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4.2.

El proyecto Ilustrado de Bolívar y Santander:


Los Colegios Santanderinos y la Universidad del Cauca.

Contrariamente a la idea, un poco superficial, de que las clases hegemónicas han sido
siempre un sujeto malévolo que pretende mantener en la oscuridad y la ignorancia a las
clases subordinadas, lo que podemos observar en la primera generación de la República,
es que estos caudillos se propusieron "ilustrar" al pueblo. Por supuesto, ésta noción de
Ilustración difería del sentido filosófico estricto con el cual se configuró en el
pensamiento europeo. En efecto, para los iluministas, no sobra recordarlo, era el
reconocimiento a la autonomía del individuo, el "pensar por cuenta propia", la "mayoría
de edad", la ausencia de tutor para las decisiones que involucraban la responsabilidad
individual. Entre los fundadores de la República, este sentido filosófico adquirió poco
peso y se sustituyó por uno más operativo. Para ellos, hombre ilustrado era el que tenía
la oportunidad de ir a la escuela, de saber leer y escribir. En esa perspectiva, ilustrar al
pueblo se convirtió en un proyecto estatal. Así pues, en los inicios de la República,
éramos un país de analfabetas, libres políticamente, pero esclavos por lo ignorantes. Los
hombres ilustrados en el sentido señalado constituían una pequeña elite, y muchos de
ellos habían perecido en la reconquista española. Bolívar había intuído la necesidad de
un proyecto educativo que subsanara esa calamidad. Así lo expresó en el Congreso de
Angostura:

Uncido el pueblo Americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del


vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder ni virtud (...) por el engaño
se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado
más bien que por la superstición. La esclavitud es hija de las tinieblas, un
pueblo ignorante es un instrumento de su propia destrucción. 1

La bandera de la instrucción pública, ligada al proyecto de construcción política de la


nación es el derrotero de Santander y Bolívar; paralelamente a esto, la gestación de un
"espíritu nacional" articulado a un poder político y administrativo fuertemente
centralizado en perspectiva de homogeneizar las diferencias regionales.

1
Luis Horacio López Dominguez (comp.) Obra Educativa de Santander, 1819-1826. (Bogotá:Fundación
Francisco de Paula Santander, 199O). 3 V. En adelante se citará: L.D.
Para formar un gobierno estable, se requiere la base de un espíritu nacional
que tenga por objeto la inclinación uniforme hacia dos puntos capitales,
moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública; los términos que
fijan teóricamente estos dos puntos son de una difícil asignación; pero se puede
concebir que esta regla que debe dirigirlos es la restricción y la concertación
recíproca, con el fin de que haya la menos frotación posible entre la voluntad y
el poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y
por el estudio. El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la
práctica, y la rectitud de espíritu es la que ensancha el progreso de las luces. 2

Parece que detrás de la argumentación se insinúa una base conceptual que va a aflorar
posteriormente, es el problema de la moral pública, que remite por supuesto a la
necesidad de una ética laica. El problema queda en estado de latencia, expresado en
términos morales del “deber ser” por los términos que se utilizan : rectitud de espíritu,
voluntad general, limites de la autoridad pública, restricción del poder, luces y progreso.
Estas son las variables de una polémica que indudablemente es aún actual.

Para tener una idea de la magnitud del proyecto Educativo de Santander, adelantemos el
balance que habría de hacer en 1837: "Encontré en 1833, 378 escuelas, a las cuales
asistían 10.499 niños y dejo 1050 escuelas con 26.070 estudiantes"3

El plan se había propuesto -tarea quijotesca para la época- establecer una escuela en
cada distrito o parroquia y en cada cuerpo del ejército, una escuela de gramática en cada
cabecera de cantón, un colegio en cada provincia y una universidad en cada
Departamento

En consonancia con lo anterior, el procurador del Cabildo de Cali, solicitaba al


vicepresidente Santander en 1822 que tomase las medidas oportunas con el fin de
aprovechar los bienes de los extinguidos conventos decía:

Son incalculables los bienes que van a resultar si se establece éste


colegio, en breve tiempo habrá jóvenes que pueden desempeñar los
empleos a favor de la República, desaparecerá la chusma de tantos

2
Simón Bolívar. En: L.D. Ob. cit, p. XXXII-XXXIII
3
L.D. Ibid, p. XX
ociosos que andan sin destino por las calles, vendrán también otros que
viven en los bosques como fieras sin ilustración ninguna, y desterrada
por este medio la ociosidad que es la causa de todos los vicios,
dominarán las virtudes y las buenas costumbres, pero si no se establece
este colegio, se experimentarán daños indecibles, se arruinará
enteramente esta ciudad. (...)4

El camino civilizatorio queda trazado dentro del proyecto republicano: la educación, el


trabajo y la moralización, constituyen la continuidad de las ideas ilustradas dentro del
nuevo orden político.

4.3. La querella contra el benthamismo

Los intentos de reforma de Santander tenían como supuesto preceptos filosóficos que los
ideólogos tomaron sin mayor reparo de la tradición anglosajona. Estos los consideraban
una herencia de la Ilustración por su relación con el método de la ciencia natural
moderna. Hablamos del empirismo como Ideología que significaba en el lenguaje
filosófico de la época teoría del conocimiento. El liberalismo por otra parte, estaba
asociado al significado de democracia representativa e igualdad, en términos políticos.
De tal suerte que nuestros liberales hicieron suya esa pareja conceptual (empirismo,
igualdad) en su doble significación, filosófica y política y con ella quisieron
fundamentar sus reformas. Consideraban además los ideólogos liberales que dentro de
ese marco debía establecerse la nueva moral laica requerida para la vida política en la
República. Haciendo un sintético perfil de esa nueva moral, hay al menos tres nociones
que la expresan mejor: 1º Es una moral derivada de la experiencia, a la cual se llega
por el ejercicio de la razón. No parte de principios metafísicos. 2º Es relativista, es decir,
reconoce otras experiencias valorativas ( el hombre y sus circunstancias), 3º es civilista,
separa lo público y lo privado. Reconoce la condición de buen ciudadano, que no
necesariamente tiene que ser un hombre virtuoso.

Ese sentido civilista estaba asentado en la pretensión de su fundador, Jeremías Bentham,


de crear una moral práctica. Su divisa era “el mayor bien, para el mayor número de

4
Ramón Ignacio Atehortúa Cruz, Textos y documentos de la fundación del Colegio de Santa Librada.
(Cali: Fondo editorial del Colegio de Santa Librada, s/f. ) 35
asociados [Se entiende, los que han jurado una constitución] por ello es una moral laica,
heredera de los logros de los filósofos contractualistas. En esa medida se ocupa
entonces, de la felicidad pública.

Con base en estos criterios, Bentham propuso su “Tratado de Legislación Civil y Penal”
que fue traducido (1822) al español por don Ramón Salas, Doctor de Salamanca 5. El
nudo de la dificultad estaba en que Bentham distinguía dos conceptos que en la tradición
hispánica no siempre se separaban la legislación pública y la moral. Al respecto
afirmaba:

La moral ordena a cada individuo hacer todo lo que es ventajoso a la


comunidad incluyendo en ello su utilidad personal; pero hay muchos actos que
son útiles a la comunidad, y que sin embargo, no debe ordenar la legislación,
como hay muchos actos nocivos que la legislación no debe prohibir aunque los
prohiba la moral. En una palabra, la legislación tiene seguramente el mismo
centro que la moral, pero no tiene la misma circunferencia. 6

Estas ideas fueron asumidas con vigor por Ezequiel Rojas (1803-1873) quien fuera
profesor durante treinta años en el Colegio de San Bartolomé. Este había sido además
alumno en Francia de Juan Bautista Say, y del mismo Bentham en Inglaterra, con quien
mantenía relación epistolar7. Como lo ha hecho recordar Jaime Jaramillo Uribe, tanto
Rojas como sus discípulos seguían además, las doctrinas sensualistas del conocimiento
de factura francesa, que clasificaban el saber en : Ideología, gramática y lógica, 8 que se
ocupaban de Cómo surgen las ideas en el pensamiento, cómo se expresan en las
proposiciones, y cuáles son las reglas del raciocinio. Detrás estaba el tratado de lógica de
Port Royal, que conocieron algunos ilustrados payaneses.

5
Jeremías Bentham. Tratado de Legislación Civil y Penal. (Madrid: Magdalena Rodríguez Gil (Ed ), 1981

6
Ibid., 75

7
Jaime Jaramillo Uribe. El pensamiento Colombiano en el Siglo XIX. (Bogotá: Temis, 1982) 342
8
Sobre el tema de la Gramática general ver: Oscar Saldarriaga Vélez. “Gramática, Epistemología y
Pedagogía en el siglo XIX. La polémica Colombiana sobre los Elementos de ideología de Destutt De
Tracy” (1870) [Manuscrito s/f cedido por el autor. ]
En esta perspectiva quedaba abolido el innatismo de las ideas, y por supuesto se pisaba
el terreno frágil de la moral católica que por su carácter apriorístico e infuso (verdades
que pertenecen a la Revelación o al Dogma), no podían ponerse en duda.

La reacción antibenthamista fue radical. En Popayán la lideró en su etapa inicial, Rufino


Cuervo y Dn. Joaquín Mosquera9 y en Santafé José Eusebio Caro.10 También darían la
batalla Monseñor Carrasquilla y, nuevamente en Popayán, en la fase final de los debates
Jerónimo Torres y Sergio Arboleda. Esa reacción antibenthamista restó fuerza al nuevo
Plan de estudios de Santander y a los intentos de reforma escolar. El debate se prolongó
durante el resto del siglo XIX. La polémica se extinguió con la imposición del texto en
la Universidad Nacional, hecho que motivó la renuncia del Dr. Manuel Ancízar. El
mérito del Benthamismo tal vez haya sido la popularización del punto de vista
consistente en que la ley se debe construir con base en las necesidades concretas de la
población.11

4. 4 La Reforma Transitoria del Plan de estudios.

Toda esta revolución de ideas que expresaban el ideal de la República, no podía


manifestarse a través de los canales educativos heredados de la Colonia. Era un
imperativo reestructurar todo el aparato escolar para formar el nuevo ciudadano. La
reforma propuesta por Santander había sido precedida por el Decreto de Bolívar,
fechado el 5 de Julio de 1820, en el cual establecía el patronato en los establecimientos
educativos,. En los considerandos establecía “[…] 5° Que la dirección o patronato que
ejercía la autoridad eclesiástica en los colegios seminarios era delegada por el Rey de
España", “ y último: Que en nada se alteran las disposiciones canónicas sobre los

9
Dn. Joaquín Mosquera, Rector de la Universidad del Cauca recomendó sustituir el texto de Bentham con
las obras de Pouy y Bonin en las cátedras de Derecho administrativo y Filosofía del Derecho. Sobre esto
ver: Alberto Echeverry. “Santander y la Instrucción Pública. 1819-1840” Bogotá: Foro Nacional por
Colombia.

10
Jaramilo Uribe “El pensamiento...” Véase en ese texto “José Eusebio Caro y la reacción
antibenthamista” pp.355-370 y en el texto de José Eusebio Caro “Informe sobre los Elementos de
Ideología de Destutt de Tracy en: Obras. T.1. (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1962) 428-556

11
Ver: Manuel Guillermo Rodríguez V. La Filosofía en Colombia, Modernidad y Conflicto. (Rosario:
Laborde Editor, 2003) 121.
seminarios, siempre que la autoridad eclesiástica continúe ejerciendo su inspección y
derecho sobre las becas seminarias, sin mezclarse de la dirección general del
establecimiento,(...)" 12

Con este decreto se preparó el terreno para la reforma de los estudios tradicionales,
propuesta por Santander en l820 para el Estado de Cundinamarca (Ver Anexo 2) con el
fin de que la instrucción pública fuese "...más útil al estado en uso del patronato que
corresponde al gobierno en tales establecimientos y de las facultades que en el residen
para promover el bien y la felicidad general” 13

La propuesta era aún un poco cautelosa; la diferencia con los planes de estudio de la
época colonial se manifestaba más bien, en que los de filosofía, además de tener una
apreciable componente matemática, incorporaban aspectos aplicados a la geografía
práctica y a la arquitectura, y hacían conocer los derechos del hombre y del ciudadano.
Por otra parte, los estudios avanzados de derecho administrativo, exigían como
prerrequisito los de Derecho Civil, en los que taxativamente se introducía un
componente sobre la constitución de la nueva República. El plan 14 respetaba en buena
parte toda la tradición literaria de los estudios clásicos. Establecía en su estructura cuatro
niveles; latinidad para estudios menores y mayores (una especie de bachillerato). Un
segundo nivel, constituido por los estudios de filosofía, con duración de tres años los que
podrían conducir siguiendo varias opciones a un tercer nivel, que hoy llamaríamos en
lenguaje curricular, formación profesional: derecho Civil, o derecho Canónico, o
teología. Las dos últimas opciones de este nivel debían cursarse en los Seminarios; no
así las primeras, que podrían hacerlo en colegios de laicos.

12

Simón Bolívar, Gaceta de la ciudad de Bogotá, Depto de Cundinamarca, N° 52, (1820) p.136

13
L.D. Ibid.

14
Francisco de Paula Santander. Decreto del 26 de Octubre de 1820 Reforma del Plan de Estudios del
Estado de Cundinamarca, En: L.D. Ob. cit., Vol I pgs 21-23
La parte innovadora de este Plan de reforma que tenía un sentido transitorio hacia una
política estatal de mayores proyecciones, es la tímida modificación que expresando la
política de Santander debía formar a los nuevos administradores del Estado mediante la
complementación de los estudios jurídicos - como un cuarto nivel - con cátedras de
derecho natural, patrio y constitucional; referidos fundamentalmente a la normatividad
republicana.

Mas allá de lo anterior el plan transitorio no ofrecía un aspecto radical. No obstante, en


los estudios de derecho canónico exigía determinar los límites entre los derechos natural
y temporal. Por lo demás, se mantenían en los estudios de teología los contenidos
tradicionales.

La prescripción puesta a los estudios de derecho canónico indicaba la intención de


colocar el patronato, es decir, el gobierno sobre la educación y sus contenidos en manos
del Estado, no sólo en el terreno administrativo sino en buena parte en el ideológico.
Hasta allí, la reforma -excepto el tema del patronato- no ofrecía mayor resistencia.
Incluso contemplaba algunas consideraciones bastante complacientes con los
estudiantes.15

4.4.1 El Asunto del Patronato. La relación de fuerzas para constituir al ciudadano, en


una sociedad civil y laica, debe sortear la dificultad de los privilegios arraigados en la
tradición eclesiástica de interferir en los asuntos civiles y de administración del Estado.
El Estado y la Iglesia, en nuestra tradición, constituyen una unidad problemática y, la
idea de la separación de los poderes es un proceso de larga decantación. La construcción
de un aparato escolar autónomo debía pasar por ese espacio de poderes encontrados.

15
" Art.6o. A los estudiantes, asi filósofos como juristas y teólogos, los rectores y catedráticos respectivos
les pondrán materias para que formen discursos oratorios y académicos. Los que a juicio del rector y
catedráticos hubieren hecho mejor composición, si fueren colegiales, se les premiará con una licencia para
dormir más de lo regular o para salir a comer fuera del colegio, y si fueren estudiantes de capa, se les
concederá alguna distinción en la clase o licencia por una vez para no asistir a ella. Estas composiciones
se repetirán cada mes por lo menos." Francisco de Paula Santander, Decreto de 3 de Octubre de 1826,
Reforma del Plan de Estudios del Estado de Cundinamarca En : L.D. Ibid p. 23
El asunto central es el patronato, el que ya se venía ventilando desde la colonia, cuando
Moreno y Escandón y todos los regalistas buscaron tener gobierno en las universidades
para definir los contenidos curriculares sobre la base de la necesidad del "bien público" o
la "pública utilidad". La polémica sobre el patronato se deriva entonces de la pregunta
por quién gobierna en las instituciones escolares.

En este plan transitorio de Santander, lejos de una postura extrema y excluyente,


encontramos una actitud conciliadora que fue respondida, sin embargo, de manera
radical por eclesiásticos prestantes. (Ellos, como sabemos, traían una actitud defensiva
alimentada por la Política Papal, y el resentimiento contra el regalismo colonial para
ellos de ingrata memoria.). El asunto se puntualiza por la introducción del tratado de
Legislación civil y Penal de J. Bentham, a raíz de la impugnación que hizo el padre
Margallo al Colegio del Rosario y específicamente a los escritos de Vicente Azuero
sobre ese tema.

Este tema del patronato ya había sido abordado por diversos autores en Santafé y en
Popayán, pero se circunscribió fundamentalmente a los colegios seminarios.
Evidentemente este tema no fue el que inició la polémica sino la promulgación del Plan
general de Estudios.

4.4.2 El Nuevo Plan de Estudios. Este nuevo plan ( Ver Anexo 3), más extenso y
completo, definía taxativamente los estudios de enseñanza literaria, filosofía o ciencias
naturales, jurisprudencia, teología y medicina; las cátedras con su respectiva descripción,
los textos y los autores exigidos.

Si lo examinamos con atención, observamos que presenta recomendaciones de tipo


didáctico en busca de un saber práctico y aplicado, incluso en las asignaturas
tradicionalmente consideradas más teóricas o especulativas. Encontramos igualmente la
recomendación de autores y textos actualizados sobre todo en filosofía y
específicamente en lo que tenía que ver con las matemáticas, física y geografía.
Mantenía los autores clásicos estudiados tradicionalmente, así como a los autores
reconocidos en materia de teología y los estudios propios de los seminarios. Introduce
en los estudios de medicina un plan muy preciso dándole importancia a los de Fisiología
e Higiene pública, entre los que cabe destacar, la obra de Tourtelle, que posteriormente
fue adaptada por José Félix Merizalde.

El plan de Santader significó la continuidad de lo iniciado por Moreno y Escandón y


Mutis en la intención de abrir las puertas hacia la modernidad. Esta propuesta, sin
embargo, es ecléctica. Eclecticismo no significa necesariamente "justo medio" sino
equilibrio, lógicamente inestable. Pacto de respeto a la tradición escolástica pero no
necesariamente alianza con ella. Es una mezcla conflictiva de Ciencia natural moderna
y Teología dogmática. Sin embargo, el plan no fue excluyente hacia la segunda,
inicialmente tuvo un tinte moderado, posteriormente fue un poco mas radical. Con él
continuamos buscando lo que el historiador Frank Safford ha dado en llamar "El ideal de
lo práctico",16 el anhelo republicano de sustituir la especulación y la “literatura” por la
técnica y las artes, el desalojo del oscurantismo por la regla, el compás y la escuadra.

El Plan de santander introdujo un fuerte componente en “ciencias útiles” y matemática.


Este componente tiene el valor de ser un elemento democratizador del pensamiento.
Como todos sabemos, el pensamiento científico natural, el pensamiento físico-
experimental, se funda en la demostración y no en la autoridad. Paradójicamente la
didáctica utilizada en algunos textos de uso común expresaba la permanencia de
métodos catequísticos para la enseñanza de esta ciencia. Hasta bien entrada la
República, se utilizaban catecismos y cartillas como textos de uso común para enseñar
aritmética y derecho.

De esta manera, aún cuando los contenidos teóricos de las ciencias tendiesen al
desarrollo de un pensamiento autónomo, las didácticas que los agenciaban, configuraban
como un hecho práctico, todo lo contrario.

4..5. La difusión científica.


16
Frank Safford. El Ideal de lo práctico. Universidad Nacional ( Bogotá: El Ancora, 1989).
Correspondió a Santander en el ejercicio del ejecutivo, dar funcionalidad a lo mandado
en el Congreso de Cúcuta. Este le encargó del gobierno, mientras Bolívar realizaba la
campaña militar que lo llevó al Perú, hasta 1826.

El Congreso ordenaba:

2o. que establecido un buen sistema de Educación, es preciso que la ilustración


se difunda en todas las clases, con lo cual conocerán sus respectivos deberes
promoviéndose de éste modo el sostenimiento de la religión y de la moral
pública y privada

"Art 7o. El poder ejecutivo fomentará por cuantos medios fuere posible el
estudio de la agricultura, el comercio, de la minería y de las ciencias militares
necesarias para la defensa de la república.

" Art. 8o. El plan de estudios será uniforme en todo el país, lo formará el
gobierno supremo, a quien se encarga también de la reforma de las
constituciones particulares de los colegios ya existentes 17

A pesar de esa cobertura legal no se logró vislumbrar una notoria difusión del saber
científico. Las aspiraciones eran mucho mayores que las posibilidades. La reconquista
española había barrido todo asomo de ciencia posterior a la Expedición Botánica, y no
habían sino unos cuantos hombres de gran sensibilidad verdaderamente cualificados. De
todos modos, la propuesta neoborbónica (término de Frank Safford) se retomaba frente
al oscurantismo. Luces contra oscuridad, podríamos decir, era la consigna que se
expresaba en la prensa oficial de la época. Por otra parte, la ortodoxia arraigada en la
tradición escolar hacía difícil la aceptación de las "ciencias útiles". Pesaban bastante en
el currículo los estudios de teología dogmática y la silogística.

A menudo la estructura ecléctica de los planes de estudio generaba más confusión que
beneficio en la difusión del saber científico. Un comentarista en la Gaceta de Santafé se
refiere al asunto así:

17
Gaceta de Colombia, Bogotá: (16 de Septiembre, 1821). p. 13. En: Edición facsimilar Bogotá, Banco de
la República, 1973.
(...) se exige, no sé porqué, un año de física a los que deben seguir teología. (...)
con este grande estudio y los años siguientes se gradúa cualquiera de doctor.
(..) El amor que éstos físicos teólogos puedan tener a la ciencia que no conocen
es bien manifiesto; tanto más cuanto que, por lo general, la creen opuesta a la
religión. Lo mismo sucede con las matemáticas, la historia natural, etc. de lo
que resulta el mirarse en las universidades con el mayor desinterés las ciencias
naturales, tachando de pueril y ridículo su estudio, y de inútil la aplicación a él.
De éste sistema que puede esperarse? Lo que vemos con dolor. 18

Si bien es cierto que el plan de 1826 pretendía con sana aspiración, universalizar la
instrucción pública sobre la base de una estructura curricular homogénea para todas las
universidades y colegios del País, el lado problemático de esta propuesta residió en que
retomó el sistema colonial centralizando totalmente el control de la educación. Se
generalizó la estructura de una pirámide educativa, dividiendo las funciones
jerárquicamente entre los más importantes centros culturales del país. La Educación
universitaria se reservó a las ciudades más importantes dejándose a las provincias las
"casas de Educación" o colegios. Los estudios profesionales de Derecho, Teología y
Medicina, se reservaron a Caracas, Bogotá y Quito. Se constituyó un ente
administrativo: la dirección general de Instrucción Pública (tres funcionarios) a órdenes
del Ministro del interior.

A esta tendencia centralista de la administración se siguió una gran resistencia de las


provincias, que a la postre les permitió abrir sus cátedras de derecho y medicina y
algunas pocas de ciencias naturales o aplicadas. En 1822 Santander comisionó a Zea
para que valiéndose de sus influencias en el medio académico francés y particularmente
de Cuvier, presidente de la academia de Ciencias, se enviase una comisión que
contribuyera a la modernización de las técnicas de minería, inventariase recursos
naturales y contribuyese a la enseñanza. La comisión se logró constituir con el ingeniero
de minas y metalurgia, Mariano. Rivero (Peruano), el mineralogista y químico Jean
Baptiste Boussingault, el matemática Justin Marie Gaudot, el médico Francois Desiré
Roulin, y el naturalista Jacques Bourdou. El trabajo de este grupo de científicos fue
efímero. A pesar de que el congreso aprobó la propuesta de la institucionalización de la

18
Gaceta de Santafé. No 87, 1821 (25-3) en: L.D. p.30
Escuela de Minas,19 y el Museo de Historia Natural, no se logró lo esperado en términos
de sembrar una semilla duradera. Algunas veces chocaron los intereses de los científicos
con las dificultades y realidades de un medio aún no apto para este tipo de empresas,
como también con las dificultades financieras de la república, que incidieron
directamente en sus poco dignos salarios. De estas experiencias quedaron, lógicamente,
memorias científicas de gran valor y la Obra de Boussingault, como la más visible. Al
decir de Safford, no tendríamos un escenario científico sino hasta mediados de 1840.

Miradas en menor escala las pretensiones del Estado, algunos pocos nacionales lograron
mantener sus aspiraciones científicas en condiciones casi autárquicas,
retroalimentándose de la docencia, y más bien en el papel de difusores de la ciencia
natural moderna a través de la cátedra. No podríamos dejar de mencionar al astrónomo
Benedicto Rodríguez, al botánico Francisco Javier Matís, formado en la Expedición
botánica, al Presbítero botánico tulueño Juan María Céspedes, a los Dres. Manuel María
Quijano y Francisco Bayón y, finalmente al Coronel Joaquín Acosta, químico y físico
experimental.

Papel preponderante tuvieron Juan María Céspedes,20 y en Popayán Lino de Pombo, el


primer ingeniero neogranadino titulado en Alcalá de Henares, Céspedes, autor de una
delicada aunque no muy extensa obra de botánica, que permaneció inédita y fue luego

19
Santander y José Manuel Restrepo (Ministro de lo interior) reglamentaron así el contenido curricular de
los estudios: "art 3. El curso de estudios en la escuela de minería se dividirá en dos años. En el primero,
los alumnos estudiarán geometría, trigonometría, las mecánicas elementales, el dibujo, la mineralogía, la
química en general y los elementos de física.
" Art 4. En el segundo año se enseñará la geometría descriptiva, el arte de levantar planos y proyectar los
trabajos subterráneos, describiendo las principales máquinas empleadas en las minas; la geología, la
explotación de las sustancias minerales, la química analítica y la metalurgia." Gaceta de Colombia, N°112
(7 de Dic. 1823)

20
Juan María Ceferino: Canónigo, botánico (1776 Tulúa- 1848, Guasca). Empezó sus estudios en Bogotá
en 1795, los cuales debió abandonar tras el traslado de su familia a Caloto, continuándolos en el
Seminario de Popayán en 1801 donde trabó amistad con Caldas, Jerónimo Torres las familias Mosquera y
Arboleda. En 1804 sustentó las tremendas en la Universidad Tomista graduándose de doctor en 1804.
Regresó a Popayán y en 1805 recibió las órdenes sacerdotales del Obispo Angel Velarde y Bustamante.
Participó como Capellán de las acciones comandadas por Cabal contra los realistas. Ante la represión de
Sámano se ocultó en los llanos de San Juan y San Martín en el oriente del país. Gozó de la amistad y
apoyo del vicepresidente Santander quien creó la Cátedra de Botánica en el recien creado Museo
Nacional (1823) y lo nombró para ella. Participó brevemente del viaje de Mariano Rivero por el Sur del
País (Timaná) junto con Francisco Javier Matiz. Al respecto ver José Joaquín Ortiz “Noticia biográfica del
Dr. Juan María Céspedes”. Gaceta Oficial. N°. 960, Bogotá : 5, marzo, 1848 p. 149
difundida sin los reconocimientos suficientes en el texto de Geografía de Tomás
Cipriano de Mosquera. Se desempeñó como profesor en la Universidad Central donde
difundió la obra de Jussieu, de Richard y de Cuvier y el segundo, profesor fundador de
la Universidad del Cauca en 1827 donde enseñó matemáticas y empezó a gestar
posiblemente en el ejercicio de su cátedra, sus textos de Geometría analítica (1851) y
Lecciones de Aritmética y Algebra (1858), que habrían de ser publicados en Santafé. La
continuidad de todos estos esfuerzos, en gran parte, se debió al ejercicio político y
burocrático de Pombo quien logró, con algún éxito, poner la política al servicio de la
academia.

José Félix Restrepo, quien ejerció la docencia desde el ocaso colonial hasta bien entrada
la república había logrado sobrevivir a la represión de la milicia Española, publicó en
1825 sus Lecciones de Física, 21 primer texto escolar de Física experimental escrito por
un criollo para uso universitario. Fue sin lugar a dudas el maestro de los gestores de la
independencia y luego el continuador de la difusión de las luces dando muestras de un
compromiso permanente con la docencia, hasta su muerte en 1832. En Bogotá tuvo
como alumno a Mariano Ospina Rodríguez, quien habría de ser luego el continuador de
la obra reformadora en favor de la tradición educativa santanderista bajo la
administración del General Herrán en 1841. Motivado por el estudio de las ciencias, en
el curso de Filosofía de Restrepo en l825 habría de perder el interés en los estudios
jurídicos para dedicarse al fomento de las disciplinas técnicas. Después de haber sido
implicado en el atentado a Bolívar, se dedicó a la docencia como rector del Colegio
Provincial de Medellín.

Otro de los implicados en el atentado, colega de Céspedes en la Universidad Central, fue


el médico mayor del ejército, José Félix Merizalde, difusor de la obra de Tourtelle.
Publicó su epítome22 en 1828. Sus alumnos sostuvieron tesis de patología general y
21
José Felix de Restrepo. Lecciones de Físsica para los jóvenes del Colegio Mayor Seminario de San
Bartolomé, (Bogotá, Imp. De F.M.Stokes, 1825)

22
José Félix Merizalde Epítome de los Elementos de Higiene, ó de la influencia de las cosas físicas y
morales sobre el hombre, i de los medios de conservar la salud. Estractados de Estevan Tourtelle.
(Bogotá: imprenta de Pedro Cubides, 1828).
especial e higiene Pública. El texto de Merizalde fue aceptado como manual en los
colegios santanderistas de Medicina.

4. 6. El ambiente académico en Popayán.

Popayán, casi equidistante entre Santafé y Quito, constituyó un espacio urbano que
había logrado cierta visibilidad en el mundo económico y académico colonial; bien fuera
por que del Real Colegio Seminario San Francisco de Asís salían a concluir sus estudios
en una u otra capital los hijos del patriciado local, o por acoger en sus aulas a los que
provenientes de afuera apreciaban este centro académico, sin mengua de algunos de
origen social menos favorecido que pasaban los controles de limpieza de sangre. Por
otro lado, la elite minera, comercial y política local –que en algunos casos venía a ser lo
mismo- había construido redes económicas, de poder y parentesco que articulaban el
triángulo Popayán, Santafé, y Cartagena, cuyo vértice se extendía hasta Madrid y Cádiz.
Todo esto demandaba un ambiente académico para formar los funcionarios que habrían
de sustituir la burocracia virreinal.

No es extraño que, constituida la República, los libertadores estimasen la necesidad de


fundar una universidad en Popayán. En efecto, José Manuel Restrepo, sobrino de José
Félix de Restrepo, de quien sabemos había estado ligado a la ciudad no sólo por lazos
burocráticos, sino académicos y matrimoniales, suscribió –en su calidad de Secretario
de Estado del Despacho de lo Interior- el decreto de creación de la universidad en el
Departamento del Cauca siguiendo lo dispuesto por el Vicepresidente Santander (24 de
Abril de 1827). Posteriormente (Decreto de Octubre de 1827) el mismo Simón Bolívar,
Libertador Presidente, asignó rentas para las cátedras y destinó para edificio de la
universidad el convento e iglesia de Santo Domingo.

El plan de estudios para las diferentes carreras siguió casi a la letra la ley orgánica de
Santander, incluidas las cátedras de medicina de la que se registran grados de licenciado
y doctor, solamente desde 1841. Desde su fundación, los grados fueron principalmente
en jurisprudencia y teología, en las cuales se alcanzaba el título de doctor, y la mayoría
como bachilleres en Filosofía y letras; que eran estudios básicos comunes.23
Personajes que ocuparían lugar principalísimo en la historia colombiana de los primeros
años de la República fueron algunos de sus profesores y alumnos; 24 recuérdese a Joaquín
Mosquera, quien dejó la rectoría del claustro para ocupar la presidencia de la república
ante la renuncia de Bolívar. Lino de Pombo, profesor fundador y posteriormente
ministro de lo interior; Rufino Cuervo, profesor distinguido, padre de Angel y Rufino
José; Manuel José y Manuel María Mosquera; Manuel María Mallarino quien fuera
igualmente presidente.

La elite caucana de la universidad era muy consciente del significado político de


construir el Estado sobre la base de un sentimiento nacional que suponía la formación de
hombres virtuosos inmersos en un horizonte civilizador. Educar equivalía para ellos a
civilizar.

23
Arcesio Aragón., Idem., Monografía histórica de la Universidad del Cauca. (177- 195)

24
Sobre la endogamia académica de la élite regional y sus vínculos con las familias de Santafé véase el
estudio de John Lane Young La reforma universitaria de la Nueva Granada.1809-1850. (Santafé de
Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, Universidad Pedagógica Nacional. 1994) p.66-69.
Diploma que otorgaba la Universidad del Cauca, entonces del Tercer Distrito, durante la presidencia
del General Eliseo Payán y el Secretario de Gobierno César Conto (1866) ACC, Fondo Sergio Arboleda.
4. 7 El latinismo y la enseñanza humanístistica en la Universidad del Cauca.

Se concedió al latín, así como a la enseñanza del idioma castellano un gran valor en la
formación de nuestros hombres públicos, de letras y de ciencia, y parecía que en el siglo
XIX no pudiera decirse de alguien que era verdaderamente culto si no podía mostrar
como fruto de esa formación alguna labor poética o una prosa elegante. Como lo ha
señalado Rivas Sacconi en su obra ya mencionada, debe subrayarse el interés por los
idiomas clásicos en la formación de los conductores de nuestra independencia política,
pues, ellos “formaron su mentalidad republicana en la literatura clásica, y consideraban
como modelo de organización civil las instituciones de Grecia y de Roma, que, vistas a
distancia de dos milenios, aparecían, limpias de toda mancha, como arquetipos de
perfección ideal: De allí que los propósitos emancipadores, en gran medida estuvieran
tocados de utopismo retórico, que distraía las mentes de la observación directa de la
realidad; de allí el fondo de desilusión que quedó en el ánimo de muchos ante el golpe
de acontecimientos imprevistos. Quienes de súbito se ven envueltos en las luchas
políticas son los mismos que han venido tomando parte en el movimiento científico y en
el ágora hablan el lenguaje culto aprendido en los colegios y en los libros. Así el
manifiesto de la Suprema junta de Santa Fe (25 de Septiembre de 1810), firmado por
Frutos Joaquín Gutiérrez y Camilo Torres, termina con dos extensas citas horacianas.
Republicanos y realistas, todos los hombres de este período y de la generación
grancolombiana profesan fervoroso culto a las humanidades”. 25 No obstante, en el ocaso
colonial se había dicho de la enseñanza del latín y del abuso de la silogística aristotélica
por parte de los primeros patriotas, quienes bien lo conocían, que éste era la causa de la
dispersión intelectual y del extravío de algunos talentos. Aún así, siguió enseñándose, y
no pocos escritos académicos o periodísticos aún a mediados del siglo XX empezaban
con una cita de Horacio, de Séneca o Cicerón. No era entonces extraño que los
abogados intercalaran uno que otro “latinajo” en sus alegatos jurídicos como una
muestra irrenunciable de nuestra cultura humanística y de la mejor tradición del
derecho romano con el cual se iniciaban en el mundo académico. Sin embargo, es un
hecho, que el Latín fue rechazado durante el período insurgente como un medio de
alienación por un sector de la primera generación patriótica cuando se le consideró

25
José Manuel Rivas Sacconi, Idem., El Latín en Colombia. p.274
agente de la rancia tradición ergotista. Pero indudablemente, la máxima acusación
contra los latinistas era la de propagadores de la escolástica, de las ideas absolutistas y
el criterio de autoridad, cuya retórica chocaba en los asuntos políticos contra las ideas
republicanas de la igualdad y de los derechos humanos, y en el académico contra la
introducción del orden demostrativo de las ciencias fisico-matemáticas y
experimentales, en cuyo principio, como lo había dicho Caldas, no cabía ninguna
pompa ni despotismo intelectual.

Seguramente la razón en la crítica les acompañó en lo relacionado con el abuso que se le


dio en las clases de lógica, en las cuales se llegó a cierto exceso de formalismo
silogístico para argumentar y contra argumentar en las defensas de tesis, aberración
que se denominó ergotismo.26 No obstante lo anterior, es significativo que en nuestras
escuelas, colegios y universidades se clamara siempre – poco mas allá de mediados del
siglo XIX- por las clases de “latinidad”, incluso en los lugares más apartados y en
donde poca utilidad práctica podrían tener tales estudios como en algunos pueblos del
litoral pacífico, en ese entonces como ahora, de difícil acceso.

En general, en los inicios de la universidad los profesores provenían en buena parte del
Seminario, con algunas pocas excepciones como Lino de Pombo, quien había cursado
estudios de ingeniería en Europa y era más dado a preferir las ciencias naturales que a
la literatura clásica, sin renunciar por supuesto a ella. El espíritu de utilidad en su
sentido inglés y francés, por no decir utilitarismo, empezaba a modelar la vida social e
incluso bajo cierta adaptación del concepto, la espiritual. En efecto, los profesores de
ciencias morales se esforzaban por mostrar la “utilidad” de la religión, y los de bellas
letras, la de los valores estéticos en la construcción del nuevo orden de la civitas, en
cuanto procuraban esculpir el espíritu del ciudadano a la medida y conforme a las
exigencias de la vida republicana, suministrándole capacidad de discernimiento, recto
criterio y buen gusto. Hacían un visible esfuerzo en mostrar la distancia frente a la

26
De ergo: es decir, luego, entonces, por tanto; que son fórmulas conclusivas de una argumentación
matemática, lógica o filosófica en la cual; si hay un antecedente en relación de causalidad con un
consecuente, necesariamente debe haber una conclusión como resultado obligatorio, todo ello expuesto
en orden apodíctico, es decir de sucesión necesaria. Estas exposiciones dentro de la lógica de la
argumentación de la epoca tenían un orden que obedecía a reglas muy estrictas lo que terminaba en no
pocas ocasiones exigiendo al expositor concentrarse en la forma en detrimento del contenido y, derivando
por tanto en un uso sofístico y retórico que sacrificaba la verdad, aunque podría ofrecer lucimiento ante el
público que generalmente asistia a esos “actos literarios” más con criterio de observar un espectáculo
que un acto académico.
tradición ergotista y el peripatetismo, aunque para ello tuviesen que utilizar,
precisamente, el sucedáneo de una retórica formalista que inundó el ambiente literario.

Si bien, frente a los estudios latinos hubo pareceres diversos, una vez que la primera
generación patriótica se hizo al poder, así como sus herederos, no sólo no presentaron
intolerancia frente a la permanencia de la formación humanística y en general a los
estudios clásicos, sino que los propiciaron en el currículo escolar, por varias razones:

En primer lugar, el idioma latino había sido el lenguaje propio de la catequización y de


expresión de las verdades del dogma cristiano, en algunos momentos del proceso de
conquista y colonización se creyó que los indígenas debían aprender primero el
catecismo en latín que en Español. Pues sólo en ella podían aprenderse las verdades de
la fe. Las lenguas indígenas no podrían expresarlas a satisfacción. No podría equivalerse
el Dios de la cristiandad a la voz que denotara alguna de sus deidades paganas. Su
poder simbólico estaba ligado a la liturgia romana que obligatoriamente debían cumplir
los sacerdotes. Era por otra parte, una lengua propia del ámbito burocrático jurídico.
Era la lengua propia de la “ciudad letrada”. A ella, y al aparato conceptual que
involucraban sus fórmulas era difícil renunciar en la cotidianidad jurídica. Además del
valor religioso o jurídico, era indudable que había sido una lengua de obligada
necesidad entre los hombres de ciencia y de valor universal para su trabajo, hay que
recordar que Mutis se escribía en Latín con los académicos de Suecia y que sin su
conocimiento no era posible clasificar la flora y la fauna de nuestro país. Caldas que
reconocía no ser muy brillante en su dominio a pesar de que el Seminario de Popayán
gozó de la fama de formar buenos latinistas, manifestó en una de sus cartas, que
empezaba nuevamente a estudiar la lengua del Lacio para realizar bien esa tarea. En no
pocas oportunidades fue le mejor carta de presentación de nuestros representantes
diplomáticos y culturales en la Europa del siglo XIX.27 Pero, más que todo lo anterior,
el argumento más sólido para la defensa y cultivo académico del Latín en el siglo XIX,
consistió en su valor pedagógico como instrumento de la propagación y mantenimiento
27
“ Cuando, en 1878, Rufino José Cuervo viaja a París con su hermano Angel para visitar la Exposición
Industrial – con vistas a mejorar un negocio familiar de producción de cerveza- y en dicho año y al
siguiente realiza una gira por diecisiete países europeos, el joven filólogo procura ampliar sus fondos
bibliográficos, y también trabar contacto con lingüistas a los que conocía por sus escritos. Cuervo visitó en
Halle a Pott, “ viejo muy amable -contaría después Cuervo- que me obligó a hacerle la tertulia en latín.”
Fernando Rodríguez Izquierdo y Gavala. Aspectos de la personalidad de Rufino José Cuervo. En:
THESAVRVS Boletín del Instituto Caro y Cuervo, Vol..XLV. N° 3 ( Bogotá:Instituto Caro y Cuervo, 1990)
p.748.
de los valores morales y ciudadanos. En efecto, la idea de la república que ellos
fundaban, se entendía como la continuidad del proceso civilizador y de progreso de “la
humanidad” y no podían por ello darse el lujo de tirar el útil recurso de los “exempla”
históricos que ofrecía la antigüedad clásica griega y latina en sus momentos de gloria y
esplendor imperiales o en aquellos en los cuales “la cultura” despertó con singular
vigor. La historia y la literatura Griega y Romana retomada por los tratadistas más
autorizados fue un recurso pedagógico para mostrar el triunfo del bien contra el mal, de
la civilización contra la barbarie, de la luz contra la oscuridad.

El Dr. José María Gruesso presentó el símil de la decadencia y el renacer de las culturas
en su discurso de apertura de estudios de mil ochocientos veintinueve:

En mi humilde concepto, la irrupción de los bárbaros del Norte en el siglo V.,


es la más grande y la más memorable época de la historia ¡Que horror!. Por
todo el occidente se derramaron enjambres de tigres que, conservando
solamente la figura de hombres, llevaron por todas partes el terror y el llanto,
la ruina y la desolación. Nada pudo saciar su sed de carnicería ¡Cielos! ¡Qué
refinamientos de crueldad! Ella se desplegó libremente, y bebió hasta las
heces el placer del exterminio. Su ferocidad fijó la tiranía, la tiranía los delitos,
los delitos la inmoralidad, la inmoralidad la ignorancia, la ignorancia la
esclavitud, y la esclavitud hija de la guerra se encargó de perpetuar los
ultrajes que se hacían a la naturaleza.

Pero la Ilustración salvadora llegó:

…!Apresuráos siglos de luz! …!Días hermosos de la ilustración! ¡Venid sobre


las alas de los vientos a enjugar el llanto de la oprimida humanidad.! (…) A
vosotros solamente es dado inspirar luces, sentimientos, sensibilizar corazones
feroces, moralizar bárbaras costumbres, y convertir en un paraíso la tierra
devastada por el maligno influjo de la ignorancia y la barbarie.28

Con base en ese papel restaurador de la civilización, hace la apología de la “soberana


de las ciencias”: la teología; de la jurisprudencia, que arrebata a la humanidad de la
opresión y del poder arbitrario; de la medicina, que ahuyenta el “ángel de la muerte”; de
la Filosofía, que hace a la razón juez y soberana de las deliberaciones; de las bellas
letras, que hacen armonioso, dulce y pintoresco el lenguaje; de las ciencias naturales,
etc. todas ellas valiosas porque su utilidad se mide en la felicidad común e individual.

28
José María Gruesso. Discurso de apertura de Estudios Pronunciado en la Universidad Departamental
del Cauca el 1o.de Octubre de 1829, por el catedrático de Historia Eclesiástica Dr. José María Gruesso
(Bogotá: Imprenta de Roderick y Salazar, 1829) p. 9
En el mismo sentido José Rafael Arboleda, padre de Julio, el poeta soldado, uno de los
catedráticos fundadores consideraba que los “progresos y retrogradaciones alternativas
del espíritu humano” no logran ocultar en el hombre una inclinación natural a la
armonía, por lo que las bellas letras son un agente natural de la moralización, pues
consideraba que:

Un pequeño número de individuos puede conducirse por el amor de la simple


verdad; pero jamás la multitud la busca sin otros atractivos. La poesía se los
presta. Si se halaga la imaginación con ficciones ingeniosas, si se le hechiza
con brillantes imágenes, la razón viene tras ella, se fija sobre el objeto, le
contempla, y sin percibirlo así, el espíritu adquiere el hábito de la investigación
que desarrolla sus facultades.29

Pero indudablemente, la época de oscuridad era para ellos la época colonial bajo el
gobierno hispánico, y la barbarie la espada de la reconquista, de la cual estaba aún
fresca en la memoria la sangre patriótica derramada. Algunos de éstos profesores, entre
ellos Lino de Pombo, habían sacrificado bastante en la guerra o se habían visto
afectados por ella material, familiar o espiritualmente. Por otra parte la comparación de
España frente al resto de Europa era un indicador que ella representaba un estar atrás
frente al modelo de perfección social en relación con el cual había estado retrasada y se
empeñaba en mantener a sus colonias en igual situación. Sobre esto afirmaba Lino de
Pombo, hablando de los “americanos españoles,”30 sector social con el cual se
identificaba:

Por otra parte, la nación a que pertenecían, víctima ella misma del sistema
inquisitorial, y encorvada bajo el yugo de un gobierno absoluto, intolerante y
fanático, no participaba sino muy ligeramente de las adquisiciones científicas
de los pueblos vecinos, y vivía separada del movimiento hacia la perfección
social, que se hacía sentir generalmente en el resto de la Europa. (…).

Tal era la metrópoli altiva, señores, de dos mundos cuya voluntad regía
nuestros destinos, (…) Más sumisos, mas vigilados, más llenos de trabas que
los vasallos de la corona en Europa, necesariamente habíamos de estar todavía
más embrutecidos: y a no ser por la fecundidad con que esta tierra virgen
produce talentos, no habríamos contado para nuestra transformación política,

29
José María Gruesso. Discurso de apertura de Estudios Pronunciado en la Universidad Departamental
del Cauca el 1o.de Octubre de 1829, por el catedrático de Historia Eclesiástica Dr. José María Gruesso
(Bogotá: Imprenta de Roderick y Salazar, 1829) p. 9

30
autodenominación utilizada por Caldas
con un solo hombre capaz de dirigir los negocios del estado, y trabajar con
acierto en favor de la causa pública.31

Hacia mediados del siglo XIX, la enseñanza humanística, es entendida un poco más
ampliamente y ya no se la reduce a la enseñanza del latín, de gramática castellana o de
religión. El énfasis va a ser como hasta el presente, el fortalecimiento del sentimiento
patriótico en el ciudadano y una educación más integral que incorpora como parte de la
cultura otros saberes y preocupaciones, principalmente los valores cívicos y laborales,
más propios de la vida contemporánea y estrechamente ligados al desarrollo industrial y
comercial del presente, tal como lo exige la ética profesional y científica.

4. 8 La reforma de Ospina Rodríguez.

En 1842, bajo el Gobierno de Don Mariano Ospina Rodríguez, se intentó dentro de un


espíritu ortodoxo religioso y político, hacer la reforma educativa con la colaboración de
los Jesuitas. Paradójicamente, fue durante este gobierno, que tuvieron más estímulo
estatal las ciencias modernas frente a la tradición escolástica. Ospina había asistido a los
cursos de José Felix de Restrepo en Santafé entre 1823-1825. 32 Estaba persuadido de
que para la república era imposible salir del atraso si no se fortalecían las profesiones
útiles y las artes mecánicas. La reforma quería controlar curricularmente a las
provincias, y exigía una planta docente muy cualificada en ciencias naturales, lo cual
era oneroso por cuanto no había como pagar los costosos profesores extranjeros que
había que contratar. Popayán y Cali, medianamente cumplieron con esa exigencia. El
modelo educativo propuesto parece que estaba inspirado en el norteamericano, donde
había un gran desarrollo fabril y oportunidades laborales para los egresados con
profesiones científicas y técnicas. Lógicamente no habían razones institucionales ni
económicas para que fuera igual aquí. Por lo tanto ese tipo de profesionales no
conseguían trabajo en nuestro medio. El plan fracasó porque además de lo anterior,
exigía cursar previamente asignaturas de ciencias naturales, a las que no se veía ningún
objeto como pre-requisito para las de jurisprudencia. En Popayán, el químico

31
Lino de Pombo. Discurso de apertura de estudios pronunciado en la Universidad Departamental del
Cauca el dia primero de Octubre de 1830. Por el catedrático de Matemáticas, Santafé de Bogotá, Impr.
de Bruno Espinosa, por J. Ayarza, 1830. p. 22-23

32
Frank Safford. El Ideal de Lo práctico: El desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia.
(Bogotá: Universidad Nacional, El Ancora Editores, 1989) p.175
napolitano, Giuseppe Eboli, venido de Caracas bajo la administración Mosquera (1846)
se convirtió en “cabeza de turco” para justificar una reacción en contra de este tipo de
plan de estudios. Aprovechando la poca habilidad “política” del desesperado profesor -
en un medio donde este tipo de conflictos se resolvían por influencias y líneas de poder,
pues había caído en desgracia por haber “condenado” a no volver a sus clases a los
alumnos Francisco Urrutia y Francisco Cajiao, familiares de prestantes personajes de la
ciudad- algunos de sus alumnos acaudillaron una reacción para deshacerse de la
cátedra y del catedrático y así lograr que la exigencia del pre-requisito no entrara en
vigencia.33 Como consecuencia , el profesor Eboli, quien hiciera por primera vez el
estudio químico del agua del río las Piedras que surte el acueducto de Popayán, debió
emigrar al Perú ante otra oferta laboral más favorable.

No obstante estos inconvenientes, el general Tomás Cipriano de Mosquera apoyó la


venida de profesionales extranjeros para estimular el desarrollo de las ciencias en la
academia, al tiempo que fomentó bajo su administración otras actividades como la
cartografía del país. Para ello trajo al ingeniero Agustín Codazzi. Fortaleció al Instituto
de Ciencias Naturales, creó la escuela militar con docentes ingenieros y químicos e
intentó restaurar el observatorio astronómico. Pero los gastos extravagantes y el
debilitamiento fiscal generado por el desmonte de las instituciones coloniales: el
monopolio del aguardiente, el diezmo y los quintos reales, rentas que fueron cedidas a
las provincias, mediante un proceso lento de descentralización, terminaron afectando
negativamente a la educación y lógicamente, a las universidades de provincia que
debían subsistir con los estrechos fondos regionales.

El golpe de estado a Mosquera por los radicales, en mayo de 1867, generó una
orientación mas polémica en la educación y un giro que afectaba los intereses de
sectores afectos al clero.

En 1870, os gobiernos liberales formularon una nueva reforma de la educación


intentando establecer la enseñanza primaria obligatoria y la neutralidad religiosa de la
escuela. La enseñanza de la religión se daría a los hijos cuyos padres la solicitaran. Por
otra parte, intentaron fortalecer la formación de maestros mediante la creación de las

33
Idem, p.196-197
escuelas normales. Para ello incorporaron profesores alemanes, esto produjo un agudo
conflicto con los sectores más tradicionalistas del país. En Popayán, la reacción no se
dejó esperar y fue bastante virulenta.

En general, las reformas liberales que seguían los lineamientos del decreto orgánico de
Instrucción Pública de 1870,34 no fueron del agrado de los conservadores. El decreto
tenía mezclados elementos de sana intención democrática como la de proscribir las
discriminaciones raciales y sociales, aceptar la libre discusión. Quería universalizar el
método de las ciencias naturales, y recogía la pedagogía de Pestazo y Froebel;
consideraba que el Estado debía garantizar la educación primaria. Por lo tanto, la
prescribía como obligatoria, pero respetando la libertad de cultos. Estimaba que, en esa
materia, las instituciones educativas estatales deberían ser neutrales.

34
En: La Escuela Normal. Periódico oficial de Instrucción pública. Nos. 1,2,3. Enero, 1871

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