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UNIVERSIDAD MAYOR REAL Y PONTIFICA DE SAN FRANCISCO


XAVIER DE CHUQUISACA
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES.
CARRERA DE DERECHO

“ESTUDIO SOBRE LA APLICACIÓN Y EFECTIVIDAD DE LA LEY 348 EN


SUCRE DESDE SU FECHA DE PROMULGACION HASTA 2021”
Tesis de Grado

Marcy Andrea Alcocer Dávila

Sucre-Bolivia
2021

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Índice
CAPITULO II..............................................................................................................4
MARCO TEORICO....................................................................................................4
2.1. Marco Teórico................................................................................................4
2.1.1. Definición de violencia, formas de violencia y violencia en nuestro
pais.....................................................................................................................4
2.1.2. Feminicidio............................................................................................10
2.1.3. Desarrollo histórico de la violencia hacia la mujer:..........................10
2.1.4. La violencia hacia la mujer en Bolivia................................................11
2.1.5. Otras clases de violencia hacia la mujer dispuestas en la ley nº 348
de 09 de marzo de 2013:....................................................................................13
2.2. Evolución normativa y bases socio jurídicas para la aplicabilidad
efectiva de la ley 348 ley integral para garantizar a las mujeres una vida
libre de violencia................................................................................................15
2.2.1. Evolución normativa en Bolivia para la protección de los
derechos humanos de la mujer:....................................................................15
2.2.2. Tratamiento jurídico boliviano de la violencia hacia la mujer:.....19
2.2.3. INCIDENCIA DE LA LEY 348 EN LA SOCIEDAD BOLIVIANA........20
2.2.4. Perfil de la mujer víctima de violencia de pareja...............................23
2.2.5 sistema de referenciación empleado: APA............................................23

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CAPITULO II

MARCO TEORICO

2.1. Marco Teórico

2.1.1. Definición de violencia, formas de violencia y violencia en nuestro pais

Para la intuición de esta investigación, es necesario describir, Agresión Sexual,


Ley No. 348: Una ley integral que garantice una vida libre de violencia.

a) violencia contra la mujer: La Organización Panamericana de la Salud


encontró a Bolivia como Estado con mayor incidencia de violencia física.
Las tres formas más graves La violencia que sufrieron fue castigo
corporal (83%), interpersonal Relaciones sexuales forzadas o no
solicitadas (72%) y devaluación en el trabajo (44%). En el 88% de los
casos, las mujeres víctimas de violencia admitieron que estaban
Dispuestos a denunciar la violencia, pero sin hacerlo principalmente por
miedo; Pero también por miedo a separarse de sus hijos (53%), por
vergüenza (40%), Según el informe de 2013 “Violencia contra la mujer en
América Latina y el Caribe”.

De acuerdo a Alizade (1998), existe una enorme brecha en la cantidad Quejas y


número de casos formalmente determinados en la queja o Las acusaciones de la
fiscalía contra el agresor; y el número es mucho menor Casos que fueron a juicio y
terminaron en condena.

En 2013, año de la promulgación de la Ley N ° 348, el Ministerio Publico, el


informe indicó que recibió 10.759 denuncias de violencia contra la mujer de de
estos, solo el 0,28%, es decir, una sentencia en 30 casos.(Bruno, 2013 p.16).

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La Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer (CEDAW) adoptada en 1979, ratificada por Bolivia mediante Ley Nro.
1100 de 1989, define la violencia como aquella “dirigida contra la mujer porque es
mujer o que la afecta en forma desproporcionada. Incluye actos que infligen daños
o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos,
coacción y otras formas de privación de la libertad.

Por su parte, la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer


(1993) señala que ésta es: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al
sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la
coerción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida
pública como en la vida privada”.

La comisión de la Condición Jurídica y Social de la mujer de Naciones Unidas


(2013) destaca que por violencia contra la mujer se entiende “todo acto de
violencia por razón de género que tenga o pueda tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres y las niñas, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o privación arbitraria de la libertad, tanto si
se producen en la vida pública como en la vida privada”.

En el caso de Bolivia la Ley Nro. 348 Del 9 de marzo 2013, Ley Integral para
Garantizar a las Mujeres una vida Libre de Violencia, define a la violencia como:
“Cualquier acción u omisión, abierta o encubierta, que cause la muerte, sufrimiento
11 o daño físico, sexual o psicológico a una mujer u otra persona, le genere
perjuicio en su patrimonio, en su economía, en su fuente laboral o en otro ámbito
cualquiera, por el sólo hecho de ser mujer”.

b) Violencia física: Constituye un tipo de conducta que es dirigida a


lesiones corporales infligidas de forma intencional que ocasiona algún
daño en el cuerpo de las mujeres. Se cree que la violencia física es todo
acto de fuerza que causa daño, dolor o sufrimiento físico en las mujeres
agredidas cualquiera que sea el medio empleado y las consecuencias

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que traiga, sin considerar el tiempo que se requiera para su curación y
recuperación. Se produce al dar palizas o golpes que provocan daños
físicos que pueden incluir moretones, fracturas de hueso, sangrado
interno y muerte. Con frecuencia, la violencia contra la mujer 22 comienza
con contactos leves y aumenta con el tiempo hasta llegar a acciones más
violentas.
c) Violencia y agresión sexual: las agresiones sexuales son un tipo muy
común de violencia contra la mujer, y de gran impacto para el individuo (la
victima), su familia y la sociedad.
La Violencia sexual: que es entendida como todo acto sexual o tentativa
de consumar un acto sexual, comentarios o insinuaciones sexuales no
deseados. También, puede abarcar la prostitución y aborto forzados, así
como la comercialización de mujeres, entre otros (Organización Mundial
de la Salud, 2005)
La violencia sexual vulnera los Derechos Humanos, Sexuales y
Reproductivos. Los actos de violencia sexual pueden ser muy variados y
producirse en circunstancias y ámbitos diversos, desde el hogar hasta el
sitio de trabajo, pasando por la escuela, los escenarios deportivos, el
transporte público, entre otros. En todos ellos se expresan relaciones de
poder y dominación entre los sexos, en particular contra las mujeres, los
niños y las niñas.

Dentro de las diferentes formas de violencia sexual cabe señalar:


• La violación en el matrimonio o en las citas amorosas.
• La violación por parte de desconocidos.
• Las insinuaciones o el acoso no deseados de carácter sexual, con
inclusión de la exigencia de mantener relaciones sexuales a cambio de
favores.
• El abuso sexual de personas física o mentalmente discapacitadas.
• El abuso sexual de menores.

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• El matrimonio y la cohabitación forzados, incluido el matrimonio de
menores.
• La denegación del derecho a hacer uso de la anticoncepción o a
adoptar otras medidas de protección contra las enfermedades de
transmisión sexual.
• La prostitución forzada.
• La trata de personas.
• La explotación sexual.
• El embarazo o aborto forzado.
d) Violencia Laboral: Es el conjunto de conductas desplegadas por el o los
responsables de un lugar de trabajo, que destruye por su repetición e
impunidad la capacidad laboral y la integridad física y psíquica de los
empleados de la misma, degradándolos como trabajadores y degradando
a su vez el rendimiento del grupo en el cumplimiento de su tarea.
Departamento de salud secretaría auxiliar de salud familiar y servicios
integrados, centro de ayuda a víctimas de violación unidad de
estadísticas e investigación, violencia sexual (Rico, 2007 p.23).
La violencia laboral afecta no solo a la víctima individualmente sino a todo
el grupo, reduciendo así su capacidad de trabajo y que, por ende, todo el
grupo debe comprometerse en enfrentar la situación. De alguna manera
este problema no solo es de índole personal, de las personas afectadas,
sino público, en la medida en que estamos hablando de violencia en un
lugar de trabajo, ni que decir cuando se trata de la administración pública
o de justicia.
e) Violencia simbólica: Es descripta como un tipo de violencia en la que a
través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos
transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las
relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la
sociedad.

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La violencia simbólica sería entonces un tipo de violencia que podría
aparecer en diferentes ámbitos sociales, vinculada a la construcción de
imágenes, símbolos, ideas en los que las mujeres serían humilladas o
maltratadas. Podría manifestarse tanto en los contenidos de los medios
de comunicación como en canciones, chistes y refranes, diccionarios e
incluso en los contenidos formales de la educación y los gestos cotidianos
de la socialización.
f) Violencia Mediática: Es una de las modalidades en que se manifiesta la
violencia simbólica y es definida por la ley como: “aquella publicación o
difusión de mensajes e imágenes estereotipadas a través de cualquier
medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta
promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, o
discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres.
g) Violencia psicológica: Es cualquier conducta física o verbal, activa o
pasiva, que atente contra la integridad emocional de la víctima, en un
proceso continuo y sistemático, a fin de producir en ella intimidación,
desvalorización, sentimientos de culpa o sufrimiento.
Constituye toda acción, u omisión que cause daño, dolor o perturbación
emocional o alteración psicológica o disminución de la autoestima de las
mujeres agredidas. Es la intimidación o amenaza, la utilización del
apremio moral sobre la mujer, infundiendo miedo o temor a sufrir y
quedarse sola y creer que no es nada en la vida sin un hombre a su lado.

El problema de la violencia psicológica es que es más difícil de descubrir que la


violencia física, ya que no presenta efectos físicos visibles y/o evidenciables,
por lo que es más complicado de demostrar y denunciar. Violencia económica:
es entendida como toda conducta por la cual se ejerce el poder económico
para provocar daño, someter o limitar al otro (Bruno, 2008)

h) Violencia Intrafamiliar: La violencia intrafamiliar se constituye en un


fenómeno social complejo y difícil de erradicar por ser multidimensional y
porque afecta a la institución básica de la sociedad que es la familia.

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porque el modo de intervenir es diferente, sin que uno sea más
importante que otro (Vera, 1999).
Si bien la principal violencia al interior de la familia, o por lo menos la más
denunciada, es la violencia de pareja, existen otros agresores distintos a
los compañeros sentimentales o ex parejas, razón por la que en este se
hará referencia básicamente a las violencias ejercidas contra mujeres por
otros familiares como hermanos, seguidos de otros familiares
consanguíneos, de cuñados, de hijos y de padres, este tipo de estructura
familiar autoritaria y patriarcal facilita la presencia de la violencia
doméstica e intrafamiliar (Santa Cruz, 1986). De la misma manera, se
incluyen datos sobre el maltrato hacia mujeres adultas mayores, quienes
en el contexto intrafamiliar, resultan vulneradas.
i) Factores desencadenantes de la violencia de género, intrafamiliar y
sexual:
• La observación de agresiones entre padre y madre (o quiénes
fueron los modelos de crianza).
• Altos niveles de estrés cotidiano, cuando mayor es el estrés,
mayores son las posibilidades de agresión.
• El abuso de alcohol y/o drogas podrían desencadenar
situaciones de violencia.
• Los patrones de crianza hacia los hijos en los que se confunde la
violencia con disciplina o autoridad.
• La normalización y naturalización de la violencia en la relación de
pareja.
• La aceptación cultural que hace la sociedad de la agresión física,
psicológica y sexual a la mujer.
• La creencia de que la violencia es un mecanismo para resolver
conflictos.
• La ausencia de valores humanos (libertad, respeto, solidaridad)
en las relaciones cotidianas.

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• Problemas como la migración de los progenitores que
desestructuran las familias exponiendo a los integrantes que se
quedan a la violencia del entorno familiar y social.
• La presencia de enfermedades, discapacidades, pobreza, crean
ambientes familiares de inestabilidad que favorecen situaciones
de violencia.
2.1.2. Feminicidio

La Real Academia Española define al feminicidio como el asesinato de una mujer


por razón de su sexo; asesinato de una mujer a manos de un hombre por
machismo o misoginia e indica que etimológicamente deriva del latín “fémina”
mujer y “cidio” dar muerte, así como de la voz inglesa “feminicide“

Por otra parte, la tesis doctoral de Mello plantea que a “… la muerte de mujeres
por la condición de ser mujeres se la denomina “feminicidio” utilizándose también
los términos “femicidio” o “asesinato relacionado al género”. Se vincula a un delito
de odio contra las mujeres, justificado socio-culturalmente por una historia de
dominación de la mujer por parte del hombre y estimulado por la impunidad y la
indiferencia de la sociedad y del Estado” (Mello, 2015).

De la misma manera, en la Declaración de las Naciones Unidas sobre la


Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, de 20 de diciembre de 1994, la
violencia de género está definida como: “Todo acto de violencia basado en la
pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de
tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen
en la vida pública como en la vida privada” (Naciones Unidas, 1994)

2.1.3. Desarrollo histórico de la violencia hacia la mujer:

El hombre vive en sociedad desde el punto de vista tribal formado por un reducido
número de individuos, hasta llegar a las modernas y complejas sociedades de
masas; pero además de vivir en sociedad, el hombre presenta otra característica
complementaria o derivada de este hecho, en su conducta observa pautas

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regulares de comportamientos recurrentes y generalizables. Haciendo un breve
resumen, se dice que “la violencia es tan vieja como lo es el mundo, está
vinculada a los orígenes, evolución y desarrollo del hombre. Desde la antigüedad
se hallan referencias sobre ellos, en escritos de filósofos y pensadores, del mismo
modo que es reflejado por artistas, en diferentes manifestaciones de otros
tiempos, ya sean narrativos o escultores.

La violencia se encuentra en tiempo y espacio, en el tiempo pues ha estado


encabezando las causas de defunción en las mujeres y en el espacio pues esta
influye en todas las sociedades, cualquiera que sea su grado de desarrollo.

En la religión, también se apoya la idea de que la mujer por naturaleza es más


débil e inferior a los hombres, tanto es así que en la Biblia podemos que Dios sitúa
a Eva bajo la autoridad de Adán y San Pablo pedía a las cristianas que
obedecieran a sus maridos. Es así que desde una perspectiva histórica, el
fenómeno de la violencia contra la mujer es estructural o cultural; debido a la
estructura machista de la sociedad y sus valores patriarcales conducen a situar a
la mujer en un rol infravalorado por tanto, la agresión se justifica y acepta como
algo normal y fruto de la función de autoridad del hombre, La mujer por lo tanto es
agredida principalmente por la persona con la que tiene o tuvo lazos emocionales,
relaciones familiares afectivas, sexuales, etc. (Ministerio del Desarrollo Humano
1997).

La dependencia jurídica, económica y social de las mujeres las ha hecho


históricamente subordinadas y especialmente vulnerables a la agresión masculina.

2.1.4. La violencia hacia la mujer en Bolivia

Como ya vimos ampliamente el tratamiento de la violencia contra las mujeres,


exige comprender que es un tema estructural que sólo puede responderse desde
un enfoque integral y de género, ya que se inscribe en una construcción social,
cultural e histórica de relaciones desiguales y jerárquicas entre mujeres y
hombres, asentadas en un imponente sistema patriarcal que genera prácticas
reales y simbólicas de subordinación de ellas basada en la desigualdad y

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reproducción de relaciones de poder del sujeto masculino hacia las mujeres y su
cuerpo; y como se observara nuestro país no ha escapado de esta práctica
infernal. Estos factores se asocian directamente a las diferencias en el acceso de
las mujeres a la salud, educación, justicia y otros derechos vulnerados (Aranda y
Lazo, 2006).

Durante la colonia, la violencia hacia las mujeres no sólo significó matanza y


esclavitud, sino que incluyó un trato particular de la sexualidad que es la violación,
siendo el objeto de esta forma de violencia, la mujer. En tal sentido, la muerte y la
violación ocurren como realidades y amenazas diarias donde mortandad y
violencia sexual están inscritas en los cuerpos de las mujeres.

La definición de los roles específicos hacia las mujeres que las convirtieron en
sujetos subordinados y destinados a la reproducción, la crianza de los hijos, las
tareas domésticas y la provisión de placer, generaron al mismo tiempo un sistema
de discriminación constante y creciente al negarle todo acceso a los espacios
políticos, económicos, educativos e incluso culturales. Fue luego de muchos años
y muy entrada la República, que se les reconoció derechos como la educación, la
participación como electoras y la posibilidad de ser propietarias.

Sin embargo se mantuvo el sistema de subordinación como una constante en


todos los niveles de la sociedad boliviana. Ya en esa etapa, la violencia que el
hombre ejercía contra la mujer era vista como un derecho motivado generalmente
por faltas disciplinarias e incumplimiento de sus deberes impuestos y en la propia
legislación no existían figuras específicas que la sancionaran, “toda expresión de
magnificación de lo masculino en menoscabo de la constitución, la personalidad y
la esencia femenina, la exaltación de la superioridad física de la fuerza bruta y
legitimación de un estereotipo que recrea y reproduce injustas relaciones de
poder” (Publicación del CIDEM, 1990).

Este sistema reproducido a lo largo del tiempo provocó la asimilación paulatina de


una realidad que no sólo era cotidiana para el hombre sino que fue asumido así
por la gran mayoría de las mujeres que transmitían a sus hijas e hijos los

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antivalores de la violencia como algo natural y normal. Así se generó toda una
cultura de desigualdad e injusticia que se expresaba en la discriminación y la
violencia constante.

La violencia física e incluso el feminicidio fueron por lo tanto durante muchos


años, la cara socialmente más visible de un sistema profundamente arraigado en
la cultura boliviana, que se sustentó en el patriarcado y que afectó todos los
ámbitos de la vida de las mujeres, desde su propio nacimiento; un sistema
oprobioso que incidió en su dignidad, salud, desarrollo, integridad, acceso a la
justicia, educación, empleo, etc.; misma que transversalizó todos los espacios
incluso la forma de organización de las comunidades campesinas y la mayoría de
los pueblos indígenas.

Resulta paradójico que la realidad descrita se mantiene pese a los grandes


esfuerzos en materia de normativa y la atención que le prestan los organismos
internacionales al tema. De hecho, en Bolivia existen varias políticas públicas y
leyes nacionales específicas que contribuyen a la eliminación sustancial de la
violencia contra las mujeres, en respuesta a esta situación, en Bolivia se han
promulgado leyes, normas y reglamentos que ratifican la voluntad política de
avanzar en la lucha contra la violencia doméstica e intrafamiliar (Arauco, Mamani y
Rojas, 2006).

Todo este aparato jurídico y político, aunque plausible y bien concebido no


alcanza para detener este flagelo que parece no tener límites.

2.1.5. Otras clases de violencia hacia la mujer dispuestas en la ley nº 348 de


09 de marzo de 2013:

En la Ley es definida como “toda conducta que ponga en riesgo el derecho de las
mujeres a ejercer su sexualidad de manera libre, segura y plena, con el respeto a
sus decisiones”

a) VIOLENCIA PATRIMONIAL Y ECONÓMICA. Definida como “toda acción


u omisión que al afectar los bienes de la mujer (propios o gananciales),

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ocasiona daño a su patrimonio o recursos; controla o limita sus ingresos
económicos o la priva de los medios indispensables para vivir”.

b) VIOLENCIA FEMINICIDA. Cuya definición adoptada por la norma jurídica


es la acción de extrema violencia que causa la muerte de la mujer por el
hecho de serlo.
c) VIOLENCIA CONTRA LOS DERECHOS REPRODUCTIVOS Es la
“acción u omisión que limita el derecho de las mujeres a la información,
atención y tratamiento, durante el embarazo o pérdida, parto, puerperio,
lactancia y a decidir libremente el número y espaciamiento de hijas/os que
desea tener a ejercer su maternidad segura y a elegir métodos
anticonceptivos seguros”.
d) VIOLENCIA CONTRA LA DIGNIDAD, LA HONRA Y EL NOMBRE.
Descrita como “toda expresión verbal o escrita de ofensa, difamación,
calumnia que acredita, descalifica, degrada o afecta el nombre, la dignidad,
la honra y la reputación de la mujer”.
e) VIOLENCIA EN SERVICIOS DE SALUD. Definida como “toda acción
discriminadora, humillante y deshumanizada que omite, niega o restringe el
acceso a la atención eficaz e inmediata, a la información oportuna por parte
del personal de salud; poniendo en riesgo la vida y la salud de las mujeres”.
f) VIOLENCIA LABORAL. Precisado como “toda acción que se produce en
el ámbito de trabajo por cualquier persona que discrimina, humilla,
amenaza o intimida a las mujeres; obstaculiza su acceso al empleo,
permanencia o ascenso y que vulnera sus derechos”.
g) VIOLENCIA EN EL SISTEMA EDUCATIVO PLURINACIONAL. Todo acto
de agresión física, psicológica o sexual cometido contra las mujeres en el
sistema educativo regular alternativo especial y superior.
h) VIOLENCIA EN EL EJERCICIO POLÍTICO Y DE LIDERAZGO DE LA
MUJER. Ejercida en contra de las mujeres candidatas, electas, designadas,
en el ejercicio de la función político – pública o de sus familias para acortar,

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impedir o restringir el ejercicio de su cargo o para inducirla, obligarla a
tomar en contra de su voluntad una acción u omisión.
i) VIOLENCIA INSTITUCIONAL. Descrita como “toda acción u omisión de
las y los servidores públicos o de personal de instituciones privadas que
implique discriminación, trato humillante o deshumanizado que retarde,
obstaculice o niegue a las mujeres el acceso y la atención al servicio
requerido”

2.2. Evolución normativa y bases socio jurídicas para la aplicabilidad


efectiva de la ley 348 ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre
de violencia

2.2.1. Evolución normativa en Bolivia para la protección de los derechos


humanos de la mujer:

El Estado boliviano promulga un conjunto de leyes, normas y reglamentos


ratificando su compromiso con las diferentes convenciones y declaraciones a nivel
internacional. La Ley 1100, promulgada en 1989 ratifica como Ley de la República
las recomendaciones de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas
de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).

La Ley 1599, promulgada en 1994, ratifica como Ley de la República a la


Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, de “Belem do Pará” que promueve y consolida la articulación de la
comunidad a la vida jurídica, política y económica, confiriendo competencias a los
gobiernos autónomos municipales.

En 1995, se promulga la Ley 1674 Contra la Violencia en la Familia o Doméstica,


que constituye un hito en el reconocimiento de la violencia intrafamiliar como un
delito de orden público y como una violación a los derechos humanos. Hasta
entonces el Código Penal no sancionaba actos de violencia familiar o doméstica
que causaran lesiones con impedimentos o lesiones de menos de 8 días y las
denuncias eran tratadas en instancias policiales.

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La Ley 1674 otorga nuevos roles a diferentes actores, tanto públicos como
privados e introduce y delimita, los conceptos de Violencia Intrafamiliar y
Doméstica. El Reglamento de la Ley 1674, aprobado mediante Decreto Supremo
No. 25087 en julio de 1998: “prevé la integralidad de la atención a las víctimas de
violencia intrafamiliar y la implementación de programas de prevención, detección
y atención de la violencia en la familia o doméstica, así como la difusión de la Ley
1674 y su Decreto Reglamentario a través del Ministerio de Desarrollo Sostenible
y Planificación y tiene como organismo rector al Vice-ministerio de Asuntos de
Género, Generacionales y Familia, en coordinación con los Ministerios de Salud y
Deportes, Educación, Gobierno, Justicia, Derechos Humanos y de la Presidencia.

La Reglamentación de la Ley 1674, designa al responsable del registro de los


casos de violencia a nivel nacional y, al sector de educación como responsable de
incorporar los contenidos de la ley en el desarrollo curricular de los ciclos primario
y secundario.

En 1999 se aprueba la Ley 2033 de Protección a Víctimas de Delitos contra la


Libertad Sexual, que reforma todos los artículos del Código Penal referidos a la
violencia sexual, tipificándola como delito. Tiene por objeto: “proteger la vida, la
integridad física y psicológica, la seguridad y la libertad sexual de todo ser
humano”. Este marco jurídico se complementa con un conjunto de normas y
procedimientos policiales, para el funcionamiento de los Servicios Legales
Integrales Municipales (SLIM’s), guías operativas para la aplicación de la Ley 1674
y su Decreto Reglamentario.

En el sector de Salud se encuentran en vigencia: el Manual de Normas y


Procedimientos para la Atención de la Violencia Intrafamiliar dirigida al nivel
operativo y gerencial y, la Guía para el Personal de Salud sobre la Vigilancia
Epidemiológica para el control de la Violencia Intrafamiliar Este breve panorama
de las más importantes disposiciones legales y políticas gubernamentales llevadas
a cabo, muestran el gran avance en el plano normativo y legal para abordar la
problemática de la violencia hacia la mujer, que se constituye en la plataforma

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para impulsar un conjunto de políticas y estrategias del sector público, articuladas
con iniciativas de la sociedad civil, Viceministerio de la Mujer.

Sobre todo en lo que se refiere a la protección de sectores tan vulnerables como


las mujeres en la sociedad boliviana. Luego, el 2001 como parte del Plan Nacional
de Equidad de Género (2001-2003), se formula el Plan Nacional de Prevención y
Erradicación de la Violencia en Razón de Género que pone énfasis en el
fortalecimiento de la prestación de servicios a través de una implementación
integrada de prevención, atención y recuperación. Posteriormente avances
constitucionales como la promulgación de la Constitución Política del estado
Plurinacional en febrero de 2009, la cual contempla 26 artículos específicos a
favor de los derechos de las mujeres y en toda su redacción, incorpora la
transversalización de género incluyendo un lenguaje no sexista; hecho que
constituye un marco inicial para avances legislativos como el diseño de normativas
y políticas que hagan efectivos esos derechos.

En el transcurso de los años, la legislación boliviana ha mostrado preocupación


por la situación de las mujeres y gracias al esfuerzo de las mismas, a nivel
nacional tratan de introducir algunas normas protectoras de derechos y revertir de
esta manera las condiciones desiguales, buscando una verdadera igualdad
jurídica de derechos, deberes y obligaciones con los hombres en beneficio de la
familia y la sociedad en su conjunto.

La preocupación del Estado nacional sobre la erradicación de las formas de


manifestación de la violencia en la familia y fuera de ella, se patentiza con la
adopción de políticas que parten desde la creación de instituciones protectoras y
preventivas, sigue con la promulgación de disposiciones específicas con
facultades discrecionales en el tratamiento y prevención de este flagelo; que tiene
dos causas para que exista la violencia contra las mujeres, la primera es la
desigualdad y la segunda es el principio de dominación del hombre sobre la mujer.

Actualmente el poder del Estado ampara la vida, la integridad psicológica, la salud


y el desarrollo personal de los integrantes de la familia, los derechos humanos,

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estos que corresponden a todo ciudadano, en un estado de Derecho. A partir de
tal mandato se han implementado un conjunto de acciones para la elaboración de
políticas que defiendan los derechos de las mujeres como la Ley Nº 348 “Ley
Integral para garantizar a las mujeres una vida Libre de Violencia” (2013); la
misma es un cuerpo legal específico que tiene como fin proteger a la mujer contra
las diferentes formas de violencia que se viven ya sean en espacios públicos o
privados de la sociedad, con un enfoque integral a fin de garantizar los derechos
humanos.

En la Actualidad la violencia en la familia y las mujeres no es exclusiva de ningún


sistema político o económico; se da en todas las sociedades del mundo y sin
distinción de posición económica, raza o cultura. Las estructuras de poder de la
sociedad que la perpetúan se caracterizan por su profundo arraigo y su
intransigencia. Y Bolivia, no fue la excepción; en nuestro país como en cualquier
parte del mundo la violencia se manifiesta en sus diversas modalidades dejando
secuelas irreductibles en los que la sufren puesto que comprometen las bases
mismas de una familia y de la sociedad en su conjunto.

En Bolivia, la violencia dentro del círculo familiar se constituye en una de las


formas más comunes que afecta aproximadamente a 55,4% de mujeres y
hombres casados o convivientes. Esto significa que entre 5 y 6 de cada 10
personas en edad fértil, son víctimas de algún tipo de violencia doméstica o
intrafamiliar, con un predominio importante para las mujeres, con todos estos
datos se puede ver que los casos de violación, violencia y abuso deshonesto
continúan en nuestro país (Gutiérrez, Ochoa, Castillo. INE. 2004).

La violencia intrafamiliar sigue siendo un problema que afecta a las mujeres, ya


que 7 de cada 10 víctimas son mujeres que sufren algún tipo de violencia en sus
hogares, en un 75% de los casos, tiende a ser repetitiva y no suele ser
denunciada por las víctimas. El Ministerio de Salud y Deportes, con el apoyo de la
OPS/OMS ha realizado dos estudios de prevalencia de la violencia doméstica e
intrafamiliar; el primer estudio se aplicó en 1997-1998 en 3 municipios de Viacha,

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Mizque y Riberalta, los cuales eran representativos de diferentes pisos ecológicos
(altiplano, vales y llanos) con características socioculturales diferenciadas.

Este estudio estimó que de cada 10 mujeres casadas o convivientes, 5 o 6


reconocían ser víctimas de violencia doméstica y entre 1 y 2 hombres. La
magnitud del problema es mayor en los municipios grandes (La Paz, Cochabamba
y Santa Cruz), en los que la prevalencia es de 57,66% esto podría deberse a que
en los municipios más urbanizados existe menos control social que en poblaciones
más pequeñas donde las familias se conocen más entre sí y existen redes
parentales que ayudan al control. Al respecto, debo establecer que la violencia
hacia las mujeres (en sus diversas formas conforme contempla la Ley Nº 348 de
2013) se nutre principalmente de la violencia de género y aunque no siempre se
desencadena por factores asociados al género, aun así queda arropada por él,
amparada por él y sirve de control social sobre las acciones de cada mujer
concreta.

2.2.2. Tratamiento jurídico boliviano de la violencia hacia la mujer:

a) Constitución política del estado plurinacional. La Constitución Política


del Estado, protege de manera explícita los derechos del sector tan
vulnerable como lo es el de las mujeres; Artículos determinados entre ellos:

Artículo 8. II. El Estado se sustenta en los valores de unidad, igualdad,


inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto,
complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de
oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar
común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los
productos y bienes sociales, para vivir bien.

Artículo 9.

2. Garantizar el bienestar, el desarrollo, la seguridad y la protección e


igualdad dignidad de las personas, de las naciones, los pueblos y las

19
comunidades, y fomentar el respeto mutuo y el dialogo intracultural,
intercultural y plurilingüe.

4. garantizar el cumplimiento de los principios, valores, derechos y deberes


reconocidos y consagrados en esta Constitución.

Artículo 11.

I. Bolivia adopta para su gobierno la forma democrática participativa,


representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre
hombres y mujeres.

Artículo 13.

Los derechos reconocidos por esta Constitución son inviolables,


universales, interdependientes, indivisibles y progresivos. El Estado tiene el
deber de promoverlos, protegerlos y respetarlos.

Artículo 14.

El Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en


razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen,
cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación
política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de
ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo u otras que
tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento,
goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda
persona

2.2.3. INCIDENCIA DE LA LEY 348 EN LA SOCIEDAD BOLIVIANA.

Del proyecto que se propuso en un principio al que se ha promulgado ha tenido


cambios superfluos, la misma ha conseguido introducir reformas que, si se les
destinan los recursos adecuados para que se lleven a cabo, pueden mejorar la
protección de las mujeres frente a este tipo de violencia. La ley ofrece mayor

20
protección a las mujeres y a los niños y las niñas por considerar que su posición
en la sociedad es más vulnerable que la de los hombres.

Para su puesta en marcha, sería necesario que el Estado dote de recursos


suficientes a los poderes públicos y a las asociaciones e instituciones implicadas.

Aunque esta ley por si sola como dijimos no será la solución a la violencia que se
ejerce contra las mujeres, pero sí supone un avance respecto a legislaciones
anteriores. Hasta que no se superen todas sus causas (la fundamental es el
machismo), no se superará este tipo de violencia.

Pero sí se observan avances en sectores amplios de la sociedad, aunque aún


haya hombres que la utilizan en un intento por mantener viejos privilegios o por
imponer sus deseos y concepciones. La violencia contra las mujeres sólo puede
erradicarse desde la prevención, desde el rechazo activo de toda la comunidad y
por sobre todo desde la educación. Es preciso, por tanto, continuar desarrollando
CAMPAÑAS DE SENSIBILIZACIÓN, para que ningún miembro de la sociedad
continúe insensible ante el problema de la violencia contra las mujeres, que afecta
al conjunto entero de la comunidad. En ciertas ocasiones, quizás sea necesario
enfocar dichas campañas en colectivos concretos, como juezas y jueces,
magistradas y magistrados y fiscales (SISTEMA JUDICIAL), a los que, con
frecuencia, se les achaca una patente falta de concienciación sobre la gravedad
del problema. La EDUCACIÓN es un instrumento básico para generar
comportamientos basados en el diálogo, respeto, tolerancia e igualdad.

Para atajar el problema desde la raíz, es necesario sembrar la simiente en las


primeras etapas de la vida infancia y adolescencia; cuando germinan las actitudes
y valores que van a marcar, en gran medida, la línea de comportamiento de las
personas adultas.

Las mujeres víctimas de la violencia se hallan, en muchos casos, indefensas, por


su situación de dependencia, incluso económica, en que llegan a estar, después
de haber sido agredidas. Se sienten desprotegidas, bloqueadas e incapaces de
solventar el problema que les embarga, perdonan toda falta de respeto, entonces

21
en base a este círculo vicioso, continúa la relación y mantienen el ciclo de
violencia, no se separan porque no afrontan los problemas a futuro y no saben
resolver conflictos; por lo que las soluciones que proponen son insuficientes o
superficiales, lo cual conlleva a que sigan juntos y el ciclo continúe (Echeburúa,
1999).

Como personas indefensas y en circunstancias de especial vulnerabilidad, los


poderes públicos han de ayudarles a protegerse y defenderse, destinando
recursos sociales, de diversa índole, que les ayuden a paliar los efectos de los
actos violentos padecidos; se trata de proporcionar la adecuada asistencia y
ayuda terapéutica, de tipo psicológico, económico, laboral, social y jurídico. Para
combatir de manera eficaz la violencia contra las mujeres, es preciso dotar a la
Sociedad de las medidas legales, jurídicas y policiales precisas.

En muchos casos, será necesario introducir cambios legislativos para tipificar la


penalización de las conductas agresivas con mayor claridad, en otros, mejorar y
simplificar los procedimientos jurídicos y de aplicación de la ley, etc., encaminando
todos ellos a la mayor protección de la víctima.

El conocimiento profundo de los factores o variables que favorecen la aparición de


los actos violentos y que son un caldo de cultivo para que determinados sujetos
acaben siendo agresivos, así como de los efectos producidos por tales actos,
ayuda a enfocar, de manera precisa, las medidas puestas en marcha para
paliarlos. La preocupación generalizada por este problema, en el marco de la
sociedad boliviana, y el hecho de pertenecer a un espacio común, en el que cada
día es más lo que nos une que lo que nos separa, son razones suficientes para
sumar esfuerzos y para tomar medidas de manera conjunta y consensuada para
luchar contra esta lacra, que tanto preocupa a la comunidad internacional.

De esta forma, el esfuerzo que pueda llevarse a cabo por cada uno de los
departamentos resultará menos gravoso, pero más eficaz. El proceso de cambio
que vive nuestro país priorizando a las mujeres, pues se implementan y revalida

22
los derechos del género femenino, valores de una sociedad educación en la
familia y la comunidad desde los movimientos sociales.

Las condiciones propicias para la violencia contra la mujer son socialmente


producidas y consiguientemente, los procesos por los cuales son producidas
pueden ser modificados. Si se dedican la voluntad política y los recursos
necesarios a su erradicación y a garantizar que las mujeres puedan gozar de
todos sus derechos humanos, la violencia contra la mujer podrá ser reducida en
alto grado y en definitiva eliminada. Las tareas de acceder a la verdadera igualdad
de género y poner fin a la violencia contra la mujer no deben ser tratadas como
facultativas o marginales o como un aspecto adicional pues para hacer frente a la
violencia contra la mujer se necesita una respuesta coordinada, en todos los
planos y en todos los sectores; se necesitan fuertes mecanismos institucionales en
los niveles local, nacional, regional e incluso internacional a fin de asegurar la
acción, la coordinación, el monitoreo y la responsabilizarían.

La continua y generalizada violencia contra la mujer en todo el planeta alimenta


las culturas de violencia y socava el progreso hacia los objetivos de derechos
humanos, desarrollo y paz. Hay mucho en juego para toda la humanidad en el
esfuerzo encaminado a poner fin a la violencia contra la mujer, algo que ya no se
puede tolerar tomando en cuenta que hoy por hoy los Estados y las Sociedades
erigen las normas de conducta en los Derechos Humanos y la igualdad de los
seres humanos, entonces ha llegado la hora de que todas las naciones y los
pueblos hagan de esta tarea una prioridad local, nacional, regional y mundial.

2.2.4. Perfil de la mujer víctima de violencia de pareja

Según Echeburúa (1996), el perfil de las mujeres maltratadas en los centros


asistenciales es el de una mujer con un nivel cultural bajo, con trabajos poco
cualificados y desempleo, dependiente económicamente del marido, con un
escaso apoyo social, con cargas familiares importantes y hacinamiento. Además,
son mujeres que presentan problemas de salud psicológica. A pesar de que cada
mujer maltratada es un caso único, con una personalidad determinada y con un

23
conjunto específico de circunstancias (Alizade y Baranoff, 1998), existen múltiples
factores asociados habitualmente a la permanencia de la mujer con el agresor. a)
Variables sociodemográficas b) Características de personalidad c) Factores
cognitivos y emocionales d) Acceso a lugares de rescate Sin embargo, tras varias
investigaciones, se ha comprobado que, al final, las mujeres que viven situación
de violencia de pareja intentan activamente superar su situación. Una buena parte
de ellas —ya sea al comienzo de los malos tratos o tras años de sufrimiento—
acaban por separarse del agresor o, al menos, buscan alternativas fuera de la
relación.

2.2.5 sistema de referenciación empleado: APA

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