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Introducción.......................................................................................................................................1
Antisemitismo durante el Proceso de Reorganización Nacional........................................................2
La postura de la DAIA.....................................................................................................................5
La postura del Dr. Daniel Rafecaz...................................................................................................6
Conclusión..........................................................................................................................................8
Bibliografía.........................................................................................................................................9
“Si el mundo llegara a convencerse de que
Auschwitz nunca ha existido, sería mucho más
fácil edificar un segundo Auschwitz. Y no hay
garantías de que esta vez sólo devorase judíos”
Primo Levi
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Antisemitismo durante el Proceso de Reorganización Nacional
El 24 de marzo de 1976 la Fuerzas Armadas argentinas, junto a sectores
civiles afines, derrocaban al gobierno constitucional de la entonces Presidente de
la Nación, María Estela Martínez de Perón. Dando comienzo así al llamado
“Proceso de Reorganización Nacional” que bajo pretexto de poner fin a la violencia
política que se vivía por aquel entonces, encubría en el fondo la implantación de
un régimen económico neoliberal, a tono con las exigencias impuestas por el FMI
y los Estado Unidos a los países latinoamericanos. En el marco de este proceso la
Junta Militar llevo a cabo una acción represiva de terrorismo de Estado,
encuadrada dentro del llamado Plan Cóndor. Nombre con que se conoce al plan
de acciones conjuntas llevado a cabo entre los regímenes dictatoriales de América
del Sur y los Estados Unidos.
Se aplicó entonces así la llamada “Doctrina de Seguridad Nacional” que
garantizaría el orden interno, combatiendo a cualquier movimiento u organización,
que pudiera ser tildada de subversiva, y legitimando de este modo la violación
sistemática de los derechos humanos. Como ha quedado asentado en el “Nunca
Más, Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas”. Se
demuestra que bajo esta doctrina se persiguió, secuestro, recluyo y torturo a miles
de hombres y mujeres, apropiándose en muchos casos de los hijos e hijas recién
nacidos de las víctimas mantenidas en cautiverio.
La colectividad judía argentina no se libró de esta persecución, por el
contrario, fue víctima de un llamado “trato preferencial”. A tal punto que la DAIA,
considera que lo que se llevó adelante durante la dictadura militar de 1976-1983
es simple y llanamente un acto genocida. Los que no son parte de esta idea,
sostienen que el antisemitismo presente en la sociedad y sobretodo en muchos
sectores de las fuerzas de represión, permitió que se diera rienda libre a un sin
número de actos de claro odio racial. Más aun, en 1981, el Ministro del Interior
Albano Jorge Harguindeguy, aunque manifestaba que la Junta Militar no
practicaba el antisemitismo, tuvo que admitir que: “Imposible controlar a todo el
personal (refiriéndose a las fuerzas represivas) entre el cual puede haber – como
en cualquier lugar del mundo- algún sádico o enfermo mental” (Crónica 10-1-
1981).1 Dejando en claro que las máximas autoridades estaban al tanto de todo lo
ocurrido.
En los testimonios de las victimas destacan cuatro aspectos fundamentales:
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA. 1984. Pág. 69
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El simple hecho de pertenecer a la colectividad judía era motivo para
castigos físicos en forma de golpes e insultos “Liliana Callizo (Legajo N° 4413)
escuchaba los gritos de Levin cuando lo golpeaban e insultaban por ser judío…”. 2
También en algunos casos se agregaba al castigo físico; el temor psicológico en
ese contexto de privación ilegítima y tortura, mediante el uso de simbología Nazi.
“Alejandra Ungaro (Legajo N° 2213) me pintaron el cuerpo con svásticas en
marcador muy fuerte”.3 En el C.C.D. El Atlético, era común la reproducción de
discursos de Adolf Hitler, y por lo menos uno de los represores se hacía llamar “el
fhúrer”: “un represor que se hacía llamar el “gran führer” hacia gritar a los
prisioneros: “¡Heil Hitler!” y durante la noche era normal escuchar grabaciones de
sus discursos (D. Barreda y Ferrando – Legajo N° 6904)” 4. Siguiendo con esta
línea, se observa una identificación por parte de los represores con el mismo
aparato represor Nazi, ya sea por identificación con el mismo o como modo de
infligir aún más terror: “Cuando nos golpeaban nos decían: “¡somos la Gestapo!”
(Reyes, Jorge – Legajo N° 2563, C.C.D. Regimiento 1° de Patricios)” 5.
La supremacía racial estaba tan impresa en la mentalidad de los
encargados de llevar adelante todo el aparato represor, que se puede constatar
que así como el pertenecer a una cierta “raza” o etnia podía significar ser
merecedor de todos los maltratos que hasta el momento hemos expuesto. En
contrapartida, la pertenecía o posesión de características físicas, que podrían
considerar de “arias”, podían servir de elemento para escapar de estos tormentos
o al menos ser una forma de paliarlos. Tal como se puede comprobar con el
testimonio aportado por Ruben Schell, que luego de ser torturado y en relación a
su descendencia alemana corroborada por su apariencia física, se le manifestaría
lo siguiente: “Escúchame flaco, ¿qué haces vos entre esta manga de negros?, si
con esa pinta tendrías que ser un S.S. (haciendo referencia a los servicios de
inteligencia del nazismo) y me muestra una cruz esvástica que tenía tatuada en el
brazo. A partir de ahí no soy más torturado”. 6
La defensa de “lo cristiano” y “La Patria” se presenta como una forma de
encubrir la persecución política. La misma aparece como una motivación
ideológica simple, que podía ser entendida fácilmente hasta los niveles culturales
más bajos del aparato represivo. Siendo además un motivo de persecución que no
necesitaba de muchas explicaciones y servía para ocultar los verdaderos objetivos
ideológicos de tal metodología. Eduardo Alberto Cora, relataba que: “después de
destruir todo lo que encontraron, los represores escribieron en la pared la leyenda
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA. 1984. Pág. 69
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA 1984. Pág. 69
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA 1984. Pág. 71
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA 1984. Pág. 71
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA 1984. Pág. 71
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“Viva Cristo Rey” y “Cristo salva”. Algunos allanamientos y operativos se hicieron
al grito de “¡Por Dios y por la Patria!”. 7
Un caso que queremos resaltar, no solo por lo completo que da una imagen
general de como operaban las fuerzas de represión en caso de victimas
pertenecientes a la colectividad judía. Es el de Nora Stejilevitch (Legajo N° 2535),
que describe un nuevo elemento en la metodología operatoria del aparato de
represión, “el problema judío”. Aparece en este documento una clasificación de
“problemas”, siendo el más importante el de la subversión seguida
inmediatamente por el problema judío. En el trascurso del relato se evidencia la
existencia de toda una metodología específica y con especialista abocados a la
solución de dicho problema. Dando indicios de una posible persecución de
personas pertenecientes la colectividad judía más allá de sus posibles contactos
con los grupos subversivos o terroristas, apareciendo como parte de un problema
en si como tal:
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA 1984. Pág. 73
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NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos
Aires. EUDEBA 1984. Pág. 73-74
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La postura de la DAIA
En su “Informe sobre la situación de los detenidos-desaparecidos
judíos durante el genocidio perpetrado en Argentina 1976-1983” que se
publicó en 1999 y reelaborado en 2007 (con el aporte de nuevos testimonios).
Determina que: aunque no se planifico la persecución de miembros de la
colectividad judía en forma específica en su condición de tales. Queda
completamente demostrado que los judíos secuestrados recibían un
tratamiento más cruel que los demás prisioneros. Encuadrado esto dentro de
lo que denominan el “trato especial”.
Que por los expuesto en la documentaciones aportada por los
testimonios de las víctimas, existía un marcado rasgo antisemita que no
puede ser considerado como el accionar asilado de algunos represores. Sino
que por lo contrario, y tal como se atestiguado en las características
sistemáticas de sus metodología, como la búsqueda de información sobre
entidades y organizaciones judías, nos encontramos ante una acción
institucional programada y coordinada.
También contrasta la metodología del genocidio realizado por el
nazismo con la metodología del genocidio realizado en la argentina: en los
dos, se ocultó los cuerpos, se les negó su identidad a las víctimas, y por
último, durante su tiempo de detención se los deshumanizo, buscando con
ello “quebrar” sus resistencias morales, físicas y psíquicas como un paso
previo a su exterminio. Para la DAIA existió una autoadjudicación de identidad
“nazi” por parte de mucho de los represores, y que la constante referencia a
los campos de exterminio nazis (símbolos, métodos de tortura, reivindicación
del régimen nazi) reafirman que esta apropiación fue absolutamente
intencional y explicita:
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apropiación, por parte de los organismos de represión, de las
prácticas, simbologías y emblemas del nacional-socialismo”9
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humillación y mortificación especifica por dicha condición, y a
un empeoramiento aún más de sus condiciones de reclusión.
Un judío tenía menos probabilidades de supervivencia, sea
esto motivo del ensañamiento al que fue sometido, al odio
racial o que frente al castigo que le fue impuesto, los autores
debían asegurarse la impunidad. Siendo estos más proclives
a sufrir la situación de “traslado”, un eufemismo empleado por
los represores argentino para significar el asesinato,
generalmente fuera de los centros de detención (ej. Vuelos de
la muerte).
“Los hechos aquí narrados no hacen más que recordar que los
dogmas del régimen totalitario nazi surgido en Alemania no
concluyó con la caída del Tercer Reich, sino que su ideología y
método más repulsivos para la condición humana siguieron
vigentes en el tiempo y, lamentablemente, esta degradación fue
incorporada por amplios sectores de mandos y ejecutores del
terrorismo de Estado en Argentina, conforme se deduce de las
constancias colectadas en esta investigación.
10
RAFECAS, Daniel. La dimensión antijudía de la represión en los centros clandestinos de
detención y tortura durante la última dictadura. [en línea]. Congresojudio.org.
<https://congresojudio.org/uploads/coloquio/241/coloquio_version_descarga.pdf>
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Conclusión
Lo evidenciado en los documentos atestigua que efectivamente hubo
ideologías y hechos antisemitas durante la última dictadura militar. Por otras partes
las dos analizadas, la DAIA y el Dr. Rafecas, aunque difieran sobre varios puntos,
coinciden unánimemente en que; en el contexto del Proceso de Reorganización
Nacional, y mediante la aplicación de la doctrina de Seguridad Nacional. Se llevaron
a cabo actos de violencia de una forma específica contra los miembros de la
colectividad judía de la Argentina. Los cuales, debido a su metodología e ideología
de inspiración nazi, se los puede considerar antisemitas, llegando ambas posturas a
la conclusión de que efectivamente existió un “tratamiento especial” para los judíos
detenidos ilegalmente. Y aunque los documentos muestran indicios de la existencia
de una persecución y exterminio de lo que los represores consideraban el “Problema
Judío” y a los cuales la DAIA toma como evidencia, el Dr. Rafecas enmarca lo
sucedido dentro de un politicidio, siendo esto el móvil principal de toda la maquinaria
represora, y propone buscar las causas de tal “trato especial” en la ideología
imperante en parte de las fuerzas represoras. Resumiendo:
Por nuestra parte consideramos que una investigación más profunda, no solo
de lo sucedido en la República Argentina, sino también en los demás países de
Sudamérica, echara luz sobre si el “trato especial” aplicado fue o no la búsqueda a
una posible solución al “problema judío”. Humildemente creemos que la única forma
de lograrlo es con el trabajo en conjunto de diferentes especialistas, ya sean de la
historia, las leyes, la sociología, etc. Hasta aquí nuestras posibilidades y nuestros
deseos de que aquella frase de Primo Levi no vuelva a repetirse NUNCA MAS en
nuestro país.
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Bibliografía
NUNCA MÁS. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas. Buenos Aires. EUDEBA 1984.