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William Shakespeare

(Stratford on Avon, Reino Unido, 1564 - id., 1616) Dramaturgo y poeta inglés. Solamente
con sus versos hubiera ya pasado a la historia de la literatura; por su genio teatral, y
especialmente por el impresionante retrato de la condición humana en sus grandes
tragedias, Shakespeare es considerado el mejor dramaturgo de todos los tiempos.
Estudió en la escuela de su localidad y, como primogénito varón, estaba destinado a
suceder a su padre en los negocios. Habría cursado durante unos seis años Grammar
school o escuela primaria, cuya materia básica era el latín, aunque tuvo que ponerse a
trabajar como aprendiz de carnicero por la difícil situación económica que atravesaba su
padre. A pesar de ser una de las más grandes figuras de la literatura mundial, nunca
asistió a la universidad.
Su educación y carrera
Se asume que William probablemente estudió latín, griego e historia, y que abandonó la
escuela cuando tenía 16 años.
A pesar de que Ben Johnson, comediógrafo y amigo del dramaturgo, afirmase
exageradamente que sabía poco latín y menos griego, lo cierto es que Shakespeare
aprendió la lengua de Virgilio en la escuela de Stratford conocida como la Grammar
School, aunque fuera como alumno poco entusiasta.
Algunos estudiosos han llegado a afirmar que pudo haber frecuentado la Universidad de
Oxford durante uno o dos trimestres.
En algún momento antes de 1590 salió de Stratford y se fue a Londres, donde consiguió
trabajo como actor, para luego empezar con su amor por la escritura.
Faceta y carrera teatral
La andadura de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a Londres,
donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo para la compañía
Chaberlain's Men, más tarde conocida como King's Men, propietaria de dos teatros, The
Globe y Blackfriars. También representó, con éxito, en la corte. Sus inicios fueron, sin
embargo, humildes, y según las fuentes trabajó en los más variados oficios, si bien parece
razonable suponer que estuvo desde el principio relacionado con el teatro, puesto que
antes de consagrarse como autor se le conocía ya como actor.
Su estancia en la capital británica se fecha, aproximadamente, entre 1590 y 1613, año
este último en que dejó de escribir y se retiró a su localidad natal.
Cuando Shakespeare se inició en la actividad teatral, ésta se encontraba sufriendo los
cambios propios de una época de transición. En sus orígenes, el teatro en Inglaterra era
un espectáculo de tipo popular, asociado a otras diversiones extendidas en la época como
el bear baiting (pelea de un oso encadenado contra perros rabiosos). Sus raíces se
encuentran en la etapa tardomedieval, en una triple tradición dramática: los "milagros " o
"misterios" (mystery plays), de temática religiosa y destinados a solemnizar las
festividades de los diferentes gremios; las moralidades u "obras morales" (morality plays),
de carácter alegórico y representadas ya por actores profesionales: y los "interludios"
cortesanos, piezas destinadas al entretenimiento de la nobleza.
Hacia 1589, Shakespeare comenzó a escribir. Lo hacía en hojas sueltas, como la mayoría
de los poetas de entonces. Los actores aprendían y ensayaban sus papeles a toda prisa y
leyendo en el original, del que no se sacaban copias por falta de tiempo; de ahí que ya no
existan los manuscritos. Como cada tarde se ofrecía una obra diferente, el repertorio
había de ser muy variado. Si la obra fracasaba ya no se volvía a escenificar. Si gustaba
era repuesta a intervalos de dos o tres días. Una obra de mucho éxito, como todas las de
Shakespeare, podía representarse unas diez o doce veces en un mes.
Acuciado por este ritmo vertiginoso y espoleado por su genio, Shakespeare empezó a
producir dos obras por año. En su primera etapa, Shakespeare siguió la línea de estos
dramas isabelinos de capa y espada. De estos años (entre 1589 y 1592) son las obras
con las que inaugura su crónica nacional, sus dramas históricos: las tres primeras partes
de Enrique VI y la historia de quien lo asesinó, Ricardo III. La comedia de los errores,
basada en un tema de Plauto, marca su faceta burlesca, y Tito Andrónico, tragedia
bárbara inspirada en Séneca, su primera obra de tema romano.
No es hasta 1593 que se conoce de él cuando ya es un famoso dramaturgo y uno de los
personajes más populares de Londres. En 1598 la compañía de Chamberlain se instaló
en el nuevo Teatro The Globe (El Globo), cuyo nombre se uniría al de Shakespeare para
siempre. Ésta parece que fue la etapa más feliz del escritor, la época de las
comedias Mucho ruido y pocas nueces, Como gustéis, Las alegres comadres de
Windsor (que según la leyenda fue escrita en quince días por encargo urgente de la
reina), Noche de Reyes y Bien está lo que bien acaba, escritas todas entre 1598 y 1603.
De estos años son también (como anticipando su próxima etapa) Julio
César, Troiloy Crésida y su obra más famosa y perdurable, Hamlet.
Durante la peste de Londres de 1592 (que los puritanos aprovecharon para mantener
cerrados los teatros hasta 1594), Shakespeare se retiró a Stratford y desarrolló sus dotes
poéticas. En 1593 publicó Venus y Adonis y en 1594 La violación de Lucrecia, dos
poemas largos, dedicados a su joven protector, Henry Wriothesley, conde de
Southampton, a quien se suele asociar con uno de los protagonistas de los afamados
sonetos. Según figura en los documentos, en 1594 ya era miembro destacado de la mejor
compañía de la época, la Lord Chamberlain's Company of Players (Compañía de Actores
de lord Chamberlain), nombre tomado de su protector, y había escrito La fierecilla
domada, Los dos hidalgos de Verona, dos comedias de inspiración italiana y una
tercera, Trabajos de amor perdidos, ambientada en una Navarra imaginaria.
Shakespeare empezó de actor en la compañía y aunque siguió haciéndolo hasta 1603,
nunca llegó a interpretar papeles principales. Sin embargo, la experiencia debió serle útil.
Como Molière, Brecht o Bulgákov, Shakespeare fue un verdadero hombre de teatro: lo
conocía desde dentro, participaba en los ensayos, presenciaba los espectáculos y
concebía sus personajes pensando en actores concretos. Paralelamente a su éxito
teatral, mejoró su economía. Llegó a ser uno de los accionistas de su teatro, pudo ayudar
económicamente a su padre e incluso en 1596 le compró un título nobiliario, cuyo escudo
aparece en el monumento al poeta construido poco después de su muerte en la iglesia de
Stratford. Entre 1594 y 1597 escribió Romeo y Julieta y El sueño de una noche de verano,
dos obras de amor y de juventud, y los dramas históricos Ricardo II, El rey Juan y El
mercader de Venecia.
Sus obras
Con todo, fue su actividad como dramaturgo lo que dio fama a Shakespeare en la época.
Su obra, en total catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos, es un
exquisito compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma humana. Tras
unas primeras tentativas, en las que se transparenta la influencia de Christopher Marlowe,
antes de 1600 aparecieron la mayoría de sus «comedias alegres» y algunos de sus
dramas basados en la historia de Inglaterra. Destaca sobre todo la fantasía y el sentido
poético de las comedias de este período, como en El sueño de una noche de verano; el
prodigioso dominio del autor en la versificación le permitía distinguir a los personajes por
el modo de hablar, amén de dotar a su lenguaje de una naturalidad casi coloquial.
A partir de 1600, Shakespeare publica las grandes tragedias y las llamadas «comedias
oscuras». Los grandes temas son tratados en las obras de este período con los acentos
más ambiciosos, y sin embargo lo trágico surge siempre del detalle realista o del
penetrante tratamiento psicológico del personaje, que induce al espectador a identificarse
con él: así, Hamlet refleja la incapacidad de actuar ante el dilema moral entre venganza y
perdón; Otelo, la crueldad gratuita de los celos; y Macbeth, la cruel tentación del poder.
En sus últimas obras, a partir de 1608, cambia de registro y entra en el género de la
tragicomedia, a menudo con un final feliz en el que se entrevé la posibilidad de la
reconciliación, como sucede en Pericles; esta nueva orientación culmina en su última
pieza, La tempestad, con cuyo estreno en 1611 puso fin a su trayectoria.
Shakespeare publicó en vida tan sólo dieciséis de las obras que se le atribuyen; por ello,
algunas de ellas posiblemente se hubieran perdido de no publicarse (pocos años después
de la muerte del poeta) el Folio, volumen recopilatorio que serviría de base para todas las
ediciones posteriores.
En el siglo XX, sus obras fueron adaptadas y redescubiertas en multitud de ocasiones por
todo tipo de movimientos artísticos, intelectuales y de arte dramático. Las comedias y
tragedias shakespearianas han sido traducidas a las principales lenguas, y
constantemente son objeto de estudios y se representan en diversos contextos culturales
y políticos de todo el mundo. Por otra parte, muchas de las citas y aforismos que salpican
sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en inglés como en otros
idiomas. Y en lo personal, con el paso del tiempo, se ha especulado mucho sobre su vida,
cuestionando su sexualidad, su filiación religiosa, e incluso la autoría de sus obras.
Su literatura se caracterizaba por:
- Un impresionante poder de síntesis, a la vez que un dominio preciso y amplio del
idioma que convertían sus obras en delicadas y elegantes, aunque a veces difícil
de entender. Los protagonistas, jamás cuestionados, encerraban un universo de
virtudes, obsesiones, defectos y peculiaridades que los hacían únicos y casi
absortos de la realidad que los rodeaba.
- Sus personajes, los mundos que creó y los pensamientos que expresó son para
todas las personas y para todas las épocas. Amaba el lenguaje e
incluso inventaba nuevas palabras y expresiones que todavía usamos hoy en el
inglés.
- Destaca su concepción del personaje cómico, que no se limita simplemente a
poner la nota cómica, sino que alcanza en ocasiones hondura filosófica, de modo
que el humor es más amargo que burlesco.
- Hoy en día siguen vigentes y pueden ser perfectamente entendidos por nosotros
los temas clásicos shakesperianos.
- El amor en sus múltiples facetas traicionado, incestuoso, malogrado, capaz de un
crimen.
- El deseo sexual como una fuerza poderosa.
- La amistad, la traición y la mezquina villanía.
- La inocencia y los celos.
- El perdón y la redención.
- La idea de la justicia tanto la humana como la divina, o la monárquica.
- La guerra y sus terribles consecuencias.
- La responsabilidad individual de las propias acciones y de las consecuencias de
ellas, e incluso de las reacciones que provocamos intencionadamente en los
demás.
- La autoridad del Estado monárquico.
- La fe religiosa.
- La vejez y sus consecuencias.
- El libre albedrío y el destino.
Sus dramas históricos:
- En sus dramas históricos se llevan al escenario asuntos de la historia inglesa,
reflejando el sangriento pasado, plagado de asesinatos y conspiraciones. Sin
embargo, en estas obras interesa más la profundización en los personajes que los
propios hechos.
Sus comedias:
- En sus comedias partió de la comedia de enredo de raíces clásicas e italianas.
Nos encontramos con intrigas amorosas salpicadas de dificultades, celos y
malentendidos. Shakespeare enriquece la comedia porque crea personajes
perfectamente individualizados. Además, suele mezclar la realidad y la fantasía.
Sus tragedias:
- En sus tragedias convierte a los protagonistas, trazados con enorme profundidad y
perfección, en símbolos de actitudes humanas: el amor, los celos, la duda, la
ambición, el amor filial. Frente a estas pasiones desbordadas no hay más salida
que la muerte, final común a todas las tragedias. En primer término, tendríamos
que señalar que a Shakespeare no le preocupó mucho la originalidad argumental.
Más que un creador es un recreador de obras ya existentes (historias italianas,
viejas crónicas inglesas y obras antiguas romanas); “convirtió el plomo en oro”.
Creó tipos humanos universales. Ha calado hondo en los sentimientos humanos y
hace hablar con profunda verdad al amor (Romeo y Julieta), a la duda (Hamlet), a
los celos (Otelo), a la ambición (Macbeth), al amor paternal (El rey Lear); sin
olvidar los sentimientos tenues y efímeros, tiernos o ridículos. Su obra es muy
variada, Shakespeare está dotado de una imaginación muy fecunda y de un
sentimiento dramático excepcional, capaz de llegar a las cumbres de la emoción
trágica como a la soltura de la gracia y comicidad. Muchos críticos consideran a
Shakespeare como un poeta barroco, en lo que se refiere a su obra lírica. La
oscuridad del autor y la hermosura de su obra ha movido a algunos críticos a
negar la autenticidad de las obras de Shakespeare.
Principales obras
Tragedias:
- Antonio y Cleopatra: Escrita en cinco actos, Antonio y Cleopatra cuenta la tragedia
historia de amor entre la famosa faraona y el militar romano.
- Coriolano: Esta tragedia se basa en la vida del dirigente romano que da nombre a
la obra. De cómo fue desterrado de Roma y dirige un asalto contra la misma
ciudad.
- El Rey Lear: Basada en la Historia Regum Britanniae de 1135 de Godofredo de
Monmouth, este drama te hablará sobre la ingratitud y el desprecio filial y de la
vejez y la locura.
- Hamlet: Obra de teatro más larga de Shakespeare. Tragedia que cuenta cómo el
príncipe de Dinamarca se venga de su tío Claudio tras asesinar al rey.
Los temas que se indagan son el incesto, traición o la muerte.
- Macbeth: Tragedia más corta de William Shakespeare. Se divide en cinco actos y
se centra en Macbeth, señor de Glamis.
La historia cuenta cómo busca adelantarse a su propio destino, vendiendo su alma
a unas brujas.
- Otelo: Escrito que destaca por sus controvertidos temas. Entre ellos, vemos como
se habla del racismo o los celos.
- Romeo y Julieta: Probablemente la obra más famosa del autor inglés. Es una
historia entre dos jóvenes que, debido a que sus familias están enfrentadas, viven
enamorados en secreto.
- Tito Andrónico: Una de las tragedias más oscuras y profundas del autor inglés. En
ella, se cuentan los hechos de la historia de Tito Andrónico, un general del ejército
romano en los años de decadencia del Imperio.
- Troilo y Crésida: Publicada en dos ediciones separadas. El contexto se centra en
la guerra de Troya, y donde podremos ver algunas pinceladas de comedia.
Comedias:
- Cimbelino: Uno de los últimos teatros escritos por Shakespeare. En él, se cuenta
la historia de Cimbelino, rey de Gran Bretaña. El tema principal de la obra es el
honor.
- La tempestad: Historia de la venganza de Próspero, duque legítimo de Milán tras
ser desterrado y haber naufragado, acabando en una isla desierta.
En esta obra se mezclan hechos reales con elementos místicos y mágicos.
- Timón de Atenas: Esta comedia destaca por mostrar una estructura totalmente
inusual. No está completa, puesto que está llena de imprecisiones y lagunas.
Además, ha sido siempre objeto de debate, puesto que los expertos no se ponen
de acuerdo con la hora de situarla en la comedia o en la tragedia.
Drama histórico:
- Ricardo II: Primera parte de una saga a las que le siguen Enrique IV y Enrique V.
La historia se centra en la vida de Ricardo II de Inglaterra, el cual gobernó del
1377 al 1399.
- Enrique IV (partes 1 y 2): Con el gobierno de Enrique IV, la obra teatral que se
divide en dos partes. En la primera comienza con la Batalla de Humbleton Hilla y
termina con la de Shrewsbury a mediados de 1403
La segunda parte comienza de nuevo en 1403 hasta llegar a la batalla de
Azincourt.
- Enrique V: Última parte de la teatralogía que se inició con Ricardo II. En ella, se
refleja el intento de conquista de Francia de Enrique V.
- Enrique VI (partes 1,2 y 3): Obra que comienza con el entierro de Enrique V. La
primera parte se centra en el conflicto francés y el origen de la guerra de las rosas,
mientras que la segunda en el matrimonio entre el matrimonio de Enrique VI y
Margarita de Anjou.
La tercera y última parte nos habla de la renuncia de Enrique a la sucesión del
trono y su asesinato.
Sonetos:
- Venus y Adonis: Poema narrativo dedicado al conde de Southampton. Está
dividido en estrofas de seis versos.
El tema trata sobre Venus, la cual se encuentra enamorada de Adonis y de sus
ansias de seducción.
- La Violación de Lucrecia: Al igual que Venus y Adonis, este poema escrito en
estrofas de siete versos está dedicado al conde de Southampton.
Como su título indica, versa sobre la violación de Lucrecia por parte de Lucio
Tarquino.
Su importancia
Este dramaturgo, poeta y actor inglés del siglo XVI, es considerado como el escritor más
importante en lengua inglesa, así como uno de los escritores más afamados de la
Literatura Universal. Sólo este dato debería hacernos entender la importancia que su
persona y obras han tenido para los escritores posteriores; y es que Shakespeare es un
maestro para muchos. Un dramaturgo que a pesar de vivir hace siglos, ha logrado
impregnar de su esencia las obras de infinidad de autores contemporáneos.
Quizá el secreto de la importancia de Shakespeare sea la conexión con el público.
Evidentemente esta conexión debe basarse en algo, quizá en los temas tratados; y es que
Shakespeare hablar y personifica mejor que nadie las debilidades humanas. Resume de
forma sencilla la enorme variedad de emociones dentro del ser humano, dando lugar a
personajes realmente complejos. Esto ha fascinado siempre, quizá debido a que el
hombre en sí es complejo y siempre hay un personaje de Shakespeare con el que
sentirse identificado.
Shakespeare es importante también debido a la gran habilidad que tenía a la hora de usar
el lenguaje poético, así como los recursos dramáticos. Un verdadero maestro que creo
escuela; y es que no podemos negar que en la actualidad muchas citas y aforismos de
Shakespeare son usados en medio mundo, tales como “Algo está podrido en el estado de
Dinamarca”, “¿Qué hay en un nombre?” o “Ahora es el invierno de nuestro descontento”.
Si bien es cierto que durante su época no obtuvo demasiada reputación, lo cierto es que,
tras su muerte, poco a poco sus obras comenzaron a traspasar fronteras, consiguiendo
así ser uno de los escritores más importantes de la historia del hombre en el siglo XIX. No
obstante, hay que destacar que la persona de este escritor ha estado bajo la mirada de
los escépticos. Personas que aseguraban que él no había escrito sus obras. Quizá esta
debilidad por los dramas humanos, que ni las antiguas tragedias griegas sabrían
ejemplificar tan bien, fue la que consiguió que sus obras encajaran con el público. Lo
cierto es que, en la actualidad, la mayoría de la gente ha leído alguna obra de
Shakespeare o la ha visto representada en algún teatro; y es que las obras de este
dramaturgo siguen siendo hoy por hoy una apuesta segura para las compañías de teatro.
Asimismo, estas obras son consideradas por los actores y actrices como verdaderos
rectos artísticos debido a la gran complejidad de los personajes del dramaturgo inglés. Un
honor por tanto para muchos, que se sienten afortunados cuando deben interpretar
alguno de sus clásicos.
Razones por las cuales ha marcado la literatura universal
La iluminación de la experiencia humana: La capacidad de Shakespeare para resumir la
gama de las emociones humanas en verso sencillo pero elocuente y profundo, es quizás
el mayor motivo de su duradera popularidad. Si no puede encontrar palabras para
expresar cómo se siente sobre el amor, la música o el envejecimiento, Shakespeare
puede hablar por usted. Ningún autor en el mundo occidental ha escrito pasajes más
queridos.
Los grandes relatos: William Shakespeare era el narrador más notable que el mundo haya
conocido jamás. Homero le dijo a la aventura y los hombres en guerra, Sófocles y Tolstoi
hablaba de tragedias y de las personas en problemas. Terence y Mark Twain contaban
historias cósmicas, Dickens dijo a los melodramáticos, Plutarco dijo historias y de la mano
Christian Andersen dijo a los cuentos de hadas. Pero Shakespeare dijo a todo tipo de
historia - la comedia, la tragedia, la historia, el melodrama, la aventura, las historias de
amor y cuentos de hadas - y cada uno de ellos tan bien que se han convertido en
inmortal. En todo el mundo de la narración se ha convertido en el mayor nombre.
Obligar a los personajes: Shakespeare inventó su cuota de personajes típicos, pero sus
personajes verdaderamente grandes, en particular a sus héroes trágicos no tienen igual
en la literatura, eclipsando incluso las sublimes creaciones de los trágicos griegos.
Grandes personajes de Shakespeare siguen siendo populares debido a su complejidad.
Por ejemplo, podemos vernos a nosotros mismos como Hamlet, una persona suave de
corazón, forzado contra su mejor naturaleza en busca de venganza asesina. Por esta
razón, Shakespeare es muy admirado por los actores, y muchos consideran que
interpretar a un personaje de Shakespeare es sin duda el papel más difícil y más
gratificante que podrían llegar a interpretar.
El renacimiento y el barroco reflejados en la literatura de Shakespeare
El periodo del Renacimiento fue una etapa en la que el ser humano decidió anteponer la
razón sobre todas las cosas, estaba en busca de la cultura y los conocimientos que no se
lograron obtener durante la Edad Media. Esta transición se caracterizó por centrarse en el
conocimiento del alma humana, retornando al pensamiento grecolatino. El hombre se
desprendió de la religión, la cual no tenía ninguna finalidad práctica.
Una de las obras de William Shakespeare es Rey Lear, la cual fue escrita en el año de
1605 y es catalogada como una de las grandes tragedias. La riqueza de esta obra yace
en la representación de los personajes, que son humanamente complejos y con un
carácter que los asemeja a la vida de una persona real; esta es una de las características
de la literatura del Renacimiento, los escritores componen sus obras basándose en
historias reales o ficticias con gran pesar social y político. El rey Lear es un ejemplo del
castigo de los propios errores ante el poder del mal que terminó con la vida de Cordelia,
un personaje que representa la inocencia, la honestidad y la injusticia que son parte del
diario vivir humano.
La tragedia del rey Lear hace mención del afán de experimentar, de poner a prueba a los
demás, pretendiendo de esta manera conocer sus sentimientos, como lo hace con sus
tres hijas: «Decidnos, hijas mías, pues es ahora nuestra voluntad desprendernos del
gobierno, posesiones y cuidados del estado, ¿cuál de vosotras os ama más? Así, nuestra
generosidad sabrá depositarse en aquella de vosotras cuyo sincero afecto la haga
merecedora de tal premio.» Las hijas de Lear responden de la siguiente manera: «Os amo
más allá de cualquier límite.» y « […] mi amor se mide por sus palabras»). Aquí, estas dos
hijas de Lear representan el deterioro de la humanidad que, al verse seducido por el
poder, la gloria y el prestigio, decide convertirse en lo más dulce y tierno para obtener lo
que se desea, hablando palabras que no tienen ninguna carga emocional, sino están
disimulando el interés mismo.
Por otra parte, encontramos a Cordelia, que con una sinceridad absoluta responde lo
siguiente: «sé que mi amor es más pesado que mi lengua […] no puedo elevar mi corazón
hasta mi boca. Os quiero majestad, conforme al lazo que me une a vos; ni más, ni
menos.»). Aquí Shakespeare quiere mostrar que el amor es inefable y constituye quizás el
motor de la tragedia de Lear, por exigir a Cordelia la expresión de algo que escapa a todo
lenguaje, ya que ¿cómo las palabras nos muestran su afecto a nosotros? ¿no somos
nosotros mismos los que hacemos esa muestra de afecto? Esta incomprensión del rey
con respecto a su hija y la mala interpretación del silencio de Cordelia constituirán la
causa de la ruina de su padre. Este tema es parte de los grandes cuestionamientos que
ha tenido el ser humano y como se puede analizar, comenzó a tomar su auge en el
Renacimiento porque hubo una introspección del ser humano tan grande que todos los
aspectos, específicamente del alma, fueron tratados.
Al igual que los rasgos del Renacimiento, el Barroco concretó los caracteres anteriores en
una serie de temas recurrentes: la literatura del siglo XVII continúa los temas
renacentistas (amor, naturaleza, mitología y comportamiento humano), aunque alterando
sus sentidos; la reflexión moral sobre el paso del tiempo, así como el análisis de los
defectos humanos; el asunto religioso, abordado por multitud de autores que ven a Dios
como única esperanza de salvación y sentido de la vida; y, por último, junto a los temas
derivados del desengaño, el Barroco ofrece también el canto de los goces de la vida y del
presente.
En la época de Shakespeare se constituye el teatro isabelino, que funde la tradición
popular con la culta y se convierte en un espectáculo de masas. Así lo demuestra la
construcción de los primeros edificios destinados exclusivamente a la representación, la
consolidación de las compañías y el apoyo que el mundo teatral tuvo por parte de la
monarquía inglesa.
El problema de la autoría
Casi ciento cincuenta años después de la muerte de Shakespeare en 1616, comenzaron
a surgir dudas sobre la verdadera autoría de las obras a él atribuidas. Los críticos se
dividieron en "stratfordianos" (partidarios de la tesis de que el William Shakespeare nacido
y fallecido en Stratford fue el verdadero autor de las obras que se le atribuyen) y "anti-
stratfordianos" (defensores de la atribución de estas obras a otro autor). La segunda
posición es en la actualidad muy minoritaria.
Los documentos históricos demuestran que entre 1590 y 1620 se publicaron varias obras
teatrales y poemas atribuidos al autor William Shakespeare, y que la compañía que
representaba estas piezas teatrales, Lord Chamberlain's Men (luego King's Men), tenía
entre sus componentes a un actor con este nombre. Se puede identificar a este actor con
el William Shakespeare del que hay constancia que vivió y murió en Stratford, ya que este
último hace en su testamento ciertos dones a miembros de la compañía teatral
londinense.
Los llamados «stratfordianos» opinan que este actor es también el autor de las obras
atribuidas a Shakespeare, apoyándose en el hecho de que tienen el mismo nombre, y en
los poemas encomiásticos incluidos en la edición de 1623 del First Folio, en los que hay
referencias al «Cisne de Avon» y a su «monumento de Stratford». Esto último hace
referencia a su monumento funerario en la iglesia de la Santísima Trinidad, en Stratford,
en el que, por cierto, aparece retratado como escritor, y del que existen descripciones
hechas por visitantes de la localidad desde, al menos, la década de 1630. Según este
punto de vista, las obras de Shakespeare fueron escritas por el mismo William
Shakespeare de Stratford, quien dejó su ciudad natal y triunfó como actor y dramaturgo
en Londres.
Los llamados «anti-stratfordianos» discrepan de lo anteriormente expresado. Según ellos,
el Shakespeare de Stratford no sería más que un hombre de paja que encubriría la
verdadera autoría de otro dramaturgo que habría preferido mantener en secreto su
identidad. Esta teoría tiene diferentes bases: supuestas ambigüedades y lagunas en la
documentación histórica acerca de Shakespeare; el convencimiento de que las obras
requerirían un nivel cultural más elevado del que se cree que tenía Shakespeare;
supuestos mensajes en clave ocultos en las obras; y paralelos entre personajes de las
obras de Shakespeare y la vida de algunos dramaturgos.
Referencias de otros autores
El crítico estadounidense Harold Bloom sitúa a Shakespeare, junto a Dante Alighieri, en la
cúspide de su «canon occidental»: «Ningún otro escritor ha tenido nunca tantos recursos
lingüísticos como Shakespeare, tan profusos en trabajos de amor perdidos que tenemos
la impresión de que, de una vez por todas, se han alcanzado muchos de los límites del
lenguaje. Sin embargo, la mayor originalidad de Shakespeare reside en la representación
de personajes: Bottom es un melancólico triunfo; Shylock, un problema permanentemente
equívoco para todos nosotros; pero sir John Falstaff es tan original y tan arrollador que,
con él, Shakespeare da un giro de ciento ochenta grados a lo que es crear a un hombre
por medio de palabras».
Jorge Luis Borges escribió sobre él: «Shakespeare es el menos inglés de los poetas de
Inglaterra. Comparado con Robert Frost (de New England), con William Wordsworth,
con Samuel Johnson, con Chaucer y con los desconocidos que escribieron, o cantaron,
las elegías, es casi un extranjero. Inglaterra es la patria del understatement (atenuación),
de la reticencia bien educada; la hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de
Shakespeare»
Sea como fuere, siempre se ha considerado a Shakespeare como una persona culta, pero
no en exceso, y ello ha posibilitado el nacimiento de teorías según las cuales habría sido
tan sólo el hombre de paja de alguien deseoso de permanecer en el anonimato literario. A
ello ha contribuido también el hecho de que no se disponga en absoluto de escritos o
cartas personales del autor, quien parece que sólo escribió, aparte de su producción
poética, obras para la escena.
Frases célebres

 “Love all, trust a few, do wrong to none” (Ama a todos, confía en pocos, no hagas
daño a nadie)
 “If music be the food of love, play on” (Si la música fuera el alimento del amor,
sigan tocando)
 “To be, or not to be, that is the question” (Ser o no ser, esa es la cuestión)
 “Better three hours too soon than a minute too late” (Mejor tres horas con
anticipación que un minuto tarde)
 “A fool thinks himself to be wise, but a wise man knows himself to be a fool” (Un
tonto cree ser sabio, pero un sabio se conoce a sí mismo como un tonto)

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