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resistencia a infecciones.
Patricia Cervantes A., Antonio Hernández B., Gomer H. Rivera V, Belisario Domínguez
M. y Carlos Lamothe Zavaleta.
Introducción
La leche aporta cerca del 30% de las proteínas consumidas en los países desarrollados.
Por esta razón, la lactancia ha sido objeto de diversos estudios en el campo de
genética, fisiología y nutrición. En los rebaños lecheros, la selección de animales con
alto nivel productivo, permite que características tales como la salud de las vacas se
reduzca y que algunas enfermedades como la mastitis clínica aumenten. Por ello, un
programa de mejora genética debe centrar su atención no sólo en obtener animales
con alta producción láctea y de calidad composicional óptima, sino también incluir
condiciones de salud del rebaño que favorezcan tanto al bienestar animal como a la
rentabilidad de las empresas. El desarrollo de la biología molecular abrió la posibilidad
de hacer estudios comparativos con modelos animales heterólogos, así como avanzar
en la habilidad de generar vacas lecheras que posean nuevos genes, sin embargo el
costo sustancial asociado a la aplicación de estas tecnologías en términos de tiempo e
implementación todavía se considera alto, ya que el tiempo no incluye el esfuerzo
involucrado en el diseño, ensamblaje y pruebas de la construcción de genes en los
modelos biológicos apropiados que aseguren el éxito de estas tecnologías. Por otro
lado, aún se discute la aplicabilidad de estas tecnologías en la consideración de la salud
de los consumidores y de la inocuidad alimentaria.
Resistencia a enfermedades
Cuando una bacteria logra atravesar el canal del pezón las probabilidades de mastitis
son altas. Pero los animales muestran diferentes grados de susceptibilidad para
enfermarse y en buena parte esa resistencia es determinada genéticamente. Las bases
genéticas de la resistencia a la mastitis no son totalmente conocidas, pero es necesario
hacerse varias preguntas de tipo práctico acerca del impacto económico que tendría
este comportamiento genético (Sordillo y Streicher, 2002).
Según Ovidio et al. (2006), mencionan varias vías que permitirían aumentar la
resistencia a las mastitis:
Mediante estas dos tecnologías las células epiteliales mamarias sintetizarían enzimas
antibacterianas, lo cual permitiría disminuir el uso de antibióticos. Así mismo, señalan
que un tercio del total de antibióticos usados en los animales es para combatir la
mastitis, lo que aumenta el riesgo de resistencia a los antibióticos por parte de las
bacterias. Así que este tipo de biotecnologías por tratarse de la producción de
proteínas, disminuirían los riesgos para el consumidor debido a que, a diferencia de los
antibióticos estas enzimas una vez ingeridas en la leche se degradan durante el
proceso digestivo atenuándose las reacciones alérgicas.
Se caracteriza por ser específica para S aureus, con poca actividad para otras especies
del mismo género, no es tóxica y no afecta las células animales ni las proteínas de la
leche. En 1990 se demostró que una concentración de 10 g de lisostafina son
suficientes para prevenir mastitis en ratas en lactación y que su expresión genética
puede estar orientada a un tejido en particular o a un estado fisiológico por la adición
de sustancias promotoras o reguladoras, por ejemplo, la producción de B-
lactoglobulina que es una proteína que expresa la glándula mamaria (Wall et al, 2005).
Entre los genes, marcadores QTL, SNPs, AFLP y micro-RNAs, diversas fuentes en la
literatura mencionan que existen en la vaca 943 loci involucrados tanto en el
desarrollo de la glándula mamaria, como en rasgos de producción y composición
láctea, así como en la resistencia o suceptibilidad a la mastitis (Schwerin et al, 2003;
Ogorevc et al, 2009).
Un reto para los investigadores, ha sido identificar marcadores para genes de rasgos
cuantitativos (QTL) que controlan la expresión de las variaciones fenotípicas en rasgos
particulares (Ogorevc et al, 2009). Estos marcadores pueden ser de dos tipos:
En varios estudios de QTL los conteos de células somáticas se han utilizados como un
indicador de mastitis, pero no se ha demostrado una relación directa entre el QTL para
CCS y la resistencia y susceptibilidad a la mastitis (Rupp y Boichard, 2003).
Diversos estudios han demostrado que las variaciones genéticas que afectan la
susceptibilidad/resistencia pueden ocurrir tanto en regiones codificantes como no
codificantes. Entre las primeras se encuentran, por ejemplo, los cambios en las
regiones de reconocimiento de los antígenos (ARS), que pueden modificar la afinidad
antígeno-anticuerpo. Entre las mutaciones en regiones no codificantes pueden
mencionarse:
El gen DRB3 tiene un alto polimorfismo principalmente en el exón 2. De este exón, han
sido identificados 121 alelos diferentes, algunos de los cuales han sido asociados con
susceptibilidad a mastitis. La región CMH incluye genes que codifican para proteínas de
superficie celular que participan en la unión de péptidos (por ejemplo, péptidos de
patógenos) y que presentan correctamente a las células del sistema inmunitario para
que una respuesta inmune apropiada de inicio. De esta manera el CMH es un buen
locus candidato cuando se tiene en cuenta la variación en la respuesta inmune o de
resistencia para desafiar a una enfermedad (Detilleux, 2001).
Son varios genes CMH dentro del loci de CMH, estos codifican para subunidades de
moléculas de la superficie celular Clase I y Clase II. Las moléculas de clase II son
heterodímeros compuestos por una subunidad α y una β. El gen DRβ, tiene un número
de diferentes alelos y es uno de los varios genes de CMH.
Los diferentes alelos del gen MHC difieren en la parte activa de la molécula que está
implicada en péptido de unión y la presentación. Una serie de estudios han
demostrado la asociación entre los alelos en el MHC locus DRβ y el conteo de células
somáticas (CCS). Esto sugiere que los alelos DRβ presentes en un individuo pueden
asociarse con las diferencias en la susceptibilidad o resistencia a la mastitis.
Estos hallazgos evidenciaron la utilidad de los alelos del DRB3 bovino como
marcadores de la resistencia/susceptibilidad a mastitis.
Las citoquinas
Numerosos estudios recientes reflejan el progreso durante las últimas dos décadas
para desentrañar el sistema inmune de la glándula mamaria (GM) y su funcionamiento.
En la década de los 80 se prestó considerable atención a la identificación y
caracterización funcional de las poblaciones de leucocitos en la GM mediante análisis
de citometría de flujo utilizando anticuerpos monoclonales desarrollados para
reconocer únicamente la superficie de las moléculas. Desde 1990, esta investigación se
ha ampliado al estudio de las citoquinas y de su potencial papel en la patofisiología y el
control de la mastitis (Rupp y Boichard, 2003; Rainard y Riollet, 2006).
Consideraciones finales
Otros factores estudiados son los hormonales, ya que a través de hormonas de estrés
conocidas como reguladores cruzados de la función inmune (corticosteroides), se
disminuyen el número total, la distribución y la función de los leucocitos en sangre,
descienden las IgM en la secreción láctea e inhiben la producción de citoquinas.
En cuanto al estrés oxidativo muchos autores lo asocian con una rápida diferenciación
del parénquima secretor, el crecimiento intenso de la glándula mamaria y la
instauración de la síntesis y secreción de leche acompañada por una mayor demanda
de energía y un incremento de los requerimientos de oxígeno. Esta demanda de
oxígeno aumenta la producción de reactivos derivados del oxígeno, denominados
colectivamente cómo especies reactivas al oxígeno (ROS). La acumulación de excesivos
ROS puede llevar a la condición denominada de estrés oxidativo que juega un papel
decisivo en la mediación de las respuestas inflamatorias incontroladas y causa daño
tisular (Rainard y Riollet, 2006).
En el uso de los factores genéticos desde hace varias décadas se ha puesto especial
atención a la identificación de los marcadores genéticos e inmunológicos para
utilizarse en la selección basada en una mayor resistencia a la mastitis durante los
periodos de mayor susceptibilidad a la enfermedad. La liberación de la secuencia del
genoma de la vaca posibilitó el descubrimiento de nuevos marcadores y la creación de
mapas de proximidad filogenética con otras especies (sintenia), ha sido importante el
hallazgo reciente de miARN y los mecanismos epigenéticos que se asocian a
resistencia/susceptibilidad de mastitis (Ogorevc et al, 2009).
Literatura consultada:
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Schwerin M, Czernek-Schäfer D, Goldammer T, Kata SR, Womack JE, Pareek R, Pareek
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