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La falta de certeza, precisión y unidad a medida que fueron más complejas las
relaciones humanas, postergaron la importancia de la costumbre como fuente
del Derecho.
2. CONCEPTO DE COSTUMBRE
La costumbre es, por definición, conducta repetida. Claro está que la costumbre
que nos ocupa es la "jurídica"; a saber, aquella que es el resultado de
interferencias intersubjetivas (o sea la conducta considerada en cuanto al hacer
de uno se opone el impedir de otro); ningún inconveniente habría en encontrar
la esencia específica que nos interesa (es decir la costumbre jurídica o derecho
consuetudinario), poniendo en contacto las esencias ya clarificadas de
costumbre y Derecho.
4. EVOLUCION DE LA COSTUMBRE
Los romanos las erigieron en fuentes autónomas del Derecho. El ius moribus
consritutum imitaba la ley imponiéndose silenciosamente por el uso
comprobado que traducía la voluntad popular, el tácitus consensus populi. Este
Derecho consuetudinario sería para interpretar, complementar y aun para dejar
sin efecto (desuetudo o no uso) a la ley.
Los racionalistas que llegaron a prevalecer en los siglos XVII Y XVIII quisieron
elaborar un Derecho más científico y orgánico, y en un determinado momento
histórico se verifica el fenómeno de que las costumbres se conciben como
válidas sólo porque lo quiere el legislador y en la medida en que éste las
admita. La decadencia de la costumbre culminó a principios del siglo XIX,
cuando se inicia en casi todos los países europeos continentales la era de las
codificaciones .
SAVIGNY, perteneciente a la escuela histórica del Derecho, sostenía que "la base
del derecho positivo tiene su existencia y su realidad en la conciencia general del
pueblo" que se descubre "en los actos exteriores que la manifiestan, en los usos, en los
hábitos, en las costumbres. Así, pues, la costumbre no engendra el derecho positivo, sino
que es el signo por medio del cual se reconoce". Combatió SAVIGNY la opinión
generalizada según la cual todo el Derecho era emancipación del Estado y
hallaba su única explicación en la ley.
.
La costumbre debe ser probada en la mayoría de los casos. La exigencia para
aquel que la invoca, es en razón de que constituye un hecho, y que como tal
debe reunir el requisito de la prueba. BORDA rechaza este criterio por
considerar que la costumbre importa una norma jurídica y por consiguiente el
juez puede y debe aplicarla, si tiene conocimiento de ella. Pero en la práctica, al
ser desconocida por el juez, se debe recurrir al trámite procesal de la prueba,
pudiendo ser ordenada de oficio, es decir, a instancia del tribunal que inter-
viene. Los medios de prueba pueden ser cualesquiera admitidos por la ley,
como ser testigos, o bien informes que avalen su existencia. Por ejemplo los que
emanan en materia comercial de instituciones mercantiles como la Bolsa de
Comercio; o bien en materia de comercialización de granos, los informes que
emanan de la Junta Nacional de Granos.
a. por desuetudo, o la práctica que prescinde de la ley y actúa como si ésta
no existiera.
b. por la costumbre ahrogatoria, que crea un uso o im pone una conducta diferente
de la prescripta legislativamente.
Pero a partir de la 17.711 se recepta que la costumbre es fuente del Derecho ante
el silencio de la ley: artículo 17 del Código Civil: "Los usos y costumbre no pueden
crear derechos, sino cuando las leyes se refieren a ellos o a situaciones no regladas le-
galmente”.
No obstante ello, hay que admitir muchas veces el desuso, tal el caso de normas
de tránsito debidamente reglamentadas que por imperio de la costumbre han
quedado sin efecto.
Resulta de interés el análisis del siguiente fallo: "Las actuales características del
tránsito automotor que hacen en la práctica letra muerta de la antigua directiva
legal que obliga, al abordar un cruce ferroviario, a detener el rodado; descender
del mismo constatar la proximidad de un tren, aunque se trate de un transporte
público de pasajeros (art. 73, ley 5800), implican en la práctica la virtual
derogación de dicha norma. Pero toda vez que por nuestra legislación de fondo
las leyes sólo podrán ser derogadas por otras leyes, porque la costumbre o el
desuso de las mismas no hacen la ley ni la extinguen (art. 17 del Cód: Civ.) de
cualquier modo esos principios directivos deben interpretarse como estándares
jurídicos que conducen a exigir en esas situaciones un máximo de atención y
cuidado compatible con las responsabilidades que el servicio impone". (c.
2da.,Sala ll, La Plata, 19/VII/86, "Mastronardo, J. e/Empresa 12 de Octubre s/daños y
perjuicios").
Debemos destacar que previa a la modificación del artículo 17 del Código Civil,
numerosos textos legales se refieren a la costumbre en su desempeño de
creadora del Derecho: el artículo 950 del Código Civil cuando se refiere a las
leyes y usos del lugar; los artículos 1504 y 1556 que remiten a la costumbre para
determinar el uso que ha de darse a la cosa prestada y al plazo de devolución,
así como también los artículos 1627 y 1623 en materia de locación de obra.
El artículo II del título preliminar dice: "En las materias en que las convenciones
particulares pueden derogar la ley, la naturaleza de los actos autoriza al juez a indagar
si es de la esencia del acto referirse a la costumbre, para dar a los contratos y a los hechos
el efecto que deben tener, según la voluntad presunta de las partes”.
El artículo V del título preliminar dice: "Las costumbres mercantiles pueden servir
de regla para determinar el sentido de las palabras o frases técnicas del comercio, y para
interpretar los actos o convenciones mercantiles".
La Ley de Contrato de Trabajo (ley 21.297) recoge la costumbre como fuente del
Derecho: Fuentes de regulación: "El contrato de trabajo y la relación de trabajo se
rigen: a) por la ley; b) por las leyes y estatutos profesionales; c) por las convenciones
colectivas o laudos con fuerza de tales; d) por la voluntad de las partes; e) por los usos y
costumbres”.
Los usos y costumbres con una fuente del Derecho laboral y también de los
contratos de trabajo. Esta ha sido recogida por la ley, siendo aplicable en el
conflicto judicial, los usos y costumbres más favorables al trabajador sobre las
normas legales, y los usos de empresa más beneficiosos para el trabajador por
sobre el contrato y la convención colectiva de trabajo. Ello es así por el principio
que rige la normativa laboral, el principio protectorio del trabajador .No es posible
distinguir en materia laboral entre costumbre y uso .
Debe existir acuerdo entre las partes para que existan usos y costumbre
relevante en la relación laboral, que expresan la voluntad de mejorar las
condiciones del trabajador - para prevalecer ante la ley - habida cuenta de que
los beneficios de ésta son mínimos y pueden ser mejorados. En igual sentido,
cuando la empresa otorga mayores beneficios a sus trabajadores, cuando éstos
no le son obligados por la ley, ya sea en forma de otorgamiento individual o
colectivo. Como ejemplo podríamos considerar un beneficio de disminución de
horas, o modalidades en la ejecución de las tareas más descansadas para el
trabajador, o bien una remuneración salarial superior a la que la ley o la con-
vención establecen.
9. LA COSTUMBRE Y LA CONSTITUCION
Hasta el siglo XVIII la organización política de los diversos Estados estaba casi
exclusivamente fijada por la costumbre.47
Las constituciones escritas fueron las que se dieron las colonias inglesas de
América del Norte tras su emancipación a partir de 1776 (véase nuestro capítulo
V, "La libertad y la igualdad").
Podemos dar ejemplos del primero de los casos en nuestra experiencia histórica
de la aplicación de nuestra Carta Fundamental, tal el contenido del artículo 24
de la Constitución Nacional. Dicho artículo 24 reza: "El Congreso promoverá la
refonna de la actual legislación en todos sus ramos, y el establecimiento del juicio por
jurados".