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El mundo bajo el microscopio de Europa

En 1992 siendo niño actué en un acto escolar que conmemoraba la llegada


de los españoles a América, en cuyo marco se repudiaba el genocidio de los
pueblos originarios. También recuerdo que ese mismo año se llevó acabo la
regata Colon ’92, como homenaje a los quinientos años de tal acontecimiento.
Esta última genero controversias sobre si se debía festejar o no esta fecha, y
prontamente las voces se hicieron oír. De un lado los que se oponían a esta nueva
mirada, donde España aparecía como la Madre Patria civilizadora y por el otro, los
que la consideraban culpable de los hechos más atroces. Pero estas dos posturas,
la de una leyenda rosa opuesta y enfrentada a la de una leyenda negra, tenían
una cosa en común: el Eurocentrismo. Si en el pasado Europa había sido la fuente
de la civilización, ahora lo era de horror. Pero siempre estaba en el centro de la
discusión y los pueblos americanos aparecían como meros observadores de los
acontecimientos históricos. Este Eurocentrismo es producto de la conformación
misma de las ciencias, muchas de las cuales se formalizaron como tales en el
siglo XIX. Como ejemplo tenemos el caso de la Geografía, la cual según Capel
(1977) se convirtió en una disciplina a fin con los intereses de los gobiernos de los
Estados Nacionales europeos (p.1). En nuestro país esos intereses consistían en
conformar una sociedad calcada de los modelos de Europa, y fue mediante las
escuela, al igual que sucedió en Europa, que el Gobierno Nacional construiría una
identidad nacional. Aunque Capel lo define para Europa, fácilmente podríamos
trasportar aquí lo que el autor expone: “En el desarrollo del sentimiento de
nacionalidad, de la idea de patria, el conocimiento de la historia y de la "geografía"
del propio país eran sin duda, elementos indispensables.” (Capel, 1977, p.1)

Determinismo geográfico y positivismo


Para Hegel, tal como plantea en su libro “Filosofía de la historia” el espacio
geográfico es fundamental para el desarrollo de la Historia Universal, la única
según la cual permitiría el desarrollo del espíritu, el autoconocimiento del ser
humano. Esta Historia universal habría surgido en Oriente, y hallaría su concreción
final en Europa, más precisamente en el centro de la misma. Así solamente
Europa sería capaz de desarrollar el espíritu, y solamente el contacto con la
misma podría permitir una evolución en las demás regiones del mundo. Hegel no
resta valor al devenir histórico de los demás pueblos, pero los mismos estaban
condenados al estancamiento o el fracaso. También es pertinente reconocer que
no se refiere a toda Europa, si no a esa zona central, dejando de lado a la
península ibérica. Y si lo relacionamos con los escrito anteriormente,
encontraremos un discurso no mucho más distinto. Se pone de manifiesto la
diferencia entre las dos américas, la del norte y la del sur. En una se ve una
iniciativa de progreso y de libertad, siendo esta fundamental para el surgimiento
del espíritu, mientras que en la otra solo se ven conflictos. Pero va aún más, y se
comprende por qué aun Europa sigue siendo el centro de nuestras discusiones y
nuestras actitudes hacia ellos.
“El principal carácter de los americanos de estas comarcas es una
mansedumbre y falta de ímpetu, así como una humildad y sumisión rastrera
frente a un criollo y más aún frente a un europeo, y pasará todavía mucho tiempo
hasta que los europeos lleguen a infundirles un poco de amor propio.” (Hegel, p.
105)

La idea es clara y como exponen los autores que estuvimos viendo, la


misma se logró imponer a través de la construcción de unos saberes académicos
en concordancia con la misma. En el caso particular de la Geografía y como lo
expone tan caramente Zenobi, la misma al igual que las demás ciencias
acompaño a la nueva sociedad industrial en el Siglo XIX:

“Es durante esta centuria que la geografía toma impulso, época en que
las potencias europeas se lanzaron a la conquista de nuevos territorios,
buscando fuentes de materias primas para sus pujantes industrias.” (Zenobi)

Así la Geografía que a hasta mediados de Siglo XIX casi desaparece, logra
imponerse como una necesidad de los nacientes Estados Nacionales europeos.
Que necesitaron frente a las otras potencias, a esta disciplina para poder
demarcar sus territorios. Y a su vez generar en sus ciudadanos un sentimiento de
pertenencias y patriotismo. Esta ciencia al igual que las otras, a la vez se vio
influenciada por la doctrina del positivismo. La supuesta superioridad del método
de las Ciencias Naturales fue trasladada al de las Ciencias Sociales. Las
investigaciones de Charles Darwin, sirvieron de base para el determinismo
geográfico, y el geógrafo Friedrich Ratzel aplico esos principios al ser humano y
su relación con el espacio. Siendo este último fundamenta en el desarrollo de las
actividades humanas (Zenobi).

Conclusión
Cierto es que no podemos negar lo importante que fue Europa en la
historia mundial. Pero también es cierto que Europa construyo un discurso que
muchas veces fue modificado a su convencía y que cuando algún aspecto no
encajaba en el mismo se lo reinterpretaba. Europa poseedora de una tecnología
más avanzada construyo un microscopio para poder ver en un planisferio al resto
del mundo, donde ella era el centro. Y todo a través del lente del positivismo.
Ahora y mientras la discusión que expuse al principio sigue en algunos ámbitos,
en otros se propone no ya ser meros observadores, si no que criticar y devolver
nuestra propia mirada a Europa.
Bibliografía
Capel, H. (1977). Institucionalización de la geografía y estrategias de la
comunidad científica de geógrafos. http://www.ub.edu/geocrit/geo8.htm
Hegel, G. Filosofía de la historia. Ediciones Zeus.
Zenobi, V. Ciencias sociales: Líneas de acción didáctica y perspectivas
epistemológicas. Noveduc.

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