Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Entre ese mar de guerreros que sacrificaban todo por el mundo se encontraba ella. Su
cabello era largo, peinado en trenza y de color cían. Tenía una mirada de color plata, con la
determinación de darlo todo por terminar aquel combate. Un traje completamente blanco,
con algunos detalles en celeste, cuyo objetivo era distinguir a los miembros de “la orden del
cielo”, según recuerdo.
Eso aumentó mi valor. Empuñé con fuerza el mango de mí espada, imbuida con el poder
mágico de los antiguos, y la arrojé con fuerza. Fue un lanzamiento certero, directo hacia el
corazón expuesto de la criatura y…
Despierto.
Los rayos del sol me levantan del mismo sueño que tengo una y otra vez, pero en esta
ocasión todo es diferente. La luz del sol no entra por mi ventana como siempre. No está mi
ordenador, los posters de mis bandas famosas ni tampoco el televisor. De hecho, ni siquiera
había paredes. Estaba sola y tirada en el pasto, a la sombra de un bosque, con los rayos del sol
filtrándose entre las copas de los árboles.
Solo necesito un par de segundos entre despertar de mis sueños y entrar a un estado de
pánico. Me levanto tan rápido como puedo. Entonces noto que ni siquiera yo era como
siempre. Mi cabello, que siempre había sido largo desde que era pequeña, ahora estaba corto,
apenas un poco por debajo del hombro, y con las puntas de un ligero color rojo.
Mi ropa tampoco era la misma. Llevo una falda de cuero que llega encima de mis rodillas.
Botas largas, también de cuero, que tapaban lo que la falda no hacía. Una blusa blanca y un
abrigo oscuro con detalles en rojo cuya tela peculiar no reconozco; me atrevería a decir que se
trata de una especie de terciopelo sin brillo.
Mientras revisaba mi aspecto, noto que a mi lado yacían en el pasto algunos objetos: un
libro grueso de cuero, con una especie de gema de color negro y las páginas completamente
en blanco, un gorro de bruja pequeño y una espada corta, o al menos lo creí por la funda y el
mango que veo.
De todos modos, ahora mismo esos curiosos objetos son lo que menos me interesan. Lo
primero es saber cómo llegue aquí y buscar alguna forma de regresar a casa. Al final, decido
tomar las cosas e intentar salir de aquel bosque.
Para mi sorpresa, el libro y la espada no eran tan pesados como creí. Además, la funda se
ajusta a mi cintura. Pienso que debía verme como una guerrera. Claro que era solo pura
apariencia, pues no tengo la más mínima idea de cómo usar una espada. Por lo pronto,
empiezo a caminar.
Después de un buen rato, el sol ya se puede sentir en su punto más alto. No sé cuánto
tiempo llevo caminando, pero me siento demasiado agotada. En cierto punto, me entra el
pánico de estar caminar en círculos, por lo que he ido dejando marcas cada cierto tiempo y
afortunadamente no las he vuelto a ver. Eso significa que al menos no estoy donde al principio.
Ahora, mientras camino, encuentro un árbol con frutos un tanto peculiares que nunca
había visto. Cuando estaba a punto de tomarla, algo bastante curioso pasó: la gema del libro
empieza a brillar de un color verde. Llamó mi atención por completo y casi por instinto abro el
libro donde pude notar un dibujo de la fruta. Y junto a ella aparece una descripción.
[Baya de Snios]
[De sabor dulce pero fuerte, esta fruta es utilizada para saciar el cansancio ya que provee al
cuerpo de energía utilizada en:
––Es como el manual de un videojuego ––exclamo––. Me pregunto si podré ver más cosas
con él.
Así, comienzo a tocar todo lo que puedo. Sin embargo, el libro no reaccionaba con todo.
Árboles y plantas comunes no mostraban alguna descripción, y la información que aparecía se
remplazaba por otra. No obstante, me di cuenta que, si lo pedía, volvía a aparecer. Mientras
hacía eso. se me ocurre una idea interesante.
––Si muestra información de todo lo interesante, tal vez pueda ver algo nuevo. Bien, dame
la información de un mapa.
Aunque al principio creí que no me la iba a dar, debido a que ya había pedido por pociones
y me indicó que faltaban ingredientes, en esta ocasión se dibuja un mapa que mostraba un
punto con la inscripción “tú”. El mapa decía que me encontraba en el bosque “Snios”, en el
borde y muy cerca de un pueblo llamado Olbuep.
Tras indagar más, noto que puedo guardar cualquier información útil en el libro. Esto me
facilitaba tenerla al alcance por si la llegara a necesitarla.
Llevo un par de horas caminando y no encuentro nada más que frutas; el mapa me marca
que estoy prácticamente a nada de salir del bosque. Mientras sigo andando, distingo un par
de árboles cuya fruta emitía brillo. Desafortunadamente no las alcanzo y no parece que se
pueda escalar, así que decido usar la espada para romper las ramas e intentar alcanzarlas. En
cuanto desenvaino el arma de su funda el libro vuelve a destellar, pero esta vez de color
blanco. Decido revisar su información.
Esto llama demasiado mi atención, pues ese libro me llamaba invocada. No tiene ningún
sentido. En cuanto llegue al pueblo, intentaré obtener respuestas. Ahora tenía otra cosa más
importante que hacer.
Uso la espada para cortar unas ramas e intentar bajar las frutas a golpes. Al final lo consigo,
pero descubro que no valió la pena ya que, según el libro, solo servían para ver mejor en la
noche.
Después de un tiempo, cuando finalmente abandono el bosque, puedo ver una gigantesca
torre detrás de montañas. El sol a punto de atardecer me obliga a acelerar el paso para llegar
a el pueblo lo más pronto posible. Sin embargo, algo frena mi avance. Unos metros más
adelante se encuentra una criatura. Su apariencia es como la de un jabalí, solo que más grande
y con dos pares de colmillos.
Me quedo paralizada.
Podría pelear, pero no sé ni cómo usar la espada. Si intento hacer un rodeo para evitar a la
criatura podría hacerse noche. Mientras pensaba en algo, la criatura decidió por sí misma al
verme e inmediatamente sale corriendo hacia mí.
––¡MIERDA!
Salgo corriendo lo más rápido que puedo mientras aviento el libro. Si logro llegar al bosque,
tal vez pueda trepar a un árbol. Desafortunadamente mi velocidad no es mejor que la del jabalí
ese y lo último que alcanzo a sentir es un fuerte golpe en la espalda.
Despierto. Está oscuro. Es la misma vista de los árboles, incluso está la marca que hice por
si caminaba en círculos. Me levanto lentamente. No recuerdo qué pasó después de caer al
suelo. Y a mi lado veo la espada, el sombrero y el libro.
Lo abro y veo que las páginas de información continúan allí. Pero también había cosas
nuevas. Algo como un “glosario de muertes”, y en el mapa hay una X donde creo yo que caí.
Además, había una hoja con la descripción de la cosa que me atacó.
[Bestia Ratón]
[El cerdo más grande de todos. Prácticamente imposible de domesticar, su piel puede
resistir flechas y su carne tiene un alto valor comercial]
Mientras estoy sumida en mis pensamientos, algo vuela desde la oscuridad casi hasta
golpear mi pie. Se trata de un hacha oxidada y vieja, con un mango muy sucio.
Inmediatamente escucho un gruñido que, conforme se acerca, puedo verlo. Una nueva
criatura, alguna clase de persona, con ropas rotas, un olor hediondo y piel que se cae a
pedazos con su caminar…
Pasan un par de minutos antes de volver en mí. Me acerco al zombi y después de moverlo
con la espada no reacciona, así que suspiro con alivio.
––¡Maldito bastardo hijo de perra! ––Empiezo a patearlo con fuerza––. ¿Cómo te atreves a
atacarme? ¿No ves que casi muero?
Me tiro al suelo completamente exhausta por tan inesperada batalla y noto que algo que
brilla a la luz de la luna.
––¿Una moneda? ––Contemplo la pequeña reliquia––. Tal vez me pueda servir. Voy a
guardarla.
––¿Qué? ¿Me estás diciendo que solo necesitaba decir eso? ¡Tantas cosas que quise
guardar en el camino! ¡Aargh!
Decido no pelear más conmigo misma y solamente guardo la moneda. Un poco indecisa,
tomo el mango de el hacha y lo sacó de la cabeza del zombi, para después limpiar la sangre con
el pasto. Entonces volteo y veo que el libro emite luces de distintos colores. Al abrirlo está la
información del zombi escrita.
[No muerto]
[Remanentes de la última gran guerra. Seres revividos con magia oscura y sin la capacidad
de razonar que solo existen para alimentarse de toda la materia viva que encuentren]
––La gran guerra, ¿eh? Me recuerda mucho a lo que suelo soñar mucho.
Algo llama mi atención mientras veía que más cosas decía el libro.
Es un cuadro casi completamente en blanco. Sin embargo, tiene unas pocas cosas escritas.
Afortunadamente soy muy buena en acampar. Tomo el hacha con mis manos y, en cuanto
me preparo para golpear el árbol más cercano, un punto brillante aparece en el tronco. Uno
que solo puedo ver con mis ojos. Instintivamente golpeó a ese punto.
El árbol cae sin problemas después de un par de golpes, y tan pronto está en el suelo
aparecen unas líneas alrededor de él, como si algo me estuviera indicando cómo cortar.
Decido seguirlas y termino aquella tarea en unos minutos. Solo me interrumpen un par de
zombis con los cuales practico cómo atacarlos con el hacha sin entrar en pánico.
Gracias a eso pude obtener un par de monedas más, varias ramas y algunas tablas. Fue tan
sencillo y entretenido que decido cortar más árboles.
Cuando los primeros rayos del sol iluminan los alrededores prácticamente he hecho un
claro en el bosque, y además tengo una fogata y una cantidad ridícula de tablas. Después pude
crear cuerda de la corteza de los árboles más verdes, y luego comencé con una idea que me
llegó de repente.
––Si muero otra vez regresaré aquí, así que construiré una vivienda para refugiarme.
Y así lo hice, poco a poco, siendo atacada por zombis y otras criaturas.
Con aquella rutina, perdí la cuenta de los días que llevo haciendo esto, pero al final mi
“nueva casa” se ve muy bien y decente.
Lo digo porque he visto caravanas de personas a lo largo del lugar. Pero cuando intento
acercarme, los jabalíes salen de entre los árboles y me atacan, por lo que me es imposible
recibir ayuda.
Estoy harta.
Sin embargo, he ideado un plan: ya que pelear con ellos es imposible, voy a escapar entre
las copas de los árboles, completamente en sigilo.