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Contrariamente a la idea, un poco superficial, de que las clases hegemónicas han sido
siempre un sujeto malévolo que pretende mantener en la oscuridad y la ignorancia a las
clases subordinadas, lo que podemos observar en la primera generación de la República,
es que estos caudillos se propusieron "ilustrar" al pueblo. Por supuesto, ésta noción de
Ilustración difería del sentido filosófico estricto con el cual se configuró en el
pensamiento europeo. En efecto, para los iluministas, no sobra recordarlo, era el
reconocimiento a la autonomía del individuo, el "pensar por cuenta propia", la "mayoría
de edad", la ausencia de tutor para las decisiones que involucraban la responsabilidad
individual. Entre los fundadores de la República, este sentido filosófico adquirió poco
peso y se sustituyó por uno más operativo. Para ellos, hombre ilustrado era el que tenía
la oportunidad de ir a la escuela, de saber leer y escribir. En esa perspectiva, ilustrar al
pueblo se convirtió en un proyecto estatal. Así pues, en los inicios de la República,
éramos un país de analfabetas, libres políticamente, pero esclavos por lo ignorantes. Los
hombres ilustrados en el sentido señalado constituían una pequeña elite, y muchos de
ellos habían perecido en la reconquista española. Bolívar había intuído la necesidad de
un proyecto educativo que subsanara esa calamidad. Así lo expresó en el Congreso de
Angostura:
1
Luis Horacio López Dominguez (comp.) Obra Educativa de Santander, 1819-1826. (Bogotá:Fundación
Francisco de Paula Santander, 199O). 3 V. En adelante se citará: L.D.
Para formar un gobierno estable, se requiere la base de un espíritu nacional
que tenga por objeto la inclinación uniforme hacia dos puntos capitales,
moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública; los términos que
fijan teóricamente estos dos puntos son de una difícil asignación; pero se puede
concebir que esta regla que debe dirigirlos es la restricción y la concertación
recíproca, con el fin de que haya la menos frotación posible entre la voluntad y
el poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y
por el estudio. El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la
práctica, y la rectitud de espíritu es la que ensancha el progreso de las luces. 2
Parece que detrás de la argumentación se insinúa una base conceptual que va a aflorar
posteriormente, es el problema de la moral pública, que remite por supuesto a la
necesidad de una ética laica. El problema queda en estado de latencia, expresado en
términos morales del “deber ser” por los términos que se utilizan : rectitud de espíritu,
voluntad general, limites de la autoridad pública, restricción del poder, luces y progreso.
Estas son las variables de una polémica que indudablemente es aún actual.
Para tener una idea de la magnitud del proyecto Educativo de Santander, adelantemos el
balance que habría de hacer en 1837: "Encontré en 1833, 378 escuelas, a las cuales
asistían 10.499 niños y dejo 1050 escuelas con 26.070 estudiantes"3
El plan se había propuesto -tarea quijotesca para la época- establecer una escuela en
cada distrito o parroquia y en cada cuerpo del ejército, una escuela de gramática en cada
cabecera de cantón, un colegio en cada provincia y una universidad en cada
Departamento
2
Simón Bolívar. En: L.D. Ob. cit, p. XXXII-XXXIII
3
L.D. Ibid, p. XX
ociosos que andan sin destino por las calles, vendrán también otros que
viven en los bosques como fieras sin ilustración ninguna, y desterrada
por este medio la ociosidad que es la causa de todos los vicios,
dominarán las virtudes y las buenas costumbres, pero si no se establece
este colegio, se experimentarán daños indecibles, se arruinará
enteramente esta ciudad. (...)4
Los intentos de reforma de Santander tenían como supuesto preceptos filosóficos que los
ideólogos tomaron sin mayor reparo de la tradición anglosajona. Estos los consideraban
una herencia de la Ilustración por su relación con el método de la ciencia natural
moderna. Hablamos del empirismo como Ideología que significaba en el lenguaje
filosófico de la época teoría del conocimiento. El liberalismo por otra parte, estaba
asociado al significado de democracia representativa e igualdad, en términos políticos.
De tal suerte que nuestros liberales hicieron suya esa pareja conceptual (empirismo,
igualdad) en su doble significación, filosófica y política y con ella quisieron
fundamentar sus reformas. Consideraban además los ideólogos liberales que dentro de
ese marco debía establecerse la nueva moral laica requerida para la vida política en la
República. Haciendo un sintético perfil de esa nueva moral, hay al menos tres nociones
que la expresan mejor: 1º Es una moral derivada de la experiencia, a la cual se llega
por el ejercicio de la razón. No parte de principios metafísicos. 2º Es relativista, es decir,
reconoce otras experiencias valorativas ( el hombre y sus circunstancias), 3º es civilista,
separa lo público y lo privado. Reconoce la condición de buen ciudadano, que no
necesariamente tiene que ser un hombre virtuoso.
4
Ramón Ignacio Atehortúa Cruz, Textos y documentos de la fundación del Colegio de Santa Librada.
(Cali: Fondo editorial del Colegio de Santa Librada, s/f. ) 35
asociados [Se entiende, los que han jurado una constitución] por ello es una moral laica,
heredera de los logros de los filósofos contractualistas. En esa medida se ocupa
entonces, de la felicidad pública.
Con base en estos criterios, Bentham propuso su “Tratado de Legislación Civil y Penal”
que fue traducido (1822) al español por don Ramón Salas, Doctor de Salamanca 5. El
nudo de la dificultad estaba en que Bentham distinguía dos conceptos que en la tradición
hispánica no siempre se separaban la legislación pública y la moral. Al respecto
afirmaba:
Estas ideas fueron asumidas con vigor por Ezequiel Rojas (1803-1873) quien fuera
profesor durante treinta años en el Colegio de San Bartolomé. Este había sido además
alumno en Francia de Juan Bautista Say, y del mismo Bentham en Inglaterra, con quien
mantenía relación epistolar7. Como lo ha hecho recordar Jaime Jaramillo Uribe, tanto
Rojas como sus discípulos seguían además, las doctrinas sensualistas del conocimiento
de factura francesa, que clasificaban el saber en : Ideología, gramática y lógica, 8 que se
ocupaban de Cómo surgen las ideas en el pensamiento, cómo se expresan en las
proposiciones, y cuáles son las reglas del raciocinio. Detrás estaba el tratado de lógica de
Port Royal, que conocieron algunos ilustrados payaneses.
5
Jeremías Bentham. Tratado de Legislación Civil y Penal. (Madrid: Magdalena Rodríguez Gil (Ed ), 1981
6
Ibid., 75
7
Jaime Jaramillo Uribe. El pensamiento Colombiano en el Siglo XIX. (Bogotá: Temis, 1982) 342
8
Sobre el tema de la Gramática general ver: Oscar Saldarriaga Vélez. “Gramática, Epistemología y
Pedagogía en el siglo XIX. La polémica Colombiana sobre los Elementos de ideología de Destutt De
Tracy” (1870) [Manuscrito s/f cedido por el autor. ]
En esta perspectiva quedaba abolido el innatismo de las ideas, y por supuesto se pisaba
el terreno frágil de la moral católica que por su carácter apriorístico e infuso (verdades
que pertenecen a la Revelación o al Dogma), no podían ponerse en duda.
9
Dn. Joaquín Mosquera, Rector de la Universidad del Cauca recomendó sustituir el texto de Bentham con
las obras de Pouy y Bonin en las cátedras de Derecho administrativo y Filosofía del Derecho. Sobre esto
ver: Alberto Echeverry. “Santander y la Instrucción Pública. 1819-1840” Bogotá: Foro Nacional por
Colombia.
10
Jaramilo Uribe “El pensamiento...” Véase en ese texto “José Eusebio Caro y la reacción
antibenthamista” pp.355-370 y en el texto de José Eusebio Caro “Informe sobre los Elementos de
Ideología de Destutt de Tracy en: Obras. T.1. (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1962) 428-556
11
Ver: Manuel Guillermo Rodríguez V. La Filosofía en Colombia, Modernidad y Conflicto. (Rosario:
Laborde Editor, 2003) 121.
seminarios, siempre que la autoridad eclesiástica continúe ejerciendo su inspección y
derecho sobre las becas seminarias, sin mezclarse de la dirección general del
establecimiento,(...)" 12
Con este decreto se preparó el terreno para la reforma de los estudios tradicionales,
propuesta por Santander en l820 para el Estado de Cundinamarca (Ver Anexo 2) con el
fin de que la instrucción pública fuese "...más útil al estado en uso del patronato que
corresponde al gobierno en tales establecimientos y de las facultades que en el residen
para promover el bien y la felicidad general” 13
La propuesta era aún un poco cautelosa; la diferencia con los planes de estudio de la
época colonial se manifestaba más bien, en que los de filosofía, además de tener una
apreciable componente matemática, incorporaban aspectos aplicados a la geografía
práctica y a la arquitectura, y hacían conocer los derechos del hombre y del ciudadano.
Por otra parte, los estudios avanzados de derecho administrativo, exigían como
prerrequisito los de Derecho Civil, en los que taxativamente se introducía un
componente sobre la constitución de la nueva República. El plan 14 respetaba en buena
parte toda la tradición literaria de los estudios clásicos. Establecía en su estructura cuatro
niveles; latinidad para estudios menores y mayores (una especie de bachillerato). Un
segundo nivel, constituido por los estudios de filosofía, con duración de tres años los que
podrían conducir siguiendo varias opciones a un tercer nivel, que hoy llamaríamos en
lenguaje curricular, formación profesional: derecho Civil, o derecho Canónico, o
teología. Las dos últimas opciones de este nivel debían cursarse en los Seminarios; no
así las primeras, que podrían hacerlo en colegios de laicos.
12
Simón Bolívar, Gaceta de la ciudad de Bogotá, Depto de Cundinamarca, N° 52, (1820) p.136
13
L.D. Ibid.
14
Francisco de Paula Santander. Decreto del 26 de Octubre de 1820 Reforma del Plan de Estudios del
Estado de Cundinamarca, En: L.D. Ob. cit., Vol I pgs 21-23
La parte innovadora de este Plan de reforma que tenía un sentido transitorio hacia una
política estatal de mayores proyecciones, es la tímida modificación que expresando la
política de Santander debía formar a los nuevos administradores del Estado mediante la
complementación de los estudios jurídicos - como un cuarto nivel - con cátedras de
derecho natural, patrio y constitucional; referidos fundamentalmente a la normatividad
republicana.
15
" Art.6o. A los estudiantes, asi filósofos como juristas y teólogos, los rectores y catedráticos respectivos
les pondrán materias para que formen discursos oratorios y académicos. Los que a juicio del rector y
catedráticos hubieren hecho mejor composición, si fueren colegiales, se les premiará con una licencia para
dormir más de lo regular o para salir a comer fuera del colegio, y si fueren estudiantes de capa, se les
concederá alguna distinción en la clase o licencia por una vez para no asistir a ella. Estas composiciones
se repetirán cada mes por lo menos." Francisco de Paula Santander, Decreto de 3 de Octubre de 1826,
Reforma del Plan de Estudios del Estado de Cundinamarca En : L.D. Ibid p. 23
El asunto central es el patronato, el que ya se venía ventilando desde la colonia, cuando
Moreno y Escandón y todos los regalistas buscaron tener gobierno en las universidades
para definir los contenidos curriculares sobre la base de la necesidad del "bien público" o
la "pública utilidad". La polémica sobre el patronato se deriva entonces de la pregunta
por quién gobierna en las instituciones escolares.
Este tema del patronato ya había sido abordado por diversos autores en Santafé y en
Popayán, pero se circunscribió fundamentalmente a los colegios seminarios.
Evidentemente este tema no fue el que inició la polémica sino la promulgación del Plan
general de Estudios.
4.4.2 El Nuevo Plan de Estudios. Este nuevo plan ( Ver Anexo 3), más extenso y
completo, definía taxativamente los estudios de enseñanza literaria, filosofía o ciencias
naturales, jurisprudencia, teología y medicina; las cátedras con su respectiva descripción,
los textos y los autores exigidos.
De esta manera, aún cuando los contenidos teóricos de las ciencias tendiesen al
desarrollo de un pensamiento autónomo, las didácticas que los agenciaban, configuraban
como un hecho práctico, todo lo contrario.
El Congreso ordenaba:
"Art 7o. El poder ejecutivo fomentará por cuantos medios fuere posible el
estudio de la agricultura, el comercio, de la minería y de las ciencias militares
necesarias para la defensa de la república.
" Art. 8o. El plan de estudios será uniforme en todo el país, lo formará el
gobierno supremo, a quien se encarga también de la reforma de las
constituciones particulares de los colegios ya existentes 17
A pesar de esa cobertura legal no se logró vislumbrar una notoria difusión del saber
científico. Las aspiraciones eran mucho mayores que las posibilidades. La reconquista
española había barrido todo asomo de ciencia posterior a la Expedición Botánica, y no
habían sino unos cuantos hombres de gran sensibilidad verdaderamente cualificados. De
todos modos, la propuesta neoborbónica (término de Frank Safford) se retomaba frente
al oscurantismo. Luces contra oscuridad, podríamos decir, era la consigna que se
expresaba en la prensa oficial de la época. Por otra parte, la ortodoxia arraigada en la
tradición escolar hacía difícil la aceptación de las "ciencias útiles". Pesaban bastante en
el currículo los estudios de teología dogmática y la silogística.
A menudo la estructura ecléctica de los planes de estudio generaba más confusión que
beneficio en la difusión del saber científico. Un comentarista en la Gaceta de Santafé se
refiere al asunto así:
17
Gaceta de Colombia, Bogotá: (16 de Septiembre, 1821). p. 13. En: Edición facsimilar Bogotá, Banco de
la República, 1973.
(...) se exige, no sé porqué, un año de física a los que deben seguir teología. (...)
con este grande estudio y los años siguientes se gradúa cualquiera de doctor.
(..) El amor que éstos físicos teólogos puedan tener a la ciencia que no conocen
es bien manifiesto; tanto más cuanto que, por lo general, la creen opuesta a la
religión. Lo mismo sucede con las matemáticas, la historia natural, etc. de lo
que resulta el mirarse en las universidades con el mayor desinterés las ciencias
naturales, tachando de pueril y ridículo su estudio, y de inútil la aplicación a él.
De éste sistema que puede esperarse? Lo que vemos con dolor. 18
Si bien es cierto que el plan de 1826 pretendía con sana aspiración, universalizar la
instrucción pública sobre la base de una estructura curricular homogénea para todas las
universidades y colegios del País, el lado problemático de esta propuesta residió en que
retomó el sistema colonial centralizando totalmente el control de la educación. Se
generalizó la estructura de una pirámide educativa, dividiendo las funciones
jerárquicamente entre los más importantes centros culturales del país. La Educación
universitaria se reservó a las ciudades más importantes dejándose a las provincias las
"casas de Educación" o colegios. Los estudios profesionales de Derecho, Teología y
Medicina, se reservaron a Caracas, Bogotá y Quito. Se constituyó un ente
administrativo: la dirección general de Instrucción Pública (tres funcionarios) a órdenes
del Ministro del interior.
18
Gaceta de Santafé. No 87, 1821 (25-3) en: L.D. p.30
Escuela de Minas,19 y el Museo de Historia Natural, no se logró lo esperado en términos
de sembrar una semilla duradera. Algunas veces chocaron los intereses de los científicos
con las dificultades y realidades de un medio aún no apto para este tipo de empresas,
como también con las dificultades financieras de la república, que incidieron
directamente en sus poco dignos salarios. De estas experiencias quedaron, lógicamente,
memorias científicas de gran valor y la Obra de Boussingault, como la más visible. Al
decir de Safford, no tendríamos un escenario científico sino hasta mediados de 1840.
Miradas en menor escala las pretensiones del Estado, algunos pocos nacionales lograron
mantener sus aspiraciones científicas en condiciones casi autárquicas,
retroalimentándose de la docencia, y más bien en el papel de difusores de la ciencia
natural moderna a través de la cátedra. No podríamos dejar de mencionar al astrónomo
Benedicto Rodríguez, al botánico Francisco Javier Matís, formado en la Expedición
botánica, al Presbítero botánico tulueño Juan María Céspedes, a los Dres. Manuel María
Quijano y Francisco Bayón y, finalmente al Coronel Joaquín Acosta, químico y físico
experimental.
19
Santander y José Manuel Restrepo (Ministro de lo interior) reglamentaron así el contenido curricular de
los estudios: "art 3. El curso de estudios en la escuela de minería se dividirá en dos años. En el primero,
los alumnos estudiarán geometría, trigonometría, las mecánicas elementales, el dibujo, la mineralogía, la
química en general y los elementos de física.
" Art 4. En el segundo año se enseñará la geometría descriptiva, el arte de levantar planos y proyectar los
trabajos subterráneos, describiendo las principales máquinas empleadas en las minas; la geología, la
explotación de las sustancias minerales, la química analítica y la metalurgia." Gaceta de Colombia, N°112
(7 de Dic. 1823)
20
Juan María Ceferino: Canónigo, botánico (1776 Tulúa- 1848, Guasca). Empezó sus estudios en Bogotá
en 1795, los cuales debió abandonar tras el traslado de su familia a Caloto, continuándolos en el
Seminario de Popayán en 1801 donde trabó amistad con Caldas, Jerónimo Torres las familias Mosquera y
Arboleda. En 1804 sustentó las tremendas en la Universidad Tomista graduándose de doctor en 1804.
Regresó a Popayán y en 1805 recibió las órdenes sacerdotales del Obispo Angel Velarde y Bustamante.
Participó como Capellán de las acciones comandadas por Cabal contra los realistas. Ante la represión de
Sámano se ocultó en los llanos de San Juan y San Martín en el oriente del país. Gozó de la amistad y
apoyo del vicepresidente Santander quien creó la Cátedra de Botánica en el recien creado Museo
Nacional (1823) y lo nombró para ella. Participó brevemente del viaje de Mariano Rivero por el Sur del
País (Timaná) junto con Francisco Javier Matiz. Al respecto ver José Joaquín Ortiz “Noticia biográfica del
Dr. Juan María Céspedes”. Gaceta Oficial. N°. 960, Bogotá : 5, marzo, 1848 p. 149
difundida sin los reconocimientos suficientes en el texto de Geografía de Tomás
Cipriano de Mosquera. Se desempeñó como profesor en la Universidad Central donde
difundió la obra de Jussieu, de Richard y de Cuvier y el segundo, profesor fundador de
la Universidad del Cauca en 1827 donde enseñó matemáticas y empezó a gestar
posiblemente en el ejercicio de su cátedra, sus textos de Geometría analítica (1851) y
Lecciones de Aritmética y Algebra (1858), que habrían de ser publicados en Santafé. La
continuidad de todos estos esfuerzos, en gran parte, se debió al ejercicio político y
burocrático de Pombo quien logró, con algún éxito, poner la política al servicio de la
academia.
José Félix Restrepo, quien ejerció la docencia desde el ocaso colonial hasta bien entrada
la república había logrado sobrevivir a la represión de la milicia Española, publicó en
1825 sus Lecciones de Física, 21 primer texto escolar de Física experimental escrito por
un criollo para uso universitario. Fue sin lugar a dudas el maestro de los gestores de la
independencia y luego el continuador de la difusión de las luces dando muestras de un
compromiso permanente con la docencia, hasta su muerte en 1832. En Bogotá tuvo
como alumno a Mariano Ospina Rodríguez, quien habría de ser luego el continuador de
la obra reformadora en favor de la tradición educativa santanderista bajo la
administración del General Herrán en 1841. Motivado por el estudio de las ciencias, en
el curso de Filosofía de Restrepo en l825 habría de perder el interés en los estudios
jurídicos para dedicarse al fomento de las disciplinas técnicas. Después de haber sido
implicado en el atentado a Bolívar, se dedicó a la docencia como rector del Colegio
Provincial de Medellín.
22
José Félix Merizalde Epítome de los Elementos de Higiene, ó de la influencia de las cosas físicas y
morales sobre el hombre, i de los medios de conservar la salud. Estractados de Estevan Tourtelle.
(Bogotá: imprenta de Pedro Cubides, 1828).
especial e higiene Pública. El texto de Merizalde fue aceptado como manual en los
colegios santanderistas de Medicina.
Popayán, casi equidistante entre Santafé y Quito, constituyó un espacio urbano que
había logrado cierta visibilidad en el mundo económico y académico colonial; bien fuera
por que del Real Colegio Seminario San Francisco de Asís salían a concluir sus estudios
en una u otra capital los hijos del patriciado local, o por acoger en sus aulas a los que
provenientes de afuera apreciaban este centro académico, sin mengua de algunos de
origen social menos favorecido que pasaban los controles de limpieza de sangre. Por
otro lado, la elite minera, comercial y política local –que en algunos casos venía a ser lo
mismo- había construido redes económicas, de poder y parentesco que articulaban el
triángulo Popayán, Santafé, y Cartagena, cuyo vértice se extendía hasta Madrid y Cádiz.
Todo esto demandaba un ambiente académico para formar los funcionarios que habrían
de sustituir la burocracia virreinal.
El plan de estudios para las diferentes carreras siguió casi a la letra la ley orgánica de
Santander, incluidas las cátedras de medicina de la que se registran grados de licenciado
y doctor, solamente desde 1841. Desde su fundación, los grados fueron principalmente
en jurisprudencia y teología, en las cuales se alcanzaba el título de doctor, y la mayoría
como bachilleres en Filosofía y letras; que eran estudios básicos comunes.23
Personajes que ocuparían lugar principalísimo en la historia colombiana de los primeros
años de la República fueron algunos de sus profesores y alumnos; 24 recuérdese a Joaquín
Mosquera, quien dejó la rectoría del claustro para ocupar la presidencia de la república
ante la renuncia de Bolívar. Lino de Pombo, profesor fundador y posteriormente
ministro de lo interior; Rufino Cuervo, profesor distinguido, padre de Angel y Rufino
José; Manuel José y Manuel María Mosquera; Manuel María Mallarino quien fuera
igualmente presidente.
23
Arcesio Aragón., Idem., Monografía histórica de la Universidad del Cauca. (177- 195)
24
Sobre la endogamia académica de la élite regional y sus vínculos con las familias de Santafé véase el
estudio de John Lane Young La reforma universitaria de la Nueva Granada.1809-1850. (Santafé de
Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, Universidad Pedagógica Nacional. 1994) p.66-69.
Diploma que otorgaba la Universidad del Cauca, entonces del Tercer Distrito, durante la presidencia
del General Eliseo Payán y el Secretario de Gobierno César Conto (1866) ACC, Fondo Sergio Arboleda.
4. 7 El latinismo y la enseñanza humanístistica en la Universidad del Cauca.
Se concedió al latín, así como a la enseñanza del idioma castellano un gran valor en la
formación de nuestros hombres públicos, de letras y de ciencia, y parecía que en el siglo
XIX no pudiera decirse de alguien que era verdaderamente culto si no podía mostrar
como fruto de esa formación alguna labor poética o una prosa elegante. Como lo ha
señalado Rivas Sacconi en su obra ya mencionada, debe subrayarse el interés por los
idiomas clásicos en la formación de los conductores de nuestra independencia política,
pues, ellos “formaron su mentalidad republicana en la literatura clásica, y consideraban
como modelo de organización civil las instituciones de Grecia y de Roma, que, vistas a
distancia de dos milenios, aparecían, limpias de toda mancha, como arquetipos de
perfección ideal: De allí que los propósitos emancipadores, en gran medida estuvieran
tocados de utopismo retórico, que distraía las mentes de la observación directa de la
realidad; de allí el fondo de desilusión que quedó en el ánimo de muchos ante el golpe
de acontecimientos imprevistos. Quienes de súbito se ven envueltos en las luchas
políticas son los mismos que han venido tomando parte en el movimiento científico y en
el ágora hablan el lenguaje culto aprendido en los colegios y en los libros. Así el
manifiesto de la Suprema junta de Santa Fe (25 de Septiembre de 1810), firmado por
Frutos Joaquín Gutiérrez y Camilo Torres, termina con dos extensas citas horacianas.
Republicanos y realistas, todos los hombres de este período y de la generación
grancolombiana profesan fervoroso culto a las humanidades”. 25 No obstante, en el ocaso
colonial se había dicho de la enseñanza del latín y del abuso de la silogística aristotélica
por parte de los primeros patriotas, quienes bien lo conocían, que éste era la causa de la
dispersión intelectual y del extravío de algunos talentos. Aún así, siguió enseñándose, y
no pocos escritos académicos o periodísticos aún a mediados del siglo XX empezaban
con una cita de Horacio, de Séneca o Cicerón. No era entonces extraño que los
abogados intercalaran uno que otro “latinajo” en sus alegatos jurídicos como una
muestra irrenunciable de nuestra cultura humanística y de la mejor tradición del
derecho romano con el cual se iniciaban en el mundo académico. Sin embargo, es un
hecho, que el Latín fue rechazado durante el período insurgente como un medio de
alienación por un sector de la primera generación patriótica cuando se le consideró
25
José Manuel Rivas Sacconi, Idem., El Latín en Colombia. p.274
agente de la rancia tradición ergotista. Pero indudablemente, la máxima acusación
contra los latinistas era la de propagadores de la escolástica, de las ideas absolutistas y
el criterio de autoridad, cuya retórica chocaba en los asuntos políticos contra las ideas
republicanas de la igualdad y de los derechos humanos, y en el académico contra la
introducción del orden demostrativo de las ciencias fisico-matemáticas y
experimentales, en cuyo principio, como lo había dicho Caldas, no cabía ninguna
pompa ni despotismo intelectual.
En general, en los inicios de la universidad los profesores provenían en buena parte del
Seminario, con algunas pocas excepciones como Lino de Pombo, quien había cursado
estudios de ingeniería en Europa y era más dado a preferir las ciencias naturales que a
la literatura clásica, sin renunciar por supuesto a ella. El espíritu de utilidad en su
sentido inglés y francés, por no decir utilitarismo, empezaba a modelar la vida social e
incluso bajo cierta adaptación del concepto, la espiritual. En efecto, los profesores de
ciencias morales se esforzaban por mostrar la “utilidad” de la religión, y los de bellas
letras, la de los valores estéticos en la construcción del nuevo orden de la civitas, en
cuanto procuraban esculpir el espíritu del ciudadano a la medida y conforme a las
exigencias de la vida republicana, suministrándole capacidad de discernimiento, recto
criterio y buen gusto. Hacían un visible esfuerzo en mostrar la distancia frente a la
26
De ergo: es decir, luego, entonces, por tanto; que son fórmulas conclusivas de una argumentación
matemática, lógica o filosófica en la cual; si hay un antecedente en relación de causalidad con un
consecuente, necesariamente debe haber una conclusión como resultado obligatorio, todo ello expuesto
en orden apodíctico, es decir de sucesión necesaria. Estas exposiciones dentro de la lógica de la
argumentación de la epoca tenían un orden que obedecía a reglas muy estrictas lo que terminaba en no
pocas ocasiones exigiendo al expositor concentrarse en la forma en detrimento del contenido y, derivando
por tanto en un uso sofístico y retórico que sacrificaba la verdad, aunque podría ofrecer lucimiento ante el
público que generalmente asistia a esos “actos literarios” más con criterio de observar un espectáculo
que un acto académico.
tradición ergotista y el peripatetismo, aunque para ello tuviesen que utilizar,
precisamente, el sucedáneo de una retórica formalista que inundó el ambiente literario.
Si bien, frente a los estudios latinos hubo pareceres diversos, una vez que la primera
generación patriótica se hizo al poder, así como sus herederos, no sólo no presentaron
intolerancia frente a la permanencia de la formación humanística y en general a los
estudios clásicos, sino que los propiciaron en el currículo escolar, por varias razones:
El Dr. José María Gruesso presentó el símil de la decadencia y el renacer de las culturas
en su discurso de apertura de estudios de mil ochocientos veintinueve:
28
José María Gruesso. Discurso de apertura de Estudios Pronunciado en la Universidad Departamental
del Cauca el 1o.de Octubre de 1829, por el catedrático de Historia Eclesiástica Dr. José María Gruesso
(Bogotá: Imprenta de Roderick y Salazar, 1829) p. 9
En el mismo sentido José Rafael Arboleda, padre de Julio, el poeta soldado, uno de los
catedráticos fundadores consideraba que los “progresos y retrogradaciones alternativas
del espíritu humano” no logran ocultar en el hombre una inclinación natural a la
armonía, por lo que las bellas letras son un agente natural de la moralización, pues
consideraba que:
Pero indudablemente, la época de oscuridad era para ellos la época colonial bajo el
gobierno hispánico, y la barbarie la espada de la reconquista, de la cual estaba aún
fresca en la memoria la sangre patriótica derramada. Algunos de éstos profesores, entre
ellos Lino de Pombo, habían sacrificado bastante en la guerra o se habían visto
afectados por ella material, familiar o espiritualmente. Por otra parte la comparación de
España frente al resto de Europa era un indicador que ella representaba un estar atrás
frente al modelo de perfección social en relación con el cual había estado retrasada y se
empeñaba en mantener a sus colonias en igual situación. Sobre esto afirmaba Lino de
Pombo, hablando de los “americanos españoles,”30 sector social con el cual se
identificaba:
Por otra parte, la nación a que pertenecían, víctima ella misma del sistema
inquisitorial, y encorvada bajo el yugo de un gobierno absoluto, intolerante y
fanático, no participaba sino muy ligeramente de las adquisiciones científicas
de los pueblos vecinos, y vivía separada del movimiento hacia la perfección
social, que se hacía sentir generalmente en el resto de la Europa. (…).
Tal era la metrópoli altiva, señores, de dos mundos cuya voluntad regía
nuestros destinos, (…) Más sumisos, mas vigilados, más llenos de trabas que
los vasallos de la corona en Europa, necesariamente habíamos de estar todavía
más embrutecidos: y a no ser por la fecundidad con que esta tierra virgen
produce talentos, no habríamos contado para nuestra transformación política,
29
José María Gruesso. Discurso de apertura de Estudios Pronunciado en la Universidad Departamental
del Cauca el 1o.de Octubre de 1829, por el catedrático de Historia Eclesiástica Dr. José María Gruesso
(Bogotá: Imprenta de Roderick y Salazar, 1829) p. 9
30
autodenominación utilizada por Caldas
con un solo hombre capaz de dirigir los negocios del estado, y trabajar con
acierto en favor de la causa pública.31
Hacia mediados del siglo XIX, la enseñanza humanística, es entendida un poco más
ampliamente y ya no se la reduce a la enseñanza del latín, de gramática castellana o de
religión. El énfasis va a ser como hasta el presente, el fortalecimiento del sentimiento
patriótico en el ciudadano y una educación más integral que incorpora como parte de la
cultura otros saberes y preocupaciones, principalmente los valores cívicos y laborales,
más propios de la vida contemporánea y estrechamente ligados al desarrollo industrial y
comercial del presente, tal como lo exige la ética profesional y científica.
31
Lino de Pombo. Discurso de apertura de estudios pronunciado en la Universidad Departamental del
Cauca el dia primero de Octubre de 1830. Por el catedrático de Matemáticas, Santafé de Bogotá, Impr.
de Bruno Espinosa, por J. Ayarza, 1830. p. 22-23
32
Frank Safford. El Ideal de Lo práctico: El desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia.
(Bogotá: Universidad Nacional, El Ancora Editores, 1989) p.175
napolitano, Giuseppe Eboli, venido de Caracas bajo la administración Mosquera (1846)
se convirtió en “cabeza de turco” para justificar una reacción en contra de este tipo de
plan de estudios. Aprovechando la poca habilidad “política” del desesperado profesor -
en un medio donde este tipo de conflictos se resolvían por influencias y líneas de poder,
pues había caído en desgracia por haber “condenado” a no volver a sus clases a los
alumnos Francisco Urrutia y Francisco Cajiao, familiares de prestantes personajes de la
ciudad- algunos de sus alumnos acaudillaron una reacción para deshacerse de la
cátedra y del catedrático y así lograr que la exigencia del pre-requisito no entrara en
vigencia.33 Como consecuencia , el profesor Eboli, quien hiciera por primera vez el
estudio químico del agua del río las Piedras que surte el acueducto de Popayán, debió
emigrar al Perú ante otra oferta laboral más favorable.
El golpe de estado a Mosquera por los radicales, en mayo de 1867, generó una
orientación mas polémica en la educación y un giro que afectaba los intereses de
sectores afectos al clero.
33
Idem, p.196-197
escuelas normales. Para ello incorporaron profesores alemanes, esto produjo un agudo
conflicto con los sectores más tradicionalistas del país. En Popayán, la reacción no se
dejó esperar y fue bastante virulenta.
En general, las reformas liberales que seguían los lineamientos del decreto orgánico de
Instrucción Pública de 1870,34 no fueron del agrado de los conservadores. El decreto
tenía mezclados elementos de sana intención democrática como la de proscribir las
discriminaciones raciales y sociales, aceptar la libre discusión. Quería universalizar el
método de las ciencias naturales, y recogía la pedagogía de Pestazo y Froebel;
consideraba que el Estado debía garantizar la educación primaria. Por lo tanto, la
prescribía como obligatoria, pero respetando la libertad de cultos. Estimaba que, en esa
materia, las instituciones educativas estatales deberían ser neutrales.
34
En: La Escuela Normal. Periódico oficial de Instrucción pública. Nos. 1,2,3. Enero, 1871