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El libro de
MALAQUÍAS

Título
El título se deriva del autor de la profecía, Malaquías. Con esta última obra en
los profetas menores, Dios cierra el canon del AT histórica y proféticamente.

Autor y fecha
Algunos han sugerido que el libro fue escrito de manera anónima, notando que el
nombre, que quiere decir “mi mensajero” o “el mensajero de Jehová”, podría ser un
título en lugar de un nombre propio. Se señala que el nombre no ocurre en ningún
otro lugar en el AT, ni se provee material de contexto alguno del autor. No obstante,
debido a que todos los demás libros proféticos históricamente han identificado a su
autor en el encabezamiento de introducción, esto sugiere que Malaquías fue de
hecho el nombre del último profeta del AT que escribió en Israel. La tradición judía
lo identifica como un miembro de la Gran Sinagoga que recolectó y preservó las
Escrituras.
Mirando únicamente a la evidencia interna, la fecha de la profecía apunta a la
última parte del siglo quinto a.C., con mucha probabilidad durante el regreso de
Nehemías a Persia ca. 433–424 a.C. (cp. Neh. 5:14; 13:6). Los sacrificios estaban
siendo ofrecidos en el segundo templo (1:7–10; 3:8), el cual fue terminado en el 516
a.C. (cp. Esd. 6:13–15). Muchos años habían pasado desde entonces conforme los
sacerdotes se habían vuelto más y más corruptos y estaban satisfechos con su estado
espiritual (1:6–2:9). La referencia de Malaquías a “príncipe” (1:8) habla del tiempo
del dominio persa en Judá cuando Nehemías estaba visitando Persia de nuevo (Neh.
13:6), mientras que su énfasis fue en la ley (4:4) coincide con un enfoque similar
por parte de Esdras y Nehemías (cp. Esd. 7:14, 25, 26; Neh. 8:18). También
compartieron otras preocupaciones, tales como matrimonios con mujeres

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extranjeras (2:11–15; cp. Esd. 9–10; Neh. 13:23–27), retener los diezmos (3:8–10;
cp. Neh. 13:10–14) e injusticia social (3:5; cp. Neh. 5:1–13). Nehemías llegó a
Jerusalén en el 445 a.C. para reconstruir el muro y regresó a Persia en el 433 a.C.
Más tarde regresó a Israel (ca. 424 a.C.) para lidiar con los pecados que Malaquías
describió (Neh. 13:6). Entonces es probable que Malaquías fue escrito durante el
período de la ausencia de Nehemías, casi un siglo después de que Hageo y Zacarías
comenzaron a profetizar. Semejante a Apocalipsis 2, 3 donde Cristo escribe lo que
piensa de las condiciones de las iglesias, aquí Dios escribe a través de Malaquías
para imprimir en Israel sus pensamientos de la nación.

Contexto histórico
Solo cincuenta mil exiliados habían regresado a Judá de Babilonia (538–536
a.C.). El templo había sido reconstruido bajo el liderazgo de Zorobabel (516 a.C.) y
el sistema de sacrificios renovado. Esdras había regresado en el 458 a.C., seguido
por Nehemías en el 445 a.C. Después de estar de regreso en la tierra de Palestina
por solo un siglo, el ritual de la rutina religiosa de los judíos llevó a dureza de
corazón hacia el gran amor de Dios por ellos y a una separación de su ley por parte
tanto del pueblo como de los sacerdotes. Malaquías reprendió y condenó estos
abusos, condenando fuertemente al pueblo y llamándolos al arrepentimiento.
Cuando Nehemías regresó de Persia la segunda vez (ca. 424 a.C.), vigorosamente
los reprendió por estos abusos en el templo y el sacerdocio, por la violación del
reposo en el día de reposo, y por el divorcio ilegal de sus mujeres judías para que se
pudieran casar con mujeres gentiles (cp. Neh. 13).
Conforme más de dos milenios de historia del AT desde Abraham concluyeron,
ninguna de las promesas gloriosas de los pactos abrahámico, davídico y del nuevo
pacto habían sido cumplidas en su sentido definitivo. Aunque habían habido
algunos pocos puntos cumbre en la historia de Israel, p. ej. Josué, David y Josías,

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los judíos al parecer habían perdido toda oportunidad por recibir el favor de Dios
desde menos de cien años después de haber regresado de la cautividad, ya se habían
hundido en una profundidad de pecado que excedía las iniquidades anteriores que
trajeron las deportaciones Asiria y Babilonia. Más allá de esto, el Mesías que se
había estado esperando por mucho tiempo no había llegado y no parecía estar a la
vista.
Entonces, Malaquías escribió la profecía de cierre del AT en la cual él entregó el
mensaje de Dios de juicio sobre Israel por su pecado continuo y la promesa de Dios
de que un día en el futuro, cuando los judíos se arrepintieran, el Mesías sería
revelado y las promesas de pacto de Dios serían cumplidas. Hubo más de
cuatrocientos años de silencio divino, con solo las palabras de Malaquías resonando
condenación a sus oídos, antes que otro profeta llegara con un mensaje de Dios.
Este fue Juan el Bautista predicando: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se
ha acercado” (Mt. 3:2). El Mesías había venido.

Temas históricos y teológicos


Repetidamente el Señor se refirió a su pacto con Israel (cp. 2:4, 5, 8, 10, 14; 3:1),
recordándoles, desde sus palabras de apertura, de su infidelidad a su relación de
amor / matrimonio con ellos (cp. 1:2–5). El amor de Dios por su pueblo inunda el
libro. Al parecer las promesas hechas por los profetas anteriores del Mesías
venidero que traería la liberación final y las bendiciones que durarían toda una
época y el aliento de las promesas recientes (ca. 500 a.C.) de Hageo y Zacarías, solo
habían hecho al pueblo y a sus líderes que estuvieran más determinados en su
satisfacción espiritual. Pensaban que esta relación de amor podía ser mantenida
únicamente por medio del ritual externo, sin importar cómo vivieran. En una
reprensión penetrante tanto de sacerdotes (1:6–2:9) como del pueblo (2:10–16), el
profeta les recuerda que la venida del Señor que estaban buscando (3:1) sería en
juicio para refinar, purificar y limpiar (3:2, 3). El Señor no solo quería conformidad
externa a la ley, sino también una aceptación interna (cp. Mt. 23:23). El profeta

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ataca la corrupción, impiedad y la seguridad falsa al dirigir sus juicios hacia su


hipocresía, infidelidad, compromiso, divorcio, adoración falsa y arrogancia.
Malaquías estableció su profecía en forma de una disputa, empleando el método
de pregunta y respuesta. Las acusaciones del Señor en contra de su pueblo fueron
frecuentemente encontradas por preguntas cínicas por parte del pueblo (1:2, 6, 7;
2:17; 3:7, 8, 13). En otros momentos, el profeta se presentó a sí mismo como el
abogado de Dios en una demanda, presentando preguntas retóricas al pueblo
basadas en su crítica desafiante (1:6, 8, 9; 2:10, 15; 3:2).
Malaquías condenó a los sacerdotes y al pueblo por lo menos en seis áreas de
pecado deliberado: 1) repudiar el amor de Dios (1:2–5); 2) negarse a darle a Dios el
honor que se merece (1:6–2:9); 3) rechazar la fidelidad de Dios (2:10–16); 4)
redefinir la justicia de Dios (2:17–3:6); 5) robar las riquezas de Dios (3:7–12); y 6)
maldecir la gracia de Dios (3:13–15). Hay tres interludios en los que Malaquías
pronunció el juicio de Dios: 1) a los sacerdotes (2:1–9); 2) a la nación (3:1–6); y 3)
al remanente (3:16–4:6).

Retos de interpretación
El significado de Elías siendo enviado “antes que venga el día de Jehová, grande
y terrible” (4:5) ha sido debatido. ¿Fue esto cumplido en Juan el Bautista o es aún
futuro? ¿Reencarnará Elías? Parece mejor ver la profecía de Malaquías como una
referencia a Juan el Bautista y no a un Elías que literalmente regresa. No solo
anunció el ángel que Juan el Bautista iría “delante de él con el espíritu y el poder de
Elías” (Lc. 1:17), sino que Juan el Bautista mismo dijo que él no era Elías (Jn.
1:21). De esta manera Juan fue como Elías, internamente en “espíritu y poder”, y
externamente en áspera independencia e inconformidad. Si los judíos hubieran
recibido al Mesías, entonces él sería el Elías de quien se habló (cp. Mt. 11:14; 17:9–
13); si rechazaban al rey, entonces otro profeta como Elías sería enviado en el
futuro, quizá como uno de los dos testigos (cp. Ap. 11:1–19).
Bosquejo

I. La denuncia de los
pecados de Israel (1:1–
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2:16)
A. Recordatorio del amor
de Dios por Israel
(1:1–5)
B. Reprensión de los
sacerdotes (1:6–2:9)
1. Menosprecio del
altar de Dios (1:6–
14)
2. Menosprecio de la
gloria de Dios
(2:1–3)
3. Menosprecio de la
ley de Dios (2:4–9)
C. Reprensión del pueblo
(2:10–16)
II. La declaración del juicio
de Israel y su bendición
(2:17–4:6)
A. Venida de un
mensajero (2:17–3:5)
B. Reto a arrepentirse
(3:6–12)
C. Crítica por parte de
Israel en contra del
Señor (3:13–15)
D. Consolación al
remanente fiel (3:16–
4:6)

1:1–2:16 En la primera de las dos secciones principales (cp. 2:17–4:6),


Malaquías comunicó el mensaje de Dios en el que denunciaba el pecado que
imperaba en el pueblo de Israel.

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