraria de las leyes Licinio-sextias: a
los antiguos esclavos, en su mayor parte gente muy pobre, que tras su manumisión carecían
por lo general de todo tipo de bienes raíces y que en consecuencia venían siendo inscritos
únicamente en las cuatro tribus urbanas, los repartió también en las tribus rusticas, a fin de
que pudiesen disfrutar de un lugar de residencia fijo y una parcela de tierra en el campo.

La mayoría de los esfuerzos reformadores de esta época estaban encaminados a la plena


igualación política de los plebeyos.

Es evidente que a los dirigentes plebeyos les interesaba sobre todo verse igualados con los
patricios en la dirección política del estado romano. Por lo que se refiere a la participación en
la dirección política del estado a través de las magistraturas, la táctica original del grupo rector
plebeyo había consistido en crear cargos apartes.

Los tributos militares, cuya institución data del 444 a.C, fueron desde un principio en parte
patricios y en parte plebeyos, evidentemente por que la plebe solo estaba dispuesta a ir a la
guerra bajo el mando de sus propias jefes y porque en vista de su importancia militar pudo
imponer rápidamente la homologación de sus mandos superiores con los generales patricios.

Dentro de este movimiento de reformas los dirigentes plebeyos hicieron valer su deseo de
mejorar también su posición en el senado. Los senadores plebeyos se vieron igualados por esta
ley a los patricios, y el pleno derecho de voto.

Por otra parte, los derechos del senado sufrieron un recorte en favor de la asamblea popular,
fuertemente influenciada por los plebeyos ricos. Mientras que antes las decisiones populares
podían ser anulados sin mas por la negativa del senado a darles su aprobación, a partir de la
Lex Publilia las objeciones que el alto órgano tuviese contra cualquier decisión de los cómicos,
tenían que expresarse de antemano y ante la asamblea popular.

Los acuerdos de la asamblea popular plebeya adquieren fuerza de le sin el consentimiento del
senado. El triunfo de los plebeyos, así pues, estaba conseguido a una sociedad igualitaria, los
plebeyos debían la victoria a su tenacidad en la lucha estamental y así política coherente de
alianza entreoídos miembros ricos y pobres del pueblo, también a la actitud de compromiso
por parte de la nobleza.

La reforma del sistema social romano por vía legislativa no solo coincidió cronológicamente
con la extensión del dominio de roma por Italia, sino que además estuvo orgánicamente unida
a dicho proceso. Las negativas consecuencias de la derrota contra los galos en el año 387 a.C,
pudieron ser pronto remontadas por ele estado moderno.

Las causas de esta guerra de conquista no residían en una suerte de impulso irracional de los
romanos a la expansión, sino en la necesidad de resolver los problemas internos de su
sociedad a base de extender su esfera de dominación.

A la vez, con la concesión del derecho de ciudadanía, Roma abrió a las distintas tribus y
pueblos de Italia la posibilidad de entrar a formar parte de su sistema sociopolítico. A partir del
momento en la Italia quedo finalmente unificada bajo el dominio romano, hecho consumado
en vísperas de la primera guerra púnica.

Merced a la legislación reformadora y como consecuencia de la extensión del dominio romano


en Italia tuvo lugar un profundo cambio en la estructura de la sociedad romana, hasta el
estallido de la segunda guerra púnica.

También fueron evidentes las consecuencia de las guerra de conquista para la sociedad
humanada. El común interés en la expansión obligo a los grupos sociales enfrentados a llegar a
un compromiso, y a los resultados de aquella hicieron posible la solución de los problemas
sociales a costa de terceros, esto es, pudieron atenuar las tensiones sociales e hicieron
innecesario a un cambio violento del sistema de poder que amenazaba con serlo antes de la
promulgación de las leyes Licinio-sextias.

Tanto el desarrollo interno del cuerpo cívico romano como la victoriosa expansión condujeron
que, en la estructura económica del estado romano, y, por consiguiente, también en su
estructura social, se introdujese una diferencia más pronunciada que antes.
Finalmente, fue inevitable que los distintos grupos sociales quedasen aglutinados en una
orden social aristocrático: el triunfo político de los dirigentes plebeyos no había acarreado la
democratización del ordenamiento de la sociedad, como en Atenas a partir de Clístenes, sino
la formación de una nueva nobleza con un poder mas firme, Roma del siglo III a.C vio cristaliza
un sistema social aristocrático peculiar, cuya evolución no hizo sino acelerarse con la victoria
romana en la primera guerra púnica (264-241) y que solo a raíz de las trasformaciones
acaecidas durante la segunda guerra púnica (218-201) tomo en parte un rumbo nuevo.

El cambio de estructura del siglo II a.C. Capítulo 3


La segunda guerra púnica marca en la historia de Roma el comienzo de un proceso de
transformación que en poco tiempo produjo profundos cambios en la estructura del estado y
de la sociedad. Roma se había convertido en un imperio mundial. Al mismo tiempo coloco a la
ciudad ante una crisis social y política que ya dos generaciones después de la victoria sobre
Aníbal iba a provocar el estallido en la sociedad romana de gravísimos e insospechados
conflictos.

Las nuevas condiciones se originaban directas que tuvo para Italia la segunda guerra púnica,
consistentes en la decadencia y proletarización del campesino itálico, Toynbee veía en las
heridas que la segunda guerra púnica había abierto en la economía y sociedad romanas la
venganza final de Aníbal por los triunfos de la expansión romana. En los apenas cien años que
transcurren desde el estallido de la segunda guerra púnica hasta el brote de los conflictos
sociales en la década de los treinta del siglo II a.C, Roma se convirtió en la potencia dominante
del mediterráneo. Sus ejércitos acabaron con dos primeras potencias de antaño, Macedonia y
Cartago, sometiendo a la mayor parte de la península ibérica y ocuparon Grecia. Los territorios
conquistados fueron incorporados al estado romano como provincias: la Hispania citerior,
Macedonia, África y Asia en el 133 a.C. El joven imperio englobaba inmensos territorios con
una capacidad de producción agraria altamente desarrolla dada. Todos estos nuevos factores
en el desarrollo económico conducían necesariamente también a una transformación de la
sociedad.

Desde la segunda guerra púnica y muy especialmente a partir del inicio de la activa política de
expansión en el mediterráneo oriental, y el estado romano conoció la configuración de un
nuevo sistema social, este modelo era profundamente diferente al de la sociedad arcaica
romana.
La posición social del individuo resulta daba de la combinación de distintos factores, como el
origen, la formación y la actuación política, la posesión de bienes raíces, el dinero, la ambición
y la suerte en el aprovechamiento de la coyuntura económico.

Una segunda elite se constituyeron los caballeros. Se trataba de grandes propietarios ricos,
eran empresarios, comerciantes y banqueros. En Italia había gran numero de campesinos que
gozaban de la ciudadanía romana si bien arrastraban una existencia precaria y muchos de ellos
emigraban a las ciudades, especialmente a Roma. El lugar mas bajo en la escala social fue
ocupado por las masas de esclavos, que no poseían derechos personales y, sobre todo, que
eran brutalmente explotados en el trabajo agrícola y en las Minas.

Debido a diferencian de la sociedad pronto afloraron en su seno toda una serie de graves
conflictos. La consecuencia inevitable de todo ello fue la crisis de la sociedad romana con
aquellas guerras civiles y revueltas que agotaron a la república.

Desde la segunda guerra púnica la aristocracia pudo cimentar con más fuerza que antes su
posición dirigente. Asimismo, la conciencia estamental de los aristócratas aumento
considerablemente. La nobleza se distancio aun mas que antes de la gran masa de ciudadanos
y cada vez se hizo mas semejante a un orden, poco después de la segunda guerra púnica esta
separación tomo una forma muy reveladora en el hecho de que en los juegos públicos
determinados lugares de honor les fueron reservados a los Patres.

Los caballeros ricos podían a menudo presentarse con éxito a las elecciones para la baja
magistraturas. Ello significa correlativamente que no quedaba con absoluto excluida la
posibilidad de llenar los huecos de la aristocracia con personas que se habían elevado a si
misma o que eran de baja extracción social.

A partir de Lex Villia annalis, la carrera política de los magistrados quedo regulada en su
totalidad. La Nobilitas, ese grupo de cabeza, compuesto por los ocupantes de los cargos mas
elevados y por sus descendientes, se había una formado bastante tiempo andes de la guerra
púnica.

El disfrute de esa firme posición rectora como oligarquía de la propia nobleza senatorial era
algo que dichas familias debían, ante todo, a sus experiencias y triunfo en la vida política. Estos
hijos triunfadores de las grandes familias podían contar con los más amplios apoyos políticos.
Fue así como se acreció el poderío económico de la nobleza y, sobre todo, nuevamente, el de
las familias gobernantes.
La gloria de la Nobilitas, su cohesión en la salvaguarda de sus intereses de grupo oligárquico y
su creciente riqueza no pudieron evitar, con todo, que tras esa brillante fachada de grandeza
senatorial surgiesen conflictos que con el paso del tiempo harían de tener muy graves
consecuencias. Durante el siglo II a.C la nobilitas, que en el senado se distanciaba cada vez mas
del resto de sus colegas. Este aislamiento de la nobiilitas frente al resto de los senadores,
acentuado por un orgullo y una arrogancia sin par, condujo al descontento de numerosos
familias con aspiraciones de elevarse y económicamente pudiente.

Ahora bien, los conflictos no solo se daban entre la oligarquía y los restantes círculos
senatoriales, sino también en el interior de la propia oligarquía. Sin embargo, desde la guerra
anibalica se presentaron unas posibilidades para el protagonismo de ciertas familias y hasta de
ciertos nobiles en particular, que podían comprometer los fundamentos del sistema
oligárquico, el equilibrio entre los linajes principales.

También podría gustarte