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Amls2 National Association of Emerge Naemt 220808 175409
Amls2 National Association of Emerge Naemt 220808 175409
NAEMT
Elsevier
Table of Contents
Cover image
Title page
Copyright
Colaboradores
Agradecimientos
Prólogo
Prefacio
Prólogo a la primera edición en español
Segundo prólogo a la primera edición en español
AMLS: pasado, presente y futuro
Capítulo 1: Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente
Capítulo 2: Alteraciones neurológicas y de la consciencia
Capítulo 3: Enfermedades respiratorias
Capítulo 4: Shock
Capítulo 5: Dolor torácico
Capítulo 6: Trastornos endocrinos, metabólicos y ambientales
Capítulo 7: Dolor abdominal: trastornos gastrointestinales, genitourinarios y del
aparato reproductor
Capítulo 8: Enfermedades infecciosas
Capítulo 9: Toxicología, materiales peligrosos y armas de destrucción masiva
Apéndices
Apéndice A. Evaluación AMLS
Apéndice B. Repaso del electrocardiograma de 12 derivaciones
Apéndice C. Valores normales de laboratorio
Apéndice D. Secuencia rápida de intubación
Apéndice E. Perfiles de los medicamentos
Apéndice F. Respuestas a las preguntas de repaso de los capítulos
Glosario
Índice alfabético
Información de consulta rápida
Copyright
El editor
Colaboradores
Editores jefe
Editores
Colaboradores
Jose G. Cabanas, MD
Deputy Medical Director
Wake County EMS
Raleigh, North Carolina
Michael Lynch, MD
Emergency Physician and Medical Toxicologist
University of Pittsburgh
Assistant Medical Director
Pittsburgh Poison Control Centers
Pittsburgh, Pennsylvania
Assistant Medical Director
West Virginia Poison Control Centers
Charleston, West Virginia
Revisores
Bengt Eriksson, MD
Physician Consultant
Anesthetist, Anesthesia Department
Mora Hospital
Mora, Sweden
Agradecimientos internacionales
Noruega
Director médico
Sindre Mellesmo
Suecia
Director médico
Bengt Eriksson
Comité de AMLS
David J. Hirsch, MD
Associate Medical Director, AMLS
EMS Fellow, Boston Emergency Medical Services
Department of Emergency Medicine, Boston Medical Center
Boston, Massachusetts
Patrick F. Moore
Presidente
Connie A. Meyer
Presidente electo
Donald Walsh
Secretario
Jerry Johnston
Último presidente
Directores
Director de zona I
Jennifer Frenette
Director de zona I
James M. Slattery
Director de zona II
Dennis Rowe
Director de zona II
Don Lundy
Director de zona III
Aimee Binning
Director de zona III
Sue Jacobus
Director de zona IV
Charlene Donahue
Director de zona IV
KC Jones
Director general
Chuck Kearns
Agradecimientos
El Comité Ejecutivo de Advanced Medical Life desearía manifestar su agradecimiento a las numerosas personas que
invirtieron un tiempo precioso para que esta primera edición de AMLS haya visto la luz. Con seguridad, Albert Schweitzer lo
expresó mejor: «A veces, cuando nuestra luz se apaga, viene otra persona a encender la llama. Todos tenemos motivos de
agradecimiento para quienes prendieron la llama en nuestro interior». El Comité de AMLS, en concierto con la National
Association of Emergency Medical Technicians (NAEMT) y la compañía editorial Elsevier, se complace en presentar esta obra.
Esta colaboración ha permitido que la edición se mantenga el a la losofía de AMLS y ha propiciado la inclusión de elementos
dinámicos e informativos en la obra y el programa.
Los colaboradores poseen un compromiso irrenunciable con la excelencia. El trabajo arduo y la solidez de los numerosos
autores, revisores, editores y demás colaboradores sientan los cimientos de todos los componentes de la obra y del programa. La
National Association of EMS Physicians (NAEMSP) ha respaldado la participación de dos de sus miembros, el Dr. Vincent
Mosesso y el Dr. David Hirsch. El Comité hizo un esfuerzo consciente, durante todo este proceso, para que el programa de AMLS
mantuviera su sinergia con las políticas y los procedimientos del programa de educación NAEMT, y los demás programas
docentes, de forma que participantes, instructores, coordinadores de cursos y miembros de universidades encuentren allanado el
camino hacia la enseñanza y la divulgación del programa de AMLS.
Agradecemos la experiencia y el apoyo de la editorial Elsevier. Expresamos nuestra enorme gratitud a Linda Honeycutt-
Dickison por su orientación y a Joy Knobbe por sus esfuerzos en las relaciones públicas. Nuestro equipo de producción,
dirigido por Carol O’Connell, colaboró de forma e ciente en las labores de maquetación, las ilustraciones fueron exactas y
pertinentes, y la obra se imprimió en los plazos previstos.
Ha resultado un placer trabajar con Laura Bayless, la persona encargada de responder a todas nuestras dudas, de
apremiarnos con los plazos y de compartir su buen hacer para que esta edición llegara a tiempo a la imprenta.
Por último, damos las gracias más sinceras a Corine Curd, coordinadora de educación de la NAEMT, por su compromiso
diario con el AMLS y por su apoyo al Comité, no solo en lo que se re ere a esta publicación, sino al crecimiento y el desarrollo
del programa de AMLS.
Peter Pons, MD
Prefacio
El libro y el programa de AMLS se han aplicado en todo el mundo desde 1999, pero el
cambio de editor supuso un aire fresco para esta nueva primera edición. Tanto el libro como
el programa de AMLS ofrecen educación médica continuada bajo los auspicios de la
National Association of Emergency Medical Technicians (NAEMT) y del Continuing
Education Certifying Board for Emergency Medical Services (CECBEMS). El contenido del
tratado y del programa permanece el a la losofía de AMLS y propicia un enfoque
innovador para evaluar a los pacientes y formular los planes de tratamiento. La
presentación de las clases, basada en casos reales, propicia la charla interactiva con los
participantes. Los escenarios de cada capítulo brindan una oportunidad para la aplicación
en tiempo real del tratamiento y de los conceptos presentados en las lecciones. El enfoque
centrado en la evaluación y en exposiciones genéricas sobre las modalidades de
tratamiento, exentas de algoritmos, constituye una peculiaridad del programa de AMLS. El
proceso de evaluación AMLS enfatiza el reconocimiento temprano de la presentación
cardinal del paciente. Una vez sintetizada esta información con fundamentos anatómicos,
siológicos y siopatológicos, y tras la evaluación minuciosa y e ciente de la anamnesis, la
exploración física y los datos diagnósticos, se facilita mucho la elaboración de la lista de
diagnósticos potenciales y de nitivos. El saber hacer del profesional de la salud durante el
razonamiento y la toma de decisiones clínicas resulta imprescindible para sentar los
diagnósticos precisos e iniciar el tratamiento. Todos los aspectos de AMLS se sustentan en
un enfoque basado en la valoración a n de reducir la morbilidad y la mortalidad, y
fomentar una evolución favorable de los pacientes.
El AMLS incorpora las últimas directrices de la American Heart Association Guidelines
for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care y del American
College of Surgeons Committee on Trauma (ACS/COT). El contenido y el programa de
AMLS siguen siendo los de un curso avanzado, por lo que cabe presuponer en los
participantes fundamentos rmes de anatomía, siología, siopatología y etiología de los
distintos problemas médicos. Pese a la complejidad del contenido de la obra y del
programa, en estos cursos pueden participar técnicos sanitarios de urgencias, con
experiencia amplia y sin ella, que son miembros valiosos del equipo sanitario.
Esta obra es un componente necesario de los programas de AMLS y una referencia para
diversas urgencias médicas.
El primer capítulo, «Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente», presenta
el proceso de evaluación AMLS y sirve para revisar los componentes de una evaluación
amplia y minuciosa. Para reforzar esta capacidad importante de la evaluación minuciosa, se
exponen las presentaciones cardinales, el reconocimiento de los patrones, el razonamiento
clínico, la toma de decisiones clínicas y las capacidades de comunicación terapéutica.
La importancia del sistema nervioso central se trata en el segundo capítulo,
«Alteraciones neurológicas y de la consciencia». En el capítulo 3, «Enfermedades
respiratorias», se comentan los trastornos respiratorios más frecuentes y se revisan los
complementos y las estrategias para el control de las vías respiratorias. En los demás
capítulos se describe la etiología, la evaluación, los signos diagnósticos básicos y avanzados,
y las modalidades de tratamiento e caz del shock, el dolor torácico y los trastornos
cardiovasculares, los trastornos endocrinos/metabólicos/ambientales, los trastornos
digestivos/urogenitales/reproductivos, las enfermedades infecciosas y los diagnósticos y,
por último, los temas relacionados con toxicología/materias peligrosas/armas de
destrucción masiva.
A lo largo de la obra se adjuntan, a modo de instrumentos didácticos, cuadros «Repaso
rápido», tablas y grá cos. Los escenarios de aplicación práctica y las preguntas de cada
capítulo ayudan al lector a repasar el contenido principal. A lo largo de la obra aparecen
tablas de comparación y contraste de los motivos principales de consulta, que sirven de
repaso rápido y proporcionan aclaraciones.
Nuevas características
Hace cerca de veinticinco años, siendo médico cardiólogo especialista en una unidad
coronaria y de recuperación cardiovascular, había adquirido un alto nivel de
entrenamiento en el cuidado de pacientes críticos en emergencias cardíacas y
posquirúrgicos. Esta especialidad se fundamentaba en protocolos muy estrictos, mediciones
hemodinámicas del paciente, análisis de laboratorio y múltiples estudios de alta
complejidad. En el año 1991, durante un congreso de Sistemas de Emergencia Médica, en
Kiamesha Lake, Nueva York, Michael Gilbertson me invitó a presenciar un curso teórico de
emergencias médicas denominado Advanced Medical Life Support (AMLS) dictado por un
maestro de la pedagogía: Mikel Rothenbergh. Esos dos días cambiaron para siempre mi
óptica de cómo enfocar el manejo del paciente crítico en emergencia no traumática. Ese
manejo se basaba fundamentalmente en lograr el diagnóstico de emergencias en el área
prehospitalaria y fundamentar su tratamiento en una evaluación inicial apoyada en una
muy minuciosa, adecuada y precisa evaluación inicial, seguida de una resolución agresiva
de las amenazas potencialmente letales para el paciente.
En cada uno de los catorce temas clínicos del curso AMLS se aplicó la metodología de
diagnóstico apoyado en una aproximación sistemática y dedigna del paciente y de la
escena, jerarquizando siempre la resolución inmediata de lo que pueda descompensar al
paciente. Es un proceso dinámico donde distintos componentes se entrelazan e integran en
un cuadro general. El énfasis recae en los siguientes puntos: «evalúe la escena y su
seguridad; busque claves», «¿es una emergencia médica o es un traumatizado crítico?»,
«busque criterios de estabilidad o inestabilidad siológica», «no pierda tiempo, corrija de
inmediato alteraciones letales o potencialmente letales», «básese en el motivo de consulta»,
«haga su historia clínica y su examen físico pensando en el paciente como en un todo»,
«integre, corrija lo grave, retome la evaluación», «haga un examen físico detallado y
pregúntese por diagnósticos diferenciales», «nuevamente evalúe y reevalúe de forma
continua» y «no abandone jamás el cuidado de la vía aérea, mantenga una correcta
ventilación y una adecuada circulación».
El curso fue fantástico, un modo innovador en la emergencia prehospitalaria donde el
trabajo en equipo es fundamental. Cada uno de los integrantes del equipo de emergencias
médicas, el área de despacho, el equipo de la ambulancia, los familiares y los testigos
aportan lo suyo para el mejor cuidado del paciente.
Años más tarde, el gran trabajo de la NAEMT a través de Alice Dalton, Daniel Limmer,
Joseph Mistovich y Howard Werman, primero, y, luego, la ímproba tarea de Linda
Abrahamson, Rosemary Adam y Ann Bellows hacen que el AMLS se expanda a todos los
con nes. Este programa se expande por su contenido, su metodología, así como por el
increíble esfuerzo y liderazgo de los antes nombrados y la NAEMT. A todos ellos, nuestra
gratitud y admiración.
Segundo prólogo a la primera edición en español
Cuando estudié por primera vez el manual PHTLS (Soporte vital básico y avanzado en el
trauma prehospitalario), sentí lo que Jorge Wagensberg de ne como «el gozo intelectual»:
ese concepto que a rma que no hay conocimiento verdadero sin gozo. Realizar el curso fue
la constatación de que el edi cio teórico tenía una transición directa a la práctica
asistencial. Recuerdo perfectamente, al acabar el curso, la secreta esperanza que tenía de
poder atender pronto a un paciente politraumatizado. Me sentía capaz de hacerlo bien,
por prioridades, respaldado por unos principios médicos basados en la evidencia y con
todo el orden que se podía esperar en esa situación generalmente caótica que es el trauma.
Unos años más tarde, la práctica me llevó a trabajar en las urgencias de pediatría.
Volví a sentir que mis conocimientos se quedaban paralizados, desconectados de la
exploración y de los hallazgos. Con el manual PPC (Asistencia pediátrica prehospitalaria) y
su curso descubrí el triángulo de evaluación pediátrica. Este método de acercamiento,
valoración y tratamiento de los pacientes pediátricos condensaba la forma de pensar de un
pediatra con dilatada experiencia. Además, se podía aprender y funcionaba. Volví a sentir
e s e placer por lo aprendido, agradecimiento hacia quienes lo habían hecho posible y
necesidad de compartirlo.
Con esos antecedentes, durante mi primera lectura del manual AMLS (Soporte vital
avanzado basado en la valoración del paciente) procuré rebajar mis expectativas, diciéndome
a mí mismo que la asistencia a pacientes con urgencias médicas no traumáticas era
demasiado compleja como para que alguien pudiese darle un enfoque tan magistral.
Estaba equivocado.
Tradicionalmente nos han enseñando medicina en forma de pequeñas porciones del
conocimiento que, bajo epígrafes como epidemiología, etiología, clínica, diagnóstico y
tratamiento, con aban en ser nuestro recurso cuando estuviéramos delante de un paciente.
En un lugar quedaban estos recursos médicos a merced del olvido; en otro, el paciente, y en
medio, nuestro cerebro («lo más bonito que tenemos», como diría el profesor Fernando
Sánchez) procurando relacionarlos mientras controlaba la ansiedad provocada por la
situación. Cuando buscas solución a esta situación, encuentras que los mejores libros de
urgencias no dejan de ser recopilaciones enciclopédicas más o menos extensas, más o
menos actualizadas.
Este libro, a través del enfoque de la valoración del paciente, establece una estrategia
de acercamiento al paciente basada en una sistematizada evaluación inicial que progresa
hacia otra basada en el diagnóstico de la situación siológica del paciente, lo que permite
establecer el mejor plan terapéutico orientado a las amenazas potencialmente letales. El
conocimiento está ordenado para circular con uidez por nuestro cerebro relacionando los
hallazgos y permitiendo establecer las prioridades en el diagnóstico y el tratamiento de los
pacientes críticos no traumáticos.
Tanto el libro como su curso están dirigidos a todos los profesionales que trabajan en
los servicios de urgencias y emergencias; todos ellos descubrirán un instrumento de cambio
en la forma de valorar y tratar las urgencias médicas no traumáticas.
De nuevo, nuestro agradecimiento a la NAEMT por este programa de formación
continuada del que sin lugar a dudas se beneficiarán todos nuestros pacientes.
AMLS: pasado, presente y futuro
Todos los profesionales de la salud que trabajan dentro y fuera del hospital deben
atender a pacientes con problemas médicos variados y difíciles. Durante la evaluación, las
presentaciones ambiguas suponen un gran desafío para llegar a un diagnóstico preciso y a
una asistencia óptima. El AMLS se ha diseñado para mejorar la base de los conocimientos
precisos para la evaluación y la asistencia de las urgencias médicas y, en consecuencia,
para establecer la base clínica, los conocimientos y las capacidades de los profesionales de
la salud a través de presentaciones basadas en casos reales y aplicaciones prácticas que
cubren un amplio espectro de las causas de los problemas médicos. El AMLS parte de que la
seguridad del entorno, y la identi cación y la asistencia rápida en las situaciones
potencialmente mortales constituyen las medidas iniciales críticas para que el paciente
evolucione de manera favorable.
La losofía del AMLS se basa en una educación que proporcione al profesional de la
salud conocimientos actualizados y las herramientas para ejercer como miembro de un
equipo sanitario y mejorar la evolución del paciente. Con el n de que el profesional pueda
realizar una evaluación e ciente y precisa, además de conocer la siopatología de
numerosos problemas médicos, deberá identi car las presentaciones cardinales y aplicar un
razonamiento clínico. El proceso de evaluación AMLS no es rígido, sino dinámico y
sometido a una evaluación continuada. Modificar el proceso no resulta crítico si el problema
del paciente o los datos de la evaluación lo exigen. La prioridad es siempre el paciente,
nunca el proceso o la vía. El orden de los elementos de la evaluación se puede modi car
siempre y cuando se evalúen todos ellos.
Somos conscientes de que la ciencia y el ejercicio de la medicina cambian en todo
momento. Sin embargo, los autores de esta edición se han centrado en la medicina basada
en la evidencia y en los National Highway Tra c Safety Administration, Department of
Transportation (NHTSA DOT) National Education Standards para aunar la educación con el
ejercicio normalizado de la clínica en la medicina actual.
En el próximo decenio cabe esperar un crecimiento de esta disciplina en todo el mundo.
El AMLS expresa su compromiso de ofrecer nuevos recursos tecnológicos en el futuro para
estimular una experiencia docente interactiva de participantes y profesores del curso.
NAEMT
AMLS internacional
Gracias al éxito de Soporte vital básico y avanzado en el trauma prehospitalario (PHTLS), obra
y programa inaugural de educación continuada de la NAEMT, en EE. UU. y en el
extranjero, nuestros colegas de todo el mundo han integrado con facilidad el AMLS como
materia en sus programas educativos. Las Fuerzas Armadas de EE. UU. disponen de
hombres y mujeres formados en el extranjero que sirven a nuestro país en el ámbito
traumatológico y en AMLS.
Hasta la fecha, los profesionales de salud de AMLS de los siguientes países participan y
enseñan los programas de AMLS: Argentina, Austria, Colombia, Canadá, Alemania, Hong
Kong, Italia, México, Suecia, Suiza, Arabia Saudí, Noruega y Trinidad y Tobago.
El AMLS y la NAEMT agradecen el apoyo no solo de los programas de AMLS, sino de la
misión de la NAEMT. Nos enorgullece contribuir a establecer las normas educativas para los
profesionales de la salud del mundo entero.
Comentarios y propuestas
Puede también hacernos llegar el mensaje por correo electrónico al Comité Ejecutivo de
AMLS: info@naemt.org
Capítulo 1
Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Exponer cómo observar el escenario y describir las implicaciones que el entorno puede tener en la seguridad de los
profesionales sanitarios y de los pacientes.
2 Exponer los tipos de medios y observaciones de la situación, y explicar sus implicaciones para la seguridad de los
profesionales sanitarios y de los pacientes.
3 Identi car los componentes de la primera impresión y los elementos de la evaluación primaria de los pacientes con diversas
urgencias médicas.
4 Aplicar el proceso de evaluación AMLS para añadir o descartar diagnósticos basándose en la presentación cardinal del paciente.
5 Identi car los componentes de la evaluación secundaria, como la historia clínica (con las reglas nemotécnicas OPQRST y
SAMPLER), la evaluación del dolor, la exploración física y los principales hallazgos diagnósticos.
6 Seleccionar los instrumentos adecuados de evaluación diagnóstica, desde los básicos hasta los avanzados, frente a diversas
urgencias médicas.
7 Correlacionar los síntomas de la presentación cardinal de los pacientes con el sistema corporal adecuado para evaluar posibles
diagnósticos, ya sean de carácter urgente o no.
8 Exponer de qué manera ayuda la conciencia cultural a combatir los prejuicios inconscientes que impiden la evaluación.
9 Comparar y contrastar los conceptos valorativos de la toma de decisiones clínicas, el reconocimiento de patrones y el
razonamiento clínico durante la evaluación.
Términos clave
Escenario
SON LAS 2 DE LA MAÑANA cuando se recibe el aviso: «Servicio médico 2, responda, hay un problema respiratorio». Al
salir de la base, se vuelve hacia su compañero y le comenta: «Este será nuestro tercer edema pulmonar del mes». Llega a una
casa de un solo piso donde la paciente está tumbada en el salón sobre una cama hospitalaria. Según sus cálculos, pesará unos
270 kg. Observa que está sudando, tiene aleteo nasal y le cuesta mucho respirar. Cuando comienza la evaluación, su
compañero solicita por radio ayuda a los bomberos, así como una ambulancia especializada para el traslado de pacientes
bariátricos. La paciente tiene di cultades para hablar, pero su hija relata antecedentes de asma y «problemas de corazón», y
dice que su madre acaba de regresar del hospital hace apenas 3 días tras someterse a cirugía de derivación gástrica. Aplica una
mascarilla de oxígeno sin recirculación del aire a la paciente y le prepara para auscultar los pulmones. Al preguntarle a su
compañero por la hora prevista de llegada de la asistencia adicional, advierte un color gris oscuro en los labios de la paciente.
1 ¿En qué medida se verán complicadas la evaluación y la asistencia de esta paciente por el estado bariátrico que presenta?
2 ¿Qué patologías se plantea incluir como posibles diagnósticos a partir de los hallazgos de la evaluación primaria?
3 ¿Qué otras evaluaciones piensa hacer de acuerdo con el motivo de consulta de esta paciente y los antecedentes relatados?
Este capítulo ofrece una guía a los profesionales de la salud para que apliquen sus
conocimientos de anatomía, siología, siopatología y epidemiología al proceso de
evaluación del soporte vital avanzado (AMLS). Una vía e ciente de evaluación AMLS se
basa no solo en la experiencia y los conocimientos fundamentales del profesional, sino
también en las técnicas de comunicación terapéutica, en el razonamiento clínico y en la
capacidad para la toma de decisiones.
Ante el escenario previo de di cultad respiratoria de un paciente bariátrico, ¿se
hubiera planteado el riesgo que entraña la presencia de varias enfermedades o se habría
centrado únicamente en el aparato respiratorio? ¿Habría relacionado la presentación y las
estrategias de actuación en este caso con su experiencia anterior frente a las di cultades
respiratorias de los últimos pacientes diagnosticados de edema pulmonar? ¿Se habría
planteado las similitudes y diferencias en los síntomas, la presentación y la actitud en este
caso y habría aplicado su conocimiento a esta paciente?
Al realizar el inventario de desatascadores y juntas de su almacén, un ex fumador de 69
años, con antecedentes de colesterol elevado e hipertensión, empezó a notar un dolor
intenso, agudo y desgarrador en la espalda y en la parte anterior del tórax. Un empleado
del almacén llamó al 112. Cuando usted llega al escenario, el paciente tiene una presión
arterial elevada y al auscultarle detecta en él una insu ciencia aórtica. Lo traslada al
servicio de urgencias (SU) del hospital local, que cuenta con un servicio de cardiología. En
la ecocardiografía se aprecia un derrame pericárdico izquierdo y un diámetro aórtico de 34
mm. El ecocardiograma confirma la disección aórtica.
Los pacientes con signos y síntomas inespecí cos o ambiguos ofrecen, posiblemente, los
mayores retos al profesional. En este capítulo, presentaremos una herramienta para
clasi car estas presentaciones desconcertantes. El proceso de evaluación del soporte
vital avanzado (AMLS) es un marco formal para reducir la morbilidad y la mortalidad, al
reconocer y combatir de manera temprana y con e cacia muchas urgencias médicas. Para
establecer un diagnóstico preciso, ya sea fuera del hospital o dentro del mismo, y
emprender un plan oportuno y eficaz de tratamiento se requiere una evaluación fiable.
El éxito del proceso AMLS depende de la obtención e caz de una anamnesis amplia y
de la obtención e interpretación correcta de la información proveniente de la exploración
física y de las pruebas diagnósticas. El conjunto formado por los antecedentes del paciente,
la exploración física, los factores de riesgo, el motivo de consulta y la presentación cardinal
apunta ya hacia posibles diagnósticos. Así, si el motivo de consulta del paciente es un dolor
en la parte baja de la espalda, usted deberá seguir este indicio formulando preguntas como
las siguientes:
Repaso rápido
Las seis R
1. Repase el estado del paciente. Evalúe el estado del paciente, registre las constantes vitales, trate las amenazas vitales, revise
el motivo de consulta y tome nota de su impresión general.
2 . Repase el escenario. Observe las condiciones ambientales, los peligros para la seguridad y los posibles mecanismos de
lesión.
3. Reaccione. Corrija las amenazas vitales (ABC) en el orden en que las haya descubierto y trate al paciente en función de la
presentación cardinal.
4. Reevalúe. Revise las constantes vitales y reconsidere el tratamiento médico inicial del paciente.
5 . Revise el plan de tratamiento. Sobre la base de la nueva evaluación, de los datos adicionales de la anamnesis y de la
exploración física, de los resultados de las pruebas diagnósticas y de la respuesta del paciente a las primeras intervenciones,
repase el plan de tratamiento ajustándolo al nuevo cuadro clínico del paciente.
6. Revise el rendimiento. La crítica de la propia actuación ofrece la posibilidad de re exionar sobre las propias decisiones
clínicas y las áreas en las que se precisan capacidades más avanzadas o conocimientos más profundos.
Es importante saber que los fundamentos del proceso de evaluación AMLS se basan en
capacidades efectivas de comunicación terapéutica, capacidades de razonamiento clínico
agudo y una experta toma de decisiones clínicas. Examinemos cada uno de estos elementos.
Comunicación terapéutica
Para obtener una anamnesis amplia y realizar una exploración física minuciosa se necesitan
técnicas adecuadas de comunicación terapéutica. El equipo sanitario suele charlar con el
paciente y sus familiares y amigos para averiguar información esencial sobre su estado y los
acontecimientos precedentes. Los testigos de un accidente o una parada cardiorrespiratoria
ofrecen información valiosa sobre la presentación del cuadro clínico y aportan, a menudo,
indicios que ayudan a reconocer las lesiones concretas o que orientan hacia un diagnóstico
particular.
1. Compromiso
2. Empatía
3. Educación
4. Reclutamiento
Según el Bayer Institute for Health Care Communication, los profesionales de urgencias llevan a cabo cuatro tareas
fundamentales de comunicación: compromiso, empatía, educación y reclutamiento.
• Compromiso. El compromiso es la conexión entre usted y el paciente. Deberá establecer una relación confortable con el
paciente para que este mantenga la calma y se pueda realizar una anamnesis exacta y minuciosa. Sus palabras y sus acciones
transmitirán su preocupación genuina por el paciente o le llevarán a la conclusión contraria. Si usted no se presenta, si
somete al enfermo a un interrogatorio agresivo y con preguntas rápidas o si le interrumpe cuando habla, minará el vínculo
que necesita establecer y hará que el paciente se desentienda. Durante los servicios de urgencias, y también en otras
situaciones, no tendrá una segunda oportunidad de obtener la primera impresión.
• Empatía. La empatía es la identi cación sincera con los sentimientos de angustia, dolor, temor, ansiedad o pérdida de un
paciente. Se basa en un sentido de compasión por el trance que atraviesa el paciente y se expresa por el reconocimiento de
lo que usted ve, escucha y entiende, y por la aceptación del paciente como persona, con independencia de las circunstancias
que rodeen la asistencia. Establezca contacto ocular con el paciente y formule preguntas tranquilas y de carácter abierto si el
paciente es capaz de responder. La empatía cobra especial importancia en situaciones delicadas como las tentativas de
suicidio, las sobredosis accidentales por drogas o medicamentos y los casos de agresión domiciliaria.
• Educación. La educación del paciente fortalece su vínculo al permitirle conocer lo que está pasando y lo que se espera de él.
Empiece por averiguar lo que sabe el paciente y continúe preguntándole hasta que obtenga la información que necesita.
Luego, informe al paciente de lo que está ocurriendo en cada etapa del resto de la urgencia.
Piense, por ejemplo, en un paciente con dolor torácico. Para él, lo más importante es la causa de dicho dolor. Es posible
que usted todavía no tenga la respuesta definitiva en el escenario, pero le puede describir su plan de tratamiento:
Sr. Anginopolous, no estamos seguros de si ha sufrido un ataque al corazón pero, mientras no tengamos ninguna
certeza, le trataremos como si hubiera sido así. Le daremos una aspirina, que empezará a disolver el posible coágulo.
Realizaremos algunas pruebas como, por ejemplo, monitorizar su corazón, para lo cual colocaremos algunos sensores
en el pecho y también una vía en una vena del antebrazo, por si tuviéramos que administrarle más medicación.
Describa las pruebas y los procedimientos con términos sencillos y claros. De esta manera, controlará la ansiedad del
paciente porque sabrá qué puede esperar y lo que está sucediendo a su alrededor.
• Reclutamiento. El reclutamiento signi ca estimular al paciente para que intervenga en la asistencia y en las decisiones
terapéuticas. Cuando solicite el consentimiento del paciente para el tratamiento, cerciórese de explicar con detalle cualquier
posible efecto secundario o reacción adversa asociada a la intervención. Por ejemplo, antes de dar un comprimido de
nitroglicerina, explique al paciente que el dolor de cabeza es un efecto secundario habitual de esta medicación. Explíquele
por qué administra esa medicación o recomienda ese tratamiento, a pesar de los efectos secundarios desagradables o de los
posibles peligros; en otras palabras, dígale que considera que los bene cios de esta intervención superarán los posibles
riesgos.
Escucha activa
Cuando establezca contacto con un paciente o con sus seres queridos, preséntese primero,
siempre que las circunstancias lo permitan. Establecer una relación con el paciente ayuda a
que este deposite su con anza en el profesional sanitario y facilita una comunicación
abierta.
Una técnica que propicia esa relación con el paciente consiste en escuchar de forma
activa, resumiendo o parafraseando la información que aporte el enfermo, mostrándole, de
ese modo, que entiende lo que dice y dándole la oportunidad de aclarar cualquier error. La
escalera de asertividad (LADDER), descrita en el cuadro «Repaso rápido» es un instrumento
que le ayudará a escuchar atentamente a los pacientes.
Repaso rápido
Examine (Look at) sus derechos y lo que usted desea, y perciba cuál es su sensación acerca de la situación.
Concierte (Arrange) una cita con la otra persona para tratar la situación.
Defina el problema concreto.
Describa sus sentimientos de forma que la otra persona conozca sus sensaciones sobre la situación.
Exprese de forma clara y concisa lo que desea.
Refuerce a la otra persona explicando los beneficios mutuos que supondría la adopción de la medida que usted recomienda.
Si es así como discurre la relación con algunos de sus pacientes, bastaría con algunos ajustes sencillos en la técnica de
comunicación para marcar una gran diferencia. Se necesita cierta práctica para incorporar estos cambios a sus conversaciones
diarias pero, como también se dice del matrimonio, tendrá que esforzarse. Intente aplicar algunos de los siguientes consejos:
• Cuando hable al paciente, mantenga el contacto ocular, sobre todo si el paciente padece sordera y lee los labios.
• Si el paciente tiene algún problema auditivo, no eleve la voz salvo que se lo pida él mismo.
• Mantenga una postura corporal abierta y correcta durante la entrevista. Intente no parecer acelerado o con prisa.
• Haga saber al paciente que le entiende, moviendo la cabeza o repitiendo de vez en cuando sus palabras.
• Evite cualquier maniobra de distracción como efectuar anotaciones grá cas mientras el paciente habla, percutir con los
dedos, hacer clic con el bolígrafo o mover de un lado a otro las llaves o monedas que lleve en el bolsillo.
• Emplee el lenguaje no verbal para hacer saber al paciente que usted está allí para ayudarle.
• Informe al paciente de lo que usted y sus compañeros piensan hacer y por qué. Dígale que será trasladado e infórmele de lo
que ocurrirá a su llegada.
• Formule preguntas sobre el «cómo» y no sobre el «por qué», pues pueden resultar acusatorias para el paciente y su familia.
• Muestre empatía reconociendo el dolor, el sufrimiento, el miedo y demás sentimientos del paciente. Déjele desahogarse si
cree que lo puede hacer de una manera que no suponga ninguna amenaza ni produzca ansiedad en usted o en otros
pacientes, por ejemplo otras víctimas próximas del accidente.
• Responda a las preguntas y refuerce el comportamiento positivo.
• Respete el derecho del paciente a la con dencialidad, hablando lo más bajo que lo permitan las circunstancias públicas o
semiprivadas del escenario o del servicio de urgencias.
• Proteja la intimidad del paciente, manteniéndolo tapado durante la exploración física el mayor tiempo posible. De esta
manera, incrementará la con anza del paciente en la atención que le presta y la voluntad de compartir con usted la
información pertinente sobre su salud.
• Si sospecha que el paciente puede volverse agresivo, relaciónese con él de una forma calmada y tranquilizadora. Nunca
intente manejar solo a un paciente agresivo.
Diferencias culturales
Comprender las peculiaridades de las distintas culturas y lenguas de su entorno mejorará su
capacidad de comunicación con la comunidad de pacientes a los que atiende. Averigüe si
algún organismo o institución local dispone de intérpretes que puedan vencer las barreras
idiomáticas. A veces hay familiares o testigos bilingües que proporcionan ayuda. Es posible
que en su centro haya personas que conozcan el lenguaje de signos o intérpretes
multilingües.
Figura 1-2 Recuerde que el espacio que ocupa una persona sin hogar es su casa.
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Trastornos de la audición
Las personas con problemas de audición se comunican de una manera variada con las que
no padecen dicho trastorno: utilizan el lenguaje de signos, gesticulan, escriben o leen los
labios, todo lo cual puede resultar di cultoso cuando se encuentran enfermos o sufren un
traumatismo. Algunas personas con sordera tienen una capacidad parcial para el habla o la
audición. Trate de averiguar cuál es el estado del paciente e intente crear la estrategia más
idónea para la comunicación.
Los familiares o amigos del paciente pueden ayudar, y muchos hospitales cuentan con
intérpretes para las personas con dicha afección. Además, sería interesante conocer cómo se
formulan algunas preguntas elementales e interpretar las respuestas con el lenguaje de
signos. Es posible que, en función de su estado, pueda intercambiar preguntas y respuestas
por escrito con el paciente, pero con ello se prolongará la entrevista.
Problemas de seguridad
Las disputas domésticas, los disturbios o la actividad de las bandas, los pacientes con
inestabilidad emocional, el riesgo asociado a los materiales peligrosos, las inclemencias del
tiempo, los pacientes atrapados o en lugares de difícil acceso y la presencia de otros
recursos asistenciales en el escenario plantean problemas de seguridad a profesionales y
pacientes. La información recogida sobre el aviso debe considerarse importante y
pertinente para la seguridad del escenario. Esta información no solo ofrece datos sobre
dicho escenario, sino que ayuda a ordenar las impresiones iniciales del paciente
permitiendo idear una estrategia de actuación de camino al lugar.
Los profesionales sanitarios deben permanecer atentos para evaluar y reconocer los
posibles materiales peligrosos y las amenazas de las armas de destrucción masiva.
Cerciórese de respetar las normas establecidas por su organismo o institución en cuanto
a la seguridad del escenario. Una vez a anzada la seguridad, permanezca atento ante
cualquier posible amenaza.
Razonamiento clínico
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook —revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Una capacidad básica para una toma e caz de decisiones clínicas es el reconocimiento
de patrones. Usted tendrá que comparar la presentación clínica del paciente con otras
presentaciones similares que haya observado anteriormente. El análisis de los diagnósticos
similares, de las estrategias que se mostraron e caces y de las que no lo fueron constituye el
fundamento para la toma de las decisiones clínicas. La abilidad de sus decisiones clínicas
se acrecentará con la experiencia. La integración sutil de una capacidad able de
razonamiento clínico con las técnicas consolidadas de comunicación terapéutica propicia la
toma prudente de decisiones clínicas y permite calibrar la gravedad de la enfermedad o del
traumatismo del paciente y emprender, así, intervenciones apropiadas y oportunas.
Observaciones iniciales
Figura 1-4 A. El vidrio y el metal desgastado suelen ofrecer peligros para la seguridad en el escenario de un accidente con
un vehículo de motor. B. El escape de gasolina puede producir un incendio y una explosión en el escenario de la colisión. C.
Los escenarios violentos, como en este tiroteo desde un coche, resultan especialmente peligrosos. Antes de entrar, asegúrese de
que la policía ha asegurado el lugar.
(Tomado de Stoy WA, Platt TE, Lejeune DE: Mosby’s EMT-Basic textbook — revised reprint, ed 2, St Louis, 2007, Mosby. A,
fotografía de Vincent Knaus. C, fotografía de Ronald Olshwanger.)
Todo el personal debe evaluar el escenario y la situación del paciente como una posible
amenaza para la seguridad. La vigilancia cuidadosa del comportamiento y de la
comunicación no verbal con los familiares puede aportar indicios de un posible entorno
inestable o potencialmente hostil.
Figura 1-5 Debe protegerse la cara con un ltro HEPA o un respirador de partículas N-95 frente al riesgo de salpicaduras
de sangre o de líquidos corporales.
(Tomado de Stoy WA: Mosby’s EMT-Basic textbook— revised reprint, ed 2, St Louis, 2007, Mosby.)
Precauciones estandarizadas
Los Centros de prevención y control de enfermedades (CDC, Centers for Disease Control
and Prevention) recomiendan aplicar precauciones estandarizadas para evitar la
transmisión de enfermedades infecciosas como la hepatitis B o C, la infección por el virus de
la inmunode ciencia humana (VIH), la meningitis, la neumonía, la parotiditis, la
tuberculosis, la varicela, la tos ferina y las infecciones esta locócicas (incluso por
Staphylococcus aureus resistente a meticilina [SAMR]). Estas precauciones se aplican a todos
los pacientes en todos los entornos sanitarios, independientemente de que el paciente
padezca o pueda padecer una infección. Las precauciones estandarizadas comprenden:
• Uso de técnicas adecuadas de higiene manual, que incluyen el lavado de manos antes y
después de cada encuentro con el paciente y tras la retirada de los guantes y la
desinfección del equipo
• Uso de guantes, bata, mascarilla y protección ocular o facial, según la exposición prevista
• Prácticas seguras de inyección y eliminación de objetos
• Limpieza y eliminación adecuadas del equipo y de los objetos del entorno del paciente que
puedan haberse contaminado con líquidos corporales infectados
Figura 1-6 Asistencia de un paciente por parte de profesionales parasanitarios con guantes.
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Si usted empieza a realizar una tarea distinta en el mismo escenario que le aproxime al material peligroso, deberá
cambiar, en consonancia, el EPI. Pero tampoco necesita un motivo concreto: si se siente incómodo con un nivel menor de
protección, escoja uno mayor.
• Protección ocular
Se utiliza en cualquier situación donde pueda establecerse contacto con salpicaduras de sangre o vómitos. Además, las
mucosas, sobre todo los ojos, constituyen fuentes frecuentes de exposición. Se usa para aspirar si el paciente vomita o
salpica sangre.
• Guantes
Use los guantes en cada actuación. Son obligatorios si existe un posible contacto con líquidos corporales.
• Bata
Protege el cuerpo y la ropa de las salpicaduras y la contaminación.
• Mascarilla
Se necesita para aspirar a un paciente que esté vomitando, salpique sangre o pueda sufrir una enfermedad infecciosa
transmitida por las vías respiratorias, como la gripe o la tuberculosis.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook— revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, MosbyJems.)
Hay que tener en cuenta los problemas de seguridad antes del encuentro con el
paciente. El personal prehospitalario debe estar atento a los signos de violencia callejera de
las bandas, vigilar el acceso seguro al paciente, los animales agresivos o las disputas
domésticas. Vigile el entorno por si hubiera gra tis de bandas, grandes aglomeraciones,
situaciones de secuestro o armas. Mantener la integridad del escenario del delito es
imprescindible antes de acceder a él y durante el tratamiento del paciente (fig. 1-8).
Figura 1-8 Esté atento a otros peligros cuando se acerque al escenario. A. Grafiti en una pared de Los Ángeles. B. Póngase
a un lado cuando llame a una puerta. No se coloque nunca delante de una puerta ni de una ventana.
(A, tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook, revised 3 ed, St Louis, 2007, MosbyJems. B, tomado de Aehlert BJ:
Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2010, MosbyJems.)
Aproximación al paciente
Todos los profesionales deben aplicar las técnicas de observación para interpretar el
escenario y el estado del paciente a su llegada, durante el tratamiento y durante el traslado.
Observación visual
Los profesionales sanitarios se bene cian de la observación cuidadosa del paciente. La
llegada al escenario prehospitalario, ya sea una residencia o un centro sanitario asociado,
ofrece tantas oportunidades para la recogida de indicios como cuando se entra en la
habitación de un paciente hospitalizado (fig. 1-9).
Figura 1-9 La realización de otras tareas durante la entrevista es una medida razonable y eficaz.
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Los indicios extrínsecos son, por ejemplo, la postura del paciente, las expresiones de
dolor o un ruido respiratorio anómalo. Las posturas de decorticación o descerebración, la
postura en trípode o la postura fetal de un adulto constituyen signos de un posible trastorno
con amenaza para la vida. Los gemidos, los gritos de dolor, la respiración agónica y los
ruidos respiratorios audibles constituyen motivo de preocupación. Los indicadores visuales
de sufrimiento extremo, como cuando el paciente se abraza el pecho o el abdomen, o
cuando un paciente se sujeta el puño pegado al pecho, el llamado signo de Levine, indican
que la situación es urgente.
Examine la estancia o el escenario en busca de dispositivos de asistencia que pudieran
denotar una enfermedad crónica. Los andadores, los bastones, las sillas de ruedas, los
concentradores de oxígeno, los nebulizadores portátiles y las camas hospitalarias de las
residencias privadas ( g. 1-10) representan algunos ejemplos. Las prótesis y las ayudas
para los desplazamientos denotan un posible problema de movilidad que podría asociarse a
enfermedades respiratorias, cardiovasculares, osteomusculares o neurológicas crónicas.
(Tomado de Frownfelter DL, Dean E: Cardiovascular and pulmonary physical therapy: evidence and practice, ed 4, St Louis, 2006,
Mosby.)
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Observación olfativa
Los olores del ambiente también ayudan como signos de alerta de un entorno inseguro,
incluso antes de establecer contacto con el paciente. Los indicios de emanaciones de gas,
sobre todo cuando varios pacientes re eren síntomas parecidos, exigen una evacuación
inmediata. El olor a alimentos podridos, moho, o la infestación por insectos o roedores
puede denotar un ambiente poco saludable para el paciente y los familiares. Este tipo de
entorno revela a veces pobreza, descuido o abusos domésticos. Esta observación se
notificará a las autoridades pertinentes según los protocolos y requisitos legales locales.
Además del entorno, tome nota de los olores extraños de los pacientes. Algunos olores
se asocian a ciertas enfermedades agudas o crónicas, como el olor afrutado a acetona del
aliento en la cetoacidosis diabética. La observación de los líquidos excretados por un
paciente, ya sea sangre, vómito, orina o heces, puede denotar una disfunción del sistema
nervioso central (SNC). Otros olores, por ejemplo el olor rancio del aliento, apuntan a una
disfunción crónica del hígado. Un olor corporal importante asociado a falta de limpieza
indica que el paciente ya no puede realizar las actividades de la vida diaria sin ayuda.
Observación cinestésica
El sentido del tacto también ofrece indicios del estado del paciente. Los pacientes pueden
tener la piel fría, caliente, tibia o sudorosa. Un calor excesivo denotaría un aumento de la
temperatura corporal central (tabla 1-1). La hipertermia se puede deber a un día caluroso
con gran humedad. Las causas intrínsecas de una piel caliente son el ictus, la ebre y el
golpe de calor.
Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.
Presentación cardinal
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Evaluación primaria
Para establecer la gravedad del estado del paciente, debe explorar su nivel de
consciencia y reconocer cualquier problema en la vía respiratoria, la respiración o la
circulación. Si advierte una amenaza vital, deberá intervenir inmediatamente para
resolverla antes de continuar con la evaluación. Podrá completar el resto de la anamnesis y
de la exploración física durante el traslado al centro receptor.
El equipo médico prehospitalario debe decidir sobre el transporte más adecuado
¿Necesita el paciente un traslado por tierra o por aire? ¿Qué implicaciones tiene uno u otro
medio de transporte? ¿Cuál es el centro médico más cercano y/o adecuado? ¿Hay que
obviar el centro más próximo y elegir otro mejor equipado?
Si no existe una amenaza inmediata para la vida del paciente durante la evaluación, se
examina si el enfermo sufre una patología crítica o urgente. Un paciente urgente es aquel
que ofrece una mala impresión general o tiene un nivel de consciencia disminuido, no
responde, presenta signos o síntomas de shock, se queja de un dolor intenso, ha sufrido un
traumatismo múltiple (politraumatizado) o tiene di cultades para respirar, un parto
complicado, dolor torácico con una presión sistólica menor de 100 o sangra de forma
incontrolada.
En ese momento de la evaluación quizá no tenga todavía un diagnóstico de presunción,
pero ya se están planteando diagnósticos diferenciales teniendo en cuenta las posibles
causas de los signos y síntomas que presenta el paciente.
Nivel de consciencia
La evaluación del estado mental o nivel de consciencia (NC) implica un examen de la
función cerebral. Cuando se aproxime al paciente, vigile atentamente su nivel de
consciencia. Así, si el enfermo está consciente, valore su capacidad de atención. ¿Es la
propia de su edad? Ante un paciente con una capacidad de atención alterada o confusa hay
que descartar inicialmente una hipoglucemia, una deshidratación, una alteración
cardiovascular, un ictus o un traumatismo craneal.
Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.
La GCS evalúa la respuesta del paciente a la apertura ocular, así como la mejor
respuesta verbal y motora. Hay que documentar la puntuación de cada una de estas
respuestas (p. ej., O = 3, V = 4, M = 4, da una puntuación GCS total de 11). Una
puntuación de 8 o menos suele obligar a un control intensivo de la vía respiratoria. A pesar
de que la máxima puntuación posible sea 15, esto no signi ca que el paciente tenga plena
capacidad mental. La asistencia de nitiva no debe basarse únicamente en los datos de GCS,
sino en una combinación con otras pruebas diagnósticas y datos de la anamnesis.
El examen del nivel de consciencia permite saber si los estados neurológico y
circulatorio del paciente son estables y reconocer y tratar tempranamente los trastornos
potencialmente mortales. Los pacientes con di cultades cognitivas requieren una
exploración neurológica completa. La evaluación neurológica se comenta con detalle en el
capítulo 2.
Vía respiratoria
Después de evaluar el NC hay que examinar rápidamente la vía respiratoria, la respiración
y la circulación/perfusión del paciente. Hay que establecer y mantener la permeabilidad de
la vía respiratoria. Una vía respiratoria permeable es aquella que permite un buen ujo del
aire y se encuentra libre de líquidos, secreciones, dientes o cualquier otro objeto extraño (p.
ej., alimentos, juguetes, monedas, etc.) que puedan obstruir el ujo respiratorio. La
incapacidad del paciente para mantener permeable la vía respiratoria constituye una
urgencia gravísima y exige la toma de intervenciones inmediatas y el traslado acelerado a
un centro médico adecuado.
• Aspiración
• Maniobra de inclinación de la cabeza y levantamiento de la mandíbula
• Maniobra de levantamiento mandibular
• Inserción de una vía orofaríngea
• Inserción de una vía nasofaríngea
• Inserción de una vía aérea supraglótica, como Combitube, una mascarilla laríngea o King LT
• Intubación (oral, nasal)
• Cricotirotomía percutánea con aguja o quirúrgica
Respiración
La frecuencia, el ritmo y el esfuerzo respiratorios se examinan durante la evaluación
primaria. Los ruidos respiratorios también se auscultarán si se percibe una respiración
di cultosa. La frecuencia respiratoria ine ciente o los patrones de respiración irregular
exigen, a veces, la aplicación suplementaria de oxígeno. Durante la evaluación primaria, el
profesional medirá si la respiración es excesivamente rápida o, por el contrario, lenta. Hay
que inspeccionar la asimetría en la elevación del tórax y el uso de la musculatura accesoria.
El aleteo nasal, la agitación y la incapacidad para pronunciar varias palabras seguidas
constituyen indicios de sufrimiento y alteración del intercambio gaseoso (tabla 1-4).
Circulación/perfusión
Hay que valorar la frecuencia, la regularidad y la calidad del pulso del paciente. Es
imprescindible palpar las arterias radial, carótida o femoral. El latido de punta se puede
auscultar en la punta del corazón, cerca del quinto espacio intercostal, en una referencia,
conocida como área del latido de la punta (ALP), donde no es posible medir la fuerza del
pulso. La frecuencia normal del pulso de un adulto varía entre 60 y 100 latidos por minutos
(lpm).
Los indicadores de la calidad del pulso aluden a su fuerza y se clasi can en ausente,
débil, liforme, saltón o fuerte. El pulso débil puede indicar una mala perfusión. Un pulso
saltón indica un aumento de la presión diferencial, por ejemplo el de la insu ciencia
aórtica, o una elevación de la presión sistólica. Los factores que pueden disminuir la
contractilidad del miocardio incluyen la hipoxia, la hiperpotasemia y la hipercapnia, entre
otros. La identi cación temprana de un pulso irregular, débil o liforme en la evaluación
primaria orienta a una mala perfusión, por lo que se debe realizar un ECG urgente.
Hay que examinar también la regularidad del pulso. El pulso normal es regular,
mientras que el anómalo es irregular o arrítmico. El latido irregular del corazón obedece a
causas cardíacas o respiratorias o a la ingestión de sustancias tóxicas, ya sean drogas o
medicamentos.
La presión de pulso diferencial se calcula restando el valor diastólico al sistólico. La
presión diferencial normal es de 30 a 40 mmHg. Si esta disminuye (menos del 25% de la
presión sistólica), la causa puede residir en un volumen sistólico reducido o en un
incremento de las resistencias periféricas. Una presión diferencial que se va estrechando
indica un estado de shock, como en el caso de un taponamiento cardíaco. El registro de los
cambios a la presión diferencial ayuda a reconocer el incremento de la presión intracraneal.
Los signos clínicos de hipertensión arterial junto con una presión diferencial amplia,
bradicardia y un patrón respiratorio irregular indican la existencia de una probable
hipertensión intracraneal y se conoce como tríada de Cushing.
La información recogida en el aviso, su impresión inicial, la presentación cardinal del
paciente, la permeabilidad de la vía respiratoria y el estado de la respiración y la
circulación/perfusión deben orientar hacia los posibles diagnósticos y hacia las primeras
medidas terapéuticas adecuadas. El diagnóstico y el tratamiento se revisarán y modi carán
de forma constante a medida que se obtengan nuevos datos de la anamnesis, la exploración
física o las pruebas diagnósticas. La respuesta del paciente al tratamiento se considera
también una prioridad para ir modi cándolo en función de las necesidades. Así pues, la
evaluación y el tratamiento constituyen un proceso sistemático, dinámico y continuado
dentro del abordaje asistencial.
Evaluación secundaria
Asimismo, en función de los factores señalados, el estado del paciente podrá permitir
una exploración física orientada, una exploración rápida de la cabeza a los pies o una
exploración extensa. El tiempo invertido en la exploración y su minuciosidad se
relacionarán directamente con el ámbito de su ejercicio como profesional de la salud, con el
estado del paciente y con los instrumentos diagnósticos disponibles en ese momento (p. ej.,
martillo de reflejos, otoscopia, oftalmoscopio).
Constantes vitales
Las constantes vitales constituyen el primer elemento de la evaluación secundaria y,
tradicionalmente, abarcan el pulso, la respiración, la temperatura corporal y la presión
arterial. Deberá medir estos parámetros de forma frecuente y continuada. Aun cuando la
presentación cardinal no haga sospechar una amenaza inmediata, el estado del paciente se
puede deteriorar. Establecer las constantes vitales basales y estar alerta de signos de
empeoramiento durante la monitorización ayuda a reconocer en seguida cualquier cambio
desfavorable. Aunque el estado del paciente permanezca estable y sin urgencia, las
constantes vitales resultan indispensables para la toma correcta de decisiones clínicas. Las
constantes vitales ayudan a establecer el diagnóstico especí co y a formular un plan de
tratamiento que pueda resultar eficaz.
Pulso
Los pacientes con una posible urgencia médica requieren un examen de los pulsos centrales
y periféricos. Hay que examinar la frecuencia, la regularidad y la calidad (v. «Técnicas de
exploración»). Los hallazgos anómalos podrían exigir la aplicación precoz de la
monitorización electrocardiográfica (ECG).
Respiración
El trabajo respiratorio se cali cará en función de su simetría, profundidad, frecuencia y
calidad ( g. 1-15). Véase anteriormente el apartado «Respiración» para una exposición
detallada de este tema.
Figura 1-15 Ruidos auscultatorios esperados. A. Proyección anterior. B. Proyección posterior.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook—revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Temperatura
La temperatura se puede tomar en la boca, el recto, el tímpano o la axila, dependiendo de
las lesiones, la edad y el nivel de consciencia del paciente. Algunos pacientes con un nivel
de consciencia disminuido se encuentran demasiado agitados para un registro oral. Los
traumatismos faciales, entre otros, pueden impedir la aplicación de un termómetro oral.
Otra forma de evaluar la temperatura consiste simplemente en tocar la piel (v. tabla 1-1).
Presión arterial
La evaluación de esta constante proporciona una estimación del estado de perfusión del
paciente y permite reconocer el pulso paradójico y la presión diferencial. La presión
arterial es la tensión que la sangre ejerce sobre las paredes arteriales y se calcula por
medio de esta ecuación:
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook—revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Las constantes vitales proporcionan información esencial para formular una impresión
más orientada del estado del paciente y de sus necesidades. Si el paciente tiene alterado el
nivel de consciencia, se examinarán también las pupilas y se realizará un examen
neurológico rápido al tomar las constantes vitales. Además, se explorarán la función motora
y la sensitiva, los pulsos distales y el relleno capilar. No olvide realizar un test rápido de
glucemia capilar.
Las consideraciones fundamentales para iniciar la atención en el escenario, antes de
preparar al paciente para el traslado, se basan en la con rmación o la exclusión de
condiciones que amenacen la vida y la valoración de trastornos urgentes o no urgentes. La
modi cación o el establecimiento de una nueva pauta asistencial dependerán de la
información continua que se recoja durante la evaluación secundaria.
Enfermedad actual
La anamnesis de la enfermedad actual se puede obtener con la regla OPQRST, que se
resume en el cuadro «Repaso rápido» y se analiza en detalle a continuación. Este
instrumento permite de nir el motivo de consulta del paciente y centrarse en los
componentes esenciales de la evaluación.
Repaso rápido
Para evaluar la causa de la lesión o la enfermedad del paciente debe saber qué fue lo que motivó su aparición y cuándo, dónde
y con qué intensidad siente el paciente el dolor. La regla OPQRST le ayuda a recordar las preguntas necesarias para obtener del
paciente las respuestas más pertinentes:
Comienzo y origen
(Tomado de Shade BR, Collins TE, Wertz EM, et al: Mosby’s EMT-Intermediate textbook for the 1999 National Standard
Curriculum, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
• Averigüe qué estaba haciendo el paciente cuando empezaron los síntomas. Un dolor o
molestia durante el ejercicio puede tener un origen distinto al que aparece en reposo.
• Averigüe si los síntomas comenzaron de forma gradual o repentina.
• Identi que cualquier síntoma asociado que pueda revelar la gravedad del problema e
indicar los sistemas corporales afectados. Los síntomas asociados de importancia
comprenden:
• Dificultad respiratoria
• Falta de aire
• Dolor con la inspiración profunda
• Dolor u opresión torácicos
• Palpitaciones
• Náuseas o vómitos
• Síncope (desmayo)
• Acorchamiento u hormigueo
• Indigestión (dolor epigástrico, dolor abdominal o flatulencia)
• Confusión o desorientación
• Malestar general
• Evalúe cualquier otra información aportada por los testigos.
• Averigüe si el paciente ha sufrido anteriormente síntomas parecidos. Pregunte si el
paciente acude a algún médico y, en tal caso, cuándo realizó la última visita. Pregunte
por la medicación prescrita y otros tratamientos.
Paliación y provocación
La paliación y la provocación se re eren a los factores que podrían mejorar o empeorar los
síntomas del paciente. Un paciente cuyo motivo de consulta sean, por ejemplo, los mareos,
podría decir que mejoran al tumbarse y empeoran al levantarse bruscamente de la cama.
Calidad
La percepción que el paciente tiene de la calidad del dolor o de la molestia puede resultar
una clave diagnóstica fundamental. Pida al paciente que describa el dolor o la molestia.
Suelen describirse como «agudo», «sordo», «desgarrador», «aplastante», «opresivo» y «en
puñalada». La descripción del paciente puede revelar si el dolor es de origen visceral o
somático, lo que ayuda a establecer el diagnóstico diferencial. El dolor visceral proviene de
los órganos internos y suele resultar ambiguo y difícil de localizar, mientras que el somático
se localiza con bastante precisión y tiene más posibilidades de resultar agudo o punzante.
Examine si la molestia es constante o solo ocurre de manera intermitente, bien al azar o con
determinados patrones o movimientos respiratorios, lo que podría constituir un indicio
clave del aparato corporal afectado y de la gravedad de la causa. Además de la paliación y
la provocación, el modo en que un paciente describe la calidad del dolor o de la molestia
indica también el sistema corporal afectado. Apunte entre comillas el modo exacto en que el
paciente describe sus síntomas.
Localización Órgano
Dolor en el hombro Irritación diafragmática (sangre o aire por rotura de otras estructuras abdominales como los
izquierdo ovarios), rotura esplénica, infarto de miocardio
Perineo Vejiga
Gravedad
Pida al paciente que cali que el nivel del dolor o de la molestia sobre una escala de 1 a 10,
donde 1 es una molestia o dolor mínimos y 10 el máximo. Esta escala numérica suele
utilizarla el personal de los servicios de urgencia y hospitalario. La descripción por parte
del paciente de la intensidad del dolor no solo ayuda a delimitar el origen, sino que también
establece una cifra basal útil para saber si el paciente está mejorando o empeorando.
Figura 1-19 Escala de evaluación del dolor de Wong-Baker con caras. Para usar esta escala, señale cada cara y describa la
intensidad del dolor con palabras. Pida al paciente que escoja la cara que mejor de na su dolor. Documente el número
adecuado.
(Tomado de Hockenberry MJ, Wilson D: Wong’s essentials of pediatric nursing, ed 8, St Louis, 2009, Mosby.)
Tiempo/duración
Por último, pregunte al paciente cuánto tiempo ha estado notando el dolor o las molestias.
Si el paciente no puede responder o no está seguro, pida a la familia o a cualquier testigo
que le diga desde cuándo el paciente no parecía normal o no actuaba y se comportaba de la
forma acostumbrada. Tratar de acotar el tiempo puede resultar crucial para una adecuada
toma de decisiones clínicas sobre algunos trastornos como, por ejemplo, cuándo administrar
brinolíticos a un paciente con ictus o cuándo realizar un cateterismo a un paciente con un
posible infarto de miocardio (IM).
La mayoría de los pacientes atendidos por profesionales de la salud han sufrido alguna vez
un dolor o una molestia agudos o crónicos. El dolor y la molestia se pueden deber a
infecciones, in amaciones y disfunciones neurológicas. Los traumatismos y el uso excesivo
del sistema osteomuscular pueden generar dolor agudo o crónico. La causa fundamental del
dolor crónico y agudo es la activación de las bras nociceptivas del dolor. Cuando se
estimulan estas bras, los impulsos del dolor viajan a través de las bras nerviosas por la
médula espinal hasta alcanzar el cerebro.
El dolor se puede manifestar por signos y síntomas bastante ambiguos, sobre todo entre
los pacientes que relatan mal sus antecedentes, como los ancianos. Muchas veces, los
pacientes toman medicación adquirida sin receta, remedios caseros o están polimedicados.
Tanto si se adquieren sin receta como con ella, los efectos de los medicamentos enmascaran
a veces la calidad y la intensidad del dolor. El trasfondo cultural y las creencias religiosas
también modi can los datos de la anamnesis del dolor di cultando su evaluación y
tratamiento.
No hay que infravalorar ninguna molestia o dolor. Hay que tener paciencia para
averiguar la localización, la intensidad y la calidad del mismo. La descripción precisa de los
pacientes acerca del dolor ayuda a discernir si este está asociado a una urgencia
potencialmente mortal o a una situación no tan crítica, pudiendo tratarlo de forma
adecuada.
Existen diferentes tratamientos contra el dolor. Los más habituales son los analgésicos
no opiáceos que no necesitan receta: paracetamol, ibuprofeno (AINE), etc. Los opiáceos
como la mor na, la hidrocodona y la oxicodona necesitan obligatoriamente receta médica,
y se suelen prescribir tanto para dolores agudos como crónicos.
Solicite la máxima información posible acerca de la medicación analgésica que tome el
paciente y sobre su administración. Los diagnósticos y el tratamiento se evalúan y
modifican a partir de la información adicional recogida de la enfermedad actual.
Repaso rápido
La regla SAMPLER constituye un método sensible para averiguar las enfermedades de un paciente:
• Signos/síntomas
• Alergias
• Medicación
• Antecedentes médicos Personales de interés
• Última (Last) ingesta por vía oral (qué y cuándo)
• Acontecimientos (Events) previos
• Riesgo, factores
Signos y síntomas
(Tomado de Shade BR, Collins TE, Wertz EM, et al: Mosby’s EMT-Intermediate textbook for the 1999 National Standard
Curriculum, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Conviene formular preguntas abiertas a los pacientes que estén conscientes y en estado
de alerta, sin dé cit cognitivo, para saber cómo se sienten. Aquellos con problemas para el
habla, la audición o la cognición responden mejor a las preguntas de respuesta a rmativa o
negativa. Muchas veces, un simple cabeceo o sacudida permiten una comunicación
su ciente para completar los antecedentes. Si el paciente está discapacitado o es una
persona mayor frágil, tenga paciencia. A veces no se ofrece al paciente el tiempo su ciente
para responder. Sin embargo, si se precipita la respuesta verbal del paciente, se di culta la
relación, se fomenta la frustración o la intimidación y se impide la voluntad de compartir
los datos conocidos. Repase la exposición anterior y el cuadro 1-2 con información adicional
sobre las técnicas de comunicación terapéutica.
Alergias
Muchos pacientes presentan alergia a la medicación prescrita o adquirida sin receta (v.
siguiente apartado), a los animales o a los alimentos. Pregunte al paciente si padece alguna
alergia conocida y qué síntomas suele experimentar, por ejemplo habones o di cultad
respiratoria. Averigüe la rapidez con la que se manifiestan los síntomas.
Algunos síntomas son más preocupantes que otros. Un paciente que experimente una
ligera erupción preocupa menos que otro que sufra estridor al tomar un determinado
alimento. Algunas respuestas poco favorables constituyen reacciones adversas más que
respuestas alérgicas verdaderas. Muchos pacientes interpretan erróneamente la
hipersensibilidad a un alimento, un animal o una medicación como alergia, por lo que
conviene evaluar con exactitud de qué forma reacciona el paciente al contacto con el
alérgeno o el irritante en cuestión. Esta información le ayudará a distinguir una respuesta
de hipersensibilidad de una reacción alérgica o anafiláctica.
Medicación
Incluya en el informe todos los medicamentos que el paciente tome de forma regular,
incluso los que adquiera sin receta y los prescritos por cualquier otro médico. Los
profesionales sanitarios no siempre saben lo que ha prescrito el médico responsable del
paciente. Hay que contemplar las interacciones medicamentosas y las reacciones adversas
al medicamento dentro del perfil global de la medicación.
Intente discernir la parte de los antecedentes personales que reviste interés para la
enfermedad actual. Si, por ejemplo, el paciente sufre dolor torácico y hace 6 meses le
colocaron una endoprótesis (stent) esta información resulta pertinente para la llamada
efectuada hoy al servicio de urgencias. En cambio, la fractura femoral que sufrió hace 2
años carece de interés.
Además, la descripción de las intervenciones quirúrgicas previas, sobre todo las más
recientes, es un dato importante de la anamnesis. Por ejemplo, el riesgo de una embolia
pulmonar se puede identi car si el paciente ha sido operado hace poco, ya sea de una
cesárea, para colocar una prótesis de cadera o de rodilla, o para extraer cálculos de la
vesícula biliar.
Pregunte al paciente cuándo y qué comió y bebió por última vez. Cerciórese de anotar la
respuesta. Un paciente que haya comido o bebido recientemente puede aspirar el contenido
gástrico hacia los pulmones si pierde el conocimiento y vomita, o si requiere anestesia para
una operación urgente y vomita durante la anestesia.
Acontecimientos previos
Riesgo, factores
Los factores de riesgo para un determinado trastorno pueden ser de naturaleza ambiental,
social, psíquica o familiar. ¿Vive el paciente solo y corre riesgo de caerse? ¿Existen peligros
para las caídas en la residencia? ¿Está el paciente con nado a la cama y depende de otra
persona para alimentarse y asearse? Otros factores de riesgo importantes para los
problemas médicos son la diabetes, la hipertensión, el sexo, la raza, la edad, el tabaquismo
y la obesidad.
¿Está siguiendo el paciente un régimen de tratamiento farmacológico recetado por un
médico? ¿Sabe diferenciar los medicamentos y los toma adecuadamente? ¿Hay una lista con
la medicación y una pauta clara para su dispensación al paciente? Una propuesta bastante
útil para los enfermos que necesitan tomar varios medicamentos es anotarlos en una lista
completa y colocarla en un lugar visible para ellos y sus familiares. De esta manera, se
reduce la posibilidad de cometer errores con la medicación y, con ello, el riesgo de toxicidad
farmacológica.
C: ¿Ha estado alguna vez preocupado por usted o por otra persona con motivo de la bebida? ¿Ha sentido alguna vez la
necesidad de acabar con la bebida?
A: ¿Se ha sentido en alguna ocasión enojado por las críticas que otras personas le han dirigido a causa de la bebida?
G: ¿Ha sentido en algún momento culpa por beber? ¿Se ha sentido en algún momento culpable de algo que haya dicho o hecho
mientras estaba bebido?
E: ¿Ha tenido que tomar alguna mañana alguna bebida alcohólica para quitarse la resaca de encima?
Modificado de Ewing JA: Detecting alcoholism, the CAGE questionnaire, JAMA 252:1905, 1984.
Vacunación
Antecedentes familiares
• Artritis
• Cáncer
• Cefalea
• Hipertensión
• Ictus
• Enfermedades pulmonares
• Tuberculosis
• Enfermedades contagiosas y autoinmunitarias
Apoyo al paciente
Usted puede convertirse en defensor del paciente, seleccionando a familiares y amigos que
ofrezcan apoyo y le ayuden a mejorar la seguridad del entorno domiciliario del enfermo. Al
preguntar a un paciente qué necesita para superar una urgencia física o psíquica
complicada, se le muestra una actitud empática y compasiva.
Los pacientes que logran establecer una buena relación responden a las preguntas con
más con anza, permitiendo tomar las decisiones asistenciales adecuadas. Hay que propiciar
una perspectiva abierta y positiva para limitar el estrés asociado a la enfermedad o al
traumatismo y recabar con más agilidad datos exactos de la anamnesis, elaborar el
diagnóstico de presunción e iniciar el tratamiento inmediato. Repase la exposición anterior
de este capítulo con información detallada sobre la comunicación terapéutica.
Una vez que haya obtenido la información adicional sobre los antecedentes
(anamnesis), ¿considera que debe añadir alguna etiología o diagnóstico? ¿Debería
modi car el tratamiento inicial de acuerdo con la respuesta del paciente? Pasemos ahora a
examinar la información que puede obtenerse durante la exploración física.
Exploración física
La exploración física puede realizarse de forma dirigida, de manera completa y rápida, de
la cabeza a los pies o de forma detallada. El profesional de la salud deberá decidir, según la
gravedad del caso, cuál es la exploración más idónea. En la mayoría de las situaciones
urgentes, lo más adecuado, si el paciente está consciente, es una exploración dirigida. La
exploración rápida, de la cabeza a los pies, se precisa ante un paciente inconsciente o con
disminución del nivel de consciencia cuya presentación revela un posible abuso de
sustancias o toxicidad. Las exploraciones físicas detalladas resultan más prácticas en el
hospital o en otras situaciones clínicas, aunque el profesional prehospitalario también
puede realizarlas si la duración del traslado lo permite.
Técnicas de exploración
Inspección
Hay que exponer el cuerpo del paciente y desvestirlo para efectuar una inspección
adecuada, aunque habitualmente no es necesario desnudarlo por completo. Las condiciones
ambientales y la protección de la intimidad del paciente son fundamentales.
Durante la evaluación secundaria se efectuará una inspección dirigida del enfermo. El
estado emocional del paciente y la postura corporal pueden denotar la gravedad del
trastorno y el número de sistemas corporales afectados. Al examinar el estado emocional, el
letargo puede indicar hipoxia y fatiga respiratoria. Al mismo tiempo, se observarán el
cuidado general, el estado nutricional y el lenguaje corporal no verbal del paciente.
Durante la inspección, se reconocerán los traumatismos más importantes. Hay que
tener en cuenta los hematomas, las abrasiones, las cicatrices quirúrgicas (sobre todo, como
prueba de operaciones anteriores, por ejemplo cirugía cardíaca o resección pulmonar, ya
que podrían tener interés para interpretar la disnea u otros problemas respiratorios) y las
erupciones. Anote si existe algún estoma. Lea y documente cualquier señal médica de alerta.
Hay que observar la tráquea y palparla, si es posible, en la línea media. La forma del
tórax del paciente puede dar el primer indicio de una enfermedad pulmonar crónica. Un
tórax en tonel podría indicar una EPOC, sea enfisema o bronquitis crónica.
Un paciente en decúbito supino, con las venas del cuello aplanadas, podría sufrir
hipovolemia. Examine cualquier masa cervical extraña, la distensión venosa yugular (DVY)
y los edemas. La distensión venosa yugular asociada a disminución o ausencia del murmullo
vesicular puede indicar un neumotórax a tensión o un taponamiento cardíaco.
Examine si se han colocado accesos vasculares que denoten enfermedades crónicas y la
necesidad de soporte nutricional o acceso vascular prolongado, como ocurre con los
regímenes de quimioterapia o las extracciones sanguíneas frecuentes.
El tiraje o tracción traqueal y el uso de la musculatura intercostal y cervical constituyen
signos de sufrimiento. La asimetría, el estridor y los movimientos respiratorios profundos o
super ciales resultan patológicos. Deben tomarse medidas inmediatas para mejorar la
oxigenación y la ventilación, estabilizar el trabajo respiratorio y fomentar una perfusión
adecuada.
Un componente fundamental en la evaluación del tubo digestivo y del aparato
urogenital consiste en observar los líquidos corporales y las secreciones. El vómito teñido de
sangre indica una hemorragia digestiva, la rotura de varices esofágicas o el uso prolongado
de antiin amatorios. La hematemesis (vómito de sangre) también puede ocurrir si el
paciente sufre una úlcera péptica hemorrágica. Los vómitos (emesis) en posos de café
señalan la presencia de sangre digerida.
La emisión de sangre rojo brillante con las heces representa una hemorragia digestiva
baja y debe considerarse potencialmente mortal. La hemorragia también puede deberse a
hemorroides o a suras anales. Las heces de color negro oscuro como el alquitrán, llamadas
melena, son un signo de hemorragia digestiva alta y a veces revelan un estado
potencialmente mortal o crítico.
La incontinencia urinaria o fecal desvela una disfunción neurológica o una disfunción
urogenital o gastrointestinal. La hematuria, es decir, la presencia de sangre en la orina, es
un signo de disfunción renal y de hipertensión no controlada, entre otros.
Es posible que advierta injertos o fístulas entre los pacientes con insu ciencia renal
crónica, sobre todo los sometidos a diálisis. Los pacientes que reciben diálisis peritoneal a
domicilio muestran signos de la presencia de un catéter abdominal. Además, en el domicilio
se utilizan sondas gástricas para aspirar líquidos y gases, instilar soluciones de irrigación o
medicamentos, o administrar nutrientes por vía enteral. Esté atento a la posibilidad de
aspiración del contenido gástrico y cerciórese de que la sonda funciona correctamente.
Si es un observador agudo, podrá reconocer las cifosis (curvatura de la columna
vertebral) patológicas, las úlceras por decúbito, los lunares, las abrasiones, las erupciones,
las equimosis o hematomas, las hemorragias, las marcas o trayectos de agujas y los cambios
de color.
Erupciones
A pesar de que no se requiera una intervención médica urgente ante una erupción
persistente que produce picor (p. ej., dermatitis, psoriasis), hay que anotar la localización y
el color de la misma. Debe documentarse cualquier acumulación o descarga de secreciones o
de pus. En las infecciones cutáneas como el impétigo, a veces se observa una descamación
visible que forma costras del color de la miel a medida que cicatriza. Los nódulos o las
masas de color rojo, blandas y fluctuantes son, a menudo, abscesos.
Toda lesión de la piel que curse con una erupción vesicular o con lesiones que rezumen
líquido debe considerarse un riesgo de infección para el profesional sanitario. Así pues,
tome las precauciones necesarias para el aislamiento frente a dichas sustancias corporales.
Lunares y lesiones
Hay que examinar los lunares y las lesiones investigando su simetría, la irregularidad de los
bordes y los cambios de color. Aunque habitualmente no constituyen ningún problema
prehospitalario importante, los lunares y las lesiones podrían revelar un melanoma
cutáneo, un cáncer de la piel que progresa rápidamente y que suele metastatizar en otros
órganos vitales, ocasionando una elevada tasa de mortalidad.
La falta de integridad de la piel ocasionada por una fractura abierta constituye un riesgo de
infección y exige una atención inmediata. Las úlceras por decúbito o por presión revelan un
posible descenso de la perfusión y riesgo de sepsis.
Hematomas
Los hematomas en los ojos y en la apó sis mastoides denotan alteraciones neurológicas y
traumatismos previos. Estas marcas, conocidas respectivamente como equimosis periorbitaria
y signo de Battle, indican una fractura de la base del cráneo.
Deshidratación
Líquidos corporales
Es importante la observación general de los líquidos corporales segregados por la piel o
eliminados por cualquiera de los ori cios naturales como el vómito, el líquido
cefalorraquídeo (LCR), la orina, las heces y la sangre. Anote su cantidad y también el color,
el olor, la viscosidad y la localización.
Auscultación
Ruidos pulmonares
Figura 1-21 Cuando ausculte los ruidos pulmonares, escuche primero un pulmón y luego coloque el estetoscopio en el
mismo lugar del otro pulmón. Tiene que auscultar como mínimo una inspiración completa y una espiración completa en cada
lugar. A. Cara posterior del tórax. B. Cara lateral derecha del tórax. C. Cara lateral izquierda del tórax. D. Cara anterior del
tórax.
(Tomado de De Seidel H, Ball J, Dains J, et al: Mosby’s guide to physical examination, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Pida al paciente que inspire profundamente. Los pacientes con crisis asmáticas agudas
suelen tener más di cultad para espirar que para inspirar. Si la respiración profunda
produce dolor o molestia, puede haber una pleuresía o una embolia pulmonar. Palpe el
tórax por si existiera inestabilidad ósea o en sema subcutáneo. Palpe la tráquea para
comprobar si está correctamente centrada en la línea media. Su desviación puede constituir
un signo tardío de neumotórax.
Los ruidos pulmonares patológicos (v. cuadro 1-6) pueden deberse a alteraciones
cardiovasculares que afectan a los aparatos cardiovascular y respiratorio. Los estertores,
por ejemplo, indican en ocasiones congestión pulmonar por insu ciencia cardíaca
ventricular.
Si usa correctamente los instrumentos de evaluación, podrá con rmar o descartar
diagnósticos relacionados con el aparato respiratorio. Los datos de estas exploraciones
complementarias le ayudarán al razonamiento clínico y a tomar decisiones precisas y con
conocimiento de causa.
Circunstancias especiales
Tonos cardíacos
Los ruidos cardíacos anómalos, por ejemplo los soplos, indican un problema del ujo de
la sangre hacia y desde el corazón. Los soplos son ruidos patológicos que se auscultan a
veces en las arterias carótidas; producen sonidos de alta tonalidad que indican una
obstrucción del ujo sanguíneo en dichos vasos. En caso de aneurisma, se puede palpar un
no temblor o vibración que denota un taponamiento y que suele denominarse frémito. Los
soplos y los frémitos pueden ser benignos o potencialmente mortales.
Los pacientes con antecedentes de insu ciencia cardíaca presentan a veces tonos
cardíacos adicionales. Estos tonos ocurren en presencia de enfermedad ventricular y suelen
conocerse como tonos tercero y cuarto (3T, 4T). En caso de valvulopatía, estos ruidos
reciben el nombre de galope.
El tercer tono cardíaco (3T) constituye una clave temprana para el diagnóstico de
insuficiencia cardíaca izquierda. Difícil de reconocer, también puede llamarse galope y suena
como el galope de un caballo. Aparece unos 0,12 a 0,16 s después del segundo tono y se
debe a la expansión exagerada de los ventrículos a medida que se llenan de sangre.
El cuarto tono (4T) ocurre en la segunda fase de llenado ventricular, cuando se
contraen las aurículas. Se cree que este tono se debe a la vibración de las válvulas y de la
pared ventricular. Suele auscultarse cuando aumentan las resistencias al llenado
ventricular.
Ruidos intestinales
Palpación
El tiempo de llenado capilar se suele examinar para establecer el estado del aparato
cardiovascular. Para ello, se aplica presión sobre el lecho ungueal hasta que se vuelve
blanco. Luego, el profesional mide el tiempo que tarda en reaparecer el color normal. Un
tiempo de blanqueo de más de 2 s se considera un índice de que la sangre capilar toma una
derivación inadecuada (mala perfusión tisular).
Esta prueba no resulta able en los adultos, por varios motivos. Las personas mayores,
sobre todo las que toman muchos medicamentos o las que sufren enfermedades del sistema
inmunitario o patología renal, suelen tener una mala perfusión. La temperatura ambiental
también reduce la exactitud de la prueba de llenado capilar. En los ambientes más fríos de
da una vasoconstricción compensatoria que puede dar una falsa idea de mala perfusión.
El abdomen se palpa en sus cuatro cuadrantes. La impresión debe ser la de un abdomen
blando, sin dolor ni tensión ni edema ni masas. La defensa muscular es un signo patológico
que indica dolor y una posible lesión subyacente. La rigidez abdominal es un signo de
peligro vital, por ejemplo por una hemorragia interna. Un dolor en el cuadrante superior
derecho que desencadena un grito con la palpación cuando el paciente inspira
profundamente, conocido como signo de Murphy, indica la presencia de cálculos biliares y
colecistitis (fig. 1-23).
(Modificado de Drake RL, Vogl W, Mitchell AWM: Gray’s anatomy for students, New York, 2005, Churchill Livingstone.)
El último cuadrante que debe palparse es el que produzca mayor molestia. La palpación
sirve para evaluar el dolor mediante la aplicación de una presión suave. Asimismo, permite
reconocer si el dolor aumenta al retirar dicha presión suave, lo que se conoce como dolor de
rebote y constituye un signo de alerta de peritonitis.
E l punto de McBurney es el nombre de una zona situada en el lado derecho del
abdomen, a un tercio de la distancia entre la espina ilíaca anterosuperior (EIAS) y el
ombligo. La molestia localizada al palpar dicha zona (Blumberg positivo) constituye un
signo de apendicitis aguda. Cuando la palpación del cuadrante inferior izquierdo produce
dolor en el cuadrante inferior derecho (el denominado signo de Rovsing), puede también
indicar una apendicitis. El dolor abdominal que no se desencadena con la palpación puede
deberse a cálculos renales o a infección urinaria (IU). Estos dos diagnósticos se acompañan
muchas veces de dolor en los flancos y en la espalda.
Percusión
La percusión se utiliza para evaluar si existe aire o líquido en las cavidades corporales. Las
ondas sonoras se escuchan como tonos de percusión y cambian dependiendo de la densidad
del tejido. Las técnicas de percusión y auscultación se exponen con más detalle en el
capítulo 3.
Matidez Hígado
Figura 1-24 Función motora del pie y del tobillo. A. Dedos en exión dorsal. B. Dedos en exión plantar (en punta). C.
Rotación de los pies hacia dentro y hacia fuera.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook—revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Conviene examinar la capacidad del paciente para percibir el tacto leve, pero también
para sentir el dolor. Si el paciente describe dolor o responde a algún estímulo doloroso,
signi ca que los nervios motores de la columna anterior de la médula reaccionan
adecuadamente a la función aferente, es decir, a los mensajes sensitivos enviados al sistema
nervioso central.
Hay que evaluar si la función motora de todas las extremidades es simétrica y también
la fuerza de los músculos ( g. 1-25). Una respuesta desigual de los miembros izquierdo y
derecho debe considerarse un signo de hemiparesia (debilidad unilateral) o hemiplejía
(parálisis unilateral) que puede obedecer a ictus, meningitis, tumores cerebrales y crisis
epilépticas. La debilidad bilateral de los miembros superiores o inferiores obliga a sospechar
una lesión en la médula espinal.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook—revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Todos los profesionales de la salud, sea cual sea su cuali cación, deben saber realizar una
exploración de los pares craneales. Hay signos que denotan una alteración de estos nervios
y proporcionan una información muy valiosa sobre el estado neurológico del paciente. En
la tabla 1-5 se resumen los pares craneales y sus funciones. En el cuadro «Repaso rápido» se
da una regla nemotécnica para recordar los pares craneales.
Repaso rápido
¡Oh, pobres estudiantes confundidos por los pares craneales! Estos nervios han causado quebraderos de cabeza a generaciones
de estudiantes. Existen multitud de reglas nemotécnicas para aprenderlos, como guran en varias listas de reglas sobre pares
craneales colocadas en internet (p. ej., «Oh, oh, mamá, papá, traigo minifalda, ahora [mis] glúteos van [a] estar helados»).
I Olfativo
II Óptico
III Motor ocular común
IV Patético (motor ocular interno, troclear)
V Trigémino
VI Motor ocular externo (abducens)
VII Facial
VIII Acústico (vestibulococlear, estatoacústico, auditivo))
IX Glosofaríngeo
X Vago
XI Espinal accesorio
XII Hipogloso
Tendencia a la pronación
La tendencia a la pronación (v. g. 1-25) sirve para evaluar la función motora y sensitiva
en un paciente con sospecha de ictus. Se pide al paciente que cierre los ojos y extienda los
miembros superiores con las palmas mirando hacia arriba. Luego, se observa cualquier
desviación hacia abajo, caída o rotación interna de cualquiera de los miembros superiores.
Ojos
Sean o no el espejo del alma, los ojos proporcionan información sobre el estado neurológico
del paciente. Hay que examinar la dirección en que miran los ojos y el rastreo de la mirada
( g. 1-26). Para ello, ilumine el ojo con una linterna desde uno de los lados de la cara
mientras el paciente enfoca un objeto remoto. Si el paciente está despierto y alerta, los ojos
se encontrarán abiertos, mirarán en la misma dirección y se moverán en tándem, lo que se
conoce como mirada conjugada (fig. 1-27).
Figura 1-26 Los seis campos cardinales de visión con los pares craneales y músculos extraoculares asociados. PC, par
craneal.
(Tomado de Seidel H, Ball J, Dains J, et al: Mosby’s guide to physical examination, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Oídos
Hay que evaluar los oídos de los pacientes con ataxia (marcha inestable) o disminución de
la respuesta a los estímulos externos en busca de secreciones (claras o sanguinolentas),
cuerpos extraños o eritema en la parte interna.
(Tomado de Kidwell CS, Starkman S, Eckstein M, et al: Identifying stroke in the field: prospective validation of the Los Angeles
Prehospital Stroke Screen (LAPSS), Stroke 31:71–76, 2000.)
Pupilas
Las pupilas bien perfundidas son iguales entre sí, redondas y responden velozmente a la
estimulación con la luz de una linterna. Las pupilas en al ler indican el abuso de opiáceos o
una lesión de la protuberancia. La dilatación pupilar indica toxicidad o disminución de la
función neurológica (fig. 1-29).
Figura 1-29 A. Dilatación pupilar. B. Constricción pupilar. C. Pupilas desiguales. D. Pupilas normales.
(Tomado de National Association of Emergency Medical Technicians: PHTLS: prehospital trauma life support, ed 6, St Louis,
2007, Mosby.)
Si se iluminan los ojos de un paciente, las pupilas se constriñen con rapidez. Cerciórese
de examinar la respuesta de ambos ojos, observando si los músculos oculares trabajan de
manera sincrónica y si las pupilas se contraen simultáneamente. La dilatación unilateral de
un paciente inconsciente puede constituir un signo de herniación cerebral. Algunos
pacientes presentan anisocoria, un estado caracterizado por una clara desigualdad entre el
tamaño de las pupilas. Unas pupilas con una forma y un tamaño desiguales también
pueden indicar glaucoma.
Reflejos
Los re ejos se exploran para evaluar la simetría y la fuerza de la respuesta. La exploración
abarca los re ejos tendinosos profundos (RTP) y los super ciales, como por ejemplo los
re ejos super ciales del abdomen. Una respuesta inapropiada puede indicar afectación de
las vías nerviosas en los correspondientes niveles segmentarios de la médula. Hay que
documentar minuciosamente todos los reflejos.
Los re ejos tendinosos profundos son re ejos de estiramiento que exigen la relajación
muscular y un estiramiento suave de los tendones (tabla 1-6). Utilizando un martillo de
re ejos y manteniendo la muñeca relajando, golpee suavemente el tendón. Sostenga la
articulación o la extremidad que esté explorando con la mano no dominante (fig. 1-30). Las
lesiones de la motoneurona superior, como las cerebrales o las medulares, suelen producir
hiperre exia, mientras que las lesiones de los nervios periféricos, como el síndrome de
Guillain-Barré, causan hiporreflexia.
SUPERFICIAL
Cremastérico T12, L1 y L2
TENDINOSO PROFUNDO
Bicipital C5 y C6
Braquiorradial C5 y C6
Tricipital C6, C7 y C8
Rotuliano L2, L3 y L4
Aquíleo S1 y S2
0 Sin respuesta
1+ Perezoso o disminuido
Figura 1-30 Localización de los tendones para explorar los re ejos tendinosos profundos. A. Bíceps. B. Braquiorradial.
C. Tríceps. D. Tendón rotuliano. E. Tendón de Aquiles. F. Evaluación del clono maleolar.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook—revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Para calibrar la e cacia de las intervenciones hay que efectuar una revisión periódica
de las respuestas del paciente a las preguntas sobre dolor, molestias y di cultad
respiratoria. La exploración física también se repetirá para comprobar si han disminuido el
dolor y las molestias, o si ha aparecido hemorragia o edema. El tiempo de llenado capilar,
los pulsos distales y el color, la temperatura y la humedad de la piel también se volverán a
examinar. Se revisará la función del sistema nervioso central por si hubiera una mejoría en
las puntuaciones de la GCS y de las respuestas motora, sensitiva y pupilar.
Estudios diagnósticos
Los instrumentos diagnósticos permiten reconocer multitud de trastornos médicos. La
tecnología intrahospitalaria abarca la tomografía computarizada (TC), la resonancia
magnética (RM), la angiografía cerebral, la ecografía, la electroencefalografía (EEG) y la
punción lumbar, pero los instrumentos diagnósticos prehospitalarios también proporcionan
una información valiosa y permiten una intervención temprana que puede salvar vidas.
Escalas de ictus
La investigación señala que el uso de una escala de ictus ayuda a saber si un paciente ha
sufrido un ictus. Aunque se necesiten otros datos de la evaluación y de la exploración física
para establecer este diagnóstico, algunas normas consensuadas recomiendan utilizar este
tipo de escalas para averiguar en seguida si existe una alta posibilidad de ictus. Con esta
identi cación temprana, se prioriza el tratamiento y el traslado del paciente. En muchos
protocolos prehospitalarios e intrahospitalarios se especi ca, además, el equipo de ictus
designado para que intervenga pronto en la evaluación (cuadro 1-10 y fig. 1-31).
Debilidad motora (caída del brazo): pida al paciente que cierre los ojos y extienda los brazos con un ángulo de 90° (si está
sentado) o de 45° (si está en decúbito). La caída se puntúa si el brazo se cae antes de los 10 s.
• Normal: los dos brazos se mueven por igual o ninguno de ellos se mueve en absoluto.
• Anómalo: un brazo no se mueve o uno de ellos se cae en comparación con el otro.
Afasia (habla): pida al paciente que diga «Más sabe el diablo por viejo que por diablo», «El cielo está estrellado» o
cualquier otra frase popular.
Reproducido a partir de Kothari RU, Pancioli A, Liu T, et al: Cincinnati prehospital stroke scale: reproducibility and validity, Ann
Emerg Med 33:373–378, 1999.
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Pulsioximetría
Este instrumento aprovecha la tendencia de la hemoglobina a absorber la luz, lo que da una
medida indirecta de la saturación de oxígeno si la sonda de pulsioximetría se coloca en el
dedo de la mano o del pie (sin esmalte de uñas), o en el lobulillo de la oreja. La saturación
de oxígeno es un índice del número de localizaciones de la sangre unidas a la hemoglobina
que están saturados por moléculas de oxígeno, en relación con el número disponible. La
medida se expresa como porcentaje. Las personas sanas tienen una saturación de oxígeno
del 97 al 99%. Una saturación del 90% se considera mínimamente aceptable para un
paciente con un valor de hemoglobina normal, pero es preferible un valor del 95% o más, si
se puede alcanzar.
Este instrumento posee muy poca utilidad para los pacientes con mala perfusión como
consecuencia de enfermedades autoinmunitarias, urgencias endocrinas, intoxicación por
fármacos o pérdidas hemáticas. Además, tampoco resultan ables las lecturas
pulsioximétricas de los pacientes con intoxicación por monóxido de carbono, de los
fumadores y de los diabéticos con una enfermedad vascular periférica avanzada.
Si un paciente tiene una saturación de oxígeno del 94% o menos, puede precisar
oxígeno de forma suplementaria a través de gafas nasales o de una mascarilla sin
recirculación del aire ( g. 1-32). El porcentaje suplementario de oxígeno dependerá de los
datos de la exploración. Los valores de la saturación de oxígeno resultan útiles si se miden
antes y después de aplicar los suplementos de oxígeno.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, MosbyJems.)
La capnografía sirve para monitorizar los niveles de dióxido de carbono en los gases
espirados, o el dióxido de carbono teleespiratorio (ETCO2). Esta medida diagnóstica da una
buena idea del estado ventilatorio del paciente. La capnografía se registra en forma de
onda y con un valor numérico. El valor normal de la ETCO2 en la sangre varía entre 32 y 43
mmHg.
Término Descripción
Capnografía Análisis y registro continuo de las concentraciones de CO2 en los gases respiratorios
Salida representada en forma de onda
Representación gráfica de la concentración de CO2 por tiempo durante un ciclo respiratorio
La concentración de CO2 se puede representar frente al volumen espiratorio.
Capnometría Lectura numérica de la concentración espirada de CO2 sin un registro continuo ni forma de onda
La salida es un valor numérico
Representación numérica de CO2 en un monitor
Capnógrafo Aparato que proporciona una lectura numérica de la concentración espirada de CO2 y la forma de la onda
(trazado)
Detector del Capnómetro que proporciona un cálculo incruento de la ventilación alveolar, la concentración de CO2
CO2 espirado espirada por los pulmones y el contenido de CO2 arterial; también se conoce como detector del CO2
teleespiratorio
Detector Aparato que proporciona lectura del CO2 por reacción química de un papel de tornasol, sensible al pH,
colorimétrico alojado en el detector
ETCO2 La presencia de CO2 (revelada por el viraje del color del dispositivo) sugiere una ubicación traqueal
Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2010, MosbyJems.
Electrocardiografía
El electrocardiograma (ECG) registra la actividad eléctrica de las células auriculares y
ventriculares del corazón y la representa en forma de ondas y complejos especí cos. El ECG
detecta y mide en todo momento el ujo eléctrico en la piel del paciente. La
electrocardiografía se utiliza para detectar la isquemia aguda del miocardio y para
monitorizar la frecuencia cardíaca de un paciente, evaluar los efectos de la enfermedad o
lesiones o de la función del corazón, analizar el funcionamiento de los marcapasos y medir
la respuesta a la medicación. El ECG no proporciona información sobre la función contráctil
(mecánica) del corazón.
Enzimas cardíacas
Las enzimas más sensibles y especí cas para detectar el daño cardíaco son las troponinas
cardíacas. Este análisis suele revelar una elevación en las 4 a 6 primeras horas del inicio del
infarto, y la elevación persiste durante un intervalo de 5-7 días. Además de indicar un SCA
agudo, estas enzimas se elevan en caso de angina inestable, miocarditis e insu ciencia
cardíaca congestiva (ICC).
Las células dañadas del tejido miocárdico también liberan la enzima cardíaca
creatinina cinasa (CK), en concreto un subtipo denominado CK-MB (del miocardio). La
elevación de la CK tiene lugar entre 4 y 8 h después del SCA y su normalización ocurre a las
24-48 h. El daño muscular, por ejemplo por un hematoma o rabdomiólisis, la insu ciencia
renal, las hormonas tiroideas disminuidas (triyodotironina, tiroxina, tirotropina [T3, T4,
TSH]) y el abuso de alcohol también aumentan los valores de esta enzima sin relación con
un SCA.
Otros estudios hematológicos que suelen solicitarse son el recuento de hematíes o
eritrocitos, leucocitos, hemoglobina, hematocrito, velocidad de sedimentación globular
(VSG), tiempo de protrombina (TP), índice internacional normalizado (INR) y tiempo de
tromboplastina parcial (TTP). Estos valores son importantes si se sospecha una trombosis o
embolia del paciente.
Prueba de esfuerzo
La prueba de esfuerzo revela la presencia de isquemia funcional. El esfuerzo del corazón se
puede inducir con el ejercicio, por ejemplo al caminar sobre una cinta ergométrica o al
pedalear en una bicicleta mientras se efectúa una monitorización cardíaca continua con
varias derivaciones. Luego, se observan los signos de isquemia durante el ejercicio en el
ECG. El esfuerzo cardíaco también se induce administrando medicación vasodilatadora,
como la adenosina.
Cateterismo cardíaco
El cateterismo cardíaco está indicado si un paciente sufre una posible alteración
cardiovascular y tiene angina inestable, insu ciencia cardíaca asociada a unos antecedentes
compatibles con enfermedad coronaria, o isquemia miocárdica. El cateterismo cardíaco
urgente constituye el tratamiento de elección para los pacientes con SCACEST agudo.
El cateterismo sirve para visualizar las cavidades cardíacas derechas o izquierdas y las
arterias coronarias. Se pueden reconocer las estenosis y las insu ciencias valvulares y la
obstrucción de las arterias coronarias, además de medir la fracción de eyección ventricular.
La información obtenida a través del cateterismo cardíaco resulta fundamental para
orientar las decisiones clínicas.
Catéter central insertado Utilizado para un tratamiento breve o de Lugar más habitual: vena del antebrazo (puede
por vía periférica (PICC) duración intermedia limitar el movimiento del miembro)
Más económico Riesgo de infección
Se puede salir fácilmente (la mayoría no se sutura)
Catéter tunelizado: Utilizado para tratamientos prolongados Requiere lavados diarios con heparina
Hickman Fácil de utilizar para infusiones Debe pinzarse o disponer de una pinza en todo
Broviac realizadas por el propio paciente momento
Riesgo de infección
Propenso al daño
Puede salirse
Puertos implantados: Utilizados para tratamientos Hay que realizar incisión en la piel para acceder al
Port-A-Cath prolongados puerto
Infus-A-Port Riesgo reducido de infección Dolor asociado a la inserción de la aguja (se puede
Mediport utilizar un anestésico local, como la crema EMLA))
Sobresalen mínimamente del tórax; Se requiere una aguja especial (Huber) para acceder
completamente sumergidos dentro de la al puerto
piel
Mayor seguridad (bajo la piel y con un Hay que preparar la piel antes de la inyección
mantenimiento mínimo)
Coste reducido para la familia El catéter puede desplazarse del puerto, sobre todo
si el niño «juega» con él
Heparinización mensual y tras cada Difícil para la infusión por el propio paciente
inyección
Tomado de DeNaras WC, Proctor BD, Lee CH: Income, poverty, and health insurance coverage in the United States: 2005, U.S.
Census Bureau Current Population Reports, Washington, DC, 2006, U.S. Government Printing Office.
(Tomado de Roberts JR, Hedges JR: Clinical procedures in emergency medicine, ed 5, Philadelphia, 2009, Saunders.)
Estudios de laboratorio
Los estudios de laboratorio, por ejemplo la bilirrubina sérica, la albúmina sérica, la
hemoglobina, el hematocrito, el nitrógeno ureico en sangre (BUN) y la creatinina, se
solicitan en casos de pérdidas hemáticas, acidosis metabólica, enfermedades renales
hepáticas, deshidratación y síndromes de malabsorción. Las pruebas de laboratorio y
radiológicas se piden para reconocer la presencia de cálculos renales, úlceras u
obstrucciones en el tubo digestivo, el aparato urogenital o el aparato reproductor.
Radiografía
Para facilitar la exploración neurológica, se puede solicitar una radiografía de columna, que
muestra el tamaño y la forma de las estructuras óseas y puede revelar procesos
degenerativos, luxaciones y fracturas (fig. 1-34).
(Tomado de Roberts JR, Hedges JR: Clinical procedures in emergency medicine, ed 5, Philadelphia, 2009, Saunders.)
Poblaciones especiales
Medicación
La mayoría de las personas mayores toman de tres a cinco medicamentos prescritos con
receta, situación que se conoce como polifarmacia. La farmacocinética —absorción,
distribución, metabolismo y eliminación de los fármacos— di ere en las personas mayores,
si se compara con los pacientes más jóvenes. El resultado es una mayor tendencia a las
reacciones adversas, en particular si se toman medicamentos adquiridos sin receta o
suplementos dietéticos como hierbas medicinales o bebidas nutricionales. Las reacciones
adversas a los medicamentos más frecuentes consisten en confusión, sedación, pérdida del
equilibrio, náuseas y alteraciones electrolíticas.
Comunicación
La comunicación puede resultar difícil si el paciente sufre un problema de audición o del
habla-lenguaje. Sin embargo, casi todas las personas mayores oyen con normalidad. Si un
paciente lleva audífonos, cerciórese de que el volumen está correctamente ajustado.
La paciencia resulta vital al recoger los antecedentes. Muchas veces, las personas
mayores no recuerdan los nombres de los medicamentos ni los trastornos para los que se
prescribieron. Además, tardan más en procesar las preguntas y se sienten obligados a
compartir información que ellos consideran importante antes de responder directamente a
la pregunta. Esta información extra puede ayudar a elaborar el diagnóstico diferencial.
Respiración
El aparato respiratorio experimenta cambios en las personas mayores. La cifosis (curvatura)
de la columna torácica, que suele acompañar al envejecimiento, di culta la expansión de
los pulmones. Los músculos respiratorios se debilitan, produciendo fatiga e insu ciencia
respiratoria con más facilidad que en las personas más jóvenes. Posiblemente, este descenso
se deba a la exposición, a lo largo de la vida, a los contaminantes ambientales o a
infecciones pulmonares repetidas con el paso de los años. Además, la elasticidad de los
pulmones y de la pared torácica disminuyen con la edad, lo que reduce el volumen
corriente. Normalmente, y a consecuencia de dichos cambios, la frecuencia respiratoria
aumenta para compensar y mantener un volumen minuto adecuado.
Aparato cardiovascular
Las personas mayores experimentan muchos cambios en el aparato cardiovascular. Las
grandes arterias se vuelven menos elásticas, lo que genera más presión en el sistema
arteriolar durante la sístole. Con ello, se eleva la presión sistólica, lo que, a su vez,
ensancha la presión diferencial o del pulso (diferencia entre las presiones arteriales sistólica
y diastólica). Las resistencias vasculares periféricas (RVP) pueden aumentar, al igual que la
presión diastólica y la PAM, con lo que se produce hipertensión. Entre los problemas
cardíacos más habituales de las personas mayores se encuentran los infartos de miocardio,
la insuficiencia cardíaca, las arritmias, los aneurismas y la hipertensión.
Cuando recoja los antecedentes de un paciente mayor que re era dolor o molestias en
el pecho, intente averiguar cuál es su estado cardiovascular. Las personas mayores que
realizan una actividad física de forma regular conservan una mejor función cardíaca.
La evolución de los cambios cognitivos en una persona mayor puede resultar difícil si
no existen familiares o amigos a los que se pueda formular preguntas directas sobre el
paciente. Trate de averiguar el estado mental basal del paciente y examine después los
cambios en la conducta, los procesos ideatorios y el estado de ánimo (fig. 1-36). Pregunte a
sus familiares y amigos por cambios recientes en el aseo personal del paciente y en los
hábitos de preparación de los alimentos.
Figura 1-36 Cambios con el envejecimiento.
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Exploración física
La hipotensión ortostática de las personas mayores como consecuencia de una función
disminuida de los barorreceptores puede representar un problema durante la exploración
física. Trate de mover lentamente a estos pacientes para que se acomoden mejor a los
cambios en el volumen sanguíneo.
Pacientes terminales
Los servicios paliativos aportan la asistencia social, emocional y espiritual a los pacientes y
a sus familias al nal de la vida. Los pacientes terminales, como los que sufren un cáncer
avanzado o un síndrome de inmunode ciencia adquirida (sida), reciben habitualmente una
atención paliativa. Sus necesidades médicas varían en función de la enfermedad, pero casi
siempre se centran en el tratamiento del dolor.
Pacientes bariátricos
La obesidad es un aumento excesivo del peso en relación con la altura. Los CDC de nen la
obesidad a partir del índice de masa corporal (IMC), el cociente entre altura y peso que se
calcula de la siguiente manera:
Por ejemplo, una persona que mida 1,64 m y pese 61 kg tiene un IMC de 22,5, que se
sitúa en el centro del intervalo normal para una persona de esa talla y peso. Una persona
de la misma talla que pesara 81,5 kg tendría un IMC de 30 y, en consecuencia, sería, por
de nición, obesa. El IMC de los niños y adolescentes se calcula de manera más precisa,
incorporando la talla y el peso exactos así como la edad y el sexo. Un IMC de 39 o más, o
un peso que exceda en 45 kg el recomendado para la talla, representa una obesidad
mórbida y conlleva riesgos más graves para la salud.
La obesidad es una enfermedad crónica y representa la segunda causa evitable de
muerte en EE. UU. (por detrás del consumo de tabaco). Los pacientes obesos (bariátricos)
tienen más riesgo de sufrir diabetes, hipertensión, enfermedad coronaria, dislipidemia,
ictus, enfermedades del hígado, enfermedades de la vesícula biliar, apnea del sueño,
trastornos respiratorios, artrosis, esterilidad (en el caso de las mujeres) y ciertos tipos de
cáncer. Las personas con obesidad mórbida pueden experimentar hipertensión pulmonar e
insu ciencia cardíaca derecha, conocida como cor pulmonale. La evidencia preliminar, e
incluso el sentido común, hacen pensar que los pacientes obesos también tienen más
probabilidad de contraer el virus H1N1 (gripe porcina) que los no obesos.
Figura 1-37 Algunos servicios de urgencia cuentan con equipos y vehículos especiales para atender a los pacientes
bariátricos.
(Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Pacientes embarazadas
Consideraciones especiales
Todos los profesionales de los servicios de urgencias tienen que conocer las
posibilidades del transporte por tierra y por aire en su región geográ ca. La decisión de
trasladar a un paciente por aire presenta algunas ventajas, pero también inconvenientes
(cuadro 1-12). El traslado por aire permite rescatar al paciente de un lugar remoto,
trasportarlo con rapidez y llevarlo en seguida a una unidad especializada. Además, se
pueden poner a su disposición personal o material especializado (p. ej., antídotos, sangre y
hemoderivados) en cuestión de minutos u horas, y no de días. Sin embargo, algunos vuelos
están restringidos cuando el clima es desapacible y todo el personal de aviación impone
restricciones al número y al peso de los pacientes que pueden transportar. En este sentido,
no cuenta solo el peso total de los pasajeros sino el número de los mismos, ya que hay que
distribuir convenientemente el peso dentro de la nave. Cada nave es diferente; algunas
permiten acomodar una carga pesada en la cola mientras que, en otras, esta distribución
resultaría poco segura.
Ventajas
• Traslado rápido
• Acceso a lugares remotos
• Acceso a unidades especializadas como unidades de cuidados intensivos neonatales y centros de quemados
• Acceso a personal con capacidades especializadas
• Acceso a equipo y material especializados
Inconvenientes
Además, no todos los pacientes con determinados trastornos toleran con facilidad las
grandes alturas, las vibraciones y los cambios rápidos en la presión barométrica. La altura
de vuelo de una aeronave depende del tipo de nave, de las condiciones climáticas, de los
procedimientos para apagar los ruidos de los motores en determinadas regiones, de la
geografía del terreno (por motivos obvios, las aeronaves vuelan más altas sobre terrenos
montañosos y boscosos), de las restricciones de altura impuestas en los corredores aéreos
urbanos con tráfico intenso y de otros factores.
El traslado en helicóptero ( g. 1-39) obliga a respetar las normas de seguridad como,
por ejemplo, disponer de una zona de aterrizaje de tamaño adecuado (de 30 × 30 metros,
como mínimo) y un lugar (con la zona de asistencia clínica a favor del viento) que sea
relativamente plano, duro y sin obstáculos peligrosos como tendidos eléctricos, árboles,
postes, edi cios o peñascos. Todos los profesionales de los servicios de urgencias deben
recibir actualizaciones anuales de los requisitos locales para la seguridad de los helicópteros
y de los procedimientos de comunicación.
Figura 1-39 Los helicópteros permiten el traslado rápido al hospital de los pacientes en estado crítico.
(Tomado de Applegate EJ: The anatomy and physiology learning system, Philadelphia, 1995, Saunders.)
Figura 1-40 A. Efecto de las grandes alturas sobre la saturación arterial de oxígeno cuando se respira el aire ambiental o
bien oxígeno puro. B. Curvas de disociación del oxígeno, respecto de la hemoglobina, en la sangre de personas que residen a
grandes alturas (curva roja) o a nivel del mar (curva azul), donde se muestran los valores respectivos de la PO2 arterial y
venosa y el contenido de oxígeno en el entorno natural.
(Datos tomados de Oxygen-dissociation curves for bloods of high-altitude and sea-level residents. PAHO Scientific Publication No.
140, Life at high altitudes, 1966. In Guyton AC, Hall JE, editors: Textbook of medical physiology, ed 11, Philadelphia, 2006,
Saunders.)
Zona de aterrizaje
Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.
Presión barométrica
Los pacientes con enfermedades pulmonares como EPOC, asma o edema pulmonar, corren
un gran riesgo de hipoxia cuando desciende la presión barométrica. Una presión
barométrica disminuida durante el vuelo puede reducir la Pa O2 en los alvéolos, lo que
disminuye a su vez la saturación sanguínea de oxígeno. Durante el vuelo, el paciente podría
necesitar oxígeno suplementario o intubación traqueal para mantener una saturación
adecuada de oxígeno.
Los pacientes con infecciones en los senos paranasales experimentan a veces una
opresión o dolor intensos en los mismos durante el vuelo, o bien ocurren epistaxis
(hemorragia nasal) durante el ascenso a medida que se expanden los gases atrapados en la
cavidad sinusal. En estos casos, se pueden administrar antes del vuelo vasoconstrictores
nasales de forma profiláctica.
Los helicópteros casi nunca vuelan por encima de los 1.000 pies, por lo que cualquier
cambio en la presión barométrica carece de relevancia clínica. Sin embargo, este hecho
debe tenerse en cuenta en los traslados en avión.
Humedad
El paciente debe estar adecuadamente protegido del viento y del frío para mantener una
temperatura normal. Hay que noti car al equipo de traslado el estado de hidratación del
paciente y cualquier medicación que se le haya podido administrar, por ejemplo sedantes.
Las alteraciones en la temperatura de la cabina durante el descenso y el ascenso pueden
alterar la capacidad para preservar la temperatura corporal central de un paciente mal
hidratado y sedado.
Otras consideraciones
La ansiedad es un factor emocional que debe tenerse en cuenta durante el traslado por aire.
Si el enfermo está consciente, se le debe advertir de los tipos de vibraciones y ruidos de la
aeronave que podría sentir durante el vuelo y de la duración previsible del mismo. Los
pacientes postrados o politraumatizados mani estan a veces signos y síntomas debidos a las
turbulencias o a las vibraciones del motor. Algunos enfermos sufren cinetosis o dolor
abdominal o tienen problemas para mantener el calor.
Hay que proteger a los pacientes con antecedentes o riesgo de crisis convulsivas de los
destellos luminosos que podrían ver durante el ascenso y el descenso de la nave.
Seguridad
Tome las precauciones de seguridad cuando esté cerca de un avión o de un helicóptero.
Muévase con cuidado alrededor de un helicóptero con las hélices en marcha. Aproxímese
siempre al helicóptero por delante o por uno de los lados, donde el piloto pueda verlo.
Tanto si es un profesional prehospitalario como hospitalario, deberá prestar atención a las
instrucciones de la tripulación para introducir o sacar al paciente de la nave.
• Acceso al escenario
• Clima
• Luz diurna
• Terreno
• Tiempos especiales de transporte y actuación
• Tiempos de acceso y transporte
• Personal accesible
• Comunicaciones
Tomado de National Association of Emergency Medical Technicians [NAEMT]: PHTLS: prehospital trauma life support, ed 6, St
Louis, 2007, Mosby.
1 La auscultación del murmullo vesicular resultará difícil en un paciente bariátrico. Si el paciente precisa una vía aérea
avanzada, probablemente costará visualizar sus cuerdas vocales. La movilización del paciente es también difícil y debe
efectuarse con sumo cuidado para preservar su intimidad y reducir el riesgo de lesión del paciente y de los rescatadores. El
tiempo de actuación en el escenario se prolongará más de lo habitual.
2 Debe incluir la insu ciencia cardíaca (aunque sea más frecuente la insu ciencia cardíaca derecha en este grupo), la embolia
pulmonar o la neumonía (cirugía abdominal reciente y reposo en cama), una crisis asmática (antecedentes personales), una
sepsis asociada a la infección de la herida, acidosis (relacionada con medicamentos o causas metabólicas), y ansiedad o dolor
(poco probable debido a la presentación cardinal).
3 La evaluación incluirá un examen completo de las constantes vitales (incluida la temperatura corporal), la auscultación
pulmonar y cardíaca, la observación de distención venosa yugular y edema periférico, la evaluación de signos de infección
en la herida, la pulsioximetría, el electrocardiograma, el análisis de la glucemia y una capnografía.
Conclusiones
Como las presentaciones cardinales de los pacientes suelen ser bastante sutiles, la
abilidad del propio juicio es la clave para intervenir de manera oportuna y e ciente. Casi
toda la información evaluada, sobre todo la de los pacientes con presentaciones urgentes, se
obtiene durante la recogida de los antecedentes. Como los pacientes no suelen relatar bien
los hechos, usted deberá aplicar todos sus sentidos y dejar que su experiencia guíe sus
decisiones.
Las observaciones iniciales comienzan con la información aportada en el aviso. El
examen del escenario le da una idea previa del estado del paciente, incluso antes de que
tome contacto directo con él. Todos los escenarios o situaciones, ya sean prehospitalarias u
hospitalarias, obligan a un análisis de la seguridad. En el entorno domiciliario, hay que
examinar los productos sanitarios, los problemas ambientales y los indicios de
enfermedades crónicas. Una vez que la zona se considera segura, debe consignar el estado
emocional y postural del paciente, los ruidos y el patrón respiratorios, el color, el olor y
otras características físicas. Hay que abordar de inmediato cualquier peligro para la vida. A
continuación, llevará a cabo la evaluación primaria, con una evaluación del nivel de
consciencia, la vía respiratoria, la respiración y la circulación/perfusión del paciente. Esta
evaluación, que se lleva a cabo en cuestión de segundos, debe ser sistemática y minuciosa
para reconocer cualquier trastorno que precise una intervención urgente. Recoja su primera
impresión y determine cuál es la gravedad del paciente, si es posible que se deteriore y, en
tal caso, qué sistemas corporales pueden encontrarse afectados.
Durante la evaluación secundaria, el profesional aplicará el razonamiento clínico según
la presentación cardinal del paciente. La información de la anamnesis se obtiene
preguntando por la enfermedad actual (OPQRST) y los antecedentes personales (SAMPLER)
(v. cuadros «Repaso rápido»). La información diagnóstica extraída de los aparatos de
pulsioximetría, los medidores de glucemia, las pruebas de laboratorio, los estudios
radiológicos, la monitorización con ECG de 3 a 12 derivaciones, y los dispositivos ETCO2
Resumen
Bibliografía
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0. The Department: Washington, DC; 2008.
1. Mientras recoge los antecedentes del paciente, advierte que la presentación y las respuestas del mismo se parecen mucho a las
de algunos otros pacientes que trató en el pasado. La integración de esta información de la experiencia previa a la actual se
conoce como:
a. Reconocimiento de patrones
b. Escucha activa
c. Toma de decisiones clínicas
d. Razonamiento clínico
2. ¿En qué situación se reduce más la amenaza para su seguridad personal?
a. Un paciente esquizofrénico y enojado que ha sido calmado mediante técnicas verbales.
b. Un perro ladrador confinado en la caseta del patio.
c. El autor de los disparos ha huido y la policía le acompaña en el escenario.
d. Su compañero se ha llevado a un familiar enojado a otra habitación.
3. Usted evalúa el entorno del paciente para examinar:
a. Problemas de seguridad
b. Temperatura ambiental
c. Dispositivos de asistencia
d. Todo lo anterior
4. Un paciente que no responde tiene una aguja clavada en el antebrazo cuando usted llega al lugar. Presenta pupilas en al ler y
respira cuatro veces por minuto. Usted se prepara para administrar naloxona. En ese momento, la sobredosis de opiáceos es
su:
a. Diagnóstico diferencial
b. Diagnóstico primario
c. Diagnóstico final
d. Diagnóstico de presunción
5. Un hombre de 18 años sufre una crisis tonicoclónica. Sus compañeros de trabajo dicen que no había tenido ninguna otra antes.
Se despierta cuando le habla. FC 118, R 20, PA 102/68. La prueba diagnóstica que más acotará el diagnóstico diferencial es:
a. ECG de 12 derivaciones
b. Análisis de la glucemia
c. Medición del CO2 teleespiratorio
d. Pulsioximetría
6. Una mujer de 23 años presenta un dolor agudo en el flanco izquierdo. ¿Qué deberá investigar con relación al dolor?
a. Disuria
b. Fiebre y tos productiva
c. Aumento del apetito
d. Episodios sincopales
7. Si recurre a un intérprete para preguntar a una mujer de 42 años por su dolor abdominal, ¿cuál sería la mejor manera de
conseguir una información exacta y completa?
a. Pedir al intérprete que repita la información esencial acerca del plan de tratamiento a fin de que la entienda.
b. Hacer que el marido actúe de intérprete porque ahorrará tiempo, puesto que conocerá sus antecedentes.
c. Dejar que la paciente escriba las respuestas y hacer que el intérprete vuelva a formularlas para tener un registro de sus
declaraciones.
d. Esperar hasta llegar al hospital y buscar entonces un intérprete que facilite la transmisión exacta de los hallazgos esenciales.
8. Después de que usted asegure la seguridad en el escenario, su máxima prioridad consiste en:
a. Formular un diagnóstico de presunción
b. Formular el diagnóstico diferencial
c. Determinar la causa principal del problema del paciente
d. Descartar amenazas inminentes para la vida
9. ¿Cuál de los siguientes datos de la exploración física hace pensar más en una elevación de la presión intracraneal?
a. PA 200/60 mmHg
b. Pupilas de 5 mm, con reacción perezosa a la luz
c. Puntuación de 7 en la escala de coma de Glasgow
d. Frecuencia respiratoria de 8 e irregular
10. Está trasladando a una mujer de 65 años, con insu ciencia renal, desde la residencia de ancianos en la que vive. Tiene
antecedentes de «anomalías previas de laboratorio» y está somnolienta y débil. Usted ha obtenido los siguientes datos de
laboratorio: calcio sérico de 10 mg/dl (0,55 mmol/l), pH de 7,28, potasio de 6,1 mEq/l. La paciente entra en parada cardíaca
después de pasarla a la ambulancia. Después de la adrenalina, lo primero que deberá pensar en administrar es:
a. Cloruro de calcio
b. Lactato de Ringer en embolada
c. Sulfato de magnesio
d. Bicarbonato sódico
Capítulo 2
Alteraciones neurológicas y de la consciencia
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Reconocer los signos y los síntomas de las alteraciones de la consciencia y de las funciones neurológicas.
9 Considerar las alternativas especiales de traslado en función del diagnóstico más probable.
Términos clave
Escenario
AL DETENERSE ante una casa bien conservada, observa a una pareja de ancianos sentados en sus mecedoras en el porche
delantero. Su paciente es la mujer, de 78 años. El marido le cuenta que tiene problemas habituales de memoria y que hoy se
quejó de un fuerte dolor de cabeza y, además, de visión «borrosa». Usted observa el bastón al lado de la mujer, mientras el
marido le entrega una montaña de papeles con sus medicinas. Él le cuenta que no está muy seguro de si las toma. «Vaya»,
piensa usted, «qué rompecabezas tan complicado».
Este capítulo lo ayudará a evaluar, tratar y tomar las decisiones sobre el traslado de
pacientes con alteraciones de consciencia. Con amos en sentar las bases para elaborar el
juicio clínico que se requiere para el diagnóstico diferencial, el tratamiento de los peligros
vitales inminentes, la monitorización del estado del paciente y la intervención, en caso de
necesidad. Repasaremos las causas de las alteraciones de consciencia y de los dé cits
neurológicos, así como los signos y síntomas asociados. Propondremos también los datos
principales y la información de la historia clínica que más interesa para llegar al
diagnóstico de presunción, que se con rmará en el centro hospitalario donde se aplicará el
tratamiento de nitivo. Toda conducta que se desvíe de lo normal para un paciente dado
representa una alteración de consciencia. Una conducta normal para una persona podría
no serlo para otra, por lo que las alteraciones de consciencia di eren de un caso a otro. Los
signos clínicos varían desde una confusión leve hasta un déficit cognitivo importante.
La alteración de consciencia es un signo frecuente de morbilidad en el ámbito
prehospitalario, por lo que el reconocimiento y el tratamiento precoz de la causa pueden
salvar la vida. Estas patologías a menudo se asocian a otras enfermedades como
traumatismos e infecciones. El reconocimiento de estas ayuda para establecer la pauta de
tratamiento.
Se precisan conocimientos sólidos del cuerpo humano y una evaluación metódica y
detallada para prestar una atención urgente adecuada y formular un diagnóstico
diferencial, tanto si el paciente sufre una alteración de consciencia como si no. No basta con
las constantes vitales para efectuar una evaluación neurológica adecuada de un sujeto con
alteración de consciencia. Para aclarar la causa del trastorno hay que observar de cerca los
síntomas y el comportamiento del paciente, realizar una exploración física cuidadosa y
solicitar pruebas diagnósticas como un análisis de la glucemia y la monitorización del
dióxido de carbono teleespiratorio (ETCO2) (capnografía).
El cerebro (encéfalo) solo representa el 2% del peso corporal pero de ne quiénes somos.
Nuestros miles de millones de neuronas facilitan la interacción con el mundo que nos rodea,
controlan nuestros pensamientos y conducta, determinan nuestra inteligencia y
temperamento y hacen posible que sintamos placer y dolor, moldeemos nuestra
personalidad y almacenemos la memoria de toda nuestra vida. Gracias a los avances de la
investigación neurológica —incluidas las técnicas revolucionarias de imagen funcional y
estructural—, actualmente sabemos más del cerebro que en cualquier otra época de la
historia de la humanidad
(Tomado de Patton K, Thibodeau G: Mosby’s handbook of anatomy and physiology, St Louis, 2000, Mosby.)
Hay tres membranas, llamadas meninges ( g. 2-2), que con eren protección adicional
al encéfalo y a la médula espinal. Cada túnica meníngea se denomina meninge, término que
proviene del griego meninx («membrana») y que se introdujo, ya entonces, en los textos
aristotélicos sobre el cuerpo humano.
Figura 2-2 La duramadre, la aracnoides y la piamadre son las tres capas de las meninges. A. Proyección coronal superior.
B. Continuidad con las meninges espinales.
(Tomado de Drake R, Vogl W, Mitchell A: Gray’s anatomy for students, New York, 2005, Churchill Livingstone.)
La meninge más interna, que se inserta directamente en la super cie cerebral, es una
membrana delicada llamada piamadre (que signi ca «madre tierna» o «madre suave»). La
piamadre está muy vascularizada y contiene los vasos sanguíneos que perfunden las
super cies del encéfalo y de la médula espinal. La capa media de las meninges es un ovillo
de bras de colágeno y elastina, cuyo nombre obedece a su aspecto: la red vascular de esta
meninge se parece a una telaraña, de ahí su nombre aracnoides. El LCR circula en el espacio
comprendido entre la aracnoides y la piamadre (espacio subaracnoideo) y protege al
encéfalo de las lesiones mecánicas, además de proporcionar un escudo inmunitario. La
meninge más externa, que tapiza el cráneo, contiene arterias que irrigan los huesos del
cráneo y se denomina, en rigor, duramadre («madre dura»). La duramadre, compuesta por
dos capas fibrosas, es la túnica más firme y resistente de las meninges.
Vascularización
El cerebro, compuesto por miles de millones de neuronas, debe perfundirse con sangre
oxigenada. Si el ujo de sangre es insu ciente, el encéfalo sufre hipoxia, y la persona se
agita e inquieta. La presencia de un exceso de dióxido de carbono en la sangre produce
estupefacción y somnolencia.
El cerebro consume con avidez oxígeno y glucosa, y esta utilización representa el 20%
de todo el aporte de sangre circulante al organismo. Si no se proporciona un suministro
constante de sangre oxigenada y glucosa, el nivel de conciencia disminuye. Por eso es muy
importante incluir el análisis de la glucemia en las constantes vitales basales de todo
paciente con un posible trastorno neurológico.
Los capilares que nutren el encéfalo poseen una barrera doble que impide el paso libre
de ciertas partículas al cerebro (entre otras, iones extracelulares, así como muchas proteínas
y toxinas), pero facilita la entrada de oxígeno, agua y glucosa por la membrana capilar.
Esta barrera se conoce como barrera hematoencefálica (BHE). La BHE preserva
habitualmente el entorno cerebral, aunque los traumatismos craneales y el edema cerebral
consiguiente alteran la barrera durante varias horas después de un traumatismo y permiten
la entrada de iones extracelulares, proteínas y toxinas, provocando una lesión cerebral
secundaria.
Hay cuatro grandes arterias que perfunden el cerebro: las dos carótidas internas y las
dos arterias vertebrales. Estas dos últimas se unen justo en la entrada de la base del cráneo
formando la arteria basilar. La arteria basilar perfunde el tronco del encéfalo y el cerebelo.
Estas arterias se bifurcan de nuevo en el círculo o polígono de Willis, como se ilustra en la
figura 2-3.
Figura 2-3 Circulación cerebral y polígono de Willis en la base del cerebro.
(Tomado de Seidel H, Ball J, Dains J, etal: Mosby’s guide to physical examination, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Regiones funcionales
El encéfalo se divide en cinco regiones: la corteza cerebral, el cerebelo, el diencéfalo (que
quiere decir «encéfalo doble»), el sistema límbico y el tronco del encéfalo.
Cerebro
La corteza cerebral, también conocida como corteza neural o sustancia gris, es la capa más
externa del cerebro. Esta corteza es la parte más noble del encéfalo y supone más de dos
tercios de su masa. Debido a la multitud de circunvoluciones, surcos y crestas, la super cie
de la corteza cerebral representa, en realidad, más de 30 veces el espacio que ocupa. Cada
cresta o giro y cada surco o sura se asocian a una función cognitiva especí ca y
sumamente selectiva. En la gura 2-4 se representa el cerebro y otras estructuras
fundamentales del encéfalo.
Figura 2-4 Las cuatro regiones fundamentales del encéfalo son el tronco del encéfalo, el diencéfalo, el cerebro y el
cerebelo.
(Tomado de Herlihy B: The human body in health and illness, ed 3, Philadelphia, 2007, Saunders.)
Lóbulos
El cerebro se subdivide en lóbulos, cada uno denominados según el hueso craneal próximo.
Así, el lóbulo frontal se encuentra bajo el hueso frontal. Los otros lóbulos son el parietal, el
temporal y el occipital. Cada lóbulo y su región correspondiente de la corteza cerebral
cumplen una función especí ca. El lóbulo frontal controla la función motora, determina la
personalidad y elabora los pensamientos y el lenguaje; el parietal interpreta las sensaciones
corporales; el temporal almacena la memoria a largo plazo e interpreta los sonidos; y el
occipital es el responsable de la visión.
Cerebelo
La segunda región más grande del encéfalo, el cerebelo, se sitúa por encima del tronco del
encéfalo y a nivel posterior e inferior del cerebro (v. g. 2-4). El cerebelo coordina los
movimientos, el equilibrio y la postura.
Diencéfalo
En el centro del encéfalo se encuentra el diencéfalo (v. g. 2-4). El diencéfalo incluye el
tálamo y el hipotálamo. El tálamo, que se compone de sustancia gris, conecta las aferencias
sensoriales entre la médula espinal y la corteza cerebral y aloja gran parte del sistema
reticular activador, responsable del despertar (transición entre sueño y vigilia). El diminuto
hipotálamo, no mayor que un hueso de cereza, se encarga de mantener la homeostasia
corporal. Las hormonas hipotalámicas estimulan o inhiben la liberación de las hormonas
hipofisarias y regulan de este modo la sed, el hambre y otras funciones.
Sistema límbico
Alrededor del tálamo se encuentran las estructuras del cerebro primitivo, que se denominan
en conjunto sistema límbico (fig. 2-5). El sistema límbico está formado por dos estructuras: la
amígdala y el hipocampo. Este sistema está comunicado con la corteza prefrontal del lóbulo
frontal.
Figura 2-5 El sistema límbico.
(Modificado de Thibodeau GA, Patton K: Anatomy and physiology, ed 5, St Louis, 2003, Mosby.)
El sistema límbico se denomina «cerebro primitivo», porque regula los instintos básicos
de supervivencia y muchas de las respuestas conductuales que constituyen los rasgos
principales de la personalidad, por ejemplo el tener una actitud positiva o negativa. Este
sistema es responsable de los sentimientos intensos como miedo, frustración, ansiedad,
tensión, enojo, cólera, deseo sexual, apetito, deseo o capacidad de vínculo y también del
almacenamiento de la memoria emocional. El sistema límbico nos ayuda a interpretar los
acontecimientos que ocurren y a predecir las consecuencias de los actos o de los sucesos.
Ventrículos
Los ventrículos («vientres pequeños») son cavidades llenas del LCR circulante, producido en
todo momento por la red capilar del interior de los ventrículos.
Los pacientes con una alteración de consciencia no siempre proporcionan datos claros
ni entienden al cuidador. La presencia de otros familiares ayuda a obtener, en el escenario,
información adicional que podría ser útil. Si el paciente puede relatar la historia clínica, se
debe obtener cuanto antes después de la evaluación primaria, ya que el estado de
consciencia puede deteriorarse en cuestión de minutos. Si trabaja con un compañero, la
historia clínica y la exploración física se pueden realizar muchas veces de forma simultánea.
Si el paciente se encuentra agitado o agresivo, tome en cuenta esta conducta como
parte de la evaluación de la seguridad de la escena. Si la escena se vuelve insegura, solicite
la ayuda adecuada. El área que rodee al paciente puede también dar una idea sobre la
causa de la alteración de consciencia. Esté atento a cualquier objeto del entorno (p. ej.,
botellas de oxígeno, glucómetros, drogas, frascos de medicamentos) que lo ayude a formular
el diagnóstico diferencial.
Observación inicial
Evaluación primaria
Vía respiratoria
Si el paciente tiene un nivel de consciencia (NC) disminuido, la vía respiratoria también
podría verse comprometida. En general, un paciente que habla tiene una vía respiratoria
permeable, pero los trastornos neurológicos que alteran la consciencia pueden progresar de
forma rápida y hacer que el paciente no logre mantener una vía respiratoria funcional y
segura. Cuando un paciente pierde la consciencia desaparece el tono de la musculatura
orofaríngea, y la lengua o las propias secreciones podrían obstruir la vía respiratoria. Es
fundamental mantener permeable la vía respiratoria. A veces hay que intervenir, por
ejemplo aspirando secreciones, colocando al paciente en una posición adecuada,
introduciendo una cánula oral o nasofaríngea, o emprendiendo medidas avanzadas como la
intubación.
Respiración
La evaluación de la frecuencia, profundidad y patrón respiratorios del paciente también
podría indicar la causa de la alteración de consciencia. La acidosis, los ictus, los trastornos
metabólicos y otras enfermedades cambian el patrón respiratorio. La hipoventilación puede
indicar una depresión del SNC como consecuencia de una sobredosis de drogas o de
medicamentos, ictus o edema intracraneal. Aporte oxígeno y ventilación asistida para
mantener la saturación del oxígeno en un 95% como mínimo y el ETCO2 en 30-40 mmHg.
(Recuerde que el ETCO2 es unos 5 mmHg más baja que el ETCO2 sérico.) Monitorice la
respuesta del paciente a la oxigenación y la ventilación. Si es posible, obtenga una
medición basal de la saturación de oxígeno (respirando el paciente aire ambiente) antes de
aplicar ninguna otra medida; no obstante, en caso de sufrimiento respiratorio, no demore el
tratamiento solo para obtener este registro basal. La medida más idónea de la ventilación
(ventilación por minuto) es la presión parcial de dióxido de carbono (PaCO2). En el ámbito
prehospitalario y en otras situaciones de urgencia, se puede tener una idea aproximada de
la PaCO2 midiendo el ETCO2. Si el ETCO2 está muy elevado, se precisa ventilación asistida.
Si se ha intubado al paciente, utilice la capnografía para monitorizar la posición del tubo y
evaluar la eficacia de la ventilación.
Circulación
La evaluación de la circulación ayuda también a conocer la causa de la alteración de
consciencia. La taquicardia (aceleración del pulso) puede constituir un signo de infección,
elevación de la temperatura, estado postictal (después de una crisis convulsiva) o
hipovolemia (volumen sanguíneo bajo). La bradicardia denota herniación cerebral,
hipotermia o intoxicación por medicamentos o drogas. Un pulso irregular hace pensar en
una arritmia, posiblemente desencadenada por una alteración electrolítica, acidosis,
hipoxia o la ingestión de una sustancia tóxica.
Para hacerse una idea general es necesario establecer el NC del paciente. La regla
nemotécnica AVDI (alerta verbal, dolor, inconsciente) es un método rápido y muy extendido
(v. cuadro «Repaso rápido» del capítulo 1). Recuerde que esta regla quiere decir alerta,
respuesta a los estímulos verbales, respuesta a los estímulos dolorosos, y no respuesta.
Evalúe la temperatura, el color y la hidratación de la piel del paciente. Los hallazgos
podrían apuntar hacia factores ambientales, infecciones, shock, disfunción orgánica o
disfunción respiratoria.
Presentaciones cardinales
Este apartado contiene una breve descripción de algunas de las presentaciones cardinales
más habituales de los pacientes con disfunción neurológica. Las presentaciones de muchas
enfermedades son similares y a veces una de ellas enmascara a otras. Por ejemplo, el delirio
puede determinar hipoglucemia, la hipoglucemia ocasionar una crisis y la crisis enmascarar
un ictus. Además, aun cuando los síntomas neurológicos de un paciente parezcan
acuciantes, a veces nos orientan hacia otras patologías más preocupantes que deberían
incluirse dentro del diagnóstico diferencial. El síncope (pérdida de consciencia), por
ejemplo, puede ser el preludio de una embolia pulmonar.
Alteración de consciencia
Los pacientes con alteraciones de consciencia presentan signos de confusión o cambios de su
conducta habitual. En un paciente con alteración de consciencia resulta difícil en muchas
ocasiones diferenciar la causa del efecto. La hipoglucemia y las alteraciones electrolíticas
(como la hiponatremia) pueden justi car la desorientación, mientras que la depresión, las
intoxicaciones y la sobredosis producen a veces una conducta inusitada o perturbadora.
Estas alteraciones conductuales las debe certi car un familiar o alguien que conozca bien al
paciente.
Delirio
El delirio es una alteración aguda de la cognición, que se caracteriza por una alteración de
consciencia, confusión y alteraciones de la percepción, como alucinaciones o ideas
delirantes. Es más frecuente en mujeres que en hombres y suele deberse a enfermedades
entre las personas más jóvenes y los mayores de 60 años. Estas alteraciones pueden
producir disminución del estado de alerta, de la orientación, de la respuesta emocional o
conductual, la percepción, la expresión verbal, el juicio y la actividad. Entre las causas del
delirio se encuentran intoxicaciones, infecciones, traumatismos, convulsiones, enfermedades
endocrinas, fallo orgánico, ictus, shock, trastorno de conversión, hemorragias
intracraneales y tumores.
A veces, se confunde demencia con delirio, si bien aquella consiste en una pérdida
crónica de las funciones cerebrales, en particular de la memoria a corto plazo. También
afecta al pensamiento, lenguaje, juicio y conducta. A diferencia del delirio, la demencia es
un proceso degenerativo que va evolucionando en el tiempo y, habitualmente, resulta
irreversible.
La memoria a corto plazo de un paciente con delirio puede afectarse y la persona sufrir
desorientación temporal o espacial. El nivel de consciencia uctúa a lo largo de períodos
breves y el habla se vuelve incoherente, tensa o enmarañada. En general, no se descubre
ningún dé cit neurológico focal claro. Sin embargo, las infecciones, las intoxicaciones, la
deshidratación, las arritmias, la disfunción tiroidea y los problemas medicamentosos (p. ej.,
toxicidad, inframedicación u omisión de dosis) pueden ocasionar alteraciones en las
constantes vitales y signos en la exploración física.
Hay que evaluar de forma integral a los pacientes con delirio, teniendo en cuenta el
aspecto, las constantes vitales, el grado de hidratación y cualquier signo de traumatismo. El
miniexamen mental ayuda a documentar la gravedad, naturaleza y progresión de los
cambios de consciencia. Si atiende a una persona con un estado delirante agudo, recuerde
que el paciente está confuso y tiene disminuida su capacidad de juicio. La máxima prioridad
será su seguridad y la del paciente. El afectado puede precisar medidas físicas o químicas de
contención, como una benzodiacepina o un antipsicótico.
Proporcione oxígeno suplementario y proceda al control de la vía respiratoria para
mantener la permeabilidad y reducir el riesgo de aspiración en caso de que el paciente se
encuentre inconsciente, presente un re ejo nauseoso disminuido, estridor o una respiración
ruidosa. Si sospecha una lesión traumática, tome medidas para proteger la columna
cervical. Cerciórese de analizar la glucosa sérica del paciente.
El paciente será examinado en el servicio de urgencias (SU) y se solicitarán estudios de
laboratorio y radiológicos. Es posible que precise también una exploración quirúrgica,
neurológica o psiquiátrica.
Debe conocer también el síndrome llamado delirio con agitación: al principio, el
paciente muestra una aparente psicosis y puede tener una fuerza desproporcionada. En
ocasiones, el sujeto está muy angustiado, hiperestimulado e incontrolable. Cualquier
tentativa de calmar a un paciente que presente un delirio con agitación solo empeora la
situación. Si se procede a una contención física o con aparatos eléctricos (dispositivos de Taser),
la lucha agresiva del paciente puede cesar bruscamente. Entonces, el sujeto empieza con un
patrón respiratorio irregular, que se sigue poco después (habitualmente en un plazo de unos
minutos a 1 h) de la muerte. Se han descrito arritmias en estos pacientes, pero el ritmo
primario de presentación es la asistolia. En ocasiones, estos sujetos sufren hipertermia y, a
menudo, elevación en los niveles circulantes de adrenalina, así como acidosis metabólica.
Todos los pacientes que presenten signos de delirio con agitación requieren una evaluación
médica y no deben ser colocados en decúbito prono, ya que puede potenciar la acidosis al
di cultar la ventilación pulmonar. Monitorice al paciente con pulsioximetría continua. Si el
comportamiento de lucha activa se detiene de forma repentina, esté atento a la posible
parada respiratoria, que se sigue en general de una parada cardíaca. El control intensivo de
la vía respiratoria y las medidas de reanimación cardíaca pueden salvar la vida.
Síncope/aturdimiento
El síncope, o pérdida pasajera de consciencia asociada a una disminución de la perfusión
cerebral, posee múltiples causas. El aturdimiento, el presíncope y el síncope presentan el
mismo diagnóstico diferencial, a saber, estenosis de la válvula aórtica, miocardiopatía
hipertró ca, arritmias, hipovolemia (deshidratación, rotura de embarazo ectópico, rotura
de aneurisma aórtico), alteraciones en el SNC (p. ej., hemorragia subaracnoidea), embolia
pulmonar y reflejo vasovagal (a menudo, por estímulos ortostáticos o emocionales).
Mareos/vértigo
Si un paciente se marea es muy importante diferenciar si nota una sensación de
aturdimiento (o presíncope) o de vértigo, una sensación de giro de objetos o de movimiento
anómalo. En este apartado se aborda esta última sensación.
Los pacientes que re eran alteraciones propioceptivas (orientación espacial del propio
cuerpo) y del equilibrio son capaces, en general, de relatar la historia clínica. A veces, usted
no podrá evaluar alteraciones intermitentes como las secundarias a un ataque isquémico
transitorio (AIT). Por el contrario, muchos pacientes, incluso los que sufren ictus, vértigo
posicional, sobredosis, disección de la arteria vertebral y alteraciones electrolíticas,
continúan con síntomas mientras usted realiza la evaluación.
El vértigo es más un síntoma que un diagnóstico y se origina en el SNC o en el órgano
vestibular. El vértigo central puede deberse a una lesión hemorrágica o isquémica (ictus),
conmoción, tumores, infección, migraña, esclerosis múltiple, ingestión o inhalación de
tóxicos, síndrome de Wernicke-Korsako o lesión del núcleo del par craneal VIII en el
tronco del encéfalo. El vértigo periférico se debe a una alteración del sistema vestibular o
del par craneal VIII.
El sistema vertebrobasilar irriga el tronco del encéfalo, el cerebelo y el laberinto del
oído. Por esta razón, la obstrucción de las arterias vertebral o basilar puede producir ictus,
AIT o lesión cerebelosa, que se asocian a vértigo en todos los casos. El neurinoma del
acústico, un tumor originado en el par craneal VIII, en la parte proximal del conducto
auditivo interno, puede producir síntomas vertiginosos, además de compresión y
destrucción de otros pares craneales.
Un paciente con vértigo tiene una sensación de desequilibrio o di cultad para
mantener la posición erecta. Puede sentir que está como borracho o que la habitación gira a
su alrededor. A veces, el vértigo se asocia a náuseas o vómitos. En ocasiones, comienza de
forma repentina y el paciente nota, además, zumbidos de oídos (acúfenos). Es importante
preguntar al paciente por los antecedentes de ictus, o por antecedentes de brilación
auricular e hipertensión, ya que todos ellos apuntan a un vértigo relacionado con el ictus.
Algunos sujetos presentan un NC disminuido o movimientos en zigzag de los ojos, patología
conocida como nistagmo. El nistagmo puede ser horizontal, vertical o rotatorio y disminuir,
o no, de manera espontánea. El nistagmo puede obedecer a una lesión del cerebelo, tronco
del encéfalo u órganos vestibulares.
El comienzo repentino del vértigo, asociado a un cambio postural, denota un vértigo
posicional benigno. Los síntomas temporales y recurrentes suelen indicar un AIT. Si el
vértigo dura más de 48 h y se acompaña de pérdida del equilibrio y di cultad para
mantener la postura, la bipedestación o la marcha, suele haber un infarto cerebeloso. Si el
paciente muestra otros dé cits en los pares craneales, se evaluarán las funciones del tronco
del encéfalo y del cerebelo.
El vértigo también puede deberse a una disfunción del sistema vestibular, en general
del oído interno, lo que suele conocerse como vértigo periférico. Los síntomas suelen ser más
agudos, repentinos, intensos y de menor duración que en el vértigo central y
habitualmente, empeoran o se desencadenan con el movimiento o los cambios posturales de
la cabeza. A veces el paciente pre ere mirar a un lado o al otro durante el traslado y no
desea girarse para responder a sus preguntas porque el giro exacerba los síntomas.
Convulsiones (crisis)
Usted podrá recoger la historia clínica de un paciente que haya sufrido una crisis convulsiva
si su nivel de consciencia ha mejorado lo su ciente pero, habitualmente, en el período
postictal inmediato tendrá que solicitar información a los testigos. Las crisis pueden ser
generalizadas (con pérdida de conocimiento), como el gran mal, que se asocia a
movimientos tonicoclónicos, incontinencia y mordedura de la lengua; o focales, si afectan
solo a una región corporal.
Cefalea
La cefalea es un síntoma confuso y difícil de interpretar. Si no hay pérdida de consciencia,
como puede ocurrir con el ictus isquémico o la hemorragia intracraneal, lo más probable es
que el paciente sea capaz de describir los síntomas. Preste especial atención a cómo describe
el paciente la naturaleza y la localización del dolor, ya que estos datos ayudan a reconocer
causas concretas de cefalea, como una arteritis de la temporal o una migraña.
Alteración de la
Descripción Diagnóstico diferencial
marcha
Marcha de La persona camina con una distancia anormalmente Intoxicación etílica aguda
base amplia grande de un paso a otro, que aumenta la estabilidad Atrofia cerebelosa por consumo crónico de
El paciente puede dudar, pararse, dar bandazos o ser alcohol
incapaz de caminar sobre una línea recta Neuropatía periférica diabética
Ictus
Ingestión de antiepilépticos como fenitoína
Hidrocefalia normotensiva
Aumento de la presión intracraneal
Marcha Postura agazapada y rígida, con la cabeza y el cuello Enfermedad de Parkinson avanzada
propulsiva inclinados hacia delante Intoxicación por monóxido de carbono
(festinante) Marcha arrastrando los pies Exposición crónica al manganeso (entre los que
Acompañada a menudo de incontinencia urinaria manipulan pesticidas y en soldadores y mineros)
Ingestión de ciertos medicamentos, como
antipsicóticos
Marcha equina Caracterizada por la caída del pie; el pie cuelga con lo Síndrome de Guillain-Barré
que los dedos rozan el suelo al caminar
Herniación discal lumbar
Traumatismo del nervio peroneo y tibial anterior
Hipoglucemia
Un paciente con hipoglucemia puede parecer deprimido, lento o embotado. Puede presentar
debilidad focal, crisis convulsiva o no responder en absoluto. Si aparecen estos signos,
analice la glucosa sérica; si la glucosa está baja, administre una solución de glucosa al 50%
i.v. conforme al protocolo. Si el sujeto no está consciente, o si se produce una demora o
di cultad para analizar la glucemia, es preferible administrar la glucosa i.v. que esperar a
medir su concentración. Si no dispone de una vía i.v., administre entonces glucagón en
inyección i.m.
Todo paciente precisa ventilación asistida si está inconsciente o tiene una di cultad
respiratoria, que pudiera obedecer a un ictus importante, una sobredosis accidental o
voluntaria, un traumatismo o una complicación médica. Si se altera la ventilación
pulmonar, la PaCO2 se eleva hasta cifras peligrosas y ocasiona confusión, somnolencia,
temblores y convulsiones. Este estado se conoce como narcosis de CO 2y determina la muerte
si no se proporciona ventilación asistida. Esta se puede suministrar con bolsa y mascarilla o
con un dispositivo avanzado o mediante intubación. Al principio, la frecuencia respiratoria
se puede incrementar por encima de la normal para reducir con rapidez la PaCO2, pero
luego hay que monitorizar cuidadosamente al paciente para evitar la alcalosis.
Hipoxia
En el caso de una alteración de consciencia, la hipoxia se asocia muchas veces a
hipoventilación y se requiere oxígeno suplementario, mas ventilación asistida o no. Hay
que prestar especial atención a los pacientes con ciertas intoxicaciones (p. ej., monóxido de
carbono o cianuro) y a aquellos con alteraciones metabólicas asociadas a la ingestión de
tóxicos (p. ej., metahemoglobinemia).
Hipertensión intracraneal
La elevación de la presión intracraneal (PIC) puede mermar llamativamente la perfusión
cerebral, sobre todo si la elevación es brusca e importante. A veces, el problema es la
compresión producida por una hemorragia aguda o un mal funcionamiento de una
derivación ventriculoperitoneal. Los traumatismos craneales pueden ocasionar edema
cerebral (tumefacción del cerebro). Si la presión es demasiado alta, el cerebro puede
herniarse a través de la parte inferior del cráneo o del agujero magno. Este estado suele
caracterizarse por una dilatación pupilar unilateral y un descenso importante del nivel de
consciencia o coma con una alta mortalidad.
Evaluación detallada
Después de estabilizar al paciente combatiendo los peligros vitales que se descubren en la
evaluación primaria, deberá formarse una impresión general del estado del paciente y
elaborar el diagnóstico diferencial. Antes de la evaluación secundaria y del resto de la
exploración física, debería conocer la magnitud del trastorno del paciente, considerando los
datos generales de evaluación y las constantes vitales, los resultados del análisis de la
glucosa sérica y las lecturas pulsioximétricas. Decida si el paciente requiere un traslado
inmediato al hospital o si puede disponer de más tiempo para su evaluación en la escena.
Los pacientes con alteraciones del consciencia suelen encontrarse inestables y se pueden
descompensar con rapidez, por lo que probablemente el resto de la evaluación y de la
exploración deberá efectuarlo de camino al hospital. Esté atento a las lesiones traumáticas
y a cualquier información que pueda resultar útil para el diagnóstico, como objetos
extraños, ruidos u olores no habituales. Observe la postura del paciente y cualquier clave
del aspecto que pueda indicar la causa del sufrimiento. Quizá desee repasar el capítulo 1
donde se exponen con detalle estos temas.
Historia clínica
Cuando se asiste a un paciente con una alteración de consciencia, deberá recabar
información de los testigos del suceso que permita conocer el estado basal del paciente y
por qué cambió de forma reciente. Pregunte por el grado de cambio e indague si el
comportamiento último del paciente era normal. Recoja cualquier indicio sobre la causa de
la alteración de consciencia, por ejemplo la medicación del paciente, la presión arterial o
cualquier traumatismo reciente.
Las reglas nemotécnicas OPQRST y SAMPLER (v. cuadros «Repaso rápido» del capítulo
1) sirven para recoger una historia clínica completa del paciente de forma sistemática.
Hable directamente con el paciente si su estado neurológico lo permite. Pregúntele qué le
ocurre. Los sujetos aportan claves valiosas de la anamnesis que ayudan a elaborar el
diagnóstico diferencial. Una chica joven podría decirle que tiene ebre y nota el cuello
rígido. Un hombre mayor quizá con ese que ha tomado por error la medicación
equivocada. Por el contrario, si el paciente tiene di cultades para hablar, aumentan las
posibilidades de ictus u otros problemas médicos más graves. A lo mejor, debería repasar la
exposición sobre técnicas de comunicación terapéutica del capítulo 1, que ofrece consejos
sobre la forma más adecuada de entrevistar a estos pacientes.
La evaluación secundaria se efectuará una vez que el paciente haya sido estabilizado
durante la primaria. Con esta segunda evaluación se completa la serie de diagnósticos que
deben descartarse o incluirse en la lista a través de un razonamiento clínico cabal.
Documente el motivo de consulta y los asuntos relacionados, indicando cronológicamente
cuándo empezaron los síntomas del paciente y la lista de los factores que exacerban el
trastorno.
Durante la exploración física observe cualquier lesión o anomalía del estado físico del
paciente y realice una exploración neurológica lo más amplia posible. Durante el primer
contacto con el paciente, ya habrá evaluado su NC, su capacidad para hablar y su
orientación general, pero deberá explorar otras funciones neurológicas, como la presencia o
ausencia de alteraciones de los pares craneales, la función motora de los miembros
superiores e inferiores y la sensibilidad y fuerza en estas extremidades. En el capítulo 1
encontrará una exposición más detallada de los componentes de la exploración neurológica
completa. Documente la incontinencia, si aparece, así como la capacidad de deambulación
del paciente, indicando si la marcha es normal.
Evalúe el estado de consciencia con más detenimiento. La regla AVDI (v. cuadro
«Repaso rápido» del capítulo 1) representa el modo más sencillo y difundido de evaluación.
Otro instrumento para evaluar el nivel de consciencia y las funciones cognitivas es la escala
de coma de Glasgow (v. tabla 1-3 del capítulo 1). Como sabrá, esta escala neurológica
estandarizada se puntúa sobre la base de tres respuestas: apertura ocular, respuesta motora
y respuesta verbal. A menudo, se emplea para evaluar a pacientes que han sufrido un
traumatismo craneoencefálico.
Diagnóstico
Las reglas de los cuadros «Repaso rápido» ayudan a formular el diagnóstico diferencial
sobre la base de la anamnesis, la exploración física y los datos de laboratorio.
Repaso rápido
Repaso rápido
Repaso rápido
S Azúcar (sugar)
Ictus (stroke)
Crisis convulsiva (seizure)
N Narcosis (CO2, opiáceos)
O Oxígeno
T Traumatismo
Toxinas
Temperatura
Recuerde que esta no es una lista exhaustiva de todas las posibles causas de alteración de consciencia.
Por cortesía de Vince Mosesso.
Estrategias de actuación
La actuación ante un paciente con una posible disfunción neurológica es muy similar en
todos los casos. Como siempre, hay que vigilar la vía respiratoria, la respiración y la
circulación. Lo más importante es actuar de forma profesional, con calma y brindando
ayuda, ya que el paciente suele estar asustado. Una función siológica que el sujeto
entiende que debería operar sin problemas, ha dejado de hacerlo o no lo hace debidamente.
Además, algunos pacientes se encuentran confusos y muestran una conducta agresiva de
tipo físico o verbal. Deberá mostrarse siempre educado y tranquilizar al paciente.
Mantenga la oxigenación del paciente (una saturación de oxígeno del 95% es el valor
mínimo aceptable para los pacientes con ictus sin oxígeno suplementario, pero casi siempre
conviene administrar de 2 a 6 l de oxígeno por minuto [lpm] con gafas nasales). Descarte
siempre una hipoglucemia, que puede simular muchos trastornos neurológicos, y aunque no
necesite administrar líquidos i.v., coloque una vía i.v. salinizada por si el paciente se
descompensa.
Si sospecha que el paciente ha sufrido una lesión traumática, evalúe los posibles
traumatismos durante la anamnesis y la exploración física.
Una vez terminados los pasos expuestos en el apartado anterior y descartado cualquier
peligro vital, usted y su equipo tendrán que decidir qué hospital podrá tratar de manera
óptima al paciente. Habrá de elegir entre un centro de ictus, un centro traumatológico o un
centro que ofrezca asistencia especializada. Si el estado del paciente es muy grave, lo más
adecuado es acudir al centro adecuado más cercano. El equipo médico podrá estabilizar al
paciente y trasladarlo luego si necesita una asistencia más de nitiva. Si decide no trasladar
al paciente hasta el hospital más cercano, deberá seleccionar el destino en función de los
protocolos locales de entrada, que especi can el tipo de centro más idóneo según las
capacidades del hospital y las necesidades médicas del paciente. Si precisa más orientación
o recursos, consulte al especialista.
Diagnósticos específicos
Ictus
E l ictus, llamado a veces ataque cerebral, es una lesión cerebral que ocurre cuando se
obstruye o interrumpe el ujo de sangre al cerebro y sus neuronas mueren. De acuerdo con
la National Stroke Association, el término accidente cerebrovascular (ACV) está siendo
abandonado por la comunidad médica, ya que el ictus se considera un episodio evitable y
no un accidente.
Los ictus se clasi can como isquémicos o hemorrágicos, como se ilustra en la gura 2-6.
El ictus isquémico ocurre cuando un trombo o un émbolo obstruyen un vaso, disminuyendo
el ujo sanguíneo cerebral. El trombo es un coágulo de sangre o una placa de colesterol
que se forma en una arteria y obstruye el ujo sanguíneo. El émbolo es un coágulo o una
placa que se forma en cualquier otro lugar del aparato circulatorio, se desprende y
nalmente obstruye el ujo sanguíneo al alojarse en una arteria de menor tamaño. Rara
vez el émbolo se compone de grasa, proveniente de un hueso fracturado, o de una burbuja
de aire introducida durante el tratamiento i.v., durante una cirugía, un traumatismo o una
enfermedad descompresiva grave. El ictus isquémico es mucho más común que el ictus
hemorrágico, que sucede al romperse un vaso enfermo o dañado.
Figura 2-6 Causas de ictus. A. El ictus hemorrágico es la consecuencia del sangrado producido por una hemorragia
intracerebral o una hemorragia subaracnoidea, casi siempre por la rotura de un aneurisma cerebral. B. El ictus isquémico es el
resultado de la obstrucción de un vaso sanguíneo por una trombosis o embolia cerebral.
(Tomado de LaFleur Brooks M: Exploring medical language: a student-directed approach, ed 7, St Louis, 2009, Mosby.)
Fisiopatología
Durante el ictus isquémico se interrumpe el ujo sanguíneo en una parte del cerebro
sufriendo como consecuencia isquemia (v. g. 2-6, B). La isquemia signi ca que el ujo
sanguíneo de un órgano o tejido —en este caso, el encéfalo— es insu ciente, con lo que la
perfusión no resulta adecuada. La consecuencia es la muerte de las neuronas e infarto
(muerte) cerebral. El ujo sanguíneo puede disminuir por una embolia o un trombo, o
reducirse como consecuencia de la presión arterial en relación con la PIC o por un estado de
shock.
(Tomado de Cummings CW, Flint PW, Harker LA, et al: Otolaryngology: head and neck surgery, ed 4, St Louis, 2005, Mosby.)
Presentación
Todo paciente que presente un dé cit neurológico agudo requiere evaluación para descartar
un ictus, tanto si el dé cit es focal, por ejemplo pérdida de fuerza o de sensibilidad en una
determinada región del cuerpo, coma difuso, como una alteración de consciencia.
Normalmente los pacientes con ictus suelen experimentar debilidad intensa de inicio
repentino en un lado de la cara, en uno de los miembros o en un lado completo del cuerpo.
A veces, se produce una disminución repentina o una pérdida de la consciencia. Algunos
pacientes pierden la visión de uno o de ambos ojos y re eren náuseas o vómitos, cefalea o
di cultades para hablar. Esta di cultad puede adoptar la forma de disartria o de afasia
motora o sensitiva.
Los síntomas del ictus aparecen en ocasiones de forma aislada o combinada. El ictus
puede presentarse de manera sutil o llamativa. El ictus puede ocurrir incluso durante el
sueño y el paciente no notar nada hasta que se despierta. En ocasiones, los síntomas son
invalidantes y el paciente no puede utilizar el teléfono ni pedir ayuda debido a su estado
mental, a la afasia o a la hemiplejía (parálisis de un lado del cuerpo).
El tiempo desde que el paciente fue visto por última vez en condiciones normales hasta
que se descubren los síntomas es esencial. Si el paciente está sentado con un familiar y deja
de hablar repentinamente o presenta una debilidad brusca en un lado del cuerpo (o
cualquier otro síntoma de ictus), el tiempo desde la aparición de los síntomas y el tiempo
desde que fue visto normal es el mismo; pero si el paciente se acuesta la noche anterior en
situación normal y despierta con síntomas de ictus por la mañana, el tiempo que se cuenta
es desde que fue visto normal, o sea, toda la noche. Lo mismo ocurre si el paciente se
encontraba normal cuando el familiar salió de casa, pero, al regresar unas horas más tarde,
se lo encuentra con síntomas de ictus. La hora en que el paciente se encontraba normal
corresponde a la hora de salida del familiar y no a la de regreso al domicilio (cuadro 2-1).
Diagnóstico diferencial
Fuera del hospital resulta difícil diferenciar un ictus de otro, pero se pueden descartar con
rapidez algunas causas de la alteración de consciencia. Un episodio de hipoglucemia puede
simular, por ejemplo, un ictus. Por este motivo hay que analizar la glucemia de todo
paciente con una alteración de consciencia o debilidad. Los síntomas de traumatismo
craneal y medular también se parecen a los del ictus. Las migrañas y los equivalentes
migrañosos, las alteraciones electrolíticas, las infecciones del LCR como encefalitis o
meningitis, las enfermedades desmielinizantes del sistema nervioso como la esclerosis
múltiple u otras patologías diferentes como el síndrome de Guillain-Barré, o los trastornos
psiquiátricos presentan síntomas similares a los del ictus y deben descartarse cuanto antes y
de la forma más completa posible, aunque todo ello se realiza dentro del hospital.
Otros diagnósticos que han de diferenciarse son la intoxicación aguda por alcohol u
otras drogas o fármacos, la parálisis de Bell, los abscesos u otras infecciones, el delirio, la
amnesia, la disección de la arteria carótida o vertebral, la hemorragia intracraneal
secundaria a traumatismo e hipertensión, el ictus hemorrágico y el estado postictal después
de una crisis convulsiva.
El AIT simula un ictus, pero los síntomas remiten antes de 24 h, casi siempre en la
primera hora. Según la National Stroke Association, cerca del 10% de estos pacientes sufren
un ictus antes de 90 días y la mitad lo hacen en los primeros 2 días (National Stroke
Association, 2009). El AIT es una señal de alerta que no debe menospreciarse. Sin embargo
el AIT precede solo a 1 de cada 8 ictus (National Stroke Association, 2009). Los ictus de la
mayoría de las personas ocurren sin previo aviso.
Manifestaciones principales
• Debilidad unilateral
• Trastorno del habla
• Pérdida del equilibrio/vértigo
• Alteración de consciencia
Estrategias de actuación
La prioridad básica en el entorno prehospitalario reside en sospechar el ictus y trasladar al
paciente cuanto antes a un centro de ictus si se contempla esta posibilidad. La escala de
ictus ayuda a establecer su intensidad e indica cuándo es necesario el traslado a un centro
de ictus:
• La escala de ictus de Cincinnati compara la caída facial y del miembro superior de cada
lado del cuerpo y tiene en cuenta el habla entrecortada.
• La escala de ictus de Los Ángeles mide la sonrisa o mueca, la prensión manual y la
debilidad del miembro superior de cada lado del cuerpo y toma también en cuenta la
edad, la presencia de un trastorno convulsivo, la duración de los síntomas, el análisis de
la glucosa y la deambulación en condiciones basales.
• La escala de ictus de los National Institutes of Health es un instrumento para una
evaluación más detallada de los dé cit neurológicos y neuromotores de los pacientes con
ictus (tabla 2-2). Además, permite que los profesionales hospitalarios vigilen la evolución
del paciente.
Aplique los ítems de la escala de ictus en el orden enumerado. Anote el rendimiento en cada categoría después del examen de
cada subescala. No retroceda para modificar la puntuación. Siga las instrucciones dadas para cada exploración. Las
puntuaciones deben reflejar lo que hace el paciente y no lo que el médico piensa que puede hacer. El médico debe registrar
las respuestas cuando aplique la exploración y actuar con rapidez. Salvo indicación contraria, no debe instruirse al paciente
(es decir, repetir al paciente que realice un esfuerzo especial).
1a. Nivel de consciencia: el investigador escogerá una respuesta 0 = Alerta; responde con destre’za
si no se puede efectuar la evaluación completa debido a 1 = No está alerta pero se despierta con
obstáculos, como un tubo endotraqueal, barrera idiomática o estímulos leves
traumatismo/vendaje orotraqueal. 2 = No está alerta; necesita la estimulación
repetida para prestar atención
3 = Responde solo con movimientos reflejos
o vegetativos o no responde y se encuentra
flácido y arrefléxico
1b. Preguntas sobre el NC: se pregunta al paciente por el 0 = Responde correctamente a las dos
mes actual y por su edad. La respuesta ha de ser correcta; no se preguntas
puede conceder ningún crédito parcial por la aproximación. 1 = Responde correctamente a una pregunta
2 = No responde correctamente a ninguna
pregunta
1c. Órdenes sobre el NC: se pide al paciente que abra y cierre los 0 = Realiza correctamente las dos tareas
ojos, y luego que agarre y suelte la mano no paralizada. Puede 1 = Realiza correctamente una tarea
utilizar otra orden, de un solo paso, si el paciente no puede 2 = No realiza correctamente ninguna tarea
usar las manos.
3. Visual: se examinan los campos visuales (cuadrante superior e 0 = Ninguna pérdida de la visión
inferior) por confrontación, por recuento de dedos o mediante 1 = Hemianopsia parcial
amenaza visual, según proceda. 2 = Hemianopsia completa
3 = Hemianopsia bilateral (ceguera)
4. Parálisis facial: pida al paciente —o use una pantomima para 0 = Normal: movimientos simétricos
estimularlo— que le enseñe los dientes o arquee las cejas y 1 = Parálisis leve (asimetría al sonreír)
cierre los ojos. 2 = Parálisis parcial (parálisis total o
semitotal de la parte inferior de la cara)
3 = Parálisis completa de uno o de ambos
lados
8. Sensibilidad: sensibilidad o gesticulación tras el pinchazo con 0 = Normal; ninguna pérdida de sensibilidad
aguja o retirada del miembro ante un estímulo nocivo en un 1 = Pérdida leve o moderada de la
paciente obnubilado o afásico. sensibilidad; nota el pinchazo en el lado
afecto pero de forma menos intensa o de
forma sorda; o bien existe una pérdida de la
sensibilidad dolorosa superficial al pinchazo,
aunque nota que le tocan.
2 = Pérdida intensa o completa de la
sensibilidad; el paciente no nota que le tocan
en la cara, el miembro superior o el
miembro inferior.
9. Lenguaje óptimo: se pide al paciente que describa lo que 0 = Ninguna afasia; estado normal
sucede en una fotografía que se le muestra, que nombre los 1 = Afasia leve o moderada; cierta pérdida
objetos de la lámina que se le ofrece y que lea todas las frases de evidente de la fluidez o de la facilidad de
la lista mostrada. La comprensión se evalúa a partir de las comprensión, sin limitación importante de las
respuestas y de las órdenes dadas en la exploración neurológica ideas
general previa. 2 = Afasia intensa; toda la comunicación
resulta fragmentaria; gran necesidad de
inferencia, interrogatorio y adivinanza por
parte del interlocutor.
3 = Mutismo, afasia global; no utiliza el
habla ni comprende el lenguaje
10. Disartria: debe obtenerse una muestra adecuada del habla del 0 = Normal
paciente pidiéndole que lea o repita las palabras de la lista 1 = Disartria leve o moderada; el paciente
adjunta. da algunas respuestas inadecuadas pero
entiende con alguna dificultad.
2 = Disartria intensa; el habla del paciente
está tan entrecortada que resulta ininteligible;
o muestra mutismo/anartria.
DESC. = Intubado u otra barrera física
Modificado de National Institute of Neurological Disorders and Stroke at the National Institutes of Health: NIH stroke scale, 2003
(página web). http:// www.ninds.nih.gov/. Acceso 27 de enero de 2008.
Intervenciones urgentes
Los pacientes sin una vía respiratoria permeable y con signos de disfunción respiratoria
precisan una intervención sobre la vía respiratoria. Hay que analizar la glucemia y
corregirla, en caso de necesidad, conforme al protocolo.
Decisiones de traslado
Si se sospecha que el paciente sufre un ictus debe ser trasladado a un centro especializado
que disponga de quirófanos, por si resultara ser hemorrágico y se precisara una
intervención neuroquirúrgica urgente.
Trombosis venosa cerebral
La trombosis venosa cerebral se debe a un coágulo de sangre formado dentro del cerebro.
Este estado, que antes se consideraba raro porque solo se podía diagnosticar en la autopsia,
es bastante más común de lo que se creía, tal como se ha demostrado con las modernas
técnicas de imagen. Afecta más a las mujeres que a los hombres y tiende a ocurrir en
personas jóvenes o de edad media.
Fisiopatología
Un paciente con trombosis venosa cerebral presenta síntomas similares a los del ictus,
asociados a la región del coágulo. Pueden presentar cefalea y un cuadro clínico que
recuerda a la hipertensión intracraneal idiopática, si se trombosa el seno lateral. En la
trombosis del seno cavernoso aparecen parálisis de los pares craneales. Los pacientes con
trombosis de los senos venosos también pueden manifestar una hemorragia cerebral.
Presentación
La trombosis de los conductos venosos es relativamente infrecuente. La mayoría de los
coágulos cerebrales se dan en el sistema arterial. Las cefaleas y las parálisis de los pares
craneales pueden obedecer a una oclusión del sistema venoso. El dolor de cabeza intenso
suele indicar una hemorragia subaracnoidea, pero también se ve en la trombosis del seno.
Las náuseas, los vómitos y las convulsiones o recidivas convulsivas suceden con cierta
frecuencia. Algunos pacientes presentan un dé cit neurológico focal, según la región
afectada. Otros síntomas son hemiparesia, afasia, ataxia (alteración de la marcha), mareos,
acúfenos (zumbidos de oídos), diplopía (visión doble) y paresia facial.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la trombosis venosa comprende los ictus agudos, los
traumatismos craneales, la hipertensión intracraneal idiopática, la parálisis nerviosa, las
convulsiones, las infecciones y el lupus.
Manifestaciones principales
• Cefalea
• Náuseas/vómitos
• Alteraciones visuales
• Acúfenos
Estrategias de actuación
Proporcione las medidas de soporte de camino al hospital. Para evitar que un paciente con
alteración de consciencia o hemiplejía aspire, no le dé nada de beber ni de comer. Los
líquidos se pueden administrar por vía intravenosa, y también se puede aplicar oxígeno
suplementario. Trate las convulsiones según el protocolo. En cuanto llegue al hospital, el
paciente será sometido, habitualmente, a una tomografía computarizada (TC) o a una
resonancia magnética (RM) y se descartarán procesos infecciosos. Pueden efectuarse
estudios de laboratorio, incluida una punción lumbar y suministrar anticoagulantes al
paciente para evitar que se forme un nuevo coágulo.
Intervenciones urgentes
Como en el caso del ictus, hay que garantizar la permeabilidad de la vía respiratoria y una
ventilación adecuada.
Decisiones de traslado
El paciente debe ser trasladado a un centro con un servicio de neurología. Como aquellos
con trombosis de los senos venosos suelen recibir trombolíticos a través de un microcatéter
colocado en el quirófano, se aconseja el apoyo de la radiología intervencionista o de la
neurocirugía en el hospital.
Disección carotídea
Como usted recordará, las arterias carótidas internas aportan sangre oxigenada al cerebro.
La disección carotídea, una causa fundamental de ictus isquémico, se inicia con un desgarro
en la túnica interna arterial. La sangre circulante penetra por el desgarro y diseca (separa)
enseguida las túnicas íntima y media. Este proceso mecánico comprime la luz (el espacio
interior hueco) de la arteria, de forma que la sangre ya no puede circular a su través y
aparece un ictus isquémico.
La disección de la arteria carótida es una causa poco habitual de ictus isquémico (v. fig.
2-6, B). Este tipo de ictus puede ocurrir a cualquier edad, pero suele aparecer en las
personas menores de 50 años. La disección carotídea representa una cuarta parte de todos
los ictus de adolescentes y jóvenes, y suele ocurrir durante la actividad física. Ambos sexos
se afectan casi por igual.
Fisiopatología
El desgarro inicial de la capa interna de la pared arterial puede deberse a la lesión
traumática, una enfermedad del tejido conectivo, hipertensión, aterosclerosis o cualquier
otro proceso patológico. Además, la túnica externa o debilitada de una arteria enferma o
dañada puede empezar a protruir, formando un aneurisma, que podría causar una estenosis
(estrechamiento) de la arteria. Rara vez, la arteria se rompe. No obstante, el aneurisma
carotídeo y la disección carotídea constituyen procesos patológicos diferentes.
La disección de la arteria carótida interna puede ocurrir dentro o fuera del cráneo. La
disección extracraneal es más habitual porque el cráneo tiende a absorber la fuerza de
cualquier impacto traumático. Los estudios modernos de imagen se precisan en muchos
casos para establecer el diagnóstico, porque los signos y los síntomas de este trastorno
resultan ambiguos.
Presentación
Los pacientes con una disección de la arteria carótida pueden referir una cefalea unilateral,
dolor cervical o facial así como una lesión traumática reciente. Usted puede observar un
síndrome de Horner en el lado afectado, que se caracteriza por ptosis (caída) del párpado,
miosis (pupila pequeña) y anhidrosis (falta de sudoración) facial. Este síndrome es la
consecuencia habitual de una compresión nerviosa simpática debida a tumores,
traumatismos o trastornos vasculares.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la disección de la arteria carótida comprende los traumatismos
cervicales, otras causas de ictus (bien hemorrágicos o isquémicos), la hemorragia
subaracnoidea, las intoxicaciones o toxicidades, los AIT, las alteraciones electrolíticas, la
migraña, las fracturas de la columna cervical, las lesiones por semiahorcamiento, la
disección de la arteria vertebral y la oclusión arterial o venosa de la retina.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
Si el traumatismo precedió a la disección, inmovilice la columna vertebral. Aporte medidas
de soporte y monitorice la vía respiratoria, la respiración y la circulación. En cuanto llegue
al SU, hay que controlar la presión arterial y el médico decidirá la anticoagulación o la
intervención quirúrgica/neurorradiológica dependiendo de los datos de la RM o de la
angiografía.
Intervenciones urgentes
Debe mantenerse la permeabilidad de la vía respiratoria y una ventilación adecuada.
Decisiones de traslado
Hay que trasladar al paciente a un centro con servicios de neurología y cirugía vascular, en
el que exista una unidad de radiología intervencionista.
Hemorragia intracerebral
Algunas personas tienen más riesgo de hemorragia intracerebral, como los que reciben
dosis excesivamente altas de anticoagulantes (p. ej., por errores yatrógenos o de la
medicación), aquellos que presentan placas en las arterias cerebrales como consecuencia de
otras enfermedades vasculares y los que consumen cocaína o anfetaminas.
Fisiopatología
La probabilidad de hemorragia intracraneal aumenta cuando las pequeñas arterias
intracerebrales —es decir, las arterias situadas dentro y no en la super cie del cerebro— se
dañan como consecuencia de alteraciones como la hipertensión y la aterosclerosis. Si el
paciente ha sufrido otro ictus con anterioridad, el tejido vascular puede estar más debilitado
y friable y sangra con más facilidad. El tabaco también debilita los vasos sanguíneos. De
hecho, los fumadores con una presión sistólica superior a 150 mmHg tienen una
probabilidad nueve veces mayor de padecer un ictus hemorrágico que los no fumadores.
Presentación
Un paciente con hemorragia intracerebral generalmente tiene una alteración de consciencia
y suele referir cefalea, náuseas y vómitos. A veces sufre una convulsión, con hipertensión
importante o sin ella. Sin embargo, en el entorno prehospitalario, resulta muy difícil
diferenciar la hemorragia intracraneal del ictus isquémico. Esta diferenciación deberá
efectuarse a la llegada al SU mediante una TC cerebral.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial del ictus hemorrágico comprende el ictus isquémico, la migraña,
los tumores y las alteraciones metabólicas. Los vómitos pueden tener un origen
gastrointestinal, pero también revelan un aumento de la PIC, como sucede en una
hemorragia intracerebral. El AIT simula a veces una hemorragia intracraneal.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
La medida más importante, cuando se sospeche un ictus hemorrágico, es el traslado del
paciente con la mayor celeridad posible. Averigüe los signos y los síntomas del ictus y
controle cualquier problema con la vía respiratoria, la respiración o la circulación. El
protocolo podría exigir la aplicación de alguna escala de ictus o la formulación de
preguntas concretas sobre anticoagulación y problemas hemorrágicos. Como es natural, el
tratamiento de los problemas potencialmente mortales prevalece sobre la recogida de
información.
Intervenciones urgentes
Los pacientes sin una vía respiratoria permeable o con signos de disfunción respiratoria,
incluida la apnea, requieren intervención.
Decisiones de traslado
Los pacientes con un probable ictus hemorrágico deben ser trasladados a un centro de ictus
que disponga de unidad de neurocirugía.
Hemorragia subaracnoidea
La hemorragia subaracnoidea es un tipo de ictus hemorrágico que ocurre cuando las arterias
de la super cie cerebral sangran hacia el espacio subaracnoideo, la región situada entre la
piamadre y la aracnoides. La sangre suele rezumar hacia los ventrículos y causa irritación.
El volumen de sangre también puede producir una compresión. Este tipo de sangrado se
desencadena por traumatismos, por ejemplo accidentes de trá co, pero en general ocurre
cuando se rompe un aneurisma cerebral o una malformación arteriovenosa (MAV) (v. g. 2-
6, A).
Fisiopatología
El aneurisma cerebral es una evaginación que surge en la pared debilitada de un vaso
enfermo o dañado. La MAV es un defecto genético del desarrollo del aparato vascular, en el
que algunas arterias se comunican directamente con las venas, en lugar de hacerlo con el
lecho capilar, con lo que aparece un ovillo de vasos que a veces se rompe. Sin embargo,
cualquier región del cerebro donde exista un tumor, una trombosis o una malformación de
un vaso sanguíneo podría sangrar. Entre los factores predisponentes se encuentran la
hipertensión no controlada y los aneurismas congénitos. Los pacientes con ciertas
enfermedades sistémicas, como el síndrome de Ehlers-Danlos, el síndrome de Marfan,
anomalías de la aorta o poliquistosis renal, también tienen más riesgo de hemorragia
subaracnoidea. Aquellos con paredes vasculares de citarias debidas al envejecimiento, la
hipertensión, el tabaquismo o la aterosclerosis se exponen asimismo a un riesgo más alto.
Presentación
La hemorragia subaracnoidea se sospechará ante todo paciente que re era un dolor
repentino y fuerte de cabeza que aparezca como un relámpago. Puede haber pérdida de
consciencia. Casi la mitad de los pacientes con hemorragia subaracnoidea tienen una
presión arterial elevada. La hemorragia de la arteria cerebral media produce convulsiones,
dé cits motores, náuseas y vómitos, rigidez de nuca, dolor de espalda, fotofobia y
alteraciones visuales.
Grado Descripción
Grado 2 Cefalea intensa y ausencia de focalidad neurológica, con alteraciones pupilares o sin ellas
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la hemorragia subaracnoidea comprende cualquier alteración
que pueda ocasionar cefalea, náuseas y vómitos, pérdida de consciencia, incluyendo otras
causas de ictus, migrañas, tumores, infecciones, ciertos medicamentos, sobredosis y
traumatismos.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
Dentro del hospital se realizará una TC y quizá una RM o una angiografía cerebral para
localizar el foco hemorrágico. Si el paciente no presenta una clara hemorragia en los
estudios iniciales de imagen, se puede realizar una punción lumbar para examinar si el LCR
contiene sangre o muestra alteraciones debidas a la degradación de la sangre en el LCR
(xantocromía), que suelen ocurrir 12 h después del inicio del sangrado.
Intervenciones urgentes
Coloque una vía i.v. y prepárese para asegurar la vía respiratoria si el paciente sufre
cambios bruscos del estado mental o de la consciencia.
Decisiones de traslado
Realice el cribado pertinente y traslade al paciente a un hospital que disponga de TC y
neurocirugía, ya que resultan imprescindibles.
Hematoma subdural
Fisiopatología
La hemorragia subdural suele producirse por un desgarro de las venas que comunican la
corteza cerebral con los senos venosos, precipitado habitualmente por un traumatismo
directo o por una desaceleración repentina. La sangre se coagula entonces en el espacio
subdural. En la fase subaguda, la sangre coagulada se puede licuar y adelgazar. En la fase
crónica, la sangre ya se ha desintegrado y solo queda un líquido seroso dentro del espacio
subdural.
Presentación
Un paciente con una contusión craneal puede acudir con un hematoma subdural,
acompañado a menudo de pérdida del conocimiento o amnesia del suceso. Otras veces, el
sujeto se encuentra sintomático, sufre alteraciones de la personalidad o mani esta signos de
PIC elevada (cefalea, alteraciones visuales, náuseas o vómitos), hemiparesia o hemiplejía.
Los pacientes con alteraciones hematológicas hemorrágicas, como los hemofílicos o los que
reciben anticoagulantes, pueden presentar hematomas subdurales con traumatismos leves,
al igual que los alcohólicos y las personas mayores.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial del hematoma subdural es el mismo que el de cualquier otra
hemorragia intracraneal: infecciones como meningitis, o ictus isquémico. Las neoplasias
intracraneales también pueden dar una presentación similar.
Manifestaciones principales
• Cefalea
• Pérdida del conocimiento o alteración del NC
• Debilidad focal o general
• Antecedentes o signos de traumatismo
Estrategias de actuación
Evalúe al paciente en el entorno prehospitalario para saber si muestra alteraciones de
consciencia. Los déficits neurológicos focales constituyen un signo de hematoma subdural. Si
el traumatismo externo es evidente, alerte sobre la posibilidad de un traumatismo asociado.
Dado el peligro de deterioro de la consciencia, vigile con cuidado cualquier signo de
aumento de confusión o compromiso de la vía respiratoria y corríjalo de inmediato. Si el
traumatismo es claro o probable, tome las medidas pertinentes para proteger la columna
cervical.
Intervenciones urgentes
Veri que la glucosa sérica del paciente y corríjala, según sea necesario, de acuerdo con la
exposición anterior. Si el afectado muestra una alteración del NC o un compromiso de la vía
respiratoria, adopte las medidas correctivas.
Decisiones de traslado
Hay que trasladar al paciente a un centro de traumatismos graves o, si ello no es posible, a
uno que ofrezca cobertura a nivel neuroquirúrgico.
Consideraciones especiales
Los ancianos suelen tener un volumen cerebral más pequeño debido al envejecimiento,
padeciendo más riesgo de desgarro de las venas que comunican el cráneo con el cerebro
durante un traumatismo o una desaceleración, con la hemorragia subdural consiguiente.
Hematoma epidural
Fisiopatología
Aproximadamente el 80% de los hematomas epidurales se localizan en la región
temporoparietal, sobre la arteria meníngea media o sus ramas. Los traumatismos craneales
directos suelen precipitar el sangrado. El hematoma epidural en la región frontal y occipital
representa el 10% de la totalidad. Casi siempre, el sangrado es arterial pero en un tercio de
los casos resulta venoso. El sangrado venoso se da casi exclusivamente con las fracturas
deprimidas del cráneo y, por lo común, el hematoma resultante es más pequeño y benigno.
Presentación
Después del traumatismo el paciente puede perder o no el conocimiento, o perder primero
el conocimiento, despertarse un tiempo después (el denominado intervalo lúcido) y pasar
nuevamente a un estado de obnubilación o falta de respuesta. Algunos sujetos describen un
dolor fuerte de cabeza asociado a vómitos o convulsiones. La elevación de la PIC explica la
tríada de Cushing: hipertensión sistólica, bradicardia y patrón respiratorio irregular.
Una pupila dilatada, ja o con una respuesta perezosa, situada en el mismo lado de la
lesión, puede indicar una herniación por aumento de la PIC. Los síntomas clásicos de
herniación progresiva son el coma, una pupila dilatada y fija y la postura de descerebración
(v. el epígrafe Pupilas en «Exploración física» del capítulo 1, si desea repasar el tema).
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial del hematoma epidural comprende cualquier otro tipo de
hemorragia intracraneal, la lesión axónica difusa y la conmoción cerebral.
Manifestaciones principales
• Traumatismo
• Alteración del estado mental
• Náuseas/vómitos
• Mareos/debilidad generalizada
• Alteración del NC
• Pupila dilatada unilateral
Estrategias de actuación
Ante cualquier paciente con un posible hematoma epidural, coloque una vía i.v., administre
oxígeno y conecte un monitor. Tome las medidas necesarias para proteger la columna
cervical, si está indicado. Si el paciente tiene un nivel de consciencia reducido, a ance la
vía respiratoria y asegure su estabilidad hemodinámica.
Intervenciones urgentes
Como el nivel de consciencia puede deteriorarse, prepárese para controlar en cualquier
momento la vía respiratoria.
Decisiones de traslado
Hay que trasladar a los pacientes con un posible hematoma subdural a un centro de
traumatismos que cuente con cobertura a nivel neuroquirúrgico.
Consideraciones especiales
Algunos pacientes se encuentran bien, se comportan adecuadamente y rechazan el
tratamiento. Hay que tener un especial cuidado para explicar que ese período podría
constituir el denominado intervalo lúcido que precede al inicio de los síntomas. El paciente
podría descompensarse después del rechazo.
Fisiopatología
La cola de caballo se parece, desde el punto de vista anatómico, a la cola de un caballo y
está formada por las raíces nerviosas distales del extremo nal de la médula espinal (desde
T12). El síndrome de la cola de caballo puede obedecer a la compresión de las raíces
nerviosas, incluida la compresión producida por traumatismos, una herniación discal,
tumores u otras lesiones medulares, así como a una estenosis (estrechamiento) del conducto
raquídeo. Las raíces nerviosas de la porción lumbar de la médula espinal se pueden lesionar
por la falta de una cubierta adecuada (llamada epineuro), que protege frente a las lesiones
por estiramiento y compresión.
Presentación
Un paciente con un síndrome de la cola de caballo puede presentar dolor lumbar, ciática en
uno o a veces en ambos lados, alteraciones sensitivas en silla de montar en la zona perineal
y disfunción rectal o vesical. Puede haber también alteraciones motoras y sensitivas
variables en la extremidad inferior, causadas por la compresión de las raíces nerviosas, y
una disminución o abolición de los re ejos del miembro inferior. El dolor lumbar es quéjale
síntoma más habitual. Si el paciente no re ere, de forma voluntaria, antecedentes de
incontinencia urinaria o rectal o acorchamiento y hormigueo, no se olvide de formular las
preguntas correspondientes.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial comprende el dolor originado por traumatismos y otras causas,
tumores, síndrome de Guillain-Barré, compresión medular, alteraciones metabólicas y otros
trastornos nerviosos.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
La actuación prehospitalaria persigue fundamentalmente medidas de soporte. A la llegada
al SU se pueden solicitar diversos estudios de imagen (radiografías, TC, RM, etc.) que
resultan en su mayoría diagnósticos. Algunos pacientes precisan neurocirugía.
Intervenciones urgentes
A pesar de que no suele requerirse la intervención prehospitalaria y de que el síndrome de
la cola de caballo no produzca la muerte, si no se trata mediante cirugía urgente, la
alteración neurológica resulta a veces permanente.
Decisiones de traslado
Un paciente con un posible síndrome de la cola de caballo requiere ser trasladado a un
centro que disponga de servicios de ortopedia o neurocirugía de la columna.
Consideraciones especiales
Si se sospecha un síndrome de la cola de caballo, hay que inmovilizar la columna del
paciente durante el traslado, ya que la lesión traumática subyacente podría deteriorarse con
el movimiento.
Tumor
Los tumores suelen clasi carse según el tipo de célula, por ejemplo meningioma o
glioma, pero el tratamiento prehospitalario es el mismo, al margen del tipo celular.
Fisiopatología
Los tumores cerebrales pueden dañar las vías neurales por un efecto compresivo o por
in ltración del tejido cerebral sano. Los tumores que se originan cerca de los ventrículos III
y IV obstruyen a veces el ujo del LCR produciendo hidrocefalia. Los nuevos vasos
sanguíneos que nutren los tumores en ocasiones alteran la BHE y ocasionan edema o bien
se rompen causando una hemorragia.
Presentación
Los signos y síntomas de los tumores cerebrales son inespecí cos. Los pacientes presentan
cefalea, alteraciones de consciencia, náuseas, vómitos, debilidad, alteraciones de la marcha
o incluso cambios sutiles de conducta. También se pueden observar convulsiones focales,
alteraciones visuales, dé cit del habla y alteraciones sensoriales. Algunos pacientes no
presentan ningún síntoma, ni siquiera después de que el tumor haya adquirido un volumen
importante, pero suelen acudir al médico cuando se produce un cambio brusco de los
síntomas. Estos cambios suelen precipitarse por la obstrucción en el ujo del LCR o por una
hemorragia.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de los tumores cerebrales comprende las infecciones, los ictus y la
hemorragia intracraneal.
Manifestaciones principales
• Debilidad focal
• Alteraciones visuales
• Mareos/vértigo
• Náuseas/vómitos
Estrategias de actuación
Aportar medidas de soporte según los síntomas del paciente. El paciente se puede deteriorar
de forma repentina por el edema, hidrocefalia, hemorragia intracraneal, infarto
hipo sario, infarto parenquimatoso (generalmente producido por la compresión de los
vasos sanguíneos) y convulsiones.
Intervenciones urgentes
Esté preparado para intervenir si el NC del paciente desciende de forma súbita.
Decisiones de traslado
Si sospecha un tumor cerebral, hay que trasladar al paciente a un centro que disponga de
servicio de oncología y neurocirugía.
Meningitis
Fisiopatología
La meningitis bacteriana ocurre, en general, cuando las bacterias de la sangre emigran
hasta el LCR. Cuando el foco infeccioso no está claro, la invasión del LCR se atribuye a
bacterias que colonizan la nasofaringe. A veces, las bacterias se extienden desde estructuras
contiguas (p. ej., senos paranasales, nasofaringe) infectadas o lesionadas por traumatismos
o por instrumentación quirúrgica.
Una vez dentro del LCR, las bacterias proliferan por la falta de anticuerpos y
leucocitos. La presencia de componentes bacterianos en el LCR aumenta la permeabilidad
de la barrera hematoencefálica y facilita el paso de las toxinas. Conforme se multiplican las
bacterias, las células in amatorias responden, se modi ca el recuento celular, el pH, el
lactato, las proteínas y la concentración de glucosa en el LCR. La presión intracraneal
puede aumentar a medida que se establece la in amación y se obstruye el ujo de salida
del LCR.
En un momento determinado, la presión en el interior del cerebro y a su alrededor
invierte el ujo del LCR. Este hecho provoca un deterioro adicional del estado de
consciencia. El daño continuado al cerebro genera vasoespasmo, trombosis y shock séptico,
y el paciente suele fallecer por una lesión isquémica difusa.
La meningitis de los recién nacidos y lactantes se debe casi siempre a Streptococcus del
grupo B o a Escherichia coli. Entre los niños de más de un año son más frecuentes
Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis; estas bacterias también son causantes de
la mayoría de las meningitis del adulto. Haemophilus in uenzae de tipo B, una causa muy
prevalente de meningitis infantil en otra época, se ha vuelto rara desde la introducción de
la vacuna contra este microorganismo, pero se conocen algunas meningitis en niños y
adultos causadas por otros subtipos de Haemophilus. Otras bacterias causantes de meningitis
del adulto son Listeria monocytogenes (sobre todo, en los ancianos), Staphylococcus aureus,
otros estreptococos y gramnegativos. En las meningitis que siguen a las intervenciones
neuroquirúrgicas, el espectro bacteriano es distinto: esta lococos, estreptococos y bacilos
gramnegativos, entre ellos Pseudomonas y Aeromonas.
Presentación
Los pacientes con una meningitis bacteriana aguda pueden descompensarse rápidamente y
requerir atención urgente y cobertura antibiótica. Los síntomas clásicos de la meningitis son
dolor de cabeza, rigidez de nuca, ebre y escalofríos, y fotofobia. La infección también
puede producir convulsiones, alteraciones de consciencia, confusión, coma y muerte. Esta
patología suele precipitarse por una enfermedad de las vías respiratorias altas.
Casi una cuarta parte de los pacientes con meningitis bacteriana presentan un cuadro
clínico agudo en las primeras 24 h. La mayoría de los casos de meningitis viral se
caracterizan por síntomas que se establecen de forma gradual a lo largo de 1 semana. Los
pacientes con ebre y dolor de cabeza deben ser explorados en busca de rigidez de nuca o
molestia con la exión del cuello, signo de Kernig (positivo al exionar el miembro inferior
por la cadera y la rodilla y producir luego una extensión dolorosa de la rodilla que
determina resistencia y exión del tronco), y signo de Brudzinski ( exión involuntaria de
los miembros inferiores en respuesta a la flexión cervical; fig. 2-8).
Figura 2-8 A. Signo de Kernig. B. Signo de Brudzinski.
(Tomado de Seidel H, Ball J, Dains J, etal: Mosby’s guide to physical examination, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la meningitis comprende los abscesos y tumores cerebrales, la
encefalitis, el delirium tremens, la hemorragia y el ictus.
Manifestaciones principales
• Fiebre
• Alteraciones del estado mental, sobre todo confusión o disminución del NC
• Rigidez de nuca/meningismo: tríada de rigidez de nuca, fotofobia y cefalea
Estrategias de actuación
Asegúrese de estabilizar la vía respiratoria, la respiración y la circulación y empiece a
administrar líquidos i.v. para combatir el shock o la hipotensión del paciente. Los pacientes
con meningitis tienen un alto riesgo de convulsión, por lo que debe adoptar medidas
pro lácticas y aplicar el tratamiento protocolizado. Si el sujeto tiene una alteración de
consciencia, plantéese proteger la vía respiratoria. Si está alerta y puede sufrir una
meningitis incipiente, monitorícelo de cerca, adminístrele oxígeno, colóquele una vía i.v. y
trasládelo enseguida al SU.
Decisiones de traslado
En general, los pacientes con una posible meningitis pueden recibir tratamiento en la
mayoría de los SU. Si el sujeto tiene menos de 14 años, plantéese el traslado a un centro
con servicio de pediatría si se encuentra a una distancia razonable.
Consideraciones especiales
Si sospecha una meningitis, deberá protegerse, adoptando todas las medidas para impedir
la transmisión de las gotitas respiratorias: mascarilla, bata y guantes. La posible exposición
del equipo sanitario a los pacientes debe noti carse de inmediato al supervisor o al
departamento de salud laboral. Se precisa pro laxis antibiótica si el profesional se ha
expuesto a la meningitis causada por meningococos (N. meningitidis) y la probabilidad de
contagio es alta; no está indicada la pro laxis de las meningitis causadas por otros
microorganismos.
Encefalitis
La encefalitis es una in amación generalizada del cerebro que produce una disfunción
cerebral focal o difusa. Los signos y síntomas de este trastorno se parecen a los de la
meningitis, incluido el letargo y la cefalea. La encefalitis se diferencia sobre todo porque
suele causar más alteraciones de la función encefálica —desorientación, cambios de
conducta, dé cits motores o sensitivos—, contrariamente a la meningitis. No obstante,
recuerde que algunos pacientes sufren estas dos patologías a la vez (meningoencefalitis).
Fisiopatología
La encefalitis casi siempre es una infección viral que daña el parénquima cerebral. El virus
puede penetrar en el organismo a través de múltiples vectores diferentes. Algunos virus son
transmitidos por seres humanos, otros por mosquitos o garrapatas y otros por mordeduras
de animales. El virus del herpes simple de tipo 1, más conocido por las lesiones periorales
que produce, es uno de los mayores responsables. Los pacientes inmunodeprimidos tienen
más probabilidad de contraer ciertos virus, como el citomegalovirus y el virus de la varicela
zóster. Este último permanece latente en los ganglios de los nervios sensitivos tras la
infección inicial (varicela) y se reactiva en circunstancias que aún se desconocen,
produciendo el conocido herpes zóster. Debe considerarse la rabia si la exposición lo
justi ca: mordedura de un animal o contacto con un murciélago. La región geográ ca
también in uye, pues las personas norteamericanas están más expuestas a la encefalitis de
San Luis y las asiáticas a la encefalitis japonesa.
Habitualmente, el virus se reproduce fuera del SNC y entra a través del torrente
circulatorio o una vía neural. En cuanto el virus ha traspasado el encéfalo y entrado en las
células nerviosas, empieza la disfunción neuronal. La hemorragia, la in amación y la
congestión perivascular suceden con más frecuencia en la sustancia gris.
La encefalitis postinfecciosa es un trastorno inmunitario en el que la respuesta
inmunitaria del organismo ataca el tejido cerebral después de una infección viral. En clínica
resulta difícil diferenciarla de una infección viral aguda durante la presentación inicial.
Presentación
La evolución de la encefalitis varía de un paciente a otro. La presentación del cuadro clínico
y su gravedad suelen correlacionarse con el pronóstico. Habitualmente, el paciente describe
un estado de pródromos viral, compatible con un resfriado común o una gripe, como ebre,
cefalea, náuseas y vómitos, mialgias o astenia. A veces, también aparecen alteraciones
conductuales o de la personalidad, disminución del estado de alerta o alteraciones de
consciencia, rigidez de cuello, fotofobia, letargo, convulsiones generalizadas o focales,
confusión o amnesia, o parálisis ácida. En el caso de la encefalitis asociada a uno de los
virus causantes de la varicela, el sarampión, la parotiditis o el virus de Epstein-Barr, el
paciente puede presentar una erupción, adenopatías o aumento del tamaño glandular. Los
lactantes presentan lesiones en la piel, los ojos o la boca y se encuentran aletargados e
irritables, sufren convulsiones, comen mal y muestran síntomas similares a los del shock.
Una serología positiva para el virus de la inmunode ciencia humana (VIH) predispone a la
encefalopatía secundaria a la toxoplasmosis.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la encefalitis comprende casi todas las enfermedades
bacterianas y virales del cerebro. El lupus, las enfermedades transmitidas por garrapatas,
las convulsiones, la hemorragia cerebral, las alteraciones electrolíticas, las intoxicaciones,
los ictus, la sí lis, los traumatismos y los abscesos cerebrales también pueden manifestarse
de esta manera.
Manifestaciones principales
• Fiebre
• Alteraciones del estado mental, como confusión o disminución del NC
• Rigidez de nuca/meningismo
• Cefalea
Estrategias de actuación
La tasa de mortalidad de la encefalitis se eleva hasta el 75%, y los pacientes que logran
sobrevivir suelen presentar discapacidad motora o cognitiva permanente. En el caso de la
encefalitis rábica, su mortalidad alcanza casi el 100%.
Como ocurre con cualquier paciente que sufre una enfermedad infecciosa, el
profesional prehospitalario debe tomar rigurosas medidas de aislamiento de la sangre y de
los líquidos corporales, así como llevar en todo momento una mascarilla. Para mayor
seguridad, también se colocará una mascarilla al paciente.
Dentro del hospital, se realizarán una serie de análisis de sangre y pruebas radiológicas
así como estudios del LCR, incluida la serología viral. recesen ocasiones se realiza una
biopsia cerebral.
Intervenciones urgentes
Los pacientes con encefalitis pueden descompensarse rápidamente, así que prepárese para
controlar la vía respiratoria y tomar medidas para restablecer la presión arterial. Si el
paciente sufre convulsiones o estado convulsivo, trátelo según el protocolo. La medicación
antiviral suele administrarse en el SU en la primera fase del tratamiento. La hidrocefalia y
la elevación de la PIC se combaten inicialmente con medidas conservadoras y
posteriormente con métodos más intensivos como forzar la diuresis, manitol y esteroides.
Decisiones de traslado
Hay que trasladar al paciente a un centro que disponga de una unidad de cuidados
intensivos, un neurólogo y cobertura neuroquirúrgica (si hubiera que realizar una biopsia
cerebral). Si el centro cuenta con un especialista en enfermedades infecciosas, se solicitará
su ayuda. Los niños serán trasladados a un centro en el que haya unidades pediátricas de
cuidados intensivos.
Consideraciones especiales
Si sospecha una encefalitis, protéjase con una mascarilla, bata y guantes para evitar la
transmisión de las partículas respiratorias.
Debido al efecto de la infección sobre el SNC, el paciente puede estar confuso, agitado o
agresivo. Recuerde que todo sujeto con síntomas psiquiátricos puede tener un problema
médico de base.
Absceso
Fisiopatología
Algunas bacterias (Streptococcus, Pseudomonas, Bacteroides) suelen provenir de los senos
paranasales, la boca, el oído medio o la apó sis mastoides y atraviesan venas que drenan
directamente, desde los lugares citados, hasta el cerebro. Otras bacterias (Staphylococcus,
Streptococcus, Klebsiella, Escherichia, Pseudomonas) se extienden mediante la siembra
sanguínea desde lugares alejados. La propagación directa por un traumatismo penetrante o
intervenciones quirúrgicas también es otro foco de infección bacteriana (Staphylococcus,
Clostridium, Pseudomonas). En una cuarta parte de los abscesos no se encuentra una fuente
clara. Los pacientes inmunodeprimidos, consumidores de drogas por vía i.v., los portadores
de válvulas protésicas o los consumidores crónicos de esteroides, así como aquellos que han
sufrido semiahogamiento o se han sometidos a intervenciones dentales extensas, tienen más
riesgo de padecer un absceso cerebral debido a la diseminación de las bacterias.
Presentación
El paciente con un absceso cerebral suele referir cefalea. Puede haber un dé cit neurológico
focal compatible con el foco infeccioso. La tríada de cefalea, ebre y dé cit neurológico
focal se observa muy pocas veces. Las convulsiones, alteraciones de consciencia, náuseas y
vómitos y la rigidez de nuca también indican un absceso cerebral. El empeoramiento brusco
de la cefalea podría indicar la rotura del absceso al LCR.
Diagnóstico diferencial
Además de la gran diversidad de infecciones bacterianas que deben tenerse en cuenta, el
diagnóstico diferencial del absceso cerebral comprende las migrañas, hipertensión,
hemorragia intracraneal, infección micótica y tumores.
Manifestaciones principales
• Fiebre
• Alteración del estado mental, como confusión o disminución del NC
• Rigidez de nuca/meningismo
• Cefalea
• Náuseas/vómitos
• Déficit focal compatible con la localización del absceso
Estrategias de actuación
Los abscesos cerebrales ponen la vida en peligro. No obstante, si se reconocen y tratan a
tiempo, la morbilidad y la mortalidad disminuyen. Proporcione medidas de soporte al
paciente, monitorice la vía respiratoria, la respiración y la circulación, administre oxígeno
y líquidos i.v. Si el paciente sufre convulsiones o se descompensa, prepárese para adoptar
medidas de reanimación.
Intervenciones urgentes
A pesar del riesgo de muerte de estos pacientes por el efecto compresivo y el absceso, las
alteraciones correspondientes de la función cerebral y la sepsis, casi nunca ocurre una
muerte aguda. Sin embargo, el absceso puede romperse o sangrar dentro del cerebro y el
estado del paciente se deteriora con rapidez.
Decisiones de traslado
Si sospecha un absceso cerebral, debe trasladar al paciente a un centro adecuado que
disponga de servicio de neurocirugía y de una unidad de cuidados neurológicos intensivos.
Consideraciones especiales
Los pacientes inmunodeprimidos, ya sea por la medicación o una enfermedad de base, como
el sida, corren especial riesgo de presentar un absceso cerebral.
Crisis convulsiva
Fisiopatología
Se cree que las crisis aparecen cuando se establece un desequilibrio entre las fuerzas
excitadoras e inhibitorias dentro del cerebro y la balanza se inclina a favor de las primeras.
Los investigadores consideran que las crisis se deben a una menor inhibición de las
neuronas de ácido γ-aminobutírico (GABA), que son las neuronas inhibidoras del cerebro.
Las benzodiacepinas se utilizan en el tratamiento porque aumentan la tasa de descarga de
las neuronas gabaérgicas, lo que frena la actividad comicial.
Presentación
Las crisis generalizadas suelen empezar como tónicas ( exión o extensión de la cabeza,
tronco o extremidades), se convierten después en clónicas (sacudidas musculares rítmicas de
las extremidades o del cuello, con pérdida de conocimiento o sin ella), para luego remitir,
quedando el paciente en un estado postictal (período de sueño o confusión durante un
tiempo indeterminado). Otras formas de crisis generalizadas presentan un componente
exclusivamente tónico o clónico, sacudidas mioclónicas difusas, y crisis atónicas y de
ausencia.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de las crisis comprende los ictus, las migrañas, la amnesia, las
hemorragias, los tumores, las alteraciones metabólicas, los trastornos del sueño o del
movimiento y las patologías psiquiátricas.
Manifestaciones principales
• Alteración de consciencia
• Trastorno motor focal
• Agitación o sobresalto
• Estado postictal referido por la familia, los amigos o los cuidadores
Estrategias de actuación
El paciente puede activar la llamada al SME si cree que va a sufrir una crisis. Muchas crisis
son preludiadas por un aura, un determinado sonido, o una sensación olfativa o gustativa
que advierte de la inminente convulsión. Proteja al paciente de la lesión, colocando cojines
o eliminando los peligros. Administre oxígeno, puesto que la saturación de oxígeno
posiblemente disminuya durante la convulsión. Proporcione ventilación asistida si la
frecuencia respiratoria o el esfuerzo ventilatorio resultan insuficientes.
Intervenciones urgentes
La oxigenación, la ventilación y la protección frente al daño potencial constituyen las
medidas más importantes en la escena prehospitalaria. Hay que analizar la glucemia de
todo paciente con crisis o alteración de consciencia, puesto que la hipoglucemia representa
una causa frecuente de convulsión. También se requiere un ECG, ya que el síncope debido a
causas graves, como una taquicardia ventricular, podría confundirse con una crisis.
Los pacientes con convulsiones activas durante más de 1-2 min necesitan una
benzodiacepina para detener la convulsión. El método más rápido y e caz es la
administración i.v., pero si la vía i.v. resulta difícil, se pueden utilizar otras como la rectal,
la nasal o la intramuscular. Entre las benzodiacepinas más utilizadas para combatir las
crisis se encuentran el diacepam y el midazolam. Si no se detiene la crisis con estas
benzodiacepinas, se puede utilizar fenitoína y fenobarbital como medidas de segunda línea.
La sedación general es el último recurso. Los pacientes con crisis repetidas, que no
recuperan la consciencia entre una y otra, sufren el denominado status convulsivo, una
urgencia neurológica que puede causar una lesión cerebral permanente y que, en
consecuencia, requiere un tratamiento intensivo.
Decisiones de traslado
Hay que trasladar al paciente a un hospital con un servicio de neurología. Si se cree que la
crisis ha sido precipitada por un traumatismo, es preferible un hospital que disponga de
servicio de neurocirugía/traumatología.
Consideraciones especiales
No atribuya el comportamiento agresivo o confuso a una patología psiquiátrica, ya que,
durante la fase postictal de una crisis, el paciente puede presentar confusión, una respuesta
lenta, agitación o agresividad.
Las emergencias hipertensivas son aquellas en las que se afecta el cerebro, los riñones o el
corazón durante una crisis de hipertensión grave. La encefalopatía hipertensiva describe los
síntomas neurológicos asociados a una elevación extrema de la presión arterial; la
hipertensión maligna comprende la hemorragia retiniana y el edema de papila, síntomas
que suelen revertir al disminuir la presión arterial.
La mayoría de los pacientes con encefalopatía hipertensiva son hipertensos. Entre los
que no lo son, la anamnesis exige la formulación de preguntas especí cas para averiguar la
causa del aumento de la presión arterial, incluido el uso de drogas y medicamentos.
Fisiopatología
La autorregulación cerebral de las personas sanas mantiene el ujo sanguíneo cerebral
constante en un intervalo de presión arterial media que varía entre 50 y 150 mmHg. El
margen de autorregulación efectivo de un paciente con hipertensión crónica se desplaza a
un intervalo superior para proteger los vasos de las presiones más altas. Cuando la presión
arterial aumenta de forma llamativa, la autorregulación cerebral claudica, y se eleva la
presión en los vasos intracraneales, lo que provoca un daño vascular y se altera la BHE. La
consecuencia es la fuga de líquido capilar, con el edema cerebral consiguiente. El aumento
de la PIC puede ocasionar, en el ojo, hemorragias retinianas y edema del nervio óptico,
denominado edema de papila (o papiledema).
Presentación
El paciente puede sufrir dolor de cabeza, confusión, alteraciones visuales, náuseas o
vómitos. Esté atento a cualquier otro trastorno orgánico, como disección aórtica,
insu ciencia cardíaca congestiva, angina de pecho, palpitaciones, edema de papila o
hematuria (sangre en la orina).
Diagnóstico diferencial
Un paciente con síntomas compatibles con encefalopatía hipertensiva puede sufrir también
una enfermedad renal, feocromocitoma o preeclampsia o eclampsia en embarazadas. A
veces, el paciente ha ingerido un alimento o una medicación concreta que determinan un
pico de presión arterial o se encuentra en la fase de retirada de los antihipertensivos.
Dentro del diagnóstico diferencial se incluyen también el sangrado intracraneal, los
traumatismos y los ictus.
Manifestaciones principales
• Hipertensión
• Cefalea
• Náuseas/vómitos
• Alteraciones visuales
• Alteraciones de consciencia o déficits neurológicos focales
Estrategias de actuación
Aplique oxígeno suplementario y coloque una vía i.v. Habitualmente, las medidas
especí cas para reducir la presión arterial solo están indicadas si la presión sistólica (PAS)
excede de 220 o la diastólica (PAD) sobrepasa los 120. Casi siempre, para este propósito se
utilizan labetalol e hidralacina en bolo i.v., nitroprusiato, nicardipino, urapidilo y
nitroglicerina en bolo i.v., y clonidina por vía oral. Sea prudente cuando inicie la
medicación antihipertensiva ya que, si reduce la presión arterial de forma rápida, pueden
aparecer complicaciones graves como ictus isquémico o infarto de miocardio. La presión
arterial no debe reducirse más de un 25% en la fase aguda; un objetivo razonable es
obtener una PAD de 100 mmHg al cabo de 3 a 6 h.
Intervenciones urgentes
Los pacientes con hipertensión aguda pueden sufrir una hemorragia intracraneal repentina
y perder el conocimiento o no tener capacidad para proteger su vía respiratoria, por lo que
debe prepararse para tomar las medidas pertinentes si se obstruye la vía respiratoria.
Decisiones de traslado
Hay que trasladar al paciente a un hospital con servicio de cardiología y unidad de cuidados
intensivos.
Arteritis de la temporal
Fisiopatología
La siopatología exacta de la arteritis de la temporal se desconoce. Según especulan
algunos investigadores, posee una causa infecciosa, que jamás se ha demostrado. Según otra
hipótesis, la respuesta autoinmunitaria estimularía la proliferación de células T en las
paredes arteriales.
Presentación
El paciente suele referir dolor de cabeza en la región de la sien, correspondiente a la arteria
temporal. El dolor comienza de forma brusca pero afecta solo a uno de los lados. Además,
generalmente el sujeto presenta claudicación mandibular y edema en la región temporal,
di cultad para tragar, ronquera y tos. La ebre es también habitual. El dolor de cabeza
suele preceder a las alteraciones visuales, que pueden consistir en visión doble, pérdida
unilateral de un campo visual o disminución de la agudeza visual. Algunos pacientes
presentan sordera o vértigo. Otros signos y síntomas consisten en diaforesis, anorexia
(pérdida del apetito) con la pérdida de peso concomitante, mialgias, fatiga, debilidad, aftas
orales y gingivorragia.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la arteritis temporal comprende otras enfermedades reumáticas
in amatorias, neoplasias malignas, migrañas e infecciones. Las alteraciones electrolíticas y
el hipotiroidismo también simulan esta enfermedad.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
Proporcione medidas de soporte y monitorice la vía respiratoria, la respiración o la
circulación. En el hospital se realizarán una serie de pruebas al paciente, entre otras
análisis de sangre, estudios radiológicos y biopsia de la arteria temporal. Los pacientes con
una posible arteritis temporal reciben, habitualmente, esteroides para reducir la
inflamación vascular.
Decisiones de traslado
El paciente requiere ser trasladado a un hospital donde se disponga de seguimiento
oftalmológico.
Parálisis de Bell
Fisiopatología
Se desconoce la siopatología exacta de la parálisis de Bell. Habitualmente se observa una
in amación y tumefacción de la vaina del par craneal VII a su paso por el hueso temporal.
Según algunos datos, la parálisis de Bell posee un origen infeccioso, en particular por el
virus del herpes simple, el virus del herpes zóster u otros virus.
Presentación
Los pacientes con parálisis de Bell suelen llamar a los servicios de emergencias o acudir al
SU tras observar la debilidad facial que lleva a creer a la persona que ha padecido un ictus.
Algunos re eren dolor en la región mastoidea o en el oído externo, disminución del
lagrimeo en el ojo del lado afecto y una alteración del gusto.
Diagnóstico diferencial
La parálisis del nervio facial, aparte de la de Bell, se debe a otras causas, como son la
enfermedad de Lyme, la infección aguda por el VIH, los tumores y la otitis media. Hay que
descartar una causa central (de la motoneurona superior), como el ictus. Esta es una causa
preocupante cuando se respeta la musculatura frontal, ya que esta región de la cara dispone
de un control cerebral bilateral.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
La actuación ante una parálisis de Bell en el entorno prehospitalario se basa sobre todo en
trasladar al paciente, mantener las constantes vitales y proporcionar apoyo emocional.
Ante la di cultad para el cierre del párpado en el lado afectado, se protegerá con un
protector o una gasa, sellada suavemente sobre el ojo para mantenerlo cerrado. Instilar
periódicamente una pequeña cantidad de suero salino siológico en el ojo o sobre la gasa
para mantenerlo humedecido es otra opción aceptable. En el SU, una vez descartadas las
causas anteriormente mencionadas, pueden prescribirse esteroides y antivirales y efectuarse
un seguimiento neurológico con nuevos análisis y observación.
Decisiones de traslado
La parálisis de Bell no pone en peligro la vida y suele desaparecer espontáneamente. Por
este motivo, no está indicado el traslado urgente en todos los casos, pero si existe alguna
duda acerca del posible ictus agudo, se efectuará un traslado urgente al centro de ictus más
cercano.
Migraña
• Estrés
• Enfermedad
• Ejercicio físico
• Cambios en el patrón de sueño
• Grandes alturas y otros cambios de la presión barométrica
• Omisión de comidas
• Ciertos medicamentos (como los anticonceptivos orales)
• Ingestión de cafeína, alcohol y algunos alimentos
• Exposición a luces brillantes, ruidos fuertes u olores desagradables
Fisiopatología
La siopatología de la migraña no se conoce del todo. La investigación reciente revela que
los neurotransmisores cerebrales, como serotonina y dopamina, estimulan una cascada
in amatoria que produce la vasodilatación causante del dolor. Algunos de los síntomas
asociados a la migraña, como las náuseas y los vómitos, se acompañan también de una
activación de los receptores de dopamina. Muchos antagonistas dopaminérgicos poseen
eficacia en el tratamiento de la migraña.
Presentación
La migraña suele durar de 4 a 72 h y, habitualmente, el paciente pre ere permanecer en
una habitación tranquila y oscura; al principio, intenta aliviar el dolor de cabeza con un
analgésico adquirido sin receta. La migraña puede preludiarse o acompañarse de un aura
consistente en mareos, acúfenos, percepción de destellos luminosos, fotofobia, fonofobia o
líneas zigzagueantes en el campo visual. Algunos pacientes sufren mialgias, ebre,
claudicación mandibular, anomalías neurológicas focales, confusión e irritabilidad. También
se han descrito alteraciones visuales como defectos campimétricos laterales, problemas para
mantener el equilibrio y síncope.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la migraña comprende la cefalea de otro origen, infecciones
(como meningitis y sinusitis), arteritis de la temporal e ictus isquémico o hemorrágico, o
hemorragia. Además, la elevación de la PIC por un tumor cerebral, hipertensión
intracraneal idiopática, un aneurisma con fugas o la abstinencia a los opiáceos producen
cefaleas similares a la migraña.
Manifestaciones principales
• Cefalea
• Fotofobia
• Náuseas/vómitos
• Hipersensibilidad a los ruidos o a ciertos olores
• Conocimiento del trastorno por el paciente
Estrategias de actuación
Traslade al paciente a un hospital tratando de minimizar los estímulos visuales y auditivos.
Aunque el paciente parece encontrarse incómodo, suele estar estable. Hay que suspender la
analgesia opiácea hasta que el paciente sea totalmente evaluado por un médico. El
tratamiento con antieméticos puede romper el círculo vicioso y la intensidad de la migraña,
además de combatir las náuseas concomitantes.
Intervenciones urgentes
Los pacientes con antecedentes personales de migrañas pueden ser diagnosticados
equivocadamente de ictus u otra patología urgente si la migraña es especialmente intensa.
Preste atención a los cambios repentinos del estado neurológico por si se tratara de alguna
de estas otras patologías.
Decisiones de traslado
Como el diagnóstico diferencial incluye los ictus y la hemorragia intracraneal, procure
trasladar al paciente a un centro donde se puedan abordar estos problemas médicos. En
general, todo lo que se necesita durante el traslado son medidas de soporte.
Consideraciones especiales
Algunos pacientes pre eren el traslado sin luces/sirenas y con los ojos cerrados o tapados,
porque presentan hipersensibilidad a la luz y a los ruidos.
Fisiopatología
La causa de la hipertensión intracraneal idiopática, como su propio nombre indica, se
desconoce. En algunos estudios se ha observado un descenso de la salida del LCR por los
senos venosos de la duramadre. Otros consideran que el incremento del ujo sanguíneo
impide al cerebro drenar el LCR.
Presentación
La elevación de la PIC hace que el paciente solicite asistencia médica por un dolor de
cabeza inespecí co, que tiende a variar de naturaleza, localización y frecuencia. Otros
síntomas son los zumbidos pulsátiles en los oídos y la diplopía horizontal (visión doble).
Rara vez, el dolor se irradia a los miembros superiores. Las personas afectadas sufren a
veces hipotensión ortostática al incorporarse hacia delante y volverse a levantar, lo que
origina episodios sincopales. El edema de papila explica la visión crepuscular o la ceguera
intermitente en uno o en ambos ojos. Algunos pacientes presentan una pérdida progresiva
de la visión periférica, que suele comenzar en el cuadrante nasal inferior, se desplaza luego
hasta el campo visual central y se sigue de la pérdida de la visión cromática.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la hipertensión intracraneal idiopática comprende la
meningitis aséptica, la enfermedad de Lyme, los tumores vasculares, el meningioma, las
malformaciones arteriovenosas, los ictus, la hidrocefalia, los abscesos intracraneales, la
hemorragia intracraneal, la migraña y el lupus.
Manifestaciones principales
• Cefalea
• Trastornos visuales y edema de papila
• Mujeres jóvenes y obesas
Estrategias de actuación
Es muy poco lo que se puede hacer en el entorno prehospitalario. Cuando el paciente
ingrese, pueden solicitarse pruebas de la agudeza visual, una oftalmoscopia directa, una
punción lumbar o estudios de imagen. Hay que analizar la sangre y el LCR para descartar
otros diagnósticos.
Intervenciones urgentes
La atención prehospitalaria suele basarse exclusivamente en medidas de soporte. Dentro del
hospital, se puede administrar medicación al paciente o drenar el LCR mediante punción
lumbar o en el quirófano, colocando o ajustando incluso una derivación intracraneal.
Decisiones de traslado
El paciente requiere ser trasladado a un centro que disponga de servicios de oftalmología,
neurología y neurocirugía.
Hidrocefalia normotensiva
Fisiopatología
El paciente con hidrocefalia normotensiva presenta un mayor volumen de LCR dentro de
los ventrículos, exceso que supuestamente comprime las bras nerviosas que salen de la
corteza cerebral y explica los hallazgos clínicos. En general, se cree que la acumulación de
LCR obedece a una absorción insuficiente, a través de la aracnoides hasta los senos durales.
Presentación
Habitualmente, el paciente con hidrocefalia normotensiva acude con una tríada de
alteración de la marcha, incontinencia urinaria y trastorno cognitivo. El sujeto tiene una
marcha de base más amplia y titubeante y, en general, le cuesta dar el primer paso, como si
se tratara de un paciente con enfermedad de Parkinson. La incontinencia es urinaria, más
que rectal, y en las primeras fases puede haber urgencia y un aumento de la frecuencia
urinaria. La alteración cognitiva suele consistir en apatía, retraso psicomotor, disminución
de la atención e incapacidad para concentrarse.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la hidrocefalia normotensiva comprende la enfermedad de
Alzheimer y otras causas de demencia, los ictus, la enfermedad de Parkinson, las
alteraciones electrolíticas, las intoxicaciones y la elevación idiopática de la PIC.
Manifestaciones principales
• Alteración de la marcha
• Incontinencia urinaria
• Alteración de consciencia
Estrategias de actuación
En el escenario y durante el traslado deberá brindar apoyo físico y emocional al paciente.
Una vez establecido el diagnóstico a través de los estudios de imagen y de laboratorio
dentro del hospital, es posible que se extraiga líquido cefalorraquídeo al paciente y se
coloque una derivación para facilitar la salida continuada del LCR y reducir su volumen y
presión.
Intervenciones urgentes
La monitorización cuidadosa y el registro de las constantes vitales, los datos de la
anamnesis y los signos de la exploración física ayudarán al equipo del SU del centro
receptor. Habitualmente no se precisan intervenciones urgentes, pero hay que estar atento
por si el paciente sufre una crisis.
Decisiones de traslado
Traslade al paciente a un centro con un servicio de neurocirugía.
Fisiopatología
La enfermedad neuromuscular degenerativa no tiene ninguna causa conocida. Los
cientí cos han descubierto hace poco una mutación de un gen que regula la síntesis de
proteínas y la función sináptica de las motoneuronas de algunos pacientes. Sin embargo,
esta mutación justi ca solo un pequeño número de casos de la enfermedad neuromuscular
degenerativa. La toxicidad del glutamato, la disfunción mitocondrial y la autoinmunidad
podrían contribuir a la ELA, pero los investigadores siguen tratando de descubrir la causa
precisa.
Presentación
Los signos de la motoneurona superior de los pacientes con un trastorno neuromuscular
degenerativo consisten en espasticidad e hiperre exia. Los de la motoneurona inferior
comprenden debilidad, ataxia y fasciculaciones. La muerte se debe a la debilidad de la
musculatura respiratoria y a la neumonía por aspiración. La morbilidad y mortalidad de
estos pacientes se suman a las complicaciones médicas de la inmovilidad.
El paciente acude al médico por presentar debilidad en los miembros, di cultad para
hablar y deglutir, alteraciones visuales y espasticidad en las extremidades. Los problemas
motores suelen irradiarse desde la periferia, comenzando por caída de la muñeca, pérdida
de la destreza digital, caída del pie y fasciculaciones linguales. También puede aparecer
labilidad emocional que hace que el paciente reaccione exageradamente a los episodios o
comentarios tristes o alegres. El paciente sabe que no puede controlar sus emociones. En las
fases nales de la enfermedad aparece una disfunción ocular, sensitiva y vegetativa, casi
siempre en casos que requieren ventilación asistida. La paresia suele ser asimétrica y
empieza en los miembros superiores o inferiores. En las fases nales hay di cultades para
masticar y deglutir.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye el síndrome de Guillain-Barré, la esclerosis múltiple, la
miastenia grave, los tumores de la médula espinal y el ictus.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
La atención prehospitalaria se basa en trasladar al paciente y en preservar la vía
respiratoria, la respiración, la circulación y las constantes vitales. Administre oxígeno y
líquidos para combatir la debilidad general de acuerdo al protocolo local.
Intervenciones urgentes
Los pacientes con una enfermedad neuromuscular degenerativa pueden descompensarse por
la extrema debilidad de la musculatura respiratoria, en cuyo caso se emprenderán las
medidas adecuadas (v. epígrafe «Consideraciones especiales»).
Decisiones de traslado
Hay que trasladar al paciente al hospital, para que sea atendido por un neurólogo, sobre
todo si sufre una enfermedad crónica. Como ocurre con la mayoría de los pacientes que
presentan alteraciones de consciencia, debe trasladarse al afectado a un centro de ictus o a
uno con servicios de neurología y neurocirugía, ya que el diagnóstico de la enfermedad
neuromuscular degenerativa suele establecerse durante la estancia hospitalaria.
Consideraciones especiales
Los pacientes con una enfermedad neuromuscular degenerativa pueden descompensarse por
la debilidad extrema de su musculatura respiratoria, así que si decide intubar al paciente, el
profesional, el paciente y su familia deben saber que es muy poco probable que el paciente
pueda desconectarse alguna vez del respirador.
El síndrome de Korsakoff es un término que alude a los síntomas de las etapas nales
de la enfermedad, en particular a la pérdida de memoria. Este síndrome suele darse entre
alcohólicos, pero puede afectar a cualquier paciente desnutrido, como los sometidos a
hemodiálisis prolongada o aquellos con síndrome de la inmunode ciencia adquirida (sida).
La edad media a la que se diagnostica el síndrome, suele ser los 50 años, pero el síndrome
puede afectar a pacientes más jóvenes con trastornos metabólicos, aquellos que reciben
nutrición parenteral o los que siguen una alimentación de citaria en tiamina y otras
vitaminas.
Fisiopatología
La tiamina desempeña una función cardinal en el metabolismo de los hidratos de
carbono: es un cofactor de enzimas esenciales del ciclo de Krebs y de la vía de la pentosa-
fosfato. Cuando se dispone de muy poca tiamina, estos sistemas celulares fracasan, lo que
reduce el consumo de energía y produce una muerte celular. Los sistemas que se afectan en
mayor medida son los que disponen de un recambio rápido, debido a los altos
requerimientos metabólicos, por ejemplo el cerebro. La producción energética se reduce y
ocurre un daño neuronal, que causa edema celular y perpetúa la lesión del sistema
nervioso.
Presentación
El diagnóstico de la encefalopatía de Wernicke se sospechará ante todo paciente que abuse
del alcohol o que presente malnutrición y síntomas agudos de confusión, disfunción ocular y
alteraciones de memoria. Los problemas oculares más comunes consisten en nistagmo,
parálisis bilateral de los músculos rectos laterales y mirada desconjugada. La ceguera no es
habitual.
La encefalopatía puede manifestarse por una confusión global, apatía, agitación o falta
de atención. Es raro que ocurran importantes alteraciones del estado mental, por ejemplo
coma o disminución de consciencia. Aproximadamente el 80% de los pacientes presentan
cierta neuropatía periférica. La hipotensión, las náuseas y la inestabilidad térmica se deben
también al dé cit de tiamina. Los lactantes pueden sufrir estreñimiento, agitación, vómitos,
diarrea, anorexia, trastornos oculares o alteraciones de consciencia, incluidas crisis
convulsivas y pérdida del conocimiento.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial comprende la intoxicación etílica o por drogas ilegales, el delirio,
la demencia, el ictus, la psicosis, los traumatismos craneales cerrados, la encefalopatía
hepática y el estado postictal.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
En el hospital se somete al paciente a una serie de pruebas de laboratorio y de imagen,
como análisis de sangre, determinación de electrólitos, punción lumbar, gasometría y TC o
RM para evaluar el diagnóstico diferencial.
Decisiones de traslado
No se requiere ninguna decisión especial de trasporte. Debe trasladarse al paciente a
cualquier hospital, y si es un niño a un centro pediátrico, si existe.
Síndrome de Guillain-Barré
Fisiopatología
Se cree que el síndrome de Guillain-Barré representa la respuesta autoinmunitaria a una
infección reciente o a muchos problemas médicos diferentes. Según los investigadores, el
cuerpo crearía anticuerpos contra los nervios periféricos, en particular los axones, que se
desmielinizarían. La recuperación se asocia, de forma característica, a un período breve de
remielinización. Se ha comprobado que muchos pacientes con el síndrome de Guillain-Barré
presentan seropositividad para Campylobacter jejuni.
Presentación
El paciente con un síndrome de Guillain-Barré suele acudir al principio por debilidad en la
musculatura de los miembros inferiores, sobre todo en los muslos. Esta debilidad aparece, en
general, unas semanas después de una enfermedad respiratoria o digestiva. La debilidad
progresa, en el transcurso de horas o días, hasta afectar a la musculatura de los miembros
superiores y del tórax, la cara y la respiración. Al cabo de unos 12 días, la mayoría de los
pacientes se encuentran en el peor momento y posteriormente el trastorno comienza poco a
poco a mejorar a lo largo de unos meses.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial del Guillain-Barré es el mismo que el de una infección o lesión de
la médula espinal. Las alteraciones electrolíticas, como la hiperpotasemia e hipopotasemia,
causan también debilidad. Las infecciones, como meningitis, encefalitis, y botulismo, así
como las infecciones transmitidas por garrapatas también simulan el trastorno. En las
primeras etapas, el síndrome de Guillain-Barré se puede confundir con una esclerosis
múltiple, miastenia grave, ingestión tóxica de alcohol, metales pesados o compuestos
organofosforados, diabetes y neuropatía por VIH.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
En el entorno prehospitalario lo más importante es controlar la vía respiratoria, la
respiración y la circulación, administrar oxígeno y ventilación asistida (si se precisa). Otras
medidas prehospitalarias de tratamiento consisten en colocar una vía i.v. y un monitor
cardíaco. Si el paciente tiene una disfunción vegetativa, la hipertensión debe combatirse
con preparados de corta acción; la bradicardia sintomática responde mejor a la atropina y
la hipotensión suele mejorar con los líquidos i.v. La colocación de un marcapasos transitorio
está a veces indicada ante un bloqueo cardíaco de segundo o de tercer grado.
Intervenciones urgentes
Como esta es una enfermedad rápidamente progresiva, debe saberse que el paciente se
descompensará. Proceda al control y mantenimiento de la vía respiratoria según la
necesidad.
Decisiones de traslado
Traslade al paciente a un hospital adecuado si es posible; a menudo, se necesita un estudio
rápido de imagen y la consulta con el neurólogo.
Psicosis aguda
Fisiopatología
La psicosis se asocia sobre todo a alteraciones de la química y del desarrollo cerebrales. La
genética podría facilitar su aparición, pero se cree que los factores psicosociales son los
desencadenantes que la exacerban. Se piensa que la hiperactividad de los receptores
dopaminérgicos del cerebro, que son bloqueados por los antipsicóticos, ocasiona las
alucinaciones e ideas delirantes activas que caracterizan la psicosis aguda. La menor
actividad de la corteza prefrontal del cerebro, relacionada con la transmisión de serotonina,
explicaría síntomas como el afecto aplanado y el retraimiento social.
Presentación
Alrededor del 50% de los pacientes sufren una psicosis de inicio agudo. Antes del brote, el
afectado muestra un período de salud mental relativa, caracterizado por lo general por un
descenso de la función en el hogar, el trabajo y las relaciones personales. Algunos sujetos
con psicosis aguda solicitan la asistencia médica por reacciones a la medicación, como
hipotensión, sequedad de boca, sedación o di cultades para orinar o para mantener
relaciones sexuales. Otros quizá hayan abandonado el tratamiento prescrito para la psicosis
durante un tiempo.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la psicosis aguda comprende el delirio, la depresión, el
trastorno de angustia, las intoxicaciones, los tumores cerebrales y las infecciones.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
Al tratar a una persona con un trastorno psicótico, lo más importante es garantizar la
seguridad personal y la del paciente. Es posible que este necesite una contención
farmacológica o física. Si es posible, vigile las constantes vitales y proporcione apoyo
emocional. Si el paciente presenta inestabilidad médica, aplique el tratamiento
protocolizado pertinente.
Intervenciones urgentes
Como la alteración del estado mental podría obedecer a un problema médico, analice la
glucemia, descarte cualquier traumatismo y evalúe y corrija cuidadosamente las constantes
vitales (incluida la pulsioximetría), si fuera necesario. Asimismo, recoja una detallada
historia clínica de los acontecimientos precipitantes para evaluar posibles
envenenamientos, intoxicaciones o una ingestión inapropiada o accidental de
medicamentos.
Decisiones de traslado
Como las alteraciones médicas son las primeras que deben descartarse ante un paciente con
un comportamiento psicótico, analice la glucemia y traslade al paciente a un centro que
disponga de servicios médicos y psiquiátricos.
Consideraciones especiales
Los pacientes con psicosis pueden precisar contención química o física o escolta policial,
según el protocolo local.
El suicidio ocurre cuando una persona termina deliberadamente con su vida. El intento
autolítico tiene lugar si la persona intenta suicidarse pero no lo logra. Según el National
Institute of Mental Health, por cada persona que se suicida existen entre 12 y 25 tentativas.
Entre los adolescentes, la cifra probablemente alcance 200 tentativas por cada suicidio
consumado. La tentativa de suicidio adopta múltiples formas y debe aplicarse una asistencia
urgente en función del daño que se haya infligido la propia persona.
Fisiopatología
La siopatología de la depresión es multifactorial pero se atribuye a cambios en los
neurotransmisores del sistema límbico. Se han investigado la serotonina, la noradrenalina y
la dopamina como posibles causas de la depresión. Son frecuentes los antecedentes
familiares, incluso entre los que intentan suicidarse, pero no se ha encontrado ningún
vínculo genético de nitivo con la depresión. El alcohol y otras sustancias de abuso
constituyen asimismo un factor de riesgo para la depresión. Los factores estresantes
emocionales, como el abuso físico o sexual, el suicidio de un familiar cercano, la violencia
familiar o el divorcio, el encarcelamiento y las tentativas previas de suicidio acompañan o
precipitan la depresión o las ideas de suicidio.
Presentación
La depresión puede manifestarse de múltiples formas. Algunos pacientes se retraen y otros
se agitan. La conducta alimentaria y los patrones del sueño se alteran. El sujeto se
encuentra fatigado, desesperado, con sensación de inutilidad o indefensión y deja de
disfrutar de actividades que, en otro tiempo, le causaban placer. Tiene olvidos y cambios en
el apetito o en el peso y experimenta síntomas somáticos sin una causa evidente. Estos
pacientes muestran un retraso de las funciones normales, como el pensamiento y el habla, y
a menudo no se concentran. En los casos de depresión grave, el paciente puede llamar la
atención de los profesionales sanitarios al intentar suicidarse.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la depresión comprende intoxicaciones, ansiedad, maltrato o
agresión, alteraciones electrolíticas, cefalea, psicosis, infecciones, tumores y otros factores
estresantes.
Manifestaciones principales
Estrategias de actuación
Emprenda medidas de soporte y esté atento por si disminuye el NC, sobre todo si sospecha
que el paciente ha tomado una sobredosis de medicamentos o drogas o ha intentado
suicidarse por otros medios. En estos casos, la máxima prioridad es el control de la vía
respiratoria, la respiración y la circulación. Adapte el tratamiento al método elegido por el
paciente para intentar suicidarse. Por ejemplo, deberá tomar precauciones con la columna
cervical si la persona ha tratado de colgarse, proporcionar oxígeno si se ha intoxicado por
monóxido de carbono y emplear empaquetamientos para los pacientes con traumatismos
penetrantes o contusos. Si se sospecha una intoxicación, en especial por antidepresivos
tricíclicos, monitorice el ritmo cardíaco y vigile el ensanchamiento QRS.
Intervenciones urgentes
Ante un paciente que ha intentado suicidarse, evalúe con especial cuidado las lesiones
traumáticas en casos de precipitación o ahorcamiento. Esté atento al estridor en los casos
de ahorcamiento, las lesiones por desaceleración en las precipitaciones y a las alteraciones
electrolíticas y del ritmo cardíaco en caso de ingestión.
Decisiones de traslado
El paciente debe ser trasladado a un centro con un servicio de psiquiatría, salvo que
presente un traumatismo o una complicación médica.
Consideraciones especiales
Toda tentativa de suicidio se debe tomar en serio. No hay que dejar solo al paciente en
ningún momento. Es muy importante asegurar las puertas traseras de la ambulancia e
impedir que el sujeto pueda acceder a objetos potencialmente letales en la parte trasera del
vehículo.
Conclusiones
1 Después de veri car que la paciente tiene la vía respiratoria permeable, respira
adecuadamente y tiene una buena perfusión, deberá registrar las constantes vitales. La
evaluación de la cabeza a los pies comprende un examen de las pupilas, de la visión
(incluida la periférica) y de los movimientos extraoculares. Pregúntele si tiene fotofobia.
Observe si existe eritema, tumefacción o dolor en la región temporal. Evalúe la simetría
facial. Ausculte las carótidas en busca de soplos. Averigüe si presenta rigidez de nuca.
Examine en la periferia la presencia de pulsos, la sensibilidad y la fuerza. Obtenga datos
adicionales para saber si ha sufrido un traumatismo continuado. Compruebe la
medicación para hacerse una idea de los antecedentes personales. Efectúe la escala de
ictus. Considere el resto de pruebas diagnósticas según los hallazgos.
2 El diagnóstico diferencial de esta paciente debería incluir un ictus, una hemorragia
intracraneal, una arteritis de la temporal, una meningitis y una migraña.
Resumen
Bibliografía
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Preguntas de repaso del capítulo
1. ¿Cuál de las siguientes describe una conducta cognitiva normal? La persona que:
a. Le pregunta una y otra vez qué día de la semana es
b. No responde al llamarla por su nombre y le aparta la mano al pasarla por el esternón
c. Está somnolienta y tarda en responder a las preguntas, tras despertar de un breve sueño
d. Muestra orientación personal, espacial y temporal y oye voces que le dicen que es el diablo
2. ¿Qué evaluación mide al menos un aspecto de la función de los pares craneales?
a. Análisis de glucemia
b. Escala prehospitalaria de ictus de Cincinnati
c. Escala de coma de Glasgow
d. Miniexamen mental
3. Un hombre de 72 años sufre un episodio sincopal en la iglesia. Ahora está despierto pero confuso. Su esposa señala que lleva
1 semana quejándose de dolor de cabeza. Tiene una enfermedad de Alzheimer incipiente. En casa tiene estas medicinas:
atorvastatina y rivastigmina. ¿Cuál de estas preguntas ayudaría a acotar el diagnóstico diferencial?
a. ¿Se ha caído o golpeado en la cabeza recientemente?
b. ¿Padece alguna alergia?
c. ¿Ha tomado la medicación recetada esta mañana?
d. ¿Cuándo se diagnosticó la enfermedad de Alzheimer?
4. Una mujer de 56 años sufre un dolor repentino de cabeza y visión borrosa durante una clase de yoga. Tiene el párpado derecho
caído y la pupila de ese lado es más pequeña que la izquierda. Debería trasladarla a un hospital con:
a. Un centro para tratar el infarto agudo de miocardio
b. Un servicio de oftalmología
c. Un servicio de psiquiatría
d. Un servicio de neurología y cirugía vascular
5. Un hombre de 32 años se queja de dolor de cabeza y mareos. Ha vomitado una vez y camina de forma titubeante. La presión
arterial es de 148/72, el pulso, de 92, y la frecuencia respiratoria, de 20. Mira en todo momento sobresaltada hacia el oído
derecho. ¿Qué signo o síntoma le haría sospechar que la causa de esta urgencia es una hemorragia intracerebral y no una
migraña?
a. Mirada anómala
b. Presión arterial
c. La edad
d. Mareos y vómitos
6. ¿Cuál es el indicador más fiable de que un paciente con alteración de consciencia precisa una ventilación asistida?
a. Glucemia de 600 mg/dl
b. CO2 teleespiratoria de 60 mmHg
c. Puntuación de 10 en la escala de coma de Glasgow
d. Saturación de oxígeno del 80%
7. Un hombre de 24 años se queja de un dolor de cabeza violento y repentino. Le pide que apague la luz. Ha vomitado ya una
vez. ¿Cuál de estos datos aumentaría la sospecha de hemorragia subaracnoidea?
a. Bradicardia
b. Hipertensión
c. Dilatación de la pupila
d. Rigidez de cuello
8 . ¿Cuál de estos signos puede obligar a incrementar la frecuencia ventilatoria de un paciente intubado con sospecha de
hematoma epidural?
a. Flexión con el estímulo doloroso
b. Hipotensión
c. Signo de Babinski positivo
d. Dilatación pupilar unilateral
9. Una amazona de 25 años, que lleva casco, sufre una caída del caballo y se queja de debilidad en las extremidades superiores.
Usted le pide que cierre los ojos y que le diga si está moviendo el pulgar hacia arriba o hacia abajo. Ella es incapaz de saberlo.
Esto indica una anomalía de lo siguiente:
a. Movimientos finos
b. Propiocepción
c. Sensación del tacto
d. Función del nervio espinal accesorio
10. Un hombre de 44 años se encuentra en estado postictal tras haber sufrido una crisis de gran mal ante testigos. Se despierta
con un estímulo doloroso leve y en estos momentos ronca. Las constantes vitales son: PA 142/86, FC 120, FR 20, SaO2 98%.
¿Qué debería hacer usted?:
a. Facilitar la ventilación con bolsa y mascarilla
b. Insertar una vía nasofaríngea
c. Prepararse para intubar la tráquea
d. Colocarlo en decúbito supino
Capítulo 3
Enfermedades respiratorias
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Explicar la anatomía, siología y siopatología de las enfermedades y patologías que suelen acompañarse de problemas
respiratorios, y describir sus presentaciones clínicas características.
2 Describir la forma correcta de obtener una historia meticulosa del paciente con problemas respiratorios.
4 Formar una impresión inicial y generar la lista de posibles diagnósticos (diagnóstico diferencial) a partir de la historia del
paciente y de los signos y síntomas.
5 Solicitar o aconsejar las pruebas diagnósticas pertinentes y aplicar los resultados para facilitar el diagnóstico.
6 Realizar las intervenciones críticas necesarias para estabilizar y tratar a los pacientes con patologías respiratorias urgentes.
7 Respetar las guías de actuación basadas en la evidencia para el tratamiento global de cada patología.
8 Evaluar de manera continuada al paciente, revisando la impresión clínica de la estrategia del tratamiento en función de la
respuesta del paciente a las intervenciones.
Términos clave
absceso (periamigdalino) Absceso, en el que la infección super cial del tejido blando ha
progresado hasta crear colecciones purulentas en el espacio submucoso adyacente a las
amígdalas. Este absceso y la in amación concomitante determinan una desviación de la
úvula hacia el lado contrario.
angina de Ludwig Infección profunda de la parte anterior del cuello, justo debajo de la
mandíbula. El nombre proviene de la sensación de ahogo y sofoco descrita por la mayoría
de los pacientes con este trastorno.
angioedema Trastorno caracterizado por edema repentino, en general de la cabeza o del
cuello, por ejemplo de los labios (en particular, del inferior), el lobulillo de la oreja, la
lengua o la úvula.
atelectasia Colapso alveolar.
centro apnéusico Localizado en la protuberancia, este centro regula la profundidad de la
respiración.
centro neumotáxico Localizado en la protuberancia, este centro regula generalmente la
frecuencia y el patrón respiratorio.
conducto torácico Localizado en la parte superior izquierda del tórax; el conducto torácico
es el vaso linfático más grande del organismo. Retorna a la vena cava el exceso de líquido
de los miembros inferiores y del abdomen que no es drenado por las venas.
ecografía Se trata de una técnica de imagen en la que se obtienen imágenes precisas de las
estructuras corporales mediante ondas de sonido de alta frecuencia.
enfermedad actual (EA) Elemento más importante de la evaluación del paciente. Los
elementos fundamentales de la EA se obtienen a partir de las reglas OPQRST y SAMPLER.
insuficiencia respiratoria Trastorno en el que los pulmones no cumplen su función básica
de intercambio gaseoso, o sea, la transferencia del oxígeno inhalado hacia la sangre y del
dióxido de carbono desde la sangre hacia el aire espirado.
intercambio gaseoso Proceso en el que el oxígeno de la atmósfera es captado por las
células circulantes de la sangre y el dióxido de carbono de la sangre es liberado a la
atmósfera.
lesión pulmonar aguda/síndrome de distrés respiratorio agudo (LPA/SDRA)
Enfermedad sistémica que produce fracaso respiratorio agudo.
metabolismo aeróbico Proceso por el que la glucosa se transforma en energía en
presencia del oxígeno.
metabolismo anaeróbico Proceso por el que las células, privadas de oxígeno, generan
pequeñas cantidades de energía, pero liberan ácidos en exceso en forma de subproductos,
en particular ácidos láctico y carbónico.
monitorización del dióxido de carbono teleespiratorio (ETCO2) Análisis del gas CO2
espirado, un método valioso para evaluar el estado ventilatorio de un paciente.
quimiorreceptores Receptores químicos que detectan cambios en la composición de la
sangre y los líquidos corporales. Los cambios químicos principales registrados por los
quimiorreceptores se re eren a los niveles de hidrógeno (H+), dióxido de carbono (CO2) y
oxígeno (O2).
respiración Intercambio gaseoso del oxígeno hacia la sangre y del dióxido de carbono
hacia los alvéolos.
toracocentesis Técnica para extraer líquido o aire del espacio pleural.
toracostomía Técnica en la que el tubo se conecta a una válvula de Heimlich, una válvula
unidireccional que permite la salida de aire del espacio pleural pero no su entrada.
ventilación no invasiva con presión positiva (NPPV) Técnica en la que se aplica una
presión positiva en la vía respiratoria alta con algún tipo de mascarilla u otra interfaz no
invasiva.
Escenario
PACIENTE DE 57 AÑOS que re ere «dolor en la garganta». Al saludarlo, observa que se encuentra postrado. Tiene inyección
conjuntival y no para de retirar la saliva de las comisuras de la boca. Con una voz apagada, le explica que los síntomas
empezaron hoy. Dice que se encuentra mal, ha notado escalofríos, y le duelen el oído y los dientes inferiores. Re ere una
historia de diabetes de tipo 2 y de hipertensión. Las constantes vitales iniciales son: PA 104/72, FC 124/min, FR 20, T 39,4 °C.
Conforme prosigue la exploración, el paciente se va mostrando más angustiado e inquieto. Usted observa que emite un ruido
de tonalidad alta al espirar.
—Edvard Munch
Desde Byron hasta Billy Ray Cyrus, el corazón palpitante, aleteante, doloroso y frágil
ha simbolizado el amor. De la misma manera, la respiración se ha convertido en sinónimo
de expresividad, de libertad, de la propia vida. Quizá porque tenemos capacidad para oír,
sentir e incluso ver nuestra respiración, la necesidad práctica de respirar se sublime tantas
veces como ideal poético. En este capítulo, limitaremos la exposición a las cuestiones
prácticas y dejaremos que la poética se suma en la esfera de la música, del arte y de la
literatura.
El aparato respiratorio se aloja mayoritariamente dentro del tórax, pero sus efectos tienen
repercusión mucho más allá, alcanzando todas las células del organismo. Este aparato
cumple dos funciones primordiales:
Cavidad nasal
La cavidad nasal se compone de estas estructuras:
El aire inhalado que atraviesa la cavidad oral llega hasta la faringe y luego hasta la
hipofaringe, situada inmediatamente detrás de la base de la lengua ( g. 3-1). Esta región
contiene las amígdalas, un tejido linfático que participa en la lucha contra las infecciones.
Inmediatamente debajo de la hipofaringe se encuentra la epiglotis, un colgajo cartilaginoso
que cubre la tráquea durante la deglución. Este colgajo, que normalmente se encuentra
abierto, protege la vía respiratoria de la aspiración y se cierra de manera involuntaria al
tragar cuando, sobre él, pasa el bolo de líquido o de alimentos. Este re ejo suele
desaparecer en los pacientes inconscientes, que corren un riesgo serio de aspirar el vómito.
Esta aspiración puede poner en peligro la vida, dados el volumen y la acidez del contenido
gástrico.
Figura 3-1 Anatomía de la vía respiratoria. Las estructuras situadas encima de la glotis forman la vía respiratoria alta o
superior; las infraglóticas, la vía respiratoria baja o inferior. Las estructuras de la vía respiratoria baja son la tráquea, el árbol
bronquial, los alvéolos y los pulmones.
(Modificado de Herlihy B: The human body in health and illness, ed 3, Philadelphia, 2007, Saunders.)
(Tomado de Thibodeau GA, Patton KT: Structure and function of the body, ed 12, St Louis, 2004, Mosby.)
Tráquea
Tras pasar la glotis, el aire uye hacia la tráquea, un tubo membranoso fortalecido por
anillos cartilaginosos semicirculares incompletos. El primero es el cartílago cricoides, el
único anillo con una estructura cartilaginosa circunferencial. Por debajo del cricoides
aparecen anillos sucesivos que se comunican, por su parte posterior, mediante pequeños
músculos; estos contribuyen al diámetro del cartílago cuando se relaja o contrae. Esta
estructura evita que la tráquea se colapse con una tos potente o con la constricción
bronquial.
La tráquea está revestida por un tejido llamado epitelio cilíndrico, que produce moco,
una sustancia viscosa que atrapa las partículas extrañas. Los pelos microscópicos, llamados
cilios, ayudan a desplazar el moco y las partículas atrapadas hasta la parte alta de la vía
respiratoria, donde, finalmente, son expulsados con la tos y la expectoración.
Bronquios y pulmones
Durante el descenso de la tráquea, los anillos cartilaginosos semicirculares continúan hasta
el lugar en que la tráquea se divide en los bronquios principales izquierdo y derecho. Estos
representan la única fuente de ventilación de cada pulmón. El bronquio principal derecho
es más recto y tiene un diámetro mayor que el izquierdo, por lo que resulta más vulnerable
a la aspiración y a la intubación selectiva. Estos bronquios también se componen de anillos
semicirculares, que se comunican en su parte posterior por un pequeño músculo. La túnica
epitelial cilíndrica se extiende hasta los bronquios, y proporciona humidi cación y moco,
que protegen la vía respiratoria inferior frente a las partículas dañinas.
Bronquíolos y alvéolos
Los bronquios principales, cuando penetran en los pulmones, se rami can sucesivamente en
bronquíolos más pequeños: primarios, secundarios y terciarios. Estos tubos, cada vez de
menor tamaño, reparten el aire inhalado a todas las regiones del pulmón hasta conseguir
una ventilación e caz. El revestimiento de los bronquíolos terciarios y de los más pequeños
produce cada vez menos moco, por lo que, cuanto más alejado se encuentra el bronquíolo,
mucho más le cuesta al organismo expulsar el moco fuera de la vía respiratoria. Recuerde
que, aunque todas estas estructuras conducen el aire hasta los pulmones, no todas
intervienen en el acto del intercambio alveolocapilar.
Figura 3-3 Caja torácica. Las costillas, 12 a cada lado del tórax, van por parejas y se enumeran desde la superior. Los siete
pares superiores se unen directamente al esternón a través de una tira cartilaginosa y se denominan costillas verdaderas. Las
cinco restantes se conocen como costillas falsas, porque no se insertan directamente en el esternón. Las dos últimas parejas de
costillas falsas, llamadas costillas flotantes, solo se insertan en la cara posterior.
(Tomado de Leonard PC: Building a medical vocabulary: with Spanish translations, ed 7, St Louis, 2008, Saunders.)
El aparato respiratorio está regulado por una serie compleja de procesos siológicos, como
la activación de la respuesta inmunitaria, el control de la respiración y de la ventilación
pulmonar, y el mantenimiento del equilibrio acidobásico. Examinemos cada uno de estos
procesos.
Si un patógeno atraviesa la piel (la barrera primaria frente a las lesiones e infecciones)
y se introduce en el organismo a través de la vía respiratoria, el revestimiento de las células
epiteliales de la tráquea actúa como barrera secundaria frente a la infección. Este epitelio
se compone de células caliciformes que segregan moco. El moco pegajoso atrapa los
posibles invasores. Otras células contienen pelos microscópicos (cilios) que desplazan el
moco hasta la vía respiratoria alta, donde es expulsado con la tos.
El moco también contiene un anticuerpo llamado inmunoglobulina A (IgA). La IgA es
secretada hacia los líquidos corporales y se une a los microorganismos patógenos, de modo
que los leucocitos (glóbulos blancos) puedan detectarlos y destruirlos.
En la vía respiratoria inferior estos glóbulos blancos son capaces de penetrar en los
alvéolos y bronquíolos, y contraerse para pasar entre las membranas celulares. Los glóbulos
blancos atacan a los patógenos y degluten cualquier partícula pequeña que no sea
arrastrada con el moco hacia la vía respiratoria alta. Los glóbulos blancos suelen ser
expulsados con el moco y son responsables del color verde amarillento de la saliva de los
pacientes con ciertas infecciones respiratorias.
Aparato respiratorio
Además del sistema amortiguador, que opera en todo momento para neutralizar el pH, el
propio aparato respiratorio puede efectuar algunos ajustes en el equilibrio acidobásico.
Cuando los sensores detectan un aumento de CO2, el aparato respiratorio acelera la
respiración para eliminar el exceso de CO2 por medio de la espiración. A la inversa, si el
valor de CO2 desciende mucho, el aparato ralentiza la frecuencia respiratoria.
Riñones
El tercer sistema que contribuye al equilibrio acidobásico son los riñones. Cuando la acidosis
persiste durante más de 6 h aproximadamente, los riñones comienzan a retener HCO3 y
excretan iones H+, sobre todo en forma de amonio (NH4+). Se trata de un proceso lento y
se necesitan varios días para eliminar H+ suficiente y alcanzar el equilibrio acidobásico.
Volumen ventilatorio
El análisis del volumen de aire que contribuye a la ventilación pulmonar ayuda a entender
la siopatología de muchas enfermedades respiratorias y a evaluar la respuesta del
paciente al tratamiento (fig. 3-4).
Figura 3-4 Volúmenes pulmonares. El registro de la izquierda (A) muestra el patrón respiratorio característico de una
persona sana, incluidos los cambios en los volúmenes pulmonares asociados con la inspiración máxima (hasta la capacidad
pulmonar total [CPT]), seguidos de la espiración máxima hasta el volumen residual (VR). Con las técnicas descritas en el texto
para la medición de los volúmenes pulmonares se puede obtener un cálculo exacto del VR, de la CPT y de otros componentes
del volumen pulmonar, como la capacidad residual funcional (CRF), la capacidad inspiratoria (CI) y el volumen de reserva
espiratorio (VRE). Asimismo, se muestran los per les característicos del volumen pulmonar de un paciente con asma grave e
hiperinsu ación y atrapamiento de aire (B), y de otro con una enfermedad pulmonar restrictiva que reduce notablemente los
volúmenes pulmonares (C).
(Tomado de Walsh D, et al: Palliative medicine, Philadelphia, 2009, Saunders.)
Volumen corriente
El volumen corriente es el volumen normal de aire que se inspira en cada respiración
tranquila. El volumen exacto depende de muchas variables, como la presencia de
enfermedades pulmonares, la constitución, la forma física y otros elementos menos
evidentes, como la altitud por encima del nivel del mar. El volumen corriente normal de un
adulto se aproxima a 500 ml. El volumen minuto es el volumen corriente multiplicado por
el número de respiraciones por minuto. Este parámetro cuanti ca la cantidad de aire
inspirada en 60 s.
Volumen residual
El volumen residual es la cantidad de aire que permanece en los pulmones después de una
espiración máxima. Este aire mantiene los pulmones parcialmente insuflados.
Espacio muerto
Cualquier área de tejido, donde no pueda intercambiarse ningún gas, se conoce como
espacio muerto. La cuantía del espacio muerto aumenta en patologías como la atelectasia (v.
«Enfermedades de la vía respiratoria baja», más adelante en este capítulo).
Volumen de reserva
Existen dos tipos de volúmenes de reserva: espiratorio e inspiratorio. El volumen de reserva
espiratorio el volumen de aire máximo que se puede expulsar tras una espiración normal.
Usted puede comprobarlo por sí mismo expulsando la mayor cantidad posible de aire de los
pulmones después de una espiración normal —este volumen de aire corresponde al volumen
de reserva espiratoria—. De la misma manera, si inhala al máximo después de una
inspiración normal, podrá meter un volumen adicional de aire: el volumen de reserva
inspiratoria y es el que mantiene insu ados los alvéolos. A menudo, se expulsa con el
bostezo.
El FEV1 normal se calcula a partir de la talla y del peso del paciente y oscila desde 400
hasta 600 ml/s. El FEV1 depende del esfuerzo, por lo que los pacientes que no pueden o no
desean esforzarse obtienen un resultado sesgado falsamente bajo.
En el servicio de urgencias (SU) se puede medir el ujo espiratorio máximo de los
pacientes con broncoespasmo. Esta es una medida del ujo aéreo y se compara con la
medida esperada según la edad, la talla y el sexo o con el valor basal conocido del paciente.
Consideraciones especiales
Envejecimiento
El envejecimiento provoca numerosos cambios en el aparato respiratorio que, en última
instancia, alteran la capacidad del organismo para oxigenar la sangre. Se producen
multitud de cambios siológicos, tanto dentro del aparato respiratorio como en las
estructuras corporales que contribuyen a la ventilación pulmonar. Los cambios siológicos
asociados al envejecimiento se enumeran de forma resumida en el cuadro 3-1.
Como estos cambios suceden de manera gradual, a lo largo de años o incluso decenios,
el cuerpo tiene tiempo de adaptarse a los descensos importantes de esta función. Si estos
mismos cambios ocurrieran, sin embargo, durante un período breve, de días o semanas, la
pérdida repentina de la función pulmonar podría resultar mortal. El descenso de la
super cie respiratoria que se observa con el envejecimiento representa un buen ejemplo. La
concentración sanguínea de oxígeno (denominada presión parcial de O 2) de un adulto joven
suele ser de 95 mmHg aproximadamente. No es raro que una persona mayor presente un
valor tan bajo como 60 mmHg. Si advirtiera una presión parcial de oxígeno de 60 mmHg en
una persona joven y aparentemente sana, debería preocuparse.
La probabilidad de que aparezcan cambios patológicos en el aparato respiratorio y en
las estructuras de soporte aumenta con el envejecimiento. Algunas enfermedades
intrapleurales alteran la capacidad de los pulmones para inspirar y espirar. Otras inhiben
la difusión del oxígeno hacia la sangre y la salida del dióxido de carbono de la misma.
Además, los tumores pueden ocupar el espacio pulmonar, disminuyendo así la super cie
disponible para la ventilación. El tabaquismo crónico causa graves daños en los alvéolos y
disminuye el diámetro de los bronquios, que se obstruyen por abundante mucosidad y
desplazan los alvéolos funcionantes con las grandes vesículas o bolsas de aire que se
forman. Las alteraciones circulatorias determinan, a veces, un descenso en el ujo de la
sangre hacia los capilares pulmonares, que altera la oxigenación. La disminución de la
hemoglobina puede reducir la capacidad de transporte del oxígeno por los eritrocitos.
Todos estos cambios se suman y di cultan las actividades normales de la vida
cotidiana. Una infección respiratoria relativamente leve puede suponer una amenaza grave
para un anciano. La neumonía en una persona de edad avanzada con hipoxia marginal
previa puede ocasionar una hipoxia grave, que precisa soporte respiratorio y ventilación
mecánica.
Consideraciones bariátricas
El incremento de la masa corporal puede impedir o complicar muchas funciones del aparato
respiratorio de la siguiente manera:
• Cuanto mayor es la masa corporal, más energía es necesaria para llevar a cabo las
actividades habituales, con el incremento consiguiente de los requerimientos de oxígeno y
la eliminación de dióxido de carbono y otros productos de desecho.
• La propia masa física corporal limita la amplitud del movimiento del tórax, reduciendo así
la contracción del diafragma y la expansión subsiguiente de los pulmones.
• En decúbito supino, el peso excesivo de la parte anterior del abdomen puede desplazar la
parte superior del mismo y limitar, en consecuencia, la expansión del tórax y reducir, en
ocasiones, el volumen corriente.
Los pulmones se pueden expandir algo en respuesta a una mayor demanda, pero la
magnitud viene limitada por el abdomen y su contenido. El tórax puede aumentar de
diámetro, como se observa a menudo entre pacientes fumadores crónicos (un indicador de
bronquitis crónica), pero el tamaño del tórax también se ve limitado. El corazón puede
incrementar su e cacia bombeando con más velocidad y fuerza, pero estas medidas
compensatorias provocan a largo plazo efectos secundarios cardiovasculares permanentes
como la insuficiencia cardíaca.
Evaluación
Evaluación de la escena
La evaluación de los peligros en la escena es un paso fundamental en la evaluación AMLS
( v . capítulo 1 para una revisión). Los pacientes con di cultad respiratoria casi nunca
suponen una amenaza para los profesionales de los servicios de emergencias, pero deberá
extremar la precaución cuando atienda a uno hipóxico agitado. Ha de contemplar también
la posibilidad de que se haya sido agredido por algún familiar o testigo, al que le disguste
ver cómo el paciente, sobre todo si se trata de un ser querido, lucha para respirar. La
frustración extrema, sumada a los escasos recursos de afrontamiento, representa la receta
perfecta para una agresión. Con tacto y empatía se puede controlar la escena, aspecto
fundamental para una buena atención del paciente.
Una nota de advertencia ante la posibilidad de sobredosis: en las comunidades con una
elevada tasa de delitos debería solicitarse, en principio, la protección policial en las
primeras fases de la actuación. Esté atento a las voces u otra señal de alerta de posible
peligro.
La presencia de dispositivos médicos en el entorno del paciente obliga a formular
preguntas concretas al entrar en el domicilio. Algunos broncópatas crónicos precisan
soporte de la vía respiratoria y ventilatorio las 24 h del día, con medios que varían desde
simples botellas de oxígeno hasta respiradores complejos. Cuando surge una complicación,
los SU locales deben acudir para resolver el problema agudo.
Materiales peligrosos
Si un paciente presenta signos de irritación de las mucosas y un incremento del trabajo
respiratorio, sobre todo si hay grupos dispersos de víctimas, preste especial atención a la
seguridad de la escena. En ocasiones, antes de entrar en escena necesitará que le envíen un
equipo o personal especializado para eliminar el material peligroso.
Precauciones estándar
Cualquier combinación de problemas respiratorios, con antecedentes constatados de ebre,
obliga al profesional a protegerse las mucosas con un medio de barrera, sobre todo durante
la aspiración de secreciones y las intervenciones sobre la vía respiratoria. Colocarse una
mascarilla parece muy sencillo, pero es una precaución que se olvida con facilidad si se ve a
un paciente muy enfermo desde el otro lado de la habitación.
Evaluación inicial
La primera medida para efectuar una exploración física minuciosa, y obtener una historia
adecuada del paciente, al objeto de averiguar la causa del problema, consiste en disponer
de buenos conocimientos de la anatomía, siología y siopatología de la respiración. En el
capítulo 1 se describió cómo formular una impresión clínica, y en el apéndice D se dedica
un apartado a la evaluación de la vía respiratoria y al tratamiento del compromiso de la
misma.
Observación
Con independencia de su primera impresión sobre el paciente, la observación inicial es
importante. En algunos casos, los familiares abrigan a un paciente con problemas
respiratorios y acuden al SU sin solicitar la ayuda de los servicios médicos de emergencias.
A veces, la atención urgente se realiza dentro de un hospital. Al margen del entorno, evalúe
el estado general de consciencia y el trabajo respiratorio, y examine con rapidez el estado
de perfusión. Puede hacerlo mientras ayuda al paciente a salir del coche, o a levantarse de
la silla de ruedas o de la camilla.
Todos los profesionales sanitarios deben ser conscientes de la seguridad y de los
detalles del entorno que se pueden reconocer durante el primer encuentro con el paciente.
Abra enseguida la vía respiratoria con las manos (protegidas con guantes) empleando
la maniobra mandibular o efectuando una inclinación de la cabeza con elevación del
mentón. Busque signos de obstrucción en la vía respiratoria superior, como secreciones o
sangre en el interior de la boca. Escuche los ruidos de la vía respiratoria. ¿Nota algún ruido
extraño que indique un compromiso de la vía respiratoria alta, incluso después de colocar la
cabeza y la mandíbula en la posición correcta? Esté preparado en todo momento para
aspirar las secreciones respiratorias durante la evaluación primaria.
Si precisa un control manual continuado de la vía respiratoria, coloque de inmediato al
paciente en una posición adecuada o inicie las técnicas invasivas. La preoxigenación y la
ventilación constituyen siempre el primer paso del proceso; luego, debe elegir un medio
seguro y e caz para controlar la vía respiratoria en función de sus recursos, del diagnóstico
diferencial, del lugar de actuación y de la anatomía del paciente.
Si el paciente tiene ya colocada una vía respiratoria arti cial, explore la e cacia de la
misma y si aquel tolera el dispositivo. Con rme la colocación correcta de este antes de
evaluar la respiración.
Evaluación de la respiración
El examen de la respiración comienza con el primer encuentro con el paciente. Mire,
escuche y sienta. Observe si la pared torácica del paciente se mueve de forma simétrica.
Escuche los ruidos pulmonares y palpe el tórax en busca de puntos de dolor o frémito. El
frémito táctil (o vocal) es una vibración que se palpa cuando la persona habla; la neumonía
acentúa la vibración, mientras que el neumotórax y el derrame pleural la atenúan. Escuche
al paciente hablar. ¿Está ronco o se queja de disfagia? ¿Cuántas palabras seguidas puede
pronunciar antes de respirar? La capacidad para emplear frases de seis o siete palabras, en
lugar de dos o tres, aporta gran información sobre la respiración del paciente.
Cuando un paciente re ere disnea o muestra un trabajo respiratorio mayor del habitual,
usted ha de preguntarse: ¿tiene este paciente di cultad respiratoria o presenta signos de
insu ciencia respiratoria? Si el paciente mejora con las maniobras sencillas de reanimación,
la respuesta es una di cultad respiratoria. En cambio, si no mejora con las medidas básicas
o si un paciente con di cultad respiratoria mani esta signos de fatiga o alteraciones de
consciencia, la insu ciencia respiratoria parece inminente. El cuadro 3-2 enumera algunos
de los indicadores de insu ciencia respiratoria inminente. Para asegurar la vía respiratoria
y la ventilación pulmonar del paciente se requieren medidas inmediatas de reanimación.
Exploración secundaria
Constantes vitales
Debe anotar las constantes vitales básicas —temperatura, frecuencia del pulso, frecuencia
respiratoria, presión arterial— y la saturación de oxígeno; esta medición se repetirá
periódicamente según la presentación del cuadro. Registre las lecturas en la grá ca del
paciente y anote la hora pertinente.
Respiración
Usted habrá valorado ya el trabajo respiratorio del paciente como normal (tranquilo) o
aumentado. Asimismo, habrá determinado si presenta di cultad respiratoria (que se
observa nada más entrar en la habitación) o signos de insu ciencia respiratoria inminente
(incremento del trabajo respiratorio con alteración de la consciencia).
Ruidos pulmonares
La auscultación de los ruidos respiratorios es una de las claves en la exploración de un
paciente con di cultad respiratoria. Ausculte todos los campos pulmonares, tanto anteriores
como posteriores, así como cada uno de los tres lóbulos del pulmón derecho y los dos del
izquierdo durante la inspiración y la espiración, prestando especial atención a la simetría
de los ruidos respiratorios. La pauta óptima de auscultación se describe en el cuadro 3-3.
Los ruidos respiratorios se pueden clasi car de manera sencilla como normales o
patológicos. Puede auscultar ruidos normales en una zona y patológicos en otra. Los ruidos
patológicos, denominados a veces ruidos respiratorios adventicios, se pueden auscultar en
cualquier región pulmonar. Los ruidos asociados a determinados procesos respiratorios se
resumen en la tabla 3-1. Quizá desee repasar el cuadro 1-6 del capítulo 1, en el que se
ofrece una lista adicional de ruidos respiratorios patológicos.
Crepitantes (estertores)
Roncus
La palabra roncus deriva del griego rhonkos, que signi ca «ronquera». La auscultación de
roncus indica la acumulación de secreciones en las grandes vías respiratorias. Los roncus
suelen describirse como ruidos burbujeantes (como sorbos) que se auscultan en la
espiración. Estos ruidos se generan por el paso del aire a través de las secreciones atrapadas
en la vía respiratoria. Las bronquiectasias, la brosis quística y la neumonitis por
aspiración se acompañan, a menudo, de roncus.
Roce pleural
Como se señaló con anterioridad, el líquido situado entre las capas pleurales reduce la
fricción y ayuda a los pulmones a expandirse y contraerse durante la respiración normal.
Cuando falta este líquido amortiguador, se ausculta un roce de fricción pleural. Este signo se
asocia a dolor en la pared torácica producido por neumonía, pleuresía y contusión
pulmonar. El roce de fricción se puede auscultar en una zona adyacente al lugar doloroso.
Estridor
Estado mental
Un estado mental normal es un indicador bastante bueno de la perfusión y oxigenación
adecuadas del SNC. Este, en concreto el cerebro, no tolera la interrupción prolongada del
aporte de sangre, oxígeno y glucosa. El estado mental se puede deteriorar con rapidez si
falta alguno de estos tres componentes, aunque solo sea por unos minutos. La disfunción del
aparato respiratorio puede causar hipoxia y disminución de la consciencia, aun en
presencia de un aparato circulatorio funcionante.
Una presión elevada indica una presión alta en las cavidades derechas del corazón y
una posible insu ciencia cardíaca. Si un paciente presenta disnea de inicio agudo, la
distensión venosa yugular puede indicar una insuficiencia cardíaca y descartar una EPOC.
A veces se auscultan otros dos tonos adicionales: T3 y T4. El tercer tono T3, denominado
a menudo «galope por T3», suele asociarse a un aumento de la presión en la arteria
pulmonar. A menudo se a rma que el galope por T3 se oye como la palabra inglesa
Kentucky: T1 = Ken, T2 = tuck, y T3 = y. El galope por T3 constituye un signo cardinal de
la ICC.
El cuarto tono cardíaco T4 también se considera patológico y denota la presencia de
hipertro a ventricular izquierda y distensibilidad reducida de este ventrículo. Se ausculta en
personas mayores con hipertensión y cardiopatía. La palabra inglesa Tennessee suele usarse
para representar el cuarto tono cardíaco, correspondiendo T4 a la primera sílaba (Tenn). El
tono T4 precede a T1 y coincide con la contracción auricular; T3 puede fusionarse con T4
dando un «galope de sumación» al añadirse T3 a T4.
Historia clínica
L a enfermedad actual (EA) probablemente sea el elemento más importante de la
evaluación del paciente. Como suele citarse en medicina: «El 95% del diagnóstico se
establece formulando las preguntas adecuadas». Los elementos básicos de la EA se
recuerdan fácilmente con las reglas OPQRST y SAMPLER. (Quizá desee volver a los cuadros
«Repaso rápido» en el capítulo 1.) Con la ayuda de estas reglas podrá obtener una EA
elemental.
La anamnesis debe incluir una recopilación de los factores de riesgo para acotar el
diagnóstico diferencial. Así, el paciente puede mostrar factores de riesgo para la trombosis
venosa y la embolia pulmonar: toma de anticonceptivos orales, obesidad, tabaquismo y
vida sedentaria. Pregunte siempre al paciente por los antecedentes de problemas similares a
los actuales, para poder comparar los síntomas —¿son iguales o diferentes a los de la última
vez?—. Un paciente con historia de insu ciencia cardíaca y disnea de comienzo repentino
puede relatar que los síntomas actuales son iguales a los de la última vez que sufrió un
edema pulmonar. Pregunte al paciente cuál cree que puede ser la causa. Algunos pacientes
conocen su enfermedad y pueden relacionar los síntomas momentáneos con los que
presentaron en ocasiones previas e indicar cuál puede ser la causa.
Solicite también información al paciente sobre los factores agravantes o, por el
contrario, mitigantes: ¿qué hace que los síntomas empeoren o mejoren? La recogida
pormenorizada de la EA resulta decisiva para elaborar un diagnóstico diferencial preciso y
formular un plan de tratamiento e caz. El cuadro 3-4 enumera preguntas concretas que
deben efectuarse durante la anamnesis respiratoria. En el cuadro 3-5 se describen los signos
fundamentales que probablemente presentará un paciente con disnea.
• Fiebre o escalofríos
• Edema en los tobillos (maleolar)
• Tumefacción o dolor con la palpación de las pantorrillas
• Dolor en la espalda, el tórax o el abdomen
• Vómitos
• Ortopnea
• Tos
• Disnea de esfuerzo
• Historia de bronquitis:
• Asma
• EPOC
• Sangre en el esputo:
• Color de esputo
• Historia de expectoración
• Ingresos previos por problemas respiratorios
• Historia de tabaquismo o exposición pasiva al humo
• Intubaciones previas
• Uso de nebulizadores en el domicilio
Duración
• La disnea crónica o progresiva suele relacionarse con cardiopatías, asma, EPOC o enfermedades neuromusculares (p. ej.,
esclerosis múltiple).
• La crisis de disnea aguda puede obedecer a una reagudización asmática, infección, embolia pulmonar, disfunción cardíaca
intermitente, una causa psicógena, o la inhalación de una sustancia tóxica, un alérgeno o un cuerpo extraño.
Comienzo
Radiografía de tórax
La radiografía de tórax ( g. 3-5) es un instrumento valiosísimo para examinar a los
pacientes con dolor torácico y disnea. La radiografía simple aporta una cantidad
sorprendente de información sobre los pulmones, el corazón, la pared torácica, los huesos,
el diafragma y los tejidos blandos del tórax. En general, se suele solicitar una radiografía de
tórax con dos proyecciones, lateral y posteroanterior (PA), colocando el tórax del paciente
pegado al chasis.
Ecografía
El estudio mediante ecografía es una técnica de imagen basada en ondas de sonido de alta
frecuencia que producen imágenes precisas de las estructuras intracorporales. Estas
imágenes ecográ cas suelen aportar información de utilidad para el diagnóstico y
tratamiento de diversas enfermedades y patologías.
Figura 3-6 Monitorización de la saturación de oxígeno. La luz que pasa a través de la sangre es absorbida por la sangre
arterial, capilar y venosa. Se mide la porción pulsátil (arterial, o AC) y se realiza un cálculo para estimar el valor de oxígeno en
la sangre.
(Tomado de Miller RD: Miller’s anesthesia, ed 6, Philadelphia, 2004, Churchill Livingstone.)
La mayoría de las personas sanas tienen una saturación de oxígeno del 95 al 100% en
reposo. Los valores más exactos del oxígeno se obtienen mediante una monitorización
invasiva de los gases en sangre arterial (GSA). La presión parcial normal del oxígeno
disuelto en la sangre arterial (Pao2), expresada en milímetros de mercurio (mmHg), varía
entre 80 y 100. En general, si la saturación de oxígeno se mantiene por encima del 92%, la
Pa O2 es mayor de 60 mmHg. Conforme desciende la concentración de oxígeno, el monitor
de saturación mostrará una lectura decreciente. Dada la relación que existe entre la presión
parcial del oxígeno y el porcentaje de saturación, este último no resulta demasiado sensible
a los cambios de la Po2 superiores al 90%. Si la saturación del oxígeno es del 90%, la Pa O2
se aproxima a 60 mmHg. Sin embargo, por debajo del 90%, la saturación disminuye
llamativamente cuando desciende la presión parcial de O2. Un pequeño descenso en la
saturación de oxígeno puede traducirse, entonces, en una hipoxia signi cativa. A medida
que va descendiendo la lectura, el nivel de oxígeno en la sangre cae de manera
signi cativa. A veces, las lecturas inferiores al 90% solo sirven para establecer mejoras
cualitativas de la ventilación pulmonar y no mejoras absolutas de la oxigenación. Así, si se
intuba a un paciente con hipoxia intensa que presenta inicialmente una saturación del 70%,
su Pa O2 podría rozar un valor de 40. Después de la intubación, la saturación de oxígeno
puede mejorar hasta un 80%, pero la Pa O2 solo lo hace marginalmente hasta unos 50
mmHg.
La abilidad de la monitorización de la saturación de oxígeno depende de otros
factores. La lectura puede resultar inexacta por el esmalte o la pintura de uñas o la
presencia de manchas en los dedos; la frialdad de las extremidades o del ambiente; el shock
y un contacto pobre entre el sensor y la piel. La intoxicación por monóxido de carbono
determina lecturas falsamente altas; la saturación puede llegar al 100%, aunque algunos
pacientes presentan, no obstante, una hipoxia intensa por la unión del monóxido de
carbono a la hemoglobina.
La monitorización transcutánea del valor real del oxígeno sanguíneo (Pa O2) por técnicas no
invasivas se conoce como tcPo2. Se aplican electrodos especiales a la super cie de la piel y
se calientan hasta 44-45 °C. La tcPO2 se ha utilizado para monitorizar la oxigenación de los
recién nacidos con di cultad respiratoria desde comienzos de los años setenta, pero apenas
se utiliza en los adultos. Cuando esta tecnología se aplica a los adultos, las lecturas son
signi cativamente más bajas que las cifras reales de PO2. Los investigadores atribuyen esta
discrepancia al hecho de que la PO2 re eja la presión de oxígeno, así como la liberación de
oxígeno y el gasto cardíaco. Cuando se dispone de este equipo, se puede emplear la tcPO2
para reconocer el shock y la hipoxia y facilitar las medidas de reanimación.
(Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Saunders.)
Capnometría y capnografía
La capnometría es un método able para con rmar la colocación inicial correcta del tubo
endotraqueal, puesto que el esófago normalmente contiene cifras bajas o nulas de CO2.
También ayuda a detectar una extubación selectiva. Para la capnometría suele utilizarse un
detector, que se coloca entre el tubo endotraqueal y el respirador o la bolsa y mascarilla.
Uno de los detectores contiene un papel indicador, sensible a las variaciones de pH. El CO2
espirado hace que el papel vire a otro color y actúa como indicador visual de la presencia
de CO2. El grado de viraje cromático da una idea aproximada de la de CO2, por lo que este
tipo de capnometría se conoce como detección colorimétrica de CO 2. Estos aparatos solo
proporcionan medidas semicuantitativas. Los detectores colorimétricos poseen un uso
clínico limitado y un período de validez corto. El papel sensible al pH debe mantenerse
dentro del envase sellado hasta que se necesite; ha de utilizarse en los 15 min siguientes a
la apertura, y se vuelve inútil si se produce una aspiración de ácido gástrico o si se
administran fármacos ácidos a través del tubo endotraqueal.
Descripción general
La medición de los gases en la sangre (gasometría) se ha convertido en la referencia para examinar el estado ventilatorio, pero
extraer y evaluar las muestras de sangre con rapidez —especialmente sobre el terreno— no resulta nada fácil. La tecnología
moderna y los equipos de monitorización permiten examinar con facilidad el esfuerzo respiratorio espontáneo del paciente y
la eficacia de la ventilación con presión positiva.
El CO2 es un producto de desecho del metabolismo del oxígeno y de la glucosa. Se puede decir que el CO2 es el producto
de una buena respiración. Para examinar la ventilación pulmonar de un paciente conviene conocer el nivel de CO2. Como el
este se libera en el aire que se expulsa por los pulmones, el CO2 no se puede disipar ni medir si los pulmones no están
perfundidos. Para medirlo es necesario que los pulmones estén ventilados y perfundidos. Dado que la lectura se toma casi al
final de la espiración, se aplica el término teleespiratorio.
Examinemos rápidamente cómo se produce el CO2 durante la respiración. Cuando la sangre venosa retorna a los
pulmones, el CO2 de la circulación venosa difunde desde los capilares hacia los alvéolos. La Pvco2 normal es de 45 mmHg, y la
Paco2 normal, de 40 mmHg. Esta diferencia de presión de 5 puntos porcentuales basta para que el CO2 difunda hacia los
capilares, en dirección a los alvéolos, desde donde se elimina durante la espiración. Conforme la sangre atraviesa los capilares,
se iguala la presión.
El CO2 teleespiratorio (abreviado a veces etco2 o Petco2), es decir, la concentración de dióxido de carbono en el aire al
nal de una espiración, suele ser de 1 a 5 mmHg menos que la Paco2. La lectura etco2 del paciente permite estimar, en
consecuencia, la Paco2, si la situación respiratoria del paciente es normal. Si tiene mala perfusión o presenta un trastorno
respiratorio, la diferencia entre el etco2 y la Paco2 es >5 mmHg. Esta brecha de debe a la ventilación del espacio muerto, es
decir, a la ventilación de zonas de los pulmones con muy poca o ninguna perfusión, en otras palabras, sin intercambio gaseoso.
La medición del CO2 ayuda a reconocer las alteraciones V/Q, monitorizar el ujo sanguíneo pulmonar y corregir la
posición del tubo traqueal. Se pueden efectuar dos mediciones diferentes:
1. Capnometría: medición del CO2 con un aparato llamado capnómetro. Este proyecta un número que es la medida del CO2
pero no representa la espiración en la gráfica.
2. Capnografía: medición del CO2 con un aparato llamado capnógrafo. Este toma una serie de medidas del CO2 a lo largo del
tiempo y la representa en una grá ca denominada onda. Como la forma de la onda puede revelar una tendencia, como la
hipoventilación, para la toma de decisiones clínicas resulta más útil la capnografía que la capnometría.
El gas espirado se mide mediante análisis de infrarrojos, generalmente con la ayuda de un puerto de espiración. El
capnómetro y el capnógrafo recogen la muestra por uno de dos métodos. En el método aspirativo (lateral), el gas espirado es
transportado a través de un tubo de pequeño calibre hasta el monitor para su análisis. En el método no aspirativo (directo), el
aparato de infrarrojos mide la muestra gaseosa directamente en el circuito respiratorio.
Capnometría sublingual
Los aparatos sublinguales utilizados para medir el CO2 no solo indican el estado ventilatorio del paciente sino también su
estado general de perfusión. Rackow et al. demostraron que la capnometría sublingual puede denotar la gravedad de la
insu ciencia circulatoria. En otros estudios se ha señalado, asimismo, que la capnometría sublingual permite reconocer a los
pacientes con un riesgo de mala perfusión o de síndrome de disfunción multiorgánica (SDMO).
La capnometría sublingual opera midiendo el ujo sanguíneo dentro del aparato gastrointestinal (GI). Este es sensible a
los estados de bajo ujo y re eja el valor sistémico de CO2 con una exactitud del 90%. Así pues, una lectura del CO2 gástrico
constituye un buen marcador de la perfusión sistémica.
En lugar de medir los gases espirados, el aparato sublingual se basa en la colocación de la punta de un sensor
especializado bajo la lengua. Este sensor, permeable a los gases, lleva un colorante encapsulado que detecta el CO2. Si se
proyecta una luz de fibra óptica sobre la punta, el capnómetro calcula la cantidad de CO2 presente.
• Monitorización continua de la posición del tubo endotraqueal, la permeabilidad de la vía respiratoria y el estado ventilatorio
• Detección precoz de los patrones anómalos de ventilación, perfusión o producción de CO2
Equipo
• Guantes, bata, mascarilla y protección ocular o facial de conformidad con las precauciones estandarizadas
• Equipo desechable de medición de gases (conectado directamente al tubo traqueal o equipo lateral si el paciente no está
intubado), tal como lo suministra el fabricante
• Cable del fabricante para la conexión al equipo medidor de los gases en un extremo y al sistema de monitorización en el otro
Procedimiento
Un incremento superior al 10%, en relación con las mediciones basales, requiere investigación. Las causas más frecuentes
son:
• Estado hipermetabólico
• Sepsis
• Fiebre
• Hipoventilación (ventilación por minuto inadecuada)
• Obstrucción parcial de la vía respiratoria
• Fármacos depresores de la respiración o bloqueantes neuromusculares
• Alcalosis metabólica
• Mal funcionamiento del respirador
Interpretación de un valor decreciente de CO2
Un descenso de los valores basales del 10% o más exige investigación. Este descenso re eja bien una disminución
verdadera de la Pco2 en sangre o un aumento de la ventilación del espacio muerto. Las causas habituales son:
Los valores bajos sostenidos de etco2 denotan hiperventilación, una ventilación de un gran volumen de espacio muerto o
una circulación muy reducida como, por ejemplo, ocurre en:
L a gura 3-8 presenta una onda característica de capnografía. La línea A-B (fase I)
muestra la onda en el cero o línea de base de la grá ca. Esta se produce al nal de la
inspiración, inmediatamente antes de la espiración. Cuando empieza la espiración se
genera la vertiente ascendente de la onda, representada por la línea B-C (fase II). Esta
de exión positiva ocurre cuando el aparato empieza a detectar de inmediato el CO 2. La
línea C-D (fase III) indica el enlentecimiento en la velocidad espiratoria y el punto D
representa el CO2 máximo exhalado al nal de la espiración. A medida que se traza la
meseta de la onda, una de exión negativa (muesca descendente) o una hendidura podrían
indicar el esfuerzo respiratorio espontáneo del paciente. A veces, este es el primer signo de
que está desapareciendo la parálisis neuromuscular. La línea D-E de la onda re eja la
inspiración rápida con el comienzo del siguiente ciclo respiratorio. Esta vertiente o
de exión negativa (onda baja) se debe a que, durante esta etapa del ciclo respiratorio, se
expulsa muy poco CO2.
Figura 3-8 Las cuatro fases del capnograma normal. A-B, porción del ciclo respiratorio sin dióxido de carbono. B-C,
vertiente rápida de ascenso de la curva, que representa la transición desde la inspiración hacia la espiración, y la mezcla del
espacio muerto y del gas alveolar. C-D, meseta alveolar, que representa el gas alveolar con mucho dióxido de carbono y una
tendencia suave al ascenso con el vaciamiento desigual de los alvéolos. D-E, vertiente respiratoria de descenso con caída casi
vertical hasta la línea de base. etco2, dióxido de carbono teleespiratorio.
(Tomado de Marx J, et al: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
La colocación correcta del tubo endotraqueal debe dar una onda previsible y regular,
tal como la ilustrada. La colocación selectiva del tubo endotraqueal dentro del esófago no
origina ninguna onda regular, ya que no hay una producción continuada y signi cativa de
CO2. Si la punta del tubo endotraqueal se coloca cerca de la glotis, pueden aparecer algunas
lecturas irregulares aunque mensurables; sin embargo, no se verá la onda característica.
Toda onda cuyos contornos se desvíen de los esperados exige una revisión pronta de la
intubación.
Otro medio valioso para evaluar el nivel de CO2 de un paciente no intubado al nal de la
espiración es la capnografía lateral. Se coloca un tubo de muestreo de CO2 dentro de la
nariz o de la boca del paciente y se envían muestras de la espiración al sensor del aparato.
Se puede monitorizar a un paciente no intubado y, al mismo tiempo, aportar oxígeno
suplementario con una mascarilla o con gafas nasales. Esta técnica da información de cada
respiración y detecta problemas como apnea, depresión respiratoria e hipoperfusión. Los
cambios se visualizan casi al momento, mientras que la saturación de oxígeno puede tardar
unos minutos en caer. La ETCO2 lateral sirve para evaluar la gravedad de la EPOC o de la
crisis asmática y la e cacia de las intervenciones. En una crisis leve, el paciente puede
hiperventilar al principio y la ETCO2 descenderá pero, si la crisis es grave, retendrá CO2, lo
que indica una insuficiencia respiratoria inminente.
Vía respiratoria
Consulte el apéndice D, donde se expone la evaluación y el control de la vía respiratoria
mediante la intubación de secuencia rápida.
Oxígeno suplementario
El oxígeno suplementario es el modo más simple, rápido y e ciente de mejorar la
oxigenación de un paciente con respiración espontánea. En general, el oxígeno se aplica
con gafas nasales, que aportan de un 24 a un 40% de oxígeno. El uso de ujos más altos
puede molestar al paciente, sobre todo a largo plazo. El oxígeno se puede administrar
humidificado, para reducir el efecto de sequedad del aire inspirado.
Paco2 > 50
pH < 7,32
Datos tomados de Amitai A, Skinert RH: Ventilator management (página web). http://emedicine.medscape.com/article/810126-
overview. Accesso 5 de Junio, 2009.
Para que este dispositivo resulte e caz hay que establecer un sello entre la mascarilla y
la cara. El uso de la CPAP, incluidas estas consideraciones sobre la mascarilla, se describe
en el procedimiento 3-2.
La ventilación no invasiva con presión positiva es una técnica de reanimación temporal en la que se aplica una presión
positiva continua en la vía respiratoria (CPAP) durante el ciclo respiratorio. Con ello se reduce el tratamiento respiratorio, se
mejora la oxigenación y se facilita el movimiento de los líquidos y del oxígeno a través de la membrana alveolocapilar.
Indicaciones
NOTA: solo si el paciente obedece órdenes y es capaz de eliminar por sí mismo las secreciones de la vía respiratoria.
Contraindicaciones
• Alteración de consciencia (si el paciente no obedece órdenes ni puede eliminar por sí solo las secreciones)
• Secreciones abundantes
• Traumatismo maxilofacial
• Malformaciones congénitas de la mitad inferior de la cara que impiden un sello adecuado con la mascarilla
• Neumotórax o neumomediastino
• Infarto agudo de miocardio
• Hipotensión
• Arritmia
• Vómitos activos
Equipo
• Guantes, bata, mascarilla y protección ocular o facial de conformidad con las precauciones estandarizadas
• Aparato de CPAP, que incluya una mascarilla preajustada de CPAP con cinchas
• Tubuladura de conexión
• Fuente de oxígeno
Procedimiento
8. Pida al paciente que sujete la mascarilla sobre la cara. Esta maniobra facilita la colocación correcta y ofrece al paciente
cierto control mientras usted le da apoyo psicológico. La colocación de una mascarilla CPAP induce una sensación de
claustrofobia y de sofoco en el paciente.
9. Cuando efectúe el sellado, ajuste la presión en la vía respiratoria según sea necesario de forma que le resulte confortable al
paciente.
10. En cuanto el paciente se encuentre confortable con la mascarilla, aplique las cinchas sobre la cabeza para mantener rme el
sello.
11. Monitorice al paciente cada 5 min, observando si mejora la función respiratoria o si aparecen signos de malestar.
• Si el paciente no mejora a los 5 min o si progresan los signos de insu ciencia respiratoria, retire la CPAP y aporte
ventilación con presión positiva a través de una bolsa y de una mascarilla hasta que puedan iniciarse las técnicas avanzadas
de la vía respiratoria y se proceda a una ventilación invasiva.
• Incremento de la presión en la vía respiratoria de 2 a 5 cmH2O hasta que advierta signos de mejoría: disminución en el uso
de la musculatura accesoria, mejoría de la oxigenación y reducción de la ansiedad. En general, se considera que la máxima
presión en la vía respiratoria es de 20 cmH2O.
• Si el paciente se resiste a la colocación de la mascarilla, no luche contra él. Con ello solo aumentará su trabajo respiratorio.
Emplee una voz calmada para tranquilizarlo y enseñarle, mientras lleva la mascarilla hasta su posición y le ayuda a sujetarla.
• Si el paciente vomita, corre riesgo de aspiración. La administración i.v. de antieméticos puede resultar útil.
(Tomado de Marx J, et al: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 5, St Louis, 2002, Mosby.)
La BiPAP es un tipo de CPAP, pero con dos niveles diferentes de soporte de presión. El
primero es más alto y soporta la inspiración (IPAP), mientras que el segundo, más bajo,
ayuda a la espiración (EPAP) y a mantener abierta la vía respiratoria. La ventilación tiene
lugar a través de una mascarilla, que tapa solo la nariz o la cara y la nariz. La mascarilla
suele sellarse a la cara con cinchas regulables, para que el paciente se relaje y no se
preocupe por llevar el dispositivo.
Tanto la CPAP como la BiPAP son instrumentos no invasivos de utilidad para respaldar
el esfuerzo respiratorio del paciente, pero no están exentos de inconvenientes. Algunos
sujetos, sobre todo los que padecen claustrofobia, no toleran que se les tape la nariz y la
boca. La presión positiva continua puede impedir el retorno venoso y, en consecuencia,
reducir la presión arterial; asimismo, contribuye a la distensión gástrica y aumenta el riesgo
de aspiración. Por último, el incremento de la presión positiva en la vía respiratoria
conlleva el riesgo de barotraumatismo, en concreto de neumotórax o de neumotórax a
tensión (v. exposición más adelante).
Las técnicas invasivas para los pacientes intubados se basan en respiradores de presión
y de volumen. El objetivo nal es la extubación satisfactoria, por lo que deberá escoger la
modalidad que permita al paciente ejercer el máximo control posible de su respiración.
La ventilación ciclada por presión resulta más bene ciosa en la UCI, donde los
pacientes suelen tener una menor distensibilidad de los pulmones o de la pared torácica
(como sucede en el síndrome de distrés respiratorio agudo [SDRA]) o un incremento de la
presión pulmonar (como en el asma). La posibilidad de controlar el pico de presión durante
el tratamiento de estos pacientes explica la elección de esta modalidad.
Volumen minuto
El volumen minuto es la cantidad de aire inspirada por minuto. El volumen minuto combina
el volumen corriente con la frecuencia necesaria para garantizar una ventilación adecuada
con el aire inspirado.
Volumen corriente
Cuadro 3-7 Fórmulas para calcular el volumen corriente según el peso corporal
Para escoger el volumen corriente más idóneo de un paciente debe considerar el peso ideal de ese paciente y no el real. Existen
múltiples fórmulas para calcular el peso corporal ideal. La mayoría se basan en la talla y el sexo del paciente.
Fórmula de devine
Fórmula de broca
Mujeres: altura en centímetros – 100 ± 10%
Hombres: altura en centímetros – 100 ± 15%
Fórmula de hamwi
Mujeres: 45,5 kg para los primeros 150 cm, más 2,2 kg por cada 2,5 cm por encima de 150 cm
Hombres: 48 kg para los primeros 150 cm, más 2,7 kg por cada 2,5 cm por encima de 150 cm
Supongamos que el paciente es un hombre que mide 1,83 cm y pesa 100,2 kg. Si usted transforma este peso en kg, podría
ajustar el volumen corriente en 800 ml partiendo de 8 ml/kg. Sin embargo, debería calcular que el peso ideal de este hombre se
aproxima a 81 kg. Así pues, debería acercarse más a 650 ml.
La fracción o concentración de oxígeno en el aire inspirado (Fio2) también se elige como ajuste inicial del respirador. La
opción varía entre el 100 y el 21%. Un paciente con disnea grave y una Po2 baja puede mejorar con un ajuste inicial del 100%
hasta que se estabilice su estado. Algunos sujetos que precisan una intubación muy urgente o urgente toleran el oxígeno al
21%, que es la misma fracción que el airea ambiental. Casi todos los pacientes que requieran un control intensivo de la vía
respiratoria necesitarán cierta cantidad de oxígeno suplementario en un grado que dependerá de un caso a otro. Los ajustes
suelen establecerse entre el 40 y el 80%.
Soporte de presión
Casi todos los respiradores acomodan la PEEP, una pequeña cantidad de presión positiva
que se mantiene, incluso con la espiración máxima. Esta presión abre los alvéolos
taponados de moco, vómito, in ltrado (en los pacientes con neumonía) y edema (en los
sujetos con ICC) y los conserva abiertos. La PEEP puede ayudar a los sujetos con colapso
alveolar, por ejemplo por neumonía o edema pulmonar, pero los volúmenes corrientes más
altos y una presión alta incrementan el riesgo de neumotórax.
Complicaciones de la ventilación mecánica
La ventilación mecánica invasiva comporta una serie de riesgos graves. Los traumatismos
por el volumen (también denominados barotraumatismos) son lesiones pulmonares o roturas
alveolares causadas por una sobredistensión de los alvéolos. El neumotórax y el neumotórax
a tensión constituyen los principales problemas del barotraumatismo inducido por el
respirador; el neumomediastino y el neumoperitoneo ocurren menos veces. La
administración prolongada de altas concentraciones de oxígeno puede dañar las células, al
formarse radicales libres, y da lugar al lavado de nitrógeno y a la atelectasia consiguiente.
Una presión intratorácica persistentemente elevada reduce el retorno cardíaco y la presión
sistólica.
Otra complicación ocurre cuando se aplica ventilación con presión positiva. Como ya
sabe por la exposición anterior, la aplicación de PEEP mantiene abiertos los alvéolos
distales y mejora la oxigenación. Pero si se aplica una ventilación excesiva o si administra
ventilación pulmonar a pacientes con enfermedades por atrapamiento de aire, como el
asma o la EPOC, aparece una complicación llamada auto-PEEP. Este fenómeno se
caracteriza porque el período tan reducido de espiración determina un atrapamiento
progresivo del aire. Esta complicación compromete el intercambio gaseoso y provoca una
elevación de la presión intratorácica de tal consideración que aparece un problema
hemodinámico debido al descenso del gasto cardíaco, sobrecargando el propio corazón.
Circunstancias especiales
Es imprescindible la monitorización cuidadosa del paciente durante la intubación y la
ventilación mecánica posterior, puesto que la sedación necesaria para la ventilación
mecánica impide al paciente comunicar cualquier síntoma de una posible complicación.
Investigue y solucione enseguida cualquier taquicardia, bradicardia, hipotensión o
hipertensión no liadas. Utilice la monitorización capnográ ca y de la saturación de
oxígeno —incluidas mediciones periódicas de la gasometría arterial— para modi car los
ajustes del respirador. Reduzca cuando antes la FIO2, manteniendo en todo momento una
PO2 adecuada.
Los pacientes con asma o EPOC pueden requerir una alta presión inspiratoria y un
mayor soporte de presión. En general, tienden a retener el aire y a presentar altas
presiones en la vía respiratoria, por lo que corren un riesgo acentuado de barotraumatismo.
Se ha demostrado que el uso de la BiPAP por los pacientes con EPOC reduce en un 59% la
necesidad de intubación. Si hubiera que intubar, la adición de PEEP ayudaría a reducir la
retención de aire que acentuaría el riesgo de estos pacientes.
Algunos pacientes no muestran ningún signo externo claro de enfermedad (p. ej.,
edema y respiración posicional), pero tienen tales di cultades para tragar (disfagia) que
llegan a babear. A veces, se producen ruidos anormales al respirar o al hablar. Algunas de
estas enfermedades de la vía respiratoria causan la muerte, por lo que debe elaborar un
proceso seguro y rápido para controlar la vía respiratoria, incluida la colocación del
paciente en una postura adecuada.
El inicio repentino de tos, disnea, y los signos de ahogamiento constituyen los rasgos
característicos de la aspiración de un cuerpo extraño. Dependiendo del tamaño y de la
posición del objeto y del diámetro de la vía respiratoria, el paciente puede presentar una
obstrucción total o parcial. La obstrucción parcial de la vía respiratoria inferior determina
un atrapamiento de aire, con un cambio brusco en la presión torácica, que da lugar a
neumotórax o neumomediastino. Las sibilancias de inicio súbito, sobre todo de un lactante o
de un niño, si ocurren en un solo pulmón obligan a sospechar la aspiración de un cuerpo
extraño.
A veces, los cuerpos extraños aspirados permanecen atrapados varios días, semanas o
incluso meses en la vía respiratoria ( g. 3-10). El taponamiento crónico de un bronquio
puede producir colapso bronquial y neumonía obstructiva. Hasta los objetos extraños
introducidos en el esófago pueden producir una alteración en la vía respiratoria (fig. 3-11).
Figura 3-10 La orientación de los cuerpos extraños depende del lugar donde se alojen. Las monedas alojadas en la tráquea
suelen tener una orientación anteroposterior (a la izquierda), pero lateral en el esófago (a la derecha).
(Tomado de Marx J, et al: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Figura 3-11 Moneda alojada en el esófago.
Infecciones faríngeas
El término infecciones faríngeas se re ere al conjunto de faringitis, amigdalitis y absceso
periamigdalino.
Faringitis y amigdalitis
La faringitis y la amigdalitis son infecciones de la parte posterior de la faringe. Pese a
compartir muchas de las causas, la amigdalitis se re ere, en concreto, a la infección de las
amígdalas, y la faringitis, a la de la faringe, que suele incluir cierto grado de amigdalitis.
La etiología de las faringitis y amigdalitis suele ser viral o bacteriana; del 40 al 60% de
las infecciones son virales, y del 5 al 40%, bacterianas. La mayoría de las infecciones
bacterianas se producen por Streptococcus del grupo A. Un porcentaje bajísimo de casos
obedecen a traumatismos, cáncer, alergia o exposición a tóxicos.
Las infecciones bacterianas y virales producen in amación de los tejidos faríngeos
locales. Además, las estreptocócicas liberan toxinas locales y proteínas que pueden acentuar
la in amación. La in amación y la infección suelen ceder espontáneamente, pero las
infecciones estreptocócicas conllevan dos efectos secundarios importantes. En primer lugar,
la super cie bacteriana transporta antígenos, similares a las proteínas del corazón. Durante
la lucha contra la infección estreptocócica, el cuerpo puede atacar de manera inadvertida el
corazón y las válvulas cardíacas, y producir ebre reumática. En segundo lugar, los
glomérulos de los riñones pueden dañarse por los complejos antígeno-anticuerpo, que
producen una glomerulonefritis aguda.
Los síntomas de las faringitis y amigdalitis son:
• Dolor de garganta
• Fiebre
• Escalofríos
• Dolores musculares (mialgia)
• Dolor abdominal
• Rinorrea
• Cefalea
• Dolor de oídos
Absceso periamigdalino
E l absceso periamigdalino es una infección super cial de los tejidos blandos donde se
forman bolsas de pus en el espacio submucoso adyacente a las amígdalas. Este absceso y la
inflamación concomitante hacen que la úvula se desvíe al lado contrario (fig. 3-12).
Figura 3-12 Absceso periamigdalino. Obsérvense la tumefacción extensa de la amígdala izquierda y la desviación de la
úvula.
(Tomado de Goldman L, Ausiello DAA: Cecil’s textbook of medicine, ed 23, Philadelphia, 2008, Saunders.)
Epiglotitis
La epiglotitis es una infección potencialmente mortal que produce in amación de la
epiglotis y, a menudo, de la región supraglótica. Esta tumefacción puede obstruir la
tráquea, induciendo hipoxia o anoxia.
Signos y síntomas
La epiglotitis empieza, en general, por dolor de garganta que progresa hacia dolor al tragar
y una voz apagada. En la exploración física, el paciente muestra una postración moderada
o intensa y adopta una posición de trípode; además se aprecia ebre, babeo, estridor,
di cultad respiratoria, dolor intenso al palpar la laringe, taquicardia y a veces una
saturación reducida de oxígeno. El estridor puede adquirir una tonalidad más blanda y baja
que el del crup. El diagnóstico diferencial incluye la traqueítis bacteriana, el absceso
retrofaríngeo prevertebral, la angina de Ludwig y el absceso periamigdalino.
Fisiopatología
Antes de que se extendiera la vacuna contra H. in uenzae de tipo b (Hib), la epiglotitis
infantil era 2,6 veces más frecuente que la del adulto. Actualmente, las especies de
Streptococcus han igualado a H. influenzae como el patógeno más habitual de las epiglotitis.
Diagnóstico
El diagnóstico de epiglotitis debe sospecharse por la presentación y la historia clínicas, pero
se puede con rmar en una radiografía lateral simple de cuello que muestre hallazgos
similares a los de la gura 3-13. Se puede solicitar una tomografía computarizada (TC),
pero no suele ser necesaria, puesto que basta en general con una radiografía simple. La
laringoscopia de bra óptica proporciona información directa sobre la extensión del edema
de la vía respiratoria y ayuda a colocar un tubo endotraqueal.
(Tomado de Marx J, et al: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Tratamiento
El tratamiento urgente debe limitarse a la administración de oxígeno y la ventilación
pulmonar. El oxígeno humidi cado alivia algo al paciente, pero no debe nunca
subestimarse la gravedad de la patología. La intubación prehospitalaria solo debe
efectuarse si existe una indicación absoluta. La manipulación de la epiglotis con la hoja del
laringoscopio puede irritar la vía respiratoria in amada y complicar en grado extremo las
tentativas posteriores de intubación. La intubación endotraqueal debería efectuarse, a ser
posible, en el quirófano con un otorrinolaringólogo (ORL) al lado. Están indicados los
antibióticos, en general amoxicilina/clavulánico o clindamicina, así como los esteroides, los
agonistas β inhalados y la adrenalina nebulizada. Si la patología produce insu ciencia
respiratoria, hay que saber que la ventilación con presión positiva suele dar buenos
resultados, aun cuando no se intube al paciente.
Signos y síntomas
Muchos pacientes con infección de la mitad inferior de la cara y del cuello presentan claros
síntomas, como tumefacción, dolor y eritema. Asimismo, puede observarse un movimiento
ondulante extraño si se palpa la porción infectada de la cara, del cuello o del maxilar. Este
movimiento se denomina fluctuación. Sin un estudio radiológico suele resultar imposible
descartar la extensión a los espacios cervicales profundos.
Fisiopatología
El uso generalizado de antibióticos ha reducido la frecuencia y la intensidad de las
infecciones de la mitad inferior de la cara y del cuello de manera signi cativa. En la
infancia, la causa más habitual de las infecciones es Streptococcus. En los adultos, la caries
dental suele constituir la puerta de entrada de la infección. La propagación de la infección
desde los dientes, la cara o la porción super cial del cuello hasta los tejidos profundos
incrementa signi cativamente la gravedad del proceso. La extensión hasta la cavidad
pulmonar o el mediastino puede causar mediastinitis o empiema, y la propagación hasta la
vaina carotídea, una trombosis de la vena yugular, endocarditis bacteriana, embolia
pulmonar o ictus.
Tratamiento
El tratamiento urgente consiste en la oxigenación y ventilación pulmonar, procurando en
todo momento mantener permeable la vía respiratoria. Si la vía respiratoria del paciente se
obstruye por celulitis o absceso, el problema es enorme, aunque usted sea un profesional
experimentado. La visualización directa de la tráquea puede resultar difícil o imposible.
Entre las técnicas alternativas se encuentra la intubación nasotraqueal activa, la intubación
con instrumento de bra óptica o la iluminación transtraqueal. A veces, hay que crear una
vía respiratoria quirúrgica mediante cricotirotomía con aguja o cricotirotomía abierta.
Antes de actuar así sobre el terreno, plantéese usar una vía respiratoria supraglótica, como
la vía respiratoria de King, la mascarilla laríngea o la vía respiratoria de Cobra. Estas
técnicas se describen en el apéndice D. Registre y monitorice las constantes vitales y tome
una vía i.v. si el paciente sufre hipotensión, comience con la reposición de volumen y
considere la posibilidad de que se produzca un shock séptico.
Angina de Ludwig
L a angina de Ludwig, denominada así por el médico que describió por primera vez el
trastorno a comienzos del siglo XIX , alude no a un dolor torácico sino a una infección en el
espacio profundo de la parte anterior del cuello, justo debajo de la mandíbula. La mayoría
de los pacientes refieren sensación de ahogo y sofoco.
Signos y síntomas
La angina de Ludwig se caracteriza por todo lo siguiente, puesto que a menudo surge por
una caries dental que luego se infecta:
Figura 3-14 Angina de Ludwig. La progresión rápida puede alterar en muy pocas horas la vía respiratoria.
(Tomado de Roberts JR, Hedges JR: Clinical procedures in emergency medicine, ed 5, Philadelphia, 2009, Saunders.)
Los síntomas de la angina de Ludwig comprenden dolor de garganta, disfagia, ebre,
escalofríos, dolor dental y disnea. El paciente suele estar angustiado y postrado, con un
estado de citario de la dentadura y un edema duro, enrojecido y pronunciado en la parte
anterior de la garganta. La localización de la caries puede indicar el espacio primario
afectado. A veces, la lengua está elevada, lo que augura una intubación difícil en caso de
que se necesite una vía respiratoria artificial.
Fisiopatología
La tumefacción, el eritema y el calor del tejido (induración) situado entre el hueso hioides y
la mandíbula constituyen los signos más notables de la exploración física. La in amación
está producida por bacterias de la cavidad oral. En general, se cultivan especies de
Streptococcus, pero rara vez estas infecciones se deben a un solo microorganismo, sino que
también contienen gérmenes anaerobios.
La infección submentoniana (bajo el mentón) suele provenir de una caries dental en los
incisivos. La infección sublingual se atribuye casi siempre a una infección de los dientes
mandibulares anteriores y se puede manifestar por una elevación de la lengua causada por
el edema. La infección submandibular, que se origina habitualmente en los molares, se
caracteriza por tumefacción del ángulo maxilar.
Desde que se difundió la uoración de las aguas potables de la red pública en los años
setenta, la prevalencia de la caries dental ha disminuido en los países desarrollados. Sin
embargo, sigue siendo la enfermedad crónica más frecuente en el mundo.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial abarca el absceso retrofaríngeo y prevertebral, la traqueítis
bacteriana y la epiglotitis. Los pacientes que han recibido quimioterapia reciente o un
trasplante de órgano, con la inmunodepresión consiguiente, corren más riesgo de padecer
esta infección, incluso un absceso.
Tratamiento
Todo paciente con una posible angina de Ludwig presenta una enfermedad potencialmente
mortal que puede poner en peligro la vía respiratoria. Por eso, es imprescindible que la vía
respiratoria se mantenga permeable. Si la infección progresa rápidamente hay que proceder
a una intubación pro láctica programada en el SU o en el quirófano. El estridor, la disfagia
con di cultad para controlar las secreciones y la disnea pueden obligar a la intubación. En
el entorno prehospitalario, el paciente puede mejorar con suplemento de oxígeno
humidi cado. Hay que iniciar la monitorización electrocardiográ ca y colocar una vía i.v.
En el SU se inicia el tratamiento antibiótico y se puede consultar con el especialista en ORL.
Traqueítis bacteriana
La traqueítis bacteriana es una infección rara de la porción subglótica de la tráquea, que a
veces cuesta diferenciar de una epiglotitis o de un absceso retrofaríngeo. Desde que se
divulgó la vacunación contra H. in uenzae, la traqueítis bacteriana rivaliza con la
epiglotitis como la infección obstructiva menos frecuente de la vía respiratoria. En un
estudio se comprobó que, de los 500 niños ingresados por crup a lo largo de 3 años, el 2%
de ellos sufrían traqueítis bacteriana. Aunque puede ocurrir a cualquier edad, la traqueítis es
más común en la infancia, debido al menor tamaño de la vía respiratoria y al diámetro
estrecho de los tejidos subglóticos. El sexo masculino se afecta dos veces más que el
femenino.
Signos y síntomas
La traqueítis bacteriana comienza como una infección respiratoria alta y progresa hasta el
espacio subglótico de la tráquea, poniendo la vida en peligro ( g. 3-15). Los síntomas
consisten en tos productiva, cambios de la voz, ebre alta, escalofríos y disnea. Los signos
comprenden la progresión rápida hacia un estado de postración en tan solo 8-10 h, el
estridor, una tos perruna y un posible dolor en el cuello o en la parte alta del tórax. A
diferencia de la epiglotitis, el babeo no es común y el paciente puede tolerar el decúbito
supino.
Figura 3-15 Radiografía de cuello de una traqueítis bacteriana en los tejidos blandos laterales. Obsérvese la vía
respiratoria ensombrecida por la descamación del epitelio traqueal (dos echas inferiores). La epiglotis ( echa superior) tiene
un aspecto normal.
(Tomado de Cummings CW, et al: Otolaryngology: head and neck surgery, ed 4, Philadelphia, 2005, Mosby.)
Fisiopatología
La traqueítis obedece a numerosos microorganismos, como Staphylococcus aureus (incluido S.
aureus resistente a meticilina y asociado a la comunidad [SAMR-AC] y asociado a la
atención sanitaria SAMR-[AS]), Streptococcus, H. influenzae, Klebsiella y Pseudomonas.
Tratamiento
Como sucede con cualquier infección de la vía respiratoria es imprescindible mantenerla
permeable. Proporcione oxígeno suplementario, inicie la monitorización
electrocardiográ ca y coloque una vía i.v. Muchos pacientes con traqueítis bacteriana
requerirán intubación, pero lo mejor es realizar esta técnica en un lugar controlado, salvo
que el paciente presente una insu ciencia respiratoria aguda. Si resultara imprescindible la
intubación sobre el terreno, prepárese para utilizar una vía respiratoria alternativa, en caso
de necesidad. Si la intubación resulta satisfactoria, esté atento a los exudados y moco
traqueales que taponan el tubo y realice la aspiración consiguiente. Algunos pacientes
tienen síntomas de sepsis, por lo que deberá reponer convenientemente los líquidos.
Abscesos retrofaríngeo y prevertebral
Los abscesos retrofaríngeos y prevertebrales son infecciones que surgen detrás del esófago y
delante de las vértebras cervicales ( g. 3-16). Como ya se señaló, el absceso es una
colección localizada de pus en un tejido u en otro espacio con nado del organismo. El
absceso retrofaríngeo se puede originar en los senos paranasales, en los dientes o en el oído
medio. Hasta el 67% de estos pacientes han sufrido una infección ORL reciente. Las
infecciones retrofaríngeas pueden poner la vida en peligro si empiezan a producir una
obstrucción de la vía respiratoria. Toda infección que se propague al mediastino
(mediastinitis) es una complicación grave con una tasa de mortalidad inusitadamente alta,
próxima al 50%.
Figura 3-16 Absceso retrofaríngeo. Obsérvese la línea oscura delante de la columna cervical, que representa una
infección productora de gas.
(Tomado de Cummings CW, et al: Otolaryngology: head and neck surgery, ed 4, Philadelphia, 2005, Mosby.)
Signos y síntomas
El absceso retrofaríngeo precoz se puede diagnosticar erróneamente como una faringitis
inespecí ca o estreptocócica. Si el estado del paciente se deteriora con rapidez, deberá
plantearse enfermedades más graves como epiglotitis, traqueítis bacteriana y meningitis.
Los signos del absceso retrofaríngeo son:
• Faringitis
• Disfagia
• Disnea
• Fiebre
• Escalofríos
• Dolor, rigidez, tumefacción o eritema en el cuello
• Babeo
Fisiopatología
Los microorganismos que más veces producen un absceso retrofaríngeo son Staphylococcus,
Streptococcus y H. in uenzae, aunque la infección puede obedecer a cualquier otro
microorganismo, en particular anaerobios de la boca. Las lesiones retrofaríngeas se dan en
los adultos y en los niños, pero suelen afectar a los pequeños de 3-4 años o menos.
Tratamiento
El tratamiento se basa en mantener permeable la vía respiratoria y aportar suplementos de
oxígeno. Procure no pinchar el absceso durante la intubación, porque la aspiración del
contenido purulento podría resultar mortal. Inicie la monitorización electrocardiográ ca y
coloque una vía i.v. Proceda a reponer convenientemente los líquidos si el paciente está
deshidratado por la disminución de la ingesta oral.
Angioedema
El angioedema es un edema repentino, en general de una estructura de la cabeza o del
cuello como los labios (en particular, el inferior), los lobulillos de la oreja, la lengua o la
úvula, pero se ha descrito en otros tejidos, incluido el intestino. Pese a que no se entiende
bien su origen, se considera que el angioedema es una reacción alérgica y se trata como tal.
A veces, la causa es idiopática (desconocida). Algunos casos son hereditarios y se habla de
angioedema hereditario.
Signos y síntomas
Los signos del angioedema consisten en un edema claramente delimitado, con erupción o
sin ella, y a veces con disnea o ansiedad. El estridor, las sibilancias en la auscultación
pulmonar o los antecedentes de intubación obligan a realizar una observación inmediata y
cuidadosa del deterioro. El angioedema intestinal puede causar obstrucción intestinal con
las náuseas, los vómitos y el dolor abdominal consiguientes.
Fisiopatología
En el angioedema, se produce una fuga de la microcirculación (pequeños vasos), con lo que
el tejido intersticial se vuelve edematoso. El edema puede ocurrir en la epidermis y la
dermis, en el tejido subcutáneo, o en todos ellos. Esta in amación es una respuesta a las
acciones de las hormonas y de la histamina, serotonina y bradicininas circulantes.
Tratamiento
Aunque el angioedema extenso pueda poner en peligro la vía respiratoria, muchas de las
causas son autolimitadas y precisan un tratamiento mínimo. Evalúe cuidadosamente otras
enfermedades potencialmente mortales, como celulitis/absceso, absceso retrofaríngeo y
angina de Ludwig, del paciente. Si el paciente tiene habones, plantéese la posibilidad de
anafilaxia.
Asma
El asma es una enfermedad frecuente que motiva millones de visitas anuales al SU y
representa del 20 al 30% de los ingresos hospitalarios. Los pacientes presentan una elevada
tasa de recaídas y del 10 al 20% regresan antes de que hayan transcurrido 2 semanas de
tratamiento. Pese a que la tasa de mortalidad por asma está descendiendo desde 1996, cada
año fallecen alrededor de 4.500 norteamericanos por esta enfermedad. Del 6 al 10% de la
población estadounidense (unos 25 millones de habitantes) sufre asma y, como mínimo, la
mitad de ellos son niños. Aunque la mortalidad ha descendido, la prevalencia continúa
ascendiendo.
Los niños con sibilancias que empiezan antes de los 5 años y persisten hasta la vida
adulta tienen más riesgo de presentar alteraciones pulmonares. Un niño que empiece con
sibilancias después de los 5 años tiene una incidencia menor de enfermedad pulmonar, aun
cuando las sibilancias persistan hasta la vida adulta. Los primeros síntomas en el 80-90% de
los pacientes asmáticos ocurren antes de los 6 años. Algunos niños presentan tos nocturna
como síntoma y no las sibilancias características.
Signos y síntomas
Los pacientes asmáticos suelen ser muy conscientes de sus síntomas, aun cuando estos se
consideren clínicamente leves. Los primeros síntomas del asma abarcan una combinación de
los siguientes:
• Sibilancias
• Disnea
• Opresión torácica
• Tos
• Signos de infección respiratoria alta reciente, como rinorrea, congestión, cefalea, faringitis
y mialgias
• Signos de exposición a alérgenos, como rinorrea, faringitis, ronquera y tos
• Opresión, molestia o dolor torácicos
Fisiopatología
El asma es una in amación crónica de los bronquios, con contracción del músculo liso
bronquial, que estrecha los bronquios y produce sibilancias. La vía respiratoria se vuelve
excesivamente sensible a los alérgenos inhalados, virus y otros irritantes ambientales. Hasta
los olores fuertes pueden precipitar el episodio. Esta hipersensibilidad explica el
componente reactivo de la vía respiratoria en la enfermedad.
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
Signos y síntomas
• Disnea
• Tos
• Intolerancia al esfuerzo
• Sibilancias
• Tos productiva
• Dolor o molestias torácicos
• Diaforesis
• Ortopnea
Un paciente con EPOC puede presentar uno o más desencadenantes de la crisis aguda.
Como se ha señalado, el consumo de cigarrillos es la causa principal de la EPOC y el abuso
continuado del tabaco puede contribuir de forma fundamental a un episodio crítico. La
exposición a los alérgenos ambientales precipita a veces el episodio o exacerba el brote. La
contaminación atmosférica contribuye a las reagudizaciones de la EPOC pero, por sí misma,
no suele desencadenar un episodio crítico.
Fisiopatología
La in amación crónica por exposición a las partículas inhaladas daña las vías respiratorias.
El cuerpo trata de reparar la lesión remodelando la vía respiratoria, lo que causa
cicatrización y estenosis. Las alteraciones en las paredes alveolares y el tejido conectivo
hacen que los alvéolos aumenten permanentemente de tamaño. Por la otra cara de los
alvéolos se remodela la conexión importante con la membrana capilar: la pared del vaso
sanguíneo se hace más gruesa y di culta el intercambio gaseoso. Las glándulas y las células
caliciformes, secretoras todas ellas de moco, aumentan la producción de mucosidad. Los
cilios se destruyen, lo que limita el ascenso y limpieza de este moco abundante.
Diagnóstico diferencial
La presentación de la EPOC obliga a sopesar otras enfermedades graves, sobre todo porque
el motivo principal de consulta, la disnea, puede asociarse a dolor torácico. El diagnóstico
diferencial de la EPOC debe incluir el asma, la bronquitis, el en sema, la neumonía, las
neumonitis, la brosis pulmonar, la insu ciencia respiratoria, el neumotórax y las causas
cardíacas de disnea, como el infarto agudo de miocardio, la angina de pecho, la ICC, la
embolia pulmonar y la hipertensión pulmonar.
Tratamiento
Neumonía
La infección pulmonar, si hace que se acumule líquido en los alvéolos, se denomina
neumonía (fig. 3-17). La in amación resultante es causa de disnea, ebre, escalofríos, dolor
torácico, dolor en la pared torácica y tos productiva. Se conocen tres grandes tipos de
neumonía: adquirida en la comunidad, adquirida en el hospital (nosocomial; empieza 48 h
o más después del ingreso hospitalario) y asociada al respirador. La causa puede ser vírica,
bacteriana, micótica o química (aspiración del contenido gástrico).
Figura 3-17 Neumonía. A. Neumonía del pulmón derecho, bien en el lóbulo medio o en el inferior. B. En la radiografía
lateral se aprecia que la neumonía se encuentra en la parte superior del lóbulo inferior derecho. Las líneas discontinuas separan
los diferentes lóbulos del pulmón derecho.
(Tomado de Mettler FA: Essentials of radiology, ed 2, St Louis, 2004, Saunders.)
Signos y síntomas
El comienzo agudo de los síntomas y su progresión rápida obligan a sospechar más una
causa bacteriana que viral. Los signos y síntomas clínicos de la neumonía abarcan
cualquiera de los siguientes:
• Fiebre
• Escalofríos
• Tos
• Malestar general
• Náuseas y vómitos
• Diarrea
• Mialgias
• Dolor pleurítico
• Dolor abdominal
• Anorexia
• Disnea
• Taquipnea
• Taquicardia
• Hipoxia
• Ruidos respiratorios patológicos, como crepitantes, roncus o incluso sibilancias
Fisiopatología
Los patógenos causantes de la neumonía adquirida en la comunidad son Streptococcus
pneumoniae, Legionella, H. in uenzae, S. aureus, virus respiratorio, Chlamydia y
Pseudomonas. La neumonía adquirida en el hospital puede deberse a los mismos patógenos,
junto con Klebsiella y Enterococcus. Los patógenos que más neumonías asociadas al
respirador producen son S. aureus y Pseudomonas aeruginosa. La neumonía suele obedecer a
un defecto en el sistema inmunitario del huésped o a la invasión desbordante de patógenos
poderosos.
Diagnóstico
Cuando ausculte una zona pulmonar con disminución del murmullo vesicular, diga al
paciente que pronuncie el sonido e y lo mantenga. El tono transmitido se puede parecer
más a una a que a una e. Este fenómeno se conoce como egofonía, que proviene de los
términos griegos «cabra» y «sonido», ya que la tonalidad se parece al balido de una cabra.
Puede también notar matidez al percutir el lóbulo afectado y aumento del frémito táctil. La
alteración de consciencia y la cianosis constituyen signos de enfermedad grave.
Tratamiento
Los suplementos de oxígeno ayudan a todo paciente con neumonía con repercusión clínica y
se administran con gafas nasales para mantener una saturación mayor del 92%. Plantéese
emplear medidas más intensivas sobre la vía respiratoria de los pacientes que requieran una
oxigenación mayor. El uso de una mascarilla CPAP puede evitar la necesidad de intubación
si el afectado tolera una mascarilla que le cubra toda la cara (v. exposición anterior).
Figura 3-18 Síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA). Obsérvese el aumento difuso de la opacidad pulmonar que
hace pensar en infiltrados difusos.
(Tomado de Adam A, et al: Grainger & Allison’s diagnostic radiology, ed 5, Philadelphia, 2008, Churchill Livingstone.)
1. Comienzo agudo
2. Relación entre Pao2 y Fio2 ≤ 300 mmHg (con independencia de la presión PEEP)
Signos y síntomas
La aparición de disnea e hipoxemia progresivas en cuestión de horas o días después de un
traumatismo o de una complicación médica aguda caracteriza la LPA/SDRA; el SDRA se da
más veces entre los pacientes ingresados, casi siempre en una UCI. El caso típico suele ser el
paciente que ha sido sometido a una intervención quirúrgica mayor reciente, parece
recuperarse y ya no está ingresado en una cama de la UCI; entonces empieza con una
LPA/SDRA de fase 1 y ha de reingresar en la UCI. Los signos de la LPA/SDRA son:
• Disnea
• Hipoxemia, acompañada a veces de cianosis de las mucosas
• Taquipnea
• Taquicardia
• Incremento de la demanda de oxígeno suplementario para mantener una saturación
adecuada
• Fiebre e hipotensión en los pacientes con sepsis
• Crepitantes/estertores (no siempre se auscultan)
Fisiopatología
El comienzo de la LPA/SDRA se caracteriza por una rotura de la barrera alveolocapilar que
permite la salida de líquido hacia los alvéolos y reduce el intercambio gaseoso en los
pulmones. Estas alteraciones pueden darse como respuesta a un daño del revestimiento de
las células capilares (como sucede en la sepsis) o alveolares (como sucede en la neumonía).
En los casos más graves se precisan altos niveles de oxígeno para mantener una
oxigenación adecuada.
Tratamiento
Los pilares para tratar la LPA/SDRA son la oxigenación y la respiración asistida. No existe
ningún tratamiento especí co que no pase por tratar de forma intensiva la complicación
médica o traumática que desencadenó la lesión. Están indicadas la intubación y la
ventilación mecánica, con un soporte de presión y posible aspiración de secreciones.
Dentro de este grupo de enfermedades de la vía respiratoria baja, el paciente puede acudir
por un dolor pleurítico de inicio súbito, que varía desde un ligero malestar hasta un
episodio intenso y potencialmente mortal. El dolor pleurítico se acentúa con la respiración
profunda y la tos. Si el aire o el exceso de líquido quedan atrapados entre las capas
pleurales, es muy probable que empeore la dificultad respiratoria.
Neumotórax
El neumotórax se de ne como la presencia de aire en la cavidad pleural. Como se comentó
con anterioridad, el espacio pleural está ocupado por una cantidad mínima de líquido que
lubrica la pleura minimizando la fricción. Los neumotórax pueden ocurrir de forma
espontánea o ser inducidos por traumatismos, incluidos los barotraumatismos causados por
una ventilación con presión positiva. Las demás causas traumáticas están fuera del alcance
de este libro, por lo que la exposición se limitará a los neumotórax espontáneos primarios y
secundarios.
(Tomado de Hansell DM, et al: Imaging of diseases of the chest, ed 4, Philadelphia, 2010, Mosby.)
El NEP es mucho más prevalente en el sexo masculino, con una incidencia de 7,4 casos
por cada 100.000 habitantes y año, en comparación con solo 1,2 casos por cada 100.000
habitantes y año entre las mujeres. La incidencia máxima de NEP se da en pacientes de 20 a
30 años. La tasa de recidiva del NEP a los 5 años es del 28% (frente al 43% del NES).
El NEP se ve sobre todo entre pacientes diagnosticados de alguna enfermedad
pulmonar. No obstante, más del 90% de los NEP afectan a fumadores; el incremento en la
tasa de tabaquismo se corresponde con un aumento de la tasa de NEP. Esta patología se
observa más en hombres jóvenes altos y delgados. Los estudios indican que algunos factores
genéticos predisponen al neumotórax espontáneo. El uso de cocaína inhalada o inyectada
también representa un factor de riesgo conocido para presentarlo.
Signos y síntomas
El dolor torácico y la disnea son los signos cardinales del neumotórax espontáneo (tanto
primario como secundario). El dolor suele describirse como súbito, lancinante o punzante, y
empeora con la respiración y los movimientos de la pared torácica. La disminución del
volumen de reserva pulmonar, como la de la EPOC, intensi ca la disnea de los pacientes
con NES. Otros síntomas de neumotórax comprenden diaforesis, ansiedad, dolor de espalda,
tos y malestar general.
• Taquipnea
• Taquicardia
• Pulso paradójico
• Murmullo vesicular apagado
• Hiperresonancia en la percusión
• Hipoxia y alteraciones de consciencia (de algunos pacientes)
Diagnóstico
Los demás neumotórax se deben a un traumatismo por el volumen o la presión intratorácica
elevada de la ventilación con presión positiva. Si usted aplica ventilación con presión
positiva y el paciente muestra cambios agudos y súbitos, descarte enseguida un
barotraumatismo con neumotórax. De hecho, el deterioro rápido de un paciente intubado
obliga a una evaluación rápida de las causas más comunes de empeoramiento agudo a
través de la regla nemotécnica DOPE mostrada en el cuadro «Repaso rápido».
Repaso rápido
Al evaluar el deterioro agudo de un paciente intubado, comience por desconectar al paciente del respirador y efectúe una
ventilación pulmonar con bolsa y mascarilla mientras examina la regla DOPE:
D Desplazamiento del tubo. ¿Se ha desplazado accidentalmente el tubo? Ausculte si el murmullo vesicular es bilateral y no
aparecen ruidos epigástricos. Utilice la capnografía/capnometría.
O Obstrucción del tubo. ¿Tiene el paciente secreciones espesas que han obstruido la parte distal del tubo? Realice una
aspiración estéril de las secreciones. ¿Está mordiendo el paciente el tubo u obstruyéndolo? Inserte un bloque de mordida.
P Neumotórax (Pneumotorax). ¿Ha ocurrido un neumotórax durante la ventilación con presión positiva? Ausculte los ruidos
pulmonares. Detecte la distensibilidad pulmonar durante la ventilación. ¿Cuesta exprimir la bolsa por la elevada presión
intratorácica? Si existe neumotórax a tensión, proceda a una descompresión con aguja hasta que pueda insertarse un tubo
torácico.
E Fallo del Equipo. ¿Se ha agotado el oxígeno del respirador para estimular la presión ventilatoria? Veri que el
funcionamiento correcto del bote de oxígeno y del respirador.
(Tomado de Marx J, et al: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 6, St Louis, 2006, Mosby.)
Figura 3-21 Neumotórax a tensión. Obsérvese la desviación del contenido mediastínico hacia el lado izquierdo del
paciente.
(Tomado de Hansell DM, et al: Imaging of diseases of the chest, ed 4, Philadelphia, 2010, Mosby.)
Tratamiento
El objetivo del tratamiento del neumotórax es restablecer el espacio pleural exento de aire.
El tratamiento que elija dependerá de la historia clínica del paciente, de las enfermedades
asociadas y de su estado clínico, de la probabilidad de resolución y de las pautas de
seguimiento.
Descripción general
La mayoría de los pacientes con un neumotórax a tensión no pueden esperar a que se les coloque un tubo de toracotomía. El
aire que se acumula entre la pleura debe eliminarse a gran velocidad insertando una aguja i.v. larga o una aguja espinal. Esta
técnica debe efectuarse sin dejar de explorar al paciente, por si presentara hipotensión o insu ciencia respiratoria asociada al
mayor trabajo respiratorio y a la disnea junto con murmullo vesicular unilateral.
Indicaciones
• Neumotórax a tensión
Contraindicaciones
Equipo
• Guantes, bata, mascarilla y protección ocular o facial de conformidad con las precauciones estandarizadas
• Estuche de descompresión con aguja:
• Dispositivo de catéter sobre aguja de 14 o 16 G (la aguja debe medir como mínimo 5 cm de longitud)
• Desinfectante cutáneo
• Jeringa de 5 o 10 ml con 2 ml de suero salino
• Válvula unidireccional (de aleteo o de Heimlich) (optativa)
NOTA: estos estuches deben estar listos y disponibles en todo momento. Deben ubicarse en los kits de salto, transporte o en
bandejas o paquetes de emergencias al alcance de la tripulación.
Procedimiento
3. Tómese el tiempo necesario para confirmar que la técnica se aplica en el lado correcto.
4. Desinfecte la piel situada encima de la tercera costilla en la línea medioclavicular del lado afectado.
5. Retire la funda protectora de una aguja de 5 cm.
6. Con la mano no dominante palpe el vértice de la tercera costilla en la línea medioclavicular del lado afectado mientras, con la
mano dominante, inserta la aguja por encima de la tercera costilla con un ángulo de 90°.
7. El pellizco de la piel se puede reducir enseguida en cuanto la punta de la aguja penetra en la caja torácica. Retire la aguja
hueca y deséchela convenientemente.
8. Confirme la salida del aire:
• El suero salino que rellena parcialmente la jeringa acoplada debe formar burbujas. Esta técnica puede resultar muy útil si el
entorno no le permite oír los sonidos sutiles.
• Busque el soplo de aire por el extremo abierto del catéter.
9. Revise si han mejorado los signos clínicos críticos siguientes del paciente:
• El trabajo respiratorio se ha reducido.
• La disnea ha disminuido.
• Han desaparecido las manifestaciones de shock obstructivo.
10. El catéter se puede dejar colocado hasta que se introduzca un tubo de toracotomía. Sirve como recordatorio de que el
paciente ha sido sometido a una descompresión con aguja en ese lado. Si las circunstancias lo dictan, retire el catéter y aplique
un simple apósito sobre la zona. Noti que la nalización de esta intervención al personal sanitario del hospital cuando se haga
el relevo.
11. Se puede acoplar una válvula unidireccional (de aleteo o de Heimlich), pero su acoplamiento es optativo, ya que un catéter
de 14 o 16 G no dispone de abertura su ciente para que el aire entre en la cavidad torácica una vez que se igualan las
presiones.
12. Prepare al paciente para que el médico inserte un tubo torácico.
• La línea axilar media es un lugar alternativo para la toracocentesis con aguja. En caso de
emergencia, es de elección un acceso rápido al aire en el vértice del tórax. (Dibuje qué
sucede cuando una botella semillena de agua se tumba sobre un lado. ¿A dónde se dirige
el aire? A la parte superior, por supuesto.)
• La aguja i.v. habitual de 3,2 cm no posee longitud su ciente para alcanzar el espacio
pleural de la mayoría de los niños mayores y de los adultos. Asegúrese de utilizar una
aguja con una longitud mínima de 5 cm.
• Si no sale aire, noti que al personal del centro receptor que ha efectuado la intervención.
Habrá que seguir realizando una toracotomía y colocando un tubo, puesto que el paciente
habrá sufrido un neumotórax al insertarle la aguja.
Descripción general
Para respirar con normalidad, los alvéolos —esos sacos delicados de aire de los pulmones— deben presionar el tejido que los
rodea cuando se in an íntegramente. El retroceso que se produce al liberar el aire durante la espiración hace que se desin en
los sacos. Para que los alvéolos mantengan la presión necesaria, la propia cavidad torácica ha de mantener una presión
negativa en relación con la atmósfera, generando un ligero vacío. Las enfermedades y los traumatismos pueden suprimir esta
presión negativa y di cultar o imposibilitar la expansión pulmonar. En caso de traumatismo, la acumulación de aire
(neumotórax), sangre (hemotórax) o líquido (derrame pleural) puede hacer que se colapse el pulmón afectado. La inserción de
un tubo torácico permite drenar el aire o el líquido, restablecer la presión negativa y volver a inflar los pulmones.
El tubo torácico es un catéter estéril y exible, conectado a un sistema de drenaje con un sello subacuático. El catéter
posee propiedades no trombógenas, con lo que se evita la formación de trombos peligrosos dentro del tubo y su paso a la
circulación pulmonar. Cada tubo tiene una línea radiopaca que sirve para confirmar su ubicación en la radiografía de tórax.
• Drenaje del aire: el extremo distal del tubo se coloca cerca del vértice pulmonar (segundo espacio intercostal)
• Drenaje de líquidos: el extremo distal debe reposar cerca de la base del pulmón (quinto a sexto espacio intercostal)
• Después de cirugía cardíaca: mediastino
Indicaciones
Drenaje aéreo de líquido del tórax o del espacio mediastínico de pacientes con estas patologías:
• Neumotórax
• Neumotórax a tensión
• Hemotórax
• Derrame pleural:
• Postoperatorio
• Empiema (acumulación de pus en el espacio pleural de pacientes con neumonía u otras infecciones pulmonares)
• Hidrotórax (acumulación de líquido en la cavidad pleural de pacientes con cáncer, cardiopatías u otras patologías)
También se puede colocar un tubo torácico como medida preventiva a pacientes inestables para su traslado.
Contraindicaciones relativas
No existe ninguna contraindicación absoluta para la inserción de un tubo torácico. Las adherencias múltiples, las grandes
bullas pulmonares y las coagulopatías incrementan el riesgo de dolor, sangrado, infección, trombosis y embolia gaseosa, pero la
necesidad de restablecer la presión negativa dentro del tórax suele exceder los riesgos de la colocación.
Equipo
• Guantes, bata, mascarilla y protección ocular o facial de conformidad con las precauciones estandarizadas
• Toallas o paños estériles
• Desinfectantes cutáneos
• Instrumentos para una intervención pequeña:
• Tres pinzas de Kelly grandes
• Bisturí con hoja del n.° 11
• Esponjas de gasa de 10 × 10 cm
• Portaagujas
• Anestésico local
• Jeringa
• Agujas de 18 G y de 25 G
• Tubo torácico estéril (Nota: se debe abrir en el campo estéril. Se ha de colocar una pinza de Kelly grande sobre el extremo
proximal.)
• Sistema de drenaje pleural (Nota: el ayudante debe colocar el sistema según las recomendaciones del fabricante y preparar el
tubo de recogida para la conexión con la tubuladura de recogida.)
• Tubuladura de conexión y conector en Y para la aspiración
• Esparadrapo, bandas de Parham o cinchas de plástico para garantizar cada conexión
• Apósitos (10 × 10 cm, apósitos dobles, cinta autoadhesiva ancha y gasa vaselinada)
Procedimiento
1. Respete las precauciones estandarizadas para el control de infecciones. En concreto, colóquese una bata y guantes estériles,
y lleve mascarilla.
2. Coloque al paciente en decúbito supino, con el miembro superior del lado afectado abducido y extendido hasta un ángulo de
al menos 90°, si fuera posible.
3. Prepare el campo quirúrgico y cubra de paños el lugar de inserción. Nunca debe colocar el tubo por debajo de la línea del
pezón.
4. Inyecte un anestésico local en el tejido subcutáneo, en el músculo y en el periostio.
• Utilice una aguda de 25 G para inyectar el anestésico local por vía subcutánea y crear un habón.
• Continúe administrando el anestésico local, empujando una aguja de 3 cm y aspirando a medida que vaya profundizando
en el tejido. Inyecte el anestésico local en el tejido más profundo y continúe haciéndolo cuando retire la aguja.
5. Efectúe una incisión transversal de 3-4 cm en el tejido subcutáneo, directamente encima del borde inferior de la costilla y
bajo el lugar de inserción.
Cierre la pinza justo encima de la parte superior de la costilla y empuje con una presión constante hacia la pleura.
(Tomado de Dumire SM, Paris PM: Atlas of emergency procedures, Philadelphia, 1994, Saunders.)
6. Introduzca una pinza de Kelly cerrada dentro de la incisión, dirigiendo las puntas hacia arriba y luego abra la pinza. Repita
este movimiento con la pinza para proceder a la disección roma del tejido. El objetivo es crear una vía hacia la parte
superior de la costilla. NOTA: el tubo torácico debe entrar en el tórax por encima del borde superior de la costilla para no
dañar el paquete neurovascular situado debajo de cada costilla.
La disección roma se lleva a cabo introduciendo una pinza cerrada a través de la incisión y utilizando una maniobra de
apertura y extensión para crear un túnel pleural. EIC, espacio intercostal.
(Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2010, MosbyJems.)
7. Una vez que haya abierto una vía hacia el tórax mediante disección roma, deténgase y cierre otra vez la pinza de Kelly.
Coloque el dedo índice de la mano dominante sobre el borde superior (punta) de la pinza. Aplique una presión fuerte y
directa hasta que la pinza penetre en el espacio pleural. Abra la pinza y cree una vía de entrada en la que pueda introducir
el dedo y luego el tubo torácico.
Cierre la pinza justo encima de la parte superior de la costilla y empuje con una presión constante hacia la pleura.
(Tomado de Dumire SM, Paris PM: Atlas of emergency procedures, Philadelphia, 1994, Saunders.)
8. Retire la pinza mientras desliza el dedo índice sobre ella dentro de la nueva vía creada. Dilate el ori cio pleural con el dedo
y luego barra con el índice curvo dentro del orificio para liberar cualquier adherencia. Mantenga el índice dentro del agujero
pleural.
9. Tome la segunda pinza de Kelly, que había colocado antes en la porción proximal del tubo torácico. Dirija la pinza hacia el
orificio pleural, pasando la punta de la pinza (y del tubo torácico) bajo su dedo.
10. En cuanto el extremo proximal penetre en el tórax, retire la pinza y su dedo. Dirija la punta del tubo torácico hacia la zona
deseada del tórax, efectuando la rotación correspondiente. En cuanto el último agujero de drenaje se haya introducido en el
tórax, puede dejar de empujar el tubo.
El tubo se agarra con la pinza curva y la punta del tubo debe sobresalir de las mordazas.
(Tomado de Roberts JR, Hedges JR: Clinical procedures in emergency medicine, ed 4, Philadelphia, 2004, Saunders.)
11. Deberá ver cómo la condensación, el aire o el líquido pasan al tubo.
12. Conecte enseguida el tubo torácico a la tubuladura de conexión del sistema de drenaje pleural ensamblado.
13. Vigile si el sistema de drenaje pleural fluctúa (oleada).
14. A ance el tubo torácico a la pared torácica suturándolo a la piel y alrededor del tubo torácico dos veces. A continuación,
ejerza tracción sobre el material de sutura para crear una en bolsa de tabaco alrededor del tubo.
15. Aplique una gasa vaselinada sobre el lugar de incisión y coloque después apósitos de 10 × 10 cm sobre ella. Sujételos con
un adhesivo.
16. Coloque un material adhesivo o bandas de Parham o ventajas alrededor de todas las conexiones. Si utiliza esparadrapo,
pegue bien todos los extremos.
17. Ponga en marcha la fuente de aspiración. Gire el dial del sistema de drenaje pleural hasta el valor deseado. El ajuste inicial
suele ser de –20 cm.
18. Solicite y efectúe una radiografía de tórax para confirmar la colocación del tubo y la expansión pulmonar.
19. Rellene la grá ca del paciente anotando el tamaño del tubo, su localización y los resultados de la radiografía de tórax, la
tolerancia de la intervención por el paciente, las constantes vitales y las salidas iniciales de líquido por el sistema de drenaje
pleural.
• Para evitar el acodamiento o pinzamiento del sistema, coloque paños a lo largo del tubo y evite que el paciente quede situado
encima de la tubuladura.
• Vigile las salidas por el sistema de drenaje pleural, al menos, cada 2 h. Si el drenaje pleural inicial es sanguinolento y excede
de 1.200-1.500 ml o si se producen salidas de más de 200 ml por hora durante varias horas, habrá que avisar al cirujano
torácico. Cada 2 h, marque la hora en la parte frontal del recipiente de recogida, indicando el nivel de drenaje.
• Vigile el tubo torácico, el lugar de incisión y el sistema de drenaje pleural (v. también procedimiento 3-5):
• El tubo torácico debe mostrar condensación (niebla) en su interior.
• La piel que rodea el lugar de incisión no debe tener aire debajo (enfisema subcutáneo).
• El tubo no debe contener coágulos ni acodaduras.
• El burbujeo continuo (con la aspiración apagada) indica una fuga de aire. Siga el protocolo local para mantener el sistema de
drenaje pleural y resolver las fugas de aire.
Sistema desechable con tres botellas.
(Tomado de Luce JM, Tyler ML, Pierson DJ: Intensive respiratory care, Philadelphia, 1984, Saunders.)
Descripción general
Como se explica en el procedimiento 3-4, el tubo se puede colocar en el mediastino o en el espacio pleural para drenar el aire,
material infectado, sangre u otro líquido en un entorno estéril cerrado. El tubo torácico se puede insertar de manera urgente si
el traumatismo impide la presión negativa de la cavidad torácica en la que quedan suspendidos los pulmones; también se
puede colocar en el quirófano para determinadas operaciones.
El sistema que facilita la salida del aire o del líquido acumulado o el drenaje del tórax debe disponer de algunas
características especiales para restablecer o mantener una presión de vacío adecuada dentro del tórax:
• El sistema debe aprovechar la gravedad para crear una presión negativa dentro del tórax.
• Debe disponer de una válvula unidireccional o de un mecanismo que impida la reentrada al tórax.
• Debe mantenerse por debajo del tórax del paciente, sin acodaduras del tubo, de modo que la presión en el interior del sistema
de drenaje sea mayor que dentro del tórax.
• Para incrementar el drenaje de grandes cantidades de aire o de líquido, las conexiones de aspiración y los calibres del sistema
han de facilitar la conexión a un sistema de aspiración portátil o mural.
• Un drenaje seco-seco, básicamente sin agua, con una válvula unidireccional que se abre con la espiración y luego se cierra
para que el aire atmosférico no penetre durante la inspiración
• Un puerto de autosellado que facilita el análisis de laboratorio del material de drenaje torácico o que permite retirar el
exceso de líquido cuando la cámara está excesivamente llena
• Cámaras de recogida para autotransfusión
• Un manómetro para observar y medir las fluctuaciones en las oleadas inspiratoria y espiratoria
Indicaciones
Equipo
• Guantes, bata, mascarilla y protección ocular o facial de conformidad con las precauciones estandarizadas.
Procedimiento
• Mantenga la tubuladura sin codos, a la altura del paciente o por debajo de él y sin ningún tipo de secreción espesa o coágulo
que pudiera obstruirla.
• Si se ha producido una obstrucción por un coágulo u otros detritos, es posible que haya que exprimir el tubo. Para ello,
exprima suavemente el tubo entre los dedos desplazando los detritos hacia el equipo de drenaje. No estropee el tubo.
• Observe las uctuaciones de líquido en la cámara. Si no hay uctuación (oleadas), es posible que el tubo esté acodado o que
se haya reexpandido el pulmón del paciente.
• Sepa que algunos sistemas cuentan con una cámara que mide las fugas de aire. Compruebe los detalles en la documentación
del fabricante.
• Con la aspiración apagada, deberá inspeccionar cualquier fuga de aire si se producen burbujas continuas en la unidad.
• Para detectar la fuga, empiece por la pared torácica (lugar de inserción) del paciente y obstruya de forma intermitente el
tubo con los dedos. Sujételo durante unos segundos y continúe por la unidad de drenaje si el burbujeo prosigue. Si el
burbujeo se detiene al ocluir el tubo, la fuga de aire se encuentra entre el lugar de oclusión manual y la unidad de drenaje.
Sustituya el tubo o la unidad de drenaje.
• Si el burbujeo se detiene en el lugar de inserción, la fuga de aire se encuentra dentro del paciente. Compruebe que todas las
fenestraciones del tubo están dentro del lugar de inserción y vigile los apósitos. Coloque otro apósito y avise al médico. Si se
trata de un tubo mediastínico, no debe haber nunca burbujeo en la cámara. Una fuga de aire indica la colocación incorrecta
del tubo torácico dentro de la cavidad pleural.
El personal que atienda las llamadas a los servicios de emergencias y los miembros del
equipo de reanimación deben tener un conocimiento operativo de la inserción del tubo
torácico. Aunque usted jamás llegue a realizar esta técnica, saber cómo se lleva a cabo le
facilitará ofrecer ayuda y le permitirá anticipar las necesidades del clínico responsable.
Pleuresía
La in amación de la pleura visceral o parietal, que suele denominarse pleuresía, es una
patología frecuente y preocupante para el paciente, que se caracteriza por el inicio
repentino de un dolor torácico intenso.
Signos y síntomas
El síntoma cardinal de la pleuresía es el dolor torácico, exacerbado con la respiración
profunda. El dolor se alivia en su mayor parte o en su totalidad con la espiración. El
paciente a veces re ere antecedentes de un resfriado o tos recientes. En la exploración
física puede auscultarse un roce pleural pero, habitualmente, se aprecian muy pocos signos.
Fisiopatología
La causa de la inflamación en la pleuresía se desconoce. Los investigadores especulan con la
participación de infecciones virales o traumatismos localizados, pero hay muy pocas
pruebas acerca de la etiología verdadera.
Diagnóstico diferencial
La pleuresía es un diagnóstico de exclusión. Antes debe descartarse una embolia pulmonar,
una neumonía, un neumotórax y otras posibles causas de dolor torácico. Considere otros
diagnósticos si el paciente presenta ebre, escalofríos, erupción, dolor torácico constante,
tos productiva, edema en los pies, disnea de esfuerzo, náuseas y vómitos o dolor abdominal.
La pleuresía se trata con antiin amatorios pautados. Hay que procurar reducir los efectos
secundarios gastrointestinales y, como siempre, los antiin amatorios no esteroideos (AINE)
se administrarán con cautela a las personas con insuficiencia renal.
Derrame pleural
La in amación pleural (pleuresía) y el derrame pleural suelen ir de la mano, puesto que la
presencia de un derrame pleural, es decir, una acumulación excesiva de líquido entre las
capas pleurales, traduce una in amación de la pleura. Como la pleuresía, el derrame
pleural produce disnea y dolor torácico. Cada año se diagnostica derrame pleural a 1 millón
de personas en EE. UU.; la mayoría de los casos se asocian a ICC, neoplasias malignas,
infecciones o embolias pulmonares.
Los derrames plurales se clasi can como trasudados o exudados. (Estos términos
pueden emplearse también para de nir el propio líquido pleural acumulado.) El trasudado
ocurre cuando el aumento de la presión o la pérdida de proteínas determinan la salida del
líquido de los vasos sanguíneos hacia el espacio pleural, mientras que en el exudado la fuga
se produce por la propia inflamación pleural (fig. 3-22).
Figura 3-22 Derrame pleural derecho. Obsérvense el aspecto uniforme del derrame y la ausencia de aire por debajo del
vértice del mismo. Este derrame se debía a una tuberculosis.
(Tomado de Hansell DM, et al: Imaging of diseases of the chest, ed 4, Philadelphia, 2010, Mosby.)
El derrame pleural crónico se caracteriza por la acumulación lenta del líquido; este
derrame de evolución lenta, por ejemplo de un paciente con cáncer, se tolera mejor que el
que se acumula rápidamente y acompaña a veces a la insu ciencia cardíaca. El derrame
agudo reduce la reserva pulmonar del paciente, que se descompensa con más facilidad
frente a nuevas agresiones.
Signos y síntomas
El síntoma más habitual de los pacientes con derrame es la disnea. Puede haber también
dolor torácico (sobre todo, pleurítico), tos, disnea de esfuerzo u ortopnea. La ausencia de un
componente pleurítico en el dolor torácico no descarta un derrame. Algunas causas de
derrame comportan síntomas adicionales (p. ej., la neumonía produce ebre y tos
productiva), y los efectos generales, como la hipotensión y la hipoxia, hacen pensar en una
sepsis.
Los signos clínicos del derrame consisten en disminución del murmullo vesicular,
egofonía, matidez cambiante y disminución del murmullo vesicular en decúbito supino
frente a la posición erecta, así como matidez con la percusión. Si el derrame es menor de
300-400 ml, pueden faltar estos signos. Los derrames que exceden de 1.000 ml desvían a
veces el mediastino hacia el lado sano. En ocasiones se acumulan varios litros de líquido.
Fisiopatología
El trasudado se forma cuando el líquido es impulsado fuera de los vasos sanguíneos o no es
reabsorbido por ellos. Como consecuencia, el trasudado tiende a ser más no porque
contiene menos proteínas y leucocitos, y obedece menos veces a infecciones e
in amaciones. En la ICC, los estados de citarios de proteínas (p. ej., malnutrición,
alcoholismo, enfermedad/disfunción hepática), la atelectasia y la insu ciencia renal se
observan trasudados.
Diagnóstico
El derrame se puede con rmar en la radiografía de tórax, que orienta el tratamiento. Las
proyecciones en decúbito lateral permiten detectar derrames más pequeños, pero no
resultan necesarias en los grandes derrames. Para que aparezca una capa de líquido en los
pulmones cuando el paciente se encuentra en decúbito, se necesitan alrededor de 200 ml de
líquido. Las proyecciones en decúbito permiten saber si el líquido está compartimentado
(dentro de una cavidad), lo que podría indicar un empiema.
Tratamiento
El líquido de los derrames importantes se puede extraer mediante toracocentesis con aguja,
tanto con nes diagnósticos como para el alivio sintomático (v. procedimiento 3-3). El
análisis químico y microscópico del líquido aspirado permite determinar su etiología y
diferenciar el trasudado del exudado. En casos raros, puede precisarse la colocación de un
tubo de toracotomía o la intervención quirúrgica para aliviar los derrames más grandes o
tratar la causa del derrame, como sucede con algunos cánceres agresivos. El estudio de
imagen con TC está indicado en los pacientes con un derrame reciente y ayuda al
diagnóstico del cáncer de pulmón y de la tuberculosis, que a veces se acompañan de
derrame.
Cardiopatías
La presentación clínica del paciente con disnea y di cultad respiratoria, que se encuentra
débil y que a veces mani esta tos y ebre, suele resultar confusa. El cuadro clínico (signos y
síntomas) del paciente no siempre proviene del aparato respiratorio, sino de otro lugar.
Como el aparato respiratorio comparte el espacio torácico con el sistema cardiovascular, las
cardiopatías pueden simular las enfermedades respiratorias.
Las miocardiopatías, la ICC, las patologías in amatorias del corazón, las valvulopatías,
la cardiopatía isquémica y el infarto de miocardio se pueden manifestar por síntomas
respiratorios. Deberá efectuar una exploración y recoger los datos de la EA teniendo
presentes estas consideraciones.
Enfermedades vasculares
Embolia pulmonar
La embolia pulmonar es la obstrucción repentina de una arteria del pulmón por un trombo,
una burbuja de aire, una placa de grasa o incluso un grupo de células tumorales. La
trombosis venosa profunda (TVP), en la que un trombo de una vena profunda de la pierna
emigra hasta el pulmón, representa una de las causas más frecuentes de embolia pulmonar.
Como este episodio vascular tiende a producir tan solo síntomas vagos e inespecí cos,
se trata de uno de los diagnósticos más difíciles de establecer en el SU. Los pacientes con
riesgo de embolia pulmonar son aquellos que han sufrido hace poco una operación o un
traumatismo importante y los que tienen catéteres permanentes. Los síntomas compatibles
con embolia pulmonar comprenden:
• Dolor torácico
• Dolor, palpación de la pared torácica
• Disnea
• Taquicardia
• Síncope
• Hemoptisis (esputo teñido de sangre)
• Sibilancias de reciente comienzo
• Arritmia reciente
• Dolor torácico
La tríada clásica de dolor torácico, hemoptisis y disnea se da en menos del 20% de las
ocasiones. Los síntomas iniciales de la embolia pulmonar resultan a veces mínimos, pero
una embolia pulmonar masiva evoluciona enseguida y produce rápidamente síntomas.
En la exploración física, la embolia pulmonar masiva puede ocasionar una hipotensión
secundaria a cor pulmonale. Las embolias más sutiles producen atelectasias que adoptan el
aspecto de una neumonía con el paso de los días. A veces se observan sibilancias recientes,
hecho que resulta confuso, sobre todo en los pacientes con EPOC y asma. La radiografía de
tórax suele ser normal, y la tríada clásica de onda S en la derivación I, onda Q en la
derivación III y cambios del segmento ST en la derivación III no permite incluir ni excluir
una embolia de pulmón. La taquicardia es un signo frecuente pero inespecífico.
Esta enfermedad, con una incidencia de tan solo 1-3 casos por cada millón de
habitantes en la población estadounidense, podría tener un componente genético. Se han
señalado también los efectos secundarios de drogas como la cocaína, la metanfetamina y la
fenfluramina/fentermina/dexfenfluramina (conocida como fenfén y retirada del mercado en
1997 por los problemas de seguridad). La enfermedad se observa principalmente en mujeres
de edad fértil o de 50 a 70 años. Otra causa es la enfermedad pulmonar crónica grave.
Los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar son:
AIT, ataque isquémico transitorio; ELA, esclerosis lateral amiotró ca; VIH/sida, virus de la inmunode ciencia
humana/síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
Aguda
La disfunción aguda del SNC posee diversas causas médicas y traumáticas. Nos centraremos
en las enfermedades agudas del SNC que alteran la función respiratoria. Lo más importante
en estos casos es mantener permeable la vía respiratoria. Una vía respiratoria obstruida
puede inducir un deterioro rápido y anoxia cerebral. Los ictus, las convulsiones, las
infecciones del SNC y otros trastornos neuromusculares agudos reducen el nivel de
consciencia e incrementan notablemente el riesgo de un mal control de la vía respiratoria y
de la ventilación pulmonar.
Los cambios generales de la respiración, como hiperpnea, taquipnea o ambos,
acompañan a menudo a la disfunción del SNC. Los patrones respiratorios anómalos, que se
resumen en el cuadro 3-12 y en la gura 3-23, a veces revelan la etiología. El repaso de la
tabla 1-4 del capítulo 1 ayudará a identificar los patrones respiratorios irregulares.
Patrón Descripción
Respiración Respiración hipertaquipneica, hiperpneica que indica una acidosis metabólica, en particular una
de cetoacidosis diabética.
Kussmaul
Respiración Apnea alternando con taquipnea en una secuencia creciente-decreciente, que hace sospechar una lesión de
de Cheyne- los centros respiratorios del tronco del encéfalo.
Stokes
Respiración Se caracteriza por grupos de inspiraciones superficiales y rápidas seguidos de períodos regulares o
de Biot irregulares de apnea. Este ritmo, causado a veces por una sobredosis de opiáceos, es indicativo de una
lesión del bulbo raquídeo del tronco encefálico.
Respiración Respiraciones profundas y jadeantes con una pausa en la inspiración completa seguida de una liberación
apnéusica incompleta, que revela una lesión o infección de la protuberancia o parte alta del mesencéfalo. También
puede deberse a la sedación con ketamina.
Respiración Se caracteriza por un patrón desorganizado y una profundidad respiratoria que suele progresar hasta la
atáxica apnea. La causa de este patrón caótico es un daño en el bulbo raquídeo.
Figura 3-23 Patrones respiratorios anormales.
(Tomado de Mason RJ, et al: Murray & Nadel’s textbook of respiratory medicine, ed 4, Philadelphia, 2005, Saunders.)
Subaguda
La disfunción subaguda del SNC induce, en ocasiones, una alteración respiratoria
prolongada, como insu ciencia respiratoria, atelectasia, neumonía, colapso lobar o
in ltrado. Los períodos largos de inmovilidad di cultan la expulsión del moco e
incrementan el riesgo de tapones mucosos bronquiales, así como la probabilidad de
neumonía, pues los alvéolos pierden la capacidad para expandirse. La inmovilidad
persistente acentúa el riesgo de trombosis venosa profunda y embolia pulmonar.
Crónica
La disfunción crónica del SNC comporta muchos de los riesgos desfavorables indicados en la
disfunción subaguda, como trombosis venosa profunda y embolia pulmonar. Una alteración
respiratoria prolongada podría obligar a una traqueotomía para mantener permeable la vía
respiratoria. El aire inspirado elude entonces las defensas de la vía respiratoria alta, con lo
que aumenta el riesgo de infección en la baja.
Recuerde que todas las situaciones —disfunción aguda, subaguda y crónica del SNC—
obligan a prestar una atención inmediata y meticulosa al mantenimiento de la vía
respiratoria.
Disfunción endocrina
Encefalopatía metabólica
La encefalopatía metabólica es una enfermedad cerebral producida por patologías como la
insu ciencia hepática o renal, la infección por el VIH, las crisis hipertensivas, la
enfermedad de Lyme y la demencia. El efecto tóxico de estas enfermedades altera la función
cerebral y lleva a una disfunción, una dificultad y una insuficiencia respiratorias.
Neoplasias
El cáncer de pulmón es la causa más frecuente de muerte por cáncer en EE. UU. y en el
mundo. En todo el mundo se diagnosticaron 1,5 millones de cánceres de pulmón en 2007,
por lo que se trata del tumor maligno más frecuente. La tasa más alta de supervivencia a
los 5 años (14%) se ha descrito en EE. UU., pero la enfermedad sigue siendo
extraordinariamente mortal.
El cáncer de pulmón progresa demasiadas veces de manera silenciosa hasta una fase
avanzada, sin que se haya efectuado el diagnóstico, lo que incrementa la mortalidad de
forma signi cativa. La mayoría de los pacientes que sufren un cáncer de pulmón han
abusado del tabaco o fuman en ese momento. A menudo, presentan alteraciones
respiratorias (EPOC) y el daño pulmonar resultante limita las posibilidades de tratamiento.
Como todos los cánceres, el de pulmón obedece a un defecto en el mecanismo que
limita la división celular y, por eso, las células se multiplican sin ninguna represión. El
consumo de tabaco es la primera causa del cáncer de pulmón, si bien las diferencias
genéticas podrían explicar la distinta susceptibilidad de unas personas y otras. Un reducido
número de cánceres pulmonares se relacionan con la exposición pasiva al humo de tabaco.
Algunos pacientes que nunca han fumado ni tenido una exposición importante al humo de
tabaco presentan cánceres pulmonares aún más raros, que poseen un fuerte componente
genético.
Los síntomas clínicos son el espejo de la extensión de la enfermedad y de las metástasis
y consisten en estos:
• Tos
• Disnea
• Disnea de esfuerzo
• Sibilancias
• Hemoptisis
• Dolor en la pared torácica por irritación o derrame pleurales (la disminución del murmullo
vesicular a veces no se ausculta hasta que aparece un derrame pleural importante)
La propagación regional del cáncer puede comprimir las estructuras o destruir los
tejidos y causar multitud de síntomas variados. Así, la obstrucción de la vena cava superior
produce un extenso trombo central y la formación de émbolos, la parálisis del nervio
laríngeo recurrente explica la ronquera, la compresión del esófago produce di cultades
para tragar, etc. El cáncer también puede elevar mucho el calcio, lo que da lugar a dolores
musculares, problemas renales, cálculos en el riñón y alteraciones de consciencia.
En la radiografía de tórax suele observarse el tumor maligno ( g. 3-24) y cualquier
derrame asociado. El tratamiento consiste en administrar suplementos de oxígeno, medidas
de respiración asistida, mantener permeable la vía respiratoria y proceder a la aspiración
adecuada de secreciones. El neumotórax es muy raro en el cáncer de pulmón, pero debe
sospecharse si se ha realizado una biopsia pulmonar reciente. El derrame pleural, cuando
aparece, casi nunca precisa un drenaje urgente (v. exposición anterior).
Figura 3-24 Cáncer pulmonar en un fumador de 50 años. Obsérvese la voluminosa masa en el centro del pulmón
izquierdo.
(Tomado de Haaga JR: CT and MRI of the whole body, ed 5, Philadelphia, 2009, Mosby.)
Barotraumatismo
Las urgencias por barotraumatismos ocurren en alturas o profundidades acuáticas extremas.
Los buzos temen desde hace tiempo la enfermedad por descompresión. Las lesiones por
estallido también son responsables de algunos casos de barotraumatismo. La enfermedad
por descompresión, las lesiones de los senos paranasales o del oído medio y las embolias
gaseosas arteriales son las secuelas principales de las presiones extremas.
El barotraumatismo del buceo se explica por las leyes de la física que gobiernan el
comportamiento de los gases bajo presión. Los cambios de presión in uyen en el volumen
de los espacios llenos de aire; en el caso del cuerpo humano, lleno en su mayoría de
líquidos, estos espacios son los pulmones, el intestino, los senos paranasales y el oído
medio. Según la ley de Boyle, estos espacios se comprimen con el descenso y se expanden
con el ascenso porque, a medida que aumenta la presión, disminuye el volumen gaseoso y,
a la inversa, a medida que se libera la presión, aumenta el volumen del gas.
Además, la solubilidad de un gas en un líquido depende de la cantidad de presión que
se ejerza sobre dicho gas, por lo que el gas se irá disolviendo cada vez menos en el líquido
(es decir, en la sangre) conforme el cuerpo ascienda. El cuerpo lo tolera si la cantidad de
gas que se separa de la sangre es su cientemente pequeña para ser espirada. Si ocurre un
ascenso rápido, se liberan grandes cantidades de gas y las burbujas de gas, potencialmente
mortales, bloquean a veces la circulación, fenómeno conocido como enfermedad por
descompresión.
La localización y el tamaño de las burbujas de gas justi can sus efectos clínicos. Las
burbujas atrapadas en los músculos o articulaciones causan dolor en las zonas
correspondientes. De hecho, el nombre coloquial inglés por el que se conoce esta
enfermedad, bends (que signi ca «estar doblado»), re eja el estado de la persona afectada
durante mucho tiempo. Las burbujas gaseosas en la médula espinal pueden producir
parálisis, parestesias y anestesia. Las de la circulación arterial causan isquemia en los
miembros; las de las arterias pulmonares, embolias gaseosas pulmonares; y las de las
arterias cerebrales, ictus.
El riesgo medio de la enfermedad por descompresión grave es algo mayor de 2 casos
por cada 10.000 inmersiones. El asma, las bullas pulmonares y la persistencia del agujero
oval aumentan el riesgo y la gravedad de los síntomas. Habitualmente, la enfermedad por
descompresión se mani esta en las primeras 24 h desde los síntomas iniciales por una
sensación de opresión en los senos paranasales y el oído, o en la espalda y por síntomas y
dolores articulares, que empeoran con los movimientos. La enfermedad por descompresión
más grave se caracteriza por disnea, dolor torácico, alteraciones de consciencia o shock. La
forma más grave corresponde a la embolia gaseosa arterial. Los émbolos gaseosos a
menudo se producen unos minutos después de salir a la super cie. La disnea aguda y el
dolor torácico intenso son frecuentes entre las personas con embolias gaseosas agudas y, en
ocasiones, la patología produce la muerte.
La exploración física debe centrarse en los síntomas urgentes, como las embolias
gaseosas. Preste especial atención a la exploración cardiovascular completa, examinando si
el murmullo vesicular está apagado, los tonos cardíacos apenas se oyen o si existen soplos
cardíacos. La distensión venosa yugular y las petequias en la cabeza o el cuello pueden
denotar una enfermedad por descompresión más grave. Palpe la piel para detectar la
crepitación, así como todos los pulsos.
La asistencia urgente se basa en medidas cuidadosas para mantener la vía respiratoria
y en la administración suplementaria de oxígeno. Hay que aplicar hidratación i.v. para
mantener la presión sistólica. La colocación de una sonda vesical ayuda a vigilar la función
renal. En caso de neumotórax está indicada la colocación de un tubo torácico. Plantéese el
tratamiento hiperbárico de los pacientes con síntomas neurológicos, presión arterial
inestable, dificultad respiratoria o alteraciones de consciencia.
La narcosis por nitrógeno, una alteración de consciencia que se produce durante el
buceo, es un cuadro clínico algo diferente. Su efecto se parece al de la intoxicación etílica o
benzodiacepínica. Este estado puede ocurrir en profundidades pequeñas, pero no suele
aparecer hasta que el buzo se ha sumergido más de 30 m. El efecto se explica por la mayor
solubilidad del nitrógeno con las presiones más altas y la consiguiente alteración de la
cognición, la función motora y la percepción sensorial. La narcosis por nitrógeno altera
también el juicio y la coordinación, y puede ocasionar errores importantes que ponen en
peligro la seguridad bajo el agua. Por suerte, esta patología reversible remite a los pocos
minutos del ascenso.
Inhalación de tóxicos
El árbol respiratorio puede servir de vía de entrada a las toxinas, transmitidas por el aire,
que producen irritación local de la vía respiratoria y que a veces ejercen efectos
generalizados sobre el cuerpo. La inhalación crónica de estas toxinas se da de manera
inadvertida durante el trabajo cotidiano (exposición ocupacional) o bien de forma llamativa
y evidente, como en un accidente industrial. Si formula las preguntas correctas al recoger la
historia, podrá identi car el tóxico correspondiente. El interrogatorio debe abarcar la hora
del día, la localización y las circunstancias, la presencia de combustión o de olores, y el
número y el estado de otras víctimas. En general, no es necesario reconocer el inhalante
concreto, puesto que el tratamiento depende de los signos y síntomas del paciente.
Asfixiantes simples
La inhalación de as xiantes simples suele ocurrir en exposiciones laborales, por ejemplo en
ambientes donde se utilizan gases licuefactivos o en espacios con nados. Habitualmente,
estas toxinas producen hipoxia al desplazar el oxígeno. Cuando el contenido de oxígeno
desciende por debajo del 21%, el sistema nervioso autónomo produce una taquicardia
re eja y, en general, una taquipnea silenciosa. La sensación de disnea no se ve al principio
y tampoco se aprecia un mayor trabajo respiratorio. La privación cerebral de oxígeno da
lugar a ataxia, mareos, movimientos descoordinados del cuerpo y confusión mental. Si se
retira a la víctima del entorno desoxigenado, los síntomas suelen remitir. Cuando llega el
personal de los servicios de emergencias o el paciente llega al SU, casi siempre se ha
producido una mejoría espectacular. Si el paciente no ha mejorado, puede haber
complicaciones por un episodio isquémico. A veces ocurren crisis convulsivas, coma, parada
cardíaca y un desenlace desfavorable.
Diagnóstico y tratamiento
Irritantes pulmonares
Los gases que producen irritación pulmonar ocasionan un síndrome por inhalación
frecuente. Algunos de los gases se encuentran en el domicilio (casi siempre en cantidades
menores). Cuando se almacenan para uso industrial, estos gases plantean peligros serios si
no son contenidos debidamente. En 1984, por ejemplo, la liberación de isocianato metilo en
Bhopal, la India, causó 2.000 muertes y 250.000 lesiones.
Los gases irritantes se agrupan según la solubilidad del agua, puesto que el objetivo
principal, una vez inhalados, son las mucosas de la vía respiratoria. Una vez disueltos en
este tejido, casi todos los gases tóxicos producen un ácido o un álcali como subproducto.
Cuando una persona se expone a ellos, experimenta una irritación inmediata de los ojos y
de la vía respiratoria que se traduce en lagrimeo, ardor nasal y tos. La irritación y el olor
hacen que la víctima salga lo más rápido que puede del recinto, lo que limita la exposición
tóxica. Si las circunstancias imposibilitan la salida, la exposición prolongada da lugar a
edema laríngeo, laringoespasmo, broncoespasmo y LPA.
Algunos gases no se disuelven fácilmente en el agua, pero pueden, sin embargo,
ocasionar efectos devastadores sobre el aparato respiratorio. La irritación de las mucosas
sucede con menos rapidez y los gases tóxicos incluso tienen un olor neutro o agradable. El
fosgeno, con un olor similar al del heno, es uno de estos gases. La persona expuesta no
sufre ninguno de los síntomas irritativos inmediatos expuestos más arriba y, por tanto,
continúa en la escena, con lo que el gas alcanza los alvéolos. Los tejidos pulmonares
profundos se dañan, con lo que la presentación inicial, caracterizada por síntomas de LPA
(p. ej., taquipnea) puede progresar enseguida hacia insuficiencia respiratoria antes de 24 h.
Diagnóstico y tratamiento
La evaluación inicial y continuada del edema laríngeo es la clave del plan de tratamiento
e caz de la víctima de una inhalación de irritantes pulmonares. Aunque en la laringoscopia
directa se aprecie un estado normal de los tejidos, el paciente puede sufrir un edema y una
alteración rápida de la vía respiratoria más adelante. Es importante la monitorización
continua, la auscultación torácica repetida y la detección de la voz y de los problemas del
paciente en las primeras horas después de la exposición. La aparición de disnea, tos,
hipoxia u otras anomalías durante la evaluación obliga a solicitar una radiografía de tórax
y una gasometría arterial. Muchos de estos pacientes acaban presentando una LPA, de
modo que el proceso de evaluación y tratamiento pasa por una monitorización cuidadosa de
la posible insuficiencia respiratoria.
DIAGNÓSTICOS PULMONARES
CARDÍACO
ABDOMINAL
PSICÓGENA
Trastorno de angustia
METABÓLICO
INFECCIOSO
Sepsis Neumonía viral Gripe
Meningitis Empiema
HEMATOLÓGICA
Linfoma
NEUROMUSCULAR
DEBILIDAD
Embolia pulmonar
Neumotórax
Sobredosis
FIEBRE
Epiglotitis
Traqueítis bacteriana
Absceso retrofaríngeo
SÍNCOPE
Isquemia miocárdica
Arritmia cardíaca
DOLOR TORÁCICO
Arritmia Colecistitis
Hepatitis
ALTERACIÓN DE CONSCIENCIA
Ictus/AIT Hipercalcemia
Sepsis Hiperpotasemia
Hemorragia intracerebral
Estado epiléptico
AIT, ataque isquémico transitorio; SCASEST, síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST.
pH 7,38
Po2 86
Pco2 42
Hco3 24
Sao2 98%
Fio2 24%
EB –1
Na++ 138
K+ 3,5
pH: 7,2
Pco2: 78
EB: –2
HCO3: 22
Como puede ver, el pH está bajo, la PCO2 alta y los valores de EB y HCO3 son normales.
Estos datos, tomados en conjunto, indican una acidosis, en concreto una acidosis
respiratoria. Todos los datos de laboratorio se deben correlacionar con la situación clínica
del paciente. En este caso, usted sabe que la forma de corregir la acidosis consiste en
aumentar el volumen minuto del paciente. Si está aplicando ventilación mecánica, deberá
corregir el volumen minuto para incrementar la frecuencia, el volumen corriente o ambos.
Las anomalías gasométricas se resumen en la tabla 3-6.
pH: 7,36
Pco2: 25
EB: –8
HCO3: 15
En clínica, este paciente presenta taquipnea (signo inicial de shock) y elimina CO2
para minimizar la presencia de ácido carbónico. De hecho, el aparato respiratorio ha
cumplido con creces porque el pH del paciente sigue estando normal. Este hecho se
denomina compensación completa. También podría decir que la acidosis metabólica está
totalmente compensada.
Tabla 3-7 Comparación de los valores de la gasometría arterial y venosa de voluntarios sanos
Arterial Venosa
pH 7,38-7,42 7,35-7,38
Tomado de Sherman SC, Schindlbeck M: When is venous blood gas analysis enough?, Emerg Med 38:44–48, 2006.
Conclusiones
Los trastornos que producen alteraciones respiratorias son frecuentes a todas las edades y
son atendidos por todo tipo de profesionales sanitarios. Los problemas respiratorios pueden
obedecer a alteraciones importantes de la ventilación pulmonar, la perfusión y la difusión.
Para reconocer la causa de la di cultad y de la insu ciencia respiratoria se precisan una
historia meticulosa, una exploración física y la evaluación de los datos diagnósticos.
1 El diagnóstico diferencial abarca: faringitis, amigdalitis, absceso periamigdalino, epiglotitis, angina de Ludwig, traqueítis
bacteriana, absceso retrofaríngeo y absceso prevertebral.
2 Para acotar el diagnóstico diferencial, deberá recoger la historia de la enfermedad actual y los antecedentes personales.
Realice una exploración física de la boca y de la faringe. No introduzca ningún objeto en la boca para examinar la faringe,
porque podría empeorar el edema de la vía respiratoria. Examine la saturación de oxígeno. Palpe la región submentoniana y
el cuello. Esta exploración no puede demorar el transporte o el traslado del paciente a un centro en el que se puedan aplicar
medidas avanzadas sobre la vía respiratoria.
3 El paciente presenta signos de obstrucción inminente de la vía respiratoria. El control de la vía respiratoria de estos sujetos
debe realizarlo, si es posible, un anestesista o un intensivista. Administre oxígeno humidi cado. Prepárese para aspirar la
orofaringe (entregue al paciente una palangana para que escupa las secreciones si lo pre ere). Tome una vía vascular y
suministre líquidos i.v. Prepárese para intubar. Escoja tubos de varios tamaños. Prepare el equipo de cricotirotomía si no
se puede asegurar la vía respiratoria mediante la intubación endotraqueal oral. Considere emplear medicación para
combatir la fiebre, administrar antibióticos o aplicar analgésicos una vez controlada la vía respiratoria.
Resumen
• Las vías respiratorias alta y baja conducen el aire (ventilación pulmonar) a los alvéolos, el
lugar de intercambio gaseoso (respiración).
• Los sensores indican al aparato respiratorio cuándo y cómo adaptar el ciclo respiratorio a
las necesidades de oxígeno y dióxido de carbono (CO2) del organismo y mantener el
equilibrio acidobásico.
• La interdependencia de la anatomía respiratoria en relación con otras estructuras
torácicas facilita el aporte de oxígeno a todos los tejidos y a la eliminación de CO2.
• Las enfermedades del sistema cardiovascular, que comparten espacio intratorácico con el
aparato respiratorio, deben incluirse dentro del diagnóstico diferencial de un paciente
con di cultad o insu ciencia respiratoria, debilidad, alteración de la vía respiratoria,
dolor torácico, alteración de consciencia, tos o fiebre.
• Los trastornos concretos que pueden afectar a la vía respiratoria alta son infecciones,
alteraciones de consciencia, espiración, reacciones alérgicas y cáncer.
• Las enfermedades concretas que se caracterizan por disfunción de la vía respiratoria baja
son infecciones respiratorias, cáncer, fallo orgánico, enfermedades por atrapamiento de
aire; cardiopatías causantes de isquemia, infecciones, insu ciencia cardíaca o cambios en
el gradiente de presión; y efectos del SNC por enfermedades neuromusculares crónicas,
fármacos o drogas y exposición ambiental.
• La evaluación del paciente con problemas respiratorios se basa en un abordaje urgente y
estandarizado, así como en técnicas especiales para reconocer los signos y síntomas de los
distintas patologías. La monitorización especial y las claves diagnósticas lo ayudarán a
incluir o descartar los diversos diagnósticos.
• El tratamiento del paciente se basa en medidas de soporte de la vía respiratoria y de la
ventilación pulmonar, y en una evaluación continuada que dé la tranquilidad al paciente
de que su mejoría es consecuencia de la aplicación de un plan de tratamiento basado en
sus impresiones de campo.
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Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
4 Evaluar los signos potencialmente mortales del paciente durante las evaluaciones primaria, secundaria y continuada.
5 Describir las pruebas de laboratorio y diagnósticas utilizadas para verificar los diagnósticos asociados al shock.
6 Comparar y describir el shock hipovolémico, distributivo, cardiogénico y obstructivo.
7 Aplicar las opciones de tratamientos adecuadas para el manejo, la monitorización y asistencia continuada del paciente en
shock.
8 Describir la vía empleada para solucionar los problemas hallados durante la evaluación del paciente en shock.
9 Formular un diagnóstico diferencial, mostrar una buena pericia en el razonamiento clínico y realizar una toma avanzada de
decisiones clínicas para asistir al paciente en shock con una patología cardiovascular, respiratoria o hematológica urgente.
1 0 Enumerar las diferentes formas de descubrir las alergias del paciente, su medicación habitual, su enfermedad actual,
antecedentes personales y su última ingesta, y correlacionarlas con cada uno de los tipos de shock.
Términos clave
Escenario
EL PACIENTE ES un hombre de 78 años cuyo motivo de consulta es di cultad respiratoria. Al explorarlo usted observa una
intensa disnea con uso de la musculatura accesoria y cianosis. La piel está caliente. En la residencia de ancianos le informan de
que, desde hace unos días, tiene tos, que, sin embargo, ha empeorado bruscamente hace unos 20 min. Entre los antecedentes
personales destacan en sema, cáncer de próstata y «una pequeña insu ciencia renal», según el personal de la residencia. Tiene
una sonda vesical permanente. El murmullo vesicular se encuentra reducido en el pulmón izquierdo y las constantes vitales
son estas: PA 88/66 mmHg, FC 128 lpm, FR 28 con dificultad respiratoria. Usted no logra obtener una lectura de la saturación.
El conocido traumatólogo del siglo XIX Samuel Gross describió el shock como «una
manifestación de un trastorno rudo de la maquinaria vital». R. Adams Cowley, médico de
las Fuerzas Armadas estadounidenses que propuso el concepto de la «hora dorada»,
denominó el shock como una «pausa momentánea en el acto de la muerte». Como
organizador del primer sistema estatal de servicios médicos de emergencia (SME) en
Maryland y fundador de uno de los primeros centros para el shock traumático en este país,
el Dr. Cowley no estaba dispuesto a aceptar la muerte como consecuencia inevitable del
shock. Él y otros, como William Harvey, Walter Cannon, George James Guthrie, William
Bayliss y George Crile, fueron pioneros de muchos de los tratamientos que se comentarán
en los próximos apartados. De todas maneras, hemos de de nir primero shock, aunque en
términos menos poéticos que los de los Drs. Gross y Cowley.
Corazón
El corazón es un órgano muscular cónico situado en el mediastino, detrás de la cara inferior
del esternón. Se sitúa en ángulo oblicuo: dos tercios de su masa quedan a la izquierda de la
línea media corporal, y un tercio, a la derecha. El corazón tiene cuatro cavidades: las
aurículas izquierda y derecha, localizadas en la base del corazón, y los ventrículos izquierdo
y derecho, que componen la punta.
Las aurículas izquierda y derecha son más pequeñas que los ventrículos, más
musculados. La sangre desoxigenada entra en el corazón a través de la aurícula derecha y
sigue después hasta el ventrículo derecho atravesando la válvula tricúspide. Desde el
ventrículo derecho, la sangre atraviesa la válvula pulmonar y entra en la arteria pulmonar.
Una vez que la sangre se oxigena en los pulmones, continúa por las venas pulmonares
hasta la aurícula izquierda. (Las cuatro venas pulmonares, dos por cada pulmón, son las
únicas venas del cuerpo que transportan sangre oxigenada.) La válvula mitral (bicúspide)
permite el paso de la sangre de la aurícula izquierda al ventrículo izquierdo, desde donde la
sangre es bombeada hacia la aorta a través de la válvula aórtica.
El latido cardíaco completo se denomina ciclo cardíaco. La sístole (contracción) y la
diástole (relajación) de las cuatro cavidades, aurículas y ventrículos, constituyen los
componentes del ciclo cardíaco. El corazón se contrae en etapas. Primero lo hacen las
aurículas y a continuación los ventrículos, mucho más robustos, una vez que empiezan a
relajarse las aurículas.
Gasto cardíaco
Para «verter» la sangre por todo el organismo, esta debe bombearse. El corazón está
magní camente diseñado para este n. El corazón de una persona sana posee una e cacia
enorme para llevar la sangre oxigenada por todo el cuerpo y garantizar una perfusión
adecuada. El gasto cardíaco (GC) es la cantidad de sangre expulsada por los ventrículos
por unidad de tiempo y suele expresarse en litros por minuto (l/min). Por este motivo, el
GC también se conoce como volumen minuto. El GC de un adulto sano varía entre 3 y 8
l/min, siendo la media de 5 l/min.
El GC depende del volumen sistólico —el volumen de sangre expulsado con cada
contracción del corazón— y de la frecuencia cardíaca. La ecuación es esta:
GC = volumen sistólico × frecuencia cardíaca
El volumen sistólico de un adulto sano suele ser de unos 70 ml —casi la cantidad de
líquido que entraría dentro de un huevo—, pero varía atendiendo a las diferencias
siológicas individuales. La variable mecánica principal que modi ca el volumen sistólico
se explica por la ley de Starling, también conocida como mecanismo de Frank-Starling. La ley
de Starling describe la capacidad de las bras del miocardio (músculo cardíaco) para
estirarse y contraerse regulando la longitud de la contracción cardíaca. Según esta ley,
cuanto más se estira el corazón, con más fuerza se contrae pero solo hasta un punto. En
cuanto el músculo cardíaco se estira más allá de su elasticidad óptima, la contracción se
vuelve más débil y menos e caz. En la figura 4-1 se ofrece una idea del volumen sistólico y
de la ley de Starling.
Figura 4-1 Regulación de la presión arterial. A. Funciones esenciales desempeñadas por el gasto cardíaco y las
resistencias periféricas para regular la presión arterial. B. Interrelación entre la renina-angiotensina-aldosterona y el péptido
natriurético auricular en la homeostasia de la presión arterial.
(Tomado de Kumar V, et al: Robbins and Cotran pathologic basis of disease, ed 8, Philadelphia, 2009, Saunders.)
Sistema vascular
El sistema vascular se parece a las cañerías de un hogar: es un conducto por el que la
sangre se mueve a través del organismo. Las arterias y las arteriolas, que constituyen el
sistema vascular arterial, transportan sangre oxigenada, rica en nutrientes. Las venas y
vénulas, que componen el sistema venoso, devuelven la sangre desoxigenada al corazón y
transportan los productos de desecho que son eliminados del cuerpo. Los capilares
comunican la sangre con los tejidos y actúan como lugar para la transferencia del oxígeno y
de otros nutrientes a los tejidos, así como para la eliminación de los desechos tisulares. Los
esfínteres precapilares se dilatan, permitiendo así que la sangre uya hacia los capilares
cuando se necesitan aportes inmediatos.
De hecho, todas las partes del sistema vascular se pueden contraer (vasoconstricción) y
dilatar (vasodilatación) en respuesta a estímulos diversos. Las arterias y las arteriolas se
contraen y dilatan con más fuerza que las venas y las vénulas, porque sus paredes son más
fuertes. La mayor fuerza de la sangre arterial, con respecto a la venosa, mantiene un ujo
rápido de la misma. Debido a la presión residual más baja del sistema venoso, no se
necesitan válvulas para impedir el retroceso de la sangre.
Presión arterial
La presión arterial es la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Para
que la perfusión resulte e caz, la sangre debe seguir impulsando el líquido por el sistema y
los vasos arteriales han de mantener su tono. Esta resistencia del ujo sanguíneo a su paso
por el sistema circulatorio se denomina resistencia vascular periférica y depende del grado de
vasoconstricción de las arterias distales y de las arteriolas. La vasoconstricción ejerce una
fuerza compresiva sobre la sangre que aumenta la presión dentro del espacio vascular;
cuando se elevan las resistencias periféricas, se incrementa la presión arterial y se estimula
el flujo de la sangre por los lechos capilares, así como la perfusión eficaz de los tejidos.
Sistema nervioso
El sistema nervioso vegetativo o autónomo controla las acciones involuntarias del
organismo, como la respiración. Las dos rami caciones del sistema nervioso vegetativo son
el sistema nervioso simpático y el parasimpático. El primero contribuye al mantenimiento
de funciones corporales normales y facilita la respuesta del organismo frente a amenazas
que exigen una reacción instantánea —la denominada respuesta de lucha o huída—.
Durante estos sucesos, el sistema nervioso simpático in uye directamente en la perfusión
tisular al redirigir la sangre de las regiones no esenciales, como las digestivas, hacia el
corazón y el cerebro. El sistema nervioso parasimpático sostiene las funciones del
organismo cuando no existe este tipo de peligro. En la tabla 4-1 se resumen las funciones de
los sistemas nerviosos simpático y parasimpático.
Simpático Parasimpático
Acidosis metabólica
Durante el metabolismo celular normal de la glucosa se consume oxígeno. Ese proceso se
denomina metabolismo aeróbico. Cuando no hay su ciente oxígeno, la glucosa se metaboliza
por una vía alternativa que no requiere oxígeno, el denominado metabolismo anaeróbico. La
vía anaeróbica es mucho menos e ciente y produce menos energía (en forma de trifosfato
de adenosina [ATP]) por molécula de glucosa, además de generar muchos más productos de
desecho, sobre todo ácido láctico.
Mecanismos compensadores
Para mantener la oxigenación adecuada se activan una serie de mecanismos
compensadores: incremento de la ventilación por minuto, aumento del gasto cardíaco (de la
frecuencia cardíaca, de la contractilidad o de ambas) y vasoconstricción. El incremento de
la ventilación por minuto aumenta el contenido arterial de oxígeno. El organismo potencia
el gasto cardíaco elevando la frecuencia cardíaca, aumentando la contractilidad cardíaca o
a través de ambos mecanismos. La vasoconstricción mejora la presión de perfusión en los
tejidos. Las bras nerviosas simpáticas del cayado aórtico y de las arterias carótidas,
conocidas como barorreceptores, vigilan la presión arterial en todo momento. Cuando la
presión es adecuada o alta, la descarga de los barorreceptores determina una inhibición
simpática y una activación parasimpática. Cuando cae la presión, remite la descarga de los
barorreceptores, lo que da lugar a una mayor activación del sistema nervioso simpático y a
una menor actividad parasimpática. El resultado siológico es una vasoconstricción, y un
aumento de la frecuencia y contractilidad cardíacas.
Los mecanismos compensadores solo actúan hasta un punto. Una vez alcanzado el
umbral crítico, aparece hipoxia y se establece shock en el organismo. En última instancia,
la falta de oxígeno no puede satisfacer las demandas corporales. Si no se trata, la disfunción
multiorgánica y la muerte resultan inevitables. Las etapas del shock se resumen en la tabla
4-2.
Respuesta suprarrenal
Las glándulas suprarrenales, situadas sobre los riñones, liberan adrenalina y noradrenalina
en respuesta al descenso del gasto cardíaco. Estas hormonas estimulan los receptores α y β
del corazón y de los vasos sanguíneos. El estímulo α 1 genera vasoconstricción y el β 1
aumento de la frecuencia y de la contractilidad cardíacas (tabla 4-3). La distribución de los
receptores suele generar una mayor constricción en los tejidos que no resultan críticos,
como la grasa, la piel y los tejidos del tubo digestivo. También se aprecia vasoconstricción
en los riñones.
Localización Acción
α Arteriolas de la piel, vísceras y mucosas Constricción, aumento de las resistencias vasculares periféricas
1 Venas
Esfínteres de la vejiga
β Arteriolas del corazón, pulmones y músculos Dilatación con aumento de la perfusión orgánica
2 esqueléticos Dilatación
Bronquíolos
Respuesta hipofisaria
La adenohipó sis libera hormona antidiurética (ADH) en respuesta al shock. La ADH,
sintetizada en el hipotálamo, se libera en las primeras fases del shock cuando los síntomas
son más difíciles de reconocer. Al circular hasta los túbulos renales distales y los conductos
colectores de los riñones, la ADH hace que se reabsorban los líquidos. Se mantiene el
volumen intravascular y el gasto cardíaco disminuye. La ADH también se denomina
vasopresina (de vaso-, que signi ca «vaso» y el verbo latino pressor, que signi ca
«presionar»). La ADH estimula la contracción del músculo liso del tubo digestivo y de los
vasos sanguíneos.
Figura 4-4 Interacciones entre el péptido natriurético auricular (ANP) y el sistema renina-angiotensina-aldosterona. La
hipotensión o la hipovolemia desencadenan la liberación de renina desde la arteriola aferente, lo que determina la síntesis de
angiotensina II, que estimula la liberación de aldosterona por la corteza suprarrenal. La angiotensina II y la aldosterona
producen vasoconstricción y retención de sodio que, en última instancia, determinan una reexpansión del volumen
intravascular; esta ocasiona distensión auricular que origina la liberación del ANP. Este inhibe la liberación de renina, la acción
de la renina sobre el angiotensinógeno para formar angiotensina II, la vasoconstricción inducida por la angiotensina, la
estimulación de la secreción de aldosterona por angiotensina II y las acciones de la aldosterona sobre el tubo colector. Las
acciones del ANP fomentan la vasodilatación y la excreción de sodio. La administración terapéutica de líquidos para distender
la aurícula y liberar ANP es una medida importante que reduce la vasoconstricción renal y la retención de sodio.
(Tomado de Miller RD, Eriksson L, Fleisher L, et al: Miller’s anesthesia, ed 7, Philadelphia, 2009, Churchill Livingstone.)
Aldosterona
Tipos de shock
Si considera cada tipo de shock en relación con la porción correspondiente del sistema
cardiovascular, sabrá reconocer mejor la patología, anticiparse a los problemas y adoptar
las medidas pertinentes. En los apartados siguientes describiremos los tipos de shock y sus
diferencias. Recuerde estas variantes cuando realice la evaluación AMLS de un paciente con
signos de shock.
(Reproducido a partir de Urden LD: Thelan’s critical care nursing: diagnosis and management, ed 5, St Louis, 2006, Mosby.)
Shock hemorrágico
El shock hemorrágico es la causa más frecuente del shock hipovolémico. Pueden ocurrir
pérdidas signi cativas de sangre sin una hemorragia clara. La hemorragia, interna o
externa, acompaña a veces a los traumatismos o a problemas del tipo de rotura o disección
de un aneurisma aórtico, rotura esplénica, embarazo ectópico, hemorragia digestiva u otras
causas de pérdidas hemáticas importantes. La hemorragia puede resultar obvia, como
cuando el paciente vomita sangre, o insidiosa, como la de un sujeto con una pequeña
hemorragia digestiva que ha estado presente durante un tiempo. En el shock hemorrágico
disminuye la capacidad transportadora de oxígeno a medida que desaparecen los
eritrocitos.
Shock distributivo
El shock distributivo también obedece a un volumen insu ciente de sangre en el espacio
vascular, pero el problema no procede de pérdidas hemáticas o de líquido, sino de un
aumento repentino de la capacidad vascular por dilatación de los vasos sanguíneos y fugas
capilares. El líquido se fuga a los espacios extravascular e intersticial, el denominado «tercer
espacio». Este tipo de vasodilatación puede ocurrir en el contexto de sepsis, ana laxia,
shock neurogénico, síndrome del shock tóxico y exposición a toxinas. El aumento del
espacio vascular se traduce en una disminución de las resistencias vasculares periféricas y,
consecuentemente, de la precarga que, a su vez, reduce el gasto cardíaco conduciendo a un
estado de shock.
Shock séptico
El shock séptico es el resultado de una respuesta in amatoria sistémica masiva a la
infección por bacterias aerobias o anaerobias, gramnegativas o grampositivas, hongos o
virus. Los microorganismos gramnegativos representan la causa principal de sepsis, sobre
todo entre los pacientes hospitalizados.
Infecciones primarias
• Neumonía
• Infección urinaria
• Colecistitis
• Peritonitis
• Abscesos
Causas yatrógenas
Figura 4-6 Las consecuencias siopatológicas del síndrome séptico se deben a un desequilibrio entre los mediadores
proin amatorios y antiin amatorios, la activación de la cascada de la coagulación y la inhibición de la brinólisis. Este
síndrome puede progresar hacia una disfunción multiorgánica aguda y la muerte.
(Tomado de Long S, Pickering L, Prober C: Principles and practice of pediatric infectious diseases, ed 3, Philadelphia, 2008,
Churchill Livingstone.)
El síndrome séptico es precursor del shock séptico. Ante un paciente con SRIS
complicada con disfunción orgánica o hipotensión se puede a rmar que la sepsis ha
progresado hasta el shock séptico si la hipotensión persiste a pesar de la reposición
adecuada de líquidos. Puede haber sepsis en una fase hiperdinámica o hipodinámica, como
se describe más adelante.
Tratamiento
Figura 4-7 Tratamiento de los pacientes sépticos. El protocolo re eja los parámetros hemodinámicos y siológicos
especí cos que deberá conseguir el médico en las primeras 6 h de tratamiento. El tratamiento se centra en la reanimación y
debe aplicarse junto con las medidas clínicas habituales a los pacientes con sospecha de infección (p. ej., estudios diagnósticos
adecuados para determinar el foco infeccioso y antimicrobianos idóneos para tratarlo). PAM, presión arterial media; PVC,
presión venosa central; ScVO2, saturación venosa central del oxígeno.
(Reproducido a partir de Rivers E, et al: Early goal-directed therapy in the treatment of severe sepsis and septic shock. N Engl J
Med 345:1368, 2001.)
Shock anafiláctico
La ana laxia es una terrible amenaza para los pacientes con hipersensibilidad conocida.
Los signos y síntomas, como hipotensión, taquicardia, di cultad respiratoria, sibilancias,
estertores, roncus, ansiedad, urticaria y prurito, pueden empezar desde unos minutos hasta
1 h después de la exposición al antígeno. Una vez remitidos, los síntomas pueden
reaparecer de 1 a 12 h más tarde y resultar más leves o, por el contrario, más graves. Sin
embargo, pese al inicio repentino y a la naturaleza espectacular de las reacciones
ana lácticas, esta patología es la causante de solo 400 a 800 muertes al año en EE. UU. La
figura 4-8 ilustra el tratamiento de la anafilaxia.
(Tomado de Shannon M, Borron S, Burns M: Haddad and Winchester’s clinical management of poisoning and drug overdose, ed 4,
Philadelphia, 2007, Saunders.)
Alimentos
• Huevos
• Leche
• Pescado y mariscos
• Frutos secos y semillas
• Legumbres y cereales
• Zumos cítricos
• Chocolate
• Fresas
• Tomates
• Aguacates
• Plátanos
Aditivos alimentarios
• Colorantes
• Conservantes
Medios diagnósticos
Preparados biológicos
• Sangre y hemoderivados
• Gammaglobulinas
• Vacunas y antitoxinas
Medioambiente
Fármacos
• Antibióticos
• Ácido acetilsalicílico
• Opiáceos
Veneno de animales
• Abejas, avispas
• Serpientes
• Medusa
Tomado de Urden LD, Stacy KM, Lough ME: Critical care nursing: diagnosis and management, ed 6, St Louis, 2010, Mosby.
La reacción varía desde una simple irritación de la piel (dermatitis de contacto) hasta la ana laxia, una respuesta
generalizada peligrosa. El riesgo de alergia al látex aumenta en determinadas poblaciones de pacientes:
Recuerde que la simple inhalación de partículas invisibles de látex puede desencadenar una reacción ana láctica
potencialmente fatal si la persona es muy sensible. Pregunte por la alergia al látex durante la anamnesis; es fundamental usar
sucedáneos del látex en caso necesario. Los pacientes sensibles deben saber qué dispositivos sanitarios y no sanitarios pueden
contener látex, como cintas de goma, cinchas de restricción e incluso juguetes infantiles (muñecas).
Durante la ana laxia se liberan mediadores bioquímicos, como histamina, eosinó los,
factor quimiotáctico de la ana laxia, heparina y leucotrienos. Seguidamente, se produce
una vasodilatación, aumento de la permeabilidad vascular (incluida la permeabilidad
capilar pulmonar), broncoconstricción, secreción excesiva de moco, vasoconstricción
coronaria, inflamación y reacciones cutáneas. Estas últimas se manifiestan por rubor y calor
en la piel como consecuencia de la vasodilatación y de la urticaria.
Como ocurre en otras situaciones de shock distributivo, la vasodilatación periférica de
la ana laxia produce una hipovolemia relativa. El volumen de líquido sería su ciente si no
se dilataran los vasos sanguíneos, donde hay que llenar el mayor espacio vascular para
mantener una perfusión adecuada. Las pérdidas repentinas de líquido y el descenso de las
resistencias vasculares hacen que disminuya el gasto cardíaco. El colapso cardiovascular y/o
la obstrucción de la vía respiratoria son la causa inmediata de muerte más común.
Como el shock puede aparecer de manera repentina, se requiere una intervención
inmediata en estos casos. En cuanto se inicie el ABC —vía respiratoria, respiración y
circulación—, es fundamental comprobar todo lo siguiente:
Tratamiento
El tratamiento del shock ana láctico comienza por eliminar el alérgeno y revertir los
efectos de las sustancias químicas liberadas. A veces hay que proporcionar soporte de las
funciones vitales mediante la administración de oxígeno, la intubación o ventilación
mecánica y la reposición de líquidos i.v. Deben administrarse medicamentos, sobre todo
adrenalina sin demora. Los corticoides pueden estabilizar la membrana capilar, así como
reducir el angioedema y el broncoespasmo, pero, debido a que no actúan con inmediatez, su
uso se limita a prevenir o mejorar el componente tardío de la ana laxia, no a tratar el
ataque inicial. Los dos medicamentos más utilizados para tratar la ana laxia, la adrenalina
y la difenhidramina, se resumen en el cuadro 4-4.
Adrenalina/epinefrina
Difenhidramina
• Acción: se une a los receptores H1 y los bloquea. Proporciona alivio sintomático, pero no revierte a la anafilaxia.
Shock neurogénico
El shock neurogénico es una forma rara de shock distributivo. Cuando se interrumpe la
transmisión de señales en el sistema nervioso simpático, el organismo no puede elaborar
una respuesta adecuada de lucha o huída. Las lesiones medulares, casi siempre a la altura
de la sexta vértebra torácica (T6) o en un plano más alto, producen a menudo shock
neurogénico. Los vasos ya no se pueden constreñir y, por esta razón, empiezan a dilatarse.
El shock neurogénico se denomina a veces, por el motivo expuesto, shock vasogénico. La
vasodilatación hace que la piel esté caliente y rosada. La presión arterial disminuye, las
resistencias vasculares periféricas descienden de forma precipitada y el sistema circulatorio
situado por debajo de la lesión no es capaz de retornar su ciente sangre venosa al corazón.
La frecuencia cardíaca se reduce —de hecho, la bradicardia es muy característica del shock
neurogénico— por la falta de estimulación simpática. La presión arterial emite una señal de
alerta y los tejidos experimentan isquemia cuando los valores de presión caen por debajo de
50-60 mmHg.
Tratamiento
Puede haber también vasodilatación por exposición a una toxina o a un veneno o por
una sobredosis de un medicamento. En este caso, debe aportar medidas de soporte al
abordar la exposición. Consulte los detalles para el tratamiento AMLS de la exposición a
toxinas en el capítulo 9.
Shock cardiogénico
El shock es producido por un problema con la velocidad o fuerza de las contracciones
cardíacas. El lugar de la lesión puede situarse en el ventrículo derecho o en el izquierdo, por
ejemplo por una alteración del ritmo, una patología estructural del corazón como la rotura
de las cuerdas tendinosas o la acción de ciertas toxinas. La causa más común es el infarto de
miocardio con una destrucción del músculo cardíaco superior al 40%. Casi siempre se debe a
un infarto masivo de la pared anterior del corazón, pero puede obedecer a múltiples
infartos más pequeños dispersos por el mismo. Los factores de riesgo para el shock
cardiogénico son la edad avanzada, el sexo femenino, la insu ciencia cardíaca congestiva,
los infartos de miocardio previos y la diabetes.
Tratamiento
Shock obstructivo
El shock obstructivo se produce cuando se obstruye el ujo sanguíneo por los grandes vasos
o el corazón. Las causas más frecuentes son el taponamiento pericárdico agudo, la embolia
pulmonar masiva y el neumotórax a tensión. Cada uno de estas patologías se expone
detenidamente en los capítulos 3 y 5.
Los signos y síntomas habituales de los pacientes con shock obstructivo consisten en
disnea, ansiedad, taquipnea y taquicardia. El murmullo vesicular puede estar disminuido si
la causa es pulmonar. En las fases posteriores, el paciente comienza a hipotensarse,
disminuye el nivel de consciencia y aparece cianosis.
Para revertir el shock obstructivo hay que tomar medidas de soporte de las funciones
vitales y eliminar la obstrucción; así pues, el tratamiento dependerá de la causa especí ca
de la misma. Las medidas iniciales se centrarán en un incremento del volumen vascular
mediante la reposición de líquidos y el uso de vasopresores, según la necesidad, para
mantener la perfusión hasta que pueda establecerse el diagnóstico de nitivo y el plan del
tratamiento.
Taponamiento cardíaco
El taponamiento cardíaco ocurre cuando se acumulan líquidos o sangre dentro del saco
pericárdico que rodea el corazón disminuyendo la capacidad funcional de este. Las causas
de taponamiento cardíaco abarcan traumatismos, rotura ventricular e infecciones. La
velocidad con que se acumula el líquido (sangre o derrame) en el pericardio puede
ocasionar tanto un deterioro rápido, aun con cantidades pequeñas, como una presentación
lenta y crónica con un volumen mucho mayor de líquido dentro del saco. Debemos recordar
la tríada clásica de Beck del taponamiento cardíaco: distensión venosa yugular, hipotensión
y tonos cardíacos apagados. No obstante, se trata de signos tardíos, que se dan solo del 10
al 40% de los casos y que resulta difícil diferenciar clínicamente.
Tratamiento
Embolia pulmonar
La embolia pulmonar es una patología potencialmente mortal que ocurre cuando un trombo
(un coágulo de sangre, una placa de colesterol o una burbuja de aire) recorre los vasos
sanguíneos hasta enclavarse en una arteria pulmonar. Si se obstruye una rama grande de
los vasos pulmonares, la disminución del ujo sanguíneo al corazón reduce el gasto
cardíaco ocasionando hipoperfusión. En el capítulo 5 se ofrece una exposición completa de
la embolia pulmonar.
Tratamiento
A pesar de que los traumatismos representen una causa habitual de neumotórax, esta
patología puede aparecer de forma espontánea o como consecuencia de la ventilación con
presión positiva. Los pacientes con EPOC presentan zonas pulmonares debilitadas, es decir,
vulnerables a los efectos de una compresión excesiva. El neumotórax también puede
obedecer a una ventilación excesiva de un paciente sin patología pulmonar previa; el riesgo
de neumotórax a tensión aumenta entre los pacientes ventilados con una presión positiva.
Tratamiento
Los pacientes con esta urgencia potencialmente mortal requieren una toracostomía con
aguja o tubo.
Evaluación primaria
Observación inicial
La seguridad de la escena resulta fundamental en todos los casos. En el capítulo 1 se
proporciona una exposición detallada de la evaluación general de la escena y de las
consideraciones sobre su seguridad. Si se sospecha que el paciente sufre shock, deberá,
además, tomar en consideración todo lo siguiente:
• ¿Encuentra algún otro signo de peligro vital cerca del paciente?
• La piel del paciente, ¿le indica algún signo de shock? Pálida, gris, sin color.
• ¿Sugiere el entorno la posibilidad de shock (vómito, sangre, enfermedad infecciosa)?
El aspecto inicial de un paciente postrado, pálido y letárgico obliga a dar pasos rápidos
para colocarse a su lado y descartar cualquier peligro vital, incluido el shock.
Nivel de consciencia
Todo paciente con alteración del nivel de consciencia o aspecto angustiado, combativo o
confuso requiere ser evaluado en busca de hipoxia y signos de shock. La evaluación del
paciente mediante la regla AVDI y la escala de coma de Glasgow permiten saber si el
paciente sufre una alteración de consciencia. Puede volver a repasar las tablas 1-2 and 1-3 y
las exposiciones sobre estos temas en el capítulo 1.
Una vez que haya terminado la evaluación inicial, deberá decidir si el paciente
presenta un estado crítico, urgente o estable. Los signos y síntomas inexplicables de shock
pueden ser indicativos de una hemorragia interna y obligar al traslado inmediato.
Proporcione oxigenación y ventilación asistida, coloque al paciente en decúbito supino,
mantenga la normotermia, monitorice el estado cardíaco y proceda a la pulsioximetría y
capnografía. Recuerde que la pulsioximetría de un paciente con shock hemorrágico puede
no ser able, debido a la pérdida de hemoglobina, y que la hemoglobina presente podría
estar totalmente saturada de oxígeno y dar una lectura equivocadamente alta. En estos
casos, coloque una vía vascular y suministre hidroterapia y/o vasopresores de camino al
hospital, a fin de mejorar la perfusión y la expansión del volumen.
Vía respiratoria
Si el paciente no puede mantener permeable la vía respiratoria, deberá proceder a las
medidas básicas hasta que se realice el tratamiento de nitivo, tanto en la escena como de
camino al centro receptor. La clave es adaptarse a las necesidades del paciente y
satisfacerlas oportunamente. El apéndice D y las explicaciones dadas en los capítulos 1 y 3
proporcionan más detalles sobre cómo establecer y controlar la vía respiratoria.
Respiración
En cuanto la vía respiratoria del paciente se encuentre permeable, deberá dirigir su
atención a la oxigenación. Recuerde que el valor de oxígeno cae de manera signi cativa
antes de que aparezcan los síntomas de hipoxia. A menudo, el incremento repentino en la
frecuencia y profundidad de la respiración, uno de los primeros signos de shock, se
confunde con la ansiedad. La prevención y el tratamiento inmediato de la acidosis
temprana mejoran enormemente la evolución del paciente. Si la frecuencia respiratoria es
lenta, el shock se encuentra en un estadio avanzado.
Circulación
El estado circulatorio se puede evaluar con rapidez. Empiece buscando un foco evidente de
sangrado cuando se acerque al paciente. La presencia de vómitos o deposiciones
sanguinolentas hace sospechar una hemorragia interna. La emisión de sangre de color rojo
brillante en las heces es indicativa de una hemorragia activa del tracto gastrointestinal
bajo. Las deposiciones de color rojo oscuro o negras, llamadas melena, se deben a una
hemorragia digestiva alta. La sangre de color oscuro o negro en la deposición puede indicar
la existencia de una hemorragia antigua o la presencia de sangre digerida.
Si el paciente no puede hablar, pregunte a los testigos. Luego, evalúe los pulsos del
paciente formulando estas preguntas:
• Los pulsos radiales, carotídeos y femorales, ¿son fuertes o, por el contrario, débiles y
filiformes?
• ¿La frecuencia es muy rápida o muy lenta?
• ¿La frecuencia es regular o irregular?
Exposición/ambiente
Debe exponer una región adecuada del cuerpo del paciente para examinar debidamente
cualquier enfermedad o traumatismo adicional. La exposición le permitirá encontrar
indicios del estado del paciente, como heridas o drenajes quirúrgicos, bombas de insulina u
otros dispositivos. Quizá desee repasar este tema en el capítulo 1, que proporciona consejos
para proteger la intimidad del paciente y evitar el estrés térmico o ambiental asociado a la
exposición corporal.
Tome medidas para mantener al paciente caliente, puesto que el shock disminuye la
perfusión periférica. La derivación de la sangre a los órganos esenciales, junto con el
cambio a un metabolismo anaerobio, di cultan la conservación del calor corporal.
Plantéese administrar líquidos i.v. calientes para preservar la temperatura del paciente.
Todo líquido i.v. que resulte más frío que la temperatura corporal normal deberá ser
calentado por el propio organismo, lo que supone una demanda adicional en un
metabolismo ya de por sí debilitado.
Evaluación secundaria
La evaluación secundaria se basa en averiguar el tipo de shock del paciente, recoger una
historia pormenorizada y aplicar los estudios diagnósticos. Las constantes vitales (presión
arterial, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y temperatura) son esenciales para
determinar la estabilidad del paciente y averiguar el tipo de shock. Casi todos los tipos de
shock se caracterizan por hipotensión, taquicardia, taquipnea y frialdad de la piel, pero
existen algunas excepciones. Como en el shock distributivo se dilatan los vasos sanguíneos,
el paciente presentará hipotensión y taquicardia, pero la piel podría estar caliente. En el
shock cardiogénico, la frecuencia cardíaca puede disminuir o aumentar en función de la
causa. En el shock neurogénico, muchos pacientes muestran bradicardia y vasodilatación.
Todo esto le resultará más fácil si repasa los tipos de shock en este capítulo.
Realice una anamnesis meticulosa que incluya la enfermedad actual y un amplio repaso
de los antecedentes personales; de esta manera podrá averiguar el tipo de shock y su
estadio. La evaluación AMLS se fundamenta en las reglas SAMPLER y OPQRST para recoger
la información de la historia (v. cuadros «Repaso rápido» del capítulo 1). Estos datos de la
historia, combinados con los signos de la exploración física, permiten modi car el
diagnóstico y seleccionar las intervenciones adecuadas. En el cuadro 4-5 se enumeran las
consideraciones sobre hipoperfusión que se recogen en la historia, y en la tabla 4-6, los
medicamentos que influyen en el shock.
• Vómitos
• Diarrea
• Sudoración excesiva
• Diuresis excesiva
• Pérdida de sangre, internas o externas (hemorrágicas)
Obstructivo
Neumotórax a tensión
Embolia pulmonar
• Factores de riesgo
• Inicio repentino
• Hipoxia
• Dolor torácico
Taponamiento cardíaco
• Factores de riesgo
• Tonos cardíacos apagados
• DVY
Distributivo
Neurogénico
Anafilaxia
Sepsis
Otros
• Exposición a tóxicos
• Sobredosis de medicamentos
Cardiogénico
• Antecedentes de cardiopatía
• Infarto agudo de miocardio (IAM)
• Cambios en el ECG de 12 derivaciones
• Ruidos respiratorios: crepitantes pulmonares
• DVY
• Edema periférico
Instrumentos diagnósticos
Los instrumentos empleados para evaluar a los pacientes con signos de shock son la
monitorización (pulsioximetría, ritmo cardíaco y, a veces, hemodinámica), la
electrocardiografía, y las pruebas radiológicas y analíticas. A veces se dispone de la prueba
del dióxido de carbono teleespiratorio (ETCO2) como complemento para vigilar la acidosis y
el estado respiratorio. Dentro del hospital, los estudios de laboratorio, la tomografía
computarizada (TC), la ecografía y los estudios radiológicos resultan esenciales. En la tabla
4-7 se describen los estudios de laboratorio que suelen usarse para examinar a los pacientes
en shock. Examinemos con más detalle algunos de estos instrumentos.
Pulsioxímetro
El pulsioxímetro es uno de los instrumentos diagnósticos más sencillos de utilizar. Todo lo
que se necesita es colocar el sensor en el dedo o en la piel del paciente; sin embargo, a
pesar de esta sencillez aparente, la pulsioximetría muestra bastantes fuentes de error. El
pulsioxímetro mide el porcentaje de saturación de un gas en la hemoglobina, pero no
diferencia entre la saturación de oxígeno y la de monóxido de carbono, salvo que se realice
un análisis espectral específico con un aparato que detecte el monóxido de carbono.
Electrocardiograma
El ECG ayuda a evaluar el ritmo cardíaco, la isquemia, la lesión y algunas alteraciones
electrolíticas. Las derivaciones deben colocarse correctamente. La interpretación de los
hallazgos nos orienta a la hora de trasladar al paciente a un centro sanitario adecuado. El
ECG diagnóstico con varias derivaciones se debe realizar durante la evaluación secundaria,
pero debe llevarse a cabo con la prontitud su ciente para conocer el destino de nitivo del
paciente (p. ej., laboratorio de cateterismo cardíaco e intervención).
Radiografías
Las radiografías poseen una utilidad limitada en el shock, pero se solicitan en los SU para el
examen rápido de fracturas y anomalías torácicas.
Tomografía computarizada
La TC es una técnica de imagen habitual que se puede aplicar con rapidez en el SU.
Proporciona un método diagnóstico exacto y no invasivo que proporciona información muy
precisa sobre una serie de causas internas de los signos y síntomas de shock: aneurismas
aórticos, obstrucciones gastrointestinales, embolias pulmonares, hemorragias, tumores y
quistes, por nombrar solo algunas.
Ecografía
La ecografía es una técnica no invasiva de imagen que se realiza a la cabecera del paciente.
Las ondas de sonido de alta frecuencia emitidas por el aparato penetran en el corazón o en
los órganos abdominales y las ondas reflejadas permiten visualizar las estructuras internas.
La ecografía facilita una evaluación rápida del tórax y/o abdomen si se sospecha una
hemorragia u otro peligro vital. Con esta técnica se visualizan el corazón, los pulmones y
ciertas regiones abdominales esenciales de un paciente con signos de shock. Para realizar la
ecografía e interpretar correctamente los hallazgos se necesita mucha pericia y, por otra
parte, esta prueba no se encuentra disponible en todas las áreas de reanimación.
Coagulopatías
El shock tardío puede desencadenar la cascada de la coagulación, donde los estados de
hipercoagulabilidad y las hemorragias ocurren simultáneamente. Este estado se conoce
como coagulación intravascular diseminada (CID). En la presentación coagulante de la
CID, los eritrocitos y otros detritos celulares obstruyen los vasos y, en consecuencia,
provocan una isquemia distal al taponamiento. Las plaquetas se unen en las zonas de
agregación de la sangre y fomentan su viscosidad. Los factores de coagulación,
normalmente presentes, se agotan enseguida. Los coágulos dispersos empeoran la isquemia.
En la presentación hemorrágica de la CID, la hemorragia comienza en cuanto se
descomponen los componentes de la coagulación y se activa el sistema brinolítico. Esta
compleja patología puede evolucionar de forma aguda o crónica.
Causas agudas
Causas crónicas
• Enfermedades cardiovasculares
• Enfermedades autoinmunitarias
• Trastornos hematológicos
• Trastornos inflamatorios
• VIH/sida
Tomado de McCance KL, Huether SE: Pathophysiology: the biologic basis for disease in adults and children, ed 6, St Louis, 2010,
Mosby.
Disfunción hepática
La insu ciencia hepática, re ejada en una elevación persistente de las enzimas hepáticas,
alteraciones de la glucosa (hiperglucemia o hipoglucemia), acidosis láctica persistente e
ictericia, ocurre si no se trata el shock. El hígado es esencial en cualquier estado de shock
por su capacidad para regular la glucosa (que el cuerpo transforma en energía) y para
producir los factores de la coagulación (importantes para curar cualquier lesión). Sin
embargo, el hígado puede sufrir isquemia cuando la sangre es derivada hacia órganos más
importantes. El aumento de las transaminasas hepáticas y de la bilirrubina sérica >2 mg/dl
(18 μmol/l [unidades SI]) indica una disfunción. La insu ciencia hepática suele ser una
complicación tardía y puede prevenirse con un tratamiento precoz eficiente.
La sepsis y el shock séptico son las causas más habituales de SDMO, aunque este puede
ocurrir en cualquier patología que inicie una respuesta in amatoria sistémica masiva.
Muchas veces es precipitado por traumatismos graves, cirugía mayor, pancreatitis aguda,
insu ciencia renal aguda, SDRA y la presencia de tejido necrótico (p. ej., escara de un
paciente con quemaduras). Los ancianos, las personas con enfermedades conocidas y
aquellas con daños tisulares extensos corren el mayor riesgo de SDMO. Los dos grandes
estadios del SDMO se describen en el cuadro 4-7.
Tras la lesión inicial se produce una latencia y luego se activan los macrófagos y neutró los en respuesta a la disfunción
orgánica inicial, con lo que empiezan a colapsarse órganos que no habían sido originalmente dañados. Esta respuesta
generalizada constituye el SDMO secundario. Conforme se establece la disfunción del endotelio vascular, la cascada de la
coagulación y la brina se ponen en marcha, y producen coagulación intravascular diseminada y trombocitopenia. Esta
respuesta sistémica se sigue de un hipermetabolismo descontrolado, hiperpermeabilidad capilar y vasodilatación. El GC cae y
la perfusión tisular se va alterando paulatinamente a medida que se acentúa el desequilibrio entre el aporte y la demanda de
oxígeno. En última instancia, la hipoxia tisular, la disfunción miocárdica y la insu ciencia metabólica determinan una
disfunción orgánica total diseminada.
Reposición de líquidos
Empiece con líquidos cristaloides isotónicos si el paciente sufre shock hipovolémico, pero
recuerde que puede ser insu ciente, ya que no transportan oxígeno, hemoglobina, factores
de la coagulación ni otros componentes esenciales de la sangre. Recuerde también que las
soluciones cristaloides isotónicas hacen que el volumen se expanda temporalmente, pero
que, si administra una cantidad excesiva, el volumen de sangre existente se diluirá más y
complicará el edema preexistente.
Regulación de la temperatura
El cuerpo consume mucha energía para mantener la normotermia. La vasoconstricción
deriva la sangre alejándola de los tejidos periféricos, con lo que el cuerpo consume una
energía valiosa tratando de mantener el calor. Para ayudar al paciente a conservar sus
reservas metabólicas, procure mantener su calor corporal. La ambulancia o el centro
deberán estar muy calientes y, si es posible, cubra al paciente con una manta. Esto puede
resultar difícil durante la evaluación y la exploración física, pero es una de las prioridades
máximas.
Vasopresores en la hipoperfusión
Los fármacos vasopresores son un complemento e caz para los pacientes con determinados
tipos de hipoperfusión. En el shock cardiogénico, el corazón no funciona de forma e ciente
y los agentes inótropos pueden mejorar el gasto cardíaco al potenciar la contractilidad
cardíaca y aumentar la presión arterial. El shock distributivo, en especial el neurogénico, se
caracteriza por hipotensión y bradicardia. Aunque la reposición de volumen ayude, pueden
precisarse vasopresores para estimular la capacidad de respuesta de las venas, así como
atropina para acelerar la frecuencia cardíaca. En el cuadro 4-8 se enumeran los agentes
vasoconstrictores y los inótropos.
Vasoconstrictores
• Adrenalina
• Noradrenalina
• Dopamina
• Fenilefrina
• Vasopresina
Inótropos
• Dopamina
• Dobutamina
• Adrenalina
• Isoprenalina
• Noradrenalina
Administración de hemoderivados
Cuando un paciente está anémico, en shock o sufre un trastorno hemorrágico grave, hay
que administrar hemoderivados. Como ya se ha indicado, el objetivo fundamental de la
transfusión de un hemoderivado es aumentar la capacidad de transporte de oxígeno de la
sangre. La elección del hemoderivado correspondiente depende de la patología de base del
paciente.
Trombocitopenia
Plasma fresco congelado (PFC) Deficiencias de la coagulación en la insuficiencia hepática, sobredosis de warfarina,
coagulación intravascular diseminada o transfusión masiva
Transfusión masiva Pacientes con sangrado intenso que precisen > 10 unidades de sangre en 24 h; se
añaden factores de la coagulación y plaquetas. Pacientes con riesgo de hipotermia,
hipocalcemia
Reacciones transfusionales
En general, la administración de hemoderivados puede originar dos complicaciones:
infecciones y reacciones inmunitarias. La propagación de las infecciones ha disminuido
gracias a los métodos para el cribado de los donantes y los hemoderivados. Sigue habiendo,
no obstante, un pequeño riesgo, sobre todo de transmisión de citomegalovirus (CMV), un
virus frecuente que rara vez resulta grave para la población general. Algunos patógenos
infectan la sangre, incluso durante su almacenamiento en frío.
Reacciones hemolíticas
Cuando los anticuerpos del receptor reconocen la sangre transfundida como antígeno y
reaccionan contra ella, los eritrocitos del donante son destruidos o hemolizados. Esta
reacción hemolítica ocurre de manera rápida e intensiva o más lenta, en función de la
respuesta inmunitaria.
Durante la transfusión o poco después de la misma a veces surge ebre, que suele responder
a los antipiréticos. Los pacientes propensos a las reacciones febriles quizá deban recibir
difenhidramina y paracetamol al inicio de la transfusión.
La lesión pulmonar aguda relacionada con la transfusión (LPART) es una respuesta rara por
complejos inmunitarios que se forman durante o después de la transfusión y que generan
edema pulmonar no cardiogénico o SDRA/LPA, descrita en las primeras partes de este
capítulo y de manera extensa en el capítulo 3.
Hipervolemia
La transfusión de hemoderivados a pacientes con una reservas cardiovasculares limitadas
(ancianos, lactantes) puede incrementar el volumen circulante y generar problemas al
sistema cardiovascular del paciente, re ejados en síntomas de disnea, hipoxia y edema
pulmonar.
Trastornos hemorrágicos
Trombocitopenia
Las plaquetas son elementos incoloros de la sangre, de forma irregular, con super cies
pegajosas que, cuando se unen a otras sustancias (calcio, vitamina K, brinógeno), forman
brina. La brina es una malla, con forma de telaraña, que atrapa otras células de la
sangre creando un coágulo. Cuando ocurre un trastorno hemorrágico en el organismo, la
causa suele deberse a una disfunción plaquetaria.
Los estados que reducen el número de las plaquetas progresan, si tienen la intensidad
su ciente, hasta causar urgencias hemorrágicas. Si usted debe atender a un paciente cuyos
signos y síntomas iniciales consisten en sangrado (encías, nariz, tubo digestivo) sin una
causa evidente, pero que presente petequias y púrpura, revise la medicación del paciente y
los antecedentes familiares de episodios de hemorragia y asegúrese de medir el número de
plaquetas. En la tabla 4-9 se enumeran algunas patologías y medicamentos que pueden
ocasionar trombocitopenia.
Anemia aplásica
Síndromes hereditarios:
Síndrome de Alport
Ácido valproico
Glucoproteínas, inhibidores
Heparinas
Interferones, quimioterapia
Quinidina
Sulfamidas
Vancomicina
CAUSAS DE AUMENTO DE LA DESTRUCCIÓN PLAQUETARIA
Púrpura postransfusional
Hemofilia
La cascada de pasos interconectados denominada coagulación depende de componentes
celulares (plaquetas) y proteínicos (factores de la coagulación). Esta reacción en cadena
empieza en cuanto se daña un vaso sanguíneo. La hemo lia es un trastorno hemorrágico
que ocurre cuando falta uno de los factores de coagulación de la cascada. Se conocen tres
tipos fundamentales de hemofilia:
1. Hemofilia A (factor VIII), la más común en EE. UU.
2. Hemofilia B (factor IX), también conocida como enfermedad de Christmas
3. Enfermedad de von Willebrand
Las hemo lias A y B se presentan de forma muy similar en clínica. Los pacientes
afectados suelen referir antecedentes familiares de trastornos hemorrágicos o, si el trastorno
es de reciente comienzo, experimentan un sangrado precoz e intenso con pequeños
traumatismos, sobre todo en las articulaciones y en los músculos. El patrón de hemorragia
previo del paciente es el mismo. Las hemorragias en las articulaciones se producen con gran
frecuencia y originan daños articulares. El sangrado dentro de la masa muscular puede dar
un síndrome compartimental, y la hemorragia intrabucal progresa, en ocasiones, con
rapidez poniendo en peligro la vía respiratoria. La hemorragia en el sistema nervioso
central en ocasiones se mani esta como cefalea de reciente comienzo con signos
neurológicos localizados.
El tratamiento de las hemo lias A y B se basa en la restitución de los factores en
aquellos sujetos con enfermedad conocida. El paciente debe llevar consigo en todo
momento, como mínimo una dosis, y usted, como miembro del equipo de emergencias, debe
acordarse de preguntar por esta medicación si descubre algún trastorno hemorrágico
durante la anamnesis. Otro objetivo del tratamiento es el control del dolor, aunque el
profesional deberá evitar la inyección intramuscular de analgésicos.
Consideraciones especiales
Paciente embarazada
Cuando atienda a una paciente embarazada, deberá saber que la supervivencia de ambos
pacientes depende del mantenimiento de una perfusión adecuada. El embarazo
normalmente dura unas 40 semanas y durante ese tiempo el cuerpo de la embarazada sufre
importantes cambios siológicos. La frecuencia cardíaca materna se acelera en 10 a 15 lpm
para compensar las demandas adicionales de perfusión del feto. El volumen sanguíneo
aumenta 1,5 veces y el gasto cardíaco se incrementa en un 30%.
A medida que crece el feto, este provoca una mayor presión sobre los órganos internos,
el diafragma y la vena cava. Debido al aumento del gasto cardíaco y del volumen
intravascular, los signos de hipoperfusión en una paciente embarazada pueden retrasarse.
Las alteraciones vasculares que se producen durante el embarazo pueden enmascarar los
primeros signos de shock.
Durante la segunda mitad del embarazo, debe colocar a la paciente en decúbito lateral
izquierdo para evitar la hipotensión causada por la compresión de la vena cava. Mantenga
una oxigenación adecuada e inicie la reposición de líquidos i.v.
Conclusiones
La identi cación temprana y precisa del estadio y del tipo de shock del paciente resulta
esencial para combatir esta patología. El razonamiento clínico adecuado, una evaluación
meticulosa y la interpretación juiciosa de los datos diagnósticos ayudan a diseñar un plan
de tratamiento eficaz de los pacientes con shock.
1 El diagnóstico diferencial comprende la sepsis relacionada con una neumonía o una infección urinaria, un neumotórax a
tensión, una embolia pulmonar o un taponamiento pericárdico
2 Para acotar el diagnóstico diferencial, deberá completar la historia sobre la enfermedad actual y los antecedentes personales.
Realice una exploración física que incluya un examen de la distensión venosa yugular, de la desviación traqueal, del
apagamiento de los tonos cardíacos, del pulso paradójico, de la capnografía y de la temperatura corporal.
3 El paciente presenta signos de shock e hipoxia. Tome medidas inmediatas para mantener la permeabilidad de la vía
respiratoria y administre oxígeno. Si sospecha un neumotórax a tensión, descomprima el tórax. Coloque una vía vascular y
administre líquidos i.v. Monitorice el ECG y registre un ECG de 12 derivaciones. Traslade al paciente al centro sanitario
adecuado más próximo. Durante el transporte, conviene noti car al centro receptor si sospecha sepsis o SRIS, ya que
algunos centros inician las intervenciones contra la sepsis en función de los hallazgos obtenidos por los servicios de
emergencias.
Resumen
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1. Mujer de 25 años que ha sufrido un accidente de trá co. Las constantes vitales iniciales son: PA 122/80 mmHg, FC 128 lpm,
FR 20 respiraciones por minuto. ¿Cuál de estos datos de la evaluación repetida indica que está experimentando un shock?
a. CO2 teleespiratorio de 35 mmHg
b. Frecuencia cardíaca de 118 lpm
c. Presión arterial media de 86 mmHg
d. Presión diferencial de 32 mmHg
2. ¿Qué glándula es la responsable de parte de la vasoconstricción del shock?
a. Timo
b. Páncreas
c. Hipófisis
d. Tiroides
3. El mecanismo principal del shock séptico es:
a. Pérdidas agudas de volumen intravascular
b. Depresión miocárdica directa por endotoxinas
c. Supresión de los mecanismos compensadores normales
d. Respuesta inflamatoria generalizada
4. Hombre de 24 años que sufre un accidente de buceo. ¿Qué dato revelaría un shock neurogénico?
a. Presión arterial de 102/88 mmHg
b. Frecuencia cardíaca de 58 lpm
c. Saturación de oxígeno del 90%
d. Extremidades pálidas y frías
5. ¿Qué intervención evita el aumento de la demanda miocárdica de oxígeno de un paciente en shock?
a. Administración de oxígeno con mascarilla facial
b. Preservación de la temperatura corporal normal
c. Colocación del paciente en posición de Trendelenburg
d. Inicio de la infusión de un vasopresor
6. ¿Qué prueba diagnóstica mide con mayor exactitud la presencia y la magnitud del metabolismo anaeróbico?
a. Capnografía
b. Hemoglobina
c. Ácido láctico
d. Potasio sérico
7. ¿Qué paciente tiene más riesgo de presentar un shock obstructivo atraumático?
a. Bebé de 6 meses con neumonía
b. Una mujer de 22 años embarazada en la semana 38 de la gestación
c. Una mujer de 45 años con dolor en hipocondrio derecho
d. Una persona de 67 años con deposiciones negras como el alquitrán
8. Mujer de 19 años con rubor, picor y sibilancias después de comer patas de cangrejo. Las constantes vitales son: PA 90/64
mmHg, FC 128 lpm, FR 24 respiraciones por minuto. ¿Qué intervención está indicada en primer lugar?
a. Salbutamol inhalado
b. Difenhidramina por vía intravenosa
c. Adrenalina por vía intramuscular
d. Suero salino fisiológico en bolo
9. Hombre de 62 años con vómitos en posos de café. ¿Cuál de estos fármacos, que tiene en su hogar, podrían di cultar el control
de su hemorragia?
a. Paracetamol
b. Furosemida
c. Hidroclorotiacida
d. Clopidogrel
10. El shock asociado a neumotórax a tensión suele obedecer directamente a:
a. Disminución de la precarga
b. Hipovolemia
c. Hipoxemia
d. Compresión del corazón
Capítulo 5
Dolor torácico
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Aplicar sus conocimientos de anatomía, fisiología y fisiopatología a los pacientes que presenten dolor torácico.
2 Usar su pericia para la recogida de la historia clínica y la realización de la exploración física a n de orientar la evaluación de
los pacientes con dolor torácico.
3 Aplicar su conocimiento de las enfermedades y la información extraída de la presentación, historia clínica y exploración física
del paciente para crear una lista de diagnósticos basándose en el grado de amenaza para la vida (procesos potencialmente
mortales, críticos, urgentes y no urgentes).
4 Combatir el dolor torácico de los pacientes mediante la toma de decisiones clínicas, la solicitud de pruebas diagnósticas y la
interpretación de los resultados para modi car la asistencia, según esté indicado. La toma de decisiones incluye el traslado del
paciente a los centros sanitarios adecuados y el respeto de las guías aceptadas de práctica clínica.
5 Evaluar de manera continuada al paciente con dolor torácico para con rmar o descartar los posibles diagnósticos y adaptar el
tratamiento y las estrategias según la respuesta del paciente y de los hallazgos observados.
Términos clave
angina estable Síntomas de dolor torácico, disnea u otros síntomas equivalentes que se
mani estan de forma previsible con el esfuerzo y se alivian con el reposo. Esto hace pensar
en una lesión coronaria ja que impide una perfusión adecuada cuando aumenta la
demanda.
angina inestable (AI) Angina con una frecuencia o intensidad mayor de la habitual o que
ocurre con un esfuerzo menos intenso del basal. Obliga a sospechar una estenosis de una
lesión estática que limita todavía más el ujo sanguíneo coronario cuando aumenta la
demanda.
embolia pulmonar Obstrucción repentina de una arteria pulmonar por un trombo,
proveniente por lo general de una vena profunda de las extremidades inferiores o de la
pelvis, que emboliza y alcanza una arteria pulmonar, donde queda enclavado. La embolia
causa taquicardia, hipoxia e hipotensión.
infarto agudo de miocardio (IAM) Habitualmente conocido como «ataque al corazón», el
IAM ocurre cuando se interrumpe el aporte de sangre a una parte del corazón, haciendo que
las células cardíacas mueran. En general, se debe a la obstrucción de una arteria coronaria
tras la ruptura de una placa situada dentro de la pared arterial. La isquemia resultante y la
disminución del aporte de oxígeno, si no se corrigen, producen un daño y/o la muerte del
tejido miocárdico.
isquemia Restricción en el aporte de oxígeno y nutrientes al músculo debido a una
obstrucción física en el ujo de la sangre, al incremento de la demanda por los tejidos o a
hipoxia, que producen un daño o disfunción tisular.
neumotórax a tensión Trastorno potencialmente mortal causado por el empeoramiento
progresivo de un neumotórax simple, es decir, una acumulación de aire bajo presión dentro
del espacio plural. Esto restringe progresivamente el retorno venoso, lo que disminuye la
precarga y se sigue de hipotensión sistémica.
pericarditis Patología en la que se in aman los tejidos que rodean el corazón (pericardio),
por diversos factores, entre los que destacan las infecciones víricas. Si hay disfunción
cardíaca o signos de insu ciencia cardíaca congestiva (ICC), debe sospecharse una
miocarditis, más grave, es decir, una afectación del músculo cardíaco.
pleura Membrana na que rodea y protege los pulmones (pleura visceral) y tapiza la
cavidad torácica (pleura parietal).
pulso paradójico Exageración del descenso inspiratorio normal de la presión arterial
sistólica. Se define por una caída inspiratoria de la presión sistólica superior a 10 mmHg.
síndrome coronario agudo (SCA) Término genérico que cubre cualquier grupo de
síntomas clínicos compatibles con isquemia aguda del miocardio (dolor torácico por aporte
insu ciente de sangre al músculo cardíaco como consecuencia de una enfermedad de las
arterias coronarias). El SCA abarca patologías clínicas que van desde la angina inestable
hasta el síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST (SCACEST) y el síndrome
coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST).
síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST (SCACEST) Tipo de infarto
de miocardio transmural producido por la obstrucción del ujo sanguíneo. Estos ataques
comportan un riesgo considerable de muerte o discapacidad y exigen una respuesta rápida
del sistema de atención del SCACEST para proceder al tratamiento de reperfusión.
síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST) Tipo de infarto de
miocardio no transmural producido por una obstrucción del ujo sanguíneo. En
el electrocardiograma (ECG) no se observa elevación del segmento ST, pero se descubren
otros signos clínicos de infarto de miocardio.
taponamiento cardíaco También conocido como taponamiento pericárdico, se trata de una
patología urgente en la que se acumula líquido dentro del pericardio (el saco que rodea el
corazón). Si la cantidad de líquido aumenta lentamente (como en el hipotiroidismo), el saco
pericárdico se expande hasta contener 1 l o más de líquido antes del taponamiento. Si el
líquido se acumula con rapidez (como ocurre después de traumatismos o de la rotura
miocárdica), una cantidad tan pequeña como 100 ml puede causar taponamiento.
Escenario
MUJER DE 37 AÑOS que re ere disnea y dolor torácico. Se encuentra mal desde hace 1 semana y hoy ha vomitado dos veces.
Se aprecian rubor en la piel y aceleración de la frecuencia cardíaca. Dice que fuma dos paquetes diarios de cigarrillos. Los
únicos fármacos que tiene en casa son píldoras anticonceptivas e insulina.
Debemos agradecer al Dr. Werner Forssmann por haber realizado el primer cateterismo
cardíaco en 1929. Si el resto del mundo médico hubiera escuchado a sus críticos, según los
cuales estos métodos eran más propios de un circo que de un hospital de prestigio, el
cateterismo cardíaco y la multitud de intervenciones derivadas habrían sufrido un revés
serio. ¿Qué hizo pensar a sus compañeros que estas ideas eran propias de un «circo»?
Inicialmente, el Dr. Forssmann practicó el cateterismo cardíaco con un cadáver.
Observó que podía introducir un catéter a través de una vena del antebrazo y, con él,
alcanzar el ventrículo derecho. El éxito de sus experimentos lo animó a dar el siguiente
paso: debía realizar la intervención en una persona viva. Él mismo se ofreció. Le pidió a un
compañero que realizara una punción en una vena de su brazo derecho, y luego el Dr.
Forssmann empujó el catéter. El éxito de la primera tentativa llevó a repetir el experimento
1 semana más tarde. Esta vez, el Dr. Forssmann se canuló su propia vena y empujó el
catéter 65 cm, es decir, en toda su longitud. Para con rmar la ubicación, caminó hasta el
servicio de radiología, para lo que tuvo que subir las escaleras desde el quirófano situado
abajo. Una enfermera sostuvo un espejo, delante del aparato de rayos X, para ayudarlo a
certi car que el catéter estaba, en efecto, en la aurícula derecha. Incapaz de empujar más el
catéter, ya que lo había introducido en toda su longitud, obtuvo al menos la con rmación
de su éxito. Sin embargo, la comunidad médica no quería saber nada de Forssmann ni de
sus ideas revolucionarias; consideraban que estaba demasiado loco para darle un cargo
clínico. Pero, en 1956, Werner Forssmann, Andre F. Cournand y Dickenson W. Richard, Jr.
compartieron el premio Nobel de Fisiología o Medicina por sus trabajos en cardiología.
Sí, atender a pacientes con dolor torácico puede parecer a veces un circo. El número
tan variado de peligros vitales y la di cultad para diferenciarlos suponen un rompecabezas
para los profesionales que prestan los primeros auxilios. No obstante, gracias al Dr.
Forssmann, contamos con un gran apoyo para combatir este síntoma. En este capítulo
trataremos de salir airosos del circo.
Anatomía y fisiología
Dentro del tórax hay diversos órganos y estructuras que producen molestias o dolor en caso
de enfermedad o lesión, como la pared torácica, que contiene las costillas, las vértebras, los
músculos, las pleuras y los pulmones; el corazón y los grandes vasos; el esófago; y el
diafragma (fig. 5-1).
Figura 5-1 Cavidad torácica, incluidas las costillas, músculos intercostales, diafragma, mediastino, pulmones, corazón,
grandes vasos, bronquios, tráquea y esófago.
(Tomado de PHTLS: Prehospital trauma life support, ed 6, St Louis, 2007, MosbyJems.)
El corazón
Comenzaremos la exposición por uno de los órganos más importantes, el corazón. Se trata
de una bomba muscular de cuatro cavidades, impulsada por un sistema eléctrico, que se
encuentra detrás del esternón, ligeramente desviado a la izquierda de la línea media y con
un tamaño como el puño de un hombre. El corazón late desde el nacimiento hasta la muerte
y, como el músculo más ejercitado del cuerpo, requiere una perfusión sanguínea propia. Las
enfermedades del corazón representan la primera causa de muerte de las personas de
ambos sexos y se calcula que 13 millones de norteamericanos padecen una cardiopatía. El
corazón y su comunicación con los grandes vasos están rodeados por una membrana brosa
dura, llamada saco pericárdico o pericardio. Normalmente, este contiene una pequeña
cantidad de líquido pericárdico, que actúa como lubricante para facilitar los movimientos
cardíacos normales dentro del tórax.
Figura 5-2 Re exiones pericárdicas cerca del origen de los grandes vasos, una vez extirpado el corazón. Obsérvese que
una parte de las venas cavas se encuentra dentro del espacio pericárdico.
(Tomado de Johnson D: The pericardium. In Standring S, et al, editors: Gray’s anatomy, St Louis, 2005, Mosby.)
Los pulmones están rodeados, además, por la pared torácica, revestida por la pleura
( g. 5-3). Las pleuras viscerales rodean los pulmones y las parietales tapizan la pared
torácica. Existe una pequeña cantidad de líquido visceral, que actúa como lubricante y
facilita el movimiento normal de los pulmones dentro del tórax, y una pequeña cantidad de
líquido pleural que hace que las pleuras visceral y parietal se adhieran entre sí. Esta
adherencia mantiene los pulmones expandidos y estira el tejido esponjoso cuando la
cavidad torácica se expande durante la inspiración. (Para entender cómo puede actuar el
líquido como adhesivo, tome dos portaobjetos de vidrio. Si los coloca juntos, los podrá
separar con facilidad, pero si introduce una pequeña gota de agua entre ellos, le costará
mucho despegarlos.)
Figura 5-3 A. Proyección anterior de las pleuras visceral y parietal de los pulmones. B. Corte transversal de las pleuras
visceral y parietal de los pulmones.
(Tomado de Shade B, Collins T, Wertz E, et al: Mosby’s EMT-intermediate textbook for the 1999 national standard curriculum, ed
3, St Louis, 2007, Mosby.)
La oxigenación ocurre en los alvéolos, los sacos terminales de los pulmones ( g. 5-4).
Los alvéolos están cubiertos por capilares unicelulares, donde tiene lugar el intercambio de
los gases (oxígeno y dióxido de carbono). Cualquier elemento que altere la difusión entre los
alvéolos y los capilares entorpece la oxigenación y produce hipoxia. El edema pulmonar es
un ejemplo. En este caso, se acumula líquido en el espacio intersticial y en los alvéolos, lo
que disminuye la capacidad del oxígeno para pasar desde los alvéolos a los capilares,
contribuyendo así a la hipoxia.
Figura 5-4 Estructuras del aparato respiratorio. Los círculos indican los alvéolos.
(Modificado de Wilson SF, Thompson JM: Mosby’s clinical nursing series: respiratory disorders, St Louis, 1990, Mosby.)
El esófago
Cuando se degluten los alimentos, pasan desde la faringe hasta el esófago, y se inician
contracciones rítmicas (peristaltismo) en la pared esofágica, que impulsan el alimento hasta
el estómago. Cualquier alteración de estos procesos puede producir molestias torácicas. El
re ujo esofágico suele ocasionar una molestia torácica que se confunde con la producida
por un episodio cardíaco. En la enfermedad por re ujo gastroesofágico, o ERGE, el
contenido del estómago retrocede hacia el esófago y produce una sensación de ardor o
molestia local.
Todo síntoma de dolor torácico se debe tomar en serio hasta que se hayan descartado
peligros vitales. A veces, cuesta separar la molestia torácica del dolor o la molestia
producidos por órganos o estructuras situados fuera de la cavidad torácica (fig. 5-5). A pesar
de que los límites de la cavidad torácica se encuentran perfectamente de nidos, los órganos
o las estructuras fronterizos pueden resultar dañados por raíces nerviosas similares. Por
ejemplo, un paciente con una enfermedad de la vesícula biliar podría notar un dolor en la
parte alta del hemitórax derecho y en el hombro, ya que, a pesar de que la vesícula biliar se
encuentra dentro de la cavidad abdominal, el dolor puede «referirse» al tórax y al hombro.
Lo contrario también es cierto; el paciente puede interpretar la patología intratorácica
como un síntoma extratorácico, localizado, por ejemplo, en el abdomen, el cuello o la
espalda. Muchas veces, el IAM origina una sensación de dolor epigástrico, náuseas y
vómitos.
Figura 5-5 Localización del bazo, del hígado y de la vesícula biliar.
(Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
Para diferenciar el origen de la molestia, hay que conocer los tipos de dolor: somático y
visceral. Muchos pacientes describen el dolor o la molestia por la sensación: intenso,
ardiente, desgarrador u opresivo. En realidad, se trata de descripciones de los distintos tipos
de dolor. El somático se localiza bien y tiene una naturaleza intensa. En cambio, el visceral,
proveniente de las vísceras que cubren los órganos del tórax y del abdomen, suele de nirse
como pesadez, opresión, dolor sordo o ardor, y no resulta fácil localizarlo. Además, el dolor
visceral puede irradiarse a otras regiones corporales.
Evaluación
ICC, EAP
Disección aórtica
Taponamiento cardíaco
Arritmias
EAP, edema agudo de pulmón; ICC, insu ciencia cardíaca congestiva; IM, infarto de miocardio; SCA, síndrome coronario
agudo.
Adaptado de Marx JA, Hockenberger RS, Walls RM: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 6, St Louis,
2006, Mosby.
Cuando explore por primera vez al paciente, la prioridad máxima consistirá en buscar
las causas potencialmente mortales de dolor torácico. Deberá centrarse primero en
reconocer al paciente con una enfermedad médica o quirúrgica crítica. Si en la evaluación
primaria aprecia algún signo potencialmente mortal, habrá de tomar decisiones en el
ámbito prehospitalario y hospitalario a n de trasladar con rapidez al paciente hasta el
centro en el que se apliquen las medidas definitivas.
Observaciones iniciales
¿Es esta una situación segura o se encuentra el paciente seguro para que usted pueda
aproximarse?
Busque indicios en el ambiente que lo orienten hacia ciertos diagnósticos. ¿Qué factores
de riesgo, fármacos, equipos médicos, visiones u olores le hacen pensar en una determinada
causa del dolor? Si alguien trasladó al paciente, ¿cómo llegó hasta allí?
¿Dispone de todos los recursos necesarios para tratar al paciente en ese momento?
¿Qué recursos debería solicitar para tratar adecuadamente al paciente? Si trabaja en un
servicio médico de emergencia (SME) que proporciona soporte vital básico (BLS, basic life
support), ¿debería solicitar los recursos adicionales para el soporte vital avanzado (ALS,
advanced life support) o un equipo de cuidados intensivos? Si trabaja en un pequeño hospital
sin los recursos de un laboratorio de cateterismo intervencionista, ¿debería organizar
cuanto antes el traslado hasta un centro de ALS o cuidados intensivos?
Al entrar en la habitación
¿Qué observa al entrar en la habitación? ¿Está despierto el paciente? ¿En qué postura se
encuentra? ¿Muestra un mayor trabajo respiratorio? ¿Tiene aspecto de presentar shock o
mala perfusión?
Su primera impresión del paciente puede indicarle si está enfermo o no. ¿Está
adoptando una posición de trípode, que revelaría di cultad respiratoria, o se encuentra
tumbado y no responde apenas a su presencia? Dicho de forma sencilla, ¿está a punto de
morir? Efectúe una evaluación primaria rápida para comprobar el nivel de consciencia, la
vía respiratoria, la respiración y la circulación del paciente.
Cuando se congregan varios profesionales sanitarios, se puede proceder a la
monitorización esencial con un equipo, al diagnóstico y al inicio del tratamiento, mientras
usted examina los síntomas de los diagnósticos críticos.
Las patologías potencialmente mortales asociadas a dolor torácico que exigen tratamiento
inmediato son el neumotórax a tensión, la embolia pulmonar, la rotura esofágica, la
disección de aorta, el taponamiento cardíaco, las arritmias y los síndromes coronarios
agudos (entre ellos, insu ciencia cardíaca congestiva [ICC]/edema agudo de pulmón
[EAP]). Algunos de ellos se detectan en la evaluación primaria por el dolor torácico
asociado a la di cultad respiratoria, la molestia torácica acompañada de alteración de las
constantes vitales o una combinación de estos tres signos y síntomas cardinales. Cada uno
posee su propio tratamiento, que expondremos en este apartado.
Neumotórax a tensión
E l neumotórax a tensión es una patología potencialmente mortal producida por el
deterioro progresivo y el empeoramiento de un neumotórax simple (acumulación de aire a
presión dentro del espacio pleural). Si no se controla, el neumotórax a tensión desplaza el
mediastino, comprime el corazón y los grandes vasos, y altera el ujo sanguíneo. La mayor
presión intratorácica impide el retorno venoso, disminuye la precarga y hace que la presión
arterial sistémica descienda.
Embolia pulmonar
La embolia pulmonar (EP) pertenece a la categoría general de la tromboembolia venosa
(TEV), que incluye tanto la trombosis venosa profunda (TVP) como la embolia pulmonar. El
trombo se forma cuando se rompe el delicado equilibrio entre la génesis del coágulo y su
disolución. Hay muchos factores que propician un desequilibrio favorable a la producción
de coágulos, como las neoplasias malignas, la inmovilidad y fármacos del tipo de los
anticonceptivos orales. En todas estas situaciones, cualquier lesión vascular o ujo lento de
la sangre por los grandes vasos propicia la formación de brina o de un coágulo y, cuando
este se forma en una vena profunda, aparece una TVP.
Los síntomas iniciales de la TVP son bastante sutiles y pueden limitarse a una molestia
o dolor, sin otros signos de in amación. En ocasiones, la in amación local es evidente y
usted puede actuar con rapidez impidiendo la propagación del coágulo hasta la circulación
central.
L a embolia pulmonar ocurre cuando un coágulo, formado en las venas profundas
(incluso semanas antes), se despega y recorre el sistema venoso (embolia) hasta alcanzar el
corazón para enclavarse en una arteria pulmonar. Rosen et al. calculan que hasta el 50%
de las embolias pulmonares no son diagnosticadas en los servicios de urgencias (SU). Si el
coágulo solo ocupa el 30% de un vaso pulmonar de ujo reducido y el paciente se
encuentra, por lo demás, sano, tendrá muy pocos síntomas. Si el sujeto sufre una
enfermedad prolongada, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC),
manifestará síntomas de dolor torácico y disnea.
Si el coágulo ocupa una gran parte del vaso y se altera el ujo sanguíneo hacia esa
región pulmonar, se producirá un infarto con los síntomas correspondientes. Puede haber
dolor intenso y localizado, que se acentúa con la respiración profunda o la tos (pleurítico) y
que «paraliza» la respiración del paciente.
El 90% de todos los pacientes con EP (con infarto y sin él) re ere disnea, a veces
intermitente. Esta sucede cuando el aire entra y sale pero el ujo sanguíneo por
determinadas regiones pulmonares se redirige, de modo que no se utiliza el aire. Se trata de
u n desequilibrio entre la ventilación y perfusión pulmonares (V/Q) o ventilación del espacio
muerto. Cuando ocurre hipoxia sin ninguna explicación fisiológica, se sospechará una EP.
Aproximadamente la mitad de los pacientes con una EP presentan taquicardia, bien en
respuesta a la hipoxia o a la hipotensión por el llenado insuficiente del ventrículo izquierdo.
En la tomografía computarizada (TC), la ecocardiografía o la electrocardiografía (ECG:
S1,Q3,T3 clásico) se aprecia un patrón de sobrecarga por elevación de la presión en las
arterias pulmonares. Alrededor del 10% de los pacientes con EP mani estan hipotensión,
que comporta un pronóstico desfavorable. Si se obstruye una de las ramas principales de la
arteria pulmonar por un émbolo en silla de montar, el paciente presentará inestabilidad
hemodinámica y, generalmente, sufrirá una parada cardíaca por actividad eléctrica sin
pulsos.
Los elementos de la historia que hacen sospechar una EP son el comienzo agudo de la
disnea, el aturdimiento o el síncope, el dolor torácico, la tos seca o la taquicardia
inexplicable (cuadro 5-2). El infarto de pulmón cursa de forma parecida a la neumonía,
pero la ebre alta suele observarse solo en esta última. El dolor torácico de inicio agudo y
la hemoptisis, en un mismo día, apuntan hacia una posible EP. Puede haber una
tumefacción unilateral de la pierna y factores de riesgo para la TVP. En general, en los
pacientes con una EP los pulmones aparecerán limpios en la auscultación.
Disnea (82%)
Dolor torácico (49%)
Tos (20%)
Hemoptisis (7%)
Adaptado de Goldhaber SZ, et al: Acute pulmonary embolism: clinical outcomes in the International Cooperative Pulmonary
Embolism Registry, Lancet 353:1386–1389, 1999.
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 6, St Louis,
2006, Mosby.)
La constelación de síntomas junto con los datos ECG se denomina signo de McGinn-
White, que abarca todo lo siguiente:
• Onda Q e inversión tardía de la onda T en la derivación III
• Intervalos ST bajos y ondas T en la derivación II
• Ondas T invertidas en las derivaciones precordiales V2 y V3, la manifestación
electrocardiográfica de dilatación del ventrículo derecho después de una embolia
pulmonar masiva
• Signos clínicos de cor pulmonale agudo
2 . La radiografía de tórax, pese a que no con rma la EP en el hospital, se precisa para
evaluar otros diagnósticos que producen dolor torácico disnea. Los signos radiológicos,
que resultan especí cos de la EP pero no sensibles, son la joroba de Hampton (opacidad
triangular y cuneiforme de base pleural, que representa un infarto pulmonar) y el signo
de Westermark (desaparición de la sombra radiológica normal del tejido pulmonar distal
a la EP).
3. Otras técnicas de imagen útiles para el diagnóstico de la EP son la ecocardiografía, la
angiografía por tomografía computarizada (ATC) y la gammagrafía V/Q. Es frecuente
que la ecografía del corazón muestre una sobrecarga del ventrículo derecho si la EP es
importante. La ATC se utiliza en algunos hospitales por su rapidez y su sensibilidad,
próxima al 90%. La gammagrafía V/Q también se aplica: el paciente inhala un
radioisótopo o recibe un isótopo inyectable para comparar el desequilibrio V/Q.
4. Para intentar diferenciar las múltiples causas de dolor torácico y disnea suelen solicitarse
pruebas de laboratorio, como la radiografía convencional de tórax, en el hospital. En
realidad, no existe ningún análisis de nitivo de sangre con la sensibilidad su ciente para
diagnosticar la EP. Las pruebas de coagulación resultan, habitualmente, normales; el
dímero D es bastante sensible pero inespecí co, por lo que no resulta diagnóstico en caso
de positividad. El dímero D, que ayuda si el paciente posee un riesgo bajo, no resulta
able en los pacientes con un riesgo clínico alto de TVP o EP. Se puede efectuar una
gasometría pero, por lo común, la EP no ocasiona alteraciones claras del intercambio
gaseoso pulmonar.
En el entorno prehospitalario, los pacientes con dolor torácico agudo, disnea y/o alteración
de las constantes vitales precisan oxígeno, una vía vascular, monitorización electrónica y
un ECG de 12 derivaciones. Si el diagnóstico no está claro, se puede empezar por el
tratamiento convencional con ácido acetilsalicílico del síndrome coronario agudo. Si se
descubre que el paciente sufre una insu ciencia respiratoria, necesitará, además, un control
de la vía respiratoria y ventilación asistida. La estabilización de las constantes vitales se
basa en la administración de cristaloides y vasopresores en infusión para combatir el shock
obstructivo.
Una vez que el paciente ingrese en el hospital, se pedirán las pruebas diagnósticas
correspondientes. El tratamiento anticoagulante puede consistir en heparina, no
fraccionada o fraccionada, que reducirá la posibilidad de que se forman nuevos coágulos. La
colocación de un ltro en la vena cava inferior permite atrapar cualquier émbolo
ascendente. La hipotensión y la taquicardia persistente suelen re ejar un tratamiento más
complicado y una evolución menos favorable.
Una alternativa son los trombolíticos, si la embolia pulmonar posee repercusiones
hemodinámicas. Este tratamiento proporciona resultados más rápidos que la
anticoagulación en algunos casos, pero debe sopesarse bien, dado el mayor riesgo de
hemorragia.
La embolectomía quirúrgica debe efectuarla un cirujano cardíaco o torácico; se realiza
con circulación extracorpórea. La trombectomía con catéter se puede efectuar en las salas
de radiología intervencionista de los hospitales con más recursos.
Rotura esofágica
El dolor torácico asociado a disnea puede indicar una perforación del esófago. Cuando se
desgarra el esófago, el contenido gástrico entra en el mediastino e induce un proceso
infeccioso in amatorio. Las causas más habituales de perforación esofágica son la lesión
yatrógena por la endoscopia o la instrumentación, los cuerpos extraños provenientes de
alimentos poco más picados u objetos punzantes, las quemaduras cáusticas, y los
traumatismos contusos o penetrantes, la rotura espontánea (síndrome de Boerhaave
causado por vómitos forzados) o complicaciones postoperatorias.
Los primeros signos clínicos de la perforación esofágica son ambiguos. Algunos
pacientes re eren dolor pleurítico en la parte anterior del tórax, que empeora con la
deglución al exionar la cabeza y el cuello. La disnea y la bra acompañan a menudo al
dolor torácico, conforme empeora el proceso infeccioso.
A medida que el aire y el contenido gastrointestinal penetran en el mediastino, el aire
subcutáneo se agrupa alrededor del tórax y del cuello. En la radiografía de tórax puede
verse neumomediastino y hemopericardio. Al auscultar los tonos cardíacos se detecta el
denominado crujido de Hamman durante la sístole. Según empieza el proceso in amatorio
secundario la contaminación mediastínica, aparecen sepsis, ebre y shock distributivo. Si el
diagnóstico se demora más de 24 h, el paciente puede experimentar un empeoramiento
rápido.
El tratamiento de esta enfermedad potencialmente mortal empieza por la detección de
los signos y síntomas, la inclusión de los mismos en el diagnóstico diferencial, y la
realización de una buena historia y exploración física. El paciente presentará los síntomas
descritos y referirá alguna de las causas más comunes en la anamnesis reciente. El
tratamiento sistemático consiste en oxígeno, colocación de una vía vascular, aplicación de
monitores y obtención de un ECG de 12 derivaciones, una radiografía de tórax y análisis de
laboratorio. Otros elementos esenciales del tratamiento son la institución veloz del
tratamiento antibiótico, la reposición de volumen y el mantenimiento de la vía respiratoria.
La consulta con el cirujano se efectuará lo antes posible.
La insu ciencia cardíaca es una complicación de casi todas las cardiopatías, tanto
estructurales como funcionales; los ventrículos no logran llenar ni expulsar la sangre en
cantidad su ciente para satisfacer la demanda del organismo. La enfermedad coronaria es
la causa más habitual de ICC. Los signos y síntomas cardinales consisten en disnea, fatiga,
intolerancia al esfuerzo y retención de líquidos, que precipitan a veces edema pulmonar y
periférico. La función inadecuada de bombeo ventricular reduce el gasto cardíaco (GC) y,
como el ventrículo va acumulando la sangre, la presión se acentúa en las vías circulatorias
de las cavidades cardíacas derechas e izquierdas. Si falla el ventrículo izquierdo, aumenta la
presión en las venas pulmonares y se estanca la sangre en los pulmones, apareciendo un
edema pulmonar con un intercambio gaseoso de citario. Los mecanismos compensatorios
de la ICC crónica tratan de redistribuir la sangre hacia los órganos críticos y de adaptar el
organismo a la disfunción cardíaca. Si se lesionan también las cavidades cardíacas derechas,
la sangre retrocede hacia las venas cavas y el sistema venoso se congestiona, lo que se
manifiesta por edema en los pies (pedio), DVY o edema sacro.
Cuando usted llegue a la escena, es posible que el paciente acabe de sufrir un infarto de
miocardio y presente signos de shock con edema pulmonar por disfunción sistólica aguda.
Al entrar en la habitación quizá descubra que el paciente está sentado (por la ortopnea), le
cuesta respirar y se queja de opresión o molestias en el tórax. Habrá signos de mala
perfusión (debilidad de los pulsos distales, frialdad de la piel, retraso en el llenado capilar,
escasa diuresis y acidosis). Además, se observará una congestión sistémica y pulmonar:
taquipnea, di cultad respiratoria, crepitantes bilaterales (posiblemente con sibilancias
[«asma cardíaca»]), palidez o cianosis de la piel, hipoxemia y, en ocasiones, expectoración
espumosa y teñida de sangre.
Junto con una ventilación con presión positiva, el tratamiento fundamental del edema
de pulmón, cuando la presión sistólica sobrepasa los 100 mmHg, es la nitroglicerina. Este
fármaco reduce la precarga a través de una vasodilatación periférica. Hay que extremar las
precauciones cuando se apliquen estas estrategias de manera simultánea, pues la presión
arterial sistémica podría disminuir de forma precipitada. Los pacientes con ICC subaguda,
que presentan, además, una sobrecarga de líquido, pueden recibir furosemida para iniciar la
diuresis. La furosemida también requiere tomar precauciones en el entorno prehospitalario,
ya que muchos pacientes con «crepitantes» en la auscultación presentan, según se descubre
más tarde, una neumonía. La diuresis podría perjudicar a este grupo de pacientes. Además,
muchos de los que no sufren ICC no tienen una sobrecarga total de líquidos, sino que estos
no se distribuyen correctamente. La diuresis perjudicaría a estos pacientes, pues muchos de
ellos sufren alteraciones de la función renal.
En la actualidad se emplean también inhibidores de la enzima conversora de la
angiotensina (ECA) para el tratamiento agudo de la ICC. La ultra ltración en las unidades
de cuidados intensivos elimina la sobrecarga de líquidos sin producir alteraciones
importantes de los electrólitos. La mor na se ha utilizado tradicionalmente para tratar la
ICC, pero su administración resulta controvertida, ya que, en algunos estudios, se ha
comprobado que aumenta la mortalidad de este grupo de pacientes, posiblemente porque
disminuye el estímulo respiratorio y favorece la hipotensión.
Si el dolor torácico del paciente se complica con un descenso de la presión arterial,
shock cardiogénico o disnea, se precisarán, además, fármacos vasoactivos para mejorar la
presión arterial. Pueden administrarse dopamina y/o dobutamina, que incrementan la
presión arterial y surten efectos inótropos/cronótropos positivos.
Algunos pacientes con EAP presentan una auscultación cardíaca anormal, con
insu ciencia mitral debida a rotura de los músculos papilares o de las cuerdas tendinosas.
Estos sujetos precisan ser tratados de inmediato por un cirujano cardíaco.
Además del tratamiento médico expuesto, la bomba de balón intraaórtico reduce la
poscarga y mejora, a veces, la perfusión general. En el procedimiento 5-1 se detalla el
abordaje con este dispositivo tan especializado.
Descripción general
El tratamiento de contrapulsación breve mejora la oxigenación miocárdica al reducir la poscarga y, con ello, el trabajo del
corazón.
Indicaciones
Contraindicaciones
1. El profesional sanitario introduce un catéter estéril con la bomba de balón intraaórtico (BBIA) en la arteria femoral y la lleva
hasta la aorta torácica descendente, inmediatamente distal a la arteria subclavia izquierda. Para facilitar la evaluación y
sincronización correctas de este dispositivo suele colocarse un monitor hemodinámico de presión en la arteria radial.
2. El miembro inferior en el que se haya realizado un cateterismo debe permanecer totalmente extendido; para evitar la exión
se puede emplear un inmovilizador de rodilla.
3. Siga las recomendaciones del fabricante:
• Derivaciones ECG: mantener una onda R prominente para sincronizar el aparato.
• Mantenimiento de la consola: procedimientos de sincronización y alarmas
• Fuente de helio: infla el balón BBIA. Compruebe que hay gas suficiente en la botella para todo el viaje.
• Lavado del equipo para prevenir la formación de trombos
• Rotular con esparadrapo el electrodo que va al monitor y el que va a la consola.
4. Siga la política institucional sobre las vías heparinizadas.
5. Procedimientos habituales para el cuidado de las heridas y los apósitos, según la política local
6 . Siga los protocolos y pautas locales para la frecuencia de la evaluación cardiovascular. La evaluación del paciente
comprende:
• Nivel de consciencia (perfusión cerebral)
• Constantes vitales y presión en la arteria pulmonar (eficacia del tratamiento con BBIA)
• Catéter arterial y forma de las ondas del BBIA (eficacia en la sincronización)
• Gasto cardíaco, índice cardíaco, resistencias vasculares sistémicas (eficacia del tratamiento con BBIA)
• Perfusión distal: parámetros cutáneos (la piel debe estar caliente y seca) y diuresis (debe ser > 0,5 ml/kg/h)
• Auscultación cardíaca y pulmonar: auscultación adecuada, a veces hay que poner la BBIA en estado inactivo y reactivarla
una vez terminada la auscultación.
• Comprobación de todos los pulsos centrales y distales para asegurarse de que el catéter no ha migrado ni obstruye ningún
vaso. Hay que medir el catéter y marcar su posición en el lado femoral.
7. Realice cambios posturales del paciente, como mínimo, cada 2 h si es posible.
8 . Monitorice el tratamiento anticoagulante con estudios de laboratorio y a través de las manifestaciones clínicas de
hemorragia o formación de coágulos. Verifique a menudo los apósitos para descartar sangrado.
Mecanismos de acción de la bomba de balón intraaórtico. A. El in ado diastólico del balón aumenta el ujo sanguíneo
coronario. B. El desinflado sistólico del balón disminuye la poscarga.
(Tomado de Urden L: Thelan’s critical care nursing, ed 5, St. Louis, 2006, Mosby.)
1 . El ECG y la forma de la onda de presión arterial se monitorizan para veri car la sincronía correcta del aparato. Si se
sincronizan con e cacia el in ado (durante la diástole) y el desin ado (durante la sístole), disminuye el trabajo del corazón
y mejora la oxigenación.
Sincronización y efecto de las contrapulsaciones con el balón. La sincronización se logra haciendo que el balón se in e con
la muesca dicrótica de la onda arterial, con lo que la presión diastólica se eleva. El in ado se mantiene durante la diástole
para mejorar la perfusión coronaria. El desin ado ocurre justo antes de la siguiente sístole, con lo que se reduce la presión
sistólica y también la poscarga.
(Tomado de Guzzetta CE, Dossey BM: Cardiovascular nursing: holistic practice, St Louis, 1992, Mosby.)
2. La onda R prominente en el ECG y la forma adecuada y mantenida de la onda arterial señalan a la consola BBIA cuándo debe
inflar y desinflar el balón.
3. Para empezar, regule la BBIA a 1:2 o 50% (refuerzo de latidos alternos).
Frecuencia de la bomba de balón intraaórtico 1:2.
(Tomado de Datascope Corp., Montvale, New Jersey.)
4. Inflado:
• Muesca dicrótica identificada en la onda arterial (cierre de la válvula aórtica)
• El inflado del balón debe ocurrir después del cierre de la válvula aórtica. Ajuste el inflado en la consola hasta que
desaparezca la muesca dicrótica y aparezca una onda V aguda.
5. Compare la presión reforzada con la presión sistólica no asistida. Esta presión debe ser igual o ligeramente superior.
• Si la presión reforzada es menor: el balón está muy bajo, el paciente sufre hipovolemia o taquicardia, o el volumen del
balón es demasiado pequeño.
6. Regule la consola, según sea necesario, para sincronizar el inflado del balón.
7. Consideraciones para localizar la vía arterial:
• Radial; tiempo de inflado 40-50 ms antes de la muesca.
• Femoral: tiempo de inflado 120 ms antes de la muesca.
8. Desinflado:
• Con una BBIA operando con una frecuencia 1:2 (como antes), identifique la presión telediastólica no asistida y las
presiones sistólicas asistida y no asistida.
• El balón se debe desinflar para que la presión telediastólica esté lo más baja posible (< presión diastólica no asistida del
paciente), al tiempo que se mantiene un refuerzo diastólico óptimo y NO se interfiere en la sístole siguiente.
9. Ahora que ha regulado los tiempos, cambie el refuerzo en la consola a 1:1 (100%).
1. Verifique la onda de presión del balón en la consola BBIA a medida que el helio entre y salga del catéter.
A. Onda de presión del balón superpuesta a la onda de presión arterial. B. Registro real de la onda de presión arterial
(parte superior) y de la onda de gas del balón (parte inferior) de un paciente tratado con una bomba de balón.
(Tomado de Arrow International, Cleveland, Ohio.)
2. Consulte la guía del fabricante sobre los errores de inflado que se reflejan en la forma de la onda de presión del balón.
1. Fibrilación auricular: regule el aparato para que traslade la mayoría de las ondas R, o (si dispone de él) use el modo de
fibrilación auricular de la consola.
2. Taquicardia: ajuste la frecuencia a 1:2 (50%).
3. Asistolia: cambie el activador a la presión arterial. Si las compresiones no producen una activación su ciente, regule el
aparato para que se active internamente con 60-80/min y una frecuencia de 1:2, y disminuya el refuerzo al 50%.
4. Taquicardia o brilación ventriculares: cardioversión o des brilación, según el caso, porque la consola tiene aislamiento
eléctrico.
Errores de sincronización
Inflado prematuro
Inflado prematuro.
(Tomado de Datascope Corp., Montvale, New Jersey.)
Inflado tardío
Inflado tardío.
(Tomado de Datascope Corp., Montvale, New Jersey.)
Desinflado prematuro
Desinflado temprano.
(Tomado de Datascope Corp., Montvale, New Jersey.)
Desinflado tardío
Desinflado tardío.
(Tomado de Datascope Corp., Montvale, New Jersey.)
1. Observe si desaparece el refuerzo (ajuste las alarmas para que emitan un sonido si ocurre una caída diastólica de 10 mm).
2. Compruebe el catéter; si hay sangre, el balón está perforado.
3. Evalúe la forma normal de la onda de presión del balón en la consola. Si el balón no retiene el helio, no aparecerá ninguna
onda. La meseta de presión disminuye con las fugas por el balón.
4. Si la máquina detecta alguna fuga, se apagará automáticamente. De lo contrario, coloque la consola en estado inactivo y
prepárese para retirar el catéter antes de 15-30 min.
5. Pince el catéter BBIA para evitar la acumulación de sangre arterial.
6. Desconecte el catéter BBIA de la consola. Quizá desee retirar la anticoagulación.
7. Avise al médico y prepare la inserción de un nuevo catéter BBIA.
Arritmias cardíacas
Cuando emprenda la evaluación primaria, sus compañeros aplicarán monitores para
registrar las constantes vitales de forma continuada y evaluar arritmias o lesiones agudas
del miocardio. La detección temprana de las arritmias acelera el tratamiento de una de las
causas principales de dolor torácico. Las arritmias producen molestias torácicas y ponen la
vida en peligro cuando el GC desciende de manera exagerada.
La comparación entre la presión arterial del brazo derecho y la del izquierdo puede
indicar una lesión en una rama aórtica (en general la subclavia). La disminución
signi cativa de la presión arterial en uno de los brazos hace pensar en una disección
aórtica. Los síntomas neurológicos revelan una lesión de las ramas proximales de la aorta,
que ocasionan signos de ictus, o de las distales, que producen signos y síntomas medulares.
La sospecha de disección de aorta se puede establecer a través de la anamnesis y la
exploración física, pero se precisan estudios diagnósticos para confirmarla.
En general, el uso del protocolo para el dolor torácico resulta seguro, aun cuando esta
enfermedad aceche dentro de la cavidad torácica. La administración de oxígeno, la
colocación de una vía y la aplicación de los monitores constituyen medidas sistemáticas. El
uso de antiagregantes plaquetarios, como el ácido acetilsalicílico, para una disección
aórtica, que requiere cirugía, provoca problemas, pero no está contraindicado. Es
absolutamente prioritario trasladar al paciente a un hospital que disponga de cirugía
cardíaca urgente. Si sospecha una disección de aorta, y transmite los signos y síntomas al
equipo hospitalario, facilitará su detección más rápida.
Taponamiento pericárdico
Ahora ha repasado ya algunas de las patologías más graves que producen dolor o molestias
torácicos. Nos hemos centrado en un caso muy práctico, el del paciente con dolor torácico y
aumento del trabajo respiratorio o con dolor torácico y alteración de las constantes vitales.
El taponamiento pericárdico (taponamiento cardíaco) es un episodio raro que puede
manifestarse por dolor torácico, tos o disnea.
Figura 5-7 Taponamiento pericárdico. La alternancia eléctrica aparece entre pacientes con derrame pericárdico y
taponamiento pericárdico. Obsérvese la alternancia en el eje P-QRS-T de un latido a otro, que se debe a la oscilación periódica
del corazón dentro del gran derrame pericárdico. También se aprecia un voltaje relativamente bajo de QRS y taquicardia
sinusal.
(Tomado de Goldberger A: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2006, Mosby.)
El paciente con taponamiento cardíaco re ere dolor torácico, disnea y, a veces, tos. Hay
que estar muy atentos para sospechar el diagnóstico y repasar los factores de riesgo del
paciente para un taponamiento cardíaco de causa médica. Por sistema, se aplica oxígeno y
se colocan una vía y los monitores. También se precisa un ECG de 12 derivaciones. Hay que
seguir los protocolos estandarizados de dolor torácico en el ámbito prehospitalario, pero los
signos de shock impiden, en ocasiones, la administración de morfina y nitratos.
Figura 5-8 Pericardiocentesis para extraer sangre del saco pericárdico durante el taponamiento. ECG,
electrocardiograma.
(Tomado de Black JM, Hokanson Hawks J: Medical-surgical nursing, ed 8, Philadelphia, 2009, Saunders.)
Descripción general
Indicaciones
Contraindicaciones
• En caso de urgencia, no existe en realidad ninguna contraindicación para esta técnica si hay un taponamiento.
Preparación/equipo
El equipo de cuidados intensivos deberá disponer de un protocolo, y el organismo que otorgue las acreditaciones
profesionales habrá aprobado la inclusión de esta técnica en la actuación profesional. Los empleadores reeducarán por sistema
a todos los trabajadores y renovarán sus credenciales en un laboratorio ad hoc.
• Bandeja pequeña con instrumentos estériles (gasas de 10 × 10 cm, pinzas cocodrilo y cable, dos llaves de tres pasos)
• Paños o toallas estériles
• Desinfectante cutáneo
• Jeringas de 5, 10 y 20 ml
• Aguja cardíaca de 16 o 18 G, de 7,62 cm o catéter sobre aguja
• Aparato portátil para el registro de ECG de 12 derivaciones, preparado para la intervención
• Ecógrafo portátil, si existe, y gel transductor
Procedimiento
1. Identi que la unión xifocondral izquierda. Este es el ángulo donde la costilla más baja se une al borde lateral del esternón y
al apéndice xifoides en la cara medial. Prepare la zona con un desinfectante cutáneo.
2. Ensamble un catéter sobre aguja de 16 a 18 G, de 15,24 cm o más, y conéctelo una jeringa vacía de 20-35 ml con una llave de
tres pasos. Para guiar la aguja, conecte a la aguja unas pinzas cocodrilo empalmadas a una derivación y vigile los cambios
ECG (v. diagrama) o utilice el ecógrafo. Algunos profesionales emplean estos dos dispositivos para guiar la inserción.
3. Inserte la aguja entre 1 y 2 cm por debajo y a la izquierda del ángulo descrito en el paso 1. La aguja debe dirigirse hacia la
punta de la escápula izquierda con un ángulo de 45°.
4. Si empuja demasiado lejos la aguja, observará una corriente de lesión en el ECG. Pueden apreciarse cambios extremos del
segmento ST o ensanchamiento del complejo QRS, lo que signi ca que deberá retirar la aguja hasta que el ECG retorne al
basal, previo a la intervención.
5. * Con la jeringa, aspire sangre no coagulada del saco pericárdico. Extraiga la mayor cantidad posible. Puede bastar con la
extracción de 15-20 ml para aliviar los síntomas. Si reaparece el patrón de la corriente de lesión, signi ca que la punta de la
aguja está tocando la capa pericárdica después de haber extraído la sangre. Retire ligeramente la aguja y continúe aspirando
sangre. Si el patrón de lesión persiste en el ECG, suspenda la intervención.
6. En cuanto haya extraído la sangre, puede dejar el catéter colocado pero deberá retirar la aguja interna. Acto seguido, je el
catéter con la llave de tres pasos para drenar la sangre que pueda acumularse de nuevo dentro del pericardio.
7. Los signos de shock obstructivo del paciente deben remitir.
* Se aspirará sangre no coagulada del saco pericárdico, porque los movimientos cardíacos eliminan la fibrina de la sangre.
Figura 5-9 La angiografía revela estenosis (flecha) en la arteria coronaria descendente anterior izquierda.
(Tomado de Braunwald E: Heart disease: a textbook of cardiovascular medicine, ed 4, Philadelphia, 1992, Saunders.)
El infarto agudo de miocardio (IAM) se produce por un coágulo o trombo que se forma en
una arteria coronaria estrechada, en la que se ha roto la placa, lo que hace que las
plaquetas se agreguen y se forme un trombo. Si la arteria coronaria queda totalmente
obstruida, las células isquémicas del músculo cardíaco empiezan a morir. A veces ocurre un
daño permanente del miocardio que se denomina, a menudo, «ataque al corazón».
Figura 5-10 Infarto agudo del ventrículo derecho y de la pared inferior. Obsérvese la elevación del segmento ST en las
derivaciones precordiales derechas y en las derivaciones II, III y aVF, con un cambio recíproco en I y aVL. La elevación de ST
en la derivación III, mayor que en II, y la elevación del segmento ST en las derivaciones precordiales derechas son compatibles
con una oclusión de la arteria coronaria derecha proximal o central. La combinación de elevación del segmento ST en la
derivación convencional V1 (derivación V2R en este caso) y la depresión en la derivación V2 (V1R en este caso) también están
descritas en la isquemia o infarto agudos del ventrículo derecho.
(Tomado de Libby P, et al: Braunwald’s heart disease: a textbook of cardiovascular medicine, ed 8, Philadelphia, 2008, Saunders.)
Ciertos factores de riesgo facilitan la aparición del SCA. Cuantos más factores de riesgo
existan, mayor será la posibilidad de que se produzca un SCA. Algunos factores de riesgo no
se pueden modificar, otros sí.
Los factores de riesgo que no se pueden modi car son la edad, el sexo y la herencia.
Cuanto mayor es una persona, más posibilidades tiene de presentar una EC. Los hombres
padecen la EC a una edad más temprana y tienen más probabilidades de fallecer por el
SCA. Sin embargo, la cardiopatía continúa siendo la primera causa de muerte de las
mujeres, sobre todo después de la menopausia. Se cree que los estrógenos de las mujeres
jóvenes ejercen un efecto cardioprotector y que, después de la menopausia, se iguala la
incidencia del SCA en ambos sexos. Los antecedentes familiares de EC incrementan el riesgo
de SCA y, a veces, se relacionan directamente con los hábitos de vida. Si sus padres llevaron
unos hábitos de riesgo para la EC, es probable que usted también los siga.
La hipertensión, el tabaquismo, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad, el estrés y la
falta de ejercicio son factores de riesgo modi cables. La American Heart Association (AHA)
define la hipertensión como un valor de la presión arterial superior a 140/90; este trastorno
se diagnostica con facilidad y suele responder bien al tratamiento con dieta, ejercicio y
medicación. La hipertensión hace que el corazón trabaje con más esfuerzo del normal y que,
con el paso del tiempo, empiece a ensancharse y debilitarse. El tabaquismo eleva el riesgo
del SCA y es la causa aislada más evitable de muerte en EE. UU. El riesgo de un ataque al
corazón es mayor del doble entre los fumadores que entre los no fumadores. Además, los
fumadores con un SCA tienen más probabilidades de morir. La nicotina y el monóxido de
carbono del humo del tabaco reducen la cantidad de oxígeno de la sangre y dañan las
paredes de los vasos sanguíneos, haciendo que se acumule la placa. El humo del tabaco
también estimula la formación de coágulos en la sangre. El tabaquismo fomenta las
cardiopatías al reducir el colesterol HDL («bueno»). Si se deja de fumar, el riesgo del SCA
disminuye, aunque la persona haya fumado durante años. La elevación del colesterol es
otro problema fácil de diagnosticar y de tratar mediante dieta, ejercicio y medicación. Las
dietas saludables para el corazón, con mucha fruta y vegetales y pocas grasas e hidratos de
carbono, reducen el colesterol LDL («malo»). La diabetes aumenta notablemente el riesgo de
cardiopatía. De hecho, la mayoría de los diabéticos fallece por algún tipo de enfermedad
cardiovascular. Uno de los motivos es que la diabetes suele asociarse con un colesterol HDL
(«bueno») bajo y un colesterol LDL («malo») alto. Además, afecta a los propios vasos
sanguíneos, acelerando la ateroesclerosis. Muchos diabéticos sufren además hipertensión,
con lo que su riesgo se acentúa todavía más. La obesidad, el estrés y la falta de ejercicio
aceleran el proceso ateroesclerótico y aumentan las posibilidades del SCA.
Los profesionales sanitarios reciben llamadas frecuentes para atender el síntoma más
habitual del SCA, el dolor torácico. El tratamiento del SCA depende mucho del tiempo, por
lo que es imprescindible reconocer enseguida su presencia y aplicar el tratamiento esencial
en las primeras horas. La intervención temprana reduce el riesgo de muerte cardíaca súbita,
daño miocárdico o ambos a la vez. La evaluación y el diagnóstico rápidos del SCA
comienzan por la detección inmediata de los signos y síntomas, la recogida de la anamnesis
y la realización de la exploración física.
Los signos y síntomas clásicos de SCA comprenden el dolor o la opresión torácicos, de inicio
repentino, en la región precordial (centro del tórax, detrás del esternón). Este dolor u
opresión pueden irradiarse al cuello o a los maxilares y bajar por el brazo izquierdo. El
dolor es constante y habitualmente dura más de 15 min. Algunos pacientes re eren,
además, disnea y sienten como si un tornillo les apretara el tórax o como si un elefante les
oprimiera el pecho impidiéndoles respirar. Igualmente, pueden observarse signos y
síntomas de diaforesis; piel pálida, moteada y fría; y debilidad o aturdimiento. Algunos
notan náuseas o vomitan, así como re eren una angustia de muerte. La presencia de
crepitantes y roncus, con DVY o sin ella, ocurre en los grandes IAM e indica la presencia de
ICC.
Estos signos y síntomas clásicos del SCA pueden manifestarse a la vez o de manera
fragmentada. Los ancianos, los diabéticos y las mujeres posmenopáusicas mayores de 55
años no siempre sienten dolor o molestias sino solo una sensación repentina de debilidad.
Además, las mujeres re eren disnea, con molestias torácicas o sin ellas. Las náuseas, los
vómitos y el dolor en la espalda o en los maxilares son más comunes entre las mujeres. Si
no se reconoce esta debilidad de los ancianos, de los diabéticos y de las mujeres
posmenopáusicas como un SCA, dejará secuelas graves y potencialmente mortales.
La evaluación del paciente con dolor torácico se puede basar en las reglas SAMPLER y
OPQRST (v. cuadros «Repaso rápido» del capítulo 1). Comencemos por la evaluación
OPQRST:
O—Comienzo (Onset): ¿qué estaba haciendo del paciente cuando empezó el dolor torácico?
Recuerde, no hay que trabajar duro para que aparezca el IAM. De hecho, la mayoría se
producen en reposo. Si la molestia comienza repentinamente con la actividad o durante
una situación estresante, evalúe si el paciente presenta antecedentes de angina de pecho.
Un comienzo gradual puede indicar una pericarditis. El comienzo tras un día de esfuerzos
levantando objetos o de episodios repetidos de tos apunta a una lesión de los músculos de
la pared torácica (diagnóstico de exclusión únicamente).
P—Provocación: ¿con qué mejora o empeora el dolor? El dolor del IAM suele ser constante
y empeora con el esfuerzo, pero no suele hacerlo con la respiración profunda o con la
palpación sobre la zona dolorosa. Tampoco mejora con una postura particular o
inmovilizando el tórax con una almohada. Si la molestia se alivia con el reposo, con la
nitroglicerina o con ambos, el SCA podría corresponder a una angina de pecho. De lo
contrario, el dolor o la molestia podrían deberse a una angina inestable o a un IAM. Si el
dolor se exacerba con la palpación o con la inspiración, su causa podría deberse a
neumonía, neumotórax, pericarditis o embolia pulmonar. En tal caso, deberá evaluar los
signos y síntomas correspondientes.
Q—Calidad (Quality): pida al paciente que describa la molestia con sus propias palabras. Es
un error preguntar si el dolor resulta intenso o sordo, pues limita la respuesta e impide
una descripción precisa de la molestia. El dolor relacionado con el corazón suele
acompañarse de una sensación opresiva, de naturaleza visceral. A veces se re ere como
indigestión. El dolor que desgarra acompaña a la disección de un aneurisma.
R—Irradiación (Radiation): ¿se irradia el dolor? En general, el dolor del síndrome coronario
agudo se irradia al cuello, a los maxilares, o a los brazos. No obstante, también puede
irradiarse a la espalda, al abdomen o a los miembros inferiores, es decir a cualquier sitio.
Un dolor en el hombro puede tener carácter referido y asociarse a una enfermedad de la
vesícula biliar o a un trastorno del bazo. El dolor de la disección aórtica se irradia
clásicamente hacia la espalda y puede asentar en el anco. Es imprescindible evaluar a
fondo todos estos tipos de dolor.
S—Gravedad (Severity): pida al paciente que valore el dolor sobre una escala de 1 a 10,
siendo 1 el grado más bajo de dolor y 10 el máximo dolor imaginable. Al asignar un
número al dolor, se tiene una idea del grado de molestia que está experimentando el
paciente en ese momento. Si el tratamiento que usted aplica surte efecto, este número
debe disminuir. Si aumenta, signi ca que el paciente no responde al tratamiento y que
probablemente empeorará. Podrá observar diferencias en las puntuaciones dadas por las
personas de uno y otro sexo: los hombres suelen otorgar puntuaciones más altas que las
mujeres. A veces, el tratamiento del dolor torácico de los hombres se toma más en serio
por la manera en que describen su intensidad. Algunas mujeres notan poco o ningún
dolor y, sin embargo, se quejan de una debilidad repentina con signos y síntomas
asociados al IAM, como náuseas, mareos, malestar y ansiedad.
T—Tiempo: ¿desde cuándo se ha establecido el dolor? Si la causa se debe a un coágulo,
quizá ese paciente necesitó un brinolítico para disolver el mismo en la arteria coronaria.
Esta decisión dependerá de la proximidad del paciente al centro donde recibirá el
tratamiento de nitivo del dolor torácico y en el que se pueda proceder al cateterismo
cardíaco. El margen de tiempo para aplicar el fibrinolítico es bastante estrecho.
Los profesionales sanitarios deben conocer los recursos de los centros próximos para
trasladar a los pacientes. Los centros de cardiología, o centros de SCACEST, constituyen el
destino al que debe trasladarse enseguida a un sujeto con un SCA. En la actualidad, es
costumbre evitar los hospitales que no puedan proporcionar servicios de intervención
percutánea (IPC) urgente durante las 24 h si el paciente sufre un SCACEST.
Una vez completada la evaluación OPQRST, tendrá una idea de si el paciente sufre un
SCA y de si su causa obedece a angina, angina inestable o IAM. Así, si el paciente re ere
que estaba quitando una montaña de nieve con una pala cuando de repente notó un dolor
en el tórax, de carácter retroesternal y constante, irradiado al cuello, a los maxilares y a los
brazos, que se acompaña de di cultad respiratoria (como si se le hubiera sentado un
elefante en el pecho), que, al pedirle que valore el dolor, lo puntúa por encima de 10, y
dicho dolor persiste desde hace aproximadamente 1 h, sin haberse aliviado con el reposo ni
la nitroglicerina, lo más probable es que sufra un IAM. Quizá no se haya obtenido aún el
ECG de 12 derivaciones ni se haya podido comprobar el resultado de los marcadores
cardíacos, pero la impresión sobre el terreno es bastante clara: un IAM.
Si no se encuentra la presentación clásica, no debe tranquilizarse. La presencia de dolor
con la palpación del tórax, de un componente pleurítico o de tos NO descarta una causa
cardíaca del dolor. Hay que tomar en serio a estos pacientes y evaluar el posible SCA en
función de la edad y de los factores de riesgo. Las causas alternativas, como la ERGE o el
dolor osteomuscular, constituyen diagnósticos de exclusión.
Sumemos ahora la regla SAMPLER a los datos de la evaluación OPQRST:
S—Signos y síntomas: examine los signos y síntomas asociados, como debilidad repentina;
mareos; piel pálida, fría y sudorosa; o sensación de muerte inminente. Los dispositivos de
asistencia ventricular pueden producir heridas en la zona de canulación, alteraciones del
ciclo sueño-vigilia, alteraciones del nivel de consciencia y del comportamiento, y
depresión debido a las modi caciones vitales que impone la cardiopatía terminal. Los
datos negativos pertinentes, como la ausencia de alivio del dolor con el reposo o la
nitroglicerina, revisten importancia y pueden indicar una angina inestable o un IAM.
A—Alergias: conviene averiguar si el paciente es alérgico a algún fármaco, porque podría
recibir ácido acetilsalicílico, junto con otros agentes, para combatir el IAM.
M—Medicación: todos los fármacos, ya sean con o sin receta, o hierbas medicinales, deben
anotarse. Pueden indicar una historia de EC o antecedentes de cardiopatía. Los fármacos
como la nitroglicerina, el ácido acetilsalicílico, los reductores del colesterol, los
antihipertensivos como los inhibidores de la ECA, β-bloqueantes o antagonistas del calcio,
y los antidiabéticos orales revisten interés para contemplar una arteriopatía coronaria. Si
el paciente ha tomado algún fármaco en las últimas 24 a 36 h para combatir la
disfunción eréctil (del tipo de sildena lo, tadala lo o vardena lo), se evitarán los
nitratos, porque podrían disminuir la presión arterial de forma intensa.
P—Antecedentes Personales: ¿sufre el paciente una cardiopatía? ¿Tiene antecedentes
familiares de cardiopatía? ¿Ha sufrido algún IAM? ¿Se ha sometido con anterioridad a
cirugía de revascularización coronaria o a una angioplastia coronaria transluminal
percutánea (ACTP) con colocación de una endoprótesis para abrir un vaso coronario?
¿Hay signos de la presencia de factores de riesgo? Todas estas son preguntas relevantes
sobre los antecedentes personales o la enfermedad actual que necesitan una respuesta.
L—Última ingesta por vía oral (Last oral intake): revela si el estómago está lleno y hay
mayor riesgo de vómito, en caso de que el paciente sienta náuseas.
E—Acontecimientos previos (Events): ¿qué acontecimientos motivaron la llamada al 1-1-2?
¿Estaba realizando algún ejercicio físico el paciente, se hallaba sometido a mucho estrés o
se había levantado con algún tipo de dolor? ¿Había consumido cocaína o
metanfetaminas? ¿Ha pasado el paciente mucho tiempo inactivo por culpa de un vuelo
internacional o de un viaje campo a través (que apuntan hacia una embolia pulmonar)?
R—Riesgo, factores: los factores de riesgo para la aparición de la enfermedad pueden ser
modi cables o no, como ya se ha indicado. Si el paciente ha experimentado episodios
previos, podrá compararlos con el actual.
Figura 5-11 Dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI). El HeartMate II es una bomba pequeña de ujo
continuo. La cánula de entrada está conectada con la punta cardíaca y la derivación de salida con la aorta ascendente.
(Tomado de Cleveland Clinic: Current clinical medicine 2009, ed 1, Philadelphia, 2008, Saunders.)
Se vigilará la pulsioximetría por si aparece hipoxia, de nida como disnea, aumento del
trabajo respiratorio, taquipnea y saturación de oxígeno inferior a 95%. Administrar oxígeno
a un paciente con SCA constituye una prioridad máxima, así como una de las pocas
intervenciones que mejora, en realidad, el pronóstico. No debe demorarse para obtener la
lectura del pulsioxímetro. Como lo que se ve en él no sucede en tiempo real, la aportación
de oxígeno no tiene un efecto instantáneo sobre la cifra visualizada en la pantalla. Bajo
ningún concepto se retrasará la administración de oxígeno a un paciente hipóxico.
ECG de 12 derivaciones
Todo paciente con sospecha de SCA precisa ser monitorizado mediante un ECG de 12
derivaciones antes de que se le administre ningún fármaco por una posible isquemia (p. ej.,
nitroglicerina, mor na). El ECG de 12 derivaciones se registrará de inmediato ante todo
dolor torácico de origen isquémico. Si existe un SCACEST, se pondrá en marcha la alerta
correspondiente y se trasladará al paciente conforme a las guías locales o internas. Durante
el traslado, se puede administrar medicación para acortar los tiempos de actuación. La
actuación prolongada en la escena solo sirve para alargar el tiempo hasta iniciar el
tratamiento definitivo y la reperfusión.
Figura 5-12
(Tomado de Aehlert B: ECG made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
Como profesional prehospitalario, debe estar preparado para atender un posible SCA. El
tratamiento inicial, mientras no se proceda a la estrati cación del riesgo con una lectura
del ECG de 12 derivaciones, es idéntico al prehospitalario. La regla habitual MONA sirve
para recordar las intervenciones necesarias una vez sospechado el SCA sobre el terreno.
MONA signi ca mor na, oxígeno, nitroglicerina y ácido acetilsalicílico. No indica el orden
concreto de administración de ningún tratamiento ni su importancia relativa. El oxígeno y
el acido acetilsalicílico son los únicos fármacos prehospitalarios que mejoran la
supervivencia en el SCA. En general, se admite que la nitroglicerina resulta bene ciosa
frente al SCA si no se daña el ventrículo derecho, como se señaló más arriba. El uso de la
mor na se ha cuestionado en los estudios más recientes. Consúltelo con el especialista y
repase los protocolos regionales de los fármacos de elección en su zona. El protocolo que
sigue es bastante habitual:
• Ácido acetilsalicílico, 162 a 325 mg (1,5 a 3 dosis infantiles), sin recubrimiento entérico:
debe masticarse o tragarse ante el más mínimo signo de SCA. Asegúrese de que el
paciente no sea alérgico al ácido acetilsalicílico, re ere antecedentes recientes de úlceras
sangrantes ni esté sufriendo una crisis asmática. Los pacientes asmáticos a veces
p resen ta n asma inducida por el ácido acetilsalicílico (AIA). Si administra ácido
acetilsalicílico, podrían presentar una crisis asmática, de carácter gradual, aunque más
intensa y difícil de controlar. La administración temprana de ácido acetilsalicílico frente
al SCA ha reducido las tasas de mortalidad en varios ensayos clínicos, por lo que deberá
aplicarlo lo antes posible si no existe ninguna contraindicación. La AHA aconseja a las
personas que emiten los avisos que den instrucciones al equipo, antes de su llegada, para
que administren ácido acetilsalicílico, si fuera posible. Los supositorios de ácido
acetilsalicílico (300 mg) son seguros y se pueden dar a pacientes con náuseas intensas,
vómitos o alteraciones de los tramos altos del tubo digestivo.
• Oxígeno: en principio basta con 4 l por minuto con gafas nasales; la administración de
oxígeno aumenta el aporte del tejido isquémico. Si no hay signos de hipoxia, el oxígeno
debe administrarse a razón de 10-15 l por minuto con una mascarilla sin recirculación del
aire. Si la disnea es intensa o se ha producido un EAP secundario a insu ciencia cardíaca
izquierda, se aplicará oxígeno con NIPPV/NPPV (CPAP o BiPAP) o por lo menos con bolsa
y mascarilla para establecer una presión positiva.
• Nitroglicerina: se puede administrar por vía sublingual en forma de comprimidos de 0,4
mg o de aerosol con dosímetro. Se puede repetir cada 3-5 min en tres ocasiones siempre
que la presión sistólica se mantenga por encima de 90 mmHg. La administración de
nitroglicerina en más de tres ocasiones, bajo el control del médico, puede estar indicada si
la presión arterial se mantiene por encima de 90 mmHg. La nitroglicerina reduce el dolor
de la isquemia al disminuir la precarga y el consumo cardíaco de oxígeno; además, dilata
las arterias coronarias e incrementa el ujo colateral del corazón. La nitroglicerina está
indicada para los pacientes con SCA, con elevación o depresión del segmento ST, y para
combatir las secuelas asociadas al IAM, incluida la insu ciencia ventricular izquierda
(EAP o ICC). Debe usarse con mucho cuidado en los infartos del ventrículo derecho,
puesto que los pacientes que los presentan dependen de una buena precarga. La
nitroglicerina no debe aplicarse a los sujetos con hipotensión, bradicardia extrema o
taquicardia, así como tampoco a aquellos que hayan tomado un inhibidor de la
fosfodiesterasa (sildena lo, tadala lo, vardena lo) para la disfunción eréctil en las
últimas 24 a 36 h. La nitroglicerina puede reducir la presión arterial de un paciente con
un sistema vascular ya dilatado. Cuando se administra nitroglicerina, vigile si aparece
dolor de cabeza, descenso de la presión arterial, síncope o taquicardia. El paciente debe
sentarse o tumbarse durante la administración de nitroglicerina. La infusión (10 μg/min)
se aplica cuando se requiere un control más preciso del dolor y de la presión arterial.
Ajuste la velocidad de infusión para aliviar el dolor: se puede incrementar la dosis en 10
μg cada 3-5 min. Siga supervisando la presión arterial; si no la monitoriza estrechamente,
la infusión de nitroglicerina puede provocar una caída peligrosa de la presión arterial.
Los profesionales del SME con una formación avanzada y conocimiento de los ritmos
cardíacos, así como con capacidad para interpretar el ECG de 12 derivaciones, pueden
actuar de esta manera:
• Colocar una vía i.v., con suero siológico, para administrar fármacos y líquidos. Si se
produce hipotensión tras la aplicación de nitroglicerina, se infundirán enseguida líquidos
en bolo para aumentar las presiones de llenado del ventrículo derecho. En algunos
protocolos se exigen entre 1 y 2 l en bolos de 500 ml, con comprobación de la presión
arterial y de los ruidos pulmonares después de cada bolo. Si existe un EAP secundario a
insu ciencia cardíaca izquierda, se evitarán los líquidos y se infundirán fármacos del tipo
de la dopamina para mejorar la función de bombeo del corazón.
• Barajar la administración de mor na, en dosis de 2 a 8 mg i.v., si el dolor de un paciente
con SCACEST no se alivia con la nitroglicerina. La mor na se puede aplicar una vez, en
dosis de 1 a 5 mg a los pacientes con SCACEST cuyo valor no responda al oxígeno ni a la
nitroglicerina. Esté atento por si desciende la presión arterial, sobre todo en los sujetos
con disminución de volumen o con un infarto del ventrículo derecho. A veces, se produce
una depresión respiratoria, de modo que debe disponer de naloxona. Si el paciente es
alérgico a la mor na, se pueden emplear otros analgésicos. El fentanilo es una
alternativa (opiáceo de acción corta), que modi ca menos la persona arterial que la
morfina. Consúltelo con el especialista y revise la pauta estatal de uso de estos fármacos.
Los estudios recientes señalan que los β-bloqueantes pueden incrementar la incidencia
del shock cardiogénico en las primeras 48 h y, por este motivo, en la actualidad algunos
clínicos aconsejan reservar los mismos para los pacientes hipertensos y/o taquicárdicos, en
lugar de administrarlos por sistema a todos los sujetos con un SCA. Entre las
contraindicaciones para el uso de los β-bloqueantes se encuentran la insu ciencia
ventricular izquierda moderada o grave y el edema pulmonar, la bradicardia, la
hipotensión, los signos de mala perfusión periférica, el bloqueo cardíaco de segundo o
tercer grado y el asma. El metoprolol, el atenolol, el propranolol, el esmolol y el labetalol
resultan aceptables, y los profesionales parasanitarios deberán respetar los protocolos
locales. Hay que tomar las constantes vitales entre una dosis y la siguiente para mantener
la frecuencia cardíaca y la presión arterial dentro de valores adecuados. En ocasiones, una
vez que desaparece el dolor, cesa la liberación de catecolaminas. Si se siguen manteniendo
los β-bloqueantes, entonces el paciente puede sufrir hipotensión, lo que empeoraría la
patología. Esté preparado para tratar esta complicación con un bolo de líquidos i.v. Los
protocolos locales, los especialistas y las pautas estatales de actuación revelarán si este es
un tratamiento apropiado que debe incluirse en los servicios.
La administración extrahospitalaria de brinolíticos a los pacientes con SCACEST, que
no muestran ninguna contraindicación, resulta razonable si los síntomas tienen una
duración menor de 6 h. Todos los servicios que proporcionan fibrinolíticos fuera del hospital
deben cumplir rigurosamente los protocolos, adquirir un ECG de 12 derivaciones e
interpretarlo correctamente, disponer de experiencia en ACLS, tener capacidad para
comunicarse con el centro receptor y contar con un especialista en el tratamiento de los
SCACEST. Se exige un proceso continuado de mejoría de la calidad (CQI) para evaluar todas
las actuaciones donde se administre en brinolíticos. La mayoría de los SME cuentan con
tiempos de traslado su cientemente cortos, por lo que se centran en el diagnóstico
temprano a partir del ECG de 12 derivaciones, la cumplimentación de una lista de
veri cación para la brinólisis, la administración de la medicación de primera línea y la
noti cación adelantada al centro receptor para la activación del laboratorio de cateterismo.
La elección del brinolítico adecuado exige un conocimiento profundo de sus propiedades y
complicaciones. Otro motivo para no contemplar el uso prehospitalario de brinolíticos es
la imposibilidad de obtener una radiografía de tórax para detectar la presencia de un
mediastino ensanchado, lo que indicaría la presencia de un aneurisma.
Cualquier síntoma de dolor torácico o presentación atípica con los signos y síntomas
asociados al SCA exige, en primer lugar, la exclusión de un SCA. Tras la evaluación inicial,
si las probabilidades de SCA disminuyen, se investigarán otros posibles diagnósticos ( g. 5-
13).
Figura 5-13 Diagnóstico crítico intrahospitalario del dolor torácico. ECG, electrocardiograma; RxT, radiografía de tórax;
VD, ventrículo derecho.
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM, et al: Rosen’s emergency medicine: concepts and clinical practice, ed 7, 2010,
Mosby.)
Una vez que ha repasado las causas y los signos y síntomas clínicos de las patologías
potencialmente mortales que causan dolor torácico, deberá centrarse en la evaluación
secundaria, la historia clínica, las pruebas diagnósticas y la evaluación continuada para
detectar otras causas. Algunos diagnósticos urgentes son la angina inestable, el espasmo
coronario, la angina de Prinzmetal, el dolor torácico inducido por la cocaína, las infecciones
(miocarditis, pericarditis), el neumotórax simple (v. capítulo 3) y las causas
gastrointestinales, como perforación esofágica, colecistitis y pancreatitis (v. capítulo 7).
Angina inestable
El dolor torácico prolongado (con una duración de más de 15 min) que prosigue en reposo o
que despierta al paciente por la noche (nocturno) es característico de la angina inestable. El
paciente re ere que el dolor ha aumentado de duración e intensidad en los últimos días y
corre un riesgo de sufrir complicaciones más graves, como la rotura de la placa. Se
considera que estos pacientes sufren un SCASEST y que no liberan marcadores cardíacos
(enzimas cardíacas).
Como esta patología resulta difícil de separar del SCACEST y del IAM, hay que proceder
a la clasificación, la selección y el tratamiento pertinentes.
Pericarditis
La pericarditis es una in amación del pericardio o saco pericárdico que puede ser aguda,
con una duración de 48 h, o crónica, con una duración mayor y recidivas frecuentes. Suele
causarla un virus, pero también se da en cardiopatías reumáticas, tuberculosis, leucemias,
síndrome de inmunode ciencia adquirida (sida) y cánceres. A menudo se ignora la causa. El
dolor de la pericarditis se diferencia del presente en el SCA. En general, se describe un dolor
sordo, cuya intensidad se acentúa gradualmente en unos días. El paciente pre ere no
tumbarse y puede inclinarse hacia delante o colocarse varias almohadas para respirar mejor
(disnea nocturna) por la noche. El dolor se acentúa con la inspiración. La auscultación
pulmonar es limpia y, al principio, no se aprecian DVY ni edema pedio. Los síntomas
adicionales comprenden ebre, debilidad, fatiga, malestar general y roce pericárdico. Si se
está formando un derrame pericárdico como consecuencia de la pericarditis, quizá ausculte
un roce o detecte pulso paradójico. La radiografía de tórax revelará un aumento de la
silueta cardíaca debido al derrame pericárdico y en el ECG de 12 derivaciones aparecerá
una elevación global del segmento ST en casi todas las derivaciones (fig. 5-14). Los estudios
de laboratorio ponen de mani esto una elevación de la velocidad de sedimentación
globular (VSG), prueba que mide de manera indirecta la in amación corporal, así como la
leucocitosis (aumento de los glóbulos blancos), que puede indicar la presencia de una
infección.
Figura 5-14 Electrocardiograma de 12 derivaciones de un paciente con pericarditis aguda. Se observan cambios difusos
del segmento ST y de la onda T, y elevación PR en la derivación aVR, así como depresión del segmento PR en las derivaciones II
y aVF y en las derivaciones precordiales.
(Tomado de Goldman L, Ausiello D: Cecil textbook of medicine, ed 23, Philadelphia, 2007, Saunders.)
Miocarditis
La in amación de la capa miocárdica del corazón se considera un tipo de miocardiopatía
dilatada. Esta inflamación, que muchas veces pasa desapercibida en clínica, suelen obedecer
a un virus (Coxsackie B, enterovirus, adenovirus) y ocurre en los meses de verano. El
pronóstico de la enfermedad sigue la regla de 1/3: se recuperan sin secuelas 1/3, sufren una
disfunción cardíaca crónica 1/3, y evolucionan hacia insu ciencia cardíaca crónica con
necesidad de trasplante de corazón o mueren 1/3.
El paciente puede referir una enfermedad seudogripal (ESG) con ebre, fatiga,
mialgias, vómitos y diarrea, y luego aparecen los signos de miocarditis: ebre, taquicardia,
taquipnea y dolor torácico en el 12% de los casos. En el ECG se aprecia un voltaje bajo con
prolongación del intervalo QT, bloqueo AV o patrones de IAM. Las enzimas cardíacas
generalmente se elevan, al igual que la VSG.
La miocarditis se mani esta a veces igual que un IAM con ICC, pero el paciente suele
ser joven (< 35 años) y no presenta factores de riesgo para ninguna cardiopatía. En el
laboratorio de cateterismo no se encuentra ninguna obstrucción coronaria. El tratamiento
se basa en medidas de soporte y, si el caso es grave, el paciente deberá apuntarse a la lista
de espera para trasplante de corazón.
Neumotórax simple
Otra causa de dolor torácico el neumotórax simple. El neumotórax se produce por la rotura
de una bulla pulmonar, por lo que el aire sale de los pulmones alojándose entre las pleuras
visceral y parietal. Con cada respiración sucesiva, se va atrapando cada vez más aire en
este espacio y colapsando el pulmón afectado. El neumotórax simple ocurre de forma
espontánea entre los pacientes con enfermedades del tejido conectivo, como el síndrome de
Marfan, o entre hombres altos y delgados. También puede suceder a consecuencia de
barotraumatismos o de otros traumatismos torácicos. Las enfermedades, como la EPOC, la
brosis quística y los cánceres, también producen neumotórax. Las infecciones pulmonares
agudas, como la neumonía, o crónicas, como la tuberculosis, representan, asimismo, una
causa de neumotórax. El peligro mayor del neumotórax es la aparición de un neumotórax a
tensión, que exige la intervención inmediata.
Colecistitis
La colecistitis es una in amación de la vesícula biliar ocasionada, en general, por una
obstrucción del conducto biliar, que genera infección e in amación de las paredes de la
vesícula. El dolor asociado a colecistitis se localiza, habitualmente, en el hipocondrio
derecho, pero puede irradiarse a los hombros. Se trata de un dolor muy vivo, de naturaleza
crónica, que a menudo sigue a la ingestión de una comida grasa. Como el dolor aparece
repentinamente, suele describirse como un «ataque». La ebre está, o no, presente,
dependiendo de que el ataque sea agudo (sin ebre) o crónico (con ebre). Las náuseas y
los vómitos son signos y síntomas habitualmente asociados. En el análisis de laboratorio se
aprecia, a veces, una elevación de las enzimas hepáticas y del recuento leucocitario.
Pancreatitis
La pancreatitis es una in amación aguda del páncreas, producida a menudo por cálculos
biliares o por el consumo excesivo de alcohol. Algunos fármacos frecuentes causan también
pancreatitis, como ciertos AINE, diuréticos del tipo de la furosemida o la hidroclorotiacida,
ciertos quimioterápicos como la l-asparraginasa y la azatioprina. El tratamiento sustitutivo
con estrógenos es otra causa de pancreatitis, porque eleva los valores sanguíneos de
triglicéridos. Las complicaciones precoces de la pancreatitis comprenden el shock por
terceros espacios, que origina deshidratación, la hipocalcemia y la hiperglucemia. La
pancreatitis cursa, con frecuencia, con problemas respiratorios, en forma de atelectasia
debida a la respiración super cial inducida por el dolor. A veces se ve un pequeño derrame
pleural o neumonitis si las enzimas pancreáticas dañan directamente los pulmones o se
instaura un tercer espacio.
Desgarro esofágico
La laceración esofágica de Mallory-Weiss sigue, casi siempre, a vómitos forzados. El
desgarro mide, habitualmente, entre 1 y 4 cm y se produce en la unión del estómago con el
esófago o en el propio estómago. En ocasiones, ocurre una hemorragia digestiva, casi nunca
grave.
Otras causas de dolor torácico son el espasmo esofágico, el re ujo esofágico, la úlcera
péptica y el cólico biliar. Estos trastornos se describen en el capítulo 7.
Los dos grupos de personas más expuestos a este síndrome son aquellas con lesiones
cervicales por un accidente de trá co o las que utilizan ordenadores colocándose en una
postura poco ergonómica durante mucho tiempo. Los deportistas jóvenes (como los
nadadores, los jugadores de balonvolea y los lanzadores de béisbol), así como los músicos
también experimentan el síndrome del estrecho torácico pero con una frecuencia mucho
menor.
En general, se afectan las raíces de los nervios C8 y T1 y se producen dolor y
hormigueo en el territorio del nervio cubital (antebrazo y mano), o en las raíces nerviosas
C5, C6 y C7, en cuyo caso el dolor se re ere al cuello, oído, parte superior del tórax y del
dorso y brazo.
La prueba de elevación extrema del brazo es una exploración que facilita el diagnóstico.
Pida al paciente que se siente y alce los brazos 90° con los codos exionados 90°. Con los
hombros apoyados, el paciente debe abrir y cerrar lentamente los puños durante unos 3
min y describir los síntomas. El resultado negativo se corresponde con la ausencia de
síntomas, salvo quizá fatiga. El resultado positivo para el síndrome del estrecho torácico se
caracteriza por la pesadez en el miembro superior afectado, el acorchamiento gradual de la
mano y molestias progresivas desde la mano hasta la punta del hombro. No es raro que el
paciente deje caer la mano por el dolor paulatino. Además, el miembro superior afectado
también puede mostrar alteraciones circulatorias.
El dolor del síndrome del estrecho torácico se alivia a menudo con los estiramientos, los
ejercicios posturales y tratamientos como la sioterapia, los masajes y la quiropráctica. Las
inyecciones de cortisona y toxina botulínica reducen los síntomas durante el ciclo de
tratamiento. Sin embargo, el proceso de recuperación es largo y basta con colocar el
miembro en mala posición durante unos días para que reaparezcan los problemas. Del 10 al
15% de los pacientes necesitan descompresión quirúrgica si el dolor no se alivia después de
6 a 12 meses de tratamiento.
Herpes zóster
El virus de la varicela-zóster es el agente principal de la varicela y del zóster, también
conocido como culebrilla (v. capítulo 8 y g. 8-10 para más información sobre esta
patología). El zóster se produce por el virus de la varicela-zóster (VZV), que permanece
latente en el organismo después de la varicela y se reactiva más tarde en un único ganglio
raquídeo, siguiendo de modo característico un dermatoma. El zóster puede ocasionar
molestias torácicas antes, durante y después de que aparezcan la erupción característica. El
riesgo de los brotes de zóster aumenta entre los pacientes con inmunodepresión por el virus
de la inmunodeficiencia humana (VIH) o sometidos a quimioterapia.
A diferencia del dolor del ataque al corazón, el dolor del zóster se describe como un
ardor que suele preceder unos días a la erupción. El dolor puede persistir varios meses
después de que desaparezca la erupción, como ocurre en la neuralgia postherpética. El
dolor y la erupción se localizan sobre todo en el torso, pero pueden aparecer en la cara, los
ojos o cualquier otra parte del cuerpo. Al principio, la erupción se asemeja a habones, pero,
a diferencia de estos, tiende a seguir el dermatoma de un lado del cuerpo, en cinturón y sin
cruzar la línea media. Luego, la erosión forma pequeñas vesículas llenas de líquido. Algunos
pacientes presentan ebre y malestar general. Estas vesículas dolorosas acaban
con uyendo o bien van oscureciéndose a medida que se llenan de sangre, se cubren de una
costra a los 7-10 días y, por último, desaparecen. El diagnóstico resulta fácil si está presente
la erupción: el zóster es la única erupción que sigue a un dermatoma y se limita a un lado
del cuerpo. Si no hay erupción, como sucede con la neuralgia postherpética, se necesitan
análisis de sangre para el diagnóstico de nitivo. El contacto directo con la erupción puede
propagar el virus a una persona que jamás ha sufrido la varicela. El sujeto será considerado
contagioso hasta que la erupción se cubra de costras. La persona no transmitirá la infección
antes de que surjan las vesículas ni durante la neuralgia postherpética (dolor una vez
desaparecida la erupción). El dolor puede persistir mucho después de que remita la erupción
y alcanzar la intensidad suficiente como para usar analgésicos.
El herpes zóster suele tratarse con antivirales por vía oral, cuya e cacia es mayor si se
administran en la primeras 72 h desde que aparece la erupción. La adición de un corticoide
por vía oral proporciona un efecto bene cioso discreto para disminuir el dolor del zóster y
la incidencia de la neuralgia postherpética. Algunos pacientes con neuralgia postherpética
precisan opiáceos para obtener un adecuado control del dolor.
Neumonitis
La neumonitis es una in amación del tejido pulmonar causada por diversas anomalías como
son neumonía, bronquitis y aspiración. Los síntomas más habituales de la neumonitis
consisten en tos productiva y di cultad respiratoria. Puede aparecer ebre en caso de
infección y la tos causa una sensación de ardor. La neumonitis se acompaña en ocasiones de
fatiga y malestar general. El tratamiento suele ser de soporte y depende de la causa. Hay
que evitar los desencadenantes o administrar medicación del tipo de antibióticos i.v. Si el
paciente re ere disnea, se suministra oxígeno para mantener la saturación por encima del
94%. Se coloca una vía y se aplica un monitor cardíaco. El paciente debe situarse en la
postura más cómoda. Solicite un hemograma completo, un panel bioquímico y una
radiografía de tórax para confirmar o descartar una neumonía.
Pleuresía
Pleuresía es el término más utilizado para describir la respiración dolorosa y constituye una
alerta para realizar una evaluación minuciosa en busca de la causa del dolor. El dolor
pleurítico suele acentuarse con la respiración y es consecuencia de la in amación de las
pleuras parietal y visceral que tapizan la pared torácica en los pulmones, un proceso
patológico expuesto con anterioridad en este capítulo y tratado con detalle en el capítulo 3.
Cuando el paciente respira, las pleuras in amadas rozan entre sí, generando un dolor vivo
que aumenta con la inspiración. Pueden sumarse ebre y tos, y es posible que cueste
distinguir este proceso de la neumonía. La auscultación de un ruido áspero, como de roce,
con el estetoscopio, por la fricción de las pleuras entre sí, se denomina roce pleural y
posiblemente diferencia estas patologías. Cuando el paciente inhala profundamente, se
escucha un sonido parecido al del estiramiento del cuero.
Otras causas de dolor torácico son las alteraciones estructurales del corazón, de cómo las
valvulopatías (enfermedades de las válvulas cardíacas), la estenosis aórtica, el prolapso
valvular mitral y la miocardiopatía hipertró ca. Todas ellas producen un dolor torácico
muy parecido al del SCA.
Estenosis aórtica
Con el envejecimiento se daña el colágeno, una proteína, de las válvulas cardíacas y se
deposita calcio. Las turbulencias del ujo de sangre a través de la válvula propician la
cicatrización, el engrosamiento y la estenosis, o estrechamiento, de la válvula. Se desconoce
por qué este proceso de envejecimiento avanza hasta causar una estenosis aórtica
importante en algunos casos y nula en otros. La enfermedad progresiva con calci cación y
estenosis aórticas nada tiene que ver con los hábitos saludables de vida, a diferencia del
calcio que se deposita en las arterias coronarias y produce los ataques al corazón.
La ebre reumática es una patología causada por una infección no tratada por
estreptococos del grupo A (bacterias). El daño in igido a las valvas en la ebre reumática
aumenta las turbulencias a través de la válvula y se parece al descrito con anterioridad. El
estrechamiento en la ebre reumática se debe a la fusión entre los bordes de las valvas. La
estenosis aórtica reumática suele acompañarse de cierto grado de insu ciencia aórtica. En
condiciones normales, la válvula aórtica se cierra impidiendo que la sangre de la aorta
retroceda hasta el ventrículo izquierdo. En la insu ciencia aórtica, la válvula dañada hace
que re uya parte de la sangre hacia el ventrículo izquierdo cuando la musculatura
ventricular se relaja después del bombeo. Además, estos pacientes presentan cierto grado de
daño reumático de la válvula mitral. La cardiopatía reumática es rara en EE. UU., excepto
entre las personas que han emigrado desde países subdesarrollados.
El dolor torácico puede ser el primer síntoma de los pacientes con estenosis aórtica. El
dolor de estos sujetos se parece al que experimentan aquellos con angina de pecho. En los
dos casos, el dolor se describe como una opresión bajo el esternón causada por el ejercicio y
aliviada con el reposo. El dolor torácico de los pacientes con enfermedad coronaria se debe
al aporte insu ciente de sangre al músculo cardíaco por culpa del estrechamiento de las
arterias coronarias. El dolor torácico de los agentes con estenosis aórtica ocurre sin que se
estrechen las arterias coronarias. El músculo cardíaco engrosado debe bombear la sangre, a
gran presión, a través de la válvula aórtica estrechada, lo que eleva la demanda de oxígeno
del miocardio con relación al aporte recibido y produce una angina de pecho.
El síncope relacionado con la estenosis aórtica se debe casi siempre al esfuerzo o a la
excitación. Cada vez que la presión arterial del paciente cae de forma repentina, el corazón
no puede incrementar el gasto para compensar esa caída. Por eso, disminuye el ujo
sanguíneo cerebral y aparece un síncope. El síncope puede ocurrir también si el GC
disminuye con un latido cardíaco irregular. Sin un tratamiento e caz, las esperanzas medias
de vida, una vez que empieza el dolor torácico o los síntomas sincopales de la estenosis
aórtica, se reducen a menos de 3 años.
La disnea por insu ciencia cardíaca izquierda constituye el signo más ominoso y se
explica por la mayor permeabilidad capilar de los pulmones como consecuencia del
aumento de la presión que se necesita para llenar el ventrículo izquierdo. Al principio, la
disnea solo se produce con el esfuerzo, pero, según avanza la enfermedad, también se da en
reposo. A los pacientes les cuesta tumbarse sin sufrir disnea. Deben evitarse las actividades
más agotadoras, que pueden desencadenar síncope o angina y obligan al paciente a
solicitar la atención médica.
El tratamiento se parece al de la angina de pecho y el dolor se alivia, en general, con
el reposo y el oxígeno. Hay que tener muchísimo cuidado con ciertos fármacos, como la
nitroglicerina, que disminuyen la precarga. Si la precarga de estos pacientes no resulta
su ciente, la presión sistólica puede experimentar una caída importante, con lo que se
deteriora la enfermedad.
Las claves para la evaluación consisten en una historia meticulosa y la presencia de un
soplo. Como la infección valvular es una complicación grave de la estenosis aórtica, estos
pacientes necesitan antibióticos antes de someterse a cualquier intervención en la que
puedan introducirse bacterias dentro del torrente sanguíneo. Este tipo de intervenciones
son, por ejemplo, las dentales o la cirugía menor. Si aparecen síntomas de dolor torácico,
síncope o disnea, el pronóstico del paciente con estenosis aórtica sin una prótesis valvular
es sombrío.
La insu ciencia mitral grave puede ocasionar ICC y arritmias. La mayoría de los
pacientes no saben que sufren un prolapso de la válvula mitral, pero otros presentan una
serie de síntomas, como palpitaciones, dolor torácico, ansiedad y fatiga. El dolor torácico
intenso de algunos pacientes no se alivia con la nitroglicerina. La auscultación de los tonos
cardíacos con el estetoscopio revela un clic que re eja la tensión de las valvas anormales
producida por la sobrecarga de presión del ventrículo izquierdo. Si a ello se suma la
regurgitación de la sangre a través de un ori cio valvular anómalo, inmediatamente
después del clic se ausculta un soplo.
Miocardiopatía
La miocardiopatía es el estado terminal de los miocitos del músculo cardíaco dañados por
causas diversas; el corazón se remodela para acomodar la hipertro a o el engrosamiento
del músculo. Esta enfermedad debilitante obedece a causas genéticas inmunitarias. El
aspecto común del corazón remodelado se caracteriza por dilatación e insu ciencia
muscular.
Consideraciones especiales
Traslado de pacientes
Las necesidades del paciente con un SCA dictarán el método más adecuado para su traslado.
En primer lugar, usted debe decidir si el paciente se encuentra en estado crítico y si puede
tolerar un determinado medio de transporte, aparte de indicar el centro más idóneo. Todo
paciente con SCA debe ser trasladado a un centro con experiencia en el dolor torácico. Los
cambios de altitud y el estrés del vuelo acentúan, en ocasiones, la demanda miocárdica, por
lo que hay que monitorizar estrechamente al paciente y aplicar medidas de soporte. Una
ventaja del transporte aéreo es que reduce el tiempo de tránsito hasta el centro adecuado.
Pacientes obesos
En los pacientes obesos, en virtud de su menor movilidad, se pueden formar trombos en las
piernas que producen embolias pulmonares. El dolor torácico puede modi carse por la
distribución de los nervios en los tejidos del torso. Estos pacientes corren un alto riesgo de
sufrir un SCA por su mayor demanda miocárdica. Además, la diabetes ocurre más a menudo
y contribuye también a los problemas cardiovasculares. La cirugía bariátrica puede seguirse
de alteraciones electrolíticas y ocasionar arritmias, que también producen dolor torácico.
Pacientes embarazadas
La embolia pulmonar debe ocupar un lugar preferente en la lista de exclusiones cuando se
atienda a una paciente embarazada, pues este es un estado de hipercoagulación que
propicia la formación de trombos. Además, el embarazo incrementa la demanda sobre el
sistema cardiovascular y puede exacerbar una enfermedad previa conocida o no conocida.
La ERGE se produce con frecuencia durante el embarazo y puede facilitar los dolores
torácicos. Hay que contemplar el traslado a un centro donde se atienda a pacientes
obstétricas de alto riesgo.
Conclusiones
La asistencia de un paciente con dolor torácico comienza con la evaluación inicial. Cuando
ordene sus prioridades, el objetivo inmediato consiste en averiguar si el paciente está
verdaderamente mal o no (v. capítulo 1). Su primera impresión le indicará si dispone de
tiempo para continuar con la evaluación o si debe actuar de inmediato. Evalúe primero los
diagnósticos críticos o urgentes. Como los diagnósticos críticos exigen la separación
inmediata para aplicar el tratamiento, inicie la evaluación con la idea de diferenciar estos
primeros trastornos. Realice una auscultación pulmonar para excluir un neumotórax a
tensión, así como un EAP/ICC, pase luego a descartar los trastornos que producen un SCA
(plantéese realizar un ECG de 12 derivaciones si el estado del paciente lo permite, pero no
demore la administración de ácido acetilsalicílico, oxígeno y nitroglicerina), veri que las
presiones arteriales y los pulsos en los dos miembros superiores y compárelos con los de los
inferiores si sospecha un aneurisma de aorta. Muchas veces, la clave de una perforación
esofágica, de una embolia pulmonar o de cualquier otro peligro vital reside en la historia
clínica, por lo que deberá centrarse en las preguntas esenciales para descartar estos
trastornos, si cuenta con el tiempo suficiente.
1 El diagnóstico diferencial abarca miocarditis, neumonía, embolia pulmonar, síndrome coronario agudo, colecistitis o
pericarditis.
2 Para acotar el diagnóstico diferencial, deberá recoger la historia de la enfermedad actual y los antecedentes personales.
Indague más a fondo en la enfermedad actual. Realice una exploración física, que incluya el registro de las constantes vitales,
una auscultación cardíaca pulmonar, una exploración de la vena yugular, una monitorización ECG y un trazado ECG de 12
derivaciones, la SaO2, una capnografía y un análisis de la glucemia.
3 El paciente mani esta síntomas de un posible síndrome coronario agudo, infecciones, o insu ciencia cardíaca. Administre
oxígeno. Coloque una vía vascular. Monitorice el ECG y obtenga un ECG de 12 derivaciones. El resto del tratamiento
dependerá de los datos de la evaluación. Si sospecha un síndrome coronario agudo, trátelo con ácido acetilsalicílico,
nitroglicerina y mor na. Si el paciente presenta signos de insu ciencia cardíaca congestiva sin shock, aplique presión
positiva continua en la vía respiratoria y nitroglicerina. Si la exploración del paciente es compatible con colecistitis, trate el
dolor. Si la paciente sufre una cetoacidosis diabética, administre líquidos por vía intravenosa en gran cantidad y trasládela
al centro sanitario idóneo más próximo.
Resumen
• La pauta habitual para evaluar a un paciente con dolor torácico se basa en examinar las
causas potencialmente mortales y en combatirlas adecuadamente, incluso durante la
evaluación primaria. Si el paciente tiene la vía respiratoria permeable, es imprescindible
examinar la respiración y buscar los signos de shock.
• Las causas potencialmente mortales de dolor torácico suelen incluir las enfermedades que
producen dolor torácico y aumento del trabajo respiratorio o bien dolor torácico y
alteración de las constantes vitales (o bien una combinación de ellas).
• Los protocolos habituales para el dolor torácico abarcan la administración de oxígeno, la
colocación de una vía vascular, la aplicación de monitores, el registro del ECG, la
solicitud de una radiografía de tórax y la petición de análisis clínicos. Los profesionales
sanitarios deben seleccionar los recursos adicionales en cada caso (laboratorio de
cateterismo, servicio de cardiología) y trasladar pronto al paciente al lugar idóneo.
• Las causas de dolor torácico, que no ponen de inmediato la vida en peligro, se originan en
los aparatos cardiovascular, respiratorio gastrointestinal, inmunitario, neurológico y
locomotor o por anomalías cardíacas estructurales.
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1. El signo o síntoma más común de los pacientes con embolia pulmonar es:
a. Expectoración de sangre
b. Crepitantes en el pulmón afectado
c. Aumento de la frecuencia respiratoria
d. Roce pleural
2. Hombre de 52 años con historia de etilismo que re ere dolor pleurítico. El dolor se acentúa con la deglución. Tiene un aspecto
postrado y presenta enfisema subcutáneo alrededor del cuello. Deberá sospechar:
a. Síndrome de Boerhaave
b. Colecistitis
c. Várices esofágicas
d. Pleuresía
3. Hombre de 73 años que se despierta repentinamente a las 2 de la mañana con disnea. Usted lo encuentra en la posición de
trípode. En la auscultación descubre crepitantes alrededor de las escápulas. Re ere historia de hipertensión. Usted sospecha
que sus síntomas se deben a:
a. Sobrecarga de líquidos
b. Aumento del gasto cardíaco
c. Insuficiencia cardíaca izquierda
d. Enfermedad reactiva de la vía respiratoria
4. Hombre de 70 años con sospecha de aneurisma aórtico disecante y una presión arterial de 170/102 mmHg. Este signo puede
indicar:
a. Se está produciendo un taponamiento cardíaco.
b. Rotura inminente de la aorta.
c. La aorta no se está disecando.
d. Se están dañando las arterias renales.
5. ¿Cuál de estos pacientes corre el máximo riesgo de taponamiento pericárdico?
a. Sujeto de 55 años con cáncer pulmonar terminal
b. Sujeto de 62 años sometido a diálisis
c. Sujeto de 45 años con gripe
d. Sujeto de 72 años tratado con warfarina
6. Si administra nitroglicerina a un paciente con elevación del segmento ST en las derivaciones II, III y aVF, deberá prepararse
para:
a. Administrar suero salino fisiológico en bolo si desciende la presión arterial.
b. Cambiar a morfina, porque la nitroglicerina casi nunca surte efecto.
c. Comenzar con dopamina en infusión si el paciente presenta hipotensión.
d. Tratar la insuficiencia cardíaca congestiva del paciente.
7. Hombre de 45 años con historia de hipertensión que re ere «opresión» torácica durante 20 min con una puntuación de 5
sobre una escala de 1 a 10. Solo quería realizarse un chequeo. Las constantes vitales y el ECG de 12 derivaciones anormales.
Usted ya ha administrado oxígeno y ácido acetilsalicílico. El paso siguiente consiste en:
a. Administrar nitroglicerina, 0,4 mg por vía sublingual.
b. Indicarle que el ECG es normal y no precisa más atención.
c. Monitorizarlo y trasladarlo al hospital para continuar el estudio.
d. Realizar un electrocardiograma del lado derecho.
8. Mujer de 82 años que nota pesadez en el pecho. Presenta taquicardia sinusal. Las constantes vitales son: PA 108/72 (igual en
ambos brazos), FC 98, FR 20. La auscultación pulmonar es limpia en todos los campos. Aparte de un infarto de miocardio,
¿con qué relacionaría su dolor torácico?
a. Disección aórtica
b. Insuficiencia cardíaca congestiva
c. Rotura esofágica
d. Embolia pulmonar
9. Hombre de 40 años con dolor torácico que describe como «si un elefante se hubiera sentado en el pecho». Con esa haber
inhalado cocaína 5 min antes. Usted deberá administrar en primer lugar:
a. Un fibrinolítico
b. Loracepam, 2 mg i.v.
c. Metoprolol, 5 mg i.v.
d. Naloxona, 2 mg i.v.
10. Mujer de 65 años con dolor torácico «sordo» que ha empeorado en los últimos días. La temperatura es de 38,3 °C. ¿Qué dato
permitiría acotar el diagnóstico diferencial a una pericarditis?
a. Auscultación de un roce pleural
b. Presencia de pulso alternante
c. Auscultación de galope por tercer tono
d. Elevación del segmento ST en todas las derivaciones
Capítulo 6
Trastornos endocrinos, metabólicos y ambientales
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Describir la anatomía, fisiología y fisiopatología de las urgencias endocrinas, metabólicas y ambientales más frecuentes.
2 Esbozar las estrategias primarias, secundarias y continuadas de evaluación de los pacientes con un trastorno endocrino,
metabólico o ambiental.
3 Describir los procesos siopatológicos responsables de las alteraciones electrolíticas y acidobásicas, explicar sus causas y
comentar las opciones más habituales de su tratamiento.
4 Formular los diagnósticos provisionales de distintos trastornos endocrinos, metabólicos y ambientales de acuerdo con los datos
de la evaluación.
5 Enumerar las causas, las técnicas diagnósticas y las estrategias para el tratamiento de las enfermedades del metabolismo de la
glucosa y de la glándula tiroidea, así como de las glándulas paratiroideas y suprarrenales.
6 Aplicar el razonamiento clínico para formular un diagnóstico diferencial basado en una evaluación secundaria sistemática y
minuciosa de los pacientes con un trastorno metabólico, endocrino o ambiental.
7 Implementar planes e caces de tratamiento compatibles con los datos de la evaluación y determinar si, sobre la base de la
evaluación continuada, conviene continuar con el tratamiento.
8 Comparar y contrastar los datos electrocardiográ cos (ECG) normales y anormales entre los pacientes con alteraciones
electrolíticas.
9 Enumerar y reconocer los signos y síntomas de las alteraciones acidobásicas, los trastornos electrolíticos y las enfermedades
endocrinas.
10 Integrar sus conocimientos sobre el enfoque, la evaluación, el tratamiento y el traslado para tomar decisiones adecuadas frente
a los pacientes con trastornos metabólicos y endocrinos, y ofrecer una justificación de dichas decisiones.
11 Identificar las presentaciones cardinales de una amplia gama de trastornos endocrinos, metabólicos y ambientales.
1 2 Describir las presentaciones cardinales y las estrategias para el tratamiento de los pacientes con algunas urgencias
ambientales.
Términos clave
cetoacidosis diabética (CAD) Urgencia endocrina aguda causada por la falta de insulina.
Este estado se caracteriza por elevación de la glucemia, producción de cuerpos cetónicos,
acidosis metabólica, deshidratación, náuseas, vómitos, dolor abdominal y taquipnea.
crisis suprarrenal Urgencia endocrina debida a una de ciencia de las hormonas
producidas por la corteza suprarrenal. La enfermedad se caracteriza por náuseas, vómitos,
dolor abdominal, hipotensión, hiperpotasemia e hiponatremia.
enfermedad de Addison Enfermedad endocrina causada por una de ciencia de hormonas
producidas por la corteza suprarrenal. Esta entidad se caracteriza por náuseas, vómitos,
dolor abdominal y piel bronceada.
golpe de calor Síndrome en el que el cuerpo pierde la capacidad para regular la
temperatura, con lo que se alteran el estado de consciencia, se eleva la temperatura
corporal central y ocurre un fracaso multiorgánico.
hipoglucemia Concentración plasmática de glucosa menor de 70 mg/dl. Este estado suele
asociarse a signos y síntomas como sudoración, piel fría, taquicardia y alteración de
consciencia.
hipotermia Temperatura corporal central menor que 35 °C. Si la temperatura es más baja,
la hipotermia puede inducir una arritmia cardíaca y precipitar una disminución del nivel de
consciencia.
mixedema Hipotiroidismo grave asociado con intolerancia al frío, aumento de peso,
debilidad y disminución del nivel de consciencia.
síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (SHHN) Urgencia endocrina
caracterizada por una concentración plasmática alta de la glucosa con ausencia de
producción de cuerpos cetónicos y aumento de la osmolalidad sérica (> 315 mOsm/kg).
Este síndrome produce una deshidratación grave, náuseas, vómitos, dolor abdominal y
taquipnea.
tirotoxicosis Estado de elevación de las hormonas tiroideas que, a menudo, determina
signos y síntomas de taquicardia, temblor, pérdida de peso e insu ciencia cardíaca con
gasto alto.
tormenta tiroidea Urgencia endocrina caracterizada por hiperfunción tiroidea. Este
trastorno se acompaña de ebre, taquicardia, nerviosismo, alteraciones de consciencia e
inestabilidad hemodinámica.
Escenario
USTED ESTÁ ATENDIENDO A una mujer de 58 años que re ere fatiga y debilidad intensas. Tiene una historia de diabetes de
tipo 2, polimialgia reumática, hipertensión arterial e insu ciencia cardíaca. La medicación que toma es metformina,
prednisona, lisinopril, furosemida y digoxina. Las constantes vitales son: PA 88/52, FC 58 lpm, FR 20 rpm.
Con ironía, el antiguo astronauta y senador estadounidense John Glenn dijo una vez:
«El buen señor concedió a los hombres muchas hormonas, de modo que, si algunos desean
gastarse las suyas en el crecimiento del pelo, ese es su problema». Las hormonas liberadas
por las glándulas del sistema endocrino afectan a muchos más elementos que el aspecto
físico visible (y a ciertas a ciones como viajar al espacio a 27.500 km por hora). Las
hormonas estimulan el crecimiento y el desarrollo del organismo, regulan la entrada y la
salida de agua en las células, facilitan la contracción muscular, controlan la presión arterial
y el apetito, modulan el ciclo del sueño, etc. El organismo ejecuta estos procesos
metabólicos con extrema e cacia, pero a veces fracasa. El equilibrio acidobásico se inclina,
en ocasiones, excesivamente en una misma dirección. Las células corporales se vuelven
resistentes a la insulina. O, en otros casos, se acumula un exceso de sodio o de potasio
dentro de la sangre. Es entonces cuando se solicita la asistencia de un profesional de los
servicios médicos de emergencias (SME).
En este capítulo examinaremos las urgencias endocrinas, metabólicas y ambientales
(algunas), cuyo tratamiento satisfactorio depende, a menudo, de una intervención
oportuna, la confianza, la presentación del cuadro clínico y la pericia del profesional.
Anatomía y fisiología
El sistema endocrino se compone de siete grandes glándulas: la hipó sis, la tiroides, las
paratiroides y las suprarrenales, el páncreas y los órganos reproductores (ovarios en las
mujeres y testículos en los hombres) (figs. 6-1 y 6-2). Estas glándulas modulan la función de
órganos concretos mediante la secreción de proteínas especiales llamadas hormonas. Una
vez liberadas en el torrente circulatorio, las hormonas regulan la homeostasis, la
reproducción, el crecimiento, el desarrollo y el metabolismo transmitiendo mensajes
directos a los receptores ubicados en los respectivos órganos efectores.
Figura 6-1 El sistema endocrino se comunica con todas las células del organismo a través de las hormonas sintetizadas en
las glándulas endocrinas.
(Tomado de Ignativicius D, Workman ML: Medical-surgical nursing: patient-centered collaborative care, ed 6, Philadelphia, 2010,
Saunders.)
Figura 6-2 A. Glándula tiroidea. B. Las glándulas paratiroideas y los tres órganos efectores de la hormona paratiroidea
(PTH).
(Tomado de Herlihy B: The human body in health and illness, ed 3, Philadelphia, 2007, Saunders.)
(Tomado de Goldman L, Ausiello D: Cecil textbook of medicine, ed 23, Philadelphia, 2007, Saunders.)
Hipoparatiroidismo
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
(Tomado de Ignativicius DD, Workman ML: Medical-surgical nursing: patient-centered collaborative care, ed 6, Philadelphia,
2010, Saunders.)
Figura 6-6 La hipocalcemia prolonga el intervalo QT al ampliar el segmento ST. La hipercalcemia reduce el intervalo QT
al acortar el segmento ST de forma que la onda T despega directamente al final del complejo QRS.
(Tomado de Goldberger A: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2006, Mosby.)
Tratamiento
Glándula tiroidea
La glándula tiroidea se encuentra en la parte anterior del cuello, debajo de la laringe (caja
de voz). Sus dos lóbulos cabalgan sobre la línea media y están unidos por un estrecho istmo.
Desde el punto de vista histológico se compone de células secretoras, células foliculares y
células C (células parafoliculares).
Hipertiroidismo
Signos y síntomas
Síntomas frecuentes
• Palpitaciones
• Agitación
• Pérdida de peso
• Ansiedad
• Disnea
• Desorientación
• Dolor abdominal
• Edema
• Diarrea
• Dolor torácico
Signos frecuentes
• Alteraciones de consciencia
• Shock
• Ictericia
• Debilidad
La tirotoxicosis apática es una forma rara de tirotoxicosis que solo se observa en los
ancianos y en la que faltan los síntomas característicos del hipertiroidismo. El paciente se
encuentra letárgico, apático, presenta bocio y refiere pérdida de peso.
Fisiopatología
La tormenta tiroidea ocurre cuando el organismo se estresa por una urgencia diabética,
una reacción medicamentosa adversa o cualquier otra exposición grave. Deberá sospechar
esta entidad si el paciente sufre una descompensación cardíaca después de tomar
amiodarona, un antiarrítmico con abundante yodo. En el cuadro 6-2 se resumen otros
desencadenantes de la tormenta tiroidea.
Desencadenantes médicos
• Enfermedades infecciosas
• Isquemia cardíaca
• Quemaduras graves
• Tromboembolia
• Cirugía mayor
• Traumatismos
Desencadenantes endocrinos
• Hipoglucemia
• Cetoacidosis diabética
• Estado hiperosmolar no cetósico
Desencadenantes farmacológicos
Diagnóstico
En el ámbito prehospitalario no existe ningún estudio de laboratorio que pueda con rmar
de inmediato el hipertiroidismo o la tormenta tiroidea, por lo que deberá estar muy atento
a los datos de la historia clínica y de la exploración física. Puede empezar estabilizando al
paciente; el tratamiento inicial se basa exclusivamente en el juicio clínico.
Dentro del hospital, la prueba más rápida y útil del hipertiroidismo es el nivel sérico de
la TSH; si está reducido y el paciente muestra síntomas clínicos de hipertiroidismo, esta
prueba resulta prácticamente diagnóstica. Para con rmar este diagnóstico de presunción se
solicitan los niveles de las hormonas tiroideas verdaderas, en general T4 y T3. Los estudios
de imagen y la biopsia ayudan a determinar la causa concreta del trastorno.
Dentro del diagnóstico diferencial deberá incluir el ictus, las urgencias diabéticas, la
insu ciencia cardíaca congestiva (ICC), la ingestión de tóxicos (en particular, la ingestión
de simpaticomiméticos) y la sepsis.
Tratamiento
Para proporcionar un tratamiento óptimo al paciente usted deberá diferenciar los distintos
estados hipermetabólicos inducidos por los trastornos tiroideos, como son el hipertiroidismo
subagudo (crónico), el hipertiroidismo agudo grave y la complicación más temida, la
tormenta tiroidea. Cuando atienda a un paciente por hipertiroidismo crónico, deberá
proporcionar medidas de soporte y combatir rápidamente los síntomas. Si detecta un
hipertiroidismo grave o una tormenta tiroidea, hay que estabilizar al paciente. Como en
toda urgencia aguda, evalúe la permeabilidad de la vía respiratoria. A veces, el paciente
presenta signos de alteración de consciencia o se encuentra en coma, en cuyo caso deberá
mantener la vía respiratoria y procurar adecuada ventilación con dispositivo bolsa-válvula-
mascarilla, mascarilla oronasal o mediante intubación endotraqueal, si fuera necesario.
Mantenga una ventilación adecuada con una saturación de oxígeno del 95% o superior.
Si la saturación desciende por debajo de este nivel, administre oxígeno suplementario, sobre
todo si el paciente sufre insuficiencia cardíaca.
Muchos pacientes con tormenta tiroidea presentan una deshidratación moderada o
intensa causada por una diarrea excesiva y sudoración. Para la hidratación intensiva,
coloque dos vías i.v. periféricas en las primeras etapas del tratamiento. Continúe evaluando
al paciente y esté atento a los efectos adversos de la sobrehidratación, como el edema
pulmonar.
Los sujetos con hipertiroidismo son propensos a las arritmias, como taquicardia sinusal,
brilación o aleteo auricular y extrasístoles ventriculares. Por esta razón, deberá iniciar una
monitorización cardíaca continua en cuanto sospeche el diagnóstico.
Los pacientes con una tormenta tiroidea mani estan, a veces, ebre asociada al propio
proceso patológico o a una infección. Examine siempre la temperatura corporal y trate la
hipertermia con paracetamol. No utilice ácido acetilsalicílico, puesto que se asocia a una
disminución en la unión de las hormonas tiroideas a las proteínas y, en consecuencia,
provoca un aumento de los niveles de T3 y T4 libres, que podría exacerbar los síntomas.
Los objetivos del tratamiento farmacológico en el ámbito prehospitalario consisten en
bloquear la hiperactividad adrenérgica periférica inducida por las hormonas tiroideas
(taquicardia, ebre, ansiedad y temblor) e inhibir la conversión de T4 en T3 en los tejidos
periféricos. Estos dos objetivos se logran administrando β-bloqueantes. El fármaco de
elección es el propanolol: 1 mg i.v. cada 10 min hasta un total de 10 mg i.v. o hasta que
remitan los síntomas. El propranolol está contraindicado si el paciente sufre asma
bronquial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), bloqueo auriculoventricular,
hipersensibilidad o insu ciencia cardíaca grave. Los pacientes con una tormenta tiroidea e
insu ciencia cardíaca asociada posiblemente presenten una insu ciencia cardíaca de alto
gasto, que no se considera una contraindicación para el uso del propanolol, salvo que exista
una miocardiopatía importante con disfunción sistólica. Se puede plantear el tratamiento
adyuvante con corticoides, bien 100 mg de hidrocortisona i.v. o 10 mg de dexametasona
i.v., para frenar la conversión de T4 en T3.
Hipotiroidismo
Signos y síntomas
El hipotiroidismo posee un efecto nocivo sobre muchos sistemas corporales como los
sistemas tegumentario, metabólico, nervioso y cardiovascular. La piel de los pacientes con
esta patología está fría, seca y amarillenta. Típicamente las cejas aparecen más nas y
delgadas, el pelo y la piel se vuelven secos y se aprecia una gran intolerancia al frío,
además de trastornos neurológicos, tales como alteración de consciencia, ataxia y
prolongación de los re ejos tendinosos profundos. Si el hipotiroidismo se vuelve crónico e
intenso puede llegar a convertirse en una alteración potencialmente mortal, conocida como
coma mixedematoso (mixedema) ( g. 6-8), caracterizada por hipotensión, bradicardia,
hipoglucemia y disminución del sodio sérico (hiponatremia). En el cuadro 6-3 se enumeran
los factores precipitantes del coma mixedematoso.
Figura 6-8 Cara mixedematosa. La piel está hinchada y sin brillo; el pelo es tosco y escaso; hay edema periorbitario, y la
lengua es prominente.
(Por cortesía de Paul W. Ladenson, MD. The Johns Hopkins University and Hospital, Baltimore.)
• Infecciones pulmonares
• Exposición al frío
• Insuficiencia cardíaca
• Ictus
• Hemorragia digestiva
• Traumatismos
• Estrés
• Hipoxia
• Alteraciones electrolíticas
• Glucosa sérica baja
Fisiopatología
Primario
• Hipotiroidismo autoinmunitario
• Hipotiroidismo hereditario
• Radioterapia
• Déficit de yodo
• Administración de litio
• Administración de antitiroideos
• Idiopática
Secundario
• Infiltración sarcoidea
• Masa hipofisaria
• Hipoxia
• Hipotermia
• Hipoglucemia
• Sepsis
• Narcosis
Diagnóstico
En el hospital, los valores de TSH superarán 10 μU/ml (10 mU/l). Además, se solicitará
un análisis de tiroxina libre (FT4) para evaluar los niveles anormales que pueden, a su vez,
modi car el valor de T4. Un valor de T4 inferior a 0,8 ng/dl (10 pmol/l) indica que la
glándula tiroidea no está produciendo cantidades adecuadas de la hormona. La ecografía
permite conocer la forma, el tamaño y la posición de la glándula tiroidea, y reconocer los
quistes o tumores que contribuyen a la disfunción tiroidea.
Tratamiento
Deberá ser capaz de diferenciar los distintos estados hipometabólicos inducidos por los
trastornos tiroideos: hipotiroidismo, hipotiroidismo grave, y la complicación más
alarmante, el coma mixedematoso. Los pacientes con hipotiroidismo necesitan medidas de
soporte y control inmediato de los síntomas. Deberá estar muy atento para sospechar el
trastorno. Si detecta un hipotiroidismo grave o un coma mixedematoso en el entorno
prehospitalario, habrá de estabilizar al paciente y trasladarlo de inmediato a un centro que
disponga de los recursos necesarios para el tratamiento definitivo.
(Tomado de Townsend C, et al: Sabiston textbook of surgery, ed 18, Philadelphia, 2008, Saunders.)
Signos y síntomas
La presentación clínica de los pacientes con enfermedad de Addison es compatible con los
trastornos endocrinos y electrolíticos inducidos por la enfermedad. Los pacientes re eren
fatiga crónica y debilidad, pérdida de apetito y, en consecuencia, de peso, e
hiperpigmentación de la piel y de las mucosas ( g. 6-10). La hiperpigmentación es
consecuencia de la secreción desinhibida de MSH, junto con la producción primaria de
ACTH, que estimula, a modo de efecto secundario, los melanocitos de la piel para que
produzcan melanina. El paciente sufre alteraciones electrolíticas derivadas de la
hiponatremia, hiperpotasemia e hipotensión, y puede también experimentar alteraciones
GI, como dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea.
Figura 6-10 Pigmentación en la enfermedad de Addison. A. Manos de una mujer de 18 años con enfermedad de Addison.
Pigmentación de un paciente con enfermedad de Addison antes (B) y después (C) del tratamiento con hidrocortisona y
udrocortisona. Obsérvese la presencia adicional de vitíligo. D. Cambios similares en un hombre de 60 años con enfermedad de
Addison de origen tuberculoso, antes y después del tratamiento corticoides. E. Pigmentación vestibular del mismo paciente.
(Tomado de Kronenberg HM, Melmed S, Polonsky K, et al: Williams textbook of endocrinology, ed 11, Philadelphia, 2008,
Saunders. B y C, por cortesía del profesor C.R.W. Edwards.)
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Dentro del hospital se efectuarán pruebas diagnósticas para detectar las alteraciones
electrolíticas como hiponatremia e hiperpotasemia. Es frecuente la elevación del
hematocrito. El tratamiento consiste en la corrección de las alteraciones electrolíticas, el
restablecimiento del equilibrio metabólico (p. ej., reponiendo los glucocorticoides) y la
reposición de volumen en caso de hipovolemia.
Signos y síntomas
Fisiopatología
Como la insu ciencia suprarrenal crónica, la insu ciencia aguda se clasi ca como primaria,
secundaria o terciaria, dependiendo de la estructura que falle. La insu ciencia suprarrenal
primaria indica una disfunción de las glándulas suprarrenales, la secundaria de la hipó sis y
la terciaria del hipotálamo.
Diagnóstico
Tratamiento
Signos y síntomas
Los pacientes con síndrome de Cushing tienen un aspecto físico caracterizado por obesidad,
cara de luna llena ( g. 6-11) y otras manifestaciones cardinales. En el cuadro 6-6 se
describen los signos y síntomas que suelen acompañar el trastorno.
Figura 6-11 Paciente con síndrome de Cushing que presenta (A) obesidad central y (B) «cara de luna llena».
(Tomado de Kronenberg HM, Melmed S, Polonsky K, et al: Williams textbook of endocrinology, ed 11, Philadelphia, 2008,
Saunders.)
• Debilidad crónica
• Incremento del vello corporal y facial
• Cara pletórica (hinchada y llena)
• Joroba «adiposa» de búfalo en el dorso del cuello
• Obesidad central
• Estrías purpúricas en el abdomen, nalgas, mamas y brazos
• Atrofia de la musculatura proximal
• Piel fina y frágil
• Amenorrea
• Disfunción gonadal, por ejemplo disminución de la fertilidad o del apetito sexual
• Diabetes mellitus
• Hipertensión
Diagnóstico
Tratamiento
Los pacientes con síndrome de Cushing suelen referir síntomas crónicos o subagudos. El
tratamiento depende de la presentación clínica. Los pacientes afectados pueden mostrar
retención de líquido o deshidratación por la diuresis osmótica inducida por la
hiperglucemia. Así pues, la reposición de líquidos dependerá del estado hídrico. La
hipertensión no requiere tratamiento específico salvo que haya ocasionado disfunción de los
órganos diana o síntomas (p. ej., ICC, isquemia cardíaca, encefalopatía, insu ciencia renal
aguda). Si ocurre alguna de estas patologías, administre antihipertensivos. Monitorice
estrechamente las constantes vitales, el nivel de consciencia y el ritmo cardíaco.
Anatomía y fisiología
Diabetes mellitus
La diabetes es el trastorno endocrino más frecuente y la hipoglucemia —una complicación
frecuente de la diabetes—, la urgencia endocrina más habitual. La diabetes mellitus se
caracteriza por la producción o utilización de ciente de la insulina, valores elevados de la
glucemia y alteraciones en el metabolismo de los lípidos e hidratos de carbono. La diabetes
no tratada da lugar a hiperglucemia. El umbral para el diagnóstico de la diabetes se cumple
si la glucosa plasmática aleatoria mide >200 mg/dl (>11,1 mmol/,) o la glucosa sérica del
ayuno >140 mg/dl (>7,7 mmol/l). (Lo correcto sería > 126 mg/dl.)
Clasificación
En el cuadro 6-7 se resume la clasi cación de la diabetes mellitus. Es probable que usted
atienda a pacientes con tres presentaciones diferentes:
• Diabetes mellitus de tipo 1: se caracteriza por destrucción de las células β del páncreas,
con lo que el organismo no puede producir la insulina necesaria para acometer el
metabolismo celular. Este tipo de diabetes suele diagnosticarse durante la infancia o
adolescencia y representa del 5 al 10% de todos los casos de diabetes mellitus. Los
pacientes con diabetes de tipo 1 suelen precisar de la administración diaria de insulina
para mantenerse vivos.
• Diabetes mellitus de tipo 2: supone el 90-95% de todos los diagnósticos de diabetes. Más
que un defecto en la fabricación de insulina, este tipo de diabetes se caracteriza por una
resistencia celular a la insulina y un fracaso gradual en la producción pancreática de la
misma. La diabetes de tipo 2 se da más entre las personas mayores y se asocia con
inactividad física y obesidad. Las mujeres con diabetes de tipo 2 suelen referir
antecedentes de diabetes gestacional. Es frecuente que los pacientes con diabetes de tipo
2 permanezcan asintomáticos durante años antes de comenzar a manifestar signos y
síntomas. Por desgracia, se ha producido un incremento signi cativo en el número de
niños diagnosticados de diabetes de tipo 2. El incremento de las tasas de obesidad infantil
y la disminución del ejercicio físico son también factores contribuyentes.
• Diabetes gestacional: es una forma de intolerancia a la glucosa que ocurre entre las
mujeres embarazadas y suele tener la misma presentación clínica que la diabetes de tipo
2. En general, las pacientes presentan hiperglucemia sin acidosis.
Tipo 1
Tipo 2
Gestacional
Medición de la glucosa
El uso de un glucómetro para cuanti car la glucosa sérica al lado del paciente se ha
convertido en una norma para la prestación moderna de soporte vital en los SME. En otras
épocas se administraba empíricamente glucosa a todos los pacientes con alteraciones de
consciencia sin medir antes la glucosa sérica. Los investigadores descubrieron después que
muy pocos pacientes se bene ciaban de esta medida. El glucómetro proporciona resultados
rápidos de la glucosa a la cabecera del paciente y se ha observado que su uso
prehospitalario resulta seguro y exacto. En condiciones ideales, hay que analizar la glucosa
en muestras de sangre capilar y no venosa extraída al colocar una vía i.v., ya que esta
última puede dar una lectura inexacta. Guarde las tiras de glucosa en compartimentos
herméticos, a una temperatura controlada, dentro de la ambulancia para mantener su
exactitud y fiabilidad.
Hipoglucemia
Signos y síntomas
Sin embargo, la velocidad con la que aparecen los signos y los síntomas y la historia
clínica del paciente, su edad, su sexo y su estado general de salud contribuyen a la
presentación clínica. Así, una persona de edad avanzada con una historia clínica
complicada puede presentar signos de hipoglucemia grave con un valor de glucosa superior
a 50 mg/dl (>2,8 mmol/l). En cambio, un adulto joven puede sufrir una hipoglucemia
grave con un valor muy inferior a 50 mg/dl (<2,8 mmol/l).
La mayoría de las manifestaciones clínicas de la hipoglucemia se deben a la secreción
de las hormonas contrarreguladoras (p. ej., adrenalina), en respuesta al descenso de la
glucemia. Los signos y síntomas consisten en:
• Sudoración
• Temblor
• Nerviosismo
• Taquicardia
• Alteraciones de la consciencia o del comportamiento
• Crisis convulsivas
• Coma
Fisiopatología
• Disminución de la ingesta
• Administración exógena de insulina (hipoglucemia ficticia)
• Medicación:
• Antidiabéticos orales
• β-bloqueantes
• Antipalúdicos
• Abuso del alcohol
• Tratamiento intensivo de la hiperglucemia:
• Cetoacidosis diabética
• Estado hiperosmolar no cetósico
• Glucemia no controlada
• Administración de dosis excesivas de insulina con fines terapéuticos
• Desnutrición
• Ajustes de la medicación
• Fallo de la bomba de insulina
• Sepsis
• Hipovolemia
• Nefropatía
• Hepatopatía
• Tumores pancreáticos
• Endocrinopatías:
• Enfermedades tiroideas:
• Hipotiroidismo
• Hipertiroidismo
• Enfermedades suprarrenales:
• Enfermedad de Addison
Algunas patologías desencadenan hipoglucemia del ayuno, entre las que destacan las
hepatopatías graves, los tumores pancreáticos (como los insulinomas), los defectos
enzimáticos, la sobredosis de medicamentos (p. ej., insulina, sulfonilureas) e infecciones
graves. Las características clínicas son similares a las de la hipoglucemia diabética.
El tratamiento de la hipoglucemia de los pacientes no diabéticos es similar al de los
diabéticos, pero la hipoglucemia de los primeros puede recidivar, sobre todo en caso de
sobredosis. Estos sujetos precisan a veces más de una dosis de solución glucosada o incluso
una infusión continua.
Diagnóstico
Tratamiento
Para prevenir complicaciones, como las crisis convulsivas o el daño cerebral permanente,
empiece por administrar de inmediato glucosa. La forma más sencilla es la glucosa por vía
oral, en forma de un pequeño aperitivo o de una bebida azucarada. Esta opción debe
plantearse siempre que el paciente esté despierto y alerta y pueda tragar. Si presenta una
alteración de consciencia o no puede tragar, lo habitual es administrar una solución de
glucosa al 50%, aunque esta concentración tan elevada puede ocasionar complicaciones
graves si se produce una extravasación o in ltración. Recientemente, los SME han
empezado a administrar soluciones de glucosa al 10%. En los estudios realizados no se ha
observado ninguna diferencia en el tiempo necesario para que el paciente hipoglucémico
recupere la consciencia con una u otra solución. Si el sujeto recibe un suero glucosado al
10%, la concentración de glucosa es más baja, pero la respuesta terapéutica es la misma y
la probabilidad de hiperglucemia después del tratamiento se reduce.
Si resulta difícil encontrar una vía i.v., otra alternativa e caz es el glucagón por vía
intramuscular (i.m.). A veces, sin embargo, no tiene efecto, como en los pacientes con
enfermedades crónicas y disminución de las reservas de glucógeno (p. ej., alcohólicos y
otros sujetos con hepatopatías crónicas). El tiempo de recuperación con el glucagón es
signi cativamente mayor que con el suero glucosado i.v., y el glucagón produce efectos
secundarios como náuseas y vómitos. Si se utiliza glucagón, la dosis habitual es de 1-2 mg
i.m. En el cuadro 6-9 se exponen las consideraciones fundamentales para el tratamiento de
los pacientes con hipoglucemia.
Hay que realizar una distinción importante entre los sujetos que sufren hipoglucemia
con los antidiabéticos orales y los que son tratados con insulina. En general, los
antidiabéticos orales no suelen producir hipoglucemia, ni siquiera si se reduce la toma de
alimentos. Cuando lo hacen, hay que sospechar una enfermedad subyacente grave (p. ej.,
insu ciencia renal) y trasladar al paciente al SU para continuar su evaluación y plantear el
ingreso.
Cetoacidosis diabética
Signos y síntomas
Los pacientes con CAD se encuentran deshidratados y postrados. Suelen referir polidipsia,
polifagia y poliuria. Los pacientes con CAD grave presentan alteraciones del estado mental
en la exploración inicial. La taquicardia, la respiración rápida y super cial y los cambios
ortostáticos ocurren con frecuencia. Entre las manifestaciones deberá esperar las siguientes:
• Náuseas y vómitos
• Dolor abdominal (sobre todo en niños)
• Taquipnea
• Olor del aliento a acetona (afrutado)
• Fatiga y debilidad
• Aumento de la diuresis
• Alteraciones de consciencia
• Hipotensión ortostática
• Arritmias cardíacas
• Crisis convulsivas
• Shock hemodinámico en los casos graves
Fisiopatología
La CAD puede ocurrir con determinados factores estresantes metabólicos, como infecciones,
infarto de miocardio, traumatismos y a veces, embarazos. El desencadenante habitual es la
interrupción de la insulinoterapia de un diabético. La falta de insulina impide que la
glucosa entre en las células y, por este motivo, las células quedan privadas de la glucosa
para su metabolismo y deben recurrir a otras fuentes energéticas, como la grasa. El
resultado es que la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo. Este desbordamiento de la
glucosa llega a los túbulos renales, donde arrastra agua, sodio, potasio, magnesio y otros
iones con la orina, creando una gran diuresis. Como consecuencia, los túbulos renales
liberan grandes cantidades de glucosa en la orina.
Esta diuresis, sumada a los vómitos, produce una disminución del volumen y el shock
consiguiente. Estos cambios osmóticos explican, en gran medida, las alteraciones de
consciencia de los pacientes con CAD. La característica clínica de la CAD es la acidosis
metabólica (v. exposición posterior). Desde el punto de vista siológico, el organismo trata
de compensar y eliminar los ácidos respirando más deprisa (patrón conocido como
respiración de Kussmaul) e intentando utilizar más bicarbonato. Todo ello repercute
directamente en el equilibrio electrolítico del organismo, en particular del potasio. La
acidosis favorece un desplazamiento del potasio hacia el torrente circulatorio; el potasio se
intercambia por hidrógeno (H), con lo que aumentan las pérdidas totales de potasio y
aparecen, en ocasiones, complicaciones neurológicas y cardiovasculares.
Diagnóstico diferencial
Ciertas patologías simulan la CAD en clínica. No es fácil diferenciarlo fuera del hospital, al
no disponer de pruebas diagnósticas de nitivas. La sepsis, por ejemplo, es una urgencia que
simula la CAD. Deberá sospechar una sepsis si el paciente tiene ebre, ya que los sujetos
con CAD casi nunca presentan hipertermia. El ayuno prolongado —por ejemplo, de una
paciente en el tercer trimestre del embarazo o de una madre lactante que no se alimente
debidamente— también puede simular una CAD.
Otros estados se confunden con la CAD. Las personas alcohólicas presentan un olor
afrutado del aliento, una frecuencia respiratoria acelerada y antecedentes de abandono
brusco y reciente de consumo de alcohol. La respiración acelerada hace sospechar que el
organismo trata de compensar un estado acidótico. Sin embargo, un alto porcentaje de estos
pacientes muestran valores equívocos de glucosa (normales e incluso bajos). Este estado se
denomina cetoacidosis alcohólica (se expone más adelante).
Si se sospecha una CAD registre un ECG de 12 derivaciones. La información del ECG
puede modi car la estrategia terapéutica (p. ej., si se observa un infarto de miocardio).
Además, las anomalías electrolíticas acompañan muchas veces a las urgencias diabéticas, y
el ECG de 12 derivaciones desvela, en ocasiones, alteraciones preocupantes, en particular
una hiperpotasemia.
Como puede ver, el diagnóstico diferencial de la CAD es muy complicado. Para evitar
las confusiones, atienda cada caso de manera sistemática y, lo que es más importante,
comience sin demora el tratamiento, ya que el manejo de todas estas patologías es el
mismo.
Tratamiento
Los pacientes con una cetoacidosis diabética grave tienen un aspecto postrado y requieren
tratamiento inmediato. Los pacientes con alteración de consciencia pueden mostrar vómitos
activos, por lo que debe colocarlos en una posición que evite el riesgo de aspiración.
Plantéese también la intubación temprana para proteger la vía respiratoria. Recuerde que
los pacientes con CAD respiran rápidamente para compensar su acidosis metabólica. Por
eso, si decide intubar al paciente, mantenga la hiperventilación para que no se deteriore el
estado acidobásico. Emprenda una reposición intensiva de líquidos con suero salino
siológico a través de dos vías periféricas. En general, los sujetos con CAD precisan de 3 a 6
l de líquido como reposición inicial. Realice una monitorización estrecha, ya que existe un
riesgo de descompensación rápida. Los pacientes con antecedentes personales de
insu ciencia cardíaca son propensos a la sobrecarga de líquido, por lo que deberá extremar
las precauciones durante la reposición de líquidos i.v. Plantéese las posibles causas de CAD,
como infarto de miocardio, y trátelas debidamente.
1 . Hipopotasemia: puede deberse a la reposición inadecuada de potasio durante el tratamiento, ya que la insulinoterapia
intensiva desplaza el potasio al interior de las células.
2 . Hipoglucemia: puede obedecer a un tratamiento radical sin vigilar de cerca la glucemia. Es imprescindible comenzar
administrando una solución glucosada al 5% en cuando la glucosa descienda por debajo de 300 mg/dl.
3. Sobrecarga de líquidos: la reposición intensiva de líquidos puede producir una sobrecarga a los pacientes con insu ciencia
cardíaca congestiva.
4. Alcalosis: un tratamiento exagerado con bicarbonato provoca alcalosis y complica más aún las alteraciones electrolíticas, en
concreto aumenta los requerimientos de potasio ya que el potasio es desplazado dentro de las células.
5 . Edema cerebral: es la complicación más temible del tratamiento de la CAD y se produce por desplazamientos osmolares
rápidos. En general, aparece entre 6 y 10 h después de iniciar el tratamiento y conlleva una tasa de mortalidad del 90%.
Debe sospechar esta complicación ante un paciente en coma, una vez revertida la acidosis durante el tratamiento de la CAD.
Signos y síntomas
Los pacientes con SHHN suelen presentar un estado de postración con disminución
importante del volumen sanguíneo, náuseas, vómitos, dolor abdominal, taquicardia y
taquipnea. El dé cit habitual de líquidos de estos pacientes es de un 25%. Además, se
observan dé cits neurológicos focales y crisis convulsivas o signos de ictus. Los signos y
síntomas del SHHN abarcan:
• Fiebre
• Deshidratación
• Vómitos y dolor abdominal
• Hipotensión
• Taquicardia
• Respiración rápida
• Sed, poliuria u oliguria, polidipsia
• Crisis focales
• Alteración de consciencia
• Déficits neurológicos focales
Fisiopatología
La siopatología del SHHN es compleja pero se parece a la de la CAD. Este estado no suele
instaurarse de manera brusca sino a lo largo de unos días. El período de tiempo varía según
el estado previo de salud del paciente. En general, afecta a personas de edad avanzada y a
sujetos debilitados por su enfermedad primaria. Como en la CAD, el rasgo característico es
la disminución en las acciones de la insulina, que ponen en marcha una oleada de
mecanismos contrarreguladores que elevan la glucosa sérica. En cuanto desciende la
función de la insulina, la gluconeogenia, la glucogenólisis y el descenso en la captación
periférica de la glucosa comienzan a dominar la escena. La hiperglucemia atrae después el
líquido hacia el espacio extracelular, produciendo una diuresis osmótica que, a su vez,
ocasiona hipotensión y dé cit de volumen. Los pacientes no pueden mantener el volumen
intravascular con el aporte continuado de líquidos y la diuresis acaba por vencer al sistema.
Recuerde que otras patologías, como la sepsis, pueden también reducir aún más la volemia.
Entre las causas habituales de SHHN se encuentran estas:
• Traumatismos
• Medicamentos
• Infarto de miocardio
• Síndrome de Cushing
• Sepsis
• Accidente cerebrovascular (ictus)
• Diálisis
• Lesión del SNC (p. ej., hematoma subdural)
• Hemorragia
• Embarazo
Diagnóstico diferencial
Muchas patologías cursan con signos y síntomas similares a los de la CAD (v. exposición
arterial anterior) y el SHHN. En la mayoría de los casos, la intervención inicial es la misma
pero debe estar atento a los trastornos causantes de CAD y SHHN, en los que el tiempo
resulta decisivo, como el infarto de miocardio y la sepsis.
Para diferenciar el SHHN de la CAD, recuerde que el primero suele acompañarse de una
alteración más profunda de la consciencia. Los signos y síntomas del SHHN resultan
confusos, porque se parecen a los de la hipoglucemia. Si no puede analizar la glucemia con
rapidez, deberá suponer que existe una hipoglucemia mientras no se demuestre lo contrario.
La administración de glucosa apenas empeora las cifras de glucosa del SHHN, pero puede
salvar a un paciente con hipoglucemia.
Tratamiento
El tratamiento inicial del paciente con SHHN es idéntico al del paciente con CAD. Tome
medidas inmediatas para estabilizar la vía respiratoria, la respiración y la circulación.
Algunos sujetos presentan una disminución importante del volumen sanguíneo, por lo que
debe iniciar de inmediato la reposición de líquidos i.v. La solución inicial de elección suele
ser suero salino siológico. A veces se precisan bolos iniciales para la estabilización
hemodinámica del paciente. No obstante, tenga cuidado si este presenta enfermedades
asociadas, como ICC. Recuerde que la administración aislada de líquidos corrige gran parte
de la hiperglucemia. Las controversias sobre el tratamiento de la CAD rigen también para el
SHHN. Así, la corrección rápida de la osmolalidad sérica puede predisponer a los pacientes
—en particular a los niños— al edema cerebral. (Quizá desee repasar el resumen de las
consideraciones para el tratamiento del SHHN en el cuadro 6-11.)
Homeostasis ácido-base
Acidosis respiratoria
Signos y síntomas
Usted podrá encontrar escenarios clínicos diferentes según la gravedad del problema
primario. Los signos y síntomas habituales consisten en debilidad, di cultad respiratoria,
alteraciones de consciencia. Recuerde que el nivel de consciencia es un componente
fundamental de la evaluación de todo paciente con una posible acidosis respiratoria, ya que
denota la gravedad del proceso y la necesidad de un control avanzado de la vía
respiratoria. Así, si un paciente con EPOC presenta disminución de la consciencia, lo más
probable es que esta se deba a un valor alto de la CO2. Estos pacientes tienen más riesgo de
complicaciones, como la aspiración, y precisan una intervención más radical.
Fisiopatología
Aguda
• Opiáceos
• Benzodiacepinas
• Abuso de alcohol
• Toxicidad por γ-hidroxibutirato (GHB)
Enfermedades pulmonares
• Edema intersticial
• Neumonía
• Cuerpos extraños
• Aspiración
• Broncoespasmo
• Apnea
Hipoventilación
• Neumotórax
• Tórax inestable
• Miastenia grave
• Síndrome de Guillain-Barré
• Trastornos primarios del SNC
• Lesión cerebral
Crónica
Enfermedades pulmonares
• Bronquitis crónica
• EPOC
• Fibrosis pulmonar
Enfermedades neuromusculares
• Distrofia muscular
• Miastenia grave
Obesidad
Tratamiento
Pese a que cualquier paciente hipóxico deba recibir oxígeno suplementario, tenga
cuidado si se administra oxígeno con un ujo elevado a sujetos con acidosis respiratoria
crónica, porque podría reducir su estímulo respiratorio. Quizá le interese repasar los
detalles de este tema en el capítulo 3.
Alcalosis respiratoria
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
Pulmonar
• Embolia pulmonar
• Neumonía (bacteriana o viral)
• Edema pulmonar agudo
• Atelectasia
• Hiperventilación asistida
Infecciosa
• Sepsis
• Vasopresores
• Tiroxina
• Toxicidad del ácido acetilsalicílico o de la cafeína
Hipoxia
Hiperventilación
• Histeria/ansiedad
• Trastornos psicógenos
• Tumor del sistema nervioso central
• Ictus
• Insuficiencia hepática
• Encefalopatía
• Hiponatremia
Tratamiento
Administre sin demora oxígeno a los pacientes con hipoxemia y tome las medidas
necesarias para estabilizar la vía respiratoria (y mantenerla permeable), la respiración y la
circulación. En caso de hiperventilación generada por ansiedad, aplique técnicas para
tranquilizar al paciente. Enséñele a respirar con los labios cerrados. Para no precipitar una
hipoxia no utilice una bolsa de papel de una mascarilla sin recirculación del aire y sin
oxígeno.
Acidosis metabólica
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
La acidosis metabólica se suele clasi car como acidosis con hiato aniónico o acidosis sin
hiato aniónico. El hiato aniónico se calcula por medio de esta fórmula (v. revisión completa
en el capítulo 1):
Esta información ofrece al clínico una idea de los aniones no determinados en el
plasma. Un hiato aniónico de 12 a 15 se considera normal. Un hiato aniónico aumentado
denota un estado que puede ocasionar acidosis. La regla nemotécnica inglesa CAT
MUDPILES, que se amplía en el cuadro «Repaso rápido» adjunto, lo ayudará a recordar los
factores precipitantes de la acidosis metabólica con hiato aniónico elevado. La regla inglesa
F-USED CARS, detallada en el otro cuadro «Repaso rápido», le facilitará el recuerdo de las
causas de la acidosis metabólica con hiato aniónico normal.
Repaso rápido
Cat Mudpiles
Regla nemotécnica de los factores precipitantes de la acidosis metabólica con hiato aniónico elevado
M Exposición al Metanol
U Uremia
D Cetoacidosis Diabética
P Ingestión de Paraldehído
I Intoxicación por Isoniacida o hierro (Iron)
L Acidosis Láctica
E Intoxicación por Etilenglicol
S Intoxicación por Salicilatos (AAS)
Adaptado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, Mosby, 2009.
Repaso rápido
F-Used Cars
Regla nemotécnica de los factores precipitantes de la acidosis metabólica con hiato aniónico normal
F Fístulas pancreáticas
U Conductos Ureteroentéricos
S Administración de Suero salino fisiológico
E Disfunción Endocrina
D Diarrea
C Ingestión de inhibidores de la anhidrasa Carbónica
A Arginina, lisina (nutrición parenteral)
R Acidosis tubular Renal
S Ingestión de espironolactona (Spironolactone) (diurético)
Adaptado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, Mosby, 2009.
Tratamiento
Alcalosis metabólica
La alcalosis metabólica está producida por enfermedades que elevan el nivel sérico de
bicarbonato en el organismo o reducen el de hidrógeno, por ejemplo las que producen
pérdidas de volumen, potasio y cloruro. El cuadro 6-14 contiene una lista de las patologías
concretas que precipitan alcalosis metabólica.
• Vómitos
• Aspiración nasogástrica
• Diuréticos
• Ingestión baja de cloruro
• Exceso de mineralocorticoides
• Ingestión exógena:
• Tabaco de mascar
• Regaliz
• Aldosteronismo primario
• Síndrome de Cushing
• Síndrome de Bartter
Signos y síntomas
Los hallazgos más comunes entre los pacientes con alcalosis metabólica son anorexia,
náuseas, vómitos, confusión, hipotensión, parestesias y debilidad. La evaluación minuciosa
puede revelar la toma de antiácidos (p. ej., bicarbonato sódico y cálcico), diuréticos de asa,
tiacidas, y corticoides. Las enfermedades de base, como el síndrome de Cushing o las
enfermedades renales, son frecuentes.
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Trastornos mixtos
Muchos pacientes sufren trastornos acidobásicos mixtos, cuyo diagnóstico puede resultar
confuso incluso para un médico experimentado de urgencias o un intensivista. Los
trastornos mixtos se reconocen a partir de la historia clínica y de los datos gasométricos. La
impresión clínica inicial sobre si el paciente se encuentra mal, o no, es muy importante.
Como siempre, tome cualquier medida inmediata que precise para mantener la vía
respiratoria, la respiración y la circulación.
Alteraciones electrolíticas
Las alteraciones electrolíticas son frecuentes en los pacientes con urgencias médicas. El
equilibrio electrolítico es imprescindible para las funciones celulares. Las alteraciones
electrolíticas no se pueden diagnosticar, en general, solo con la exploración física. Las
alteraciones electrolíticas graves pueden causar la muerte. La mayoría de los pacientes
refieren motivos inespecíficos de consulta, salvo que aparezcan manifestaciones que pongan
en peligro la vida. En el apartado siguiente expondremos los problemas electrolíticos más
importantes que encontrará sobre el terreno.
Hiponatremia
Signos y síntomas
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
Casi nunca necesitará medir el sodio para orientar el tratamiento, pero en algunas
circunstancias se pueden realizar análisis en el punto asistencial. Como norma, la
hiponatremia debe corregirse con la misma velocidad con la que haya ocurrido, a menos
que el paciente presente convulsiones o alteraciones graves de consciencia. La
hiponatremia puede corregirse con una velocidad superior a 1-2 mEq/l/h. Los pacientes con
hiponatremia sintomática y signos y síntomas graves, como convulsiones o alteraciones de
consciencia, pueden precisar cloruro sódico al 3% (suero salino hipertónico). Administre
esta solución con cuidado bajo la estrecha supervisión de un especialista. Una corrección
demasiado agresiva del sodio puede ocasionar complicaciones neurológicas debidas a una
mielinólisis protuberancial central.
Hipopotasemia
Signos y síntomas
La hipopotasemia no suele dar signos ni síntomas en las fases iniciales pero, a medida que
progresa y los valores descienden por debajo de 2,5 mEq/l, aparecen signos y síntomas de
hipopotasemia en varios sistemas orgánicos como el neurológico, GI o cardiovascular. Los
síntomas más frecuentes consisten en debilidad, náuseas, vómitos, letargia, confusión y
parestesias en las extremidades.
Los pacientes con hipopotasemia grave (<2 mEq/l) se encuentran muy postrados y
también pueden manifestar arritmias y parálisis muscular. Entre las manifestaciones
cardiovasculares habituales se encuentran las palpitaciones, una presión arterial baja y
alteraciones eléctricas como bloqueos cardíacos, extrasístoles ventriculares y taquicardia
supraventricular. Se han descrito asimismo casos mortales de arritmias, con brilación
ventricular o asistolia (fig. 6-12).
Figura 6-12 Manifestaciones electrocardiográ cas de la hipopotasemia. La concentración sérica de potasio era de 2,2
mEq/l. El segmento ST se prolonga, sobre todo por la presencia de una onda U después de la onda T, y la onda T está aplanada.
(Tomado de Goldman L, Ausiello D: Cecil textbook of medicine, ed 23, Philadelphia, 2007, Saunders.)
Diagnóstico
Tratamiento
Hiperpotasemia
Signos y síntomas
Diagnóstico
Tratamiento
Hipocalcemia
Signos y síntomas
Tratamiento
Hipomagnesemia
El magnesio es el segundo catión bivalente intracelular más abundante del cuerpo humano.
Es un cofactor para la activación de numerosas reacciones enzimáticas. Sus efectos
siológicos sobre el SNC se parecen a los del calcio. El magnesio se reparte por todo el
organismo de manera singular. La mitad de todo el magnesio (2.000 mEq/l) está depositada
como componente mineral en el hueso y del 40 al 50% tiene una localización intracelular.
Solo el 1-2% del magnesio corporal se encuentra en el líquido extracelular; por eso, los
valores séricos de magnesio reflejan mal el contenido corporal total de magnesio.
Signos y síntomas
Los pacientes suelen manifestar síntomas con niveles de 1,2 mg/dl (0,06 mmol/l) o menor.
Los signos y síntomas habituales consisten en estos:
• Temblores
• Hiperreflexia
• Tetania
• Náuseas o vómitos
• Alteración de la consciencia y confusión
• Convulsiones
• Arritmias, del tipo de taquicardia helicoidal, taquicardia ventricular polimorfa y parada
cardíaca
Fisiopatología
Tratamiento
Tome medidas inmediatas para mantener la vía respiratoria, la respiración y la circulación.
Parece razonable iniciar el tratamiento de restitución con magnesio si sospecha una
hipomagnesemia. Si el paciente no tiene ningún problema renal, administre una dosis de 2-
4 g de sulfato de magnesio al 50%. Debe aplicarse con un suero salino siológico o
glucosado, a ser posible, durante 30 a 60 min (cada gramo). No obstante, si el paciente
presenta signos y síntomas graves, incluidas las arritmias, quizá deba aplicar una infusión
rápida a lo largo de 5 o 10 min. No aplique el sulfato de magnesio en bolo porque se
acompaña de efectos secundarios graves, como bradicardia, bloqueo cardíaco e hipotensión.
Rabdomiólisis
La rabdomiólisis es una lesión del músculo esquelético caracterizada por la liberación del
contenido celular, en concreto de mioglobina, con la insu ciencia renal aguda consiguiente
y otras complicaciones renales. Los pacientes inmovilizados durante largo tiempo, como los
que son trasladados a grandes distancias o los que quedan atrapados durante mucho tiempo
antes de poder ser liberados, corren riesgo de rabdomiólisis a consecuencia de la destrucción
muscular.
Signos y síntomas
Fisiopatología
Más que un problema primario, la rabdomiólisis es consecuencia de otra lesión. Los factores
precipitantes habituales de la rabdomiólisis son:
• Trastornos metabólicos
• Golpe de calor y otras urgencias graves asociadas al calor
• Traumatismos
• Lesiones por aplastamiento
• Drogas de abuso
• Ingestión/sobredosis de tóxicos
• Infecciones (infrecuentes)
• Alteraciones electrolíticas
Diagnóstico
Tratamiento
La hidratación intensiva resulta crucial. Hay que administrar líquidos por vía i.v.
(procurando evitar la hipotermia), con la intención de mitigar las complicaciones de la
rabdomiólisis. Aparte de la asistencia médica habitual, considere estas medidas:
Trastornos ambientales
En función del entorno profesional (es decir, ambiente natural o urbano) podrá atender,
con frecuencia o con rareza, las urgencias ambientales. En este capítulo nos limitaremos a
la exposición de las urgencias hipo- e hipertérmicas. En el capítulo 3 se exponen las
urgencias relacionadas con la presión, como los barotraumatismos del buceo, y en el
capítulo 9 se detallan la toxicología y el tratamiento de los envenenamientos.
La lesión local por el frío ocurre con temperaturas muy frías, generalmente por debajo del
punto de congelación. La congelación es la aparición de cristales de hielo dentro del tejido
local en las zonas expuestas. En general, se observa en la zona distal de las extremidades,
sobre todo en los dedos y los pies, pero puede afectar a las extremidades superiores y a
otras regiones. Los factores que incrementan la posibilidad de sufrir una lesión por frío son
una exposición prolongada, la exposición al viento, la indumentaria húmeda, la inactividad
o inmovilidad, la ingestión de alcohol y las patologías preexistentes con disminución de la
circulación periférica. Las regiones corporales con mayor riesgo son la nariz, las orejas y el
pene.
Grado Características
Signos y síntomas
Congelación superficial
• Acorchamiento
• Parestesia (dolor extremo durante el calentamiento)
• Control motor fino alterado (torpeza)
• Prurito
• Edema (generalmente tras el calentamiento)
• Sensación de frío
Congelación profunda
• Vesículas hemorrágicas
• Diminución del arco de movimiento
• Necrosis, gangrena
• Zona fría, moteada, gris (después del calentamiento)
• Tejido inmóvil (pérdida de la elasticidad)
Fisiopatología
Tratamiento
Hipotermia sistémica
La hipotermia sistémica, de nida como una temperatura corporal central inferior a 35 °C,
es una urgencia ambiental frecuente. Se debe a la pérdida de calor, al descenso en la
producción de calor, o a una mezcla de ambos. Este estado se atribuye a una serie de causas
metabólicas, traumáticas, ambientales e infecciosas, pero se da más veces entre pacientes
expuestos a entornos fríos. Conviene recordar que, en presencia de ciertos factores de riesgo
(tiempo prolongado de exposición, exposición al viento, indumentaria húmeda, inactividad
o movilidad, ingestión de alcohol), la hipotermia puede precipitarse con temperaturas muy
superiores a las de congelación. Para reducir la morbilidad y la mortalidad, hay que
reconocer los signos y síntomas de la hipotermia sistémica.
Signos y síntomas
Para diagnosticar la hipotermia deberá estar muy atento. A veces, si el paciente se ha
expuesto a los elementos climáticos, el diagnóstico es evidente. En otros casos, las
manifestaciones clínicas son más sutiles. Los primeros síntomas son en ocasiones
inespecíficos: escalofríos, náuseas, hambre, vómitos, disnea, mareos.
La mayoría de las personas con hipotermia leve tiritan con fuerza y presentan síntomas
inespecí cos, como mareos, letargia, náuseas y debilidad. El incremento de la tasa
metabólica ocurre cuando el cuerpo trata de producir más calor. Si la temperatura cae hasta
33 °C, aparecen signos neurológicos más graves como ataxia (falta de coordinación del
movimiento). Otros signos son:
• Hiperventilación
• Taquipnea
• Taquicardia
Fisiopatología
Figura 6-13 La hipotermia sistémica se asocia a un realce claro del punto J (en el comienzo del segmento ST). Las ondas
J prominentes (flechas) de la hipotermia se denominan ondas de Osborne.
(Tomado de Goldberger A: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2006, Mosby.)
Tratamiento
Casi todos los casos de hipotermia leve remiten con las técnicas de calentamiento pasivo (p.
ej., uso de mantas para tratar de mantener el calor corporal propio del paciente). Aparte de
las instrucciones generales anteriores de tratamiento, suministre líquidos calientes por vía
oral si no hay ningún problema en la vía respiratoria. Evite las bebidas con cafeína porque
fomentan la diuresis. Evalúe con frecuencia al paciente para comprobar si mejora o
empeora. Los pacientes con hipotermia leve se deterioran con rapidez y pasan a un estado
de hipotermia moderada o grave.
• La lividez de las regiones en declive y la midriasis no son criterios ables para suspender la RCP de un paciente con
hipotermia.
• La evaluación de las constantes vitales y del trazado ECG resulta difícil, ya que algunos pacientes no tienen pulsos
detectables. Debe invertir un tiempo mayor del habitual (30-45 s) para comprobar los signos de circulación. Si tiene alguna
duda o no detecta los pulsos, inicie de inmediato la RCP.
• Los pacientes con hipotermia grave suelen presentar bradicardia. Este es un mecanismo protector, ya que un ritmo cardíaco
lento proporciona oxígeno suficiente en condiciones hipotérmicas. Rara vez está indicado el uso de marcapasos.
• Un paciente con hipotermia grave reduce mucho el metabolismo basal, con lo que se produce una acumulación tóxica de los
preparados utilizados en la reanimación cardíaca. Plantéese la retirada de los medicamentos si el paciente tiene una
temperatura central <30 °C, ya que no es probable que el corazón responda a la medicación a esta temperatura.
• Plantéese la intubación endotraqueal temprana para proceder a la ventilación con oxígeno caliente y humidi cado, si fuera
posible.
• No es fácil que la des brilación sea efectiva con temperaturas centrales <30 °C. Plantéese la abstinencia de las tentativas
repetidas de desfibrilación hasta que la temperatura central aumente por encima de este valor.
• En la hipotermia grave pueden ocurrir dilatación gástrica y disminución de la motilidad gástrica. La exploración física del
abdomen resulta poco fiable debido a la rigidez de los músculos rectos, por lo que, después de la intubación traqueal, deberá
colocar una sonda nasogástrica a los pacientes con hipotermia moderada y grave.
Los calambres suponen una urgencia frecuente, relacionada con el calor, de personas que
trabajan o realizan ejercicio con temperaturas altas. Estas contracciones musculares
dolorosas suelen aparecer una vez que cesa la actividad física. Los antecedentes habituales
son los de una persona que ha estado trabajando en un ambiente caluroso y, al descansar,
empieza con los calambres.
Signos y síntomas
Los calambres ocurren en todo el cuerpo pero sobre todo en los miembros inferiores y el
abdomen. Algunos pacientes sudan y, a veces, sienten náuseas.
Fisiopatología
Diagnóstico diferencial
Los calambres por calor no deben confundirse con los calambres del deporte que suceden
durante la actividad deportiva y remiten con el masaje. Los calambres por calor suelen
afectar a otros músculos mientras que los calambres del deporte se dan, de manera
característica, en el músculo ejercitado o estirado en exceso.
Tratamiento
Los calambres por calor que no se acompañan de otras enfermedades asociadas al calor no
suponen una urgencia potencialmente mortal. Las soluciones salinas comerciales para
administración oral, como Gatorade o PowerAde, son útiles para tratar los calambres leves
por calor. Lo mejor es la hidratación oral (si el paciente no vomita). Si los calambres por
calor son más intensos y se acompañan de vómitos, se precisarán líquidos i.v. (suero salino
siológico). No se recomiendan los comprimidos de sal por sí solos, ya que pueden inducir
náuseas y no corrigen el problema de la disminución de volumen.
Agotamiento por calor
El agotamiento por calor se produce por una disminución del volumen sanguíneo debido a
la sudoración excesiva con temperaturas altas. Las personas que trabajan en entornos
calurosos, como los albañiles, los deportistas y los militares, están expuestos si no beben
su ciente agua. El agotamiento por calor, si no se trata, puede progresar hacia un golpe de
calor.
Signos y síntomas
Las manifestaciones clínicas del agotamiento por calor son inespecí cas, pero esta
patología no debe diagnosticarse si el paciente presenta alteraciones del SNC, como
convulsiones, coma, confusión, delirio o hipertermia grave (>40,5 °C). Estas
manifestaciones hacen pensar en un golpe de calor más que en un agotamiento por calor.
Los signos y síntomas del agotamiento por calor son estos:
Fisiopatología
El agotamiento por calor se caracteriza por un descenso del agua y de la sal durante el
ejercicio. La temperatura central se encuentra normal o se eleva hasta 40 °C.
Habitualmente estos pacientes presentan una depleción de volumen y consiguiente
hemoconcentración.
Tratamiento
La mayoría de los pacientes con agotamiento por calor sufren una disminución de agua y de
sal. El problema principal que usted debe afrontar es la hipovolemia. Si el caso es leve,
responderá a la restitución oral de líquidos con soluciones salinas. A menudo, se precisa una
restitución de líquidos i.v., sobre todo si hay signos de inestabilidad hemodinámica. La
solución de elección es el suero salino siológico, pero el tratamiento dependerá del estado
electrolítico del paciente. Además, hay que trasladar a este a un entorno frío y con sombra
o al interior.
Golpe de calor
Un hallazgo casi universal entre los pacientes con golpe de calor es la disfunción
neurológica, a saber, la alteración de consciencia, las cefaleas, las convulsiones y el edema
cerebral. Durante el golpe de calor se impone una enorme demanda al aparato
cardiovascular, lo que puede contribuir al fracaso nal de las funciones corporales. La
exposición continuada al calor determina vasodilatación periférica con vasoconstricción
esplácnica y renal subsiguientes, acompañadas en ocasiones de disfunción hepática. La
exposición continuada al calor determina una inestabilidad hemodinámica, mala perfusión
cutánea, aumento de la temperatura central y fracaso multiorgánico.
Clasificación
El golpe de calor se clasi ca como golpe de calor clásico o golpe de calor por el ejercicio.
No es imprescindible distinguir ambos sobre el terreno, ya que su tratamiento es similar,
pero para la exposición los abordaremos por separado.
En cambio, el golpe de calor por el ejercicio es propio de los jóvenes, por ejemplo
deportistas que entrenan con temperaturas y humedades altas y cuya temperatura central
se eleva muy deprisa, impidiendo que el cuerpo disipe el calor. Alrededor de la mitad de
estos pacientes continúa sudando, aun cuando el golpe de calor resulte inminente.
Signos y síntomas
El paciente con cualquiera de estos tipos de golpe de calor mostrará signos y síntomas
similares:
• Alteraciones de consciencia
• Hiperventilación
• Taquicardia
• Hipotensión
• Insu ciencia cardíaca de gasto alto (la hipotensión y la taquicardia son signos
premonitorios)
• Hemorragia digestiva
• Edema pulmonar
• Alteraciones electrolíticas
• Disfunción hepática
Tratamiento
Quite la ropa al paciente. Registre y anote la temperatura central, a ser posible con
una sonda rectal, cada 5 min. En cuanto la temperatura central haya descendido hasta 39
°C, deberá suspender las medidas de refrigeración para no inducir una tiritona. Puede bajar
la temperatura rociando la piel con agua tibia y abanicando al paciente. El uso de agua fría
es contraproducente porque induce tiritona, que eleva la temperatura central.
Si hay signos de shock hipovolémico, rehidrate al paciente con bolos de 500 a 1.000 ml
de líquidos cada 20 min. Puede usar líquidos i.v. fríos. Revise el estado hemodinámico y
mantenga una presión arterial media de 60 mmHg. Evite la sobrecarga de líquidos, puesto
que el paciente corre el riesgo de presentar una insu ciencia cardíaca de gasto alto y edema
pulmonar, como se ha expuesto con anterioridad.
Si aparecen convulsiones, trátelas con loracepam o diacepam bajo la dirección de un
médico o conforme al protocolo local.
Signos y síntomas
Los pacientes con síncope por calor presentan mareos, aturdimiento y signos de
hipovolemia. Si el síncope se asocia al ejercicio, estos signos ocurren cuando cesa la
actividad.
Fisiopatología
Tratamiento
Como con cualquier enfermedad asociada al calor, hay que trasladar al paciente a un lugar
más frío. Casi todos los casos remiten por sí solos y los síntomas se alivian parcialmente con
el decúbito. Vigile los signos de deterioro del paciente. Las personas con riesgo de síncope
por calor se deben mover con frecuencia. Así, hay que educar a los deportistas para que
continúen moviéndose cuando cese su actividad vigorosa y para que reconozcan los
síntomas premonitorios como el aturdimiento o la debilidad, y se alejen del entorno
caluroso. De esta manera se evitan posibles lesiones traumáticas o secuelas médicas que
suceden al síncope.
Expuesta de forma breve en apartados anteriores del capítulo, bajo el epígrafe general de
alteraciones electrolíticas, se trata de un trastorno al que se ha prestado más atención en
los últimos años. La hiponatremia asociada al ejercicio es una de las causas más habituales
de muerte de los deportistas jóvenes y sanos que practican deportes de resistencia como el
maratón.
Signos y síntomas
Hay que clasi car al paciente según los síntomas y no según la concentración hallada de
sodio en el suero; los valores relativos se dan entre paréntesis:
Fisiopatología
Tratamiento
Como ocurre con la mayoría de las patologías, lo mejor es prevenir educando a las personas
con riesgo. A los deportistas se les debe enseñar a evitar la ingestión excesiva de líquidos
hipotónicos durante el ejercicio. Ni siquiera las bebidas comercializadas para los deportistas
contienen sodio su ciente para prevenir la hiponatremia. Junto con los líquidos deben
tomarse refrigerios salados.
Signos y síntomas
Fisiopatología
El síndrome neuroléptico maligno suele ocurrir en la primera o dos primeras semanas del
tratamiento con un antipsicótico. La saturación rápida del fármaco, el incremento de la
dosis y la adición de nuevos medicamentos constituyen factores de riesgo conocidos. Los
pacientes deshidratados o que han sufrido un síndrome maligno previo por neurolépticos
también están expuestos a un mayor riesgo. La rigidez muscular que caracteriza al síndrome
maligno por neurolépticos se debe al bloqueo de los receptores dopaminérgicos.
Diagnóstico diferencial
El síndrome neuroléptico maligno se puede confundir con una hipertermia maligna, ya que
en ambos casos se observan rigidez muscular y elevación de la temperatura corporal.
Tratamiento
Conclusiones
La asistencia de los pacientes con urgencias endocrinas, metabólicas y ambientales es una
de las más complicadas para el profesional sanitario. A veces, las semejanzas y las
diferencias en las presentaciones cardinales resultan sutiles, lo que di culta la capacidad
para establecer el diagnóstico de base y retrasa las intervenciones oportunas. La aplicación
de la losofía de evaluación AMLS lo ayudará a recoger una historia clínica extensa y a
realizar una exploración física selectiva. Este método de evaluación le permitirá aplicar sus
conocimientos de anatomía, siología y siopatología para exponer las causas frecuentes y
menos habituales de los distintos procesos. El reconocimiento del patrón le permitirá
comparar la presentación clínica del paciente con el motivo de consulta y formular un
diagnóstico de presunción. La excelencia en el análisis y la síntesis de la información para
proporcionar una atención segura, e ciente y e caz merecen el esfuerzo invertido para
lograrla. Su aportación al equipo de evaluación AMLS es vital para mejorar la evolución del
paciente.
1 El diagnóstico diferencial abarca las alteraciones electrolíticas como hipopotasemia o hipernatremia, la alcalosis metabólica
(relacionada con el síndrome de Cushing) o la acidosis metabólica (relacionada con el tratamiento con metformina), la
hiperglucemia o la hipoglucemia, la toxicidad de la digoxina, la sepsis o la insuficiencia cardíaca.
2 Para acotar el diagnóstico diferencial deberá completar los datos de la enfermedad actual y los antecedentes personales.
Realice una exploración física evaluando la deshidratación, realizando una auscultación cardiopulmonar y explorando el
estado mental. Las pruebas diagnósticas comprenden un análisis de la glucemia, la monitorización ECG y un trazado ECG de
12 derivaciones, la Sao2, la etco2 y la bioquímica si se dispone de ella.
3 La paciente muestra signos que indican shock, infección o alteración electrolítica. Los signos del shock pueden enmascararse
por el tratamiento con prednisona y el tratamiento con digoxina impedirá que la frecuencia cardíaca aumente para
compensar el shock. Administre oxígeno, coloque una vía vascular y administre líquidos i.v. Continúe monitorizando el
ECG y traslade a la paciente al hospital más próximo.
Resumen
Bibliografía
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1. El paciente re ere una molestia en la mano cuando usted in a el manguito para medir la presión arterial. Usted nota que la
muñeca se flexiona y los dedos se aproximan. ¿Qué trastorno endocrino sospecha?
a. Enfermedad de Addison
b. Síndrome de Cushing
c. Hipoparatiroidismo
d. Mixedema
2. Una mujer de 47 años tiene ansiedad y palpitaciones en el corazón. Dice que ha sido diagnosticada hace poco de «problemas en
la glándula tiroidea». En la exploración se observa exoftalmía. Las constantes vitales son: PA 108/72 mmHg, FC 128 lpm, FR
20/min. Entre las intervenciones necesarias se encuentra la administración de:
a. Amiodarona
b. Ácido acetilsalicílico
c. Líquidos por vía intravenosa
d. Metilprednisolona
3. ¿Cuál de estos datos de la evaluación podría encontrar en un paciente con mixedema?
a. Signo de Chvostek
b. Piel seca y amarilla
c. Exoftalmía
d. Hiperreflexia
4. ¿Qué tratamiento propondría a un paciente con antecedentes de enfermedad de Addison y estas constantes vitales: PA 94/58
mmHg, FC 124 lpm, FR 20/min?
a. Hemoderivados
b. Catecolaminas
c. Potasio
d. Hidrocortisona
5. ¿Qué esperaría encontrar en la exploración física de un paciente con síndrome de Cushing?
a. Glucemia de 180 mg/dl (10 mmol/l)
b. Presión arterial de 94/54 mmHg
c. Frecuencia cardíaca de 50 lpm
d. Cara y perfil corporal delgados
6. Cuando la glucosa sérica desciende por debajo de 70 mg/dl (3,9 mmol/l), ¿qué ocurre?
a. Aumenta la secreción de adrenalina
b. Disminuye la secreción de glucagón
c. Aumenta la secreción de hormona de crecimiento
d. Aumenta la producción de insulina
7 . UN hombre de 22 años lleva dos días con dolor abdominal. Presenta rubefacción y un olor a acetona del aliento. En la
evaluación se aprecia PA de 106/54 mmHg, FC de 128, FR de 28, y una glucosa de 568 mg/dl. La máxima prioridad es:
a. Administrar glucagón i.m.
b. Intubar la tráquea
c. Infundir rápidamente suero salino fisiológico i.v.
d. Realizar un electrocardiograma de 12 derivaciones
8. ¿En qué paciente estaría indicada la administración intravenosa inmediata de bicarbonato sódico?
a. Persona de 22 años, que no responde y que tiene una frecuencia respiratoria de 8 rpm tras una sobredosis de heroína
b. Persona de 22 años con ansiedad, pulso cardíaco acelerado y taquipnea
c. Persona de 34 años con náuseas, vómitos y diarrea desde hace 4 días, con respiración superficial y confusión leve
d. Persona de 45 años que refiere dolor en el pecho, tiene una parada cardíaca en ese momento y no responde al tratamiento
9 . Una enferma de 72 años se queja de dolor de cabeza y depresión, fasciculación intermitente en los músculos de la cara y
debilidad general en las dos últimas semanas. Re ere antecedentes de hipoparatiroidismo. En el ECG se observa prolongación
del segmento ST. Durante el traslado sufre una convulsión. ¿Qué trastorno electrolítico es más probable?
a. Hipocalcemia
b. Hiperpotasemia
c. Hipercalcemia
d. Hiponatremia
10. Un cazador de 62 años ha desaparecido en una zona pantanosa. Cuando empieza a atenderle, está letárgico, confuso y con una
temperatura corporal de 31 °C. El ECG revela bradicardia. ¿Cuál debería ser su prioridad terapéutica?
a. Atropina, 0,5 mg i.v.
b. Adrenalina en infusión, 2-10 μg/min
c. Calentamiento rápido
d. Estimulación cardíaca transcutánea
Capítulo 7
Dolor abdominal
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Describir la anatomía y la siología de los sistemas cardiovascular, respiratorio, gastrointestinal, genitourinario, reproductor,
neurológico y endocrino, en la medida en que se relacionan con el dolor abdominal.
2 Correlacionar el hallazgo de dolor, de acuerdo con su localización, irradiación y tipo —visceral o somático—, con los datos
OPQRST del dolor abdominal.
3 Demostrar capacidad para formular un diagnóstico diferencial, aplicar un razonamiento clínico cabal y utilizar la toma
avanzada de decisiones clínicas para atender a los pacientes que solicitan asistencia por dolor abdominal y tienen unas de estas
presentaciones cardinales asociadas:
a. Constantes vitales inestables
b. Hemorragia digestiva
c. Náuseas y vómitos
d. Diarrea
e. Ictericia
f. Hemorragia vaginal
4 Valorar las patologías potencialmente mortales del paciente durante las evaluaciones primaria, secundaria y continuada.
5 Enumerar vías e caces para descubrir las alergias del paciente, la lista de fármacos, los antecedentes personales y la
enfermedad actual y la última ingesta por vía oral, y averiguar de qué manera esta información in uye en la asistencia del
paciente.
6 Aplicar las opciones pertinentes de tratamiento, monitorización y atención continuada de los pacientes con dolor abdominal.
Términos clave
Anatomía y fisiología
El tubo digestivo relaciona los órganos que intervienen en el consumo, el procesamiento y
la eliminación de los nutrientes. Empieza por la boca, continúa con el esófago, recorre la
cavidad torácica hasta el abdomen y termina en la pelvis a la altura del recto. En la figura
7-1 se muestra la localización de los órganos abdominales. A lo largo de este tubo tan
extenso pueden ocurrir multitud de problemas. Las molestias de los pacientes suelen ser
inespecí cas, por lo que muchas veces resulta difícil alcanzar el diagnóstico, incluso con los
medios más avanzados.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Órganos accesorios
Hígado
Extracción de toxinas de la sangre Síntesis de las proteínas del plasma Absorción y metabolización
de las hormonas
Almacenamiento de vitaminas
Vesícula biliar
La vesícula es un órgano piriforme que se aloja debajo del hígado y cuya función es
modi car y almacenar la bilis. La precipitación en exceso de sales biliares puede hacer que
se formen cálculos biliares dolorosos.
Páncreas
El páncreas está detrás del estómago, entre la primera porción del duodeno y el bazo en la
región epigástrica central; su conducto se une al colédoco y desemboca en el duodeno.
Cumple una función digestiva como órgano exocrino, pues segrega enzimas digestivas,
bicarbonato, electrólitos y agua, y otra función endocrina, que no participa directamente en
la digestión pero que segrega:
Motilidad
Los alimentos avanzan por el tubo digestivo gracias a la motilidad de este. Durante este
proceso se mezclan también los componentes alimentarios y se reduce el tamaño de las
partículas para que el alimento pueda digerirse y los nutrientes absorberse. La respuesta
muscular estructurada y coordinada se llama peristaltismo y es imprescindible para el éxito
de este proceso. El sistema neurológico —en concreto, los sistemas nerviosos simpático y
parasimpático— orquesta estos movimientos.
El nervio vago, parte del sistema nervioso parasimpático, inerva el tubo digestivo hasta
la altura del colon transverso. Desempeña una misión cardinal en el vaciamiento gástrico
pues modi ca la motilidad del tubo digestivo. Controla la contracción y la dilatación de los
esfínteres y del músculo liso. Además, este nervio cumple una función secretora y estimula
el vómito. (Como el nervio vago también regula la frecuencia cardíaca, muchas veces
cuando una persona eructa o vomita, presenta taquicardia.) El nervio pélvico estimula el
colon descendente, el colon sigmoideo, el recto y el conducto anal. Los nervios vago y
pélvico inervan el músculo estriado del tercio superior del esófago y del esfínter anal
externo (fig. 7-2).
Figura 7-2 Inervación de los principales órganos diana por el sistema nervioso autónomo. Las bras simpáticas están
resaltadas en rojo, y las parasimpáticas, en azul.
(Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Secreción
El tubo digestivo está tapizado por células que segregan líquidos para facilitar la motilidad
y la digestión. Estas células segregan hasta 9 l de agua, ácidos, tampones, electrólitos y
enzimas en un período de 24 h. La mayor parte de este líquido se reabsorbe, pero, cuando
aparece diarrea y es intensa o voluminosa, pueden perderse cantidades importantes de
líquido y aparecer deshidratación y shock.
Digestión
La digestión es la descomposición del alimento en componentes que puedan servir para la
nutrición de las células corporales. La digestión consiste en la descomposición mecánica y
química de los alimentos que ingerimos.
Absorción
El intestino delgado es el lugar principal de absorción de los líquidos y nutrientes, y el
grueso, el del agua y las sales.
Dolor
Los niños pequeños y los ancianos tienen di cultades para referir el dolor a los clínicos.
En ambos casos, la percepción del dolor es diferente, así como la localización. Los ancianos
pueden confundirse con el lugar exacto de origen del dolor y conviven, a menudo, con un
dolor crónico que altera la percepción del mismo. Los niños localizan mal el dolor exacto y
a veces tienen dificultades para verbalizarlo.
Otro factor que complica el diagnóstico del dolor abdominal es la variedad en la
percepción de la molestia, que depende de la causa y del grado individual de tolerancia del
dolor. Además, el dolor abdominal suele evolucionar a lo largo del tiempo y se va
de niendo conforme avanza la enfermedad. El dolor abdominal se divide en tres categorías:
visceral, parietal y referido. Examinaremos cada una de ellas.
Dolor visceral
E l dolor visceral ocurre cuando se distienden las paredes de los órganos huecos,
activándose los receptores de estiramiento. Este tipo de dolor se caracteriza por una
molestia profunda y persistente que oscila desde leve hasta intolerable. Los descriptores
más habituales son retortijones, ardores y punzadas.
El dolor visceral es difícil de localizar, porque los órganos abdominales transmiten las
señales dolorosas a ambos lados de la médula espinal, aunque habitualmente se percibe en
la región epigástrica, periumbilical o suprapúbica. El dolor visceral epigástrico proviene
casi siempre del estómago, vesícula, hígado, duodeno o páncreas. El dolor periumbilical
tiende a asociarse con el apéndice, el intestino delgado o el ciego, mientras que el
suprapúbico procede de los riñones, uréteres, vejiga, colon, útero u ovarios (fig. 7-3).
Figura 7-3 Localización del dolor visceral. El dolor originado en los órganos expuestos en 1, 2 y 3 se percibe en el
epigastrio, el mesogastrio (centro del abdomen) y el hipogastrio, respectivamente, como se ilustra en A.
(Tomado de Feldman M, Friedman LS, Brandt LJ: Sleisenger & Fordtran’s gastrointestinal and liver disease
pathophysiology/diagnosis/management, Philadelphia, Saunders, 2006.)
Tabla 7-2 Diagnóstico diferencial del dolor abdominal con náuseas y vómitos
Ondansetrón 8 mg p.o. 3 veces al día o 0,15 mg/kg i.v. Hipersensibilidad, hipertensión, taquicardia, ansiedad,
durante 15 min mareos, cefalea
Proclorperacina 5-10 mg (p.o., i.m., i.v.) 3-4 veces al día, a Reacción extrapiramidal, sedación, síndrome maligno
demanda por neurolépticos
Prometacina 12,5-25 mg (p.o., i.m., o i.v.) cada 4-6 h; Sequedad de boca, visión borrosa, sedación, depresión
infusión i.v. lenta respiratoria
Meclocina 25-50 mg p.o. cada 24 h, a demanda Sedación, sequedad de boca, visión borrosa
i.m., por vía intramuscular; i.v., por vía intravenosa; p.o., por vía oral.
El dolor somático suele aparecer más tardíamente. Como el peritoneo parietal rodea los
órganos afectados, las estructuras dañadas tardan más en notar la irritación y el dolor. Los
ganglios de la raíz posterior de la médula activan el dolor parietal, de modo que este suele
localizarse en el mismo lado y en el mismo dermatoma que el órgano afectado. Los
dermatomas representan la relación entre los nervios raquídeos y la parte del cuerpo
inervada por ellos (fig. 7-4).
Figura 7-4 Diagnóstico diferencial del dolor abdominal agudo. ERGE, enfermedad por re ujo gastroesofágico; ICC,
insuficiencia cardíaca aguda; LID, lóbulo inferior derecho; LII, lóbulo inferior izquierdo.
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM, et al: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, Mosby, 2009.)
Dolor referido
Cuando el dolor emana desde una localización distinta a la del origen, se habla de dolor
referido. En otras palabras, el dolor es «referido» desde su origen hacia otro lugar. Este
fenómeno se debe a las vías neurales superpuestas. Por ejemplo, el dolor referido acompaña
a menudo a la colecistitis: el paciente suele percibir el dolor en la región escapular derecha.
En el infarto de miocardio es también costumbre que el dolor se re era al cuello, al maxilar
o al brazo. (v. fig. 1-18 del capítulo 1).
Evaluación
Observación inicial
Durante la observación inicial elaborará una primera impresión del paciente. La evaluación
AMLS recomienda que esta observación inicial guíe gran parte de la atención al paciente.
Tabla 7-4 Trastornos críticos, urgentes y no urgentes que cursan con signos y síntomas abdominales
Su trabajo consiste en recoger indicios de la evaluación y combinarlos para crear el
diagnóstico diferencial. Mientras busca los indicios, deberá echar una ojeada a los aparatos
descritos en el cuadro 7-1. Es necesario que incluya o excluya posibles diagnósticos de la
lista, basándose en sus propias observaciones de la escena y en la historia clínica, en la
exploración física y en los datos de laboratorio del paciente. En el cuadro 7-2 se ofrecen
consideraciones para la evaluación inicial de un paciente con dolor abdominal. Puede
repasar el capítulo 1 en el que se describen con detalle las consideraciones generales para la
evaluación inicial. En la tabla 7-5 se resumen los parámetros de laboratorio que
habitualmente se solicitan en caso de dolor abdominal.
Cuadro 7-1 Dispositivos sanitarios utilizados por los pacientes con trastornos
abdominales
A medida que progresa la tecnología, los profesionales prehospitalarios se encuentran con una amplia gama de dispositivos
sanitarios en el domicilio de los pacientes. Revisaremos algunos de los que usted verá más a menudo.
• Sondas de alimentación nasogástrica y nasoentérica. Las sondas de alimentación nasogástrica y nasoentérica suelen ser
tubos exibles de pequeño diámetro que pasan desde la nariz hasta el estómago o el intestino. Se utilizan para la
administración de alimentos o de líquidos a los pacientes que no consumen su cientes cantidades de ellos por la boca y
también para infundir fármacos. Las personas con estas sondas son pacientes con antecedentes de cáncer, cirugía de
derivación gástrica o ictus. Pueden aparecer muchas complicaciones, por ejemplo:
• El tubo puede desplazarse, con lo que el paciente aspiraría el líquido a los pulmones. De hecho, el tubo puede desplazarse
hasta el pulmón. Deberá sospechar esta complicación si el paciente empieza a toser o a ahogarse, no puede hablar o se
ven burbujas de aire cuando el extremo proximal del tubo se coloca en el agua.
• Las paredes del tubo son, en general, bastante delgadas y pueden presentar pequeñas fugas.
• El tubo se puede obstruir si no se irriga bien después de administrar alimentos o fármacos.
Si ocurre cualquier anomalía, hay que suspender el uso de la sonda.
• Tubos de alimentación transabdominales. Los tubos de alimentación transabdominales se colocan en el quirófano y
aportan una vía directa de alimentación hacia el estómago (tubo de gastrostomía; v. ilustraciones), yeyuno (tubo de
yeyunostomía) o ambos (tubo de gastroyeyunostomía). Se utilizan cuando hay que administrar alimentos, líquidos o
medicación durante más tiempo del que puede colocarse una sonda por vía nasal.
El tubo de gastrostomía se coloca en el quirófano a través de la pared abdominal y dentro del estómago.
(Tomado de American College of Emergency Physicians, Pons P, Carson D, editors: Paramedic field care: a complaint-based
approach, St Louis, 1997, Mosby.)
Botón de gastrostomía.
(Tomado de Chaudhry B, Harvey D: Mosby’s color atlas and text of pediatrics and child health, London, 2001, Mosby.)
Los tubos transabdominales de alimentación suelen usarlos los pacientes con di cultades para tragar, atresia esofágica,
quemaduras o estenosis esofágicas, malabsorción crónica o fallo de medro intenso. Entre sus complicaciones se cuentan:
• Posible infección del estoma. Examine si hay drenaje por la zona y eritema e inflamación en la piel adyacente.
• Puede haber fugas por el estoma si el tubo es demasiado pequeño.
• El tubo de alimentación se puede obstruir o desplazar.
• El paciente puede sufrir peritonitis o perforación gástrica o del colon.
Si aparece cualquiera de estas anomalías, hay que suspender la alimentación.
• Estoma intestinal. El estoma intestinal es una abertura en la pared abdominal creada en el quirófano para eliminar el
contenido intestinal. Se puede colocar de manera temporal o permanente a pacientes con anomalías intestinales congénitas,
cáncer, enfermedad de Crohn grave, colitis ulcerosa o traumatismos abdominales. Se puede redirigir hacia la pared
abdominal cualquier porción del intestino. Si la abertura intestinal está más cerca del estómago que del íleon, es probable
que el paciente presente diarrea, ya que no se pueden formar las heces. La bolsa que se coloca sobre el estoma para recoger
los desechos debe vaciarse periódicamente para minimizar la degradación tisular que causa el contacto prolongado con la
deposición.
• Dispositivos de acceso para la hemodiálisis. La hemodiálisis es un proceso en el que la sangre del paciente pasa por una
máquina llamada dializador que elimina los productos de desecho y estabiliza el equilibrio hidroelectrolítico del sujeto. Para
obtener el acceso vascular existen múltiples localizaciones y dispositivos, de manera que la sangre pueda ser depurada y
devuelta al cuerpo durante la diálisis:
• El cortocircuito es una comunicación sintética temporal entre una arteria y una vena.
• La fístula es una conexión quirúrgica permanente entre una arteria y una vena.
• Para obtener el acceso vascular se puede colocar también un catéter en la arteria subclavia.
• Se puede colocar un puerto con forma de botón (Hemasite) en el lugar de entrada.
Examine si observa frémito o soplo para veri car la permeabilidad del cortocircuito de la fístula, que suele localizarse
en la extremidad superior, pero a veces se coloca en la inferior. Conviene evitar la toma de la presión arterial en la
extremidad donde exista el cortocircuito de la fístula.
• Dispositivos de acceso para la diálisis peritoneal. El dispositivo para la diálisis peritoneal es un catéter que permite la
infusión de líquido en el abdomen y su posterior drenaje. Con este proceso se eliminan los productos de desecho y se
estabiliza de forma temporal el equilibrio hidroelectrolítico.
Cuadro 7-2 Evaluación inicial de las molestias abdominales
• Respete las precauciones estandarizadas. El sangrado, las náuseas y los vómitos son peligros asociados al dolor abdominal y
obligan a utilizar un equipo de protección individual para evitar la exposición a los líquidos corporales.
• ¿Cuál es la molestia referida por el paciente? ¿Se asocia el motivo de consulta con una molestia abdominal, por ejemplo
náuseas, vómitos o diarrea? En tal caso, utilice estos signos y síntomas para descartar las patologías que con más
probabilidad desestabilizan al paciente y continúe con los signos y síntomas que no ponen en peligro su vida.
• Aplique el sentido común. Solo observando con sus ojos, oídos e incluso el sentido del olfato obtendrá multitud de datos:
• ¿Qué aspecto tiene la escena? ¿Está limpia la casa? ¿Hay botellas, platos u otros artículos sucios que hagan pensar en un
diagnóstico como gastroenteritis o intoxicación alimentaria?
• ¿Cuál es el estado del paciente? ¿Tiene un color normal de la piel o está pálida (indicativo de shock) o amarilla (ictericia,
que indicaría una afectación del hígado)?
• El paciente, ¿no cesa de moverse o está en flexión antiálgica en la cama? Evalúe la capacidad de deambulación del
paciente y su postura, que le podrán indicar posibles diagnósticos.
• ¿Qué olores nota? El olor a la hemorragia digestiva puede ser indicativo de una posible amenaza vital.
• ¿Ha oído eructar o vomitar? En tal caso, explore si hay una hemorragia digestiva y prepárese para tratar el shock del
paciente asociado a la hemorragia o a la deshidratación.
• Esta información, ¿indica alguna causa de la molestia abdominal? En tal caso, emprenda las medidas pertinentes y continúe la
evaluación basándose en las observaciones iniciales.
Tabla 7-6 Diagnóstico diferencial de los trastornos abdominales con presentación urgente
Tabla 7-7 Estudios radiológicos para el diagnóstico de los trastornos abdominales
Neurológico Pregunte por accidentes o traumatismos recientes, sobre todo si el paciente tiene alteración de
consciencia o sufre náuseas y vómitos.
Cardiovascular La indigestión y las molestias abdominales altas obligan a evaluar un síndrome coronario agudo.
Musculoesquelético Observe si la piel está pálida, ictérica, urémica o hay cambios que indiquen la causa del dolor
y cutáneo abdominal.
Busque cicatrices, estomas o dispositivos externos (p. ej., drenajes, tubos y bombas) que puedan
indicar la causa de los síntomas abdominales del paciente.
Enfermedades La historia clínica del paciente, un mal olor y la presencia de una sonda de Foley u otro dispositivo
infecciosas invasivo apuntan hacia un proceso infeccioso.
y hematológicas Tome la temperatura del paciente para evaluar la fiebre.
Evalúe el posible daño intestinal, que se asocia a peritonitis y posiblemente sepsis.
Analice los datos de laboratorio que resultan útiles para el diagnóstico hematológico, como el
recuento de leucocitos, la hemoglobina y el hematocrito, el tiempo de protrombina y el tiempo de
tromboplastina parcial.
Toxicológico Explore los problemas de exposición. Muchos síndromes tóxicos tienen un componente
(nuclear, biológico gastrointestinal. Familiarícese con la diversidad de síndromes tóxicos y esté siempre atento para no
y químico) obviarlos en el diagnóstico diferencial.
Melena Heces de color negro como el alquitrán que contiene sangre Hemorragia digestiva alta
digerida
Prueba de sangre oculta Identificación en el laboratorio de sangre en las heces que no Hemorragia digestiva baja
en heces se ve a simple vista
Figura 7-5 Patrones de dolor referido. El dolor o molestia en estas regiones suele aportar indicios de una enfermedad de
base.
(Tomado de Hamilton GC, Sanders AB, Trott AT, et al: Emergency medicine: an approach to clinical problem solving, ed 2,
Philadelphia, 2002, Saunders.)
Anote el dolor empleando las palabras del paciente que resultan más reveladoras que
las que pueda utilizar el profesional sanitario. Formule preguntas abiertas —¿A qué se
parece el dolor? ¿Cómo lo describiría?— para que el paciente se explaye. La respuesta
puede variar desde «Me duele» hasta «Es como si me hubieran desgarrado por dentro». Si la
persona no puede describir el dolor, dele alguna pista: ¿es un dolor vivo, desgarrador,
caliente, sordo o se parece a un ardor? Indague las actividades o los movimientos que
empeoran o mejoran el dolor y anote cualquier remedio casero o medida correctiva que
haya intentado el paciente, incluso si no dio resultado.
El uso de una escala de dolor ayuda a comparar el dolor del paciente a lo largo del
tiempo. Los pacientes tienen grados muy dispares de tolerancia del dolor, que dependen de
las normas culturales y del propio umbral de dolor. Si cada uno de nosotros pudiera
experimentar el mismo dolor, no hay duda de que lo percibiríamos de forma muy distinta.
Por eso, la escala del dolor no sirve tanto para determinar la intensidad del dolor, hecho
muy subjetivo, sino para vigilar su tendencia a la mejoría o al empeoramiento. Pida al
paciente que puntúe periódicamente el dolor, procure anotar la respuesta y fíese de las
declaraciones que el paciente hace sobre sus síntomas.
Evaluación física
Uno de los objetivos esenciales de la evaluación global del dolor abdominal consiste en
saber si el paciente ser intervenido quirúrgicamente. (Quizá desee revisar la evaluación
minuciosa del paciente en el capítulo 1.) Observe el aspecto general del paciente, su nivel
de consciencia (NC) y el color, la temperatura y la humedad de la piel para calibrar la
gravedad del problema. Los pacientes que están confusos, pálidos y con diaforesis
presentan un estado más crítico. El dolor hace que algunos de ellos no paren de moverse y
mani esten otros signos de agitación. De nuevo, una vez estabilizadas la vía respiratoria, la
respiración y la circulación, deberá realizar una exploración más concreta de la molestia
abdominal.
Inspección
La exploración del abdomen debe comenzar siempre por la inspección, ya que la palpación
puede alterar el aspecto general del abdomen y provocar incluso dolor que impide la
palpación posterior por la defensa abdominal. Examine si hay distensión, pulsaciones,
equimosis, asimetría, embarazo, cicatrices, masas o cualquier otra cosa extraña.
Auscultación
Percusión
La percusión abdominal indica si determinadas regiones contienen más gas o líquido. Los
bordes de los órganos y las masas también se determinan mediante percusión. Como para la
auscultación, se requiere práctica para la percusión. Antes de palpar o percutir el abdomen,
cerciórese de que el paciente entiende lo que va a hacer. Él lo tolerará mejor y
experimentará menos ansiedad si empieza por el lado no afectado y progresa luego hasta
las zonas dolorosas. Deben registrarse el dolor espontáneo y el producido con la percusión.
Palpación
Las causas de dolor abdominal pueden originarse en cualquier sistema del cuerpo. La
gravedad de una determinada enfermedad varía desde inocua hasta potencialmente mortal,
pero las posibilidades de tratamiento sobre el terreno son muy limitadas. Es imprescindible
reconocer cuanto antes a los pacientes en estado crítico. Para darse cuenta de que el
paciente sufre un trastorno crítico no se requiere un equipo diagnóstico avanzado.
Comienzo (Onset) ¿Cómo empezó la hemorragia? ¿Lo hizo de manera gradual o repentina?
Provocación/paliación ¿Mejora o empeora con algún factor? ¿Hay algo que aumente, por ejemplo, los vómitos?
Calidad (Quality) ¿A qué se parece? ¿Qué color tiene? ¿Cuánto está sangrando?
Región ¿Cuál es el origen del sangrado? Pregunte por el sangrado digestivo alto y bajo.
Gravedad (Severity) ¿Cómo valoraría el sangrado sobre una escala de 0 a 10? ¿Está aumentando o disminuyendo
intensidad?
Tiempo ¿Desde cuándo han aparecido los síntomas? ¿Son continuos o intermitentes?
Muchos pacientes describen el sangrado, pero otros tienen signos y síntomas iniciales
más ambiguos, como taquicardia, síncope, hipotensión, angina de pecho, debilidad,
confusión o parada cardíaca. Una buena historia representa, en ocasiones, la única manera
de averiguar la causa de estos problemas.
Las causas de la hemorragia digestiva alta son numerosas y comprenden la enfermedad
ulcerosa péptica, la gastritis y la esofagitis erosivas, las várices esofágicas y gástricas, y el
síndrome de Mallory-Weiss. Los factores que incrementan el riesgo de mortalidad son la
inestabilidad hemodinámica, la hematemesis o hematoquecia repetida, la imposibilidad
de evacuar la sangre a pesar del lavado gástrico, una edad superior a 60 años y la
existencia de enfermedades asociadas, como las cardiovasculares o pulmonares.
Enfermedad ulcerosa péptica
La enfermedad ulcerosa péptica afecta a cerca de 5 millones de estadounidenses y es la
causa más habitual de hemorragia digestiva (aproximadamente el 60% de los casos). La
causa del 60 al 70% de las úlceras peptídicas del último decenio es Helicobacter pylori, por lo
que la úlcera péptica ya no es considerada una enfermedad crónica.
Fármacos
Antisecretores Mecanismo de acción
específicos
Antagonistas de los cimetidina Supresión de la secreción de ácido por bloqueo de los receptores H2 de
receptores H2 famotidina las células parietales
nizatidina
ranitidina
omeprazol
pantoprazol
rabeprazol
Antagonistas muscarínicos pirencepina Supresión de la secreción de ácido por bloqueo de los receptores
colinérgicos muscarínicos
Las gastritis y esofagitis erosivas suelen producir menos hemorragia que la enfermedad
ulcerosa péptica y la patología remite de forma espontánea. Los signos y síntomas
principales consisten en indigestión, pirosis, dispepsia y eructos. Algunos pacientes sufren,
además, náuseas y vómitos. La gravedad de los síntomas no re eja de manera adecuada la
intensidad de las lesiones.
En el ámbito prehospitalario es muy poco lo que se puede hacer en estos casos.
Mantenga la vía respiratoria, la respiración y la circulación y adopte otras medidas para la
comodidad del paciente, como una colocación en una postura correcta, o la administración
de analgésicos y antieméticos. Se puede proceder al lavado gástrico para examinar si hay
sangrado activo. Si el paciente no tiene una hemorragia activa, la mezcla de lidocaína
viscosa y un antiácido produce cierto alivio. Para el tratamiento prolongado, como en la
enfermedad ulcerosa péptica, hay que administrar IBP y desaconsejar el ácido
acetilsalicílico, los AINE, la cafeína y el alcohol.
La endoscopia sirve para inyectar un esclerosante (una solución muy irritante) que
fomente la coagulación; la técnica se denomina escleroterapia. Se puede administrar
octreótido, pero su e cacia frente al sangrado por várices es limitada. Otra opción
farmacológica es la vasopresina en infusión. Otra opción que fomenta la coagulación es el
tratamiento con la colocación de bandas de goma en las varices. Las varices se parecen a
los pólipos y la colocación de bandas puede impedir su sangrado (fig. 7-7).
Figura 7-7 Visión endoscópica de las úlceras relacionadas con ligadura de varices. A. La unión gastroesofágica se
visualiza en una retroversión tras la ligadura de varias varices gástricas (puntas de echa) que parecen pólipos. B. Endoscopia
alta del mismo paciente 4 semanas después en la que se observan varias úlceras en el lugar de la ligadura previa (puntas de
flecha).
(Tomado de Feldman M, Friedman LS, Brandt LJ: Sleisenger & Fordtran’s gastrointestinal and liver disease
pathophysiology/diagnosis/management, Philadelphia, 2006, Saunders.)
Síndrome de Mallory-Weiss
El síndrome de Mallory-Weiss es un tipo de hemorragia digestiva causado por desgarros
longitudinales de la mucosa de la unión gastroesofágica, sobre todo a la altura del
estómago. Los vómitos intensos y prolongados pueden causar los desgarros que, a
continuación, producen un sangrado arterial de intensidad variable, desde leve y
autolimitado hasta grave y potencialmente mortal. En los casos graves, los vómitos se
acentúan conforme la persona deglute la sangre. El síntoma inicial suele ser la propia
hemorragia; en el 85% de los síndromes de Mallory-Weiss ocurre una hematemesis. Este
síndrome también se asocia al consumo de ácido acetilsalicílico, la toma excesiva de alcohol
y a la bulimia (trastorno de la conducta alimentaria asociado a episodios de alimentación
compulsiva seguidos de vómitos autoinducidos). La tasa de mortalidad es inferior al 10%.
Perforación visceral
La perforación o rotura de una víscera es un acontecimiento urgente que suele ocurrir
cuando una úlcera duodenal erosiona la serosa (la capa más externa del intestino). Si el
contenido intestinal salpica la cavidad abdominal aparece una peritonitis. La tasa de
mortalidad aumenta conforme se prolonga el intervalo entre la perforación y el
diagnóstico. La rotura del intestino grueso, intestino delgado, divertículos de colon o
vesícula biliar es también posible pero más rara. Los factores de riesgo son la edad
avanzada, la enfermedad diverticular, el uso de AINE y los antecedentes personales de
enfermedad ulcerosa péptica.
La perforación suele producir un dolor epigástrico agudo, pero las personas mayores no
siempre re eren un dolor intenso. El dolor puede ser difuso y acompañarse de defensa y de
rebote. La rigidez abdominal constituye un signo tardío. Casi la mitad de los pacientes
vomitan. La febrícula, atribuible a la peritonitis, también puede ocurrir tardíamente. Los
ruidos intestinales disminuyen, la taquicardia ocurre con frecuencia y a veces aparece shock
con el sangrado masivo y sepsis. Es imprescindible colocar una vía venosa y mantener la
vía respiratoria, la respiración y la circulación.
En el servicio de urgencias (SU) se solicitarán las pruebas preoperatorias de carácter
analítico y radiológico. En la peritonitis se aprecia leucocitosis. Cuando una úlcera se
perfora, la radiografía en bipedestación revela aire libre en el 70 al 80% de las ocasiones.
La tomografía computarizada (TC) ofrece más información sobre el grado de perforación.
Síndrome de Boerhaave
El síndrome de Boerhaave es la rotura espontánea del esófago como consecuencia de la
hiperemesis gravídica, el parto, una tos violenta, convulsiones, estado asmático,
levantamiento de objetos pesados, determinados trastornos neurológicos, vómitos
explosivos tras un atracón de alimentos y bebidas. Habitualmente, el paciente re ere dolor
difuso, intenso y desgarrador en el pecho, cuello, dorso y abdomen, así como di cultad
respiratoria, taquicardia, vómitos de sangre y ebre. Si la rotura tiene lugar en el cuello
puede haber en sema subcutáneo. Facilite la oxigenación y prepare al paciente para la
cirugía inmediata, ya que la tasa de mortalidad puede elevarse hasta el 50% sin una
intervención quirúrgica precoz.
Pancreatitis aguda
La diabetes es la enfermedad más común del páncreas, pero las pancreatitis ocurren con
cierta frecuencia. La pancreatitis aguda es una alteración in amatoria, en la que la
activación prematura de las enzimas pancreáticas hace que el páncreas empiece a digerirse
a sí mismo, causando dolor y necrosis a medida que se extiende la in amación. Se cree que
esta enfermedad es producida por colelitiasis o abuso del alcohol en más del 90% de las
ocasiones. La pancreatitis alcohólica se da más entre los hombres de 35 a 45 años y los SU
urbanos suelen conocer bien esta patología. Además, algunos fármacos como la amiodarona
(un antiarrítmico), la carbamacepina (un antiepiléptico), el metronidazol (un
antibacteriano y antiparasitario) y las quinolonas (un grupo de antibióticos) son causa de
pancreatitis.
Habitualmente, el paciente presenta un dolor epigástrico fuerte y constante, irradiado
a la espalda. El mismo no se exacerba con las comidas. Puede hallarse los signos de Cullen o
de Grey Turner, una coloración azulada alrededor del ombligo o de los ancos,
respectivamente. Otros síntomas comprenden febrícula, náuseas y vómitos. A veces ocurre
una respuesta inflamatoria generalizada, que origina shock y fracaso multiorgánico.
El diagnóstico de nitivo únicamente se puede establecer mediante un análisis
anatomopatológico. La TC, la amilasa y la lipasa sérica ayudan al diagnóstico. No existe
ninguna prueba aislada de laboratorio que diagnostique la pancreatitis, pero se cree que la
lipasa es más sensible y especí ca que la amilasa. La amilasa es menos sensible a las 36 h
del inicio del dolor, puesto que permanece elevada solo durante un tiempo breve. En
cambio, la lipasa resulta más específica del páncreas y permanece varios días elevada.
Si el paciente tiene una pancreatitis conocida o probable, coloque una vía venosa,
aplique una dieta absoluta, reponga los líquidos y administre analgésicos y antieméticos. Si
en el SU no tolera los líquidos por vía oral, lo más probable es que sea ingresado. Las
complicaciones abarcan la hemorragia y la necrosis pancreáticas. El tratamiento de la
pancreatitis crónica es parecido y suele basarse en medidas de soporte.
Apendicitis
El apéndice es una pequeña estructura tubular, situada cerca del ciego, y la apendicitis suele
obedecer a una infección o a la acumulación del líquido. A medida que el apéndice se
distiende e in ama, puede romperse, vertiendo las toxinas en el abdomen y
desencadenando una peritonitis. Las bacterias también penetran en el torrente sanguíneo,
produciendo sepsis. Aun cuando el apéndice no se rompa, es posible que se gangrene, lo que
representa una urgencia quirúrgica. Pese a su incidencia del 7% en la población general, no
hay manera de predecir quién sufrirá una apendicitis, si bien esta patología resulta más
frecuente entre los 20 y los 40 años.
Los pacientes con apendicitis presentan dolor localizado en la fosa ilíaca derecha o en
la fosa lumbar derecha. Normalmente, el dolor comienza en la región periumbilical para
después localizarse en la fosa ilíaca derecha conforme empeora la in amación. Otros signos
y síntomas consisten en ebre, náuseas y vómitos y un signo positivo del psoas, bastante
especí co de la apendicitis. Para explorar este signo, coloque al paciente en decúbito lateral
izquierdo y extienda el miembro inferior derecho por la cadera. Si el dolor en la fosa ilíaca
derecha se agudiza, el signo del psoas es positivo. Los datos de la exploración física que
indican otros trastornos abdominales se resumen en la tabla 7-10.
Signo Dolor abdominal que se irradia al hombro izquierdo Irritación del diafragma que
de Kehr acompaña a menudo a la
lesión esplénica.
Signo Aplicación de una presión firme hacia arriba en el hipocondrio derecho mientras Habitualmente asociado a
de el paciente realiza una inspiración profunda. Si la inspiración se detiene por el afectación de la vesícula
Murphy dolor, el resultado es positivo. biliar o del hígado
Indicativo de colecistitis
Signo Colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo y extender el miembro inferior Asociado habitualmente a
del derecho por la cadera. Si el dolor aumenta en la fosa ilíaca derecha, el resultado es apendicitis
psoas positivo.
Signo Palpación de la fosa ilíaca izquierda. El dolor espontáneo con la palpación en la Indica apendicitis
de fosa ilíaca derecha constituye un resultado positivo.
Rovsing
Para tratar al paciente con una posible apendicitis, coloque una vía venosa, administre
analgésicos y antieméticos y trasládelo en una posición confortable. En el centro receptor,
el diagnóstico de nitivo se realizará mediante ecografía o TC. Se solicitarán análisis de
laboratorio, como un hemograma completo y un análisis de orina. La TC es el estudio más
útil porque puede mostrar otros diagnósticos, distintos de la apendicitis. De hecho, su uso
ha reducido el número de apendicectomías innecesarias realizadas a mujeres. Si se con rma
la apendicitis, se precisa una operación para extirpar el apéndice. Los antibióticos se
administran de forma profiláctica, antes de la intervención, por si se rompe el apéndice.
Los niños pequeños, los pacientes ancianos, las mujeres embarazadas y los que padecen
una infección por el virus de la inmunode ciencia humana (VIH) o un síndrome de
inmunode ciencia adquirida (sida) pueden tener una presentación anómala de la
apendicitis y corren más riesgo de complicaciones. La apendicitis puede demorarse y
resultar inespecí ca en los niños pequeños. Son frecuentes los errores diagnósticos, dadas
las limitaciones para la comunicación con los niños que aún no hablan y la presentación
atípica. Como puede suponer, los errores diagnósticos aumentan el riesgo de perforación.
Entre los pacientes mayores de 70 años ocurren errores diagnósticos hasta en la mitad de
las ocasiones y es frecuente la rotura temprana. La apendicitis es la causa más habitual de
dolor abdominal extrauterino durante el embarazo y debe sospecharse ante toda mujer
embarazada con síntomas gastrointestinales. No obstante, el útero grávido di culta el
diagnóstico de la apendicitis. Es preferible evitar la TC durante el embarazo, debido a la
exposición radiactiva, de modo que el diagnóstico suele basarse en la ecografía o la RM. Los
pacientes infectados por el VIH o con sida muestran los mismos síntomas que otros, pero
tienen un riesgo mucho mayor de complicaciones. Además, tardan más en solicitar
tratamiento de la apendicitis porque, con frecuencia, padecen otros problemas
gastrointestinales.
Isquemia mesentérica
La isquemia mesentérica se produce por la obstrucción de la arteria o vena mesentéricas.
Los síntomas se caracterizan por el comienzo repentino de náuseas, vómitos, diarrea y un
dolor intenso en el centro del abdomen, desproporcionado a los signos físicos hallados
durante la exploración (palpación).
Esta patología es más frecuente entre los ancianos o las personas con antecedentes de
infarto de miocardio, arritmia, valvulopatía o enfermedad vascular periférica. El episodio
de isquemia se precipita también con la toma de anticonceptivos orales, los estados de
hipercoagulabilidad, la disección aórtica y los traumatismos. No existe ningún estudio de
laboratorio que resulte diagnóstico, pero la clave puede encontrarse en la elevación de los
niveles de lactato sérico. Los signos radiológicos anómalos aparecen tardíamente, de modo
que deberá sospechar la isquemia mesentérica si el paciente reúne otros factores de riesgo y
se han descartado otras causas de dolor abdominal. Está indicada la angiografía. Los
escáneres de TC de nueva generación mejoran la resolución y es probable que la
angiografía por tomografía computarizada (ATC) del abdomen constituya la técnica de
imagen inicial más idónea. La isquemia mesentérica puede progresar hacia un infarto si no
se detecta a tiempo y producir gangrena, perforación y muerte.
Obstrucción intestinal
La obstrucción intestinal es un episodio urgente en el que las heces, un cuerpo extraño o
una lesión mecánica impiden el paso del contenido intestinal. La presión creciente en el
intestino reduce el ujo sanguíneo causando necrosis intestinal y sepsis. La tasa de
mortalidad se eleva de forma llamativa cuando aparece el shock séptico. Los pacientes con
antecedentes de obstrucción intestinal, cirugía abdominal, enfermedad abdominal reciente,
cáncer, radioterapia, quimioterapia o hernia corren más riesgo de padecer una obstrucción
intestinal.
Esta patología es más frecuente entre los pacientes politraumatizados, pero también se
observa en otros casos. Como estos signos y síntomas a menudo se asocian a otros
acontecimientos críticos, como la hipovolemia, el síndrome compartimental podría pasar
desapercibido, casi siempre en detrimento del paciente. Es esencial conocer este síndrome
porque, si se coloca cualquier equipo sobre el abdomen del paciente durante el traslado, la
patología empeorará.
El tratamiento prehospitalario se limita a a ojar la ropa apretada, a evitar la
administración excesiva de líquidos y posiblemente a administrar diuréticos. En el SU se
descomprimirá el abdomen evacuando los líquidos.
Gastroenteritis vírica
La gastroenteritis vírica, la segunda causa más habitual de enfermedad de EE. UU., se
caracteriza por diarrea acuosa, náuseas y vómitos, dolor abdominal leve y febrícula.
Muchos virus producen gastroenteritis, pero el más corriente es Norovirus. La gastroenteritis
vírica se contagia fácilmente, por lo que se observan grandes brotes. Los brotes suelen ser
esporádicos y tienden a acumularse en los meses de invierno. Las gastroenteritis también
son producidas por bacterias y parásitos. El tratamiento es sintomático y se basa en la
administración de antieméticos y la reposición de líquidos por vía i.v.
Ictericia
La ictericia es una coloración amarillenta de la piel y mucosas debido a un aumento de la
bilirrubina que se acumula en los tejidos (conjuntiva, paladar). Este aumento puede ser a
expensas de la fracción no conjugada o «indirecta» de la bilirrubina; esta es liposoluble y no
se ltra por el riñón, por lo que no aparece coluria (ictericia prehepática). Cuando es a
expensas de la bilirrubina conjugada o «directa», al ser esta hidrosoluble, se ltra por el
riñón apareciendo coluria (ictericia posthepática).
HEPÁTICO
Insuficiencia hepática fulminante Hepatitis con alteraciones de Hepatitis con un estado cognitivo
consciencia normal
CARDIOVASCULAR
BILIAR
SISTÉMICA
HEMATOLÓGICA
APARATO REPRODUCTOR
Síndrome de Budd-Chiari
El síndrome de Budd-Chiari es un trastorno cardiovascular extraordinariamente raro
producido por la obstrucción de las venas hepáticas principales o de la vena cava inferior.
La trombosis venosa que caracteriza el síndrome se puede deber a enfermedades
hematológicas, coagulopatías, embarazo, uso de anticonceptivos orales, traumatismos
abdominales o enfermedades congénitas. Los signos y los síntomas consisten en
insu ciencia hepática fulminante aguda o crónica, dolor abdominal de carácter urgente,
hepatomegalia, ascitis e ictericia. El diagnóstico suele establecerse por ecografía. El
tratamiento depende de la causa de la obstrucción, pero, habitualmente, se aplican
anticoagulantes y medidas de soporte.
Los cálculos de algunas personas cursan de forma asintomática, mientras que en otras
provocan un intenso dolor en el hipocondrio derecho, referido a veces al hombro derecho y
acompañado de náuseas y vómitos. Este dolor, denominado cólico biliar, es habitualmente
cíclico y suele agravarse con la ingesta de alimentos grasos. También puede verse el signo
de Murphy, que se desencadena presionando con rmeza hacia arriba el hipocondrio
derecho al tiempo que el paciente inspira profundamente. Si el dolor determina el cese de la
inspiración, el signo es positivo. El cólico biliar se puede tratar mediante colecistectomía
programada.
La colecistitis es una obstrucción completa del conducto cístico causada por cálculos,
estenosis o tumores malignos. Los signos y síntomas consisten en dolor persistente en el
hipocondrio derecho, náuseas, vómitos y ebre. Esta patología requiere tratamiento
urgente con antibióticos y colecistectomía (extirpación de la vesícula biliar).
La colangitis, una infección ascendente de la vía biliar, presenta los mismos síntomas
que la colecistitis, pero con ictericia. Si no se trata, provocará una sepsis. El tratamiento se
centra en mantener la estabilidad hemodinámica, controlar el dolor, las náuseas,
administrar antibióticos y descomprimir la vía biliar.
Hepatitis
Hepatitis quiere decir tan solo in amación del hígado. A pesar de este sencillo nombre, la
etiología de la hepatitis suele ser compleja. Las causas abarcan infecciones por virus,
bacterias, hongos y parásitos, exposición a tóxicos, reacciones medicamentosas adversas y
trastornos inmunitarios. Los síntomas de las hepatitis varían, pero suelen resultar
inespecí cos: malestar, ebre y anorexia, seguidos más tarde de náuseas y vómitos, dolor
abdominal, diarrea e ictericia.
Hepatitis A
El virus de la hepatitis A (VHA) se contagia, habitualmente, de una persona a otra por vía
fecal-oral. Se propicia en zonas poco salubres, sobre todo en cocinas sin la higiene
necesaria. La exposición a este virus está generalizada. De hecho, en algunas regiones del
mundo toda la población se ha expuesto en algún momento. La tasa de exposición en EE.
UU. llega al 50%. Sin embargo, muy pocas de las personas expuestas presentan un cuadro
agudo. Existe una vacunación que impide la infección por el VHA. Esta infección no
produce ninguna enfermedad crónica.
Hepatitis B
Entre las personas infectadas, el virus de la hepatitis B (VHB) se encuentra en casi todas las
secreciones corporales, como saliva, semen, heces, lágrimas, orina y secreciones vaginales.
El virus suele transmitirse por exposición a sangre infectada o mediante el acto sexual. Las
tasas más altas se dan, por tanto, entre los adictos a drogas i.v. o los hombres que
mantienen relaciones homosexuales. Tradicionalmente, las transfusiones de sangre
constituyen una causa frecuente de hepatitis B, pero el cribado cuidadoso de los
hemoderivados prácticamente ha eliminado el riesgo de la exposición. A diferencia del
VHA, una persona infectada por el VHB resultará siempre portadora del virus y podrá
contagiar la enfermedad. Existe también una vacuna frente al VHB.
Hepatitis C
La hepatitis C es común en EE. UU. y está relacionada con las transfusiones de sangre.
Otras posibles causas son las agujas compartidas y la exposición de los profesionales
sanitarios a la sangre de los pacientes infectados. La causa de la infección no se llega a
descubrir en el 40 al 57% de las ocasiones.
Enfermedad diverticular
La enfermedad diverticular se caracteriza por la formación de pequeños apéndices
saculares, llamados divertículos, causados por la herniación de la mucosa del colon a través
de la pared. La enfermedad diverticular se describió por vez primera hace poco, en el siglo
XX , y se atribuye a la falta de bra de la alimentación moderna. Los investigadores creen
que la formación de heces de menor tamaño con poca bra eleva la presión en el interior
del colon y favorece la aparición de pequeñas evaginaciones en las zonas debilitadas de la
pared intestinal. Esta enfermedad a ige con más frecuencia a las personas mayores de 50
años que a los jóvenes.
Meningitis
La meningitis es una infección bacteriana, vírica o micótica de las meninges cerebrales y no
una enfermedad gastrointestinal; no obstante, deberá barajar este diagnóstico si el paciente
re ere náuseas o vómitos. La meningitis bacteriana conlleva una mortalidad del 25 al 50%,
es muy contagiosa y requiere un tratamiento antibiótico intensivo. La meningitis vírica
exige medidas de soporte. Como en el ámbito prehospitalario resulta casi imposible separar
las dos entidades, es imprescindible que utilice un equipo de protección individual (EPI),
incluida una mascarilla. Consulte el capítulo 2 para ampliar la información.
Vértigo
El vértigo consiste en mareo asociado a diversas patologías, como traumatismos, infecciones
y hemorragia intracraneal, por citar algunos. El vértigo no es una enfermedad abdominal,
pero ocasiona náuseas y vómitos y se clasi ca como periférico o central. Frente al vértigo
periférico (p. ej., laberintitis, vértigo paroxístico postural benigno, neuronitis vestibular) se
aplican medidas de soporte. Si el paciente presenta otros síntomas neurológicos
concomitantes, como cefalea o confusión, deberá sospechar una hemorragia intracraneal.
Véase el capítulo 2 para ampliar la información sobre el vértigo.
Neumonía lobular
La neumonía lobular produce dolor abdominal alto en ocasiones, que suele resultar más
localizado que el de la bronconeumonía, donde se in ama todo el pulmón. La neumonía
lobular se acompaña a menudo de ebre, dolor torácico y di cultad respiratoria. En el
capítulo 3 se describe más detalladamente la neumonía.
Sangrado vaginal
Desprendimiento de placenta
Durante la segunda mitad del embarazo, cerca del 4% de las mujeres presentan sangrado
vaginal. El sangrado durante el segundo trimestre indica un sufrimiento fetal inminente y
debe considerarse una urgencia. El desprendimiento placentario, la separación prematura
de la placenta con respecto a la pared del útero, es responsable del 30% de todas las
hemorragias en la segunda mitad de la gestación. Los traumatismos, la hipertensión
materna y la preeclampsia precipitan, por lo general, el desprendimiento. Otros factores de
riesgo son una edad menor de 20 años, una edad materna avanzada, la multiparidad o el
tabaquismo, los antecedentes de aborto y de desprendimiento placentario, o el consumo de
cocaína.
Placenta previa
En algunos embarazos, la placenta se implanta en el ori cio del cuello uterino. Esta
anomalía es una de las causas principales de sangrado vaginal en el segundo y tercer
trimestres. Se puede reconocer al principio del embarazo, pero a veces desaparece con la
expansión del útero. Estas pacientes corren riesgo de sangrado importante, si no remite la
patología y la placenta obstruye por completo el cuello uterino. En la ecografía se localiza
la placenta. La edad materna avanzada, la multiparidad, el tabaquismo y los antecedentes
de cesárea predisponen a la placenta previa. Habitualmente, la paciente acude a consulta
por un sangrado de color rojo brillante, casi siempre indoloro, si bien algunas (20%)
describen, además, una irritabilidad uterina. Pregunte por los antecedentes de sangrado;
muchas pacientes tienen un episodio hemorrágico inicial que cede de forma espontánea y
luego episodios adicionales en etapas posteriores de la gestación. Además de la hemorragia,
vigile los signos y síntomas de shock, el tono uterino (en general, blando y no doloroso) y
los tonos cardíacos fetales. No realice ningún tacto vaginal ni rectal. La exploración con
espéculo puede provocar una hemorragia (v. capítulo 1 para más información sobre la
evaluación). Monitorice la coagulopatía intravascular diseminada (CID), ya que se han
producido muertes de madres con placenta previa asociadas a pérdidas hemorrágicas o CID.
El tratamiento se basa en mantener el estado hemodinámico de la paciente y abarca
oxígeno, la colocación de dos vías venosas de gran calibre, la reposición de líquidos y la
administración de sangre, según la necesidad.
Dolor abdominal
Preeclampsia/HELLP
El síndrome HELLP es considerado por algunos expertos como una forma grave y rara
de preeclampsia. Otros creen que es un síndrome con entidad propia. No se ha establecido
la causa exacta del síndrome HELLP. A menudo se diagnostica erróneamente o se descubre
de forma tardía, por lo que es imprescindible conocer sus signos y síntomas. El síndrome
HELLP suele ocurrir antes del parto, pero puede hacerlo también en el puerperio (alrededor
de un tercio de los casos aparecen en este período). La mayoría de las pacientes re eren
malestar general, dolor epigástrico, náuseas y vómitos y cefalea. La clave para su
reconocimiento es el descenso del recuento plaquetario. La elevación de los dímeros D
también ayuda a reconocer el síndrome HELLP. El tratamiento prehospitalario consiste en
medidas de soporte y se dirige a controlar la presión arterial, reponer los líquidos, reponer
la sangre y sus componentes y vigilar la aparición de CID. Entre las intervenciones
farmacológicas se encuentran los corticoides (para inducir el desarrollo de los pulmones
fetales), el sulfato de magnesio, hidralacina o el labetalol (para combatir la hipertensión).
A veces hay que inducir el parto para proteger al feto y a la madre.
Embarazo ectópico
El embarazo ectópico, la implantación del óvulo fecundado fuera del útero, es una
patología potencialmente mortal. El lugar característico de implantación del embarazo
ectópico es la trompa de Falopio, aunque el óvulo podría implantarse en la cavidad
abdominal o en cualquier otro lugar. Si el óvulo fecundado se implanta en la trompa de
Falopio, esta empieza a distenderse a medida que se divide el embrión, apareciendo dolor y
hemorragia. La hemorragia puede ser interna o vaginal.
Hiperemesis
Insuficiencia renal
Los pacientes con insu ciencia renal suelen referir náuseas y vómitos. Hay que examinar de
inmediato cualquier síntoma potencialmente mortal. Las señales de alerta consisten en
alteraciones de consciencia, signos de insu ciencia cardíaca congestiva, arritmias y
alteraciones electrolíticas. Existen muchos mitos y errores de concepto sobre los nefrópatas
que se repasan en el cuadro 7-6.
• Administración de líquidos: no se debe impedir la administración de líquidos a un paciente con insu ciencia renal que
necesite una reposición hídrica, pero deberá consultar al especialista antes de emprender una reposición intensiva. Todo
paciente hipovolémico o hipotenso debe recibir un bolo de líquido si está indicado. Procure limitar los líquidos si el
paciente no los necesita. En general, es difícil obtener una vía venosa de un sujeto con insu ciencia renal. Si está indicada la
colocación de la vía, no demore la medida solo porque el paciente sufra insuficiencia renal.
• Administración de diuréticos: algunos pacientes con insu ciencia renal terminal siguen teniendo cierto grado de función
renal residual. Estos sujetos pueden conservar hasta el 20% de la función renal, por lo que, si presentan edema pulmonar,
responderán a dosis altas de diuréticos de asa como la furosemida. El propio paciente sabrá decirle si sigue orinando, lo que
indicará que el diurético incrementará la diuresis. Los pacientes con insu ciencia renal precisan, a menudo, grandes dosis
de diuréticos, de modo que consulte, si fuera necesario, al especialista. Conviene saber que, aparte de reducir el volumen de
los líquidos e incrementar la excreción renal, la furosemida produce una dilatación venosa y origina un efecto terapéutico
secundario en caso de sobrecarga de líquidos.
• Administración de mor na: el dolor del 75% de la población con insu ciencia renal es infratratado y, además, la
administración de analgésicos a los pacientes con nefropatías suscita muchísima controversia. La codeína, la meperidina, el
propoxifeno y la mor na se excretan por vía renal. Sus metabolitos se acumulan en los pacientes con nefropatía crónica y
pueden ocasionar neurotoxicidad. Según la Organización Mundial de la Salud, el analgésico de elección es el fentanilo, que
ha resultado seguro y e caz para los pacientes con nefropatía crónica. La hidromorfona también puede utilizarse, pero con
cautela. La Organización Mundial de la Salud desaconseja el uso de codeína, meperidina, propoxifeno y mor na. Según
otros expertos, en caso de urgencia (es decir, edema pulmonar, IAM), la mor na se puede administrar de manera segura. En
caso de duda, consulte siempre al especialista.
• La succinilcolina (fármaco para la secuencia rápida de intubación) debe evitarse en los pacientes con nefropatía conocida.
Conviene saber que se requieren consideraciones especiales para CUALQUIER medicación en un paciente dializado, pues
se altera su farmacocinética y farmacodinamia, y aumenta el peligro de reacciones adversas. Estos pacientes corren un alto
riesgo de presentar problemas asociados a la medicación.
La insu ciencia renal suele clasi carse como aguda o crónica. En la primera, los
riñones dejan repentinamente de funcionar y se acumulan enseguida los productos de
desecho. Si no se corrige, la patología evoluciona hacia una insuficiencia renal crónica.
La insu ciencia renal aguda tiene tres fases: oligúrica, diurética y de recuperación. Estas
fases se resumen en la tabla 7-13. La insu ciencia renal oligúrica puede obedecer a una de
estas tres causas: prerrenal, renal intrínseca o posrenal. En la insu ciencia prerrenal, el
riñón responde a la perfusión insu ciente reteniendo líquidos, lo que demora la ltración
glomerular y fomenta la reabsorción de sodio y aguda. Ese proceso suele revertir si se
detecta en las primeras 24 h. Si le avisan para atender a un paciente con insu ciencia
renal aguda, deberá identi car las complicaciones más temidas: edema pulmonar e
hiperpotasemia. El tratamiento enérgico de la causa de la insu ciencia renal aguda —
hemorragia, sepsis, insu ciencia cardíaca congestiva o shock de cualquier tipo— es la mejor
manera de detener la insu ciencia renal aguda prerrenal sobre el terreno. Si no aplica el
tratamiento adecuado, la insu ciencia prerrenal evolucionará hacia una renal crónica y
dañará al propio tejido renal.
Fase Suele durar de 10 a 20 días y la diuresis Vigilar las ondas T picudas y el ensanchamiento QRS en el
oligúrica disminuye en 50-400 ml/día ECG (hiperpotasemia).
Pérdida de proteínas Solicitar el análisis de potasio en el laboratorio, ya que puede
Hiponatremia existir un nivel letal.
Hiperpotasemia Prepararse para administrar bicarbonato sódico y calcio
Acidosis metabólica hasta que pueda iniciarse la diálisis.
Puede aparecer también ICC, por lo que hay que monitorizar
los signos de insuficiencia cardíaca izquierda y derecha.
Fase Ocurre cuando la diuresis excede de 500 ml Vigilar las alteraciones electrolíticas y los signos de
diurética en 24 h hipovolemia.
Reduce pérdidas de sodio y potasio en la Estar preparado para administrar líquidos y electrólitos a fin
orina de reponer hasta el 75% de las pérdidas de volumen del día
Puede causar hipovolemia, ya que el anterior.
paciente puede perder hasta 3.000 ml en 24 Estar preparado para tratar la hemorragia digestiva y la
h por la orina insuficiencia respiratoria.
La insu ciencia renal crónica es la pérdida permanente de la función renal. El umbral para
este trastorno metabólico se alcanza cuando se daña o destruye el 80% del millón
aproximado de nefronas que existen en el riñón. En ese momento, para la supervivencia se
precisa la diálisis o un trasplante de riñón. Cuando atienda a un paciente con insu ciencia
renal crónica, deberá saber cómo se trata habitualmente la enfermedad y conocer las
complicaciones que se asocian a ella y a su tratamiento, en particular a la diálisis.
Cuadro 7-7 Consideraciones para la evaluación de los pacientes con insu ciencia
renal crónica
Los pacientes con insu ciencia renal crónica le plantearán desafíos bastante complejos. En general, estos sujetos presentan
multitud de problemas, algunos propios de la insu ciencia renal crónica y de la nefropatía terminal. La historia clínica suele
ser muy amplia, con mucha comorbilidad. Es imposible cubrir todas las presentaciones de estos pacientes, pero a
continuación describimos algunos de los problemas más frecuentes y sus posibles causas:
La evaluación del sujeto con insu ciencia renal se parece a la de cualquier otro paciente, pero hay que prestar mayor
atención a ciertas cuestiones. Deberá poner especial atención a problemas como arritmias, hemorragias internas,
hipoglucemia, alteraciones de consciencia y convulsiones. Cuando evalúe y explore a un paciente dializado, es imprescindible
que disponga de esta información para elaborar el tratamiento:
Pauta de diálisis:
• En un hospital (en general, 3 días por semana) o en el domicilio (en general, 6 días por semana o diálisis peritoneal)
• Última fecha de diálisis y día de la siguiente sesión
• Duración de la diálisis (cuándo empezó el paciente a dializarse y cuánto dura cada sesión)
Peso seco (estimación del peso del paciente con un balance hídrico normal)
¿Sigue orinando el paciente?
Peso en el día de hoy: útil para determinar si el paciente tiene sobrecarga de líquidos (1 l equivale a 1 kg)
¿Dónde está el lugar del acceso vascular?, ¿se observan signos de infección?
Si el paciente ha omitido una sesión de diálisis, ¿presenta disnea, edema, dolor torácico o hipertensión?
Edema periférico, reflujo hepatoyugular, disensión venosa yugular (no siempre ICC), soplos, roces
• En la exploración, preste mucha atención a los tonos cardíacos, a los ruidos pulmonares y a cualquier signo de edema.
Dada la multitud de complicaciones que surgen con el tratamiento de los pacientes con insu ciencia renal, se recomienda
encarecidamente la consulta directa al especialista. Cuando comente el tratamiento con este, es imprescindible que sepa que
está atendiendo a un paciente con insuficiencia renal, tanto si recibe diálisis como si no.
ECG, electrocardiograma; ICC, insuficiencia cardíaca congestiva; IM, infarto de miocardio.
Cálculos renales
Los cálculos renales se forman como consecuencia de anomalías metabólicas,
principalmente por la acumulación de calcio. Los hombres, las personas con antecedentes
familiares de nefrolitiasis, las que abusan de los laxantes y los pacientes con
hiperparatiroidismo primario, enfermedad de Crohn, acidosis tubular renal o infecciones
urinarias de repetición corren más riesgo.
Aunque la obstrucción renal completa por los cálculos constituya una anomalía, ocurre
y puede precipitar una insuficiencia renal. El tamaño y la localización del cálculo indican su
capacidad para atravesar el uréter. El paciente re ere, habitualmente, un dolor sordo en el
anco, que se irradia hacia el abdomen y se exacerba con accesos de dolor cólico intenso
por el hiperperistaltismo del músculo liso ureteral. A veces, se suman náuseas, vómitos y
hematuria. La fiebre indica una infección, pero es rara.
El tratamiento prehospitalario se basa en medidas de soporte. Traslade al paciente a
una posición confortable, coloque una vía i.v. y administre analgésicos y antieméticos. En
el hospital se solicita un análisis de orina para buscar la presencia de sangre. Hay que
verificar el BUN y la creatinina y efectuar una TC o una ecografía.
Cetoacidosis diabética
La cetoacidosis diabética es una complicación potencialmente mortal de la diabetes que
suele caracterizarse por náuseas, vómitos y dolor abdominal, además de poliuria, polidipsia,
hiperglucemia, y acidosis metabólica. Aunque algunas personas con diabetes de tipo 2
experimentan una cetoacidosis diabética, sobre todo en caso de infección, esta patología es
mucho más característica de la de tipo 1. Se ofrece más información al respecto en el
capítulo 6, así como se indican otras causas endocrinas de dolor abdominal, náuseas y
vómitos.
Sepsis
El dolor abdominal no es característico de la sepsis aunque algunos pacientes re eran
náuseas y vómitos. La sepsis se describe más detalladamente en el capítulo 4, en relación
con el shock.
Consideraciones especiales
Traslado de pacientes
Puede resultar complicado elegir el método más idóneo de traslado de un paciente con un
problema gastrointestinal. En primer lugar, debe averiguar si el paciente se encuentra en
estado crítico y qué medio de transporte podrá tolerar. Los cambios de altura durante los
vuelos causan dolores fuertes, salvo que se alivie la presión. El aparato digestivo contiene
mucho aire. En condiciones normales, la presión en el aparato digestivo equivale a la del
medioambiente. A una altura de 25.000 pies o más, sin embargo, los gases se expanden
conforme desciende la presión barométrica. A su vez, esta expansión de los gases genera
presión sobre el diafragma, disminuyendo la capacidad de expansión de los pulmones.
Muchas molestias abdominales que se hacen más frecuentes con la edad se mani estan
por síntomas ambiguos. De hecho, la tasa de precisión diagnóstica del dolor abdominal
entre los pacientes de más de 50 años es inferior al 50% y se reduce hasta menos del 30%
entre los octogenarios. Otro elemento que confunde el diagnóstico son los numerosos
medicamentos que suelen prescribirse a los ancianos y que enmascaran los signos de
enfermedad crítica. Por último, la obtención de una historia clínica able y completa se
complica por los fallos de memoria, la demencia, las dificultades de audición o la ansiedad.
Pacientes obesos
La obesidad mórbida se de ne como un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a
40, o como un sobrepeso igual o superior a 45 kg. Esta patología es cada día más
prevalente en EE. UU. Existen dos opciones quirúrgicas que facilitan el adelgazamiento de
estos pacientes. Las técnicas restrictivas que reducen el tamaño del estómago y las técnicas
derivativas. La banda gástrica, por ejemplo, disminuye la cantidad de alimento que puede
ingerir el paciente al restringir el tamaño del reservorio gástrico proximal. A veces estas
bandas se pueden regular, lo que permite al cirujano bariátrico incrementar o reducir la
capacidad del estómago, según la necesidad. En la segunda alternativa se deriva el
alimento desde un pequeño reservorio gástrico a una parte distal del intestino delgado,
logrando así una menor capacidad de ingesta junto con un cierto grado de malabsorción
intestinal. A diferencia de la banda gástrica, este método no resulta reversible.
Los problemas que atañen a los médicos responsables de los pacientes bariátricos
dependen del momento en que se aplique la intervención. Como toda operación, ambas
intervenciones conllevan riesgo de complicación, por ejemplo infecciones, hemorragia,
dolor abdominal, hernia abdominal y trombosis venosa profunda de los miembros inferiores
por la inactividad durante la fase de convalecencia de la operación. Las complicaciones
potenciales especí cas de los pacientes sometidos a cirugía bariátrica consisten en náuseas,
vómitos, diarrea, trastornos electrolíticos y malnutrición, sobre todo si el paciente no toma
las vitaminas recomendadas. Estas complicaciones son constantes y no se asocian
únicamente con la propia operación.
Pacientes embarazadas
Siempre que examine a una mujer en edad fértil con un problema abdominal, deberá
imaginar que está embarazada, salvo que se demuestre lo contrario. Muchas complicaciones
de la gestación se confunden con problemas abdominales y estos últimos se pueden
exacerbar con el embarazo. Recuerde que toda medicación administrada para combatir los
síntomas abdominales puede resultar dañina para el feto.
Cuando atienda a una paciente embarazada, deberá saber que la supervivencia de los
dos pacientes depende de una buena perfusión. A medida que crece el feto, genera presión
sobre los órganos internos, el diafragma y las venas cavas. Como durante el embarazo se
eleva el gasto cardíaco y se expande el volumen intravascular, los signos de hipoperfusión
pueden diferirse. En la segunda mitad del embarazo, debe colocar cuidadosamente a la
paciente para no desencadenar una hipotensión al comprimir las venas cavas. Incline o
haga que la paciente se vuelque sobre el lado izquierdo durante el traslado. Plantee
trasladar a la paciente a un centro que pueda atender a mujeres embarazadas de alto
riesgo.
Conclusiones
La evaluación del paciente con un problema abdominal comienza por la observación inicial
que indica si el sujeto se encuentra mal o no (v. capítulo 1). Esta primera impresión le
orientará sobre la necesidad de una intervención inmediata o si es posible continuar con
una evaluación más detallada. Examine primero los trastornos críticos o urgentes y luego
las patologías menos peligrosas. Por norma, se suele plantear el diagnóstico más frecuente
o verosímil y luego el más raro. Para con rmar o descartar las patologías de la lista del
diagnóstico diferencial, recurra a instrumentos como SAMPLER, OPQRST, los datos de la
exploración física y los resultados de laboratorio. Si el paciente no se encuentra estable, lo
más importante siempre es controlar la vía respiratoria, la respiración y la circulación. Una
vez estabilizado el paciente, retome la evaluación. Como las posibles causas de los
trastornos abdominales son numerosas, es posible que no se efectúe el diagnóstico de nitivo
en el campo. Aportar tratamiento de soporte, combatir los signos y los síntomas y
proporcionar un traslado es la mejor estrategia para muchos pacientes con problemas
abdominales.
1 Son muchas las posibles causas del dolor abdominal de esta paciente. Es una mujer en edad fértil, por lo que
puede tener un problema ginecológico, por ejemplo un embarazo ectópico. Está en la edad adecuada para la
colecistitis. Si fuera bebedora, podría sufrir una pancreatitis. Es posible también que presente una crisis
falciforme o que sufra una úlcera.
2 Para acotar el diagnóstico diferencial deberá completar los antecedentes personales y los datos de la enfermedad
actual. Realice una exploración física del abdomen. Evalúe la saturación de oxígeno. Plantéese el registro de un
ECG de 12 derivaciones. Palpe el abdomen por si encuentra zonas de dolor, masas, defensa o una masa pulsátil.
3 La enfermedad presenta signos de shock inminente. Debería administrar oxígeno y prepararse para aspirar la vía
respiratoria si vuelve a vomitar. Coloque una vía venosa y administre líquidos. Plantéese la administración
antieméticos o analgésicos si mejora la presión arterial. Trasládela al hospital más cercano para continuar con las
pruebas diagnósticas y la intervención definitiva.
Resumen
• Las causas de los problemas abdominales son incontables y pueden desbordarlo si intenta
efectuar el diagnóstico.
• Conviene que reconozca primero los trastornos críticos y continúe efectuando luego el
diagnóstico si el tiempo y el estado del paciente lo permiten.
• La presentación del paciente, la historia clínica, la exploración física y los datos de
laboratorio son las claves para el diagnóstico certero del problema abdominal.
• El abdomen contiene varios sistemas, cada uno de los cuales podría justi car por sí mismo
o en combinación el problema abdominal.
• Los problemas abdominales pueden asociarse a otros síntomas cardinales, como náuseas y
vómitos, estreñimiento, diarrea, hemorragia digestiva, ictericia o sangrado vaginal. La
consideración de estos síntomas cardinales facilita el diagnóstico.
• Establecer el diagnóstico nunca debe prevalecer sobre la intervención ante un paciente
con un problema abdominal.
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1. Un hombre de 33 años presenta dolor en fosa ilíaca derecha y vómitos. Cinco minutos después de que usted le administre una
dosis de ondansetrón, tiene un vómito explosivo. Las constantes vitales en este momento son PA 102/72, FC 52, FR 20. Esta
alteración de las constantes vitales probablemente se debe a lo siguiente:
a. Defecto de la conducción cardíaca
b. Pérdidas de líquidos
c. Efectos secundarios de la medicación
d. Estimulación vagal
2. Su paciente se queja de retortijones alrededor del ombligo que no «ceden». Lo más probable es que tenga una enfermedad de:
a. Apéndice
b. Vesícula biliar
c. Hígado
d. Ovario
3. Un hombre de 43 años presenta dolor abdominal difuso, vómitos y coloración amarillenta de las escleróticas. Esto indica un
exceso en el suero de:
a. Amilasa
b. Bilirrubina
c. Fibrinógeno
d. Proteínas
4. Un hombre de 42 años se queja de dolor punzante e intenso en el epigastrio, con irradiación a la espalda. La temperatura es de
38,9 °C, la PA de 94/68, la FC de 128 y la FR de 24. Su máxima prioridad será administrar:
a. Metoclopramida: 5 mg i.v.
b. Morfina: 2 mg i.v.
c. Suero salino fisiológico: 250 ml en bolo
d. Tiamina: 100 mg i.v.
5. Un paciente de 22 años se encuentra en un restaurante y re ere dolor abdominal y diarrea. Presenta rubefacción y dice que se
siente desvanecerse. Las constantes vitales son: PA 98/50, FC 124, FR 24. ¿Qué dato de la historia SAMPLER orientarán el
diagnóstico diferencial en ese caso?
a. La historia clínica incluye endometriosis.
b. En el domicilio tiene estas medicinas: carbamacepina y levetiracetam.
c. La enfermedad se inició a los 10 min de empezar a comer.
d. Hace 3 semanas tuvo una menstruación normal.
6. Una mujer de 45 años tiene dolor en el hipocondrio derecho. Para confirmar su sospecha de colecistitis debería:
a. Pedir a la paciente que inspirara profundamente mientras presiona en el hipocondrio derecho hacia arriba.
b. Auscultar los ruidos intestinales.
c. Percutir el abdomen.
d. Percutir el talón.
7. Una mujer de 18 años y 35 kg vomita sangre roja brillante en cantidades abundantes. El diagnóstico más probable es:
a. Enfermedad de Crohn
b. Várices esofágicas
c. Síndrome de Mallory-Weiss
d. Enfermedad ulcerosa péptica
8. Una mujer de 88 años presenta náuseas, vómitos y estreñimiento. Durante la palpación, el abdomen muestra dolor y parece
distendido. La auscultación pulmonar es limpia y las constantes vitales son: PA 104/76, FC 120, FR 20. La medida más
adecuada consiste en:
a. Administrar bicarbonato sódico, 1 mEq/kg i.v.
b. Pedirle que vaya a su médico de familia por la mañana.
c. Infundir suero salino fisiológico: 250 ml/h.
d. Proponer un enema para aliviar la presión fecal.
9. Un hombre de 45 años tiene dolor epigástrico intenso irradiado al dorso. Ha vomitado varias veces. En la historia destacan el
abuso de alcohol y la hipertensión. Usted sospecha una in amación de un órgano accesorio del estómago. Para con rmar el
diagnóstico en la exploración física debería evaluar:
a. Presencia de sangre en la deposición
b. Signo del psoas
c. Signo de Grey Turner
d. Dolor al extender el miembro inferior
10. Al examinar la historia farmacológica del paciente, ¿qué le indicaría que ha sufrido una úlcera?
a. Atropina
b. Difenhidramina
c. Famotidina
d. Carbamacepina
Capítulo 8
Enfermedades infecciosas
COMO PROFESIONAL SANITARIO, usted entra todos los días en contacto con
pacientes que sufren una gran diversidad de enfermedades y procesos infecciosos. Es
posible que el paciente no sepa que sufre una enfermedad contagiosa, o que presente
una alteración de consciencia y no pueda comunicárselo o que decida no transmitirle
esta información. Este capítulo se ha diseñado para que usted adquiera pericia en el
reconocimiento y comprensión de la naturaleza y capacidad de contagio de las
enfermedades infecciosas que más frecuentemente afrontará en el campo.
Se revisarán el ejercicio profesional seguro y las precauciones estandarizadas, así
como los signos, los síntomas y el tratamiento de diversas enfermedades infecciosas.
La revisión de un tema tan amplio y cambiante queda fuera del alcance de este
capítulo, por lo que lo animamos a que amplíe sus lecturas y se mantenga al día.
Comience por la bibliografía del nal del capítulo, que ha constituido la fuente de la
información que sigue, y aproveche las páginas web, como www.cdc.gov, que lo
informarán de las tendencias actuales.
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
2 Explicar de qué manera están protegidos los profesionales sanitarios y la población general frente a las enfermedades
contagiosas e infecciosas a través de las reglamentaciones elaboradas por los organismos gubernamentales federales, estatales y
locales.
3 Identi car los eslabones de la cadena infecciosa y describir cómo causan enfermedad las bacterias, los hongos, los parásitos y
los virus.
4 Explicar cómo la exposición a un patógeno puede evolucionar hacia una infección y describir cómo responde cada sistema
corporal.
5 Describir los procesos defensivos de la inmunidad celular y humoral.
6 Comentar las infecciones por virus que se trasmiten por la sangre, como el virus de la inmunode ciencia humana o el de la
hepatitis B, incluidos los agentes causales, los órganos y los sistemas afectados, los signos y síntomas, las estrategias de
tratamiento y las medidas de prevención.
7 Identi car y comentar los aspectos epidemiológicos y psicosociales, la siopatología, los mecanismos de transmisión, las
manifestaciones clínicas, y los protocolos y las estrategias de tratamiento y prevención de los siguientes patógenos
transmitidos por vía hematógena: virus de la inmunode ciencia humana (VIH), virus de las hepatitis B, C, D y de otros no
transmitidos por la sangre, como los de las hepatitis A y E, incluidos los agentes causales, los órganos y los sistemas afectados,
los signos y síntomas, las estrategias de tratamiento y las medidas de prevención.
8 Comparar y contrastar la epidemiología, la siopatología, los mecanismos de transmisión, las manifestaciones clínicas, y los
protocolos y las estrategias de tratamiento y prevención de las siguientes enfermedades infantiles: sarampión, parotiditis,
rubéola, tosferina, varicela (zóster) e infección por el virus respiratorio sincitial.
9 Identi car y exponer la epidemiología, los aspectos psicosociales, la siopatología, las manifestaciones clínicas, y los
protocolos de tratamiento y prevención de las siguientes enfermedades transmitidas a través de las gotitas respiratorias:
meningitis vírica y meningitis bacteriana.
10 Comparar y contrastar las enfermedades transmitidas por las gotitas respiratorias (p. ej., síndrome respiratorio agudo grave,
meningitis) con las transmitidas por vía respiratoria (p. ej., nueva gripe H1N1, tuberculosis).
1 1 Comparar y contrastar la siopatología, las manifestaciones clínicas, y las estrategias de tratamiento y prevención de la
enfermedad por Haemophilus influenzae de tipo B (Hib), la enfermedad por el neumococo y la meningitis meningocócica.
1 2 Identi car y describir la siopatología, las manifestaciones clínicas, y las estrategias de tratamiento y prevención de los
diversos tipos de infección por herpesvirus.
13 Explorar el problema de los microorganismos multirresistentes, identi car y describir la siopatología, las manifestaciones
clínicas y las estrategias de tratamiento y prevención de las infecciones por estos patógenos, incluida la tuberculosis.
14 Explicar la justi cación de los distintos tipos de equipos de protección individual y describir la desinfección correcta del
equipo de atención al paciente.
1 5 Describir las responsabilidades del profesional sanitario en la prevención de las enfermedades infectocontagiosas y en el
mantenimiento de la confidencialidad de los datos del paciente.
1 6 Identi car y describir la siopatología, las manifestaciones clínicas, y las estrategias de tratamiento y prevención de las
siguientes enfermedades de transmisión sexual: gonorrea, sífilis, herpes genital e infección por virus del papiloma.
1 7 Identi car y describir la siopatología, las manifestaciones clínicas, y las estrategias de tratamiento y prevención de las
siguientes zoonosis: rabia e infección por hantavirus.
18 Analizar el protocolo local para la notificación y documentación de las enfermedades contagiosas.
1 9 Identi car y describir la siopatología, las manifestaciones clínicas, y las estrategias de tratamiento y prevención de las
siguientes enfermedades transmitidas por vectores: enfermedad de Lyme, enfermedad por el virus del oeste del Nilo, y ebre
maculosa de las Montañas Rocosas.
2 0 Identi car y describir la siopatología, las manifestaciones clínicas, y las estrategias de tratamiento y prevención de las
enfermedades por microorganismos multirresistentes: SAMR, enterococos y colitis seudomembranosa.
Términos clave
Escenario
EL EQUIPO SANITARIO LLEGA A UNA RESIDENCIA ASISTIDA y se encuentra con un hombre de 45 años que re ere
debilidad y tos. Está tumbado en una cama de la unidad. Tiene ictericia, distensión abdominal, y pies hinchados y edematosos.
Dice que se está recuperando de su adicción a la heroína. Lleva 1 mes con tos y, cada vez que tose, le duele el costado. Usted
observa que le tiemblan ambas manos. Las constantes vitales son: PA 96/54, FC 118, FR 24. La SpO2 es del 90% respirando el
aire ambiental.
Organismos locales
La primera línea de defensa en la vigilancia de las enfermedades, la identi cación de los
brotes y la actuación frente a pandemias son los organismos locales, como los servicios de
bomberos, los profesionales y organismos de emergencias, los departamentos de salud, los
centros sanitarios y los laboratorios.
Los organismos locales respaldan también las medidas para reducir la incidencia y
evitar la propagación de las enfermedades infecciosas mediante la recogida y uso
compartido de datos relacionados con las enfermedades y los traumatismos; la organización
de los recursos atendiendo a la región geográ ca, la raza, la edad, la orientación sexual y la
etnia, y la implementación de las iniciativas prioritarias.
Organismos federales
En el ámbito internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones
Unidas coordina las medidas de prevención de las enfermedades en los países miembros de
las Naciones Unidas, al dirigir los asuntos de salud global, y proporcionar apoyo técnico y
logístico para la investigación en salud. La OMS también establece las normas basadas en la
evidencia en función de las tendencias en el ámbito de la salud.
• Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Atlanta, Georgia, representan el
organismo principal responsable del seguimiento y prevención de la morbilidad y
mortalidad asociadas a las enfermedades infecciosas. Es el organismo epidemiológico más
conocido en la comunidad médica internacional. Los CDC vigilan los datos
estadounidenses de enfermedades infecciosas y distribuyen esta información a todos los
profesionales sanitarios y a la comunidad a través de internet (www.cdc.gov) y en
publicaciones como Morbidity and Mortality Weekly Report (MMWR) y Emerging Infectious
Diseases.
• La O ce of the Surgeon General supervisa el Public Health Service de EE. UU. y encabeza
las actividades de reducción de riesgos, como la promoción de la vacunación infantil, la
preparación de la población frente a los ataques bioterroristas, y la corrección de las
disparidades en las tasas de enfermedades infecciosas y en el acceso al tratamiento de los
distintos grupos raciales, étnicos y socioeconómicos de la población.
• La Food and Drug Administration (FDA) vela por la seguridad de los fármacos, de venta
con receta y sin receta, y de los dispositivos sanitarios, incluidos los asociados a la
transmisión de enfermedades infecciosas, como los catéteres permanentes.
Una de las reglamentaciones OSHA de mayor interés para los profesionales sanitarios
es 29 CFR 1910.1030, destinada a reducir el número de incidentes de exposición,
de nidos como la transmisión de patógenos vehiculizados por la sangre mediante el
contacto parenteral con la sangre u otros materiales potencialmente infecciosos o a través
de los ojos, la boca y otras mucosas o piel no intacta durante la prestación de sus
obligaciones profesionales.
La Ryan White Care Act, aprobada en 1990 por el Congreso estadounidense y
refrendada en septiembre de 2009, constituye el apartado G de la ley. Contiene una
cláusula, según la cual cada organismo que preste una atención urgente debe contar con un
DICO (del inglés designated infection control o cer, «responsable de lucha contra las
infecciones»), a quien se noti cará cualquier episodio de exposición. El DICO actúa como
enlace entre el trabajador expuesto y el centro médico y garantiza la correcta noti cación,
análisis y registro de los resultados.
Epidemia y pandemia
Una epidemia es un brote de una enfermedad que afecta a muchas personas de la misma
comunidad o región, bien porque la enfermedad se asiente en la comunidad desde una
fuente ajena, por ejemplo un turista infectado, o porque el patógeno (en este caso, una
bacteria o un virus) haya mutado de tal forma que escape al sistema inmunitario o se
vuelva más virulento. Algunas epidemias aparecen cuando surge una enfermedad
completamente nueva; así ocurrió con la infección por el VIH y el síndrome respiratorio
agudo grave (SRAG). Otras comienzan con el resurgimiento de una enfermedad antigua,
como sucedió con las cepas H1N1 y H5N1 de la gripe.
Una pandemia, como la de la gripe de 1918, es una epidemia que asola el globo y
alcanza los siete continentes. Como cabe esperar, las pandemias suelen producir muchas
muertes. Las pandemias, como las epidemias, se deben a enfermedades antiguas, como la
viruela o la peste bubónica, o a otras nuevas o a formas nuevas de entidades conocidas.
Si el origen de la pandemia es un patógeno virulento nuevo o una nueva forma de un
patógeno pernicioso antiguo, habrá muy pocas personas que dispongan de anticuerpos
contra esa enfermedad. Por eso, las tasas de enfermedad y de mortalidad resultan a veces
devastadoras, a menos que se desarrollen y apliquen enseguida estrategias e caces de
prevención. Las vacunaciones suelen constituir estrategias pro lácticas e caces, pero el
desarrollo de una vacuna y la garantía de su seguridad y e cacia para la especie humana
suponen un largo proceso. El propósito de la vacunación es inducir una respuesta
inmunitaria protectora y duradera que prevenga la enfermedad de la persona sana
receptora de la vacuna. El calendario de vacunación recomendado por el Department of
Health and Human Services y por los CDC se puede descargar desde www.cdc.gov. La
nueva tecnología está empezando a acortar el tiempo necesario para el desarrollo,
fabricación y distribución de las nuevas vacunas. En la tabla 8-1 se enumeran algunas de las
cuestiones sobre seguridad biológica nacional que afrontamos hoy en EE. UU.
Enfermedades que se extienden a través de las fronteras, cruzando países y continentes (p. ej., cólera, meningitis bacteriana y
sarampión)
Aparición de enfermedades nuevas y resistentes a los antibióticos que surgen en una región y se propagan por todo el mundo
(p. ej., sida y TB resistente)
Cuestiones ambientales con efectos globales (p. ej., contaminación atmosférica, pérdida de la biodiversidad y calentamiento
global, que pueden afectar a la velocidad de crecimiento de los insectos vectores de enfermedades)
Sobrecrecimiento de la población que puede ocasionar enfermedades, guerras, hambrunas e inestabilidad política
Bioterrorismo: liberación deliberada de agentes infecciosos por un terrorista o una nación beligerante
Adaptado de Goldberg J: Our Africa problem, New York Times, March 2, 1997.
Cadena infecciosa
Los microorganismos que residen de forma habitual dentro del cuerpo humano sin producir
enfermedad forman parte de la ora normal del cuerpo y constituyen una línea defensiva
del an trión. La ora normal ayuda a este a evitar enfermedades, al crear condiciones poco
propicias para los patógenos, esto es, microorganismos que se sirven del an trión para su
nutrición. Este equilibrio mantenido por la ora normal, donde las condiciones son
favorables para el anfitrión y desfavorables para los patógenos, se denomina homeostasia.
Reservorio/anfitrión
Los patógenos pueden vivir y reproducirse sobre y dentro de seres humanos, animales y
otros sustratos orgánicos. Una vez infectado, el an trión humano presenta signos clínicos
de enfermedad o se convierte en portador asintomático sin saber que tiene la infección y
que puede contagiar a otras personas. El ciclo vital del patógeno depende de varios
factores: características demográ cas del an trión (p. ej., edad), factores genéticos,
temperatura y e cacia de las medidas terapéuticas adoptadas en cuanto se detecta la
infección.
Puerta de salida
Para que el patógeno invada a otro ser vivo, debe encontrar una puerta de salida del
an trión. Puede haber una o varias, como el tracto urogenital, el intestino, la cavidad oral,
el árbol respiratorio o una herida de la piel.
Transmisión
La transmisión directa o indirecta tiene lugar a través de las puertas de salida y entrada. La
transmisión directa ocurre por el contacto físico entre la fuente (reservorio) y el an trión
recién infectado. La indirecta sucede cuando el microorganismo sobrevive en o sobre un
objeto animado, como las manos del profesional sanitario, o sobre otro inanimado (llamado
fómite), como el teclado de un cajero electrónico o una sábana. Si se produce la transmisión
indirecta, el microorganismo sobrevive durante un período breve fuera del an trión
humano. En la tabla 8-2 se enumeran los mecanismos de transmisión directa e indirecta con
algunos ejemplos.
TRANSMISIÓN DIRECTA
Transmisión oral Besar o beber después que la persona infectada Parotiditis, tosferina, mononucleosis infecciosa,
virus del herpes simple de tipo 1
Gotitas La fuente tose o estornuda y el nuevo anfitrión inhala Sarampión, parotiditis, tosferina, varicela, virus
respiratorias partículas de moco transmitidas por el aire respiratorio sincitial, SARG, meningitis
bacteriana, gripe H1N1
Contacto sexual Relaciones sexuales sin preservativo VIH, virus del herpes simple de tipo 2, gonorrea,
CMV, sífilis, VPH
TRANSMISIÓN INDIRECTA
Materia Agujas compartidas, pinchazos con aguja, tatuajes y VIH, hepatitis B, hepatitis C
biológica piercings
Tocar la superficie infectada, por ejemplo una Sarampión, virus respiratorio sincitial, SAMR-
barandilla de la cama AH
Contacto con fómites, como toallas o ropa de cama Sarna
CMV, citomegalovirus; SARG, síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus; SAMR-AC, Staphylococcus aureus resistente a
meticilina adquirido en la comunidad; SAMR-AH, Staphylococcus aureus resistente a meticilina adquirido en el hospital; VIH,
virus de la inmunodeficiencia humana; VPH, virus del papiloma humano.
Puerta de entrada
La puerta de entrada es el lugar por donde el patógeno se introduce en el nuevo an trión.
El microorganismo puede ser ingerido, inhalado o inyectado a través de la piel o bien
atraviesa una mucosa, la placenta o la piel no intacta. El tiempo que se requiere para que
comience el proceso infeccioso en el nuevo an trión, una vez que ha entrado el patógeno,
varía con cada microorganismo y con la vulnerabilidad del an trión. De hecho, la
exposición de una persona sana a un agente infeccioso no suele seguirse de enfermedad,
puesto que el sistema inmunitario lo destruye antes de que pueda multiplicarse y causar la
infección. El período de exposición y la cantidad de patógenos necesarios para producir la
infección del anfitrión varían con cada patógeno.
• Edad. El riesgo de enfermedad infecciosa es mayor en los niños pequeños y en los ancianos.
• Uso de fármacos. La administración de inmunodepresores, esteroides u otros fármacos modi ca a veces la respuesta
inmunitaria.
• Malnutrición. La desnutrición debilita el sistema inmunitario.
• Enfermedad crónica. Las enfermedades crónicas, como la diabetes y las cardiopatías, socavan poco a poco la capacidad
defensiva del cuerpo.
• Shock/traumatismos. Cuando una persona sufre un shock o un traumatismo, se movilizan las defensas corporales para
restablecer la función orgánica y recobrarse del daño, y la persona queda en una situación de debilidad frente a las
infecciones.
• Tabaquismo. El consumo de tabaco altera, como se sabe, la respuesta inmunitaria.
El cuerpo está equipado con un arsenal de defensas inteligentes que combaten la invasión
de los patógenos. La llegada del patógeno a la puerta de entrada (v. anteriormente) pone
en marcha una compleja cascada de respuestas del sistema inmunitario. En primer lugar, se
produce una respuesta in amatoria inespecí ca, con la migración de neutró los y la
liberación de sustancias in amatorias a n de contener e inactivar al patógeno. Luego, se
inicia una respuesta más especí ca, en la que los linfocitos T crean receptores para un
antígeno especí co del patógeno. De este modo, las células T se adhieren al patógeno y lo
ingieren. Se activan entonces los linfocitos B y comienzan a producir anticuerpos
(proteínas que otan libremente) con a nidad por el antígeno especí co. Estos anticuerpos
circulantes ligan a continuación el antígeno del patógeno e inutilizan al patógeno o bien
permiten que otras defensas corporales lo inactiven o destruyan. El antígeno puede ser un
componente del patógeno, como un virus, un parásito, un ácaro del polvo o un
hemoderivado (producto sanguíneo) transfundido al organismo. El antígeno es una
molécula que el sistema inmunitario no reconoce por sí mismo. El sistema inmunitario
reacciona a veces contra componentes del propio organismo, llamados autoantígenos, pero
se activa principalmente en respuesta a los antígenos exógenos, es decir, los que entran en
el organismo desde fuentes externas. La capacidad del sistema inmunitario para separar lo
«propio» de lo «ajeno» es imprescindible. Sin ella, el cuerpo sitiaría de forma indiscriminada
a sus propias células.
Sistema Importancia
Sistema La primera línea defensiva del sistema inmunitario es la piel intacta. Los microorganismos no pueden
tegumentario atravesar la piel intacta y las secreciones habituales de la piel tienen efecto bactericida, es decir, matan a
muchos invasores potenciales. Sin embargo, las heridas de la piel actúan de puerta de entrada para los
patógenos.
Sistema La conjuntiva está protegida de dos maneras. En primer lugar, el parpadeo elimina los patógenos antes de
ocular que entren en el ojo. En segundo lugar, la película lagrimal diluye la concentración de los
microorganismos presentes.
Aparato Las protecciones incorporadas a los pulmones son las mucosas húmedas y los cilios que atrapan los
respiratorio microorganismos inhalados. Luego, el reflejo de la tos expulsa los patógenos del organismo.
Tubo El ácido y los jugos gástricos, junto con los microorganismos beneficiosos que residen en el tubo
digestivo digestivo constituyen otra línea defensiva. Los fagocitos contribuyen a la ingestión y digestión de las
bacterias.
Aparato El aparato genitourinario está protegido por una espesa capa de células y por las secreciones ácidas de
genitourinario las mucosas que lo revisten.
Sistema Las propiedades químicas del sistema inmunitario comprenden la properdina, una proteína que actúa
inmunitario con el sistema de complemento protegiendo frente a los virus y las bacterias. La proteína viricida
interferón se estimula cuando aparecen virus en los tejidos. Los leucocitos inician una respuesta
inflamatoria inespecífica, y luego los linfocitos T y B generan la respuesta celular y humoral específica
frente al microorganismo invasor.
Infección
Agentes infecciosos
Bacterias
Las bacterias son microorganismos unicelulares que viven en el agua, dentro del cuerpo
humano, en la materia orgánica y las super cies inorgánicas (fómites). Los antibióticos son
e caces frente a la mayoría de las infecciones bacterianas. Las bacterias aeróbicas, como el
bacilo tuberculoso o el de la peste, sobreviven solo en presencia del oxígeno, mientras que
las anaeróbicas, como las cepas de Clostridium (botulismo y tétanos) cumplen sus funciones
sin necesidad del oxígeno.
Virus
Los virus, uno de los agentes patógenos más pequeños, necesitan de las células vivas del
an trión para crecer y multiplicarse. Los virus pueden causar enfermedades leves, como el
resfriado común, o graves, como el síndrome de la inmunode ciencia adquirida (sida) y la
viruela.
Hongos
Los hongos son microorganismos parecidos a las plantas y la mayoría de ellos no causan
daño. Las levaduras, los mohos y los champiñones son tipos de hongos. Los de mayor
importancia para el ser humano por las enfermedades que causan son:
Parásitos
Los parásitos representan una causa habitual de enfermedad cuando las condiciones
higiénicas son malas, como ocurre habitualmente en los países subdesarrollados, aunque se
siguen observando aún casos en EE. UU. A diferencia de los virus, los parásitos son
microorganismos vivos. Como los virus, sin embargo, necesitan del an trión para sobrevivir
y reproducirse. Los parásitos viven dentro del an trión o sobre él, y se alimentan de él o
bien consumen parte de los nutrientes del anfitrión a su costa.
Daño directo por microorganismos Producción de toxinas Enterotoxina de Escherichia coli, Shigella
productores de toxinas
Cuerpos de inclusión:
Intracitoplásmico Rabia
Nucleares Herpesvirus
Daño mediado por la respuesta Células T citotóxicas y linfocitos Producción del exantema del sarampión
inmunitaria del anfitrión citolíticos naturales
Tabla 8-4 Preparaciones tópicas frecuentemente utilizadas para tratar las infestaciones por ectoparásitos
Fórmula para la infección
La progresión de la enfermedad varía mucho según la dosis del patógeno (número de
microorganismos presentes), la virulencia del mismo y la vulnerabilidad del an trión. Para
que ocurra la infección deben darse ciertas condiciones.
Período latente
El período latente comienza cuando el patógeno entra en el cuerpo, eludiendo las barreras
defensivas más externas del an trión, como la piel y las secreciones mucosas ácidas.
Durante esta fase, la infección no se contagia ni la persona mani esta síntomas. A veces,
esta etapa se prolonga durante meses o años, o resulta tan corta como 1 día. El período de
latencia no equivale a infección latente ni a enfermedad latente. Una infección latente es
toda infección inactiva pero que puede resultar contagiosa y volverse sintomática más
adelante. Se dice que una enfermedad es latente cuando sus signos y síntomas desaparecen
de un brote a otro. La familia de los herpesvirus constituye un ejemplo de un patógeno que
a menudo entra en un período latente. Durante esta fase, los síntomas desaparecen para
luego reaparecer si se reactiva el patógeno.
Período de incubación
El período de incubación es el intervalo entre la exposición al patógeno y el comienzo de
los síntomas. Como la duración del período latente, el de incubación di ere de un
microorganismo a otro, y oscila entre horas y años. La diferencia radica en que, durante el
período de incubación, el patógeno se reproduce dentro del an trión, movilizando el
sistema inmunitario de este para que produzca anticuerpos especí cos de la enfermedad. En
ese momento tiene lugar la seroconversión, es decir, los anticuerpos alcanzan un valor
detectable y la sangre de la persona infectada da un resultado positivo de exposición al
patógeno. Tras la infección puede haber un plazo en el que no se detecten anticuerpos
especí cos de la enfermedad en la sangre, a pesar de que el patógeno siga presente dentro
del cuerpo en cantidades moderadas.
Período de contagio
El período latente se sigue de uno de contagio que dura el tiempo que resida el agente
dentro del organismo y durante el cual se puede transmitir a otras personas. Este período
tiene una duración variable y depende de la virulencia, del número de microorganismos
transmitidos, del mecanismo de transporte y de la resistencia del an trión. La edad y el
estado general de salud de la persona antes de la exposición in uyen en la vulnerabilidad y
en los factores de riesgo para contraer la enfermedad infecciosa.
Período de enfermedad
El período de enfermedad sigue al de incubación y su duración varía según el patógeno
concreto (tabla 8-5). Esta fase puede ser asintomática o manifestarse por síntomas
evidentes, como lesiones en la piel o tos. El cuerpo acaba destruyendo al patógeno y
erradicando la enfermedad. Algunos patógenos persistentes no son, sin embargo,
desalojados del nuevo entorno pese a los mayores esfuerzos del sistema inmunitario. Se
quedan por un tiempo y ocasionan una infección latente, o bien, como sucede con el VIH y
los herpesvirus, permanecen de manera inde nida dentro del organismo, una vez producida
la infección.
Período de Cuando acaba el período de Continúa mientras esté presente el agente causal y pueda ser
contagio latencia transmitido a otros
Evaluación amls
Al evaluar a cualquier paciente, deberá agudizar los sentidos para sopesar el riesgo de
contagio de alguna enfermedad infecciosa, no solo del paciente al profesional sino también
a la inversa. Cuando empiece a examinar al paciente, la escena y la situación, registre el
carácter y la gravedad de los signos y síntomas de aquel como posibles indicios de la
presencia de un proceso infeccioso. Al comienzo de la evaluación, piense en las
implicaciones que este diagnóstico tendría en su estrategia de tratamiento en las
precauciones para controlar la infección que decida aplicar.
Precauciones universales/estandarizadas
Los virus que se contagian por la sangre se transmiten mediante incidentes de exposición
(v. exposición anterior). La evitación de estos incidentes es uno de los elementos
tradicionales de las precauciones universales, actualmente llamadas precauciones
estandarizadas, para la atención sistemática de los pacientes. En la actualidad, las
medidas de prevención en el ámbito sanitario son objeto de la norma OSHA sobre
patógenos transmitidos por vía hematógena (donde se sigue usando el término
precauciones universales).
Además de usar el EPI, las prácticas laborales seguras ayudan a proteger las mucosas y
la piel no intacta de la exposición. Entre ellas se encuentran no tocarse la boca, la nariz, los
ojos o la cara con manos potencialmente contaminadas, estén protegidas o no con
guantes, y colocar al paciente para dirigir las pulverizaciones y salpicaduras lejos de la cara
propia. Elija y ajústese bien el EPI antes de establecer un contacto directo con el paciente
para no tener que hacerlo después; esto reduce el riesgo de contaminación de la cara o de
las mucosas y la posibilidad de contaminar los guantes antes de entrar en contacto con el
paciente. En zonas donde no se pueda predecir la necesidad de reanimación, las boquillas,
las mascarillas de reanimación de bolsillo con válvulas unidireccionales y otros dispositivos
de ventilación pulmonar suponen una alternativa a la respiración boca a boca y evitan el
contacto de la nariz y de la boca del profesional con las secreciones orales y respiratorias
del paciente durante la intervención.
Desde 1991, año en que la OSHA emitió su primera norma sobre patógenos
transmitidos por vía hematógena, para proteger al personal sanitario de la exposición a la
sangre, el eje de la actividad reguladora y legislativa se ha puesto en la aplicación de estas
medidas de control, como la eliminación de los riesgos de los objetos punzantes a través del
desarrollo y aplicación de controles mecánicos. La ley federal sobre seguridad y prevención
de los pinchazos con aguja, que entró en vigor en EE.UU. en noviembre de 2000, autorizaba
a la OSHA a revisar su norma sobre patógenos de transmisión por vía hematógena y a
exigir de manera más explícita el uso de dispositivos seguros para deshacerse de los objetos
punzantes.
El riesgo de infección tras sufrir un pinchazo con aguja depende del patógeno en
cuestión, del estado inmunitario del profesional, de la gravedad de la propia lesión, de la
cantidad de virus circulante en el paciente original y de la disponibilidad de una pro laxis
postexposicional adecuada. Desde 1991, cada servicio de bomberos/rescate está obligado a
formular un plan extenso para abordar estas cuestiones. En el cuadro 8-3 se resumen
algunos planes para controlar la exposición.
Lavado de manos
La mejor manera de evitar la transmisión de los agentes infeccioso sigue siendo la más
elemental: lavarse bien las manos. Como no existe ninguna barrera totalmente e caz, las
manos han de lavarse antes y después de atender a cada paciente y después de quitarse los
guantes. Los antimicrobianos basados en el alcohol sirven si no hay una contaminación
visible o si no se dispone de agua y jabón convencional.
Las barreras protectoras ofrecen una segunda línea de defensa frente a la entrada de
patógenos. Estas barreras son los guantes, la bata, la mascarilla y otros elementos
protectores como gafas, recipientes para objetos punzantes y controles mecánicos que
limitan los pinchazos con aguja. Los guantes reducen la contaminación de las manos, pero
no evitan las lesiones penetrantes por agujas u otros objetos punzantes. La bata impide la
saturación de la ropa y el contacto de la piel con los líquidos corporales durante las
intervenciones y el cuidado del paciente. Las mascarillas, los protectores faciales y las gafas
protectoras reducen la posibilidad de contaminación de las mucosas oculares, nasales y de
la boca.
La selección del EPI depende de la tarea. Por ejemplo, no se necesitan guantes para
aplicar inyecciones intramusculares o subcutáneas. La tabla 8-6 ilustra el EPI necesario para
diversas tareas sanitarias ante un paciente infectado por el VIH o el VHB. Hay que respetar
los protocolos, las políticas y los procedimientos locales.
Tabla 8-6 Guías para prevenir la transmisión del VIH y del VHB a los profesionales sanitarios y de seguridad pública
Tradicionalmente, casi todos los pinchazos con aguja que se producían en EE.UU. ocurrían
al volver a colocar el capuchón sobre la aguja. Al aprobarse la ley estadounidense del año
2000 de seguridad y prevención de los pinchazos con aguja, hubo que desarrollar muchos
controles mecánicos, como catéteres con agujas i.v. retráctiles (se encapuchan
automáticamente), sistemas tubulares i.v. sin agujas, bisturíes retráctiles y jeringas de
seguridad para administrar la medicación. La OSHA exige que los objetos punzantes y otros
recipientes de desecho se encuentren fácilmente accesibles en los lugares de uso.
Procedimientos de limpieza y descontaminación
Descontamine el equipo infectado siguiendo las normas de los CDC y los requisitos locales.
L a descontaminación del equipo ha de aplicarse solo en las zonas especí camente
marcadas. Cada zona requiere un sistema adecuado de ventilación y drenaje. Utilice
siempre guantes, una bata que lo cubra si su uniforme pudiera contaminarse y gafas
protectoras o mascarilla facial completa si pudiera salpicarse de sangre o de otro material
potencialmente infeccioso durante la descontaminación del equipo.
Después de la exposición
Aparato respiratorio
Diversos microorganismos infectan el sistema respiratorio. Las infecciones respiratorias,
como el resfriado común, la faringitis, la amigdalitis, la sinusitis, la laringitis, la epiglotitis
y el crup son las principales causas de enfermedad en EE. UU. No obstante, el cuerpo
humano suele mantenerse libre de infecciones graves.
Aparato cardiovascular
Cuando empieza la infección y sube la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca (pulso)
se acelera. La ebre aumenta los requerimientos metabólicos, obligando al aporte de más
oxígeno y nutrientes para acometer las funciones siológicas. Puede producirse, además,
hipotensión debida a deshidratación, vasodilatación o ambas, como sucede en el shock
séptico. Rara vez, la infección de las válvulas cardíacas (endocarditis) reduce el gasto
cardíaco, dando lugar a un shock cardiogénico.
Aparato genitourinario
Las sondas permanentes constituyen una fuente importante de infección, sobre todo en los
ancianos. El descenso de la función renal, la pérdida de la fuerza muscular para orinar, las
obstrucciones vesicales y la pérdida de control del esfínter son los factores que suelen
obligar a colocar una sonda permanente. Deberá sospechar una infección si el paciente
presenta ebre, escalofríos, disuria, dolor en la espalda, di cultad para orinar, color u olor
extraño de la orina, o hematuria.
Sistema tegumentario
La piel actúa como barrera frente a los patógenos, la radiación ultravioleta y la pérdida de
líquidos corporales. Además, participa en la termorregulación y mantiene un entorno
homeostático interno.
Las heridas, como las quemaduras y las punciones i.v., predisponen a las infecciones
cutáneas al crear una solución de continuidad en la piel y facilitar la puerta de entrada de
los gérmenes. Las infecciones locales, como las celulitis, son reconocidas y tratadas con
facilidad. Entre los signos de infección se encuentran eritema, dolor, calor, exudación e
induración. Las infecciones aumentan el riesgo de parasitosis, como la sarna y la
pediculosis, que se diagnostican por la inspección visual y la noti cación de picor intenso,
sobre todo nocturno, por el paciente.
Circunstancias especiales
Signos y síntomas
El VIH ataca todos los sistemas del cuerpo ( g. 8-4) —cardiovascular, respiratorio o
locomotor—. Los signos y síntomas de la infección por el VIH y del sida se resumen en el
cuadro 8-4.
Figura 8-4 Candidiasis oral (muguet).
(Tomado de Mandell G, Bennett J, Dolin R: Mandell, Douglas, and Bennett’s principles and practice of infectious disease, ed 7,
Philadelphia, 2010, Churchill Livingstone.)
Generales
Neurológicos
• Encefalopatía
• Neuropatía periférica
• Aumento de la presión intracraneal
• Cambios de conducta
• Movimientos oculares rápidos
• Temblores o convulsiones
Respiratorios
• Dolor torácico
• Piel pálida y lívida
PIEL
Fisiopatología
Una persona no infectada y seronegativa para el VIH tiene un recuento normal de células
CD4 (500-1.500 células/mm3), también llamadas células T colaboradoras. Estos linfocitos
especializados representan un componente importante del sistema inmunitario celular. El
recuento CD4 de una persona se reduce durante las primeras 6 semanas después de la
transmisión del VIH como consecuencia de la replicación incontrolada del mismo. Esta es la
llamada fase inicial del proceso, y el estado seudogripal asociado se conoce a veces como
síndrome retroviral agudo. Esta fase se sigue de la movilización de la respuesta celular y
humoral a la presencia del VIH. No obstante, la cifra CD4 no se normaliza ya que, con el
paso del tiempo, el virus ahoga poco a poco el suministro corporal de las células CD4, pues
las utiliza para replicarse él mismo.
Al tercer año de la infección, el recuento puede caer hasta 500 células/mm3 o menos.
Este hito supone el comienzo de la segunda fase de la enfermedad, conocida como fase
asintomática porque la persona sigue sin manifestar signos ni síntomas.
Por último, la persona infectada alcanza la fase sintomática, en la que comienza con
signos y síntomas del tipo de ebre y pérdida de peso (v. cuadro 8-4). Se dice que el
paciente infectado por el VIH padece sida si el recuento CD4 se desploma hasta 200
células/mm3. Durante esta fase, el afectado corre riesgo de sufrir infecciones oportunistas
debido al recuento CD4 bajo. Esta cifra reducida se sigue de la progresión de la enfermedad,
porque las células CD4 se destruyen más deprisa, al reconocerse con más facilidad, que
otros linfocitos.
Tratamiento
Los antirretrovirales inhiben la replicación del VIH e impiden que se dañe el sistema
inmunitario. Estos fármacos poseen tal e cacia que muchas personas empiezan a dar
resultados negativos de la presencia del virus en su sangre. Las personas seropositivas viven
como miembros activos de sus comunidades, y participan plenamente del trabajo y de otros
aspectos de la vida cotidiana. Sin embargo, una vez iniciado, el tratamiento antirretroviral
debe tomarse cada día de manera inde nida. Cada dosis que se omita incrementa el riesgo
de ineficacia de la medicación.
Prevención
Hepatitis
Hepatitis B
El virus de la hepatitis B (VHB) es un pequeño virus ADN que produce un exceso de las
proteínas de la envoltura, llamadas antígenos de super cie del VHB; estas se detectan con
facilidad en el suero. Los antígenos core (HBcAg) y e (HBeAg) del VHB representan
marcadores de infectividad y de la carga vírica. El análisis de estos marcadores sirve para
identificar y vigilar la infección aguda y crónica.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de la infección por el VHB cursan en dos etapas. En la primera fase,
el paciente re ere síntomas seudogripales, como ebre, náuseas, diarrea y dolor abdominal.
La sangre circulante contiene muchos virus. En la segunda fase, la piel y los ojos del
paciente se vuelven ictéricos (fig. 8-5), las heces se vuelven blanquecinas y la orina toma un
color casi marrón. La carga vírica desciende y aparecen anticuerpos en la sangre. Alrededor
del 10% de las personas infectadas por el VHB acaban sufriendo una infección crónica y la
enfermedad puede evolucionar hacia la insuficiencia o el cáncer de hígado (fig. 8-6).
Figura 8-5 Ictericia colestásica en una paciente con cirrosis biliar primaria. El elevado nivel de bilirrubina conjugada,
mantenido durante largo tiempo, explica la pigmentación característica, entre naranja y pardo oscuro, de la piel y de las
escleróticas. Habitualmente, los pacientes con cirrosis biliar primaria tienen grandes xantelasmas y un arco corneal como
consecuencia del trastorno en el metabolismo de los lípidos.
(Tomado de Forbes CD, Jackson WF: Color atlas and text of clinical medicine, ed 3, London, 2003, Mosby.)
Figura 8-6 Mujer con el abdomen distendido por un tumor hepático como consecuencia de una hepatitis B crónica.
(Por cortesía de los Centers for Disease Control and Prevention, Patricia Walker, Regions Hospital, Minnesota.)
En las dos etapas de la infección, la evaluación es antes que nada visual y se basa
también en la recogida de una historia clínica meticulosa. Pregunte al paciente cuándo
empezaron los síntomas, y pídale que le describa las características del dolor y que señale su
ubicación.
Fisiopatología
El VHB se transmite sobre todo mediante exposición a la sangre y hemoderivados, el
contacto sexual o la exposición perinatal. Las actividades de riesgo para la hepatitis B son
la adicción a drogas i.v. y la promiscuidad sexual. El período de incubación del VHB varía
entre 30 y 200 días. Del 5 al 10% de los adultos presentan ebre, artritis y una erupción
durante la fase prodrómica de la enfermedad.
Diagnóstico
Tratamiento
Existe tratamiento farmacológico para los pacientes con infección crónica. Compruebe si la
lista de medicación incluye el interferón, que puede causar síntomas seudogripales,
depresión y ansiedad. Otros fármacos empleados en el tratamiento, como adefovir y
tenofovir, a veces causan una disfunción renal.
Prevención
Hepatitis C
El virus de la hepatitis C (VHC) se identi có por primera vez hace poco tiempo, en 1988. Su
análisis se extendió en 1992. El VHC es un virus ARN de una sola hebra que infecta al 1,5%
de la población estadounidense, según los cálculos. Sin embargo, en 2008 solo se notificaron
877 casos nuevos de infección por el VHC en EE. UU. y la incidencia ha continuado
cayendo.
Signos y síntomas
Fisiopatología
Se conocen al menos seis genotipos del VHC y más de 50 subtipos, por lo que resulta difícil
cultivarlo. El genotipo 1 es el más frecuente y el que peor responde al tratamiento. Se
contagia mediante la inyección de sangre contaminada, sobre todo entre drogadictos que
comparten agujas, pero algunas veces la vía es diferente:
• Tatuaje o piercing
• Pinchazo con aguja
• Trasplante de órganos
• Transfusión de sangre o hemoderivados
• Contacto sexual
Diagnóstico
Las pruebas de laboratorio han mejorado en los últimos años y la proteína real del virus, el
ARN de VHC, se puede detectar en este momento. En 2003, los CDC empezaron a exigir a
los laboratorios de todos los centros sanitarios que incorporaran el análisis del ARN de VHC
para detectar la hepatitis C entre las personas expuestas de 4 a 6 semanas después del
incidente. El análisis mediante la reacción en cadena de la polimerasa con la transcriptasa
inversa (RT-PCR) es aún más rápido y proporciona los resultados al cabo de 1-2 semanas de
la exposición. El método del enzimoinmunoensayo da, sin embargo, multitud de falsos
positivos, lo que obliga a con rmar los resultados con un análisis de inmunoprecipitación
con proteínas recombinantes (RIBA). El análisis de los anticuerpos contra el ARN del VHC
permite detectar la infección después de la exposición.
Tratamiento
Las personas infectadas por el VHC reciben medicación durante 24 semanas, consistente en
la administración de interferón A, combinado a menudo con otros antivirales.
Prevención
Si respeta las precauciones estandarizadas, incluido un buen lavado de manos, cuando entre
en contacto con la sangre u otro material potencialmente infeccioso del paciente, reducirá
el riesgo de contraer una hepatitis C. Noti que de inmediato cualquier exposición para que
se pueda analizar al paciente fuente. Si los resultados para el VHC de este último son
positivos, usted debería someterse a un análisis del ARN de VHC 4 semanas después de la
exposición.
Hepatitis D
El virus de la hepatitis D (VHD) o agente δ se identi có por primera vez en 1977. El VHD es
un virus ARN que depende del VHB para su transmisión. Por eso, suele de nirse como
parásito del VHB. Este virus se observa sobre todo entre adictos a drogas por vía parenteral,
si bien la tasa de infección por el VHD en EE. UU. es bajísima, dada la vacunación universal
contra la hepatitis B.
Signos y síntomas
Evalúe los signos y síntomas de la infección por el VHB, como son ebre, dolor abdominal,
náuseas y vómitos. A menudo concurren factores conductuales como la anorexia.
Fisiopatología
El virus se contagia por exposición percutánea y, además, se conoce una transmisión poco
e ciente por la vía sexual. El período de incubación de esta enfermedad varía entre 30 y
180 días.
Diagnóstico
Los estudios serológicos sirven para evaluar la presencia del antígeno de VHD y de los
anticuerpos IgM anti-VHD como signo de infección activa. El VHD posee dos proteínas que
son antígenos de la hepatitis D. Ambas se reconocen pronto en el proceso infeccioso y
contribuyen a inhibir la replicación del virus.
Tratamiento
Prevención
El VHD se puede prevenir mediante la vacunación frente al VHB. Respete siempre las
precauciones estandarizadas, incluido un buen lavado de manos, si entra en contacto
directo con la sangre u otro material potencialmente infeccioso del paciente.
Hepatitis A
El virus de la hepatitis A (VHA) es un virus ARN de una sola hebra presente en las heces de
las personas infectadas. Se replica en el hígado, pero no suele dañarlo de forma directa. De
hecho, suele afirmarse que esta enfermedad es benigna.
Las tasas de infección han disminuido casi en un 90% en EE. UU. desde que se difundió
la vacuna contra el VHA en 1995. En 2008 se noti caron 2.585 casos en este país, la tasa
más baja jamás conocida.
Signos y síntomas
Los pacientes con hepatitis A al principio re eren malestar general, fatiga, anorexia,
náuseas, vómitos, diarrea, ebre o dolor abdominal. Los signos y síntomas durante la
segunda fase son idénticos a los de cualquier hepatitis: ictericia, orinas oscuras y
deposiciones blanquecinas. Pregunte al paciente por viajes recientes fuera de EE. UU. y
sobre el posible consumo de agua o alimentos contaminados, como marisco crudo.
Fisiopatología
El VHA se contagia por vía fecal-oral. Este virus coloniza el tubo digestivo y se detecta en la
sangre 4 semanas antes de que ocurran los síntomas. El período de incubación dura entre 2
y 4 semanas. La hepatitis A crónica no existe y la aparición de anticuerpos con ere
inmunidad de por vida.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas, incluida la norma del lavado correcto de las
manos, si entra en contacto con las deposiciones de un paciente. A los profesionales
sanitarios no se les recomienda vacunarse contra la hepatitis A.
Hepatitis E
El virus de la hepatitis E (VHE), que suele denominarse hepatitis no A ni B transmitida por vía
entérica (HNANB-TE), es un pequeño virus ARN que se multiplica en los hepatocitos y en las
células mononucleares de la sangre periférica. Solo se conoce un genotipo. Este virus es el
principal causante de las hepatitis en los países en vías de desarrollo y en otras regiones del
mundo, como Rusia, Sudáfrica, México y Centroamérica, pero resulta muy raro en EE. UU.
Signos y síntomas
Cuando se examina a un sujeto con una posible hepatitis E, hay que conocer el país de
origen y los antecedentes de viajes recientes. Evalúe si el paciente re ere dolor abdominal
espontáneo o con la palpación, fiebre, náuseas y malestar general.
Fisiopatología
Se cree que el reservorio del virus son los cerdos, los pollos y las ratas. El período de
incubación varía entre 2 y 9 semanas.
Diagnóstico
En las regiones de baja prevalencia, como EE. UU., analice la inmunoglobulina M (IgM)
específica del VHE para detectar la infección.
Tratamiento
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas y lávese bien las manos si entra en contacto
directo con las heces de un paciente.
Sarampión
Signos y síntomas
El signo esencial del sarampión son las manchas de Koplik (manchas de color gris
blanquecino en la mucosa vestibular). Otros signos y síntomas comprenden diarrea, ebre,
conjuntivitis, tos, coriza (congestión y secreciones nasales) y una erupción con manchas
rojas ( g. 8-7). Las complicaciones, como otitis media, neumonía, miocarditis y encefalitis,
se dan en el 20% de los casos de sarampión notificados.
(Por cortesía de los Centers for Disease Control and Prevention, 1990.)
Fisiopatología
Diagnóstico
Las pruebas serológicas del virus y los antígenos del sarampión ayudan al diagnóstico y
tratamiento. Si el resultado de la prueba IgM en sangre es positivo, se solicitan cultivos del
virus. Los IgM son los primeros anticuerpos que se producen durante la respuesta
inmunitaria.
Prevención
Rubéola
Signos y síntomas
(Por cortesía de los Centers for Disease Control and Prevention, 1990.)
Fisiopatología
La rubéola es muy contagiosa y se puede transmitir desde 4 días antes de que empiece la
erupción hasta 4 días después.
Diagnóstico
Existen pruebas serológicas para determinar los anticuerpos. La PCR sirve para aislar el
virus.
Tratamiento
Las medidas de soporte son capitales para tratar a los pacientes con rubéola.
Prevención
Parotiditis
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
Hay que evaluar la tumefacción parotídea. Ni en el sarampión ni en la parotiditis se
requieren análisis serológicos por sistema.
Tratamiento
Prevención
Tome precauciones frente a las gotitas respiratorias (ponga una mascarilla quirúrgica al
afectado) siempre que traslade a un paciente con posible parotiditis. La vacunación del
personal sanitario es la clave para reducir el riesgo.
Tosferina
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
La vacunación no siempre con ere inmunidad inde nida frente a la tosferina, como se
creía antes, por lo que los profesionales sanitarios deberían recibir un recuerdo de Tdap
(tétanos, difteria, tosferina acelular). Noti que cuanto antes cualquier exposición para que
pueda iniciar un ciclo de antibióticos de 14 días.
Virus de la varicela-zóster
(Tomado de Marx J, Hockberger R, Walls R: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2009, Mosby.)
Una vez que una persona contrae la varicela, es poco probable que vuelva a sufrir la
misma enfermedad, ya que la infección con ere inmunidad inde nida a la mayoría. Sin
embargo, las personas con alteraciones inmunitarias están más expuestas al virus y hay que
adoptar medidas para prevenir o modi car la evolución de la enfermedad en caso de
exposición.
En general, el organismo elimina el virus después de la infección. Sin embargo, algunas
personas lo conservan en los ganglios de la raíz posterior de la médula y reaparece en otros
momentos de la vida en forma de herpes zóster (fig. 8-10). Esta reactivación del virus se da
en períodos de estrés físico o emocional. Las lesiones del zóster desprenden el virus vivo y
son muy dolorosas.
(Tomado de Marx J, Hockberger R, Walls R: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2009, Mosby.)
Signos y síntomas
Los pródromos de la varicela comprenden ebre, malestar general, anorexia y cefalea. A
continuación, el afectado presenta vesículas o erupción. Evalúe sus signos de
sobreinfección, como impétigo, celulitis, fascitis necrosante y artritis. Pregúntele por la
exposición reciente a otros pacientes, en particular niños con la enfermedad. Si es un
adulto, evalúe su estado de inmunodeficiencia.
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
La vacunación es el medio principal para la protección de los pacientes y el personal
sanitario frente al virus de la varicela-zóster. Tome, si es posible, precauciones frente a las
gotitas respiratorias, es decir, coloque una mascarilla quirúrgica al paciente. Si no pudiera
hacerlo, colóquesela usted. Lleve guantes cuando entre en contacto directo con lesiones
exudativas. La limpieza sistemática del vehículo es idónea, no hay necesidad de ventilarlo.
Si ocurre una exposición, contacte con su DICO, pues podría estar indicado un tratamiento
farmacológico postexposicional. Si se vacuna después de la exposición, deberá restringir su
actividad laboral de los días 10 a 28 después de la exposición.
El virus respiratorio sincitial es un virus respiratorio ARN que infecta los pulmones y las
vías respiratorias. En EE. UU. tiene carácter estacional: ocurre a nales del otoño y
comienzos de la primavera. En los países cercanos al ecuador, el virus está presente todo el
año.
Signos y síntomas
Los síntomas de la infección por el virus respiratorio sincitial abarcan ebre, estornudos,
sibilancias, tos, disminución del apetito y congestión nasal. La hipoxemia y la apnea son
frecuentes en los lactantes y constituyen el motivo principal de ingreso hospitalario. Evalúe
los antecedentes de exposición al virus, así como la ventilación pulmonar y ruidos
respiratorios del paciente.
Fisiopatología
El virus respiratorio sincitial se contagia a través de las gotitas respiratorias o del contacto
con super cies contaminadas. La puerta de entrada suelen ser los ojos, la nariz o la boca. El
virus respiratorio sincitial es una partícula vírica grande que solo puede recorrer 90 cm.
Posee un margen de acción limitado, pero lo compensa sobreviviendo en los fómites; así, el
virus puede cultivarse más de 5 h después de pasar a una super cie impermeable, como la
barandilla de una cama. El período de incubación del virus oscila entre 2 y 8 días.
Diagnóstico
Las pruebas suelen solicitarse durante la estación del virus respiratorio sincitial para
diagnosticar la enfermedad de los pacientes con síntomas moderados o graves o afectación
de la vía respiratoria baja. En general, se les realizan a los lactantes de entre 6 meses y 2
años, a los ancianos y a los sujetos con alteraciones inmunitarias, por ejemplo con una
neumopatía previa o receptores de trasplantes de órganos.
Tratamiento
Prevención
Meningitis vírica
Más del 90% de las meningitis tienen una causa vírica. La enfermedad ocurre en todo el
mundo. La meningitis vírica o aséptica no supone ningún riesgo para el profesional
sanitario, pero sí para el paciente.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas consisten en dolor repentino de cabeza, fotofobia, ebre, rigidez de
cuello y vómitos. Algunas meningitis víricas se acompañan de una erupción que cubre casi
todo el cuerpo o solo los miembros superiores e inferiores. La erupción es de color rojo y
mayoritariamente plana, aunque se aprecien lesiones elevadas en algunas zonas. No se
parece al exantema de la meningitis meningocócica, que se caracteriza por manchas
diminutas de color rojo brillante que se extienden por todo el cuerpo.
Fisiopatología
La meningitis vírica es una enfermedad frecuente y relativamente leve que se transmite por
contacto directo con las heces o secreciones nasales y faríngeas infectadas. El período de
incubación varía entre 2 y 10 días. El virus se disemina con mayor velocidad entre los niños
pequeños y las personas hacinadas. Casi siempre ataca en verano y principios del otoño.
Los brotes estacionales son más corrientes en los institutos de enseñanza secundaria y en las
universidades. La mayoría de los niños y adultos se recuperan íntegramente de la
meningitis vírica en un plazo de 10 a 14 días. Cualquier persona puede contraer la
enfermedad, si bien casi todos los mayores de 40 años están inmunizados.
Diagnóstico
Los antecedentes recientes de viaje apuntan a veces la causa concreta. Los pacientes, cuyas
cefaleas empeoran al inclinarse hacia delante, al estornudar o al toser, a veces presentan
hipertensión intracraneal.
Asimismo, hay que efectuar una exploración neurológica completa, que incluya los
pares craneales. Las bacterias productoras de endotoxinas, como Staphylococcus y
Streptococcus, causan alteraciones cognitivas similares a las de la meningitis vírica, por lo
que deberá incluirlas en el diagnóstico diferencial. Además, la in amación de las meninges
puede obedecer a hongos como Candida albicans y Cryptococcus neoformans o a tumores y
hemorragias subaracnoideas.
Hay que tomar cultivos de la sangre y del líquido cefalorraquídeo (LCR) para separar
las causas víricas de las bacterianas o micóticas. El aspecto turbio del LCR indica un
aumento de los leucocitos. La presencia de muchos leucocitos en el LCR apunta hacia una
meningitis bacteriana o un absceso cerebral. La tinción de Gram permite conocer el
microorganismo causal y orientar con más precisión el tratamiento antibiótico.
Antes de la punción lumbar se analiza la glucosa plasmática, que aporta un indicio
diagnóstico porque, cuando se eleva el número de bacterias en las células del LCR, se utiliza
más glucosa para el metabolismo celular. Un valor reducido de glucosa en el LCR (< 60
mg/dl [< 3,3 mmol/l]) hace pensar en una meningitis. Además, los estudios diagnósticos
como la electroencefalografía (EEG), la tomografía computarizada (TC) o la resonancia
magnética (RM) ofrecen una información diagnóstica valiosa sobre las posibles
complicaciones graves.
Tratamiento
Prevención
Meningitis bacteriana
La meningitis bacteriana es una infección grave del líquido que rodea el encéfalo y la
médula espinal. Los casos de meningitis bacteriana ocurren en todo el mundo y suelen
deberse a tres tipos de bacterias: Haemophilus in uenzae de tipo b (Hib), Neisseria
meningitidis o Streptococcus pneumoniae.
H. influenzae parece ser un patógeno humano exclusivo. En los lactantes y niños pequeños,
Hib produce bacteriemia, neumonía, meningitis bacteriana aguda y, a veces, celulitis,
osteomielitis, epiglotitis y artritis. Antes de 1985, fecha en la que se dispuso de la vacuna, se
creía que 1 de cada 200 niños sufría una meningitis por Hib antes de los 2 años. La
incidencia mundial de Hib era de 2 millones de casos anuales, y el número de muertes, de
300.000. Norteamérica, Europa Occidental, Japón y algunos países latinoamericanos
cuentan en la actualidad con programas de vacunación.
Signos y síntomas
La meningitis por Hib se parece a las demás. Sus signos consisten en:
• Fiebre
• Dolor fuerte de cabeza
• Rigidez de cuello
• Irritabilidad y llanto
• Cansancio, somnolencia o dificultad para despertarse
• Vómitos
• Rechazo del alimento y de la bebida
• Convulsiones o crisis
• Pérdida de la consciencia
La epiglotitis por Hib, una infección peligrosa que puede acompañar a la meningitis,
produce una respiración ruidosa y laboriosa y suele diagnosticarse equivocadamente como
crup entre los niños de 6 a 8 años.
Fisiopatología
Se ignora cuánto dura el período de incubación de la meningitis por Hib, pero se cree que
podría variar entre 2 y 4 días.
Diagnóstico
Administre oxígeno y fármacos por vía i.v. para controlar las convulsiones o tratar el
posible shock. Los antibióticos deberán aplicarse cuanto antes por vía intravenosa.
Prevención
A los niños se les vacuna contra Hib de forma seriada. La primera dosis se administra a los
2 meses, y luego se repite a los 4 y 6 meses; se puede aplicar una cuarta dosis a los 12 a 15
meses, en función de la vacuna utilizada. Cuando trate a un niño con una posible
meningitis bacteriana, respete la higiene cuidadosa de las manos. No se necesita ni se
aconseja tratamiento postexposicional en los adultos.
Streptococcus pneumoniae (muchas veces llamado neumococo) es una bacteria que se cultiva
en la nasofaringe de la mayoría de las personas sanas. La presencia del neumococo en la
nasofaringe se conoce como estado de portador. Casi todas las personas han sido portadoras
de S. pneumoniae en algún momento de su vida. Este estado es más frecuente en los niños
pequeños y no suele causar enfermedad.
Figura 8-11 Radiografía de un paciente con neumonía del lóbulo superior derecho.
(Por cortesía de los Centers for Disease Control and Prevention, Edwin P. Ewing, Jr.)
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
El antibiótico de primera elección para tratar la infección neumocócica son las penicilinas,
las cefalosporinas y los macrólidos (p. ej., azitromicina), aunque muchas cepas
neumocócicas ofrecen resistencia a los antibióticos más habituales.
Prevención
Cuando trate a un paciente con sospecha de meningitis neumocócica, ponga una mascarilla
al paciente o colóquesela usted. Respete las precauciones estandarizadas, incluido un buen
lavado de manos. La vacuna polivalente de polisacáridos neumocócicos (PPS) empleada en
la actualidad para vacunar a los niños mayores y adultos posee 23 valencias, es decir,
resulta e caz frente a 23 tipos de neumococos. En consecuencia, protege contra el 85-90%
de las cepas de neumococos que producen infecciones graves. Los adultos de 65 años o más
y los menores de esta edad aquejados de enfermedades crónicas deben recibir esta vacuna
PPS de 23 valencias (PPSV23).
Los lactantes se inmunizan con una vacuna conjugada de 7 valencias (PCV7) que se
administra en una serie de 4 vacunaciones a los 2, 4, 6 y 12-15 meses de vida.
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
La tinción de Gram del LCR resulta diagnóstica y sus resultados se obtienen en menos de 30
min. El cultivo del LCR tarda de 24-72 h.
Tratamiento
El virus H1N1 es un nuevo virus de la gripe A y los casos de esta gripe se han concentrado
de manera especial en México. La enfermedad se propagó desde este supuesto punto de
origen y en mayo de 2009 la OMS declaró la existencia de una pandemia. Sin embargo, la
OMS matizó su declaración y señaló que la pandemia H1N1 no había resultado
especialmente grave. De hecho, H1N1 se comportó casi como un virus estacional normal de
la gripe, salvo que los más vulnerables fueron los niños, los adultos jóvenes y las mujeres
embarazadas, en lugar de los ancianos.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas iniciales se parecen a los de la gripe estacional habitual, salvo que el
paciente, además, sufre diarrea. Los signos y síntomas graves abarcan:
Niños:
• Dificultad respiratoria
• Fiebre con exantema
• Disminución del consumo de líquidos
• Color azulado de la piel
• Irritabilidad
• Somnolencia y letargia
Adultos:
• Disnea
• Dolor u opresión torácicos
• Mareos
• Confusión
• Vómitos persistentes
Fisiopatología
H1N1 es una gran partícula vírica transmitida con las gotitas respiratorias. Su período de
incubación dura de 1 a 7 días y se cree que la enfermedad puede contagiarse hasta 24 h
después de que remite la fiebre.
Diagnóstico
Para diagnosticar la infección se emplean pruebas serológicas especí cas. Para detectar la
nueva gripe A (H1N1) se dispone de una prueba rápida de la gripe (RIDT, rapid in uenza
diagnostic test).
Tratamiento
Prevención
Tuberculosis pulmonar
La tuberculosis (TB) es producida por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. La TB ha
asolado la humanidad durante siglos y sigue ocasionando muchísimo sufrimiento en el
mundo. Tradicionalmente, la incidencia de la enfermedad resurgía cada 30 o 40 años. La
OMS ha publicado un plan, la Stop TB Global Strategy (estrategia para detener la
tuberculosis en todo el mundo), con objeto de reducir su incidencia. Las tasas máximas
ocurren en África y el sudeste de Asia y cada año se atribuyen dos millones de muertes,
como mínimo, a esta causa. En cambio, la tasa más baja jamás noti cada tuvo lugar en
2008 en EE. UU.
Tuberculosis multirresistente
La tuberculosis multirresistente (TBMR) fue descrita por primera vez en EE. UU. en 1985 y
continúa ocurriendo a pequeña escala. En estos casos, M. tuberculosis se hace resistente a los
fármacos de primera línea de administración por vía oral. Como muchos otros, entre ellos
la isoniacida y la rifampicina, poseen e cacia frente a esta bacteria, la TBMR es una
enfermedad controlable. No se contagia con más facilidad que la TB no multirresistente.
La TBER no se contagia más que la TB o la TBMR y se puede tratar en EE. UU. Afecta a
anfitriones inmunodeprimidos, sobre todo a pacientes con infección por VIH, y conlleva una
mortalidad cercana al 100% por la ausencia de opciones terapéuticas. La prevalencia de la
TBER es menor que la de la TBMR, pero, por primera vez, la OMS está empezando a
notificar la primera. En 2007 se comunicaron dos casos de TBER en EE. UU.
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
Prevención
Figura 8-14 Respirador de filtro de las partículas de aire de gran rendimiento (HEPA).
Mononucleosis infecciosa
La mononucleosis está producida por un herpesvirus llamado virus de Epstein-Barr. Este virus
supuestamente causa también la enfermedad llamada síndrome de fatiga crónica, que da
síntomas y signos parecidos, pero cuya etiología no se ha llegado a comprobar. El virus
crece en el epitelio orofaríngeo y se elimina con la saliva, lo que explica su otro nombre:
«enfermedad del beso».
Signos y síntomas
Los signos y síntomas consisten en dolor de garganta, secreciones faríngeas y adenopatías,
acompañados, o no, de malestar general, anorexia, cefalea, mialgias y aumento de tamaño
del hígado y del bazo.
Fisiopatología
La transmisión ocurre mediante contacto directo con la saliva de una persona infectada.
Algunos casos de contagio se han relacionado con la transfusión de sangre o hemoderivados
contaminados. El período de incubación dura entre 4 y 6 semanas. El período de contagio
se prolonga. La eliminación faríngea puede persistir durante un año o más después de la
infección.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Si entra en contacto directo con las secreciones orales de un paciente, respete las
precauciones estandarizadas, incluido el uso de guantes y una buena higiene de las manos.
No se requiere ni se aconseja ninguna disolución limpiadora especial después del traslado
de un paciente con posible mononucleosis. No se precisa ni se recomienda ningún
tratamiento postexposicional.
Signos y síntomas
El paciente se queja de picor o ardor y advierte la aparición de una vesícula. Pregunte por
los antecedentes personales de lesiones orales y evalúe el estrés del paciente, ya que la
infección por VHS-1 se ha asociado al estrés.
Fisiopatología
La infección por VHS-1 comienza con una fase prodrómica caracterizada por hormigueo y
picor, seguida de la aparición de una vesícula a las 6-24 h. La lesión puede durar entre 2 y
10 días. Son frecuentes los brotes recidivantes de herpes simple. El virus se transmite a otras
regiones del cuerpo si no se efectúa una buena higiene de manos después del contacto con
las lesiones exudativas, proceso conocido como autoinfección. Los profesionales sanitarios
contraen herpes en los dedos, el llamado panadizo herpético, por no usar guantes y tocar la
piel dañada de los pacientes que eliminan virus durante la maniobra de aspiración.
Diagnóstico
La infección por VHS-1 se puede diagnosticar con rapidez mediante tinción por
inmunofluorescencia indirecta de una muestra tomada por raspado de la lesión.
Tratamiento
En los brotes iniciales y durante las recidivas se prescriben antivirales, como el aciclovir o el
valaciclovir. También se dispone de preparaciones de uso tópico.
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas y las normas de lavado de las manos. Tape las
heridas abiertas cuando asista al paciente.
Citomegalovirus
El citomegalovirus (CMV) humano se clasi ca taxonómicamente como β -herpesvirus y es
uno de los herpesvirus humanos más grandes. Existen muchas cepas de CMV, al parecer una
de las causas principales de retraso mental en EE. UU. El CMV es la primera causa de
ceguera entre las personas infectadas por VIH o con sida.
Signos y síntomas
La mayoría de los niños y adultos sanos infectados por el CMV no presentan síntomas ni
siquiera saben que están infectados. Al evaluar a un paciente con posible infección,
pregunte si sufrió alguna infección al nacer, ya que el CMV puede ocasionar problemas
médicos permanentes del tipo de sordera o ceguera, discapacidad cognitiva, microcefalia
(cabeza pequeña), falta de coordinación y convulsiones. Pregunte por la ceguera reciente a
todo paciente infectado por el VIH o con sida.
Fisiopatología
Casi el 60% de las mujeres embarazadas infectadas por el CMV son seropositivas y
transmiten el virus desde el cuello uterino y la leche materna a sus hijos. El CMV se
contagia por vía sexual y también con la transfusión de sangre y hemoderivados; además,
puede contaminar los órganos donados. El riesgo de infección se acentúa entre los
inmunodeprimidos.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Los antivirales se administran de forma presintomática para ahuyentar la infección por
CMV. En estos momentos se investiga una vacuna preliminar contra el CMV. No se cree que
este virus represente un riesgo ocupacional para la salud de los profesionales sanitarios,
pero debe respetar las precauciones estandarizadas cuando atienda a los pacientes
infectados.
Gonorrea
La gonorrea es la segunda enfermedad más noti cada en EE. UU. Cada año se declaran
más de 60 millones de casos en el mundo. La gonorrea la produce la bacteria Neisseria
gonorrhoeae, un diplococo gramnegativo formador de esporas.
Signos y síntomas
Hombres
Figura 8-16 Secreción purulenta del pene por gonorrea y una lesión piodérmica suprayacente. El piodermia es una
lesión purulenta de la piel y, en este caso, se localiza en el glande y apunta a una enfermedad de transmisión sexual, la gonorrea.
(Tomado de Goldman L, Ausiello D: Cecil medicine, ed 23, Philadelphia, 2007, Saunders.)
Mujeres
Más de la mitad de las mujeres con gonorrea no re eren síntomas, sobre todo en las
primeras etapas de la infección. Los síntomas consisten en ardor o micciones frecuentes,
secreciones vaginales amarillentas, enrojecimiento y tumefacción de los genitales y ardor o
picor vaginales. Sin tratamiento, la gonorrea ocasiona una infección pélvica grave, con
in amación de las trompas de Falopio y de los ovarios. La infección gonocócica de las
trompas produce, a su vez, una infección peligrosa y dolorosa de la pelvis conocida como
enfermedad in amatoria pélvica (EIP). La EIP hace que la vagina emita una secreción
purulenta. Para evaluar las infecciones pélvicas, examine si la paciente presenta dolor
abdominal espontáneo o con la palpación.
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Si no hay complicaciones se administra una dosis única de ce xima por vía oral o de
ceftriaxona por vía intramuscular (i.m.).
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas, incluido un buen lavado de manos, cuando entre
en contacto con secreciones o lesiones. No se requiere ninguna limpieza especial de los
vehículos o del equipo. El paciente debe noti car la enfermedad a su pareja. Eduque al
paciente acerca de la enfermedad y de su prevención, incluido el uso de los preservativos.
Sífilis
La sí lis ha aumentado en la población estadounidense, sobre todo en los estados sureños,
en el último decenio. La incidencia de la enfermedad ha experimentado un incremento
rápido en el resto del mundo. Afecta habitualmente a las personas de 20 a 35 años, en
particular de las zonas urbanas. Alrededor del 60% de los casos nuevos ocurren entre
hombres que mantienen relaciones homosexuales. En mayo de 2006, los CDC publicaron
unas guías para erradicar la sí lis de EE. UU. antes de 2015 fundamentadas en medidas
basadas en la evidencia y en actividades de vigilancia dirigida.
Muchas personas infectadas por el VIH o el VHC están coinfectadas por la sí lis. La
OSHA obliga a los profesionales sanitarios a ofrecer educación y formación en la sí lis, y a
incluir esta enfermedad en la evaluación y seguimiento postexposicionales.
Signos y síntomas
La sí lis inicial provoca un chancro, una lesión ulcerada indolora de la piel o de las
mucosas en el lugar de la infección ( g. 8-17). El foco infeccioso suele encontrarse en la
región genital, por lo que a veces no se advierte la sí lis en la exploración física habitual.
Los signos y síntomas de la sífilis terciaria comprenden:
• Exantema
• Alopecia segmentaria
• Adenopatías
• Complicaciones cardíacas, oftálmicas, auditivas o del SNC
• Lesiones de los tejidos o de los huesos
Figura 8-17 Sí lis primaria. El chancro si lítico es una úlcera con una base limpia, no purulenta, y un borde liso,
regular y claramente definido.
(Tomado de Habif T: Clinical dermatology, ed 5, St Louis, 2009, Mosby.)
Si aprecia signos y síntomas, pregunte al paciente por las actividades de alto riesgo.
Fisiopatología
La sí lis es producida por una bacteria espiral llamada Treponema pallidum. La infección
tiene carácter agudo o crónico. El contagio suele ser directo, por ejemplo por vía sexual a
través de la lesión o lesiones exudativas primarias. La sí lis se transmite también de la
madre al hijo a través de la placenta. A veces, se contagia con una transfusión de sangre. El
período de incubación dura entre 10 días y 3 meses. El período de contagio varía y no se
conoce.
Diagnóstico
El diagnóstico de la sí lis se con rma con una prueba rápida de las reaginas plasmáticas
(RPR) o la prueba clásica del Venereal Disease Research Laboratory (VDRL).
Tratamiento
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas, incluidas las normas para el lavado adecuado de
las manos. No se precisa ni se recomienda ninguna precaución especial de limpieza. Si sufre
un pinchazo con una agua contaminada, noti que el hecho a su DICO. El paciente fuente
será examinado si ocurrió una exposición real. Los pacientes que reciben tratamiento
antisi lítico deben abstenerse de las relaciones sexuales con parejas nuevas hasta que sus
lesiones hayan cicatrizado por completo. Las parejas sexuales han de conocer la situación
para poder solicitar el análisis correspondiente.
Herpes genital
El herpes genital es una enfermedad crónica recidivante producida por el VHS de tipo 2
(VHS-2) y caracterizada por lesiones vesiculares.
Signos y síntomas
Las vesículas de las mujeres pueden aparecer también en la vulva, los miembros inferiores y
las nalgas. Las masculinas suelen darse en el pene y alrededor del ano de los hombres que
mantienen relaciones homosexuales. Puede haber igualmente lesiones en la boca como
consecuencia del sexo oral. Al evaluar a un paciente con un posible herpes genital,
pregúntele por el dolor y las molestias locales, el ardor, la fiebre y la cefalea.
Fisiopatología
Diagnóstico
Las pruebas para el VHS-2 son idénticas a las de VHS-1 (v. apartado anterior).
Tratamiento
Prevención
Indique al paciente que el contagio del herpes genital se evita con el uso de preservativos
que impiden el contacto con las partículas víricas de los genitales de la persona infectada.
Los virus del papiloma se reconocieron por primera vez a comienzos del siglo XX , tras
demostrar que las verrugas de la piel o papilomas se contagiaban de una persona a otra. El
VPH se ha reconocido como precursor del cáncer de cuello uterino. Los responsables de la
salud pública de Australia, Canadá, Europa y EE. UU. recomiendan la vacunación de las
mujeres jóvenes contra el VPH para prevenir el cáncer de cuello uterino y las verrugas
genitales, y para reducir la necesidad del tratamiento doloroso y costoso de la displasia
cervicouterina, un estado precanceroso producido a menudo por el VPH.
Signos y síntomas
Fisiopatología
El genoma del virus del papiloma se compone de ADN de doble hebra y estable. Los virus
del papiloma se replican casi exclusivamente en las capas más externas de la piel y en
algunas mucosas, como la cara interna de los pómulos y las paredes de la vagina.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Mujeres
La vacunación evita la infección por ciertas especies de VPH asociadas al desarrollo del
cáncer de cuello uterino, verrugas genitales y cánceres menos comunes. Hoy se dispone de
dos vacunas contra el VPH: Gardasil y Cervarix. Ambas protegen frente a los dos tipos de
VPH que causan el cáncer de cérvix (VPH-16 y VPH-18) y evitan otros cánceres genitales.
Gardasil protege, además, frente a dos de los tipos de VPH que provocan verrugas genitales.
Hombres
Los hombres con cáncer de pene pueden incrementar el riesgo de cáncer de cuello uterino
de su pareja femenina.
Sarna
La sarna, producida por el ácaro parásito Sarcoptes scabiei, se puede considerar una
enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo, la sarna, en realidad, es una infestación
por el propio parásito; el ácaro de la sarna no es vector de ningún otro agente infeccioso.
La incidencia de la sarna ha aumentando en los últimos años en EE. UU. y en Europa.
La infestación puede afectar a familias e hijos, parejas sexuales, pacientes con
enfermedades crónicas u hospitalizados y personas que viven en residencias.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de la sarna consisten en picor nocturno y una erupción ( g. 8-18) en
cualquiera de estas regiones:
(Tomado de Marx J, Hockberger R, Walls R: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2009, Mosby.)
Fisiopatología
El contagio se produce por contacto directo entre piel y piel durante actividades como la
lucha o el coito. También se da si la persona no infectada establece contacto con fómites,
como la ropa interior, toallas o ropa de cama. El período de incubación de las personas sin
exposición previa varía entre 2 y 6 semanas. La enfermedad resulta contagiosa hasta que el
tratamiento destruye los ácaros y sus huevos.
Diagnóstico
El diagnóstico se establece mediante examen microscópico del ácaro. Las muestras se toman
mediante una aguja o bisturí, con los que se retiran los ácaros que surcan la piel.
Tratamiento
La permetrina es un tratamiento tópico de la sarna. A veces hay que volver a aplicarla para
combatir e cazmente la infestación de los niños. Esta crema requiere una aplicación
esmerada, siguiendo las instrucciones del prospecto. La loción de lindano se receta como
tratamiento de segunda línea, aunque se ha descrito toxicidad por uso abusivo de la misma.
Prevención
La prevención exige el uso de guantes y el respeto de la higiene manual. Las sábanas del
vehículo se pueden lavar, como de costumbre, con agua caliente (10 min a 50 °C). Basta con
la limpieza sistemática del vehículo después del traslado del paciente. Si está preocupado
por una posible exposición, póngase en contacto con su supervisor. Si hubiera ocurrido una
exposición, se solicitará tratamiento y se podrá incluso restringir la atención de los
pacientes durante un tiempo.
Pediculosis (piojos)
El piojo del pubis, Phthirus pubis, es un parasito de color grisáceo que causa una infestación
más que una infección verdadera ( g. 8-19). Los piojos son frecuentes entre las personas
que viven en residencias, no tienen una buena higiene o manifiestan promiscuidad sexual.
Figura 8-19 A. Piojo púbico. B. Macho del piojo humano de la cabeza.
(Tomado de Sanders M: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de la pediculosis púbica consisten en un picor, desde leve hasta
intenso, y en la presencia de liendres visibles que cuelgan de los pelos del pubis y regiones
perianal y perineal. Las liendres del pubis pueden infestar, además, las pestañas, las cejas,
las axilas, el cuero cabelludo y otras regiones pilosas.
Fisiopatología
El contagio ocurre por medio del contacto físico o sexual. El período de incubación es de
unos 8 a 10 días después de la puesta de los huevos. Las liendres se contagian hasta que
todos los ácaros, y sus huevos, incluidos los de la ropa infestada, son destruidos con el
tratamiento. El ser humano constituye el único reservorio de las liendres.
Diagnóstico
Prevención
Infecciones neurológicas
Las infecciones neurológicas se producen por virus o bacterias y su gravedad varía, desde
prácticamente leva hasta potencialmente mortal. Los síntomas de las infecciones víricas del
SNC resultan leves y autolimitados, como en la parotiditis, o bien comportan un daño
encefálico importante, como en las encefalopatías que acompañan a la rabia y al VHS.
Como la lesión del tejido cerebral causa a veces un dé cit neurológico permanente, el
diagnóstico y el tratamiento precoces se antojan esenciales para la evolución favorable del
paciente.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas comienzan en el lugar de la herida; siguen contracciones musculares
dolorosas del cuello y del tronco. El signo cardinal es la rigidez abdominal; sin embargo, la
rigidez puede confinarse a la zona de lesión.
Fisiopatología
El contagio ocurre cuando las esporas tetánicas entran en el organismo a través de una
herida de punción contaminada por heces de animales, polvo de la calle, o suelo, o por la
inyección de drogas contaminadas de la calle. En ocasiones se han noti cado casos
postoperatorios o tras lesiones leves no tratadas. El período de incubación es de unos 14
días después de la exposición (aunque se han descrito casos de 3 días). El período corto de
incubación se asocia a una contaminación mayor. El tétanos no se contagia de una persona
a otra, por lo que no existe período de contagio.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Use guantes cuando atienda a un paciente con una herida exudativa. La prevención del
tétanos exige la vacunación durante la infancia y la aplicación de dosis de recuerdo cada 10
años. No se precisa ninguna limpieza especial del vehículo después de trasladar a una
persona con tétanos.
Rabia
El virus de la rabia es un virus ARN de una hebra, con forma de bala, que alcanza el SNC a
través de los nervios periféricos. Esta infección produce una encefalomielitis progresiva,
casi siempre mortal. En EE. UU., la rabia es común entre los animales salvajes y
domesticados, como mofetas, mapaches, murciélagos, zorros, perros y gatos ( g. 8-20). Sin
embargo, los programas de vacunación animal han disminuido la incidencia de rabia y el
número de muertes por esta enfermedad a solo una o dos al año. Hawái es el único estado
donde la población animal no conoce la rabia. Casi todas las muertes por rabia en el resto
del mundo suceden en países con recursos insu cientes de salud pública, acceso limitado al
tratamiento profiláctico, escasez de instalaciones diagnósticas y una práctica inexistencia de
programas de vigilancia de la rabia.
Figura 8-20 Imagen aumentada de la cara de un perro en la fase paralítica muda y tardía de la rabia.
(Por cortesía de los Centers for Disease Control and Prevention, Barbara Andrews.)
Signos y síntomas
El ser humano es muy sensible a la infección el por virus de la rabia tras la exposición a la
saliva de un animal infectado causante de una mordedura o el rascado. La letalidad de la
infección depende de varios factores, como la gravedad y la localización de la herida y la
virulencia de la cepa. Pregunte al paciente por los antecedentes recientes de contacto con
animales. Los síntomas iniciales son inespecí cos y consisten en ebre, cefalea y malestar
general. Conforme avanza la enfermedad, aparecen síntomas neurológicos, entre otros
insomnio, ansiedad, confusión, parálisis ligera o parcial, excitación, alucinaciones,
agitación, hipersalivación y di cultad para tragar. Al contrario de lo que la gente piensa, la
rabia no hace que la persona infectada tema el agua. Sin embargo, muchas veces el
paciente se niega a tomar agua porque, al hacerlo, se producen espasmos agónicos en la
garganta. Este estado se llama hidrofobia, un término que antes era sinónimo de la propia
rabia. La muerte ocurre a los pocos días del inicio de los síntomas.
Fisiopatología
La rabia es un infección vírica aguda del SNC que afecta sobre todo a los animales, pero
puede transmitirse al ser humano a través de la saliva, llena de virus, de un animal
infectado. Jamás se ha documentado el contagio de una persona a otra. Todos los animales
que vivan fuera de su hábitat natural o se comporten de forma anómala o agresiva pueden
sufrir la rabia, mientras no se demuestre lo contrario.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
El período de incubación del virus de la rabia oscila entre 9 días y 7 años. Es imprescindible
vacunar a los animales domésticos. Cuando trate a un paciente con posible exposición a la
rabia, respete las precauciones estandarizadas, incluidos el uso de guantes y una buena
higiene de las manos. Los departamentos locales de salud pública disponen de la
vacunación antirrábica. Los criterios para administrar esta vacuna han cambiado desde que
ha disminuido su disponibilidad. No se aconseja la vacunación pro láctica de los
profesionales sanitarios.
Hantavirus
El género Hantavirus de virus transmitidos por los roedores está repartido en todo el mundo
y produce un grupo de enfermedades, como el síndrome pulmonar por hantavirus y la
ebre hemorrágica con síndrome renal. El virus es transmitido por el ratón ciervo, el ratón
de patas blancas y la rata del algodón, así como por ratas de ciudad que viven en jardines.
El hantavirus se da en Asia, Rusia occidental, Europa, EE. UU. y América del Sur y
Centroamérica. Cada año se noti can en todo el mundo entre 150.000 y 200.000 casos. La
enfermedad se describió por primera vez en Corea a comienzos de los años cincuenta.
Existen dos picos estacionales de casi todos los brotes de enfermedad por hantavirus: un
pequeño brote en primavera y otro más importante en otoño. Los epidemiólogos sospechan
que estos brotes se corresponden con los ciclos de cultivo y con los aumentos estacionales en
la tasa de infección de los roedores que portan la enfermedad.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas comienzan por ebre repentina, que dura de 3 a 8 días, y se
acompaña de cefalea, dolor abdominal, pérdida del apetito y vómitos. La rubefacción facial
es característica y suele aparecer una erupción petequial (limitada, habitualmente, a las
axilas). La albuminuria brusca y extrema del cuarto día es un signo cardinal de la infección
grave por hantavirus. Algunos pacientes presentan, además, equimosis e inyección escleral
(ojos inyectados de rojo). Otros síntomas son hipotensión, shock, di cultad o insu ciencia
respiratoria e insu ciencia renal. El daño característico de la médula renal es propio de los
hantavirus.
Fisiopatología
La transmisión tiene lugar inhalando los deshechos aerosolizados de los roedores. El virus se
elimina con la orina, heces y saliva de los roedores con infección crónica. El período de
incubación suele durar entre 12 y 16 días, pero a veces es tan pequeño como 5 días o tan
largo como 42. En Argentina y en Chile se ha descrito el contagio de hantavirus de una
persona a otra, pero esta enfermedad rara vez se transmite así, por lo que no existe ningún
período de contagio.
Diagnóstico
El diagnóstico se con rma por la respuesta a los anticuerpos IgG o el ascenso del título de
IgG o la prueba PCR. El diagnóstico diferencial del síndrome pulmonar por hantavirus
abarca la neumonía generalizada grave, la neumonía intersticial y la neumonía eosinó la.
La radiografía de tórax puede revelar un infiltrado intersticial difuso.
Tratamiento
No se conoce ningún tratamiento especí co, aparte de las medidas de soporte, como la
administración de oxígeno, la monitorización respiratoria, el mantenimiento del equilibrio
hidroelectrolítico y el soporte de la presión arterial.
Prevención
Enfermedad de Lyme
La enfermedad de Lyme es la patología más común transmitida por garrapatas en EE. UU.
El número de los casos declarados ha aumentado desde 1982, fecha en que se estableció un
sistema de noti cación nacional. La enfermedad se limita sobre todo a la costa atlántica, a
la parte alta del centro oeste y a la costa del Pací co. Sin embargo, esta enfermedad
aparece en todo el mundo, principalmente en las regiones templadas. No se produce por un
virus sino por una bacteria, la espiroqueta Borrelia burgdorferi. Y afecta más a los niños
menores de 10 años y a los adultos de edad mediana.
Signos y síntomas
Figura 8-21 Paciente con parálisis facial producida por la enfermedad de Lyme.
Fisiopatología
La enfermedad de Lyme se transmite por picaduras de garrapata. Las garrapatas adultas no
suelen transmitir la enfermedad al ser humano porque tienen predilección por el ciervo
como an trión. La temporada más importante está comprendida entre junio y agosto y la
incidencia de la enfermedad remite a comienzos del otoño. El período de incubación dura
entre 3 y 32 días. No hay período de contagio porque no se transmite de una persona a
otra.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Signos y síntomas
Alrededor del 80% de las personas infectadas por el virus del oeste del Nilo están
asintomáticas. El 20% restante presenta signos y síntomas leves como ebre, cefalea,
erupción y adenopatías. Aproximadamente 1 de cada 150 sufre signos y síntomas graves,
como encefalitis y meningitis, que pueden ocasionar complicaciones neurológicas y la
muerte.
Fisiopatología
El contagio ocurre cuando la persona es picada por un mosquito portador del virus del oeste
del Nilo. Solo el 1% de los mosquitos son vectores de este patógeno. La enfermedad no se
contagia de una persona a otra. El virus del oeste del Nilo se ha transmitido a través de la
sangre de donantes, del trasplante de órganos y de los pinchazos con aguja entre los
trabajadores de laboratorio que lo manipulan. El período de incubación dura entre 2 y 14
días después de la picadura y en ese tiempo el virus se multiplica en los ganglios linfáticos
antes de entrar en el torrente sanguíneo. Habitualmente, los síntomas se extienden de 3 a 6
días.
Diagnóstico
La clave para el diagnóstico preliminar es una observación aguda de los signos y síntomas.
Los análisis de la exposición reciente y de la convalecencia se basan en el
enzimoinmunoensayo y en las pruebas de anticuerpos IgM.
Tratamiento
Hay que aplicar tratamiento de soporte, pues no se dispone de ningún tratamiento contra el
virus del oeste del Nilo.
Prevención
Utilice sistemas seguros para desechar las agujas y evitar las lesiones por objetos punzantes
contaminados. No se aconseja ningún tratamiento o seguimiento médico particular tras la
exposición a una aguja contaminada. Por otro lado, no se necesita ni se recomienda
ninguna limpieza especial del vehículo o del equipo después de trasladar a un paciente con
una posible infección por el virus del oeste del Nilo.
Aproximadamente dos tercios de los casos de ebre maculosa de las Montañas Rocosas
se dan en niños menores de 15 años, con un pico a los 5-9 años. El riesgo de infección
aumenta entre las personas que pasan mucho tiempo con perros o que viven cerca de áreas
boscosas o zonas de hierba alta. Solo el 60% de las personas diagnosticadas de ebre
maculosa de las Montañas Rocosas recuerdan haber sufrido una picadura por garrapatas.
Signos y síntomas
La ebre maculosa de las Montañas Rocosas pone a veces en peligro la vida porque R.
rickettsii infecta las células que tapizan los vasos sanguíneos del cuerpo. Entre las
manifestaciones graves de la enfermedad se encuentran las respiratorias, renales, del SNC o
digestivas. Las personas con una enfermedad su cientemente grave, como para exigir el
ingreso hospitalario, en ocasiones sufren secuelas a largo plazo:
Pregunte a todos los pacientes con una erupción por una posible picadura por
garrapatas. Compruebe, además, si presentan fiebre.
Fisiopatología
En la actualidad, hay más de 20 especies clasi cadas dentro del género Rickettsia, pero no
todas producen enfermedad humana. Las rickettsias que causan ebre maculosa crecen en
el citoplasma o en el núcleo de las células del an trión. Estos microorganismos se
multiplican, y dañan o destruyen estas células, ocasionando así fugas de sangre por ori cios
diminutos labrados en los vasos sanguíneos que se comunican con los tejidos adyacentes.
Este mecanismo explica la erupción característica de la enfermedad. El período de
incubación dura entre 3 y 14 días después de la picadura de la garrapata. La enfermedad no
se contagia de una persona a otra.
Diagnóstico
El diagnóstico suele establecerse por los signos y síntomas, pero a veces se solicita la prueba
de inmuno uorescencia indirecta para detectar anticuerpos IgG o IgM. Los anticuerpos IgG
son más especí cos y ables, ya que otras infecciones bacterianas también elevan los títulos
de anticuerpos IgM contra las rickettsias.
Tratamiento
La doxiciclina (100 mg cada 12 h para los adultos o 4 mg/kg de peso corporal y día,
repartidos en dos tomas, para los niños de menos de 45 kg) es el fármaco de elección para
los pacientes con ebre maculosa de las Montañas Rocosas. Este tratamiento debe
mantenerse durante al menos 3 días después de que remita la ebre y hasta que se observen
pruebas inequívocas de mejoría clínica. En general, el ciclo total mínimo dura de 5 a 10
días. Las enfermedades graves o complicadas precisan un ciclo más largo.
Prevención
Enfermedades gastrointestinales
Gastroenteritis aguda
La gastroenteritis se debe a patógenos bacterianos y víricas, parásitos, toxinas químicas,
alergias o trastornos inmunitarios. La in amación ocasiona hemorragia y erosión de la
mucosa al tubo digestivo que influye en la absorción de agua y nutrientes.
Lo que suele denominarse gastroenteritis aguda es una infección vírica del estómago y
del intestino que causa retortijones, vómitos y diarrea. Esta es la causa más habitual de
gastroenteritis y cede por sí misma. Las cepas producen síntomas durante 1 a 3 días. El
tratamiento más importante se basa en mantener la hidratación.
Signos y síntomas
La infección por E. coli O157:H7 comienza por dolor y molestias abdominales, mialgias y
cefalea. Puede haber también vómitos, seguidos de colitis hemorrágica, con emisión de
sangre visible en la deposición. Esta etapa dura de 3 a 7 días y se observa sobre todo en
personas de 65 o más años. El síndrome urémico-hemolítico, una patología potencialmente
mortal que afecta al 10% de los infectados por E. coli O157:H7, es una complicación grave
de esta enfermedad. El síndrome urémico-hemolítico, según se admite en la actualidad, es la
causa más frecuente de insu ciencia renal aguda entre lactantes y niños pequeños. Los
adolescentes y adultos también pueden sucumbir a esta enfermedad, al igual que los
ancianos.
Pregunte al paciente si ha tomado carne poco hecha o cruda, así como por el aspecto
de la deposición. Una deposición acuosa, de color verde amarillento o sanguinolenta o que
contenga pus puede representar la clave de la enfermedad. Vigile los signos de
deshidratación o shock.
Fisiopatología
E. coli es una bacteria gramnegativa que pertenece a la familia Enterobacteriaceae. Se
conocen más de 30 serotipos de E. coli. De estos, el más llamativo en los últimos años es E.
coli O157:H7. Este microorganismo se ha detectado en carne cocinada de forma inadecuada,
el agua de la red municipal, la leche, los vegetales crudos, la sidra no pasteurizada, la
lechuga y productos contaminados por los deshechos del ganado. El período de incubación
es de 1 a 9 días. E. coli interacciona con el ADN de una bacteria productora de la toxina
Shiga, conocida como Shigella dysenteriae de tipo 1. S. dysenteriae es transferida a E. coli por
un bacteriófago (bacteria infectada por un virus) para formar E. coli O157:H7, con lo que
un germen de comportamiento poco agresivo recibe genes trucados y acaba produciendo
una de las toxinas más potentes conocidas contra el ser humano.
Diagnóstico
Tratamiento
Hay que administrar tratamiento de soporte, puesto que los antibióticos no surten efecto
contra la cepa O157:H7 de E. coli. La transfusión está indicada si el paciente sufre una
anemia grave y la diálisis si ocurre una insuficiencia renal agua.
Prevención
Shigelosis
La shigelosis es una enteritis bacteriana aguda muy infecciosa del intestino grueso y
delgado. Basta con una pequeña cantidad de bacterias —a veces incluso con solo 10 a 100
microorganismos— para que aparezca la infección. Esta enfermedad produce, al parecer,
más de 600.000 muertes anuales en el mundo. La mayoría de las infecciones y muertes
ocurren entre niños menores de 10 años.
Signos y síntomas
Las cepas de Shigella producen tres enterotoxinas diferentes con efectos enterotóxicos,
citotóxico y neurotóxico. Los pacientes infectados sufren diarrea acuosa, ebre, vómitos y
retortijones. A veces se precisa la rehidratación. Las convulsiones representan una
complicación ocasional para los niños pequeños. La enfermedad durante de 4 a 7 días. En
las infecciones leves, el único signo es la diarrea acuosa. Otros síntomas abarcan náuseas,
fiebre alta y dolor y retortijones abdominales.
Fisiopatología
Las especies de Shigella se transmiten por vía fecal-oral. Si no se lavan las manos o no
se lavan correctamente después de defecar, esta infección se extiende con gran facilidad. El
período de incubación puede ser muy corto, de 12 h, o extenderse hasta 96 h. Una persona
puede albergar la enfermedad hasta 4 semanas.
Diagnóstico
El diagnóstico se establece por la historia clínica, los signos y los síntomas, y el cultivo de
una muestra de heces.
Tratamiento
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas, incluido un buen lavado de manos, para reducir el
riesgo de contraer una shigelosis. Cerciórese de que el suministro de agua es seguro y de que
existen instalaciones sanitarias para desechar las heces. La cloración del agua potable
también reduce el riesgo.
Signos y síntomas
Los pacientes presentan ebre, eritema, dolor localizado, pequeños bultos rojos o abscesos
profundos en los huesos, articulaciones, válvulas cardíacas y torrente sanguíneo. El SAMR-
AC tiene una composición genética diferente y se asocia sobre todo a infecciones de los
tejidos blandos, por ejemplo abscesos y celulitis. Los abscesos se tratan mediante infección y
drenaje y, por lo común, no requieren antibióticos.
Fisiopatología
Diagnóstico
El diagnóstico de SAMR se con rma por la tinción de Gram, el cultivo o ambos. La prueba
rápida de SAMR da resultados en 2 h. El cultivo tarda de 48 a 72 h.
Tratamiento
Utilice guantes y lávese meticulosamente las manos cuando entre en contacto con heridas
exudativas. No se recomienda ningún tratamiento tras la exposición a SAMR. Noti que el
hecho a su DICO y documente el episodio. La medicación empleada para tratar las
infecciones complejas por SAMR consiste en vancomicina, clindamicina, cotrimoxazol,
quinupristina y dalfopristina en inyección y tigeciclina.
Prevención
SAMR es una bacteria de crecimiento lento que se destruye fácilmente con las disoluciones
limpiadoras habituales aprobadas por la EPA. Limpie el vehículo y el equipo de atención al
paciente después de cada uso. Dúchese después de la actividad física y limpie el equipo
utilizado para el ejercicio antes del uso. Cubra las zonas abiertas de la piel con un apósito.
Signos y síntomas
Pregunte al paciente por sus antecedentes personales, sobre todo por estancias hospitalarias
por cirugía o tratamientos antibióticos prolongados. Otros signos y síntomas son infecciones
de las heridas, enrojecimiento, sensibilidad dolorosa, ebre o escalofríos e infecciones
urinarias (indicadas por el color u olor inusitados de la orina o el dolor al orinar).
Fisiopatología
La transmisión ocurre por contacto directo con super cies o equipos contaminados o
por contacto directo con una herida abierta o exudativa. La enfermedad responde al
tratamiento con un nuevo antibiótico sintético, el linezolid, que pertenece a un nuevo grupo
llamado oxazolidinonas.
Diagnóstico
Tratamiento
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas, incluido el uso de guantes y una buena técnica
para el lavado de manos, si entra en contacto con una herida exudativa. La bata solo se
necesita si el exudado de la herida puede entrar en contacto con su uniforme. Limpie todas
las zonas con las que el paciente haya entrado en contacto. No es necesaria ninguna
disolución limpiadora especial. Noti que al supervisor cualquier contacto directo entre una
herida abierta y líquidos corporales infectados por ERV. Se rellenará un informe de
exposición, pero no está indicado ningún tratamiento farmacológico posterior.
Conviene señalar que los pacientes con SAMR y ERV podrían estar protegidos por la
Americans with Disabilities Act (ADA), por lo que hay que tener mucha sensibilidad y no
exagerar con el uso de EPI innecesario; hacerlo podría considerarse discriminatorio.
Signos y síntomas
Los pacientes con esta enfermedad presentan diarrea no sanguinolenta, con un mal olor
característico. El 22% de los afectados re eren dolor abdominal y retortijones. En presencia
de estos síntomas, pregunte al paciente por cualquier estancia hospitalaria o tratamiento
antibiótico recientes. Compruebe el olor de la deposición y evalúe si hay fiebre.
Fisiopatología
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en una recogida meticulosa de la historia clínica, en la exploración
física dirigida y en la presentación cardinal del paciente. Además, el aumento de los
leucocitos, el cultivo positivo de las heces y el enzimoinmunoensayo ayudan a identi car la
toxina presente.
Tratamiento
Para que la infección remita basta a veces con suspender el tratamiento antibiótico
innecesario, pero, en general, se requiere tratamiento con metronidazol por vía oral o
vancomicina durante 10 días. A veces, los síntomas reaparecen antes de 30 días y se deben,
en general, a la misma cepa de C. difficile.
Prevención
Respete las precauciones estandarizadas, incluido un buen lavado de manos con jabón y
fricción enérgica. El uso exclusivo de geles basados en alcohol no erradica las esporas. Para
limpiar el equipo hay que utilizar una disolución clorada puesto que C. di cile es un
microorganismo formador de esporas. Es imprescindible evitar el uso innecesario de
antibióticos y realizar programas de educación en todo el mundo.
1 El diagnóstico diferencial abarca la cirrosis alcohólica, una hepatitis o una infección por VIH. Debe preocuparse
por una posible sobreinfección pulmonar por gérmenes oportunistas, neumonía o tuberculosis o la presencia de
insuficiencia cardíaca congestiva.
2 Para acotar el diagnóstico diferencial deberá completar la historia de la enfermedad actual y los antecedentes
personales. Registre la temperatura. Realice una exploración física que incluya un examen de la cavidad oral para
examinar infecciones oportunistas o signos de deshidratación; el cuello para descartar una distensión venosa
yugular; los ruidos respiratorios para detectar la simetría y presencia de ruidos adventicios; el abdomen para
valorar la presencia de hepatomegalia o esplenomegalia; y los miembros para reconocer los pulsos y la presencia
de edema.
3 El paciente presenta signos de insu ciencia hepática e hipoxia. Administre oxígeno con un caudal alto. Coloque
una vía i.v. y regule los líquidos en función de los demás signos de la exploración. Traslade al paciente a un
centro sanitario adecuado.
4 Utilice las precauciones estandarizadas con todos los pacientes. Si se expone a la sangre o líquidos corporales
sanguinolentos de este paciente, tome las mismas medidas que ante cualquier otra exposición. Noti que el
hecho de inmediato al profesional sanitario del centro receptor y al supervisor designado para la lucha contra las
infecciones. Rellene los informes necesarios y efectúe el seguimiento. Este paciente corre alto riesgo de
presentar una infección por VIH, hepatitis B y hepatitis C, ya que es un antiguo consumidor de drogas i.v.
Resumen
Bibliografía
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1. ¿Qué organismo estadounidense vela por el cumplimiento, el seguimiento, la noti cación y la emisión de guías para prevenir
la transmisión de los patógenos transportados por la sangre en el lugar de trabajo?
a. Department of Public Health
b. Food and Drug Administration
c. Center for Disease Control and Prevention (CDC)
d. Department of Labor’s Occupational Safety and Health Administration (OSHA)
2 . Le avisan para tratar a un paciente diagnosticado de un herpes simple de tipo 1. No presenta signos ni síntomas en este
momento. ¿En qué etapa de la enfermedad contagiosa se encuentra?
a. Enfermedad latente
b. Período de incubación
c. Período de contagio
d. Período de enfermedad
3. ¿Cuál de estos representa un incidente de exposición ocupacional?
a. Usted advierte sangre dispersa por la piel intacta de su antebrazo después de un aviso.
b. Usted se pincha el dedo con una lanceta contaminada en casa de su hermano.
c. Salpicaduras de sangre en la cara después del estornudo de un niño con una laceración facial.
d. Un paciente, al que usted atendió, presenta una infección por VIH.
4. Los anticuerpos producidos por los linfocitos pertenecen a un tipo de inmunidad:
a. Humoral
b. Celular
c. Autoinmunidad
d. Artificial
5. El virus de la hepatitis A (VHA) se transmite por esta vía:
a. Aire
b. Gotitas respiratorias
c. Fecal-oral
d. Sangre
6. Las medidas más idóneas para reducir el riesgo de contraer una hepatitis C tras una exposición ocupacional consisten en:
a. Vacunación
b. Inmunoglobulina en caso de exposición
c. Medicación postexposicional
d. Precauciones estandarizadas
7. ¿Qué signo o síntoma ayuda a diagnosticar la cefalea de la meningitis meningocócica?
a. Fiebre
b. Fotosensibilidad
c. Erupción petequial
d. Rigidez de nuca
8. ¿En qué paciente afectado por una de las siguientes enfermedades es necesario evaluar la presencia de neumonía, encefalitis y
miocarditis?
a. Parotiditis
b. Tosferina
c. Rubéola
d. Sarampión
9. Al tratar a un paciente que ha sufrido un traumatismo, usted se lacera la mano. Su mano sangrante entra en contacto con la
sangre del paciente. ¿Cuál es la medida más importante para un seguimiento adecuado?
a. Preguntar al paciente si está infectado por VIH o los virus de las hepatitis B y C.
b. Rellenar un informe del incidente y ponerse en contacto con el supervisor al día siguiente.
c. Solicitar una cita de salud ocupacional en el plazo de 1 semana.
d. Notificar el hecho de inmediato al centro receptor y al responsable del equipo designado para la lucha contra las
infecciones.
1 0 . Un paciente adolescente presenta ebre, malestar general, estornudos y fases paroxísticas de tos espasmódica. ¿Qué
enfermedad infecciosa sospecharía?
a. Tuberculosis
b. Rubéola
c. Neumonía
d. Tosferina
Capítulo 9
Toxicología, materiales peligrosos y armas de destrucción
masiva
Objetivos didácticos
Al terminar este capítulo, usted deberá alcanzar estos objetivos:
1 Entender el enfoque básico de un paciente que ha sido envenenado o ha tomado una sobredosis.
2 Identificar y describir los síndromes de intoxicación más frecuentes.
3 Reconocer a los pacientes con riesgo de depresión respiratoria y arritmia como consecuencia de una intoxicación.
4 Comentar la presentación cardinal, la evaluación y el tratamiento de los pacientes con urgencias debidas a intoxicaciones.
8 Describir los signos y síntomas, la evaluación y el tratamiento de los pacientes que sufren la acción de agentes químicos,
biológicos y radiológicos.
9 Especi car los problemas de seguridad para los profesionales sanitarios y pacientes con riesgo de exposición a materiales
peligrosos o armas de destrucción masiva.
10 Describir los métodos generales de descontaminación de los pacientes y profesionales sanitarios expuestos a un agente tóxico.
Términos clave
agente biológico Patógeno causante de una enfermedad o agente tóxico que pueden ser
empleados como arma para causar enfermedad o daño al ser humano.
agente pulmonar Sustancia química industrial utilizada como arma para matar a los que
inhalen el vapor o el gas; el daño pulmonar produce as xia. También conocido como
asfixiante.
bomba sucia Dispositivo explosivo convencional utilizado para dispersar agentes
radiológicos.
concentración letal del 50% (CL50) Concentración de un agente en la atmósfera que
destruye el 50% de la población animal expuesta. Denota la concentración y el período de
exposición de dicha población.
contaminación Estado de suciedad, mancha, contacto u otra exposición a agentes nocivos,
por el cual puede resultar poco seguro el uso de un objeto según lo previsto o sin una
técnica de barrera. La entrada de material infeccioso o tóxico en un recinto previamente
limpio o estéril constituye un ejemplo.
delirio Trastorno mental agudo caracterizado por confusión, desorientación, agitación,
obnubilación, incoherencia, miedo, ansiedad, excitación y, a menudo, ideas delirantes.
descontaminación gastrointestinal Cualquier tentativa para limitar la absorción o
acelerar la eliminación de la toxina del tubo digestivo de un paciente. Algunos ejemplos son
el carbón activado, el lavado gástrico y la irrigación de todo el intestino. Aunque estos
métodos posean poca importancia en toxicología, se desaconseja su aplicación sistemática,
que deberá comentarse con el centro de toxicología o un toxicólogo.
descontaminación urgente Proceso de descontaminación de las personas expuestas y
potencialmente contaminadas por material peligroso; se basa en la retirada o eliminación
rápida de la contaminación para disminuir la exposición y salvar la vida para, más tarde,
completar la descontaminación.
dosis letal del 50% (DL50) Dosis de la exposición oral o dérmica que destruye el 50% de la
población animal expuesta en 2 semanas.
fulminante Describe un suceso súbito e intenso que genera un entorno peligroso.
inhalación Acto consistente en verter una sustancia inhalante en un pañuelo o en una
bolsa e inhalarla después, habitualmente, para modificar el estado mental.
intoxicación Estado de envenenamiento por un fármaco u otra sustancia tóxica; estado de
embriaguez secundario a un consumo excesivo de alcohol.
metahemoglobinemia Presencia de metahemoglobina en la sangre, que impide que la
hemoglobina transporte el oxígeno a los tejidos. Los óxidos de nitrógeno y las sulfamidas
convierten la hemoglobina en metahemoglobina.
mula Persona que ingiere una gran cantidad de droga, perfectamente empaquetada, para
pasarla de contrabando. Estos paquetes, cuidadosamente preparados, suelen romperse
menos que los que ingieren al momento los tra cantes antes de ser sorprendidos por la
policía, pero la rotura produce una toxicidad grave por la gran cantidad de droga que
ingieren las mulas.
National Fire Protection Association (NFPA) Organización nacional e internacional,
formada por voluntarios, que fomenta una mayor protección y prevención frente al fuego,
y establece salvaguardas frente a las pérdidas de seres vivos y propiedades por culpa del
fuego. La NFPA redacta y publica normas estadounidenses consensuadas y de cumplimiento
voluntario.
North American Emergency Response Guidebook Libro publicado por la Government
Printing O ce de EE. UU. que contiene una guía rápida para los equipos de primeros
auxilios acerca de las urgencias causadas por materiales peligrosos.
Occupational Safety and Health Administration (OSHA) Organismo federal
estadounidense que regula la seguridad de los trabajadores.
placas Señales romboidales colocadas en contenedores para identi car el material
peligroso.
pródromos Primeros síntomas que marcan el comienzo de una enfermedad.
psicosis Cualquier trastorno mental importante, caracterizado por una notable alteración
del sentido de la realidad: la persona evalúa de manera incorrecta la magnitud de sus
percepciones y pensamientos, y hace referencias erróneas sobre la realidad externa. Suele
caracterizarse por una conducta regresiva, un estado de ánimo y afectividad inadecuados, y
una disminución en el control de los impulsos. Los síntomas abarcan alucinaciones y
delirios.
radiactivo Que desprende radiación como consecuencia de la desintegración de núcleos
atómicos.
síndrome de intoxicación Grupo de síntomas especí cos, similar a un síndrome, que se
asocia a la exposición frente a un veneno concreto.
Standard on Hazardous Waste Operations and Emergency Response (HAZWOPER)
(CFR 1910.120) Reglamentación de la Occupational Safety and Health Administration
(OSHA) y la Environmental Protection Agency (EPA) destinada a proteger la seguridad de
los trabajadores que respondan a los incidentes de emergencia relacionados con el
almacenamiento y desecho de los materiales peligrosos.
stuffer («tragador rápido») Persona que ingiere apresuradamente pequeños paquetes de
drogas, mal envueltos, para evitar la detención y con scación de la droga. La dosis es
mucho más baja que la que ingieren las mulas, pero la posibilidad de intoxicación resulta
bastante mayor porque los paquetes, concebidos para su distribución, se pueden abrir en el
estómago o en el intestino del paciente.
zona caliente (roja) Área donde se encuentra el material peligroso y ha ocurrido la
contaminación. El acceso a la misma se encuentra limitado para proteger a los rescatadores
y pacientes de una nueva exposición. Para su acceso se exige al personal entrenado un
equipo protector específico.
zona fría (verde) Zona de apoyo para el cribado general, la estabilización y el tratamiento
de enfermedades o traumatismos. Los pacientes y el personal no contaminado tienen acceso
a esta zona, pero el personal sanitario llevará indumentaria protectora cuando se encuentre
en la zona verde, que será convenientemente desechada en áreas predeterminadas de la
salida.
zona templada (amarilla) Área en torno a una zona caliente contaminada. Los
profesionales sanitarios, debidamente protegidos, están autorizados a acceder a esta zona
para la evaluación y el tratamiento rápido de los trastornos urgentes o potencialmente
mortales. La descontaminación tiene lugar en esta zona.
Escenario
UN HOMBRE TETRAPLÉJICO DE 24 AÑOS está angustiado y ligeramente combativo. Sus constantes vitales son: PA
188/104, FC 136, FR 28. Así se lo encontró su compañero de habitación al regresar del trabajo.
1 ¿Qué diagnóstico diferencial se plantearía con esta información? (Incluya cualquier síndrome de intoxicación, o
medicamentos o drogas concretos en los que esté pensando.)
2 ¿Que información adicional necesitaría para acortar el diagnóstico diferencial?
3 ¿Qué tratamiento consideraría para este paciente?
Descripción general
Evaluación AMLS
• Hora de la ingestión
• Posible dosis
• Acceso del paciente a la droga, al medicamento o a la sustancia química
• Información de la situación, por ejemplo posición del paciente y localización, y presencia
o ausencia de parafernalia de la droga o de otros pacientes intoxicados
Como profesional responsable en la escena, usted podrá muchas veces recoger una
información más exacta. Por desgracia, la información de la historia no siempre resulta
dedigna por diversas razones. Los indicios recogidos en la exploración física quizá sean
más ables y aquí es donde la evaluación AMLS lo ayudará a organizar una evaluación
veloz y detallada de un paciente con una exposición toxicológica.
Observación inicial
Antes de entrar en la escena, debe cerciorarse de que resulta seguro hacerlo (v. capítulo 1 y
exposición posterior en este capítulo). Algunos gases y agentes tóxicos pueden dañar o
incapacitar al personal sanitario. Las personas que recogen el aviso han de formular
preguntas detalladas sobre la seguridad de la escena y ofrecer las respuestas a todos los
profesionales que acudan allí. Esta información reviste especial importancia si se trata de
varios pacientes. De hecho, la presencia de más de un afectado hace pensar que la
intoxicación podría deberse a un gas que induce rápidamente síntomas. A menudo se ignora
el agente causal de la exposición. Si se sospecha de un material peligroso, plantéese la
solicitud de un equipo de respuesta frente al material peligroso (HazMat). Los recursos que
le permiten reconocer el material tóxico y manipularlo con seguridad se ofrecen en el
apartado «Materiales peligrosos» de este capítulo.
En cuanto llegue a la escena, podrá recoger multitud de datos útiles desde el principio.
La ubicación física del paciente lo obliga, en ocasiones, a sospechar una intoxicación como
causa principal del trastorno. Así, si se encuentra a un paciente con un estado de
consciencia anormal en un domicilio, donde se sabe que se realiza un consumo abusivo de
heroína, podrá orientar el tratamiento correcto de ese paciente. Además, la postura y las
circunstancias en las que encuentra al mismo proporcionan indicios de la intoxicación
subyacente y del pronóstico. Descubrir frascos con pastillas en la habitación o al alcance en
los rincones de la casa da, por ejemplo, una información valiosa, incluso antes de iniciar el
examen.
Como sucede en cualquier situación urgente, la base de la evaluación es el examen de
la vía respiratoria, la ventilación, la circulación y la perfusión. El cuadro «Repaso rápido»
permite revisar la regla ABCDEE.
Primera impresión
La primera impresión de todo paciente indicará si este se encuentra muy mal o no. En este
contexto, «muy mal» signi ca que la enfermedad del sujeto puede acabar con su vida si no
se interviene de inmediato. Unas constantes vitales débiles o erráticas y un estado de
consciencia disminuido suelen contribuir a esta impresión. Entre los pacientes con urgencias
toxicológicas, las alteraciones de consciencia pueden variar desde agitación y psicosis hasta
coma. Los dos extremos resultan sumamente peligrosos. El coma se asocia con depresión
respiratoria e incapacidad para proteger la vía respiratoria. La agitación y el delirio
pueden denotar alteraciones metabólicas importantes y motivar un comportamiento
peligroso o poner en marcha trastornos cardiovasculares agudos y graves, en ocasiones
mortales.
El dicho «las constantes vitales son vitales» resulta cierto en las urgencias toxicológicas.
Evaluar y estabilizar las que son anómalas resulta crítico en las fases iniciales del
tratamiento. La evaluación frecuente y continuada permite calibrar la naturaleza y la
gravedad de la intoxicación de un paciente intoxicado. Inicie sin demoras el soporte de la
vía respiratoria y los protocolos avanzados de reanimación si el paciente se encuentra muy
mal.
Repaso rápido
Además de veri car el ABC de la vía respiratoria, la respiración y la circulación, asegúrese de comprobar la D de
discapacidad, que hace referencia a la perfusión relacionada con la alteración de consciencia. Las alteraciones cognitivas se
pueden deber a unos valores anómalos de glucosa sérica, por lo que resulta de vital importancia efectuar una lectura de la
misma si el paciente mani esta síntomas neurológicos. Recuerde también la E de exposición, que obliga a visualizar cualquier
lesión anómala en la piel del paciente, del tipo de erupción, bultos o marcas de aguja. Asimismo, la E obliga a cerciorarse de
que el entorno no hace que el paciente se encuentre demasiado frío (hipotérmico) o caliente (hipertérmico).
Las evaluaciones primaria y secundaria se centran en identi car y combatir las urgencias
potencialmente mortales asociadas a la exposición a un agente tóxico concreto. Las
intervenciones pretenden corregir las alteraciones de consciencia y las anomalías de
perfusión del paciente. La variedad de sustancias tóxicas y tratamientos especí cos es muy
amplia, pero el proceso de evaluación AMLS le permitirá acortar el diagnóstico diferencial
hasta establecer un diagnóstico de presunción e iniciar enseguida el tratamiento urgente.
Hay que vigilar en todo momento la respuesta del paciente al tratamiento y, como siempre,
la comunicación temprana con el centro sanitario receptor facilita la atención uida del
caso.
Coma
El coma, un estado de inconsciencia o sedación profunda del que no se despierta el paciente
con ningún estímulo externo, es una presentación frecuente después de la intoxicación. El
término intoxicación hace tan solo referencia a la presencia de un veneno o toxina en el
cuerpo, sin indicación concreta de una alteración de consciencia, pero, a menudo, se
emplea para describir a sujetos con un estado anómalo o deprimido de la consciencia.
Como los pacientes inconscientes no pueden relatar la historia clínica, los únicos datos
para obtener el diagnóstico prehospitalario provienen en ocasiones de los testigos, los
familiares y la exploración física. Por eso, es imprescindible que aprenda a reconocer las
variables ambientales, los mecanismos de lesión, las posturas de los pacientes y los olores
que arrojan luz sobre el estado del paciente.
El tratamiento del sujeto comatoso se basa principalmente en medidas de soporte y, a
veces, incluye un soporte avanzado de la vía respiratoria. Casi todas las recomendaciones
actuales proponen, en primer lugar, el soporte de la vía respiratoria, la ventilación y la
circulación, y, posteriormente, considerar la farmacoterapia. Los fármacos utilizados para
revertir el coma son la tiamina, la glucosa, la naloxona y, en ocasiones, el umacenilo, un
antídoto de las benzodiacepinas.
Naloxona
La naloxona cumple una función primordial en el tratamiento de los pacientes comatosos.
La naloxona es un antagonista de los receptores opioides μ, que revierte los efectos de los
opioides. La indicación principal es la depresión respiratoria, re ejada en un descenso de la
frecuencia respiratoria, hipercapnia o hipoxemia, un hallazgo tardío. Los criterios para
medir la respuesta a la naloxona son el restablecimiento de la oxigenación y de la
ventilación pulmonar. Las dosis excesivas de naloxona producen una abstinencia aguda de
opioides entre los pacientes con dependencia de estas sustancias. Además, la naloxona se ha
asociado a hipertensión y lesión pulmonar aguda, posiblemente por la liberación de
catecolaminas asociada a la abstinencia brusca. Los pacientes con dependencia conocida o
sospechada de los opioides deben recibir dosis más bajas de naloxona para evitar estas
complicaciones. No obstante, si la dosis inicial no surte efecto, se aconseja aumentar
rápidamente la posología.
Flumacenilo
El umacenilo es un antagonista de los receptores benzodiacepínicos del ácido γ -
aminobutírico (GABA), que revierte con e cacia la sedación; de todas maneras, debe
conocer los peligros que comporta su uso. Muchos pacientes tratados por sobredosis
ingirieron benzodiacepinas combinadas con otros medicamentos. En este caso, las
benzodiacepinas suelen ejercer un efecto protector, sobre todo si el paciente también ingirió
un antidepresivo tricíclico. Si se revierte su efecto con el umacenilo, la intoxicación puede
empeorar, al igual que el pronóstico del paciente. La abstinencia de los agonistas
GABAérgicos se asocia a anomalías intensas de las constantes vitales, convulsiones, delirio y
muerte. Muchos pacientes con una sobredosis de benzodiacepinas toman esta medicación de
manera crónica y la administración de umacenilo puede precipitar un síndrome de
abstinencia aguda.
Hipoglucemia
La hipoglucemia es una causa rápidamente reversible y potencialmente mortal de
alteración de consciencia. La facilidad para analizar la glucosa a la cabecera del paciente
con tiras reactivas permite descartar enseguida una hipoglucemia antes de administrar
glucosa. La administración intravenosa (i.v.) de una solución glucosada al 50% parece
segura y aconsejable.
Deficiencia de tiamina
La carencia de tiamina origina a veces una encefalopatía de Wernicke si el paciente sufre
una malnutrición crónica y, en particular, si es alcohólico (v. capítulo 2 para obtener más
información sobre el síndrome de Wernicke-Korsako ). A pesar de la rareza de este
trastorno, la administración de una dosis única de 100 mg de tiamina puede resultar
bene ciosa y no supone ningún riesgo, tanto si se administra por vía intravenosa (i.v.)
como intramuscular (i.m.). No es necesario administrar la tiamina antes que la glucosa,
pese a la preocupación tan extendida al respecto. Es verdad que la encefalopatía secundaria
a la de ciencia de tiamina se puede exacerbar por una hipoglucemia crónica, pero no se ha
demostrado que la administración de glucosa en una situación aguda induzca un síndrome
de Wernicke-Korsako si la persona estaba previamente sana. No hay que postergar el
tratamiento de la hipoglucemia por una posible preocupación acerca de la de ciencia de
tiamina.
Agitación
Muchos medicamentos, drogas y toxinas producen excitación del sistema nervioso central
(SNC), agitación o psicosis. Sea cual sea la causa, el tratamiento inicial sigue siendo el
mismo. El objetivo del tratamiento de un paciente agitado es deprimir el SNC para proteger
al sujeto de las alteraciones metabólicas que acompañan a la agitación, de la lesión de los
tejidos por la toxicidad cardiovascular y del comportamiento autolesivo.
Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas representan el pilar del tratamiento de los pacientes agitados. Se trata
de fármacos con un per l benigno de seguridad y un amplio margen terapéutico y, por
tanto, este grupo se utiliza mucho para prevenir el daño de los pacientes intoxicados y de
los profesionales que los asisten. Además, las benzodiacepinas tienen la ventaja de evitar la
actividad comicial, al atenuar la hiperactividad simpática, aparte de reducir otras causas de
morbilidad asociadas de manera habitual a la agitación intensa (p. ej., rabdomiólisis).
Las benzodiacepinas deprimen el SNC pero, a veces, hay que aplicar restricciones
físicas para poder administrarlas. Conviene reducir al mínimo las restricciones físicas y
favorecer las de naturaleza química, porque las primeras comportan un deterioro de la
acidosis metabólica, rabdomiólisis y, a veces, problemas respiratorios.
Las benzodiacepinas más utilizadas para sedar a los pacientes con agitación aguda en
el ámbito urgente son el loracepam y el diacepam. El midazolam se presenta en
formulaciones para administración i.v., i.m. y oral; el diacepam se puede administrar por
vía i.v., oral y rectal. La cantidad necesaria para sedar adecuadamente a un paciente varía
de manera signi cativa según la constitución corporal, el grado de agitación, los
antecedentes de tolerancia a las benzodiacepinas y la cantidad ingerida del estimulante. Las
benzodiacepinas producen a veces depresión respiratoria, lo que suprime el reflejo protector
de la vía respiratoria; por eso, no las administre salvo que vigile de cerca al paciente y
pueda proporcionar soporte de la vía respiratoria, en caso de necesidad.
Antipsicóticos
La medicación antipsicótica, sobre todo el haloperidol y la ciprasidona, se usan también
mucho en el entorno urgente para tratar a los pacientes agitados. El haloperidol es un
antipsicótico que antagoniza con potencia los receptores de dopamina D2. La sedación es un
efecto secundario deseado de este tratamiento. La ciprasidona está aprobada para combatir
la agitación aguda de los pacientes esquizofrénicos. Se desconoce su mecanismo de acción,
pero se ha formulado la teoría de que la actividad antipsicótica de la ciprasidona, como la
del haloperidol, esta mediada sobre todo por su antagonismo de los receptores de dopamina
D2.
Convulsiones
La excitación del SNC a veces también provoca convulsiones. La mayoría de las inducidas
por toxinas son crisis tónico-clónicas generalizadas que, rara vez, evolucionan hacia un
estado epiléptico, aunque se conocen excepciones (p. ej., intoxicación por isoniacida). Las
convulsiones obligan a examinar en todos los casos la glucemia o a administrar glucosa de
forma pro láctica. Por lo demás, las benzodiacepinas se utilizan para prevenir y tratar las
convulsiones. Si un paciente mani esta temblor, sobre todo si se acompaña de taquicardia y
ansiedad, debe aplicar benzodiacepinas para intentar prevenir las convulsiones. Una vez
que aparecen estas, está indicado administrar benzodiacepinas en dosis altas.
Alteración de la temperatura
Para tratar las urgencias toxicológicas es imprescindible obtener un registro exacto de la
temperatura corporal, dato del que a menudo se carece, especialmente en el ámbito
prehospitalario. La intoxicación o envenenamiento por estimulantes se asocia a un
incremento de la mortalidad si se acompaña de hipertermia. Las alteraciones de la
temperatura representan un signo cardinal de algunos trastornos tóxicos, como el síndrome
serotoninérgico y el maligno por neurolépticos, y la hipertermia maligna. El objetivo
terapéutico en estos casos es una normalización rápida de la temperatura mediante técnicas
de hipotermia externa y la administración de medicamentos.
Taquicardia
La taquicardia de una urgencia toxicológica puede deberse al efecto directo del
medicamento o de la droga más que a una disminución de volumen. Existen diversos
mecanismos farmacológicos que aceleran la frecuencia cardíaca, entre ellos la toxicidad
simpaticomimética, el agonismo de los receptores dopaminérgicos y el bloqueo de los
canales del calcio, que produce vasodilatación y taquicardia re eja (tabla 9-1). Muchas
toxinas actúan sobre más de un receptor, lo que complica los algoritmos terapéuticos.
Aparte de estos efectos farmacológicos, la toxicidad de los medicamentos, drogas, vegetales
o sustancias químicas puede reducir la volemia como consecuencia de un descenso de la
ingesta por vía oral, la inmovilidad prolongada, vómitos, diarrea o una combinación de
estos factores.
Bloqueo periférico de los Antagonistas del calcio de tipo dihidropiridínico Líquidos i.v., fenilefrina
canales del calcio (nifedipino, amlodipino)
Activación de los receptores Tabaco, cicuta, nuez de areca, carbamatos, organofosforados Líquidos i.v.,
nicotínicos benzodiacepinas
Agonismo de los receptores de Amantadina, bupropión, bromocriptina, anfetamina, cocaína Líquidos i.v.,
dopamina benzodiacepinas, +/−
haloperidol
Abstinencia de agonista Abstinencia de etanol o benzodiacepinas, cicuta, flumacenilo Líquidos i.v.,
GABAérgicos/antagonismo de benzodiacepinas,
GABA barbitúricos
Antagonismo de los receptores Metilxantinas (p. ej., teofilina, cafeína) Líquidos i.v.,
de adenosina benzodiacepinas, esmolol
Bradicardia
La bradicardia puede deberse a la intoxicación por numerosas plantas y medicamentos o
drogas (tabla 9-2). Muchos pacientes no requieren tratamiento. El objetivo en los casos que
lo precisan es mantener la perfusión de los órganos. Hay que vigilar de cerca al paciente,
empleando a menudo técnicas invasivas como la colocación de un catéter venoso central o
en la arteria pulmonar. La diuresis, el estado cognitivo, la función renal y el estado
acidobásico son marcadores de la perfusión.
Bloqueo de los receptores Atenolol, propranolol, metoprolol Atropina, glucagón, adrenalina, insulina
adrenérgicos β
Antagonismo de los canales Verapamilo, diltiacem Atropina, sales de calcio, adrenalina, insulina
del calcio
Inactivación de la Na+/K+- Digoxina, dedalera, oleandro, lirios del Atropina, fragmentos de anticuerpos específicos
ATPasa valle contra la digoxina (Fab)
Agonistas de los receptores Imidazolinas (p. ej., actividad inicial de Medidas de soporte, +/− fentolamina frente a
α periféricos la clonidina) nitroprusiato
Opioides Oxicodona, heroína, fentanilo Rara vez se precisa; medidas de soporte, +/−
vasopresores
Hipertensión
La hipertensión inducida por agentes tóxicos se debe a multitud de sustancias. La causa más
habitual es la intoxicación por una sustancia simpaticomimética, como la cocaína o las
anfetaminas. Estas sustancias inducen hipertensión al estimular los receptores α periféricos,
tanto el subtipo α 1 como el subtipo α 2. Asimismo, tienden a elevar el gasto cardíaco y la
resistencia vasculares sistémicas, con lo que se incrementa todavía más la presión arterial.
Taquipnea
La taquipnea denota a veces una importante acidosis metabólica o una enfermedad
respiratoria aguda, como una neumonía o una neumonitis. La frecuencia respiratoria muy
elevada de la acidosis metabólica es un mecanismo compensador para que el cuerpo
disminuya la presión parcial de dióxido de carbono (PCO2) y aumente así el pH sistémico.
La frecuencia respiratoria real de algunos pacientes no se acelera de manera signi cativa,
si bien el incremento del volumen corriente de la ventilación por minuto posee el mismo
efecto.
Hiperpnea
El incremento en la profundidad respiratoria se conoce como hiperpnea. La acidosis
metabólica subyacente puede producir taquipnea, hiperpnea o ambas. El paciente puede
darse cuenta o no del cambio en el patrón respiratorio, en función de la gravedad del
trastorno. Otra causa de hiperventilación es la activación directa del centro respiratorio del
paciente. Clásicamente, la intoxicación por salicilatos se sigue de taquipnea o hiperpnea, en
ausencia de acidosis metabólica. De hecho, la intoxicación inicial a veces se asocia a una
alcalosis respiratoria aislada.
Síndromes de intoxicación
Si usted conoce el abanico de los síndromes de intoxicación especí cos, tendrá más
posibilidades de reconocer pronto a los pacientes intoxicados. El síndrome de
intoxicación es una constelación de síntomas, constantes vitales y datos de la exploración
que se asocian, de forma característica, a la exposición a un determinado agente tóxico. En
conjunto, la historia clínica del paciente y el síndrome de intoxicación a menudo facilitan la
identi cación del grupo terapéutico o, incluso, del agente tóxico especí co responsable del
trastorno. En general, cuando se conoce el grupo del agente tóxico, la identi cación de la
sustancia concreta no reviste importancia, puesto que el tratamiento es el mismo. En la
tabla 9-5 se describen diversos síndromes de intoxicación.
Descontaminación gastrointestinal
Una vez nalizada la evaluación inicial y estabilizado el paciente, deberá contemplar las
estrategias terapéuticas para limitar la absorción gastrointestinal del agente tóxico
ingerido. El tema de la descontaminación gastrointestinal con jarabe de ipecacuana y
carbono activado se ha investigado y debatido durante decenios. En la actualidad, la
referencia terapéutica no obliga a administrar ipecacuana a ningún paciente y rara vez
establece la administración de carbono activado. Este último solo se recomienda cuando ha
transcurrido menos de 1 h entre el momento de la exposición con rmada y potencialmente
tóxica y el de la administración. Aun así, el carbono activado está contraindicado para los
pacientes con alteraciones cognitivas o con náuseas y vómitos por el riesgo importante y
confirmado de aspiración (v. apartado «Anomalías de la saturación de oxígeno»).
Toxicología ambiental
Diversas toxinas y envenenamientos ambientales pueden surtir efectos adversos para el ser
humano. Muchos de los efectos cardiovasculares y neurológicos de las toxinas naturales se
tratan de forma similar a los de otras exposiciones tóxicas, como se ha descrito en los
apartados anteriores. De todas formas, los mecanismos de toxicidad especí ca y las
manifestaciones clínicas requieren un tratamiento dirigido.
Identificación
Figura 9-2 Hembra de la araña viuda negra con una marca roja en forma de reloj de arena en la cara inferior del abdomen.
(Tomado de Habif TP: Clinical dermatology: a color guide to diagnosis and therapy, ed 5, St Louis, 2009, Mosby.)
Signos y síntomas
Los signos y síntomas del envenenamiento por la viuda negra consisten en espasmos
musculares, rigidez abdominal indolora y dolor intenso, enrojecimiento y tumefacción
inmediatos en el lugar del pinchazo, con aparición de una pápula. El paciente describe que
el pinchazo se parece al de una abeja. Usted puede observar dos marcas de los dientes con
una separación de 1 mm. Los efectos sistémicos del envenenamiento comprenden náuseas y
vómitos, diaforesis (sudoración), disminución de la consciencia, convulsiones y parálisis.
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Reclusa parda
La araña reclusa parda vive en lugares oscuros y secos, como el interior de las casas, en
climas relativamente templados. En EE. UU., la reclusa parda se da en Hawái y los estados
del sur, el centro-oeste y el sudoeste. Muchos de los envenenamientos ocurren en los estados
de las regiones sureña y central del país.
Identificación
La reclusa es de color bronce o pardo y tiene una marca distinta en forma de violín en su
dorso (de ahí que también se la conozca como «araña violín» o «araña con dorso de violín»;
g. 9-3). Su cuerpo puede medir hasta 2 cm. Otro rasgo característicos son sus seis ojos, en
lugar de los ocho habituales de casi todas las arañas. Estos ojos se disponen en un
semicírculo formando dos grupos de tres.
Figura 9-3 Araña reclusa parda. Obsérvense las marcas oscuras, con forma de violín, en el dorso de la araña.
(Tomado de Habif TP: Clinical dermatology: a color guide to diagnosis and therapy, ed 5, St Louis, 2009, Mosby.)
Signos y síntomas
Los síntomas sistémicos del envenenamiento por la reclusa parda abarcan malestar general,
escalofríos, ebre, náuseas y vómitos, y artralgias. Entre los síntomas más graves se
encuentran los trastornos hemorrágicos, como la coagulación intravascular diseminada y la
anemia hemolítica. El tratamiento consiste en medidas de soporte, ya que no se conoce
ningún antídoto autorizado. Limpie la herida y coloque un apósito, aplique una compresa
fría sobre la zona de la picadura y traslade al paciente para su evaluación por un médico.
Fisiopatología
Tratamiento
Picaduras de escorpión
En 2003 se noti caron más de 14.000 exposiciones a escorpiones, sin ninguna muerte. En
EE. UU. viven más de 600 especies de escorpiones, pero solo el alacrán rayado o de corteza
del desierto del Sudoeste resulta peligroso para la especie humana. Los escorpiones son
bichos nocturnos y se ocultan bajo los objetos y los edi cios durante el día. Emigran hacia
las viviendas, sobre todo por la noche.
Identificación
Los escorpiones son de color pardo amarillento, algunos tienen rayas y miden de 2,5 a 7,5
cm (fig. 9-5). El escorpión inyecta el veneno almacenado en su bulbo, en la base del aguijón
situado en el extremo de la cola. En general, inyecta una pequeña cantidad de veneno. El
alacrán de corteza actúa entre los meses de abril y agosto e hiberna en el invierno.
Figura 9-5 Alacrán de corteza de Arizona (Centruroides exilicauda).
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM, et al: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2009, Mosby.)
Signos y síntomas
Fisiopatología
El veneno del alacrán de corteza es una neurotoxina que al principio causa una sensación
de ardor o de hormigueo seguida de acorchamiento. La toxina es una mezcla de proteínas y
polipéptidos que modi can los canales iónicos dependientes del voltaje, en particular los
canales de sodio que intervienen en la señalización nerviosa. Un efecto secundario del
envenenamiento es la estimulación del SNC a través de neuronas simpáticas.
Tratamiento
Prehospitalario
Evite los analgésicos, porque pueden exacerbar los síntomas respiratorios. Efectúe un
traslado rápido al hospital.
Servicio de urgencias
1. Los crotálidos (víboras de foseta), familia compuesta por las serpientes cascabel (incluidas
las variedades pigmea y Massasauga), las serpientes mocasines (mocasines de agua) y las
cabezas de cobre
2. Los elápidos (serpientes de coral)
Figura 9-6 A. Serpiente mocasín de agua (boca de algodón). B. Cabeza de cobre del sur (Agkistrodon contortrix
contortrix) con marcas que se vuelven casi invisibles sobre un lecho de hojas.
(A, por cortesía de Michael Cardwell y Carl Barden, Venom Laboratory. B, por cortesía de Sherman Minton, MD.)
La toxicidad del veneno de las serpientes y el mecanismo de acción varían según las
familias. Examinemos esto de un modo más detallado.
Identificación
Las víboras de foseta se denominan así por las fositas características que presentan, que
crean surcos en el hueso maxilar a cada lado de las cabezas triangulares. Poseen pupilas
elípticas verticales y grandes dientes.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas del envenenamiento por crotálidos se caracterizan por las marcas
características de los dientes en el lugar de la mordedura, acompañadas de enrojecimiento,
dolor y tumefacción, que a veces preceden al síndrome compartimental. Los efectos
sistémicos abarcan:
• Sed
• Sudoración
• Escalofríos
• Debilidad
• Mareos
• Taquicardia
• Náuseas y vómitos
• Diarrea
• Hipotensión
• Shock hipovolémico debido a defectos de la coagulación
• Dificultad respiratoria
• Acorchamiento y hormigueo alrededor de la cabeza
Debido a que el veneno de las víboras de foseta está diseñado para paralizar y digerir
presas pequeñas, los síntomas clásicos del envenenamiento por esta familia son la di cultad
respiratoria y una sensación de picor alrededor de la cabeza.
Fisiopatología
Tratamiento
Coloque la extremidad afectada por debajo del plano del corazón y mantenga al paciente
silencioso y tranquilo. Inmovilice de la extremidad con una férula pero no aspire, incida o
aplique compresas frías sobre la herida. Como se ha señalado antes para las picaduras de
escorpión, la intervención prehospitalaria consiste en colocar una banda constrictiva sobre
el lugar del envenenamiento para restringir el ujo linfático si se prevé un traslado largo.
Recuerde que la banda debe medir por lo menos 5 cm de ancho, no ha de apretar más que
una pulsera de reloj, y el grado de presión se asemejará al de un vendaje elástico aplicado a
un esguince de tobillo. Una vez más repetiremos que se trata de una técnica controvertida.
No debe confundirse con la aplicación de un torniquete.
El objetivo principal de la segunda opción terapéutica es limitar el daño tisular local que
pudiera ocasionar una discapacidad prolongada. Los primeros auxilios consisten en elevar e
inmovilizar el lugar de la mordedura, para que el veneno pueda drenar por vía linfática
hacia compartimentos mayores, como la porción proximal de las extremidades y el tronco.
No aplique ninguna banda constrictiva ni torniquete, puesto que la presión exacerba el
daño tisular local.
Servicio de urgencias
Al llegar al centro sanitario, se puede aplicar el antídoto tras consultar con un toxicólogo, si
se aprecian signos de toxicidad local o sistémica. Hay que observar de cerca la posible
reacción alérgica al antídoto del paciente.
El daño tisular y la disfunción del miembro pueden tardar semanas o meses en remitir
y, en ocasiones, se precisa sioterapia. En casos raros también se requiere la intervención
quirúrgica y la fasciotomía para tratar el síndrome compartimental u otras complicaciones.
Elápidos
En EE. UU., las serpientes del género elápido Micrurus, las serpientes de coral, se
encuentran en el Sudeste (variedad oriental) y el Sudoeste (variedad de Arizona).
Identificación
Las serpientes de coral son más pequeñas que las víboras de foseta y poseen pupilas
redondas, una cabeza estrecha, dientes pequeños y jos, y ninguna fosita en la cabeza (fig.
9-7). Se reconocen por las bandas horizontales alternativas y características de colores
negro, amarillo pálido blanco y naranja intenso o rojo. Algunas serpientes no venenosas
(como la serpiente real) remedan este patrón de colores aunque de manera imperfecta. El
dicho antiguo «rojo sobre amarillo mata al compañero; rojo sobre negro carece de veneno»
ayuda a distinguir la serpiente de coral de las impostoras. Sin embargo, este dicho solo rige
para las serpientes de coral nativas de EE. UU.
Figura 9-7 La serpiente de coral de Texas (Micrurus tener, anteriormente M. fulvius tenere ) tiene un veneno muy potente,
aunque su comportamiento es reservado, por lo que las mordeduras ocurren pocas veces.
(Por cortesía de Michael Cardwell y el Gladys Porter Zoo.)
Signos y síntomas
El envenenamiento por las serpientes de coral ocurre pocas veces, por la naturaleza dócil
del animal, sus dientes cortos y jos, y su pequeño tamaño, pero los envenenamientos
graves pueden ocasionar una parálisis respiratoria y de los músculos esqueléticos. Los
signos y síntomas consisten en marcas dentales y tumefacción, enrojecimiento y
acorchamiento en el lugar de la mordedura. Los efectos sistémicos, algunos de ellos
diferidos durante 12 a 24 h, abarcan:
• Debilidad
• Somnolencia
• Habla entrecortada o salivación
• Ataxia
• Parálisis de la lengua y de la laringe
• Caída de los párpados
• Dilatación pupilar
• Dolor abdominal
• Náuseas y vómitos
• Convulsiones
• Dificultad respiratoria
• Hipotensión
Fisiopatología
El veneno de una serpiente de coral contiene una mezcla de toxinas hidrolíticas y una
neurotoxina que bloquea los receptores de acetilcolina. Su efecto neurológico es más dañino
que el del veneno de la víbora de foseta y puede inducir una parálisis e insu ciencia
respiratoria, aunque solo el 40% de las mordeduras ocasionan un envenenamiento.
Tratamiento
Prehospitalario
El tratamiento inicial del envenenamiento por elápidos di ere del de los crotálidos. La
preocupación mayor después de un envenenamiento por elápidos es la neurotoxicidad
sistémica, más que el daño local en el miembro, por lo que se aconseja la inmovilización
compresiva para evitar el drenaje linfático. No aplique nunca un torniquete por el riesgo de
isquemia del miembro. Descontamine la herida con agua o suero siológico, mantenga la
extremidad afectada por debajo del plano del corazón, y procure que el paciente esté
tranquilo y silencioso. Inmovilice la extremidad con una férula, aplique una banda
constrictiva que quede oja (v. descripción anterior) y coloque una vía i.v. para infundir
una solución cristaloide que expanda el volumen. No incida ni aplique compresas frías sobre
la herida. Existe un antídoto, por lo que es imprescindible el traslado rápido a un centro
sanitario adecuado.
Servicio de urgencias
Toxicología marina
Muchas criaturas marinas aplican veneno con las mordeduras o picaduras, que producen un
dolor intenso en el lugar del envenenamiento ( g. 9-8). Algunos de ellos —medusas, coral
de fuego y anémonas de mar— inyectan toxina con células urticantes llamadas
nematocistos. Otros organismos como los erizos de mar o las rayas venenosas disponen de
espinas que inyectan el veneno en una zona más profunda de los tejidos, causando un
traumatismo, además de envenenamiento.
Figura 9-8 A. Medusa avispa de mar (Chironex fleckeri) nadando inmediatamente por debajo de la super cie del agua. B.
Carabela portuguesa del Atlántico. C. Raya venenosa con motas azules. D. Pez león.
(A, por cortesía de John Williamson, MD. B, por cortesía de Larry Madin, Woods Hole Oceanographic Institution. C y D, cedidas
por Paul Auerbach, MD.)
Signos y síntomas
Fisiopatología
La medusa tiene largos tentáculos con nematocistos que descargan y depositan el veneno
durante el contacto con la piel.
Tratamiento
Las recomendaciones principales para tratar las picaduras de medusas son los opiáceos y los
antihistamínicos, la aplicación de agua salada y la colocación de la zona afectada en agua
caliente (43-45 °C).
Los investigadores han examinado métodos diferentes para extraer los nematocistos,
como el lavado de la zona con agua, vinagre, orina o etanol y la aplicación de productos
comerciales como StingEze. No use agua fresca, ya que la diferencia de osmolaridad (en
comparación con el agua salada) hace que los nematocistos invasores descarguen. El
vinagre resulta bene cioso para algunas especies, pero intensi ca los síntomas de otras. El
antídoto tiene una utilidad dudosa y, en cualquier caso, solo existe para las picaduras de la
medusa de caja y únicamente en Australia.
Signos y síntomas
La intoxicación provocada por las criaturas marinas dotadas de espinas se caracteriza por
intensa irritación y dolor locales, que se irradian en sentido proximal. Los síntomas
generales abarcan náuseas, vómitos e inestabilidad cardiovascular. Algunos
envenenamientos se siguen de la muerte.
Fisiopatología
La cola de la raya venenosa está armada de una espina serrada, dentro de una vaina
tegumentaria, que no solo libera veneno sino que también ocasiona traumatismos
importantes. La cola bate de forma re eja en sentido dorsal y puede penetrar en la
profundidad de los tejidos, produciendo así lesiones intratorácicas e intraabdominales que
han causado la muerte a algunos buzos.
Los erizos de mar y algunos equinodermos tienen espinas de longitud diversa que
suelen causar el envenenamiento cuando los pisamos. Los peces de la familia Scorpionida
tienen también espinas venenosas. Esta familia abarca los peces escorpión, león y piedra,
este último responsable de la intoxicación más grave.
Tratamiento
El veneno de todas las criaturas con espinas es termolábil, es decir, el calor lo neutraliza. La
inmersión profunda en agua caliente mejora la intoxicación. La temperatura del agua y el
período de inmersión están limitados solo por la tolerancia del paciente. A veces se precisa
una intervención quirúrgica para reparar la lesión traumática causada por el empalamiento
de la raya venenosa.
Las espinas y aguijones de todos estos peces y rayas son frágiles y suelen quebrarse
durante la exposición y al intentar su extracción. En general, se recomienda una radiografía
simple para comprobar que se han extraído por completo todos los fragmentos. Trate las
laceraciones producidas por las espinas. Actualice la pro laxis antitetánica y plantéese un
tratamiento antibiótico que cubra la ora normal de la piel y algunas bacterias marinas (p.
e j . , Vibrio parahaemolyticus). Existen antídotos, que se recomiendan únicamente para
algunas especies, incluido el pez piedra, debido a la potencia de su veneno.
La mayoría de las plantas y setas no son tóxicas o solo producen una ligera intoxicación,
pero la ingestión de algunas plantas se sigue de toxicidad gastrointestinal, cardiovascular y
neurológica a través de distintos mecanismos. Son muy raras las muertes producidas por
plantas o setas, si se tienen en cuenta los millares de exposiciones anuales.
Casi todos los envenenamientos por plantas son accidentales y ocurren con plantas
domésticas u ornamentales ingeridas por los niños. Las categorías de la intoxicación por
plantas son: irritantes para el tubo digestivo, inductoras de dermatitis o plantas que
contienen oxalato. Las toxinas concretas son los glucósidos cianógenos, los glucósidos
cardíacos y la solanina.
Resulta imposible que usted llegue a conocer todas las plantas y setas venenosas de
Norteamérica o el mosaico de signos y síntomas que ocasionan, pero vale la pena saber
cómo abordar a un paciente que haya podido ingerir una planta o seta tóxica. Las
sustancias químicas irritantes de la planta ocasionan enrojecimiento o irritación en el lugar
de contacto, de manera que empiece por examinar la bucofaringe del paciente buscando
enrojecimiento, irritación, tumefacción o vesículas. A veces, se suman salivación, lagrimeo y
diaforesis excesivos. Los efectos tóxicos abdominales pueden consistir en náuseas y vómitos,
retortijones y diarrea. En las exposiciones graves se reduce el nivel de consciencia o incluso
aparece coma.
Ante toda ingestión de una planta o seta tóxicas es imprescindible recoger una buena
historia clínica y tomar una muestra del material ingerido por el paciente para su
identi cación posterior o análisis de laboratorio. Los centros de toxicología y los recursos de
la medicina de los espacios naturales lo ayudarán a reconocer las distintas especies y
calibrar su toxicidad.
El tratamiento de las ingestiones de plantas se basa fundamentalmente en medidas de
soporte. La toxicidad gastrointestinal se combate con la reposición de líquidos, antieméticos
y administración de electrólitos, cuando procede. La toxicidad cardiovascular y neurológica
está mediada por los cambios en la actividad de los neurotransmisores, receptores y canales
iónicos. La presentación clínica y el tratamiento dependen de la actividad especí ca de la
toxina y se resumen con detalle en las páginas siguientes.
Setas
Los envenenamientos por setas pueden ser accidentales o voluntarios. Algunos niños
ingieren setas que no conocen y los adultos que las buscan como alimento comenten a veces
errores. Las setas alucinógenas se ingieren de manera accidental o voluntaria; los grupos
más afectados son los niños y adultos jóvenes de entre 6 y 19 años. El grupo ciclopeptídico
de setas, que abarca los géneros Amanita y Galerina, contiene hepatotoxinas (toxinas
hepáticas) potentes y es responsable de las exposiciones más letales (fig. 9-9).
Figura 9-9 Seta Amanita muscaria.
Identificación
A continuación, se ofrecen algunos ejemplos de plantas corrientes que contienen glucósidos
tóxicos similares a la digoxina (fig. 9-10):
Signos y síntomas
La intoxicación aguda por plantas que contienen glucósidos cardíacos suele producir
síntomas gastrointestinales inespecí cos, como dolor abdominal, náuseas y vómitos al cabo
de unas horas. Asimismo, induce hiperpotasemia y síntomas neurológicos poco especí cos,
como alteraciones cognitivas y debilidad. Del mismo modo, la intoxicación crónica se
mani esta por síntomas gastrointestinales ambiguos, aunque a veces produzca pérdida de
peso, diarrea, anorexia, hipopotasemia e hipomagnesemia.
Fisiopatología
La digital es un glucósido cardíaco derivado de la dedalera, que se utiliza como
medicamento. Las plantas que contienen glucósidos cardíacos, como el lirio del valle, son
populares como ores ornamentales y en ocasiones son ingeridas de forma accidental, en
particular por los niños. Las propiedades digitálicas de estas plantas aumentan la fuerza de
contracción miocárdica y reducen la velocidad de conducción por el nódulo
auriculoventricular (AV).
Diagnóstico
El diagnóstico de la intoxicación por los glucósidos cardíacos depende de la recogida de una
información exacta en la escena y del paciente. La presencia de plantas con glucósidos
cardíacos en el entorno obliga a sospechar si se detecta una arritmia durante la exploración
física. Pregunte si la exposición fue accidental o voluntaria y si se han expuesto otras
personas. El envenenamiento podría constituir una tentativa de suicidio, lo que reduciría la
fiabilidad de la historia del paciente.
Tratamiento
Los pasos generales para tratar la intoxicación por plantas que contienen glucósidos
cardíacos consiste en medidas de soporte, minimización de la absorción de la toxina,
neutralización de la misma mediante su absorción con un antídoto y tratamiento de las
complicaciones.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Hay que respetar los procedimientos de evaluación AMLS para mantener la vía respiratoria,
la respiración o la circulación. Conviene evitar la exposición de absorción continuada
aplicando carbono activado, lavado gástrico y medidas para favorecer la eliminación. La
intoxicación por glucósidos cardíacos se puede tratar con fragmentos Fab (fragmento de
unión al antígeno) de anticuerpos específicos contra la digoxina.
Algunos medicamentos, que se prescriben con receta o sin ella, surten efectos tóxicos
cuando se utilizan de forma inadecuada, sobre todo por personas vulnerables, como los
niños pequeños o con una disminución de los mecanismos depuradores de los fármacos por
alteraciones renales o hepáticas (tabla 9-8).
Presentación clínica de la
Fármaco o toxina Tratamiento cooperativo específico
intoxicación
Antagonistas del calcio Bradicardia, parada, bloqueo Lavado gástrico, carbono activado, purgante
sinusales Irrigación intestinal si se ingieren preparaciones de
Bloqueo sinoauricular (diltiacem) liberación prolongada
Bloqueo AV (verapamilo) Cloruro cálcico 5 (500 mg) a 10 (1 g) ml de una
Hipotensión solución al 10%
Insuficiencia cardíaca Glucagón 3-5 mg i.v., i.m. o s.c., seguidas de infusión
Confusión, agitación, mareos, de 1-5 mg/h
letargia, habla entrecortada Antiepilépticos (p. ej., diacepam, fenitoína,
Convulsiones fenobarbital) para las convulsiones
Náuseas, vómitos Atropina, isoprenalina, marcapasos temporal para la
Íleo paralítico bradicardia
Hiperglucemia
Barbitúricos, sedantes, Bradicardia, arritmias cardíacas Lavado gástrico, dosis múltiples de carbono activado,
hipnóticos, tranquilizantes Hipotensión purgantes
Hipotermia Fenobarbital: bicarbonato sódico para alcalinizar la
Depresión respiratoria por parada orina y aumentar la velocidad de excreción de los
respiratoria barbitúricos; mantener el pH de la orina > 7,5
Cefalea Vigilar los niveles de potasio, calcio y magnesio
Nistagmo, desconjugación de la Antiepilépticos (p. ej., diacepam, fenitoína,
mirada fenobarbital) para las convulsiones
Disartria A veces se necesitan hemodiálisis o hemoperfusión
Ataxia
Disminución de los reflejos
tendinosos profundos
Confusión, estupor, coma
Vesículas hemorrágicas
Irritación gástrica (hidrato de
cloral)
Edema pulmonar (meprobamato)
Hipertonía, hiperreflexia,
convulsiones mioclónicas
(metacualona)
Cáusticos, intoxicación: Sensación de ardor en la cavidad Diluyente: lavar la boca con agua abundante; beber
Ácidos (p. ej., ácidos de bucal, faringe, zona esofágica agua o leche (aproximadamente 250 ml)
baterías, limpiadores para Disfagia No inducir el vómito ni realizar el lavado gástrico
inodoros, ácido Dificultad respiratoria: disnea, Carbono activado
clorhídrico) estridor, taquipnea, ronquera Esofagogastroscopia para evaluar los daños
Álcalis (p. ej., limpiadores Mucosas de color blanco jabonoso Se puede recetar corticoides en la intoxicación por
de inodoros, refrigerantes, Ácido: álcalis
fertilizantes, reveladores Ulceraciones y/o vesículas bucales
fotográficos) Puede haber signos de shock
Álcalis:
Puede haber signos de perforación
esofágica (p. ej., dolor torácico,
enfisema subcutáneo)
Cocaína, incluido el Taquicardia, arritmias Limpieza del interior del nariz para eliminar los restos
«crack» Hipertensión o hipotensión de la cocaína inhalada
Taquipnea o hiperpnea Lavado gástrico, dosis múltiples de carbono activado si
Infarto de miocardio inducido por se ingiere
cocaína Irrigación intestinal para las «mulas»
Palidez o cianosis Antiepilépticos (p. ej., diacepam, fenitoína,
Hiperexcitabilidad, ansiedad fenobarbital) para las convulsiones
Cefalea Antiarrítmicos, habitualmente lidocaína; se pueden
Hipertermia, diaforesis utilizar también antagonistas del calcio (ayudarán
Náuseas, vómitos, dolor abdominal frente al espasmo coronario)
Pupilas dilatadas pero reactivas Antihipertensivos: α-bloqueantes (p. ej., fentolamina),
Confusión, delirio, alucinaciones α-bloqueantes y β-bloqueantes (p. ej., labetalol), o
Convulsiones vasodilatadores (p. ej., nitroprusiato)
Coma Manta de hipotermia, compresas de hielo, baños con
Parada respiratoria esponjas heladas para la hipertermia
Se puede recetar dantroleno para la hipertermia
maligna
Líquidos, diuréticos, alcalinización de la orina para
tratar la posible mioglobinuria
Isopropanol Síntomas gastrointestinales (p. ej., Lavado gástrico (especialmente útil si se realiza en las
náuseas, vómitos, dolor abdominal) primeras 2 h), carbono activado
Cefalea Líquidos y vasopresores para la hipoperfusión
Depresión del SNC, arreflexia, A veces se requiere hemodiálisis
ataxia
Depresión respiratoria
Hipotermia, hipotensión
Litio Leve Lavado gástrico
Vómitos, diarrea Hidratación
Letargia, debilidad Antiepilépticos (p. ej., diacepam, fenitoína,
Poliuria, polidipsia fenobarbital) para las convulsiones
Nistagmo A veces se requiere hemodiálisis
Temblores finos
Grave
Hipotensión
Sed intensa
Acúfenos
Hiperreflexia
Temblor grueso
Ataxia
Convulsiones
Confusión
Coma
Orina diluida, insuficiencia
cardíaca
Insuficiencia cardíaca
Petróleo, destilados Rubefacción Lavado gástrico, carbón activado, purgante; hay que
Hipertermia insertar un tubo endotraqueal antes del lavado gástrico
Vómitos si el nivel de consciencia del paciente está reducido
Diarrea Lavado de la piel con agua y jabón en caso de
Dolor abdominal contaminación dérmica; retirada y aislamiento de la
Taquipnea ropa
Disnea A veces se precisan oxígeno y ventilación mecánica
Cianosis
Tos
Cambios en los ruidos respiratorios:
estertores, roncus, disminución del
murmullo vesicular
Marcha titubeante
Confusión
Depresión o excitación del SNC
Paracetamol
El paracetamol (N-acetil-p-aminofenol) es un antipirético y analgésico de uso común que se
adquiere sin receta. El per l de seguridad benigna de este medicamento en dosis
terapéuticas ha permitido incluirlo en una serie de asociaciones terapéuticas, como
analgésicos, antitusivos y anticatarrales o antialérgicos de prescripción obligada o de venta
sin receta. Este medicamento está muy extendido y resulta fácil de comprar.
Estadio I (<24 h): los síntomas son inespecí cos si consisten en náuseas, vómitos y malestar general. En la sobredosis grave,
el paciente presenta alteración de consciencia y acidosis. Algunos sujetos muestran muy pocos o ningún síntoma, incluso
después de ingestiones tóxicas.
Estadio II (24–36 h): este estadio se caracteriza por el inicio de la lesión hepática con dolor abdominal, náuseas y vómitos
progresivos y elevación de las enzimas hepáticas y estudios de coagulación.
Estadio III (48–96 h): en este período se produce daño hepático máximo, con posible progresión hacia insuficiencia hepática
fulminante. Los análisis de las enzimas hepáticas revelan, habitualmente, una elevación importante, pero tienen mayor
interés las pruebas de coagulación, el estado mental, la acidosis y la función renal del paciente. Puede ocurrir un síndrome
de respuesta in amatoria sistémica (SIRS) que remede un shock séptico. La muerte en esta fase obedece a fracaso
multiorgánico, síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), sepsis o edema cerebral (Makin, 1994).
Estadio IV (>96 h): si el paciente sobrevive, el hígado se regenera enseguida y es poco probable que sufra daño crónico.
La nefrotoxicidad (daño renal) puede asociarse, o no, a daño hepático. La insu ciencia
renal, con necesidad de hemodiálisis, suele darse solo en los pacientes que han sufrido una
hepatotoxicidad llamativa pero, por lo demás, el daño renal mejora con la administración
intravenosa de líquidos y con el paso del tiempo. La disfunción renal prolongada no es una
secuela previsible de la intoxicación aguda por paracetamol.
Otra variable que puede confundir el cuadro clínico es la ingestión de otras sustancias.
El paracetamol suele combinarse con anticolinérgicos y opiáceos (p. ej., hidrocodona). La
toxicidad del otro medicamento puede enmascarar los signos de intoxicación inducidos por
el paracetamol. Es más, en un escenario de sobredosi cación, hay que considerar siempre la
ingestión de paracetamol y preguntar especí camente por él, ya que se trata de un
medicamento muy extendido y no suele causar demasiados síntomas al principio. Si la
sobredosis es involuntaria, es posible que el paciente haya tomado dosis supraterapéuticas
repetidas con el n de aliviar un dolor continuado. Para prevenir la hepatotoxicidad grave
se requiere una historia clínica minuciosa y exacta.
Fisiopatología
El paracetamol se metaboliza por distintas vías y casi todos sus metabolitos son atóxicos.
Sin embargo, tras recibir una sobredosis supraterapéutica se saturan las vías metabólicas
principales, con lo que se forma un exceso del metabolito tóxico N-acetil-p-
benzoquinonaimina (NAPQI). Si no hay su ciente glutatión (<30% de los depósitos
habituales), la NAPQI induce una serie de reacciones que terminan con la muerte celular.
Las células más afectadas son aquellas con los sistemas enzimáticos del citocromo P450 (p.
ej., células hepáticas y renales), lo que explica la necrosis centrolobulillar hepática y la de
los túbulos proximales del riñón.
Diagnóstico
A la llegada al SU se solicitan estas pruebas diagnósticas: nivel de paracetamol, pruebas de
función hepática, pruebas de la coagulación (TP/INR) y medición de electrólitos, nitrógeno
ureico en sangre (BUN) y creatinina. Si la intoxicación es grave, también se puede solicitar
una gasometría arterial o venosa, ya que la acidemia causada por la acidosis metabólica
predice de manera fiable la morbilidad y la mortalidad.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Poblaciones especiales
Salicilatos
Los salicilatos como el ácido acetilsalicílico son analgésicos comunes que se adquieren sin
receta y también dan lugar a múltiples urgencias toxicológicas; sin embargo, el umbral de
toxicidad (300 mg/kg) dobla el del paracetamol. La sobredosis por salicilatos se complica
por la frecuente ingestión simultánea de otros medicamentos.
Signos y síntomas
Los síntomas tempranos de la intoxicación aguda por salicilatos consisten en irritación y
dolor de estómago. El ácido acetilsalicílico puede ocasionar intoxicaciones crónicas, ya que
es un analgésico muy e caz y en la actualidad se receta en dosis bajas para la
cardiopro laxis diaria. Los síntomas del envenenamiento crónico, como la irritación y el
dolor de estómago, se parecen a los síntomas iniciales de la intoxicación aguda. La idea
prevalente que se oculta tras el uso inadecuado del ácido acetilsalicílico es que, si una
pequeña cantidad produce alivio, una cantidad mayor tiene que resultar mucho mejor.
Fisiopatología
Los salicilatos poseen una acción terapéutica porque inhiben la síntesis de prostaglandinas
al acetilar las ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2). En dosis superiores, desacoplan la
fosforilación oxidativa, con lo que se altera el equilibrio acidobásico del organismo y puede
aparecer una acidosis metabólica con hiato aniónico.
Diagnóstico
Se requiere un estudio de laboratorio para determinar los niveles séricos basales de
salicilatos; los niveles se medirán por lo menos cada 6 h. De esta manera, se puede
determinar la semivida del salicilato en el suero y facilitar el tratamiento. Los resultados se
representan sobre un nomograma de Done para guiar el tratamiento de las urgencias
agudas, pero hay que recordar que este no resulta preciso en el caso de las intoxicaciones
crónicas.
Tratamiento
No se dispone de antídotos para combatir el envenenamiento por salicilatos. La medida más
eficaz es el carbono activado, que debe administrarse en la primera hora de la ingestión.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
La excreción renal se facilita con la diuresis alcalina (bicarbonato sódico por vía i.v. y
solución glucosada al 5%). El tratamiento con potasio resulta útil. La hemodiálisis está
indicada en caso de insu ciencia renal, niveles séricos elevados de salicilatos, acidosis
metabólica grave, depresión grave del SNC y disfunción cardíaca.
β-bloqueantes
Los β-bloqueantes se prescriben con frecuencia para tratar la hipertensión, la enfermedad
arterial coronaria, la insu ciencia cardíaca congestiva y las arritmias, prevenir las
migrañas y combatir los trastornos de ansiedad. Entre los β-bloqueantes más frecuentes se
encuentran el metoprolol, el carvedilol, el propranolol y el atenolol. Las preparaciones
oftálmicas de uso tópico, como el timolol, se prescriben para el glaucoma. Se ha descrito
toxicidad sistémica con la ingestión y uso de estos preparados.
Signos y síntomas
Como cualquier ingestión, si sospecha una intoxicación por los β-bloqueantes, deberá
recoger una historia pormenorizada de la exposición al medicamento, la dosis aproximada y
la hora de ingestión, así como las posibles ingestiones simultáneas. Si el paciente ha
ingerido β-bloqueantes prescritos por un médico, recoja información sobre el trastorno que
motivó la prescripción, porque podría ayudarlo a establecer el tratamiento de la
intoxicación. Los antecedentes de enfermedad coronaria grave, insu ciencia cardíaca
congestiva o arritmias, por ejemplo, pueden modi car las decisiones acerca del tratamiento
a largo plazo del paciente. No se olvide de preguntar por las enfermedades pulmonares del
tipo de asma o EPOC.
Fisiopatología
Los β-bloqueantes suelen clasi carse como preparados con especi cidad β1 o preparados
inespecí cos, según la estructura farmacológica respectiva. Entre los ejemplos de los
preparados con especificidad β1 se encuentran el atenolol y el metoprolol. El propranolol es
un β-bloqueante inespecí co. En general, la inhibición de los receptores β1 reduce el
cronotropismo y el inotropismo al modular los sistemas de segundos mensajeros vinculados
a la proteína G. Estos receptores se localizan sobre todo en el tejido cardíaco. La acción
agonista de los receptores β2 periféricos causa vasodilatación. El bloqueo β puede producir
di cultad respiratoria a los pacientes predispuestos a la broncoconstricción, como los
asmáticos o los que sufren EPOC.
Diagnóstico
Si se sospecha una intoxicación por β-bloqueantes, la exploración física selectiva del
aparato cardiovascular puede revelar un descenso de la frecuencia respiratoria, crepitantes
bilaterales por un edema pulmonar agudo o sibilancias. El examen del llenado capilar es
una medida complementaria para calibrar la perfusión tisular. La intoxicación por β-
bloqueantes también ocasiona alteraciones metabólicas, como hipoglucemia leve o ligera
elevación de los niveles de potasio, que puede resultar de interés clínico en la infancia. La
presencia de hipoglucemia leve o de normoglucemia ayuda a distinguir la intoxicación por
β-bloqueantes de la bradicardia e hipotensión causadas por la intoxicación por antagonistas
del calcio. Como se expone en el próximo apartado, la intoxicación provocada por estos
últimos suele acompañarse de hiperglucemia.
Tratamiento
Prehospitalario
Después de controlar la vía respiratoria y colocar una vía i.v., plantéese la administración
de carbón activado si ha transcurrido menos de 1 h desde la ingestión del β-bloqueante y el
paciente se encuentra alerta y sin náuseas ni vómitos. Los agonistas β inhalados, como el
salbutamol, están indicados para los pacientes con sibilancias. Tenga cuidado cuando
administre suero salino siológico en bolo i.v. a pacientes hipotensos, debido a los efectos
inotrópicos negativos de los β-bloqueantes. La reposición intensiva de volumen puede
ocasionar un edema pulmonar. Si el paciente continúa hipoperfundido, como lo revela una
alteración de su estado mental, proporcione soporte farmacológico. La atropina es una
alternativa para combatir la bradicardia asociada a la hipoperfusión, aunque sus efectos
resultan en ocasiones mínimos y temporales. A menudo, se precisa tratamiento adicional. El
calcio ha surtido cierto efecto bene cioso en los estudios con animales y se puede plantear,
pero casi nunca proporciona un tratamiento definitivo.
Servicio de urgencias
Aunque los conceptos terapéuticos básicos para controlar la toxicidad de los β-bloqueantes
pueden generalizarse a cualquier β-bloqueante, algunos de ellos poseen propiedades
especiales y requieren, en consecuencia, estrategias diferentes. El propranolol, por ejemplo,
posee las propiedades estabilizadoras de membrana más potentes de todos los β-
bloqueantes. En consecuencia, su toxicidad lleva al bloqueo de los canales de sodio, la
prolongación de QRS y arritmias ventriculares. (El bloqueo de los canales de sodio se
expone más adelante con detalle en el apartado «Antidepresivos tricíclicos».) Además del
tratamiento habitual, se requiere, pues, la administración de bicarbonato sódico para
combatir la intoxicación por propanolol. Este es el β-bloqueante más lipó lo, por lo que
induce una mayor toxicidad sobre el SNC e incluso ocasiona convulsiones. Las
benzodiacepinas representan un tratamiento de primera línea de las convulsiones inducidas
por el propranolol.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de la toxicidad inducida por los antagonistas del calcio consisten en
dolor torácico, disnea, aturdimiento, síncope, hipotensión y bradicardia o taquicardia,
dependiendo del grupo de antagonista ingerido. También puede aparecer un bloqueo de
primero, segundo o tercer grado. Como se comentó en el apartado anterior, la
hiperglucemia acompaña de forma habitual la toxicidad de los antagonistas del calcio,
diferenciándose así de la ocasionada por los β-bloqueantes.
Fisiopatología
Los canales del calcio se encuentran en las células cardíacas, el músculo liso vascular y las
células β de los islotes pancreáticos. Su apertura contribuye a la contractilidad miocárdica y
a la constricción del músculo liso vascular. En las células pancreáticas, la entrada de calcio
desencadena la liberación de insulina. La disminución del calcio intracelular en el músculo
cardíaco, en el coronario liso y en los vasos periféricos reduce el cronotropismo y el
inotropismo, y suprime la vasodilatación periférica. Dadas las diferencias en los potenciales
de reposo de la membrana, las dihidropiridinas actúan preferentemente sobre los canales de
calcio de los vasos periféricos, es decir, reducen las resistencias vasculares periféricas, pero
en dosis terapéuticas apenas actúan sobre los canales de calcio cardíacos. Este grupo de
antagonistas del calcio disminuye de forma característica la presión arterial, induciendo
vasodilatación y taquicardia refleja.
Diagnóstico
La historia clínica recogida y la exploración física realizada tras la ingestión de
antagonistas del calcio se parecen a las de la intoxicación por β-bloqueantes. Conviene
recoger una historia clínica detallada, sobre todo de la enfermedad cardiovascular, y los
datos de la dosis, la hora de ingestión y las posibles sustancias ingeridas de forma
simultánea.
Figura 9-11 Trayecto normal de un catéter de Swan-Ganz. El catéter de Swan-Ganz, insertado por el lado derecho, entra
en la vena subclavia (Sc), y continúa por la vena cava superior (VCS), la aurícula derecha (AD), el ventrículo derecho (VD), el
tronco pulmonar (TP) y, en este caso, la arteria pulmonar del lóbulo superior derecho (AP LSD).
(Tomado de Mettler F: Essentials of radiology, ed 2, Philadelphia, 2005, Saunders.)
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Después de los bolos i.v. de líquidos, sales de calcio y atropina o glucagón, los pacientes
suelen recibir vasopresores i.v. Como en la toxicidad de los β-bloqueantes, la elección del
vasopresor ha sido objeto de gran debate, ante las noti caciones de éxito y fracaso de
diversos preparados. La dopamina no parece adecuada por su actividad simpaticomimética
indirecta.
Ya se señaló anteriormente que, en los estudios con animales, la HIE había dado
resultados alentadores, en comparación con la administración de vasopresores, calcio y
glucagón. Los datos en el ser humano siguen siendo limitados, pero se han publicado
algunos informes de respuesta de la toxicidad de los antagonistas del calcio al tratamiento
con HIE. Sobre la base de los datos conocidos, la insulinoterapia, con mantenimiento de la
euglucemia, está indicada para los pacientes con toxicidad grave de los antagonistas del
calcio refractaria a los vasopresores.
A pesar de que la toxicidad grave por las dihidropiridinas puede comportar bradicardia
e hipotensión, al igual que sucede con los preparados no dihidropiridínicos, las ingestiones
tóxicas producen, de modo característico, vasodilatación periférica con hipotensión y
taquicardia re eja. En consecuencia, tras los bolos i.v. de líquidos, el tratamiento de
elección es un vasoconstrictor periférico, como la noradrenalina o la fenilefrina.
Cuando fracasan los tratamientos habituales, se recurre a la bomba de balón
intraaórtico (BBIA) o a la circulación extracorpórea como medidas temporales. El éxito
descrito ha sido limitado.
Antidepresivos tricíclicos
Los antidepresivos tricíclicos han sido considerados tradicionalmente una de las primeras
causas de urgencia toxicológica, sobre todo por sobredosis voluntarias. Se trata de
medicamentos con un índice terapéutico estrecho, es decir, una na línea entre la dosis baja
e ine caz y la sobredosis Resulta irónico que la administración de una dosis demasiado baja
pueda causar una sobredosis voluntaria (tentativa de suicidio), y la aplicación de una dosis
demasiado alta, una sobredosis accidental. El uso de los antidepresivos tricíclicos se ha
reducido desde hace poco con la introducción de alternativas más modernas y seguras.
Signos y síntomas
La toxicidad de los antidepresivos tricíclicos se explica por la inhibición de la salida de
potasio y de los canales de sodio del miocardio. Los primeros signos y síntomas consisten en
el síndrome anticolinérgico clásico: sequedad de boca, retención urinaria, estreñimiento y
visión borrosa. Los signos y síntomas tardíos abarcan depresión respiratoria, confusión,
alucinaciones, hipertermia, arritmias (como torsades de pointes y complejos QRS anchos), y
convulsiones.
Fisiopatología
Los antidepresivos tricíclicos actúan de manera terapéutica aumentando la cantidad de
noradrenalina y serotonina disponible en el SNC. Para ello, bloquean la recaptación de
estos neurotransmisores, prolongando la duración de sus efectos. Así, se produce un bloqueo
de los canales iónicos celulares y de los receptores adrenérgicos α, muscarínicos e
histaminérgicos. La característica de la intoxicación por antidepresivos tricíclicos es la
toxicidad cardíaca.
Diagnóstico
Los niveles séricos de los antidepresivos tricíclicos no se corresponden bien con la gravedad
de la intoxicación, pero está indicado el cribado de tóxicos para detectar otras posibles
sustancias ingeridas simultáneamente, por ejemplo el paracetamol, sobre todo en las
sobredosis voluntarias. Otros análisis de laboratorio pertinentes son: electrólitos, BUN y
creatinina, hiato aniónico, hemograma completo y gasometría arterial. Existen también
inmunoanálisis urinarios cualitativos, pero la ciclobenzaprina produce una reacción
cruzada. Los estudios de imagen del tórax están indicados cuando se ha producido una
aspiración o se aprecian otros síntomas respiratorios.
Tratamiento
La monitorización cardíaca es imprescindible cuando se sospecha una sobredosis de
antidepresivos tricíclicos porque la causa principal de muerte son las complicaciones
cardíacas. La parada cardíaca repentina puede ocurrir unos días después de las sobredosis.
No se conoce ningún antídoto para la sobredosis de antidepresivos tricíclicos, aunque el
carbono activado suele surtir efecto si se administra en la primera hora.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Hay que observar al paciente durante al menos 6 h para descartar secuelas. Mantenga
alcalino el suero (pH de 7,50 a 7,55) mediante una infusión de bicarbonato para
contrarrestar los efectos sobre la conducción cardíaca. Este tratamiento se aplicará en caso
de ensanchamiento del QRS, taquicardia importante o ectopia ventricular.
Litio
El líquido es una sustancia utilizada para tratar el trastorno bipolar, también conocido
como enfermedad maníaco-depresiva. A pesar de su e cacia, dispone de un índice terapéutico
estrecho, lo que aumenta la posibilidad de intoxicaciones accidentales y voluntarias. Para
evitar la intoxicación terapéutica accidental se precisan análisis frecuentes de sangre para
modular correctamente la dosis de litio del paciente.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de la intoxicación por litio dependen mucho de la dosis. Los niveles
séricos reducidos (<1,5 mEq/l) tienden a producir signos y síntomas gastrointestinales
inespecí cos, como náuseas, vómitos y diarrea. Los niveles séricos intermedios (1,5-3
mEq/l) causan signos y síntomas más graves, que no solo afectan al tubo digestivo sino
también al SNC. Otros efectos son la poliuria, que da lugar a incontinencia urinaria y fecal.
Algunos pacientes presentan debilidad muscular que acaba progresando hacia
fasciculaciones mioclónicas y rigidez muscular. Los efectos neurológicos abarcan agitación,
habla entrecortada, visión borrosa y vértigo. Los niveles séricos elevados (>3 mEq/l)
inducen hipotensión, convulsiones, arritmias y coma.
Fisiopatología
El litio es un pequeño catión (ion con carga positiva), similar al sodio, que actúa como si
fuera este pero con efectos diferentes. El mecanismo preciso por el que el litio resulta
bene cioso se sigue desconociendo, pero se piensa que modi ca la función de la membrana
neuronal, el balance de sodio y energía de la célula, y la respuesta hormonal. Estos efectos
podrían dañar el SNC de manera permanente. El litio reduce la función renal y se elimina
casi exclusivamente por los riñones. Esta propiedad del fármaco determina, a veces, una
reabsorción inadvertida de litio.
Diagnóstico
El estudio de laboratorio de un paciente con una posible intoxicación por litio comprende
un análisis de orina y la monitorización periódica de los niveles séricos de litio hasta que
remiten los síntomas. A veces, está indicada la monitorización cardíaca, puesto que la
toxicidad crónica del líquido se asocia a una depresión del segmento ST en el ECG. Para
obtener resultados exactos, la muestra de sangre debe remitirse en un tubo sin litio. Para
descartar otras posibles causas se pueden solicitar pruebas de función tiroidea y análisis de
los niveles de paracetamol, así como efectuar una punción lumbar. Debe considerarse
siempre la posibilidad de que se haya producido una ingestión simultánea de otros tóxicos.
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Anfetaminas
Las anfetaminas son un grupo diverso de medicamentos legales y drogas ilegales, objeto de
abuso frecuente, que producen una importante toxicidad. Su abuso, en particular el de los
medicamentos empleados para tratar el trastorno por dé cit de atención con hiperactividad
(TDAH), se da muchas veces, en parte porque se recetan cada vez más a los adolescentes. A
partir de los años ochenta, el número de recetas de estimulantes para combatir el TDAH se
ha multiplicado por cuatro. De acuerdo con una encuesta anónima, el 15% de los
estudiantes estadounidenses del último curso de enseñanza secundaria confesaban abusar de
las anfetaminas legales.
Las personas que ingieren paquetes de drogas para escapar de la policía, a las que
coloquialmente se les conoce como stuffers («tragadores rápidos»), a veces sufren una
intoxicación grave por la cantidad relativamente elevada de las drogas ingerida y porque el
paquete no está pensado para atravesar el tubo digestivo. Muchas veces son reconocidos de
inmediato por la policía, quien observa cómo se ingieren los paquetes. Se recomienda
administrar carbono activado a estos pacientes para atenuar la posible intoxicación. No
siempre aparecen efectos tóxicos, pero se requiere una observación prolongada en el SU,
dado el riesgo de absorción y toxicidad diferidas. Por lo demás, la evaluación y el
tratamiento son idénticos a los de cualquier otra ingestión de tóxicos.
Las mulas, personas que pasan de contrabando grandes cantidades de droga dentro de
su cuerpo, deben ingresar en las unidades de cuidados intensivos (UCI) en cuanto sean
descubiertas. A pesar del riesgo relativamente bajo de rotura del paquete, la cantidad de
droga alojada en su tubo digestivo es tal que, si se liberara, desencadenaría un torrente de
toxicidad grave, isquemia gastrointestinal y muerte, cualquiera que fuese el tratamiento. De
hecho, la extracción quirúrgica de los paquetes de droga está indicada ante el primer signo
de intoxicación de estos pacientes.
Otro problema del uso y trá co de las anfetaminas ilegales es la contaminación de la
droga. Muchas anfetaminas se producen a través de reacciones químicas que, por sí mismas,
pueden causar daño. Así, se han atribuido brotes de toxicidad del plomo y del mercurio a la
contaminación de la metanfetamina. Las anfetaminas también se combinan con otras
drogas, como cocaína, heroína y marihuana, que pueden modi car su toxicidad y
presentación clínica.
Identificación
Entre las anfetaminas que se prescriben con receta se encuentran el metilfenidato, la
anfetamina/dextroanfetamina, la fentermina, la atomoxetina y el dexmetilfenidato. Estos
medicamentos se emplean, por lo general, para tratar el TDAH, pero en algunos casos se
usan también como píldoras adelgazantes. Además, la selegilina, un antiparkinsoniano, se
metaboliza hacia l- metanfetamina.
Metilenodioximetanfetamina Éxtasis, E, X, XTC, Adam, 007, bomba B, pirulas, diamante blanco, píldoras del
(MDMA) amor
Signos y síntomas
El abuso de anfetaminas produce toxicidad simpaticomimética, caracterizada por
taquicardia, hipertensión, agitación y temblor. La intoxicación grave da lugar a
convulsiones, hemorragia intracraneal, infarto de miocardio, arritmias ventriculares o
muerte. El paciente puede sentir un incremento notable de la fuerza y una supresión de la
percepción dolorosa. La toxicidad de las anfetaminas induce en ocasiones una psicosis y
movimientos coreoatetósicos por la liberación excesiva de dopamina.
Fisiopatología
Las anfetaminas se asemejan, en su estructura, a las catecolaminas endógenas. Actúan
sobre las terminaciones nerviosas presinápticas, impidiendo así la recaptación de aminas
biogénicas (noradrenalina, dopamina de serotonina) desde el espacio sináptico y
fomentando la liberación de estos neurotransmisores. La estimulación postsináptica
excesiva consiguiente explica las manifestaciones clínicas de la intoxicación y la euforia
asociada al consumo de estos medicamentos/drogas. Los sustituyentes químicos alteran la
potencia de las anfetaminas y modi can ligeramente la toxicidad. Así, el MDMA tiene
propiedades predominantemente serotoninérgicas, que explican los efectos clínicos
característicos de la droga.
Diagnóstico
A pesar de la utilidad que tiene el conocimiento de la dosis o de la hora de ingestión,
posiblemente esta información no modi que demasiado el tratamiento. El componente
fundamental de la historia clínica es la identi cación del medicamento/droga. Le resultará
útil conocer los nombres que se emplean en la calle para referirse a estas drogas (v. tabla 9-
9). Asimismo, deberá recabar más datos sobre los antecedentes personales de enfermedad
cardiovascular, trastornos convulsivos o ictus.
Tratamiento
Los pilares del tratamiento de la intoxicación por anfetaminas son la administración de
benzodiacepinas, la administración i.v. de líquidos y la hipotermia externa.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Signos y síntomas
La sedación es el principal efecto clínico de la intoxicación por barbitúricos. Los signos de
las sobredosis importantes de barbitúricos consisten en hipotermia, bradicardia, hipotensión
y coma. A diferencia de las benzodiacepinas, que se exponen en el próximo apartado, los
barbitúricos por sí solos inducen hipoventilación, depresión respiratoria y apnea ocasional.
Su ingestión simultánea con otros hipnosedantes, alcohol u opioides ocasiona una
inhibición sinérgica del estímulo respiratorio.
Fisiopatología
Los barbitúricos actúan fundamentalmente uniéndose a los receptores GABAA. La acción
agonista de estos receptores prolonga la entrada de cloruro e hiperpolariza la membrana
celular. Así pues, los agonistas GABAA producen una neuroinhibición y sedación. Este es el
mecanismo responsable de los efectos terapéuticos y tóxicos de los barbitúricos. Además, la
actividad sedante se ve potenciada por la inhibición del neurotransmisor excitador
glutamato en el receptor NMDA.
Diagnóstico
La depresión asociada del estado mental suele complicar la recogida de una historia clínica
exacta entre los pacientes que ingieren sobredosis de barbitúricos. Si se descubre al paciente
inconsciente, la postura del paciente y la estimación de la duración del cuadro tóxico
ayudan a orientar el tratamiento y predecir la evolución. En general, este tipo de
información se obtiene de los familiares y amigos.
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Poblaciones especiales
triazolam 1,5–5,5
temacepam 5–20
alprazolam 6,3–26,9
loracepam 10–20
clonacepam 18–50
diacepam 20–80
Signos y síntomas
Los pacientes con sobredosis de benzodiacepinas presentan un cuadro clínico variado.
Probablemente lo más llamativo sea que la depresión respiratoria no suele ocurrir con la
ingestión aislada de benzodiacepinas, ni siquiera en sobredosis masivas. Algunos pacientes
presentan una ligera bradicardia y, rara vez, una hipotensión con repercusión clínica. No
obstante, pueda haber hipoxemia en casos de neumonitis por aspiración o de ingestión
concomitante de otro sedante u opioide/opiáceo. Las enfermedades respiratorias de base,
del tipo de la EPOC, también ocasionan complicaciones respiratorias. La inmovilización
prolongada se sigue de úlceras por decúbito pero, como sucede con las «vesículas
barbitúricas», no son especí cas de las benzodiacepinas. La dureza de los compartimentos
musculares indica una lesión muscular y un posible síndrome compartimental.
Los signos y síntomas neurológicos dependen del grado de sedación. La intoxicación
leve por benzodiacepinas causa ataxia, habla entrecortada, somnolencia y nistagmo. La
intoxicación grave induce una sedación profunda, pero el paciente muestra unas constantes
vitales, en esencia, normales. Algunos sujetos tienen hiporre exia con re ejos perezosos de
los pares craneales. Muchas veces, se despiertan ligeramente con los estímulos dolorosos
pero algunos ni siquiera responden a ellos.
Fisiopatología
Las benzodiacepinas modi can los receptores GABAA, incrementando la frecuencia de
apertura de los canales de cloruro. Este mecanismo surte efectos depresores centrales y
produce agresión. Recientemente, algunos hipnóticos no benzodiacepínicos, como zolpidem,
zaleplón y eszopiclona han superado a las benzodiacepinas en popularidad para tratar los
trastornos del sueño, pero su potencia ansiolítica es menor. La actividad principal de estos
medicamentos consiste en un agonismo GABAA.
Diagnóstico
Al igual que en la intoxicación por barbitúricos, cuesta recoger la historia clínica a un
paciente intoxicado por benzodiacepinas. La disponibilidad de la medicación y el
reconocimiento de la escena facilitan a veces el diagnóstico. Por supuesto, si el paciente
tiene una receta de benzodiacepinas, la probabilidad de su ingestión es mayor.
Tratamiento
El tratamiento de la intoxicación por benzodiacepinas se basa fundamentalmente en
medidas de soporte. La administración i.v. de líquidos, la reposición de electrólitos, la
elevación de la cabecera de la cama, el oxígeno suplementario y la evaluación seriada de la
CPK y de la función renal propician un desenlace favorable a la mayoría de los casos.
Prehospitalario
Vale la pena colocar una vía i.v. e infundir suero siológico, sobre todo a los pacientes
con una presión arterial situada en el límite o que han permanecido inconscientes mucho
tiempo. A veces, se aprecia una ligera hipotensión, que suele responder a la uidoterapia;
habitualmente, no se precisan vasopresores. El carbono activado solo debe administrarse de
después de sopesar bien la decisión. No suele aconsejarse cuando se han ingerido
benzodiacepinas, dado el deterioro progresivo del estado mental y el consiguiente riesgo de
aspiración. Si el paciente presenta ya algún tipo de alteración del nivel de consciencia, el
carbono activado está contraindicado.
Servicio de urgencias
Consideraciones especiales
La abstinencia de las benzodiacepinas es un síndrome importante que deben reconocer los
profesionales prehospitalarios. Sus signos y síntomas se parecen a los de la abstinencia
alcohólica y consisten en taquicardia, hipertensión, diaforesis, temblor, convulsiones y
delirio. Este síndrome se da más veces entre pacientes con dependencia crónica de las
benzodiacepinas de acción corta o intermedia, en particular del alprazolam. El tratamiento
de elección consiste en administrar benzodiacepinas de acción larga y disminuir poco a
poco su dosis.
Opioides y opiáceos
Los opiáceos y los opioides (opiáceos sintéticos) deprimen el SNC. A este grupo pertenecen
el fentanilo, la morfina, la metadona, la oxicodona, la petidina), el propoxifeno, la heroína,
la codeína y el opio. La heroína es un polvo de sabor amargo y color blanco blanquecino,
que suele adulterarse o cortarse con otras sustancias, del tipo de azúcar, bicarbonato o
almidón. El efecto depresor de estos medicamentos/drogas aumenta el riesgo de
insuficiencia respiratoria en caso de sobredosis.
Los opioides y opiáceos administran por vía oral, intranasal (inhalación), intradérmica,
intravenosa e inhalada (fumando). El speed ball es un bolo de heroína y cocaína inyectado
por vía i.v. Las marcas de las inyecciones se ven a menudo entre los drogadictos que
utilizan esta vía, pero su ausencia no descarta una posible sobredosis de heroína o de un
opioide.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de las sobredosis de opioides/opiáceos comprenden:
• Euforia o irritabilidad
• Diaforesis
• Temblores
• Miosis (constricción pupilar)
• Retortijones
• Náuseas y vómitos
• Hipertermia
• Depresión del SNC
• Depresión respiratoria
• Hipotensión
• Bradicardia o taquicardia
• Edema pulmonar
Estos signos y síntomas se pueden combatir, en general, con medidas de soporte. Los
signos clásicos comprenden la depresión del sistema nervioso central, las pupilas en al ler
y la depresión respiratoria —la denominada tríada opiácea—. La intoxicación grave
produce parada respiratoria convulsiones y coma. La intoxicación por opioides/opiáceos se
diferencia de otras causas de toxicidad por la euforia, las pupilas en alfiler y le hipotensión.
Fisiopatología
Los opiáceos y los opioides actúan sobre los receptores opioides del cerebro y deprimen el
SNC. Sus efectos pueden ser agonistas o antagonistas, en función del opioide/opiáceo.
Diagnóstico
Para averiguar la causa de la toxicidad se precisan una exploración física y una historia
clínica minuciosas. Es muy importante conocer el tipo de opioide/opiáceo, la cantidad
ingerida, la hora de la ingestión y si se ingirieron al mismo tiempo otros agentes tóxicos. El
estudio de laboratorio dependerá de los hallazgos. El cribado de tóxicos no reviste
demasiado interés en las intoxicaciones simples, pero ayuda a reconocer la sustancia nociva
en los casos más complejos. Si la intoxicación es grave, está indicado un per l metabólico,
un hemograma, la CPK y la gasometría arterial. El estudio de imagen ayuda si el paciente
ha ingerido paquetes de drogas, bien para su transporte o para eludir la actuación de los
agentes de la ley.
Tratamiento
El tratamiento de las sobredosis de opiáceos y opioides se basa en medidas de soporte y la
administración del antídoto naloxona. Este fármaco guarda semejanza estructural con los
opioides, pero solo posee propiedades antagonistas. Desplaza las moléculas opioides de los
receptores correspondientes y reduce la dosis e caz del opioide/opiáceo. Este proceso
revierte la miosis, la depresión respiratoria, las alteraciones del nivel de consciencia e
incluso el coma. La naloxona ayuda frente a las sobredosis de casi todos los opioides y
opiáceos. La capacidad de respuesta a la naloxona denota la intoxicación por un opioide u
otro narcótico. La naloxona suele aplicarse en pequeñas dosis. El objetivo es aliviar la
depresión respiratoria y hacer que el paciente se quede en un estado de respuesta, aunque
letárgico. Algunos consumidores se agitan o se vuelven agresivos cuando el «subidón»
desaparece de forma inesperada y tienen que vérselas con personal uniformado. La
actividad convulsiva es un posible efecto secundario, por lo que la naloxona debe reservarse
para los pacientes con depresión respiratoria.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Dentro del hospital, las medidas de soporte la monitorización son imprescindibles para
prevenir una depresión inesperada del SNC, una vez que desaparece el tratamiento
antagonista opioide. La naloxona actúa durante 30 a 120 min, mientras que los opioides
suelen hacerlo durante 3 a 6 h. La monitorización cardíaca es importante, sobre todo en las
intoxicaciones graves.
Drogas de abuso
Aunque muchos medicamentos, de prescripción legal y con usos médicos legítimos (p. ej.,
opiáceos, benzodiacepinas), estén sujetos a un uso inadecuado o a abuso intencionados, en
los próximos apartados se describirán drogas con pocos usos médicos legítimos o ninguno. A
los efectos de la clasi cación, se trata fundamentalmente de drogas de abuso; en ese
apartado se incluye el etanol. Por supuesto, las bebidas alcohólicas son consumidas de
manera responsable por muchas personas, pero nadie duda de que el alcohol sea, asimismo,
objeto de un abuso extendido. Los alcoholes tóxicos —etilenglicol, isopropanol y metanol—
se exponen más adelante, en el apartado «Agentes tóxicos en el domicilio y el lugar de
trabajo».
Laboratorios de metanfetamina
Los laboratorios de metanfetamina suponen una amenaza especial para los profesionales
sanitarios de los servicios médicos de emergencias (SME). Las sustancias químicas utilizadas
para fabricar la metanfetamina son muy volátiles y se generan gases tóxicos, como la
fos na, como subproducto de la síntesis de metanfetamina. La exposición a estas sustancias
químicas causa irritación de las mucosas, cefalea, quemaduras y muerte. El riesgo de
explosión de los dispositivos explosivos improvisados (IED) es aún más preocupante. Los
fabricantes de metanfetaminas suelen colocar bombas trampa de IED dentro y alrededor de
sus laboratorios improvisados para disuadir a los ladrones y los agentes de la ley de su
entrada. Jamás entre en uno de estos centros sin un soporte legal. Si entra de forma
inadvertida en un laboratorio de metanfetamina, salga de inmediato por la misma vía por
la que entró. Si al salir se encuentra con un paciente, retírelo de ahí lo antes posible.
Cocaína
La cocaína deriva de la planta de la coca, natural de Sudamérica. La cocaína es un fuerte
estimulante del SNC y produce una fuerte descarga simpática con liberación de
catecolaminas. La dosis letal para un adulto normal es de unos 1.200 mg. Casi todas las
muertes se producen por arritmias cardíacas, que ocurren con dosis mucho más bajas si la
persona es sensible.
1. La cocaína en polvo, una sustancia cristalina blanca y na que es cocaína pura. Suele
inhalarse o esnifarse a través de la nariz.
2. La base libre de cocaína («crack»), toma la forma de grumos, cristales o piedrecitas de
color blanco o blanquecino. En este estado, la droga es mucho más potente que
pulverizada. Las piedras de cocaína se calientan y sus humos se inhalan de forma similar
a como se fuma un cigarrillo.
Signos y síntomas
La cocaína produce un subidón que causa euforia y llena de energía a los consumidores.
Como la cocaína estimula el SNC, las personas con el subidón suelen mantener un estado de
gran alerta y comunicación. A diferencia de los opiáceos, la cocaína estimula el sistema
nervioso simpático y produce dilatación pupilar, con respuesta perezosa de las pupilas,
taquicardia, vasoconstricción e hipertensión. A su vez, la vasoconstricción y la
hiperactividad motora determinan hipertermia. Como la recaptación de dopamina se
encuentra limitada, pueden ocurrir convulsiones. El riesgo de ictus aumenta de manera
signi cativa. La muerte súbita no es rara entre las personas que consumen cocaína por
razones muy diversas, pero sobre todo por la estimulación cardíaca y la hipertensión.
Fisiopatología
La cocaína posee múltiples efectos sobre el organismo. Actúa como anestésico local
inhibiendo de manera reversible los canales de sodio, con lo que se bloquea la conducción
nerviosa. Dentro del miocardio disminuye la tasa de despolarización y la amplitud del
potencial de acción. La cocaína también inhibe la recaptación de noradrenalina y
dopamina y las terminaciones nerviosas simpáticas preganglionares, induciendo una
estimulación adrenérgica central y periférica (activación del centro cerebral del placer).
Hace que las catecolaminas se acumulen en las membranas postsinápticas impidiendo la
recaptación; con ello, aumentan los niveles intracelulares de calcio y se sostienen los
potenciales de acción de los neurotransmisores, lo que da lugar a vasoconstricción,
hipertensión, taquicardia y aumento del consumo miocárdico de oxígeno. En conjunto, estos
efectos sobrecargan el corazón y a veces inducen una fibrilación ventricular.
Diagnóstico
El diagnóstico de una posible sobredosis de cocaína empieza por una buena historia clínica,
que incluye el tipo de sustancia consumida, la forma de administración, la cantidad y la
hora. Si la historia del paciente no llama la atención y los síntomas son leves, no suele
requerirse ningún estudio de laboratorio. Si no se dispone de la historia clínica o si se
advierte una toxicidad importante, se pueden solicitar como análisis de laboratorio un
hemograma completo, la determinación de glucosa, calcio, BUN, creatinina, electrólitos y
troponina (o creatina cinasa), una prueba de embarazo, un análisis de orina y un análisis
de tóxicos. La determinación de la creatina cinasa ayuda a descartar una rabdomiólisis
como causa de los signos y síntomas del paciente. Los niveles séricos de cocaína resultan
poco ables y, por eso, no se utilizan en clínica ya que la droga tiene una semivida corta
(30-45 min). Si el paciente requiere dolor torácico se aplicarán los protocolos
estandarizados de diagnóstico cardíaco.
Tratamiento
El tratamiento fundamental de la intoxicación por cocaína son las medidas de soporte,
entre otros de la vía respiratoria, la respiración o la circulación. En general, están indicados
los suplementos de oxígeno, la colocación de una vía intravascular, la monitorización
cardíaca y la pulsioximetría.
Como los efectos cardiovasculares se parecen a los de la cocaína, hay que evitar la
adrenalina, siempre que resulte posible, ante una intoxicación por cocaína. A menudo, la
vasopresina constituye una alternativa más adecuada. Existen también indicios de que los
β-bloqueantes no selectivos deben evitarse en estos casos.
Prehospitalario
Los consumidores de cocaína, sobre todo si toman dosis altas, pueden mostrar un
comportamiento errático o agresivo. La seguridad del profesional es fundamental. Solicite
enseguida la ayuda de un agente de la ley y controle el lenguaje corporal y el
comportamiento del paciente con cuidado.
Descarte una hipoglucemia midiendo la glucosa sérica. Los pacientes con arritmias
precisan un tratamiento cardíaco intensivo. Inicie una monitorización cardíaca con un ECG
de 12 derivaciones para buscar una isquemia cardíaca debida a vasoespasmo coronario.
Administre benzodiacepinas, si fuera necesario, para calmar al paciente, reducir la
estimulación del SNC y tratar las convulsiones.
Servicio de urgencias
Etanol
El etanol es una sustancia química no demasiado tóxica en dosis bajas, como se demuestra
por su consumo legal en forma de cerveza, vino o licores destilados, pero su consumo
crónico excesivo produce una morbilidad importante, por ejemplo cirrosis y diferentes tipos
de cánceres. Dada su difusión y clasi cación como alimento, el etanol produce más
urgencias toxicológicas que ningún otro tipo de alcohol. La mayoría se clasi can como
voluntarias por el consumo de bebidas alcohólicas. El etanol también se incluye entre los
disolventes industriales.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de la intoxicación etílica varían según la alcoholemia y abarcan
euforia, embriaguez, confusión, letargia, depresión del SNC, ataxia (con los traumatismos
consiguientes por las caídas), estupor, depresión respiratoria, hipotermia, hipotensión,
coma e insuficiencia circulatoria (tabla 9-11).
Alcoholemia
Efectos
(%)
0,05 Pérdida del control de las emociones, sensación de calor, rubefacción de la piel, ligera alteración del juicio
0,1 Habla algo entrecortada, pérdida del control motor fino, emociones inestables, risa inadecuada
0,12 Dificultades para la coordinación y el equilibrio, alteraciones claras de la cognición y del juicio
0,2 Respuesta a los estímulos verbales, habla muy entrecortada, marcha titubeante, diplopía (visión doble),
dificultad para permanecer de pie, pérdida de la memoria
0,3 Se despierta brevemente con los estímulos dolorosos; respiraciones profundas, con ronquera
La intoxicación extrema da lugar a una disminución del nivel del consciencia, di cultad
respiratoria intensa o muerte. El alcohol suele exacerbar las enfermedades previas. La
vasodilatación se sigue de hipotensión e hipotermia, a veces intensa, según el estado del
paciente y del entorno. La vasodilatación también resulta peligrosa porque disminuye el
gasto cardíaco de personas predispuestas.
Fisiopatología
El etanol se absorbe enseguida por el tubo digestivo, sobre todo en el intestino delgado y el
estómago, hacia el torrente sanguíneo, La mayor parte del alcohol consumido se absorbe
antes de 1 h. El etanol atraviesa con facilidad la barrera hematoencefálica, lo que explica
los efectos tóxicos del etanol para el SNC. Aunque todavía no están claros los mecanismos
exactos de estos efectos del etanol, se cree que altera la función de los neurotransmisores
posiblemente de GABA.
Diagnóstico
El estudio de laboratorio de un paciente con una posible intoxicación etílica abarca:
Tratamiento
Hay que obtener una buena historia clínica del paciente para conocer el tipo y la cantidad
de alcohol consumido y la hora de su consumo. El tratamiento consiste fundamentalmente
en medidas de soporte: mantener la vía respiratoria, la respiración y la circulación y
colocar una vía i.v. La monitorización cardíaca está especialmente indicada si el paciente
presenta una cardiopatía conocida. Hay que descartar la ingestión de opiáceos y una
hipoglucemia mediante la administración de naloxona y la determinación de la glucosa en
el suero, respectivamente. La tiamina, un cofactor necesario para procesar el etanol, puede
estar indicada tras un consumo excesivo de alcohol y se puede plantear la hemodiálisis
frente a una intoxicación etílica importante.
Prehospitalario
La vía respiratoria resulta vulnerable por los efectos depresores centrales del etanol. Por
eso, a veces hay que controlar la vía respiratoria si el paciente sufre una intoxicación grave.
Servicio de urgencias
Alucinógenos
Los alucinógenos producen alteraciones visuales (alucinaciones) y modi can la percepción
de la realidad por parte del consumidor. Entre ellos se encuentran sustancias como la
dietilamida del ácido L-lisérgico (LSD), el peyote, la mescalina y las setas sicodélicas. Los
alucinógenos se agrupan en cuatro grandes categorías:
1. Alcaloides indólicos (p. ej., LSD, amida del ácido lisérgico [LSA], psilocina y psilocibina)
2. Piperidinas (p. ej., PCP y ketamina)
3 . Feniletilaminas (p. ej., mescalina, MDMA, metilenodioxianfetamina [MDA] y
metoximetilenodioxianfetamina [MMDA])
4. Cannabinoides (p. ej., marihuana o tetrahidrocannabinol [THC])
Signos y síntomas
Los pacientes que han ingerido alucinógenos pueden mostrar un comportamiento peligroso
y a veces grotesco. Presentan alteraciones cognitivas, incluso trastornos de conducta, del
tipo de agresividad, ideas delirantes o paranoides e ilusiones (alucinaciones) visuales. Los
efectos centrales de la droga consisten en estimulación o depresión, dependiendo de la
sustancia en cuestión, la dosis y el tiempo transcurrido desde la intoxicación. Otros posibles
efectos son hipertensión y taquicardia. La intoxicación por alucinógenos se diferencia de
otras por las alteraciones conductuales y las alucinaciones que produce.
Fisiopatología
La siopatología de las drogas alucinógenas apenas se conoce, pero los efectos principales
se concentran en el SNC. En general, se piensa que los alucinógenos alteran las
concentraciones cerebrales de serotonina y noradrenalina. Se cree que las aminas indólicas
actúan sobre los receptores de serotonina. Los derivados piperidínicos supuestamente
bloquean la recaptación de serotonina, dopamina y noradrenalina. Los derivados
feniletilamínicos bloquean la recaptación de serotonina y noradrenalina e incluso
aumentan su liberación presináptica.
Diagnóstico
El estudio de laboratorio no resulta excesivamente útil en la intoxicación por alucinógenos.
A veces se necesitan estudios concretos para diferenciarlos de otras causas. Puede estar
indicado un cribado amplio de tóxicos para descartar ingestiones simultáneas de sustancias
tóxicas o con rmar un diagnóstico dudoso. Los estudios de imagen solo sirven para evaluar
otras posibles causas de los síntomas del paciente.
Tratamiento
El consumidor de alucinógenos puede acudir al médico por una lesión traumática asociada
al consumo o para aliviar los efectos psicótropos desagradables o molestos de la droga, los
denominados «malos viajes». Los alucinógenos suelen tener muy pocos efectos secundarios
agudos. Algunos pacientes se vuelven agresivos y algunos precisan restricciones físicas o
químicas y la actuación de los agentes de la ley. El tratamiento fundamental consiste en
tranquilizar al paciente y asegurarle de que los efectos de la droga resultan temporales.
La LSD se absorbe por la piel, por lo que es necesario evitar, por todos los medios, la
contaminación cruzada. El trabajo posee suficiente interés por sí mismo.
Prehospitalario
Combata los traumatismos según el protocolo. Recoja una historia clínica meticulosa para
averiguar la etiología correcta y, en última instancia, identificar el alucinógeno.
Servicio de urgencias
Tras realizar una evaluación minuciosa, hay que aislar a los pacientes intoxicados por LSD
para que conserven la calma. En ocasiones se aplica sedación con benzodiacepinas. En los
episodios psicóticos graves está indicado el haloperidol. La intoxicación por LSD dura de 8 a
12 h pero los efectos psicóticos pueden persistir varios días.
Fenciclidina
El alucinógeno más habitual es la fenciclidina (PCP), que se desarrolló en un principio
como anestésico general y luego como tranquilizante para uso veterinario. Al descubrirse la
posibilidad de abuso, fue sustituida por alternativas más seguras. La PCP tiene efectos
estimulantes y depresivos del SNC, y se presenta como polvo cristalino o blanco, líquido o
comprimido.
Signos y síntomas
En dosis bajas (10 mg o menos), la PCP produce una combinación de efectos psicoactivos,
como euforia, desorientación y confusión, y oscilaciones bruscas del ánimo (como ira). Los
signos de consumo de PCP consisten en rubefacción, diaforesis, hipersalivación y vómitos.
En general, las pupilas conservan la reactividad. Las gesticulaciones faciales y el nistagmo
(movimiento ocular involuntario) son efectos conocidos del consumo de PCP en dosis bajas.
Los consumidores de PCP son mucho menos sensibles al dolor, por lo que a veces
parecen dotados de una fuerza sobrehumana. De hecho, la mortalidad en las dosis bajas se
asocia a comportamientos autolesivos debidos a los efectos analgésicos y depresores del SNC
que ejerce la PCP. Recuerde que un paciente sometido a la in uencia de un alucinógeno
supone una amenaza para él mismo y para los demás, incluidos los profesionales que
actúan en la escena.
Las dosis altas de PCP (>10 mg) causan una depresión intensa del SNC, incluso coma.
Son frecuentes la depresión respiratoria, la hipertensión y la taquicardia. La hipertensión
puede ocasionar problemas cardíacos, encefalopatía, hemorragia intracerebral y
convulsiones. La sobredosis con una dosis alta obliga a combatir la parada respiratoria, la
parada cardíaca y el estado epiléptico. Estos pacientes deben ser trasladados enseguida a un
hospital.
La psicosis por PCP de comienzo agudo se da incluso con dosis bajas. Se trata de una
auténtica urgencia psiquiátrica que persiste durante días o semanas después de la
exposición. El comportamiento varía desde la ausencia de la respuesta (estado catatónico)
hasta un estado de agresividad e ira. Estos pacientes son muy peligrosos, por lo que debe
solicitar siempre la compañía de agentes de la ley para trasladarlos a un centro médico
adecuado.
Fisiopatología
La PCP es un anestésico disociativo con propiedades alucinógenas que ejerce efectos
estimulantes y depresores del SNC. Sus efectos simpaticomiméticos probablemente se deban
a una inhibición de la recaptación de dopamina y noradrenalina. Esta droga también actúa
sobre los receptores nicotínicos opioides, surte efectos colinérgicos y anticolinérgicos, es
antagonista del glutamato en los receptores NMDA y modula la vía dopamínica. Sin duda,
la PCP produce algunas de las interacciones más complejas que se conocen y que continúan
examinando los investigadores. La PCP se metaboliza en el hígado y tiene una semivida
aproximada de 15 a 20 h.
Diagnóstico
La historia clínica del paciente es imprescindible para efectuar el diagnóstico de la
intoxicación por PCP. El análisis de laboratorio abarca un cribado de tóxicos en orina, un
per l metabólico, el análisis de la glucosa sérica, un hemograma completo y una
gasometría arterial. Los pacientes intoxicados por la PCP suelen presentar leucocitosis y un
aumento de BUN y de creatinina. La rabdomiólisis se evalúa midiendo la creatinina cinasa
en el suero y los niveles urinarios de mioglobina.
Tratamiento
El tratamiento fundamental consiste en tranquilizar al paciente indicándole que los efectos
de la droga son temporales. Debe recoger una buena historia clínica del paciente para
establecer la etiología correcta de los signos y síntomas e identi car el alucinógeno
ingerido. La historia debe incluir el tipo y la cantidad de droga ingeridos, así como la hora
de la ingestión. Si el paciente está gravemente intoxicado, probablemente será necesaria su
intubación endotraqueal.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Está indicada la monitorización cardíaca de todo paciente con una posible sobredosis de
PCP y una cardiopatía conocida. El paciente debe permanecer tranquilo y hay que evitar
cualquier movimiento brusco, iluminación brillante o ruidos. A veces se precisan resecciones
físicas o químicas si el paciente se pone agresivo o muestra un comportamiento errático.
Con este n, se pueden emplear benzodiacepinas. Los antipsicóticos, como el haloperidol,
no deben administrarse a pacientes intoxicados por PCP, porque pueden inducir arritmias
cardíacas o convulsiones. Hay que descartar el consumo de opiáceos y una hipoglucemia.
Agentes tóxicos en el domicilio y el lugar de trabajo
Alcoholes tóxicos
Etilenglicol
El etilenglicol, uno de los alcoholes tóxicos, está presente en los anticongelantes de los
automóviles, en el líquido o limpiaparabrisas y en los descongelantes. Se utiliza para evitar
el sobrecalentamiento y congelación de elementos. Dado su sabor dulce, es más fácil que los
niños y las mascotas lo ingieran por accidente y en cantidades importantes. Sin embargo, el
70% de las intoxicaciones por etilenglicol se dan en adultos y la mayoría de las exposiciones
son accidentales. La toxicidad se debe a la conversión de este alcohol en metabolitos. Según
el informe anual del American Association of Poison Control Centers National Poison Data
System de 2007, la evolución de cerca de 900 intoxicaciones resultó leve, la de 150, grave, y
la de 16 se siguió de la muerte.
Signos y síntomas
• Estadio 1 (1-12 h después de la ingestión): se caracteriza por efectos centrales, del tipo
de habla entrecortada, ataxia, somnolencia, náuseas y vómitos, convulsiones,
alucinaciones, estupor y coma.
• Estadio 2 (12-36 h después de la ingestión): se caracteriza por efectos
cardiopulmonares, como taquipnea, cianosis, edema pulmonar o parada cardíaca.
• Estadio 3 (24-72 h después de la ingestión): afecta al sistema renal y se caracteriza por
dolor en el flanco, oliguria, cristaluria, proteinuria, anuria, hematuria o uremia.
No todos los pacientes recorren todos los estadios. En función de la siología y de las
enfermedades previas del paciente, así como de la cantidad ingerida, algunos presentarán
síntomas potencialmente mortales desde el principio. Estos signos y síntomas
potencialmente mortales son postración, cefalea, depresión del SNC, di cultad respiratoria,
acidosis metabólica, insuficiencia circulatoria, insuficiencia renal, convulsiones y coma.
Fisiopatología
El etilenglicol se metaboliza hacia ácido glicólico y ácido oxálico por la enzima alcohol
deshidrogenasa del hígado. Estos dos metabolitos son responsables de casi la totalidad de
las intoxicaciones importantes, de la acidosis y del daño renal asociados a la ingestión de
etilenglicol. El ácido oxálico secuestra y ja el calcio del organismo para formar oxalato
cálcico, que se precipita y forma cristales. Este proceso tiene dos efectos perjudiciales. En
primer lugar, produce hipocalcemia, que aumenta el riesgo de arritmias cardíacas. En
segundo lugar, produce artralgias graves en el lugar donde se depositan los cristales. Los
cristales de ácido oxálico causan graves daños en el hígado y los riñones, pero la
destrucción no suele manifestarse hasta que se acumula una cantidad su ciente del
metabolito tóxico. El umbral de la toxicidad del etilenglicol se ha establecido en 1 a 2
ml/kg.
Diagnóstico
Los pacientes que han ingerido etilenglicol pueden mostrar una exploración física inicial sin
interés hasta que se acumulan metabolitos tóxicos en cantidad su ciente para producir
signos y síntomas. La osmolalidad sérica permite calcular el hiato osmolar. Otra posibilidad
es emplear una prueba colorimétrica cualitativa para detectar la presencia del etilenglicol
en el suero (Long, 2008). Además, están indicados el análisis de orina y la determinación
del calcio sérico y una gasometría arterial. El análisis de orina puede revelar la presencia de
cristales de oxalato cálcico, un signo del estadio tardío.
Tratamiento
Los pilares para el tratamiento de la intoxicación por etilenglicol son las medidas de
soporte, la administración del antídoto y la hemodiálisis. Las medidas de soporte se centran
en mantener permeable la vía respiratoria. Como antídoto se puede administrar etanol o
fomepizol. Los dos son inhibidores competitivos de la alcohol deshidrogenasa. El
tratamiento con cofactores como piridoxina (vitamina B6) y tiamina (vitamina B1) también
permite intensi car el metabolismo del etilenglicol. Sin embargo, el tratamiento de nitivo
de la intoxicación por el etilenglicol consiste en una hemodiálisis.
Prehospitalario
Además del tratamiento básico, recoja la historia clínica del paciente de forma detallada,
sobre todo la hora de ingestión. Coloque una vía i.v. para la rehidratación y la
administración del antídoto en casos extremos. Si ha transcurrido menos de 1 h desde la
ingestión, el carbón activado puede surtir efecto, si no existe ninguna contraindicación.
Aplique bicarbonato sódico frente a la acidosis metabólica y diacepam frente a las
convulsiones, si procede. Traslade enseguida al paciente a un hospital para la hemodiálisis.
Servicio de urgencias
El antídoto tradicional para combatir la intoxicación por etilenglicol ha sido el etanol, que
suele aplicarse por vía i.v. pero también por vía oral. El fomepizol es el antídoto más
reciente y actúa de forma similar a como lo hace el etanol. Este es un inhibidor competitivo
de la alcohol deshidrogenasa e impide la formación de metabolitos tóxicos. El etilenglicol
por sí mismo se excreta de forma inocua por los riñones. Dentro del organismo, la semivida
habitual del etilenglicol es de 5 h pero, si se administra etanol, se prolonga hasta 17. Los
niveles séricos de etanol se monitorizan para mantener una dosis adecuada de etanol.
Isopropanol
El isopropanol o alcohol isopropílico es uno de los alcoholes tóxicos, aunque su toxicidad es
mucho menor que la del metanol o la del etilenglicol. El isopropanol (alcohol de fricción) es
un disolvente doméstico industrial corriente y contribuye a muchas exposiciones tóxicas.
Además, es un artículo doméstico habitual que se encuentra en colutorios, lociones para la
piel y desinfectantes de manos. Cada año se noti can miles de exposiciones al isopropanol,
pero muy pocas de tipo mortal. El isopropanol suele ser objeto de abuso, como alternativa
al etanol. En dosis altas produce hipotensión grave e isquemia cardíaca.
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Como sucede con otras intoxicaciones, hay que medir la glucosa sérica para descartar
causas alternativas. Plantéese la administración de naloxona si el paciente presenta una
depresión respiratoria, que pudiera deberse a la ingestión concomitante de opiáceos u
opioides. Dada la toxicidad reducida de los metabolitos del isopropanol, no está indicado el
tratamiento con etanol. De hecho, este abordaje podría exacerbar la depresión del SNC y la
hipotensión, las principales complicaciones que pueden poner en peligro la vida en una
intoxicación por isopropanol.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Metanol
El metanol (alcohol metílico o de la madera), un disolvente doméstico muy corriente, forma
parte de los líquidos limpiaparabrisas, pinturas, tratamientos con gasolina y latas de
combustibles como externo. El metanol es muy utilizado en la industria como disolvente y
reactivo. La intoxicación suele obedecer a la ingestión oral; basta con un trago para
ocasionar una intoxicación grave. El metanol también se puede ingerir de forma voluntaria
como sucedáneo del etanol, pero la mayoría de las veces la causa es accidental. El metanol
se absorbe asimismo por la piel pero no demasiado. Por otro lado, dada su gran volatilidad,
se inhala fácilmente.
Signos y síntomas
El metanol produce una embriaguez inicial, aunque menor que la de otros alcoholes. Los
primeros signos y síntomas remedan una intoxicación etílica, con habla entrecortada,
ataxia, somnolencia, y náuseas y vómitos. Los signos y síntomas de la intoxicación más
grave consisten en sedación, ataxia, cefalea, vértigo, náuseas y vómitos, dolor abdominal,
di cultad respiratoria, convulsiones y coma. La característica inicial de la intoxicación por
metanol son las alteraciones visuales, por ejemplo la visión borrosa o la opacidad visual.
Los síntomas comienzan de forma rápida, en un plazo de tan solo 30 min, o se retrasan
hasta 30 h, en función de la dosis y de la vía de entrada. Una vez que han pasado los
primeros síntomas, ocurre un segundo brote sintomático entre 10 y 30 h después de la
exposición. Aparece una ceguera completa o síntomas similares a los de una ceguera
temporal por el resplandor de la nieve, acidosis e insu ciencia respiratoria, sobre todo si se
ingiere al mismo tiempo etanol. La fase asintomática larga no evita necesariamente la
intoxicación posterior. La mortalidad se asocia a acidosis grave y edema cerebral.
Las alteraciones visuales exigen la exploración por un oftalmólogo. Las pupilas pueden
dilatarse y responder mínimamente. A veces se in ama la papila óptica y aparece ceguera
a los pocos días a medida que se blanquea la papila.
Fisiopatología
El metanol es una protoxina que se excreta fácilmente por los riñones si escapa a la
conversión hepática. Dentro del hígado, la enzima alcohol deshidrogenasa la transforma en
formaldehído, un metabolito intermedio de vida corta. El formaldehído se convierte después
por la enzima aldehído deshidrogenasa en ácido fórmico, el responsable de la totalidad de
la toxicidad importante, entre otras la acidosis metabólica y la ceguera. El comienzo de los
síntomas tóxicos suele retrasarse de 12 a 24 h hasta que se acumulan los metabolitos
tóxicos.
Diagnóstico
Tratamiento
Como sucede con otras intoxicaciones, hay que medir la glucosa sérica para descartar otras
causas. Plantéese la administración de naloxona si el paciente presenta depresión
respiratoria por una posible ingestión simultánea de opiáceos u opioides
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Monóxido de carbono
El monóxido de carbono es la principal causa de morbilidad y mortalidad por intoxicación
en EE. UU. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) informan de más de
2.500 muertes anuales por esta causa en este país. Cada año se solicita la asistencia médica
de hasta en 40.000 ocasiones por una intoxicación de este tipo. El monóxido de carbono es
un gas incoloro e inodoro producido por la combustión incompleta de los combustibles
orgánicos. Las fuentes son los hornos domésticos, los calentadores, los generadores, y las
estufas de gas, los vehículos de motor y el humo de los incendios domésticos. Cualquier
motor de gasolina o de propano, no solo de un vehículo, puede producir monóxido de
carbono.
Signos y síntomas
Los síntomas de la intoxicación por monóxido de carbono varían desde cuadros leves hasta
mortales, dependiendo de la concentración del gas y del tiempo de exposición. Muchos
pacientes presentan fatiga, cefalea, mialgias, náuseas y vómitos. La intoxicación grave
produce dolor torácico, disnea, síncope, ataxia, convulsiones y coma. El monóxido de
carbono, en concentraciones altas, se considera una sustancia noqueadora, es decir,
causante de una toxicidad rápida con pérdida del conocimiento. Aparte de la toxicidad
celular primaria, los efectos tóxicos combinados del monóxido de carbono abarcan isquemia
miocárdica, disminución de la contractilidad o vasodilatación e hipotensión. Los pacientes
con enfermedades cardiovasculares de base corren más riesgo de padecer estos efectos
adversos, por lo que es importante recoger con detalle los antecedentes personales.
Las constantes vitales del paciente con una intoxicación por monóxido de carbono son
a veces normales, pero en otras se aprecian taquicardia, taquipnea e hipotensión. La
saturación de oxígeno suele ser normal, porque la pulsioximetría no diferencia entre la
carboxihemoglobina y la oxihemoglobina (v. capítulo 3). La presión arterial y la perfusión
periférica se pueden calibrar mediante el llenado capilar. La piel de color rojo cereza, un
signo clásico de la exploración, se explica por la presencia de sangre venosa oxigenada
como consecuencia de la incapacidad de la hemoglobina para soltar el oxígeno y de los
tejidos para extraerlo. Este signo es raro y, habitualmente, aparece tardíamente. La palidez
es más habitual. En la auscultación pulmonar puede aparecer edema causado por
insu ciencia cardiogénica o toxicidad pulmonar primaria. Salvo las náuseas y los vómitos,
la exploración del abdomen resulta, casi siempre, normal.
En la exploración neurológica, las alteraciones ligeras de la marcha y del equilibrio
denotan una exposición importante, mientras que la alteración de consciencia y las
convulsiones revelan una intoxicación grave. Algunos pacientes presentan dé cits
neurológicos focales por el ictus inducido por el monóxido de carbono. La cascada de
toxicidad y lesión diferida explican las secuelas neurológicas tardías de algunos pacientes
intoxicados por el monóxido de carbono. Contrariamente a los dé cits focales causados por
la hipoxia tisular localizada, estas secuelas suelen afectar a la memoria, la personalidad y el
comportamiento. Algunos síntomas no aparecen hasta varias semanas después de la
recuperación del episodio agudo. Si el paciente ha perdido el conocimiento o tiene períodos
de hipotensión, corre riesgo de presentar estos efectos adversos diferidos aunque resulta
imposible predecir su aparición o intensidad.
Fisiopatología
El monóxido de carbono induce toxicidad por diversas vías. La más evidente es su efecto
sobre la función de la hemoglobina. El monóxido de carbono tiene más a nidad que el
oxígeno por los lugares que el hemo ofrece para la unión al oxígeno. Además, inhibe la
liberación de oxígeno por la hemoglobina. Esta combinación explica la menor oxigenación
de los tejidos, a pesar de la presión parcial normal del oxígeno disuelto en la sangre.
Además, la citocromo oxidasa mitocondrial es ligada por el monóxido de carbono, lo que
reduce la actividad celular y altera la producción de energía mediante la fosforilación
oxidativa. Los efectos de la intoxicación por monóxido de carbono se parecen a los de la
producida por cianuro. La unión del monóxido de carbono a la mioglobina miocárdica
reduce la extracción de oxígeno por los miocardiocitos y contribuye a la toxicidad cardíaca.
Por último, la intoxicación por del monóxido de carbono desencadena una oleada de daño
tisular por la formación de radicales libres, mediadores in amatorios, la peroxidación
lipídica tardía y la apoptosis celular (muerte celular programada).
Diagnóstico
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Al tratar la exposición al monóxido de carbono, hay que recordar que las mujeres
embarazadas constituyen un grupo especial. La hemoglobina fetal se puede unir al
monóxido de carbono con más a nidad que la materna, lo que da lugar a una
concentración elevada de carboxihemoglobina en el feto, a lo que se suma la menor
liberación del oxígeno materno. Los niveles de carboxihemoglobina maternos no re ejan
necesariamente los fetales. Se han descrito intoxicaciones fetales graves, dé cits
neurológicos prolongados y muerte fetal con la exposición materna. Al parecer, estos
desenlaces desfavorables son más frecuentes si la madre presenta síntomas llamativos. Los
hijos de madres con una intoxicación leve por monóxido de carbono han evolucionado
satisfactoriamente.
El tratamiento con oxígeno hiperbárico supone una amenaza teórica para el feto,
aunque no se ha cuanti cado este riesgo. Las mujeres embarazadas intoxicadas por
monóxido de carbono precisan tratamiento con oxígeno hiperbárico si presentan síntomas
importantes. Como en el caso de los demás pacientes, se desconoce el nivel concreto de
carboxihemoglobina a partir del cual debe aplicarse esta terapia, aunque sea propuesto un
nivel del 20%.
Corrosivos
Los corrosivos constituyen una amplia categoría de sustancias químicas que corroen el
metal y destruyen los tejidos con los que contactan. Algunos organismos estadounidenses,
como el Department of Transportation (DOT) y la Environmental Protection Agency (EPA),
de nen los parámetros precisos de las disoluciones corrosivas. La corrosividad de una
disolución, esto es, su capacidad para oxidar y desintegrar químicamente los materiales con
los que entra en contacto, se determina por su pH. La escala estandarizada de pH varía
desde una cifra ácida tan baja como 0 hasta otra alcalina tan alta como 14. El pH neutro o
normal es de 7,0. Los ácidos y los álcalis son ambos corrosivos. Los ácidos tienen un pH
bajo: el DOT de ne un ácido fuerte como una disolución con un pH inferior a 2. Las bases
tienen un pH alto: el DOT de ne una base (álcali) fuerte como una disolución con un pH
superior a 12,5. Por supuesto, se trata de umbrales de pH aproximados. Una disolución con
un pH de 4 no cumple la de nición rigurosa de ácido pero puede causar una enorme
destrucción si penetra en el ojo y este no se lava de inmediato.
Los ácidos y las bases son incompatibles, lo que signi ca que reaccionan de manera
violenta si entran en contacto disoluciones concentradas de ácidos y bases. En general, se
genera calor, pero la reacción también puede originar gases tóxicos. Por ejemplo, la mezcla
de la lejía doméstica (hipoclorito) con un limpiador basado en amoníaco produce gas cloro.
En el cuadro 9-2 se ofrecen ejemplos de ácidos y bases.
Cuadro 9-2 Algunos ácidos y bases
Los ácidos están presentes en nuestra vida diaria. En el hogar los utilizamos para
desatascar las tuberías, tratar las piscinas, pulir los metales y limpiar cualquier cosa, desde
la taza del inodoro hasta las llantas de las ruedas. Los ácidos también se encuentran en los
alimentos que ingerimos. El vinagre, por ejemplo, se compone de un 5 a un 10% de ácido
acético y muchos refrescos contienen ácido fosfórico.
En la industria, los ácidos se utilizan como reactivos químicos, catalizadores,
limpiadores industriales y neutralizantes. El ácido sulfúrico se utiliza en cantidades tan
grandes que algunos países establecen su producto interior bruto (PIB) según la cantidad de
ácido sulfúrico producida y utilizada cada año.
Las disoluciones alcalinas, también conocidas como cáusticos y bases, están tan
presentes en nuestro entorno como los ácidos. En el hogar y en la industria cumplen las
mismas funciones que los ácidos. Se emplean en limpiadores de tazas de inodoros,
desatascadores, lejía doméstica y disoluciones limpiadoras basadas en amoníaco. En la
industria se usan como reactivos, neutralizantes y limpiadores.
El amoníaco es un corrosivo muy utilizado y asequible y una sustancia in amable. Se
utiliza en agricultura como fertilizante y en la industria como refrigerante (en forma de gas
licuefactado) y reactivo químico. Además de estos usos legítimos, el amoníaco es un
ingrediente fundamental para la producción de metanfetamina. Cada año se producen más
lesiones por la posesión y uso ilícitos del amoníaco. Algunas personas han fallecido por
quemaduras químicas producidas por este gas in amable, que puede in amarse durante la
fabricación («cocción») de metanfetamina. Se precisa una precaución extrema para acudir a
un aviso de lesión por amoníaco en circunstancias sospechosas. Este tipo de avisos se
producen en mitad de la noche en una zona rural o en una básicamente residencial. Solicite
la ayuda de la policía para garantizar la seguridad de la escena y descartar la presencia de
otros peligros químicos antes de continuar.
Signos y síntomas
Las quemaduras alcalinas del estómago, en las ingestiones tóxicas, suelen ser más
graves que las quemaduras ácidas, puesto que el cáustico disuelve la mucosa protectora del
estómago, y aumenta el riesgo de ulceración y perforación.
Fisiopatología
La siopatología de las diversas exposiciones a los ácidos y álcalis varía mucho. En primer
lugar, las quemaduras por ácidos y álcalis son muy distintas. Los ácidos tienden a producir
necrosis por las proteínas desnaturalizadas, que forma una escara; la escara limita la
penetración del ácido en un proceso denominado necrosis por coagulación. En cambio, los
álcalis suelen producir una necrosis por licuefacción. (El ácido uorhídrico, que tiende a
producir una necrosis por licuefacción similar al de la alcalina, constituye una excepción a
esta norma.) La necrosis por licuefacción es una lesión más penetrante, en la que se rompen
y disuelven las membranas celulares, formando en esencia jabón. Así pues, una
característica de la exposición a los cáusticos es que la piel se vuelve aceitosa o viscosa. Este
proceso, denominado saponificación, ocasiona una quemadura más profunda y difícil de
descontaminar. En este tipo de exposiciones el dolor suele diferirse.
Diagnóstico
Se requiere un estudio de laboratorio para con rmar las exposiciones más corrosivas. El
grado de estudio depende del tipo de corrosivo, la super cie de la quemadura y la vía de
exposición. Las quemaduras localizadas no suelen exigir análisis de laboratorio, debido a los
efectos circunscritos de la exposición. Sin embargo, las quemaduras graves obligan a
solicitar un hemograma completo con hemoglobina/hematocrito, una glucemia, los
electrólitos, la creatinina, el BUN y la CPK, un per l de coagulación y un análisis de orina.
Las quemaduras por ácido clorhídrico obligan a determinar el calcio, el magnesio y el
potasio para averiguar la magnitud de la intoxicación e identi car cualquier efecto
sistémico, aparte de análisis más amplios en función de la gravedad de la exposición. La
exposición al fenol exige el análisis del hemograma, electrólitos, creatinina, pruebas de
función hepática y orina.
Tratamiento
Prehospitalario
El ácido crea una quemadura química en el lugar de contacto. Cuanto más tiempo
permanezca el ácido en contacto con la piel, los ojos o el tubo digestivo, más grave será la
quemadura. La descontaminación externa surte efecto para eliminar el ácido. Aunque los
ácidos reaccionan con el agua, los medios descontaminantes más e caces son el jabón
simple y el agua o simplemente el agua. Este método de descontaminación resulta seguro
porque las cantidades abundantes de agua eliminan cantidades relativamente pequeñas de
ácido. El calor generado durante la reacción química lo absorbe el agua fría. Procure no
inducir una hipotermia al descontaminar a los pacientes durante más de unos minutos.
Servicio de urgencias
Consideraciones especiales
Las formas elementales de litio, potasio, sodio y magnesio reaccionan con el agua para
formar álcalis. Así pues, no irrigue con agua. Más bien, cubra la zona con aceite mineral y
elimine manualmente, con unas pinzas, el material cáustico.
Ácido nítrico
Aminas aromáticas
Anilina, colorantes
Arsina
Cloratos
Clorobenceno
Cromatos
Dimetiltoluidina
Naftaleno
Nitrato de plata
Nitritos (como butilnitrito e isobutilnitrito)
Nitroanilina
Nitrobenceno
Nitrofenol
Nitrofuranos
Nitrosobenceno
Óxidos nítricos
Óxidos nitrosos
Productos de la combustión
Resorcinol
Trinitrotolueno
Signos y síntomas
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
Prehospitalario
Las exposiciones leves remiten por sí solas, y las más graves exigen la intervención con
tratamiento de soporte y antídoto. Los suplementos de oxígeno son cruciales para que la
hemoglobina restante se sature completamente se oxígeno. Los pacientes con
contraindicaciones para la aplicación de azul de metileno mejoran con el oxígeno
hiperbárico.
Organofosforados Carbamatos
Acetato Sevin
Azinfos-metilo Aldicarb
Clorpirifos Carbarilo
Demetón Carbofurano
Diazinona Metomil
Diclorvos Propoxur
Etión
Malatión
Paratión
Ronnel
Tetraetilpirofosfato
Signos y síntomas
Fisiopatología
Una vez que se ha conducido la señal, el neurotransmisor debe eliminarse. Las enzimas,
proteínas que ejecutan procesos metabólicos vitales, son los obreros de la célula. La
acetilcolinesterasa es la enzima que descompone la acetilcolina en acetato y colina después
de la conducción del impulso. Los organofosforados inhiben las carboxilesterasas en general
y la enzima acetilcolinesterasa en particular.
Repaso rápido
Reglas nemotécnicas de los signos y síntomas de la intoxicación por órganos fosforados y carbamatos
SLUDGE BBM:
S Salivación
L Lagrimeo
U Micción (Urination)
D Defecación
G Trastornos Gastrointestinales
E Emesis
B Bradicardia
B Broncoconstricción
M Miosis
DUMBBELS:
D Diarrea
U Micción (Urination)
M Miosis
B Bradicardia
B Broncorrea
E Emesis
L Lagrimeo
S Salivación
MTWtHF:
Diagnóstico
Tratamiento
Cuando trate a un paciente con una intoxicación por organofosforados deberá tener mucho
cuidado para evitar la contaminación cruzada desde la víctima (cuadro 9-5). Hay que retirar
y aislar la ropa del paciente (en una bolsa o apartada del entorno inmediato). Deberá
llevar una indumentaria protectora personal, que incluya guantes, bata y protección ocular,
cuando trate al paciente. Además, algunos organofosforados y carbamato son volátiles y
puede exigirse una protección respiratoria. En el vómito puede haber una cantidad
importante del veneno, que se debe aislar y manipular cuidadosamente.
Reproducido a partir de Currance PL, Clements B, Bronstein AC: Emergency care for hazardous materials exposure, ed 3, St
Louis, 2005, Mosby.
Prehospitalario
Para que la 2-PAM resulte e caz, ha de administrarse antes de que ocurra el proceso de
«envejecimiento». En cambio, los carbamatos (como el pesticida Sevin) no contienen un
grupo organofosfato aunque puedan unirse a la enzima acetilcolinesterasa. Como los
carbamatos no poseen un grupo organofosfato, no se precisa la 2-PAM como antídoto. Basta
con administrar atropina para secar las secreciones de los pacientes con los síntomas
SLUDGE (v. cuadro «Repaso rápido»). El tratamiento médico habitual consiste en oxígeno
con un flujo elevado y tratamiento intravenoso.
Servicio de urgencias
Los signos y síntomas de la intoxicación por destilados del petróleo varían mucho según las
propiedades concretas del hidrocarburo, la vía de entrada y la cantidad ingerida de la
sustancia química. Por suerte, la mayoría de las intoxicaciones por hidrocarburos no son
graves y menos del 1% requieren de la intervención médica. No obstante, algunos
hidrocarburos o derivados son sumamente peligrosos o mortales.
Fisiopatología
Los hidrocarburos afectan, por regla general, al SNC. Se absorben fácilmente por la piel y
cambian, al parecer, las propiedades (como la uidez) de las membranas de las neuronas
del SNC a medida que se disuelven. Algunos hidrocarburos producen cáncer y otros son
protoxinas, con metabolitos nocivos. La volatilidad de una sustancia, que es una medida de
la presión del vapor, indica el grado de amenaza para el aparato respiratorio. Cuanto
mayor es la presión de vapor, más se concentra la sustancia química en la atmósfera y más
volátil es. Esta mayor volatilidad comporta, asimismo, una mayor capacidad de
inflamación.
Diagnóstico
En la intoxicación por destilados del petróleo está indicado el estudio de laboratorio. Hay
que solicitar el hemograma, ya que la exposición crónica al benceno produce leucemia y
anemia aplásica. Asimismo se realizará un análisis bioquímico básico de glucosa, BUN,
creatinina y electrólitos. También hay que determinar las transaminasas hepáticas y los
niveles séricos de la creatina cinasa (para reconocer la rabdomiólisis). Los estudios de
imagen del tórax se precisan si se sospecha una aspiración de destilados del petróleo.
Tratamiento
Prehospitalario
Una buena historia clínica del paciente y la descontaminación externa minuciosa son
cruciales. Hay que observar al paciente para averiguar qué hidrocarburo concreto ha
ingerido y en qué cantidades. En general, los efectos más tóxicos ocurren en el SNC. El
carbono activado no se une con e cacia a todos los hidrocarburos pero sí lo hace al
queroseno y al aguarrás. El lavado gástrico está indicado si el paciente ha ingerido
alcanfor, hidrocarburos halogenados, hidrocarburos aromáticos, hidrocarburos que
contienen metales pesados o hidrocarburos que contienen pesticidas (CHAMP).
Servicio de urgencias
Materiales peligrosos
La exposición a material peligroso supone una amenaza para todas las comunidades a las
que prestamos nuestros servicios como profesionales sanitarios. Hay materiales peligrosos,
por ejemplo, en las re nerías locales, en las fábricas y en las plantas industriales que
fabrican multitud de productos químicos. Estas mercancías peligrosas recorren nuestras
autopistas y vías de ferrocarril, y pasan por los aeropuertos durante su transporte por el
país. El material peligroso se fabrica también en laboratorios ilegales de metanfetaminas de
la vecindad o de áreas rurales.
Hay que estar muy atentos a estas amenazas al aproximarse a una escena o situación
peligrosa y si la presentación cardinal del paciente revela que ha podido exponerse a este
tipo de material. La educación continuada lo ayudará a permanecer informado de los
riesgos de su región geográ ca y mantenerse al día con los protocolos locales y guías
nacionales de actuación. La evaluación AMLS proporciona un enfoque sistemático para la
recogida e ciente y minuciosa de la historia clínica a n de reconocer de inmediato las
exposiciones potencialmente mortales y los diagnósticos relacionados y actuar en
consecuencia.
El material peligroso es toda sustancia que suponga una amenaza irracional para la
salud, la seguridad o el ambiente. Abarca los corrosivos, las sustancias radiactivas y el
material in amable. Las sustancias peligrosas se pueden inhalar, ingerir o absorber a través
de la piel. La presentación cardinal del paciente expuesto es tan variada como la
inmensidad de materiales peligros y sus vías de exposición y niveles de toxicidad. Los
pacientes con enfermedades médicas, inmunodepresión o en ambos extremos de edad
corren un riesgo más alto debido a los problemas de perfusión. Muchos sujetos sufren
lesiones traumáticas, aparte de la urgencia médica asociada a la exposición, lo que
determina una evaluación sobrecogedora y desafíos terapéuticos a los profesionales
sanitarios.
Es imprescindible efectuar una evaluación primaria e ciente para identi car enseguida
los peligros vitales y combatirlos, no solo por la propia seguridad sino también para
disminuir la morbilidad y mortalidad del paciente. A través de la evaluación AMLS se
averiguan rápidamente y se tratan con decisión los diagnósticos urgentes/críticos y aquellos
que no ponen la vida en peligro.
Identificación y rotulación
La presencia de material peligroso se identi ca mediante el uso de placas, documentación
de envío, etiquetas o pictogramas que revelan el tipo de mercancía peligrosa, la naturaleza
y el grado de alteración para la salud esperado en caso de exposición y los signos y
síntomas de la misma. Todos los profesionales sanitarios deben saber interpretar los rótulos
del material peligroso o disponer de acceso inmediato a guías u organismos que les ayuden
a la identi cación. Los profesionales que no reconozcan los rótulos de los productos
peligrosos corren el riesgo de entrar, sin saberlo, en una zona contaminada o de iniciar el
tratamiento de un paciente expuesto sin haber completado previamente los procedimientos
adecuados de descontaminación.
• El tipo de contenedores que deben emplearse para el transporte de los distintos tipos de
mercancías peligrosas
• La rotulación de dichos contenedores
• Las formas de transporte que se pueden utilizar
• El tipo de documentación que debe acompañar al contenedor del transporte
La OSHA obliga a los fabricantes químicos a elaborar chas técnicas de la seguridad del
material (MSDS; Material Safety Data Sheets) para cada sustancia química desarrollada,
almacenada o utilizada en EE. UU. Estas chas contienen instrucciones para la
manipulación y almacenamientos seguros de las sustancias químicas y describen las
medidas de emergencia en caso de exposición. Las chas deben conservarse en todo
momento junto con la sustancia química.
Algunas guías y libros publicados proporcionan instrucciones detalladas para la
manipulación y el transporte seguros de distintos tipos de material peligroso:
Categoría Explosivos
1
Categoría Gases
2
División Oxidantes
5.1
Categoría Corrosivos
8
Tomado de U.S. Department of Transportation, National Highway Traffic Safety Administration: EMT-Paramedic national
standard curriculum, Washington DC, 1997, The Department.
Categorías/división Notas
CATEGORÍA 1: Las placas y rótulos de explosivos llevan el color naranja y un símbolo que muestra una bola explosiva
EXPLOSIVOS con fragmentos en la parte superior y el número de la división (1.1 a 1.6) en la inferior. En el centro
División 1.1: del símbolo aparece la palabra «explosivo» o un código de identificación de cuatro números.
peligro de
detonación masiva
División 1.2:
peligro de
detonación masiva
con fragmentos
División 1.3:
peligro de incendio
con estallido
mínimo o peligro
de proyectil
División 1.4:
sustancias
explosivas sin
peligros
significativos
División 1.5:
explosivos muy
insensibles
División 1.6:
explosivos
extremadamente
insensibles
CATEGORÍA 2: Las placas y rótulos de los gases comprimidos y licuefactados llevan el color rojo (inflamable), verde
GASES (no inflamable) o blanco (venenoso); tienen un símbolo de fuego, un símbolo de una botella de gas o
División 2.1: gases una calavera y huesos en cruz en la parte superior, junto con el número de la división (2.1 a 2.3) en la
inflamables parte inferior. Estos símbolos llevan el rótulo «gas inflamable», «gas no inflamable» o «gas venenoso» o
un código de identificación de cuatro números en el centro.
División 2.2: gases
no inflamables
CATEGORÍA 3: Las placas y rótulos para líquidos inflamables o combustibles llevan el color rojo, un símbolo de llama
LÍQUIDOS en la parte superior y el número de división (3.1 a 3.3) en la inferior. En el centro aparece el texto
INFLAMABLES O «líquido inflamable» o «líquido combustible» o un código de identificación de cuatro números.
COMBUSTIBLES
División 3.1:
líquidos con punto
de ignición <–18
°C
División 3.2:
líquidos con punto
de ignición de –18
a 23 °C
División 3.3:
líquidos con punto
de ignición de 23 a
61 °C
Líquidos
combustibles
CATEGORÍA 4: Las placas y rótulos para sólidos inflamables llevan franjas rojas y blancas (sólidos inflamables), roja
SÓLIDOS sobre blanca (sólidos y líquidos espontáneamente combustibles), o azul (peligroso en caso de
INFLAMABLES humedad); el símbolo de la llama en la parte superior, y el número de la división (4.1 a 4.3) en la
División 4.1: inferior. En el centro aparece el texto «sólido inflamable», «espontáneamente combustible» o «peligro
División 4.2:
sólidos y líquidos
espontáneamente
combustibles o
pirofóricos
División 4.3:
peligro en caso de
humedad
CATEGORÍA 5: Las placas y rótulos de las sustancias oxidantes llevan un color amarillo, un símbolo con una «O» con
SUSTANCIAS llamas en la parte superior y el número de la división (5.1 a 5.2) en la inferior. En el centro aparece el
OXIDANTES texto «oxidante» o «peróxido orgánico» o un código de identificación de cuatro números.
División 5.1:
sustancias
oxidantes
División 5.2:
peróxidos
orgánicos
CATEGORÍA 6: Las placas y rótulos del material venenoso líquido o sólido y del material infeccioso llevan un color
SUSTANCIAS blanco, una calavera y huesos en cruz, un símbolo biomédico o cereales con una X que los atraviesa
VENENOSAS E (según el material) en la parte superior y el número de la división (6.1 a 6.2) en la inferior. En el
INFECCIOSAS centro de los símbolos aparece el texto «veneno», «material infeccioso», «mantener alejado de los
venenos
División 6.2:
sustancias
infecciosas
CATEGORÍA 7: Las placas y rótulos de material radiactivo tienen un color amarillo sobre blanco, llevan el símbolo
SUSTANCIAS «propulsor» radiactivo en la parte superior y el número 7 en la inferior. Los rótulos deben identificar
RADIACTIVAS el radioisótopo y la actividad en el prospecto. En el centro aparecen los números romanos I, II o III
para identificar el nivel de peligro y el tipo de recipiente y un espacio para escribir la información
específica. La numeración I, II o III designa la cantidad de radiación detectable desde el exterior del
envase. En el centro de los rótulos aparece el texto «material radiactivo» o un código de identificación
de cuatro números.
CATEGORÍA 8: Las placas y rótulos de material corrosivo tienen un color blanco sobre negro, un símbolo que muestra
MATERIALES un tubo de ensayo vertiendo líquidos sobre un pulgar humano y un trozo de acero en la parte
CORROSIVOS superior, así como el número 8 en la inferior. En el centro aparece el texto «corrosivo» o un código de
identificación de cuatro números.
CATEGORÍA 9: Las placas y rótulos del material peligroso misceláneo llevan franjas en blanco y negro, y el número 9
OTROS en la parte inferior. En el centro aparece un código de identificación de cuatro números.
MATERIALES
PELIGROSOS
Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.
Cuadro 9-7 Organismos que ofrecen asistencia en los incidentes con material
peligroso*
Organismos federales
National Guard
Organismos de gestión de emergencias estatales
State Environmental Protection Agency
Departamentos de Salud estatales
Policía estatal
Organismos locales
Gestión de emergencias
Servicios de bomberos (unidades de material peligroso)
Organismos encargados de aplicar la ley
Centro de toxicología
Servicios públicos
Instalaciones de alcantarillado y de tratamiento
Organismos comerciales
* Este cuadro enumera solo una muestra de los organismos y no es una lista exhaustiva.
Aviso
En el momento del aviso y de camino hacia la escena del incidente con el material peligroso
comience a evaluar la información y a hacer uso de los recursos:
Acérquese a todas las escenas externas cuesta arriba y contra el viento. Asegúrese de
proteger la escena. Ponga en marcha a los organismos de ayuda mutua antes de llegar a
ella.
Zonas de estadificación
El sistema de mando asumirá el control del incidente y dirigirá a las personas que acudan al
lugar hacia las zonas seguras para la descontaminación y el cribado y atención de los
pacientes. Estas zonas de estadi cación se deben marcar de forma clara y circunscribirse
bien para evitar que se extienda la contaminación y mantener un sistema organizado de
acceso a los pacientes. Las zonas de seguridad se identifican así:
Los incidentes con material peligroso pueden causar un impacto emocional y físico en
los rescatadores y los profesionales sanitarios. Antes de que entre en las zonas de
estadi cación, se evaluará su historia médica y se tomarán sus constantes vitales. Cuando
los incidentes afectan a muchos pacientes y consumen numerosos recursos, los rescatadores
suelen permanecer en la escena o en los vehículos de transporte durante muchas horas,
cargando con una indumentaria protectora pesada y constrictiva. A veces, los rescatadores
sufren deshidratación, exposición al calor o al frío y agotamiento. Todo el personal
sanitario debe someterse a evaluación médica y rehidratación después del incidente o de
cada turno.
Descontaminación
Un componente nal de la seguridad para la actuación en un incidente con material
peligroso es la descontaminación. Las zonas de descontaminación deben identi carse
claramente por el personal local al mando y en todos los centros receptores. Hay que
implementar métodos para la descontaminación de pacientes, rescatadores y equipos.
Dosis letal del 50% (DL50): dosis de la exposición oral o dérmica que mata al 50% de la población animal expuesta en 2
semanas.
Concentración letal del 50% (CL50): concentración en la atmósfera de una sustancia que mata al 50% de la población
animal expuesta. También suele denominarse como CtL50. Denota la concentración y el período de exposición que dan lugar
a una letalidad del 50% en la población animal expuesta.
Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.
Valor límite umbral: concentraciones en la atmósfera de una sustancia; representa las condiciones en las que supuestamente
casi todos los trabajadores sufrirán una exposición repetida, día tras día, sin sufrir efectos adversos.
Límite permisible de exposición: concentración permisible en la atmósfera de una sustancia en un lugar de trabajo, según lo
establecido por la OSHA. Estos valores tienen vigencia legal.
Concentraciones con peligro inmediato para la vida o la salud (IDHL): concentración ambiental máxima de una
sustancia en la atmósfera, de la que podría escaparse una persona en 30 min sin sufrir síntomas ni efectos irreversibles para
la salud.
OSHA, Occupational Safety and Health Administration.
Tomado de Aehlert B: Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.
1. Bata:
• Cubre totalmente el torso, desde el cuello hasta las rodillas, los miembros superiores hasta el extremo de las muñecas y
envuelve la espalda.
• Se ata por la nuca y la parte dorsal de la cintura.
2. Mascarilla o respirador:
• Nudos de seguridad o bandas elásticas en el centro de la cabeza y del cuello.
• Ajuste la banda flexible al puente de la nariz.
• Adáptela bien apretada a la cara y por debajo del mentón.
• Respirador de ajuste y comprobación.
3. Gafas o protector facial:
• Colóquelo sobre la cara y los ojos y ajústelo bien.
4. Guantes:
• Extienda para cubrir la muñequera de la bata.
Aplique las normas de seguridad en el trabajo para protegerse a usted mismo y limitar la propagación de la
contaminación:
• Mantenga las manos alejadas de la cara.
• Limite el número de superficies con las que entre en contacto.
• Cámbiese de guantes cuando se desgarren o contaminen mucho.
• Aplique la higiene manual.
Tomado de Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta. In Pons: PHTLS. Box 20-2.
1. Guantes:
• ¡La parte exterior del guante está contaminada!
• Agarre la parte exterior del guante con la otra mano protegida con guante y quíteselo.
• Sostenga el guante retirado con la mano protegida con guante.
• Deslice los dedos de la mano sin guante bajo la muñeca del otro.
• Quite ese guante deslizándolo sobre el primero.
• Deseche los guantes en el recipiente para residuos.
2. Gafas:
• ¡La parte externa de las gafas o del protector facial está contaminada!
• Para quitarlas, tire de la banda de la cabeza o de la pieza de la oreja.
• Colóquelo en el recipiente diseñado para reprocesamiento o en un envase para residuos.
3. Bata:
• ¡La parte anterior de la bata y las mangas están contaminadas!
• Desátese los nudos de la bata.
• Tire del cuello y de los hombros tocando solo la parte interna de la bata.
• Dé la vuelta a la bata.
• Pliéguela o enróllela en un paquete y deséchela.
4. Mascarilla o respirador:
• La parte delantera de la mascarilla/respirador está contaminada, ¡no la toque!
• Sujete la parte inferior y luego los nudos o bandas elásticas superiores y retírela.
• Deséchela en el envase para residuos.
Tomado de Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta. In Pons: PHTLS. Box 20-3.
Ingestión
No es habitual la ingestión de material peligroso, pero puede ocurrir si la descontaminación
no se realiza a fondo. Cuando persiste el material peligroso y usted o el paciente se llevan
las manos a la boca, por ejemplo para beber una taza de café, se puede producir la
contaminación.
Inyección
La vía i.v. proporciona una absorción más rápida de los medicamentos administrados que la
intramuscular y la subcutánea. Sin embargo, el tejido cutáneo contaminado y dañado puede
favorecer la absorción de la sustancia tóxica que daña el organismo. Muchas sustancias
inyectadas se metabolizan en el hígado y pueden ocasionar un daño invalidante. La
identi cación del riesgo de esta vía de exposición para el paciente o el profesional es
fundamental para evitar la contaminación.
Los actos terroristas con agentes biológicos, químicos o radiactivos suponen una amenaza
para el personal militar y civil. La respuesta a estos tipos de catástrofe plantea importantes
riesgos para la seguridad de los profesionales sanitarios y de los rescatadores. A pesar de
que los profesionales respondan a menudo a catástrofes naturales como terremotos,
avalanchas o inundaciones y a accidentes con multitud de víctimas, como derrumbes de
edi cios o aplastamientos en accidentes en los que intervienen vehículos para el transporte
de muchas personas, el eje de este apartado se centrará en las armas terroristas frecuentes
de la categoría A y en las implicaciones de estos incidentes para los pacientes y los
profesionales sanitarios.
CATEGORÍA A
Filovirus y arenavirus (p. ej., fiebre de Ébola, de Lassa) Fiebres hemorrágicas víricas
CATEGORÍA B
Brucella Brucelosis
Peligros para la salud alimentaria (p. ej., Salmonella, Escherichia coli O157:H7)
Peligros para la seguridad de las aguas (p. ej., Vibrio cholerae, Cryptosporidium parvum)
CATEGORÍA C
EEE, encefalomielitis equina del Este; EEO, encefalomielitis equina del Oeste; EEV, encefalomielitis equina de Venezuela.
Reproducido a partir de Rotz L, Khan A, Lillibridge SR, et al: Public health assessment of potential biological terrorism agents
(website). Publicado en 2000. http://www.cdc.gov. Fecha de acceso: 9 de agosto de 2008.
Agentes biológicos
Los agentes del bioterrorismo no llaman la atención por sí mismos. No se produce ninguna
implosión espectacular, no hay fuego abrasador ni una brizna de metralla que anuncie su
presencia. Esta cualidad tan insidiosa explica que los agentes biológicos sean los más
peligrosos porque tienen tiempo para infectar a muchas personas de una amplia región
geográ ca antes de que los médicos detecten el patrón de enfermedad. Las autoridades
sanitarias acaban, nalmente, por detectar una alta incidencia de ciertos signos y síntomas
o de motivos similares de consulta en una región geográ ca concreta. A veces se alarman
ante la presentación poco ortodoxa de la enfermedad, la carga insospechada de casos en
una región circunscrita o las notificaciones de vías inusitadas de exposición.
Con independencia del modo en que el incidente acabe por ver, nalmente, la luz, el
reconocimiento de la exposición biológica se realiza casi siempre tarde. Los profesionales
sanitarios pueden acortar la latencia entre la exposición y su reconocimiento a través de la
noti cación inmediata de cualquier a ujo inesperado de pacientes u otras pautas atípicas.
Examinemos los agentes biológicos más preocupantes.
Carbunco
El carbunco es una infección infecciosa producida por la bacteria grampositiva formadora
de esporas Bacillus anthracis. La vía más común de entrada es el contacto directo con la piel
y la absorción de las esporas, que ocasiona una úlcera eritematosa y pruriginosa localizada
(carbunco cutáneo). Los trabajadores y granjeros que entran en contacto directo y frecuente
con los animales corren más riesgo de este tipo de exposición. En un plazo de 2 semanas, la
piel empieza a necrosarse y se forma una escara negra. Las esporas de carbunco también se
pueden inhalar (carbunco inhalatorio; g. 9-13): los primeros síntomas son benignos,
similares a los del resfriado común. En la fase prodrómica inicial (pródromos), el paciente
re ere tos no productiva, ebre y náuseas. Luego, la enfermedad progresa a la etapa
fulminante caracterizada por fiebre alta, cianosis, shock, diaforesis y dificultad respiratoria
intensa.
Figura 9-13 Dificultad respiratoria y sepsis en el carbunco.
(Tomado de Habif TP: Clinical dermatology: a color guide to diagnosis and therapy, ed 5, St Louis, 2009, Mosby.)
Tratamiento
Prehospitalario
Las medidas de soporte con oxígeno suplementario, reposición líquidos i.v. y aplicación de
apósitos estériles y secos sobre las heridas resultan adecuadas. Deberá noti car la
exposición al centro receptor. No es necesaria la descontaminación urgente, salvo que
haya ocurrido la exposición de forma reciente. Usted solo corre riesgo si entra en contacto
directo con las lesiones.
Servicio de urgencias
La atención hospitalaria pasa por la realización de hemocultivos para identi car el agente
tóxico y establecer el tratamiento antibiótico adecuado. Los investigadores del carbunco y el
personal militar pueden recibir la vacuna para prevenir el carbunco.
Botulismo
Clostridium botulinum, la bacteria causante del botulismo, produce una neurotoxina
paralizante. Los tipos de exposición son la ingestión de alimentos contaminados y la
contaminación de la herida por la bacteria ( g. 9-14). Todas estas se consideran urgencias
médicas, a veces mortales. En el caso del bioterrorismo, la contaminación de los alimentos o
de las redes de abastecimiento del agua puede causar enfermedad de muchas personas.
Basta con cantidades bajas de la bacteria para devastar zonas densamente pobladas.
El paciente con botulismo suele presentar náuseas, visión borrosa, fatiga, habla
entrecortada, debilidad muscular y parálisis. Los síntomas ocurren a las horas o días de la
exposición. Noti que a los centros receptores y a los organismos pertinentes cualquier
aumento del número de pacientes con síntomas similares.
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Peste
Yersinia pestis es la bacteria causante de la peste. Se contagia por las picaduras de pulgas de
roedores como ratones, marmotas y ardillas. En los ataques terroristas, las bacterias se
vehiculan en aerosoles, lo que se considera una categoría de exposición pulmonar (peste
neumónica). La evaluación revela di cultad respiratoria, tos productiva, saliva
sanguinolenta y dolor torácico asociado. Si no se tratan, estos síntomas se siguen de
insuficiencia respiratoria y cardiovascular.
La peste bubónica sucede cuando una persona es picada por una pulga infectada por
un roedor. Este tipo de peste produce adenopatías, alteraciones de la consciencia, agitación,
anuria, taquicardia e hipotensión. La peste bubónica no tratada puede evolucionar hacia un
tercer tipo de peste, denominada septicémica. Esta cursa con náuseas y vómitos, diarrea,
lesiones cutáneas necróticas y gangrena.
Tratamiento
Toda persona en contacto con el paciente también requiere una exploración por si
manifestara síntomas.
Prehospitalario
Emprenda el tratamiento de soporte habitual. Utilice el EPI para evitar el contacto con las
gotitas transmitidas por el aire.
Servicio de urgencias
Ricina
La ricina es una proteína citotóxica proveniente del fruto del ricino (Ricinus communis). Las
aplicaciones terroristas se basan en la extracción de esta toxina en forma de aerosol, polvo
o pasta. En las primeras 8 h de inhalación, la persona expuesta sufre una alteración
respiratoria grave. La hipoxia ocurre a las 36-72 h. Aparecen síntomas seudogripales
inespecí cos pero, habitualmente, se observan náuseas, vómitos, tos, debilidad, ebre e
hipotensión. Las tendencias sintomáticas dentro de una misma población pasan fácilmente
desapercibidas, por la ambigüedad del cuadro clínico, hasta que el número de pacientes con
síntomas similares se eleva lo su ciente como para activar la preocupación y evaluación
correspondientes.
Tratamiento
Prehospitalario
Servicios de urgencias
Tratamiento
Prehospitalario
Servicios de urgencias
En este momento no existe ninguna vacuna ni antídoto, salvo que se diagnostique una
ebre amarilla. Las intervenciones iniciales posteriores se centran en el soporte de la
función de los órganos vitales. Se emplearán habitaciones con aislamiento si el paciente
está contaminado. Los cuidadores inmediatos deben llevar respiradores que depuren el aire.
Armas radiológicas
La radiación nuclear se compone de partículas y energía liberadas cuando los átomos se
rompen ( sión) o se unen (fusión). La radiación ionizante se re ere a la radiación (α, β, γ y
neutrones) que alcanza una energía su ciente para desprender electrones de los átomos o
moléculas. Casi todos los tipos de radiación del núcleo atómico son ionizantes. Las
radiaciones no ionizantes son la luz visible, las microondas, las ondas de radio, el
ultrasonido, etc. Limitaremos la exposición a las radiaciones ionizantes, que se pueden
aprovechar como armas de destrucción masiva.
Radiación α
Radiación β
Las partículas β (electrones) son más pequeñas y rápidas que las α y, por eso, viajan más
lejos y penetran en los tejidos hasta una profundidad aproximada de 8 mm. Pueden
ocasionar quemaduras importantes en la super cie de la piel, si bien tales quemaduras no
suelen reconocerse inmediatamente después de la exposición. Como la ropa protege con
e cacia las zonas tapadas, el peligro mayor se da en la piel expuesta. Las técnicas
estandarizadas para desinfectar la piel eliminan casi toda la contaminación por las
partículas β. La única manera de detectarlas es con un instrumento sensible a las
radiaciones llamado contador Geiger-Mueller, que debe estar disponible en todos los
hospitales. Si prosigue la exposición puede ocurrir una exposición importante a radiaciones
γ, ya que la mayoría de los radioisótopos se desintegran emitiendo radiación β y después γ.
Rayos γ
Los rayos γ son fotones emitidos por los núcleos atómicos. Se trata de ondas
electromagnéticas que viajan a gran velocidad y penetran en la profundidad de la piel, los
tejidos blandos y el hueso. Las radiaciones γ intervienen en casi todos los accidentes de
radiación externa. Los rayos X son fotones de una energía algo más baja que se ven, a
veces, implicados en los accidentes por un uso inadecuado de equipos industriales o
médicos. Los rayos γ son emitidos por los radioisótopos después de la desintegración β y
representan la causa principal del síndrome de radiación aguda. Las fases de este síndrome
se describen en la tabla 9-14. Los efectos diferidos se mani estan por agrupaciones
sintomáticas (tabla 9-15).
Tabla 9-15 Grupos de síntomas que aparecen como efectos diferidos de la exposición a las radiaciones
Neutrones
La cuarta categoría, el neutrón, penetra con facilidad en la super cie y puede ocasionar un
daño importante de los sistemas corporales (fig. 9-15). Los neutrones son únicos. Cuando se
detienen o «capturan» después de su emisión, hacen que átomos previamente estables se
vuelvan radiactivos. Este es el origen de la lluvia radiactiva. La super cie reventada de un
arma termonuclear vaporiza al instante toneladas de suelo, transformándolas, por el
intenso bombardeo de neutrones, en un material muy radiactivo. Esta nube —el
denominado hongo nuclear que se asocia a la bomba nuclear— asciende con la bola de
fuego y es arrastrado por los vientos prevalentes hasta alcanzar grandes alturas. Las
partículas radiactivas acaban descendiendo en forma de lluvia radiactiva. El reactor nuclear
arroja este mismo tipo poderoso de reacción al crear una reacción en cadena controlada y
sostenida de neutrones para generar la energía.
(Reproducido a partir de Gould A, Cloutier RJ: Arch Environ Health 10:499, 1965.)
Exposición radiológica
El material radiactivo empleado por los terroristas es muy accesible y puede encontrarse
en laboratorios de investigación, hospitales, instalaciones para efectuar radiografías o
complejos industriales. Los dispositivos radiactivos combinados con los explosivos son
también empleados como armas terroristas.
Diagnóstico
1. El síndrome de radiación aguda sigue un patrón previsible tras una exposición sustancial o episodios catastró cos (v. tabla
9-14).
2. Las personas pueden enfermar por fuentes contaminadas de la comunidad que se reconocen mucho más tarde a partir de
síndromes concretos (v. tabla 9-15).
3. Los síndromes especí cos más preocupantes, en particular si existe una historia de náuseas y vómitos desde 2 a 3 semanas
antes, son estos:
• Efectos similares a los de las quemaduras térmicas sin una exposición térmica confirmada
• Disfunción inmunitaria con infecciones secundarias
• Tendencia al sangrado (epistaxis, sangrado por las encías, petequias)
• Mielodepresión (neutropenia, linfopenia y trombocitopenia)
• Depilación (caída del pelo)
Conocimiento de la exposición
1. Exposiciones grandes reconocidas, como una bomba nuclear o la avería de una central nuclear.
2 . Pequeña fuente de radiación que emite rayos γ de forma continuada produciendo exposiciones grupales o individuales
crónicas intermitentes (p. ej., fuentes de radiación provenientes de aparatos para tratamiento médico o de contaminación
ambiental, del agua o de los alimentos).
3. Radiación interna por material radiactivo absorbido, inhalado o ingerido (contaminación interna).
Modificado de la guía de bolsillo del Department of Veterans Affairs elaborada por Employee Education System for Office of
Public Health and Environmental Hazards. Esta información no pretende ser exhaustiva sino una guía rápida de consulta; puede
consultar otras referencias y opiniones de expertos. En Pons: PHTLS. Box 20-6.
Bombas sucias
Un terrorista puede detonar de forma intencionada un explosivo, por ejemplo una bomba
sucia, en una zona muy poblada. Si se libera material radiactivo del tipo de cobalto 60 o
radio 226, se produce una contaminación de las personas, los animales, los edi cios y el
ambiente. El estallido inicial producirá lesiones traumáticas. Si no se reconoce enseguida la
exposición radiológica, su prolongación ocasionará nuevos problemas médicos. La
inhalación de partículas radiactivas puede ocasionar di cultad respiratoria, y su ingestión,
molestias digestivas.
Armas nucleares
Evaluación AMLS
Además de recoger una historia clínica minuciosa, hay que efectuar una exploración
rápida, de la cabeza a los pies, para descartar lesiones asociadas. Los principios de
actuación frente a un ataque radiológico se describen en el cuadro 9-13.
Modificado de Department of Homeland Security Working Group on Radiological Dispersion Device Preparedness/Medical
Preparedness and Response Subgroup, 2004, www1.va.gov/emshg/docs/Radiologic_Medical_Countermeasures_051403.pdf.
Tratamiento
Prehospitalario
Las intervenciones iniciales se basan en proteger la escena y colocarse un EPI adecuado (v.
cuadro 9-13). Evite el contacto directo con el material radiactivo. Descontamine solo a los
pacientes expuestos a los líquidos o gases que se combinaron con el material explosivo. Si la
contaminación resulta dudosa o indeterminada, envuelva al sujeto en una sábana o manta
para minimizar la posible contaminación de otras personas. Noti que la contaminación al
centro receptor para que adopten las precauciones adecuadas a su llegada. Recuerde los
efectos psíquicos que supone exponerse a una agresión repentina y a los efectos del
estallido.
Cuando se producen muchas víctimas, los recursos médicos y personales locales se ven
desbordados con facilidad. La comunicación verbal es un componente esencial de la
actuación en equipo para minimizar con e ciencia la contaminación y evaluar y tratar con
eficacia a varios pacientes.
Servicios de urgencias
Amenazas incendiarias
Los terroristas emplean las amenazas incendiarias como las bombas para crear el pánico en
las zonas muy pobladas. Este equipo de bombas produce grandes incendios.
Dispositivos incendiarios
El cóctel Molotov es un ejemplo característico de un dispositivo incendiario que consiste en
un trapo empapado en un combustible e introducido en un frasco u otro recipiente. Se
prende el trapo y se lanza el recipiente hacia una zona o edi cio poblados. La explosión
produce fuego y crea pánico y daño. Como con cualquier incendio, la intoxicación por
cianuro es una urgencia médica motivo de preocupación (v. exposición anterior).
Tratamiento
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Agentes químicos
Asfixiantes químicos
La exposición a los as xiantes químicos se produce a través de la inhalación, absorción e
ingestión. Uno de los as xiantes más habituales es el ácido cianhídrico, que lleva la
designación militar AC. Caracterizado por un olor a almendras cuando se encuentra en
forma sólida, el cianuro puede también adoptar una forma líquida o de gas incoloro. A
menudo, se emplea para tratar los metales y es un subproducto de la combustión gaseosa.
Otro as xiante químico, utilizado como arma de guerra, es el cloruro de cianógeno, que
lleva la designación militar CK. Una vez que estas sustancias químicas penetran en el
torrente sanguíneo, disminuye la capacidad de las células para absorber el oxígeno y
producir ATP. La exposición inicial produce di cultad respiratoria, cefalea y taquicardia. Si
la exposición no se detecta o se prolonga en el tiempo, acaban apareciendo convulsiones e
insuficiencia respiratoria.
Tratamiento
Reproducido de Currance PL, Clements B, Bronstein AC: Emergency care for hazardous materials exposure, ed 3, St Louis, 2005,
Mosby.
Prehospitalario
Servicio de urgencias
Dentro del SU se procede a la observación del paciente y se mantiene el tratamiento de
soporte.
Agentes nerviosos
Los agentes nerviosos son las armas químicas más tóxicas, porque alteran la transmisión de
las señales en los sistemas nerviosos central y periférico, inhibiendo la liberación de
acetilcolinesterasa, con lo que se excita la respuesta colinérgica y se produce una
sobreestimulación del sistema nervioso simpático. Aunque la exposición mínima no
comporta resultados devastadores a largo plazo, las cantidades elevadas y el período
prolongado de exposición comportan tasas elevadas de mortalidad y morbilidad. Los
agentes nerviosos se parecen a los compuestos organofosforados (v. apartado «Agentes
tóxicos en el domicilio y el lugar de trabajo»), pero son mucho más potentes y destructivos.
Los agentes nerviosos también se clasifican como agentes G y V.
Los agentes G comprenden el tabún (GA), el sarín (GB), el somán (GD) y el ciclohexil
metilfosfono uoridato (GF). Desarrollado en el Reino Unido, el VX es el agente V más
frecuente. Los agentes G son líquidos incoloros muy volátiles y de acción limitada. Cuando
se transforman en aerosoles o se liberan a ambientes calientes o recintos cerrados, resultan
más volátiles. Los líquidos V no suelen ser volátiles y actúan durante más tiempo.
La primera acción consiste en proteger la escena. Como los vapores del agente nervioso
son más pesados que el aire, parece prudente aparcar los vehículos cuesta arriba y contra el
viento. Es imprescindible evitar la contaminación secundaria y utilizar un EPI adecuado. A
veces hay que eliminar los contaminantes aplicando técnicas de descontaminación, ya que
las sustancias químicas pueden permanecer en la ropa de 30 a 40 min después de la
exposición. Conviene trasladar al paciente a una zona bien ventilada. Emplee la regla
nemotécnica SLUDGE BBM del cuadro «Repaso rápido» para identi car los síntomas de
presentación. Las primeras medidas consisten en el soporte de la vía respiratoria, la
respiración y la circulación. Vigile en todo momento las uctuaciones de la presión arterial.
Combata las arritmias cardíacas según los protocolos de evaluación AMLS de la American
Heart Association (AHA).
Utilice los estuches para la autoinyección de antídotos contra los agentes nerviosos,
denominados Mark 1 antidote kits, que contienen atropina y pralidoxima ( g. 9-16). Los
estuches más recientes, llamados kits DuoDote, combinan estos dos medicamentos en un solo
autoinyector. La explicación pormenorizada del modo de acción de estos fármacos, para
revertir la toxicidad, se ofreció con anterioridad. Si aparecen convulsiones, administre
diacepam o loracepam.
(Tomado de Miller R, Eriksson L, Fleisher L, et al: Miller’s anesthesia, ed 7, New York, 2009, Churchill Livingstone.)
Sarín (GB)
En su estado líquido, el sarín es incoloro, inodoro e insípido. Puede in ltrar las vías
uviales y alcanzar niveles tóxicos en el agua potable o para el aseo. El sarín también se
convierte en gas y se libera en forma de vapor a la atmósfera, contaminando grandes áreas
geográ cas. Las personas expuestas al sarín re eren cefalea, aumento de la salivación,
retortijones y di cultad respiratoria con sibilancias. Los síntomas empiezan entre minutos y
horas después de la exposición.
Somán (GD)
El somán es también un líquido claro, incoloro e insípido, pero a veces adopta un olor
alcanforado similar al de las fricciones mentoladas y las gotas antitusivas. Más volátil que
el sarín, este líquido provoca síntomas en cuestión de segundos o minutos, en lugar de
horas. Los signos y síntomas se parecen a los de la exposición al sarín.
Tabún (GA)
El tabún, asimismo, un líquido claro, incoloro e insípido, posee un ligero olor afrutado. Se
evapora y, en consecuencia, puede inhalarse. La exposición se produce también por
ingestión o absorción. Como este líquido se mezcla fácilmente con el agua, se puede ingerir
y ocasionar problemas gastrointestinales. La absorción da lugar a irritación cutánea y
ocular. Si el líquido se queda sobre la ropa, puede producir una contaminación secundaria
de las personas que la toquen. Los síntomas empiezan a los pocos segundos de la exposición
al vapor y unas horas después si la persona se expone al tabún en forma líquida. Los
pacientes presentan alteraciones de consciencia, convulsiones, lagrimeo, tos y sudoración
excesiva. A veces, se producen arritmias.
VX
El VX, un agente V, es un líquido incoloro y ligeramente ambarino, que resulta más tóxico
cuando se inhala o absorbe a través de la piel que cuando se ingiere. Se mezcla fácilmente
con el agua, ocasionando problemas abdominales si se ingiere. Los signos y síntomas
aparecen en cuestión de segundos u horas y se parecen a los descritos con otros agentes
nerviosos. Las víctimas experimentan fasciculaciones musculares y miosis. Si no se detectan
ni se tratan, las fasciculaciones pueden evolucionar hacia un estado epiléptico, difícil de
suprimir.
Agentes pulmonares
Los gases venenosos, denominados agentes pulmonares, suponen una grave amenaza
para la seguridad del equipo de primeros auxilios y el personal prehospitalario. Estos gases
son fáciles de obtener y las víctimas se contaminan enseguida tras su inhalación. Por
desgracia, no se conoce ningún antídoto. Hay que retirar la ropa contaminada y
empaquetarla adecuadamente según el protocolo local. El personal formado se ocupará de
la descontaminación inmediata.
Cloro
El cloro es un gas verde amarillento, con un ligero olor, que algunos describen como una
combinación de pimienta y piña. Se encuentra habitualmente en las plantas de fabricación
de plásticos y disolventes. Cuando se presuriza, el cloro se evapora fácilmente
convirtiéndose en gas. El cloro se puede inhalar, absorber por la piel o ingerir si se
contamina el agua. Los signos y síntomas consisten en irritación ocular y faríngea,
quemaduras por exposición cutánea y di cultad respiratoria causada por la inhalación. Las
complicaciones respiratorias graves, del tipo del edema pulmonar, se mani estan a las 20-
24 h de la exposición.
Fosgeno (CG)
El fosgeno aparece en forma gaseosa como una nube blanca o de color blanco grisáceo con
un discreto olor a heno recién apilado. Este compuesto es frecuente en los pesticidas,
medicamentos y colorantes. Cuando se enfría, se transforma en un líquido. Si se libera a la
atmósfera, se evapora enseguida. Los signos y síntomas se parecen a los de la exposición al
cloro, pero el fosgeno produce a veces una alteración cardiovascular importante e
hipotensión. Si no se reconoce y trata la exposición, la muerte sobreviene a los pocos días.
Amoníaco anhidro
Conclusiones
Si usted acude para ofrecer los primeros auxilios a un paciente con una exposición tóxica o
en una situación en la que puede haber material peligroso o armas de destrucción masiva,
los problemas iniciales que plantean la escena y la evaluación del paciente son enormes. Si
está muy atento a la situación y a los pacientes que ofrecen problemas de seguridad, su
formación y pericia con la evaluación AMLS le facilitará la elaboración de un plan metódico
de atención sanitaria. En primer lugar, deberá conocer el grado de amenaza de la
exposición tóxica para usted mismo y para el paciente, y luego implementar las medidas de
de seguridad pertinentes, además de tratar la urgencia médica del paciente.
1 El diagnóstico diferencial abarca la intoxicación por simpaticomiméticos (cocaína, anfetamina, efedrina, fenciclidina), los
ictus, la hiperreflexia autonómica y la abstinencia al alcohol.
2 Para acotar el diagnóstico diferencial deberá recoger más a fondo los antecedentes personales y los datos de la enfermedad
actual. Pregunte al compañero de habitación por el consumo de alcohol u otras drogas. Realice una exploración física que
incluya el registro de las constantes vitales, una escala de ictus, un examen de las pupilas, la auscultación
cardiorrespiratoria, una monitorización ECG y un ECG de 12 derivaciones, la Sao2, la capnografía y el análisis de la
glucemia. Si se sospecha una hiperre exia vegetativa, busque algún desencadenante, como una vejiga llena, que pudiera ser
el origen del problema.
3 Este paciente presenta signos que indican una respuesta simpática exagerada. Administre oxígeno, si estuviera indicado.
Coloque un acceso venoso. Siga monitorizando el ECG. El resto del tratamiento dependerá de los demás datos de la
evaluación. Si sospecha una sobredosis de simpaticomiméticos o la abstinencia de alcohol, administre una benzodiacepina y
líquidos por vía i.v. Si un paciente presenta signos de ictus, trasládelo al centro más cercano. Si la exploración revela una
hiperreflexia vegetativa, traslade al sujeto si no resuelve de inmediato su problema.
Resumen
Bibliografía
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1. Su paciente está agitada y sudorosa. Sus constantes vitales son PA 170/108 mmHg, FC 132 lpm y FR 20/min. Las pupilas están
dilatadas y las manos temblorosas. Estos signos y síntomas pueden asociarse a:
a. Abstinencia del alcohol
b. Carbamatos
c. Diacepam
d. Tramadol
2. ¿Qué fuente proporciona la información más detallada sobre el material peligroso?
a. Localización de la urgencia
b. Fichas técnicas de seguridad del material
c. Pictogramas
d. Placas
3. Se descubre a un niño de 2 años masticando unas bayas de un lirio del valle. Prediga sus constantes vitales.
a. PA 130/72, FC 128 lpm
b. PA 100/60, FC 100 lpm
c. PA 70/50, FC 128 lpm
d. PA 70/50 FC 70 lpm
4. Una mujer de 24 años ingirió 24 comprimidos de difenhidramina. Las constantes vitales son PA 86/54 mmHg, FC 110 lpm y FR
20/min. ¿Qué otro signo o síntoma cabría anticipar?
a. Babeo
b. Palidez de la piel
c. Pupilas en alfiler
d. Convulsiones
5. La familia de un hombre de 72 años está preocupada por él. Su glucemia es de 80 mg/dl (4,4 mmol/l). La frecuencia y la
profundidad de la respiración están aumentadas, y se encuentra somnoliento y débil. Toma metformina. Usted sospecha que
sus signos y síntomas se deben a:
a. Cetoacidosis diabética
b. Coma hiperglucémico hiperosmolar no cetósico
c. Acidosis láctica
d. Embolia pulmonar
6 . Un granjero estaba pulverizando el granero cuando de repente se encontró mal. La frecuencia cardíaca es de 60 lpm, y la
presión arterial, de 88/50 mmHg. Por las mejillas resbalan las lágrimas y está vomitando. ¿A qué síndrome de intoxicación
correspondería este cuadro clínico?
a. Anticolinérgico
b. Colinérgico
c. Opioides
d. Simpaticomimético
7. ¿Cuál de estas armas biológicas produce síntomas neurológicos graves, incluida la parálisis?
a. Botulismo
b. Peste
c. Ricina
d. Fiebre hemorrágica vírica
8 . Una mujer de 22 años, que se encontraba en una esta, no responde a las órdenes y tiene una frecuencia respiratoria
aproximada de 8 por minuto. La piel se encuentra gris. ¿Cuál de estos signos o síntomas con rmaría su sospecha de que esta
urgencia obedece a una intoxicación por una sustancia opioide?
a. Presión arterial de 170/110 mmHg
b. Pupilas de 2 mm, del mismo tamaño
c. Duración del QRS de 0,24 s.
d. Presencia de temblores.
9. Su paciente le dice que ha tomado una sobredosis. Ella re ere antecedentes de trastorno de ansiedad y depresión. No responde
a las órdenes y las constantes vitales son PA 100/70, FC 128 lpm, FR 20/min. En el ECG aparece un bloqueo de rama derecha.
Usted cree que ha tomado:
a. Amitriptilina
b. Loracepam
c. Paroxetina
d. Quetiapina
10. Usted acude a un almacén porque le avisan de que hay «varios pacientes con di cultad respiratoria». Desde el vestíbulo
observa al paciente tumbado en una habitación, junto con otras dos personas que no parecen respirar. Él lo llama y le dice que
no puede respirar. Lo primero que debe hacer es:
a. Administrar oxígeno con una mascarilla sin recirculación del aire.
b. Sacarlo de la habitación.
c. Examinar la documentación del envío.
d. Quedarse a una distancia segura.
Apéndices
Apéndice A
Evaluación AMLS
Apéndice B
Repaso del electrocardiograma de 12 derivaciones
• Identifique:
• Alteraciones del ritmo
• Alteraciones de la conducción
• Trastornos electrolíticos
• Aporte información sobre:
• Tamaño de las cavidades cardíacas
• Posición del corazón dentro del tórax
• Como herramienta diagnóstica:
• Infartos de miocardio (IM)
• Isquemia
• Pericarditis
• Funcionamiento de los marcapasos artificiales
• Vigile:
• Efectos farmacológicos
• Efectos del tratamiento
Estado de reposo
Despolarización completa
Figura B-2 La despolarización es el desplazamiento de los iones a través de la membrana celular y hace que el interior de
la célula se vuelva más positivo.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
Repolarización completa
Figura B-3 La repolarización es el desplazamiento de las partículas cargadas a través de la membrana celular y restablece
la carga negativa del interior de la célula.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
Sistema de conducción
Figura B-4 Sistema de conducción cardíaco.
ECG estándar
(Tomado de Zipes DP, Libby P, Bonow R, Braunwald E: Braunwald’s heart disease: a textbook of cardiovascular medicine, ed 7,
Philadelphia, 2005, Saunders.)
• Gráfica convencional
• Cuadrícula pequeña (1 mm) = 0,04 s
• Cuadrícula grande = 0,2 s
• Verifique el voltaje
• Habitualmente 1 mV = 10 mm
• Verifique la velocidad del registro del papel
• Habitualmente 25 mm/s
• Localización de las 12 «derivaciones»
Figura B-8 Formas de las ondas electrocardiográficas: P, QRS y T.
Onda P normal
Figura B-9 Segmentos e intervalos electrocardiográficos: intervalo PR, duración de QRS, segmento ST, intervalo QT.
Onda T normal
Segmento ST normal
Figura B-12 El segmento ST representa la porción inicial de la repolarización de los ventrículos derecho e izquierdo.
Estos datos indican dextrocardia o inversión de las derivaciones de los miembros (es
mucho más frecuente esto último):
Figura B-13 Ejemplo de dextrocardia. Complejo QRS negativo en la derivación I y ondas P, QRS y T negativas en las
derivaciones I y aVL. aVR isoeléctrico. Ondas QRS y T negativas en todas las derivaciones precordiales.
(Tomado de Rakel RE: Textbook of family medicine, ed 7, Philadelphia, 2007, Saunders.)
Frecuencia
• Regular o irregular:
• Cuente el número de complejos en una tira de 6 s y multiplíquelo por 10
• Solo si es regular:
Figura B-14 La frecuencia cardíaca (latidos por minuto [lpm]) se puede medir contando el número de cuadrículas
grandes de tiempo (0,2 s) entre dos complejos QRS sucesivos y dividiendo 300 por el número hallado. En este ejemplo, la
frecuencia cardíaca se calcula como 300 ÷ 4 = 75 lpm. Si el complejo QRS está separado por una cuadrícula grande, la
frecuencia cardíaca es de 300; si lo está por 2, es de 150. Si entre dos complejos QRS quedan 3 cuadrículas grandes, la
frecuencia cardíaca es de 100, y si quedan 4, de 75; una separación de 5 da una frecuencia cardíaca de 60, y otra de 6, de 50.
Número de cuadrículas grandes desde un complejo QRS hasta el siguiente Frecuencia cardíaca
1 300
2 150
3 100
4 75
5 60
6 50
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2006, Mosby.)
Ritmo
Ritmos sinusales
• Auriculares/supraventriculares
• Fibrilación y aleteo auricular
• Marcapasos auricular migratorio/taquicardia auricular multifocal (TAMF)
• Taquicardia auricular paroxística (TAP)
• Taquicardia con reentrada en el nódulo auriculoventricular (TRNAV; la mayoría de las
«TSV» son así)
• Bloqueos de la conducción AV
• 1.°
• 2.° (tipos I y II)
• 3° (completo)
• Ventriculares
• Idioventricular
• Taquicardia ventricular
• Fibrilación ventricular
Sistema de conducción
Fibrilación auricular
Figura B-17 Fibrilación auricular con una respuesta ventricular de 67 a 120 lpm.
Fibrilación auricular
Figura B-18 Fibrilación auricular con respuesta ventricular rápida. Este paciente sufría hipertiroidismo. (El término de
uso frecuente fibrilación auricular rápida, en realidad, es erróneo, puesto que «rápida» se re ere a la respuesta ventricular y no
a la frecuencia auricular. Lo mismo sucede con la brilación auricular lenta.) Las ondas de brilación auricular tienen, en este
caso, un aspecto «grueso».
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-19 Aleteo auricular. A. Aleteo auricular con conducción 2:1 (frecuencia auricular = 300 lpm, frecuencia
ventricular = 150 lpm). La actividad del aleteo (flechas) se muestra como de exiones negativas que preceden y siguen
inmediatamente a cada complejo QRS. B. Aleteo auricular con conducción 4:1 (frecuencia auricular = 300 lpm, frecuencia
ventricular = 75 lpm). Como se puede ver, es mucho más fácil reconocer el patrón en dientes de sierra de las ondas de aleteo
(flechas) cuando la frecuencia ventricular se reduce.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-21 Taquicardia auricular multifocal (TAMF), también conocida como taquicardia auricular caótica. Los
complejos auriculares prematuros (CAP, o extrasístoles auriculares) ocurren con una duración variable del ciclo y presentan
formas diferentes.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
Mecanismo de reentrada
Figura B-24 Esquema de la TSV por una reentrada en el nódulo AV. AV, auriculoventricular; CAP, complejo auricular
prematuro; NAV, nódulo auriculoventricular; RSN, ritmo sinusal normal; TSV, taquicardia supraventricular.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
• La rama α posee un período refractario más largo y, por eso, no conduce el latido
prematuro.
• La rama β posee un período refractario más corto, por lo que conduce el latido pero con
una velocidad más lenta.
• En el momento en que el impulso llega a la unión entre las dos ramas, el tracto α se
repolariza y puede conducir por vía retrógrada, estableciendo así el circuito o bucle de
reentrada.
• Los impulsos son conducidos desde este circuito hacia ambos ventrículos y aurículas.
Intervalo PR
Figura B-25 Con un bloqueo AV de primer grado, el intervalo PR se prolonga de forma uniforme más allá de 0,2 s con
cada latido.
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM, et al: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2010, Mosby.)
Figura B-28 El intervalo PR se alarga progresivamente con los latidos sucesivos hasta que una onda P sinusal deja de
conducir. Luego, se repite otra vez el ciclo. Obsérvese cómo el intervalo PR que sigue a cada onda P no conducida es menor
que el intervalo PR del latido inmediatamente anterior.
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-29 Bloqueo auriculoventricular de segundo grado con conducción 2:1, probablemente de tipo I.
• Debe haber al menos dos latidos consecutivos con el mismo intervalo PR, seguidos de una
onda P sin QRS
• El bloqueo casi siempre ocurre en las ramas del haz de His, por lo que suele ensancharse el
complejo QRS (a diferencia del QRS estrecho en el tipo I)
Figura B-30 Bloqueo auriculoventricular de segundo grado, con conducción 2:1, probablemente de tipo II.
Figura B-31 A. Bloqueo auriculoventricular (AV) de segundo grado, de tipo II. En este ejemplo se aprecia una
conducción 3:1. B. Bloqueo AV de segundo grado con conducción 2:1. En esta tira de ritmo resulta complicado clasi car el
bloqueo como de tipo I o II.
(Tomado Marx JA, Hockberger RS, Walls RM, et al: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2010, Mosby.)
Figura B-32 Bloqueo auriculoventricular completo con ritmo de escape de la unión (QRS de 0,08 a 0,1 s).
Figura B-34
NOTAS:
• ECG: obsérvese que las ondas P y los complejos QRS siguen un patrón regular pero no
sincrónico
• Si el QRS se estrecha, es probable que se produzca un escape de la unión; si se
ensancha, lo más probable es que el bloqueo se sitúe distalmente al nódulo AV.
• Si el complejo QRS es estrecho, puede responder a la atropina, pero habitualmente esta
arritmia no responde a la misma y se precisa un marcapasos si el paciente presenta
inestabilidad hemodinámica.
• Clínico: el tratamiento depende de los síntomas/estado del paciente (hipotensión, dolor
torácico, alteraciones del nivel de consciencia)
• En general, los pacientes precisan un marcapasos permanente.
Taquicardia ventricular
Figura B-35 Taquicardia ventricular.
Figura B-37 Taquicardia ventricular polimorfa. Esta tira de ritmo de un hombre de 77 años se registró a los 3 días de
que sufriera un infarto de miocardio (IM). Cuando comenzó el episodio, el síntoma fundamental era dolor torácico. Había
sufrido un IM con anterioridad y se le había reparado un aneurisma de la aorta abdominal. Se le había administrado lidocaína y
se le había des brilado varias veces sin éxito. En el análisis de laboratorio se apreció un nivel de potasio sérico (K+) de 2. Se
administró K+ por vía i.v. y el paciente pasó a un ritmo sinusal en la siguiente desfibrilación.
Figura B-38 La brilación ventricular (FV) puede producir ondas gruesas y nas. Hay que proceder a la des brilación
inmediata.
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Duración de QRS
• Normal = 0,08-0,12 s
• Bloqueo de rama derecha (BRD)
• Bloqueo de rama izquierda (BRI)
• Retraso inespecífico de la conducción intraventricular
Figura B-39 Negro = con el tabique interventricular intacto; rojo = sin el tabique interventricular intacto.
(Tomado de Huszar R: Basic dysrhythmias: interpretation and management, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-41 Negro = con el tabique interventricular intacto; rojo = sin el tabique interventricular intacto.
(Tomado de Huszar R: Basic dysrhythmias: interpretation and management, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-42 Escasa progresión de la onda R desde V1 a V4; QRS < 0,12 s: bloqueo de rama izquierda.
Intervalo QT
Eje
Figura B-43 Eje de activación eléctrica. A. Vectores de las derivaciones de los miembros en el plano frontal. B.
Referencia hexaxial para determinar el eje del plano frontal. Obsérvese cómo los vectores de las derivaciones I, II y III se
encuentran en la misma dirección que A, pero en este caso, al igual que las derivaciones ampli cadas de los miembros, los
vectores de las derivaciones convencionales de los miembros se han desplazado para que puedan emerger del centro de la
figura.
(Tomado de Goldman L, Ausiello D: Cecil medicine, ed 23, Philadelphia, 2008, Saunders.)
(Tomado de Huszar R: Basic dysrhythmias: interpretation and management, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-45 Cómo localizar los cuadrantes del eje QRS medio a partir de las derivaciones I y aVF.
(Tomado de Park MK, Guntheroth WG: How to read pediatric ECGs, ed 4, Philadelphia, Saunders, 2006, p 17.)
Voltaje (hipertrofia)
Isquemia/infarto agudo
• Isquemia
• Depresión de ST en el territorio arterial
• Onda T
• Infarto (síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST [SCACEST])
• Progresión a lo largo del tiempo:
• Onda T picuda
• Elevación de ST en el territorio arterial (>1 mm en derivaciones de los miembros, >
2 mm en derivaciones V)
• Inversión de la onda T y formación de onda Q
Figura B-49 Proyección anterior de la circulación coronaria.
Territorios vasculares
Figura B-51 Infarto de la pared anterior. La obstrucción de la porción central de la arteria descendente anterior
izquierda (DAI) produce un infarto de la cara anterior. La obstrucción proximal de la DAI puede dar lugar a un infarto
anteroseptal si se afecta la rama septal o a uno anterolateral si se daña la rama marginal. Si la obstrucción ocurre en un lugar
proximal a la rama septal y diagonal, se produce un infarto anterior extenso (IM anteroseptal-lateral).
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
Isquemia aguda
Figura B-52 Depresión horizontal (A) y descendente (B) del segmento ST, indicativa de isquemia miocárdica. La
depresión ascendente del segmento ST (C) puede constituir un hallazgo normal.
(Tomado de Miller RD, Eriksson LI, Fleisher LA, et al: Miller’s anesthesia, ed 7, New York, 2010, Churchill Livingstone.)
Infarto inferior
Figura B-53 A. Fase aguda del infarto de miocardio de la pared interior: elevaciones de ST y nuevas ondas Q. B. Fase
evolutiva: inversiones profundas de la onda T. C. Fase de resolución: regresión parcial o completa de los cambios de ST-T (y a
veces de las ondas Q). En A y B se advierten los cambios recíprocos de ST-T en las derivaciones anteriores (I, aVL y V2).
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura B-54 Infarto agudo de la pared inferior. Obsérvense la elevación del segmento ST en las derivaciones II, III y aVF
y la depresión recíproca del segmento ST en las derivaciones I y aVL. Hay también ondas Q patológicas en las derivaciones II,
III y aVF.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
Figura B-55 Infarto del ventrículo derecho re ejado en las derivaciones precordiales del lado derecho (V1R a V6R). Se
aprecia una elevación del segmento ST del infarto agudo inferior, como lo re eja la depresión recíproca del segmento ST en las
derivaciones I y aVL. Las derivaciones precordiales son derivaciones del lado derecho, como se in ere de su voltaje
relativamente bajo. La elevación del segmento ST ocurre en las derivaciones V3R a V6R y son compatibles con un infarto del
ventrículo derecho.
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls RM, et al: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2010, Mosby.)
NOTAS:
Escenario: mujer de 66 años con epigastralgia y dolor en el cuello y la espalda
Se observa una elevación hiperaguda del segmento ST en las derivaciones II, III y aVF
(localización inferior); la depresión del ST aparece en las derivaciones V1-2 (expresión de
una lesión de la cara posterior). Las derivaciones precordiales derechas V1R a V6R muestran
un infarto del ventrículo derecho si se eleva el segmento ST en V3R o en las derivaciones
precordiales derechas adyacentes. En las derivaciones I y aVL se observa una depresión
recíproca del segmento ST.
Clínica: alto riesgo de hipotensión con la nitroglicerina; prepárese para administrar
líquidos i.v.
Diagnóstico/tratamiento: SCACEST convencional; el objetivo principal es la reperfusión
rápida.
Figura B-56 Derivaciones precordiales de un paciente con infarto agudo de la cara anterior. A. En la primera fase del
infarto se observan ondas T altas y positivas (hiperagudas) en las derivaciones V2 a V5. B. Varias horas después se aprecia una
marcada elevación del segmento ST en las mismas derivaciones (patrón de la corriente de lesión) y ondas Q patológicas en las
derivaciones V1 y V2.
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
• Derivaciones V1-3 con onda R alta y ancha y depresión de ST (imagen en espejo de infarto
de la pared anterior del miocardio [IMPA])
• A menudo, acompañado de infarto de miocardio de la cara inferior (como en este ECG)
Infarto de la cara posterior del miocardio
Otros datos
Pericarditis
• Depresión de PR/elevación de QT
Hipotermia
• Forma de QRS
• Ondas J o de Osborne
Repolarización precoz
• Segmentos ST
Pericarditis
• Elevación del punto J
• Elevaciones difusas
• Depresiones inespecíficas
Electrólitos
• Ondas T y U
Pericarditis aguda
Figura B-58 Electrocardiograma de una pericarditis aguda.
Figura B-59 Estimulación ventricular derecha y biventricular. A. Paciente con insu ciencia cardíaca con un marcapasos
convencional de doble cámara (aurícula y ventrículo derechos). B. Para mejorar la función cardíaca, se actualizó el marcapasos
a un aparato biventricular (BiV). Obsérvese que durante la estimulación ventricular derecha (A), el electrocardiograma
presenta una forma con bloqueo de rama izquierda. Las ondas P sinusales precedentes son detectadas por el electrodo auricular.
En cambio, durante la estimulación biventricular (B), los complejos QRS muestran una morfología de bloqueo de rama derecha.
Además, la duración del QRS es algo más corta durante la estimulación biventricular debido a los efectos de resincronización
cardíaca que supone la estimulación casi simultánea de los ventrículos.
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Hipotermia
Figura B-60 Hipotermia generalizada asociada a una prominencia clara del punto J (en el mismo inicio del segmento
ST). Las ondas J prominentes (flechas) de la hipotermia se conocen como ondas de Osborne.
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
• Los datos siguientes representan alteraciones ECG características del paciente con
hipotermia:
• Ondas J (ondas de Osborne) —patognomónicas de la hipotermia; muesca terminal de
QRS—; aquí se visualiza mejor en II, V4 y V5
• Prolongación de PR
• Ensanchamiento de QRS
• Prolongación de QT
• Estas anomalías del ritmo son frecuentes:
• Fibrilación auricular
• Taquicardia ventricular
• Fibrilación ventricular
• Disociación electromecánica
• Asistolia
Hiperpotasemia
Figura B-61 Efectos de la hiperpotasemia progresiva sobre el electrocardiograma. Todas las ilustraciones provienen de la
derivación V . A. Concentración sérica de potasio ([K+]) = 6,8 mEq/l; obsérvense las ondas T picudas junto con el ritmo
3
sinusal normal. B. [K+] sérico = 8,9 mEq/l; obsérvense las ondas T picudas y la ausencia de ondas P. C [K+] sérico = >8,9
mEq/l; obsérvense la onda sinusoidal clásica con ausencia de ondas P, la prolongación llamativa del complejo QRS y las ondas T
picudas.
(Tomado de Goldman L, Ausiello D: Cecil medicine, ed 23, Philadelphia, 2008, Saunders.)
• El ensanchamiento considerable del QRS, unido a las ondas T altas y picudas, hace pensar
en una hiperpotasemia intensa. Advierta la ausencia de ondas P, lo que revela un ritmo
de la unión, si bien en la hiperpotasemia se puede paralizar el músculo auricular a pesar
de mantener un ritmo sinusal. El impulso sinusal es conducido hasta el nódulo AV a
través de tractos internodales sin que se active la musculatura auricular.
• En la etapa más avanzada se produce un mayor ensanchamiento de todos los
componentes lo que da lugar a un aspecto «sinusoidal».
• Los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (ECA) y los antiin amatorios
no esteroideos (AINE), así como otros medicamentos, pueden producir hiperpotasemia.
Síndrome de Brugada
Figura B-62 Síndrome de Brugada con elevación de ST en V1-2. La elevación de ST tiene forma de cubeta (parte superior,
A) o «en respaldo de silla» (parte inferior, B) y puede resultar temporal.
(Tomado de Marx JA, Hockberger RS, Walls, RM, et al: Rosen’s emergency medicine, ed 7, St Louis, 2010, Mosby.)
Vías accesorias
Figura B-63 Vía accesoria en el ritmo sinusal y en la taquicardia con reentrada ortodrómica.
(Tomado de Basson CT: A molecular basis for Wolff-Parkinson-White syndrome. N Engl J Med 344:1861, 2001. Copyright ©
2001 Massachusetts Medical Society. Reservados todos los derechos.)
Figura B-64 Derivación V3. Patrón característico de Wol -Parkinson-White con intervalo PR corto, onda delta,
complejo QRS ancho y cambios secundarios en el segmento ST y la onda T.
(Tomado de Aehlert B: ECGs made easy, ed 3, St Louis, 2006, Mosby.)
• Clínica: predispone a las taquiarritmias porque la conducción cardíaca evita el nódulo AV
normal a través de las bras de Kent y restablece un circuito de reentrada ortodrómico
(QRS estrecho) o retrodrómico (QRS ancho); si ocurre una FA, la frecuencia ventricular
puede resultar rapidísima.
• Tratamiento de la taquiarritmia aguda: ortodrómica: medicamentos habituales frente a la
TSV/control de la frecuencia por el nódulo AV
• Antidrómica: procainamida; evite los medicamentos que inhiben el nódulo AV.
• El tratamiento definitivo del WPW con arritmia es la ablación.
Figura B-65 A. La brilación auricular con el síndrome de preexcitación de Wol -Parkinson-White puede dar una
taquicardia de complejo ancho con una frecuencia rapidísima. Obsérvese que algunos intervalos R-R miden menos de 0,2 s. La
irregularidad se debe a la brilación auricular subyacente. B. Una vez que la arritmia se convierte en ritmo sinusal, se ve la
tríada clásica del síndrome de Wol -Parkinson-White pero de manera sutil: intervalo PR bastante corto, complejo QRS ancho y
onda delta (flecha en derivación V3).
(Tomado de Goldberger AL: Clinical electrocardiography: a simplified approach, ed 7, St Louis, 2007, Mosby.)
Apéndice C
Valores normales de laboratorio
Parte I Hematología
Bicarbonato
Bilirrubina, suero
Cortisol, plasma
10:00 PM <50% del valor de las 8:00 <0,5 del valor de las 8:00 AM
AM
Creatina, suero
Estradiol-17-β, adultos
Hombres 10–65 pg/ml 35–240 pmol/l
Mujeres
Mujeres
Lactato
Potasio
Mujeres
Prolactina, suero
Testosterona, plasma
Urato
Viscosidad, suero 1,4–1,8 veces la del agua 1,4–1,8 veces la del agua
Ácido 5-hidroxiindolacético
Albúmina
Catecolaminas
17-cetosteroides
Creatina
Deshidroepiandrosterona
Esteroides 17-cetógenos
Hombres 5–23 mg/24 h 17–80 μm/día
Estrógenos, total
17-hidroxicorticoides
pH 4,6–8 4,6–8
Porfirinas
Porfobilinógeno
Pregnandiol
Mujeres
Proteínas totales
Adaptado de O’Toole MT, editor: Miller-Keane encyclopedia and dictionary of medicine, nursing, and allied health, ed 6,
Philadelphia, 1997, Saunders, pp 1843–1845, 1847–1848.
Apéndice D
Secuencia rápida de intubación
Evaluación
Los libros de texto y los profesores hacen que parezca demasiado simple: «Debe evaluar y
controlar el ABC». Usted lee la bibliografía y aprecia la información sobre la importancia de
la evaluación y del control de la vía respiratoria. Es muy fácil escribir estas declaraciones y
leerlas, pero muchas veces resulta muy difícil aplicarlas.
Figura D-2
(Tomado de Sanders M: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Figura D-3
(Tomado de Sanders M: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
¿Sabía usted que…?
Existe una categoría relativamente nueva de dispositivos para la vía respiratoria denominados supraglóticos. Este término se
re ere a un dispositivo de la vía respiratoria que, una vez colocado correctamente, descansa sobre la glotis. Actualmente se
Figura D-4
(Tomado de Sanders M: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
La vía respiratoria oral está diseñada para desplazar la lengua hacia delante, con
respecto a la faringe, y, debido a esta posición, se puede estimular el re ejo nauseoso. Hay
que evaluar la presencia de este re ejo y medir el tamaño correcto antes de su uso. La
pestaña distal debe apoyarse a la altura de los incisivos centrales, con el bloque de mordida
paralelo al paladar duro. En la figura D-5 se muestran las dos técnicas de inserción. Ambas
se han diseñado para evitar que la lengua sea empujada hacia abajo, en dirección a la
faringe, así como para que no surjan nuevos problemas. La otra indicación de este
dispositivo es la protección del tubo traqueal si se coloca correctamente en la boca de un
paciente con dientes (bloque de mordida; v. fig. D-5.)
Figura D-5
(Tomado de Sanders M: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Las vías respiratorias son universales, en el sentido de que cuentan con una abertura
glótica, que facilita la intubación indirecta. Esta tiene lugar colocando un estilete o catéter
de intercambio a través de la vía respiratoria en dirección a la tráquea. A continuación, se
retira la vía respiratoria extraglótica y, sobre el catéter, se va pasando el tubo endotraqueal
(TET) hasta colocarlo en su posición.
Recuerde que el tubo esofagotraqueal Combitube (ETC) se incluye en la categoría de
vía extraglótica. Concebido hace muchos años como una vía respiratoria para los pacientes
críticos, se trata de un sistema de doble tubo, basado en una vía respiratoria con obturador
esofágico, que en la actualidad ha quedado obsoleta. El gran manguito faríngeo de látex
plantea algunos problemas, sobre todo al tratar de intubar con un TET alrededor de este
dispositivo ( g. D-7). En la tabla D-1 se enumeran las vías respiratorias extraglóticas más
habituales.
Figura D-7
(Tomado de Sanders M: Mosby’s paramedic textbook, revised ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Nombre del
Descripción Características especiales y aplicación clínica
dispositivo
LM Classic Manguito inflable ovalado con Puente o conducto para la intubación de personas con dificultades de
tubo conectado a VPP intubación o ventilación. Se puede utilizar el catéter de intercambio a
Tamaños pediátrico y de través del dispositivo para pasar, a su través, el tubo traqueal hasta
adulto su posición.
LMA Flexible Manguito LMA para un tubo Menor acodamiento del tubo y mayor estabilidad del manguito
más pequeño, reforzado
LMA ProSeal Manguito modificado y dos Segundo tubo para drenaje del contenido GI; segundo manguito para un
tubos (gastrointestinal [GI], mejor sellado. Puente y vía para la intubación.
respiratorio) con bloque de
mordida
LMA Supreme Igual que LMA ProSeal pero Versión desechable de ProSeal
versión desechable
LMA Fastrach Mascarilla LMA conectada a Facilita la intubación a ciegas o bajo guía visual con un TET más grande.
un tubo curvo de acero Puente y vía para la intubación.
inoxidable que indica un tubo
endotraqueal (TET) reforzado
LMA CTrach Fastrach con fibra óptica Utilizado para pacientes preseleccionados y con una «vía respiratoria
(pantalla y incorporada; permite la visión difícil» constatada. Reutilizable. Puente y vía para la intubación.
confirmado) y ventilación simultáneas
durante la intubación
Soft-Seal Similar a la LMA pero en una Puede acomodar un TET de 7,5 mm a través del broncoscopio de fibra
Laryngeal Mask sola pieza; el manguito es más óptica (BFO) o del equipo de videointubación. Puente y vía para la
blando, sin barras; tamaños intubación.
pediátrico y de adulto
Ambu Mascarilla LMA desechable y Facilita la inserción en posición anatómica y puede evitar la distorsión
AuraOnce estéril con curva incorporada; de la mascarilla que a veces ocurre con LMA. Puente y vía para la
una pieza, moldeada intubación.
y sin barras. No desechable.
CobraPLA Tubo blando con gran DI, El tubo desechable de gran DI facilita el paso de TET estándar. El diseño
Perilaryngeal extremo distal con manguito separa el tejido de la retícula que se adosa sobre los pliegues
Airway faríngeo y forma triangular, ariepiglóticos y asienta en la glotis. Puente y vía para la intubación.
como la cabeza de una cobra.
Tamaños pediátrico y de
adulto.
CobraPLUS Cobra con funciones de Diseño CobraPLA con capacidad para monitorizar la temperatura central
monitorización con cualquiera de las presentaciones; el tamaño pediátrico detecta el CO2
distal.
SLIPA Diseño parecido a LMA Mascarilla hueca para almacenar la regurgitación GI (50 ml) e impedir la
(Streamlined Unique; el tamaño depende de aspiración. Seis tamaños. Parecido a un zapato con la punta en la entrada
Liner of the la expansión del cartílago del esófago, el puente en la base de la lengua y el tacón en la nasofaringe.
Pharynx tiroides; no tiene manguito
Airway)
Tubo Tubo desechable de doble luz; Vía respiratoria de transición, insertada a ciegas, que combina un tubo
esofagotraqueal TET y luz esofágica. Gran traqueal con la vía respiratoria con obturador esofágica, hoy obsoleta.
Combitube manguito faríngeo de látex: Gran manguito faríngeo de látex, junto con manguito distal estándar;
(ETC) la altura de la persona debe ocho orificios de ventilación se apoyan en la glotis. Ofrece cierta
ser superior a 120 cm; dos protección frente a la aspiración GI.
tamaños de adulto
Elisha Airway Dispositivo moldeado con tres Facilita la ventilación, la intubación y la inserción de un tubo gástrico a
Device (EAD) canales que permite el paso de través de tres canales diferentes. Permite la ventilación durante la
TET grandes de hasta 8 mm; intubación.
dos manguitos
Chou Airway Vía respiratoria oral El tubo externo protege el interno; el tubo interno es flexible y facilita el
regulable, en dos piezas, paso del aire a la glotis. No desechable.
con tamaño de adulto
Intersurgical i- Tubo extraglótico con Similar a otros dispositivos con canal gástrico. Minimiza el repliegue
gel™ manguito no inflable en epiglótico que a veces se forma con LMA. Puente o vía para la
tamaño de adulto; no intubación con TET grandes, incluso de 8 mm.
desechable. Diseñado con
arreglo a la anatomía
perilaríngea.
King Laryngeal- Diseño sin látex, de una sola Dispositivo no desechable, que se inserta a ciegas como puente o vía
Tracheal luz, con doble manguito y para la intubación. Diseño sin mascarilla, similar a LMA ProSeal. El
Airway LT tamaños pediátrico y de tamaño más pequeño para los que pesan más de 12 kg (tamaño 2);
adulto tamaños sucesivos de 2,5, 3, 4 y 5. Los dos manguitos se inflan con la
jeringa adjunta, del mismo color que el tubo. La FDA lo considera un
tubo orofaríngeo.
King LT-S King LT de doble luz La segunda luz se coloca detrás del puerto de ventilación y facilita el
acceso para la aspiración gástrica. Similar a LMA ProSEAL. La punta
desechable se estrecha para facilitar la inserción.
King LTS-D King LT-S desechable, solo en Versión desechable de King LT-S
tamaño de adulto
fuera de la glotis.7
Entre las normas de diseño de los tubos endotraqueales se encuentran los diámetros
interno y externo (DI y DE, respectivamente), los marcadores de la distancia (desde la
punta), el ojo de Murphy y el marcador radioopaco. Como ya se ha indicado, los tubos
pueden tener manguito o no. El propósito del manguito es facilitar un sello entre el tubo y
la pared traqueal, evitando la aspiración inferior de líquidos y el paso del aire en ambas
direcciones. El manguito permite también colocar el tubo en el centro de la tráquea y evitar
la irritación de la mucosa. Los tubos sin manguito se han diseñado para la atención urgente
de los niños, pero si están sometidos a ventilación mecánica es preferible un tubo con
manguito. Los manguitos contienen un equipo de monitorización especial que mide su
presión. Aun con estos equipos especiales de monitorización, los manguitos pueden
contribuir a la lesión de la pared traqueal y se deben desinflar por sistema.
Mantenimiento del tubo endotraqueal
El manguito del tubo endotraqueal ofrece unas ventajas e inconvenientes claros al paciente.
Ayuda a a anzar la posición del tubo, pero también puede causar una erosión de la mucosa
y una alteración en el transporte mucociliar. Por este motivo, la presión dentro del
manguito in ado del tubo endotraqueal debe mantenerse en 25 cmH 2O o por debajo, un
nivel que permite el escape de cierta cantidad de aire, pero que evita la aspiración del
material situado por encima. En el mercado existen manómetros que miden especí camente
la presión del manguito, aunque esta se puede mantener en las cifras adecuadas por otros
medios. Dos de estos métodos son la técnica de oclusión máxima y la técnica de la fuga
mínima. Ambas son sencillas, rápidas y sorprendentemente exactas.
Tabla D-2 Lista de comprobación para el traslado de los pacientes en estado crítico
Ítem Sí No
Descripción general
La mera presencia de vías respiratorias arti ciales impide al paciente toser y expectorar las secreciones. A veces, los tubos
incluso se obstruyen por completo con las secreciones espesas, lo que genera una vía respiratoria obstruida.
Las ventajas de la aspiración pueden anularse por sus posibles efectos secundarios, como la introducción de patógenos en
el árbol respiratorio o el período de anoxia/apnea que exige la aspiración.
Se pueden emplear dos técnicas para la aspiración de estos dispositivos: abierta y cerrada. La aspiración abierta tiene
muchos inconvenientes, que serán expuestos seguidamente. Es de elección la aspiración cerrada o en línea.
Indicaciones
• Ante un aumento de los picos de presión en la vía respiratoria durante la ventilación con presión positiva
Contraindicaciones
• No existe ninguna contraindicación absoluta para la aspiración de las vías respiratorias artificiales.
• Si la persona presenta un alto riesgo de intolerancia a la aspiración, hay que sopesar la relación entre bene cio y riesgo
clínico.
• Arritmias
• Hipertensión o hipotensión
• Hipoxia
Tabla D-3 Guía sobre el tamaño de los catéteres para la aspiración de los tubos endotraqueal y de traqueotomía*
1. Coja un catéter de aspiración estéril de tamaño adecuado, un lubricante hidrosoluble estéril o suero salino estéril, guantes
estériles o un recipiente o batea estéril para la solución.
2 . Ensamble la tubuladura de conexión, y encienda y compruebe el equipo de aspiración (100-120 mmHg). Organice la
recogida cerca de la zona de trabajo y mantenga activada la aspiración.
3. Coja un sistema de bolsa y mascarilla con reservorio de oxígeno, válvula PEEP y tubuladura de conexión.
4. Colóquese protección facial; al abrir la aspiración se aerosolizan las secreciones respiratorias del paciente.
5. Abra el catéter estéril en una zona limpia de trabajo a la cabecera del paciente. Utilice el envoltorio como campo estéril.
6. Abra el recipiente estéril y llénelo parcialmente de agua con una técnica estéril.
8 . Aplicando una técnica estéril, conecte el catéter a la tubuladura de conexión. Aspire, a modo de prueba, una pequeña
cantidad de agua de la batea.
9 . Inserte el catéter de aspiración estéril, del tamaño adecuado, en la vía respiratoria arti cial hasta que se encuentre
resistencia y LUEGO RETRÁIGALO LIGERAMENTE.
NOTA: Si se mide de antemano la profundidad de inserción del catéter en la vía respiratoria arti cial, se evita el
traumatismo de las mucosas, pero solo se aspira la vía respiratoria y no el árbol respiratorio del paciente.
NOTA: Existen catéteres especiales que pueden aspirar directamente del bronquio principal izquierdo o derecho. Los
catéteres convencionales suelen entrar en el bronquio principal derecho.
10. Con la mano no dominante, obstruya el puerto de aspiración, mientras retira y rota el catéter con el pulgar y el índice de la
mano dominante. Aplique la aspiración solo en la fase de retirada del proceso y únicamente durante 10 s.
13. Una vez aspirada la vía respiratoria inferior y reanudada la ventilación pulmonar del paciente, puede utilizar el mismo
catéter para aspirar la vía respiratoria superior (nariz y boca). Después de aspirar la vía respiratoria superior, el catéter
deja de ser estéril y debe desecharse.
14. Recoloque al paciente. Restablezca todos los parámetros de ventilación. Lávese las manos. Documente el procedimiento y
el grado de tolerancia del mismo por el paciente.
3. Desconectando el respirador y pidiendo a un ayudante que suministre 5-6 respiraciones uniformes y lentas al paciente a
través de una bolsa y mascarilla (15 l O2, PEEP)
NOTA: No se aconseja la instilación sistemática de suero salino estéril en el árbol traqueobronquial antes de la aspiración.
La instilación de 5-10 ml de suero salino estéril no diluye las secreciones, puede ocasionar hipoxia y, a veces, contribuye a la
infección de la vía respiratoria inferior (v. fig.).
Procedimiento: técnica cerrada
2. Regule la aspiración al nivel recomendado por el fabricante del sistema de aspiración cerrado.
5. Inserte de forma rápida y suave el catéter en la vía respiratoria arti cial hasta encontrar resistencia y LUEGO RETRÁIGALO
LIGERAMENTE (con la aspiración apagada).
6. Con la mano no dominante, conecte la aspiración mientras se retrae (hasta la funda) y se rota el catéter entre el pulgar y el
índice de la mano dominante. Aspire durante no más de 10 s.
8. Se pueden repetir los pasos 5, 6 y 7. No deben aplicarse más de 2-3 ciclos de aspiración de una vez.
9. Puede abrir un catéter diferente para aspirar la vía respiratoria alta del paciente. Conecte el otro catéter a la tubuladura de
conexión y termine el procedimiento.
10. Deseche convenientemente el equipo. Lávese las manos. Documente el procedimiento, incluido el grado de tolerancia al
mismo por el paciente.
NOTA: Algunos pacientes no toleran la aspiración, ni siquiera tras la hiperoxigenación. Si aparecen complicaciones:
• Si se aplica la técnica abierta, cambie a la técnica cerrada para evitar la desconexión del respirador.
Descripción general
Los tubos de traqueostomía (traqueotomía) poseen diversas piezas, con funciones diferentes, que ayudan a mantener abierta la
vía respiratoria arti cial. En general, el tubo de traqueotomía tiene un diámetro más pequeño y es más corto que el
endotraqueal. Algunos disponen de un manguito distal que protege de la aspiración o de las fugas de aire cuando se realiza la
ventilación mecánica del paciente.
Indicaciones
• Vía respiratoria quirúrgica electiva o programada cuando la primitiva está obstruida por lesión o inflamación
• Vía respiratoria quirúrgica urgente cuando ocurre una obstrucción aguda de la vía respiratoria
• Ventilación mecánica prolongada (reemplaza el tubo endotraqueal a las 2-3 semanas; v. figs.).
1 . Cánula externa: cuerpo del tubo, a veces con manguitos. (No se usan manguitos para los niños, los pacientes adultos
laringectomizados o cuando se retira la cánula al paciente.)
2. Pestaña cervical: conectada a la cánula externa, estabiliza la piel de la parte anterior del cuello y facilita la realización de
nudos con las citas para afianzar más el tubo.
3. Cánula interna: (opcional) tubo transparente que se inserta en la cánula externa y posee un adaptador estándar de 15 mm
para la ventilación.
4. Obturador: estilete sólido, de extremos romos, que se usa durante la inserción del dispositivo. Debe mantenerse cerca del
paciente por si hubiera que reinsertar el tubo de traqueotomía.
5. Balón (globo) piloto: (opcional) si el dispositivo tiene manguito, el balón piloto opera igual que el manguito en un tubo
endotraqueal.
Procedimiento
1. Lávese las manos y aplique las precauciones estandarizadas. Deberá usar una protección facial para la aspiración o si prevé
la presencia de gran cantidad de secreciones, si el paciente no es capaz de tapar el estoma al toser o si se dan ambas
circunstancias.
2. NUDOS NUEVOS: corte la cinta de sarga de modo que la longitud rodee dos veces el cuello del paciente.
3. Hiperoxigene y aspire al paciente, según la necesidad.
6. Prepare un campo estéril y reúna el material: suero salino estéril y solución con peróxido de hidrógeno y recipiente. Mezcle
el suero salino estéril y el peróxido en un recipiente estéril con una relación 50:50.
7. Colóquese guantes estériles.
8. Retire la cánula interna y métala en la solución de peróxido/salina. Puede limpiar la cánula interna con un pequeño cepillo
estéril, si fuera necesario.
9. Enjuague la cánula interna con suero salino estéril, reinsértela y ciérrela.
NOTA: Mientras se limpia la cánula interna, se puede aplicar oxígeno y ventilación por la cánula externa.
10. LIMPIA EL ESTOMA. Limpie la zona del estoma con una gasa 4 x 4 impregnada en suero salino estéril y luego seque con
otra gasa 4 × 4.
11. LIMPIE LA CÁNULA EXTERNA. Use una gasa 10 × 10 impregnada en suero salino estéril e hisopos de algodón para
limpiar la cánula externa. Seque con una gasa 10 × 10.
12. Solicite ayuda y pida a alguien que sujete la pestaña cervical mientras deshace y desecha los nudos cervicales antiguos.
NOTA: Esto es muy importante si el estoma de la traqueotomía se ha colocado hace menos de 48 h. Si se desplaza por
accidente el tubo de traqueotomía, se puede cerrar el orificio reciente.
13. Inserte un extremo del nuevo nudo a través de la pestaña y tire hasta haber pasado la mitad de la cinta. Deslice el nudo
doble alrededor de la nuca e insértelo por la otra ranura, formando un bucle con la ranura original. Haga un nudo cuadrado
doble en ese lado.
14. Aplique un apósito reciente sobre la zona.
15. Deseche el material de un solo uso y los guantes. Lávese las manos.
16. Documente el aspecto del estoma, el volumen de drenaje y el color (v. fig.).
Figura D-8
(Por cortesía de Mallinckrodt Inc., St Louis.)
La ayuda para la intubación se obtiene con los instrumentos descritos en la tabla D-4. Todos
ellos resultan útiles para el equipo de cara a la intubación endotraqueal sin intervención
quirúrgica por cualquiera de las tres vías indicadas.
Gum Elastic Bougie (bujía de goma Guía con Introducción para la parte anterior de la laringe o para las
elástica). Se puede utilizar también para codo de 35° personas con dificultad para abrir la boca; se coloca
pasar a través el tubo endotraqueal correctamente sobre las vías extraglóticas. Puede utilizarse para
(TET). También se conoce como Portex intubar directamente la tráquea o como estilete que facilite la
Venn Tracheal Tube Introducer intubación. Si se utiliza de forma directa, para confirmar la
(introductor del tubo traqueal de Portex posición se deben reconocer los «clics» traqueales.
Venn).
Single Use Bougie (bujía de un solo uso) Punta Se utiliza como introductor para la oxigenación y ventilación
acodada con mientras se coloca. No desechable.
luz hueca
Parker Flex-It Articulating Tracheal Tube Estilete Basado en el diseño del estilete estándar, pero con un botón en
Stylet (estilete articulado para tubo articulado el extremo de la mirilla que facilita un ángulo, parecido al de la
traqueal Flex-It de Parker) para TET de bujía, del extremo distal del tubo endotraqueal. Permite el
tamaño control distal con una sola mano del TET; facilita también la
pediátrico y videointubación.
de adulto
Frova Intubation Introducer (introductor Punta distal Actúa como introductor, estilete o intercambiador y viene en
de intubación de Frova) angulada con tamaños pediátrico y de adulto con adaptadores que permiten la
dos puertos ventilación durante la intubación.
laterales;
viene con
diseño rígido
o maleable
Aintree Intubation Catheter (catéter de Luz grande Facilita la visualización directa con el broncoscopio de fibra
intubación de Aintree) con punta óptica (BFO). Permite laventilación durante las intervenciones;
angulada, dos introductor, intercambiador y estilete.
puertos
laterales y
adaptadores
Cook AEC (Airway Exchange Cath.) Catéter de Catéter extraduro para el intercambio de tubos dobles.
EF (Extra Firm) intercambio
para todos
de doble luz
Intubación digital
Si no es capaz de ver las cuerdas vocales (sangre, secreciones), el paciente no puede mover
el cuello o la cabeza, o se dan ambas circunstancias, la colocación del tubo endotraqueal
con los dedos puede ser de utilidad. No es necesario superar los tres ángulos para ver las
cuerdas vocales. Basta con palpar la epiglotis y guiar, mediante el tacto, el tubo hasta su
posición. El mayor obstáculo para la intubación digital es la presencia del re ejo nauseoso,
la consciencia mantenida del paciente o ambos. El paciente no tiene más remedio que
morder en cuanto se estimula la zona del reflejo nauseoso.
Para comenzar el procedimiento debe colocar un estilete iluminado o convencional
dentro del TET y moldear el tubo en J o como un palo de hockey. Si recuerda la anatomía de
la vía respiratoria superior, sabrá que la epiglotis asienta detrás de la base de la lengua.
Utilice los dedos primero y segundo de la mano dominante para «alcanzar» la base de la
lengua. Aplique un dedo para identi car y retraer la epiglotis. Angule el TET premoldeado
dentro de la boca del paciente y diríjalo hacia el dedo. En cuanto alcance la entrada de la
glotis, utilice el segundo dedo para atrapar la punta del TET y «guiarlo» a través de la
glotis. Una vez que haya pasado esta, retire los dedos y sujete el TET en su posición
mientras va efectuando retiradas alternativas cortas del estilete y empujando el TET hasta
su posición correcta para, nalmente, retirar el estilete. Con rme la colocación del tubo y
afiáncelo.
Intubación nasotraqueal
La nariz es una vía secundaria para el tubo endotraqueal. La colocación correcta en el
adulto a través de las cuerdas vocales se puede lograr mediante la visualización directa o a
ciegas. Con independencia de la técnica aplicada, la complicación más habitual es la
hemorragia nasal. Estas maniobras suelen resultar más complicadas y su realización lleva
más tiempo, pero una ventaja que presentan es que durante la intervención se puede
mantener la oxigenación a través del tubo.
Dada la estructura particular de la zona, el tubo endotraqueal elegido deberá tener la
mitad del calibre del tubo que normalmente se escogería para la vía oral. Si es posible, sería
conveniente utilizar un tubo especial con un aparato anular que permite una de exión
anterior de la punta. La lubricación de la punta del tubo y de la fosa nasal del paciente
facilitará el paso menos traumático del tubo. Si el tiempo lo permite, la lubricación se puede
mezclar con lidocaína al 2% y fenilefrina al 0,25-0,5% para proporcionar anestesia local y
tratar de evitar el sangrado nasal.
Intubación nasotraqueal mediante visualización directa (adulto)
Esta técnica comprende el uso de laringoscopio y las pinzas de Magill. Inserte el tubo
lubricado de forma adecuada y luego el laringoscopio de la manera habitual, teniendo
siempre a mano las pinzas de Magill. En cuanto visualice las cuerdas puede insertar las
pinzas con la mano derecha sujetando la punta del tubo para dirigirlo en sentido anterior.
Procure no dañar el manguito del TET con las pinzas.
Intubación nasotraqueal a ciegas
Si la visualización directa de la tráquea resulta difícil o imposible (p. ej., cuando existe
bruxismo) y no hay un protocolo para la secuencia rápida de intubación (SRI) ni un acceso
vascular, esta técnica puede resultar útil. El paciente puede estar sentado o en decúbito
supino pero deberá respirar por sí mismo con su ciente fuerza para facilitar la inserción.
Una vez introducido el tubo dentro de la fosa nasal (con el bisel hacia fuera y el tubo
perpendicular) y alcanzada la orofaringe, deberá acercar la oreja sobre el TET, escuchar los
ruidos respiratorios y empujar lentamente el tubo, haciendo presión sobre el cricoides y
notando lo que sucede. En cuanto la punta entra en el glotis, se oye un sonido tubular y el
paciente puede toser (lo que se describe como tos bovina). Para «escuchar» mejor los ruidos
respiratorios, que sirven de guía, se puede colocar un silbato especial de «tetera» en el
extremo del tubo. Otra adaptación es retirar la campana de un estetoscopio de tubo simple
e insertar la parte distal del mismo en el TET.
A veces se necesitan varios intentos para introducir por la nariz un tubo traqueal hasta
la glotis. El movimiento de la cabeza del paciente hasta una posición de exión o la
tracción hacia delante de la mandíbula con el pulgar y el índice de la mano no dominante
facilitan el paso de la porción distal del tubo hasta su posición.
Figura D-10
(Por cortesía de King Systems.)
Flexible Estilete flexible con Diseñado para el intercambio de la mascarilla laríngea (LMA) de adulto u otra vía
Airway punta rígida respiratoria extraglótica; confirma la posición del tubo endotraqueal
Scope
Tool
(FAST)
Shikani Como el Se utiliza para intubar o con otros dispositivos en casos difíciles. Dispositivo portátil
Optical broncoscopio con mayor aplicación en situaciones de urgencia. Permite la insuflación de oxígeno a
Stylet flexible de fibra través del dispositivo. Tope movible del tubo y puerto para el oxígeno.
(SOS) óptica (BFF), pero
con estilete en J
Levitan Similar a SOS, sin Complemento para la laringoscopia directa o igual que SOS
GLS tope movible del
tubo
Trachlight Varita con tres Varita iluminada, pediátrica y de adultos, para la intubación; buena aplicación para
Stylet piezas para niños y sustituir al broncoscopio de fibra óptica (BFO) en situaciones de urgencia.
adultos Visualización a ciegas, directa o indirecta en situaciones donde resulta difícil ver la
glotis o están limitados los movimientos de la cabeza.
GlideScope Video Hoja con ángulo de Concebido con especificaciones militares y para situaciones de urgencia.
Laryngoscopes (GVL) 60°, con cámara y Proporciona visualización de la vía respiratoria en tiempo real. Batería
(videolaringoscopios) peso liviano; recargable. Transfiere la información en directo a una pequeña cámara.
tamaños pediátrico
y de adulto
DCI Video Hojas El mango tiene una cámara panorámica incorporada, con fibroscopio que
Laryngoscope System intercambiables permite una mayor visibilidad y menos cambios en la posición de la cabeza.
(sistema de (Miller o Mac) Bueno para vías respiratorias difíciles, pacientes obesos y para verificar
videolaringoscopia) de mayor tamaño la posición del tubo endotraqueal (TET). Permite la intubación, el
intercambio y la inserción del endoscopio.
Viewmax Puerto óptico Montaje prismático, da una aspecto en «ojo de pez» a las cuerdas con la
Laryngoscope Blade lateral para la hoja visión Mac
(hoja de Mac en tamaños de
laringoscopio) adulto y pediátrico
McGrath Video Laringoscopio Bueno para aberturas bucales limitadas y movimientos reducidos de la cabeza
Laryngoscope inalámbrico, con vías respiratorias anteriores u obesidad. Las hojas ajustables permiten
(videolaringoscopio) portátil, de peso aplicar el dispositivo a muchos tipos de pacientes. Portátil y liviano.
liviano y hojas
desechables
Pentax Airway Scope Videolaringoscopio Similar a McGrath pero con un tamaño de hoja que permite la aspiración a su
inalámbrico con través
hoja de aspiración
especial
Airtraq Laringoscopio Para el control de la vía respiratoria sistemática y difícil con guía
óptico desechable fibroscópica. Unidad autocontenida. El TET está montado en el dispositivo y
con guía se guía bajo visualización.
endotraqueal
Bullard Elite Laringoscopio Permite la insuflación de oxígeno y la aspiración durante el uso. Se puede
Laryngoscope indirecto de fibra utilizar con el mango estándar o con una fuente de fibra óptica. Se pueden
(laringoscopio) óptica con tamaños acoplar estiletes metálicos ópticos.
pediátrico y de
adulto
UpsherScope Ultra Laringoscopio de Igual que Bullard Elite, pero se usa con el mango Upsher o con una fuente de
fibra óptica rígido, fibra óptica
indirecto, con
tamaños de adulto
Figura D-11
(Tomado de Semonin-Holleran R: Air and surface patient transport principles and practice, ed 3, St Louis, 2005, Mosby.)
Figura D-12
(Tomado de Semonin-Holleran R: Air and surface patient transport principles and practice, ed 3, St Louis, 2005, Mosby.)
Figura D-13
(Tomado de Semonin-Holleran R: Air and surface patient transport principles and practice, ed 3, St Louis, 2005, Mosby.)
Figura D-14
(Tomado de Semonin-Holleran R: Air and surface patient transport principles and practice, ed 3, St Louis, 2005, Mosby.)
Figura D-15
(Tomado de Semonin-Holleran R: Air and surface patient transport principles and practice, ed 3, St Louis, 2005, Mosby.)
Intubación retrógrada
La intubación retrógrada se precisa cuando no se puede ventilar u oxigenar al paciente. Se
emplea una aguja de gran calibre para acceder a la membrana cricotiroidea y se introduce
una guía, que se dirige en sentido ascendente sobre la aguja. La guía se lleva hasta la boca
(aunque a veces tienda a desviarse hacia la nariz). Una segunda persona, con unas pinzas
de Magill, ayuda a coger la guía en la faringe y a dirigirla fuera de la boca. A través de esa
guía se pasa a un tubo endotraqueal hasta la glotis. Esta es una técnica que exige
demasiado tiempo cuando se atiende, con premura, una urgencia, por lo que no siempre
resulta útil.
Cricotirotomía
La cricotirotomía puede constituir la técnica nal que salve a un paciente al que usted no
puede intubar, ventilar ni oxigenar. Existen algunos dispositivos comercializados que
facilitan esta intervención.
Cricotirotomía con aguja
La cricotirotomía con aguja se realiza con una aguja gruesa y un catéter. El catéter para vía
respiratoria transtraqueal urgente de Cook es un ejemplo de un catéter grueso, no acodado,
que se introduce con una aguja. Otro sistema muy sencillo es un catéter intravenoso (i.v.)
de 14 G y 5 cm, que se inserta a través de la membrana cricotiroidea, con una jeringa
acoplada. Una vez dentro de la tráquea, se retira el estilete y se puede introducir el
adaptador de 15 mm de un TET de 3 mm en la parte superior del catéter de 14 G para
proporcionar ventilación directa a través de una bolsa y mascarilla. La aguda de 14 G no
está fenestrada, por lo que debe reservarla para tratamientos críticos y breves.
Cricotirotomía percutánea
La cricotirotomía percutánea puede basarse en la técnica de Seldinger, empleando una
aguja para el acceso y dilatando después el ori cio para introducir el catéter. En los
dispositivos comerciales como el set de catéter de cricotirotomía urgente con manguito de
Melker, de Cook, está incluido un catéter para la vía respiratoria con manguito de 5 mm.
Las versiones I y II de QuickTrach proporcionan un tubo traqueal sin o con manguito, el
cual debe insertarse a través de una gruesa aguja, de tipo trocar, y viene con tamaños
pediátrico y para adultos (fig. D-16).
Figura D-16
(Por cortesía de VBM Medizintechnik GmbH, Germany.)
Cricotirotomía quirúrgica
La cricotirotomía quirúrgica se basa en la realización de incisiones quirúrgicas a través
de la piel y, posteriormente, de la membrana cricotiroidea. A continuación, se introduce un
tubo de traqueotomía o un TET estándar por el ori cio. Esta es la técnica quirúrgica más
rápida, sobre todo cuando no se dispone de ningún otro dispositivo comercial.
Traqueotomía
L a traqueotomía urgente se basa en la incisión quirúrgica de la piel y de la tráquea,
inmediatamente debajo del cartílago cricoideo. Esta técnica se plantea para niños menores
de 10 años o aquellos con lesiones o infecciones que alteran la anatomía de la vía
respiratoria y debe ser realizada exclusivamente por los médicos.
Descripción general
La creación de una vía respiratoria con técnicas quirúrgicas indica que previamente ya se ha intentado acceder a una vía
respiratoria por las técnicas «estándar» sin éxito. Todas las técnicas, tanto el uso de una aguja (percutánea) como un
dispositivo comercial o un bisturí (quirúrgica), se revisarán a continuación.
Indicaciones
• Vía respiratoria de rescate si existe una obstrucción completa de la vía respiratoria y falla la intubación
• Traumatismo facial importante con incapacidad para intubar o ventilar a través de la boca o de la nariz
Contraindicaciones
• La vía respiratoria quirúrgica no debe constituir el procedimiento inicial para el control de la vía respiratoria.
• La cricotirotomía está relativamente contraindicada en los niños menores de 12 años debido a la anatomía (se recomienda la
ventilación transtraqueal percutánea).
• Lesiones laríngeas o traqueales en la región cricotiroidea.
Cricotirotomía: preparación
1 . Examine la región cricotiroidea del paciente en busca de lesiones, recoja la historia clínica e identi que las referencias
mientras se intenta la ventilación pulmonar con bolsa y mascarilla.
La identi cación de la membrana cricotiroidea se puede lograr identi cando, primero, la zona situada encima del cartílago
tiroides (espacio tirohioideo) y palpando por debajo del cartílago tiroides hasta llegar al anillo cricoideo. Otra posibilidad
para reconocer la membrana cricotiroidea es identi car los anillos traqueales y desplazarse hacia arriba hasta alcanzar el
anillo cricoideo y luego la membrana.
2. Recoja y prepare el equipo. En su kit de vía respiratoria debe llevar incluido un equipo de cricotirotomía. Este equipo
puede ser comercial o bien: povidona yodada, esponjas de gasa 10 × 10, bisturí (hoja n.° 11), dos pinzas de Kelly, gancho
traqueal, tubo de traqueotomía con manguito (kit Shiley n.° 4) o tubo endotraqueal de 6 mm (TET) y jeringa. Conectar un
lado del nudo a la pestaña del dispositivo.
Procedimiento
1 . Desinfecte la piel en torno a la membrana cricotiroidea con povidona yodada, haciendo movimientos circulares que
abarquen los anillos tiroideo, cricoideo y traqueal superior.
2. Aplique un anestésico local con lidocaína al 1% en la piel que cubre la membrana cricotiroidea (si el paciente está despierto
y el tiempo lo permite).
3. Deposite el kit de cricotirotomía sobre una zona estéril. Colóquese guantes estériles y protección facial.
4. Con varios dedos de la mano no dominante, inmovilice el cartílago tiroides. Mantenga libre un dedo para palpar el anillo
cricoideo durante la intervención.
5. Realice una incisión en la piel de arriba abajo, dejando la membrana cricotiroidea en el centro. Es una incisión en la línea
media, en la parte super cial de la piel que se extiende desde el cartílago tiroides hasta los primeros anillos traqueales (v.
fig.).
6 . Se puede utilizar la pinza de Kelly para la disección roma del tejido suprayacente. El objetivo es ver directamente la
membrana cricotiroidea.
7. Una vez identi cada y palpada la membrana, con el bisturí, practique una incisión horizontal por la parte inferior de la
membrana de aproximadamente 1 cm (v. figs.).
8 . Sujete y retraiga hacia arriba el borde superior de la membrana cricotiroidea con el gancho traqueal (cualquier gancho
cutáneo sirve también). El ayudante puede retraer la piel con el gancho.
9 . Use la pinza de Kelly (se puede también usar el dilatador de Trousseau) para identi car y ampliar el ori cio mientras
introduce el tubo de traqueotomía en su interior. Inserte el tubo de traqueotomía con el obturador bloqueado. Empuje de
forma suave y lenta, siguiendo la curva anatómica hasta que la pestaña asiente en la super cie de la piel. Se puede utilizar
un segundo gancho de traqueotomía en la cara inferior de la abertura para retraer desde ambos lados y facilitar el paso del
tubo de traqueotomía.
10. Una vez que la pestaña del tubo de traqueotomía asienta sobre la piel, in e el manguito, retire el obturador e inserte la
cánula interna. Conecte una bolsa y una mascarilla al adaptador de 15 mm, y ventile suavemente, veri cando la posición
correcta del tubo. Se puede confirmar la posición con los mismos métodos que para el TET.
11. Coloque el nudo de traqueotomía alrededor del cuello del paciente desde el lado preparado y a anzado hasta la otra
pestaña del tubo y anudar el otro lado.
12. Continúe con la ventilación y la oxigenación.
Figura D-17
(Tomado de Walls RM, et al: Manual of emergency airway management, Philadelphia, 2004, Lippincott Williams & Wilkins.)
Figura D-18
(Tomado de Whitten CE: Anyone can intubate, ed 4, San Diego, 2004, KW Publication.)
La evaluación prosigue mientras busca obstrucciones en la vía respiratoria y examina
la movilidad del cuello. Por ejemplo, un hematoma o una epiglotitis podrían obstaculizar la
intubación a través de la glotis. Si el cuello se encuentra rígido a causa de una enfermedad,
la alineación de la cabeza y del cuello para la intubación hará que la intervención resulte
muy difícil. El uso de instrumentos de bra óptica o guías facilitará la intubación en los
casos con una movilidad limitada del cuello. El cuadro D-1 proporciona información sobre
la ley de Lemon y el cuadro D-2 describe brevemente la SRI.
L mirar (look) el aspecto externo: vello facial (impide el sello de la mascarilla), caquexia, boca edéntula, dientes salidos,
cuello corto «de búfalo», obesidad mórbida.
Evaluar la regla 3-3-2 (examinando los ángulos).
¿Obstrucción? Buscar tumores, edema, absceso, epiglotitis y lesiones de la médula cervical alta con hematoma.
N movilidad del cuello (neck): ¿puede mover el cuello? (¿Distancia entre mentón y tórax?)
Tomado de Walls R., et al: Manual of emergency airway management, Philadelphia, 2000, Lippincott Williams & Wilkins.
1. Coloque todos los monitores sobre el paciente, es decir, ETCO2 indirecta (si dispone de ella), pulsioximetría y monitor
cardíaco de tres o cinco derivaciones.
2 . Prepare los instrumentos de la vía respiratoria recomendados en el programa. Es posible que cuente con una vía
extraglótica y con diversos tamaños del tubo endotraqueal (TET). El kit contiene las jeringas adecuadas para los
dispositivos. Compruebe todos los manguitos. La vía respiratoria alternativa tiene que estar también preparada, como el
TET.
3. Laringoscopio, con la hoja correcta acoplada y veri cada. Instrumentos de bra óptica, bujía, guía o estilete preparados.
Dispositivos/pruebas diagnósticas listas para con rmar la posición del TET. Preparación del mecanismo para a anzar
el TET.
4 . Preparación del dispositivo de aspiración, encendido, con una punta rígida disponible en la mano derecha durante la
intubación. Esto signi ca, que la aspiración está ensamblada, encendida y la punta rígida colocada bajo el borde del colchón,
a la cabecera del paciente.
5. Como mínimo una vía intravenosa (es preferible contar con dos) o intraósea, en buen estado. Todos los medicamentos se
han extraído de sus recipientes y rotulado. Esta medida incluye los preparados de inducción (SRI inicial) y los que se
precisan para la sedación y/o parálisis continuada.
6 . Bolsa y mascarilla con tubuladura de conexión del oxígeno ensamblada y lista. Circuito del respirador ensamblado y
parámetros de ventilación pulmonar ajustados.
Estar preparado signi ca disponer de planes y de un equipo de reserva alternativos (lámparas, hojas de laringoscopio,
tubos). Una preparación buena y meticulosa resulta extraordinariamente bene ciosa para una intubación sencilla mediante
SRI.
¿Necesita administrar algún medicamento para preparar al paciente para la SRI real?
Sí, a veces la propia SRI o los medicamentos inducen complicaciones en algunos tipos de
pacientes. Deberá evitar estas complicaciones mediante el tratamiento previo a la SRI.
Paso 3: medicación previa a la intervención
En muchos protocolos de SRI están incluidos medicamentos para intentar anular los efectos
de los medicamentos paralizantes que se aplican, para aumentar la frecuencia cardíaca o
con ambos nes. El protocolo de SRI del especialista puede contener medicamentos diversos
con estos nes para determinadas poblaciones de pacientes. Estos medicamentos deben de
administrarse ANTES que la medicación paralizante.
Lidocaína
Se puede administrar una dosis i.v. estandarizada de lidocaína (1-1,5 mg/kg) antes de la
sedación y parálisis para anular los efectos de la medicación paralizante despolarizante. Si
se administra lidocaína 3-5 min antes de la medicación para SRI, se disminuye la
posibilidad de que se produzcan broncoespasmo y laringoespasmo entre los pacientes con
una enfermedad reactiva de la vía respiratoria (asma). Si se aplica lidocaína a las personas
con elevación de la presión intracraneal (PIC), es posible suprimir el aumento de la PIC
durante la propia intubación o como efecto secundario previsible de la succinilcolina
(fármaco despolarizante).
Opiáceos
El uso de opiáceos puede reducir la descarga simpática que se asocia al dolor (intubación) y
al aumento de la presión arterial (fármaco despolarizante) durante la SRI. El fentanilo es el
fármaco de elección habitual por su reducida semivida. La dosis estándar es de 0,5 a 50
μg/kg. Vigile la parálisis de la musculatura respiratoria, rara pero temible (más común en
la infancia), que ocurre con las grandes dosis i.v. de fentanilo. En tal caso, aplique
ventilación con presión positiva mientras administra la medicación sedante y paralizante
para intubar al paciente.
Atropina
La succinilcolina (SCh) se une a los receptores de acetilcolina de la unión neuromuscular; la
estimulación de algunos receptores produce bradicardia, sobre todo en la infancia. La
atropina es una premedicación estándar para todos los pacientes menores de 10 años,
puesto que el gasto cardíaco de los niños depende de la frecuencia cardíaca. La atropina se
puede dar también a cualquier paciente con bradicardia absoluta o relativa. La dosis
pediátrica es de 0,02 mg/kg i.v. unos 3 min antes de la SCh.
En cuanto aplique la SCh, si aparece bradicardia, la captación de la atropina puede
bloquearse durante un tiempo; por eso, hay que administrar la atropina antes que la SCh.
La dosis para el adulto es de 0,5-2 mg i.v.
Ketamina
El propofol es una solución lipídica de aspecto espeso y blanco que suele llamarse «leche
materna». Se caracteriza por ser un hipnosedante que reduce el gasto cardíaco al deprimir
la función de bombeo. El propofol tiene propiedades que reducen el broncoespasmo, pero
casi nunca se emplea en la fase de inducción de la SRI, ya que produce hipotensión. Su uso
fuera de la anestesia se restringe al ámbito del ejercicio profesional. El propofol se
recomienda para la sedación continua de los pacientes intubados en infusión i.v. de 0,2-0,6
μg/kg.
El único fármaco de la lista de uso práctico es la SCh. Diseñada para simular los efectos de
la acetilcolina, bloquea los receptores colinérgicos nicotínicos y muscarínicos. Mientras
el organismo del paciente disponga de seudocolinesterasa, este fármaco será eliminado con
bastante rapidez de las placas neuromusculares (fig. D-19).
Figura D-19
(Tomado de Mosby’s dictionary of medicine, nursing & allied health, ed 8, St Louis, 2009, Mosby.)
El especialista suele escoger la SCh como paralizante inicial para la SRI, debido a su
corta semivida. Sin embargo, no está exenta de ciertos efectos secundarios que hay que
tener en cuenta. En el apéndice E se ofrece un resumen de la SCh, junto con sus efectos
adversos. Solo una pequeña fracción de la SCh inyectada alcanza realmente la unión
neuromuscular y, por esta razón, se recomiendan dosis más altas.
Bloqueantes neuromusculares competitivos/no despolarizantes
Además, cuanto más pesada es la parte superior del torso del paciente, más alto debe colocarse dicha región. A veces se
requiere una posición invertida de Trendelenburg si el paciente presenta una obesidad mórbida y hay que subirse a un
taburete para poder mirar por encima de los hombros del paciente.6
1 . Las comprobaciones de la posición esofágica del tubo se pueden utilizar como medida
inicial entre los niños mayores de 4-5 años.
2. Los detectores colorimétricos del CO2 teleespiratorio no siempre cambian de color si se
altera la perfusión pulmonar y del organismo. Los pacientes con obesidad mórbida o que
han ingerido grandes cantidades de refrescos carbonatados pueden mostrar cambios
falsos de color. Los dispositivos desechables solo se deben emplear durante un período
corto, ya que el papel químico se expone al aire.
3 . La radiografía de tórax (RxT) se ha convertido en la referencia para con rmar la
posición del TET y suele realizarse casi a diario a los pacientes de las UCI que reciben
ventilación mecánica. Este instrumento diagnóstico detecta una posición incorrecta del
TET en el 12-14% de los casos. La RxT es mucho más able para con rmar la
profundidad de la colocación del tubo endotraqueal.
La RxT tiene algunos inconvenientes como método de confirmación:
• Coste
• Radiación del paciente
• Tiempo necesario para realizar e interpretar la placa
• Necesidad de personal especializado
• Médico experimentado para la interpretación
Este medio para con rmar la posición del TET no resulta práctico en la asistencia
crítica. El uso de la ecografía en modo B también con rma la posición de una manera
más económica, sin radiación, y con ahorro de tiempo y de personal (si se in a el
manguito con suero salino).
En el cuadro D-7 se ofrecen propuestas sobre los instrumentos que debe contener el kit
del profesional parasanitario para la vía respiratoria.
Mangos de laringoscopio
Gama de hojas o palas de laringoscopio de tamaño 0-5, rectas y curvas
Baterías/pilas y lámparas de reserva
Lubricante
Laringoscopio/mirilla de fibra óptica
Estilete
Bujía
Vía extraglótica de todos los tamaños, con la jeringa adecuada (si fuera necesario)
Jeringas de 12 ml
Cinta de 2,5 cm
Dispositivos para la confirmación de la posición del tubo
Kit de cricotirotomía percutánea o bisturí, tubo de traqueotomía, gancho cutáneo o traqueal, y pinzas de Kelly
Bibliografía
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10. McKenry l.l., et al. Mosby’s pharmacology in nursing, ed 22. St. Louis: Mosby; 2006.
11. The University of Iowa Hospitals’ EMSLRC. Critical careparamedic curriculum. Iowa City, IA: University of Iowa; 1996.
Apéndice E
Perfiles de los medicamentos
Los nombres registrados de los fármacos que se citan en este apéndice son aquellos
actualmente comercializados en España.
Abreviaturas empleadas en este apéndice: ECG, electrocardiograma; EPOC, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica; ET, endotraqueal; FDA, Food and Drug Administration de EE.
U U . ; GI, gastrointestinal; ICC, insu ciencia cardíaca congestiva; i.m., (por vía)
intramuscular; IM, infarto de miocardio; i.o., (por vía) intraósea; i.v., (por vía) intravenosa;
MDI, inhalador con dosímetro; s.c., (por vía) subcutánea; SNC, sistema nervioso central;
v.o., (por vía) oral.
Abciximab (ReoPro)
Infarto de miocardio:
• Adultos: 160-325 mg v.o. (otra posibilidad es habitual es administrar cuatro
comprimidos de AAS infantiles de 81 mg*), supositorio rectal de 300 mg.
• Niños: 3-5 mg/kg/día, hasta 5-10 mg/kg/día en una sola dosis.
Dolor o fiebre:
• Adultos: 325-650 mg v.o. (uno o dos comprimidos de adultos) cada 4-6 h, máximo de 4
g/24 h.
• Niños: 40-60 mg/kg/día, repartidos cada 4-6 h, máximo de 4 g/24 h.
Clasificación: antiarrítmico
Acción: retrasa la conducción de los impulsos eléctricos por el nodo auriculoventricular.
Indicaciones: taquicardia supraventricular (TSV) con reentrada estable. No convierte la
fibrilación auricular (FA), el aleteo auricular ni la taquicardia ventricular (TV).
Efectos adversos: en general, las reacciones adversas habituales son leves y temporales;
sensación de muerte inminente, rubefacción, opresión torácica o en la garganta,
acorchamiento. Los pacientes experimentan un episodio breve de asistolia después de su
administración.
Contraindicaciones: enfermedad del dolor sinusal, bloqueo cardíaco de segundo o tercer
grado, taquicardia inducida por venenos/drogas/medicamentos, enfermedad con
broncoespasmo.
Posología: Nota: La adenosina debe administrarse únicamente en bolo i.v. rápido en
una vena periférica o próxima al corazón, a ser posible de la fosa antecubital. La
administración de adenosina debe seguirse, de inmediato, de un lavado con 10-20 ml de
suero salino y después se elevará el miembro.
• Adultos: dosis inicial rápida de 6 mg i.v. o i.o. (durante 1-3 s) seguida inmediatamente de
lavado rápido con 20 ml de suero salino. Si la primera dosis no suprime la arritmia en 1-2
min, se puede repetir una segunda dosis rápida de 12 mg i.v. o i.o.
• Niños:
Niños >50 kg: misma posología que los adultos.
Niños <50 kg: dosis inicial de 0,1 mg/kg i.v. o i.o. (dosis máxima: 6 mg) seguida
inmediatamente de un lavado rápido con suero salino ≥5-ml; se puede repetir una
dosis de 0,2 mg/kg (dosis máxima: 12 mg).
Consideraciones especiales:
• Administrar con cuidado a los pacientes con antecedentes de broncoespasmo o con historia
de fibrilación auricular.
• Los ancianos sin antecedentes de TSVP requieren una evaluación cuidadosa para descartar
deshidratación o taquicardia sinusal rápida, que precisen reposición de volumen más que
tratamiento simple con adenosina.
• Categoría C en el embarazo.
Adrenalina
Parada cardíaca:
• Adultos: 1 mg (solución 1:10.000) i.v. o i.o.; se puede repetir cada 3-5 min.
• Niños: 0,01 mg/kg (solución 1:10.000) i.v. o i.o.; repetir cada 3-5 min según la
necesidad (dosis máxima: 1 mg).
Bradicardia sintomática:
• Adultos: 1 μg/min (solución 1:10.000) en infusión i.v. continua; posología habitual: 2-
10 μg/min IV; ajustar la dosis hasta alcanzar el efecto deseado.
• Niños: 0,01 mg/kg (solución 1:10.000) i.v. o i.o.; se puede repetir cada 3-5 min (dosis
máxima: 1 mg). Si se aplica adrenalina a través del tubo ET, administrar 0,1 mg/kg.
Crisis asmáticas y algunas reacciones alérgicas:
• Adultos: 0,3-0,5 mg (solución 1:1.000) i.m. o s.c.; se puede repetir cada 10-15 min
(dosis máxima: 1 mg).
• Niños: 0,01 mg/kg (solución 1:1.000) i.m. o s.c. (dosis máxima: 0,5 mg).
Shock anafiláctico:
• Adultos: 0,1-0,3 mg (solución 1:10.000) i.v. lentamente durante 5 min, o en infusión
i.v. de 1-4 μg/min, ajustada hasta alcanzar el efecto deseado.
• Niños: infusión i.v. continua de 0,1-1 μg/kg/min (solución 1:10.000); ajustar hasta
obtener la respuesta deseada.
• Adultos: añadir 0,5 ml al nebulizador; nebulizador con bulbo de mano: administrar 1-3
inhalaciones; nebulizador de chorro: añadir 3 ml del diluyente, balancear el nebulizador y
administrar durante 15 min.
• Niños:
Mayores de 4 años: misma posología que los adultos.
Menores de 4 años: no se ha establecido su seguridad ni su eficacia.
Amiodarona (Trangorex)
Atenolol (Tenormin)
• Adultos: 0,4-0,5 mg/kg i.v. o i.o.; repetir con 0,08-0,1 mg/kg cada 20-45 min, y luego cada
15-25 min según la necesidad.
• Niños:
Mayores de 2 años: misma posología que los adultos.
1 mes a 2 años: 0,3-0,4 mg/kg i.v. o i.o.
• Adultos: 500-1.000 mg i.v. o i.o. administrados lentamente con una velocidad aproximada
de 1 ml/min; dosis máxima de 200 mg/min i.v. o i.o.
• Niños: 60-100 mg/kg i.v. o i.o. de forma lenta durante 5-10 min; dosis máxima de 200
mg/min i.v. o i.o.
Carbamacepina (Tegretol)
Clasificación: antiepiléptico
Acción: reduce la propagación de las crisis.
Indicaciones: crisis tonicoclónicas parciales y generalizadas.
Efectos adversos: mareos, somnolencia, ataxia, náuseas/vómitos, visión borrosa,
confusión, cefalea, diplopía temporal, alucinaciones visuales, erupciones potencialmente
mortales.
Contraindicaciones: bloqueo auriculoventricular, bloqueo de rama, agranulocitosis,
mielodepresión, tratamiento con IMAO, hipersensibilidad a la carbamacepina o a los
antidepresivos tricíclicos. Administrar con precaución en caso de pequeño mal, crisis
atónicas o mioclónicas; enfermedad hepática; discrasias sanguíneas debidas a tratamientos
farmacológicos o a trastornos hematológicos; historia de cardiopatía; historia de estilismo.
Posología:
Carbón activado
Dexametasona (Fortecortin)
Clasificación: corticoide
Acción: reduce la inflamación y las respuestas inmunitarias.
Indicaciones: diversos trastornos in amatorios, insu ciencia suprarrenal, formas
refractarias de shock.
Efectos adversos: náuseas/vómitos, edema, hipertensión, hiperglucemia,
inmunodepresión.
Contraindicaciones: infecciones micóticas, hipersensibilidad conocida.
Posología:
• Adultos: 0,75-6 mg/kg/día i.v. hasta alcanzar una dosis máxima de 40 mg, dependiendo
de la indicación.
• Niños: 0,02 - 0,3 mg/kg i.v. o i.o. repartidos cada 6 h.
Diacepam (Valium)
Ansiedad:
• Adultos:
Moderada: 2-5 mg i.v. o i.m. lentamente.
Grave: 5-10 mg i.v. o i.m. lentamente (no administrar más de 5 mg/min).
Leve: los ancianos o los pacientes debilitados precisan a menudo dosis bajas.
• Niños: 0,04-0,3 mg/kg/dosis i.v. o i.m. cada 4 h, hasta alcanzar una dosis máxima de
0,6 mg/kg.
Delirium tremens por abstinencia aguda del alcohol:
• Adultos: 10 mg i.v.
Crisis convulsivas:
• Adultos: 5-10 mg i.v. o i.o. lentamente cada 10-15 min; dosis máxima total de 30 mg.
• Niños:
i.v. o i.o.:
5 años o más: 1 mg durante un período de 3 min cada 2-5 min hasta alcanzar
una dosis total máxima de 10 mg.
Mayores de 30 días pero menores de 5 años: 0,2-0,5 mg durante un período de
3 min; se puede repetir cada 2-5 min hasta alcanzar una dosis máxima total
de 5 mg.
Recién nacidos: 0,15-0,5 mg/kg/dosis durante un período de 3-5 min; se
puede repetir cada 15-30 min hasta alcanzar una dosis máxima total de 2 mg.
(No es un preparado de primera línea ya que la inyección contiene benzoato
sódico.)
Administración rectal: si no se dispone de una vía vascular, el diacepam se
puede administrar por vía rectal a los niños.
12 años o más: 0,2 mg/kg.
6-11 años: 0,3 mg/kg.
2-5 años: 0,5 mg/kg.
Menores de 2 años: desaconsejado.
Consideraciones especiales: cerciórese de que existe una buena vía i.v. o i.o. La
extravasación del diacepam produce una necrosis tisular. El diacepam es insoluble en el
agua y debe disolverse en propilenglicol, lo que da lugar a una solución viscosa;
administrar lentamente para evitar el dolor durante la inyección. Categoría D en el
embarazo.
Diltiacem (Masdil)
• Adultos: la dosis óptima es de 0,25 mg/kg i.v. o i.o. durante un período de 2 min para
controlar la FA rápida; una dosis razonable para un adulto normal es 20 mg. Se puede
administrar una segunda dosis, más alta, de 0,35 mg/kg i.v. o i.o. (la segunda dosis
habitual es de 25 mg) durante un período de 2 min si no se obtiene un control de la
frecuencia con la dosis más baja. Para continuar reduciendo la frecuencia cardíaca, se
puede iniciar una infusión de 5-15 mg/h.
• Niños: desaconsejado en la infancia.
Clasificación: adrenérgico
Acción: actúa sobre todo como agonista de los receptores adrenérgicos β1 con un efecto
leve sobre los receptores β2 y α 1. Por eso, la dobutamina aumenta la contractilidad
miocárdica y el volumen sistólico, con un efecto cronótropo leve, que eleva el gasto
cardíaco.
Indicaciones: ICC, shock cardiogénico.
Efectos adversos: taquicardia, extrasístoles ventriculares, hipertensión, hipotensión,
palpitaciones, arritmias.
Contraindicaciones: sospechado presencia de shock inducida por
toxinas/drogas/medicamentos, presión arterial sistólica < 100 mmHg con signos de shock,
estenosis subaórtica hipertró ca idiopática, sensibilidad conocida (incluida a los sul tos).
Administrar con precaución en caso de hipertensión, IM reciente, arritmias, hipovolemia.
Posología:
Dolasetrón* (Anzemet)
Clasificación: antiemético
Acción: previene/reduce las náuseas/vómitos uniéndose a los receptores cerebrales de
la serotonina y bloqueándolos.
Indicaciones: prevención y tratamiento de las náuseas/vómitos.
Efectos adversos: cefalea, fatiga, diarrea, mareos, dolor abdominal, hipotensión,
hipertensión, alteraciones ECG (intervalos PR y QT prolongados, QRS ensanchado),
bradicardia, taquicardia, síncope.
Contraindicaciones: sensibilidad conocida. Administrar con precaución en caso de
hipopotasemia, hipomagnesemia, arritmias.
Posología:
• Adultos: 2-20 μg/kg/min en infusión i.v. o i.o. Dosis inicial de 5 μg/kg/min; la infusión se
pueden aumentar gradualmente a razón de 5-10 μg/kg/min hasta alcanzar el efecto
deseado. La dosis cardíaca suele ser de 5-10 μg/kg/min; la dosis vasopresora suele ser de
10-20 μg/kg/min. Las dosis superiores a 20 μg/kg/min aportan muy poco bene cio
adicional.
• Niños: misma posología que los adultos.
Enoxaparina (Clexane)
Eptifibatida (Integrilin)
• Adultos: dosis de saturación: 180 μg/kg i.v. o i.o. (dosis máxima: 22,6 mg) durante 1-2
min, y luego 2 μg/kg/min en infusión i.v. o i.o. (dosis máxima: 15 mg/h). La dosis se
disminuye en caso de insuficiencia renal.
• Niños: en este momento no existe ninguna recomendación posológica para los niños.
Esmolol (Brevibloc)
• Adultos: 500 μg/kg (0,5 mg/kg) i.v. o i.o. durante 1 min y luego 50-μg/kg/min (0,05
mg/kg) en infusión de 4 min (máximo total: 200 μg/kg). Si la respuesta del paciente es
insu ciente, administrar un segundo bolo de 500 μ g/kg (0,5 mg/kg) durante 1 min y
luego incrementar la infusión hasta 100 μg/kg/min. Velocidad máxima de infusión: 300
μg/kg/min.
• Niños: no aprobado para su uso en la infancia.
Consideraciones especiales: semivida de 5-9 min. Los posibles efectos adversos causados
por el esmolol son breves, debido a su semivida acorta. Estos efectos suelen remitir en 10-20
min. Categoría C en el embarazo.
Etomidato (Hypnomidate)
• Adultos: 0,3 mg/kg i.v. o i.o. lentamente (30-60 s). La dosis habitual de etomidato para la
intubación de un adulto es de 20 mg i.v. lentamente. Plantear una dosis más baja (p. ej.,
10 mg) para los ancianos o los cardiópatas.
• Niños: utilizar con mucho cuidado en los niños con shock séptico.
Mayores de 10 años: misma posología que en los adultos.
Menores de 10 años: no se ha establecido la seguridad.
Consideraciones especiales: el etomidato se utiliza para preparar al paciente para la
intubación orotraqueal. Es necesario contar con personal y equipo adecuados para controlar
la vía aérea del paciente antes de su administración. Categoría C en el embarazo.
Clasificación: antiepiléptico
Acción: Aunque se ignora el mecanismo de acción, se cree que el felbamato antagoniza
los efectos de la glicina, con lo que aumenta el umbral para las convulsiones en las crisis de
ausencia e impide la propagación de las crisis tonicoclónicas generalizadas y de las crisis
parciales.
Indicaciones: crisis parciales con y sin generalización de los adultos epilépticos; crisis
parciales y generalizadas asociadas al síndrome de Lennox-Gastaut de los niños.
Efectos adversos: náuseas/vómitos, ideación y conductas suicidas, depresión, insomnio,
dispepsia, infección respiratoria alta, fatiga, cefalea, estreñimiento, diarrea, rinitis,
ansiedad, anemia aplásica.
Contraindicaciones: discrasias sanguíneas, hepatopatía, sensibilidad conocida a los
carbamatos.
Posología: debe ajustarse de forma individual según el trastorno.
Consideraciones especiales: categoría C en el embarazo.
Fenilefrina** (Neo-Synephrine)
• Adultos: 100-180 μg/min i.v. o i.o. Una vez estabilizada la presión arterial, se puede
reducir la dosis a 40-60 μg/min.
• Niños (2-12 años): 5-20 μg/kg i.v. o i.o. Y luego 0,1-0,5 μg/kg/min i.v. o i.o. (dosis
máxima: 3 μg/kg/min i.v. o i.o.).
Fenitoína
Clasificación: antiepiléptico
Acción: reduce las crisis convulsivas modi cando el desplazamiento de sodio y calcio
dentro del tejido neural.
Indicaciones: crisis tonicoclónicas generalizadas.
Efectos adversos: náuseas/vómitos, depresión de la conducción cardíaca, sedación,
nistagmo, temblores, ataxia, disartria, hipertro a gingival, hirsutismo, rasgos faciales
grotescos, hipotensión.
Contraindicaciones: bradicardia sinusal, bloqueo sinusal, bloqueo cardíaco de segundo y
tercer grado, síndrome de Adams-Stokes, sensibilidad conocida a las hidantoínas.
Posología:
• Adultos: 15-20 mg/kg i.v. o i.o.: se administran lentamente con una velocidad que no
sobrepase 50 mg/min. (Se requieren aproximadamente 20 min para un paciente de 70
kg.)
• Niños: 15-20 mg/kg i.v. o i.o., administrados con una velocidad de 1-3 mg/kg/min.
Fenobarbital (Luminal)
• Adultos: 15-18 mg/kg i.v. o i.o.; infundir con una velocidad no mayor de 100 mg/min.
• Niños: 15-20 mg/kg i.v. o i.o.; infundir con una velocidad no mayor de 2 mg/kg/min.
Consideraciones especiales: prepararse para el control de la vía aérea del paciente.
Categoría D en el embarazo.
• Adultos: 50-100 μg/dosis (0,05-0,1 mg) i.m. o lentamente por vía i.v. o i.o. (1-2 min).
• Niños: 1-2 μg/kg i.m. o lentamente por vía i.v. o i.o. (1-2 min).
Fentolamina (Regitine)
Crisis hipertensivas:
• Adultos: 5 mg i.v., i.o., o i.m.
• Niños: 1 mg i.v. o i.m. para el tratamiento profiláctico de los pacientes con
feocromocitoma sometidos a cirugía.
Vasoespasmo inducido por la cocaína:
• Adultos: 1 mg cada 7 min i.v., i.o. o i.m.
• Niños: desaconsejado en la infancia.
Consideraciones especiales: categoría C en el embarazo.
Clasificación: trombolíticos
Acción: disuelven los tapones de trombos en las arterias coronarias y restablecen el
flujo sanguíneo.
Indicaciones: elevación del segmento ST (≥1 mm en dos o más derivaciones contiguas),
bloqueo de rama izquierda nuevo o presuntamente nuevo.
Efectos adversos: sangrado, hemorragia intracraneal, ictus, arritmias, hipotensión,
petequias.
Contraindicaciones: depresión del segmento ST, shock cardiogénico, cirugía mayor
reciente (en los 10 últimos días), enfermedades cerebrovasculares, hemorragia digestiva
reciente (en los 10 últimos días), traumatismo reciente, hipertensión (presión arterial
sistólica ≥180 mmHg o diastólica ≥110 mmHg), alta probabilidad de trombos en las
cavidades cardíacas izquierdas, pericarditis aguda, endocarditis bacteriana subaguda,
insu ciencia renal o hepática grave con complicaciones hemorrágicas, disfunción hepática
importante, retinopatía diabética hemorrágica, trombo ebitis séptica, edad avanzada (>75
años), tratamiento con warfarina (Coumadin).
Posología: según las instrucciones del médico.
Consideraciones especiales: categoría C en el embarazo.
Fosfenitoína* (Cerebyx)
Clasificación: antiepiléptico
Acción: modi ca los desplazamientos de sodio y calcio en el tejido nervioso e impide la
propagación de la actividad convulsiva.
Indicaciones: crisis parciales y generalizadas, estado epiléptico, profilaxis de las crisis.
Efectos adversos: la fosfenitoína puede producir efectos adversos diferentes, muchas
veces relacionados con la dosis, como sedación, nistagmo, temblores, ataxia, hipertensión,
disartria, hipertro a gingival, hirsutismo, y rasgos faciales grotescos. Su administración
excesivamente rápida causa a veces hipotensión.
Contraindicaciones: bradicardia, bloqueos de rama, agranulocitosis, síndrome de
Adams-Stokes, hipersensibilidad a la hidantoína.
Posología: la dosis y la concentración de fosfenitoína se expresan como si fuera
fenitoína (FE), para simplificar la conversión entre la fenitoína de la fosfenitoína.
Clasificación: hormona
Acción: transforma el glucógeno en glucosa.
Indicaciones: hipoglucemia, sobredosis de β-bloqueantes.
Efectos adversos: náuseas/vómitos, hiperglucemia de rebote, hipotensión, taquicardia
sinusal.
Contraindicaciones: feocromocitoma, insulinoma, sensibilidad conocida.
Posología:
Hipoglucemia:
• Adultos: 1 mg i.m., i.v., i.o., o s.c.
• Niños (<20 kg): 0,5 mg i.m., i.v., i.o., o s.c.
Sobredosis de β-bloqueantes:
• Adultos: 5-10 mg i.v. o i.o. durante 1 min, seguidos de una segunda dosis de 10 mg i.m.
si recidivan los síntomas de bradicardia e hipotensión. (Recuerde que esta dosis mucho
más alta que la que se necesita para tratar la hipoglucemia.)
• Niños: para los pacientes con un peso < 20 kg, la dosis es de 0,5 mg.
Clasificación: antihipoglucemiante
Acción: aumenta las concentraciones sanguíneas de glucosa.
Indicaciones: hipoglucemia
Efectos adversos: hiperglucemia, calor y ardor por la infusión i.v. Las soluciones
concentradas producen a veces dolor y trombosis de las venas periféricas.
Contraindicaciones: hemorragia intracraneal e intrarraquídea, delirium tremens,
solución no transparente, cierre con desperfecto.
Posología:
Hiperpotasemia:
• Adultos: 25 g de glucosa al 50% i.v. o i.o.
• Niños: 0,5-1 g/kg i.v. o i.o.
Hipoglucemia:
• Adultos: 10-25 g de glucosa al 50% i.v. (20-50 ml de solución glucosada).
• Niños:
>6 meses: 2 ml/kg de glucosa al 25%.
Lactantes <6 meses: 2-4 ml/kg de glucosa al 10%.
Haloperidol
Clasificación: antipsicótico
Acción: bloquea selectivamente los receptores postsinápticos de dopamina.
Indicaciones: trastornos psicóticos, agitación
Efectos adversos: síntomas extrapiramidales, somnolencia, discinesia tardía,
hipotensión, hipertensión, TV, taquicardia sinusal, prolongación de QT, torsades de pointes.
Contraindicaciones: disminución de la consciencia, enfermedad de Parkinson.
Posología:
• Adultos:
Agitación leve: 0,5-2 mg v.o. o i.m.
Agitación moderada: 5-10 mg v.o. o i.m.
Agitación intensa: 10 mg v.o. o i.m.
• Niños: desaconsejado en la infancia.
Consideraciones especiales: categoría C en el embarazo.
Indicaciones cardíacas:
• Adultos: 60 U/kg i.v. (máximo 4.000 unidades), y luego 12 U/kg/h (máximo 1.000
unidades). Una vez dentro del hospital, las dosis adicionales se establecen según los
análisis de laboratorio.
• Niños: 75 U/kg y luego 20 U/kg/h.
Embolia pulmonar y trombosis venosa profunda:
• Adultos: 80 U/kg i.v., y luego 18 U/kg/h.
• Niños: 75 U/kg i.v. y luego 20 U/kg/h.
Hetalmidón* (Hespan)
Hidralacina (Hydrapes)
Preeclampsia y eclampsia:
• Adultos: 5-10 mg i.v. o i.o. Repetir cada 20-30 min hasta que la presión sistólica
alcance de 90-105 mmHg.
Hipertensión aguda no asociada con preeclampsia:
• Adultos: 10-20 mg i.v., i.o., o i.m.
• Niños:
1 mes a 12 años: 0,1-0,5 mg/kg i.v., i.o., o i.m. (máximo: 20 mg/dosis).
Clasificación: corticoide
Acción: reduce la in amación a través de varios mecanismos. Como esteroide, restituye
los esteroides ausentes en la insuficiencia suprarrenal.
Indicaciones: insuficiencia suprarrenal, reacciones alérgicas, anafilaxia, asma, EPOC.
Efectos adversos: leucocitosis, hiperglucemia, aumento del número de infecciones,
disminución de la cicatrización de las heridas.
Contraindicaciones: síndrome de Cushing, sensibilidad conocida al alcohol bencílico.
Administrar con precaución en caso de diabetes, hipertensión, ICC, micosis sistémicas
conocidas, nefropatía, trombocitopenia idiopática, psicosis, crisis convulsiva, enfermedad
GI, glaucoma, sensibilidad conocida.
Posología:
Shock anafiláctico:
• Adultos: 100-500 mg i.v., i.o., o i.m.
• Niños: 2-4 mg/kg/día i.v., i.o., o i.m. (máximo: 500 mg).
Insuficiencia suprarrenal:
• Adultos: 100-500 mg i.v., i.o., o i.m.
• Niños: 1-2 mg/kg i.v., i.o., o i.m.
Asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC):
• Adultos: 100-500 mg i.v., i.o., o i.m.
• Niños: 1 mg/kg i.v., i.o. La dosis para los lactantes y niños se puede reducir, aunque
depende sobre todo de la intensidad del trastorno y de la respuesta del paciente, más
que de la edad o el peso corporal. La dosis no debe ser menor de 25 mg al día.
Hidromorfona* (Dilaudid)
Clasificación: analgésico
Acción: bloquea los receptores mu aliviando el dolor. Suprime la tos y los centros
respiratorios del bulbo y del tronco encefálico.
Indicaciones: alivio del dolor moderado o intenso
Efectos adversos: depresión respiratoria e hipotensión.
Contraindicaciones: contraindicado en caso de hipersensibilidad a Dilaudid, depresión
respiratoria depende sobre todo, si no se dispone del equipo de reanimación) y estado
asmático. No debe utilizarse para la analgesia obstétrica.
Posología: 1-2 mg cada 4-6 h s.c. o i.m. Si se administra i.v., 1-2 mg lentamente (en 2-3
min). La hidromorfona HCl de gran potencia solo se administra como analgesia a los
pacientes que ya reciben opiáceos para aliviar el dolor. La dosis inicial para los pacientes
que no han tomado nunca opiáceos es de 0,3-0,75 mg. Una dosis de 1,3 mg de este fármaco
equivale a 10 mg de morfina.
Consideraciones especiales: puede ocurrir una hipotensión grave, sobre todo si existe
hipovolemia. Hay que ajustar la dosis en cada caso, reduciéndola entre los ancianos, los
pacientes con enfermedades hepáticas, renales o pulmonares. A veces se produce una
hipotensión ortostática.
Hidroxicobalamina (Cyanokit)
Clasificación: quela el cianuro
Acción: el ion cobalto quela el cianuro. El cobalto es precursor de la cianocobalamina
(vitamina B12). Según el cianuro para formar cianocobalamina (vitamina B12) que se
elimina por la orina. El preparado Cyanokit contiene una dosis alta de vitamina B12.
Indicaciones: toxicidad el cianuro
Efectos adversos: ana laxia, hipertensión moderada, cefalea, exantema, orina y piel
rojas.
Contraindicaciones: sensibilidad conocida a la vitamina B12.
Posología: 5 gramos diluidos en 100 ml de suero salino siológico i.v. durante 15 min.
Repetir la dosis si ocurre una respuesta transitoria o incompleta. 70 mg/kg para los niños.
Consideraciones especiales: la hidroxicobalamina (HCO) inter ere en los análisis
colorimétricos de laboratorio. Produce cromaturia y tiñe la piel de rojo durante algunos
días.
Clasificación: hormona
Acción: se une a un receptor de la membrana celular y facilita el transporte de glucosa
al interior de la célula.
Indicaciones: hiperglucemia, diabetes mellitus insulinodependiente, hiperpotasemia.
Efectos adversos: hipoglucemia, taquicardia, palpitaciones, diaforesis, ansiedad,
confusión, visión borrosa, debilidad, depresión, crisis convulsivas, coma, shock insulínico,
hipopotasemia.
Contraindicaciones: hipoglucemia, sensibilidad conocida.
Posología:
Cetoacidosis diabética:
• Adultos: 0,1 unidades/kg i.v., i.o., o s.c. Dada la escasa perfusión de los tejidos
periféricos, la vía de administración s.c. resulta mucho menos eficaz que la i.v. o i.o.,
con las que la semivida de la insulina es muy corta; por eso, la administración i.v. o
i.o. de insulina, sin infusión, no resulta tan eficaz. La velocidad de la infusión de
insulina se ajusta a 0,05-0,1 U/kg i.v. o i.o. Cuando dosifique la insulina, utilice una
jeringa con 100 U de insulina para medir y suministrar la insulina. El tiempo
transcurrido desde la administración hasta el inicio de los efectos, así como la
duración de estos, varían mucho entre las distintas personas y también según el
momento de administración en una misma persona.
Hiperpotasemia:
• Adultos: 10 unidades i.v. o i.o. de insulina regular (insulina R), junto con 50 ml de
glucosa al 50% durante 5 min.
• Niños: 0,1 unidades/kg de insulina R i.v. o i.o.
MDI:
• Adultos: 2-3 inhalaciones cada 4-6 h, sin sobrepasar 12 inhalaciones/día, ni espaciarlas
menos de 4 h.
Niños:
Ketamina (Ketolar)
i.v. o i.o.:
• Adultos: 1-4,5 mg/kg i.v. o i.o. Una dosis de 1-2 mg/kg produce anestesia,
generalmente, a los 30 s y dura, generalmente, entre 5 y 10 min.
i.m.:
• Adultos: 6,5-13 mg/kg i.m. Una dosis de 10 mg/kg i.m. puede producir anestesia a los
3-4 min y el efecto dura, de forma característica, entre 12 y 25 min. La administración
concomitante de 5-15 mg de diacepam reduce la incidencia de los fenómenos del
despertar entre los adultos.
• Niños: 3-7 mg i.m.
Ketorolaco (Toradol)
Clasificación: AINE
Acción: inhibe la producción de prostaglandinas por el tejido in amado, reduciendo la
respuesta de los receptores de dolor.
Indicaciones: dolor agudo moderadamente intenso.
Efectos adversos: cefalea, somnolencia, mareos, dolor abdominal, dispepsia,
náuseas/vómitos, diarrea.
Contraindicaciones: pacientes con historia de enfermedad ulcerosa péptica o
antecedentes de hemorragia digestiva, pacientes con insu ciencia renal, pacientes con
hipovolemia, embarazo (tercer trimestre), madres lactantes, alergia al AAS o a otros AINE,
ictus o sospecha de ictus o de traumatismo craneal, necesidad de cirugía mayor en el futuro
inmediato o próximo (es decir, dentro de 7 días).
Posología: Nota: La posología siguiente se aplica para la administración de dosis únicas
exclusivamente. La administración i.v. o i.o. se aplicará durante al menos 15 s.
• Adultos:
Menores de 65 años o con un peso <50 kg: 30 mg i.v. o i.o., o 60 mg i.m.
Mayores de 65 años: 15 mg i.v. o i.o. o 30 mg i.m.
• Niños: 0,5 mg/kg i.v. o i.o. hasta alcanzar una dosis máxima de 15 mg, o 1 mg/kg i.m.
hasta un máximo de 30 mg.
Labetalol (Trandate)
Levetiracetam (Keppra)
Clasificación: antiepiléptico
Acción: mecanismo de acción desconocido pero, al parecer, interacciona con sustancias
que inhiben la neurotransmisión explotadora.
Indicaciones: tratamiento de las crisis de inicio parcial de los adultos y tratamiento
coadyuvante de las crisis mioclónicas de adultos y adolescentes de 12 años o más con
epilepsia mioclónica juvenil. Keppra está indicado como tratamiento complementario de las
crisis tonicoclónicas generalizadas primarias de adultos y niños de 6 años o más con
epilepsia generalizada idiopática.
Efectos adversos: sedación, cefalea, debilidad muscular, mielodepresión, alucinaciones,
psicosis y aumento del riesgo de infecciones.
Contraindicaciones: este producto no debe administrarse a pacientes con
hipersensibilidad conocida al levetiracetam o a cualquiera de los componentes inactivos de
Keppra, comprimidos o solución oral.
Posología: la dosis habitual para el adulto del varía entre 500 y 2.000 mg, dos veces al
día v.o. y requiere ajuste en caso de insu ciencia renal. Keppra solo debe administrarse por
vía intravenosa, diluyéndola antes de su administración; el vial de un solo uso contiene 500
mg/5 ml. Diluir la dosis prescrita en 100 ml de un diluyente compatible e infundirla durante
15 min. El tratamiento debe iniciarse con una dosis de 1.000 mg al día, repartida en dos
inyecciones (500 mg dos veces al día). Se pueden administrar incrementos adicionales de la
dosis (de 1.000 mg/día cada 2 semanas) hasta alcanzar la dosis diaria máxima
recomendada de 3.000 mg.
Consideraciones especiales: si se combina con la fenitoína, puede aumentar los niveles
sanguíneos de ambos fármacos.
Levosalbutamol* (Xopenex)
Clasificación: agonista β
Acción: estimula los receptores β2 causando una relajación del músculo liso de los
pulmones, útero y de los vasos sanguíneos que irrigan la musculatura esquelética.
Indicaciones: broncoespasmo agudo, pro laxis del broncoespasmo de los pacientes
asmáticos.
Efectos adversos: hiperglucemia, hipopotasemia, palpitaciones, taquicardia sinusal,
ansiedad, temblor, náuseas/vómitos, irritación de garganta, hipertensión, dispepsia,
insomnio, cefalea.
Contraindicaciones: angioedema, sensibilidad al salbutamol o al levosalbutamol.
Administrar con cuidado a los lactantes y pacientes con trastornos cardiovasculares o
arritmia. No administrar a los pacientes tratados con fenotiacinas; puede prolongar el
intervalo QT y ocasionar arritmias. Evitar también entre los pacientes tratados con
bloqueadores β2 (sotalol); puede reducir los efectos broncodilatadores y ocasionar
broncoespasmo, prolongación del intervalo QT y arritmias.
Posología:
MDI:
• Adultos: 2 inhalaciones cada 4-6 h. Para algunos pacientes basta con 1 inhalación. En
las reagudizaciones, 4-8 inhalaciones cada 20 min hasta 4 h, y luego cada 1-4 h según
la necesidad.
• Niños:
4-12 años: 2 inhalaciones cada 4-6 h. Para algunos pacientes basta con 1 inhalación.
En las reagudizaciones, 4-8 inhalaciones cada 20 min hasta aplicar 3 dosis, y luego
1-4 inhalaciones cada 1-4 h según la necesidad.
Menores de 4 años: no se ha establecido su seguridad ni su eficacia. Para las
reagudizaciones, 2-4 inhalaciones sujetando una cámara de retención con válvula y
mascarilla cada 20 min hasta aplicar 3 dosis, y luego 2-4 inhalaciones cada 1-4 h
según la necesidad.
Nebulizador:
• Adultos: en general, 0,63 mg 3 veces/cada 6-8 h. Para las reagudizaciones, 1,25-2,5 mg
cada 20 min hasta aplicar 3 dosis, y luego 2-4 inhalaciones cada 1-4 h según la
necesidad.
• Niños:
5-11 años: en general, 0,31 mg 3 veces/día, hasta 0,63 mg. Para las reagudizaciones,
0,075 mg/kg (1,25 mg como mínimo) cada 20 min hasta aplicar 3 dosis, y luego
0,075-0,15 mg/kg (5 mg como máximo) cada 1-4 h según la necesidad.
Menores de 5 años: no se ha establecido su seguridad ni su eficacia. Para las
reagudizaciones, 0,31-1,25 mg cada 4-6 h hasta aplicar tres dosis y luego según la
necesidad.
Lidocaína (Lidocaina)
Loracepam** (Ativan)
Analgesia y sedación:
• Adultos: 2 mg o 0,044 mg/kg i.v. o i.o., la cantidad que resulte más baja, hasta 2 mg.
Esta dosis proporciona una sedación adecuada la mayoría de los pacientes y no debe
excederse si el paciente tiene más de 50 años.
• Niños: 0,05 mg/kg i.v. o i.o. Cada dosis no debe sobrepasar los 2 mg i.v. o i.o.
Crisis convulsivas:
• Adultos: 4 mg i.v. o i.o. durante 2-5 min; se puede repetir al cabo de 10-15 min (dosis
máxima total: 8 mg en 12 h).
• Niños: 0,05-0,1 mg/kg IV hasta un máximo de 4 mg por dosis. Repetir dos veces en
intervalos de 15-20 min si fuera necesario.
Magnesio, sulfato
• Adultos: 0,25-2 g/kg i.v. o i.o., durante 30-60 min, seguidos de 0,25-1 g/kg cada 4 h.
• Niños: 1-2 g/kg i.v. o i.o., durante 30-60 min, seguidos de 0,25-1 g/kg cada 4 h.
Clasificación: corticoide
Acción: reduce la inflamación por varios mecanismos.
Indicaciones: anafilaxia, asma, EPOC.
Efectos adversos: depresión, euforia, cefalea, inquietud, hipertensión, bradicardia,
náuseas/vómitos, edema, diarrea, debilidad, retención de líquidos, parestesias.
Contraindicaciones: síndrome de Cushing, micosis, sarampión, varicela, sensibilidad
conocida (incluso a los sul tos). Administrar con precaución en caso de infección activa,
nefropatía, traumatismo penetrante de la médula espinal, hipertensión, crisis, ICC.
Posología:
Asma y EPOC:
• Adultos: 40-80 mg IV.
• Niños: 1 mg/kg (hasta 60 mg) i.v. o i.o. al día, repartidos en dos dosis.
Shock anafiláctico:
• Adultos: 1-2 mg/kg/dosis, y luego 0,5-1 mg/kg cada 6 h.
• Niños: misma posología que los adultos.
Lesión contusa de la médula espinal:
• Adultos: 30 mg/kg i.v. o i.o. durante 15 min, y luego 45 min más tarde comenzar con
una infusión de 5,4 mg/kg/h durante las 23 h restantes.
• Niños: misma posología que los adultos.
Metoprolol (Beloken)
Indicaciones cardíacas:
• Adultos: 5 mg i.v. o i.o. lentamente durante 5 min; repetir en intervalos de 5 min hasta
completar un total de tres infusiones (total de 15 mg i.v. o i.o.)
• Niños: desaconsejado en la infancia; no se dispone de estudios.
Milrinona (Corotrope)
Clasificación: inotrópico
Acción: la milrinona es un inotrópico positivo y un vasodilatador con un efecto
cronótropo mínimo. La milrinona inhibe una enzima, la fosfodiesterasa del AMPc, que
aumenta la concentración de calcio dentro de la célula cardíaca. El resultado es una mejora
la función diastólica y de la contractilidad miocárdica.
Indicaciones: shock cardiogénico, ICC.
Efectos adversos: arritmias, náuseas/vómitos, hipotensión.
Contraindicaciones: valvulopatías, sensibilidad conocida.
Posología:
• Adultos: 50 μg/kg i.v. o i.o. durante 10 min, seguidos de una infusión de 0,375-0,5
μg/kg/min (dosis máxima: 0,75 μg/kg/min).
• Niños: 50 μg/kg i.v. o i.o. durante 10 min, seguidos de 0,5-1 μg/kg/min.
Morfina, clorhidrato
Dolor:
• Adultos: 2-10 mg i.v., i.o., i.m. o s.c. administrados lentamente durante varios minutos.
La dosis es la misma por cualquiera de las vías i.v., i.o., i.m. o s.c.
• Niños:
6 meses a 12 años: 0,05-0,1 mg/kg i.v., i.o., i.m. o s.c.
Menores de 6 meses: 0,1 mg/kg i.v., i.o., i.m. o s.c.
Dolor torácico asociado con síndromes coronarios agudos, insu ciencia cardíaca congestiva y
edema pulmonar:
• Administrar dosis bajas y volver a evaluar al paciente. Las dosis altas pueden causar
depresión respiratoria y empeorar la hipoxia del paciente.
• Adultos: 2-4 mg i.v. o i.o. lentamente durante 1-5 min, con incrementos de 2-8 mg
repetidos cada 5-15 min hasta aliviar el dolor torácico.
• Niños: 0,1 mg/kg/dosis i.v. o i.o.
Nicardipino (Vasonase)
• Adultos: 5 mg/h i.v. o i.o.; se puede incrementar en 2,5 mg/h cada 5-15 min (dosis
máxima: 15 mg/h). Una vez que el paciente haya alcanzado la presión arterial deseada,
reducir la infusión hasta establecer una dosis de mantenimiento de 5 mg/h.
• Niños: 1-7 μg/kg/min en infusión i.v. o i.o.
Clasificación: antianginoso
Acción: relaja el músculo liso vascular, dilatando las arterias y venas periféricas, con lo
que se acumula la sangre venosa y disminuye el retorno venoso al corazón, reduciendo la
precarga. La nitroglicerina también reduce la tensión sistólica en la pared del ventrículo
izquierdo, haciendo que disminuya la poscarga.
Indicaciones: angina de pecho, dolor torácico continuado de origen isquémico,
hipertensión, isquemia miocárdica asociada a intoxicación por cocaína.
Efectos adversos: cefalea, hipotensión, bradicardia, aturdimiento, rubefacción,
insuficiencia circulatoria, metahemoglobinemia.
Contraindicaciones: hipotensión, bradicardia o taquicardia intensas, aumento de la
presión intracraneal (PIC), hemorragia intracraneal, tratamiento con medicamentos para la
disfunción eréctil (como sildena lo [Viagra], tadala lo [Cialis], o vardena lo [Levitra]),
sensibilidad conocida a los nitratos. Administrar con precaución en caso de anemia,
glaucoma de ángulo estrecho, hipotensión, postural hipotensión, hipovolemia no corregida.
Posología:
• Adultos:
Comprimidos para administración sublingual: 1 comprimido (0,3-0,4 mg) en intervalos
de 5 min hasta un máximo de 3 dosis.
Aerosol sublingual: 1 (0,4 mg) pulverización en intervalos de 5 min hasta un máximo
de 3 pulverizaciones.
Pomada al 2% para uso tópico (Nitro-Bid*): aplicar 2,5-5 cm de pasta sobre la pared
torácica, cubrir con un apósito transparente y fijar con esparadrapo.
i.v.:
Dosis inicial: 12,5-25 μg
Infusión: 5 μg/min; se puede aumentar hasta 5-10 μg/min cada 5-10 min según la
necesidad. Los criterios para determinar el ajuste posológico de la nitroglicerina son
un descenso de la presión arterial del 10%, el alivio del dolor torácico y el retorno
del segmento ST a la normalidad en un ECG de 12 derivaciones.
• Infusión i.v. pediátrica: la infusión pediátrica inicial es de 0,25-0,5 μg/kg/min i.v. o i.o.,
ajustada en 0,5-1 μg/kg/min cada 20-60 min. La dosis habitual requerida es de 1-3
μg/kg/min hasta alcanzar una dosis máxima de 5 μg/kg/min.
Consideraciones especiales: no administrar por la misma vía i.m. que las soluciones
alcalinas. Se pre ere una gran vena periférica para la administración i.v. Semivida de 1
min. Categoría C en el embarazo.
Clasificación: antiemético
Acción: bloquea los receptores de serotonina 5-HT3 y reduce la actividad del nervio
vago.
Indicaciones: prevención de las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia y la
radioterapia y prevención de las náuseas y vómitos postoperatorios.
Efectos adversos: ebre, cefalea, estreñimiento, diarrea, y (rara vez) ana laxia, dolor
torácico, y broncoespasmo.
Contraindicaciones: hipersensibilidad al ondansetrón, otros antagonistas selectivos de
5-HT3 o cualquier componente de la formulación
Posología: las formas farmacéuticas para administración oral se aplican 30 min antes
de la quimioterapia; 1-2 h antes de la radioterapia; 1 h antes de la inducción de la
anestesia. Comprimidos de 8 mg para disgregación oral: no retirar del blíster hasta que sea
necesario. Despegar la hoja del blíster, no empujar el comprimido a su través. Con las
manos secas, colocar el comprimido en la lengua y dejar que se disuelva. Tragar con saliva.
4 mg i.m. sin diluir. Infusión i.v. en Y: diluir en 50 ml de suero glucosada al 5% o suero
salino siológico e infundir durante 15-30 min. Bolo i.v. de una dosis única, aplicado
durante 2-5 min, sin diluir. La dosis diaria máxima única de ondansetrón por vía parenteral
es de 8 mg.
Consideraciones especiales: no se han observado efectos teratógenos en los estudios con
animales pero la FDA la incluye en la categoría B en el embarazo. Se ha evaluado el uso de
ondansetrón para tratar las náuseas y vómitos del embarazo. Se precisan más estudios para
establecer la seguridad fetal, sobre todo durante el primer trimestre. De acuerdo con los
datos preliminares, su uso se reserva generalmente para las náuseas y vómitos graves
(hiperémesis gravídica) o para cuando no surten efecto los tratamientos convencionales.
Óxido nitroso
Oxígeno
Pancuronio* (Pavulon)
• Adultos: 0,06-0,1 mg/kg i.v. o i.o.; se puede repetir una dosis de 0,01 mg/kg cada 25-60
min.
• Niños: misma posología que los adultos.
Clasificación: analgésico
Acción: inhibe la síntesis de prostaglandinas en el SNC y periférico. Pese a que se
desconocen los mecanismos exactos, sus efectos antiin amatorios son mínimos. Este
fármaco reduce la ebre por su acción sobre el hipotálamo, pero en la infancia disminuye
la fiebre menos que el ibuprofeno.
Indicaciones: dolor leve o moderado y uso frecuente como antitérmico.
Efectos adversos: las sobredosis resultan a menudo mortales por la toxicidad hepática y
deben ser tratadas como una urgencia médica. Las discrasias sanguíneas (incluida la anemia
hemolítica) y la disfunción renal son complicaciones raras pero posibles.
Contraindicaciones: no se debe tomar es si existe hipersensibilidad conocida a este
fármaco.
Posología:
• Adultos: (>12 años): 650-1.000 mg cada 4-6 h, sin sobrepasar 4.000 mg/día.
• Niños:
Niños <2 años: no administrar sin asesoramiento médico.
Niños 2-12 años: 10-15 mg/kg cada 4-6 h, con un máximo de 50-75 mg/kg/día.
Potasio, cloruro
Pralidoxima (Contrathion)
• Adultos: 1-2 g (diluir en 100 ml de suero salino siológico) durante un período de 15-30
min. Si no resulta práctico o si existe edema pulmonar, la dosis se administrará
lentamente (≥5 min) por vía i.v. Como solución al 5% en agua.
Autoinyector: la pralidoxima también se presenta en un autoinyector que suministra
600 mg i.m. La dosis se puede repetir cada 15 min hasta un total de tres dosis (1.800
mg). El autoinyector de pralidoxima se desaconseja a los niños.
• Niños: 20-50 mg/kg i.v. o i.o. durante 10 min.
Clasificación: corticoide
Acción: reduce la inflamación.
Indicaciones: trastornos inflamatorios, como el asma con broncoespasmo.
Efectos adversos: muchos de los efectos adversos de los esteroides no se relacionan con
un uso breve sino, de manera característica, con un uso prolongado o durante su retirada.
Contraindicaciones: sensibilidad conocida. Efectos adversos en el síndrome de Cushing.
Administrar con precaución las personas con micosis, sarampión, varicela.
Posología:
Prometacina (Frinova)
Propofol (Diprivan)
Clasificación: anestésico
Acción: produce un estado rápido y breve de anestesia general.
Indicaciones: inducción de la anestesia.
Efectos adversos: apnea, arritmias, asistolia, hipotensión, hipertensión, dolor en el
lugar de inyección.
Contraindicaciones: hipovolemia, sensibilidad conocida (incluidos el aceite de soja y los
huevos).
Posología: la dosis general para la inducción que produce un estado de inconsciencia
rápido es de 1,5 mg/kg i.v. o i.o.
Niños (3-16 años) para la sedación previa la intervención 0,5 mg/kg cada 3-5 min i.v. o i.o.
Niños (3-16 años) inducción de la anestesia 2,5-3,5 mg/kg i.v. o i.o. durante 20-30 min
Después del bolo para la inducción se administran bolos intermitentes o una infusión de
mantenimiento. La dosis intermitente para una adulto tipo es de 20-50 mg, según la
necesidad. Otra posibilidad es proceder a la infusión de propofol. El mantenimiento de la
anestesia con una infusión de propofol puede conseguirse con estos protocolos:
Consideraciones especiales: el propofol debe ser administrado por personal cuali cado
y equipado para controlar la vía aérea del paciente y proporcionar ventilación mecánica. Si
el paciente es anciano o está debilitado, evitar la administración rápida para no ocasionar
hipotensión, apnea, obstrucción de la vía respiratoria y/o desaturación del oxígeno.
Continuar monitorizando la oxigenación y las constantes vitales del paciente y tratar de
limitar el uso del propofol a los pacientes intocados. El propofol no debe administrarse a
través del mismo catéter intravenoso que la sangre o el plasma. Puede ocurrir dolor en el
lugar de inyección, que se minimiza empleando venas más grandes, reduciendo la velocidad
de administración o administrando 1 ml de lidocaína al 1% antes que el propofol. Este se
enumera dentro de la categoría B de embarazo; sin embargo, debe evitarse entre las
embarazadas, porque atraviesa la placenta y puede ocasionar una depresión neonatal.
Rocuronio (Esmeron)
Consideraciones especiales: los efectos comienzan a cabo de 1-1,6 min. Los efectos
duran de 22-94 min. Categoría C en el embarazo.
Broncoespasmo agudo:
• Adultos:
MDI: a veces se precisan de 4-8 inhalaciones cada 1-4 h.
Nebulizador: 2,5-5 mg cada 20 min con un máximo de tres dosis. Después de las tres
primeras dosis, subir la dosis o iniciar una nebulización continúa con 10-15 mg/h.
• Niños:
MDI:
4 años o más: 2 inhalaciones cada 4-6 h; De todas maneras, en algunos casos
basta con 1 inhalación cada 4 h. Se desaconseja la administración en
intervalos más cortos y de un número mayor de inhalaciones.
Menores de 4 años: administrar mediante nebulización.
Nebulizador:
Mayores de 12 años: la dosis para la nebulización continúa desde 0,5
mg/kg/h.
Menores de 12 años: 0,15 mg/kg cada 20 min hasta un máximo de tres
dosis (máximo 2,5 mg). Otra posibilidad es la nebulización continúa con
0,5 mg/kg/h si el pequeño tiene menos de 12 años.
Asma durante el embarazo:
• MDI: dos inhalaciones cada 4 h. En las crisis, comenzar con 2-4 inhalaciones cada
20 min.
• Nebulizador: 2,5 mg (0,5 ml.) con una solución nebulizadora al 0,5%. Introducir
0, 5 ml de una solución de salbutamol en 2,5 ml de suero salino fisiológico
estéril. El flujo se regula para suministrar el tratamiento durante un período de
5-20 min. En casos resistentes, algunos médicos prescriben 10 mg nebulizados
durante 60 min.
Consideraciones especiales: categoría C en el embarazo.
Salbutamol/ipratropio (Combiprasal)
Consideraciones especiales: no administrar por una vía i.v. o i.o. por la que pase otro
medicamento. Dada la elevada concentración de sodio en cada ampolla de bicarbonato
sódico, administrar con precaución los pacientes con ICC y nefropatía. Categoría C en el
embarazo.
Clasificación: antihipertensivo
Acción: produce una relajación directa de las arterias y venas.
Indicaciones: urgencias hipertensivas.
Efectos adversos: toxicidad el cianuro, náuseas/vómitos, mareos, cefalea, agitación,
dolor abdominal, metahemoglobinemia.
Contraindicaciones: hipotensión, elevación de la presión intracraneal, enfermedades
cerebrovasculares, enfermedad coronaria, hepatopatía, nefropatía, enfermedad pulmonar.
Posología:
• Adultos: 0,3-10 μg/kg/min i.v. o i.o. Ajustar la dosis hasta la presión arterial deseada.
• Niños: misma posología que los adultos.
• Adultos:
i.v.: 0,6 mg/kg i.v. o i.o. (intervalo: 0,3-1,1 mg/kg).
i.m.: 3-4 mg/kg (dosis máxima: 150 mg).
• Niños:
i.v.:
Adolescentes y niños mayores: 1 mg/kg i.v. o i.o.
Niños pequeños y lactantes: 2 mg/kg i.v. o i.o.
i.m.: 3-4 mg/kg (dosis máxima: 150 mg).
Consideraciones especiales:
Terbutalina** (Brethine)
• Adultos: 0,25 mg s.c. Esta dosis se puede repetir a los 15-30 min. No sobrepasar los 0,5 mg
en 4 h. El lugar habitual de inyección s.c. es la cara lateral del deltoides.
• Niños: 0,01 mg/kg s.c. cada 20 min hasta completar 3 dosis.
Clasificación: vitamina B1
Acción: la tiamina se combina con el trifosfato de adenosina y produce difosfato de
tiamina, que actúa como coenzima en el metabolismo de los hidratos de carbono.
Indicaciones: síndrome de Wernicke-Korsakoff, beriberi, como suplemento nutricional.
Efectos adversos: picor, erupción, dolor en el lugar de inyección.
Contraindicaciones: sensibilidad conocida.
Posología:
Síndrome de Wernicke-Korsakoff:
• Adultos: 100 mg i.v. o i.o. lentamente.
• Niños: 10-25 mg i.v. o i.o. lentamente.
Tirofibán (Agrastat)
Vasopresina*
Vecuronio (Norcuron)
Verapamilo (Manidon)
• Adultos: 5-10 mg i.v. o i.o. durante 2 min (3 min si el paciente es anciano). Se puede
repetir una dosis de 5-10 mg cada 15-30 min hasta un máximo de 30 mg.
• Niños:
Niños 1-16 años: 0,1 mg/kg i.v. o i.o. (máximo 5 mg/dosis) durante 2 min. Se puede
repetir a los 30 min hasta alcanzar una dosis máxima de 10 mg.
Lactantes menores de 1 año: no recomendado.
Warfarina (Aldocumar)
Clasificación: anticoagulante
Acción: inhibe los factores de la coagulación dependientes de la vitamina K, como los
factores II, VII, IX y X y las proteínas anticoagulantes C y S. Inter ere en la síntesis de los
factores de la coagulación.
Indicaciones: pro laxis al tratamiento de la trombosis venosa y embolia pulmonar o de
cualquier complicación tromboembólica asociada a la brilación auricular o a la sustitución
de una válvula cardíaca. Se puede administrar para reducir el riesgo de muerte asociado al
IM recidivante, los episodios tromboembólicos como el ictus, o la embolización sistémica
después del IM.
Efectos adversos: hemorragia o necrosis en cualquier tejido u órgano.
Contraindicaciones: cuando el peligro de hemorragia es mayor que los posibles
bene cios de la anticoagulación (estados como el embarazo, cirugía, diátesis hemorrágicas,
etc.).
Posología: empezar con una dosis de 2-5 mg/día v.o. y continuar con una dosis de
mantenimiento de 2-10 mg/día, ajustando la posología en cada caso según el análisis
periódico de TP/INR, con objeto de obtener un valor de 2-3, según el trastorno.
Consideraciones especiales: el reducido margen terapéutico de este medicamento se
puede ver afectado por otros medicamentos y alimentos ricos en vitamina K. Hay que
efectuar análisis periódicos de laboratorio para vigilar el TP/INR. Categoría X en el
embarazo.
* No comercializado en España.
** No comercializado en España para su uso por vía parenteral.
Apéndice F
Respuestas a las preguntas de repaso de los capítulos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
1. a. La ventilación pulmonar es el movimiento del aire hacia los pulmones y fuera de ellos.
El edema en la vía respiratoria y la broncoconstricción asociados a la ana laxia pueden
obstruir el flujo de aire y alterar la ventilación. (Objetivo 1)
2. d. La fatiga es un indicador de insu ciencia respiratoria. Todos los demás signos pueden
darse durante una crisis asmática sin insuficiencia respiratoria. (Objetivo 3)
3 . a. El edema pulmonar es más probable con un inicio repentino, sin ebre y con
alteraciones en ambos pulmones. El estado asmático suele incluir sibilancias
generalizadas y no da ebre. El neumotórax se caracteriza por el inicio súbito y la
ausencia de murmullo vesicular; la fiebre es poco probable. (Objetivo 4)
4 . a. La capnografía mide los niveles de dióxido de carbono, es decir, la ventilación
pulmonar. Los detectores de monóxido de carbono analizan la carboxihemoglobina de la
sangre. La radiografía de tórax explora las alteraciones estructurales de los pulmones. La
saturación de oxígeno mide los niveles de oxígeno en la sangre. Estos pueden disminuir
con un descenso intenso de la ventilación, aunque lentamente. (Objetivo 5)
5. c. La ebre y el edema no acompañan a la obstrucción de la vía respiratoria por cuerpos
extraños. La mandíbula no se hincha en las amigdalitis. La laringotraqueobronquitis
(crup) es propia de los niños. (Objetivo 4)
6. c. El consumo de tabaco se asocia fuertemente a neumotórax espontáneo. (Objetivo 2)
7 . b. La insu ciencia cardíaca derecha puede ser consecuencia de cada uno de estas
enfermedades. (Objetivo 3)
8. a. Esto denota insuficiencia respiratoria. (Objetivo 8)
9 . c. El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad respiratoria causada por la
disfunción del sistema nervioso. La pérdida de los impulsos nerviosos a los músculos que
controlan la respiración disminuye el volumen corriente. Muchos pacientes tienen
alterado su sistema inmunitario, lo que ofrece una oportunidad para que se produzca la
multiplicación de las bacterias con las infecciones respiratorias consiguientes. (Objetivo
8)
10. a. El riesgo de barotraumatismo aumenta conforme se eleva la PEEP y el volumen
corriente. (Objetivo 9)
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
absceso (periamigdalino) Absceso, en el que la infección super cial del tejido blando ha
progresado hasta crear colecciones purulentas en el espacio submucoso adyacente a las
amígdalas. Este absceso y la in amación concomitante determinan una desviación de la
úvula hacia el lado contrario.
agente biológico Patógeno causante de una enfermedad o agente tóxico que pueden ser
empleados como arma para causar enfermedad o daño al ser humano.
agente pulmonar (as xiante) Sustancia química industrial utilizada como arma para
matar a los que inhalen el vapor o el gas; el daño pulmonar produce asfixia.
analéptico Sustancia que acelera la actividad del sistema nervioso central, acelerando la
velocidad de descarga neuronal o bloqueando un neurotransmisor inhibitorio.
angina estable Síntomas de dolor torácico, disnea u otros síntomas equivalentes que se
mani estan de forma previsible con el esfuerzo y se alivian con el reposo. Esto hace pensar
en una lesión coronaria ja que impide una perfusión adecuada cuando aumenta la
demanda.
angina inestable (AI) Angina con una frecuencia o intensidad mayor de la habitual o que
ocurre con un esfuerzo menos intenso del basal. Obliga a sospechar una estenosis de una
lesión estática que limita todavía más el ujo sanguíneo coronario cuando aumenta la
demanda.
ataxia Marcha inestable o alterada por una disfunción del encéfalo, a menudo del cerebelo,
que controla la coordinación.
cetoacidosis diabética Urgencia endocrina aguda causada por la falta de insulina. Este
estado se caracteriza por elevación de la glucemia, producción de cuerpos cetónicos,
acidosis metabólica, deshidratación, náuseas, vómitos, dolor abdominal y taquipnea.
ciclo cardíaco Un movimiento o latido cardíaco completo. El período que transcurre desde
el inicio de un latido cardíaco hasta el inicio del siguiente; diástole y sístole, junto con el
intervalo entre una y otra.
conducto torácico Localizado en la parte superior izquierda del tórax; el conducto torácico
es el vaso linfático más grande del organismo. Retorna a la vena cava el exceso de líquido
de los miembros inferiores y del abdomen que no es drenado por las venas.
diagnóstico de presunción Causa presunta del trastorno del paciente a la que se llega
evaluando toda la información obtenida mientras se realizan pruebas
diagnósticas complementarias para establecer el diagnóstico definitivo de la enfermedad.
dolor referido Dolor percibido en un lugar distinto al del órgano o región corporal dañado
o enfermo.
dolor somático (parietal) Dolor generalmente bien localizado producido por la irritación
de bras nerviosas del peritoneo parietal o de otros tejidos profundos (p. ej., aparato
locomotor). Las manifestaciones físicas consisten en un dolor vivo, concreto y localizado
que se acompaña de hipersensibilidad dolorosa durante la palpación, defensa de la zona
afectada y rebote.
dolor visceral Dolor mal localizado que ocurre cuando se distienden las paredes de los
órganos huecos, activándose los receptores de estiramiento. Este tipo de dolor se caracteriza
por una molestia profunda y persistente que varía desde un dolor leve hasta otro
intolerable y suele describirse como espasmo, ardor o punzada.
dosis letal del 50% (DL50) Dosis de la exposición oral o dérmica que destruye el 50% de la
población animal expuesta en 2 semanas.
ecografía Se trata de una técnica de imagen en la que se obtienen imágenes precisas de las
estructuras corporales mediante ondas de sonido de alta frecuencia.
émbolo Coágulo o placa que se forma en algún lugar del sistema circulatorio que no es una
arteria, se rompe y obstruye el ujo de la sangre, cuando se aloja en una arteria de menor
tamaño.
enfermedad actual (EA) Elemento más importante de la evaluación del paciente. Los
elementos fundamentales de la EA se obtienen a partir de las reglas OPQRST y SAMPLER.
gasto cardíaco (GC) Volumen e caz de sangre expulsado por cada ventrículo del corazón
por unidad de tiempo (en general, volumen minuto); equivale al volumen sistólico
multiplicado por la frecuencia cardíaca (VS × FC = GC).
gastrointestinal Relacionado con los órganos del tubo digestivo. El tubo digestivo
relaciona los órganos encargados del consumo, el procesamiento y la eliminación de los
nutrientes. Empieza en la boca, continúa con el esófago, recorre la cavidad torácica hasta el
abdomen y termina en la pelvis a la altura del recto.
hematemesis Vómito de sangre roja brillante, que indica una hemorragia digestiva alta.
hipotermia Temperatura corporal central menor que 35 °C. Si la temperatura es más baja,
la hipotermia puede inducir una arritmia cardíaca y precipitar una disminución del nivel de
consciencia.
hipovolemia Disminución anormal del volumen de sangre que circula por el organismo; la
causa más habitual es la hemorragia.
ictus Denominado a veces ataque cerebral o accidente cerebrovascular (ACV), el ictus es una
lesión cerebral que ocurre cuando se obstruye o interrumpe el ujo sanguíneo de una parte
del encéfalo, ocasionando la muerte de sus neuronas.
ictus hemorrágico Ictus que sucede cuando se rompe un vaso enfermo o dañado.
ictus isquémico Ictus que ocurre cuando un trombo o un émbolo obstruyen un vaso,
reduciendo el flujo sanguíneo de parte del encéfalo.
insu ciencia hepática fulminante Patología rara que ocurre cuando la hepatitis
evoluciona hacia una necrosis hepática (muerte de los hepatocitos); los síntomas clásicos
son anorexia, vómitos, ictericia, dolor abdominal y asterixis («temblor o aleteo»).
L
líquido cefalorraquídeo Líquido transparente como el agua de roca que absorbe los
impactos cerebrales.
Ludwig, angina Infección profunda de la parte anterior del cuello, justo debajo de la
mandíbula. El nombre proviene de la sensación de ahogo y sofoco descrita por la mayoría
de los pacientes con este trastorno.
melena Deposición patológica, de color negro como el alquitrán y olor característico, que
contiene sangre digerida.
metabolismo anaeróbico Proceso por el que las células, privadas de oxígeno, generan
pequeñas cantidades de energía, pero liberan ácidos en exceso en forma de subproductos,
en particular ácidos láctico y carbónico.
mula Persona que ingiere una gran cantidad de droga, perfectamente empaquetada, para
pasarla de contrabando. Estos paquetes, cuidadosamente preparados, suelen romperse
menos que los que ingieren al momento los tra cantes antes de ser sorprendidos por la
policía, pero la rotura produce una toxicidad grave por la gran cantidad de droga que
ingieren las mulas.
N
parenteral Relacionado con un tratamiento que se aplica por una vía distinta a la
digestiva.
perfusión Acto por el que se vierte o pasa un líquido a través de los vasos de un órgano
concreto.
pericarditis Patología en la que se in aman los tejidos que rodean el corazón (pericardio),
por diversos factores, entre los que destacan las infecciones víricas. Si hay disfunción
cardíaca o signos de insu ciencia cardíaca congestiva (ICC), debe sospecharse una
miocarditis, más grave, es decir, una afectación del músculo cardíaco.
pleura Membrana na que rodea y protege los pulmones (pleura visceral) y tapiza la
cavidad torácica (pleura parietal).
poscarga Fuerza que se opone al acortamiento de un músculo que se contrae. En el caso del
corazón intacto, es la presión contra la que el ventrículo expulsa la sangre, medida por la
tensión que actúa sobre la pared ventricular tras comenzar la contracción. La poscarga
depende en gran medida de las resistencias vasculares periféricas y de las características
físicas y del volumen de la sangre en el sistema arterial. Muchas veces se estima a partir de
la presión arterial sistólica.
precarga Estado mecánico del corazón al nal de la diástole; magnitud del volumen
ventricular máximo (telediastólico) o del estiramiento telediastólico de los ventrículos por la
presión. En el músculo cardíaco aislado corresponde a la fuerza de estiramiento del músculo
en reposo hasta una longitud determinada antes de la contracción; en el corazón intacto,
tensión ejercida sobre la pared ventricular al nal de la diástole que depende, en gran
medida, del retorno venoso, del volumen sanguíneo total y su distribución, y de la actividad
auricular.
precauciones estandarizadas Guías recomendadas por los Centers for Disease Control and
Prevention (CDC) para reducir el riesgo de transmisión de los patógenos contagiados por
vía hematógena y otros en los hospitales. Las precauciones estandarizadas rigen para: 1) la
sangre; 2) todos los líquidos, secreciones corporales, excepto el sudor, al margen de que
contengan o no sangre; 3) la piel no intacta, y 4) las mucosas.
presión arterial Tensión ejercida por la sangre contra las paredes arteriales. La presión
arterial se calcula por medio de la siguiente ecuación: presión arterial = ujo ×
resistencia.
presión arterial media (PAM) Presión media dentro de una arteria durante un ciclo
cardíaco completo; se expresa como PAM = presión diastólica + (1/3 × presión del pulso).
presión de pulso diferencial Diferencia entre las presiones arteriales sistólica y diastólica.
que se calcula restando la presión diastólica a la sistólica. El valor normal de la presión
diferencial varía entre 30 y 40 mmHg. Si la diferencia se reduce, puede constituir un signo
de taponamiento cardíaco.
proceso de evaluación del soporte vital avanzado (AMLS) Marco formal que ayuda a
reducir la morbilidad y la mortalidad al utilizar un método basado en la evaluación para
establecer el diagnóstico diferencial y actuar con e ciencia frente a una amplia gama de
urgencias médicas.
propiocepción Información procedente del cuerpo que llega al cerebro e indica el lugar del
espacio en que se encuentra el cuerpo o una parte del mismo; orientación espacial.
psicosis Cualquier trastorno mental importante, caracterizado por una notable alteración
del sentido de la realidad: la persona evalúa de manera incorrecta la magnitud de sus
percepciones y pensamientos, y hace referencias erróneas sobre la realidad externa. Suele
caracterizarse por una conducta regresiva, un estado de ánimo y afectividad inadecuados, y
una disminución en el control de los impulsos. Los síntomas abarcan alucinaciones y
delirios.
resistencia vascular sistémica Resistencia que oponen los vasos sanguíneos al ujo de la
sangre; depende del diámetro vascular.
respiración Intercambio gaseoso del oxígeno hacia la sangre y del dióxido de carbono
hacia los alvéolos.
retrovirus Cada uno de los miembros de una familia de virus de ácido ribonucleico (ARN)
que contienen la enzima transcriptasa inversa en su virión. Ejemplos de retrovirus son el
virus de la inmunode ciencia humana (VIH-1, VIH-2) y el virus linfótropo de células T
humanas (VLTH).
signos Pruebas objetivas que un profesional de la salud observa, siente, ve, oye, toma o
huele.
síndrome coronario agudo (SCA) Término genérico que cubre cualquier grupo de
síntomas clínicos compatibles con isquemia aguda del miocardio (dolor torácico por aporte
insu ciente de sangre al músculo cardíaco como consecuencia de una enfermedad de las
arterias coronarias). El SCA abarca patologías clínicas que van desde la angina inestable
hasta el síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST (SCACEST) y el síndrome
coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST).
síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST (SCACEST) Tipo de infarto
de miocardio (IM) transmural producido por la obstrucción del ujo sanguíneo. Estos
ataques comportan un riesgo considerable de muerte o discapacidad y exigen una respuesta
rápida del sistema de atención del SCACEST para proceder al tratamiento de reperfusión.
síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST) Tipo de infarto de
miocardio no transmural producido por una obstrucción del ujo sanguíneo. En el
electrocardiograma (ECG) no se observa elevación del segmento ST, pero se descubren otros
signos clínicos de infarto de miocardio.
toma de decisiones clínicas Capacidad para integrar los hallazgos de la evaluación y los
datos analíticos con la experiencia y las recomendaciones basadas en la evidencia para
tomar las decisiones más idóneas en lo concerniente al tratamiento.
toracostomía Técnica en la que el tubo se conecta a una válvula de Heimlich, una válvula
unidireccional que permite la salida de aire del espacio pleural pero no su entrada.
trastorno de la marcha Patrón anómalo de la marcha que puede deberse a una lesión o
enfermedad del encéfalo, de la médula espinal, de las extremidades inferiores o del oído
interno.
trombo Coágulo de sangre o placa de colesterol que se forma en una arteria, obstruyendo
el flujo sanguíneo.
V
ventilación no invasiva con presión positiva Técnica en la que se aplica una presión
positiva en la vía respiratoria alta con algún tipo de mascarilla u otra interfaz no invasiva.
víscera Órgano interno encerrado dentro de una cavidad corporal, como los órganos
abdominales, torácicos, pélvicos y endocrinos.
volumen intravascular Cantidad de sangre que circula por los vasos sanguíneos.
volumen sistólico Cantidad de sangre expulsada por el ventrículo izquierdo con cada
latido cardíaco. Esta cantidad varía con la edad, el sexo y el ejercicio. Se denomina también
descarga sistólica.
vólvulo Estado en el que el estómago rota más de 180°; esta contorsión cierra el estómago
por sus dos extremos, bloqueando el ujo de la sangre y el paso de líquidos y alimentos.
Esta patología se caracteriza por dolor abdominal de inicio agudo, vómitos intensos y
shock.
zona fría (verde) Zona de apoyo para el cribado general, la estabilización y el tratamiento
de enfermedades o traumatismos. Los pacientes y el personal no contaminado tienen acceso
a esta zona, pero el personal sanitario llevará indumentaria protectora cuando se encuentre
en la zona verde, que será convenientemente desechada en áreas predeterminadas de la
salida.
Índice alfabético
Nota: Los números de página seguidos de f indican guras; los seguidos de t, tablas, y
los seguidos de c, cuadros.
Babinski, prueba, 31
bacterias
aerobias, 292
aerobias/anaerobias, 292
marinas, 347
naturaleza, 292–293
barorreceptores, 155
barrera(s)
para la comunicación, 5–7
hematoencefálica (BHE), 52
bases, ácidos, 378c See also equilibrio acidobásico See also trastorno(s) acidobásicos/acidosis
Battle, signo, 27
bazo, 182f
Bell, parálisis, 79
decisiones de transporte, 79
diagnóstico diferencial, 79
estrategias de tratamiento, 79
fisiopatología, 79
manifestaciones esenciales, 79
presentación, 79
betaadrenérgicos, 474
bicarbonato
sérico, 230
sódico, 230, 492
BiPAP (presión positiva de doble nivel en la vía aérea), 109, 111, 111f, 164–165, 482
blastomicosis, 293
bocio, 216
tóxico difuso (enfermedad de Graves), 215–216
bomba(s)
de balón intraaórtico (BBIA), 188f
ajuste del tiempo, 189f
contrapulsaciones, 189f
errores en el ajuste del tiempo, 190f–191f
formas de la onda, 190f
de presión del balón, 190f
frecuencia, 189f
tratamiento, 188c–191c
incendiarias, 396
protónica, inhibidores, 266t
sucias, 330, 393
boqueras, 313
bradicardia, 56–57
inducida por toxinas, 335–336, 335t
pacientes intubados, 467
riesgo durante SRI, 463c
shock neurogénico, 163–164
sinusal, 415, 415f
succinilcolina (SCh), 462–463
bradipnea, 18t
brevetoxina, 348t
bronquíolos, 93
bronquios, 92–93
bronquitis, 230c
Broviac, catéter, 39t
bulimia, 267
calcio, 236
sérico, respuestas homeostáticas, 216f
calcitonina, 214
cálculos
biliares, 204–205, 272
renales, 170
cambios conductuales
adultos mayores, 41–42
agitación, 56, 264, 333–334
alteración de consciencia, 57
crisis, 76
violencia/confusión, 77
campo(s)
cardinales de la visión, 33f
visual, evaluación, 63, 65t–66t
CANUTEC, 385
caquexia, 462c
cara
infecciones de la mitad inferior, 117
de luna llena, 223f
mixedematosa, 219f
cardiopatía, 136, 196–202 See also corazón See also dolor/molestia torácica See also
frecuencia cardíaca See also tonos cardíacos
angina
estable, 178
inestable, 178
anteroseptal, 426f
arritmias, 57–58
clasificación respiratoria, 136
disnea, 143t
dolor abdominal relacionado, 254t–255t, 257t
infarto
agudo de miocardio (IAM), 178
de miocardio
con elevación del segmento ST (IMCEST), 38–39, 179, 186, 195
sin elevación del segmento ST (IMSEST), 179, 186, 195, 203
insuficiencia cardíaca congestiva, 186–187
isquemia, 178
miocárdica, 427f
miocardiopatía, 207–208
miocarditis, 203–204
neumotórax a tensión, 178
pericarditis, 179, 203
prolapso de la válvula mitral, 206–207
síndrome coronario agudo (SCA), 179, 275-276
taponamiento cardíaco, 179
catecolaminas, 163c
catéter
central insertado por vía periférica (PICC), 39t
tunelizado, 39t
catéteres/cateterismo
aspiración a ciegas, 442
catéter de Swan-Ganz, 361f
infecciones, 298
normas sobre tamaño para la intubación, 449t
vena central, 39t, 40f
cavidad
bucal, 91–92
nasal, 91
torácica, 89, 93f, 180f
anatomía, 4f
espacio muerto, 452
relación intratorácica de las estructuras cardíacas y vasculares, 94
síndrome del estrecho torácico (SET), 205
CEDDER
asertividad, 5, 5c
método (asertividad), 5, 5c
cefalea, 58
migraña See migraña
celulitis, 298
cerebelo, 54f, 55
cerebro, 51–55, 54f See also médula espinal; sistema nervioso central (SNC)
crisis See also crisis
encefalitis See encefalitis
estructuras anatómicas protectoras, 51–55
hemisferios, 53–55, 63
herniación, 60
ictus See ictus
meningitis See meningitis
perfusión, 52–53
regiones funcionales, 53–55
sustancia gris, 53
CG (fosgeno), 398-399
chancro, 315f
cifosis, 27
ciguatoxina, 348t
Cincinnati, escala
de ictus, 64
prehospitalaria de ictus, 37c
cirrosis, 299f
biliar primaria, 299f
cloro, 398
Clostridium difficile (colitis seudomembranosa), 324–325
coagulación intravascular
difusa, 149
diseminada (CID), 149, 170, 170c
coagulopatías, 170
colangitis, 272
colelitiasis, 272
colitis
seudomembranosa (Clostridium difficile), 324–325
ulcerosa, 273
coma
causas, 16
escala de coma de Glasgow, 16, 17t, 61, 166
exposición a toxinas, 332–340
mixedema, 219c
reversión, 333
comunicación
no verbal, 5
terapéutica, 5–7
adultos mayores, 41
asertividad CEDDER, 5c
barreras para la comunicación, 5–7
diferencias culturales, 6
lenguaje, barreras, 6
problemas de seguridad, 7
consejos para una comunicación eficaz, 7c
cuatro elementos (compromiso, empatía, educación, reclutamiento), 6c
definición, 1
escucha de forma activa, 5
técnicas, 5
trastornos de la audición, 6
verbal, 5
concentración
letal del 50% (CL50), 330, 389, 388c
con peligro inmediato para la vida o la salud (PIV), 388c
conducto torácico, 89
confusión, 51
congelación, 238–239
contaminación, 286, 296, 330, 391 See also terrorismo/armas de destrucción masiva
contractilidad, 151
contraindicaciones
medicamentos Véanse medicamentos específicos por nombre genérico o grupo
procedimiento Véase procedimiento concreto
cor pulmonale, 42
corazón
anatomía y fisiología, 151, 180
precarga, 150
volumen sistólico, 151
corteza
neural, 53
suprarrenal, 220–221
corticoides
dexametasona (Fortecortin), 474
hidrocortisona, succinato sódico (Actocortina), 481
metilprednisolona, succinato sódico (Solu Moiderin), 486
prednisona (Dacortin, prednisona EFG), 491
crepitantes, 100
cricotirotomía, 455–458
aguja, 455–458
intervención, 458c–460c, 459f
percutánea, 455–458
quirúrgica, 458
cuadrante
inferior
derecho (CID), 31f
izquierdo (CII), 31f
superior
derecho (CSD), 31f
izquierdo (CSI), 31f
cuello
evaluación de la movilidad, 462c
infecciones, 117–119
cuidados
posteriores, secuencia rápida de intubación, 467–469
terminales, 299
curvatura de la columna, 27
Cushing
síndrome (hiperadrenalismo), 223, 223c, 223f
triada, 71
debilidad, 59
definición, 50
disnea, 144t
unilateral, 63
hemiparesia, 31–32, 50
defensa(s)
muscular, 29–30
no inmunitarias del huésped, 291f
demencia, 57
depresión, 85–86
aguda/tentativa de suicidio, 85-86 See also trastorno[s] psicógenos
consideraciones especiales, 86
decisiones de transporte, 86
diagnóstico diferencial, 86
estrategias de tratamiento, 86
fisiopatología, 85
intervenciones urgentes, 86
manifestaciones esenciales, 86
presentación, 85
consideraciones especiales, 86
decisiones de transporte, 86
diagnóstico diferencial, 86
estrategias de tratamiento, 86
farmacológica del SNC, 230, 230c
fisiopatología, 85
intervenciones urgentes, 86
manifestaciones esenciales, 86
presentación, 85
dermatofitos, 293
derrame
exudado, 136
pleural, 135–136, 135f
descongelación, 238–239
desfasciculación, 463
deshidratación, 14–15, 27, 43, 241–242 See also lesión(es) por calor
desorientación, evaluación, 16
diabetes
gestacional, 224, 224c
mellitus, 224–225, 268, 277–278
clasificación, 224, 224c
hipoglucemia, 225
medición de la glucosa, 225
de tipo 1 y 2 See diabetes mellitus
diagnóstico
diferencial
aparato respiratorio, 28
causas/tipos de ataxia, 59t
definición, 1, 8
evaluación, 57
formulación, 16
herramientas, 60-61
de presunción, 1, 8, 16
dializadores, 258c–259c
diencéfalo, 54f, 55
dientes
angina de Ludwig, 89, 117–118, 117f
caries dental, 117–118
evaluación para la secuencia rápida de intubación, 462c
propagación de infecciones, 117
digestión, 251
digital, 349–351
intoxicación, 452–453
preparaciones, 351t–357t
disforia, 193
disfunción
aguda del sistema nervioso central, 137–139
crónica del sistema nervioso central, 138
hepática
cirrosis biliar primaria, 299f
complicación del shock, 170
dolor abdominal relacionado, 271t
hepatitis, 272
hígado, enfermedades con hipoglucemia, 225
insuficiencia hepática
fulminante, 271
con shock, 170
virus
hepatitis A (VHA), 272, 303
hepatitis B (VHB), 272, 297t, 299f, 301–302
hepatitis C (VHC), 272, 293, 302
hepatitis D (VHD), 302
hepatitis E (VHE), 303
neurológica aguda See disfunción/alteraciones neurológicas
subaguda del sistema nervioso central, 138
disfunción/alteraciones neurológicas See also evaluación del estado mental See also
función(es) motora y sensitiva See also médula espinal
absceso cerebral, 76
depresión aguda/tentativa de suicidio, 85–86
parálisis de Bell, 79
psicosis aguda, 84–85
tumores cerebrales, 72-73
decisiones de transporte, 73
diagnóstico diferencial, 73
estrategias de tratamiento, 73
fisiopatología, 72
intervenciones urgentes, 73
manifestaciones esenciales, 73
presentación, 72-73
dispositivo(s)
de asistencia
biventricular (BiVAD), 198–199
ventricular
derecha (DAVD), 198–199
izquierda (DAVI), 198–199, 199f
a prueba de pinchazos, 297
para la vía venosa central, 39t
dolor
abdominal, molestias, 252–253
asociado a diarrea o estreñimiento, 272–273
causas
cardiorrespiratorias, 273–276
endocrinas, 170
genitourinarias, 276–279
neurológicas, 273
cuadrantes abdominales, 29–30, 31f
datos de la exploración física, 269t
diagnóstico diferencial, 256f
disnea, 143t
evaluación, 172–173, 263c
inicial, 259c
hemorragia digestiva alta o esofágica, 265–279
con ictericia, 270–272, 271t
indicadores, 29–30
con náuseas y vómitos, 254t–255t
nervio motor ocular externo, 34t
potencialmente mortal, 261c
presentación urgente, 262t, 274t–275t
productos sanitarios domésticos, 258c–259c
relacionado con infecciones, 171–173, 263c
signos clínicos, 264t
trastornos críticos/urgentes/no urgentes, 257t
medicación See analgésicos/analgesia
de rebote, 30, 265
referido, 21c–22c, 23f, 253, 264f
somático, 183
torácico inducido por la cocaína, 203
visceral, 183, 248, 253, 253f
dolor/molestia
abdominal See dolor abdominal, molestias
adultos mayores, 172
calidad, 21c, 22
cardiopática See cardiopatía
descripción del paciente de la sensibilidad, 183, 261
disfunción hepática, 271t
escala de evaluación del dolor de Wong-Baker mediante caras, 23f
evaluación, 21c, 261–265
evaluación/documentación, 23, 261–264
gastrointestinal See tracto gastrointestinal [GI]
hepática, 271t
irradiación/referido/región, evaluación, 21c
de origen pulmonar, 183c, 206
pacientes bariátricos, 172–173
pleurítico, 135
rebote, 30, 265
referida, 22c, 23f, 248, 253, 264f
remedios previos aplicados, 24
somática (parietal), 248, 253
torácica, 209
actividad con el dolor, 202
agravamiento/alivio, 202
alteración de las constantes vitales, 187–202
características, 202
características/calidad, 202
cardíaca, 183c, 206–208
angina
estable, 178
inestable, 178
infarto
agudo de miocardio (IAM), 178
sin elevación del segmento ST (IMSEST), miocardio, 179
de miocardio, elevación del segmento ST (IMCEST), 179
isquemia, 178
neumotórax a tensión, 178
pericarditis, 179
síndrome coronario agudo (SCA), 179
taponamiento cardíaco, 179
causas
intraabdominales, 204–205
no potencialmente mortales (urgentes), 203–205
no urgentes, 205–206
osteomusculares, 208
diagnóstico
diferencial, 183c
intrahospitalario, 202f
potencialmente mortal, 183–202
disnea, 144t
duración, 202
escala de dolor 1-10, 202
evaluación, 99, 183, 209–210
irradiación, 202
localización, 202
pleurítica, 135
pulmonar, 183c, 206
relacionado con infecciones, 203–204
sensibilidad, 182–183
síntomas asociados, 202
transporte de los pacientes, 208–209
visceral, 183, 248, 253, 253f
dorsiflexión, 31
drogas
abuso See abuso de sustancias
de la calle, nombres, 364t
duración del efecto de los medicamentos. Véanse medicamentos específicos por nombre
genérico o grupo
E, comunicación, cuatro, 6c
edema
intersticial, 230, 230c
de papila, 78, 81
pulmonar agudo, 186–187
efectos
adversos de los medicamentos Véanse medicamentos específicos por nombre genérico o
grupo
farmacológicos, inicio Véase medicamentos específicos por nombre genérico o grupo
secundarios
analgésicos opiáceos, 139
benzodiazepinas, 139
medicación, 139
egofonía, 125
Ehlers-Danlos, síndrome, 69
émbolos, 62
coágulos de sangre, 50, 62
pulmonares (EP), 136–137, 165, 167c, 178, 184–186, 185c, 208–209, 276
empatía, 6c
encefalitis, 74–75
consideraciones especiales, 75
decisiones de transporte, 75
diagnóstico diferencial, 75
estrategias de tratamiento, 75
fisiopatología, 75
intervenciones urgentes, 75
manifestaciones esenciales, 75
presentación, 75
enfermedad(es)
alimentos, enfermedades infecciosas, 290t, 322, 348
de las arterias coronarias (EAC), 195
por atrapamiento aéreo, 120–123
autoinmunitarias, 277–278
del buzo (enfermedades compresivas), 140
contagiosas, 286–287 See also enfermedad[es] infecciosas
descompresiva (enfermedad del buzo), 140
desmielinizantes, síndrome de Guillain-Barré See Guillain-Barré, síndrome [SGB]
diverticular, 273
infecciosas See also enfermedad[es] contagiosas
adultos mayores, 298–299
agentes
bacterianos, 292–293 See also infecciones bacterianas
biológicos, categoría, 390t
virales, 292–293 See also infecciones virales
aire/gotitas respiratorias, niños, 303–307
animales (zoonosis), 318–320 See also veneno/envenenamiento
hantavirus, 319–320
rabia, 318–320
SARM, 324
anticuerpos, 286
antígenos, 286
agua, 323
cadena de transmisión, 214f, 289
huésped, susceptibilidad, 289
puerta
de entrada, 289
de salida, 289
reservorio/huésped, 289
transmisión, 289
cuidado de los pacientes dependientes de las máquinas, 299
defensas
naturales del organismo, 289–291
no inmunitarias del huésped, 291f
definición, 286–287
descontaminación, 286
enfermedades contagiosas, 286
epidemia, 286, 288–289
epidemiología, 286
evaluación SVA, 295–325
exposición, incidentes, 286, 296c
gastrointestinal, 322–323
gotitas respiratorias, 303–311
herpes, virus, 312–314
huésped
defensas, 292f
susceptibilidad, 291c
infecciones
adquiridas en el hospital (IAH)/infecciones asociadas a la asistencia sanitaria,
286
micóticas, 293
parasitarias, 293, 317
microorganismos multirresistentes, 323–325
modos directos/indirectos de transmisión, 290t
neurológicas, 318
objetos contaminados, 286
pacientes
obesos, 299
sometidos a cuidados paliativos, 299
pandemias, 286, 288–289
períodos, 293–295
de contagio, 295, 295t
de enfermedad, 295, 295t
de incubación, 294–295, 295t
latente, 293–295, 295t
precauciones normalizadas, 9–10, 259c, 261c, 286, 295–297
prevención y medidas para la reducción del riesgo, 325
retrovirus, 286
salud pública y reglamentación de seguridad, 287–291
transmisión
por gotitas respiratorias, 303–311
por la sangre, 286, 299–302
por vectores, 320–322
por vía
aérea, 303–307, 311–312
sexual, 314–317
tratamiento parenteral, 286
virulencia, 286
virus de la hepatitis no transmitidos por la sangre, 303
zoonosis (transmitidas por animales), 318–320
maníaco-depresiva See trastorno[s] bipolares See also trastorno[s] psicógenos
neuromusculares degenerativas
distrofia muscular, 230
ELA See esclerosis lateral amiotrófica [ELA]
miastenia grave, 230
síndrome de Guillain-Barré See Guillain-Barré, síndrome [SGB]
del puerperio, 43
pulmonar obstructiva crónica (EPOC), 122–123, 230, 230c, 482
seudogripal (ESG), 203–204
tiroideas
enfermedad de Graves (bocio tóxico difuso), 215–216, 217f
hipertiroidismo, 215–218
hipotiroidismo, 218–220, 219c
mixedema, 213, 219c, 219f
tirotoxicosis, 213, 215–216, 218c
tormenta tiroidea, 213, 215–216, 218c
ulcerosa péptica, 265-266
enfermedades/disfunciones endocrinas
anatomía y fisiología, 213–223, 214f
glucosa, metabolismo y control, 223–225
páncreas, 251
cetoacidosis diabética, 170–171, 212, 228c, 254t–255t
crisis suprarrenal, 212, 222
diabetes mellitus, 224–225, 224c, 268, 277–278
dolor abdominal, 170, 254t–255t, 257t, 263c, 274t–275t
efectos sobre el aparato respiratorio, 139–142
encefalopatía metabólica, 139–142
enfermedad(es)
de Addison, 213, 220–221, 221f
tiroideas, 218c
glándula(s)
paratiroideas, 213–214
suprarrenal, 220–223
tiroides, 213–220
hiperadrenalismo (síndrome de Cushing), 223, 223c, 223f
hipertiroidismo, 215–218, 217f
hipoglucemia, 59, 213
hipoglucemiantes, 168t
hipoparatiroidismo, 214–215
hipotiroidismo, 218–220, 219c
hormonas, 153–154, 213
adrenalina, 155
aldosterona, 157
calcitonina, 214
glucagón, 480
hormona
antidiurética (ADH), 155-156
estimuladora de los melanocitos (MSH), 220
insulina regular (Humulina Regular, Actrapid), 482
vasopresina (o arginina vasopresina), 494
insuficiencia
renal aguda, 222
suprarrenal, 274t–275t
crónica, 220–222
mixedema, 213, 219c
respuesta suprarrenal al shock, 155
síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (SHHNC), 213
sistema endocrino
tirotoxicosis, 213, 218c
tormenta tiroidea, 213
trastornos
acidobásicos, 229–234
en el metabolismo de la glucosa, 225–229
envenenamiento
por criaturas marinas, 346–348
por mordedura de criaturas marinas, 347–348
enzima(s)
cardíacas, 38–39
conversora de la angiotensina (ECA), 157
epidemiología, 286–287
equilibrio acidobásico
aparato respiratorio, 95
preservación, 95–96
sistema
amortiguador de la sangre, 95
renal, 95–96
equimosis periorbitaria, 27
equipo protector personal (EPP), 11c, 296, 296c, 297t, 312f, 388–389 See also material
peligroso See also problemas de seguridad
clasificaciones OSHA y EPA, 388–389
EPA, niveles de protección, 10c
respiradores/protectores faciales, 9f
secuencia
para la colocación, 389c
para retirada del equipo de protección personal, 390c
selección, 9–10
escena delictiva, 11
esclerosis, 194–195
lateral amiotrófica (ELA), 50, 82, 138
consideraciones especiales, 82
decisiones de transporte, 82
diagnóstico diferencial, 82
estrategias de tratamiento, 82
fisiopatología, 82
intervenciones urgentes, 82
manifestaciones esenciales, 82
presentación, 82
escleroterapia, 267
escucha, capacidad, 5, 7c
esofagitis, 266–266-267
espasmo
coronario, 203
facial con tétanos, 216f
esputo
purulento, 442
tos, 442
estadificación, incidentes de exposición, 386
zona
caliente (roja), 330, 386
fría verde, 330, 386
templada (amarilla), 330, 386
estadio
compensado del shock, 156t
descompensado del shock, 156t
fulminante de las enfermedades, 391
irreversible del shock, 156t
estallido pupilar, 60
estímulos
dolorosos, capacidad de respuesta, 57
verbales, respuesta, 57
estoma(s), 258c–259c
intestinal, 258c–259c
estructuras cardíacas, 94
estudio(s)
de laboratorio, 40, 47Véase también enfermedad, trastorno o alteración concretos
gases sanguíneos, 142c, 144t–145t
hematología, 39
molestias abdominales, 260t
pacientes en shock, 169t
valores normales de laboratorio
hematología, 437t–438t
química
sanguínea, 438t–440t
urinaria, 440t–441t
del paciente, 10–15 See also observación
radiológicos, 40
ejemplos, 40f
evaluación del shock, 168
neumonía, 124f
radiografía, 102–109, 104f, 263t
síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), 125f
etanol, 351t–357t
examen See evaluación See also soporte vital avanzado (SVA), proceso de evaluación
excrementos, observación, 27
exploración
física, 26–35
adultos mayores, 42
auscultación, 27–28
cabeza/ojos/oídos/nariz/garganta, 33–34
descripción general, 26
deshidratación, 27
función motora y sensitiva, 31–33
inspección, 26–27
abdomen, 264
erupción, 26–27
lunares y lesiones, 27
orientada, 26
de la piel, 26–27
molestia abdominal, 264
palpación, 28–30
percusión, 30
tiempo de llenado capilar, 29–30
reconocimiento primario, 4, 15–19, 56–60
circulación/perfusión, 19, 56–57
definición, 2
frecuencia/ritmo/esfuerzo respiratorio, 17–19, 56
nivel de consciencia, 16
vía aérea, 16–17, 56–60
reflejos, 34–35
visual See observación
exposición
incidentes, 288 See also agentes químicos, exposición [terrorismo] See also ambiente See
also exposición a tóxicos/toxicología See also material peligroso See also terrorismo/armas
de destrucción masiva
asfixiantes químicos, 397c
enfermedades infecciosas, 286
evaluación del shock, 167
exposición
a la meningitis, 74
radiológica, 392–396
foco de entrada, 289
gravedad y síntomas, 389
plan departamental, control de la exposición, 296c
profilaxis postexposicional, 293, 296, 300–302
protocolos postexposicionales, 297
radiación See exposición a radiación [terrorismo]
tipos de exposición, 389–390
ingestión, 389
inyección, 389-390
oral e inhalada, 389
tóxicos See exposición a tóxicos/toxicología
umbrales/niveles de exposición, 388c
virus transmitidos por la sangre, 295–296
a radiación (terrorismo), 392–396
actuación frente a desastres, 396c
bombas sucias, 393
conglomeraciones de síntomas, 394t
fases del síndrome agudo por radiación, 394t
normas sobre radiaciones ionizantes, 396c
nuclear, 393
SVA, proceso de evaluación, 393-394
tiempo, distancia, protección, 393
tipos y fuentes, 395f
tratamiento, 395–396
radiológica, 391
a tóxicos/toxicología See also ambiente See also exposición, incidentes See also material
peligroso See also terrorismo/armas de destrucción masiva
ambiental See toxicidad ambiental
antídotos See reversión, fármacos/antídotos
causas de metahemoglobinemia, 380–381
corrosivos, 378–380
criaturas marinas, 346–348
descontaminación gastrointestinal (GI), 330
destilados del petróleo, 383–384
dolor abdominal, 263c
domicilio/lugar de trabajo, 373–384
gammahidroxibutirato (GHB), toxicidad, 230
hipoperfusión, 167c
ingestión de metabolitos tóxicos, 232
inhibidores de la colinesterasa, 381–382
insuficiencia renal asociada, 277–278
medicinas como toxinas, 167c, 351–369
medidas de toxicidad, 389c
shock, 158t, 162c
distributivo, 158t
toxinas inhaladas, 141–142
urgencia tratamiento, 331
descripción general, 331–390
diagnóstico diferencial/intervenciones, 332–340
método SVA, 331–332
extinción/inatención, 65t–66t
extubación, 444
F
F-USED CARS (precipitantes de la acidosis metabólica con brecha aniónica normal), 231–
232, 232c
factores
causales. Véanse enfermedad, trastorno o alteración concretos
de la coagulación, 156f
etiológicos. Véanse enfermedad, trastorno o alteración concretos
de riesgo. Véanse también enfermedad, trastorno o alteración concretos
aspiración, 57
bradicardia durante SRI, 463c
evaluación de antecedentes familiares, 25–26
exploración, 102
trastorno(s)
concreto, 25
crónicos frente a agudos, 25
faringe, 91
faringitis, 115
farmacocinética, 2, 41
fármacos
adrenérgicos, 163c
adrenalina racémica/racepinefrina (MicroNefrin S2), 472
adrenalina, 471–472
agonistas
dopamina (Grifols, Fides ), 475-476
fenilefrina (Neo-Synephrine), 477-478
noradrenalina (Norages, Noradrenalina Braun), 489
terbutalina (Brethine), 493
dobutamina (dobutamina EFG, Dobucor), 475
no dihidropiridínicos, 361
fasciculaciones, 463
fase
diurética de la insuficiencia renal, 278t
hipodinámica de la sepsis, 160
oligúrica de la insuficiencia renal, 278t
de recuperación de la insuficiencia renal, 278t
FDA, 288
feniletilamina, 371–372
fenitoína, 478
fibrilación
auricular, 411, 411f–412f, 436, 436f
ventricular (FV), 240, 419, 419f
fibrinólisis, 160f
fibrinolíticos
activador del plasminógeno tisular (Actylise), 478–479
estreptocinasa (Streptase, Kabikinase), 478–479
reteplasa (Rapilysin), 478–479
tenecteplasa (Metalyse), 478–479
fiebre(s), 144t
hemorrágicas virales, 392
manchada de las Montañas Rocosas, 321–322, 322f
reumática, 206–207
flexión plantar, 31
fluctuación, 117
flujo
lateral, evaluación de CO2, pacientes no intubados, 108–109
sanguíneo, 62
fotofobia (fotosensibilidad), 58
fotosensibilidad (fotofobia), 58
fracturas de la base del cráneo, 27
función(es)
cerebelosa, 32
cognitiva, región cerebral, 53
hematológicas del hígado, 251t
motora y sensitiva, 31–33 See also disfunción/alteraciones neurológicas
campos cardinales de la visión, 33f
debilidad (desviación braquial), 37c
mirada conjugada/mirada desconjugada, 34f
nervios craneales, 32–33, 34t
pies/tobillos, 32f
pronación, tendencia, 32f, 33
síndrome de la cola de caballo, 71–72
renal, 298
sensitiva, escala de ictus de NIH, 65t–66t
GA (tabún), 397
garganta, 33–34
gases
atrapamiento, 96f
generalidades
elemental, 500
inflamables/no inflamables/tóxicos, 386c, 387t
inorgánicos, 499
irritantes pulmonares, 142
monitorización del CO2 teleespiratorio (ETCO2), 37–38, 90, 105f
solubilidad en líquidos, 141–142
intercambio See respiración
sanguíneos, 338–339
anomalías, 145t
comparación de valores arteriales y venosos, 146t
control de la ventilación con los resultados, 145
gasometría
arterial, 142–145, 142c
venosa, 142–145
medición, 106c–108c
monitorización del CO2 teleespiratorio (ETCO2), 37–38, 90, 105f
resultados esenciales, 144t
volumen corriente, 113c
saturación See oxigenación See also pulsioximetría
gasometría
arterial, 142–145, 142c, 146t
venosa, 142–145, 146t
gastrostomía, 258f
GD (somán), 397
glándula(s)
tiroides, 213–215, 215f
suprarrenales y trastornos, 155, 220–223
Addison, enfermedad (insuficiencia suprarrenal primaria), 213, 220–221, 221f
anatomía, 220f
crisis suprarrenal, 222
hiperadrenalismo (síndrome de Cushing), 223c
insuficiencia
renal aguda, 222, 274t–275t
suprarrenal, 220–222, 274t–275t
crónica, 220–222
primaria/secundaria/terciaria, 222
respuesta suprarrenal al shock, 155
Glasgow, escala de coma (GCS), 16, 17t, 61, 166
glotis, 443c
glucosa, niveles, 59, 225 See also diabetes mellitus See also hipoglucemia
glucósidos
afines a la digoxina, toxinas, 349
cardíacos, 349, 477–478
toxinas, 349
golpe de calor
clásico, 242
por el ejercicio, 242-243
gonorrea, 314–317
grandes
alturas, oxigenación, 45f
vasos, 180, 180f
gripe
estomacal, 322–323
Haemophilus influenzae de tipo B, 308–309
virus H1N1, 310–311
habla, problemas
afasia, 37c, 50, 63
disartria, 50, 63
escala de ictus de NIH, 65t–66t
haloperidol, 480
HAZWOPER (norma sobre operaciones con residuos peligrosos y respuesta frente a las
emergencias), 330, 384
heces
blancas, 264t
melena, 166, 249, 264t
sangre, 273
helicóptero, transporte, 44
hematoma
epidural, 70–71
consideraciones especiales, 71
decisiones de transporte, 71
diagnóstico diferencial, 71
estrategias de tratamiento, 71
fisiopatología, 71
intervenciones urgentes, 71
manifestaciones esenciales, 71
presentación, 71
subdural, 70
consideraciones especiales, 70
decisiones de transporte, 70
diagnóstico diferencial, 70
estrategias de tratamiento, 70
fisiopatología, 70
intervenciones urgentes, 70
manifestaciones esenciales, 70
presentación, 70
hematuria, 264t
hemisferio cerebral
derecho, 53–55
izquierdo, 53–55
hemoglobina, 153
hemoptisis, 202
hemorragia(s)
coagulopatías asociadas a shock, 170
esofágica, 265–279
grados, 69c
intracerebral, 254t–255t, 273
subaracnoideas, 69–70
decisiones de transporte, 70
diagnóstico diferencial, 69
estrategias de tratamiento, 69-70
fisiopatología, 69
intervenciones urgentes, 70
manifestaciones esenciales, 69
presentación, 69
subdural, 70
vaginal, 257t, 276
hepatitis, 272
no A no B transmitida por vía entérica (HNANB-TE), 318
heridas
descontaminación, 346
infecciones, 298, 392f
hiperhidratación, 243
hiperoxigenación, 461–462
hiperpnea, 340
hiperresonancia, 31c
hipertensión, 192
ictus, 68-69
inducida por toxinas, 337, 338t
intracraneal, 60
idiopática, 80-81
decisiones de transporte, 81
diagnóstico diferencial, 81
estrategias de tratamiento, 81
fisiopatología, 80
intervenciones urgentes, 81
manifestaciones esenciales, 81
presentación, 81
maligna See encefalopatía hipertensiva/hipertensión maligna
pacientes intubados, 467–468
hipertiroidismo, 215–218
diagnóstico, 216–217
enfermedad de Graves, 217f
fibrilación auricular, 412f
fisiopatología, 216
signos/síntomas, 216
tratamiento, 217–218
hipertrofia
ventricular izquierda, 425f
voltaje, 423, 424f
hipervolemia, 173
hipocampo, 55
hipófisis, 220
hipoglucemiantes, 168t
hipomagnesemia, 236–237
hiponatremia, 234–235
asociada al ejercicio, 234, 243–244
eucolémica, 234
hipovolémica, 234
hipoparatiroidismo, 214–215
hipopotasemia, 235
hipotálamo, 220
histidina, 348t
histoplasmosis, 293
hombres
gonorrea, 314
herpes genital, 315
torsión testicular, 257t, 274t–275t
virus del papiloma humano (VPH), 316
hormona(s)
antidiurética (ADH), 155-156
estimuladora de los melanocitos (MSH), 220
paratiroidea (PTH), 214
Horner, síndrome, 67
huésped
defensas, 289–291, 291f–292f
susceptibilidad, 289
a las enfermedades infecciosas, 291c
íleo, 274t–275t
IM See infarto de miocardio (IM)
IMCEST (infarto de miocardio con elevación del segmento ST), 38–39, 179, 186, 195
IMSEST (infarto de miocardio sin elevación del segmento ST), 179, 186, 195, 203
inatención/extinción, 65t–66t
incidentes
con muchas víctimas, 396
reconocimiento, 384
infarto
agudo
de miocardio (IAM), 178, 196–202, 254t–255t, 428–429 See also infarto de miocardio
[IM] con elevación del segmento ST [IMCEST] See also infarto de miocardio [IM] sin
elevación del segmento ST [IMSEST
del ventrículo derecho, 196f
anterior, 429
de la cara inferior, 428, 428f
inferoposterior del miocardio, 430f
de miocardio (IM)
agudo de la pared inferior, 428f
anteroseptal, 426f
anteroseptal, 426f
con elevación del segmento ST (IMCEST), 38–39, 179, 186, 195 See also infarto de
miocardio sin elevación del segmento ST [IMSEST]
inferoposterior, 430f
pared
inferior, 429f
posterior, 430
sin elevación del segmento ST (IMSEST), 179, 186, 195, 203 See also infarto de
miocardio con elevación del segmento ST [IMCEST]
de la pared anterior, 427f, 429f
inhalantes, 337
inhibidores
de la acetilcolinesterasa, 294t
de la colinesterasa, 351t–357t, 381–382
de la enzima conversora de la angiotensina (IECA), 482
inmunización/vacunación
calendario, 288–289
carbunco, 391
citomegalovirus (CMV), 314
desarrollo de vacunas, 288–289, 292–293
Haemophilus influenzae de tipo B (Hib), 309
infancia, 288
meningitis, 308, 310
programas, 287, 296, 308
rabia, 318
repercusión, enfermedades contagiosas, 303, 311
sarampión, parotiditis y rubéola (MMR y MMRV), 303
tétanos, 318
tos ferina, 305
varicela zóster, 306
virus
de la hepatitis B (VHB), 301–302
de la hepatitis D (VHD), 302
del papiloma humano (VPH), 316
inquietud, 193
inspiración, 96f
Institute on Aging, 85
insuficiencia
aórtica, 192
cardíaca congestiva, 186–187, 279
hepática fulminante, 249, 271
renal, 232, 277–279, 357
aguda, 168–169, 222, 277–278
asociada a toxinas, 277–278
consideraciones para la evaluación, 280c
crónica, 27, 170, 280c
fases de la aguda, 278t
insuficiencia renal aguda, 170, 277–278
complicación del shock, 168–169
mitos y conceptos erróneos acerca de, 170c
suprarrenal primaria (enfermedad de Addison), 213, 220–221, 221f
insulina, 482
regular (Humulina Regular, Actrapid), 482
intestino, 250–251
delgado, 250–251
grueso, 250
intubación
nasotraqueal, 452–454
retrógrada, 455
intubación/pacientes intubados
ENDO, evaluación, 127c
extracción de objetos extraños, 115
precauciones, 119
secuencia rápida See secuencia rápida de intubación [SRI]
isquemia, 178
aguda, 427
de miocardio, 427f
cascada del shock, 155f
cerebral, 60
hipoperfusión cerebral, 60
intestinal, 254t–255t
mesentérica, 262t, 269–270
miocárdica, 427f
durante el shock, 157
juicio, alteración, 57
K
lenguaje
barreras, 6
evaluación, escala de ictus de NIH, 65t–66t
de signos, 6
lesión(es)
ambiente See ambiente See also frío, lesiones See also lesión[es] por calor)
aorta, ramas, lesión, 192
por calor, 241–244
agotamiento por calor, 242
calambres por calor, 241–242
golpe de calor, 213, 242–243
hipertermia, 14, 20, 244, 334
hiponatremia asociada al ejercicio, 243–244
síncope por calor/asociado al ejercicio, 243
síndrome neuroléptico maligno, 244
cerebrales, 11–12, 61, 230, 230c
evaluación, 61
ictus See ictus
signos, 11–12
cola de la raya venenosa, 346
craneales See traumatismos craneoencefálicos
cutáneas, 27
estrategias de tratamiento ante la sospecha, 61-62
frío See frío, lesiones
identificación de las lesiones cutáneas 26
por inmersión submarina, 143
por levantamiento de objetos pesados, 42
ley sobre seguridad y prevención de los pinchazos con aguja, 296
médula espinal, 163–164
pulmonar
aguda asociada a transfusión (LPAAT), 173
aguda/síndrome de dificultad respiratoria aguda (LPA/SDRA), 89, 125–126, 126c, 155,
169–170, 173
lesiones por estallido, 140–141
ley
asistencial, Ryan White, 288
sobre seguridad y prevención de los pinchazos con aguja, 296–297
limitaciones, 404
líquido(s)
administración, 170c
alteraciones, 279
cefalorraquídeo (LCR), 51, 55, 72
corporales, 11c, 27
reposición, 171
sobrecarga, 228c
lugar
de actuación, problemas See escena/problemas, lugar de actuación
de trabajo, toxinas, 373–384
Mallampati
evaluación, 462c
índice, 454
marcha
de base amplia, 59t
espástica, 59t
en estepaje, 59t
festineante (propulsiva), 59t
propulsiva (festineante), 59t
en tijeras, 59t
trastornos, 51
ataxia, 50, 58-59, 59t, 65t–66t
evaluación, 32
Marfan, síndrome, 69
masticación, 249–250
material
biológico, 290t
de contraste yodado, 162c
corrosivo, 378–380, 386c, 387t
peligroso, 384–389 See also ambiente See also exposición, incidentes See also exposición a
tóxicos/toxicología See also terrorismo/armas de destrucción masiva
áreas de estadificación, 386
categorías, 387t
concentración letal del 50% (CL50), 330, 388c
descontaminación urgente, 330
dosis letal del 50% (DL50), 330, 388c
equipo protector personal (EPP) See equipo protector personal [EPP]
fulminante, 330
gravedad y síntomas de la exposición, 389
identificación y etiquetado, 385
incendio, peligro, 387t
intervenciones de descontaminación, 386-388 See also descontaminación
letreros
y etiquetas de advertencia, 12f, 330, 385f, 387t
de gravedad, 385f
manipulación y transporte seguros, 384
niveles potencialmente peligrosos de exposición, 388c
norma sobre operaciones con residuos peligrosos y respuesta frente a las emergencias
(HAZWOPER), 330
North American Emergency Response Guidebook, 330
notificaciones de los organismos reguladores, 384–389
organismos de ayuda en incidentes, 388c
preparación durante el despacho hasta la escena, 385
radioactividad, 330
reconocimiento de incidentes, 384
sistema internacional de clasificación, 386c
sustancia radioactiva, 386c, 387t
tipos de exposición, 389–390
ingestión, 389
inyección, 389-390
oral e inhalada, 389
material/líquido
combustible, 386c, 387t
inflamable, 386c, 387t
McBurney, punto, 30
mecanismo(s)
compensatorios del shock, 155–157
de reentrada (ECG), 414
mediastinitis, 119
medicamentos
antes de la intervención, secuencia rápida de intubación, 462–463
perfiles Véanse medicamentos específicos por nombre genérico o comercial o por grupo
sobredosis, 167c
anfetaminas, 363–365
antagonistas del calcio, 361–362
antidepresivos tricíclicos, 362–363
barbitúricos, 365–367
benzodiazepinas/hipnosedantes/tranquilizantes, 367–368
betabloqueantes, 359–361
cocaína, 369-370
involuntaria, 357
litio, 363
opioides y opiáceos, 368–369
paracetamol, 271, 351–369
salicilatos, 359
medicina
de los espacios naturales y extremos, 46
evaluación en el lugar, 46
variables de las actividades de los servicios de urgencias, 46c
toxinas, 167c, 351–369
médula
cervical, protección, 57
espinal, 55 See also cerebro See also sistema nervioso central [SNC]
anatomía, 51–55, 53f–54f
cola de caballo, síndrome, 71–72
lesiones, 163–164
membrana aracnoidea, 52
mesosístole, 208f
metabolismo, 223–237
aerobio, 90, 154
aeróbico/anaeróbico, 154
alteraciones lipídicas, 299f
anaeróbico, 89
anatomía y fisiología, 223–237
funciones del hígado, 251t
metcatinona, 364t
método SAMPUAR, 24, 24c, 24f, 47, 60, 86, 167, 198–199, 295
metodología, 409
microorganismos
multirresistentes, 323–325
resistentes a medicamentos
enterococos resistentes a vancomicina (ERV), 138, 324
microorganismos multirresistentes, 323–325
SARM (Staphylococcus aureus resistente a meticilina), 323–325
Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM), 138
tuberculosis
ampliamente resistente a medicamentos (TB-ARM), 312
multirresistente (TB-MR), 311–312
miocarditis, 203–204
miocitos, 336f
miscelánea, 430
monitorización
del CO2 teleespiratorio (ETCO2 o PETCO2), 37–38, 38t, 56, 90, 105, 105f, 106c–108c,
107f, 168, 467–469
de la presión venosa central, 39–40
respiratoria transcutánea See also pulsioximetría
saturación
conjuntival, 105
transcutánea de oxígeno, 103–104
sensores
de monóxido de carbono, 104–105
de oxígeno, 105
movimientos
corporales, 193
espasmódicos musculares, medicación, 32
murmullo
broncovesicular, 27
vesicular, 27
disminuido, 101t
Murphy
ojo, 446
signo, 29–30, 269t
narcosis
por CO2, 60
por nitrógeno, 141
necrosis
por coagulación, 378
por licuefacción, 378
nefrotoxicidad, 357
neoplasias, 140
cáncer pulmonar, 140
intracraneales See tumores cerebrales
NEP (neumotórax espontáneo primario), 126–127, 127f
nervio(s)
accesorio espinal, 34t
auditivo, 34t
craneales
campos cardinales de la visión y musculatura extraocular, 33f
evaluación, 32–33, 33c
funciones, 34t
facial, 34t
glosofaríngeo, 34t
hipogloso, 34t
motor ocular
común, 34t
interno (troclear), 34t
olfatorio, 34t
óptico, 34t
trigémino, 34t
vago, 34t
neumonitis, 206
neurogenia, 51
nivel(es)
de consciencia, 15–16, 443
AEIOU-CITI, 61c
alteración durante el shock, 160
escala de ictus de NIH, 65t–66t
establecimiento, 57
evaluación, 16
reconocimiento primario, 16
vía aérea mantenimiento de la permeabilidad, 443
potencialmente peligrosos de exposición, 388c
normas
sobre operaciones con residuos peligrosos y respuesta frente a las emergencias
(HAZWOPER), 330, 384
sobre patógenos transmitidos por la sangre (OSHA), 295–296
sobre radiaciones ionizantes, 393-394, 396c
nutrientes, 153–154
O
objetos
extraños
extracción, 115
en la vía
aérea, 114f, 230, 230c
alta, 114–120
punzantes, lesiones, 296
observación, 11–15
ambiente
olores, 13
búsqueda de elementos, 56
cinestésica, 14–15
consideraciones de seguridad, 9–11
excrementos, 27
inicial, 9–11, 47, 56
aparato respiratorio, 98
disfunción/alteraciones neurológicas, 56
dolor/molestia torácica, 183
tracto GI, 253–265
urgencias toxicológicas, 332
líquidos corporales, 27
olfatoria, 13–14
posición del paciente, 11
primeras impresiones del paciente, 183, 332
shock, 165–166
seis R, 4, 5c
visual, 11–13
obstrucción(es)
intestinal, 28, 262t, 270, 274t–275t
invaginación, 249, 270
del intestino grueso, 270
mecánicas, 114–120
vía aérea, 462c
Occupational Safety and Health Administration (OSHA), 10, 288, 295–296, 330, 384
oftalmoplejía, 51, 83
oídos/audición
egofonía, 125
evaluación, 33
examen, 33–34
fonofobia, 58
fundidos pulsátiles, 81
mareos/vértigo, 58
ojos/visión
aspecto, enfermedad de Graves, 217f
campos cardinales de la visión, 33f
edema de papila, 78
evaluación de la visión, 65t–66t
examen, 33–34
fotofobia (fotosensibilidad), 58
función del aparato ocular en la inmunidad, 293c
mirada
conjugada/desconjugada, 34f
desconjugada, 83
evaluación del ictus, 65t–66t
movimientos oculocefálicos, 65t–66t
músculos extraoculares, 33f
nervio motor ocular común, 34t
oftalmoplejía, 51, 83
quemaduras ácidas y alcalinas, 379-380
respuesta pupilar, 33–34, 35f
estallido pupilar, 60
miosis, 67
traumatismos craneoencefálicos, 71
saturación conjuntival (Pcjo2), 105
trastornos visuales
arteritis temporal, 78-79
diplopía, 81
evaluación del campo visual, 63
parálisis de Bell, 79
olores
ambiental, 13
información, 259c
respiración, 13–14, 227
vómito fecaloide, 264t
organismos
estatales de salud pública, 388c
federales de salud pública, 288, 388c
locales de salud pública, 287–288, 388c
regionales de salud pública, 388c
sanitarios públicos y privados, 388c
organoclorados, 294t
orientación
evaluación, 16
en persona/espacio/tiempo, 16
orina
hematuria, 264t
valores normales de laboratorio, 440t–441t
ortopnea, 103c
oxigenación
desaturación de la hemoglobina, 461c
fisiología, 181
grandes alturas, 45f
hiperoxigenación, 461–462
hipoxia, 41, 60, 231c, 340
mantenimiento, 445
mecanismos compensadores, 155
con membrana extracorpórea (OMEC), 126, 241
pulsioximetría, 36–37, 103
saturación conjuntival, 105
secuencia rápida de intubación, 447c
paciente(s)
asistencia
cuidados paliativos, 299
defensa, 26
discreción en el lugar, 167
educación, 6c
pacientes dependientes de máquinas, 299
bariátricos, 42–43
apnea del sueño, 230
dispositivos y material especializado, 42–43
dolor
abdominal, 172–173
torácico, 209
enfermedades infecciosas, 299
equipo especializado, 42f
fisiología del aparato respiratorio, 97
problemas de desplazamiento/transporte, 42
dependientes del respirador, 12–13
dializados, 27
embarazadas, 43
desprendimiento de placenta, 276
dolor
abdominal, 172–173, 271t
torácico, 209
embarazo ectópico, 277
hiperémesis, 277
gravídica, 274t–275t
placenta previa, 276
con posible apendicitis, 269
preeclampsia con síndrome HELLP, 276–277
shock, 174–175
mayores, shock, 174
obesos/obesidad See Cushing, síndrome (hiperadrenalismo) See also paciente[s]
bariátricos
obstétricas See paciente[s] embarazadas
pediátricos See niños
terminales, 42, 299
con trastornos de la audición, 6, 41
palpación, 28–30
abdominal, 29–30, 265
intervención, 29f–30f
tiempo de llenado capilar, 29–30
paracetamol (Tylenol Termalgin, Gelocatil, Apiretal), 271, 351–369, 351t–357t, 358c, 490
parálisis
evaluación/evaluación, 31–32
facial, 37c, 65t–66t, 79, 320f
hemiparesia (debilidad unilateral), 50
química, 463–466
respiratoria, fentanilo, 462–463
unilateral (hemiplejia), 31–32, 50, 67
partículas
alfa, 393, 395f
beta, 393, 395f
patógenos, 286, 289 See also enfermedad(es) infecciosas See also infecciones
inhalados (transmitidos por el aire), 311–312
no transmitidos por la sangre, 303
transmitidos por la sangre, 288, 299–302
patrones, reconocimiento, 2
pensamiento crítico, 8f
pérdida(s)
hemáticas, 159, 167c
de volumen, 167c
perfusión See also hipoperfusión
definición, 150
distal, evaluación, 100
evaluación, 19
perfusión cerebral disminuida, 57
proximal y distal, 100
shock, 150
ventilación-perfusión, desequilibrio, 184
período(s)
de contagio de las enfermedades infectocontagiosas, 295, 295t
de enfermedad(es)
contagiosas/infecciosas, 295, 295t
infectocontagiosas, 293–295
período
de contagio, 295, 295t
de enfermedad, 295, 295t
de incubación, 294–295, 295t
latente, 293–295, 295t
de incubación de las enfermedades infectocontagiosas, 294–295, 295t
latente de las enfermedades infectocontagiosas, 293–295, 295t
peristaltismo, 251
peritonitis, 274t–275t
peste, 392
bubónica, 392
neumónica, 392
septicémica, 392
petequias, 27
piamadre, 52
Hypoderma, 314f
piojos
pediculosis, 317
púbicos, 317, 317f
piperidinas, 371–372
piretroides, 294t
plaquetas, 153–154
disminuidas, 173
y producción aumentada, 160c
mala calidad, 174
plasma, 153–154
pleura, 179–181
enfermedades, 126–136
neumotórax, 126–136
parietal, 180–181, 181f
visceral, 180–181, 181f
y parietal, 180–181, 181f
polifarmacia, 41
postura
de decorticación, 11–12, 14f
de decorticación/descerebración, 11–12, 14f
de descerebración, 11–12, 14f
precauciones
normalizadas, 9–10, 259c, 261c, 286, 295–297
universales, 296 See also precauciones normalizadas
presentaciones
cardinales, 2, 15, 46–47, 57–59
alteración de consciencia, 57
arteritis temporal, 78-79
decisiones de transporte, 79
diagnóstico diferencial, 79
estrategias de tratamiento, 79
fisiopatología, 78
manifestaciones esenciales, 79
presentación, 78
ataxia/trastorno de la marcha, 58-59
cefalea, 58
cola de caballo, síndrome, 71–72
crisis, 58, 76–77
déficits neurológicos focales, 59
delirio, 57
diagnósticos potencialmente mortales, 59-60
hipertensión intracraneal, 60
hipoglucemia, 59
hipoperfusión, isquemia cerebral, 60
hipoventilación, 59-60
hipoxia, 60
disección carotídea, 67–68
encefalitis, 74-75
encefalopatía
hipertensiva/hipertensión maligna, 77–78
de Wernicke y síndrome de Korsakoff, 82–83
enfermedad degenerativa neuromuscular, 82
estrategias de tratamiento, 61-62
evaluación detallada, 60
exploraciones, 31
hematoma
epidural, 70–71
subdural, 70
hemorragia
intracerebral, 68–69
subaracnoidea, 69–70
hidrocefalia normotensiva, 81–82
hipertensión intracraneal idiopática, 80-81
ictus, 62–70, 65t–66t
mareos/vértigo, 58
meningitis, 73–74
migraña, 79-80
observación inicial, 56
problemas, 86
recogida de la historia clínica, 60
reconocimiento
primario, 56–60
circulación, 56–57
respiración, 56
vía aérea, 56–60
secundario/exploración física, 60-61
signo(s)
de Kerning, 74f
pupilares, 33
signos/síntomas of, 27
síncope/aturdimiento, 57-58
síndrome de Guillain-Barré, 83–84
trastornos generalizados del aparato respiratorio, 138–139
trombosis venosa cerebral, 65-67
potencialmente mortales, 15, 59-60
alteraciones neurológicas/de consciencia, 67
compromiso respiración, 17
confirmación o exclusión, 21
dolor/molestia torácica, 183
hipertensión intracraneal, 60
hipoglucemia, 59
hipoperfusión, isquemia cerebral, 60
hipoventilación, 59-60
hipoxia, 60
molestia abdominal, 259
priorización, 209–210
urgentes, 257t, 332
presión
arterial, 20–21, 153
adultos mayores, 41
anomalías inducidas por toxinas, 337–338
definición, 2
hipertensión, 192
ictus, 68-69
inducida por toxinas, 337, 338t
maligna See encefalopatía hipertensiva/hipertensión maligna
pacientes intubados, 467–468
hipotensión, 157f, 165, 192, 298
inducida por toxinas, 337, 339t
pacientes intubados, 468
shock cardiogénico, 164–165
media (PAM), 150
regulación, 152f
intracraneal (PIC), 60, 274t–275t
positiva
continua en la vía aérea (CPAP), 109–110, 110c, 164–165
de doble nivel en la vía aérea (BiPAP), 109, 111, 111f, 164–165, 482
teleespiratoria (PEEP), 109, 112
del pulso, 2, 150, 153
prevención y medidas para la reducción del riesgo, 311, 325Véase también trastorno concreto
problemas de seguridad
actuación frente a pacientes psicóticos, 85
animales en la escena, 11
asistencia de la policía, 10–11
barreras para la comunicación, 7
claves del ambiente inestable, 9
contaminación cruzada de pacientes, 382
dispositivos a prueba de pinchazos, 297
equipo protector personal (EPP), 389c–390c
escenas delictivas, 11
establecimiento de la seguridad en la escena, 56
exploración física
exposición a la meningitis, 74
laboratorios de metanfetaminas, 369
lavado de manos, 296
lesiones por levantamiento de objetos pesados, 42
ley sobre seguridad y prevención de los pinchazos con aguja, 296
lucha contra las infecciones, 287
en el lugar See escena/problemas, lugar de actuación
material peligroso, 98
molestias abdominales potencialmente mortales, 261c
normas para el trabajo seguro, 296
observación inicial del paciente, 9–11
oxígeno domiciliario, 13f
pacientes agitados/agresivos, 56
peligros para la seguridad vital, 11
plan departamental para el control de la exposición, 296c
precauciones normalizadas, 9–10, 98, 259c, 295–297
prevención
de lesiones por objetos punzantes, 296
de la transmisión del CIH y del VHB, 297t
procedimientos de limpieza y descontaminación, 297
profilaxis postexposicional, 293
protocolos postexposicionales, 297
reconocimientos de la escena, 98
respiradores/protectores faciales, 9f
responsabilidades de autoprotección de los empleados, 296
traslado en helicóptero, 44
violencia, alerta frente a amenazas, 10–11
protocolo(s)
postexposicionales, 297
para SRI fallida, 460
para vía aérea
difícil, 454–455, 460, 466
fallida, 466
protones, 395f
prueba(s)
de elevación extrema del brazo, 205
de esfuerzo, 39
de función respiratoria (PFR), 96 See also respiración
prurito, 298
psicosis, 332
aguda, 84–85
consideraciones especiales, 85
decisiones de transporte, 85
diagnóstico diferencial, 85
estrategias de tratamiento, 85
fisiopatología, 84
intervenciones urgentes, 85
manifestaciones esenciales, 85
presentación, 84
ptosis, 67
palpebral, 67
puerta
de entrada, 289
de salida, 289
quemaduras, 298
quimiorreceptores, 90
R
radiación
alfa, 393
beta, 393
radioactividad, 330
rads, 393-394
receptores
de acetilcolina, 462–463
de calcio, 214
colinérgicos, 465
muscarínicos, 465
nicotínicos, 465
reconocimiento
primario See exploración física
secundario/exploración física, 4, 19–35, 47, 60-61
constantes vitales, 20–21
definición, 2
inspección orientada, 26
rectorragia, 249
reflejo(s), 34–35
localización de los tendones, 36f
movimientos oculocefálicos, 65t–66t
nauseoso, 444
tendinosos profundos (RTP), 34–35, 36f
reflujo
esofágico, 181, 209
gastroesofágico (RGE), 181, 209
rescate, programas, 46
resonancia, 31c
respiración, 20 See also secuencia rápida de intubación (SRI) See also ventilación
mecánica/respiradores See also vía(s) aérea
apnéusica, 18t
capacidad
de reserva, 96
vital y capacidad pulmonar total, 96
CO2 teleespiratorio (ETCO2 o PETCO2), monitorización, 37–38, 90, 105f, 106c–108c
criterios, 109c
definición/descripción, 90
espacio muerto, 96
evaluación/clasificación, 99–100
intercambio gaseoso, 89, 92–93
neurorregulación, 94–95
sensores químicos y mecánicos, 95
sistema nervioso
central, 94
periférico, 94–95
oxigenación See oxigenación See also oxígeno
«paralizada» por el dolor, 184
patrones anómalos, 138f
pruebas de función respiratoria (PFR), 96
resultados de la gasometría, tratamiento, 142–145
trastornos, 137c
volumen
corriente, 96
residual, 96
respiración/ventilación, 109–113, 146t See also oxigenación See also oxígeno See also
respiración
definición de ventilación, 90
disnea, 207
evaluación del shock, 166
fisiología
activación de la respuesta inmunitaria, 94–96
cuestiones de envejecimiento, 97
neurorregulación, 94–95
pacientes bariátricos, 97
preservación del equilibrio acidobásico, 95–96
volumen ventilatorio, 96
frecuencia/ritmo/esfuerzo respiratorio, 17–19
hiperventilación, 18t, 38, 60, 231c
patrones
habituales de los sujetos sanos, 96f
respiratorios
anómalos, 138c
irregulares, 18t
pruebas de función respiratoria (PFR), 96
reconocimiento primario, 56
respiración «paralizada» por dolor, 184
respuesta(s)
alfa al shock, 157t
alfa-beta al shock, 157t
beta al shock, 157t
fisiológicas a las infecciones, 298
hipofisaria al shock, 155-156
homeostática al descenso del calcio sérico, 216f
inmunitaria, 94–96, 123–126, 160c
restricciones químicas/físicas, 57
reversión, fármacos/antídotos
atropina, 382
carbón activado, 473
flumacenilo, 333, 479
glucagón, 360
kit con antídoto Mark I, 398f
naloxona, 139, 333, 488
pralidoxima, 490-491
ricina, 392
riñones
daño, 357
mantenimiento de la presión arterial, 156-157
retención de HCO3, 95–96
ritmo(s)
cardíaco, anomalías, 336–337, 336f
electrocardiograma, 410
sinusales, 410, 411f
roce
pleural, 27, 101, 101t, 206
ruido pulmonar , 27
rotura
del apéndice, 262t
visceral, 267-268, 274t–275t
salud
mental, cuestiones See trastorno[s] psicógenos
pública y reglamentación de seguridad, 287–291
normas, directrices y estatutos, 288
organismos
federales, 288
locales, 287–288
preparación, 390t
sangre
componentes, 151–154
funciones, 153–154
reacciones hemolíticas a las transfusiones, 172
valores normales de laboratorio, 438t–440t
viscosidad, 153
saponificación, 378
sarna, 316–317
saturación
conjuntival, 105
monitorización See pulsioximetría
transcutánea de oxígeno, 103–104
saxitoxina, 348t
sensores
mecánicos, 95
químicos, 95
sepsis
causas, 159–160
dolor abdominal, 171
factores predisponentes, 160c
hipoperfusión, 167c
protocolos de tratamiento, 161f
septicemia, 159–160, 231c
serpiente
envenenamiento, 344–346, 344f–345f
coral, envenenamiento, 345–346
mordeduras, 348
seudohiponatremia, 234
shock
acidosis, 149
anatomía, 150–154
aparato vascular, 151–154
corazón, 151
sistema nervioso, 154
alteraciones celulares, 150–151
asociado a toxinas, 158t
cardiogénico, 157, 158t, 164–165, 167c, 168t
cascada, 155f
categorías, 157, 159t
ciclo cardíaco, 149
coagulación intravascular diseminada (CID), 149, 170c
complicaciones, 168–171
definición, 150
distributivo, 157, 158t, 159–164
anafiláctico, 158t, 161–163
hipoperfusión, 167c
neurógeno, 158t, 163–164
séptico, 158t, 159–161
toxinas, 158t
edema pulmonar, 186
fisiopatología, 154–157, 156t
por el frío, 160
gasto cardíaco (GC), 149, 151
hemorrágico, 159, 168t
herramientas de evaluación, 168
hipervolemia, 173
hipovolémico, 149, 157–165, 158t–159t, 159f
hipoperfusión, 167c
hipovolemia, 149
hipovolémico, 157–159
indicadores, 153
mecanismos compensadores, 155–157
medicación, 168t
neurogénico, 158t, 167c
nivel de consciencia, 166
observación inicial, 165–166
obstrucción intestinal, 270
obstructivo, 157, 158t, 165
pacientes
embarazadas, 174–175
mayores, 174
perfusión, 149
poscarga, 149
precarga cardíaca, 150
presión
arterial media (PAM), 150
del pulso, 150
pruebas de laboratorio, 169t, 260t
reconocimiento secundario, 167–168
relacionado
con alergia al látex, 163c
con alimentos, 162c
respuesta alfa-beta, 157t
séptico, 158t, 159–161, 160c, 161f, 168t
SVA
proceso de evaluación, 165–167
tratamiento, 171–173
hemoderivados, administración, 172
regulación térmica, 171
reposición de líquidos, 171
vasopresores en la hipoperfusión, 172
trastornos hemorrágicos, 173–174
hemofilia, 174
trombocitopenia, 173–174
vasogénico, 163–164
vía aérea, respiración, circulación evaluación, 166
volumen intravascular, 150
vólvulo, 249
sífilis, 315
sincronía, 151
síndrome(s)
agudo por radiación, 394t
compartimental abdominal, 270
coronario agudo (SCA), 179, 194–202, 275-276
de dificultad respiratoria aguda (SDRA), 40, 111, 125f, 155, 169–170 See also lesión[es]
pulmonar aguda/síndrome de dificultad respiratoria aguda [LPA/SDRA]
de disfunción orgánica múltiple (SDOM), 125, 160f, 170–171, 171c
del estrecho torácico (SET), 205
hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (SHHNC), 228–229, 228c
diagnóstico diferencial, 229
fisiopatología, 229
signos/síntomas, 229
tratamiento, 229
del intestino irritable (SII), 272-273
de intoxicación, 330, 340–341, 341t
neuroléptico maligno, 244
respiratorio agudo grave por coronavirus (SARG-CoV), 307
de respuesta inmunitaria sistémica (SRIS), 155
retroviral agudo, 299–300
séptico, 160, 160f
sistema
cerrado de drenaje torácico, 133c–135c
de conducción cardíaco, 406, 406f, 411, 411f
inmunitario, 293c
límbico, 55
nervioso
anatomía, 154
autónomo (SNA), 252f
inervación de los órganos abdominales, 252f
central (SNC), 51, 94 See also cerebro See also médula espinal
aparato respiratorio, 137–139
dependencia de la glucosa, 223–224
depresión farmacológica del SNC, 230
disfunciones, 137–139, 137c
aparato respiratorio, 137c
enfermedades primarias, 230, 230c
infecciones virales, 318
neurorregulación de la respiración/ventilación pulmonar, 94
trastornos neurológicos generalizados, 138–139
tumores, 274t–275t
disfunción
aguda del sistema nervioso central, 137–139
del sistema nervioso central, 138
subaguda del sistema nervioso central, 138
enfermedades infecciosas, 318
parasimpático, 154t
periférico (SNP), 94–95
simpático (SNS), 154t, 163–164
interrupción de la transmisión de la señal, 163–164
shock, 154
ocular, función inmunitaria, 293c
pulmonar, 181fVéase también signos respiratorios; trastornos respiratorios
renal y equilibrio acidobásico, 95–96
renina-angiotensina-aldosterona, 157f
reticular activador (SRA), 16
tegumentario
alteraciones en la cirrosis biliar primaria, 299f
chancro sifilítico, 315f
diaforesis (sudoración), 20
dolor abdominal, 263c
función inmunitaria, 293c
lesiones piodérmicas del pene, 314f
piel See piel
respuesta a las infecciones, 298
signos en la infección por VIH/sida, 300c
vestibular, 58 See also oídos/audición
sondas
de alimentación, 258c–259c
nasogástricas, 258c–259c, 267f
suplementos dietéticos, 25
sustancia(s)
gris, 53
infecciosas, 386c, 387t
oxidantes, 386c, 387t
radioactiva, 386c, 387t
SVA, proceso de evaluación See soporte vital avanzado (SVA), proceso de evaluación
tálamo, 55
taponamiento
cardíaco, 165, 167c, 179, 193, 194f
pericárdico, 179, 193–194
tecas/lesiones, 27
temperatura
ambiental See ambiente
corporal, 20
alteraciones inducidas por toxinas, 334
ambiente, 14
evaluación, 20, 57
frío, lesiones See frío, lesiones
función reguladora de la piel, 298
lesiones por calor See lesión[es] por calor
reacciones febriles a las transfusiones, 173
regulación, 171, 237–244
variaciones en la medición, 14t
tendones
localizaciones para evaluar los reflejos, 36f
reflejos tendinosos profundos (RTP), 34–35, 36f
tétanos, 216f
timpanismo, 31c
tiro traqueal, 27
tiroxina, 231c
tonos cardíacos
apagados, 165
galope, 102
patológicos, 28
volumen/duración/tono/sucesión en el tiempo, 28
tos
bovina, 453
ferina, 305
toxicidad
ambiental
artrópodos, envenenamiento, 341–344
envenenamiento por criaturas marinas, 346–348
serpiente, envenenamiento, 344–346
toxicidad vegetal, 348–351
vegetal, 335, 347f, 348–351, 350f, 392
transfusiones
aplicaciones de hemoderivados, 172t
reacciones, 172–173
alérgica, 173
febril, 173
hemolítica, 172
lesión pulmonar aguda asociada a transfusión (LPAAT), 173
transmisión
directa, enfermedades infecciosas, 290t
directa/indirecta, infecciones, 289, 290t
de enfermedades infecciosas See also enfermedad[es] infecciosas
por el aire/gotitas respiratorias, 290t, 303–307, 311–312
cadenas, 214f, 289
puerta de entrada, 289
puerta de salida, 289
reservorio/huésped, 289
susceptibilidad del huésped, 289
transmisión, 289
por gotitas respiratorias, 290t
período(s), 293–295, 295t
de contagio, 295
de enfermedad, 295
de incubación, 294–295
latente, 293–295
fecal de enfermedades infecciosas, 290t
indirecta de las enfermedades infecciosas, 290t
de infecciones por la sangre, 286, 299–302
oral de enfermedades infecciosas, 290t
por el suelo, enfermedades infecciosas, 290t
transporte
aéreo/problemas
altitud, 44, 208–209
fisiología del vuelo, 44–46
ansiedad/cinetosis, 45–46
humedad/deshidratación, 45
presión barométrica, 44
problemas de seguridad, 46
temperatura (atmosférica), 45
helicóptero, transporte, 44
tipos de aeronaves, 43f–44f
trastornos médicos, 43c
ventajas/desventajas, 44c
zona de aterrizaje y operaciones en la escena, 45c
problemas, 67
altitud
efectos fisiológicos, 44
pacientes con dolor torácico, 208–209
descontaminación de los vehículos de transporte, 386-388
material peligroso, 384
pacientes
bariátricos, 42
críticos, 448t
con dolor o molestias abdominales, 172
con dolor/molestia torácica, 208–209
intubados, 442
con vías aéreas avanzadas, 446
respiradores automáticos portátiles (RAP), 12–13
toma de decisiones
del medio adecuado Véanse enfermedad, trastorno o alteración específicos
por tierra/aire, 15–16
transporte aéreo See transporte aéreo/problemas
con sepsis o SRIS, 161
tráquea, 26–27, 92
traqueostomía, 458
mantenimiento de los tubos, 448
procedimientos, 451f
transporte de los pacientes, 448t
urgencia, 458
trastorno(s)
acidobásicos/acidosis, 153, 229–234
acidosis
láctica, 232
metabólica, 154–155, 231, 233–234, 238c
con brecha aniónica normal, 232c
respiratoria, 231c
brecha aniónica elevada, 232c
CAT MUDPILES (precipitantes de la acidosis metabólica con aumento de la brecha
aniónica), 232c
cetoacidosis, 254t–255t
alcohólica, 227
diabética (CAD), 170–171, 212, 227–228, 228c, 254t–255t
diagnóstico diferencial, 227
tratamiento, 227–228
fisiopatología, 227
signos/síntomas, 227
diagnóstico, 231–233
F-USED CARS (precipitantes de la acidosis metabólica con brecha aniónica normal),
232c
fisiopatología, 231
homeostasia acidobásica, 229
respiración, acidosis, 230, 240
fisiopatología, 230
precipitantes, 230c
signos/síntomas, 230
tratamiento, 230
signos/síntomas, 231–233
shock, 149
trastornos mixtos, 234
tratamiento, 233
auditivos See oídos/audición
bipolares, 507, 491
conductuales, 32 See also trastorno[s] psicógenos
de la coagulación See trastorno[s] hematológicos
por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), 364
hematológicos, 63, 173–174, 330
cascada de la coagulación, 156f, 160f
crónicos, 265
disnea, 143t
dolor abdominal, 263c, 271t
enfermedad de Von Willebrand, 174
gastrointestinal, 266c
hematoquecia, 249, 264t, 265
hemoderivados, 172t
hemofilia, 70
hemorragia digestiva alta/esofágica, 254t–255t, 265–279
intracerebral, 254t–255t, 273
molestia abdominal, 257t
rectal, 249
sangre en heces, 166, 249
shock, 170, 173–174
hemofilia, 174
hipovolémico hemorrágico, 159
trombocitopenia, 173–174
traumatismos craneales, 70
vaginal, 257t, 276
hemorrágicos See trastorno[s] hematológicos
inmunitarios, 75
metabólicos
acidosis metabólica, 154–155, 231, 232c, 233–234, 233c, 340
diagnóstico, 231–234
fisiopatología, 231, 233
signos/síntomas, 231–233
tratamiento, 233, 234
alcalosis respiratoria, 231c
dolor abdominal, 263c, 274t–275t
enfermedad de Addison, 213, 220–221, 221f
metabolismo de la glucosa, 225–229
cetoacidosis diabética, 227–228
hipoglucemia, 225–227
síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (SHHNC), 228–229
en el metabolismo de la glucosa, 225–229 See also trastorno[s] metabólicos
cetoacidosis diabética, 227–228
hipocalcemia, 217f, 228c, 236
hipoglucemia, 225–227, 226c, 228c
síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (SHHNC), 228–229
osteomusculares
distrofia muscular, 230c
ELA See esclerosis lateral amiotrófica [ELA]
miastenia grave, 230, 230c
rabdomiólisis, 235, 237
psicógenos
agitación, 333
antipsicóticos, 32, 334, 485
crisis de angustia/síndrome de hiperventilación, 139–140
depresión aguda/tentativa de suicidio, 85–86
consideraciones especiales, 86
decisiones de transporte, 86
diagnóstico diferencial, 86
estrategias de tratamiento, 86
fisiopatología, 85
intervenciones urgentes, 86
manifestaciones esenciales, 86
presentación, 85
disnea, 143t
psicosis, 84–85, 330, 332
consideraciones especiales, 85
decisiones de transporte, 85
diagnóstico diferencial, 85
estrategias de tratamiento, 85
fisiopatología, 84
intervenciones urgentes, 85
manifestaciones esenciales, 85
presentación, 84
trastorno(s)
bipolares, 507, 491
por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), 364
pulmonares
edema pulmonar, 186–187
fibrosis pulmonar, 230, 230c
pleuresía, 206
respiratorios, 108–109, 230 See also respiración/ventilación See also secuencia rápida de
intubación [SRI] See also ventilación mecánica/respiradores See also vía[s] aérea,
mantenimiento de la permeabilidad
acidosis respiratoria, 230
fisiopatología, 230
precipitantes, 230c
signos/síntomas, 230
tratamiento, 230
alcalosis respiratoria, 231c
crónica, 230–231
angioedema, 89, 101, 119–120, 120c
apnea, 230, 230c
del sueño, 230
aspergilosis, 293
bradipnea, 18t
diagnóstico diferencial/revisión sistémica, 142
dificultad respiratoria
criterios de la conferencia de consenso norteamericano-europea para el
diagnóstico de la lesión pulmonar aguda/síndrome de dificultad respiratoria
aguda (LPA/SDRA), 126c
dolor/molestia torácica, 184–187
frente a insuficiencia respiratoria, 99
inducida por peligros biológicos, 391f
lesión pulmonar aguda/síndrome de dificultad respiratoria aguda (LPA/SDRA),
89, 125–126, 126c
síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), 40, 125f
disnea, 103c, 144t, 202
diagnóstico diferencial
por signos/síntomas, 144t
por sistemas corporales, 143t
dolor abdominal, 263c
enfermedad(es)
pleurales, 126–136
pulmonar crónica, 230
de la vía respiratoria baja, 120–146
infección y respuesta inmunitaria, 123–126
insuficiencia respiratoria, 89, 99, 99c
lesión pulmonar aguda/síndrome de dificultad respiratoria aguda (LPA/SDRA), 89
monitorización respiratoria transcutánea, sensores de monóxido de carbono, 104–105
neumonía, 124f
obstrucciones mecánicas, 114–120
origen no respiratorio, 136–137
ortopnea, 103c
parálisis respiratoria, fentanilo, 462–463
pruebas
diagnósticas y dispositivos, 142–145
de función respiratoria (PFR), 96
síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), 111
taquipnea, 18t
traslado aéreo de pacientes, 44
trastornos, 18
tuberculosis pulmonar, 311–312
ventilación y oxigenación, 109–113
vía respiratoria
alta, 113–120
baja, 122–123
visuales
arteritis temporal, 78
diplopía, 81
parálisis de Bell, 79
yatrógenos, 160c
tratamiento
del paciente basado en la evaluación, 1, 4
parenteral, 286
traumatismos
craneales por golpe/contragolpe, 70
craneoencefálicos, 61, 70
golpe-contragolpe, 70
respuesta pupilar, 71
trastornos hemorrágicos, 70
ventilación mecánica, 71
trombo, 51, 62
trombolíticos, fibrinolíticos
activador del plasminógeno tisular (Actylise), 478–479
estreptocinasa (Streptase, Kabikinase), 478–479
reteplasa (Rapilysin), 478–479
tenecteplasa (Metalyse), 478–479
tuberculosis (TB)
ampliamente resistente a medicamentos (TB-ARM), 312
bilateral, 311f
multirresistente (TB-MR), 311–312
Mycobacterium tuberculosis, 311–312
pulmonar, 311–312
tubo(s)
de alimentación transabdominales, 258c–259c
endotraqueales (TET), 445
guías, 453t
y estiletes del tubo, 452–454
HI-LO Evac ETT, 452
mantenimiento, 446–448
normas de diseño, 446
tamaños/tipos, 448
TET de doble luz, 452
tipos, 452
transporte de los pacientes, 448t
esofagotraqueal combinado (Combitube, ETC), 445
torácico, inserción (tubo de toracotomía), 130c–133c
traqueales, 452
tubocurarina, 465t
úlceras
antiulcerosos, 266t
enfermedad ulcerosa péptica, 265-266
varicosa, 268f
urea, 279
Valor(es)
límite umbral, 388c
normales de laboratorio, 437t–441t
varices
esofágicas, 267
y gástricas, 267
gástricas, 267, 268f
vasoactividad cerebral, 53
vasoconstrictores, 172c
fenilefrina (Neo-Synephrine), 477-478
noradrenérgicos, vasopresina, 494
vasopresina, 494
vectores, enfermedades
infecciosas transmitidas, 320–322
transmitidas, enfermedad de Lyme, 320f
veneno/envenenamiento
araña
envenenamiento, 341–344
parda reclusa, 342–343
viuda negra, 341–342
artrópodos, envenenamiento, 341–344, 342f–343f, 342t
elápidos, envenenamiento, 344–346
envenenamiento marino, 346–348, 347f
escozor, 346–347
espinosa, 346–347
medusa, 346
picaduras, 347–348
pulpo, veneno, 348
escorpión, picadura, 342–343
shock, 162c
serpiente
coral, envenenamiento, 345–346
envenenamiento, 344–346, 344f–345f
ventilación
invasiva con presión positiva (VIPP), 111–113
ajustes del respirador, 112
complicaciones de la ventilación mecánica, 113
monitorización del paciente, 113
presión positiva teleespiratoria (PEEP), 112
soporte de presión, 112
volumen
corriente, 112, 113c
minuto, 112
modos de soporte ventilatorio, 111–112
ventilación regulada por la presión, 111
ventilación regulada por el volumen, 111
mecánica/respiradores, 109–113 See also secuencia rápida de intubación [SRI]
ajustes, 112t
alteraciones, 60
complicaciones de la ventilación mecánica, 113
domiciliaria, 12
infecciones, 442
modos de soporte ventilatorio, 111–112
monitorización del paciente, 113
neumonía asociada al respirador (NAR), 446
oxígeno suplementario, 109
pacientes con traumatismos craneales, 71
presión positiva teleespiratoria (PEEP), 112
respiradores automáticos portátiles (RAP), 12–13, 15f
secuencia rápida de intubación (SRI), preventilación, 462
soporte de presión, 112
ventilación
invasiva con presión positiva (VIPP), 111–113
no invasiva con presión positiva (VNPP), 90
con presión positiva, 109–111, 445
regulada
por la presión, 111
por el volumen, 111
volumen
corriente, 112
minuto, 112
no invasiva con presión positiva (VNPP), 90
con presión positiva (PPV), 109–111, 445
regulada por el volumen, 111
ventrículos, 55
vértigo
periférico, 58
posicional benigno, 58
vesículas, 313
vía(s)
accesorias, 435, 435f
aérea See also aparato respiratorio See also respiración See also trastorno[s] respiratorios
amenaza para la vía aérea/compromiso de la vía aérea, 442–454
anatomía, 91f
baja
anatomía, 90, 91f
enfermedades, 120–146
ruidos respiratorios, 101t
bucal, colocación, 444
cavidad nasal, 91
clasificación, 443c
colocación de vía aérea extraglótica (supraglótica), 444, 445f, 446t–447t
compromiso, 17
cuerpos extraños, 114f
evaluación, 16–17, 166
extraglótica (supraglótica), 444, 445f, 446t–447t
faringe y cavidad bucal, 91–92
intervención cricotiroidea, 459f
intubación See secuencia rápida de intubación [SRI]
mantenimiento de la permeabilidad, 443
herramientas, 442–443
quirúrgica, 458c–460c
riesgo de aspiración, 57
técnicas, 17c
especiales de intubación, 454–458
nasal, colocación, 444obstrucciones, 17, 117, 461, 462c
presión positiva continua en la vía aérea (CPAP), 110
problemas, 230, 230c
protección, 445
protocolo para la vía aérea
difícil, 454–455, 460, 466
fallida, 466
quirúrgica, intervención cricotiroidea, 459f
reconocimiento primario, 56–60
resistencia, 452
sistema de manejo, 166, 458superior, 90–94
supraglótica (extraglótica), 443c, 444-445, 445f, 446t–447t
tentativas fallidas de vía aérea, 464
aérea/intervenciones intraglóticas, 445–454
común, 156f
extrínseca, 156f
intrínseca, 156f
respiratoria
alta, 90–94, 101t, 113–120, 298
anatomía, 90, 91f
cavidad nasal, 91
faringe y cavidad bucal, 91–92
baja, 92–93
anatomía, 91f
bronquiolos y alvéolos, 93
bronquios y pulmones, 92–93
infecciones, 298
tráquea, 92
de transmisión See enfermedad[es] infecciosas
viajes, antecedentes, 25
videointubación, 454
VIH/sida, 299–301
fisiopatología, 299–300
neumotórax, 127
con posible apendicitis, 269
prevención, 297t, 300–301
sin progresión, 299
signos/síntomas, 299, 300c
síndrome de Korsakoff, 83
tratamiento, 300
vísceras
perforadas, 262t, 267-268
perforadas/rotas, 262t, 267-268
visión
doble (diplopía), 81
evaluación, 65t–66t See also ojos/visión
vitamina
tiamina (vitamina B1) (Benerva), 493-494
deficiencia, 83, 333
encefalopatía de Wernicke, 50
Korsakoff, síndrome, 51
vitamina K, 509
vitíligo, 221f
volúmen(es)
corriente (ventilación), 112, 113c
intravascular, 150
minuto, 112
pulmonares, 96f
residual (VR), 96f
sistólico, 150–151
ventilatorio (corriente), 96, 112, 113c
voluntades anticipadas, 42
xantocromía, 69
yeyuno, 250–251
Z
zona
amarilla (templada), 330, 386
caliente (roja), 330, 386
fría verde, 330, 386
roja (caliente), 330, 386
templada (amarilla), 330, 386
verde (frío), 330, 386